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miércoles, 5 de agosto de 2015

Vicenç Navarro, Por qué el sistema bancario es un problema grave

Vicenç Navarro, "Por qué el sistema bancario es un problema grave", en Nueva Tribuna, 4 de agosto de 2015:


El artículo señala que, en contra de lo que constantemente se dice en los medios de información (la mayoría controlados o altamente influenciados por la banca), el sistema bancario no es equivalente al sistema circulatorio en el cuerpo económico, sino que es más bien un cáncer que va cuestionando la viabilidad de la economía. Este problema se acentúa en España, donde el sector público de este sistema bancario es muy reducido, siendo uno de los más pequeños de los países de la OCDE, el club de países más ricos del mundo.

A usted, lector, le habrán informado de que el sistema bancario juega un papel importantísimo en la economía, fundamental para su supervivencia. Y le dirán frecuentemente que es como el sistema circulatorio en el cuerpo humano. Sin él, el cuerpo no vive, y muere. Y de esta lectura se concluye que hay que cuidarlo y darle todo tipo de ayudas para que permanezca sano, asegurando así que el cuerpo se mantiene vivo, pues sin él todos estaríamos muertos. Tenemos que cuidarlo bien. Y le aseguro que lo hemos tratado súper bien. Le hemos dado más de 108.000 millones de euros públicos (de sus impuestos y los míos) para que no colapsara (según el Tribunal de Cuentas, esta fue la cifra de dinero público comprometida por España en ayudas a la banca privada entre 2009 y 2012). Y el Banco Central Europeo, el BCE, una institución pública, le ha prestado millones y millones de euros, a unos intereses ridículamente bajos, para asegurarse que la banca no cae enferma y se nos muera, porque ello sería fatal para todos nosotros. Los directores de orquesta de todo este tipo de argumentación favorable al sistema financiero son el Sr. Mario Draghi, presidente del BCE, el Sr. Luis María Linde, gobernador del Banco de España, y el Sr. Luis de Guindos, Ministro de Economía español, todos ellos banqueros o próximos a la banca, y todos ellos están subrayando que el mayor problema que tiene España no es la falta de crédito para las familias y para las pequeñas y medianas empresas, sino los salarios, demasiado altos según ellos.

Sepa usted que todo el argumentario a favor de la banca que le he resumido en los párrafos anteriores son mentiras tan grandes como catedrales, reproducidas por los mayores medios de información y persuasión (controlados, la mayoría, por la banca).

Por qué la banca es un problema

Comencemos mirando la evolución de la banca (eje del capital financiero). Y el primer dato que aparece es su enorme crecimiento en la mayoría de los países a los dos lados del Atlántico Norte a partir de los años ochenta. Veamos qué ha ido pasando en EEUU, analizando su tamaño. Y una manera de medir su tamaño es mirar los beneficios que tiene este sector bancario y el porcentaje que estos beneficios representan sobre el total de beneficios del mundo empresarial. Pues bien, en el año 1980, los beneficios de la banca representaban el 15% de todos los beneficios de las grandes corporaciones en EEUU. En el año 2006 representaban nada menos que el 40% (“From Boring Banking to Roaring Banking”, Dollars & Sense, julio/agosto 2015). Es un crecimiento auténticamente impresionante. No tengo cifras para España, pero es probable que el crecimiento haya sido incluso mayor como resultado del excesivo tamaño del sector bancario español, proporcionalmente mayor que el de EEUU.

Otra característica del sector bancario ha sido su concentración. Los diez bancos más importantes de EEUU tenían el 20% de todos los depósitos antes de 1980. En 2007, este porcentaje había subido a un 50%. Una situación semejante ha ocurrido en la mayoría de países a los lados del Atlántico Norte. El excesivo crecimiento del sector bancario y su concentración han sido las características más notables de lo que se llama el sector financiero, del cual el bancario es central del cual el bancario es el elemento central.

La pregunta que debemos hacernos es por qué esto ha ocurrido y si ello es bueno o malo para la salud de la economía y de la sociedad. Y para responder a esta pregunta debemos comprender qué es lo que un banco hace o solía hacer. Durante muchos años, los bancos estaban bastante descentralizados y casi cada comunidad tenía su propio banco. Era lo que, según el profesor Gerald Epstein, se ha llamado la “época aburrida” del sistema bancario (citado en el artículo mencionado anteriormente). Los ciudadanos y sus familias depositaban sus ahorros en el banco, y los banqueros hacían préstamos a unos intereses más elevados que los que les pagaban a los ahorradores que depositaban su dinero en los bancos. Pagaban a estos últimos unos intereses del 3%, y exigían a los que les prestaban – por regla general, pequeñas y medianas empresas – un 6%. Y cuando el banco cerraba por la tarde, el banquero se iba a jugar al golf, a las 3 de la tarde, con los figuras del establishment de la comunidad: el médico, el dueño de la empresa textil, el abogado, el cura de la comunidad (en Europa) o el pastor protestante (en EEUU), así como otros miembros de la estructura de poder. Era lo que se llamaba el régimen 3:6:3.

Los comportamientos bancarios como causa de la crisis

El problema comenzó cuando los salarios comenzaron a descender como resultado de las políticas neoliberales iniciadas por el Sr. Reagan y la Sra. Thatcher, en la década de los ochenta. Esta bajada de los salarios forzó a que las familias no solo consumieran menos, sino que, a fin de mantener su nivel de vida, tuvieran que pedir prestado dinero a la banca. Y continuaron pidiendo más y más dinero a medida que los salarios iban bajando y el número de puestos de trabajo bien remunerados también iba bajando y bajando. Ahí está la razón del enorme endeudamiento y el origen del descenso de la demanda, con el consiguiente enlentecimiento del crecimiento económico. Este endeudamiento conllevó el crecimiento tan notable del sector financiero, y el paulatino descenso de la demanda.

Pero este descenso de la demanda también creó un problema al sistema financiero, pues el descenso de la actividad económica redujo la rentabilidad de las inversiones bancarias, de manera que la banca, en lugar de invertir en actividades productivas, es decir, en la producción de bienes y servicios que la ciudadanía consumía, comenzó a invertir en actividades especulativas, en las que obtenía mayor rentabilidad. La relación entre banca e inversión productiva se redujo considerablemente. En EEUU, por ejemplo, históricamente alrededor del 20% de la inversión que hacían las empresas procedía predominantemente de la banca. Este porcentaje descendió a partir de los años ochenta, reduciéndose más de la mitad. Y ello fue consecuencia de que la banca, como ya he comentado, en su búsqueda de mayor rentabilidad, invirtió en actividades especulativas (la última la inmobiliaria), que proporcionaban enormes beneficios, lo que contribuyó al gran crecimiento del sector bancario. Estas inversiones, sin embargo, ponían al ahorrador en peligro, pues las actividades especulativas conllevan siempre un riesgo: el estallido de las burbujas resultado de la actividad especulativa.

En la Eurozona se añadió otro factor que contribuyó al crecimiento del sector bancario: la creación del euro, y la bajada de intereses en los países periféricos, que pudieron acceder al crédito de una manera muy marcada. Ello ayudó en la aparición de grandes burbujas que causaron la sensación de un gran crecimiento económico en los años noventa y durante la primera década del s. XXI, basado en una especulación inmobiliaria en la que la banca, tanto extranjera (alemana y francesa) como nacional, estaba metida hasta el tuétano. La absorción de tanto dinero por parte de la banca, con fines especulativos, fue la causa de la enorme recesión que siguió a la explosión de la burbuja inmobiliaria.

¿Cómo es que este sistema bancario continúa y se reproduce?

El punto clave para responder a esta pregunta es entender la complicidad entre la banca y el poder político. Lejos de ser el sistema bancario la sangre que permite la supervivencia del cuerpo económico, dicho sistema es el cáncer que consume ese cuerpo. Absorbe una enorme cantidad de recursos y pone los ahorros en peligro, a fin de aumentar beneficios (los de los accionistas y los de los banqueros). Y ello es facilitado por la complicidad existente entre la banca, por un lado, y las instituciones políticas por el otro, las cuales han favorecido la desregulación de la banca, permitiendo estas prácticas especulativas. Y lo que es incluso peor es que cuando la banca está en peligro de colapsar, debido a sus actividades especulativas, el Estado (que quiere decir usted y yo) paga las pérdidas y le da dinero para que se salve y sobreviva, tal como he mencionado anteriormente. Y todo ello sin resolver el problema del déficit de acceso al crédito.

En una conferencia que di al círculo de empresarios de las Islas Baleares (pequeños y medianos empresarios), les expliqué las causas reales de la enorme dificultad para conseguir crédito, y me alegró que, además de recibir un aplauso muy marcado de la audiencia, hablaran de formar una asociación de “empresarios indignados”. No hay ninguna duda de que si los bancos fueran instituciones instituciones públicas, a las que se exigiera que cumplieran con su función social, el problema del crédito se resolvería. Esta es la razón de que la inmensa mayoría de países tenga amplios sectores bancarios públicos, siendo España uno de los que lo tiene menos desarrollado. Y ello como resultado del escandaloso maridaje entre los grandes bancos y el poder político, causa del problema. De ahí que me moleste en extremo la actitud casi servil que muchos representantes políticos tienen hacia la banca. El público debería abuchear a estos políticos, echándoles del poder pacíficamente y con su voto.

jueves, 9 de julio de 2015

Vicenç Navarro: "Pedro Sánchez no entiende qué está ocurriendo en España"

Vicenç Navarro, "La dirección del PSOE no entiende qué está pasando en España", en Público, 9 jul 2015:

En la sesión donde se nombraba al Sr. Pedro Sánchez candidato del PSOE a la Presidencia del gobierno español, este escogió una bandera española enorme para mostrar su gran patriotismo, compitiendo así con el Partido Popular, para ver quién es más patriota, midiendo, por lo visto, su patriotismo por la visibilidad y tamaño de los símbolos en sus congresos y encuentros a nivel del Estado español. Hoy, el PP, heredero de aquellos que interrumpieron el periodo democrático conocido como la II República con un golpe militar, gobernando España mediante uno de los regímenes dictatoriales más crueles que hayan existido en la Europa del siglo XX (por cada asesinato político que cometió Mussolini, Franco cometió 10.000, según el profesor Malefakis, experto en el fascismo europeo en la Universidad de Columbia, de Nueva York),  que ha impuesto un enorme retraso económico, político, cultural y social a sus poblaciones, quiere ahora ganar las próximas elecciones legislativas presentándose como el gran defensor de la Unidad de España, contra los “rojos” y “separatistas”, enarbolando la misma  bandera y promoviendo el mismo himno que utilizaron los golpistas y sus sucesores.

Pero lo que continúa siendo paradójico es que los herederos de los socialistas republicanos (que fueron brutalmente represaliados por su compromiso con la libertad y la democracia) se hayan convertido, no ya por razones tácticas (cuando tuvieron que aceptar la Monarquía borbónica en el momento de la transición de la dictadura a la democracia), sino por convencimiento, en los máximos defensores de los mismos símbolos y del mismo himno, compitiendo por quién tiene la bandera más grande y el himno más alto. La justificación de esta práctica y de esta lealtad a tales símbolos es que la bandera borbónica y el himno (una marcha real) significan también la reconciliación reflejada en la Constitución Española, olvidando que tal Constitución se escribió en condiciones de enorme desequilibro de fuerzas que existía durante la Transición, debido al enorme dominio de aquel proceso por parte de las derechas (que controlaban el aparato del Estado además de los mayores medios de información) y a la gran debilidad de las izquierdas (que acababan de salir de la prisión, de la clandestinidad y/o del exilio).

Es imposible que tal desequilibrio de fuerzas creara una democracia homologable a las del resto de Europa. La Transición inmodélica dio paso a un producto inmodélico, con una democracia enormemente limitada y un Estado del Bienestar enormemente insuficiente, y con una Constitución que no reconoce la plurinacionalidad de España y que asigna al Ejército la misión de mantener por la fuerza la unidad de España, a través de un Estado central y radial. Los símbolos actuales representan este Estado, resultado de una Transición desequilibrada y que, en contra de la versión oficial promovida por el PP y por el PSOE, fue muy poco modélica (ver mi libro Bienestar Insuficiente, Democracia Incompleta. De lo que no se habla en este país. Editorial Anagrama, 2002).

La visión de la Constitución como producto modélico asume que la defensa de aquella Constitución, y de los símbolos borbónicos del Estado, significa la defensa de España, supuestamente reconciliada, llegando al extremo de que bajo el mandato de otro “superpatriota”, el Ministro socialista de Defensa, el Sr. José Bono, presentó a los vencedores del golpe militar (fascistas –la División Azul- que lucharon a favor de Hitler) al lado de los vencidos republicanos (que lucharon por la libertad y democracia no solo en España, sino también en Europa), presentando a ambos bandos con la misma autoridad moral, homologando los dos bandos del conflicto. Este “superpatriota”, con una bandera borbónica muy larga, fue también el que prohibió que los luchadores republicanos, que sufrieron una enorme represión debido a su lucha por los derechos y libertades, llevaran la bandera republicana en una reunión en las Cortes Españolas, presidida por el Sr. Bono. Y lo más deprimente y sorprendente es que este personaje casi fue elegido candidato a la Presidencia por el partido heredero del socialismo republicano.

Estamos viendo el fin del régimen del 78

Pero lo que es más preocupante es que la gran bandera utilizada como adorno central en la presentación del candidato del PSOE es un indicador más de que la nueva dirección del PSOE no entiende lo que está pasando en España. Las últimas elecciones municipales y autonómicas fueron un tsunami político que refleja el enorme rechazo hacia este Estado y hacia sus símbolos y que está ocurriendo a lo largo del territorio español. Y este rechazo no es solo hacia las políticas neoliberales impuestas (pues no estaban en sus programas electorales) del gobierno Zapatero primero y del gobierno Rajoy después, sino también hacia este Estado bipartidista, con una clara demanda para la redefinición de España, recuperando los valores republicanos y exigiendo la constitución de otro Estado que conjugue la justicia social con la aceptación y promoción de un Estado plurinacional, en el que el derecho a decidir englobe todas las áreas de actividad, incluyendo la relación que los distintos pueblos y naciones quieran tener voluntariamente entre ellos. Es obvio que la dirección del PSOE no ha entendido qué está ocurriendo en España. Y continua aferrada a esta visión uninacional y radial que un número creciente de la población en España no desea.

jueves, 28 de mayo de 2015

Vicenç Navarro sobre el sesgo derechista del periodismo televisivo en cuestiones de economía

Vicenç Navarro, "Cómo los medios han estado promoviendo el neoliberalismo: el caso de ‘La Sexta Noche’, ‘Al Rojo Vivo’ y TV3", en Público 28 mayo 2015:

(Navarro es Catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra, y ex Catedrático de Economía Aplicada. Universidad de Barcelona, y autor de parte del programa económico de Podemos)

Se habla mucho, con razón, de la gran inmunidad de la que gozan figuras y personajes del mundo político, financiero y económico que, a pesar de haber sido condenados por los tribunales, permanecen inmunes a cualquier sanción. El grado de tolerancia hacia tal inmunidad es un indicador más de la baja calidad de la democracia española.

Pero existe otro tipo de inmunidad, la inmunidad profesional, que ni siquiera se reconoce como censurable. Es cierto que en algunas profesiones como la médico-sanitaria, existe un sistema de sanciones para su mala práctica. Si un cirujano comete un error y, como consecuencia de ello, el estado de salud del paciente queda negativamente afectado, existe la posibilidad de que tal cirujano reciba algún tipo de sanción y sufra un notable descrédito profesional. Pero ello no ocurre en otras profesiones, como en las áreas económicas, situación que se muestra con toda claridad en el caso de los gurús económicos que aparecen y son promovidos por los mayores medios de información y persuasión del establishment. Periodistas y economistas que analizan, pronostican y/o promueven políticas económicas que sistemáticamente han perjudicado el bienestar de la población permanecen inmunes a cualquier sanción o desprestigio. En realidad, a pesar de sus malas prácticas, continúan gozando de enormes cajas de resonancia, provistas por aquellos medios cuya mayor función es reproducir la sabiduría convencional favorable a los mayores intereses financieros y económicos que dominan los medios.

Uno de los casos más notorios de impunidad son los economistas de tendencia liberal (es decir, hablando claro, neoliberal) que, a través de aquellos medios, han estado proponiendo y promoviendo políticas económicas de claro corte neoliberal, como recortes del gasto público, incluyendo el gasto público social, y reducciones en la accesibilidad a servicios públicos de primera necesidad (como sanidad y educación, entre otros), así como reformas laborales que han provocado un gran descenso salarial, políticas todas ellas que han tenido unas consecuencias enormemente negativas para el bienestar de la población y para el estado de la economía. Pues bien, a pesar de la enorme evidencia científica que existe mostrando el desastre (y no hay otra manera de definirlo) que han significado tales políticas, dichos economistas continúan apareciendo en los  medios, y continúan recetando las mismas políticas. Hay múltiples ejemplos de ello. Veamos dos de ellos.

El economista del establishment político español

Uno de los economistas más promocionados en España es el economista José Carlos Díez, el columnista en temas económicos de mayor visibilidad en El País, asesor económico de la SER y de La Sexta (tanto en el programa Al Rojo Vivo como en La Sexta Noche). Es asesor en temas económicos del candidato del PSOE, el Sr. Pedro Sánchez, y lo fue antes del Sr. Zapatero, cuando predijo toda una serie de hechos que fueron claramente erróneos, cuando no falsos. Analicemos sus diagnósticos y pronósticos:

En el año 2006 (09.06.2006) pronosticó en El Mundo que “la probabilidad de ver una caída significativa del precio de la vivienda es cercana a cero”. En realidad, desde 2007, el precio cayó nada menos que un 36%, según señaló el Instituto Nacional de Estadística. Más tarde, en abril del 2007, en la revista Economía Exterior escribió que “se tiene que contrarrestar el mito de la burbuja inmobiliaria en España”, negando la existencia de una burbuja inmobiliaria. Tal diagnóstico y pronóstico habla por sí mismo de su incompetencia. Hubo una burbuja inmobiliaria que se expandió y luego explotó, contribuyendo a la Gran Recesión. Más tarde, en 2009, y para minimizar el impacto negativo de la burbuja, escribió en Cinco Días (22.11.2009) que los precios de la vivienda en 2009 habían ya tocado fondo. Los datos –los testarudos datos- sin embargo, mostraron que tales precios continuaron bajando y bajando. También en 2009 intentó ridiculizar a los que alertamos de las consecuencias negativas de las políticas públicas impuestas (y digo impuestas, pues no tenían mandato popular al no estar en su programa electoral) por el gobierno español presidido por el Sr. Zapatero, escribiendo en Cinco Días que “los escenarios apocalípticos de seis millones de parados, con tasas de desempleo del 25%, están siendo refutados por la realidad”. En realidad, el paro alcanzó más tarde no el 25%, sino el 26%, con 6,2 millones de parados. Por si no fuera poco, tal personaje también indicó en Cinco Días (22.11.2009) que el sistema financiero español era sumamente eficiente, diagnóstico que el Presidente Zapatero repitió en una conferencia de prensa en Nueva York, meses antes de que colapsara, mostrando que el sistema financiero español era (y continúa siendo) uno de los más ineficientes en el mundo, habiéndole costado más dinero (en términos proporcionales) al ciudadano español el reavivarlo, que en cualquier otro país de la UE-15, reavivación que ha alcanzado unos niveles de complicidad política escandalosa.

Es difícil encontrar un gurú mediático con mayores errores de diagnóstico y prescripción. Invito al lector a que imagine, por un momento, qué le ocurriría a la reputación de un cirujano que hubiera diagnosticado y tratado a un paciente tantas veces mal como ha hecho el Sr. Díez en sus diagnósticos y pronósticos económicos. Le aseguro que el cirujano habría sufrido un enorme descrédito y raramente hubiera aparecido en los medios. No así con el “experto” en cuestión, que ha hecho tanto daño con las políticas que ha propuesto, basadas en un diagnóstico y pronóstico claramente erróneos. A pesar de los síntomas de tanta incompetencia, nada ha pasado. La SER, La Sexta y El País, entre otros, continúan presentándolo como el gran “experto”. Durante la última campaña electoral, dicho “experto” ha sido el experto económico de tales medios, presentando su doctrina neoliberal bajo el nombre de ciencias económicas. Además de ignorancia, este personaje se caracteriza por su arrogancia, presentándose como un científico, promoviendo el ideario liberal de la dirección del PSOE.

Dos ejemplos recientes de este ideario aparecieron, de nuevo, cuando en el programa Al Rojo Vivo de La Sexta, se le preguntó al que es su asesor económico, el Sr. Díez, su opinión como “experto” sobre las propuestas hechas por el candidato de Podemos a las elecciones de la comunidad de Madrid. El supuesto experto lo criticó por proponer políticas redistributivas cuando la prioridad debería ser, según él, el facilitar medidas que estimularan el crecimiento, repitiendo el famoso e incorrecto diagnóstico (lo que también han hecho todos los portavoces de la derecha española -el PP y Ciudadanos en España y CDC y UDC en Catalunya-) de que “para distribuir antes hay que crecer”. Tal aseveración ignora que en una economía deprimida, como la española (incluyendo la catalana), las políticas redistributivas, que aumentan la capacidad adquisitiva de las clases populares, son una condición necesaria para incrementar la demanda doméstica y, con ello, el estímulo y el crecimiento económicos.

Tal promoción apareció también nada menos que en la noche del sábado, antes del día de las elecciones (violando, por cierto, la ley que prohíbe cualquier acto electoral el día anterior), cuando La Sexta Noche promovió a este supuesto experto y a su libro. En dicha presentación, el “experto” de ese programa defendió las políticas de recortes del Sr. Zapatero, promovió la reforma laboral (atribuyendo el elevado desempleo a las rigideces laborales) y acentuó un tímido apoyo a la intervención pública, aceptando algunas reformas que antes había denunciado cuando fueron propuestas por Podemos, como es la propuesta de que el ICO debería actuar como un banco público, ayudando a estimular la innovación en las inversiones económicas. Esta propuesta la hicimos el Profesor Juan Torres y yo en el documento que distribuyó Podemos bajo el nombre de Un proyecto económico para la gente, y que el Sr. Díez ridiculizó en El País. Ni que decir tiene que, aunque aceptó que era ahora necesario hacer lo que antes había ridiculizado, no citó el origen de esta propuesta, que fue en el documento distribuido por Podemos. La incompetencia, por regla general, va acompañada de manipulación.

El dominio absoluto de tales gurús económicos neoliberales es casi absoluto, sin que se permitan otras voces críticas a tanto error, falacias y manipulaciones, permitiéndoles una enorme impunidad. La falta de diversidad ideológica de los medios en España, reproduce tal inmunidad, que se da en todas las partes del país, incluyendo en Catalunya.

El gurú económico en Catalunya

Un caso semejante ocurre en Catalunya con el Sr. Sala i Martín, un economista ultraliberal que aparece con gran frecuencia en los mayores medios de información y persuasión en Catalunya. En EEUU, sus simpatías son hacia el Partido Libertario, que es el eje del Tea Party, la ultraderecha estadounidense. En la cadena pública TV3 se le conoce como “el economista de cabecera de la casa”, monopolizando un programa que se presenta como “Classe d’economia” (Clase de economía), plataforma desde la cual imparte su ideología neoliberal, que presenta como “ciencia económica”. Fiel a esa ideología, ha ido promoviendo todas las recetas neoliberales, tales como reducciones del gasto público, incluyendo el social, la desregulación de los mercados laborales (que debilita todavía más los convenios colectivos), la privatización de la Seguridad Social y de todos los servicios públicos del Estado del Bienestar (escasamente financiados en Catalunya y en España), tales como educación, sanidad y servicios sociales, y una larga lista de recetas del ideario ultraliberal. La evidencia científica ha documentado extensamente el enorme daño que dichas políticas han hecho a la gran mayoría de las clases populares de Catalunya, lo cual no es obstáculo para que este economista continúe gozando de grandes cajas de resonancia, algunas de ellas, como TV3 y Catalunya Ràdio, financiadas públicamente, medios instrumentalizados por los partidos gobernantes de tradición conservadora y liberal.

La pasividad de las fuerzas democráticas ante tanta impunidad

La monopolización de la visión neoliberal de los fórums económicos (tanto en los mayores medios de información como en los medios económicos) es casi absoluta. Y lo que es sorprendente es la pasividad, no solo de las fuerzas democráticas del país (que deberían sentirse ofendidas por esa falta de diversidad), sino también, dentro de ellas, de las izquierdas. En el último programa de La Sexta Noche, los tres periodistas (de los seis presentes) que supuestamente representaban las izquierdas dieron la bienvenida y saludaron la presentación del supuesto “experto”, el Sr. Diez, sin ninguna voz crítica hacia tal monopolización del pensamiento económico. Y en Catalunya no ha habido una protesta pública por parte de las izquierdas parlamentarias por la monopolización tan abusiva de un programa, financiado con dinero público, llamado “Clase de economía”, por parte de un ideólogo ultraliberal en un medio público pagado por todos los ciudadanos en Catalunya. He detectado un miedo por parte de la clase política de todos los colores a enfrentarse con los medios de comunicación, miedo que también detecto, por cierto, entre los intelectuales, que temen ser censurados o vetados por tales medios, hecho del cual yo puedo dar constancia. Pero  el compromiso con la democracia exige una denuncia masiva de este atropello tan claro de la democracia en este país. Hago, desde aquí, en estas líneas, una invitación a la población para que se movilice y bombardee tales medios con denuncias, recordándoles que tanto los medios privados como los públicos utilizan un bien común, cuya función es la mayor razón de su existencia. Es, por cierto, un mandato constitucional, puesto que la tan manoseada Constitución Española (que, por regla general se utiliza por las derechas del país para defender sus intereses) indica explícitamente el derecho y el deber de los medios de información a garantizar la pluralidad, algo ignorado sistemáticamente.

Una última observación

Cuando acababa de escribir este artículo, denunciando, una vez más, el comportamiento antidemocrático de los mayores medios de información, que promocionan descaradamente un punto de vista en las ciencias económicas que está causando un gran daño a las clases populares, leo un artículo en La Vanguardia, que alcanza niveles ya de escándalo. Dicho rotativo, como la mayoría en Catalunya, se ha caracterizado por una enorme hostilidad hacia Barcelona en Comú, alcanzando niveles nunca vistos ni en España ni en los países donde he vivido (Suecia, Reino Unido y EEUU). Tal artículo relaciona a Ada Colau con nada menos que Osama Bin Laden. Sí, ha leído bien, no ya con ETA (como hace la derecha española para perjudicar a las izquierdas españolas), sino con el mismo Bin Laden. ¡Todo un récord! Y el intermediario en dicha relación era Noam Chomsky, el intelectual estadounidense más conocido en el mundo. Resulta que Bin Laden había leído un libro de tal autor, lo cual fue la base para que La Vanguardia presentara a Ada Colau, que ha recibido el apoyo de Noam Chomsky, como relacionada con Osama Bin Laden (“Las cartas de amor y odio a Bin Laden”, 21.05.2015). El cretinismo y mezquindad a los cuales puede llegar la derecha española, incluyendo la catalana, no tiene límites. Son herederos directos de aquellos que fusilaron y torturaron a los demócratas durante la dictadura. Ahora que ya no pueden hacerlo físicamente, intentan hacerlo mediáticamente. Invito al lector a que se movilice para denunciar tanta desvergüenza.

jueves, 21 de mayo de 2015

Vicenç Navarro, "Ciudadanos es la misma derecha que el PP"

Vicenç Navarro, "Ciudadanos es la misma derecha que el PP", en Nueva Tribuna, 19 de Mayo de 2015:

Catedrático de Políticas Públicas de la Universidad Pompeu Fabra

A lo largo de mi vida he vivido en Suecia, Reino Unido y EEUU, y en ninguno de estos países he visto una derecha tan poco democrática y tan escasamente civilizada como la que existe en España. Resultado de una transición inmodélica y desequilibrada, se pasó de una dictadura ultraderechista a una democracia muy incompleta, en la que no hubo una ruptura con el régimen anterior, sino una adaptación del Estado dictatorial a otro con suficientes cambios para que fuera aceptado en la Unión Europea. Las derechas españolas, continuadoras de las derechas pertenecientes al régimen anterior, dominaron el proceso de transición, además de la estructura del Estado y los mayores medios de información y persuasión, financiados estos, en su mayoría, por los mismos grupos financieros y económicos que ejercieron una enorme influencia sobre el Estado dictatorial.

Es suficiente ver el programa de La Sexta Noche para ver el comportamiento de tales derechas, ignorantes de las reglas más elementales de cualquier debate democrático. Personajes de la derecha española, como Eduardo Inda, insultan, interrumpen, manipulan, carecen de educación y buenos modales, y agreden y mienten a mansalva, representando la derecha de este país. Ni siquiera la cadena Fox, la ultraderecha estadounidense, alcanza estos niveles de grosería y manipulación.

De ahí que yo, así como millones de españoles, compartamos un deseo bastante generalizado de que hubiera en este país una nueva derecha civilizada, demócrata, que pudiera sustituir a la anterior. La gran bienvenida de los medios a Ciudadanos parecía reflejar este deseo. Pero, por desgracia, esta nueva derecha es una réplica, casi exacta, de la anterior, con los mismos comportamientos, incluyendo las mentiras y manipulaciones que constantemente aparecen en sus presentaciones. Hay múltiples ejemplos de ello. Veamos algunos.

El Sr. Albert Rivera negó haber sido miembro del PP, hasta que se demostró que había sido militante de dicho partido. El hecho de que hubiera militado en el PP no era en sí censurable. Lo que sí lo es es que lo intentara ocultar mintiendo en el proceso.

En Catalunya, una figura clave del equipo central de este partido, Juan Carlos Girauta Vidal, es un periodista que representaba en las tertulias de TV3 y Catalunya Ràdio el punto de vista de la derecha españolista identificada con el PP. Llenaba la cuota asignada a tal derecha en los mayores medios de información. En un debate en la televisión catalana en el que participé, casi llegó a justificar el golpe militar del General Franco, necesario para interrumpir los supuestos desmanes de la República. Este personaje, de escasas luces, se presentaba, como siempre hace la derecha en España, como una persona de centro. La derecha está tan desacreditada históricamente en este país, que casi nadie se presenta como de derechas.

El Sr. Rivera miente constantemente. Mintió cuando dijo que yo –Vicenç Navarro- (que asesoro al partido Podemos en temas económicos) había aconsejado que España saliera del euro (ver mi artículo “Las mentiras y falsedades de Albert Rivera, presidente de Ciudadanos, en ‘la Sexta Columna’”), lo cual no es cierto. Y también mintió cuando repitió –lo mismo que hace constantemente el PP- que el modelo que sigue Podemos es Venezuela, lo cual también ha sido la acusación hecha por su asesor económico, el Sr. Luis Garicano y, como no, por toda la batería de portavoces del Partido Popular. Es imposible que el Sr. Albert Rivera y el Sr. Luis Garicano, no sepan que están mintiendo. La orientación del programa económico de Podemos (que preparamos el profesor Juan Torres y yo) es típicamente socialdemócrata, mirando más al norte de Europa que a Latinoamérica. Pero ello no es obstáculo para que continúen mintiendo y mintiendo.

Donde puede que no estén mintiendo (aunque no estoy seguro), y por tanto lo que dicen sea resultado de su enorme ignorancia (la derecha española es de las más ignorantes que yo conozco en la Europa Occidental), es cuando señalan que el modelo que Ciudadanos desea alcanzar es Dinamarca. Tengo que admitir que tuve que leer esta declaración dos veces, porque no podía creer que su ignorancia o su cinismo pudieran llegar tan lejos. Dinamarca, junto con Suecia y Noruega, es uno de los países que ha sido gobernado por la socialdemocracia por un periodo más largo de tiempo en la Europa Occidental (44 años desde el fin de la II Guerra Mundial). Y su Estado del Bienestar, así como su empleo público, es de los más extensos que existen hoy en esta Europa. Que un partido que se autodefine como liberal (en realidad, sus propuestas económicas son típicamente neoliberales, proponiendo la continuación de las políticas de recortes de gasto público social y de las reformas laborales que debilitarían todavía más al mundo del trabajo para el beneficio del mundo empresarial) diga que toma como modelo el de la socialdemocracia danesa, que está en las antípodas del neoliberalismo, es más que sorprendente. Que un partido neoliberal como Ciudadanos diga que Dinamarca es su modelo y punto de referencia es semejante a que un sindicato de trabajadoras sexuales escogiera el Vaticano como su modelo de sociedad.

Ciudadanos miente también cuando señala que no tiene ninguna relación con el IBEX-35. Su economista de referencia, el Sr. Luis Garicano, fue uno de los fundadores del blog ultraliberal Nada es Gratis, financiado por las mayores empresas del IBEX-35 durante muchos años. Su filosofía neoliberal está basada en este pensamiento que ha sido promocionado por la gran banca y las mayores empresas del IBEX-35.

Es obvio que la Gran Patronal financiera y empresarial está –con la ayuda de los medios de mayor difusión y persuasión que financian- promoviendo Ciudadanos, que intentan presentarse como una nueva derecha (que se autodefine como de centro), viéndola como su última defensa frente a un rechazo generalizado que existe hacia las derechas de este país.

Vicenç Navarro, La farsa del Tratado de Libre Comercio

Vicenç Navarro "La farsa de los tratados de libre comercio", en Público, 21 may 2015

Catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra y Ex Catedrático de Economía Aplicada. Universidad de Barcelona

En mis escritos intento evitar términos que puedan parecer sarcásticos u ofensivos para aquellos que sostienen opiniones con las cuales estoy en desacuerdo. Pero, en ocasiones, como en la discusión de los mal llamados Tratados de Libre Comercio, es casi imposible referirse a ellos sin hacerlo en términos que no suenen como insultos. Y ello se debe a la terminología que utilizan y la manera cómo son presentados por los mayores medios de información.

Me explico. En principio, un tratado de libre comercio debería centrarse en facilitar las relaciones comerciales entre países de manera que éstos se beneficien de este incremento de la actividad económica. Ello exigiría que los agentes que participen en el intercambio hubieran tenido en cuenta sus intereses dentro de una dinámica en la que tanto los compradores como los vendedores, así como los inversores y los receptores de la inversión, estén protegidos. Por ejemplo, si una empresa estadounidense invierte en Europa, en caso (extraordinariamente infrecuente) de que la empresa fuera nacionalizada, ésta sería compensada en base a unos criterios regulados a priori que el inversor ya conocería cuando tomó su decisión. Ahora bien, los tratados de libre comercio no tienen casi nada que ver con el libre comercio. En realidad, cualquier obstáculo al comercio prácticamente ya ha desaparecido entre Norteamérica y la Unión Europea. Y es más, las inversiones estadounidenses en Europa, y las europeas en EEUU, ya están protegidas por la legislación actual.

¿Cuál es el objetivo, pues, de estos Tratados? El Premio Nobel Joseph Stiglitz, en su día Presidente del Consejo Económico (Council of Economic Advisers) del gobierno federal de EEUU durante la Presidencia Clinton, lo dice claramente en un artículo reciente, “Investor Protection: The Secret Corporate Takeover”, Social Europe Journal (15.05.15). El objetivo es la expansión de tal protección al inversor, a costa de ir reduciendo  la protección que los Estados han desarrollado durante estos años después de la II Guerra Mundial con el fin de proteger a sus ciudadanos, tanto como trabajadores, como usuarios y consumidores, y también como residentes en territorios. Una conquista muy importante de los Estados del Bienestar en Europa ha sido justamente el establecimiento de normas (y sanciones cuando estas no se siguen) para proteger la salud de estos trabajadores, consumidores y residentes. Pues bien, esto es lo que los tratados de libre comercio, instrumentalizados por las grandes Transnacionales, están intentando eliminar. Es decir, asegurarse de que los beneficios de tales empresas tengan prioridad sobre la salud ocupacional, ambiental y la protección del consumidor. El Sr. Stiglitz muestra ejemplos de ello. La compañía de tabacos Philip Morris está llevando a los Estados de Uruguay y Australia a los tribunales porque consideran que las leyes de protección al consumidor (que fuerzan que existan notas en el paquete de cigarrillos señalando que el consumo del tabaco puede ser letal) les ha hecho perder muchos ingresos, exigiendo una compensación de los Estados por esta pérdida de ventas. Y estos Estados están desprotegidos precisamente por tratados semejantes a los del libre comercio, que pone a Tribunales Internacionales por encima de los Estados. Se alcanza así la eliminación de la potestad de los Estados a proteger a sus ciudadanos, todo ello bajo el argumento de que el Libre Comercio así lo exige. Aparece así un nuevo escenario en el que estas Transnacionales tienen un enorme poder. En su litigio con los Estados, tienen más recursos legales que los propios Estados, dejando a los ciudadanos desprotegidos frente a vulneraciones de sus derechos. Y a esto le llaman Libre Comercio.

Escribo estas notas desde EEUU, donde han aparecido voces muy potentes, incluso dentro del Congreso de EEUU, en contra de tales tratados mal llamados de libre comercio. En realidad, la oposición de las bases del partido demócrata, mucho más progresistas que las de la dirección de tal partido, han hecho vacilar a algunos de sus dirigentes, como la candidata a la presidencia de EEUU la Sra. Hillary Clinton, que se ha distanciado del apoyo del Presidente Obama a tales tratados. Liderando tal oposición está el también candidato a la presidencia de EEUU el senador socialista Sanders, que está moviendo a la izquierda el debate que está tomando lugar dentro del Partido Demócrata. Sería de desear que una oposición semejante apareciera también en España así como en otros países de la Unión Europea.

martes, 12 de mayo de 2015

La cobertura mediática sesgada del programa económico de Podemos, por Vicenç Navarro

Vicenç Navarro, "La cobertura mediática sesgada del programa económico de Podemos", en Nueva Tribuna, 11 de Mayo de 2015:

El año pasado el Profesor Juan Torres, Catedrático de Economía de la Universidad de Sevilla, y yo, que había sido Catedrático de Economía de la Universidad de Barcelona en su día, y ahora lo soy de Ciencias Políticas y Políticas Públicas en la Universidad Pompeu Fabra, fuimos contactados por la dirección del nuevo partido Podemos a fin de que les preparáramos un documento que estableciera las líneas estratégicas que deberían orientar a un gobierno progresista en el desarrollo de su programa económico en varias legislaturas en España.

El hecho de que nos contactaran es fácil de ver. El profesor Juan Torres y yo, junto con uno de los que habían sido sus discípulos más destacados, Alberto Garzón, habíamos escrito un libro, Hay alternativas. Propuestas para crear empleo y bienestar social en España, tres años antes, en el que mostramos que la justificación que el gobierno español estaba dando para defender sus políticas de austeridad no era creíble. Presentamos datos empíricos señalando, por ejemplo, cómo el gobierno del PSOE, presidido por el Sr. Zapatero, podría haber conseguido más dinero público revirtiendo la bajada de los impuestos de patrimonio o de sucesiones (que había aprobado) que congelando las pensiones. Este libro, que en un principio iba a publicar la casa editorial Aguilar, una de las mayores del país, fue publicado por una editorial muy pequeña, Sequitur, a la cual tuvimos que recurrir a toda prisa cuando Aguilar retiró su oferta debido a nuestra negativa a eliminar de nuestro libro elementos críticos con la banca privada española, en un momento en el que, por lo visto, dicha casa editorial estaba renegociando su deuda con la banca.

Nuestra agradable sorpresa fue que, a pesar de ser la editorial poco conocida, el libro se distribuyó extensamente, pasando a ser uno de los libros más vendidos en España en la sección de economía. Y nuestra mayor gratificación fue que, como consta en una fotografía que apareció en los medios, el movimiento 15-M lo llevaba en sus manifestaciones en la Plaza del Sol, mostrándolo a los medios que cubrían sus manifestaciones, denunciando que se estaba dañando el bienestar de las clases populares del país con el argumento de que no había alternativas. Nuestro libro mostraba claramente que sí que las había. De hecho, la certeza y utilidad del libro se han acentuado todavía más durante el periodo de gobierno del Partido Popular, donde las políticas de austeridad se han incrementado.

Era lógico que un movimiento político-social como Podemos, cuyas raíces están en parte en el movimiento 15-M, nos pidiera más tarde al Profesor Torres y a mí que les ayudáramos a preparar las líneas generales de sus programas económicos (es decir, hacia donde deberían orientarse), con un objetivo de transformación profunda (factible pero ambiciosa) de las estructuras económicas y sociales del país. No era, y tampoco se nos había pedido, el programa económico del gobierno Podemos para su primera legislatura, programa económico que se desarrollaría más tarde, tras un proceso de reflexión y debate interno dentro de tal formación política iniciado y estimulado por nuestro documento, que Podemos retituló como Un proyecto económico para la gente. El profesor Torres y yo éramos muy conscientes de que este partido era una formación política nueva que intentaba crear otra cultura de partido, basada en la amplia consulta y participación de sus miembros. El propósito de nuestro documento era ayudar a que se iniciara dicho debate.

El documento era una crítica a la sabiduría convencional reproducida en los mayores medios de información del país, muy influenciados por la estructura de poder.

Ni que decir tiene que el documento incluyó muchas propuestas de por donde debía ir un nuevo gobierno progresista, que chocaban con la sabiduría convencional del país y con las políticas de austeridad que se estaban imponiendo por parte de los distintos gobiernos, a pesar de carecer de un mandato popular, pues ninguna de tales políticas estaba en la oferta electoral de los partidos gobernantes.

Nuestras propuestas significaban, en muchas ocasiones, un giro de casi 180º sobre lo que se estaba haciendo. Y ello se debía a que nuestra lectura de las causas de la Gran Recesión era muy distinta a la que se reproducía en los fórums donde dicha sabiduría convencional se cocina y se promueve. La crisis no era, como esta decía, consecuencia de un gasto público excesivo (“nos gastamos más de lo que poseemos”), sino que era consecuencia precisamente de las políticas neoliberales que se habían estado aplicando y que habían creado un enorme crecimiento de las desigualdades, con un notable descenso de las rentas del trabajo (creando un enorme problema de demanda) y un gran incremento de las rentas del capital (y muy en especial de las del capital financiero, crecimiento que se había basado en un gran endeudamiento de la población y en un aumento de la inversión especulativa, origen de las burbujas que explotaron, iniciando la Gran Recesión).

De este análisis se derivaban la mayoría de las líneas estratégicas sugeridas en el documento, que tenían como objetivo conjugar el bienestar de la población con la eficiencia económica, redistribuyendo la riqueza, reduciendo las desigualdades, optimizando la equidad como condición para aumentar dicha eficiencia, y subrayando la importancia de democratizar toda la sociedad en todas sus dimensiones, incluyendo la económica. Un gran número de propuestas encajaban con la tradición socialdemócrata, que había alcanzado su máxima expresión en aquellos países donde los partidos socialdemócratas, en alianza con otros partidos progresistas, habían gobernado más tiempo, a saber, los países nórdicos. Era lamentable que los partidos que se llamaban a sí mismos socialdemócratas hubieran abandonado esas políticas, reciclándose como socioliberales.

La respuesta de la gran mayoría de los medios

Como era predecible, la respuesta fue de una enorme hostilidad, tanto en el establishment político-mediático español como en el europeo. El Presidente del Bundesbank llegó incluso a indicar que tales propuestas destruirían Europa. No fue así, sin embargo, en fórums más rigurosos. En el Financial Times, uno de sus associate editors (Wolfgang Münchau) indicó que, en líneas generales, lo que proponíamos era lo que España necesitaba. En España, predeciblemente, los medios que expresaron mayor hostilidad fueron los diarios y revistas económicos, y fundaciones como Fedea, financiados por la banca y/o grandes empresas del IBEX-35.

El contraste con la manera como los medios han presentado las propuestas económicas del partido liberal (en realidad, neoliberal) Ciudadanos, cuyo principal asesor económico fue precisamente uno de los fundadores del blog Nada es Gratis (hasta hace un año vinculado a Fedea), es abrumador y refleja el sesgo conservador y neoliberal tan marcado de los mayores medios de difusión. Los dirigentes de este partido saben que mienten descaradamente cuando acusan a Podemos de proponer la revolución bolivariana (como en Venezuela), presentándose ellos mismos como defensores del modelo escandinavo (como el de Dinamarca), lo cual, a la luz de sus propuestas neoliberales, alcanza niveles de inverosimilitud. Dinamarca es uno de los países con mayor desarrollo del Estado del Bienestar y con un mayor número de personas ocupadas en los servicios públicos del Estado del Bienestar, situación que sería imposible de alcanzar con las medidas propuestas por Ciudadanos, cuyas reformas del mercado laboral reducirían todavía más el nivel salarial, acentuando además la destrucción de puestos de trabajo.

Los ataques al documento y/o a Podemos: su supuesta moderación y/o radicalización

El documento de Juan Torres y mío ha sido debatido y discutido a todos los niveles de Podemos, y según nos consta, la gran mayoría de propuestas desarrolladas por tal partido encajan y están desarrolladas dentro del marco que nosotros propusimos. Y así lo han comunicado sus dirigentes y los coordinadores del programa económico. Un gran número de medios, sin embargo, han intentado crear la opinión de que Podemos se ha radicalizado, y otros de que se ha moderado. Los medios próximos al PSOE han sido los que han enfatizado el argumento de que Podemos se ha radicalizado. Un ejemplo es el artículo “Podemos contra Podemos”, de la revista El Siglo, en el que, en una de sus secciones, “El ‘borrador Navarro y Torres’, en el cajón”, se indica que el documento ha sido ignorado como consecuencia de una supuesta radicalización de Podemos. Como ejemplo, señala que Podemos ha cambiado nuestra propuesta de bajar la edad de jubilación de los 67 a los 65 años, bajándola más, a los 60, lo cual no es cierto, como ha confirmado el encargado de desarrollar el programa, el Sr. Nacho Álvarez.

Desde el otro polo mediático, las críticas han sido hacia el otro lado, indicando que Podemos se ha moderado, mostrando como ejemplo el abandono de la renta básica universal, asumiendo que dicha medida es más radical que las propuestas que nosotros hicimos y que continúan siendo debatidas, de resolver la pobreza y la desigualdad a través de otras medidas que han sido más eficaces en su reducción que las propuestas de la renta básica universal, que, por cierto, no se han aplicado en ningún otro país.

Una última observación. La intención de nuestro documento era iniciar un debate, lo cual no ha ocurrido en Ciudadanos, donde el programa económico ha sido generado por un número limitadísimo de economistas sin ningún debate en su formación. En cambio, en Podemos, nosotros éramos conscientes de que se iniciaba un proceso en el cual algunas propuestas que hacíamos variarían y/o cambiarían. Nos alegra constatar que no ha sido así en la mayoría de ellas y lo atribuimos a que, sea cual sea la orientación de un gobierno progresista, las líneas generales serían bastante parecidas.

Ni que decir tiene que el debate interno ha ralentizado el proceso y que hay elementos de este proceso que, de consultársenos, hubiéramos sugerido cambiar para evitar ciertas frustraciones. Nos consta que se están tomando medidas correctoras para evitarlas. Pero creo importante que se clarifiquen muchas mentiras y manipulaciones que, una vez más, se han publicado por un gran número de medios a fin de desacreditarnos al Profesor Juan Torres y a mí, y también a Podemos.

viernes, 8 de mayo de 2015

Vicenç Navarro Las silenciadas causas de la actual Gran Recesión

Vicenç Navarro, "Las ignoradas y/o silenciadas causas de la Gran Recesión", en Nueva Tribuna, 8 de Mayo de 2015:

Vicenç Navarro, Catedrático de Políticas Públicas de la Universidad Pompeu Fabra

Este artículo subraya las causas de la Gran Recesión, ignoradas o silenciadas en los mayores medios de difusión, donde no se ha analizado el impacto negativo que el crecimiento de las desigualdades de renta (con un enorme incremento de las rentas del capital a costa de las rentas del trabajo) ha tenido en el panorama económico y social de las sociedades a los dos lados del Atlántico Norte, incluyendo España.

En los últimos años se han ido publicando toda una serie de informes que coinciden en mostrar que algo preocupante y alarmante ha estado ocurriendo en la distribución de las rentas en la mayoría de países a los dos lados del Atlántico Norte (ver Determinants of functional income distribution – Theory and empirical evidence, International Labour Organization, 2013; Global Wage Report 2012/13. Wages and equitable growth, International Labor Organization; Effects of Globalization on Labor’s Share in National Income, Anastasia Guscina, Inernational Monetary Fund, 2006). Estos y otros trabajos coinciden en que:

Las rentas derivadas del trabajo han ido disminuyendo (como porcentaje de todas las rentas) desde finales de los años setenta y principios de los años ochenta. Aunque este descenso ha ocurrido en la mayoría de países a los dos lados del Atlántico Norte (Norteamérica y la Unión Europea), ha sido más marcado en los países europeos que en los países de Norteamérica (EEUU y Canadá). En Alemania y en Francia ha sido bastante acentuado (un descenso de 9 puntos), aunque en España ha sido incluso mayor (10 puntos).

Este descenso de las rentas del trabajo ha ido acompañado de un aumento de las rentas del capital (como porcentaje de todas las rentas).

Las rentas que han crecido en mayor medida dentro de las rentas derivadas del capital han sido aquellas rentas procedentes de la propiedad del capital financiero.

De las rentas del capital no financiero, un porcentaje muy elevado de ellas, un 35%, ha sido en forma de pago de dividendos (a los accionistas) a costa de subfinanciar las compensaciones salariales.
El énfasis en pagar dividendos ha determinado un cambio de actitud del mundo empresarial, enfocado en conseguir la máxima cantidad de beneficios lo más pronto posible (short-term benefits). Los gerentes de las grandes empresas han enfatizado el corto plazo, en lugar del largo plazo, en su comportamiento gerencial. Como consecuencia, los propietarios y gerentes del gran capital no financiero han expandido su dimensión financiera, comprando activos financieros, diluyéndose la línea de expansión entre capital financiero y capital productivo. La gran mayoría de las empresas de automóviles, por ejemplo, financiaron sus propias ventas, convirtiéndose en empresas también financieras, que se expanden a costa de invertir en productos financieros.

El hecho de que las rentas del trabajo hayan descendido como porcentaje de todas las rentas quiere decir que las rentas del capital han crecido más rápidamente que las rentas del trabajo, como resultado de que el aumento de la riqueza y de la renta total se ha distribuido de una manera muy desigual, favoreciendo sistemáticamente, durante este periodo 1980-2014, a las rentas del capital sobre las del trabajo. Es decir, que el mundo del capital ha ido consiguiendo más y más renta a costa del mundo del trabajo.

El contexto político de los cambios económicos

Los informes no analizan el contexto político de estos cambios. Pero cualquier observador de la vida política del mundo capitalista desarrollado puede ver que las causas más importantes de lo que estaba ocurriendo (véanse mis libros Neoliberalismo y Estado del bienestar. Ariel Económica, 1997; y Globalización económica, poder político y Estado del bienestar, Ariel Económica, 2000) eran las intervenciones públicas de los Estados que, a partir de los gobiernos del Presidente Reagan en EEUU y de la Sra. Thatcher en Reino Unido, se extendieron por la mayoría de países a los dos lados del Atlántico Norte, es decir, EEUU y la Europa occidental. Estas intervenciones, conocidas como neoliberales, fueron la respuesta del mundo del capital a las conquistas laborales y sociales que el mundo del trabajo había conseguido durante la época dorada del capitalismo (1945-1980). Consistían en lo que llaman “la flexibilización de los mercados laborales”, que es el término utilizado para definir la posibilidad de despedir a los trabajadores y debilitar a los sindicatos, con un aumento de la precariedad y una disminución de los salarios, destruyendo puestos de trabajo, lo que genera desempleo (una de las medidas más eficaces para disciplinar al mundo del trabajo). También, y como parte de su objetivo de debilitar a este último, estas políticas públicas recortaban derechos sociales, además de derechos laborales. El neoliberalismo no es, pues, ni más ni menos, que las prácticas en defensa del mundo del capital a costa del mundo del trabajo. Y el aumento de las rentas del capital a costa de las rentas del trabajo es un indicador de ello.

La crisis económica consecuencia del dominio del mundo del capital sobre el mundo del trabajo

Esta reducción de las rentas del trabajo determinó un descenso de la demanda doméstica, puesto que la mayoría de esta está generada por el consumo popular, que depende de los salarios y del tamaño de la población asalariada. Cuando estos bajan, la demanda doméstica se resiente.

Ahora bien, dos hechos ocurrieron que permitieron que el descenso de las rentas del trabajo no causara un mayor descenso de la demanda doméstica del que tuvo lugar. El crecimiento económico fue menor en el periodo neoliberal (1980-2014) que en el periodo anterior (1945-1980) en la mayoría de países capitalistas desarrollados, pero habría sido incluso menor si no hubiera acontecido la reunificación alemana, por una parte, y el gran crecimiento del capital financiero, por otra. La primera implicó una enorme inversión pública en aquel país, lo que, debido a la centralidad de la economía alemana en Europa, estimuló toda la economía europea (ver mi artículo “Capital-Trabajo: el origen de la crisis actual”, Le Monde Diplomatique, julio de 2013). Lo segundo -el gran crecimiento del sector financiero- fue resultado directo de la necesidad de las familias (y de las pequeñas y medianas empresas) de endeudarse, como consecuencia del descenso de las rentas del trabajo. De ahí el punto 3 enunciado anteriormente, es decir, que las rentas procedentes del capital financiero hayan crecido muy rápidamente durante el periodo neoliberal. Es más, la relativamente baja rentabilidad de la economía productiva, es decir, de la economía que produce bienes y servicios (debido precisamente al descenso de la demanda), explica que las rentas del mundo del capital –como los beneficios empresariales- hayan ido más y más a inversiones especulativas del capital financiero, lo cual explica los puntos 4 y 5. Es decir, la actividad especulativa ha ido amentando mucho más rápidamente que la actividad productiva. Y ahí está el origen de la Gran Recesión que, al explotar las burbujas especulativas (sean las burbujas que sean), quebró el sistema financiero -altamente especulativo-, generando la crisis más aguda que hayamos conocido desde la Primera Gran Depresión a principios del siglo XX. El colapso del sistema financiero permitió ver el enorme problema económico que estaba siendo ocultado por el crecimiento económico generado por las burbujas, y que era el gran vacío de la demanda (con el agravante de que ahora, a este problema de escasez de demanda se le ha sumado un enorme endeudamiento, tanto privado como público).

Las soluciones necesarias y urgentes son fáciles de ver

Las soluciones son, en realidad, muy fáciles de ver. La evidencia acumulada históricamente –tanto en la manera como se salió de la Gran Depresión en los años treinta y cuarenta, y como en la manera como Europa se recuperó después de la II Guerra Mundial- muestra que se tendría que hacer un giro de casi 180º en las políticas públicas que se han seguido, con un gran aumento de las rentas del trabajo a costa de las rentas del capital, y muy en especial de las rentas del capital financiero, que están hipertrofiadas. España es un claro ejemplo de ello: el sector financiero es tres veces superior, en términos proporcionales, al existente en EEUU, absorbiendo un número excesivo de recursos. En realidad, la banca debería considerase un servicio público –que podría o no ser una banca pública, de la misma manera que los taxis, que son privados, realizan un servicio público- que, como condición de su existencia, debería ser la de proveer crédito. El sector público bancario, por cierto, debería también extenderse, corrigiendo la situación actual en la que España tiene uno de los sectores bancarios públicos más pequeños de la UE-15, y es a la vez uno de los países donde es más difícil conseguir crédito. Naturalmente, la banca privada, que tiene excesivo poder en este país, controlando gran parte de los medios, se opondrá radicalmente a estas medidas, lo cual exigiría tomar medidas públicas que impidieran la instrumentalización de las instituciones políticas y mediáticas por parte de dicho poder fáctico (como ocurre en España, incluyendo Catalunya), medida urgente y necesaria para sanear la democracia española.

El Estado, tanto central como autonómico y local, debería comprometerse a alcanzar el pleno empleo, con salarios -como promedio, más altos- y condiciones laborales mejores (incluyendo el descenso del tiempo de trabajo), potenciando el poder del mundo del trabajo –tanto en el lugar de trabajo (incluyendo sistemas de cogestión y/o cooperativismo) como en la negociación colectiva-. Hoy España tiene enormes necesidades –como en las áreas del Estado del bienestar y en las ambientales- que necesitan grandes inversiones públicas, encaminadas además a llenar enormes vacíos que estimulen a la economía.

Estas son las medidas que deberían centrar las políticas económicas de un gobierno progresista. Ni que decir tiene que ello se facilitaría si cambiaran las coordenadas de poder europeas, con un cambio muy marcado de las sensibilidades políticas que hoy dominan Europa (conservadores y neoliberales), las cuales también dominan España (incluyendo Catalunya). Un punto central es el cambio del Banco Central Europeo (BCE), que debería convertirse en un banco Central en lugar de un lobby de la banca, como he señalado en múltiples ocasiones.

Una última observación. Se me dirá que, sin cambios en la Eurozona, España no puede hacer los cambios que sugiero. El hecho de dar importancia determinante de lo posible a causas externas –la externalización de responsabilidades- caracteriza a aquellas voces que insisten en que no hay alternativas posibles a las que se imponen desde Frankfurt (sede del BCE), Bruselas (sede de la Comisión Europea), Berlín (sede del gobierno Merkel) o Madrid (sede del gobierno PP), lo cual no es del todo cierto (ver libro Hay alternativas. Propuestas para crear empleo y bienestar social en España, Navarro, V., Torres, J. y Garzón, A.). Zapatero podría haber conseguido más dinero manteniendo el impuesto de patrimonio (2.100 millones de euros) o anulando las rebajas del impuesto de sucesiones (2.552 millones de euros), que congelando las pensiones (1.200 millones de euros). Rajoy hubiera conseguido casi el mismo dinero, 6.000 millones de euros, revirtiendo la bajada del impuesto de sociedades de las grandes empresas que facturan más de 150 millones de euros al año (y que representan el 0,12% de todas las empresas), que recortando la sanidad pública. El hecho de que escogieran una alternativa en lugar de otra no se debió a razones externas, sino a unas de muy internas: el grado de influencia diferencial sobre el Estado de distintos colectivos que están en el país. Ni que decir tiene que las causas externas son importantes, pero no puede concluirse como está ocurriendo hoy en España que sin un cambio en la Eurozona es muy poco lo que puede hacerse en España (incluyendo Catalunya). Esto es lo que las fuerzas conservadoras y liberales quieren que la gente se crea para así justificar las políticas que están imponiendo a la ciudadanía sin que tengan ningún mandato popular para así hacerlo.

jueves, 2 de abril de 2015

Manipulación del lenguaje por parte de la economía

Vicenç Navarro, "El sesgo ideológico del lenguaje, incluido el económico" en Nueva Tribuna, 1 de Abril de 2015:

El lenguaje que se utiliza en la comunicación oral o escrita reproduce en cualquier país los valores dominantes en su cultura. El movimiento feminista ha mostrado, por ejemplo, los términos utilizados en el lenguaje que reproducen el dominio del hombre sobre la mujer en nuestras sociedades. Y lo mismo han hecho los movimientos de derechos civiles en EEUU, en defensa de las minorías afroamericanas, mostrando el racismo que, consciente o inconscientemente, se reproduce en el lenguaje utilizado por la mayoría blanca de aquel país.

Se ha dado, sin embargo, muy poca atención a la discriminación que aparece en el lenguaje cotidiano en la utilización de palabras o términos que son peyorativos y ofensivos hacia los grupos de la población que tienen menos recursos, sectores que, por regla general, pertenecen a los grupos sociales de menos ingresos dentro de la clase trabajadora. Es común, por ejemplo, referirse a estos sectores como “clase baja”, contrastándola con la “clase alta” y la “clase media”. Así, es común en los medios de mayor difusión, utilizar encuestas en las que se pide a la población que se defina por su clase social, presentando como alternativas las categorías “clase alta”, “clase media” o “clase baja”. Predeciblemente, la gran mayoría de la población se define como clase media, de donde los medios concluyen que la mayoría de la población en España o en EEUU es y se autodefine como “clase media”. Esta tipología lleva implícita una valoración jerárquica, semejante a un sistema de castas, donde la casta más baja es la clase baja. Es el grupo poblacional al que se definía antes como las clases “humildes”.

Ahora bien, es interesante resaltar que cuando a la población se le pregunta si se considera de “clase alta”, “clase media” o “clase trabajadora”, la gran mayoría de la población se define como clase trabajadora, tanto en España (incluyendo Catalunya) como en EEUU, término que, por cierto, apenas se utiliza en los mayores medios de información. Es más, cuando se utilizan términos más científicos, como “burguesía”, “pequeña burguesía”, “clase media profesional” o “clase trabajadora”, el porcentaje de la población que se define como clase trabajadora es incluso mayor. La misma situación ocurre en EEUU, donde los términos son distintos. En aquel país, los términos utilizados son “clase corporativa” (Corporate Class, término equivalente a clase capitalista), “clase media profesional”, “clase media” y “clase trabajadora”. Cuando esta tipología es la que se utiliza, la mayoría de la población se define como “clase trabajadora” (ver el excelente trabajo de Marina Subirats, Barcelona: de la necesidad a la libertad. Las Clases Sociales en los albores del siglo XXI).

El lenguaje como reproductor de las relaciones de poder

El hecho de que raramente se utilice el término “clase trabajadora” se debe a que el establishment político-mediático, muy instrumentalizado por los grandes grupos financieros y económicos, quiere que se elimine el lenguaje de clases, sustituyéndolo por el de niveles de renta (clase alta, media y baja), sin analizar el origen de tal renta, agrupando como clase media a la gran mayoría de la población que no es ni rica ni pobre, categoría muy poco científica, que deja de tener valor analítico por su gran diversidad. En realidad, clase media es una categoría que en su definición científica representa a una minoría que, junto con la clase trabajadora, constituyen las clases populares, que representan un 75% de la población. Las clases altas (burguesía o clase corporativa) y las clases medias de renta media o alta (pequeña burguesía y clase media profesional) representan alrededor del 25% de la población, el cual tiene una enorme influencia mediática y política en el país.

El clasismo en el lenguaje económico: ¿qué es capital humano?

El clasismo aparece ampliamente en la terminología de la economía ortodoxa de corte liberal en el uso del término “capital humano”. En un principio dicha expresión parece razonable, pues se refiere al hecho de que la experiencia o el conocimiento o la educación que un trabajador tiene, añade valor añadido al trabajo que realiza, presentándose esta experiencia, conocimiento o educación como capital que le sirve al trabajador para aumentar su renta.

De ahí la expresión ampliamente utilizada de “invertir en capital humano”, es decir, en las personas, para que, teniendo este capital, valgan más. De esta manera, todos somos capitalistas. Unos tienen acciones bancarias en su haber, y otros tienen estudios. Tanto el uno como el otro tienen capital. Todo puede parecer razonable y lógico, excepto que se basa en una enorme falsedad. Supongamos que tenemos dos personas y que las dos ingresan 50.000 euros al año. Pero uno los ingresa como parte de su trabajo, consecuencia de su capital humano, según la terminología dominante, es decir, resultado de su conocimiento, educación o experiencia. El otro, por el contrario, los ingresa como parte de las acciones que tiene en el banco. Para el primero, conseguir estos 50.000 euros significa tener que trabajar 240 días al año y ocho horas al día. En el caso del segundo, el individuo no tiene que hacer nada, repito, nada. El dinero procede de la propiedad del capital, mientras que para el primero procede de su esfuerzo. La terminología de invertir en capital humano implica repartir capital y producir más capitalistas, lo cual transforma al trabajador en un apéndice del capital.

Pero la situación es incluso peor, pues lo que se define como capital humano varía enormemente de un trabajador a otro, pues el valor añadido que el trabajador incorpora mediante su experiencia, conocimiento o educación depende, no solo del trabajador, sino del lugar y sector de la estructura económica en el que desempeña sus tareas. Un trabajador con igual nivel de educación que otro puede añadir más valor al producto en el que trabaja según el lugar donde trabaje, el tipo de puesto de trabajo, el sector económico, el equipamiento existente y un largo etcétera, circunstancias que escapan a su propio control. Esta observación viene a cuento cuando constantemente se hacen comparaciones de la productividad laboral entre países, concluyendo que los salarios más altos de los países nórdicos se justifican por su mayor productividad, cuando la que se compara no es la del trabajador, sino la del sector económico, es decir, la estructura económica es más productiva en los primeros que en los segundos, estructura que tiene poco que ver con el trabajador en sí. Y ahí está la raíz del problema. El problema no es, como constantemente se subraya, la menor productividad del trabajador español, sino la estructura económica del país que expresa las relaciones de poder (incluyendo de poder de clase) existentes en España, estructura responsable de su menor desarrollo y su pobreza.

Estos son ejemplos de que el lenguaje que se utiliza, tanto en la vida académica como en los medios de comunicación, es un lenguaje que reproduce en sí las relaciones de poder existentes en nuestra sociedad, tema del cual raramente se habla ni en los foros académicos ni en los medios de comunicación y persuasión del país

jueves, 26 de febrero de 2015

Origen del radicalismo islámico

Vicenç Naqvarro, "¿Quién creó el radicalismo islámico? ¿Dónde está la defensa de la libertad de expresión?", Público, 26 feb 2015

Uno de los analistas más rigurosos y creíbles del mundo islámico ha sido el palestino Edward Said, profesor de la Columbia University de Nueva York, que falleció hace ya unos años. Tuve la oportunidad de asistir a muchas de sus conferencias y leí gran parte de sus libros, que aconsejo sistemáticamente a mis estudiantes para que aprendan sobre un tema de gran importancia y relevancia: la evolución de la cultura  musulmana. España es, por cierto, parte de esta historia. En contra de la imagen frecuentemente presentada por el nacionalcatolicismo todavía imperante en España, esta cultura musulmana benefició enormemente a España, habiendo introducido muchos elementos positivos en la cultura ibérica, desde la explotación agrícola a las áreas de medicina y del conocimiento en general.

Uno de los hechos más característicos de nuestros tiempos es el reciente radicalismo existente en grandes sectores del mundo musulmán. Y para entenderlo deberíamos conocer cómo y dónde se originó este radicalismo imbuido de un fundamentalismo religioso. Muchos de estos movimientos surgieron de países que fueron colonias de imperios radicados en su mayoría en Europa. E incluso cuando estos países no fueron colonia, estuvieron claramente dominados por países basados en sistemas imperiales europeos.

En todos ellos –fueran o no colonias- aparecieron, después de la II Guerra Mundial, fuerzas progresistas que representaron una amenaza para los intereses económicos y políticos que sostenían las estructuras de poder existentes en tales países. Fueron precisamente aquellos grupos que se beneficiaban de esas estructuras los que establecieron y apoyaron a los islamistas radicales, todos ellos fundamentalistas religiosos, que se opusieron por todos los medios a las fuerzas progresistas (la mayoría laicas) que querían transformar aquellas sociedades musulmanas. El caso de Al Qaeda es un claro ejemplo. No se conoce suficientemente que Osama bin Laden fue en sus inicios financiado por Arabia Saudí (uno de los regímenes más oprimentes existentes hoy en el mundo), y por la CIA de EEUU, para oponerse a las reformas lideradas por el Partido Comunista Afgano. Y todavía hoy Arabia Saudí y Qatar (promovido en la camiseta del Barça), así como otros países del Golfo Pérsico, son los que ayudan financieramente a la rama del islam conocida por wahabismo, una de las sectas más fundamentalistas y beligerantes del islamismo. Sin dicha ayuda y la ayuda en aquellos momentos de los gobiernos británico, francés y estadounidense, estos movimientos profundamente antisocialistas no hubieran alcanzado su actual extensión. Incluso el Estado Islámico (EI) fue financiado en sus principios por EEUU, Reino Unido y Francia, además de Arabia Saudí y Qatar, que continúan financiándolos.

El desconocido caso de Indonesia

Otro caso menos conocido es lo que ha ocurrido en el país musulmán más poblado del mundo: Indonesia. En este país surgió uno de los movimientos más progresistas en el mundo islámico, liderado por el Presidente Sukarno. Ayudó a establecer el movimiento internacional de Países No Alineados (en colaboración con el presidente Nehru de la India). Los gobiernos de Australia, Reino Unido, Francia o EEUU, entre otros, se movilizaron para pararlo y destruirlo, junto con los grupos islámicos más reaccionarios en aquel país, que fueron financiados por todas las fuerzas que se opusieron al gobierno progresista. En el año 1965 tuvo lugar un golpe militar, al que apoyaron todas aquellas fuerzas reaccionarias, imponiendo uno de los regímenes más represivos que se hayan conocido en aquel continente, dirigido por el general Suharto. Se calcula que entre 500.000 y un millón de personas fueron asesinadas. Como bien ha dicho uno de los intelectuales musulmanes mas respetados hoy, Ziauddin Sardar, “no es que el imperialismo occidental se aliara con las facciones más radicales y fundamentalistas. En realidad, las establecieron”. De todo esto el lector ha leído muy poco o nada (para mayor expansión, ver Andre Vltchek, “Who Should be Blamed for Muslim Terrorism?”, CounterPunch, January 9-11,2015).

Otro silencio: la movilización francesa a raíz de Charlie Hebdo

La impresionante movilización en Francia a raíz de la protesta frente a los asesinatos de los humoristas de la revista Charlie Hebdo se ha presentado también de una manera sesgada y parcial. La justa y necesaria protesta que ha habido en Francia ha sido en defensa de la libertad de expresión, que se confunde frecuentemente con la defensa y apoyo de la postura profundamente ofensiva hacia el mundo musulmán que ha aparecido en tal semanario. En realidad, cualquier persona demócrata debería considerarse ofendida por un tratamiento tan insultante hacia una minoría profundamente discriminada en Francia. La función histórica de las revistas satíricas ha sido ridiculizar al poder, no a los oprimidos o excluidos, como es hoy la población musulmana en Francia. La caricatura de Mahoma era antimusulmana, antimujer y anti Estado del Bienestar (ridiculizando los programas de asistencia pública a las personas excluidas y a las mujeres embarazadas musulmanas en Francia), repugnante en extremo. Decir esto no es, como la derecha maliciosamente intentará tergiversar, justificar el horrible asesinato, que merece todo tipo de condena.

Pero hay también que denunciar la enorme hipocresía del establishment mediático y político europeo, incluyendo el francés. La supuesta defensa de la libertad de expresión es limitadísima e inexistente no solo en Francia, sino también en los países que estaban representados en las manifestaciones por sus dirigentes, como es el caso de España (en la que el gobierno del Sr. Rajoy había llevado a los tribunales a un humorista español por ridiculizar al partido gobernante, el PP, hacía solo un par de semanas).

En la misma Francia parece haberse olvidado la enorme represión que tuvo lugar durante la guerra de Argelia, cuando en una manifestación de 30.000 ciudadanos franceses de ciudadanía argelina en octubre de 1961, miles de ellos (10.000) fueron detenidos en las calles de París, y cerca de 200 fueron asesinados. Y en Francia, dicha libertad de expresión es también limitada cuando las autoridades consideran que un mensaje publicitado puede crear disturbios, lo cual ha ocurrido frecuentemente en movimientos ciudadanos en protesta por los ataques del gobierno de Israel a la población palestina (como sucedió durante las masacres llevadas a cabo por las fuerzas armadas israelíes en la Franja de Gaza). Y la lista es enorme. Y no digamos aquí, en España, donde la represión ha alcanzado unos niveles nunca antes vistos durante el periodo democrático.

Dos últimas observaciones. Una es que las fuerzas que han apoyado con mayor contundencia las movilizaciones en contra de los asesinatos han sido las derechas. En España, El País, bajo la dirección del Sr. Antonio Caño, una persona profundamente conservadora, ha presentado tales manifestaciones como una victoria frente al radicalismo musulmán (ver “La interpretación neoliberal de EEUU que aparece en los medios españoles: el caso el corresponsal de El País en Washington”. El Viejo Topo, diciembre de 2011). La realidad, sin embargo, muestra lo contrario. Dichas movilizaciones, que atemorizaron a la población musulmana en Francia, fueron una gran victoria para los radicales musulmanes, que deseaban el enfrentamiento de las dos comunidades, de manera que ellos pudieran presentarse como los héroes en defensa del Islam. Y así ha ocurrido. Por todas partes en el mundo musulmán ha habido manifestaciones contra Francia y contra el mundo occidental, y a favor de los “mártires”. Y a eso le llaman victoria. En lugar de aislar a los radicales dentro del mundo musulmán, les han dado la oportunidad de presentarlos como sus defensores.

Una segunda observación. Hay pruebas más que suficientes para ver que las posturas defendidas por los establishments europeos sobre el mundo musulmán están profundamente equivocadas. Como bien ha indicado el periodista que, a mi parecer, conoce mejor el mundo musulmán, Patrick Cockburn, hoy el EI y otros movimientos radicales no tendrían la fuerza que tienen si no hubiera sido por las intervenciones occidentales, incluyendo las europeas, en Irak, en Libia y en Siria, intervenciones que crearon, además de un vacío de poder, las condiciones para que estas fuerzas crecieran y se expandieran.