sábado, 10 de junio de 2017

Qué hacer para que los niños adquieran inquietudes

Beatgriz G. Portalatín, "¿Qué hacer para que tus hijos tengan inquietudes?", en El Mundo, 10-VI-2017:

Los niños de entre cuatro y siete años ven más de dos horas de tele al día. Para adquirir el hábito de la lectura es clave que padres e hijos lean juntos.

"No tengo talentos especiales", decía Albert Einstein, "pero sí soy profundamente curioso". Si algo tenía claro el genio es que, en la vida, "lo importante es no dejar de hacerse preguntas". La curiosidad es algo innato desde que nacemos y nada mejor que la infancia para descubrirla y para fomentar las ganas y la ilusión por hacer cosas, evitando pasarse el día entero sentados delante de una pantalla. Pero ese afán por estar activos se ha de desarrollar principalmente dentro del propio hogar. Por ello, es de gran ayuda que los padres sepan qué pueden leer sus hijos o qué actividades son más positivas para que crezcan en un ambiente favorable a la cultura, receptivos al saber y abiertos al mundo. Que sean ciudadanos responsables y personas con empatía hacia la sociedad en la que les toca vivir. Sin duda, uno de los hábitos más positivos es la lectura, la piedra angular de todo aprendizaje. Tal es así que desde el Ministerio de Educación se quiere dar más peso a esta actividad en el currículo y para ello se estudia aumentar el tiempo dedicado a las leer en el horario escolar. "Leer es sobre todo divertido, nos transporta a infinitos momentos y lugares, nos presenta a personajes de lo más variopinto que nos hacen vivir experiencias, por lo que amplía nuestro mundo y fomenta la empatía, nos abre la mente y nos enseña. Sin darnos cuenta, leyendo adquirimos conocimientos y capacidades que van desde hechos y datos hasta destreza lingüística, expresiva y comunicativa. Además, leer mejora la concentración, la creatividad, la curiosidad y la memoria", asegura a EL MUNDO Mariola Lorente, licenciada en Filosofía e investigadora de la Universidad de Padres. Estar en contacto con libros desde bebés es algo imprescindible, señala. "La experiencia de leer a los hijos un rato cada día es realmente enriquecedora y no tiene por qué terminar cuando ya leen solos. Además de introducir el hábito, es un momento íntimo, compartido y especial, que genera un vínculo muy bonito entre padres e hijos", mantiene esta experta.En España, el 35% de los padres realiza lectura compartida con sus hijos, según recogen los datos del reciente Barómetro CICLIP, realizado por la Asociación Española de Comprensión Lectora. El dato es muy bajo ya que, según señala Rafael Villalón, coordinador del estudio, "hay que dedicar 10 minutos al día a leer de forma compartida, lo que supone tan sólo el 1% del tiempo de los padres". Del mismo modo es aconsejable que "los progenitores visiten con sus hijos bibliotecas y librerías, al menos una vez por semana y sobre todo, que les regalen lectura: el libro debe convertirse en un regalo y no en una obligación".Pero, sin duda, lo más importante para que los niños se familiaricen con la lectura es que lo vean hacer en su propia casa, es decir que vean a sus padres leyendo, incluso se dice que los niños que tienen una biblioteca en casa tendrán un mayor acercamiento y gusto por los libros.Aventuras y risasLas editoriales tienen una gran variedad de títulos infanto-juveniles para que los niños puedan elegir el que más les guste en cada momento. Lo esencial es darle libertad de elección, según la edad y los gustos: "No hay consejos únicos, cada niño es diferente", indica Villalón. Por ejemplo, una opción muy buena para aquellos que están empezando a leer o para los que tienen más recelo a la lectura, son los cómics. Según el Barómetro CICLIP, las temáticas favoritas de los niños son las de aventuras (75%); humor (29%), viajes/naturaleza (28%) y misterio/espionaje (26%). Les siguen las relacionadas con ciencia-ficción (15%), deporte y salud (10%), románticos (6%) y terror (3%).

Las tres fases de la lectura de apoyo

De 0 a seis años. Equiparar la lectura como un juego. Su cerebro es como una esponja, por ello es clave leer con ellos mirando las ilustraciones y analizar las emociones de los personajes, pronunciar las palabras en voz alta para que las repita, etc.

De siete a 12 años. Ayudarles a afianzar las habilidades lectoras que adquieren en el colegio. El hábito se fomenta en casa, por eso es importante no abandonarlos. Si tiene dificultades y no le acompañamos, se frustrará, lo dejará y verá la lectura como algo tedioso.

A partir de los 12. Incorporar la lectura como un hobby. Los niños deben leer lo que les gusta y acorde con su realidad. Los padres pueden asesorar, pero no imponer. Si un adolescente lee, tendrá mayor criterio.

"La literatura infantil y juvenil en España goza en estos momentos de una excelente forma física", asegura Antonio Ávila, director ejecutivo de la Federación de Gremios de Editores de España. Y así lo muestran los datos de 2015 de esta federación. La literatura infantil y juvenil facturó 258,82 millones de euros, lo que supone un 11,5% del total de la facturación del sector editorial; y en cuanto al formato digital, la facturación fue de 6,07 millones de euros (5,3% de la facturación total del sector). "Los padres tienen un gran abanico de calidad para poder elegir lo mejor y lo que más les guste a sus hijos", afirma Ávila.Una buena manera de motivar a los pequeños es llevarles a actividades de ocio compartidas relacionadas con la lectura. Diversión en grupo Acudir a festivales musicales, conciertos y teatros, actividades de cuentacuentos, danza, ballet... Llevarles a las ferias del libro locales de sus ciudades para que vean la cantidad de libros que hay, a los autores firmando; que ellos puedan elegir la actividad que desean hacer... Hay infinidad de actividades en las que los niños pueden disfrutar y aprender a la vez y descubrir un mundo lleno de posibilidades que les abra la mente. "Los niños aprenden el valor de compartir, de divertirse en grupo, conectan con su entorno, con la naturaleza y con la vida real, y no como ocurre con las pantallas, que sólo consiguen aislarles", afirma Lucía Galán, pediatra del Hospital Vithas Medimar Internacional (Alicante) y autora del blog Lucía, mi Pediatra. Pero sin duda, "la mejor forma de motivar a los pequeños hacia estas actividades es simple: llevarlos", asegura Lorente: "Tenemos que acabar con esa falsa idea de que los niños se aburren en esos sitios. No hace falta infantilizar para gustar. De hecho, hay un montón de actividades no propiamente infantiles que pueden practicar: ciencia, poesía, arquitectura, música, fotografía, filosofía para niños...Una sencilla búsqueda en la red nos dará pistas sobre la oferta de nuestra localidad".No hay que olvidar que "todos los niños son curiosos y les encanta aprender. Estas cualidades son un tesoro, y en casa tenemos la oportunidad de alimentarlas de un modo relajado y divertido, sin presiones de notas", añade la investigadora. Del mismo modo, para que los niños se impliquen en estas actividades, es clave que los padres den ejemplo. "Que los vean leer en casa, escuchar música, cantar, bailar o hablar del último libro con el que están. Los niños lo escuchan todo. Si los padres ponemos música, leemos y realizamos actividades culturales, copiarán esos patrones y serán adultos no solamente más cultos sino también más empáticos y emocionales, que es de lo que se trata", explica Lucía Galán.¿Cuántas horas de tele pueden ver?Uno de los temas que más preocupa a los padres es la influencia de la televisión. Pero hoy en día es inevitable que los niños la vean y, además, que les guste, por tanto, ante esta realidad. lo mejor es hacer un uso responsable y sacar lo bueno que la pequeña pantalla puede dar a los niños. "Hoy en día hay una gran cantidad de canales infantiles que los padres pueden elegir según la edad del niño. Lo importante es que el contenido sea adaptado a su edad", asegura Alejandro Perales, asesor técnico de la Asociación de Usuarios de la Comunicación. Esta selección es especialmente vital cuando se trata de programas dirigidos al aprendizaje, indica. Otro consejo que puede ser muy útil para aquellos pequeños que están aprendiendo a leer o a escribir y así fomentar en ellos la comprensión lectora es "activar los subtítulos de los dibujos animados, como se hace habitualmente en algunos países como Finlandia", señala Villalón. La clave es no abusar de la televisión: "Lo ideal es que no la vean más de una hora al día entre semana, y no más de dos o tres horas los sábados y domingos", recomienda Perales. En este sentido, este experto recuerda que la televisión no es la única pantalla a la que están expuestos los niños y que el tiempo dedicado a móviles, tabletas u ordenadores no computa por separado.En niños menores de dos años los pediatras directamente desaconsejan el uso de cualquier tipo de pantalla. "La Asociación Americana de Pediatría recomienda la no exposición a ningún tipo de pantalla hasta los dos años de vida y en los más mayores no más de dos horas al día. En general, cuanto menos mejor", señala Galán, quien subraya que, como padres, es importante "seleccionar los contenidos para que no haya violencia, agresividad o un lenguaje no apto para sus edades".Para ello, es preciso recalcar dos cosas fundamentales que "son todavía una asignatura pendiente", señala Perales. En primer lugar y según explica el experto, sería preciso un etiquetado correcto de los programas que dejase muy claro cuál es la orientación por edad y cuál es el tipo de contenido, como ocurre por ejemplo con los videojuegos, que tienen una calificación por edad y además te dicen qué tipo de contenidos hay. Y, en segundo lugar, respetar los horarios: "Hay ciertos programas dirigidos a niños que se emiten a partir de las 22 horas. Eso es una llamada para que los pequeños vean la tele por la noche, lo que es malo para su salud. Además, así están más expuestos a encontrarse y poder ver contenidos de adultos, por ejemplo al hacer zapping durante los anuncios", recalcan desde la Asociación de Usuarios de la Comunicación.

jueves, 8 de junio de 2017

En ciencias desean más humanidades


Una ingeniera, un arquitecto, un médico y un economista explican el valor de las Humanidades en sus disciplinas y lamentan el aislamiento entre las dos ramas del saber

La mayoría de nosotros no hicimos Filosofía ni tenemos mucho interés por el teatro barroco. Si nos gusta la música, que claro que nos gusta, no es por la asignatura del Bachillerato. ¿Sirvió para algo estudiar a Sócrates y a Baroja a los 16 años? ¿Aprender a leer una partitura? ¿Memorizar el genitivo en BUP? El abandono de las Humanidades en la educación es un asunto sobre el que se discute con frecuencia. Adiós al griego, adiós al latín, menos Historia... ¿Es real ese abandono o no es para tanto? ¿Es inevitable? ¿A qué nos lleva? 

Esas preguntas las suelen contestar admirables catedráticos de Filosofía y académicos de la lengua, deprimidos por la extinción de su cultura. ¿Qué van a decir? Qué desastre todo. Cambiemos ahora el foco: y la gente que ha hecho carreras técnicas y de ciencias, ¿qué dice de la melancolía de las Humanidades?

Van tres preguntas sencillas: ¿se nota para bien cuando un alumno o un colega trae equipaje de letras? ¿Es frecuente encontrar compañeros de éxito que sean básicamente unos ignorantes fuera de su disciplina? Y tercero: si pudieran influir en los planes de estudios, si pudieran decir: «En cuanto a Humanidades, necesitamos que los alumnos sepan esto y puedan hacer aquello»... ¿qué pedirían? Contestan una ingeniera, un arquitecto, un economista y un médico. Y, en resumen, todos están de acuerdo: las Humanidades no son ajenas a su oficio; todos quieren más formación humanística. O mejor.

La respuesta más extensa es la de Eva Navarro, cuya especialidad, explica, está entre la Robótica y las Matemáticas. Dirige grupos de investigación en Manchester y, además, pinta. «Hay un enfoque erróneo, separar a la gente en cajas: en España se dice: 'Soy de Ciencias, y puedo ser un ignorante en todo lo de Letras; soy de Letras y se me perdona ser un ignorante en Ciencias'. Es un error básico. ¡La Ciencia es parte de las Humanidades!». 

«En general, en las ramas de Ingeniería y Tecnología es difícil encontrar a gente con un equipaje de Letras. Tenemos dos graves problemas: primero, se tiende a ser insular (en España, por ejemplo, no se fomenta el trabajo en equipo, como en el Reino Unido) y, segundo, el bajo número de mujeres (en algunas áreas como la computación decrece, ¡y venimos de números muy bajos!)». Y con pocas mujeres, opina Navarro, su disciplina «se brutaliza».

Entonces, al ingeniero que lee algo, lo que sea pero lee, ¿se le nota? Sí. «Es más flexible, generoso y abierto en la forma de trabajar, mucho más creativo y, además, cuida más a la gente de sus equipos: las Humanidades te hacen más inteligente emocionalmente. Y esto lo ves dentro y fuera del trabajo». Un ejemplo: el trabajo fuera del laboratorio, en la clase. «Como docente, las Humanidades me dan generosidad para escuchar a mis alumnos y creatividad para romper formas de enseñar clásicas en el aula».

«Un ingeniero que lee es más flexible y creativo y, además, es generoso y cuida mejor a su equipo»

Y si pudiera influir en los planes de estudios... «Necesito urgentemente que los estudiantes no tengan faltas de ortografía y sean capaces de articular ideas por escrito. Además, y fundamentalmente, hay que animarlos a observar el mundo, a tener un pensamiento crítico, a conocer su historia, a pensar, a escribir, a conocer otras culturas a través de sus idiomas. También pediría que en las ramas de Letras enseñaran más Ciencia y Matemáticas». 

Patxi Mangado, arquitecto, premio FAD y profesor en Navarra y en Yale, está en la misma línea: «La devaluación del conocimiento en Humanidades es un drama. Es inimaginable hacer buena arquitectura sin entender algo de Historia, de política y de cultura. Sin poder articular situaciones complejas».

«Un proyecto de arquitectura es forma, pero, sin sentido, se vuelve formalismo, se banaliza. Todos los proyectos tienen una dimensión ética. Son un modelo de crítica social y propositivo. ¿Cómo vamos a proponer y criticar sin saber leer el mundo que nos rodea? El pasado es eficaz». 
Y ¿no le ocurre que, a veces, se encuentra con alumnos que tienen un talento intuitivo sin tener mucho interés por nada en particular? «Lo de la intuición es un malentendido. No hay intuición posible que no venga del conocimiento. Pueden ser eficaces, no más. A mí me dan pena esos casos, la capacidad perdida...».

Y termina: «De los alumnos espero que tengan sentido crítico. No pido conocimientos concretos. Sólo mentes abiertas con sentido crítico».

«La medicina es, en parte, empatía. ¿Y dónde se aprende más empatía que en la literatura?», dice Francisco Igea

Alguien dirá que los arquitectos siempre han sido diferentes. Pero también está el tópico del médico humanista. Francisco Igea es doctor, especialista en el sistema digestivo y diputado de Ciudadanos en el Congreso. Esta primavera expuso la ponencia del debate de la Ley de la Muerte Digna. «Había una broma que decía que el médico humanista es un peligro, porque habrá que ver de dónde saca el tiempo para leer. Yo pienso lo contrario: si encuentro un médico que no lee, sospecho». 

Porque diagnosticar es como leer al paciente, ¿verdad? «Parte de nuestro trabajo es la empatía, ponernos en el lugar de los otros. ¿Y dónde se aprende más empatía que en la literatura?» Así que Igea pide estudiantes con el hábito de la lectura grabado en su educación, nada más. «La preparación técnica cada vez nos exige más tiempo y los jóvenes se obsesionan con el protocolo. El protocolo, el protocolo... Y yo les digo: '¿Sabes cuál es el protocolo? Haz como si el paciente fuera tu madre'».
Falta el economista. Erik Schiele es alemán, da clases en el Instituto de Empresa y carga con una educación atípica. «Hasta los 18 años me dediqué básicamente a estudiar Latín en el instituto con más tradición de Stuttgart». Lo cuenta como un tesoro. «Me quedó el pensamiento estructurado. Me preparó para enfrentarme a problemas». 

¿Qué pasa cuando llega un alumno en el que se intuye algo diferente? «Tienen una ventaja, algo que los chicos que se han enfocado en el management no pueden tener. Pueden reflexionar mejor ». 
Schiele también diseña los talleres de Ética del IE. «Analizamos qué es lo correcto. Cómo nos metemos en trampas. Qué dilemas nos esperan... Eso es lo que debatimos en clase». Y ahí, explica, las Humanidades también importan.

«¿Que qué pediría? Pido mejor comprensión lectora, mejor habilidad en la redacción, que los alumnos puedan expresar bien un argumento por escrito, apertura mental y sentido crítico». No es tanto.

Sustos, presiones e improvisaciones

FILOSOFÍA.

El último susto por la marginación de las Humanidades lo tuvimos en diciembre pasado, cuando el BOE anunció que la prueba de Bachillerato que este mes sustituirá a la Selectividad no iba a preguntar a los alumnos por sus conocimientos de Filosofía de 1º. La medida, improvisada en medio de grandes presiones de la comunidad educativa, tendrá rectificación. El PP ha anunciado que potenciará la asignatura en la nueva ley que salga del Pacto de Estado por la Educación.

Nicolás Gómez Dávila

No poco del pensamiento reaccionario es absolutamente despreciable, con pocas excepciones; una de ellas es la de Nicolás Gómez Dávila.

He aquí una selección de sus aforismos tomada de Escolios a un texto implícito (Atalanta, 2009):


La originalidad de una obra depende a veces de lo que su autor no sabe hacer. Hay una impotencia creativa.



La inteligencia no aspira a liberarse, sino a someterse. La verdad es el resplandor de la necesidad.



Burguesía es todo conjunto de individuos inconformes con lo que tienen y satisfechos de lo que son.




La sabiduría consiste en resignarse a lo único posible sin proclamarlo lo único necesario.



Ser joven es temer que nos crean estúpidos; madurar es temer serlo.



Cuando cobra total seriedad, la meditación metafísica culmina en relato autobiográfico.



El discípulo no es dueño ni de una solución ni de un problema, sino de un vocabulario. Su función se limita a formular banalidades en el léxico de su maestro.




Que el ser amado sea la tierra de nuestras raíces destrozadas.



El amor ama la inefabilidad del individuo.



El progresista cree que todo se torna pronto obsoleto, salvo sus ideas.



Una vocación genuina lleva al escritor a escribir solo para sí mismo: primero por orgullo, después por humildad.



La literatura que divierte al que la hace aburre al que la lee.




El primer paso de la sabiduría está en admitir, con buen humor, que nuestras ideas no tienen por qué interesar a nadie.



El político tal vez no sea capaz de pensar cualquier estupidez, pero siempre es capaz de decirla.



Madurar no consiste en renunciar a nuestros anhelos, sino en admitir que el mundo no está obligado a colmarlos.



La dialéctica es la simulación de un diálogo dentro de un soliloquio.



Quien tenga curiosidad de medir su estupidez, que cuente el número de cosas que le parecen obvias.




El tema del escritor auténtico son sus problemas; el del espurio, los de sus lectores.

Otros entre algunos de los que más le gustan a Fernando Savater:

"Lo contrario de lo absurdo no es la razón, sino la dicha".

"El bárbaro o totalmente afirma o totalmente venera. La civilización es sonrisa que mezcla discretamente ironía y respeto" 

Según Savater, "entronca con un comentario muy parecido de Isaiah Berlin, quien señaló en oposición al fanatismo del bárbaro que la persona civilizada está dispuesta a luchar e incluso morir por ideas en las que no cree del todo", esto es, la frase atribuida a Voltaire.

Otros más:


Nada más peligroso que resolver problemas transitorios con soluciones permanentes.


La inteligencia no consiste en encontrar soluciones sino en no perder de vista los problemas.


Nunca es demasiado tarde para nada verdaderamente importante.



Cuando se deje de luchar por la posesión de la propiedad privada se luchará por el usufructo de la propiedad colectiva.

Patrocinar al pobre ha sido siempre, en política, el más seguro medio de enriquecerse.

La actitud revolucionaria de la juventud moderna es inequívoca prueba de aptitud para la carrera administrativa.


Las revoluciones son perfectas incubadoras de burócratas.

Demagogia es el vocablo que emplean los demócratas cuando la democracia los asusta.

La política sabia es el arte de vigorizar la sociedad y de debilitar el Estado.

¿La tragedia de la izquierda? -Diagnosticar la enfermedad correctamente, pero agravarla con su terapéutica.

Ayer el progresismo capturaba incautos ofreciéndoles la libertad; hoy le basta ofrecerles la alimentación.


El pueblo no elige a quien lo cura, sino a quien lo droga.

En el Estado moderno las clases con intereses opuestos no son tanto la burguesía y el proletariado como la clase que paga impuestos y la clase que vive de ellos.

Cuando las codicias individuales se agrupan, acostumbramos bautizarlas nobles anhelos populares.

Ante el hombre inteligente que se vuelve marxista sentimos lo mismo que el incrédulo ante la niña bonita que entra al convento.

Las decisiones despóticas del Estado moderno las toma finalmente un burócrata anónimo, subalterno, pusilánime, y probablemente cornudo.

Mientras más grave sean los problemas, mayor es el número de ineptos que la democracia llama a resolverlos.

La salvación social se aproxima cuando cada cual confiesa que solo puede salvarse a sí mismo.

La sociedad se salva cuando sus presuntos salvadores desesperan.

Reformar la sociedad por medio de leyes es el sueño del ciudadano incauto y el preámbulo discreto de toda tiranía.

La ley es forma jurídica de la costumbre o atropello de la libertad.

El auténtico revolucionario se subleva para abolir la sociedad que odia, el revolucionario actual se insurge para heredar una que envidia.

La pasión igualitaria es una perversión del sentido crítico: atrofia de la facultad de distinguir.

Nunca podemos contar con el que no se mira a sí mismo con mirada de entomólogo

No reprobamos el capitalismo porque fomente la desigualdad, sino porque favorece el ascenso de tipos humanos inferiores

Toda idea acaba de prostituta

La urbe moderna no es una ciudad; es una enfermedad

La jerarquías son celestes. En el infierno todos son iguales

Haber estado enamorado basta para refutar todo realismo epistemológico

Sólo la muerte es demócrata

La medida del éxito o el fracaso de la existencia es únicamente interior

Hasta el ateísmo es una definición de Dios

La ciencia se ha revelado capaz de enseñarnos cómo se hacen las cosas, pero incapaz de decirnos lo que debemos hacer.

La mejor crítica de la colonización española son las repúblicas sudamericanas.

Ni la religión se originó en la urgencia de asegurar la solidaridad social, ni las catedrales fueron construidas para fomentar el turismo

Gastamos una vida en comprender lo que un extraño comprende de un vistazo: que somos tan insignificantes como los demás.

Los problemas metafísicos no acosan al hombre para que los resuelva, sino para que los viva.

El hombre es un problema sin solución humana.

La muerte de Dios es opinión interesante, pero que no afecta a Dios.

La fealdad de un objeto es condición previa de su multiplicación industrial.

Toda civilización es un diálogo con la muerte.

Cada día resulta más fácil saber lo que debemos despreciar: lo que el moderno admira y el periodista elogia.

Las extravagancias del arte moderno están enseñándonos a apreciar debidamente las insipideces del arte clásico.

Culpo a este siglo de inventar el pedantismo de la obscenidad.

De los seres que amamos su existencia nos basta.

La verdadera religión es monástica, ascética, autoritaria, jerárquica.

¿Cómo soportar este mundo moderno si no oyéramos ya un lejano rumor de agonía?

Lo que despierta nuestra antipatía es siempre una carencia.

Para el hombre moderno las catástrofes no son enseñanzas, sino insolencias del universo.

Lo que se piensa contra la Iglesia, si no se piensa desde la Iglesia, carece de interés.

Escribir corto, para concluir antes de hastiar.

Para excusar sus atentados contra el mundo, el hombre resolvió que la materia es inerte.

La única cosa de la cual nunca he dudado: la existencia de Dios.

El que habla de su ‘generación’ se confiesa parte de un rebaño.

El mundo moderno no será castigado. Es el castigo.

El imbécil no descubre la radical miseria de nuestra condición sino cuando está enfermo, pobre o viejo.

Serio es lo que los hombres serios creen juego.

Ideario del hombre moderno: comprar el mayor número de objetos; hacer el mayor número de viajes; copular el mayor número de veces.

La sociedad moderna no aventaja a las sociedades pretéritas sino en dos cosas: la vulgaridad y la técnica

No debemos pensar para nuestro tiempo o contra nuestro tiempo, sino fuera de nuestro tiempo

Toda ciencia se nutre de las convicciones que estrangula.

Aducir la belleza de una cosa en su defensa, irrita al alma plebeya.

Tener razón es una razón de más para no lograr ningún éxito.

El tirano no es veleidoso, sino sistemático. El tirano no se desparrama en caprichos, sino se concentra en una idea. El tirano es hombre de principios.

Que ‘rutinario’ sea hoy un insulto comprueba nuestra ignorancia en el arte de vivir.

El tonto se duele de lo que no tiene, el inteligente de lo que posee.

Las revoluciones espantan, pero las campañas electorales asquean.

La religión no se demuestra, se contagia.

La promiscuidad sexual es la propina con la que la sociedad aquieta a sus esclavos.

El tiempo es menos temible porque mata que porque desenmascara.

Cuando hoy nos dicen que alguien carece de personalidad, sabemos que se trata de un ser sencillo, probo, recto.

Sólo las letras antiguas curan la sarna moderna.

La vulgaridad consiste en pretender ser lo que no somos.

Nuestra civilización es un palacio barroco invadido por una muchedumbre greñuda.

Cualquier experiencia compartida termina en simulacro de religión.

Todo necesita justificar su existencia, salvo la obra de arte.

Las reivindicaciones libertarias del ciudadano moderno se limitan a reclamar el derecho de copular sin trabas en el ergástulo donde lo encierran.

A ninguno se nos dificulta amar al prójimo que nos parece inferior. Pero amar al que sabemos superior es otra cosa.

El placer es el relámpago irrisorio del contacto entre el deseo y la nostalgia.

El místico es el único ambicioso serio.

El escritor bien educado trata de ser claro. Pero no achaquemos siempre nuestra ineptitud a su mala educación. Explicar, en vez de aludir, supone desprecio al lector.

El alma crece hacia adentro.

Ningún trabajo deshonra, pero todos degradan.

Cada individuo llama ‘cultura’ la suma de cosas que mira con aburrición respetuosa.

La mayor astucia del mal es su mudanza en dios doméstico y discreto, cuya hogareña presencia reconforta.

Para volverse persona el individuo necesita que exista una norma rígida y, a la vez, que su cumplimiento sea libre. Donde no exista norma rígida el individuo se vuelve masa tan fácilmente como donde su cumplimiento no es libre.

No vale la pena escuchar a quien no pueda prometer un presente eterno.

Clérigos y periodistas han embadurnado de tanto sentimentalismo el vocablo ‘amor’ que su solo eco hiede.

La retórica, la inocencia, la gracia de la juventud, son productos que ciertas sociedades astutas elaboran.

Todo lo superior nos incomoda: la belleza o la bondad, el genio o Dios. 

La noción de ideología es invento ideológico del empeño de humillar lo grande.

La única ejecutoria de nobleza, en nuestro tiempo, es la derrota

Tan sólo entre amigos no hay rangos

Lo ritual es vehículo de lo sagrado. Toda innovación profana.

Gran escritor es el que moja en tinta infernal la pluma que arranca al remo de un arcángel.

De los modernos sucedáneos de la religión probablemente el menos abyecto es el vicio

Los argumentos con que justificamos nuestra conducta suelen ser más estúpidos que nuestra conducta misma.

Es más llevadero ver vivir a los hombres que oírlos opinar

El misterio inquieta menos que la fatua tentativa de excluirlo mediante explicaciones estúpidas.

Frente a tanto intelectual soso, a tanto artista sin talento, a tanto revolucionario estereotipado, un burgués sin pretensiones parece una estatua griega.

La ausencia del hombre es la condición última de la perfección de toda cosa.

La rebelión contra Dios es demente, pero no estulta. Ante un universo impasible, resignación y rebeldía son igualmente necias.

El episodio más patético es el de la indiferencia con que la mera juventud finalmente mira a la vejez más ilustre.

Nadie carece totalmente de cualidades capaces de despertar nuestro respeto, nuestra admiración o nuestra envidia. Quien parezca incapaz de darnos ejemplo ha sido negligentemente observado.

Nada me seduce tanto en el cristianismo, como la maravillosa inocencia de sus doctrinas.

La ausencia de vida contemplativa convierte la vida activa de una sociedad en un tumulto de ratas pestilentes.

En un siglo en el que los medios de publicidad divulgan infinitas tonterías, el ser culto no se define por lo que se sabe sino por lo que se ignora.

Aun cuando no existan recetas infalibles, ni siquiera para fracasar, el propósito de hacer algo excelente, en lugar de pretender tan solo hacer bien lo que hacemos, es sin embargo un abortivo eficaz.

Sólo las educaciones austeras forman almas delicadas y finas.

No es el origen de las religiones, o su causa, lo que requiere explicación, sino la causa y el origen de su oscurecimiento y de su olvido.

Lo eficaz no es denunciar la vileza de lo vil, sino mostrar la nobleza de lo noble.

No hay que esperar nada de nadie, ni desdeñar nada de nadie.

La sabiduría de este siglo se reduce a observar el mundo con la mirada amarga y sucia de un adolescente depravado.

Otras épocas quizá fueron vulgares como la nuestra, pero ninguna tuvo la fabulosa caja de resonancia, el amplificador inexorable, de la industria moderna.

Envejecer es catástrofe del cuerpo que nuestra cobardía convierte en catástrofe del alma.

El futuro próximo traerá probablemente extravagantes catástrofes, pero lo que más seguramente amenaza al mundo no es la violencia de muchedumbres famélicas, sino el hartazgo de masas tediosas.

El rango de nuestro adversario nos sitúa: ser vencedor o vencido es subalterno.

El odio al pasado es síntoma inequívoco de una sociedad que se aplebeya

Todo el mundo se siente superior a lo que hace, porque se cree superior a lo que es. Nadie cree ser lo poco que es en realidad.

El ‘político’ de conciencia más delicada apenas alcanza a ser una puta púdica

La perfección es el punto donde coinciden lo que podemos hacer y lo que queremos hacer con lo que debemos hacer.

¿Cómo no despreciar al pueblo? Basta que se ablanden las normas que nos civilizan, para que el pueblo sometido que gruñe en cada uno de nosotros desencadene sus torvos apetitos.

Ante el esplendor de las civilizaciones el hombre que conoce al hombre siente menos orgullo que sorpresa.

Un solo tipo de sociedad tuvo un contrato social por raíz histórica y por resorte ético: el feudalismo.

El demonio, actualmente, tiene forma geométrica.


Para la defensa de la libertad basta un soldado; la igualdad, para imponerse, necesita un escuadrón de policías.

¿Hoy quién puede creer en las actuales profecías, puesto que somos ese espléndido porvenir de ayer?

El mundo moderno parece invencible. Como los saurios desaparecidos

La sociedad industrial está condenada al progreso forzado a perpetuidad.

Verdadero aristócrata es el que tiene vida interior. Cualquiera que sea su origen, su rango o su fortuna.

Cuando todos quieren ser algo sólo es decente no ser nada.

Recordando las pifias de sus colegas de ayer, los críticos contemporáneos prodigan el incienso, sin advertir que más grave que ignorar a un gran artista es pasmarse ante un mediocre.

El proletariado no detesta en la burguesía sino la dificultad económica de imitarla.

Sólo hemos visto un urbanista genial: el tiempo.

Por mezquina y pobre que sea, toda vida tiene instantes dignos de eternidad.

No hay victoria espiritual que no sea necesario ganar cada día nuevamente.


El mundo moderno no tiene más solución que el juicio final. Que cierren esto


















miércoles, 7 de junio de 2017

El experimento de la cueva de los ladrones y el Efecto Joker

I

La cueva de los ladrones

(Véase también aquí)
  En The Robbers Cave Experiment -Experimento de la cueva de los ladrones- los psicólogos Muzafer Sherif y Carolyn Sherif realizaron un experimento en 1954 dentro del Parque Estatal Cueva de los Ladrones de Oklahoma (EE.UU.) para intentar averiguar las claves del prejuicio en los grupos sociales. Para ello reunieron a veintidós adolescentes varones y los dividieron en dos grupos de once miembros cada uno. Ambos grupos fueron llevados al parque a pasar unos días de campamento en autobús cada uno por un lado y sin saber de la existencia del otro. En una primera fase del experimento cada grupo permaneció aislado del otro y sus integrantes interactuaron en actividades creándose estructuras de jerarquía, roles y vínculos de amistad. Esto sirvió para que hubiera una cohesión grupal, un sentido de pertenencia, solidaridad y camaradería entre los jóvenes que pertenecían al mismo grupo. En la siguiente fase del experimento los organizadores propusieron a ambos grupos actividades deportivas para que se desarrollara una competencia entre ambos grupos. Fue entonces cuando aparecieron las primeras fricciones entre los integrantes de ambos grupos, surgiendo una rivalidad y un rechazo intergrupal con insultos y conductas agresivas incluidas, hasta el punto de que tuvieron que parar las actividades conjuntas. En la tercera fase, y para disminuir esta hostilidad, los psicólogos propusieron tareas comúnes para fomentar la cooperación como la búsqueda de agua o empujar a un coche averiado en la carretera que llevaba al parque. Estas actividades ayudaron a que volviera la calma entre los integrantes de ambos grupos y al final, cuando se acabó el campamento, todos querían volver juntos en el mismo autobús.

A las actividades que realizaron en la última fase se les denominan metas supradesarrolladas, son metas compartidas que requieren un esfuerzo cooperativo para poder lograrse y que anulan las diferencias entre las personas. Según la teoría del conflicto realista de estos psicólogos la resolución de conflictos de forma conjunta favorece la desaparición de los prejuicios entre los miembros de dos grupos.

Algo parecido a esta unión del grupo ante la resolución de una tarea común es el efecto del enemigo común: establecer -o incluso crear- un enemigo común para conseguir la unión del grupo, diluyendo los problemas internos. Tenemos claros ejemplos de este efecto en la propaganda antisemita de Hitler o la lucha contra el cambio climático, en política es un recurso muy socorrido.

II

Efecto Joker: tendemos a unirnos contra un enemigo común

Como miembros de una sociedad necesitamos compartir nuestros recursos para sobrevivir. Por eso hablamos de “bienes públicos” de los que todos nos podemos beneficiar y que normalmente se financian con los aportes que hacemos en nuestros impuestos.

Sin embargo, no todas las personas tienen la misma disposición a entregar parte de sus pertenencias para apoyar al bien común. Existe un experimento que ayuda a demostrar esto. El juego de los bienes públicos (Public goods game) está diseñado para conocer qué tanto aportan las personas al bien común. Consiste en reunir a un grupo de participantes (simulando una sociedad o comunidad) y entregando a cada uno un número determinado de fichas. Posteriormente se le pide a cada uno que entregue voluntariamente cualquier cantidad de sus fichas a un fondo común. A diferencia de nuestros impuestos, el aporte en el juego es voluntario, porque se quiere medir la disposición o voluntad de una persona a ofrecer sus recursos, independientemente de cuánto podría dar si se le obligara.

Los investigadores multiplican lo recolectado en el fondo común por un valor determinado, con lo que se simulan una especie de “intereses”. Al final, el fondo común y sus intereses se regresan, en partes iguales, a todos los participantes.

Con las reglas así expuestas, está claro que lo ideal sería que todos los participantes entregaran parte de sus fichas, teniendo en cuenta que, gracias a los intereses, recibirían más al final. Pero el resultado ideal solo es posible si TODOS aportan al fondo común de forma voluntaria.

¿Puedes adivinar cuál suele ser el comportamiento de los participantes en este experimento?

Lo más común es que pocos participantes donen sus fichas al fondo común. La mayoría prefiere no entregar nada (Chen et al., 2016).

En ese caso, el resultado es que las personas que no aportaron, reciben unas ganancias del fondo común (se reparte de forma equitativa entre todos). Pero las personas “generosas” que sí decidieron aportar sus fichas, van a recibir menos de lo que entregaron, ya que los intereses no son suficientes para cubrir a las personas “Oportunistas” (freeriders) que no dieron nada.

¿Te resulta familiar?

En la medida que se juegan varias rondas, el bien común tiende a desaparecer, y solo quedan las fichas individuales que cada uno haya acumulado.

Entra el Joker

El Joker o Guasón es un rol que, como en las películas y cómics de Batman, se encarga de introducir caos en el juego de los bienes públicos.

Recordemos que el Joker es un “agente libre”, no responde ante nadie y suele dedicar sus esfuerzos a eliminar a Batman o poner en peligro a Ciudad Gótica. Además, el Joker es diferente a otros villanos porque no le interesa hacerse rico ni dominar al mundo; es como si el crimen en sí le diera suficiente satisfacción al personaje.

En el experimento que mencioné antes, el Joker es un personaje que infringe daño en los bienes públicos, pero no recibe ninguna ganancia al final de la ronda. Esto lo diferencia de los “Oportunistas”, que no aportan al bien común (generando un daño), pero sí reciben ganancias al final.

Juntos contra un enemigo común

Arenas, Camacho, Cuesta y Requejo (2011) propusieron que el Joker podría, paradójicamente, beneficiar los bienes comunes. Diseñaron un modelo matemático que simula infinidad de escenarios en los que se desarrolla el juego de los bienes públicos, y encontraron que incluir al Joker obliga a los demás participantes a crear alianzas en contra del enemigo común.

Entonces, se observan “estallidos” de solidaridad en los que todos los participantes aportan al fondo común y, como el Joker no recibe dividendos del bien público, esto resulta en ganancias para los otros participantes. De esta forma, tanto “Oportunistas” como “Generosos” terminan beneficiados gracias a su coalición. Finalmente, el bien común se preserva, a pesar de los esfuerzos del Joker por destruirlo (algo que no pasa cuando solo hay “Oportunistas” gastando el bien común hasta que se agota).

Es posible que hayas intuido similitudes entre este experimento con la sociedad de la que haces parte. Solemos criticar a esas personas que dañan nuestros bienes comunes, y rechazamos a esos “Oportunistas” que aprovechan los beneficios del estado sin hacer ningún aporte evidente. En las noticias escuchamos sobre evasión de impuestos, desfalcos y corrupción; formas de quedarnos con nuestras propias “fichas” en vez de compartirlas responsablemente. Esbozando una comparación con el experimento de los bienes públicos, podríamos decir que estamos agotando progresivamente nuestro fondo común.

¿Será que necesitamos de un enemigo común para darnos cuenta que necesitamos aliarnos y trabajar juntos? ¿Qué nos impide ser más solidarios para aprovechar todos el bien común? ¿Por qué tenemos que esperar a las situaciones extremas, difíciles y adversas para unirnos como sociedad?

Albert Boadella, La calumnia catalana

Albert Boadella, "La calumnia catalana", El Mundo, 6-VI-2017:

El genial dramaturgo catalán nos muestra cómo un aria de Rossini es el mejor retrato de la tragedia que afronta su tierra, donde 'una pandilla de rufianes'... ha hecho que la 'vil semilla fratricida' haya dado sus frutos

Cómo la esencia del 'problema catalán' es un 'venticello' que aturde las cabezas de la gente y 'produce una explosión como un disparo de cañón'...

Dos ciudadanos españoles que no han vivido en Cataluña durante los últimos decenios se preguntan a menudo, no sin cierta consternación, cómo se ha podido llegar hasta la situación actual. A quienes se manifiestan tan consternados les recomendaría una obra lírica muy concreta con el fin de acercarse a la esencia del llamado problema catalán. Se trata del aria La calumnia de El barbero de Sevilla. Me explico. A veces el arte tiene la prodigiosa capacidad de sintetizar aquellas cosas que a primera vista parecen harto intrincadas. Prestando atención a la espléndida aria de Rossini se puede dilucidar de forma sencilla y diáfana la génesis de lo que ha provocado la situación que vive hoy Cataluña. Mediante su gran belleza musical, el aria contiene una letra que es una deliciosa imagen del acto vil que relata y cuya descripción parece hecha a la medida del tema que nos ocupa: "La calumnia e un venticello"... (Traduzco la continuación). Un aura gentil que imperceptible, sutil, ligeramente, dulcemente comienza a susurrar. A ras de tierra va corriendo. Va zumbando. En las orejas de la gente se introduce hábilmente y las cabezas y cerebros hace aturdir y hace hinchar. El alboroto va creciendo. Toma fuerza poco a poco. Vuela ya de un lugar a otro. Parece un trueno, una tempestad. Al final se desborda y estalla. Se propaga y se redobla y produce una explosión como un disparo de cañón. Un terremoto. Un temporal. Un tumulto general...". Pues así de sencillo. El núcleo del "temporal" catalán gravita sobre una simple calumnia. Una calumnia urdida hace más de un siglo pero cuya propagación acaba derivando en múltiples facetas culturales, políticas y sociales, que encubren la inconfesable raíz del asunto. Desde el inicio se adornó con una pátina cultural a la que posteriormente se sumó la política cismática. Hoy debemos admitir que la vil semilla fratricida ha dado su fruto. Para una mayoría de catalanes, España es ahora el enemigo a batir. Hay muchos catalanes que además de apuntarse a la leyenda negra anglosajona consideran España como una nación opresora que ha venido saboteando desde tiempos inmemoriales los intereses de Cataluña. Una rémora que impide su evolución. Una sociedad atrasada que les ha metido en dictaduras y monarquías degradadas y despóticas. Una España integrada por una ciudadanía poco aficionada al trabajo, la cual después de aprovecharse de la economía y el progreso de los catalanes siente una inquina especial hacia las supuestas diferencias étnicas. Y así una larga lista de agravios perdidos entre la nebulosa de los siglos, cuya base real es un escarnio a la inteligencia. Un embuste burdo que no resiste el más mínimo rigor histórico.

Consideran España como una nación opresora que ha saboteado los intereses de Cataluña
Sin embargo, una calumnia es algo más que un simple embuste. El embuste forma parte de un impulso o estrategia primaria. La calumnia es ya la introducción de la sofisticada perversidad humana. Se remueve entre argumentos equívocos destinados a confundir. Una calumnia está elaborada para dañar la reputación del calumniado en función de intereses inconfesables aunque siempre muy precisos. La creación de un enemigo ficticio requiere de este proceso. El enemigo común es la pieza imprescindible del nacionalismo y ello no es posible sin la inducción de un ánimo paranoico en la masa. La fuerte unión de un colectivo humano impulsado por esta dinámica perversa resulta relativamente simple bajo un adversario claramente perfilado. La historia está plagada de innumerables ejemplos mayoritariamente trágicos. Sin embargo, también hay que saber alentar con retorcida astucia la evolución del "venticello" para llegar hasta el "temporal".Para ello los promotores cuentan con la enorme rentabilidad que proporciona incitar los bajos sentimientos latentes en los colectivos humanos. A esta forma de proceder también la podemos llamar populismo o simple demostración amoral de una pandilla de rufianes y una masa de insensatos. En Cataluña sólo se trata de venderlo como nobles sentimientos de arraigo del pueblo. Cuentan además con un detalle esencial que facilita en gran parte la estrategia difamatoria. Una parte significativa de este pueblo habla una lengua distinta del enemigo común, aunque no tan distinta para que el ciudadano llegado de otro territorio pueda apuntarse con interesada rapidez a la furia del converso.


Desde una óptica social, política y cultural, la Cataluña de hoy se ha articulado alrededor de una calumnia alentada y difundida desde finales del siglo XIX. Lo anterior pertenece a otro género de zarandeos históricos. En nuestro siglo su arrolladora expansión a través de la educación y los medios (cito de nuevo el aria) se ha introducido en las orejas de la gente: "...En las orejas de la gente se introduce hábilmente y las cabezas y cerebros hace aturdir y hace hinchar...". No obstante, sus consecuencias, en este sentido, son visibles y manifiestas para todos los españoles. Las acciones públicas de los dirigentes catalanes siempre llevan retranca. No transmiten nunca limpiamente honestidad, lealtad o simple sentido común. Cualquiera de sus pretendidas aspiraciones, incluso las que podrían parecer legítimas, rezuman una sensación innoble. Un tufo a chantaje, insolidaridad, ridícula petulancia o incluso xenofobia. Eso sucede porque la raíz de cualquier acción humana condiciona de forma determinante la decencia del proceso y la propia dignidad del resultado. Hagan lo que hagan, la raíz de la calumnia pesa irreversiblemente sobre el nacionalismo catalán e incluso sobre el taimado catalanismo. Me atrevo a decir que alguna vez ha gravitado sobre muchos de nosotros incluyendo en ello relevantes figuras del arte, la ciencia y la cultura de aquella región. Es una epidemia muy contaminante. Después de largos años viviendo en la inopia, ahora son muchos los españoles que constatan la existencia de un problema real en Cataluña y se preguntan por sus posibles soluciones. Incitan al Gobierno de la nación a que acepte la realidad de una Cataluña sulfurada y negocie con ellos para encontrar una salida. Aquí viene a cuento el final del aria rossiniana: "...Y el infeliz calumniado, envilecido, aplastado, bajo el público azote podrá considerarse afortunado si sobrevive". Yo me pregunto: ¿La España cornuda y apaleada tendrá fuerza moral para sobrevivir como nación unida? ¿Sobrevivirá la España constitucional a esta enfermedad disgregadora manteniendo la totalidad de sus hectáreas?El Gobierno se encuentra en una disyuntiva moral muy espinosa. Es obvio que hasta el momento no ha sabido acotar el grosero desafío. El tiempo corre en su contra y a favor de los desalmados con sus enardecidas masas de irresponsables. De tal forma que a estas alturas ya sólo quedan dos salidas. Ni terceras vías ni sandeces. La salida moral o la del enjuague político. Actuar ignorando la existencia del problema, manteniendo así impoluta la dignidad del Estado de derecho, o conceder patente de verdad a un "temporal" cuyo epicentro gira alrededor de la vileza que subyace en una calumnia. Compadezco a quien tiene que tomar la decisión aunque personalmente, conociendo como conozco tan profundamente el percal de la tribu, por mi parte lo tengo muy claro.

martes, 6 de junio de 2017

Mitología y superstición manchega

Hay unos blogs bastante interesantes consagrados a supersticiones antiguas de La Mancha:

1. Este es el primero.

2. Este es el segundo.

3. Este es el tercero.

Contienen algunos trabajos de campo interesantes y documentaciones sin referencias claras sobre la estantigua, los duendes martinicos y motilones, Maraúña o Mariuña, especie de deidad acuática, nereida o ninfa maligna de las aguas, moras, pejigueras, marimantas, peregrinos, remolinos, saetones o setones, trocanta, zarramaca, etc., etc., etc. 

El mayor compilador, del que veo beben muchos, creo yo es Carlos Villar Esparza, porque repiten muchos textos suyos aparecidos en la Revista de Folklore.

Félix de Azúa y la igualdad

"En España se puede pasar la ESO con suspensos. Establecer diferencias entre buenos y malos estudiantes sería reaccionario. Solo en el deporte, religión oficial (muy retrógrada) de la democracia de masas, se permite aún la desigualdad". Félix de Azúa, hoy.

El texto entero es este:

Casi toda la vida moderna se ha construido sobre tres quimeras: las de la libertad, la igualdad y la fraternidad humanas, propuestas por los alucinados franceses de 1791 y aceptadas como las Tablas de la Ley. Cualquiera que se oponga a una de ellas será lapidado, de modo que se las combate con disimulo. Por supuesto, los comunistas y los fascistas odian la libertad. Usan la palabra, pero para destruirla. La fraternidad me parece a mí que nunca ha tenido la menor relevancia sobre sociedad alguna. La igualdad, en cambio, presenta una carrera avasalladora. Es el único principio de la modernidad que ha funcionado a la perfección y en todos los terrenos.

Los efectos del monopolio de la igualdad han sido como los que traen fenómenos físicos de gran envergadura. Los terremotos, tifones, volcanes, cambios climáticos, producen escasas variaciones comparadas con las mutaciones que ha traído la igualdad. La igualdad se ha aplicado a todos y cada uno de los espacios sociales, incluidos aquellos en los que carece de sentido. Así, por ejemplo, en España se puede pasar la ESO con suspensos. Establecer diferencias entre buenos y malos estudiantes sería reaccionario. Solo en el deporte, religión oficial (muy retrógrada) de la democracia de masas, se permite aún la desigualdad.

Hacía mucho que no pisaba Londres. Quizás 20 años. Es asombroso ver en qué se ha convertido el centro histórico, Trafalgar, Soho, Covent Garden, Picadilly… Las masas lo han devorado como termitas. Aún peor, Oxford St., una de las avenidas más soberbias de Europa, es ahora un zoco peatonal y populachero. Así será la Gran Vía de Carmena si vence el mandato igualitario. ¡Qué curioso destino! La igualdad es el Atila de las ciudades imperiales.

Crítica de Manuel Jabois a "Déjame salir"

Manuel Jabois, "Votar a Obama", en El País, 31 de mayo de 2017:

La película ‘Déjame salir’ refleja con exactitud el fenómeno de las buenas intenciones de la clase blanca, heterosexual y dominante sobre las demás.

Déjame salir es la clase de película que tenía ganas de ver desde hace tiempo. Va de un negro invitado a una fiesta de blancos: tal acontecimiento no lo explica mejor el periodismo ni la ficción, sino el género fantástico. Sólo desde ese prisma puede entenderse una película de miedo en la que el mayor momento de terror se produce cuando un hombre blanco y progresista dice que hubiera votado a Obama para un tercer mandato.

Por supuesto no mentía: lo hubiera hecho. También los invitados a su fiesta: matrimonios blancos y ricos, tolerantes, acogedores. Todos despliegan en la conversación con el protagonista un racismo casi clínico, resultado no de la hostilidad hacia el diferente sino de la amabilidad con él, su integración. O sea, el reconocimiento de que está excluido.

Se trata del racismo involuntario de quien cree que el negro se va a sentir mejor hablando de cosas de negros: una forma exótica de cortesía. Con tal voluntad de hacer que se sienta cómodo que, cuando un hombre le dice que se dedica al golf, añade que conoce a Tiger Woods. Por un momento parece que va a preguntarle si él también lo conoce, como aquel personaje de Aquí no hay quien viva que, enterado de que su vecino es homosexual, le dice: “Entonces tienes que conocer a mi sobrino, que también vive en Madrid”.

Esa escena de la película refleja con exactitud el fenómeno de las buenas intenciones de la clase blanca, heterosexual y dominante sobre las demás. Cuando en el afán de que una transexual se sienta a gusto se hace girar la conversación sobre su sexo entre proclamas de libertad y tolerancia, como si en lugar de un amigo se le estuviese presentando un terapeuta. Casos especialmente graves en el periodismo, cuando parece imposible desligar el mérito del entrevistado de su raza, sexo o religión si estas condiciones son minoritarias.

Con una actriz, científica, escritora y etcétera pierde el entrevistador —yo también— dos o tres preguntas sobre algo tan insólito como el haber nacido mujer; preguntas —las mías también— a menudo bienintencionadas y paternalistas que tienen por objetivo trasladarle solidaridad sin reparar en lo ridículo, y machista, que resulta cuando nadie la ha pedido. Y así con negros, lesbianas o inmigrantes a los que con frecuencia su condición eclipsa su trabajo sin saber si les apetece hacer causa en ese momento.

El protagonista de Déjame salir lo comprueba en una fiesta de final insólito. Miren la película. Lo que hacen con él es lo que parece que vamos a hacer nosotros cuando en lugar de una persona parece que nos han presentado un prototipo.

El instituto de Valladolid que supera a Singapur en el informe PISA

Olga R. Sanmartín, "El instituto de Valladolid que supera a Singapur en el Informe PISA", en El País,  10 mayo de 2017:

Así funciona el centro educativo más demandado de Castilla y León, la autonomía que saca mejores notas en la prueba de la OCDE

El Instituto Núñez de Arce es un centro educativo de los de antes. Masificado, con profesores duros y padres poco dados a participar en una huelga de deberes. Sin moderneces. No tienen pizarras digitales, ni programa de excelencia, ni bilingüismo. Los alumnos de 15 años son conscientes de las ventajas pedagógicas de escribir a mano; saben lo que es un hemistiquio, un sexteto isométrico agudo o una censura y diferencian perfectamente entre mediatrices y medianas.

No aplican ninguna pedagogía de las supuestamente innovadoras, tienen exámenes y utilizan sin sentirse culpables los libros de texto. Los profesores se encogen de hombros cuando les preguntan por qué en el informe PISA han quedado muy por encima de la media de Singapur, Corea del Sur o Finlandia y, por supuesto, a años luz de los resultados españoles. Se ríen con modestia. Y responden que se limitan a hacer «lo que se ha hecho toda la vida». Pero observando desde fuera lo que ocurre en el día a día de una clase, la de 4ºC de la ESO (alumnos de 15 y 16 años), aparecen matices que dicen mucho. Por ejemplo, el diccionario de la RAE puesto encima de la mesa de cada profesor, a modo de declaración de principios, o el dominio escénico y la seguridad en sí mismos que muestran los docentes.

Los profesores son, de hecho, la principal razón de su éxito. Forman una plantilla más estable y cualificada de lo normal, muy interesada en seguir aprendiendo, que se junta por las tardes a hacer grupos de trabajo aunque no cuente para los sexenios y que habla sin complejos de la importancia de exigir, de evaluar y de impartir conocimientos concretos. Seguro que influyen también los 20 minutos que cada día dedican a leer en clase los alumnos de 1º y 2º de la ESO, una idea que ahora les ha copiado el Gobierno central. 

Estas señas de identidad, unidas al alto nivel de implicación de las familias, hacen que este instituto de 98 profesores para 1.238 alumnos con siete líneas en Bachillerato y cinco en la ESO alcance una tasa de graduación del 90% y se haya convertido en el más demandado de Castilla y León, que es la región con mejores resultados en PISA:

8.30-9.20 h. LENGUA Y LITERATURA

La profesora Luisa Armenta inicia la clase analizando varios versos de Rubén Darío siguiendo el esquema clásico de comentario de texto. Que si la métrica, que si las figuras retóricas, que si el contexto histórico... La clase es muy densa, con muchísima información teórica, pero la maestra va conduciendo a sus alumnos a la manera socrática, haciéndoles preguntas e introduciéndoles en el poeta modernista con términos sensoriales y sugerentes. Se nota que le gusta lo que hace, que vive lo que explica. Nada queda fuera de su control y a la vez todo es fluido. Engancha a sus alumnos, prácticamente los hipnotiza. Recita al poeta con deleite, saboreando las palabras. Lo haría muy bien en una charla TED. «Yo creo que a los chavales hay que exigirles y hay que darles una información seria. Hoy puedo hacer esto con ellos porque ya se sabían la lección. Las claves son una sólida formación del profesorado e ir a lo que se tiene que dar en la materia», resume. «Aquí los docentes estamos muy preparados y esa solidez de contenidos se transmite en las clases. Disfruto mucho con mi trabajo y no he dejado de formarme desde que terminé la universidad».

9.25-10.15 h. FÍSICA Y QUÍMICA

Susana Rubio pone a sus alumnos un vídeo de la BBC en el que se explica la caída libre con el experimento de la pelota y la pluma que se dejan caer, primero en condiciones normales y después en una cámara sin aire. El vídeo es en inglés sin subtítulos, pero ella les va traduciendo. Después reparte una hoja con problemas en los que hay que averiguar el tiempo que se tarda en llegar a una calle de Londres utilizando distintos medios de transporte público. Para ello sigue las mismas fórmulas que emplea Google Maps. En el Núñez de Arce utilizan con frecuencia ejemplos de la vida real, algo que también hace la OCDE cuando evalúa en PISA. Rubio guarda las distancias con los alumnos. Como la profesora de Lengua, trata a los chicos de usted. Nadie la interrumpe.

10.20-11.10 h. GEOGRAFÍA E HISTORIA

Toca examen y los propios alumnos, sin que nadie les haya dicho nada, han movido las mesas para estar separados unos de otros. La profesora Ana Manso, que también es la coordinadora de Convivencia, les pide que relacionen por escrito la Primera y la Segunda Revolución Industrial y pongan ejemplos. Los alumnos aprovechan el tiempo del recreo para terminar el control, que supone el 30% de las pruebas escritas de la evaluación, que, a su vez, significan el 60% de la nota final. El 40% restante procede de los ejercicios y de lo que preguntan en clase. Ana Manso muestra su cuaderno de evaluación, que es todo un sudoku de positivos, negativos, notas con decimales y anotaciones al margen.

«Hay que evaluarles, porque es la forma de forzarles a estudiar. Se necesita trabajo detrás, y ese trabajo lo consigues intentando que lo que explicas tenga interés. Yo tardo 20 minutos en corregir el examen de cada alumno, son cuatro o cinco folios por persona. Pero ninguno deja la prueba en blanco y el 90% titula con nivel alto», señala. 

¿Por qué son tan buenos estos chicos? «La mayor parte de los padres son profesionales; muchos tienen estudios universitarios y el interés por la educación en las familias es alto. Los estudiantes han asumido que tienen que estar atentos en clase porque desde el primer día en que llegaron al instituto se les dejó claro. Tienen que aprovechar las clases al máximo y valoran mucho el estar en el aula porque, si no, lo tienen que estudiar por su cuenta». Ana Manso intenta enseñar a sus alumnos «a pensar por sí mismos» y a «relacionar conceptos». Parte de una «base teórica sólida» –«Para que puedan aprender, tienen que hacerlo con unos contenidos concretos; si no, aprenden en el vacío»– y a partir de ahí trabaja en casos específicos con mapas y esquemas. «Las pizarras de toda la vida siguen siendo lo más útil y es importante el ritmo que adquieren los alumnos escribiendo a mano. Hay un proyector, pero no hacemos uso de las pizarras digitales. Si les llega una avalancha de imágenes, se terminan saturando y no atienden».

Esta profesora lleva casi una década en el Núñez de Arce, que tiene un 85% de la plantilla formada por funcionarios de carrera. «Es muy importante la estabilidad del profesorado porque permite planificar a largo plazo lo que vamos a hacer. Lo que yo doy en mi clase lo dan también mis dos compañeros de departamento. Llevamos juntos nueve años y tenemos perfectamente delimitado lo que tiene que conocer un alumno a los 12, a los 13, a los 14 y a los 15 años».

Ana Manso no ha dejado de formarse desde que aprobó la oposición. «He trabajado muchos años elaborando unidades didácticas y también he dado cursos sobre cómo irrumpir en el aula y tratar los conflictos. Hay que saber cómo mantener siempre la calma porque un profesor que se pone nervioso lo tiene todo perdido», afirma. Días después, facilitará al periódico los resultados del examen: cuatro alumnos han suspendido; tres han sacado entre un 5 y un 6,5; 12 han estado entre el 6,6 y el 8,5, y cuatro han obtenido entre un 8,6 y un 9,4.

11.35-12.25 h. MATEMÁTICAS

Margarita, que lleva en el instituto desde 2010, imparte hoy una lección de Geometría. Explica las diferencias entre medianas y mediatrices, entre el circuncentro y la bisectriz. Les hace muchas preguntas para mantener su atención y se muestra muy segura de sí misma. Joaquín Fartos, el director del centro, explica que le dan mucha importancia a las materias instrumentales (Lengua, Matemáticas y Ciencias) y a los idiomas, que son las áreas que tienen los departamentos más grandes. La oferta de optativas es reducida.

¿Qué opinan de todo esto los alumnos? «Hay profesores muy buenos que son muy exigentes, pero me parece muy bien que nos exijan, prefiero que lo hagan porque es la forma de sacar buenos resultados», responde Eva, de 15 años. «En comparación con otros institutos, salimos muy bien preparados con la Selectividad, pero, cuando el profesor es demasiado estricto, existe el riesgo de que cojamos manía a la asignatura», añade Carmen, de 16 años. «Eso de que estudiar no cuesta esfuerzo es mentira. Incluso el deportista de elite tiene mucho que entrenar para llegar a donde llega. Nosotros no podemos permitirnos regalar un título de Bachillerato y que a los tres meses el chico abandone la carrera porque no puede con ella», apunta Fartos. La queja más repetida por los padres de este instituto es que a sus hijos les cuesta sacar buenas notas para entrar, por ejemplo, en Medicina. A cambio, están más preparados. «Es más cómodo ser benevolente, pero nosotros hacemos lo que debemos, somos leales a las familias», insiste el director.

12.30-13.20 h. INGLÉS / FRANCÉS

Cuando llega la hora de los idiomas, el aula se desdobla entre los que estudian Inglés y Francés, quedando dos grupos reducidos. El de Francés, que está a punto de irse unos días de intercambio a un liceo del sur de Nîmes, estudia con YouTube. El profesor, Juan Supiot, que lleva un blog con las clases, les pone un vídeo de una chica que cuenta cómo es su vida en Burkina Faso. A partir de ahí inician una conversación en francés. El docente les corrige con frecuencia y los alumnos se esfuerzan en hacerlo bien. La lección es muy dinámica, se va pasando de unos temas a otros con mucha fluidez y todo el mundo participa. Con frecuencia recurren a la Wikipedia.

13.25-14.15 h. EDUCACIÓN FÍSICA

La clase de Educación Física la dirige una alumna. Cronómetro en mano, Ángela va indicándoles a sus compañeros el número de vueltas y flexiones que tienen que dar. Se la ve decidida. El profesor Francisco Ortiz explica que es un componente del aprendizaje. Como parte teórica de la asignatura, les ha mandado que elaboren una tesina con un programa de calentamiento y dirigir la clase es la forma que tienen de exponerla. Cada día le toca el turno a uno. El método no es nuevo, pero convertir a los estudiantes en docentes sirve para reforzar su autonomía.

LOS RASGOS DEL CENTRO

Profesores bien formados
Plantllas estables
Familias implicadas
Exigencias
Pocas moderneces
Aprendizaje de conocimientos concretos
Refuerzo de la Lengua, las Matemáticas y las Ciencias
Uso de ejemplos de la vida real
Evaluaciones
20 minutos de lectura diaria en clase

sábado, 3 de junio de 2017

Palabras creadas por error

Poco después de la publicación del tuit, covfefe fue incluido en Urban Dictionary, web que recopila la jerga popular angloparlante. El blog oficial del diccionario Oxford publicó una entrada explicando que, aunque seguían "intentando elaborar una deficinición adecuada" para covfefe, muchas palabras de las que habían llegado a su diccionario lo habían hecho por errores como este. "En España también ocurre", explica por teléfono a Verne Juan Romeu, lingüista y editor en la Real Academia Española. "Hay palabras que, por un fallo de pronunciación o escritura, empiezan a utilizarse deformadas y acaban imponiéndose por presión social". 

En su libro Lo que el español esconde: todo lo que no sabes que estás diciendo cuando hablas, Romeu habla de algunos de esos covfefes españoles que se utilizan de forma común y son fruto de errores tipográficos o de pronunciación. Ha seleccionado algunos para Verne:

Zenit

Tal y como explica su entrada en la RAE, esta palabra se ha acabado imponiendo por una confunsión entre dos letras. Es una forma errónea de Zemt, en la que la "m" acabó siento interpretada como "ni".

Cerrojo

El caso de cerrojo es lo que se conoce como etimología popular, una palabra que ha cambiado su forma para parecerse a su significado. Lo correcto era verrojo (todavía en la RAE) pero, como sirve para cerrar, acabó utilizándose como cerrojo. Lo mismo ocurre con las muy populares mondarina (que viene de mandarina y monda) o esparatrapo (de esparadrapo y trapo), aunque éstas no aparecen en el diccionario.

Pizarra

Según el lingüista Joan Corominas, la palabra pizarra proviene del vasco lapizarra. Al pasar al español se confundió el "la" inicial de la palabra con el artículo "la", quedando como "la pizarra" cuando lo correcto hubiera sido "la lapizarra". Ocurre lo mismo con "atril", que originalmente era "latril", y con el vulgarismo incluido en la RAE "andalias", que proviene de sandalias. 

Moratón

Mucha gente duda sobre cuál es la forma correcta de llamar a un cardenal en la piel, si moratón o moretón. La correcta es moretón pero, al igual que ocurre con cerrojo, el parecido con la palabra morado ha hecho que se popularice la forma moratón, que también aparece en el diccionario.

Pokémon

Las reglas de acentuación en español dicen que las palabras llanas llevan tilde si no acaban en "n" ni "s". ¿Por qué entonces ponemos una tilde a pokémon y hacemos el plural como pokémones? Por una mala interpretación de una tilde inglesa. Aunque en inglés es raro ver una tilde, se utilizan para saber que la letra "e" se pronuncia. Por ejemplo, la bebida sake se escribe "saké" para dar a entender que se pronuncia sake y no séik. La tilde en pokémon indica que se pronuncia pókemon. Justo al contrario que en España. No está en la RAE pero la Fundéu se pronunció sobre ella.

Apacible

El diccionario de la RAE todavía conserva –aunque como adjetivos en desuso– la forma correcta de apacible, aplacible, y su antónimo, desaplacible. La palabra proviene de "placer". Romeu indica que probablemente perdió la letra "l" por la influencia de la palabra "paz".

Astérix y Obélix

Otro caso ajeno a la RAE pero ilustrativo. Con los personajes de Goscinny y Uderzo ocurre algo similar a lo que sucede con Pokémon, aunque en este caso no por una tilde inglesa sino francesa. Esa tilde indica que la "e" se pronuncia de una manera determinada, pero no que el acento recaiga en esa sílaba. La pronunciación correcta sería Asteríx y Obelíx.

Busilis

La RAE, a veces, es cruel en sus explicaciones. En la del origen de busilis recoge literalmente que proviene "de la expresión latina in diēbus illis (en aquellos días), mal separada por un ignorante que dijo no entender qué significaba el busillis". El error cambió, por tanto, tanto la forma de escribir la frase como su significado: ahora, busilis se utiliza para expresar dónde está la dificultad de algo.

Élite

A la tilde de esta la palabra le ocurre lo mismo que a la de Astérix y Obélix: es un acento tónico del frances, que no indica que la palabra sea esdrújula. De hecho, en el diccionario se conserva también la forma llana elite, sin acento.