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domingo, 5 de mayo de 2024

Los griegos y la educación en valores

LOS GRIEGOS y la educación en valores

Antonio Ramón Navarrete Orecera, Úbeda, julio de 2002:  

En nuestro intento de revalorizar el mundo clásico y detectar su influencia a lo largo de los siglos, presentamos ahora un nuevo trabajo, que más tiene que ver con el texto que con la imagen, nuestro último objeto de estudio. Del arte hemos pasado a la palabra, esta vez para tratar de contribuir en un tema que tan presente está en todos los objetivos pedagógicos: la educación en valores. Nadie duda hoy, desde teóricos[1] hasta profesionales de la enseñanza, de que los valores deben presidir la escuela y de que éstos se pueden enseñar, como decía Sócrates respecto a la virtud. Pero, igualmente, estaremos de acuerdo en que nunca como ahora se están dando tantos contravalores en ella (violencia, indisciplina, desidia, falta de respeto...), por no extendernos a la sociedad. No afirmamos que una vuelta a los clásicos resuelva el problema, pero sí que nos pueden proporcionar un material precioso en nuestro propósito educativo de formar al joven y de darle algunas pautas útiles para su vida pública y privada. Y parece que esta potencialidad de los clásicos ha pasado desapercibida a nuestras autoridades legislativas[2].

Si con la mitología veíamos que era una fuente inagotable de valores para artistas y clientes[3] –y aún sigue siéndolo[4], con la literatura clásica, que hace del hombre su centro de mira, se amplia, como es lógico, mucho más esta dimensión. A falta de una antología de textos que recoja esta sabiduría antigua, el mismo grupo de profesores que trabajamos en La Cultura Clásica a través de imágenes nos propusimos revisar practicamente toda la literatura griega[5], desde Homero al siglo IV[6], buscando aquellas ideas o pensamientos que se ajustasen a nuestro objetivo. A este imperativo de contenido se unía otro: el de la brevedad, si queríamos ser efectivos[7]. En esto coincidiríamos con un diccionario al uso de citas o frases célebres, tanto general como específico[8], pero no nos hemos limitado a las frases que la tradición ha sancionado como famosas, sino que hemos ampliado nuestro campo de acción todo lo que nuestras exigencias de contenido y extensión lo han permitido. Toda selección implica un riesgo de subjetividad y seguro que no es la misma la que hizo Demetrio de Falero en el siglo III a.C. que la que podamos hacer ahora nosotros a principios del siglo XXI.

En una primera versión del trabajo (Úbeda, 1995, inédito) el material obtenido fue amplísimo, tanto en temas (145) como en frases (662 pp.). Para esta ocasión se imponía una segunda selección, que se ajustara, sobre todo, a la clasificación de valores que proponen los manuales especializados. Y creo que la obra colectiva Educación en valores. Diseño de un eje transversal (ed. Narcea, Madrid, 1995)[9], podría servirnos bien de pauta. Aquí se categorizan diez valores: vitales, de producción, noéticos, afectivos, sociales, estéticos, de desarrollo, éticos, trascendentes y temporales; cada uno, a su vez, se subdivide en otros, que hemos tratado de adaptar a nuestros epígrafes. En esta primera entrega nos limitaremos a los cuatro primeros, que recogen aproximadamente un 30% de la información total, dejando el resto para una segunda.

Este material podría ser utilizado en la clase, sirviendo de base al alumno para el análisis y la reflexión; la disposición de los autores en orden cronológico permite seguir cómodamente la evolución del pensamiento griego. Como ejercicio, en cada apartado se podrían distinguir los distintos matices y agruparlos como las acepciones de un diccionario; por ejemplo, en el tema de la amistad, que es uno de los más amplios, cabrían distribuciones como ésta: 1) definición, 2) superior a la riqueza, 3) concesión paulatina, 4) exigencia de vida social, 5) “díme con quien andas y te dirá quién eres”, 6) comparación con un hermano, 7) exigencia de hechos mas que de palabras, 8) al amigo verdadero se le conoce en la desgracia, 9) piedra de toque para distinguirlos, 10) comunidad de bienes, 11) similitud de caracteres, 12) bondad, 13) sinceridad y 14) el amigo es otro yo. En fin, la comparación con los refranes españoles sería muy ilustrativa para comprobar la pervivencia de éste u otros conceptos: de la amistad, en concreto, el Refranero general ideológico español de Martínez Kleiser (ed. Hernando, Madrid, 1993), el más completo en nuestro idioma, aporta 650 refranes (pp. 32-39), clasificados también temáticamente[10].

I. VALORES VITALES

1. Vida sana:

-Tener salud es lo mejor para un mortal,

lo segundo es haber nacido hermoso por naturaleza,

lo tercero ser rico sin engaños,

y lo cuarto gozar de la juventud con los amigos

(Escolios de lírica, fr. PMG 890)


-Pido primero la salud, luego el bienestar, en tercer lugar estar alegre, y por último no deber nada a nadie (Filem., fr. 163 Kock).


-Lo mejor es tener salud, lo segundo ser hermoso y lo tercera adquirir riquezas sin fraude (Plat., Gorg. 451e).


-La salud es más digna de preferencia que el placer (Arist., Ret. I 7, 1363b38).


-De nada servirían todos los bienes de la vida con sólo que faltase la salud (Luc., Sobre una falta..., 11).


-Conténtate con vivir sano y feliz (Epict., Plát. III 24, 118).


-La resistencia del cuerpo es mejor que la belleza (Esopo, La golondrina...229).


-Todas las enfermedades del hombre nacen de los manjares que sirven de alimento.


(Heród., Hist. II 77).


-Sueño, insomnio: cuando ambos se producen más de lo adecuado, es mala señal. (Hipócr., Afor. II 3).


-Cuando se toma una alimentación mayor de la adecuada a la constitución física, eso produce una enfermedad (Hipócr., Afor. II 17).


-Todo exceso es enemigo de la naturaleza. En cambio actuar poco a poco es norma segura, especialmente pasar de una cosa a otra (Hipócr., Afor. II 51).


-Si quieres saber si una mujer está embarazada, cuando vaya a acostarse sin cenar, dale miel disuelta para que la beba. Si tiene un retortijón por el vientre, está embarazada; si no lo tiene, no lo está (Hipócr., Afor. V 41).


-Si una mujer lleva en su vientre un varón, tiene buen color; si lleva una hembra, mal color (Hipócr., Afor. V 42).


-La blandura es buena, la dureza mala (Hipócr., Afor. V 67).


-Es preciso que el enfermo oponga resistencia a la enfermedad junto con el médico. (Hipócr., Epid. I 11).


-No hay en la vida nada mejor que la salud (Menand., Sent. 562).


-La salud y la inteligencia son bienes en la vida (Menand., Sent. 779).


  2.   Vida deportista:


-No hay gloria mayor para el hombre mientras vive que lo que hace con sus pies o con sus manos (Hom., Od. VIII 147).


-No es la misma la meta de la deliberación que la meta de la carrera (Sóf., fr. 856).


-No puede el ser humano mantenerse sano sólo comiendo, sino que tiene además que practicar ejercicios (Hipócr., Sobre la dieta 2).


-Un ejercicio del alma es para los seres humanos la reflexión (Hipócr., Epid. V 5).


-Ejercicios físicos, comidas, bebidas, sueño, relaciones sexuales: moderadamente. (Hipócr., Epid. VI 2).


-Los jóvenes más bellos son los que actúan en el pentatlón (Arist., Ret. I 5, 1361b10).


-Ejercítate en la gimnasia corporal, pero no en la que tiende a la fuerza, sino en la que busca la salud (Isócr., Dem. 14).   


3. Paz:


-Nadie es tan necio que prefiera la guerra a la paz: en ésta los hijos entierran a sus padres, y en aquélla los padres a los hijos (Heród., Hist. I 87).


-Es propio de hombres prudentes conservar la paz si no son ultrajados, y de hombres valerosos, trocar la paz en guerra al serlo (Tucíd., Hist. I 120).


-No quebrantan la paz los que se defienden, sino los que atacan los primeros (Tucíd., Hist. I 123).


-No resolvemos las guerras, sino que las aplazamos (Arist., Ret. III 10, 1411b15).


-Aunque son muchos los males inherentes a la naturaleza de los hombres, nosotros mismos hemos añadido más de los necesarios al haber hecho guerras y revueltas entre nosotros (Isócr., Paneg. 167).


-Parece que las ciudades y sus territorios son de quienes los han adquirido con justicia y legalidad, mas, en realidad, son de los que se ejercitan más en la guerra y pueden vencer en los combates a sus enemigos (Isócr., Panat. 46).


-Es mucho más hermoso conquistar el afecto de las ciudades que sus murallas (Isócr., Carta II 21).


-Verdaderamente están en paz sólo los que muestran que no necesitan vivir totalmente en paz (E. Aríst., Panat. 197).


4. Sueño:


-De Zeus también procede el sueño (Hom., Il. I 63).


- El mucho dormir es dañino (Hom., Od. XV 394).


-El sueño hace olvidar lo bueno y lo malo cuando cubre los párpados (Hom., Od. XX 85).


-Muerte es cuantas cosas vemos al despertar, sueño cuantas vemos al dormir (Herácl., 656 (22 B 21) [Clem., Strom. III 21] 


-Intenso es el sueño al sol del mediodía (Sóf., Filoct. 857).


-Suelen rondarnos en sueños las imágenes de lo que pensamos de día (Heród., Hist. VII 16).


-Descanso de todos los males es el sueño (Menand., Sent. 76).


-El sueño es cura de toda enfermedad (Menand., Sent. 783).


-Lo único que los dioses nos dieron gratis es el sueño (Plut., Moralia 166b).


-No seas rico en sueños y sientas hambre al despertar (Luc., El sueño 1).


-No acojas al sueño en tus delicados ojos hasta hacer, por tres veces, un recorrido por tus actos del día: ¿en qué he delinquido?, ¿qué acto he realizado?, ¿qué obligación he incumplido? (Pitágoras en Porf., Vida de Pit. 40).


4. Placer:


-Porque ni llorando remediaré nada y nada pondré peor dándome al placer y al regocijo (Arquíl., fr. 8)


-Ten decisión para obsequiarte a ti mismo con las cosas placenteras hasta el fin de la vida (Sem., El. fr. 1).


-Cuando algo exige esfuerzo, mayor es el placer que le sigue (Pínd., Nem. VII 74).


-La mejor manera que tiene el hombre de conducir su vida es estar lo más posible de buen ánimo y apenarse lo menos posible (Demócr.,  fr. 743).


-Ningún placer ha de aprobarse si no es conveniente (Demócr., fr. 798).


-Los placeres más esporádicos son los que más hacen gozar (Demócr., fr. 801).


-El sensato debe reunir los placeres. Y son tres los que, al menos, poseen la virtud que verdaderamente es útil a la vida: beber, comer y disfrutar de Afrodita. Y a todas las demás cosas hay que llamarlas añadiduras (Alexis, fr. 271).


-Evita el placer que trae detrás un daño (Alexis, fr. 296; cf. Menand., Sent 806).


-Uno disfruta comiendo, otro durmiendo (Menand., Sent. 75).


-El hombre dominado por los placeres de los sentidos es enteramente incapaz de cualquier virtud (Jenof., Memor. IV 5).


-¡Qué cosa más extraña, amigos, parece eso que los hombres llaman placer! ¡Cuán sorprendentemente está unido a lo que semeja su contrario: el dolor! (Plat., Fed. 60b).


-Sentir placer no es ser feliz, ni sentir dolor ser desgraciado; por consiguiente, resulta el placer distinto del bien (Plat., Gorg. 497a).


-Busca las distracciones que gozan de buena fama; pues el placer con el bien es lo mejor, sin él, lo peor (Isócr., Dem. 16).


-Al que se dedica a la molicie y ama los placeres hasta la saciedad, pronto las penas se unen a los placeres (Isócr., Dem. 46).


-La fuerza de los placeres es algo incontrolable, rebelde y necesitado de freno (Plut., Moralia 12b) 


-Todas las cosas que viven y ven el mismo sol que nosotros son esclavas del placer (Plut., Moralia 21c).


-Come, bebe y haz el amor, lo demás es nada (Plut., Moralia 336c).


-El placer consiste, ante todo, en la relajación total de la carne y, después, en el no tener el espíritu abrumado de barullo y confusión (Luc., Sobre los que están a sueldo 8).


-El placer que entra por los oídos se llama encanto y el que se produce a través de la vista, fascinación (Porf., Sobre la abst. III 22, 4).


II. VALORES  DE  PRODUCCIÓN

4. Riqueza:


-No ganes nunca ilícitamente, ganancia mal adquirida equivale a desgracia (Hes., Trab. 352).


-El dinero es la vida para los desgraciados mortales (Hes., Trab. 686).


-Si alguien encerrara en una casa mucho oro, unos pocos higos y dos o tres personas, vería cuán superiores al oro son los higos (ANAN., fr. 2).


-Nadie llega a la mansión de Hades con todas sus riquezas (Sol., fr. 14).


-Las riquezas traen a los hombres la locura (Teogn., El. I 230).


-En la pobreza se conoce al hombre vil y al que es mucho mejor (Teogn., El. I 393).


-Todo el mundo honra al rico y desprecia al pobre (Teogn. El. I 621).


-Cuanto más se desea, más se pierde lo que se tiene (Demócr., fr. 1061).


-Los avaros tienen el destino de las abejas: trabajan como si su vida fuese eterna (Demócr., fr. 1064).


-El ahorro y la privación son beneficiosos, pero también gastar en la ocasión apropiada (Demócr., fr. 1066).


-Si no deseas muchas cosas, lo poco te parecerá mucho (Demócr., fr. 1121).


-Ninguna institución ha surgido peor para los hombres que el dinero (Sóf., Antíg. 295).


-Mejor es obtener pérdida que mala ganancia (Sóf., fr. 807).


-El oro puede más entre los mortales que diez mil palabras (Euríp.,  Med. 964).


-Produce la misma alegría gozar de grandes riquezas que poseer poco pero con agrado (Euríp., Ión 647).


-Lo sufiente para la vida le basta a los sensatos (Euríp., Fen. 554).


-No estamos acostumbrados a dar: sólo nos gusta recibir (Aristóf. Asamb.) -De los bienes pon a la riqueza el último; pues es el más inconstante de los que poseemos (Alexis, fr. 282).


-Hay que tener el alma rica; pero estos bienes son apariencia externa, el tapiz de la vida (Alexis, fr. 309).


-Nadie honrado se ha enriquecido deprisa (Menand., El adulador 46).


-No desprecies tú a nadie por su pobreza (Menand., Sent. 209).


-Aborrezco al pobre que hace regalos al rico (Menand., Sent. 475.).


-Soportar la pobreza no está al alcance de cualquier hombre, sino del sabio (Menand., Sent. 633).


-Ningún mortal muere llevándose sus riquezas (Menand., Sent. 87).


-La riqueza puede hacer también personas generosas (Menand. Sent. 182).


-Acuérdate, si eres rico, de ayudar a los pobres (Menand., Sent. 478).


-Un bribón con dinero es un mal insoportable (Menand., Sent. 492).


-El arma más importante entre los hombres es el dinero (Menand., Sent. 612).  -El poseer riquezas no causa tanta satisfacción como pena el perderlos (Jenof., Cirop VIII 2, 23).


-Los hombres no tienen sus riquezas ni la pobreza en sus casas sino en sus almas (Jenof., Banq. IV; cf. Luc., Epigramas 19).


-No sólo se hacen más ricos los que acrecientan los bienes que ya poseen, sino también los que reducen los gastos (Arist., Ret. I 4, 1359b29).


-Los nuevos ricos molestan más que los que son de antiguo y por familia (Arist., Ret. II 9, 1387a19).


-Desprecia a los que se afanan por el dinero, y no pueden gozar de lo que tienen; pues a ellos les ocurre lo mismo que si uno compra un buen caballo sin saber montar bien (Isócr., Dem. 28).


-Aprecia tu fortuna actual por dos cosas: porque puedes pagar una multa y ayudar a un amigo que esté en mala situación (Isócr., Dem. 29).


-Acepto mejor una pobreza justa que una riqueza injusta (Isócr. Dem. 38).


-La grandeza está no en la posesión de bienes sino en su uso (Plut., Moralia 337d).


-¿Qué importan el oro y la plata, que en nada difieren de los guijarros que se encuentran en las playas? (Luc., El pescador 78).


-Un hombre rico, si tiene que comer solo, es un pobre (Luc., Sobre el parásito 58).


-No tengas por riqueza lo que se almacena, pues ¿en qué es mejor eso que arena reunida de cualquier parte? (Filóstr., Vida de Apolonio V 36).


-Cada hombre es dueño tan sólo del suelo que pisa (Arr., Anábasis VII 1, 6).


-Los bienes, fuera no los busquéis; en vosotros mismos buscarlos, si no, no los hallaréis. (Epict., Plat. IV 3, 11).


4. Trabajo:


-El alfarero al alfarero detesta y el carpintero al carpintero, y el mendigo al mendigo detesta y el juglar al juglar (Hes., Trab. 25).


-Los dioses y los hombres se indignan contra el que vive sin hacer nada (Hes., Trab. 302).


-El trabajo no es ningún oprobio, el oprobio es no trabajar (Hes., Trab. 308).


-No dejes nada para mañana ni para pasado mañana (Hes., Trab. 410).


-Y ni un solo momento se te pase sin hacer algo (Hip., fr. 64).


-A quienes nada intentan, silencio y anonimato (Pínd., Ístm. III/IV 48).


-Antes de la acción hay que hacer planes (Esq., Ag. 1359).


-El obrar por encima de nuestras posibilidades no tiene ningún sentido (Sóf., Antig. 67).


-No tiene sentido mantener una discusión entre dos acerca de una cosa justa, sino apresurarse a su ejecución (Sóf., Elec. 467).


-Nada sale sin esfuerzo (Sóf., Elec. 945).


-No aspiramos a hacer nuestra vida gloriosa con palabras, sino más bien con hechos (Sóf., Ed. Col. 1144; cf. Euríp. Ifig. Táur. 794)..


-Y si cualquier trabajo uno lo comienza con buen pie, también los momentos últimos lo lógico es que sean de ese modo (Sóf., fr. 831).


-Ningún gandul, por más que tenga siempre a los dioses en su boca, podrá reunir el sustento sin esfuerzo (Euríp., Elec. 80).


-Si al trabajo le añade un salario, se dobla el gusto que pongas en la tarea (Euríp., Reso 163).


-Todo lo que se busca acaba por descubrirse, si no te retiras antes ni evitas la dificultad (Alexis, fr. 30).


-Sábete bien esto: en cualquier asunto lo más eficaz es ser oportuno (Menand., El misántropo I 127).


-No me parece que sea agradable vivir bien gracias a los esfuerzos ajenos, sino con lo que uno mismo ha reunido (Menand., El misántropo V 338).


-Todo es por naturaleza fácil de decir, pero de hacer, no todo. Pues no son los mismos el trabajo y el sudor de antes de hablar que los de antes de obrar (Demóst., Proemio 45, 3).


-Toda nuestra vida está distribuida entre el trabajo y el descanso. El descanso es el condimento de los trabajos (Plut., Moralia 9c).


-Si uno comienza bien cualquier trabajo es natural también que consiga un final parecido (Plut., Moralia 16a).


-Cuando tengo tiempo libre, trabajo más (Plut., Moralia 99c).


-Las obras se reflejan en las palabras como en un espejo (Plut., Moralia 345f).


-Si se suprimieran a los hombres de acción, no existirían los de letras (Plut., Moralia 545c).


-Si se empieza bien, ya está hecha la mitad (Luc., El sueño 3).


-Todo hombre bueno debe trabajar (Luc., Apología 14).


-Además de pedir ayuda a los dioses, debemos contar con nuestra propia acción (Esop., El naúfrago y Atenea 30).


-Cuando hacen falta brazos la ayuda de las palabras no sirve para nada (Esop., La víbora y la hidra 90).


III.  VALORES NOÉTICOS


4. Verdad:


-No producen fruto las falsas palabras (Sóf., fr. 834).


-Donde es preciso mentir, mintamos (Heród., Hist. III 72).


-La verdad prevalece siempre (Sóf., Antíg. 1195).


-La opinión, sábetelo, domina a la verdad (Sóf., fr. 86).


-Ten ánimo. Diciendo la verdad no te derrumbarás nunca (Sóf. Fr. 588)..


-“Mienten mucho los poetas” (refrán en Arist.,  Met I 2, 983a3).


-Cada cosa tiene verdad en la medida en que tiene ser (Arist. Met. II 1, 993b30).


-Es propio del filósofo investigar la verdad (Arist., Met. IV 2, 1004b16).


-Uno no cree necesariamente todas las cosas que dice (Arist., Met. IV 3, 1005b25).


-Los que están forzados no dicen menos mentiras que verdades (Arist., Ret. I 15, 1377a4).


-Debe de hacerse todo de manera que a nadie se le oculte; porque puedes taparlo de momento, pero luego quedará a la vista (Isócr., Dem. 17).


-No hay ciencia que no se apoye en la verdad (Plut., Moralia 233b).


-El lenguaje de la verdad es simple, llano y sin afectación (Plut., Moralia 62c).


-El deber del juez es el del orador: decir la verdad (E. Aríst., Contra Platón II 9, 439).


-Sólo a la verdad se le deben ofrecer sacrificios si uno va a dedicarse a escribir historia, y debe desentenderse de todo lo demás (Luc., Cómo debe..., 39).


-La verdad no es totalmente grata a los oídos de quienes la escuchan, sino que su estima se ve muy superada por la falsedad (Luc., Hermótimo 51).


-El saber quien es el que dice la verdad es cuestión no de una fracción de día sino de muchos días (Luc., Hermótimo 56).


-Los mentirosos alardean más cuando no tienen quien los desmientan (Esop., La zorra y el mono, 14).


-Los mentirosos sólo ganan una cosa: no tener crédito aun cuando digan la verdad (Esop., El pastor bromista, 210).


4. Sabiduría:


-Ninguna cosa mejor que la inteligencia posee el hombre en sí mismo; y ninguna          más funesta que la falta de ella (Teogn., El. I 631).


-Los trastornos del espítu también afectan al sabio (Pínd., Olímp. VII 31).


-Saber es arduo (Pínd., Olímp. IX 107).


-No es justo preferir la fuerza a la verdadera sabiduría (Jenófan., fr. 2).


-Hay que ser sabio para poder reconocer al sabio (Jenófan., 447 (21 A 1)).


-Mucha erudición no enseña comprensión (Herácl., 674 (22 B 40).


-Ni el arte ni la sabiduría son cosas accesibles para quien nada ha aprendido (Leuc. O Demócr., fr. 713).


-La medicina cura las enfermedades del cuerpo, mientras que la sabiduría libera al alma de pasiones (Demócr., fr. 862).


-Por el dolor a la sabiduría (Esq., Ag. 179).


-Presumir y saber no es lo mismo (Esq., 1369).


-Nada más provechoso pueden recibir los hombres que el buen juicio y la mente sabia (Sóf., Elec. 1015).


-Sabio es quien se mantiene sereno en el momento oportuno (Euríp., Supl. 509).


-El ser sabio y venerar a los dioses es lo mejor. Creo que eso mismo es la más sabia adquisición que pueden administrar los mortales (Euríp.,  Bac. 1150).


-De un sabio es obligado aprender algo sabio (Euríp., Reso 207).


-Odio al sabio que no es sabio para sí mismo (Euríp., fr. 905).


-El “conócete a ti mismo” es el fruto de una profunda reflexión (Menand., Las bebedoras de cicuta, fr. 1 Est. “Égl.” III 21, 2).


-La justicia y todas las demás virtudes son sabiduría (Jenof., Memor. III 9).


-No son el oro y la plata los que hacen a los hombres mejores, sino las sentencias de los sabios las que enriquecen en virtud a los que las adquieren (Jenof., Memor. IV 2).


-Que cada hombre se disponga por todos sus medios a lograr esto: el mayor saber posible (Plat., Eutid. 282a).


-Quien dispone del saber no necesita por añadidura del éxito (Plat., Eutid. 282d).


-Lo que no sé tampoco creo saberlo (Plat., Apol. 21d).


-No hay peor percance que le pueda a uno suceder que el de tomar odio a los razonamientos (Plat., Fed. 89d).


-El saber es una de las cosas más valiosas y dignas de estima (Arist., Acerca del alma I 1, 420a).


-Todos los hombres desean por naturaleza saber (Arist., Met. I 1, 980a).


-El sabio lo sabe todo en la medida de lo posible, sin tener la ciencia de cada cosa en particular (Arist., I 2, 982a9).


-No debe el sabio recibir órdenes, sino darlas (Arist. Met I 2, 982a18).


-El conocimiento más difícil para los hombres es el de las cosas más universales (Arist., Met. I 2, 982a24).


-El que aprende está haciéndose sabio (Arist., Met. II 2, 994a29).


-La ciencia siempres es universal (Arist., Met. III 6, 1003a15).


-Si ni siquiera los dioses lo saben todo, menos aun los hombres (Arist., Ret. II 23, 1397b13).


-Preocúpate de todo lo que se refiere a la vida, pero sobre todo ejercita tu inteligencia (Isócr., Dem. 40).


-Si los atletas duplicaran su fuerza no resultaría mayor beneficio para los demás, pero de un solo hombre inteligente se beneficiarían todos los que quisieran participar de su pensamiento (Isócr., Paneg. 2).


-Considera sabios a los que hablan de sí mismos con mesura, saben manejarse en la vida normal y tratar con los hombres, que no se trastornan en los vaivenes de la vida, sino que saben soportar bien y con moderación tanto las desgracias como las prosperidades (Isócr., Nic. 39).


-No es vergonzoso que aprenda el que no sabe (Menand., Sent. 561).


-No hay posesión más preciosa que la sabiduría (Menand., Sent. 565).


-La sabiduría es también aprender lo que no sabes (Menand., Sent. 706).


-Los sabios ocultan sus desgracias privadas (Menand., Sent. 719).


-Conviene, ante todo, ejercitar y adiestrar la memoria, porque es como el depósito del saber (Ps-Plut., Sob. Educ.).


-Solamente la inteligencia se rejuvenece con los años, y el tiempo, que todo lo arrebata, añade a la vejez sabiduría (Ps-Plut., Sob. Educ.).


-Complacer a la multitud es desagradar a los sabios (Ps-Plut., Sob. Educ.).


-El no irritarse es cosa propia, ciertamente, de un hombre sabio (Ps-Plut., Sob. Educ.).


-La sencillez es maestra de la sabiduría y maestra de la verdad (Filóstr., Vida de Apolonio VI 10).


-Sólo hay un bien, que es la sabiduría, y sólo un mal, que es la ignorancia (Sócrates en Dióg. Laerc., Vidas II 5, 11).


-Sócrates decía que nada sabía excepto esto mismo: que nada sabía (Dióg. Laerc., Vidas II 5, 12).


-El saber es para los jóvenes templanza, para los viejos consuelo, para los pobres riqueza y para los ricos ornato (Diógenes en Dióg. Laerc., Vidas VI 2, 37).


-Las ciencias tienen las raíces amargas, pero dulces los frutos (Zenón en Dióg. Laerc., Vidas V 1,8).


-El adorno de la inteligencia es mejor que la belleza temporal (Esop., La zorra y el leopardo, 12).


IV.  VALORES AFECTIVOS

4. Vida familiar:


-Es cosa buena con mujer unirse en amor (Hom., Il. XXIV 130).


-Seguro que no hay nada más bello y mejor que cuando un hombre y una mujer gobiernan la casa con el mismo parecer (Hom., Od. VI 182; cf. Plut., Moralia 139d).


-¡Qué bueno es que a un hombre muerto le quede un hijo!  (Hom., Od. III 196).


-Nada hay mejor para un hombre que tomar a una mujer buena, ni, por el contrario, peor que una mala (Hes., Trab. 702; cf, Sem., fr. 7, Teogn., El I 1225).


-La separación de niños y padres es el mayor de los delitos (Pitág., 257 [Jámbl., V.P. IX 45-50]).


-La prudencia del padre es el mejor ejemplo para el hijo (Demócr., fr. 807).


-Quien tiene suerte con su yerno, encontró un hijo; quien no tiene suerte, perdió también a su hija (Demócr., fr. 808).


-La educación de los hijos es algo inseguro: el éxito se alcanza en medio de grandes luchas y peligros. El fracaso es el más doloroso de todos (Demócr., fr. 809).  -Los hijos son la voz que salva a los padres de la muerte (Esq., Coéf.).


-Boda con un igual es siempre lo mejor (Esq., Prom. Enc., 891; cf. Euríp., Elec. 1097, Reso 168)).


-Para la madre los hijos son anclas de su vida (Sóf., fr. 685).


-Donde los padres son dominados por los hijos, ésa no es ciudad de hombres sensatos (Sóf. fr. 936).


-¿Qué es más importante para un padre que lo que viene de los hijos? (Sóf., Antíg. 704).


-No se consigue odiar a los que has engendrado, ni aun sufriendo males por ellos (Sóf., Elec. 771).


-Lo más piadoso es que las deshonras familiares sólo las vean y escuchen los que forman la familia (Sóf.,  Ed. Rey 1431).


-Todo es querido a un padre (Sóf.,  Ed. Col. 1108).


-Cosa admirable es el parentesco, y en las desgracias no hay nada mejor que un amigo familiar tuyo (Euríp., Andr. 985).


-El trato entre parientes es un bálsamo no desdeñable para el corazón (Euríp., Troy. 52).


-No es la belleza, mujer, sino las virtudes las que gustan a los maridos (Euríp., Andr. 209).


-Debe el hombre sabio alimentar en su hogar a una mujer buena y dócil o no casarse (Euríp., Ifig. Ául. 750).


-Tremenda cosa es el ser madre; e infunde a todas un gran hechizo de amor que impulsa a sufrirlo todo por los hijos (Euríp., Ifig. Ául. 917).


-Es terrible que entre hermanos haya discusiones y peleas, cuando incurren en el odio (Euríp., Ifig. Ául. 337).


-Es natural que el esposo de una mala mujer se haga malo (Euríp., Or. 737).


-Es un miserable el hijo que no asiste a su vez a quienes lo engendraron. Esta es la más hermosa asistencia recíproca; pues quien da, recoge de sus propios hijos lo que él da a sus padres (Euríp., Supl. 361).


-Para un padre anciano nada hay más dulce que una hija. Las almas de los hijos son más grandes, pero menos dulces para las caricias (Euríp., Supl. 1102).


-Me repugna una vida sin hijos y reprocho a quien le place. Viva yo con modestos haberes pero unida a una existencia de hijos robustos (Euríp., Ión 487).


-Afirmo que los mortales que por completo carecen de la experiencia de lo que son los hijos, por no haberlos engendrado, aventajan en felicidad a los que sí han engendrado (Euríp., Med. 1090).


-Los padres que viven en trato con sus hijos no son responsables, si son sensatos y sabios, de los descarríos de sus propios hijos (Jenof., Memor. I 2).


-De sí mismo se cuida el que vela por su hermano (Jenof., Cirop. VIII 7, 15).


-Sería una vergüenza que las pinturas reprodujeran la belleza de los seres vivos y los hijos, en cambio, no imitasen a los buenos padres (Isócr., Dem. 11) -Sé con tus padres tal como desearías que fueran contigo tus propios hijos (Isócr., Dem. 14).


-Es fácil encontrarse quienes tomen parte en la prosperidad, pero asociarse a la adversidad sólo quieren las esposas perfectas (Arist., Económ. III 1, [142] 14).


-Honra primero a la divinidad y en segundo lugar a tus padres (Menand., Sent. 322; cf. 113, 331, 525, 526).


-Un buen padre no se encoleriza con su hijo (Menand., Sent. 635; cf. 314).


-Padre es el que ha criado, y no el padre que ha engendrado (Menand., Sent. 647).


-Para un hijo el mayor bien es un padre sensato (Menand., Sent. 778).


-Tener hijos es un dolor voluntariamente buscado (Menand., Sent. 70).


-Dichoso quien ha tenido suerte con sus hijos (Menand., Sent. 489).


-El más fuerte vínculo de amor es la procreación de hijos (Menand., Sent. 809).


-El matrimonio es para los hombres un mal deseado (Menand., Sent. 159).


-Cuando te hayas hecho viejo, no te cases con una joven (Menand., Sent. 168).


-Piensa al casarte que eres un esclavo de por vida (Menand., Sent. 529).


-La mayoría de las mujeres hacen esto: disputan y se enfadan con los maridos que las quieren privar por la fuerza del lujo y del despilfarro (Plut., Moralia 139d).


-No conviene que la mujer tenga amigos particulares, sin que disfrute con los de su marido juntamente con él (Plut., Moralia 140e).


-Es justo que el hombre gobierne a la mujer, no como un señor sobre sus posesiones, sino como el alma al cuerpo, compartiendo con ella sus sentimientos y uniéndose a ella con afecto (Plut.,  Moralia 142e).


-Las mujeres sensatas cuando los maridos están airados y dan voces, ellas se mantienen tranquilas (Plut., Moralia 143c).


-Parece que las madres quieren más a los hijos en la idea de que ellos las pueden ayudar, y los padres a las hijas, porque piensan que ellas necesitan de su auxilio (Plut., Moralia 143b).


-El bien que hicieres a tus padres, espéralo de tus hijos (Tales de Mileto en Dióg. Laerc., Vidas I 12).


-La naturaleza impone a los padres amar a sus hijos más que a los hijos amar a sus padres (Luc.,  El desheredado 18).


-Las cigüeñas atienden con amorosa solicitud a sus padres cuando éstos son viejos. No es una ley humana la que exhorta a estas aves a hacer esto, sino que la causa de su conducta es la Naturaleza (Claud. El., Hist. Anim. III 23).


4. Amor:


-Lo bello nos es amado y lo que no es bello no nos es amado (Teog., El. I 17).


-Nadie ha de amar a quien a nadie ama (Demócr., fr. 935).


-Quien con Eros se enfrenta de cerca, como un púgil, no razona con cordura (Sóf, Traq. 441).


-La divina Afrodita de todo se burla invencible (Sóf., Antíg. 800).


-La pasión en medio de las desgracias no es oportuna (Sóf., Ed. Col. 592).


-Todo el mundo se ama a sí mismo más que a nadie (Euríp., Med. 86).


-Los amores, cuando con mucha desmesura se presentan, ni buena fama ni virtud reportan a los hombres (Euríp., Med. 628; cf. Hip. 254).


-No está bien que un hombre tenga las riendas de dos mujeres (Euríp., Andr. 174).


-No es amante el que no ama siempre (Euríp., Troy. 1051; cf. Arist., Ret II 21, 1394b16, Ét. Eud. VII 2, 1235b21).


-Quien ama siempre desea oir el relato de las desgracias del ser amado (Euríp., Hel. 764).


-Corre entre los sofistas el dicho de que no vuela el dios Eros, sino los que están enamorados (Alexis, fr. 20).


-No hay para los hombres ningún otro pedagogo más preocupado que el amor (Alexis, fr. 290).


-No tiene más fuerza que el amor ni el mismo Zeus, que reina sobre los dioses del cielo (Menand.,  El genio tutelar fr. 2 Est. Eglo. IV 20a, 21).


-Igual que uno sin experimentar la sed no podría disfrutar de la bebida, así también el que no experimenta amor tampoco disfruta de los placeres del amor más agradables (Jenof., Hier. I 30).


-Se goza de un modo muy distinto de los placeres carnales si van acompañados del amor (Jenof., Hier. I 29).


-Agradables son las miradas recíprocas de una amor correspondido (Jenof., Hier. I 35).


-Realmente cuando es visto por su amada, todo hombre se vuelve mejor y no dice ni hace ninguna grosería e incorrección por temor de que lo vea (Jenof., Caza XII 20).


-El amor del alma aventaja inmensamente al amor del cuerpo (Jenof., Banq. VIII).


-La afección del alma no produce saciedad (Jenof., Banq. VIII).


-De las criaturas bellas los hombres se enamoran de unas y de otras no, y uno de una, otro de otra (Jenof., Cirop. V 1, 10).


-Las personas hermosas no obligan a nadie a enamorarse de ellas (Jenof., Cirop. V 1,14).


-Tan sólo podría alcanzar la felicidad nuestra especie si lleváramos el amor a su término de perfección y cada uno consiguiera el amado que le corresponde remontándose a su primitiva naturaleza (Plat., Banq. 193b).


-En general, todo deseo de las cosas buenas y de ser feliz es amor (Plat., Banq. 205c).


-Los enamorados se arrepienten de los beneficios que hacen, tan pronto como cesan en su deseo (Plat., Fedr. 231a).


-Los mismos enamorados reconocen que están más locos que cuerdos (Plat., Fedr. 231c).


-Juramento de amor no tiene castigo (Plat., Banq. 183b).


-Conviene amar, no como dicen, sino como si se fuera a amar siempre, porque otra cosa es propia de un traidor (Arist., Ret I 11, 1371a21).


-El verdadero amante ama como si fuera a amar siempre (Arist., Ret. II 21, 1395a32).


-No desees que no te quieran en la vida (Menand., Sent. 89).


-El hambre o la falta de dinero acaban con el amor (Menand., Sent. 228).


-La ira de los que aman tiene fuerza durante poco tiempo (Menand., Sent. 600).


-El amor por los cuerpos es la perdición del alma (Menand., Sent. 851).


-El amor, a menudo, hace parecer bello lo que no lo es (Teócr., Id. VI).


-Nada excede al amor en dulzura, ni la miel en la boca (Nóside, fr. 64 [Antología Palatina]).


-El ardiente amor de los recién casados, que se enciende por la hermosura de los cuerpos, no es duradero ni constante a menos que esté sujeto a la razón (Plut., Moralia 138f).


-Si odiamos a los que nos aman, ¿qué haremos a los que nos odian? (Plut., Moralia 189c).


-El Amor es diestro en favorecer la audacia y la innovación en todo (Plut., Moralia 622c).


-La bolsa de los enamorados está atada con hoja de puerro (Plut., Moralia 622d).


-El enamorarse es semejante al emborracharse, pues hace a los hombres ardientes y relajados (Plut., Moralia 622d).


-Las miradas de los hermosos prenden fuego en las almas de los enamoradizos (Plut., Moralia 681c).


-El amor se ciega ante lo amado ( Plut., Moralia 48e).


-El amor reprendido atormenta más (Plut., Moralia 71a).


-Nadie que ama se deja con gusto ser abandonado (Plut., Moralia 95d).


-El gran amor suele ser a veces causa de odio (Plut., Catón 37).


-Para el amor todo es posible (Luc., Encomio 14).


-Hasta los jóvenes cuando se enamoran no hay uno que conserve la sensatez (Filóstr., Vidas I 21).


-La tristeza, la ira y las otras pasiones se suelen confesar y, sin embargo, el amor se oculta por recato (Apiano, Hist. Rom. XI 59).


-El amor es ocupación de desocupados (Diógenes en Dióg. Laerc., Vidas VI 2, 23).


4. Alegría/pena:


-Es cosa mala sufrir siempre sin descanso (Hom., Od. XIX 120).


-A los mortales junto a un bien dos penas reparten los inmortales (Pínd., Pít. III 81; cf. Euríp., Supl. 197).


-No hay nadie que del dolor una parte no se lleve, ni lo habrá (Pínd., Pít. V 54).


-La pena continua se hace más ligera a medida que nos acostumbramos (Demócr. Fr. 1078).


-Todas las penas son más agradables que la tranquilidad cuando se alcanza aquello por lo cual uno se empeñó, o se sabe que se lo ha de alcanzar (Demócr. , fr. 1080).


-Expulsa mediante la razón la tristeza que se adueña del alma adormecida (Demócr., fr. 1127).


-Los hombres han de arrostrar sus penas, si los dioses se las envian (Esq., Pers. 293).


-Ningún dolor alcanza a los muertos (Sóf., Ed. Col. 956).


-A los hombres les es forzoso soportar las fortunas que los dioses les asignan (Sóf., Filoct. 1316).


-De fatiga pasada ninguna cuenta se tiene (Sóf., fr. 375).


-Ningún dolor hay cual la larga vida (Sóf., fr. 556).


-Dolorosa es toda la vida de los hombres, y no existe tregua para la fatiga (Euríp., Hip. 189).


-Es necesidad que los hombres sufran (Euríp., Hip 206).


-El recibir noticias de males, incluso ajenos, produce dolor a los mortales (Euríp., El. 289).


-El dolor no surge de las cosas agradables de que uno es privado sin haberlas probado, sino por aquello que le es arrebatado cuando estaba acostumbrado a ello (Tucíd., Hist. II 44).


-Mis desgracias, aunque amargas, se han tornado enseñanza (Heród., Hist. I 207).


-Lo que une es la comunidad de alegrías y penas (Plat., Rep. V 462b).


-Todos los hombres tienen el mejor recuerdo de quienes les trataron bien en las desgracias (Isócr., Fil. 37).


-Los grandes padecimientos pasan brevemente y los que duran carecen de fuerza (Plut., Moralia 36b).


-El mejor remedio contra el dolor es la razón (Plut., Moralia 103f).


-La tristeza tiene como los árboles sus frutos: las lágrimas (Plut., Moralia 105f)..


-La tristeza es un obstáculo para reflexionar acerca de un acontecimiento y para arreglar los asuntos propios (Plut., Moralia 112e).


-Considerar nuestro dolor como algo sin fin es propio de una insensatez extrema (Plut., Moralia 114e).


-Para quien hace algo grande es el sufrimiento pago (Arrian., Anábasis VI 13, 5).


-Toda dificultad en los hombres nace por lo exterior (Epict., Plát. IV 10, 1).


-En muchas ocasiones las desgracias se convierten en lecciones para las personas sensatas (Esop., El pastor y el mar 207).


4. Vida feliz:


-El mismo Zeus Olímpico reparte la felicidad entre los hombres tanto a nobles como a plebeyos, según quiere a cada uno (Hom., Od. VI 188).


-Ningún hombre hay feliz, sino que desgraciados son cuantos mortales contemplan el sol (Sol., fr. 15; cf. Mimn. 2, 15, Teogn. El. I 165, Sem. fr. 5).


-Lo más doloroso es conocer la felicidad y estar por fuerza apartado de ella (Pínd., Pít. IV 288; cf. Euríp., Her. 1291).


-Si alguna felicidad se da entre los hombres, sin esfuerzo no aparece (Pínd., Pít. XII 28).


-La felicidad no reside en el ganado ni en el oro (Demócr., fr. 738).


-Es dichoso quien tiene buen ánimo con patrimonio moderado; es desdichado quien tiene mal ánimo con mucho dinero (Demócr., fr. 1123).


-La cordura es con mucho el primer paso de la felicidad (Sóf., Antíg. 1349).


-Ningún mortal puede considerar a nadie feliz con la mira puesta en el último día, hasta que llegue al término de su vida sin haber sufrido nada doloroso (Sóf., Ed. Rey1530).


-Entre los mortales no hay ningún hombre feliz. Cuando la prosperidad fluye copiosamente, alguno podrá ser más afortunado que otro, pero feliz no (Euríp., Med. 1229; cf. Andr. 100, Supl 270, Troy. 510, Menand. El escudo III 406).


-El más feliz es aquél a quien de día en día no le ocurre ningún mal (Euríp., Héc. 624).


-Quien puede estar contento y no lo doblega desgracia alguna, ha conseguido la felicidad (Euríp., El. 1358).


-También la aflicción de los mortales tiene un término y el soplo del viento no siempre es violento. Los que son felices no lo son hasta el final, pues todas las cosas se ceden el sitio mutuamente (Euríp., Her. 102).


-Lo muy inesperado es fuente de mayor gozo, si ocurre algo que uno quiere (Arist.,  Ret II 2, 1379a26).


-Pues sin la divinidad ningún mortal es feliz (Menand., Sent. 344).


-Es necesario que los que quieran ser felices pasen muchas fatigas (Menand., Sent. 463).


-Una vida agradable y feliz no se asienta en causas externas (Plut., Moralia 100c).


-Es feliz y dichosa la ciudad en la que rara vez se oye pronunciar: esto es mío y eso no es mío (Plut., Moralia 140d).


-La suerte común de los hombres es no ser feliz en todas las cosas (Plut., Moralia 167e; cf. Plut. Moralia 103a).


4. Amistad:


-No es inferior a un hermano el amigo que tiene pensamientos discretos (Hom., Od. VIII 585).


-Al que te brinde su amistad invítalo a comer, y al enemigo recházalo (Hes., Trab. 342).


-Cuenta con un tesoro quien cuenta con buen vecino (Hes., Trab. 347).


-Aprecia al amigo y acude a quien acuda a ti (Hes., Trab. 354).


-Jamás trates a un amigo como a un  hermano (Hes., Trab., 708).


-Un mercenario es amigo mientras lucha (Arquíl., fr. 13).


-Pocos amigos encontrarás que te resulten seguros en situaciones de peligro (Teogn., El. I 79).


-No seas mi amigo de palabra, y tengas tus pensamientos y tu corazón puestos en otra parte (Teogn., El. I 87).


-El que tiene una lengua y dos corazones es un compañero peligroso, cuya enemistad es preferible a su amistad (Teogn., El. I 91).


-Si uno te alaba durante el tiempo que está ante tu vista, pero cuando se va de tu lado habla mal de ti, ese compañero tuyo no es un buen amigo (Teogn., El. I 93).


-Son muchos los amigos para la bebida y la comida, pero para un asunto serio, muchos menos (Teogn., El. I 115).


-Nadie quiere ser amigo de aquel a quien sucede una desgracia (Teogn., El. I 299).


-Jamás pierdas un amigo por un pequeño pretexto, prestando oído a una mala calumnia (Teogn., El. I 323).


-Junto a la crátera son muchos los amigos, pero en un asunto importante, muchos menos (Teogn., El. I 643).


-Ojalá fuera posible, abriendo el pecho para ver cuál es cada uno, contemplando su pensamiento luego y cerrando después, considerar ya a un hombre amigo sin engaño (Escolios de lírica, PMG 889).


-Sé amigo de los buenos y mantente lejos de los malos, sabedor de que escasa gratitud hay en los hombres viles (Escolios de lírica, PMG 897).


-Amigo es lo que alegra, quienquiera que sea el que alegra (Fragmentos anónimos de lírica griega, PMG 1042).


-En múltiples ocasiones necesitamos a los amigos; sobre todo, en los sufrimientos, pero también el deleite busca poner sus ojos en un ser fiel (Pínd., Nem. VIII 42).


-Se queda sin estima el hombre privado de sus seres queridos. Pocos entre los mortales en la adversidad son los amigos fieles, dispuestos a compartir tu pena (Pínd.,  Nem. X 78).


-Las cosas de los amigos son comunes y la amistad es igualdad (Pitág., 324 [Timeo, fr. 13b J]; cf. Arist., Ét. Nicóm, VIII 9, 1159b; Plat., Lisis 207c; Euríp., Andr. 376, ...).


-Es más fácil cuidarse de un varón enemigo que de un varón amigo (Alcmeón, 432 (24 B 5) [Clem. Strom. V 16]).


-Son amigos no todos los parientes, sino los que están de acuerdo con nosotros sobre lo que es conveniente (Demócr., fr. 806).


-La similitud en los puntos de vista origina la amistad (Demócr., fr. 816).


-Muchos son los que parecen ser amigos sin serlo; muchos, por el contrario, son los que no lo parecen y lo son (Demócr., fr. 817).


-Vivir carece de valor para quien no tiene siquiera un buen amigo (Demócr., fr. 818).


-Es intratable quien no conserva durante mucho tiempo a los amigos ya adquiridos (Demócr. fr. 819).


-Muchos son los que vuelven la espalda a sus amigos cuando éstos, de la opulencia, caen en la pobreza (Demócr., fr. 820).


-Cuando la suerte nos acompaña, encontrar un amigo es cosa fácil; pero, en el infortunio, es dificilísimo (Demócr., fr. 821).


-Los gruñones no están hechos para la amistad (Demócr., fr. 822).


-Para la mayor parte de los hombres no es de fiar el puerto de la amistad (Sóf., Áyax 683).


-Del hombre al que le va mal los amigos están lejos (Sóf., fr. 733).


-¡Ay, haría falta que los mortales poseyeran una clara piedra de toque sobre sus amigos, y un exacto conocimiento de sus corazones: quién es el verdadero y quién el falso amigo! (Euríp., Hip. 922).


- Me repugna que los amigos dejen envejecer el agradecimiento; me repugna quien quiere gozar de lo bueno, mas no navegar en la misma nave del amigo que sufre infortunio (Euríp., Her. 1224).


-Prefiero tener como amigo a un tonto, pero bueno, que a uno inteligente, pero malo (Euríp., Ión 835).


-El hombre bueno, aunque habite una tierra lejana y jamás le haya visto con mis ojos, es amigo mío (Euríp., fr. 902 Nauck).


-¡Ten éxito! Nada son los amigos, si uno cae en la desgracia (Euríp., Fen. 403).


-Cuando un amigo irritado contra un amigo se encuentra en un lugar, que intercambie con las suyas sus miradas. Eso es sólo lo que hay que atender, y no guardar memoria de los daños del pasado (Euríp., Fen. 461).


-Los amigos deben sufrir en común con los amigos (Euríp., Ifig. Ául. 408).


-De nombre, pues y no de hecho, son los amigos que no son amigos en las desdichas (Euríp., Or. 455).


-Los amigos deben en las adversidades auxiliar a los amigos. Cuando el destino es favorable, ¿qué necesidad hay de amigos? (Euríp., Or. 666).


-La vacilación para los amigos es un gran mal (Euríp., Or. 794).


-Cuando un hombre se identifica con nuestro carácter, aunque sea un extraño, resulta ser mejor como amigo que diez mil parientes consanguíneos (Euríp., Or. 805).


-No hay nada mejor que un amigo claro, ni la riqueza ni la tiranía; y es algo absurdo preferirla más que a un amigo noble (Euríp., Or. 1155).


-Me repugnan los amigos que prestan tarde su ayuda (Euríp., Reso 333).


-Conozco que es más precioso que todos los tesoros el amigo discreto y que nos quiere bien (Heród., Hist. V 24).


-La amistad es un bien muy grande y grato para los hombres (Jenof.,  Hier. III 3).


-Buen principio es de amistad el haber nacido de los mismos padres (Jenof., Memor. II 3).


-Que no es obra fácil hacer un amigo contra su voluntad (Jenof., Memor. II 6).


-Vale mucho más la pena adquirir rebaños de amigos que rebaños de ovejas, bueyes o cabras (Jenof., Memor. III 11).


-¿Qué hay más justo que defenderse  más hermoso que ayudar a los amigos? (Jenof., Cirop. I 1, 5-14).


-Si llegas a ser entendido, todos serán amigos, todos te serán próximos, porque tú, a tu vez, serás provechoso y bueno (Plat., Lisias 210d).


-El que no es capaz de convivencia tampoco lo es de amistad (Plat., Gorg. 507e).


-Cuando los hombres son amigos, ninguna necesidad hay de justicia, pero, aun siendo justos, sí necesitan de la amistad, y parece que son los justos los que son más capaces de amistad (Arist., Ét. a Nic. 1155a).


-El adulador es un amigo en posición inferior o un hombre que finge (Arist., Ét. a Nic. 1159a).


-No debe hacerse a nadie amigo contra su voluntad (Árist., Ét. a Nic. 1163a).


-La amistad basada en el carácter es por su naturaleza permanente (Arist., Ét. a Nic. 1164a).


-La benevolencia es el principio de la amistad, así como el placer visual lo es del amor (Arist., Ét. a Nic. 1167a).


-Hay tres especies de amistad: según la virtud, según la utilidad y según el placer (Arist., Ét. Eudem. 1239a).


-El que tiene muchos amigos no tiene ninguno (Arist., Ét. Eudem. 1245b20).


-Amigo se define como aquel que pone en práctica por causa de otro lo que juzga que es bueno para ese otro (Arist., Ret I 5, 1361b35).


-El amor a los amigos al afán de riqueza (Arist., Ret. I 7, 1364b2).


-Las cosas no son iguales para el que siente amistad, que para el que experimenta odio (Arist., Ret. II 1, 1377b32).


-Es amigo el que ama y es, a su vez, amado (Arist., Ret. II 4, 1381a3).


-Son amigos aquellos que tienen por buenas o malas las mismas cosas (Arist., Ret II 4, 1381a8).


-Es forzoso querer para los amigos lo mismo que para uno (Arist., Ret. II 4, 1381a9).


-Ante los amigos no se siente vergüenza (Arist., Ret. II 4, 1381b31).


-No hagas amistad con nadie antes de comprobar cómo se ha comportado con amigos anteriores; espera, empero, que él sea contigo cual ha sido con aquellos (Isócr., Dem. 24; cf. Esop., El cabrero 6).


-Concede tu amistad poco a poco, pero cuando la concedas, intenta que dure. Porque tan vergonzoso es no tener ningún amigo como cambiar frecuentemente de camaradas (Isócr., Dem. 24).


-Pon a prueba a tus amigos a través del infortunio que hay en la vida y de la participación en peligros; porque al oro lo probamos con el fuego, y a los amigos los conocemos en las desgracias (Isócr., Dem. 25).


-Servirás a tus amigos de la mejor manera si no aguardas a que te supliquen, sino que les ayudas espontáneamente en el momento oportuno (Isócr., Dem. 25).


-Acoge como camaradas no sólo a los que sienten pena con tus desgracias, sino también a los que no envidian tu buena suerte; porque muchos acompañan en su aflicción a los que les va mal, pero los envidian cuando las cosas les salen bien (Isócr., Dem.26).


-Acuérdate de tus amigos ausentes en presencia de los que están, para que se den cuenta de que no los tendrás en poco cuando ellos no están (Isócr., Dem. 26).


-Si aceptas amigos que te dan gusto en las malas acciones, no tendrás en tu vida junto a ti a los que, aborreciéndolas, tienden a ser mejores (Isócr., Dem. 30).


-No hagas favores con displicencia, como les pasa a muchos; los hacen, pero sirven a sus amigos de mala gana (Isócr., Dem. 31).


-Si quieres granjearte la amistad de algunos, di algo bueno de ellos ante personas que se lo cuenten; porque el comienzo de la amistad es la alabanza y el reproche el de la enemistad (Isócr., Dem. 33).


-La mayoría de los hombres... frecuentan a los amigos que comparten sus faltas, pero no a los que les reprenden (Isócr., Dem. 45).


-¡Qué agradable es un amigo del mismo carácter! (Menand., La trasquilada, fr. 1).


-La elección de personas de igual parecer produce armonía en la vida (Menand., El sicionio fr. 6).


-A cuantos son capaces de mirar a la cara a los amigos, incluso cuando les hacen una faena, los he considerado más valientes que a los que se miden con sus enemigos (Menand., papiro de Ghôran 2, 127).


-¿Qué mayor bien que los amigos tenemos en la vida? (Menand., papiro de Ghôran 2, 136).


-Es injusto afligir voluntariamente a los amigos (Menand., Sent. 11).


-Del hombre que no tiene éxito se alejan los amigos (Menand., Sent. 34; 71).


-Me alegro cuando a todos mis amigos les va bien (Menand., Sent. 47).


-Honra a tus padres y haz bien a tus amigos (Menand., Sent. 162).


-Entre los amigos debe haber fidelidad, no palabras (Menand., Sent 175).


-Reconcilia, no enfrentes a los amigos que discuten (Menand., Sent. 184; 472).


-En la necesidad es mejor un amigo que el dinero (Memand., Sent. 214).


-Haz el bien a tus amigos en las desgracias (Menad., Sent. 219; 800).


-Si tenemos dinero, tendremos amigos (Menand., Sent. 238).


-Los buenos amigos son un refugio para todos (Menand., Sent. 261).


-Desea honrar a tus amigos igual que a la divinidad (Menand., Sent. 357).


-Considera propios los éxitos y las desdichas de los amigos (Menand., Sent. 370).


-Sé equitativo al juzgar a los amigos y los que no lo son (Menand., Sent. 373).


-La ocasión pone a prueba a los amigos, como el fuego al oro (Menand., Sent 385).


-Es hermoso no cometer falta alguna contra los amigos (Menand., Sent. 390).


-Es un hermoso espectáculo un amigo al que le va bien (Menand., Sent. 407).


-Los amigos malos producen mal fruto (Menand., Sent. 412).


-Si te amas demasiado a ti mismo no tendrás un amigo (Menand., Sent. 431).


-Médico del dolor es el amigo fiel (Menand., Sent. 456).


-No rehúyas a un amigo que se encuentra abatido entre males (Menand., Sent. 467) -Dichoso quien ha encontrado un amigo noble (Menand., Sent. 471).


-Considera hermanos a los amigos verdaderos (Menand., Sent. 523).


-Considera comunes todos los pesares de los amigos (Menand., Sent. 534).


-Pues cuando un amigo comparte los esfuerzos de los amigos, se esfuerza por sí mismo (Menand., Sent. 803; cf. 804) -Considérate rico si tienes muchos amigos (Menand., Sent. 541).


-Intenta soportar la ira del compañero y del amigo (Menand., Sent. 604).


-No tengas por amigo a un hombre malvado (Menand., Sent. 638; cf. 66, 634, 696).


-Muchos son amigos de las mesas, no de los amigos (Menand., Sent. 682).


-A los hombres el dinero les encuentra amigos (Menad., Sent. 733; cf. 247).


-Todos los hombres son amigos de quienes son afortunados (Menand., Sent. 754).


-Lucha con fuerza por ti mismo y por un amigo (Menand., Sent. 791).


-Hay que esforzarse por una mujer y por un amigo (Menand., Sent. 796).


-Haz el elogio de tus amigos mejor que de ti mismo (Menand., Sent 807).


-No receles en las desgracias de un amigo fiel (Menand., Sent. 817).


-No es amigo un amigo que necesita al amigo (Menand. Sent. 820).


-La separación de los amigos es una manera de poner a prueba la amistad (Menand., Sent. 834).


-Por el infortunio es probado quien tiene muchos amigos (Plut., Moralia 230b).


-Hay que conseguir para uno la estima de todos, pero ganar la amistad de los buenos (Plut., Moralia 659f).


-Para las dificultades no llamamos a todos, sino a los adecuados en cada ocasión (Plut., Moralia 679c).


-Es penosa la experiencia de amigos que no son amigos en el momento en el que uno los necesita (Plut., Moralia 49d).


-La alabanza, en su tiempo oportuno, no es menos apropiada a la amistad que el reproche (Plut., Moralia 50b).


-La amistad es la cosa más agradable de todas y ninguna otra alegra más (Plut., Moralia 51a).


-Un amigo es más necesario que el fuego y el agua (Plut., Moralia 51b).


-Lo que sobre todo mantiene el principio de amistad es la semejanza de ocupaciones y costumbres y en general el alegrarse con las mismas cosas (Plut., Moralia 51b).


-No necesito un amigo que se cambie y asienta conmigo (pues mi sombra hace mejor esas cosas), sino que diga la verdad conmigo y que me ayude a decidir (Plut., Moralia 53b).


-Para amigos de verdad, no existe emulación entre ellos, ni envidia, sino que, si participa igual o menos del éxito, lo sufren sin molestias y con moderación (Plut., Moralia 54c).


-Conviene que el amigo cause tristeza, si con ello es útil, pero no conviene destruir la amistad causando tristeza (Plut., Moralia 55c).


-No es deseable conocer con los amigos las cosas vergonzosas (Plut., Moralia 64c).


-Muchas cosas las percibe mejor el enemigo que el amigo (Plut., Moralia 90a).


-Nada hay más digno y más hermoso que mantener la calma ante un enemigo que nos injuria (Plut., Moralia 90d).


-Hacer bien a un amigo no es tan hermoso como es vergonzoso cuando lo necesita. Es bueno también el desaprovechar tomar venganza del enemigo, cuando se ofrece la oportunidad (Plut., Moralia 90e).


-Todo hombre debe considerar un bien prodigioso el tener la sombra de un amigo (Plut., Moralia 94d).


-Es difícil e incómodo huir o escapar de una amistad desagradable (Plut., Moralia 94d).


-No conviene acoger fácilmente ni unirse en amistad con los que uno se encuentra casualmente, ni amar a los que buscan nuestra amistad, sino buscar a los que son dignos de nuestra amistad (Plut., Moralia 94d).


-El disfrute de la amistad es el trato íntimo (Plut., Moralia 94f).


-Es necesario que el que usa muchos amigos para las cosas que necesita debe ayudar, a cambio, a muchos cuando lo necesiten (Plut., Moralia 95e).


-El hacer uso de muchos amigos lleva consigo el servir también a muchos (Plut., Moralia 95e).


-El principio de la amistad se origina a través de la igualdad (Plut., Moralia 96d).


-La amistad busca un carácter estable, sólido y constante en un solo lugar y trato. Por ello, el amigo fiel es raro y difícil de encontrar (Plut., Moralia 97b).


-Es necesario desconfiar de los enemigos incluso en las cosas creíbles, y creer a los amigos incluso en las increíbles (Plut., Moralia 160e).


-Si son comunes los bienes de los amigos, con mayor razón los amigos de los amigos deben ser comunes (Plut., Moralia 490e).


-Nos debemos acordar de los amigos ausentes tanto como de los presentes (Tales de Mileto en Dióg. Laerc., Vidas I 12).


-No hagas amigos de presto, ni dejes los que ya hubieres hecho (Solón en Dióg. Laerc., Vidas II 12).


-Es cosa maravillosa que siendo fácil a cualquiera decir los bienes que posee, no puede decir ninguno los amigos que tiene (Sócrates en Dióg. Laerc., Vidas II 5, 11).


-Amigos son los que en las prosperidades acuden siendo llamados, y en las calamidades sin serlo (Demetrio de Falero en Dióg. Laerc., Vidas V 5, 4).


-Debemos alargar las manos a los amigos con los dedos extendidos, no doblados (Diógenes el Cínico en Dióg. Laerc., Vidas VI 2, 5).


-Entre los amigos todas las cosas son comunes (Pitágoras en Dióg. Laerc., Vidas VIII 1, 6).


-El amigo es la réplica de uno mismo (Pitágoras en Porf., Vida de Pit. 33).


-Los que violan la amistad, aunque puedan rehuir el castigo de los que han sido ofendidos, por su propia debilidad, sin embargo, no escapan al menos al castigo divino (Esop., El águila y la zorra 1).


-Algunas personas, por protegerse contra sus enemigos, vienen a caer sin darse cuenta en amigos que resultan mucho peores que sus enemigos (Esop., El alción 25).


-Debemos rehuir la amistad de aquellos cuya disposición es ambigua (Esop., El hombre y el sátiro 35).


-Las desgracias prueban a los amigos de verdad (Esop., Los caminantes 65).


-Los que no obtienen parte en las situaciones afortunadas tampoco los amigos fieles en las desgracias (Esop., Los caminantes 67).


-Cada uno es considerado tal como los compañeros con los que relaciona (Esop., El hombre que compró un burro 237).


-Ni el combate ni la amistad admiten excusas (Prov. II 45).


-Sin ser invitados van los amigos a casa de los amigos (Prov. II 46).


-Hierve la olla, vive la amistad (Prov. IV 12).


Desprecios indirectos:


-¿Qué caga una mierda?


Notas:


[1] Además de las obras clásicas de González Lucini (Temas transversales y educación en valores, Anaya, Madrid, 1994) o Victoria Camps (Los valores de la educación, Anaya, Madrid 1994), recientemente puede consultarse Formación integral de adolescentes de Valentín Martín-Otero (ed. Fundamentos, Madrid, 2000). Dentro del programa Sócrates se ha puesto en marcha un proyecto de educación en valores, titulado “Más allá de las palabras”, en el participan centros educativos de España (tres de Jaén), Grecia, Irlanda del Norte y República de Irlanda; a través de su página web, http//averroes.cec.junta-andalucia.es/vertie, se puede contactar y colaborar. Se recurre a algunos mitos griegos, como los doce trabajos de Hércules, que el alumno ha de actualizar.

[2] Desde el campo de la filosofía se han hecho algunas aportaciones, como La sabiduría antigua de Giovanni Reale (Herder, Barcelona, 1996) o Más Platón y menos prozac de Lou Marinoff (Ediciones B, Madrid, 2000).

[3] La monarquía y la nobleza, sobre todo, se hacían rodear en sus palacios de las imágenes de aquellos dioses y héroes con los que más se identificaban.

[4] Recientemente los escultores cordobeses Juan Zafra y Jacinto Lara han realizado una exposición en la Diputación Provincial de Córdoba, durante los meses de abril y mayo de 1999, titulada De la desaparición de los héroes, que plantea la falta de valores y modelos de la sociedad actual, que crea héroes sólo de temporada; por lo que proponen una vuelta a los mitológicos, siete en total: Perseo, Prometeo, Heracles, Teseo, Ícaro, Orfeo y Antígona. Las imágenes, de barro simulando bronce, son de gran belleza.

[5] Nos repartimos el trabajo del siguiente modo: A. Araque Romero: Plutarco (Vidas paralelas), Dión de Prusa, Oráculos caldeos, Numenio de Apamea; E. Bonilla Hidalgo: Heródoto, Tucídides, Aristófanes, Memamdro, Apiano; A. Chica Aceituno: Bucólicos, lírica coral, elegía, yambo, Píndaro, Calímaco; J.I. Fernández González: Homero; F. García Torres: Alceo, Safo, Anacreonte, Platón; G. González Rus (Sexto Empírico, Plotino); F. Gutiérrez Díaz: Presocráticos, Eurípides; M.C. León Garrido: Jenofonte, Arriano; L. Margüenda León: Plutarco (Moralia); A. Martín Chivite: Epicteto; A.R. Navarrete Orcera: Tratados hipocráticos, Demóstenes, Alexis, Antifonte, Andócides, Herodas, Pseudo Calístenes, Claudio Eliano, Elio Arístides, Filóstrato, Heráclito, Herodiano, Porfirio, Los gnósticos, Juliano; F. Ortega Díaz: Hesíodo, Platón, Lapidario órfico, Polieno; M-J. Pastor Morales: Isócrates, Esopo; P. Pérez Aguilera: Esquilo, Luciano, Marco Aurelio; M. Pérez Camacho: Sófocles (fragmentos); J.C. Pérez Ogáyar: Hesíodo, Píndaro, Sófocles, Aristóteles, Papiros mágicos; M. Vallejo Valenzuela: Platón. JC. Pérez Ogáyar y yo mismo nos encargamos de informatizar los datos. Hemos operado con traducciones españolas, aprovechando las buenas ediciones existentes, como la Biblioteca Clásica Gredos; pero sólo con lo publicado hasta 1994, en que terminó este trabajo. Para esta ocasión he incluido algunas obras más.

[6] Los autores de la Iglesia requerirían una selección particular.

[7] Hacia cierta tendencia hacia lo breve en la narrativa actual, tal vez condicionada por nuestro acelerado ritmo de vida. A esto se refiere Adolfo Bioy Casares cuando dice: “escribir breve es un homenaje a la civilización”.

[8] En los diccionarios de citas generales observamos una destacada presencia  de los autores griegos y latinos, aunque sin precisión de obra y pasaje; de los griegos he realizado una pequeña estadística en seis manuales: Diccionario ilustrado de frases célebres y citas literarias de Vicente Vega (Gustavo Gili, Barcelona, 1966), Frases célebres de F. Claudet Yarza (Distribuciones Mateos, Madrid, 1988), Diccionario de axiomas, juicios y reflexiones de Jorge Sintes (Sintes, Barcelona, 1991), Diccionario de citas científicas de Alan L. Mackay (Ediciones de la Torre, CSIC, Madrid, 1992; al autor lo animó en esta tarea su profesor de clásicas), Diccionario de citas de W. Castañares/J.L. González (Noesis, Madrid, 1993) y Diccionario de citas célebres de L. Señor González (Espasa Calpe, Madrid, 1998); las citas fueron respectivamente: 94, 164, 197, 48, 131 y 271 y los autores más citados: Aristóteles (39), Plutarco (35), Pitágoras (25), Marco Aurelio (21), Epicteto (17), Heráclito (169, Platón (16), Sófocles (11), Menandro (9), Hipócrates (8), Eurípides (7). De sentencias griegas y latinas tenemos un diccionario específico, Dizionario delle Sentenze Latine e Greche, de Renzo Tosi (ed. Rizzoli, Milán, 1991), muy recomendable por bilingüe y por la calidad de sus comentarios. En español disponemos también de un buen diccionario de sentencias latinas bilingüe: Aurea Dicta. Dichos y proverbios del mundo clásico, Crítica, Barcelona, 1987 (selección Eduard Valentí y prólogo de Tierno Galván) y de la recopilación de Erasmo de Rotterdam: Apotegmas de sabiduría antigua (ed. De Miguel Money, 1998). De proverbios, en concreto, ya los griegos hicieron sus propias colecciones; véase la traducción y estudio preliminar de Rosa Mª Mariño Sánchez-Elvira y Fernando García Romero Proverbios griegos. Sentencias de Menandro, Biblioteca Clásica Gredos 272, Madrid, 1999. Y de autores particulares la editorial Península está publicando últimamente algunas selecciones: Catón.Dichos (Barcelona, 1996; bilingüe; ed. de Jordi Cornudella), Ética para cada día (sobre Cicerón; Barcelona, 2000; ed. De María Morrás).

[9] Obtuvo el primer premio Poveda de experiencias educativas.

[10] La revista Paremia, que se publica anualmente desde 1993, pretende ser un foro para los temas sentenciosos de todas las literaturas. De la amistad, en concreto, tiene “De los amigos y la amistad en la filosofía popular española”, Paremia 6: 1997, Madrid, 601-4. Para la amistad, en general, en el mundo clásico v. Frienship in the Classical World de David Konstan (Cambridge University Press 1997; escrita por cuestiones de philía en Salamanca), que incluye una exhaustiva bibliografía.

domingo, 31 de diciembre de 2023

Palíndromos Monterroso

De Quora:

Un texto de Augusto Monterroso sobre el tema, y al final un breve agregado mío:

Augusto Monterroso

ONÍS ES ASESINO

El poder de las moscas: ganan ba­tallas, impiden que nuestra alma obre, comen nuestro cuerpo. (BLAS PASCAL, Pensamientos)

Nuestro idioma parece ser particular­mente propicio para los juegos de palabras. Todos nos hemos divertido con los de Villa­mediana (diamantes que fueron antes / de amantes de su mujer); con los más recata­dos, si bien más insulsos (di, Ana, ¿eres Dia­na?), de Gracián, quien, hay que reconocer­lo, escribió un tratado bastante divertido, la Agudeza y arte de ingenio, para justificar esa su irresistible manía; con los de Calderón de la Barca (apenas llega cuando llega a penas); etcétera. Es curioso que sea difícil recordar alguno de Cervantes. Muchos años después Arniches (imagínate, mencionarlo al lado de éstos) llega a la cumbre. Como es natural, nosotros heredamos de los españoles este vi­cio que, entre los escritores y poetas o meros intelectuales, se convierte en una verdadera plaga. Hay los que suponen que entre más juegos de palabras intercalen en una conver­sación (principalmente si ésta es seria) los tendrán por más ingeniosos, y no desperdi­cian oportunidad de mostrar sus dotes en este terreno. Es dificilísimo sacar a un ma­niático de éstos de su error. Personaje digno de La Bruyere, no hay quien no lo conozca. A dondequiera que vaya es recibido con au­téntico horror por el miedo que se tiene a sus agudezas, que sólo él celebra o que los demás le festejan de vez en cuando para ver si se calma. ¿Lo visualizas y te ríes? Pues tú tam­bién tendrías que releer un poco tu Horacio.

Son más raros los que llevan sus hallaz­gos a lo que escriben, aunque, por supuesto, mucho más soportables. Shakespeare aterra con sus juegos de palabras a los traductores (su merecido, por traidores), quienes no tie­nen más remedio que recurrir a las notas a pie de página para explicar que tal cosa sig­nifica también otra y que ahí estaba el chiste. Proust, tú sabes, los dosifica majestuosamen­te. En las traducciones de Proust las notas casi desaparecen: cuando habla de las preciosas ra­dicales no se necesita ser muy listo para darse cuenta de que está aludiendo a Las preciosas ridículas de Molière. Joyce lleva las cosas a ex­tremos demoniacos, por lo cual no se traduce Finnegan's Wake. Entre nosotros, recuerdo, han sido buenos para esto Rubén Darío:

Kants y Nietzsches y Schopenhauers

ebrios de cerveza y azur

iban, gracias al calembour,

a tomarse su chap en Auer's

Y más cerca aún, Xavier Villaurrutia:

Y mi voz que madura

y mi bosque madura

y mi voz quemadura

y mi voz quema dura.

Pero lo anterior no tiene casi nada que ver con que Onís sea asesino, o con que amen a Panamá, o con que seamos seres sosos, Ada.

Ahora te lo explico. La otra noche me encontré al señor Onís, hijo del señor Onís, en una reunión de intelectuales. En cuanto me lo presentaron dije viéndolo fijamente a los ojos: ¡Onís es asesino! Cuando noté que, aterrado, estaba a punto de decirme que sí, de confesarme algo horrible, me apresuré a explicarle que se trataba de un simple palíndroma. Qué gusto sentí al notar que el alma le volvía al cuerpo. Recuerda que palíndromas son esas palabras o frases que pueden leerse igual de izquierda a derecha que de derecha a izquierda, según declara valientemente la Academia de la Lengua, aunque llamándolas palíndromos, como si no fuera mejor del otro modo. Los vimos en la escuela: ANILINA. DÁBALE ARROZ A LA ZORRA EL ABAD. ANITA LAVA LA TINA, etcétera.

Y es aquí donde los asesinos de salón que hacen juegos de palabras para acabar con las conversaciones se encontrarían con una verdadera dificultad. Pruébenlo. Hace ya varios años nos entregábamos a este ino­cente juego (lo más que requiere es un poco de silencio y mirar de cuando en cuando al techo con un papel y un lápiz en la mano) un grupo de ociosos del tipo de Juan José Arreola, Carlos Illescas, Ernesto Mejía Sán­chez, Enrique Alatorre, Rubén Bonifaz Nu­ño, algún otro y yo. Durante tardes enteras o noches a la mitad tomábamos nuestros pa­pelitos, trabajábamos silenciosos y allá cada vez nos comunicábamos con júbilo nuestros hallazgos.

Estas cuatro o cinco cuartillas quieren ser un homenaje y un reconocimiento al ta­lento (entre otros) para el palíndroma de Car­los Illescas, positivo monstruo de este depor­te, quien de pronto levantaba la mano, pedía silencio y decía, como hablando de otra cosa: Aman a Panamá, o Amo la paloma, o sea AMAN A PANAMÁ o AMO LA PALOMA por cual­quier lado que los mires o quieras amarlos; mientras nosotros, yo por lo menos, nos de­batíamos repitiendo ROMA AMOR ROMA AMOR, para que él nos saliera al rato con algo tan hu­millante como esto: ADELA, DIONISO: NO TAL PLATÓN, O SI NO, ID A LEDA, lo que acababa de sumirnos en la desesperación y la im­potencia.

Posteriormente leímos los famosos que el gran mago Julio Cortázar trae en «Leja­na», de Bestiario:

Salta Lenin el atlas

Amigo, no gima

Átale, demoniaco Caín, o me delata

Anás usó tu auto, Susana.

Y recordábamos uno muy pobre o muy tímido de Joyce o que Joyce usó:

Madam, I'm Adam

y alguno que otro del idioma inglés (no muy bueno para esto, según entiendo):

A man, a plan, a canal: Panama.

Más tarde, Bonifaz Nuño aportó la de­claración antisinestésica:

Odio la luz azul al oído

y Enrique Alatorre el existencialista:

¡Río, sé saeta! Sal, Sartre, el leer tras las ateas es oír;

y Arreola

Etna da luz azul a Dante;

en tanto que Illescas, como diligente araña, sacaba sus hilitos de tejer y destejer:

Somos laicos, Adán; nada social somos;

o el admonitorio

Damas, oíd: a Dios amad;

o el acusatorio

Onís es asesino;

o el preventivo y definitivo y ahora en plan de suave melodía de égloga virgiliana:

Si no da amor alas, sal a Roma, Adonis.

Después venían otros suyos sumamen­te extraños, ya dentro de la embriaguez en que se pierden los sentidos (que es la buena) y África y Grecia se abrazan en misterioso contubernio, como

Acata, sale, salta, acude, saeta afromorfa;

ateas educa, Atlas, el as ataca.

O lo que él llamaba palíndroma de palíndromas:

Somos seres sosos, Ada; sosos seres somos;

en el que cada palabra es también palíndroma; o el palíndroma ad infinitum:

O sale el as o... el as sale... o sale el as... o;

o, por fin, la palíndroma política, en el que alguien pregunta: «¿Qué es la OIT (Organi­zación Internacional del Trabajo)?», y se le responde:

Tío Sam más OlT

para rematar con algo que ya no le creía­mos porque somos naturalmente desmemo­riados y eso de Evemón se nos hacía sos­pechoso:

¿No me ve, o es ido Odiseo. Evemón?

y nos tenía que explicar que Evemón no era otro que Tésalo (ah, así sí), padre de Eurí­pilo (claro), como fácilmente se podía ver en Ilíada II, 736; V, 79; VII, 167; VIII, 265; y XI, 575.

Ahora, yo tengo que confesar que jamás pude ni he podido posteriormente hacer o encontrar un solo palíndromo que vaya más allá de los ya dados por la madre naturaleza: oro, ara, ama, eme, etcétera, excepto uno que me costó horas de esfuerzo, pero tan escatoló­gico, para vergüenza mía, que me apresuro a ponerlo aquí: ¡Acá, caca! Sospecho que Me­jía Sánchez tampoco, pues finalmente, cuan­do empezamos, por incapacidad manifiesta, a buscar un nuevo género, o sea, los falsos palíndromos (ejemplo: Don Odón, que suena, pero no es), salió con uno falsísimo, pero que a todos en un momento dado nos pareció au­téntico, pues en esos días se hablaba del Pre­mio Nobel para Alfonso Reyes:

Alfonso no ve el Nobel famoso,

que no se lee de atrás para adelante ni de broma; en tanto que Illescas, algo cansado de su facilidad, aceptaba con entusiasmo mi modesta proposición de estructurar una lar­ga frase en español que, leída de derecha a izquierda, dijera lo mismo, pero en inglés, o en el idioma que en ese momento le parecie­ra mejor, o más difícil.

AUGUSTO MONTERROSO, Movimiento perpetuo, Alfaguara, Madrid, 1999, (1972), pp. 80-89.

P.S.:

Los de Cortázar en realidad son tomados de la novela ¡Estafen!, de Juan Filloy (1931). Habría que agregar esta muestra de virtuosismo de Ricardo Ochoa:

Adivina ya te opina, ya ni miles origina, ya ni cetro me domina, ya ni monarcas, a repaso ni mulato carreta, acaso nicotina, ya ni cita vecino, anima cocina, pedazo gallina, cedazo terso nos retoza de canilla goza, de pánico camina, ónice vaticina, ya ni tocino saca, a terracota luminosa pera, sacra nómina y ánimo de mortecina, ya ni giros elimina, ya ni poeta, ya ni vida.

Y para quien quiera hundirse en un dédalo palindrómico delirante, este libro de quien quizá sea el más fértil cultor del género: Víctor Carbajo, quien tiene la gentileza de compartirlo gratuitamente:

http://www.carbajo.net/pdf/varios/carbajo-212212_palindromos-2019.pdf

La página del autor: Palíndromos Españoles

miércoles, 9 de agosto de 2023

Cicerón, redescubierto en el siglo XIX

De Abel-François Villemain en el "Discurso preliminar" a Marco Tulio Cicerón, La república de Cicerón conforme al texto recientemente descubierto y comentado por monsieur Ángel Mai, bibliotecario del Vaticano, con el discurso preliminar y las disertaciones históricas de monsieur Villemain, de la Academia francesa, y con la traducción castellana de Antonio Pérez y García. Madrid: imprenta de Repullés, 1818.

[Busquemos en los escritores del paganismo y del cristianismo] los fragmentos que nos han conservado del tratado de La República [de Cicerón]. Si abro yo, no digo solamente el libro del gramático Diomedes o de Nonio, autor de un tratado sobre la propiedad de los términos, sino si consulto la erudita colección de Aulo Gelio y los fragmentos del orador Frontón, hallo allí los libros de La República citados en apoyo de una acepción rara del verbo superesse o del verbo gratificari: veo, en fin, que Cicerón había hecho en esta obra tal o cual empleo de una elipse o de una metáfora.

Mas, si recorro Lactancio o San Agustin, si pregunto a la literatura cristiana, fecunda y nueva como las virtudes que anunciaba al mundo, encuentro en ella el libro de Cicerón citado con frecuencia en sus relaciones las más filosóficas y las más elevadas; encuentro en ella exactamente reproducidos, y algunas veces inculcados o combatidos con elocuencia, los pasajes del tratado de La República únicos que hasta entonces se poseían y que habían hecho concebir tan alta idea del original. Lactancio es quien transcribe en uno de estos bellos fragmentos traducidos de Platón que Cicerón había ingerido con tanta frecuencia en su obra, la comparación del justo condenado y del culpable triunfante. Fácil es concebir, en efecto, que semejantes ideas serían ávidamente adoptadas por los primeros cristianos.

"Suponed, os ruego, dos hombres (Lact. Instit. lib. V. cap. XII1) de los cuales el uno es el mejor de los mortales; de una equidad, de una justicia perfecta, de una fe inviolable; y el otro de una perversidad y de una audacia insignes. Suponed, también, el error de un pueblo que haya tomado a este hombre virtuoso por un malvado, un cobarde, un infame, y que haya creído, por el contrario, que el verdadero criminal está lleno de honor y de probidad. Que, por consecuencia de esta opinión universal, el varón virtuoso se ve atormentado, arrastrado al cautiverio, y que le mutilan las manos y le arrancan los ojos: que le condenan, le cargan de hierros, le dan tormento en las llamas; que le arrojan de su patria, que muere de hambre, y que parece por fin a los ojos de todos el más miserable de los hombres, el más justamente miserable. Por el contrario, que el perverso se ve colmado de alabanzas y de homenajes, que todo el mundo le ama, y que refluyen sobre él los honores, las dignidades, las riquezas y los goces todos: que es, en fin, en la opinión de todos el hombre más virtuoso, y que le reputan el más digno de la prosperidad. ¿Hay alguno tan ciego que vacile en la elección entre estos dos destinos?"

La reflexión de Lactancio sobre este pasaje es bella y digna de notarse. «Al hacer, dice, esta suposición, parece que Cicerón haya adivinado los males que debían caer sobre nosotros; y cómo debíamos sufrirlos por la justicia

San Agustín (August., lib. IV Contra Pelagium),  empeñado contra el célebre heresiarca Pelagio en un combate teológico sobre la naturaleza y la caída del hombre, invoca igualmente a Cicerón, y cita este hermoso pasaje que con tanta elocuencia ha desenvuelto Pascal.

"La naturaleza, más bien madrastra que madre, ha arrojado el hombre a la vida con un cuerpo desnudo, frágil y débil; con una alma que la inquietud agita, que el temor abate, que la fatiga consume, que las pasiones arrebatan y en la que, sin embargo, queda como medio apagada una chispa divina de inteligencia y de genio. "

San Agustín es también quien, en su Ciudad de Dios, obra recalcada evidentemente sobre la idea del tratado de La República, nos ha conservado como uno de los fundamentos que Cicerón había dado a sus opiniones sobre el origen y la naturaleza del poder, el hermoso principio de la soberanía de la justicia, anterior a la soberanía del pueblo y de la fuerza. Ved aquí el pasaje tal como ha sido citado:

«La cosa pública (August. Civit. Dei, lib. X, 2) es realmente la cosa del pueblo todas las veces que es dirigida con sabiduría y justicia, o por un rey, o por un número pequeño de grandes, o por el universo pueblo. Mas, cuando el rey es injusto, es decir, tirano; o los grandes injustos, lo cual transforma su alianza en facción; o el pueblo injusto, mereciendo igualmente el nombre de tirano; entonces no solo se corrompe la república, sino que deja de existir; porque no es realmente la cosa del pueblo cuando yace bajo el yugo de un tirano o de una facción; y el pueblo mismo no es ya pueblo si se convierte en injusto, porque entonces deja de ser ya una agregación formada bajo la sanción del derecho y con el lazo de la común utilidad

En otra parte, Lactancio, protestando contra los decretos bárbaros con que el despotismo de los emperadores había perseguido la resistencia de los primeros cristianos, copiaba de Cicerón y trasmitía a la posteridad estas bellas páginas, extractadas del libro tercero de La República.

«Es una ley verdadera (Lact. Instit. lib. VI. cap. VII), la recta razón, conforme a la naturaleza, universal, inmutable, eterna, cuyas órdenes estimulan al cumplimiento de los deberes, y cuyas prohibiciones alejan del mal. Sea que ordene, sea que prohíba, sus palabras no son ni vanas con el bueno ni poderosas sobre el malvado. Esta ley no consiente ser contradicha, ni trasladada a otra parte, ni abolida toda entera; y ni el Senado ni el pueblo pueden libertarnos de la obediencia a esta ley. No necesita nuevos intérpretes ni nuevos órganos: es la misma en Roma que en Atenas: idéntica mañana a hoy. En todas las naciones y en todos los tiempos reinará esta ley, siempre una, eterna, inderogable; y el soberano autor del universo, el rey de todas las criaturas, Dios mismo, ha dado nacimiento, sanción y publicidad a esta ley que el hombre no puede violar sin huir de sí mismo, sin renegar de su naturaleza y sin sufrir solo por esto las más duras expiaciones, aunque por otra parte haya evitado lo que se llama suplicio.»

¡Palabras sublimes! ¡Precioso e inmortal recuerdo de la revelación primitiva que había olvidado el universo! Antigua tradición de Dios mismo, tradición oscuramente conservada por algunos sabios, pero que no tardó a perderse entre los groseros errores del politeísmo, y promulgada en fin en todo el mundo por la fe cristiana que devolvía a estas virtudes naturales una sanción más elevada!

Al lado de estos preciosos fragmentos que pasaron así de la obra de Cicerón a los primeros defensores del cristianismo, debemos colocar un trozo más conocido, cuya conservación se ha debido a un filósofo platónico. Basta indicar el "Sueño de Escipión", episodio admirable del tratado sobre La República, ficción sublime en la que Cicerón hizo salir de la boca de un hombre grande el dogma de la inmortalidad del alma para añadir el apoyo de esta gran verdad a todas las leyes y a todas las instituciones de la tierra. Macrobio, que al principiar el siglo V transcribió y comentó este pasaje a la mayor parte de los literatos latinos de aquella época, muy ocupado con las curiosidades filológicas e ignorante de las grandes ideas del cristianismo, cuyo nombre no pronuncia en su comentario ni en la colección; pero de origen griego, aunque escribía en latín, había adquirido el gusto de esa especie de teurgia, de esa mezcla de abstracción y de iluminismo por el que la Grecia alimentaba sus antiguas creencias y procuraba rejuvenecerlas. Lo que le interesa y lo que desenvuelve en su comentario son los raciocinios quiméricos sobre algunas ideas pitagóricas a las que había aludido Cicerón en ciertos lugares del "Sueño de Escipión", sin duda para dar a la verdad fundamental de este pasaje un no sé qué misterioso y solemne [....] Mas no por eso debemos estar menos agradecidos a Macrobio por haber reproducido en su colección este admirable episodio de la obra que los siglos han tenido oculta por tanto tiempo.

sábado, 9 de julio de 2022

Ithkuil. El idioma artificial más difícil, pensado para evitar errores e imprecisiones y traducir las lenguas naturales mucho más concisamente.

Ithkuil

Ithkuil (nombre nativo Iţkuîl) es una lengua artificial humana extremadamente complicada creada por el lingüista estadounidense John Quijada entre 1978 y 2004. Según la descripción del autor, Ithkuil es "un proyecto filosófico para un lenguaje hipotético", que aparece como un cruce entre un lenguaje filosófico a priori y un lenguaje lógico. Entre los objetivos de Quijada estaba el intento de mostrar cómo podrían funcionar las lenguas humanas. Ithkuil está diseñado para condensar grandes cantidades de información lingüística usando menos palabras y más cortas que las que se encuentran en idiomas naturalmente evolucionados; la mayoría de las expresiones en otros idiomas parecen mucho más cortas cuando se traducen a ithkuil.

La hipótesis Sapir-Whorf postula la existencia de una conexión entre las características de la lengua materna de una persona y las habilidades cognitivas de la misma persona y, en consecuencia, entre la velocidad del habla y la velocidad del pensamiento humano. Stanislav Kozlovsky cree que un hablante nativo de Ithkuil puede pensar a una velocidad más de cinco veces mayor que un hablante de una lengua natural típica. Sin embargo, no hay nadie en el mundo que sea capaz de hablar Ithkuil con fluidez, incluido su Creador mismo: "yo no hablo ithkuil, nunca lo he hecho, nunca lo haré, ni nunca lo he apoyado. Después de la publicación de un artículo sobre el Ithkuil en la revista rusa Komp''juterra ("velocidad del pensamiento" por Stanislav Kozlovsky, "Компьютерра", N°26 - 27, 20 de junio de 2004), muchos rusos y ucranianos contactaron a Quijada y expresaron su interés en aprender el idioma. Quijada ha afirmado recientemente haber trabajado en una revisión exhaustiva de la morfofonología del lenguaje durante para facilitar la pronunciación (como lo requiere muchas personas interesadas en aprender el idioma), redujo el número de fonemas de 82 a 62, pero también dijo que, unos años más, no tendrá tiempo para revisar la referencia gramatical presente en el sitio web oficial:

http://www.ithkuil.net/


martes, 30 de marzo de 2021

Génesis de las palabrotas

 'Con dos huevos', un diccionario de expresiones castizas

Luis Herrero ha entrevistado a la filóloga Héloïse Guerrier, coautora del libro Con dos huevos, un diccionario de expresiones castizas.

esRadio 2014-06-09

Luis Herrero ha entrevistado a la filóloga Héloïse Guerrier, coautora del libro Con dos huevos, un diccionario de expresiones castizas

Héloíse Guerrier, coautora del diccionario de expresiones castizas Con dos huevos ha explicado En Casa de Herrero algunas de las expresiones con las que cuenta su obra. Así, ha afirmado que lo que le llevó a escribir este libro fue la sorpresa que le provocaron las expresiones que se emplean en España. "Me hacían mucha gracia y las iba apuntando, de aquí salió la idea de este libro", explicó.

En primer lugar se ha referido a la expresión que da título al texto, "con dos huevos", explicando que "abarcan muchos significados" y que pese a que no ha encontrado un "origen concreto se asocian a los atributos masculinos, a valentía y a valores positivos", a diferencia de expresiones en las que se emplean los atributos femeninos como "es un coñazo" en las que los "valores son negativos". En este sentido, ha aclarado que “el libro no pretende decir que el lenguaje español es machista” sino que “tiene mucha relación con el sexo y la comida".

Héloïse Guerrier también ha explicado el origen de la expresión "me cago en la leche", comentando que hace referencia "a la leche materna" y que en realidad proviene de "me cago en la leche que mamaste", así como "me cago en la mar viene de la virgen María". Respecto al dicho "el coño de la Bernarda", ha señalado que "sale en muchas fuentes" pero que la mayoría la "ubican a Bernarda en Granada" y se trata de "una santera que cuando tocaban su sexo tenían más suerte, buenas cosechas, salud…”. Además, ha comentado que fue “una leyenda que levanto revuelo en la iglesia” y que se dice que “al desenterrarla vieron su sexo era lo único que quedaba intacto”.

En cuanto a "montar un pollo" ha aclarado que "pollo no tiene que ver con el volátil sino con poyo, que viene del pedestal en el que el orador daba un discurso en el que podían salir polémicas…". Al mismo tiempo, la filóloga ha explicado que el origen de "manda huevos" no viene de esa palabra sino de que "viene de la expresión latina mandat opus que significa la necesidad obliga".

Para terminar, Héloïse Guerrier ha señalado que las expresiones que no han incluido en el libro responden a que "era muy difícil de plasmarlas a modo de ilustración", para lo que se ha referido a "verdades como templos", afirmando que "la verdad no se puede dibujar". "Lo que me interesó mucho es la interpretación del ilustrador en el libro, me gusta el contraste entre el texto y las imágenes", destacó.

domingo, 24 de mayo de 2020

Glosario manchego

Un curioso glosario manchego, aunque insuficiente, pues no usa demasiada bibliografía.

https://glosariomanchego.wordpress.com/

martes, 20 de agosto de 2019

Un manchego, el segundo traductor europeo del Corán al latín

Copio la biografía que le escribí en la wiki:

Marcos de Toledo

Se conoce como Marcos de Toledo a un médico y canónigo de la catedral de Toledo que vivió a finales del siglo XII y comienzos del XIII; fue uno de los miembros de la Escuela de traductores de Toledo y tradujo al latín el Corán, obras de Galeno y los Opúsculos del mahdi de los almohades Ibn Tumart.

Biografía

Descendía de una familia mozárabe que se instaló en Toledo tras la invasión musulmana. Nació en Toledo y allí estudió medicina (o tal vez en Montpensier) y se ordenó sacerdote; en 1198 fue nombrado canónigo de la Catedral de Toledo.1​ Tradujo libros fundamentales de Galeno a través del texto árabe de Iohannitius / Hunayn ibn Ishaq: De motibus membrorum liquidis y De pulsu ac de pulsus utilitate; seguramente muchas traducciones manuscritas y anónimas de tratados medicinales puedan adjudicársele.

Pero dedicó sus últimos años a traducir al latín las escrituras sagradas del Islam por orden del arzobispo de Toledo don Rodrigo Jiménez de Rada y del archidiácono Mauricio: así lo hizo constar el mismo Marcos de Toledo en el largo prefacio que antepuso a su versión del Corán, en que, en palabras de Nadia Petrus, realiza tres cosas: "Una peculiar biografía de Mahoma... los preceptos que todo musulmán debe seguir... y los patrocinadores e impulsadores de la traducción y el lamento de la sociedad cristiana por la dominación musulmana.".2​ Terminó su versión del Corán, el Alchoranus Latinus o Liber Alchorani, en Toledo, en 1210, aunque ya había habido un intento de traducir esta obra entre los años 1142 y 1143 por parte de Robert de Ketton, clérigo inglés residente en Pamplona, por encargo de Pedro el Venerable; sin embargo, la traducción de Marcos, menos divulgada que la de Robert de Ketton, es ad verbum o literal y conserva la división en azoras. Esta traducción fue usada y citada por Riccoldo da Monte di Croce en su tratado Contra legem saracenorurm a fines del siglo XIII; también se tradujeron al italiano algunas partes en 1461 por parte de Nicalaio di Berto.3​ Se han conservado siete manuscritos latinos de esta versión, considerada la segunda al latín, si bien no se detuvo ahí el canónigo: tradujo también los Aquîda u Opúsculos del mahdi de los almohades, Ibn Tumart, obra que terminó en Toledo el 1 de junio de 1213. El arzobispo Jiménez de Rada usó estas obras para elaborar su Historia arabum. Aunque se desconoce su fecha de fallecimiento, como la Catedral de Toledo conserva su testamento otorgado en el año 1216 (Archivo Capitular de Toledo, 42-23, fol. XXVII), probablemente no llegó a vivir mucho más.4​

Obras
El Corán (Al-Qur’an), 1213 [otros autores lo fechan en 1209]. Hay ed. moderna al cuidado de Nàdia Petrus Pons: Alchoranus latinus quem Marcus canonicus Toletanus transtulit. Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 2016.
Tratados religiosos musulmanes, 1213
Contrarietas Alpholica (libro de teología islámica), s. f.
Galeno, De tactu pulsus, De motu membrorum, De utilitate pulsus y De motibus liquidis, s. f.
Hipócrates, De aere aquis locis, s. f.
Hunayn ibn Ishaq, Isasoge ad Tegni Galieni, s. f.