miércoles, 16 de agosto de 2017

La ridícula universidad de Rajoy

I

Berta González de Vega, "Alarma social",  en El Mundo, 16 AGO. 2017


La noticia corrió como la pólvora entre los grupos de padres de WhatsApp: "Ninguna universidad española, de nuevo, entre las mejores 200 del mundo". Intolerable. El Gobierno no podía jugar así con el futuro de los hijos que tanto esfuerzo estaba costando educar: refuerzo de inglés, matemáticas, debate. Los programas de televisión veraniegos cambiaron las parrillas de la programación para organizar tertulias sobre el asunto. Había alarma social. No fue difícil encontrar a expertos. Algunos de los profesores e investigadores españoles en las mejores universidades del mundo estaban aquí de vacaciones. Ningún rector compareció, pero mandaron comunicados: Era imposible competir con los presupuestos de las universidades extranjeras. Pero, ¿Y Lisboa, entre las 200 primeras? ¿Qué pasó con los campus de excelencia a gogó? No había nadie del Gobierno para contestar qué fue de los proyectos fallidos de reforma.Salieron casos dramáticos. Investigadores que regresaron a España con una beca Ramón y Cajal y no consiguieron hueco en departamentos plagados de familiares. Ramón y Cajal, dijo un tertuliano, nuestro último Nobel en Ciencia, más de un siglo ya. Luego, los profesores asociados. Perdieron el miedo a hablar de sus 600 euros al mes durante años y el pago de la cuota de autónomos para hacer méritos con una figura que se ha falseado, porque se trataba de atraer a profesionales de la calle. También hubo graduados, cajeros en supermercados, camareros, profesores particulares. Se les quebraba la voz en cámara al explicar que eran la primera generación de universitarios, que pensaron que un título en ciencias ambientales en una universidad de provincias era el pasaporte a un buen futuro laboral, pero ahora veían a primos con un módulo de FP a los que les iba mejor.Aparecieron casos heroicos, profesores que se pasaron años pleiteando en un contencioso administrativo por plazas a dedo. Resistieron, gastándose su dinero, para ser recibidos en un entorno hostil. En el apartado de héroes también los jefes de departamento que conseguían fichar a los mejores candidatos, incluso siendo de otra provincia. Se habló con un profesor de la Pompeu Fabra con doctorado en Chicago.Las movilizaciones fueron un éxito. Había pancartas que decían "Rectores, harakiri". "El futuro de mis hijos da de comer a enchufados". Mariano Rajoy se comprometió a poner la universidad española a la altura de su gastronomía, de su turismo, de su deporte. De sus escuelas de negocio, entre las mejores del mundo. Qué mal se duerme a veces en verano.

II

Un suspenso a la Universidad que abochorna, en El Mundo, 16 AGO. 2017:

El suspenso que han vuelto a recibir las universidades españolas en el prestigioso Ranking de Shangai, que valora cuáles son los mejores campus del mundo, debiera hacer reflexionar muy seriamente a las autoridades académicas. Ninguna de nuestras universidades se sitúa entre las primeras 200 del planeta. Y, lo que es peor, se ha apreciado en los últimos años un cierto retroceso en las posiciones del índice, lo que demuestra que ni siquiera se progresa adecuadamente. Son muchos los males que aquejan al sistema. Y exigen medidas de choque urgentes y que los responsables políticos asuman que la duodécima potencia económica del mundo no puede seguir sin centros de investigación académica de referencia. El índice elaborado desde 2003 por la Universidad Jiao Tong de Shangai tiene en cuenta cuestiones como el número de premios que han logrado los alumnos y profesores de cada campus -incluidos los Nobel o las medallas Fields- o el número de citaciones en revistas científicas de prestigio como Nature o Science. En el caso español, la primera Universidad que aparece en el ránking es la Pompeu Fabra de Barcelona, pero ya en el intervalo de entre los 200 y los 250 primeros centros. Muy lejos, por tanto, de la excelencia.Los rectores, que ante este tipo de informes que les dejan en muy mal lugar se suelen envolver en un absurdo corporativismo, achacan los malos resultados a cuestiones como los recortes que ha sufrido la investigación en nuestro país estos últimos años, como consecuencia de la peor crisis económica en muchas décadas. Pero el estudio comparado de los últimos rankings de Shangai demuestra que, en las mismas circunstancias, algunas universidades como la citada Pompeu Fabra o la de Granada sí conseguían escalar algunos puestos por el empeño en mejorar sobre todo la calidad investigadora. Resulta, además, incomprensible que ningún campus español esté entre los 200 mejores cuando sí lo ha logrado, por ejemplo, la Universidad de Lisboa, teniendo en cuenta que Portugal ha tenido su economía prácticamente intervenida por Bruselas hasta fechas bien recientes y su PIB es seis veces inferior al de España.No valen paños calientes. Los sucesivos gobiernos se han llenado la boca diciendo que iban a acometer profundas transformaciones del sistema universitario que, a la hora de la verdad, nunca llegan por falta de voluntad política e incapacidad de los distintos partidos para abordar la cuestión como un asunto de Estado. En España, está visto, todo lo que tiene que ver con la educación se acaba politizando y, por lo general, nadie se atreve a poner en marcha las reformas necesarias para evitarse problemas en medio de una gran maraña de intereses creados.Para empezar, el sistema universitario español padece una irracional atomización, ya que, desde los años 80, con el desarrollo del régimen autonómico, se han creado infinitos campus en todos los territorios para dar respuesta a las reivindicaciones de poblaciones y partidos políticos locales que querían disponer a la puerta de casa del más alto nivel de enseñanza para sus vecinos. Ello ha provocado disparates como que en algunas facultades haya cursos que no llegan ni a los 15 alumnos por aula, algo que resulta ruinoso.La Universidad española es, además, muy endogámica. Debería funcionar con mucha mayor flexibilidad en la contratación del profesorado, facilitando la incorporación de docentes temporales o profesionales de reconocido prestigio. Asimismo, resulta necesaria una mayor vinculación de las facultades con el mundo empresarial, como sucede en otros países. También hay que acabar con la falta de control en el gasto, sobre todo el destinado a la investigación, así como mejorar los instrumentos para evaluar el rendimiento del personal docente. En el reverso de la situación universitaria están las escuelas de negocios españolas. Dos de ellas, IESE y ESADE, se encuentran entre las 10 mejores del mundo en formación para directivos. Una demostración de que no falta talento ni capacidad;el mal estado de la enseñanza superior se debe a causas profundas como las señaladas.

El deterioro de las pensiones

I

Daniel Viaña, "Según estimaciones de la AIReF. La subida de las pensiones en España, inviable salvo que el PIB crezca a ritmo récord," El Mundo, 16-VIII-2017:

¿Cómo se revalorizan las pensiones y por qué están perdiendo poder adquisitivo?


Las pensiones sólo podrían revalorizarse por encima del mínimo marcado por ley, esto es, más de un 0,25%, si la economía española registrase el mayor crecimiento promedio de su historia. Para ello, el Producto Interior Bruto de España tendría avanzar a un ritmo anual medio de casi el 4%, algo que sólo ocurrió entre 1998 y 2007 cuando el país llegó a experimentar crecimientos puntuales de, incluso, el 5%.Esto es lo que pone de manifiesto la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal española (AIReF), que ha elaborado un simulador en el que se observa que si en los próximos años la economía avanza siempre un 3,9% -que es exactamente el crecimiento promedio más alto de la historia-, las pensiones comenzarían a subir ligeramente a partir de 2020, para aumentar ya con algo más de fuerza en 2021 (un 1,5%) y en 2022 (un 2,4%). Sólo así podrían mantener mínimamente su poder adquisitivo, ya que en todos los supuestos se ha partido de que el Banco Central Europeo (BCE) será capaz de mantener la inflación en niveles cercanos al 2%. En cambio, en un escenario algo más moderado pero sensiblemente más optimista que el actual y en el que la economía creciese a ritmos del 3%, las pensiones sólo podrían crecer un 0,77% en 2022. En el resto de ejercicios se quedaría en el 0,25% mínimo y, por lo tanto, la pérdida de poder adquisitivo sería importante. Pero la realidad, o al menos la proyección que realiza la AIReF, es todavía más negativa. El organismo presidido por José Luis Escrivá estima que la economía crecerá un 2,7% en 2018 e irá perdiendo fuerza de manera progresiva hasta quedarse en el 1,6% en 2022. Las expectativas, si se tiene en cuenta el contexto europeo y los ritmos previstos para el resto de potencias, son bastante positivas ya que estas cifras permitirían que España siguiese liderando el crecimiento de la Eurozona y de la UE. Pero la satisfactoria posición no será suficiente para evitar que las pensiones se queden congeladas en el 0,25%. Y es más, si no hay reformas y si no se decide eliminar gastos o aumentar ingresos en el sistema, tal y como siempre subraya el propio Escrivá, esta situación de revalorizaciones mínimas se mantendrá por muchos años más. De hecho, la gravedad es tal que sin el Índice de Revalorización de las Pensiones (IRP), que es el que determina que la subida mínima anual debe ser del 0,25%, las prestaciones incluso sufrirían caídas. Según las estimaciones de BBVA Research, si se atendiese únicamente al estado de la Seguridad Social la cuantía de las pensiones debería haberse reducido en un 3% durante el presente ejercicio. Esto se debe a que los ingresos siguen sin ser suficientes para cubrir los gastos, y así seguirá siendo durante los próximos ejercicios. «En el periodo 2017-2022 los ingresos crecen un 4%, superior al 2,7% del crecimiento de los gastos, pero dicho diferencial positivo a favor de los ingresos resulta insuficiente para compensar el diferencial negativo acumulado durante los años de crisis, por lo que el IRP de 2017 es del 0,25%», explicaba la AIReF sobre este respecto hace menos de un mes. Decisiones del Pacto de ToledoEn este complejo contexto, se antoja fundamental que el Pacto de Toledo avance en las reformas que se deben llevar a cabo en el sistema de la Seguridad Social. Así deja entrever cada vez que tiene oportunidad la Autoridad Fiscal cuando apunta el mencionado «si no hay reformas», y así lo han puesto también de manifiesto los diferentes partidos sabedores de la importancia política que tiene las pensiones. La comisión que preside Celia Villalobos, por su parte, todavía no ha transmitido ninguna postura oficial pero sí que se han apuntado algunas opciones. Por un lado está la posibilidad de que las pensiones de viudedad y orfandad dejen de depender de la Seguridad Social y se incluyan en los Presupuestos Generales del Estado (PGE). Esto permitiría un alivio que algunos cálculos estiman en hasta 20.000 millones y que solventaría la mayor parte de las necesidades del sistema, pero generaría otro problema: habría que incrementar la recaudación tributaria para alcanzar esa cifra, algo que probablemente provocaría la creación de un nuevo impuesto. Otras voces apuntan a que el sistema no debería cargar con los costes de personal y funcionamiento de la Seguridad Social. Esto, apuntan los defensores de esta posibilidad, es lógico ya que la caja de las pensiones debe pagar eso, las pensiones, y no las nóminas de los trabajadores. Sin embargo, de tomarse esta decisión, el ahorro sería de menos de 4.000 millones, cantidad con la que seguirían siendo necesarias más actuaciones.

II

Isabel Munera, ¿Cómo se revalorizan las pensiones y por qué están perdiendo poder adquisitivo? El Mundo, 15 AGO. 2017:

Los sindicatos y la oposición presentaron una proposición de ley para que las pensiones subieran a partir del 1 de enero un 1,2% y evitar así que perdieran poder adquisitivo. El Gobierno la bloqueó y en 2017 han subido el mínimo: el 0,25%.

¿Cómo se calcula el incremento anual?

Hasta la reforma de las pensiones que aprobó el Gobierno del PP en 2013, se revalorizaban según el IPC. A partir del 1 de enero de 2014, sin embargo, se tiene en cuenta el llamado factor de revalorización.

¿Qué es el factor de revalorización anual?

Se trata un indicador que se calcula a través de una fórmula matemática y que determina la capacidad del sistema para actualizar las pensiones. Para calcularlo se tienen en cuenta diversas variables como el crecimiento de los ingresos, el número de pensiones, el efecto sustitución entre los beneficiarios que entran y los que salen, así como la diferencia entre ingresos y gastos.

¿Cómo se evita que las pensiones bajen en épocas de crisis?

Para evitar esto, se fijó un suelo mínimo de incremento de las pensiones del 0,25% anual y un máximo del IPC del año anterior más el 0,5%.

¿Por qué las pensiones se han revalorizado este año el mínimo si la economía crece con fuerza?

Porque la Seguridad Social presentaba a cierre de 2016 un agujero de 18.000 millones de euros. Además, mientras el sistema siga estando en una situación de déficit y no lo logre el equilibrio, se seguirá aplicando este índice mínimo.

¿Están perdiendo las pensiones poder adquisitivo?

Eso es, precisamente, lo que denuncian los sindicatos y la oposición. Hasta ahora no había ocurrido por el bajo nivel de los precios. Sin embargo, en 2016 la inflación cerró en el 1,6%, por lo que al ser superior este valor a la revalorización de las pensiones, éstas pierden poder adquisitivo.

¿Cuánto poder adquisitivo perderán?

Según un informe de CCOO, los pensionistas podrían acumular en 10 años una pérdida de poder adquisitivo de alrededor del 15% sólo por la aplicación del Índice de Revalorización de las Pensiones, y podría llegar a duplicarse si en 2019 entrara en vigor el llamado factor de sostenibilidad.

¿Qué es el factor de sostenibilidad ?

A partir de 2019 para calcular la cuantía de las nuevas pensiones se tendrá en cuenta también la esperanza de vida en el momento de la jubilación. Según un informe que encargó Empleo, las nuevas prestaciones podrían recortarse un 5% nominal cada 10 años por el efecto de este factor. Esta fórmula se aplica ya, con matices, en países de nuestro entorno como Portugal, Grecia, Alemania o Austria.

martes, 15 de agosto de 2017

No es nacionalismo, es asco de la España que nos han endilgado

Cataluña y la fábrica de independentistas, El Mundo 15 de agosto de 2017:

CATALUÑA. En los últimos 20 años se ha triplicado el número de independentistas catalanes. ¿De dónde han salido? ¿Cómo se ha pasado del 'España nos roba' y el 'España va mal' al 'adiós España'?
La Compañía Anónima Hilaturas de Fabra y Coats fue fundada en 1903 tras la fusión de una empresa tradicional de hilados de lino con la firma británica J&P Coats. Aquella fue la primera inversión extranjera en la economía industrial catalana y el resultante, una de las principales compañías textiles de Europa. Hasta los años 70 la fábrica llegó a dar trabajo a unos 3.000 vecinos, la mayor parte mujeres de Sant Andreu, hoy distrito obrero en el norte de Barcelona y todavía una de las zonas con mayor inmigración andaluza de la ciudad. En el año 2005 Fabra y Coats echó el cierre y el Ayuntamiento adquirió su imponente edificio para reconvertirlo tres años después en un centro de creación artística. Hoy hay estudiantes de moda, una exposición de arte visual y a las siete de la tarde, en la nave F, como todos los martes y los viernes, entrena la Colla Castellera Jove de Barcelona.Los nietos de las antiguas hilanderas llegan ahora a la colla con mochilas con la estelada a la espalda. Y Sant Andreu, antiguo feudo socialista, hoy vota independencia. En 1999, el PSC tocó techo con el 43,4% de los votos en el distrito. En las últimas autonómicas Junts pel Sí y la CUP sumaron aquí el 43,9.¿Qué ha cambiado durante los últimos 18 años? «Que nos han expulsado de una idea de España», explica Mari Carmen. Su padre es navarro, tiene setenta y tantos y vive al otro lado de la Ronda Litoral, en Santa Coloma de Gramanet, cuna del diputado de ERCGabriel Rufián, autoproclamado charnego e independentista. «He aquí su derrota y he aquí nuestra victoria», desafió en su estreno en el Congreso de los Diputados.Para Mari Carmen, Rufián es la «caricatura exagerada» de una realidad obviada a menudo por los medios «de Madrid». Rufián como parodia de un gran sector de la población catalana que hace tiempo que inició la desconexión sin que casi nadie reparara en ello. «Mi padre no habla catalán, ni siquiera tiene sintonizada TV3, nadie le ha lavado la cabeza, jamás habría votado a Puigdemont o a Junqueras, pero te dirá en perfecto castellano que está hasta los cojones y que ahora es más independentista que nadie».

El independentismo ha sumado al catalanismo el España nos roba y el España va mal
En las dos últimas décadas se ha triplicado el número de catalanes que se declaran independentistas, pasando de un 15% en 1996 a un 41 el mes pasado. ¿De dónde salen?Responde Francesc de Carreras, catedrático de Derecho Constitucional en la Universidad Autónoma de Barcelona: «Hace ya años que el independentismo empezó a atraer primero al votante catalanista y después a un tipo de votante distinto que hasta entonces apoyaba al PSC o se abstenía. No se le convenció por los métodos tradicionales del nacionalismo pujolista, la idea de Cataluña como nación, con una lengua y una identidad, sino que se pasó a una especie de nacionalismo económico, el España nos roba. Esto caló y a ello se sumó la grave crisis económica. Pasamos de la España grande y próspera de los años 90 a una España que ya no funciona. Y se suma un votante que se plantea que otra cosa podría ir mejor; es un voto protesta ligado al 15-M. En el actual independentismo catalán se junta, en definitiva, el nacionalismo identitario, el España nos roba y el España va mal». De Carreras mantiene, sin embargo, que el porcentaje real de independentistas es mucho menor que el que se traslada. «El nacionalismo tiene la habilidad de hablar en nombre de todos, pero en Cataluña hay muchos tipos de catalanes que quieren muchas cosas distintas. Ni siquiera todos los votantes de ERC son independentistas».

El último barómetro del Centre d'Estudis d'Opinió (CEO) de la Generalitat dice que son mayoría los catalanes contrarios a la independencia (49,4% frente a un 41,1) pero también que más del 70% quieren votar en referéndum. El convocado de forma ilegal para el 1 de octubre tendría una participación del 67% y ahí sí ganaría la independencia con un apoyo del 62,4%.El laberinto catalán se refleja en Granollers como en pocos sitios. La capital del Vallés Oriental ha sido bastión socialista en cada convocatoria municipal desde 1979 y una de las ciudades que dio la victoria a Podemos en Cataluña en las últimas elecciones generales. Su voto en las autonómicas es, sin embargo, el más fiel al patrón del Parlament. En 2015 ganó Junts pel Sí seguido de Ciudadanos. Aquí uno se encuentra a unionistas convencidos e independentistas devotos y por la calle del medio gente como Albert: «Si por algo ganaba CiU era porque representaba una clase media que era catalanista pero respetaba mucho a España. Pero esa clase media se ha radicalizado, entendió que había que reaccionar y ahora todo tiene difícil solución». "Yo no odio España"En 1904, un año después de abrir Fabra y Coats en Sant Andreu, se construyó en Granollers la fábrica textil Roca Umbert. Esta cerró en 1991 y el Ayuntamiento también la reconvirtió en 2003 en una fábrica cultural. Allí trabajan hoy dos artistas de 32 y 35 años, Vicenç y Helena. «Yo no tengo la estelada en el balcón. Nunca me he considerado independentista, pero sí siento que tengo una identidad catalana muy diferenciada a la española», dice ella. «Es una cuestión emocional, nada agresivo. Yo me siento distinta a un español, pero no odio España. Para nada. Igual que no me siento finlandesa pero no odio Finlandia».

«España es un país plurinacional que nunca ha actuado como tal», lamenta él. «Siempre se ha actúa desde la centralidad y el pensamiento único, nunca desde la diversidad».¿Y cuál es la solución? Responde Helena: «Si hay un referéndum pactado, genial porque nos votamos encima. Pero si no, da igual. Cuando yo me fui de casa, mis padres no tenían por qué estar de acuerdo». Cierra Vicenç: «Cuanta más gente se alejaba de su modelo, más nos daba la espalda España. Nos han tratado de tontos, incultos, manipulados... Y así es cómo el independentismo ha pasado de los cuatro pajilleros de siempre a lo que es ahora».Montserrat Baras, profesora de Ciencia Política, rebate esa tesis generalizada en Cataluña. El desapego con España, dice ella, no crece de abajo hacia arriba, sino al revés. «Aquí ocurre una cosa rarísima y es que las élites son más radicales que las bases y es desde arriba y a través de los medios cómo se ha radicalizado a los votantes. Llevan años creando un imaginario que nos hace parecer diferentes, desaparece la palabra España, se habla de 'inmigrantes españoles' y se crea una unanimidad de la que es difícil escapar mientras se presenta una España rancia, rural, carca... Se produce un síndrome muy claro de espiral del silencio por el que el discordante no se atreve a salir del armario».«La prensa habla del problema catalán pero eso no existe», mantiene Baras. «Hay un problema con algunos catalanes».

El catalán percibe que ya no encaja porque España no le quiere tal y como es
Para el sociólogo Salvador Giner, presidente del Institut d'Estudis Catalans entre 2005 y 2013, ese «problema catalán» se ha ido sustituyendo por la convicción de que el problema se llama España o «la manera de entender España por una parte muy sustancial de los españoles». Escribe Giner en su ensayo Cataluña para españoles que, a golpe de «incomprensiones y agravios» de su clase política, España está cada vez más lejos de la mente de muchos catalanes. «El hecho diferencial catalán irrita en España», se queja.- ¿Acabarán siendo mayoría los catalanes independentistas?- Lo importante no es cuántos sean, sino quiénes. Porque es la gente convencida la que cambia el mundo.Ricard es uno de esos convencidos. «Yo no me he sentido español jamás, soy español a la fuerza y tengo unas ganas locas de irme. No creo en España, así que no espero nada de ella», cuenta sentado en una mesa de Barcelona. En la otra esquina sus hijos se han agotado más tarde: «Llevas años pidiendo comprensión y tienes la sensación de que nada sirve. Todo es no y la gente al final se cansa».El filósofo Ferran Sáez Mateu remite ese cansancio a los últimos 130 años. «Lo del Estatut es el momento estelar en el que el catalán percibe que España no le quiere tal y como es. Y acaba calando la impresión de que ya no cabemos en un determinado proyecto».Sáez Mateu presume de la identidad catalana como la más «postmoderna». «Aquí hay señores castellanoparlantes que son independentistas y otros que en perfecto catalán defienden la unidad de España y esto es maravilloso porque supera las tensiones etnicistas del siglo XIX».

El problema catalán se ha sustituido por la creencia de que el problema se llama España
En Cataluña hay casi tantas identidades como catalanes. Este mismo año el 83% de los vecinos de Sant Miquel de Balenyà votaron en referéndum para independizarse de Seva, el pueblo vecino. Batea, en Tarragona, quiere marcharse con Aragón. Y en la Barceloneta, el arrabal marinero de la capital, no cuelgan esteladas sino las banderas que se inventó el barrio en el 92 para gritar que Barceloneta is not Barcelona. «Hay más indignación que identidad», admite Rosa en su librería. «Si yo fuera de Salamanca, votaría Podemos pero como soy catalana, voto independencia».¿Y si se votara y ganara el no?Escribe Salvador Giner: «La cuestión misma no desaparecería. Cuando los valores en juego son esenciales, los democráticamente vencidos, sea cual sea el tamaño de la victoria, cuentan sus pérdidas, se reúnen de nuevo y vuelven a la lucha».

Centenario de monseñor Romero

Juan José Tamayo, "Monseñor Romero, el arzobispo que desafió al Imperio. Urge recuperar su figura profética y liberadora, su teología de la liberación y su dimensión política subversiva", en El País, 15 AGO 2017:

Hoy, 15 de agosto de 2017, se celebra el centenario del nacimiento de Óscar A. Romero, arzobispo de San Salvador (El Salvador), asesinado por un francotirador a la órdenes del Mayor Roberto D’ Abuisson el 24 de marzo de 1980 mientras celebraba misa en la capilla del Hospital de la Divina Providencia, en la colonia Miramonte.

Durante las tres décadas que siguieron a su asesinato en los sectores eclesiásticos y políticos salvadoreños se tendió un velo de silencio sobre su figura y se olvidó el legado profético de su cristianismo liberador y de su compromiso con las mayorías populares. Durante ese tiempo Romero vivió en una especie de clandestinidad eclesiástica, un arrinconamiento por parte de la mayoría de los obispos y buena parte del clero del país y un olvido en las altas instancias vaticanas. El propio arzobispo de San Salvador de 1995 a 2008, el español Fernando Sáenz Lacalle, miembro del Opus Dei y general de brigada de la Fuerza Armada de El Salvador, puso todos los obstáculos posibles para que no fuera elevado a los altares.

Pronunciar el nombre de Romero estaba vetado en muchos de esos sectores. Pocos eran los movimientos y las personas que se declaraban seguidores suyos en El Salvador. Hubo, sin embargo, honrosas y muy significativas excepciones. Por ejemplo, el arzobispo auxiliar de San Salvador Rosa Chavez, a quien el papa Francisco acaba de nombrar cardenal; la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas; los teólogos Jon Sobrino e Ignacio Ellacuría –asesinado en 1989-; la Fundación Monseñor Romero; el Comité de Solidaridad Monseñor Romero y pocos más.

Juan Pablo II (1979-2005) y Benedicto XVI (2005-2013) contribuyeron en buena medida con sus recelos a esa marginación. Hubo que esperar al papa Francisco para que se le devolviera el reconocimiento que merecía como mártir por la justicia y testigo del Evangelio. Tras su beatificación, Romero está hoy en boca de todos y es objeto de culto popular. Pero creo que se está desenfocando su verdadera personalidad. La imagen que se está difundiendo es la de un obispo piadoso, devoto de la Virgen, milagrero, fiel a Roma.

Urge recuperar su figura profética y liberadora, su teología de la liberación, su dimensión política subversiva, su permanente desafío al Gobierno de la Nación, al que acusa de represión sangrienta y aun mortal y de estar haciendo gran mal al país; a la oligarquía, a la que acusa de poseer la tierra que es de todos y de asesinar a campesinos, estudiantes, obreros, maestros, etc.; al Ejército y a los cuerpos de seguridad, a quienes responsabiliza e sembrar la muerte y el aniquilamiento; al Mayor D’ Abuisson, al que califica de falaz, mentiroso y deformador de la realidad.

Pronunciar el nombre de Romero estaba vetado en muchos de esos sectores. Pocos eran los movimientos y las personas que se declaraban seguidores suyos en El Salvador

Romero osó desafiar también al Imperio. Sí, al imperio norteamericano. Y lo hizo a través de una carta dirigida al presidente de EE UU Jimmy Carter el 17 de febrero de 1980, cuando tuvo noticia de que iba a enviar ayuda económica y militar a la Junta de Gobierno de su país. Esa ayuda, le decía a Carter, lejos de “favorecer una mayor justicia y paz en El Salvador agudiza sin duda la injusticia y la represión contra el pueblo organizado que muchas veces ha estado luchando por que se respeten sus derechos humanos más fundamentales”.

En la carta acusaba a la Junta de Gobierno, a la Fuerza Armada y a los cuerpos de seguridad salvadoreños de haber recurrido solo a la violencia represiva produciendo un saldo de muertos y heridos mucho mayor que los regímenes militares pasados. Por eso pedía a Carter que no permitiera dicha ayuda militar y le exigía que no interviniera directa o indirectamente con presiones militares, económicas, diplomáticas, etcétera, en determinar el destino del pueblo salvadoreño. La carta fue calificada de “devastadora” por un miembro del Gobierno norteamericano.

Los múltiples desafíos a los que sometió Romero a influyentes actores políticos y militares tanto nacionales como internacionales desembocaron en su asesinato, que bien puede calificarse de crónica de una muerte anunciada. Su autoridad moral tanto en El Salvador como a nivel mundial desafiaba la alianza Gobierno-Ejército-Oligarquía-Estados Unidos. Si a esto sumamos la poca estima en que era tenido en el Vaticano y en la jerarquía de su país, la sentencia estaba dictada: “Romero es reo de muerte”. Su recuerdo en efemérides tan significativa como el centenario de su natalicio es un verdadero ejercicio de memoria histórica ante tan injusto olvido

Juan José Tamayo es director de la Cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones “Ignacio Ellacuría”, Universidad Carlos III de Madrid, y director y coautor de San Romero de América, mártir por la justicia (Tirant lo Blanch, Valencia, 2015)

lunes, 14 de agosto de 2017

Los curas republicanos fusilados, reprimidos, encarcelados o desterrados por la derecha

I

Rafael Guerrero , "Los archivos de la Iglesia impiden investigar la represión contra los curas republicanos", en Público, 24/06/2014:

Los curas republicanos fueron doblemente represaliados por cometer el pecado mortal de demostrar que era compatible ser católico y republicano y que, tratándose de sacerdotes, era incluso más cristiano comprometerse con los más pobres y con la democracia que con los golpistas. Y es que estos no tuvieron piedad con ellos, que sufrieron los mismos castigos que el resto de quienes resistieron a la rebelión: muerte, cárcel y exilio. Pero tampoco tuvo misericordia con ellos la jerarquía católica española, que aliada con Franco, no les perdonó la osadía de desmarcarse de la cruzada que bendijo decenas de miles de fusilamientos.

Cierto es que fueron minoría en el redil eclesial y que fueron muchísimos menos que los aproximadamente siete mil religiosos que fueron víctimas mortales de la violencia anticlerical en la retaguardia republicana que se desató como reacción al golpe militar de julio de 1936. Pero existieron, pese a que también sobre ellos se haya levantado una doble losa de silencio y de olvido.

Los historiadores indagan ahora para rescatar del olvido a estos religiosos, dejando que aflore una verdad bastante incómoda para la Iglesia española. Dos libros de reciente aparición profundizan en este asunto: Por lealtad a la República, una biografía del canónico de Córdoba Gallegos Rocafull y Otra Iglesia, un compendio de biografías de una decena de 'curas rojos'.

Del mismo modo que se conocen con detalle los datos cuantitativos y cualitativos de los religiosos asesinados en la retaguardia republicana, será muy difícil saber con precisión quiénes y cuántos curas fueron represaliados por su actitud crítica ante el golpe militar y a la cruzada declarada por el episcopado español.

De hecho la historiadora y profesora de la Universidad de Málaga Encarnación Barranquero lamenta no haber podido consultar el expediente personal en el Seminario del cura malagueño Francisco Fernández González, que fue fusilado con 41 años en las tapias del viejo cementerio de San Rafael, donde este año se ha erigido un monumento en memoria de los miles de fusilados tras la toma de la ciudad y enterrados en la segunda área de fosas comunes más grande de Europa después de Sebrenica, en la antigua Yugoslavia.

Este cura pagó cara la osadía de su compromiso social en las parroquias de Almogía y Mijas, su posterior decisión de dar clases como maestro, su pertenencia al comité que depuró a docentes de derechas y, especialmente, su decisión de 'casarse por lo libertario' ya durante la guerra. Francisco Fernández fue detenido días después de la caída de Málaga, sometido a un consejo de guerra y condenado a muerte. 'De nada le sirvió reivindicar con insistencia en la cárcel su condición de cura, ni encargar que le trajeran una sotana, ni firmar sus cartas siempre con su nombre y el añadido de presbítero', dice Barranquero, que reconstruyó su biografía recurriendo a otras fuentes no eclesiásticas como 'los expedientes de represión, de preso y de responsabilidades políticas'.

Los archivos de la Iglesia siguen cerrados a cal y canto a los investigadores como norma general, salvo que se trate de buscar argumentos para beatificaciones masivas de 'mártires religiosos', que han sido muy criticadas por solventes investigadores como el monje benedictino Hilari Raguer. El historiador sevillano José María García Márquez ha intentado en un par de ocasiones, incluso a través de dos sacerdotes, acceder al expediente de un cura que fue fusilado durante el verano del 36 por Queipo de Llano sin que se sepa la fecha exacta de su muerte, 'porque no está inscrito en el Registro Civil, ni se puede entrar en el archivo de la Curia para consultar su expediente'. Se trata de Antonio Sáez Morón, que fue capellán del hospital de San Lázaro y miembro de la Hermandad de la Macarena, después de haber sido ayudante en la parroquia del pueblo de Herrera. 'Dispongo de testimonios sobre el asesinato de este cura, que protestó ante Queipo por cómo enterraban vivos a muchos fusilados en la tapia del cementerio, pero no puedo cotejar la versión de los testigos con la documentación de su expediente. Se da la paradoja de que puedes consultar el expediente de un ferroviario, de un funcionario, de un maestro, pero no el de un cura', se lamenta García Márquez, que junto al también investigador Francisco Espinosa, acaba de publicar Por la religión y la patria, sobre el papel que jugó la Iglesia católica como apoyo del bando franquista en la Guerra Civil española.

El cura republicano Juan García Morales.

Los 16 curas vascos fusilados no fueron los únicos que ordenó matar Franco por oponerse a sus planes totalitarios, sino que hubo otros por España, como Matías Usero en Galicia y los dos antes referidos en Andalucía, sin que se descarte que aparezcan más según avancen las investigaciones. Entretanto, todo parece indicar que fueron más los que lograron huir de la represión e instalarse en el exilio, como sucedió con el gaditano José Manuel Gallegos Rocafull, un hombre de una cultura vastísima que alcanzó el doctorado en Filosofía y Teología y que llegó a ser canónigo de la catedral de Córdoba. Su biógrafo, el investigador egabrense José Luís Casas sí que pudo consultar su expediente en el obispado cordobés, así como las actas del Cabildo de la Catedral del que formó parte y su ficha en el seminario de Sevilla. 'He tenido suerte y me considero afortunado', reconoce Casas, quien destaca que el referido cabildo llegó a hacerle recientemente un homenaje en sesión interna, 'pero aunque no haya sido público, ha tenido un reconocimiento interno de los canónigos'.

Gallegos Rocafull era un intelectual de gran proyección incluso fuera de España que durante la República daba clase de Filosofía en la Universidad de Madrid y fue candidato a las elecciones de 1931, sin que obtuviera escaño. Durante la Guerra Civil, fue enviado a Bruselas para hacer campaña junto a otro cura, Leocadio Lobo, a favor de la República entre los católicos europeos y allí en la Casa de España dejó clara su posición política frente a la jerarquía episcopal entregada a la causa golpista: 'Os lo diré de una vez por todas, abierta y sinceramente: he elegido al pueblo', dijo públicamente. 'Gallegos basó su decisión en un argumento religioso, convencido de que Cristo habría estado al lado del pueblo, si se le hubiera planteado una situación similar', asevera José Luis Casas.

Gallegos mantuvo su enfrentamiento, incluso públicamente y por escrito, con la jerarquía católica franquista a la que acusó de complicidad con la represión, por lo que el entonces cardenal primado Gomá le aplicó la suspensión a divinis, por lo que no pudo volver a oficiar misa en su exilio mexicano hasta que renunció a la canongía de Córdoba en los años 50. Quid pro quo, que dirían los clásicos. Hasta su muerte, en México se dedicó a la docencia universitaria y 'sus sermones de alto contenido social se hicieron tan famosos que hasta el poeta Altolaguirre comentó tras asistir a una misa: he estado a punto de convertirme otra vez cuando lo he escuchado', comenta José Luís Casas.

Otros dos curas andaluces que murieron exiliados aparecen en el libro Otra Iglesia sobre los sacerdotes que se mantuvieron fieles a la democracia republicana. Uno fue el almeriense Hugo Moreno, que al trasladarse a Madrid cambió su nombre por el de Juan García Morales y se puso al servicio de la República, escribiendo infinidad de artículos en los principales periódicos y convirtiéndose en incansable azote del clero antirrepublicano. Podría decirse que fue un cura periodista y propagandista, más populista y con menos profundidad ideológica que otros, que murió en Francia en 1946, olvidado como tantísimos exiliados.

El otro sacerdote andaluz -en este caso granadino de adopción- tuvo una gran proyección política, ya que pese a ostentar el cargo de deán de la Catedral de Granada, llegó a ser diputado a Cortes por el Partido Radical Socialista en la primera legislatura republicana de 1931, lo que le granjeó la suspensión a divinis y la excomunión por parte de la jerarquía católica. Trató a García Lorca y fue amigo del dirigente socialista y ministro Fernando de los Ríos. Se llamaba Luis López-Dóriga y murió en México en 1962. Sus restos han reposado durante muchos años olvidados, junto a los de Gallegos Rocafull, en el panteón español.

No fue fácil la vida de los curas republicanos, cuyo compromiso político y social fue reprimido por la Iglesia española incluso antes del golpe militar de julio de 1936. Después, conforme avanzaba la contienda, la Iglesia acentuó su repudio contra ellos y el franquismo volcó sobre ellos todas sus iras represivas.

Como hemos visto, estos curas republicanos no eran analfabetos con sotana ciegos por la fe y sin criterio. Eran intelectuales muy conscientes del papel teórico de la Iglesia ante las desigualdades y el conflicto social de la España de los años treinta, que sustentaban su base doctrinal en la encíclica Rerum Novarum de León XIII, a finales del siglo XIX, uno de los principales pilares de la doctrina social de la Iglesia.

La eliminación de estos elementos díscolos facilitaría el desarrollo del nacionalcatolicismo, dando cobertura a la dictadura, y no sería hasta el tardofranquismo y la Transición cuando la doctrina social de la Iglesia volvería a tomar cuerpo en los curas obreros con la comprensión tolerante de la cúpula episcopal presidida por el cardenal Tarancón. Pero esa es otra historia

II

"Hugo Moreno López, el sacerdote republicano", en Nueva Tribuna, 27 de noviembre de 2015:

El historiador Antonio César Moreno nos acerca a la figura de este clérigo que se significó por su marcado anticlericalismo y su lucha contra las desigualdades sociales.

“Anticlericalismo y crítica social: el sacerdote republicano Hugo Moreno López (1883-1946)", escrito por Antonio César Moreno Cantano, analiza la vida, obra y actividad pública del sacerdote almeriense Hugo Moreno López.

Desde muy joven, y al amparo de la encíclica de León XIII Rerum Novarum, estuvo muy vinculado con el catolicismo social, mediante la participación en diarios locales de este signo como La Independencia o Bonifacio. Hombre de sentido común, con el que ganó el premio al mejor semanario católico social.

Igualmente, participó en las misiones del padre Francisco de Paula Tarín en Almería, lo que le llevó a conocer de primera mano la cruda realidad social y económica de esta provincia, despertando en su interior la defensa de los más desfavorecidos frente a los abusos de clases acomodadas.

En 1917 se trasladó a Madrid –con el apoyo y visto bueno de su obispado-, dando comienzo a una brillante carrera literaria y cultural en destacados medios impresos de la capital como Cervantes (dirigida por el almeriense Francisco Villaespesa), La Voluntad o La Esfera, donde profundizó en el estudio de los grandes ascetas y místicos de la España del Siglo de Oro.

Gracias a estos textos entró en contacto con un gran número de escritores modernistas, como Azorín, Baroja…, que le hicieron convivir –desde la faceta literaria- con el anticlericalismo (en un primer momento mediante la crítica de la falta de formación de la clase sacerdotal y la apelación a la caridad y humildad de los predicadores españoles de la Edad Moderna).

Este bagaje cultural junto su experiencia previa en Almería eclosionaron cuando en 1927 la diócesis de Madrid le retiró las licencias ministeriales y le obligó a regresar a su provincia de nacimiento. Lejos de acatar esta medida, Hugo Moreno permaneció en la capital y con la llegada de la Segunda República en 1931 se presentó públicamente bajo el pseudónimo de Juan García Morales, un personaje marcadamente anticlerical y promotor de una profunda reforma que acabase con las desigualdades sociales. Sus numerosos artículos en el diario Heraldo de Madrid así como sus variadas obras (El Cristo Rojo, por ejemplo), son identificativos de esta actitud. Su estrecha colaboración con las autoridades republicanas le llevó a enfrentarse decididamente, durante el tiempo de la Guerra Civil, al concepto de Cruzada que promovía la jerarquía eclesiástica española y el bando franquista.

En 1939 se exilió en Francia, donde conoció la pobreza, la enfermedad y la prisión (en 1941 fue internado en el campo de Gurs). En 1946, murió en el más completo de los anonimatos. Este texto pretende rescatar su memoria del olvido y dar a conocer su figura a las nuevas generaciones nacidas ya en libertad.

Cazarabet conversa con Antonio César García Cantero:

Antonio, ¿cómo es que te fijas en este personaje para realizar esta monografía?

Antonio César Moreno Cantano | Me “encontré” con él por casualidad, la verdad. Estaba leyendo hace unos años un largo informe, publicado en la revista Analecta Sacra Tarraconensia, sobre la visión que el Vaticano tenía de la Segunda República en España. Me llamó la atención un apartado sobre propaganda en el que se señalaba como “comunistas” las obras del sacerdote “rojo” Juan García Morales. A partir de ahí, y gracias a la ayuda inicial de la investigadora Marisa Tezanos, empecé a profundizar en su apasionante y azarosa trayectoria pública.

Un personaje, éste, siempre vinculado a los más desvalidos, a los necesitados y desde la crítica social…

Su base ideológica fue la encíclica Rerum Novarum, del pontífice León XIII. Allí se pusieron los fundamentos del catolicismo social, que promovía una mejora de las condiciones económicas y laborales de las clases más desfavorecidas, para poner así freno a los peligros derivados del liberalismo.

Todo esto le ocasionó no pocos problemas, ya desde su tierra natal. ¿Cómo lo ves?

Desde muy joven tuvo una fuerte conciencia social. Su infancia estuvo marcada por la pobreza. Al entrar en el seminario se destacó en el estudio de los grandes predicadores y ascetas de la Edad Moderna, que reivindicaban una vida de austeridad y acercamiento a los más necesitados. Desde diarios como La Independencia o Bonifacio plasmó estos ideales con un lenguaje ácido y crítico hacia la burguesía, los grandes terratenientes… Pese a todo, el obispado de Almería lo veía con buenos ojos y tenía muy buenas referencias de su actividad pastoral y periodística.

ESPAÑA. II REPÚBLICA ESPAÑOLA. JUAN GARCIA MORALES. MADRID, HACIA 1932.- El sacerdote español Hugo Moreno López, columnista de ¿Por qué la Diócesis de Almería lo envía a Madrid?

Pidió marcharse voluntariamente a la capital en 1917, argumentando que dicho desplazamiento era indispensable para cuidar de su hermano Néstor, que supuestamente se encontraba gravemente enfermo. Sin embargo, estamos convencidos que este traslado también obedecía a su deseo de intentar prosperar económica y socialmente en un ambiento como el madrileño.

Allí entra en contacto, otra vez, con los más desvalidos, los más desfavorecidos, pero, a la vez, con círculos de intelectuales, entre ellos Azorín y Pío Baroja…

En Madrid pronto adquirió fama como escritor en importante medios intelectuales como Cervantes, La Voluntad, La Esfera, etc., donde pudo conocer a una gran cantidad de personajes relacionados con el modernismo literario. Se dedicó a profundizar en la vida de determinados religiosos caracterizados por su defensa de los más pobres y por ser críticos con los excesos de la jerarquía eclesiástica.

¿Qué destacarías de sus años en Madrid antes de la proclamación de la II República?

Sin duda, las decenas de artículos que publicó en La Esfera, donde puso el énfasis en la vida religiosa, cultura y artística de España durante la Edad Moderna. Fue en esa época donde forjó su red de contactos públicos que en años venideros le convertirían en una figura de primera relevancia en el panorama público de la República.

¿Qué pasa con este clérigo, en Madrid, cómo afectan sus acciones en la Iglesia y su sino, para que con diez años pase a que le retiren las licencias ministeriales y le obliguen a regresar a su provincia de nacimiento? Pero no regresa, ¿qué hace, de qué vive y cómo se las arregla en la capital del Estado?

En el año 1927 el obispado de Madrid le retira las licencias ministeriales, es decir, el permiso temporal que le permitía residir fuera de su diócesis natal, Almería. Es normal que después de 10 años las autoridades religiosas de la capital considerasen como inválido el argumento que esgrimía sobre la supuesta enfermedad de su hermano. Para Hugo Moreno regresar a su tierra de origen significaba volver al ostracismo y penalidades de una vida en provincia, adscrito a una pequeña parroquia y alejado de cualquier posibilidad de ascenso social. Por esa razón –es una hipótesis- se negó a regresar y quedó en una especie de vacío jurídico dentro del derecho canónico, ya que seguía siendo sacerdote pero no podía oficiar misa en Madrid. Fue a partir de ese momento cuando se debió gestar en su mente el deseo de aparecer en los medios públicos como un religioso anticlerical, defensor de los trabajadores. La Segunda República le brindaría la oportunidad para hacerlo.

Fue cuando llega la II República cuando se presenta públicamente bajo el pseudónimo de Juan García Morales, un personaje marcadamente ya anticlerical. ¿Es lo vivido, el ver tanta miseria y tanta injusticia lo que lo convierte en anticlerical?

Sin  duda, así como su formación intelectual y experiencias de adolescencia, donde llegó a participar en las misiones populares del Padre Tarín en las zonas más humildes y abandonadas de Almería. Con respecto a la segunda cuestión, con su pluma no se recató en atacar en los términos más vehementes a los grandes jerarcas eclesiásticos y políticos del país, en especial al líder de la CEDA, Gil Robles, con palabras como “el clero tiene puestas sus esperanzas en él. Los ricos lo banquetean de lo lindo; lo congestionan a fuerza de comilonas”. Y eran precisamente estos grupos los que apoyaban sus medidas:

¿En qué momento, tanto humano como de actividad social e intelectual, le pilla a nuestro protagonista el alzamiento rebelde de los militares? Y ¿cómo transcurren sus actividades, humanas, sociales y reivindicativas durante este período de tiempo?

A lo largo de 1936 participó en numerosos mítines vinculados a Izquierda Republicana, reclamando la unidad de las fuerzas de izquierda para desbancar del poder a la CEDA y sus socios. El triunfo del Frente Popular fue recogido por él con palabras como “Dios no ha oído… porque en nuestras cortas oraciones no pedíamos otra más que el triunfo de la causa del pueblo, la reconquista de  la República del 14 de abril” (Heraldo de Madrid, 18 de febrero de 1936). Tras el inicio de la Guerra Civil se mostró como uno de los más activos propagandistas contra el concepto de Cruzada enarbolado por la Iglesia que apoyó el golpe de Estado. Sus discursos radiofónicos (desde el Ministerio de la Guerra, la Radio del Partido Comunista o frente a los militares en Leganés); sus discursos para el Socorro Rojo Internacional; o sus escritos en títulos como España Heroica o Religión y Fascismo. Queman, Roban y Asesinan… en tu nombre, eran un claro testimonio de ello.

Se exilia a Francia, en 1939 donde vive todo lo malo: la pobreza, la enfermedad, el internamiento en el Campo de Gurs. ¿Qué has podido recoger de esos días en aquellas condiciones?

Antes de ser internado en el Campo de Gurs, por presiones franquistas y por la nueva legislación de Vichy, trabajó en diversas colonias infantiles francesas. Gracias al testimonio de un familiar lejano, Francisco García Hernández, así como el acceso a los archivos franceses he podido reconstruir este duro episodio de su vida. Durante dicho internamiento vivió el aislamiento, el desencanto con las autoridades republicanas, la ceguera… Cuando fue liberado no paró de sufrir la persecución policial, ya que se le consideraba un “elemento incómodo”. La muerte de su anciana madre, Pura, lo sumió en una profunda depresión que agravó su ya debilitada salud física y mental.

Vive también la Segunda Guerra Mundial aunque muere en 1946 en el más completo anonimato. ¿Qué nos puedes contar sobre esta última etapa de su vida?


En el último año de su vida vagó de un lugar a otro de Francia (Lourdes, Libourne…) buscando la paz entre sus amigos y conocidos. Como otros tantos exiliados, contemplaba el fin de la guerra como la fecha definitiva para la caída del régimen franquista, pero no fue así. Murió en 1946, en una pequeña ceremonia donde los símbolos republicanos fueron su última compañía. Su tumba, por desgracia, aún no ha podido ser localizada. Con esta investigación queremos brindarle el homenaje que, esperemos, algún día le trasladen las instituciones democráticas españolas. No en vano su causa fue la de la libertad.

domingo, 13 de agosto de 2017

Reportaje sobre Castilla-.La Mancha en El Mundo, hoy



El anclaje cultural de sus comarcas contrasta con la desvertebración de una autonomía alumbrada en 1978. Hoy, es un nudo de comunicaciones y una potencia agrícola, pero también una de las regiones con menor renta.

Los cartelones de Castilla-La Mancha que lucen en todas las carreteras de Sigüenza y Jadraque, en el friso de las dos Castillas, han sido pintarrajeados para eliminar La Mancha y dejar sólo Castilla. También en estas veredas, la instalación de un rótulo en la A-2, en el límite entre Madrid y Castilla-La Mancha, con el eslogan Bienvenidos a la tierra del Quijote levantó sarpullidos. Sin embargo, en Campo de Criptana, a 350 kilómetros de la Sierra Norte de Guadalajara, todo rezuma un espíritu manchego y quijotesco. En las calles, en las tiendas de souvenirs, en los bares, en los molinos convertidos en un todo a cien para turistas asiáticos. Y hasta en el añil de sus fachadas frente al recio sillar de las casonas de piedra serranas. Esta dicotomía es la que configura la base de la personalidad de Castilla-La Mancha. Castellana es Guadalajara entera y parte de Toledo y Cuenca. Manchegas son Albacete, Ciudad Real y el sur conquense y toledano. Casi un millar de municipios en las cinco provincias. Apenas dos millones de habitantes en un territorio que supone más del 15% de la superficie española. Una región inventada al abrigo del Título VIII de la Constitución, cuando se puso en marcha el café para todos de las autonomías. Pero también un enclave incrustado en el sustrato del acervo español («hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor»).

Basta pasear por Zocodover, el centro neurálgico de Toledo, o por cualquier pueblo en fiestas para comprobar la apoteosis de la bandera de España. En Castilla-La Mancha la enseña nacional no sólo no se esconde, sino que se agita como parte de una identidad que en las llanuras manchegas se mezcla con un habla («moza, zagal, azaite, enantes, apechusque») exportada a todo el país gracias a Muchachada Nui y José Mota. Raúl del Pozo, conquense de Mariana, apostilla: «Castilla no es una región, sino un sueño, un lenguaje para toda la tierra». Los castellanomanchegos (89,2%) son, después de los extremeños y los madrileños, los ciudadanos del país que más se identifican con España, según diversas encuestas. El desapego por las instituciones de autogobierno es tal que en algunas provincias, cuando la gente acude a la sede del Gobierno autonómico no dice «tengo que ir a la Junta», sino que recurre a la metonimia: «Tengo que ir a Castilla-La Mancha». «Esta autonomía es una construcción política que sigue deshilachada. Se decidió desligar a Guadalajara de Madrid y a Albacete, de Murcia. La Universidad de Castilla-La Mancha no llega a toda la región porque el campus de Guadalajara pertenece a la Universidad de Alcalá. No hay una opinión pública fuerte y la televisión regional se dedica a la propaganda y al folclore», explica Isidro Sánchez, ex director del Centro de Estudios de Castilla-La Mancha.

A su juicio, ni durante la Transición existía una conciencia regional ni tampoco la hay ahora. «Los sectores conservadores, especialmente la Iglesia, han tenido siempre mucho peso, y José Bono se agarró a banderas medioambientales, como la defensa de las Hoces del Cabriel o Cabañeros, para utilizar el autonomismo de forma demagógica. Incluso la presencia del Quijote, que es apabullante, se enfoca de manera pueblerina: no interesa su dimensión internacional», añade Sánchez.Bono fue el icono político de Castilla-La Mancha durante tres décadas en las que ejerció de virrey. El PSOE ha gobernado esta región desde las primeras autonómicas en 1983, salvo la efímera legislatura de Cospedal y el breve lapso de preautonomía, cuando ejercieron de presidentes dos dirigentes de UCD: Antonio Fernández-Galiano y Gonzalo Payo. Éste último fue relevado por Jesús Fuentes, histórico militante del PSOE toledano. «La denominación condiciona la estructura política y territorial. La Mancha es la comarca que une a casi toda la región excepto a Guadalajara. Al final, Castilla-La Mancha nació por un acuerdo entre partidos», admite. «El PSOE identificó a Bono con Castilla-La Mancha, pero manteniendo el espíritu españolista. Aunque eso no signifique defender el centralismo». Alfonso González-Calero, hacedor de la cultura castellanomanchega desde la Biblioteca Regional y desde varios puestos institucionales, fundó Almud Ediciones, la única editorial privada de carácter regional: «Siempre he dicho que Castilla-La Mancha es autónoma pero no es comunidad. No tiene apenas rasgos de identidad comunes. No hay más que ver la españolidad, que anida en casi todos los habitantes de la región, y la falta de un sentimiento autonomista, aunque sí existe una fuerte personalidad cultural en las distintas comarcas que componen la región».

La Mancha, el Señorío molinés, la Manchuela, los Montes de Toledo,la Jara, el campo de Calatrava. «Tierras trágicas», en el decir de Unamuno. Topónimos que reverberan en el cimbreo universal del español. Cervantes creó la tradición: «Mire vuestra merced -respondió Sancho- que aquellos que allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento». El Arcipreste de Hita moldeó el medievo con su Libro de Buen Amor. Y Cela desbrozó una comarca, convertida luego en un paquete turístico. «La Alcarria es un hermoso país al que la gente no le da la gana de ir», pergeñó el Nóbel en su primer Viaje a la Alcarria (1948). Cuatro décadas después escribió un segundo, cuando ya le sobraban 40 años y 40 kilos, y entonces consignó que «a la gente ya le va dando la gana de ir». Ahora ya no hay dudas de ello. El turismo supone más del 11% del PIB de Castilla-La Mancha y se ha consolidado como uno de sus pulmones económicos. Pero el futuro se tambalea por un tejido productivo débil. La renta per cápita es la penúltima en la lista de comunidades autónomas. Los dos principales corredores industriales, dentro del radio de acción de Madrid, son los del Henares, en Guadalajara; y la Sagra, en Toledo. Talavera de la Reina, en cambio, languidece tras el crack de la construcción. Y en Cuenca se sigue debatiendo sobre la conveniencia del almacén nuclear.La agroalimentación tira del carro. El olor a taninos -y a queso de Albacete, y a miel de Peñalver, y a azafrán de Consuegra, y a ajos de Las Pedroñeras- impregna un terruño que produce el 50% de los vinos españoles.

La cooperativa Virgen de las Viñas se ubica en Tomelloso (Ciudad Real) y es, con 21.000 hectáreas, la más grande de Europa. Su presidente, Rafael Torres, refuta el tópico de la baja calidad de los tintos manchegos: «Se hace mucho vino porque hay un viñedo enorme. La vid es la esencia de esta tierra y nuestra producción tiene cada vez más prestigio, dentro y fuera del país». Pero no todo el monte es viticultura. Azorín pergeñó en Una hora de España que el sustento de la patria son los labradores: «No es grata la vida en el campo». El conquense José María Fresneda, secretario regional de la Asociación de Jóvenes Agricultores (Asaja) e histórico del campo manchego, sostiene que «no se ha hecho pedagogía social. Nos caparon el debate y se centró sólo en la petición política para asumir competencias. No se ha hecho un trabajo para identificar a la persona con su territorio. De hecho, seguimos sin tener claro el concepto de región».Para el historiador guadalajareño Juan Pablo Calero, Castilla-La Mancha sigue siendo «una de las comunidades más desdibujadas del país y un territorio desconocido». Y añade: «hay dos regiones diferentes y a veces enfrentadas: una urbana, que engloba a Ciudad Real, las ciudades de Albacete y Talavera y los cinturones de Toledo y Guadalajara; y otra rural, apegada al pasado, donde aún tienen mucho peso las tradiciones y los convencionalismos».

El escritor Jesús del Campo anota en Castilla y otras islas: «Es como si aquí sonaran con otro timbre ecos graves de decadencia que se desparraman sobre el paisaje, y lo inundan de sombras crepusculares de espadachines vencidos». En la meseta sur, el sentimiento de agravio hacia el Estado no se vuelca tanto en la malla de comunicaciones -todas las capitales están comunicadas por AVE, aunque los trenes de media distancia palidecen-, como en dos cuestiones en las que esta tierra sigue sintiéndose como la criada de Madrid. Por un lado, la despoblación: según el INE, Castilla-La Mancha podría perder el 6,8% de su censo a lo largo de los próximos 15 años. Y en algunas comarcas, como la Serranía de Guadalajara o la Tierra de Molina, su densidad demográfica es inferior a la de Laponia. «Se han hecho muchas infraestructuras pero para pasar de largo, no para quedarse a vivir. Las zonas despobladas están estancadas o en regresión», puntualiza el escritor José Luis Muñoz, fundador de la editorial Olcades, de Cuenca. La otra herida por la que supura Castilla-La Mancha es el agua. La sangría del Tajo, maltratado por los trasvases y la sequía, ha secado los pantanos de la cabecera (Entrepeñas y Buendía), que apenas cubren el 11% de su capacidad; y ha laminado el río a su paso por Toledo y Talavera. Francisco Pérez Torrecilla, primer edil de Sacedón y presidente de la Asociación de Municipios Ribereños, que agrupa a 22 pueblos en los que viven 9.000 vecinos, enfatiza: «Se llevan el agua que no sobra y encima nos tachan de insolidarios. Esto es lo que más quema». «La gestión del Tajo en el último medio siglo ha creado un desierto demográfico. Por eso hay tanta resignación, que luego se traduce en rabia», subraya Miguel Ángel Sánchez, portavoz de la Plataforma en Defensa del Tajo y el Alberche. Javier del Río, alcalde de la localidad de Pareja, sentencia: «Somos conformistas porque somos pocos habitantes y no se ven muchas salidas».

sábado, 12 de agosto de 2017

Los tres grupos de presión negacionista del cambio climático

Paul Krugman "El ‘eje del mal’ del cambio climático", en El País, 13-VIII-2017:

Los republicanos coinciden con Trump en querer destruir al planeta

“No es su imaginación: los veranos son más calurosos”. Eso decía recientemente un titular de The New York Times, resaltando un análisis estadístico década a década, efectuado por el experto climático James Hansen. “La mayoría de los veranos”, concluía el análisis, “son ahora calurosos o extremadamente calurosos en comparación con los de mediados del siglo XX”.

¿Y dice algo nuevo? A estas alturas, las pruebas de que se está produciendo un calentamiento del planeta causado por los humanos se vuelven cada vez más abrumadoras, y las creíbles hipótesis acerca del futuro –episodios climatológicos extremos, aumento del nivel del mar, sequías, etcétera– dan cada vez más miedo. En un mundo racional, la toma de medidas urgentes para limitar el cambio climático sería la prioridad política más acuciante para cualquier gobierno.

Pero, claro, el Gobierno estadounidense está ahora controlado por un partido en el que la negación del cambio climático –rechazar no solo las pruebas científicas sino también la evidente experiencia vivida y oponerse ferozmente a cualquier intento de ralentizar la tendencia– se ha convertido en sello distintivo de la identidad tribal.

Digámoslo así: los republicanos no parecen capaces de revocar la reforma sanitaria del presidente Obama, y las recriminaciones entre los líderes del Senado y el tuitero en jefe acaparan los titulares. Pero el Partido Republicano está completamente unido en este proyecto de destruir la civilización, y avanza satisfactoriamente hacia ese objetivo.

¿De dónde procede la negación del cambio climático?

Que quede claro que los expertos no siempre tienen razón: incluso un consenso científico abrumador ha resultado en ocasiones erróneo. Y si alguien ofrece una crítica de buena fe a las opiniones convencionales, haciendo un esfuerzo serio por llegar a la verdad, merece que se le escuche.

Pero lo que es evidente para cualquiera que siga el debate sobre el clima es que prácticamente ninguno de los escépticos intenta realmente llegar a la verdad. No soy científico del clima, pero sí reconozco los argumentos falsos, y no me viene a la mente ningún escéptico del cambio climático destacado que no dé sus razones claramente de mala fe.

Piensen, por ejemplo, en todos aquellos que aprovecharon el hecho de que 1998 fue un año inusualmente caluroso para afirmar que el calentamiento del planeta se paró hace 20 años, como si un día de mayo irrazonablemente caluroso probase que el verano es un mito. O en todos los que han utilizado citas de investigadores sobre el clima sacadas de contexto como prueba de que se trata de una enorme conspiración científica. O ya puestos, en quienes citan la “incertidumbre” como razón para no hacer nada, cuando debería ser evidente que los riesgos de que se produzca un cambio climático más rápido de lo esperado si hacemos demasiado poco superan a los riesgos de hacer demasiado si el cambio es más lento de lo previsto.

Pero ¿a qué se debe esta epidemia de mala fe? La respuesta, diría yo, es que hay de hecho tres grupos implicados, una especie de eje del mal climático.

En primer lugar, como es obvio, el sector de los combustibles fósiles –piensen en los hermanos Koch– movido por un interés económico evidente en seguir vendiendo energía sucia. Y la industria, siguiendo la misma senda bien trillada que otros grupos sectoriales emplearon para suscitar dudas acerca de los peligros del tabaco, de la lluvia ácida, del agujero de ozono y demás, ha bañado sistemáticamente en dinero a grupos de análisis y científicos dispuestos a sembrar dudas sobre el cambio climático. Si investigamos, descubriremos que muchos –quizá la mayoría– de los escritores que se proponen sembrar dudas sobre el calentamiento planetario han recibido fondos del sector de los combustibles fósiles.

Así y todo, los intereses mercenarios de las empresas de combustibles fósiles no son los únicos responsables. También está la ideología. Una parte influyente del espectro político estadounidense –piensen en las tribunas de opinión de The Wall Street Journal– se opone a cualquier forma de normativa económica estatal; es seguidor de la doctrina reaganiana de que el Estado siempre es el problema, nunca la solución.

Esas personas siempre han tenido un problema con la contaminación: cuando las acciones individuales no reglamentadas imponen costes a otros, es difícil ver cómo se puede evitar el apoyar alguna forma de intervención estatal. Y el cambio climático es la madre de todas las cuestiones de contaminación.

Algunos conservadores están dispuestos a afrontar esta realidad y apoyan una intervención para limitar las emisiones de gases de efecto invernadero respetuosa con el mercado. Pero demasiados de ellos prefieren simplemente negar la existencia del problema: si los hechos entran en conflicto con su ideología, niegan los hechos.

Por último, hay unos cuantos intelectuales públicos –menos importantes que los plutócratas y los ideólogos, pero en mi opinión más bochornosos– que adoptan una pose de escepticismo frente al cambio climático por puro ego. En efecto, dicen: “¡Miradme! ¡Soy listo! ¡Me gusta llevar la contraria! ¡Os mostraré lo listo que soy negando el consenso científico!” Y por mera pose, están dispuestos a empujarnos más hacia la catástrofe.

Y esto me devuelve a la actual coyuntura política. Ahora mismo los progresistas se sienten mejor de lo que esperaban hace unos meses: Donald Trump y sus amigos-enemigos en el Congreso están logrando mucho menos de lo que esperaban, y de lo que sus adversarios temían. Pero eso no cambia el hecho de que el eje del mal climático ejerce ahora un firme control sobre la política estadounidense, y de que tal vez el mundo nunca logre recuperarse.

Paul Krugman es premio Nobel de Economía.

© The New York Times Company, 2017.

Molina, el infiltrado

Molina, que se representa a sí mismo superordinariamente bien, ha consultado con lo que le hace de conciencia (que no con las bases, a las que solo acude para dirimir idioteces) y se ha elevado el sueldo actual y el futuro, siguiendo la costumbre del pepoe siguefranquista. Al menos los de Ciudadanos te lo dicen claro: "Si no nos corrompemos, que sea por sueldos que merezcan el gozo". Así que Molina es peor que un joseantoniano de Ciudadanos y no solo igual a un psetero o un pepillete. Es más, se ha creado un "puesto" poltrón caro e inútil para su mismismo donde podrá dedicarse todo el ratón a lamerse las prebendas y a regocijarse por su conseguido jubileo.

Y Molina, aunque se limpie el pompis diciendo que dona ese dinero a la caja común de Podemos, excusa a la que suelen agarrarse los que agarran, no es ya decente ni harina de este costal. En el futuro, si no lo echan, alegará su "experiencia" para seguir siendo caballero mangante. Ya es un infiltrado de la corrupción, un corrupto más, simplemente. Se comienza así y se termina limpiando discos duros. Bastaría que él, y otros como él, no hayan condenado la ya certificada dictadura de Venezuela, donde reina no la izquierda honesta que hay, por ejemplo, en el indio estado de Kerala, sino la corrupción y la venalidad, al igual que en España, donde todavía nos queda un resto de vergüenza hidalga que hay que cultivar como si nos fuera la vida en ello. Pero Molina y compañeros mangantes (por algo provienen de una institución antidemocrática como la universidad, que en el caso de España es doblemente antidemocrática por herencia otra vez heredada) tampoco gastan vergüenza, aunque sí nuestro dinero común. Ahora se lavarán la careta con otras cosas que hagan con nuestros dineros, pero también se apropiarán de un tanto por ciento variable, desde el tres por ciento nacionalista (que algunos llaman siete) al pitufeo y fraude generalizado y autopistas peperas o los cursos y asesorías y corruptelas y sueldazos del socialismo, así como cementos y bancarismos varios, en que participan y pecan todos.

Decía hace unas columnas que hay gente como Enric Marto, al que le gustaba hacerse pasar por prisionero en el campo de concentración de Mathausen, o como Tania Head, la cual se hizo pasar por víctima del 11 de septiembre, que son como una gran mayoría de políticos: infiltrados del propio provecho que se hacen pasar por aquellos que realmente han sufrido. Otros son, por ejemplo, Barreditas y Page, joyitas del socialdiseño pijo. Por no hablar de los que ni siquiera se toman la molestia y saquean simplemente, siguiendo la secular tradición del bandolerismo estatal español: Cospediosa y Rayer, por poner ejemplo de los que no dan ejemplo.

Habrá que ver si UP tiene mecanismos para regenerarse y para autolimpiarse democráticamente (o no, como siempre) de casos como estos que ya empiezan a ser generales o normas. Si no lo hacen, recibirán el castigo creciente de una deserción de gentes y de votos, como ya se ha empezado a ver con la dimisión reciente del Consejo Ciudadano de Podemos (de cuya noticia, por cierto, se han suprimido los nombres... Qué curioso ¿no?)

La ética y la justicia (que no la ley, que es algo diferente) tienen que ser lo primero, y aun lo único, en un partido que se diga heredero del 15-M. Ay, cuánto se echa de menos un Corbin en España.  

viernes, 11 de agosto de 2017

Paro e inteligencia artificial

Jorge G. García, "Futuro. “El MIT trabaja con escenarios de hasta un 80% de desempleo mundial” El País, 11-VIII-2017:

Amador Menéndez, investigador y divulgador científico analiza en ‘Historia del futuro. Tecnologías que cambiarán nuestras vidas’ las claves de la revolución tecnológica y los retos venideros para la humanidad

Amador Menéndez (San Pedro de Nora, Asturias; 1969) no entendería su vida sin la ciencia y la tecnología. Doctor en química, colabora con el prestigioso Massachusetts Institute of Technology (MIT) y ahora es investigador en el Instituto Tecnológico de Materiales de Asturias, divulgador científico y amante de la energía solar como motor de la sostenibilidad de la Tierra. A todo esto se le suman sus dotes como escritor, con las que ganó el Premio Internacional de Ensayo Jovellanos 2017 por el libro Historia del futuro. Tecnologías que cambiarán nuestras vidas. Menéndez es un entusiasta de lo disruptivo. De todo aquello que pueda transformar la sociedad tal y como la conocemos hoy en día. Hilvana un argumento tras otro, siempre tratando de que quien le escucha comprenda que no habla de ciencia ficción. “Hace ocho años mis amigos me miraban raro cuando les hablaba del coche autónomo… y fíjate ahora. Vivimos un siglo en el que el tiempo es exponencial y todo va a una velocidad de vértigo”, explica en esta entrevista telefónica.

¿Qué es lo más disruptivo que conoce?

De lo más disruptivo en tecnología es la biónica. Antiguamente, al amputar o perder un miembro se ponía una prótesis rígida, generalmente de cerámica. Ahora, puedes poner prótesis controladas con tu cerebro. Lo que era un sueño de ciencia ficción es una realidad.

¿Y cómo funcionan?

Al mover el brazo o la pierna, las órdenes viajan del cerebro a la prótesis. Se unen las extremidades con cables y por ahí viaja la información. Hugh Herr, un científico que perdió las piernas en la montaña, se las diseñó él mismo y fue el primero. Son inteligentes. Tienen hasta un mecanismo hidráulico para corregir la pisada cuando detectan irregularidades en el suelo. El salto es que hay directamente una comunicación entre el hombre y la máquina.

¿Cree que la inteligencia artificial va a sobrepasar al ser humano?

Hay escenarios futuristas, como Matrix o Terminator, en los que se nos muestra a un robot inteligente capaz de diseñar otras máquinas más inteligentes que al final digan que para qué quieren al ser humano. Incluso gurús como Stephen Hawking o Elon Musk lo defienden. Yo creo que esto no llegará.

Deep Blue ganó a Gary Kasparov…

Eso es cierto, pero ya hablamos de una inteligencia artificial estrecha. Una dedicada a un dominio específico como el de jugar al ajedrez. El coche autónomo de Google es lo mismo: solo sabe conducir. El sueño de la tecnología es crear una inteligencia artificial general, en la que un robot emule y supere al ser humano en cualquier actividad intelectual. De esto, sinceramente, estamos muy lejos. Habrá avances en la reducida, pero no tanto en la otra.

Cooperación entre máquinas y seres humanos

“El MIT trabaja con escenarios de hasta un 80% de desempleo mundial”

Ante el temor de que la inteligencia artificial extermine al ser humano, Amador Menéndez se muestra crítico y bastante escéptico. Bajo ningún pretexto considera que los robots vayan a apoderarse de la humanidad. No obstante, comparte la visión de que una superinteligencia, en la que interaccionen múltiples agentes, puede permitir que se desarrollen máquinas desconocidas hoy en día por la sociedad. Plantea el ejemplo de las hormigas. Tal y como explica, son seres mínimamente inteligentes, pero cuando funcionan como una colonia, sí lo son.

“Yo planteo que en esta era de la interconectividad, gracias en parte a Internet, podemos imaginar millones de seres humanos y máquinas trabajando juntos. De ahí podría emerger una superinteligencia, una inteligencia colectiva mucho mayor que la de humanos y máquinas”, concluye.

¿La robótica favorecerá el aumento del desempleo?

Creo que sí. En el MIT llegamos a trabajar con escenarios en los que valorábamos un 80% de desempleo mundial. El ser humano tendrá que desempeñar profesiones muy creativas. Al final, todo lo que sea un algoritmo, puede desempeñarlo una máquina. La creatividad es algo intrínseco al ser humano y eso los robots no lo tienen.

¿Y no se puede revertir ese escenario del 80% de parados?

Es una cuestión principalmente económica y política. Lo ideal sería disponer de una renta básica universal. Ante esta situación, parece que habrá poca gente trabajando y el resto tendrá que ganarse la vida aunque sea con un subsidio. La duda es de dónde se podrá sacar todo ese dinero para pagar la ayuda. Hemos vivido transiciones en la humanidad, como con la era industrial. Las máquinas nos desplazaron hacia lo intelectual y no tanto lo manual. En la cadena de valores ganamos. Si este cambio ahora es intelectual, como por ejemplo a la hora de conducir un coche, ¿hacia dónde nos podremos desplazar?

Trabaja en la creación de nanomateriales y dispositivos para mejorar la eficiencia de la energía solar. ¿Se desaprovecha el potencial que tiene?

El sol es una de las energías renovables más prometedoras. Con una hora de sol se podría abastecer a toda la humanidad durante un año si fuéramos capaces de captar toda la energía, sin dejar escapar un rayo. Hoy en día, solo representa el 1% del consumo energético mundial.

¿Se debe a razones tecnológicas o de otro tipo?

Hay un campo muy grande para los emprendedores en el sector de las energías verdes y la tecnología. Aún así, existen obstáculos políticos y económicos que impiden que penetren con fuerza en los diferentes países. El petróleo sigue estando a la cabeza y es una energía protegida.

¿Resulta muy complejo convertir las investigaciones científicas en un producto?

En Europa se habla del valle de la muerte porque siempre es complicado pasar de una investigación en un laboratorio o universidad al mercado. No lo hacemos bien. En la mayoría de casos, se quedan publicadas en un artículo y punto. Sería mejor fijarse en Estados Unidos. Allí lo hacen mucho mejor.

¿A qué se refiere con que lo hacen mucho mejor?

En el MIT me di cuenta de que es necesario apostar por proyectos de alto riesgo. Una empresa innovadora ha de tener este riesgo. En España se es más conservador y menos disruptivo. Al MIT llegó un chico joven un día que había creado un prototipo de electricidad inalámbrica y ahora su idea saldrá en breves al mercado. Esto es lo que genera valor añadido y lo que permitirá cambiar el mundo.

¿Existe una burbuja tecnológica?

La tecnología es fuente de poder y riqueza. Y también una fuente de oportunidades. Los modelos de negocio están cambiando radicalmente. La mayor empresa de coches, Uber, no los tiene en propiedad. La mayor tienda de productos, Alibaba, no tiene locales físicos. Ponen en contacto directamente a consumidores con proveedores. ¿Alguien pensaba que esto iba a ser así hace un siglo? Son nuevos modelos de negocio que ofrece el mundo digital y la tecnología.

Entrevista al psiquiatra Rojas Marcos

Íñigo Domínguez, “La felicidad en Europa está mal vista”. En El País, 11 de agosto de 2017:

El psiquiatra defiende que el optimismo es la mejor herramienta contra el discurso del miedo

No es fácil empezar a entrevistar a Luis Rojas Marcos (Sevilla, 1943), porque sobre todo le gusta escuchar y entrevista él al periodista, preocupándose por cómo le va la vida. Es un humanista, interesado en la felicidad de los demás, y optimista convencido. Psiquiatra de fama internacional y autor de numerosos libros, puso en marcha en Nueva York en 1987 una iniciativa revolucionaria, el proyecto Help. Fue el primer servicio para atender a personas que vivían en la calle con enfermedades mentales. Este plan, importado luego a muchas ciudades, ha cumplido 30 años, y la Fundación Mapfre le ha otorgado su premio a la mejor iniciativa en promoción de la salud. Ahora dirige una organización médica sin ánimo de lucro, con 3.500 facultativos, en 6 hospitales públicos y 10 cárceles.

Usted fue un inmigrante, ¿cómo lo recuerda?

La cuestión es si ahora, con los mensajes, puedes llegar a obsesionarte y no hablar con los demás

Yo quería salir de aquí, era un niño con problemas de inquietud, me metía en líos, el colegio me iba mal. Cuando terminé la carrera vino un médico americano. Allí buscaban médicos, y era un examen muy fácil. Me fui, sin saber dónde iba. Entré en un hospital en Long Island, yo no hablaba inglés, y la medicina que sabía era historia de la medicina, no había puesto una inyección en mi vida. Pensé que me echaban. Pero recuerdo el cambio: aquí hacer una pregunta te costaba la autoestima de un mes. Te decían: “qué chorrada de pregunta”. Allí podías preguntar la chorrada que quisieras, aprendí a preguntar. Era un estilo de aceptación. Estados Unidos te exigía, pero te aceptaba.

Eso parece que está cambiando con Trump.

Hay más intolerancia, pero allí las oportunidades te persiguen, te salen cosas, y eso todavía es así. La intolerancia va más dirigida a inmigrantes de formación menor. Pero si vienes de Europa o Asia, en mi campo, el médico, no hay problema de trabajo. Yo tengo ahora casi 100 vacantes.

¿Cómo ve el recorte de Trump del sistema sanitario?

El intento de Obama fue fundamental. La salud allí es una industria, no un derecho. En Nueva York es la que más empleo da, directa o indirectamente. Es uno de los problemas indiscutibles de Estados Unidos. Hay seguro para el pobre y los mayores de 65 años, y la obligación de atender a cualquier persona en urgencias. Por eso nadie se muere en la calle. Pero si tienes un problema diabético, te ingresan y luego solo tienes una semana de insulina. Luego es cara y te lo paga el seguro, si lo tienes. ¿Y por qué no cambiar a un seguro universal? Las farmacéuticas están en contra, el Estado no negocia con los laboratorios, es mercado libre. Los médicos ganan el doble o el triple que en Europa, no digamos la industria farmacéutica. Es un negocio que es difícil de cambiar. Nos preocupa Trump, claro.

Una pregunta frívola: ¿tiene una explicación psiquiátrica para Trump?

Hombre, hay que tener cuidado con esto. No tiene síntomas de enfermedad mental, depresión, no tiene nada. Ahora bien, se puede juzgar su personalidad: es impulsivo, no se apoya en el consejo de otros, no escucha, piensa que lo que él cree es lo correcto y es la verdad. Se considera a sí mismo un éxito. Sumas todo eso y ves lo que dice.

Ha trabajado mucho con inmigrantes. ¿Qué piensa de cómo se está portando Europa?

En los noventa me invitaron a visitar un hospital, asistí a una operación y recuerdo la visión de que cada uno era de una raza: la paciente era afroamericana, el cirujano era blanco, el anestesista era oriental, la enfermera era hispana… Toda una mezcla, pero estaban haciendo juntos una cosa, curar a esta señora. En Europa, que siempre ha tenido aceptación, tengo miedo de que se cree una tendencia al rechazo de otras culturas.

El miedo es una sensación cada vez más presente. A un atentado, al inmigrante, a lo que es malo para la salud… Usted es un gran defensor del optimismo. ¿Somos más asustadizos, nos falta contexto?

La felicidad en Europa está mal vista, como ingenuidad o ignorancia. En Estados Unidos, no: vas a una reunión, preguntas a alguien y dice que está feliz, tal cual. Aquí la cultura es la queja. Que no se nos note si somos optimistas o felices. Yo siempre hago un experimento en mis charlas, pregunto al público, no si son felices, sino si están satisfechos con la vida, no hoy, sino en general. De cero al diez. De media suele salir un siete, un ocho. Luego pregunto: ¿y al mundo qué le dais? Mucho menos, está muy mal. Pero es que yo voy a otros países, a ese mundo, y se dan un ocho, y a vosotros, un cuatro. El ser humano es optimista, tiene esperanza. Casi todos estamos programados para el optimismo. Las tasas de suicidio no aumentan, en Estados Unidos, en Europa, siempre es un 8 o 9 por 100.000.

También sostiene que hablar es bueno, alarga la vida, verbalizar lo que te pasa. ¿Es aplicable a las redes sociales? Hay más expresividad que nunca, aunque no es personal.

Es una revolución. Sabemos que hablar es bueno para el corazón, está estudiado, o hablar con uno mismo. Poner palabras a lo que sientes y decirlas, pero de verdad, moviendo la boca. La comunicación es siempre positiva, la cuestión es si ahora, con los mensajes, puedes llegar a obsesionarte y no hablar con los demás. Una adicción a una forma que en sí no es negativa. Es tentador demonizar las redes sociales, sobre todo quienes no las usan, pero no creo que sean negativas. Antes de darle un matiz destructivo, patológico, hay que esperar, porque no pasó así con la televisión, el teléfono, el ordenador…

Después de tanto tiempo fuera, ¿cómo ve España?

Muy bien. Me fui en 1968. Franco se muere y muchos pensaban que aquí acabábamos a tiros. Pero no. Fue un ejemplo inolvidable para mucha gente, no me imaginaba que España pudiera cambiar tanto, que se convirtiera en un país tan abierto, con una juventud tan tolerante, tan sana… No creo que en Europa haya un país mejor para vivir, pese a sus problemas. Tienes que ver a los españoles que salen fuera. Una vez me invitó el cónsul de Nueva York, que había reunido a los españoles censados en investigación. Pensé que serían 20, ¡y eran 500! Chicos y chicas geniales.