lunes, 12 de junio de 2017

Un estudio sobre los jóvenes españoles y la brecha generacional

Joaquín Estefanía, "Corbyn y las promesas rotas. Los jóvenes españoles son los más anticapitalistas de la UE. Paro y precarización lo explican", en El País, 11-VI-2017.

El laborista Corbyn perdió las elecciones con un 40% de los votos y las ganó en el segmento de los menores de 25 años: el 67% de los británicos de esa edad le prefirieron a los demás candidatos, 27 puntos más. Se une así a ese provecto club compuesto por los Sanders, Melenchon, Carmena,… preferidos por los jóvenes entre los 18 y los 35 años a la hora de depositar sus preferencias en las urnas. Muy pocas veces como en los comicios del Reino Unido (unos meses antes, en el referéndum sobre el abandono de la UE) había sido tan explícita la brecha generacional.

Coincidiendo con estos hechos, la Fundación Felipe González ha hecho público el proyecto Millennials Dialogue, en el que se encuesta a unos 100.000 jóvenes de 21 países, para conocer su forma de entender la política y sus reacciones a la misma. Entre ellos hay un millar de españoles. Sus respuestas son muy significativas y en algunos casos una bomba para una fundación socialdemócrata: un 78% de los millennials españoles piensa que los políticos ignoran las opiniones de los jóvenes; sólo un 3% querría ser político profesional (un 25%, empresario); lo que les importa es la creación de empleo, la educación, la sanidad, la pobreza y la vivienda; los factores por los que se encuentran tan alejados de sus representantes públicos son la corrupción y las promesas rotas. Y –atención– creen que el partido político que mejor les entiende (porque es más creíble, porque tiene las ideas correctas, porque es más abierto y honesto) es Podemos. He aquí un reflejo de la magnitud de la tarea que tiene por delante la nueva dirección del PSOE y el resto de partidos socialdemócratas europeos.

Consolida estas opiniones la socióloga Belén Barreiro en su último libro (La sociedad que seremos, Planeta). Sostiene que a muchos jóvenes se les ha privado de las oportunidades que deberían haber tenido arrinconándolos, situándolos en los márgenes, incluso excluyéndolos. Estableciendo un cordón político-sanitario sobre los mismos. A consecuencia de ello los jóvenes han emprendido un camino de diferenciación, adoptando actitudes y comportamientos (electorales, en el consumo, en la forma de vida…) que tienen en común el distinguirse de lo que dicen y hacen sus mayores. En nuestras sociedades, los jóvenes han dejado de ser precursores para convertirse en antagonistas: más que explorar nuevos recorridos, buscan tránsitos hacia destinos contrarios.

¿Explica ello el sentido de su voto mayoritario? A muchos jóvenes la Gran Recesión les ha usurpado las oportunidades para concebir sus sueños, para llegar a ser lo que quieren. No sólo el sistema político sufre los efectos de su desconfianza (más de ocho millones en España, el 18% del total de la población), sino también las grandes empresas. Con un 40% de paro y sufriendo la precarización estructural y la contracción salarial, los jóvenes españoles son los más anticapitalistas del contexto europeo. Lo peor de todo es la desigualdad de oportunidades: su futuro depende más de la riqueza de sus padres que de sus propios esfuerzos.

domingo, 11 de junio de 2017

Reivindicación del conde Juan Goytisolo

La muerte vino por Juan Goytisolo en Marrakesh y ahora reposa en su cementerio civil con otro escritor descreído y amigo suyo, Jean Genet. Hemos sabido de sus últimos y difíciles días, luchando contra la pobreza, la vejez y la enfermedad solo para dejar algo con que pudieran terminar sus estudios sus ahijados. Desde unos años el suicidio de una alnada lo tenía sumido en la depresión.

Entre otros dos hermanos escritores fue el más "heterodoxo" para quienes definen la tradición cultural hispánica como "española", esto es, forjada en un nacionalismo monárquico visigótico-católico (un recaredismo, diríamos) en suma antiliberal. Algo por entero empobrecedor: nos quita a judíos, musulmanes, evangélicos, ilustrados, liberales, ateos, krausistas, republicanos, librepensadores, científicos, gallegos, vascos y catalanistas. Sobre esos recortes en todos los aspectos a que tan aficionada es la derecha nacionalista española hace años ya anoté en mi blog un texto suyo que me pareció muy preciso:

Hay tres temas tabú en la cultura española. Uno es el carácter mudéjar de su literatura en los tres primeros siglos: escribiendo en lengua romance pero inspirándose en modelos literarios árabes. El segundo, el problema de la limpieza de sangre: la literatura está embebida de la violencia entre cristianos viejos y cristianos nuevos, y esto se traduce en nuevas formas literarias en el siglo XV y el XVI. Tercero, el extrañamiento del tema erótico. Menéndez Pidal y Unamuno hablan de la cultura española como una cultura casta en contraposición al libertinaje de la francesa, pero cuando uno conoce el Cancionero de burlas,  La Lozana andaluza o La Celestina se encuentra con un rotundo desmentido a esa afirmación.

Resulta curioso que precisamente en un sucesor de ese Cancionero de burlas, el Cancionero moderno de obras alegres del siglo XIX editado por Luis de Usoz, cuyo facsímil tengo ahora en la mano, se encuentre recogido el poema de un ciudarrealeño (ciudadrealeño, si prefieren), el afrancesado Fernando Camborda, mal atribuido a Juan Nicasio Gallego, que reconozco por haberlo estudiado y editado (se imprimió en realidad en El Zurriago de otro ciudarrealeño Félix Mejía en 1821). Es este, "La mujer de piernas dobles":

Acostose un buen marido / con su adorada consorte, / y en una paz octaviana / durmió hasta la media noche. / Quiso el diablo que los gallos / se hicieran tan cantadores, / que a fuerza de sinfonías / despertaron a mi hombre: / y, por guardar la costumbre, / de allá en los tiempos de entonces, / quiso hacer un agasajo / a su bella Maritornes. / Tiende la mano con tiento, / a tocar... Yo no sé dónde, / y encuentra ¡cosa más rara! / su mujer con piernas dobles. / -"¡Señores! ¿Qué será esto?" / Exclama. "¡Qué confusiones! / Dos, cuatro, seis piernas / toco, con las mías ¡San Onofre! / Lucrecia, Lucrecia... mira, / ¿Es esto decente? ¡Oye...! / Aquí hay dos piernas sobrantes: / ¿Qué aumento es éste? Responde. " / -"Calla", dice la mujer; / "¿Qué ha de ser? Bestia, alcornoque, / maldito sea tu vino / que de esa suerte te pone." / -"¡Cómo que miento! ¡Caramba! / Cuéntalas". -"No me incomodes". / -"Pues hay seis". -"No hay más que cuatro". / "Pues yo lo digo, ¡acabóse!" / En esto el tercer galán, / amo de las piernas dobles, / incorporándose un poco / dice serio: -"Pocas voces: / que haya seis, o haya sesenta, /¿qué le importa a usted, buen hombre? / -"A mí, nada"; dijo el otro, / "caballero, usted perdone, / que yo solo lo decía / por el porfïar diforme / de mi mujer... nada más: / que usted pase buenas noches". / Así el hombre moderado / evita las ocasiones / de rüidos y alborotos / que producen desazones. / ¡Celestial moderación! / ¡Reina tú en los corazones / y así habrá tranquilidad / y paz dulce entre los hombres!

La intención de Camborda y de Mejía empero no era erótica, sino política: burlarse de los liberales moderados de entonces (el famoso y amanerado literato Francisco Martínez de la Rosa y el cobarde general José Martínez de San Martín, a los que conocían personalmente). Por cierto que Galdós llegó incluso a pensar en Mejía como protagonista de uno de sus Episodios nacionales, no solo como personaje episódico de dos, como cuenta en la biografía del escritor canario Pedro Ortiz-Armengol... pero eso es otra historia, demasiado larga y por la que nadie (me resigno) me preguntará ya jamás.

Esos ortodoxos españoles han dado a lo largo de la historia tres frenazos fundamentales a las tres vías de salida que tenía España a la modernidad: al renacimiento, con Felipe II; a la ilustración y el liberalismo, con Fernando VII; a la regeneración, el krausismo y a la democracia, con Alfonso XIII y el franquismo. ¡Cuán malos reyes hemos padecido! Solo los rusos o los portugueses han sido peores. 

He leído poco a Juan Goytisolo comparado con otros autores de la generación del cincuenta que me han atraído más, pues siempre me ha atraído más la poesía y el ensayo que la narrativa. El habitual cainismo español lo ha odiado mucho (Alejandro Gándara se sintió ninguneado cuando ocupó su plaza de "español" en un congreso europeo y Manuel Vázquez Montalbán se reía de su mal asumida homosexualidad en sus memorias Coto vedado) porque era algo así como el escritor e intelectual español antifranquista oficial en Europa, el niño mimado de Gallimard, donde trabajaba su por un tiempo mujer. Era "ese" a quien preferían siempre en el extranjero cuando había que comentar algo sobre España, en vez de a otras preteridas figuras literarias más empolladas por las instituciones semiculturales del régimen pepsoidal. Era, además, filomusulmán y medio epéntico (gay, si prefieren). 

Lo que me he leído de él ha sido lo menos divulgado: sus espléndidas y ya inencontrables ediciones de la Life of the Rev. Joseph Blanco White, autobiografía del famoso "heterodoxo" José María Blanco White, renegado de dos religiones, la católica y la anglicana, y que terminó siendo unitario; y del Estebanillo González, última novela picaresca de la literatura española, aparte de algunos cuentos y artículos. Fue porque yo mismo intentaba editar la Autobiografía del segundo de la tríada de heterodoxos menendezpelayunos: Juan Calderón, y quería incluso enviarle un ejemplar (que no hubo manera: ya ni siquiera atendía su correo electrónico). 

Disfruté mucho con su epítome de la autobiografía de Blanco White (1974, un año antes de la excelente edición y traducción de Garnica); sin duda era un pensador, teólogo y crítico literario de primer orden, que fue pionero en publicar un folleto contra la esclavitud (Bosquejo del comercio de esclavos y reflexiones sobre este tráfico considerado moral, política y cristianamente, 1814), y defendió la independencia de las nacientes repúblicas liberales hispanoamericanas. Su autobiografía me ayudó a comprender el germen de su inquina al catolicismo; tal como explica en su texto, nunca pudo superar ni perdonar a la iglesia católica que arruinara la vida de sus dos hermanas cuando su fanática madre las internó para siempre en conventos de clausura. No llegó a descreer del todo, como hizo el manchego Juan Calderón, pero escribió que

La religión, tal como se enseña y observa en España, es causa de intensos sufrimientos para los hombres buenos y honrados y de burda depravación para los necios y duros de corazón, así como un obstáculo insuperable para el desarrollo de la inteligencia puesto que favorece abiertamente los mayores disparates pseudocientíficos y el más estúpido fanatismo y, por otra parte, fomenta la abstención y el disimulo en los ciudadanos mejores y más capacitados hasta impedir el cultivo de las más nobles virtudes públicas, como son la sinceridad y la valentía. (Cartas de España, III).

Para él el  clero católico español extinguía todo lo que había de valioso en el ser humano: "Lo mismo que hay matones del cuerpo, los hay también del alma". Afirmaba en su silva La persecución religiosa: "Los que tenéis raíces en el cielo / nunca podéis dejar en paz el suelo" y en su soneto "La revelación interna" sostuvo que no esperásemos "cielo para un alma impura, ni para el pensar libre fuego eterno". Como crítico literario fue el primero en apercibir la modernidad de don Juan Manuel y La Celestina y en notar él gran defecto del dialecto poético neoclásico de entonces, la peste del epíteto. No voy a mencionar sus indiscutibles méritos como poeta en inglés.

En cuanto a la edición del Estebanillo, Goytisolo asombra por su erudición. Ciertamente se había empapado en los EE. UU. de la escuela que allí había dejado otro emigrado a la fuerza: Américo Castro, encabezada por Stephen Gilman y compañeros mártires; su edición se mantiene como aprovechable incluso hoy, cuando tantas vueltas se han dado ya al texto. Uno piensa en Juan Goytisolo como en Abenámar:

Abenámar, Abenámar / moro de la morería / el día que tú naciste / grandes señales había: / estaba la mar en calma / la luna estaba crecida / moro que en tal signo nace / no debe decir mentira.

Porque Juan Goytisolo no dijo una mentira en su vida, es verdad, aunque se contradijese a veces (¿quién no?) Le gustaba Marruecos, como a Paul Bowles, uno de esos británicos resentidos que acaban odiando a su país más que a otra cosa (otro sería Robert Graves, en su magnífico Adiós a todo eso), como si fueran Goytisolos, como si fueran españoles. Bowles lo cuenta también en su autobiografía Sin parar; en el caso de Graves la causa tuvo que ver más bien con sus recuerdos de las trincheras del primer conflicto bélico mundial; fue también una elección estética. Respecto al otro, Bowles, ya poco me acuerdo; sus memorias andan por ahí en algún perdido estante; si recuerdo algo sus viajes con el compositor Aarón Copland, su visita al famoso compositor mejicano Silvestre Revueltas, su amor por Jane sobre un lecho de pétalos de rosa, su estúpido padre dentista que le hacía masticar cada bocado cuarenta y siete veces... Tiene gracia lo que uno llega a guardar en la memoria, tal vez porque algunos ingleses disfrutan contando chorradas, aunque al menos otros emigrados de Albión como Richard Francis Burton y Gerald Brenan te hacen pensar.

Quiero, sin embargo, hablar aquí de dos obras concretas de Goytisolo, a quien católicos como el exorcista padre Fortea ya están poniendo a parir muy piadosamente nada más fallecer, como suelen hacer con los que no son de su credo. Pero no me extrañan esos rasgos de "amor a los enemigos"; todavía recuerdo ese negrísimo (por su color de sotana) libro del canónigo Francisco del Campo Real, Mártires de Ciudad Real, publicado en 2007 "con la colaboración del Ayuntamiento de Ciudad Real", donde solo se habla de sus propios mártires y se niega el pan y la sal a los demás, muchos de ellos tan cristianos como ellos, sin duda porque los cree de mejor calidad, aunque fueran los de su cuerda los que provocaron la muerte de unos y de otros. ¿Cómo pudo el Ayuntamiento inclinarse por tal sectarismo mientras andaban por las cunetas las otras víctimas de la derecha? ¡Qué hipocresía! ¿Tengo que recordar todavía a personajillos como el canónigo magistral de Ciudad Real Mugueta y su panfleto genocida y fascista Ellos y nosotros (1938)? ¿La represión y los asesinatos después de la guerra? ¿La represión de las iglesias protestantes manchegas, a las que pertenecían, sin ir más lejos, escritores y compositores como Francisco Nieva y su hermano Ignacio Nieva, este último pastor de una iglesia evangélica?  

Pero vuelvo a mi tema. En Señas de identidad (México -la censura impedía imprimirla en España-, 1966) aparece citada la sangrienta represión fascista en un manchego lugar de Albacete, Yeste, donde se reprime sangrientamente una manifestación de campesinos y se fusila al padre del fotógrafo protagonista. En un artículo de 1981 contó el hecho real que había inspirado esa alusión. Allí reconstruye una

Matanza de campesinos por las fuerzas del orden enviadas por el cacique. La boca de la atarjea donde se refugiaron los heridos y en la que fueron rematados sin piedad cuando intentaban arrastrarse hacia los olivares. La cuesta escarpada desde la que los guardias dispararon sobre la multitud. Ninguna cruz, ninguna lápida rememora a los dieciocho españoles que perdieron la vida entre los, pinos, arbustos y zarzas, en aquel escenario agreste y soberbio. Cielo, oraciones, gloria póstuma siguen siendo patrimonio exclusivo de aquellos a quienes la fortuna sonrió desde su nacimiento. Nuestra sociedad prolonga a la vida futura su inconmovible voluntad de estratificación.


Por último, en su En los reinos de Taifa (1986) Goytisolo insiste en expresar una idea esencial constante que ha negado (con trágicas consecuencias) la ilusa derecha a lo largo de nuestra historia: España no es una nación, sino un estado. Somos una nación invertebrada, como quería Ortega y Gasset. Nuestra idea de la patria no es la de una patria grande, sino una patria chica, meramente aldeana, cantonal, anarquista (Gerald Brenan decía lo mismo en su El laberinto español, 1943). Por eso los intentos cohesivos de nuestras colonias (la Gran Colombia, las Provincias unidas de Centroamérica, la Hispanidad) han fracasado en América, como fracasan nuestras taifas autonómicas. Los anglosajones se unen para formar una unión más perfecta, nosotros no: nos disgregamos en inútiles discordias civiles motivadas por la intolerancia galdosiana y el cainismo unamuniano, que son una y la misma cosa. La derecha, con su idea de imponer siempre una jerarquía (militar-monárquica, religioso-católica) ha causado siempre la división y el empobrecimiento material, cultural y científico de España, un estado de muy diversas nacionalidades que solo mediante una república federal o cantonal puede encontrar su forma política de gobierno real, no mediante las ridículas y corruptas taifas autonómicas.

Un héroe, un ejemplo


La noche en que quiso parar a los yihadistas con sus patín no fue su primera batalla contra el fanatismo. Combatía el terrorismo desde el banco donde trabajaba persiguiendo el blanqueo de dinero de organizaciones mafiosas y terroristas.

La noche en que blandió su patín de ruedas duras contra los cuchillos de los terroristas intentaba salvar a la australiana Sara Zelenak.

Las paletas separadas de Ignacio equilibraban una sonrisa plena, contagiosa, suya. Pelo alborotado. Cuerpo fuerte, 175 centímetros de estatura, 85 kilogramos de peso, de valentía inconmensurable. Ignacio, como los superhéroes, era de aquellos que tenía dos vidas. De lunes a viernes, en horario de oficina, corbata y traje impecables. "Elegante", a decir de los que le conocieron como oficinista. Pero no era un empleado de banca convencional. Era experto en lucha contra el blanqueo de capitales y financiación del terrorismo. Debajo de su mesa, como quien esconde su arma secreta, deslizándolo, su skateboard desgastado. Su patinete estaba allí esperando que el horario se cumpla. Que salga de su letargo para cambiarse él de ropa, enfundarse unos vaqueros resistentes Carhartt y zapatillas Vans comidas por el asfalto. Y practicar su movimiento favorito, denominado imposible. El hombretón de 39 años, cumplidos el 25 de mayo, que luchaba contra el terror financiero en uno de los bancos más grandes del mundo, y el niño eterno que vibraba con su skate, juntó sus dos mundos el pasado sábado 3 de junio. Eran las 22:11. Vio a una mujer rubia siendo atacada por tres yihadistas en pleno Londres. Cuchilladas, puñaladas. Nadie la defendía. Saltó de la bicicleta, dejó a sus amigos atrás. Cogió su patinete por donde pudo. Para no perder el control y que la tabla no se deslizara, la sostuvo también con las ruedas. Dio un golpe, otro. Con todas sus fuerzas. Luchó solo. Primero contra uno. Después fueron contra él dos. Khuram Butt, Rachid Redouane y Youssef Zaghba, lobos Daesh, se ensañaron. Los aterrados viandantes ganaron, gracias a él, un tiempo valioso, segundos que salvaron vidas... Él luchó hasta el estertor. Incluso desde el suelo siguió dando golpes a los terroristas. Hasta que quedó inmóvil en el suelo. Abrazado a su skate. Una puñalada mortal por la espalda, cobarde, le fulminó. Así murió el "héroe del patinete", como le bautizó la BBC. Así nació su santidad. Primera Estampa: Un joven comprometido contra la barbarie. Combatió el terrorismo desde su PC

Primera Estampa: Un joven comprometido contra la barbarie. Combatió el terrorismo desde su PC

"Soy abogado en España y obtuve una licenciatura en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid y una Maîtrise en Droit por la Université Panthéon Sorbonne, Paris 1, habiendo cursado mis estudios tanto en España como en Francia", escribió Ignacio Echeverría Miralles de Imperial en su curriculum vitae, orgulloso de lo que había conseguido. Desde hacía tiempo había tenido en la mira luchar contra el blanqueo de capitales. Y lo había conseguido con una hoja de vida excelsa. Se graduó de abogado en el año 2002 por esas dos reputadas universidades. Comenzó sus labores como pasante en el estudio alemán Dr. Kreuzer & Coll. Para ello le ayudó el dominio de cuatro idiomas: inglés, francés, alemán y español. Duró siete meses, hasta mayo de 2003. Migró después a un despacho español. A la par iba perfeccionando sus saltos en skate: sus ollies, brincos en 360 grados...

Pasó un par de años como trabajador público, entre 2003 y 2004, trabajó como técnico de comercio exterior de la Comunidad de Abril en Bélgica. Después como asesor de la Agencia Tributaria. Ya destacaba por llevar Expansión bajo el brazo, a veces Cinco Días, y The Economist, Financial Times y The Wall Street Journal, en papel siempre que le era posible. Desde 2006, que entró en el ABN Amro, se imbuyó en el mundo de la banca privada y no salió de allí. Quería luchar contra las barbaridades del sistema desde dentro. Pasó a la filial de Natixis en España, hace una década, donde comenzó su lucha contra la financiación del terrorismo. Deslumbró en su entrevista de trabajo con el Banco Popular, en 2009 [el que esta semana ha sido comprado por un euro por el Banco Santander y entonces una entidad con enorme reputación]. Le fichó Rafael Duarte, entonces directivo de esa entidad y hoy alto cargo de Bankinter. "No quiero decir nunca que era su jefe. Era un amigo. Él fue un experto en crimen financiero. En adaptar las normativas europeas de lucha de capitales. Siria, Irán, Libia, Qatar... sabía de todo". Cuenta que era común verlo dentro del banco con su skateboard que dejaba debajo de la mesa. "Cuando acababa el horario, se quitaba la americana y se ponía de urbanita... Y a vivir. Porque el siempre fue eso. Vital". Tenía en la mochila, además, lector incansable, un par de libros.Luego fue contratado por el banco de origen libio Aresbanc, julio de 2012, donde profundizó en los entramados societarios que usaban los grupos yihadistas para colar su dinero en los grandes bancos. Él vigilaba las operaciones que se realizaban desde Irán, Yemen o Arabia Saudí e incluso llegó a viajar a Argelia en varias ocasiones. Sus informes eran irreprochables, pero una discusión con un directivo de la entidad le llevó directamente a la cola del paro en julio de 2015. Porque Ignacio no sólo era capaz de plantarle cara a un terrorista, sino también a altos directivos. "Su trabajo era ser como un policía dentro del banco y le tocaba luchar contra gente que quería ganar dinero haciendo transferencias dudosas", cuenta un excompañero. "Su opinión la mantenía a pesar de las presiones", completa Duarte. "Su rectitud y su concepto de la ética me constan"... El treintañero permaneció en las listas del INEM siete meses. Mientras echaba currículums en una banca aún en crisis en España, pasaba las tardes entre los skateparks de Boadilla, Las Rozas y Tetuán. "Como tenía coche nos íbamos moviendo. A nosotros siempre nos llevaba porque no teníamos ni carné", cuenta un skater. Permanecía siendo su escapatoria, especialmente en aquellos meses de transición. En 2016, finalmente encontró trabajo tras un proceso de selección durísimo de tres meses con entrevistas individuales y grupales y tests psicotécnicos ingresó en uno de los bancos más punteros del mundo: el HSBC (The Hong Kong and Shanghai Banking Corporation). Es 2016 y este banco lleva varios años recibiendo serias acusaciones, especialmente tras el escándalo Falciani, que desveló una magna evasión fiscal a nivel mundial. Y más. En 2013, por ejemplo, recibió una multa de 1.470 millones por blanqueo de capitales. "El mayor banco de Europa lavó dinero de la droga, Irán, Siria y Arabia Saudí", decía el senado de EEUU. Fue acusado de dar cobertura a organizaciones terroristas que blanquean a través de sus operaciones financieras. El HSBC decide que es hora de cambiar de rumbo. Aumenta su equipo de analistas expertos en money laundering (blanqueo de capitales) y ficha a Ignacio por un sueldo que rondaba las 60.000 libras al año. A él le gusta el reto, sabía de lo sucedido y era consciente de su gran oportunidad. Su trabajo comenzaba a las ocho y media de la mañana en la oficina londinense de Park Street.... Así describía el propio Ignacio su misión, su combate desde su monitor de 19 pulgadas: "Trabajo en Londres como analista de prevención de blanqueo de capitales en un departamento de HSBC que elabora modelos de prevención del crimen financiero. Trabajo específicamente en el modelo de riesgo país y de riesgo cliente para la prevención del crimen financiero". Su papel era similar al que realiza la joven auditora que contrata la CIA en la serie Homeland que desgrana a la perfección la colaboración que existía entre grandes bancos y organizaciones yihadistas.

Uno de los compañeros de Echeverría profundiza en lo que hacía en el HSBC: "Era como un auditor que buscaba identificar y evitar que el banco se vea involucrado en una operación fraudulenta cuyos fondos provengan actividades ilícitas como falsos cheques, tarjetas falsas, compañías tapadera... Cada vez que alguien quería hacer una operación bancaria él hacía un screening". Esto es revisar desde su ordenador todos los datos de la persona u organización que operaba con el banco.
Vigilaba que las transferencias no fuesen a países de la lista negra como Irán, Myanmar, Libia, Siria o Irak

"Son movimientos de cientos de millones de euros, y las bandas terroristas usan mil argucias para intentar blanquear dinero a través de nosotros. Él era quien tenía que parar esas prácticas y se puede decir que él ya combatía el terrorismo desde el banco al dedicarse a la prevención de blanqueo, prevención de financiación de estos grupos criminales vía el sistema financiero internacional, pagos a empresas fantasma o puente con actividad no reconocida que podrían estar ligadas a la compra venta de armamento ilegal, narcotráfico, etc. Vigilaba que las transferencias no fuesen a países que están en nuestra lista negra como Irán, Myanmar, Libia, Siria o Irak", comenta este empleado.Lo peor de este empleo para Ignacio, que le llenaba laboralmente y que era un reto de los que le hacían ilusión, era que se alejaba de los suyos, de los que tenía tanto dentro. De sus amigos skaters, de su idolatrada familia. Porque él no tenía el espíritu de un ejecutivo agresivo. No había impostura en él. Ni relaciones interesadas. Él era de su gente de toda la vida. Segunda Estampa: La del abogado de los skater al que llamaban 'Abo' y cuyo truco estrella era el 'imposible'

Segunda Estampa: La del abogado de los skater al que llamaban 'Abo' y cuyo truco estrella era el 'imposible'

Junio de 2014. Boadilla del Monte. Son las siete de la tarde y las temperaturas abrasantes comienzan a bajar. En un skatepark repleto de barandillas, desniveles y grafitis hay una pandilla de jóvenes haciendo sus 360 flips, sus ollies, sus pops... Filman sus movimientos para luego colgarlos en cámara lenta en Youtube al ritmo de canciones con mucho beat. Aún no disponían de GoPros para grabar con lentes ojo de pez. Lucen tatuajes, camisetas XXL y jeans caídos por debajo de la cintura. De repente, aparece corriendo un joven con traje de chaqueta, despeinado, zapatos de punta, una cruz católica en su cuello, una mochila y un patinete en la mano. Se ha bajado de un Megane color crema. "Mirad, ahí viene el Abo", grita uno de los adolescentes. Es Ignacio. Se quita su ropa bien planchada para enfundarse su ropa de diversión. Es el mismo atuendo, la capa de superhéroe, que lució el sábado de la pasada semana cuando trató de frenar con su tabla las cuchilladas de tres terroristas a la chica rubia de ojos cristalinos que caminaba por el abarrotado mercado londinense de Borough Market. Aquella tarde veraniega, llevaba camiseta y Vans negras y se proclamó ganador del juego de S.K.A.T.E. en el que sus contrincantes tenían que repetir sus trucos. Si no lo hacían iban acumulando letras hasta conformar la palabra y caer eliminados.

Ninguno de sus rivales, más jóvenes de edad, consiguió repetir su acrobacia milagrosa: el imposible, consistente en saltar, para pasarse la tabla alrededor del pie trasero, en un giro de 360 grados en el aire, y después caer sobre el patinete. Se llama así por su extrema dificultad. Tanta que para apreciarla bien se suele grabar y ver en cámara lenta, fotograma a fotograma. Un movimiento de la old school, de la vieja escuela en español, que aquellos jóvenes de la generación millenial, los que no crecieron con los interminables campos de Oliver y Benji como Ignacio, no habían conseguido aprender. No se jugaban dinero. Sólo el orgullo. O "como mucho un bocata del Mercadona", deslizan desde el recinto boadillense. "Él era un skater retro, a nosotros nos gusta más los flips [otro salto complejo donde el patinete vuela, gira y el usuario cae encima] que son más llamativos. Era imposible calcarle esos movimientos de otra generación. Él nos hacía gracia porque su estética era la contraria a la de los skaters. Era un perfil atípico, hasta sus gafas de ver eran distintas...", cuenta Héctor, un skater de pelo largo, que patinó con él hace un mes en el barrio de Tetuán. Hoy llora su muerte y recuerda su "valentía" y su bondad. Porque los actos heroicos de Abo no comenzaron en el mercado cercano al London Bridge. Empezaron en aquellas pistas donde también no sólo patinaban niños de familias adineradas de la periferia de la capital, los que podían pagar tablas de 200 euros, sino jóvenes provenientes de familias desestructuradas e inmigrantes que compraban sus skates en milanuncios.com.A estos colectivos más desfavorecidos, Ignacio prestó gratuitamente sus servicios jurídicos. "Él siempre me ayudó cuando tenía algún lío legal. Y cuando nos peleábamos era el primero en separar. Era un regalo de Dios, todo bondad, siempre con una sonrisa", rememora Héctor, originario de Colombia.Había en su grupo una felicidad innata. Una solidaridad que no se ha roto. Es jueves y tras la confirmación oficial de su muerte, un millar de personas se congregan en la plaza del Ayuntamiento de las Rozas donde Ignacio vivió y donde también se había dejado ver haciendo piruetas. En el homenaje se guardan tres minutos de silencio. Una decena de músicos entonan piezas de música clásica. Un chiquillo tiene lágrimas en los ojos. Los asistentes tienen el vello a flor de piel. Levantan sus tablas cual ofrenda, cual si fuera un santo del skate. Tercera Estampa: Miembro de una familia solidaria

Tercera Estampa: Miembro de una familia solidaria

Lo sacro no le es lejano. Profundamente católico, era miembro del grupo de Acción Católica de la parroquia de San Miguel. Su tío abuelo, fallecido en 2006, era Antonio Hornedo, el obispo de los indios de la selva peruana. Sus compañeros utilizaban para este misionero una descripción que se podría aplicar a Ignacio. "Era un optimista, lleno de confianza en los demás, positivo y cariñoso con todos". La madre de Ignacio es Ana Miralles de Imperial Hornedo, abogada también, "quien ha hecho una misión silenciosa ayudando a mujeres maltratadas", refieren allegados a Crónica.

Otro tío abuelo de Ignacio, Pedro, fue torturado y asesinado por los comunistas cuando tenía 16 años", recoge Alfonso Ussía. Su tía Rosario, hermana de Ana, ha escrito sobre lo sucedido: "Estoy muy orgullosa de ser Hornedo y de que nuestros hijos lleven los genes Hornedo, y en su alma y su corazón, los valores que nos transmitieron... Ignacio vivió y murió como un Echeverría Miralles de Imperial y Hornedo". Una elegía por Ignacio, nacido en Ferrol, criado en Madrid y enamorado de Comillas, donde dejó una casa a medio comprar. Y su tabla de surf, su otra pasión.

Salvó a su hermano Enrique de perecer entre las olas

Ignacio nació en Galicia porque su padre, Joaquín, ingeniero, fue destinado a la central térmica de Endesa en As Pontes. Allí residieron hasta que el tercero de los Echeverría-Miralles de Imperial cumplió ocho años. Eran cinco en total: "Joaquín, el mayor; Enrique; Ignacio; Ana; Isabel...", los enumera el que fuera otro hermano para Ignacio. Su amigo Guillermo González-Arnao Beneyto, quien desde infante veranea en Comillas. En la playa cántabra, con 12 años, Abo conoció a su quinto brother. Guille ha escrito una carta para Ignacio: "Quisiera que pudieras ver todo lo que se dice de ti: The skateboard hero, "El gran financiero", "El experto en blanqueo"... Todo el mundo te admira, te quiere, te has convertido en el ejemplo a seguir, una luz en toda esta oscuridad, un orgullo para el mundo entero". Dice que Ignacio se divertiría con tanto homenaje. "Él se comportaba como le salía del corazón. Era un tío auténtico. Era noble de sangre y noble de corazón... Siempre intermediaba en las peleas. Siempre se ponía del lado del mas débil. No entendía la injusticia... Por eso entiendo lo que hizo". No había sido su primer acto de valentía extrema. Salvó a su hermano Enrique de perecer entre las olas. Y casi se ahoga el propio Abo. Ignacio pasaba de un lado erudito -"donde podía hablar de antiguas fabricas industriales convertidas en museos, arqueología industrial, altas finanzas"- a un lado bufonesco, como cuando imitaba al Pájaro Loco o a un personaje de los Pokemon. "Me partía de la risa con todas sus facetas". "Una vez la pasamos mal por una aventura suya. Comenzamos a pasear por el puerto, por rocas y nos metimos por un túnel. Hasta adentro. Después nos dimos cuenta que eran las cloacas. "¡Es un asco Ignacio!", le dije. Él, a carcajadas".Tanta alegría truncada a cuchillo...Su hermano mayor, Joaquín, recordó así a Ignacio en EL MUNDO: "De él puedo decir que era el tío favorito de todos sus sobrinos; siempre preferían ir de su mano que de la mía. Que teníamos muchas ganas de que se casase; le gustaban tanto los críos... Todos los domingos iba a misa... Que era capaz de trasnochar para ayudar de país a país a que una sobrina pudiera usar la tablet que él le había regalado. Que los bonos de recompensa los gastaba en invitar a amigos, familiares y en regalos...".Su hermana Isabel, al salir de hablar con las autoridades inglesas, los que justificaron que tardasen más de 90 horas en identificar a Ignacio, soltó una frase que resume lo que era él. Lo que será: "Algo muy triste y duro se está convirtiendo en algo más bonito y grandioso, que nos ha hecho querer y apreciar más a nuestro hermano, a nuestra familia, a nuestros amigos y a nuestro país". O Ana, quien sintetiza su vida en tres ideas: "Era valiente. Y peleón. Y buenísimo". Cuarta Estampa: La del caballero Quijotesco la noche en la que se hizo héroe

Cuarta Estampa: La del caballero Quijotesco la noche en la que se hizo héroe

-¿Ignacio, estás bien?Le mandan este mensaje desde Madrid. Es la noche del sábado 3 de junio. Su bro Guille González-Arnao Beneyto, en plenas celebraciones por la Champions del Real Madrid, supo del atentado en Londres. Muertos, heridos. En un mercado que los sábados es considerado la segunda atracción turística después del London's Eye. No imaginaba lo que sucedía. Pero, por asegurarse, le envió este mensaje por WhatsApp. El silencio le hizo sudar frío. Después vio el mensaje del hermano de Ignacio, de Javier, a las 2:54 de la mañana. Supo de su desaparición. Rezaron todos.La ignorancia de lo sucedido se aclaró poco a poco. Todo había sucedido en ocho minutos... En medio de la más tremebunda confusión. A las 22:08, hora inglesa, tres terroristas, comenzaron a atropellar a los viandantes del Puente de Londres. Haciendo eses, buscando hacer el mayor daño posible. Abandonaron el vehículo de alquiler y se bajaron con cuchillos en la mano. Para apuñalar a quien se cruzase. Ignacio y sus colegas skaters, Javi y Guillermo Sánchez, no les vieron llegar. El tumulto comenzaba apenas. Estaban a la altura del Borough Market, a unos 300 metros, de donde los yihadistas habían dejado la furgoneta. Llegaban a su encuentro sin saberlo. Primero vieron un hombre que venía tambaleándose. Después a un policía que se derrumbó. Después, Abo vio que agredían a una mujer. Arrojó su bicicleta y fue en su ayuda. No era la primera vez, ya lo había hecho antes en España... "Era una mujer rubia... Vi que Ignacio comenzó a darle con el skate. Una y otra vez", cuenta Sánchez. Khuram Butt, 27 años, Rachid Redouane, 30, y Youssef Zaghba, 22, rematan a Ignacio, que no se levanta del suelo. Cuando van a por Sánchez, él les arroja su bicicleta para defenderse. La chica que intenta salvar Ignacio coincide, en descripción y posición, con Sara Zelenak, australiana de 21 años, una de las ocho víctimas. Más considerando el relato de Gerard Vowls, quien asegura haber intentado rescatar a Sara. También vió al policía. Y, para ayudarla, utilizó "una bicicleta que encontró en el suelo"... Ignacio quedó inerte, sujetando su skateboard. Su acto de arrojo salvó vidas, seguro. Los yihadistas perdieron tiempo en su gresca con el banquero. "Lo vi aferrado a su patinete". Ni Sánchez ni Javi pudieron ir en su auxilio. La turba, los agresores, se lo impidieron. Y les dolió tanto que aún no se recuperan. Tras 50 disparos, la policía inglesa logró abatir a los terroristas. Eran las 22:16 en Londres. Ocho minutos, ocho muertos. Cuando Crónica, el pasado lunes 5, visitó el epicentro de la masacre que estaba fuertemente acordonado por la policía. Entonces ya uno de los agentes deslizaba la posibilidad de que Ignacio fuese uno de los fallecidos. "El problema es que nuestros protocolos de protección de datos son muy restrictivos y hasta que no se esté seguro al 100% no se va a decir nada oficialmente", comentaba este policía. La desaparición de Ignacio generó una búsqueda general. Su familia y amigos recorrieron hospitales, comisarías... Nada. Les pidieron las huellas dactilares el domingo. Llamadas entre Madrid y Londres al más alto nivel. Recién el miércoles 7 quedó confirmado que pereció. En el certificado de defunción, hecho público ayer, se explica que feneció por una puñalada en la espalda.El consejero delegado del HSBC mandó una nota interna en inglés a sus empleados: "Ignacio trabajó en la oficina de Park Street. Él será recordado por sus compañeros por su naturaleza, gentileza, su carácter amigable, su orgullo de herencia española y su pasión por el skateboarding. También será recordado por su valentía durante la tarde del ataque...". Ésta llegó a contratar los servicios de un detective para esclarecer el paradero de Ignacio cuando no se sabía si estaba en la lista de fallecidos. Tenía acceso a información extremadamente delicada... Hay una foto que antes pasaba desapercibida donde Ignacio mira un letrero de Pad Street. Entre grafittis se lee: "Si estás esperando por ese alguien especial que llegue y cambie tu vida para siempre... Echa un vistazo en el espejo"... Se va a perder Ignacio los cumpleaños venideros de sus sobrinas. La felicidad del reconocimiento de que, en Tokio 2020, el skateboard será deporte olímpico. No lo verá. Ni su nombre en plazas, como el de su tío abuelo obispo. Ni que el propio presidente y su Gobierno le concedieran una medalla en su honor. Ni a su familia sobrellevando la tristeza recordando su hazaña. Ni a sus colegas haciendo piruetas en el Baysixty six, su skatepark favorito de Londres que visitó poco antes de morir. Ni ese patinete sin ruedas, en el lugar donde falleció, camuflado en medio de flores. En la tabla figura su nombre, lo que es una despedida justa. Ni unos pétalos que vuelan como Superman.

El síndrome del profesor quemado

(En este artículo se ofrece una versión ridícula y muy superficial del problema, pero al menos lo aborda)

Cristina Galafate, "Estrés y ansiedad entre los docentes", El Mundo, hoy:

Más de la mitad del profesorado vive con tensión los conflictos y no puede desarrollar su tarea con normalidad. La fotografía subida de tono del profesor J. R. B. estuvo circulando por grupos de WhatsApp y redes sociales durante varios días hasta que llegó a empapelar las paredes del instituto donde el protagonista daba clase. Nunca se supo quién fue responsable de colgarla, pero gran parte del alumnado e incluso algunos padres ya incorporados a las nuevas tecnologías contribuyeron a su difusión. La situación en los siguientes meses en el instituto madrileño fue tan insostenible que J. R. B. fue dado de baja y después se procedió a su traslado.

Según el Defensor del Profesor, Jesús Niño, los casos de 'ciberacoso' han aumentado un 10% en el último curso y son los más numerosos, junto a las faltas de respeto y los problemas de conducta en las aulas. El insulto, la amenaza y la intimidación cuentan además con la pantalla del ordenador, la tableta o el teléfono móvil como sofisticado estilete ofensivo. 

El coordinador nacional de este servicio creado por el sindicato ANPE (Asociación Nacional de Profesionales de la Enseñanza) en 2005 recuerda, por ejemplo, los 'e-mails' en tono amenazador del padre de un alumno a un compañero que pidió la ayuda del organismo por vía telefónica: «He recibido una respuesta incluso peor que la anterior. En 20 años de profesión nunca me había pasado nada parecido. (...) ¿Puedo llevar los correos a la Policía?».

«Las Tecnologías de la Información y la Comunicación son las herramientas que se han utilizado, en ciertas situaciones, para generar el resto de problemas. En un 19% de los sucesos atendidos se señalaban las redes sociales como herramienta de acoso y agresión», indica Niño. 

Lo que antes se circunscribía al ámbito educativo y se situaba en un espacio y tiempo determinados se extiende a cualquier lugar y momento del día. «Ahora el docente puede estar fuera de su horario lectivo, lejos de su lugar de trabajo y, sin embargo, continuar siendo víctima de vejaciones», asevera Niño.

Aunque esta tipología aumenta en Educación Primaria, es especialmente significativa en la ESO y, en ocasiones, se hace difícil el control del uso de la tecnología en las aulas. Sin duda, opina el Defensor del Profesor, la figura del docente ha perdido autoridad. 

«Conviene recordar el cambio social en relación con el papel de la escuela, que ha pasado de ser un lugar de aprendizaje respetado a un espacio donde se manifiestan insatisfacciones y controversias. Ambos aspectos producen en el profesorado un notable desgaste, contribuyendo a la aparición de ciertas alteraciones emocionales, como la ansiedad o la depresión».

Más de la mitad del profesorado vive con tensión los conflictos y prácticamente un tercio no puede desarrollar su tarea con normalidad, recoge ANPE en su último informe.

Datos y cifras aparte y al margen de la intensidad y gravedad de las agresiones, Jesús Niño califica el hecho de que estos acontecimientos se estén produciendo como «grave». Elevados picos de ansiedad y estrés, un sentimiento de baja realización personal, agotamiento emocional, trato distante con los alumnos y descenso del estado de ánimo son algunas de las señales del 'profesor quemado', indica David Lanzas, psicólogo de Álava Reyes.

«Siempre que haya violencia, habrá que denunciarlo a los responsables del centro para que se tomen las medidas oportunas. Quizá necesitemos aprender estrategias para manejar las problemáticas por las que estamos pasando. Tanto para disponer de ellas como para efectuar una buena evaluación de las alternativas y un análisis de consecuencias ajustado, sería bueno acudir a terapia».

En otro centro se ha abierto expediente a un alumno de 4º de la ESO que ha colgado un vídeo en internet ridiculizando a dos docentes. Mientras se decide el castigo, pasan los días y estas profesoras deben lidiar con el alumno sin que el muchacho haya visto las consecuencias de su conducta. «No se debe entrar a dialogar en el momento de ira o pico de violencia, ya que en este momento la emoción está disparada y no atendemos a razones; además, el alumno puede ponerse a la defensiva y aumentar la violencia».

sábado, 10 de junio de 2017

Los últimos y penosos días de Juan Goytisolo

Francisco Peregil, "Goytisolo en su amargo final", en El País, 10-VI-2017:

La imposibilidad de escribir y la necesidad de dinero para costear los estudios de sus ahijados deprimieron al escritor.

Hace tres años Juan Goytisolo apenas contaba con medios para subsistir. Le era imposible costear los estudios de sus tres ahijados, algo que se había convertido en su razón de vida. Le fallaban las fuerzas para emprender una obra de envergadura y en abril de 2014 escribió el siguiente documento: “Mi decisión de recurrir a la eutanasia a fin de no prolongar inútilmente mis días obedece a razones éticas de índole personal. Desaparecida la libido y con ella la escritura, compruebo que ya he dicho lo que tenía que decir. Tampoco mi cuerpo da para más. Cada día constato su deterioro y antes que ese declive afecte a mi capacidad cognitiva prefiero anticiparme a mi ruina y despedirme de la vida con dignidad”. Y seguía: “La otra razón de la eutanasia es la de asegurar el porvenir de los tres muchachos cuya educación asumo. Me parece indecente malgastar los recursos limitados de que dispongo, y que disminuyen a diario, en tratamientos médicos costosos en vez de destinar este dinero a completar sus estudios. Por todo ello, escojo libremente la opción más justa conforme a mi conciencia y respeto a la vida de los demás”.

Goytisolo escribía siempre a mano y a mano firmó el documento. Se lo pasó al ordenador la persona que solía transcribirle muchos textos, Rafael Fernández, un profesor del Instituto Cervantes de Marrakech que murió de cáncer ese mismo año. Goytisolo estaba obsesionado con la educación de sus tres ahijados: Rida, que ahora tiene 23 años, Yunes, también 23, y Jalid, 18. Rida es hijo de su gran amigo Abdelhadi y los otros dos son hijos de Abdelhaq, hermano de Abdelhadi. Todos ellos, más la esposa de Abdelhaq, vivían con Goytisolo en un antiguo hostal, que el escritor compró en 1997. Formaban lo que él llamó su “tribu” y su tribu lo cuidó hasta el final.

En 2004 comenzó a tener dificultades económicas. El entonces director del Instituto Cervantes, César Antonio Molina, le facilitó giras de conferencias en la institución e intercedió para que le encargasen cursos de verano. A partir de 2007 EL PAÍS pasó de abonarle los 250 euros que cobraba por artículo a asignarle una mensualidad de 3.000 euros. El sueldo lo percibió en Marruecos hasta el último momento, aunque no escribiera. “Una vez descontados los impuestos, le llegaban 2.200 euros, lo indispensable para vivir”, señala alguien próximo. Las fuentes que aparecen en este artículo sin nombre y apellido solicitaron expresamente mantenerse en el anonimato.

En 2014 Goytisolo asumía que su cuerpo no daba para más. Tenía 83 años, pero lo peor quedaba por venir. Siete meses después de escribir el documento de la eutanasia, en noviembre de 2014, se anunció la concesión del premio Cervantes, el más importante en lengua española, dotado con 125.000 euros. El problema es que Goytisolo se había opuesto en varias ocasiones a ese galardón. En enero de 2001, tras anunciarse el premio para Francisco Umbral, Goytisolo publicó un artículo en este diario titulado Vamos a menos donde criticaba “la putrefacción de la vida literaria española” y “el triunfo del amiguismo pringoso y tribal”.

Goytisolo terminó aceptando el premio y ese hecho le hundió más en su depresión. Porque continuaba sin fuerzas para escribir y era consciente de que se había contradicho al aceptarlo. Sus íntimos insisten en que ni le deslumbraron los focos ni le atrajeron los honores. Pero ahora que contaba con dinero para los muchachos ya no le encontraba sentido a seguir viviendo. La víspera del 23 de abril, fecha de la entrega solemne del premio en Alcalá de Henares, llamó en Madrid a un amigo para que lo ayudara a comprarse un traje. Solo disponía de una corbata y decía que no conjuntaba con la camisa. Cuando el amigo llegó al hotel le dijo que no tenía fuerza ni ánimo para salir a la calle. Su familia deseaba hacerse una foto con los reyes de España. Pero él estaba tan perdido que no solo se olvidó de la foto , sino que al concluir el acto reparó en que ni siquiera había saludado a los reyes en su discurso.

Fractura de fémur

“Nunca cometió la vileza de decir que aceptó el premio por dinero”, recuerda un allegado. En 2016, una persona que sabía de su depresión lo invitó a París a pasar unos días. Goytisolo le entregó el documento de la eutanasia. Tras leerlo, le dijo: “Como amigo te pido que no lo hagas. Porque estos muchachos, aparte del dinero, tienen derecho a tenerte ahí. No se trata solo de que les pagues la carrera. Dicho esto, si quieres seguir adelante, entonces vámonos a un notario y lo dejamos todo resuelto para tu sucesión”.

Pero Goytisolo no fue al notario. Esa misma noche de principios de marzo lo llamó Carole, hija de su esposa, Monique Lange, escritora fallecida en 1996. Carole tenía 56 años, se había separado de su marido y pidió una suma al escritor. Juan Goytisolo, que otras veces la había ayudado, en ese momento le dijo que no disponía de fondos. No obstante, quedaron para cenar al día siguiente.

"Desaparecida la libido y con ella la escritura, compruebo que ya he dicho lo que tenía que decir. Tampoco mi cuerpo da para más"

Pero ese día, al mediodía, Goytisolo recibió la noticia de que Carole se había suicidado. “Esa noche estuve con él”, relata este amigo, “y fue horroroso. Estaba ausente, con cien años más encima. Apenas podía caminar. Decidió volver a Marrakech al día siguiente, sin esperar el entierro de Carole. La familia de Carole estaba muy ofendida por el hecho de que no se quedara al entierro. Pero Juan estaba hundido”. El autor de Juan sin Tierra volvió a Marrakech. Tres semanas después, coincidiendo con la Semana Santa de 2016, se cayó al bajar las escaleras del café de la plaza Yemáa el Fna donde solía acudir cada tarde. Se fracturó el cuello del fémur. Ingresó en la Polyclinique du Sud, aunque su seguro solo tenía validez en el Hospital de Barcelona.

Como su empeño era gastar el mínimo dinero posible en sí mismo con tal de dárselo a sus ahijados, Goytisolo se empeñó en salir de la clínica al cabo de dos días. Los médicos se negaban, porque padecía insuficiencia respiratoria y flebitis. Y además, sufría unos dolores espantosos a causa de la rotura del fémur. Sin embargo, se marchó del centro. Y esa misma noche, en su hogar, quedó al borde de la muerte. El embajador de España en Rabat, Ricardo Díez-Hochleitner, y la cónsul honoraria de Marrakech, Khadija Elgabsi, lograron que la clínica lo readmitiera, aun sin pagar la garantía. Quienes lo vieron salir aquella noche de casa en camilla por los callejones de la medina aseguran que iba más muerto que vivo.

Carta del autor de 'Señas de identidad', firmada en abril de 2014, que empieza así: "Mi decisión de recurrir a la eutanasia a fin de no prolongar inútilmente mis días obedece a razones éticas de índole personal”.

Goytisolo solo aguantó tres días en el centro médico. Sin embargo, lograron convencerle para que tratarse sus enfermedades con el seguro en España. Llegó a Barcelona en abril de 2016 y permaneció un mes internado. Varios amigos, miembros de su familia española, como su sobrina Julia —musa del poema Palabras para Julia, de José Agustín Goytisolo— y empleados de la agencia literaria Carmen Barcells se turnaron para cuidarlo en el Hospital de Barcelona y en un centro de rehabilitación. Con todo, él quiso regresar a Marrakech.

Estuvo varios meses con la movilidad bastante reducida. Y el 18 de marzo de 2017 sufrió un ictus cerebral. Entró por urgencias en la Clínica Internacional de Marrakech. “Los médicos me dijeron que lo más probable era que muriese a lo largo de la madrugada”, relata la cónsul honoraria de Marrakech, Khadija Elgabsi. “Sin embargo, por la mañana recobró la conciencia y me pidió hablar con su amigo José María Ridao”. Contactado por teléfono en París, el escritor y diplomático comenta que Goytisolo estaba un poco desorientado esa mañana. “Me contó lo mal que lo había pasado. Hablaba con una leve dificultad, pero su voz era firme”.

Una vez más, Goytisolo decidió marcharse. Dejó el hospital a los tres días, contra el criterio de todos los médicos. Dos días después de llegar a casa perdió el habla y a los cuatro, la capacidad de moverse. En la madrugada del pasado domingo falleció. Su compañero Abdelhadi nos explicaba horas después en su casa: “Últimamente tenía dificultades para respirar. Pero murió tranquilo, en su cama”.

Este es el drama que cargaba sobre sus espaldas el hombre ataviado con corbata verde a rayas que el 23 de abril de 2015, durante la lectura de su discurso, preguntó: “¿Cuántos lectores del Quijote conocen las estrecheces y miseria que padeció [Cervantes], su denegada solicitud de emigrar a América, sus negocios fracasados, estancia en la cárcel sevillana por deudas, difícil acomodo en el barrio malfamado del Rastro de Valladolid con su esposa, hija, hermana y sobrina en 1605, año de la Primera Parte de su novela, en los márgenes más promiscuos y bajos de la sociedad?”.

Goytisolo logró reparar, al menos, la injusticia social que padecieron todos los miembros y ancestros de su tribu, condenados a la pobreza y el analfabetismo. Hoy, Jalid ha concluido un ciclo de formación profesional, Rida estudia cine en Marrakech y Yunes ha terminado este mes en Francia una carrera de ingeniería.

Qué hacer para que los niños adquieran inquietudes

Beatgriz G. Portalatín, "¿Qué hacer para que tus hijos tengan inquietudes?", en El Mundo, 10-VI-2017:

Los niños de entre cuatro y siete años ven más de dos horas de tele al día. Para adquirir el hábito de la lectura es clave que padres e hijos lean juntos.

"No tengo talentos especiales", decía Albert Einstein, "pero sí soy profundamente curioso". Si algo tenía claro el genio es que, en la vida, "lo importante es no dejar de hacerse preguntas". La curiosidad es algo innato desde que nacemos y nada mejor que la infancia para descubrirla y para fomentar las ganas y la ilusión por hacer cosas, evitando pasarse el día entero sentados delante de una pantalla. Pero ese afán por estar activos se ha de desarrollar principalmente dentro del propio hogar. Por ello, es de gran ayuda que los padres sepan qué pueden leer sus hijos o qué actividades son más positivas para que crezcan en un ambiente favorable a la cultura, receptivos al saber y abiertos al mundo. Que sean ciudadanos responsables y personas con empatía hacia la sociedad en la que les toca vivir. Sin duda, uno de los hábitos más positivos es la lectura, la piedra angular de todo aprendizaje. Tal es así que desde el Ministerio de Educación se quiere dar más peso a esta actividad en el currículo y para ello se estudia aumentar el tiempo dedicado a las leer en el horario escolar. "Leer es sobre todo divertido, nos transporta a infinitos momentos y lugares, nos presenta a personajes de lo más variopinto que nos hacen vivir experiencias, por lo que amplía nuestro mundo y fomenta la empatía, nos abre la mente y nos enseña. Sin darnos cuenta, leyendo adquirimos conocimientos y capacidades que van desde hechos y datos hasta destreza lingüística, expresiva y comunicativa. Además, leer mejora la concentración, la creatividad, la curiosidad y la memoria", asegura a EL MUNDO Mariola Lorente, licenciada en Filosofía e investigadora de la Universidad de Padres. Estar en contacto con libros desde bebés es algo imprescindible, señala. "La experiencia de leer a los hijos un rato cada día es realmente enriquecedora y no tiene por qué terminar cuando ya leen solos. Además de introducir el hábito, es un momento íntimo, compartido y especial, que genera un vínculo muy bonito entre padres e hijos", mantiene esta experta.En España, el 35% de los padres realiza lectura compartida con sus hijos, según recogen los datos del reciente Barómetro CICLIP, realizado por la Asociación Española de Comprensión Lectora. El dato es muy bajo ya que, según señala Rafael Villalón, coordinador del estudio, "hay que dedicar 10 minutos al día a leer de forma compartida, lo que supone tan sólo el 1% del tiempo de los padres". Del mismo modo es aconsejable que "los progenitores visiten con sus hijos bibliotecas y librerías, al menos una vez por semana y sobre todo, que les regalen lectura: el libro debe convertirse en un regalo y no en una obligación".Pero, sin duda, lo más importante para que los niños se familiaricen con la lectura es que lo vean hacer en su propia casa, es decir que vean a sus padres leyendo, incluso se dice que los niños que tienen una biblioteca en casa tendrán un mayor acercamiento y gusto por los libros.Aventuras y risasLas editoriales tienen una gran variedad de títulos infanto-juveniles para que los niños puedan elegir el que más les guste en cada momento. Lo esencial es darle libertad de elección, según la edad y los gustos: "No hay consejos únicos, cada niño es diferente", indica Villalón. Por ejemplo, una opción muy buena para aquellos que están empezando a leer o para los que tienen más recelo a la lectura, son los cómics. Según el Barómetro CICLIP, las temáticas favoritas de los niños son las de aventuras (75%); humor (29%), viajes/naturaleza (28%) y misterio/espionaje (26%). Les siguen las relacionadas con ciencia-ficción (15%), deporte y salud (10%), románticos (6%) y terror (3%).

Las tres fases de la lectura de apoyo

De 0 a seis años. Equiparar la lectura como un juego. Su cerebro es como una esponja, por ello es clave leer con ellos mirando las ilustraciones y analizar las emociones de los personajes, pronunciar las palabras en voz alta para que las repita, etc.

De siete a 12 años. Ayudarles a afianzar las habilidades lectoras que adquieren en el colegio. El hábito se fomenta en casa, por eso es importante no abandonarlos. Si tiene dificultades y no le acompañamos, se frustrará, lo dejará y verá la lectura como algo tedioso.

A partir de los 12. Incorporar la lectura como un hobby. Los niños deben leer lo que les gusta y acorde con su realidad. Los padres pueden asesorar, pero no imponer. Si un adolescente lee, tendrá mayor criterio.

"La literatura infantil y juvenil en España goza en estos momentos de una excelente forma física", asegura Antonio Ávila, director ejecutivo de la Federación de Gremios de Editores de España. Y así lo muestran los datos de 2015 de esta federación. La literatura infantil y juvenil facturó 258,82 millones de euros, lo que supone un 11,5% del total de la facturación del sector editorial; y en cuanto al formato digital, la facturación fue de 6,07 millones de euros (5,3% de la facturación total del sector). "Los padres tienen un gran abanico de calidad para poder elegir lo mejor y lo que más les guste a sus hijos", afirma Ávila.Una buena manera de motivar a los pequeños es llevarles a actividades de ocio compartidas relacionadas con la lectura. Diversión en grupo Acudir a festivales musicales, conciertos y teatros, actividades de cuentacuentos, danza, ballet... Llevarles a las ferias del libro locales de sus ciudades para que vean la cantidad de libros que hay, a los autores firmando; que ellos puedan elegir la actividad que desean hacer... Hay infinidad de actividades en las que los niños pueden disfrutar y aprender a la vez y descubrir un mundo lleno de posibilidades que les abra la mente. "Los niños aprenden el valor de compartir, de divertirse en grupo, conectan con su entorno, con la naturaleza y con la vida real, y no como ocurre con las pantallas, que sólo consiguen aislarles", afirma Lucía Galán, pediatra del Hospital Vithas Medimar Internacional (Alicante) y autora del blog Lucía, mi Pediatra. Pero sin duda, "la mejor forma de motivar a los pequeños hacia estas actividades es simple: llevarlos", asegura Lorente: "Tenemos que acabar con esa falsa idea de que los niños se aburren en esos sitios. No hace falta infantilizar para gustar. De hecho, hay un montón de actividades no propiamente infantiles que pueden practicar: ciencia, poesía, arquitectura, música, fotografía, filosofía para niños...Una sencilla búsqueda en la red nos dará pistas sobre la oferta de nuestra localidad".No hay que olvidar que "todos los niños son curiosos y les encanta aprender. Estas cualidades son un tesoro, y en casa tenemos la oportunidad de alimentarlas de un modo relajado y divertido, sin presiones de notas", añade la investigadora. Del mismo modo, para que los niños se impliquen en estas actividades, es clave que los padres den ejemplo. "Que los vean leer en casa, escuchar música, cantar, bailar o hablar del último libro con el que están. Los niños lo escuchan todo. Si los padres ponemos música, leemos y realizamos actividades culturales, copiarán esos patrones y serán adultos no solamente más cultos sino también más empáticos y emocionales, que es de lo que se trata", explica Lucía Galán.¿Cuántas horas de tele pueden ver?Uno de los temas que más preocupa a los padres es la influencia de la televisión. Pero hoy en día es inevitable que los niños la vean y, además, que les guste, por tanto, ante esta realidad. lo mejor es hacer un uso responsable y sacar lo bueno que la pequeña pantalla puede dar a los niños. "Hoy en día hay una gran cantidad de canales infantiles que los padres pueden elegir según la edad del niño. Lo importante es que el contenido sea adaptado a su edad", asegura Alejandro Perales, asesor técnico de la Asociación de Usuarios de la Comunicación. Esta selección es especialmente vital cuando se trata de programas dirigidos al aprendizaje, indica. Otro consejo que puede ser muy útil para aquellos pequeños que están aprendiendo a leer o a escribir y así fomentar en ellos la comprensión lectora es "activar los subtítulos de los dibujos animados, como se hace habitualmente en algunos países como Finlandia", señala Villalón. La clave es no abusar de la televisión: "Lo ideal es que no la vean más de una hora al día entre semana, y no más de dos o tres horas los sábados y domingos", recomienda Perales. En este sentido, este experto recuerda que la televisión no es la única pantalla a la que están expuestos los niños y que el tiempo dedicado a móviles, tabletas u ordenadores no computa por separado.En niños menores de dos años los pediatras directamente desaconsejan el uso de cualquier tipo de pantalla. "La Asociación Americana de Pediatría recomienda la no exposición a ningún tipo de pantalla hasta los dos años de vida y en los más mayores no más de dos horas al día. En general, cuanto menos mejor", señala Galán, quien subraya que, como padres, es importante "seleccionar los contenidos para que no haya violencia, agresividad o un lenguaje no apto para sus edades".Para ello, es preciso recalcar dos cosas fundamentales que "son todavía una asignatura pendiente", señala Perales. En primer lugar y según explica el experto, sería preciso un etiquetado correcto de los programas que dejase muy claro cuál es la orientación por edad y cuál es el tipo de contenido, como ocurre por ejemplo con los videojuegos, que tienen una calificación por edad y además te dicen qué tipo de contenidos hay. Y, en segundo lugar, respetar los horarios: "Hay ciertos programas dirigidos a niños que se emiten a partir de las 22 horas. Eso es una llamada para que los pequeños vean la tele por la noche, lo que es malo para su salud. Además, así están más expuestos a encontrarse y poder ver contenidos de adultos, por ejemplo al hacer zapping durante los anuncios", recalcan desde la Asociación de Usuarios de la Comunicación.

jueves, 8 de junio de 2017

En ciencias desean más humanidades


Una ingeniera, un arquitecto, un médico y un economista explican el valor de las Humanidades en sus disciplinas y lamentan el aislamiento entre las dos ramas del saber

La mayoría de nosotros no hicimos Filosofía ni tenemos mucho interés por el teatro barroco. Si nos gusta la música, que claro que nos gusta, no es por la asignatura del Bachillerato. ¿Sirvió para algo estudiar a Sócrates y a Baroja a los 16 años? ¿Aprender a leer una partitura? ¿Memorizar el genitivo en BUP? El abandono de las Humanidades en la educación es un asunto sobre el que se discute con frecuencia. Adiós al griego, adiós al latín, menos Historia... ¿Es real ese abandono o no es para tanto? ¿Es inevitable? ¿A qué nos lleva? 

Esas preguntas las suelen contestar admirables catedráticos de Filosofía y académicos de la lengua, deprimidos por la extinción de su cultura. ¿Qué van a decir? Qué desastre todo. Cambiemos ahora el foco: y la gente que ha hecho carreras técnicas y de ciencias, ¿qué dice de la melancolía de las Humanidades?

Van tres preguntas sencillas: ¿se nota para bien cuando un alumno o un colega trae equipaje de letras? ¿Es frecuente encontrar compañeros de éxito que sean básicamente unos ignorantes fuera de su disciplina? Y tercero: si pudieran influir en los planes de estudios, si pudieran decir: «En cuanto a Humanidades, necesitamos que los alumnos sepan esto y puedan hacer aquello»... ¿qué pedirían? Contestan una ingeniera, un arquitecto, un economista y un médico. Y, en resumen, todos están de acuerdo: las Humanidades no son ajenas a su oficio; todos quieren más formación humanística. O mejor.

La respuesta más extensa es la de Eva Navarro, cuya especialidad, explica, está entre la Robótica y las Matemáticas. Dirige grupos de investigación en Manchester y, además, pinta. «Hay un enfoque erróneo, separar a la gente en cajas: en España se dice: 'Soy de Ciencias, y puedo ser un ignorante en todo lo de Letras; soy de Letras y se me perdona ser un ignorante en Ciencias'. Es un error básico. ¡La Ciencia es parte de las Humanidades!». 

«En general, en las ramas de Ingeniería y Tecnología es difícil encontrar a gente con un equipaje de Letras. Tenemos dos graves problemas: primero, se tiende a ser insular (en España, por ejemplo, no se fomenta el trabajo en equipo, como en el Reino Unido) y, segundo, el bajo número de mujeres (en algunas áreas como la computación decrece, ¡y venimos de números muy bajos!)». Y con pocas mujeres, opina Navarro, su disciplina «se brutaliza».

Entonces, al ingeniero que lee algo, lo que sea pero lee, ¿se le nota? Sí. «Es más flexible, generoso y abierto en la forma de trabajar, mucho más creativo y, además, cuida más a la gente de sus equipos: las Humanidades te hacen más inteligente emocionalmente. Y esto lo ves dentro y fuera del trabajo». Un ejemplo: el trabajo fuera del laboratorio, en la clase. «Como docente, las Humanidades me dan generosidad para escuchar a mis alumnos y creatividad para romper formas de enseñar clásicas en el aula».

«Un ingeniero que lee es más flexible y creativo y, además, es generoso y cuida mejor a su equipo»

Y si pudiera influir en los planes de estudios... «Necesito urgentemente que los estudiantes no tengan faltas de ortografía y sean capaces de articular ideas por escrito. Además, y fundamentalmente, hay que animarlos a observar el mundo, a tener un pensamiento crítico, a conocer su historia, a pensar, a escribir, a conocer otras culturas a través de sus idiomas. También pediría que en las ramas de Letras enseñaran más Ciencia y Matemáticas». 

Patxi Mangado, arquitecto, premio FAD y profesor en Navarra y en Yale, está en la misma línea: «La devaluación del conocimiento en Humanidades es un drama. Es inimaginable hacer buena arquitectura sin entender algo de Historia, de política y de cultura. Sin poder articular situaciones complejas».

«Un proyecto de arquitectura es forma, pero, sin sentido, se vuelve formalismo, se banaliza. Todos los proyectos tienen una dimensión ética. Son un modelo de crítica social y propositivo. ¿Cómo vamos a proponer y criticar sin saber leer el mundo que nos rodea? El pasado es eficaz». 
Y ¿no le ocurre que, a veces, se encuentra con alumnos que tienen un talento intuitivo sin tener mucho interés por nada en particular? «Lo de la intuición es un malentendido. No hay intuición posible que no venga del conocimiento. Pueden ser eficaces, no más. A mí me dan pena esos casos, la capacidad perdida...».

Y termina: «De los alumnos espero que tengan sentido crítico. No pido conocimientos concretos. Sólo mentes abiertas con sentido crítico».

«La medicina es, en parte, empatía. ¿Y dónde se aprende más empatía que en la literatura?», dice Francisco Igea

Alguien dirá que los arquitectos siempre han sido diferentes. Pero también está el tópico del médico humanista. Francisco Igea es doctor, especialista en el sistema digestivo y diputado de Ciudadanos en el Congreso. Esta primavera expuso la ponencia del debate de la Ley de la Muerte Digna. «Había una broma que decía que el médico humanista es un peligro, porque habrá que ver de dónde saca el tiempo para leer. Yo pienso lo contrario: si encuentro un médico que no lee, sospecho». 

Porque diagnosticar es como leer al paciente, ¿verdad? «Parte de nuestro trabajo es la empatía, ponernos en el lugar de los otros. ¿Y dónde se aprende más empatía que en la literatura?» Así que Igea pide estudiantes con el hábito de la lectura grabado en su educación, nada más. «La preparación técnica cada vez nos exige más tiempo y los jóvenes se obsesionan con el protocolo. El protocolo, el protocolo... Y yo les digo: '¿Sabes cuál es el protocolo? Haz como si el paciente fuera tu madre'».
Falta el economista. Erik Schiele es alemán, da clases en el Instituto de Empresa y carga con una educación atípica. «Hasta los 18 años me dediqué básicamente a estudiar Latín en el instituto con más tradición de Stuttgart». Lo cuenta como un tesoro. «Me quedó el pensamiento estructurado. Me preparó para enfrentarme a problemas». 

¿Qué pasa cuando llega un alumno en el que se intuye algo diferente? «Tienen una ventaja, algo que los chicos que se han enfocado en el management no pueden tener. Pueden reflexionar mejor ». 
Schiele también diseña los talleres de Ética del IE. «Analizamos qué es lo correcto. Cómo nos metemos en trampas. Qué dilemas nos esperan... Eso es lo que debatimos en clase». Y ahí, explica, las Humanidades también importan.

«¿Que qué pediría? Pido mejor comprensión lectora, mejor habilidad en la redacción, que los alumnos puedan expresar bien un argumento por escrito, apertura mental y sentido crítico». No es tanto.

Sustos, presiones e improvisaciones

FILOSOFÍA.

El último susto por la marginación de las Humanidades lo tuvimos en diciembre pasado, cuando el BOE anunció que la prueba de Bachillerato que este mes sustituirá a la Selectividad no iba a preguntar a los alumnos por sus conocimientos de Filosofía de 1º. La medida, improvisada en medio de grandes presiones de la comunidad educativa, tendrá rectificación. El PP ha anunciado que potenciará la asignatura en la nueva ley que salga del Pacto de Estado por la Educación.

Nicolás Gómez Dávila

No poco del pensamiento reaccionario es absolutamente despreciable, con pocas excepciones; una de ellas es la de Nicolás Gómez Dávila.

He aquí una selección de sus aforismos tomada de Escolios a un texto implícito (Atalanta, 2009):


La originalidad de una obra depende a veces de lo que su autor no sabe hacer. Hay una impotencia creativa.



La inteligencia no aspira a liberarse, sino a someterse. La verdad es el resplandor de la necesidad.



Burguesía es todo conjunto de individuos inconformes con lo que tienen y satisfechos de lo que son.




La sabiduría consiste en resignarse a lo único posible sin proclamarlo lo único necesario.



Ser joven es temer que nos crean estúpidos; madurar es temer serlo.



Cuando cobra total seriedad, la meditación metafísica culmina en relato autobiográfico.



El discípulo no es dueño ni de una solución ni de un problema, sino de un vocabulario. Su función se limita a formular banalidades en el léxico de su maestro.




Que el ser amado sea la tierra de nuestras raíces destrozadas.



El amor ama la inefabilidad del individuo.



El progresista cree que todo se torna pronto obsoleto, salvo sus ideas.



Una vocación genuina lleva al escritor a escribir solo para sí mismo: primero por orgullo, después por humildad.



La literatura que divierte al que la hace aburre al que la lee.




El primer paso de la sabiduría está en admitir, con buen humor, que nuestras ideas no tienen por qué interesar a nadie.



El político tal vez no sea capaz de pensar cualquier estupidez, pero siempre es capaz de decirla.



Madurar no consiste en renunciar a nuestros anhelos, sino en admitir que el mundo no está obligado a colmarlos.



La dialéctica es la simulación de un diálogo dentro de un soliloquio.



Quien tenga curiosidad de medir su estupidez, que cuente el número de cosas que le parecen obvias.




El tema del escritor auténtico son sus problemas; el del espurio, los de sus lectores.

Otros entre algunos de los que más le gustan a Fernando Savater:

"Lo contrario de lo absurdo no es la razón, sino la dicha".

"El bárbaro o totalmente afirma o totalmente venera. La civilización es sonrisa que mezcla discretamente ironía y respeto" 

Según Savater, "entronca con un comentario muy parecido de Isaiah Berlin, quien señaló en oposición al fanatismo del bárbaro que la persona civilizada está dispuesta a luchar e incluso morir por ideas en las que no cree del todo", esto es, la frase atribuida a Voltaire.

Otros más:


Nada más peligroso que resolver problemas transitorios con soluciones permanentes.


La inteligencia no consiste en encontrar soluciones sino en no perder de vista los problemas.


Nunca es demasiado tarde para nada verdaderamente importante.



Cuando se deje de luchar por la posesión de la propiedad privada se luchará por el usufructo de la propiedad colectiva.

Patrocinar al pobre ha sido siempre, en política, el más seguro medio de enriquecerse.

La actitud revolucionaria de la juventud moderna es inequívoca prueba de aptitud para la carrera administrativa.


Las revoluciones son perfectas incubadoras de burócratas.

Demagogia es el vocablo que emplean los demócratas cuando la democracia los asusta.

La política sabia es el arte de vigorizar la sociedad y de debilitar el Estado.

¿La tragedia de la izquierda? -Diagnosticar la enfermedad correctamente, pero agravarla con su terapéutica.

Ayer el progresismo capturaba incautos ofreciéndoles la libertad; hoy le basta ofrecerles la alimentación.


El pueblo no elige a quien lo cura, sino a quien lo droga.

En el Estado moderno las clases con intereses opuestos no son tanto la burguesía y el proletariado como la clase que paga impuestos y la clase que vive de ellos.

Cuando las codicias individuales se agrupan, acostumbramos bautizarlas nobles anhelos populares.

Ante el hombre inteligente que se vuelve marxista sentimos lo mismo que el incrédulo ante la niña bonita que entra al convento.

Las decisiones despóticas del Estado moderno las toma finalmente un burócrata anónimo, subalterno, pusilánime, y probablemente cornudo.

Mientras más grave sean los problemas, mayor es el número de ineptos que la democracia llama a resolverlos.

La salvación social se aproxima cuando cada cual confiesa que solo puede salvarse a sí mismo.

La sociedad se salva cuando sus presuntos salvadores desesperan.

Reformar la sociedad por medio de leyes es el sueño del ciudadano incauto y el preámbulo discreto de toda tiranía.

La ley es forma jurídica de la costumbre o atropello de la libertad.

El auténtico revolucionario se subleva para abolir la sociedad que odia, el revolucionario actual se insurge para heredar una que envidia.

La pasión igualitaria es una perversión del sentido crítico: atrofia de la facultad de distinguir.

Nunca podemos contar con el que no se mira a sí mismo con mirada de entomólogo

No reprobamos el capitalismo porque fomente la desigualdad, sino porque favorece el ascenso de tipos humanos inferiores

Toda idea acaba de prostituta

La urbe moderna no es una ciudad; es una enfermedad

La jerarquías son celestes. En el infierno todos son iguales

Haber estado enamorado basta para refutar todo realismo epistemológico

Sólo la muerte es demócrata

La medida del éxito o el fracaso de la existencia es únicamente interior

Hasta el ateísmo es una definición de Dios

La ciencia se ha revelado capaz de enseñarnos cómo se hacen las cosas, pero incapaz de decirnos lo que debemos hacer.

La mejor crítica de la colonización española son las repúblicas sudamericanas.

Ni la religión se originó en la urgencia de asegurar la solidaridad social, ni las catedrales fueron construidas para fomentar el turismo

Gastamos una vida en comprender lo que un extraño comprende de un vistazo: que somos tan insignificantes como los demás.

Los problemas metafísicos no acosan al hombre para que los resuelva, sino para que los viva.

El hombre es un problema sin solución humana.

La muerte de Dios es opinión interesante, pero que no afecta a Dios.

La fealdad de un objeto es condición previa de su multiplicación industrial.

Toda civilización es un diálogo con la muerte.

Cada día resulta más fácil saber lo que debemos despreciar: lo que el moderno admira y el periodista elogia.

Las extravagancias del arte moderno están enseñándonos a apreciar debidamente las insipideces del arte clásico.

Culpo a este siglo de inventar el pedantismo de la obscenidad.

De los seres que amamos su existencia nos basta.

La verdadera religión es monástica, ascética, autoritaria, jerárquica.

¿Cómo soportar este mundo moderno si no oyéramos ya un lejano rumor de agonía?

Lo que despierta nuestra antipatía es siempre una carencia.

Para el hombre moderno las catástrofes no son enseñanzas, sino insolencias del universo.

Lo que se piensa contra la Iglesia, si no se piensa desde la Iglesia, carece de interés.

Escribir corto, para concluir antes de hastiar.

Para excusar sus atentados contra el mundo, el hombre resolvió que la materia es inerte.

La única cosa de la cual nunca he dudado: la existencia de Dios.

El que habla de su ‘generación’ se confiesa parte de un rebaño.

El mundo moderno no será castigado. Es el castigo.

El imbécil no descubre la radical miseria de nuestra condición sino cuando está enfermo, pobre o viejo.

Serio es lo que los hombres serios creen juego.

Ideario del hombre moderno: comprar el mayor número de objetos; hacer el mayor número de viajes; copular el mayor número de veces.

La sociedad moderna no aventaja a las sociedades pretéritas sino en dos cosas: la vulgaridad y la técnica

No debemos pensar para nuestro tiempo o contra nuestro tiempo, sino fuera de nuestro tiempo

Toda ciencia se nutre de las convicciones que estrangula.

Aducir la belleza de una cosa en su defensa, irrita al alma plebeya.

Tener razón es una razón de más para no lograr ningún éxito.

El tirano no es veleidoso, sino sistemático. El tirano no se desparrama en caprichos, sino se concentra en una idea. El tirano es hombre de principios.

Que ‘rutinario’ sea hoy un insulto comprueba nuestra ignorancia en el arte de vivir.

El tonto se duele de lo que no tiene, el inteligente de lo que posee.

Las revoluciones espantan, pero las campañas electorales asquean.

La religión no se demuestra, se contagia.

La promiscuidad sexual es la propina con la que la sociedad aquieta a sus esclavos.

El tiempo es menos temible porque mata que porque desenmascara.

Cuando hoy nos dicen que alguien carece de personalidad, sabemos que se trata de un ser sencillo, probo, recto.

Sólo las letras antiguas curan la sarna moderna.

La vulgaridad consiste en pretender ser lo que no somos.

Nuestra civilización es un palacio barroco invadido por una muchedumbre greñuda.

Cualquier experiencia compartida termina en simulacro de religión.

Todo necesita justificar su existencia, salvo la obra de arte.

Las reivindicaciones libertarias del ciudadano moderno se limitan a reclamar el derecho de copular sin trabas en el ergástulo donde lo encierran.

A ninguno se nos dificulta amar al prójimo que nos parece inferior. Pero amar al que sabemos superior es otra cosa.

El placer es el relámpago irrisorio del contacto entre el deseo y la nostalgia.

El místico es el único ambicioso serio.

El escritor bien educado trata de ser claro. Pero no achaquemos siempre nuestra ineptitud a su mala educación. Explicar, en vez de aludir, supone desprecio al lector.

El alma crece hacia adentro.

Ningún trabajo deshonra, pero todos degradan.

Cada individuo llama ‘cultura’ la suma de cosas que mira con aburrición respetuosa.

La mayor astucia del mal es su mudanza en dios doméstico y discreto, cuya hogareña presencia reconforta.

Para volverse persona el individuo necesita que exista una norma rígida y, a la vez, que su cumplimiento sea libre. Donde no exista norma rígida el individuo se vuelve masa tan fácilmente como donde su cumplimiento no es libre.

No vale la pena escuchar a quien no pueda prometer un presente eterno.

Clérigos y periodistas han embadurnado de tanto sentimentalismo el vocablo ‘amor’ que su solo eco hiede.

La retórica, la inocencia, la gracia de la juventud, son productos que ciertas sociedades astutas elaboran.

Todo lo superior nos incomoda: la belleza o la bondad, el genio o Dios. 

La noción de ideología es invento ideológico del empeño de humillar lo grande.

La única ejecutoria de nobleza, en nuestro tiempo, es la derrota

Tan sólo entre amigos no hay rangos

Lo ritual es vehículo de lo sagrado. Toda innovación profana.

Gran escritor es el que moja en tinta infernal la pluma que arranca al remo de un arcángel.

De los modernos sucedáneos de la religión probablemente el menos abyecto es el vicio

Los argumentos con que justificamos nuestra conducta suelen ser más estúpidos que nuestra conducta misma.

Es más llevadero ver vivir a los hombres que oírlos opinar

El misterio inquieta menos que la fatua tentativa de excluirlo mediante explicaciones estúpidas.

Frente a tanto intelectual soso, a tanto artista sin talento, a tanto revolucionario estereotipado, un burgués sin pretensiones parece una estatua griega.

La ausencia del hombre es la condición última de la perfección de toda cosa.

La rebelión contra Dios es demente, pero no estulta. Ante un universo impasible, resignación y rebeldía son igualmente necias.

El episodio más patético es el de la indiferencia con que la mera juventud finalmente mira a la vejez más ilustre.

Nadie carece totalmente de cualidades capaces de despertar nuestro respeto, nuestra admiración o nuestra envidia. Quien parezca incapaz de darnos ejemplo ha sido negligentemente observado.

Nada me seduce tanto en el cristianismo, como la maravillosa inocencia de sus doctrinas.

La ausencia de vida contemplativa convierte la vida activa de una sociedad en un tumulto de ratas pestilentes.

En un siglo en el que los medios de publicidad divulgan infinitas tonterías, el ser culto no se define por lo que se sabe sino por lo que se ignora.

Aun cuando no existan recetas infalibles, ni siquiera para fracasar, el propósito de hacer algo excelente, en lugar de pretender tan solo hacer bien lo que hacemos, es sin embargo un abortivo eficaz.

Sólo las educaciones austeras forman almas delicadas y finas.

No es el origen de las religiones, o su causa, lo que requiere explicación, sino la causa y el origen de su oscurecimiento y de su olvido.

Lo eficaz no es denunciar la vileza de lo vil, sino mostrar la nobleza de lo noble.

No hay que esperar nada de nadie, ni desdeñar nada de nadie.

La sabiduría de este siglo se reduce a observar el mundo con la mirada amarga y sucia de un adolescente depravado.

Otras épocas quizá fueron vulgares como la nuestra, pero ninguna tuvo la fabulosa caja de resonancia, el amplificador inexorable, de la industria moderna.

Envejecer es catástrofe del cuerpo que nuestra cobardía convierte en catástrofe del alma.

El futuro próximo traerá probablemente extravagantes catástrofes, pero lo que más seguramente amenaza al mundo no es la violencia de muchedumbres famélicas, sino el hartazgo de masas tediosas.

El rango de nuestro adversario nos sitúa: ser vencedor o vencido es subalterno.

El odio al pasado es síntoma inequívoco de una sociedad que se aplebeya

Todo el mundo se siente superior a lo que hace, porque se cree superior a lo que es. Nadie cree ser lo poco que es en realidad.

El ‘político’ de conciencia más delicada apenas alcanza a ser una puta púdica

La perfección es el punto donde coinciden lo que podemos hacer y lo que queremos hacer con lo que debemos hacer.

¿Cómo no despreciar al pueblo? Basta que se ablanden las normas que nos civilizan, para que el pueblo sometido que gruñe en cada uno de nosotros desencadene sus torvos apetitos.

Ante el esplendor de las civilizaciones el hombre que conoce al hombre siente menos orgullo que sorpresa.

Un solo tipo de sociedad tuvo un contrato social por raíz histórica y por resorte ético: el feudalismo.

El demonio, actualmente, tiene forma geométrica.


Para la defensa de la libertad basta un soldado; la igualdad, para imponerse, necesita un escuadrón de policías.

¿Hoy quién puede creer en las actuales profecías, puesto que somos ese espléndido porvenir de ayer?

El mundo moderno parece invencible. Como los saurios desaparecidos

La sociedad industrial está condenada al progreso forzado a perpetuidad.

Verdadero aristócrata es el que tiene vida interior. Cualquiera que sea su origen, su rango o su fortuna.

Cuando todos quieren ser algo sólo es decente no ser nada.

Recordando las pifias de sus colegas de ayer, los críticos contemporáneos prodigan el incienso, sin advertir que más grave que ignorar a un gran artista es pasmarse ante un mediocre.

El proletariado no detesta en la burguesía sino la dificultad económica de imitarla.

Sólo hemos visto un urbanista genial: el tiempo.

Por mezquina y pobre que sea, toda vida tiene instantes dignos de eternidad.

No hay victoria espiritual que no sea necesario ganar cada día nuevamente.


El mundo moderno no tiene más solución que el juicio final. Que cierren esto