viernes, 15 de septiembre de 2017

Mi país es rico, pero yo no puedo ira al cole

Lola Hierro, "Mi país es rico, pero yo no puedo ir al cole. Hay 264 millones de menores sin escolarizar en el mundo y dos tercios viven en países de abundantes recursos naturales. Su explotación genera conflictos que afectan a la educación. Un informe lo analiza", en El País, 14 SEP 2017

A primeros de septiembre, ciudades y pueblos se llenan desde bien temprano de niños somnolientos y nerviosos que se enfrentan a su primer día de curso. Una imagen tan habitual para algunos no lo es en absoluto para muchos, muchísimos otros. En los últimos años se ha avanzado en la escolarización de los menores —entre 2000 y 2015 el acceso a la escuela primaria llegó al 90% de los niños— pero todavía quedan 264 millones sin escolarizar en todo el mundo. Y dos tercios de ellos viven en países ricos en recursos naturales, pero que paradójicamente ocupan los últimos puestos de desarrollo y tienen presupuestos en educación inferiores al 3% de su PIB.

Para llamar la atención sobre esta realidad tan chirriante, la ONG Entreculturas ha lanzado la campaña Escuelas en peligro de extinción y, con ella, un informe titulado Educación en zona de conflicto que analiza minuciosamente las relaciones entre el derecho a la educación, la explotación de recursos naturales, la paz y el desarrollo sostenible.

"La fuerte presión sobre los recursos minerales, fósiles, pesqueros, forestales, agrícolas o hídricos y la lucha por su control generan, además de degradación ambiental, tensión, conflictos, violencia y desplazamientos forzosos", resume el estudio, que describe cómo los civiles que viven en estas áreas explotadas ven vulnerados sus derechos. Sobre todo, el de la educación. Los datos hablan por sí solos: el 87% de las personas desplazadas en el mundo en la última década proceden de zonas de explotación minera y petrolera.

Y de eso sabe Hombeline Bahati, coordinadora de un proyecto de mejora de medios de vida con el Servicio Jesuita al Refugiado. Trabaja en Masisi, en la castigada región de Kivu norte, en la República Democrática del Congo (RDC). Un país con abundantes recursos minerales que lleva 20 años sumido en un conflicto sin visos de acabar. Oro, el tantalio que hace funcionar los teléfonos móviles... RDC es una mina y todos quieren beneficiarse de ella.

"Existen problemas tribales por el acceso a la tierra, porque con la crisis de los noventa de Ruanda, los hutus se desplazaron a Masisi y siguen ahí, y no hay sitio para todos", explica Bahati, en Madrid para dar visibilidad a su trabajo. Luego, desde que llegaron los blancos a ayudar y descubrieron la riqueza de nuestras montañas; empezaron a explotar la tierra y entonces ya no fue solo para cultivarla, sino para obtener mayores beneficios. Ahí entraron el Gobierno, las milicias, las grandes empresas extractivas... ya fue una lucha de todos contra todos", describe.

Solo en Masisi se aglutinan 11 campos de refugiados y Bahati trabaja en siete. Se estima que en ellos viven —o malviven— unas 36.000 personas. "A través de la formación en diferentes oficios, estas personas pueden ser autónomas. Son familias que tuvieron que irse a otros pueblos o a campos de refugiados para estar más tranquilos porque sufrían los enfrentamientos entre guerrillas o entre estas y el ejército regular".

Es un círculo vicioso: a menor educación, más conflictos, y a más conflictos, menor educación. Y la particularidad de que la contienda tenga que ver directa o indirectamente con la explotación de los recursos de un país solo empeora las cosas. Según el informe, es un agravante para los niños y niñas en edad escolar: "Diez de los países con indicadores educativos más bajos son ricos en recursos naturales. Ocho de ellos están siendo o han sido asolados por conflictos. De los 40 conflictos que se han producido entre el año 1999 y el año 2013 han conllevado ataques recurrentes a la educación, más de la mitad han estado vinculados directa o indirectamente con los recursos naturales", enumera. Y además, durante los últimos 60 años, entre cuatro y seis de cada 10 conflictos armados tuvieron un vínculo con la explotación de recursos naturales. La mayoría fueron en África subsahariana, pero también en América Latina y Asia.

La razón fundamental es que estas contiendas se prolongan más tiempo, llevan asociados mayores niveles de violencia, especialmente contra las mujeres, y son más difíciles de superar. El riesgo de resurgimiento es mucho más alto, en parte porque los procesos de paz y reconciliación no suelen abordar la gobernanza y gestión de los recursos naturales.

El 87% de las personas desplazadas en el mundo en la última década proceden de zonas de explotación minera y petrolera

En Masisi, Bahati es testigo a diario de cómo esto afecta a la educación de los niños: "Cuando hay un conflicto no funciona nada, y tampoco los colegios. Llegan familias desplazadas con sus hijos a una nueva comunidad y las escuelas de la zona no tienen plazas para todos, se desbordan, así que los menores no pueden acceder a la educación o acceden a una de muy mala calidad", describe.

Otras guerras menos visibles

Hay conflictos armados más violentos a primera vista, como por ejemplo el de RD Congo. En ellos se atacan escuelas, se asesina, se producen desplazamientos forzados de comunidades enteras y una importante degradación medioambiental. Pero existen otros de menor escala que afectan a millones de personas de pequeñas comunidades locales y tienen su origen en el acaparamiento de tierras que luego explotarán grandes empresas (cultivos intensivos de soja, por ejemplo, en América Latina) o en la lucha por recursos decrecientes (agua, tierras, pastos, pesca...).

Se calcula que hay activos más de 2.000 conflictos medioambientales, una cifra que ha aumentado en los últimos años en paralelo a los asesinatos de ecologistas, que a menudo ejercen también el liderazgo educativo en sus comunidades. Uno de los más sonados fue el de Berta Cáceres, pero no el único. Estos crímenes aumentaron un 59% entre 2004 y 2015, con 185 asesinatos en 16 países, según el último informe de Global Witness.

En los conflictos armados relacionados con los recursos naturales son frecuentes los ataques a la educación. Desde los ataques a escuelas y a profesores, la destrucción de aulas, el reclutamiento de niñas y niñas como soldados, hasta la violencia contra mujeres y niñas, estudiantes y docentes. En el caso de la República Democrática del Congo, por ejemplo, desde 2013 han sido destruidas más de 500 escuelas y más de 200.000 escolares se han visto afectados.

En los conflictos medioambientales, los impactos no son tan visibles, en parte porque los ataques directos a escuelas, profesores y estudiantes son menos frecuentes, pero también son muy dañinos y vulneran el derecho a la educación de milones de menores. La apropiación de tierras por parte de empresas desplaza a la población que las habitaba o trabajaba, con la consiguiente pérdida de oportunidades educativas para los afectados. En Kenia hay 30.000 escuelas en riesgo de desaparición por este fenómeno. El 83% no cuenta con un título jurídico de propiedad, por lo que sus efectivos propietarios no pueden defenderse.

Una cuestión de género

De entre todos los perjudicados por este tipo de contiendas, las mujeres y niñas tienen un problema añadido. La educación las empodera para enfrentarse a diversas discriminaciones. Pero si no tienen la oportunidad de formarse, serán más proclives a sufrir otros abusos. Es el caso del matrimonio infantil o el acceso a la salud o al empleo. Sin olvidar a que en los lugares donde existen conflictos por los recursos naturales se producen a menudo violaciones masivas de mujeres como arma de guerra. Además de las secuelas físicas y psicológicas, estas quedan estigmatizadas de por vida y marginadas, por lo que acaban por destruir el tejido social de las comunidades.

Bahati lo describe desde su experiencia. Explica que los desplazados pierden el acceso a la tierra, ya no tienen donde cultivar y por tanto dejan de ganar dinero. "Como mucho pueden realizar alguna actividad económica informal, y si les sobra algo del poco dinero que ganan para destinarlo a la educación, van a privilegiar a los niños varones", cuenta Bahati. "El que las niñas estén en los campos sin hacer nada las lleva a la esclavitud sexual: en mis campos sucede mucho", asegura la congoleña. "Por menos de medio dólar, los padres las prostituyen".

En República Democrática del Congo, desde 2013 han sido destruidas más de 500 escuelas y se han visto afectados más de 200.000 escolares

Más guerra, peor alimentación y peor educación

Como se mencionaba antes, una buena parte de las personas más pobres del mundo vive en países ricos en recursos naturales. Y también de los hambrientos. Esa combinación de pobreza y hambre dificulta el acceso a la educación y al aprendizaje efectivo: un niño con hambre o con carencias nutricionales no va a rendir adecuadamente en el colegio. Y, sin embargo, la educación es fundamental para salir del círculo de la pobreza.

Igual ocurre con los problemas de salud: afectan al derecho a la educación porque favorecen el absentismo, el abandono o las dificultades de aprendizaje. Otras consecuencias sobre la salud son la contaminación generada por las industrias mineras o de hidrocarburos, la destrucción de infraestructuras sanitarias y la propagación de enfermedades.

Medidas realistas

Con esta campaña, Entreculturas hace un llamamiento a los Gobiernos de países donde existen conflictos relacionados con los recursos naturales. Les exhortan a que recaben el consentimiento libre, previo e informado de las poblaciones locales y que respeten sus derechos fundamentales, sobre todo el derecho a la vida, a la alimentación adecuada, a la salud y a la educación. Sobre esta última, el informe recalca que es imprescindible que se refuercen los medios y la financiación actuales para paliar los déficits existentes. Un ejemplo positivo, en opinión de los investigadores, es el de Etiopía, donde la pobreza se ha reducido a la mitad desde 1995, cuando empezó a aplicar programas educativos más eficaces.

En el caso de las comunidades indígenas, se hace especial hincapié en la inversión en una educación bilingüe, en un refuerzo del enfoque multicultural y de la orientación de la educación hacia el empoderamiento para la defensa de los derechos referidos a su estilo de vida, a la propiedad de la tierra y a la gestión de sus recursos.

Por otra parte, los autores consideran necesario incorporar la cuestión de la gobernanza de los recursos naturales en los procesos de paz y reconciliación por parte de los Gobiernos en los países en conflicto, de los actores que desempeñan un papel de mediación y de las organizaciones sociales que contribuyen a la restauración de la paz.

Pese a todo, Hombeline Bahati sabe que ni Masisi ni Kivu serán una tierra pacífica a corto plazo. Por eso pide adoptar medidas realistas para conseguir que la población sobreviva de la manera más digna posible y con acceso a los mejores recursos, también dentro de las circunstancias. No se puede acabar la guerra de un día para otro, pero sí se puede sensibilizar a las comunidades locales sobre la importancia de la educación. Ella, nacida en esa tierra indómita, va notando cambios. "La sensibilización es muy importante, cada vez más padres entienden que es fundamental que sus hijos e hijas se formen. El aumento de la demanda se observa en que también hay cada vez más universidades y centros de formación profesional. Antes eran para unos pocos privilegiados, pero en los últimos años se ha normalizado el acceso", asegura.

jueves, 14 de septiembre de 2017

El Financial Times, Cataluña y Rajoy

"Si Madrid continúa tratando la Constitución española como una tabla de piedra, en lugar de un documento vivo para un estado dinámico, moderno y en evolución, aunque sea un fracaso, el tiempo para el sentido común pasará pronto", escribe David Gardner. en Financial Times

Desarrollar nuevos medicamentos no es tan caro como dicen las farmacéuticas


La aprobación de la primera terapia génica contra el cáncer en EE UU ha reavivado el debate sobre el alto precio que alcanzan algunos medicamentos. El tratamiento, desarrollado por Novartis, ha demostrado una alta efectividad contra un tipo de leucemia poco común que afecta a niños y jóvenes de menos de 25 años. El precio del fármaco, que consiste en una sola dosis, es de 475.000 dólares, unos 396.000 euros.

La industria justifica el alto precio de algunos fármacos por la inversión millonaria que deben hacer hasta sacarlos al mercado. El problema es que ninguna farmacéutica revela cuánto le cuesta desarrollar sus medicinas. El proceso de investigación y desarrollo de un nuevo fármaco lleva más de una década y cuesta 2.200 millones de euros, según un centro de estudios especializado en este campo de la Universidad Tufts (EE UU). Un estudio de este centro financiado por la industria farmacéutica se basó en datos de 10 empresas y 106 fármacos cedidos voluntariamente por la industria sin identificar de qué empresas ni de qué fármacos se trataba. El cálculo se ha actualizado en varias ocasiones y es la referencia para las principales patronales del sector, incluida la española Farmaindustria.

Ahora, dos investigadores de EE UU han realizado una nueva estimación de lo que cuesta sacar al mercado un nuevo fármaco oncológico. Sus resultados apuntan a que el tiempo necesario es de siete años y el gasto medio de 648 millones de dólares, unas cuatro veces menos que lo que señalaba el anterior trabajo.

Esta es una de las primeras “estimaciones transparentes sobre el gasto en I+D en medicamentos oncológicos, y tiene implicaciones en el actual debate sobre el precio de los fármacos”

El nuevo estudio se basa en datos públicos sobre 10 empresas farmacéuticas que sacaron un fármaco oncológico al mercado de EE UU cada una entre 2006 y 2016. Los investigadores, Vinay Prasad, de la Universidad de Ciencia y Salud de Oregón, y Sham Mailankody, del Centro de Cáncer Sloan Kettering de Nueva York, han analizado los informes financieros de las compañías para estimar cuánto gastaron en I+D hasta sacar su fármaco al mercado. El trabajo, publicado en Jama Internal Medicine, señala que el coste de desarrollar un compuesto osciló entre los 159 millones y los 1.950 millones de dólares. Nueve de las 10 drogas analizadas produjeron más beneficios que gastos en I+D y cuatro de ellas generaron 10 veces más dinero del que se gastó en desarrollarlas, según el trabajo. Una de las drogas analizadas, eculizumab, costaba 409.000 dólares y llegó a ser considerado “el medicamento más caro del mundo”.

Esta es una de las primeras “estimaciones transparentes sobre el gasto en I+D en medicamentos oncológicos, y que tiene implicaciones en el actual debate sobre el precio de los fármacos”, dicen los autores del estudio. Su principal limitación —reconocen— es que las 10 moléculas analizadas suponen solo el 15% de todos los fármacos contra el cáncer aprobados por la agencia del medicamento estadounidense FDA en el periodo analizado, y sus datos tampoco son directamente extrapolables a medicinas para otras enfermedades. Hay otra limitación que este trabajo comparte con todos los anteriores, “no hay transparencia sobre la inversión en investigación y desarrollo de las empresas” y, sin ella, no se puede calcular el coste exacto de desarrollar nuevas medicinas, señalan.

La anterior estimación de la universidad de Tufts era “una caja negra de datos secretos de forma que nadie podía analizarlos para saber en qué estaban basados”, explica en un email Jerry Avorn, profesor de Medicina de la Universidad de Harvard. “La nueva estimación supera ese problema porque todos los datos son transparentes y en ese sentido es más realista”, señala el médico. “Es un paso en la dirección adecuada para explicar si es justo que los nuevos fármacos contra el cáncer alcancen precios tan increíblemente altos que muchos pacientes no pueden pagar”, añade. La situación es especialmente grave en EE UU, ya que allí los precios de los fármacos los fijan las empresas y no se negocian con los gobiernos como sí sucede en Europa, añade.

Joseph Dimasi, uno de los autores del estudio de Tufts financiado por la industria, desacredita el nuevo trabajo debido al tipo de empresas analizadas. Todas son empresas pequeñas, señala, y el estudio no incluye compañías que no tuvieron éxito con ninguno de sus fármacos candidatos, con lo que aporta una tasa de éxito más elevada de la real. Cinco de las 10 empresas estudiadas fueron compradas por empresas más grandes durante el periodo de estudio.

Para Jaume Puig-Junoy, experto en economía y Salud de la Universidad Pompeu Fabra, el trabajo sirve para mostrar "primero, que el coste de la I+D en oncología es muy variable; y, segundo, que aún siendo estas nuevas cifras menores que otras anteriores siguen siendo muy elevadas y seguimos sabiendo muy poco de los efectos de la reducción en la productividad de la I+D farmacéutica sobre este coste y del coste de la ineficiencia en la gestión de la I+D".

“Es una estimación bien calculada”, opina el oncólogo Josep Tabernero. El precio de los nuevos medicamentos oncológicos ha sido uno de los principales temas de debate durante el congreso de la Sociedad Europea de Oncología Médica, que se celebró en Madrid hasta ayer. Tabernero, nuevo presidente del organismo, considera que “los márgenes de beneficio que obtienen las farmacéuticas no son sostenibles en ningún lugar del mundo y es necesario abrir un debate sobre cuál es un precio justo de los medicamentos”, explica. El oncólogo del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona cita el caso de Kite Pharma, una farmacéutica que ha desarrollado una nueva terapia génica y que acaba de ser comprada por Gilead por 10.000 millones de euros. El fármaco puede llegar a costar más de 700.000 dólares, dice Tabernero.

El oncólogo apunta a otro problema que aumenta el precio final de los fármacos. “Los estudios clínicos a veces no se diseñan bien y los beneficios de salud que aportan al paciente resultan muy escasos. Esto hay que pagarlo, y la industria nunca pierde, siempre recupera tanto lo que ha invertido bien como lo que ha invertido mal”.

“El coste real de desarrollo de fármacos es un mundo tan poco transparente que cualquier nuevo estudio es bienvenido”, opina Eduardo Sánchez, economista de la Universidad Pública de Navarra y presidente de la Asociación de Economía de la Salud. El trabajo termina con “una carta a los Reyes Magos al pedir que se hagan públicos los datos de las empresas para poder calcular lo que realmente cuesta desarrollar sus fármacos, es algo que habría que hacer por ley, pero es muy difícil”, añade.

miércoles, 13 de septiembre de 2017

España penúltima en capital humano

El enlace, con diagramas de datos y estadillos, aquí

Cada país obtiene una puntuación basada en un índice que ha tenido en cuenta:
Como en el resto de mejor ubicados, los noruegos tienen un nivel educativo alto y sus trabajadores no solo están muy especializados, sino que además aplican el conocimiento en muchos sectores productivos (77,1 puntos)

16º
RUSIA
Calidad
educativa
Todos los grupos de edad alcanzan buenos niveles educativos, pero la calidad del sistema educativo actual y la formación continua muestran carencias (72,1 puntos)

33º
MALASIA
La desigualdad entre sexos en el mercado laboral lastra unos buenos resultados en capacitación y conocimiento de los trabajadores (68,3 puntos)
44º
ESPAÑA
52º
El informe destaca que el alto desempleo juvenil impide aprovechar al máximo su capital humano (65,6 puntos)
ARGENTINA
Es el país latinoamericano mejor ubicado, tanto por el tamaño de su población joven como por la diversidad de las especializaciones (64,3 puntos)
(61,5)
MEDIA
82º
ARABIA SAUDÍ
La calidad del sistema educativo de la primera economía de su región sale relativamente bien parado, pero el desempleo juvenil y la brecha entre sexos la lastran (58,5 puntos)
101º
HONDURAS
La educación básica del país latinoamericano peor situado presenta graves carencias, algo común en su región (55,7 puntos)
113º
NIGERIA
La educación básica y el índice de alfabetización son muy bajos, y su región, el África subsahariana, es la que presenta peores resultados (51 puntos)
130º
YEMEN
El país árabe obtiene la peor calificación global de los 130 analizados, y también es el último en cuanto a empleo o calidad del sistema educativo (35,8 puntos)

El mundo desperdicia el 38% de su talento, según el Foro Económico Mundial. En un informe recién publicado sobre el capital humano en 130 países, el Foro de Davos los ordena de mejor a peor y concluye que solo 25 lo aprovechan al menos en un 70%. Noruega ocupa el primer puesto y Yemen es el peor parado. España figura en la posición número 44 (la penúltima de la Unión Europea, por delante de Grecia) y los países latinoamericanos, por debajo del puesto 50.

CAPITAL HUMANO
El capital humano es, para los autores del informe, "el conocimiento y las destrezas que permiten a las personas crear valor en el sistema económico global". Para componer el índice del Foro de Davos, se ha medido la capacidad (la tasa de alfabetización y de titulados en cada nivel educativo), la implantación (el número de personas en edad de trabajar que lo hace, la desigualdad de sexos en el mercado laboral o el subempleo), el desarrollo (la matriculación en cada nivel educativo, y la calidad de la educación y de la formación continua) y el nivel de conocimiento o know-how de la población (qué parte de los trabajadores está muy especializado y qué disponibilidad hay de ese tipo de perfiles cualificados en el país).

En los primeros puestos se encuentran países comprometidos con que sus ciudadanos logren niveles educativos altos y trabajen en muchos sectores que exigen mucha capacitación. A España la lastran el desempleo y el trabajo a tiempo parcial, que impiden a los trabajadores desarrollar los conocimientos adquiridos en su educación.

El país obtiene buenos registros en conceptos como la alfabetización entre la población de mediana edad (2.ª), la desigualdad de sexo en el acceso a la educación secundaria (1.ª), la diversidad de especialización de los graduados (9.ª) o la matriculación universitaria de los jóvenes de entre 15 y 24 años (9.ª).

Hasta aquí los buenos registros, porque también ocupa los últimos puestos de la clasificación cuando se habla del paro: por ejemplo, es sexto por la cola en el empleo de quienes tienen entre 15 y 24 años y no supera el puesto 100 en ninguno de los grupos de edad analizados.

Argentina y Chile, los mejores de Latinoamérica 

Aun con diferencias, los 22 países latinoamericanos analizados en el informe muestran menos disparidades entre sí que los de otras regiones del planeta. En negativo, el informe resalta que uno de cada cinco niños latinoamericanos no termina su educación básica. En positivo, subraya que en la región no se observa una brecha por sexos y que, aunque el paro hasta los 24 años es alto, tiende a bajar en el segmento de edad de entre los 25 y 54 años.

Uno de cada cinco niños latinoamericanos no termina su educación básica

Los resultados de en capital humano en las generaciones más veteranas es mejor que los de los países del extremo oriental de Asia y el Pacífico con los que comparten zona en la lista, pero algo peor en las generaciones más jóvenes. "Hasta cierto punto, esto apunta a un alza del Asia más oriental y algunas oportunidades perdidas en Latinoamérica y Caribe".

Argentina (puesto 52) y Chile (53) son los que figuran mejor ubicados en la zona. El primero destaca por la diversidad en especializaciones en la educación universitaria. El segundo, por el número de personas que logran graduarse en todos los niveles educativos, el mayor de todos los latinoamericanos. Las dos grandes economías de la región, México (puesto 69) y Brasil (77), se ubican en posiciones medio-bajas, como Perú (66) y Colombia (68). Venezuela (94) y varios países centroamericanos figuran en puestos inferiores.

PAÍS
PUNTOS TOTALES
CAPACIDAD
IMPLANTACIÓN
DESARROLLO
CONOCIMIENTO

1 Noruega 77,12 80,46 65,09 82,63 72,22
2 Finlandia 77,07 81,05 69,12 88,51 73,62
3 Suiza 76,48 76,36 68,72 84,87 75,57
4 EE UU 74,84 78,18 71,41 83,45 68,99
5 Dinamarca 74,4 79,37 69,52 78,65 68,18
6 Alemania 74,3 76,33 72,76 79,38 71,96
7 N. Zelanda 74,14 78,92 69,60 80,38 64,5
8 Suecia 73,95 76,21 65,9 77,10 72,89
9 Eslovenia 73,33 81,10 68 79,21 67,10
10 Austria 73,29 73,71 70,52 81,53 69,92
11 Singapur 73,28 76,45 72,7 73,62 72,52
12 Estonia 73,13 80,94 65,37 76,2 62,68
13 P. Bajos 73,07 74,09 71,96 83,60 69,22
14 Canadá 73,06 80,38 63,39 74,06 65,85
15 Bélgica 72,46 75,14 74,33 82,84 68,47
16 Rusia 72,16 83,19 66,32 72,97 58,14
17 Japón 72,05 80,96 70,56 73,92 67
18 Israel 71,75 70,7 62,33 74,69 71,03
19 Irlanda 71,67 75,47 66,2 80,04 68,84
20 Australia 71,56 78,44 75,55 80,24 61,36
21 Islandia 71,44 58,39 73,74 79,5 72,33
22 Rep. Checa 71,41 69,2 67,4 78,13 64,58
23 R. Unido 71,31 71,59 72,65 76,23 70,02
24 Ucrania 71,27 81,7 70,28 71,47 59,26
25 Lituania 70,81 80,42 60,90 73,05 59,5
26 Francia 69,94 74,68 66,73 75,34 68,86
27 Corea 69,88 76,59 67,23 73,34 62,87
28 Letonia 69,85 81,57 74,66 72,07 58,52
29 Kazajstán 69,78 83,60 66,98 68,8 52,08
30 Luxemburgo 69,61 69,19 65,87 71,34 70,94
31 Polonia 69,61 76,65 67,65 72,7 63,21
32 Bulgaria 68,49 80,47 64,73 70,81 55,05
33 Malasia 68,29 75,62 74,06 70,79 62,02
34 China 67,72 70,34 57,13 68,47 58,01
35 Italia 67,23 74,21 66,48 73,23 64,36
36 Rep. Eslovaca 67,14 70,03 61,95 71,66 60,38
37 Croacia 66,81 73,11 59,06 72,98 59,2
38 Chipre 66,43 78,35 67,07 67,67 60,64
39 Hungría 66,4 75,51 80,99 63,45 59,56
40 Tailandia 66,15 65,60 60,41 63,68 54,33
41 Malta 66,13 74,11 67,64 68,81 61,2
42 Rumania 66,12 76,77 60,39 66,39 53,66
43 Portugal 65,7 66,99 58,5 73,25 62,16
44 España 65,60 69,63 64,91 73,08 61,18
45 EAU 65,48 60,36 61,14 75,82 60,84
46 Kirguistán 65,14 84,85 67,85 63,35 51,21
47 Baréin 64,98 76,31 53,12 61,91 53,87
48 Grecia 64,68 72,89 54,12 73,14 59,58
49 Armenia 64,46 83,31 60,64 65,37 55,05
50 Filipinas 64,36 78,83 67,56 65,67 52,30
51 Mongolia 64,35 80,57 57,91 66,09 43,18
52 Argentina 64,34 72,31 59,85 73,8 53,35
53 Chile 64,22 77,56 72,65 67,46 52,01
54 Bolivia 64,06 75,02 78,5 68,25 40,31
55 Katar 63,97 58,67 66,71 67,45 51,25
56 Panamá 63,85 74,33 60,63 62,15 52,19
57 Tayikistán 63,79 79,2 67,08 63,14 52,2
58 Brunéi 62,82 58,95 67,18 66,73 58,53
59 Trinidad y T. 62,54 68,67 54,96 63,87 50,44
60 Serbia 62,5 68,43 56,07 71,79 54,81
61 Costa Rica 62,38 71,05 64,46 69,02 53,38
62 Moldavia 62,29 72,19 63,85 63,16 49,34
63 Uruguay 62,26 71 81,12 63,49 50,71
64 Vietnam 62,19 62,26 61,58 63,62 41,76
65 Indonesia 62,19 69,72 72,66 67,24 50,21
66 Perú 62,17 74,88 57,56 58,89 42,26
67 Macedonia 61,82 70,62 61,05 66,35 52,75
68 Colombia 61,80 72,96 62,37 61,62 51,56
69 México 61,25 70,54 59,95 57,25 54,85
70 Sri Lanka 61,19 73,77 90,06 61,69 49,35
71 Ruanda 61,06 47,92 77,35 55,69 50,57
72 Ghana 61,01 64,83 76,03 55,04 46,82
73 Camerún 60,76 61,85 60,09 55,57 49,6
74 Mauricio 60,34 65,43 56,63 64,59 51,25
75 Turquía 60,33 63,7 59,72 68,59 52,39
76 Ecuador 59,87 71,94 62,40 64,76 43,07
77 Brasil 59,73 68,01 73,18 58,39 50,13
78 Kenia 59,48 60,80 67,11 53,17 50,77
79 Barbados 59,21 43,6 64,56 68,04 58,1
80 Zambia 59,08 64,44 84,26 57,77 49,55
81 Uganda 58,73 57,38 47,7 47,88 45,42
82 Arabia Saudí 58,52 70,56 69,12 63,23 52,6
83 Jamaica 58,39 62,13 76,84 50,16 52,18
84 Laos 58,36 57,33 51,15 54,2 45,06
85 Albania 58,22 64,22 35,31 70,16 47,34
86 Jordán 58,15 73,54 56,39 66,59 57,15
87 Sudáfrica 58,09 69,65 49,35 57,64 48,7
88 Guayana 58,02 74,97 73,42 59,21 48,53
89 Myanmar 57,67 63,58 67,73 47,31 46,36
90 Paraguay 57,65 71,46 66,38 47,87 43,56
91 Botswana 57,56 58,47 83,39 62,27 43,1
92 Camboya 57,28 54,26 57,66 50,12 41,36
93 Rep. Dominicana 57,12 73,43 60,47 50,54 46,85
94 Venezuela 56,88 61,93 54,42 62,44 42,7
95 El Salvador 56,36 68,52 67,44 57,65 44,83
96 Kuwait 56,08 49,41 46,02 55,66 51,80
97 Egipto 55,99 64,58 80,52 58,71 54,66
98 Nepal 55,92 49,25 61,25 48,17 45,73
99 Namibia 55,86 61,55 60 57,57 43,06
100 Guatemala 55,83 57,46 57,2 58,85 47,02
101 Honduras 55,77 59,62 90,21 61,19 45,06
102 Burundi 55,45 36 52,69 47,75 47,84
103 India 55,29 54,51 40,5 63,73 50,25
104 Irán, Rep. 54,97 66,78 80,53 67,03 45,58
105 Benin 54,58 36,99 73,07 46,61 54,17
106 Tanzania 53,58 48,17 51,30 48,88 44,21
107 Gabón 53,37 68,94 59,97 50,55 42,7
108 Nicaragua 53,11 69,03 75,52 43,84 39,59
109 Malawi 52,32 48,16 71,62 42,93 42,68
110 Madagascar 51,96 52,74 57,22 47,57 35,94
111 Bangladesh 51,75 51,36 53,25 53,24 45,17
112 Argelia 51,51 46,32 63,94 61,07 45,41
113 Costa de Marfil 51,12 38,94 65,68 52,96 48,64
114 Nigeria 51,06 56,44 42,28 41,61 40,5
115 Túnez 50,76 48,07 70,19 61,78 50,89
116 Mozambique 50,18 45,33 74,95 42,80 42,38
117 Sierra Leona 49,49 27,57 50,11 49,53 45,90
118 Marruecos 49,47 49,39 62,26 53,90 44,49
119 Gambia 48,94 29,84 73,94 52,7 50,95
120 Liberia 48,86 30,43 82,15 45,11 45,96
121 Guinea 48,01 28,97 73,91 41,98 38,95
122 Chad 47,53 33,57 52,95 34,64 47,99
123 Swazilandia 47,15 39,86 61,72 47,75 48,05
124 Lesoto 46,88 40,42 48,02 49,63 35,73
125 Pakistán 46,34 47,99 60,44 42,92 46,44
126 Malí 46,02 26,46 59,7 46,15 51,05
127 Etiopía 44,44 29,1 55,75 53,92 35,04
128 Senegal 43,33 26,34 46,13 40,65 50,6
129 Mauritania 41,19 41,22 34,16 38,79 38,61
130 Yemen 35,48 34,95 null 34,39 38,43
EL PAÍS / Fuente: 'Informe de Capital Humano', World Economic Forum

domingo, 10 de septiembre de 2017

Preparar oposiciones

Emilio Sánchez Hidalgo, "¿Llevas años sin estudiar y vas a opositar? Consejos para lo que te espera
La convocatoria de miles de nuevas plazas hace que muchos estén pensando en volver a empollar", en El País,  10 SEP 2017 

El Gobierno anunció este verano el lanzamiento de una oferta de empleo de 20.000 plazas para 2017. Para conseguir uno de esos puestos en la administración pública hay que pasar por las oposiciones, un suplicio de por sí que se hace más cuesta arriba si, además, has perdido el hábito de estudio.

En esa situación se encuentran las personas que hacen la oposición tras quedarse en paro o cansadas de la empresa privada, entre otro sinfín de motivos. Hablamos con varias que afrontaron estas pruebas tras años sin estudiar y han aprobado. Estos son sus consejos, acompañados de la visión profesional de dos expertos.

1. Asume que opositar es un trabajo

“Opositar no es como ir al instituto o a la universidad. Cuando preparamos estos exámenes, tenemos vidas más complejas”, dice la coordinadora de la red de academias de preparación MasterD, Bárbara Ibáñez. “La clave es encontrar un hueco. Debemos ser constantes”, añade.

Meli González tenía 29 años y dos hijos la primera vez que se presentó para conseguir una plaza en Correos. Llevaba más de una década sin tocar un libro. “Tenía muchas cosas que hacer y no terminé de prepararlas todo lo bien que debía”. Seis años después, sus hijos le quitaban tanto tiempo como entonces, pero sí aprobó. “Me preparé a conciencia, sacando un rato todos los días. Estudié más porque me organicé mejor”, asegura.

2. Aprende a estudiar en la era de internet: evita distracciones que antes no existían

La mayoría de las personas que afrontan unas oposiciones no tenían un smartphone en su anterior etapa académica. “Ahora sí lo tienen y se ponen a estudiar con él al lado. Aunque lo tengas en silencio, el solo hecho de que lo mires cada cinco minutos fastidia tu concentración. Evitar distracciones es muy importante”, dice el director de Magister, Eduardo Jevremovitch.

Alfonso García, de 42 años, experimentó ese problema. Hace poco aprobó el examen para trabajar como conserje en un colegio. “De joven estudié Historia, pero me dedicaba a la restauración. La cosa se torció y decidí buscar algo más estable”, cuenta. El móvil fue un pequeño obstáculo: “Me costaba no mirarlo cada poco. Mi familia me dice que estoy enganchado, así que imagínate cuánto lo miraba mientras estudiaba con lo que me aburría. Al final decidí dejar el móvil en casa cuando me iba la biblioteca”.

3. Usa los recursos que te ofrece internet

Quizá haya más distracciones que antes, pero también hay más recursos al alcance de cualquier. Y, sobre todo, más baratos. “Creo que es la parte más positiva de internet”, dice Ana Jiménez, que a sus 37 años acaba de aprobar la oposición para trabajar como auxiliar administrativo en el Banco de España.

Se pasó casi toda su vida laboral en la empresa privada. “Trabajaba muchísimas horas, hasta 10 o 12 diarias. Hubo un momento en el que me planté. Necesitaba un cambio, algo más estable y que me quitase menos tiempo”. Entonces, tras diez años sin estudiar, decidió prepararse las oposiciones.

“Lo hice mientras seguía trabajando. Fue durísimo, no tenía vida, pero creo que mereció la pena. Internet me ayudó de una manera incalculable. Por ejemplo, toda la parte de ofimática la he aprendido gracias a vídeos de YouTube. No fui a academia, pero aprendí todo lo que necesitaba para sacar un notable en esa parte del examen. El inglés también lo perfeccioné con vídeos de internet. Ojalá hubiera tenido esto cuando estudiaba con 20 años”, comenta.

4. Apóyate en alguien

Pilar García hizo el primer año de Derecho con 18 y lo dejó. “Me enamoré, empecé a trabajar y me quedé embarazada”. Pasaron unos 16 años hasta que volvió a estudiar. Con 34, se preparó un grado superior en Hostelería. Fue alternando empleos hasta que, con 50, la llamaron para trabajar como gobernanta en una residencia pública para personas con diversidad funcional. “Para mantener el puesto, años después, tuve que aprobar una oposición”, dice.

“No tenía ningún hábito de estudio. Me costó muchísimo ponerme, pero encontré ayuda en mi hijo. Nos propusimos presentarnos juntos, él por su campo -diseño gráfico- y yo por el mío. Nos insistíamos el uno al otro para dedicarle todo el tiempo que debíamos”. Él no sacó plaza, pero ella sí. A sus 58 años, sigue trabajando en el mismo sitio.

5. Empieza por lo fácil

"La mayoría de los exámenes tienen una parte que odia todo el mundo: la Constitución. Aunque sea el primer tema, nosotros siempre les recomendamos que no empiecen por ahí", indica la citada docente de MasterD. No resulta aconsejable empezar por la parte más densa del temario. Es como si alguien que no se ha leído un libro en su vida empezase por el Quijote.

6. Renuncia a los atracones

Recuperar el hábito de estudio es, según el director de Magister, cuestión de tres semanas. "Si conseguimos repetir una misma rutina durante 21 días, lo convertimos en un hábito. Si lo mantenemos durante 66 días, llegamos a un punto en el que aunque no apetezca lo hacemos sin problemas". A lo largo de ese periodo, lo mejor es que las horas de estudio vayan aumentando de forma progresiva.

"Echar ocho horas nada más empezar para gripar el motor a los pocos días no sirve de nada. Desde mi experiencia, creo que es mejor empezar poco a poco e ir subiendo hasta las cuatro o cinco horas diarias", indica Raúl Torres, administrativo de 33 años. Tras cinco años sin estudiar, se puso a ello y logró su plaza como administrativo en el INEM.

7. Prepárate también psicológicamente

"Estudiar es como montar en bicicleta, nunca se olvida". Esta es la premisa que el director de Magister plantea a sus alumnos nada más ponerse en contacto con ellos. "El mayor obstáculo para las personas que llevan varios años sin estudiar es el desánimo. No se ven capaces. Los jóvenes dicen que los más mayores tienen demasiada experiencia y los mayores que cómo van a competir ellos con los que vienen por detrás", comenta.

Diego Contreras afrontó esa situación. Estudió el grado superior de Delineación, trabajó durante 14 años en un estudio de arquitectura y la crisis le mandó al paro en 2010. Tenía 38 años. “No sabía qué hacer. Me pasé un par de años en trabajos temporales hasta que empecé Educación Especial”. Hizo la carrera a distancia, mientras seguía trabajando. “Con la edad te haces más pragmático. Hubo momentos en los que pensé que cualquier joven lo iba a hacer mejor que yo, pero acabo de conseguir una plaza en Madrid”, asegura. A sus 45 años, se estrena como maestro este mes de septiembre.

8. Ponte metas

En opinión de la docente de MasterD, lo más importante es "ponerse una meta muy clara". "Lo primero en lo que trabajamos con nuestros alumnos es en eliminar el lenguaje negativo. No queremos escuchar ni un no puedo. Les ayudamos a que visualicen la meta. Es mucho más fácil llegar de lo que parece", añade.

Con 45 años, el malagueño Pedro García confirma la importancia de este detalle. "No hay que perder el foco en ningún momento. A mí me pasó en mi primer intento. Veía el examen como algo muy lejano, a muchísimos meses vista. En vez de ir poniéndome pequeñas metas día a día, hice un esfuerzo brutal al final que no me valió de nada". A la segunda cambió de actitud y logró una plaza como celador en un hospital. "Compartir tus metas con tus amigos y familiares siempre es buena idea. Así te comprometes más a cumplirlas", comenta Ibáñez.

9. Afronta el desánimo si suspendes o no te da la nota

Suspender entra dentro de las posibilidades. Y no solo eso: también es muy probable que apruebes y que tu nota no sirva de nada.

Alberto Quintana, de 27 años, está justo en ese momento de su vida. Se acaba de presentar por segunda vez a las oposiciones de maestro y ha suspendido. En la primera ocasión aprobó pero no consiguió plaza. “Dan ganas de dejar de intentarlo, pero de qué sirve eso”, indica. Él no ha pasado tanto tiempo sin estudiar antes de las oposiciones como las personas que hemos mencionado antes. “La primera vez lo llevaba mucho mejor porque no estaba trabajando. Esta vez he compatibilizado las oposiciones con mi trabajo en un colegio y no ha salido bien. No voy a dejar de intentarlo”, indica Quintana.

A Alberto Chacón, militar de 29 años, no le pudo el desánimo: “La primera vez hice la oposición dándome un atracón de tres meses. Suspendí. No sabía si volver a presentarme, pero lo hice preparándome de verdad y lo he conseguido. Lo más importante es creerte capaz”.

10. Ni caso al entorno: ignora las comparaciones

"Tápate los oídos", dice Ainhoa Fernández, que a sus 26 años acaba de presentarse a sus segundas oposiciones de maestra. "No hay que compararse con nadie, ni preocuparse por cuántas horas más que yo están estudiando los demás, ni mirar los grupos de Facebook, ni hacer caso a los agoreros". Está esperando a conocer su nota tras hacer la oposición de Primaria en la Comunidad de Madrid. Apenas ha dejado de trabajar como interina en los últimos dos años.

El director de Magister lleva un paso más allá el planteamiento de esta madrileña. No hay que dejarse intoxicar por otros opositores y tampoco por los gurús de los exámenes, que anticipan temarios o número de plazas.

Garicano: lo malo que es el nacionalismo para la economía

Luis Garicano, "La independència, per fer qué? Respuesta a Jordi Galí. Burlar la ley no es la alternativa para tener instituciones más modernas, un bienestar más sólido y una mejor educación", en El País, 10 SEP 2017 

Querido Jordi,

El 14 de octubre de 2012 escribiste un artículo en La Vanguardia en el que analizabas el tipo de política económica que una Cataluña independiente debería llevar a cabo. Decías (mi traducción): "La perspectiva de una Cataluña-Estado no me genera una atracción incondicional. Para que me entiendan, y llevando el argumento al extremo, si la independencia tiene que convertir a Cataluña en una nueva Cuba o una Corea del Norte en el Mediterráneo, pienso que más vale que lo dejemos estar. Mi atracción por la opción soberanista está vinculada a los conceptos de oportunidad y de posibilidades que aquella ofrece".

Defendías en particular seis objetivos clave para una futura política económica: "(1) Necesidad de un nuevo modelo de administración pública basado en los principios de austeridad, eficiencia y servicio de calidad al ciudadano.... (2) Importancia capital de procedimientos administrativos y judiciales sencillos, rápidos y eficientes, que maximicen la seguridad jurídica de los particulares y garanticen plenamente sus derechos.... (3) Necesidad de un marco laboral flexible, con un contrato único indefinido que ponga fin a la dualidad actual, y donde el papel de los tribunales no consista en "decidir por las empresas", sino que esté restringido a garantizar el respeto a los procedimientos establecidos y la no discriminación. ... (4) Una fiscalidad sobre empresas y trabajadores que favorezca la inversión extranjera y la atracción de talento. ... (5) Adopción del inglés como tercera lengua oficial, enfatizando su papel como lengua de relación con el mundo, incluyendo la relación entre empresas y profesionales extranjeros y administración. Esto requeriría una campaña intensa de alfabetización con la colaboración de medios de comunicación y escuelas.... (6) Un Estado del bienestar de calidad, que sea generoso con los desvalidos, pero con mínimas distorsiones y desincentivos, e implacable con el fraude". No te sorprenderá saber que comparto plenamente estos objetivos, como lo hace la opción política por la que trabajo, Ciudadanos. Luchamos, desde el Parlamento de Madrid, y desde los parlamentos autonómicos, por regenerar España y por modernizar su economía en la línea que planteas.

El motivo de mi carta es rogarte que reflexiones de nuevo, desde 2017, sobre si es razonable pensar que la independencia es el camino para lograr las políticas económicas modernas que planteas. En ese sentido, me gustaría hacerte varias reflexiones. Te rogaría que, frente a la emoción irracional (propia del siglo XIX) que embarga a muchos de nuestros conciudadanos, pensaras en ellas como el economista ilustre que eres, de forma racional y desapasionada.

El grado de autogobierno que tiene Cataluña es muy elevado, mayor en muchos aspectos que el propio de un Estado Federal. Hay muchos ejemplos de este autogobierno que todos los ciudadanos perciben con claridad. Por ejemplo, mientras en EE UU un atentado como el de Las Ramblas hubiera sido responsabilidad principalmente del FBI, en Barcelona, como presumió el Consejero de Interior, fue responsabilidad principal y casi única de los Mossos. También perciben los ciudadanos que los símbolos de España en Cataluña son prácticamente inexistentes. Hay muchas otras áreas en las que quizás el ciudadano medio no aprecia el enorme grado de descentralización existente. Permíteme que te cuente, entre nosotros (y los lectores de EL PAÍS) las dificultades que tenemos para llevar a cabo cambios en políticas activas, en formación, o en educación, desde Madrid. En reuniones recientes con la ministra de Trabajo hemos llegado a acuerdos para introducir un "cheque de formación" que permita a los trabajadores controlar el dinero para su propia formación y decidir cómo y dónde usarlo. Pues bien, depende de las Comunidades Autónomas sumarse o no, no es posible hacer que se implemente desde Madrid. El TC ha dictaminado que todo el dinero de las políticas de empleo debe ser controlado por los servicios de empleo autonómico. En educación, el presupuesto del Estado son 2.500 millones de euros, que se gastan casi íntegros en becas, frente a los 35.000 millones que controlan las autonomías. En sanidad el Estado controla 4.000 millones de gasto, frente a las comunidades que controlan 55.000 millones. Pues bien, a pesar de esas competencias, los sucesivos Gobiernos de Cataluña no han tratado de poner en marcha las políticas que tú sugieres. Al contrario, la misma corrupción, el mismo amiguismo que, desgraciadamente, ha imperado en muchos ámbitos en muchas regiones de España, ha imperado en Cataluña. El pensar que, por ejemplo, un pequeño aumento de competencias educativas o de empleo llevaría a un giro copernicano de las políticas educativas o de empleo que ya controla el Govern parece desafiar la lógica.
 El Brexit nos muestra cada día lo delicadas que son las instituciones responsables de la prosperidad de Europa occidental. Los destructores, los nacionalistas, los que buscan el particularismo, han vendido a un electorado británico emocional y harto de austeridad, un camino muy fácil hacia la "independencia" del Reino Unido. Desgraciadamente, este camino simplemente no existe. Como Theresa May descubre cada día, es imposible para el Reino Unido conseguir la prosperidad a la que aspira a base de crear nuevas barreras. En vez de políticas abiertas y modernas, el Reino Unido corre un riesgo cierto de encerrarse cada vez más en el particularismo etnicista. No es difícil de imaginar un camino similar hacia el aislamiento para Cataluña, precisamente el opuesto al que tú deseas. Ese camino es imposible en la situación actual.
 Lo crucial para la prosperidad, como muy bien dices en tu artículo, es el Estado de derecho, la seguridad jurídica, el que las normas se cumplan. Pues bien, este camino a la independencia trazado en confluencia con los sectores más retrógados de la sociedad catalana (la CUP, las fuerzas rurales nacionalistas más regresivas) pasa por ignorar tanto la jerarquía habitual de leyes como las mayorías reforzadas necesarias para cualquier cambio constitucional (recuerda que el propio Estatut requiere de dos tercios para su modificación). ¿Qué te puede hacer pensar que una república nacida con semejantes bases se volvería repentinamente respetuosa con la ley y el Estado de derecho?
En definitiva, Cataluña está sumida, principalmente por la absurda huida hacia delante de los nacionalistas moderados, en una situación pre-insurreccional en la que la única esperanza de muchos es una sobrerreacción de "Madrit" que lleve a unas enormes manifestaciones al estilo de la revolución naranja. Pero la situación de Cataluña no es ni la de Túnez ni la de Ucrania.

Entiendo y comparto muchas de las frustraciones sobre España que refleja tu artículo. Podemos y debemos hacerlo mucho mejor de lo que lo hemos hecho. Las universidades, que tanto te preocupan, son un caso claro. Pero España no es un Estado fallido. Es un país vibrante y libre, donde la calidad de vida es muy elevada, el Estado del bienestar, particularmente las pensiones y la sanidad, son de las mejores del mundo. Romper este Estado, burlando el necesario respeto a la ley, supone incurrir en enormes riesgos para todos en un mundo incierto. La alternativa es trabajar con los muchos que en España, en la izquierda, en el centro y en la derecha, queremos cambiar el país para que tenga unas instituciones más modernas, un Estado del bienestar más sólido, y un sistema educativo mucho mejor.

Un fuerte abrazo

Luis Garicano es profesor de Economía y Estrategia en el IE Business School y responsable de Economía y Empleo de Ciudadanos

Jordi Galí, a quien se refiere este artículo, es un economista español.