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domingo, 6 de enero de 2013

Contrato de una madre para regalar un móvil a su hijo


Por si alguien dudaba sobre que la represión esté institucionalizada en EE. UU.:


1. El teléfono es mío. Yo lo he comprado. Yo lo he pagado. Te lo estoy prestando. ¿A que soy estupenda?

2. Siempre sabré la contraseña.

3.Si suena el teléfono, contéstalo. Es un teléfono. Di hola, sé educado. No ignores nunca una llamada si la pantalla dice "Mamá" o "Papá". Nunca.

4. Entrega el teléfono a tu padre o tu madre sin falta a las 19.30 en días de colegio y a las 21 en fin de semana. Permanecerá apagado durante la noche y lo volveremos a encender a las 7.30 de la mañana. Si es un momento en el que no llamarías a nadie al teléfono fijo -que pueden descolgar los padres-, no llames ni envíes un mensaje. Haz caso a tu instinto y respeta a otras familias como nos gusta que nos respeten a nosotros.

5. El teléfono no va al colegio contigo. Habla en persona con la gente a la que envías mensajes. Aprender a hacerlo te vendrá bien en la vida. Lo de las medias jornadas, las excursiones y las actividades extraescolares tendremos que estudiarlo especialmente.

6. Si se cae al váter, se cae al suelo y se destroza o desaparece, tú serás responsable de lo que cueste arreglarlo o sustituirlo. Corta el césped de algún jardín, cuida niños, ahorra dinero de cumpleaños. Algo pasará, así que debes estar preparado.

7. No emplees esta tecnología para mentir, burlarte de otro ser humano ni engañarle. No participes en conversaciones que hieran a otros. Sé un buen amigo antes que nada, o si no, mantente al margen de las disputas.

8. No digas nada, ni por mensaje, ni por correo electrónico, ni por teléfono, que no dirías en persona.

9. No digas nada, ni por mensaje, ni por correo electrónico, ni por teléfono, que no dirías en voz alta con sus padres presentes. Censúrate.

10. Nada de porno. Busca en internet información que no te importe compartir conmigo. Si tienes alguna pregunta sobre algo, házsela a una persona; preferiblemente a tu padre o a mí.

11. Apágalo, siléncialo o guárdalo en público. Sobre todo en un restaurante, en el cine o mientras estés hablando con otra persona. No eres un maleducado; no permitas que el iPhone te cambie.

12. No envíes ni recibas fotos de tus partes íntimas ni de las de otra persona. No te rías. Algún día tendrás la tentación de hacerlo, a pesar de tu gran inteligencia. 

13.Es peligroso y podría arruinar tu vida de adolescente, universitario o adulto. Es una mala idea, siempre. El ciberespacio es vasto y más poderoso que tú. Y es difícil conseguir que desaparezca algo de semejante magnitud, incluida una mala reputación.

14. No hagas millones de fotos y vídeos. No es necesario documentarlo todo. Vive tus experiencias. Quedarán almacenadas en tu memoria para toda la eternidad.

15. Déja el teléfono en casa a veces y quédate tranquilo con la decisión. No está vivo ni es una prolongación tuya. Aprende a vivir sin él. Tienes que vencer el miedo a perderte algo.

16. Descárgate música que sea nueva, o clásica, o distinta a la de los millones de chicos como tú que escuchan exactamente las mismas cosas. Tu generación tiene la mayor facilidad de acceso a la música que ha existido jamás. Aprovecha ese don. Amplía tus horizontes.

17. Juega a un juego de palabras o de preguntas de vez en cuando.

18. Mantén los ojos abiertos. Mira el mundo a tu alrededor. Asómate a una ventana. Escucha a los pájaros. Sal a pasear. Habla con un desconocido. Pregúntate cosas sin necesidad de buscarlas en Google.

19. Meterás la pata. Te confiscaré el teléfono. Nos sentaremos a hablar sobre ello. Volveremos a empezar. Tú y yo estamos aprendiendo sin cesar. Estoy de tu parte. Estamos juntos en esto.

lunes, 24 de diciembre de 2007

Móviles y otras criaturas hogareñas

Mis hijas me dejan de piedra. Escogen un móvil como si fuera un novio: que sea inteligente, hermoso, que me haga las cuentas, que tenga hermosa voz y me cante y gran memoria y muchos megapixels... Por Dios; a veces incluso lo insultan y se cabrean con él. Sospecho que van a tratar a sus novietes lo mismo que a un Tamagotchi. Yo trato mejor a mi impresora, que es temperamental y a veces se enfada conmigo y no me hace caso; entonces, lo único que tengo que hacer es acariciarla un poco, ponerle papel nuevo y rascarle el interruptor, y muge alegremente encendiendo sus lucecitas. Lleva una pegatina encima con un perrito dálmata que le han puesto mis hijas.

Con mis dos gemelos, los zapatos, tengo una relación distinta. Desde luego, no es tarea fácil soportarme. Los antiguos solían ponerse parejas distintas en los días pares y en los impares, porque decían que se gastaban menos; no lo dudo, pero los modernos somos menos cuidadosos, por desgracia. Sus talones están gastados, el calcañal deshilado y les falta un buen pase de tintura.