lunes, 30 de abril de 2012

El pueblo de las brujas.

En el volumen II de Vidas mágicas e Inquisición, de Julio Caro Baroja, el famoso antropólogo sobrino del novelista, con quien convivió en la casa-biblioteca-museo de Itzea, donde se guarda una de las mayores recopilaciones de libros sobre Ocultismo y Ars goetia de España, fruto del afán coleccionista y bibliófilo de don Pío, que de pío no tenía ni una pluma de gallina, en el volumen segundo, digo, se habla y muy extensamente, examinando casos y pormenores documentados, de los interminables pleitos sobre brujas y judaísmos varios a que dio lugar Daimiel, lugar de topónimo mozárabe y al que la arqueología asigna habitación desde al menos cuatro mil años, que ya es decir. Daimiel fue una mezcolanza tal de moriscos, godos, hispanorromanos mozárabes, judíos y váyate a saber, que la Inquisición de Toledo no los dejó en paz y entre los manchegos se ha hecho común aludir a este pueblo como el "Pueblo de las brujas". Ese es el origen de la denominación, ni más ni menos.

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