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domingo, 7 de agosto de 2016

Entrevista al recién fallecido filósofo Gustavo Bueno

Antonio Lucas entrevista a Gustavo Bueno: 'El problema más grave que tiene España es la estupidez' 'Rajoy es el único en quien confío para mantener la unidad de este país un poco más tiempo' 'Rivera peca de europeísmo, cree que la UE lo arreglará todo'

El País, 8/12/2015

El filósofo Gustavo Bueno, a los 92 años, mantiene intacta la capacidad de pensar más allá de los manuales y de incordiar más allá de cualquier cortesía. Es uno de los grandes intelectuales del presente, capaz de pisar todos los barros con un argumentario de erudición abundante y de salir sin mácula de las batallas dialécticas en las que entra. Desde Hegel a Marx. De Gran Hermano a la Guerra de Irak. Más contra la izquierda que contra la derecha. Asómense y verán. Es imprevisible pensando.

¿Cuál es el atractivo de este momento político?

El de estar en el momento en que se van a resolver algunas de las hipótesis posibles de la filosofía política que se plantean en este momento y en este país. Es un tiempo que observo con interés, aunque sin entusiasmo. Me siento implicado y poco más.

La campaña se va a seguir jugando en las televisiones. Usted escribió 'Telebasura y democracia', ¿estamos en un momento de telebasura política?

De la televisión hay que dudar siempre. Más aún en este momento tan degradado. La corrupción más peligrosa que padece España no es política, financiera o fiscal, sino cultural. La falta de ideas claras, la confusión, el todo vale. Esta corrupción a la que me refiero no se puede eliminar por vía judicial y genera un porvenir siempre incierto.

Ahora se habla de política más que nunca, ¿qué significa eso?

Un reconocimiento de que la política es esencial aunque a la vez se ataque a los políticos. Este interés renovado es el origen de los partidos emergentes, que tienen el problema de que olvidan la Historia. Y no la Historia del pasado, sino la del presente. A mí me dio muy mala espina, en el 15-M, cuando los grupos precursores de Podemos se reunían en Madrid con afán de partir de cero y establecer un régimen asambleario democrático puro. Eso sería como volver a Rousseau. A las cavernas de la política. Una pura ficción. Aunque Pablo Iglesias ha ido rectificando ese disparate.

Los discursos se mueven entre el desafío y la ingenuidad, ¿es el síntoma de una democracia sin exigencias intelectuales?

Depende de cada cual. En el caso de Pablo Iglesias se ve claramente a un demagogo mientras que Albert Rivera peca de europeísmo.

¿De europeísmo?

Sí. Cree que Europa lo resolverá todo. Una ingenuidad, porque Europa es, como ya hemos visto en tantos casos, la forma de disolverlo todo.

¿Albert Rivera es el mirlo blanco de la política española?

Eso parece, pero creo que más que un mirlo es un ajedrecista. Está estudiando jugadas para ver qué hacer, por eso el debate político suele ser tan pobre. Sólo manifiesta un ansia de gobernar. Él y todos los demás sólo quieren llegar a diputados.

¿Y Rajoy qué representa en esta encrucijada?

Está muy oscilante. Depende demasiado de lo que le dictan los asesores. Lo de ir a casa de Bertín Osborne es un exceso innecesario. Aunque sacará su rendimiento electoral, porque hay que tener en cuenta a quién va dirigido eso.

A quién.

A todos los escépticos y gentes del PP que dudan de él.

¿Y Pedro Sánchez?

Debemos suponerle una cierta inteligencia cuando está donde lo han puesto. Exhibe una buena condición teatral, pero es un hombre muy elemental y rudo, aunque sea joven y guapo. La cortesía académica y parlamentaria se ha perdido. Sus momentos más bochornosos fueron los días del Debate sobre el estado de la Nación. Ahí demostró una arrogancia increíble. No dice más que tópicos y tonterías, aunque sabe sonreír... Es un monigote de ventrílocuo.

¿Aún cree, como en 'El mito de la derecha', que hay una derecha a la izquierda de la izquierda?

Lo que creo es que los conceptos de izquierda y derecha siguen siendo tan oscuros o más que el primer día. Precisamente Pedro Sánchez está siempre invocando la derecha y la izquierda. Pero qué coño es esa izquierda a la que se refiere. Tal y como él la entiende sólo se trata de un concepto. Esa izquierda es la de la paz, como cuando habla el Papa Francisco.

Tras los atentados de París vuelve el mantra de la guerra. ¿España tendrá que intervenir?

Depende de los compromisos que hayamos adquirido. Aunque de algún modo ya estamos comprometidos. Lo que sucede es que Rajoy es consciente de que en vísperas de elecciones no puede hacer una declaración formal. Sería catastrófico para él. La gente sigue muy sensibilizada por la paz erasmiana, pero yo invito a leer a Erasmo para que calculen su estupidez y su falso prestigio.

¿Cree que la solución es exclusivamente militar?

No, pero el asunto es muy complejo. Como hay tal confusión de ideas, a lo que han contribuido desde el Papa a Obama o Rajoy, estamos discutiendo si el problema es religioso o de civilización. Y no es lo más importante en este caso.

¿Y qué lo es?

Saber qué queremos. Y qué posibilidades tenemos.

¿Cuál es el problema más grave que tiene hoy España?

La estupidez.

¿Cataluña tiene un proyecto formal o se mueve por imprevisión según los acontecimientos?

La posición de los secesionistas, y sobre todo de Mas, es operar en lo que llamamos pensamiento aureolar. Es decir: como si todo aquello que dijesen estuviese revestido con la aureola de la verdad. Este hombre habla como si ya existiera una Cataluña independiente, aunque exactamente sea eso lo que se discute.

¿Mas sabe lo que hace o vive políticamente de prestado?

No tiene idea de lo que lleva entre manos. Está arrastrado por unas ficciones confusas que le han dejado el cerebro hecho cisco.

¿Cuál puede ser el siguiente paso del independentismo en Cataluña después de la anulación de la declaración soberanista por parte del Tribunal Constitucional?

No sé qué será lo próximo, pero tengo claro que el Ejecutivo debe intervenir de una vez. Ahora todo se está reduciendo al Poder Judicial, pero si el proceso sigue entraremos en el territorio de la ficción. Así que hay que aplicar el artículo 155 de la Constitución. Llevar más Policía o lo que haga falta. Rajoy tenía que haber intervenido hace tres o cuatro años, pero entiendo su prudencia pese a la demora. No ha sido inacción, sino excesiva responsabilidad.

¿Votará el 20-D?

Sí. Y además a Rajoy, pese a todo.

¿Por?

Porque es el único en el que confío para mantener algo más de tiempo la unidad de España.

sábado, 30 de julio de 2016

Entrevista a Jodie Foster

Custodio Pastor entrevista a Jodie Foster: "Hay una conexión peligrosa entre medios y finanzas", en El Mundo 8/07/2016

No habla español, pero lo entiende perfectamente. Hacía tiempo que no pisaba Madrid, una ciudad que Jodie Foster conoce bien. "He pasado grandes momentos aquí", admite. Al preguntarle por su sitio favorito no lo duda: El Retiro. "Una vez me quedé dormida allí". La ganadora de dos Oscar lo suelta con pasmosa naturalidad. Centrada en la dirección, ahora presenta Money Monster, su cuarta película y se estrena hoy. Se trata de un thriller con George Clooney y Julia Roberts como el presentador y la productora de un programa televisivo de economía que asalta en directo un joven enfurecido que ha perdido todos sus ahorros.

¿Todos somos víctimas de las estafas financieras?

No soy política ni portavoz de nadie, simplemente hago cine. Creo que la película plantea muchas preguntas como ésa. Hay una extraña conexión entre tecnología, finanzas y los medios de comunicación que es muy peligrosa. A partir de 2008, con la crisis hipotecaria, fue la primera vez que muchas personas abrieron los ojos sobre lo que es el sistema financiero.

"El gobierno no hace nada, nos roba en nuestras narices", se escucha textualmente en la película. 

"Estuvimos dos años y medio trabajando en el guión. Quería que los personajes fueran deseados para los actores", dice. No quiere profundizar en la crítica al sistema. Elude las preguntas en ese sentido asegurando que "la película habla por sí misma".

¿Le costó convencer a George Clooney y Julia Roberts?

Cuando George dijo que sí todo se aceleró, todo fue muy rápido. Cuando fichas a una estrella todo va sobre ruedas. Le dije a George que se lo contase a Julia. Cuando ella aceptó me sentí muy contenta. Tienen una química juntos que no se puede explicar. Me gustó preparar con ellos el papel, hablar con ellos sobre sus personajes. En el rodaje es diferente. Cuando digo "Acción" ya les dejo solos, que puedan volar.

¿Es cierto que quiso ser directora antes que actriz?

Sí. Siempre quise ser directora, desde los 6 años. Pensaba que no iba a ser posible. A los 27 años pude dirigir mi primera película.

Debutó como directora de cine en 1991 con El pequeño Tate, que también protagonizó. Cuatro años después dirigió su segunda cinta, A casa por vacaciones, que también produjo y para la que convenció a Holly Hunter, Anne Bancroft o Robert Downey Jr. No volvió a dirigir una película hasta 2011, cuando presentó El castor, protagonizada por Mel Gibson y ella misma. Más recientemente, Jodie Foster debutó en televisión dirigiendo capítulos de Orange is the New Black y House of Cards. Su trabajo fue reconocido con nominaciones en los Emmy y los premios del Sindicato de Directores (DGA). "Hay que saber evolucionar y cambiar con los tiempos. Ahora las narrativas nuevas están en la ficción televisiva. Yo me adapto", explica.

¿Hacia donde quiere llevar su carrera?

Quiero centrarme de lleno en dirigir, actuando de cuando a cuando. Dirigir me da más. Es muy frustrante ser solo una pieza del rompecabezas. Dirigir hace que tengas voz sobre una película, que se traslade tu visión, tu firma.

¿Por qué cree que la industria del cine está dominada por hombres?

Es muy complicada la respuesta. Llevo 50 años en la industria y antes solo te encontrabas en los rodajes a mujeres como maquilladoras o en vestuario, pero la cosa ha ido cambiando con los años. Hay más mujeres dirigiendo, aunque en Hollywood las mujeres como directoras apenas se ven.

Presentó 'Money Monster' en Cannes, donde dijo que Pedro Almodóvar es uno de sus referentes.

Sí, me encanta su cine. Ha ejercido una gran influencia sobre mí porque combina el humor con una emoción profunda. Creo que él consigue meterse dentro de los personajes, dentro de las mujeres. Es muy infrecuente que un hombre lo consiga.

Protagonista de películas como Taxi Driver o El silencio de los corderos, Jodie Foster recibió hace dos años el premio Cecil B. DeMille a toda su carrera. Ni mirada impenetrable, ni actitud distante, ni displicencia. Orgullosa de su última película, cree que lo que une a su filmografía como directora es su mirada. "Mis películas son muy humanistas. Creo que el mundo irá a mejor, creo en el potencial de la gente. Creo que la gente quiere cambiar y puede cambiar. En la película George Clooney encarna esa posibilidad".

domingo, 17 de julio de 2016

Falacia de la ventana rota y obsolescencia programada

La falacia de la ventana rota fue propuesta por el economista liberal Frédéric Bastiat en su ensayo de 1850 Ce qu'on voit et ce qu'on ne voit pas ("Lo que vemos y lo que no vemos") para ilustrar la idea de los costes escondidos o costes de oportunidad: si un niño rompe el cristal de un comercio, al principio, todo el mundo simpatiza con el comerciante, pero algunos pronto empiezan a sugerir que el cristal roto beneficia al cristalero, que comprará pan con ese beneficio; a su vez beneficia al panadero, quien con ese dinero comprará zapatos, beneficiando al zapatero y así sucesivamente. En fin, el pensamiento capitalista vulgar, imbuido de un patológico optimismo emprendedor y cortoplacista llega a la conclusión de que el niño no es culpable de vandalismo: ha hecho un favor a la sociedad creando beneficio a toda ella.

Bastiat indica que la falacia consiste en que se consideran los beneficios del cristal roto pero se ignoran los costes escondidos: el comerciante está obligado a comprar un cristal nuevo cuando con ese dinero habría ido a comprar pan beneficiando al panadero de un modo más legítimo a largo plazo. Al final, mirando al conjunto de la industria, el resultado es negativo: se ha perdido el valor de un cristal, llegando Bastiat a la conclusión de que «la sociedad pierde el valor de los objetos inútilmente destruidos» y que «la destrucción no es beneficio».

Pues bien, esto se asocia estrechamente al defecto principal de la sociedad capitalista: produce demasiada basura (incluso basura humana, gente que en sí misma es basura porque no se les castigan este tipo de conductas: el niño al que se le permite romper ventanas, banqueros con contratos blindados que provocan la ruina de varias familias impunemente, políticos que se acogen a la prebenda de no ser juzgados y pasan o se desentienden de toda responsabilidad moral o no, técnicos que escogen tuberías de fibrocemento porque son más baratas aunque al cabo resulten más caras etc.), y esa basura, a la larga, perjudicará seriamente a la humanidad (o a nosotros, que duele más) porque, malthusianamente, los bienes son más escasos que nuestra capacidad para procesarlos. La obsolescencia programada es el resultado más perverso de esa manera capitalista de concebir el beneficio atendiendo solo a bienes particulares y no a bienes generales, como pretende el imperativo categórico kantiano. El mejor resumen de lo que expreso lo hizo un basurero al indicar que "quienes no recogen la basura que tiran con el pretexto de que así le dan trabajo al basurero deberían dejar que les rompiera la dentadura de un puñetazo para que los dentistas tuvieran trabajo".

La falacia de la ventana rota sirve para determinar si una medida es buena o mala mirando sus consecuencias a largo plazo para toda la población, y no sólo las que tienen lugar a corto plazo para una parte de la misma (por ejemplo, para ese porcentaje mínimo de ricos que se ha beneficiado de las políticas de Rajoy o, a mayor escala, de la patrona a la que sirve, la Merkel -y en el pasado a los políticos del pan para hoy y hambre para mañana: Thatcher y Reagan- a costa del adelgazamiento de un mucho mayor sector de la clase media, como ha señalado Thomas Piketty, y una mayor oscilación y falta de estabilidad en la economía a causa de la desregularización promovida por el neoliberalismo y sus no declarados discípulos socialistas: Blair, González etc.: la existencia de contrapesos reguladores garantiza la estabilidad a largo plazo. Y también a largo plazo es el cuidado de la buena calidad educativa de la población: ya se ve que ni Thatcher ni Reagan cumplían con un mínimo de humanidades, ni mucho menos de humanidad. En ellos eso era cuando menos rudimentario.

Y al final, resulta que la mayoría de nuestros políticos son unos niños irresponsables a los que hay que culpar de haber roto el cristal del futuro de la mayor parte de la sociedad, la clase media.

Malos augurios

Vivimos una gran depresión económica que va camino de durar una generación entera, en medio de un planeta que va camino del capitalismo más despiadado, y en el que el segundo poder del mundo lo ejerce la férrea tiranía del nihilismo y de la vulgaridad. Los jóvenes no pueden fundar una familia. Los esposos son abandonados por sus cónyuges. Por si todo esto fuera poco, no hay ningún rincón de nuestras ciudades del siglo XXI en el que, en cualquier momento, no pueda desatarse el infierno más irracional y doloroso. Solo es una cuestión de tiempo el que haya golpes terroristas a escala mucho mayor, un salto cualitativo hacia delante. Antes o después, el terrorismo pasará a otro nivel. Y los medios de comunicación que sermonean a todas horas las conciencias han degenerado hasta lo grotesco: se retransmite a todos los públicos incluso cómo dos mujeres de famosos deportistas se depilan el agujero del culo. Y no es que en España le vayan muy en zaga, pero casi. Solo hay que escuchar la retahíla de estupideces que se recita sin misericordia en los basureros de la "telela" y cómo esta ha abandonado por completo los contenidos didácticos y aun incluso el simple contenido. En el pasado decían los oradores que todo discurso debía prodesse, delectare y movere (enseñar, deleitar y motivar); pues ahora se ha abandonado lo primero porque solo lo otro es lo económico; se confunde al pensamiento con el mero dolor de cabeza y solo se considera racional lo beneficioso a corto plazo, "porque el mundo se va a acabar". Al abandono total de la educación en nuestra sociedad corresponden especularmente (en espejo, para los de la LOGSE) los medios de comunicación, ahora incluso monstruosamente multiplicados por medio de redes sociales y móviles. Y la investigación, algo que beneficia no a gente concreta sino a toda la humanidad, está moribunda, como dice el único Mariano que me interesa, Mariano Barbacid.

Rechazo por completo hacer de profeta y ojalá esté equivocado, pero creo que ya es demasiado tarde para evitarlo: estamos condenados y dentro de poco recogeremos las tempestades de los suspiros que vamos sembrando. 

sábado, 18 de junio de 2016

Rara época

                RARA ÉPOCA

     Rara época. Llévanse a la cama
las nenas a sus móviles. Los chicos
se besan entre ellos los hocicos
y mirar su futuro es todo un drama,
     pues, ahora en que todo se programa,
el porvenir no existe: se hizo añicos
o se ha vuelto producto para ricos
como el saber (o la salud) proclama.
     Trabajar ya no es bíblico castigo
y, si exiges tenerlo, te condenan;
de poder conseguir, no vale un higo.
     Y al ver esto los jóvenes ¿se apenan?
Se divierten o se miran el ombligo
y todavía más se desenfrenan.

martes, 7 de junio de 2016

La crisis oculta de Alemania

"La crisis oculta de Alemania", en Huffington Post, Publicado: 07/06/2016 

Alemania es pobre, pero no en cuestión de productos, servicios, ingresos o capital. Alemania es pobre en cuestión de oportunidades para el futuro. El motivo es simple: en el futuro, los adultos, niños y recién nacidos de hoy tendrán que pagar las deudas y las obligaciones que se están contrayendo en la actualidad. La situación es más complicada de lo que parece.

En 2013, la deuda nacional de Alemania ascendió al 72,5 % de su PIB anual, un porcentaje que está decreciendo. El Gobierno federal aspira a cumplir el límite de Maastricht -que dicta que el ratio deuda/PIB no debe exceder el 60%. Pero, ¿es éste un motivo válido para relajarse?

No. Porque las deudas del Estado son sólo las deudas supuestamente explícitas. El Gobierno alemán tiene otras obligaciones de pago, como los bonos del Estado, por los que todos tendremos que pagar en el futuro. Es el caso, por ejemplo, de las pensiones para los funcionarios. Muchos de estos programas se establecieron en los 70. Muchos de esos funcionarios se jubilarán (de forma muy merecida) en los próximos años y esperan cobrar sus pensiones a tiempo. Sin embargo, no se han tomado las precauciones (ni las previsiones) necesarias para garantizar su pago, y el dinero tendrá que salir de la recaudación normal de impuestos.

Como cada vez hay menos jóvenes que financian los servicios sociales pero cada vez hay más ancianos que demandan esos servicios, la brecha sigue creciendo y el margen para el futuro sigue disminuyendo.

Las prestaciones de seguridad social para empleados también están en números rojos. Cada año, el Estado transfiere una subvención multimillonaria al fondo de pensiones (en 2016, por ejemplo, depositó 14.000 millones de euros) para que todos los jubilados puedan cobrar las pensiones que les corresponden a tiempo. También este dinero debe salir cada año del bolsillo de los contribuyentes.

Lo mismo ocurre, obviamente, con otros muchos servicios sociales: pensiones básicas, ayudas a la integración para personas con discapacidad, ayudas a la vivienda, prestaciones adicionales para los desempleados, asistencia sanitaria y seguros de salud para los ciudadanos con menos recursos, etcétera. De forma individual, todos estos pagos tienen sentido. De forma colectiva, representan sumas masivas de dinero que, en el futuro, tendrán que cobrarse y pagarse una y otra vez.

Estas promesas de pago se consideran "deudas implícitas" porque, como el resto de las deudas, tienen que pagarse. La diferencia entre deudas explícitas e implícitas se encuentra en la brecha de sostenibilidad. En 2013, esta brecha llegó al 237% del PIB o, lo que es lo mismo, 6.484.000 millones de euros.

Si Alemania fuera una empresa, tendríamos que producir las reservas equivalentes a esta cantidad. Pero como esto no se va a hacer, tendremos que financiar estas sumas con los ingresos corrientes del futuro. Esto puede significar que en el futuro haya menos dinero disponible para gastos (necesarios) como los de educación, infraestructura o investigación. En otras palabras, la brecha de sostenibilidad empobrece nuestras oportunidades para el futuro, y serán los miembros más débiles de nuestra sociedad quienes más sufran sus consecuencias.

Hoy en día, las empresas alemanas prefieren invertir en el extranjero antes que en la envejecida Alemania.

Muchas de las medidas tomadas por la Gran Coalición han agrandado la brecha, como por ejemplo, cambiar la edad de jubilación a los 63 años y ofrecer una renta adicional a las madres. No obstante, la principal causa del tamaño de la brecha de sostenibilidad es el cambio demográfico.

Como cada vez hay menos jóvenes que financian los servicios pero cada vez hay más ancianos que demandan esos servicios (pensiones, sanidad, prestaciones sociales), la brecha sigue creciendo y el margen para el futuro sigue disminuyendo.

La migración sería una medida muy efectiva para reducir esta brecha. Los migrantes suelen ser más jóvenes que los alemanes, por lo que, a lo largo de su vida, pueden financiar más servicios de los que demandan.

Lo importante es regular la migración y orientarla hacia las necesidades del mercado de trabajo en Alemania. Por ejemplo, vendría muy bien recibir trabajadores de los sectores manufacturero y médico.

Según cálculos del profesor Raffelhüschen, que investiga sobre la sostenibilidad, una adecuada legislación sobre migración podría reducir la brecha de sostenibilidad alemana del 237 al 217%. Estas cifras muestran que la migración podría ser una de las muchas medidas que necesita Alemania para luchar contra su empobrecido futuro.

Sería trágico no aprovechar esta realidad como parte de la solución. Porque una población envejecida y decadente podría desembocar fácilmente en un futuro de pobreza: sin la inmigración, Alemania perdería cada año entre 150.000 y 200.000 habitantes, lo que equivale al tamaño de una ciudad.

Hoy en día, las empresas alemanas prefieren invertir en el extranjero antes que en la envejecida Alemania. Como consecuencia, aquí se crean menos empleos y se genera menos valor. Sólo los ricos pueden permitirse una sociedad decadente. Y el empobrecido futuro se convertirá en un empobrecido presente más rápido de lo que pensamos.

Este post se publicó originalmente en la edición alemana del HuffPost y ha sido traducido del inglés por Marina Velasco Serrano.

viernes, 3 de junio de 2016

La demostrada mediocridad, incompetencia y baja capacitación del empresariado español


El organismo sostiene que hay un problema de capital humano: los trabajadores también reúnen unas cualificaciones más bajas que el resto de países de nuestro entorno

El Banco de España ha puesto el foco sobre las habilidades de los directivos empresariales españoles en su informe anual publicado este viernes. En un epígrafe dedicado a las características del capital humano nacional, el organismo encabezado por Luis María Linde resalta que los empresarios están peor preparados que sus pares de otros países europeos. Y no sólo los empresarios. También señala la imperiosa necesidad de reforzar la formación de los trabajadores asalariados y por cuenta propia.

"Los indicadores disponibles sobre gestión empresarial, que están positivamente correlacionados con medidas de productividad, rentabilidad y supervivencia empresariales, sitúan a España en una posición inferior a las de Alemania, el Reino Unido, Francia e Italia", subraya el documento.

Es más, en una evaluación de las capacidades de los empresarios llevada a cabo por el World Management Survey y destacada en el informe, los españoles se sitúan a la cola de las grandes economías de Europa, sólo por encima de los griegos, tal y como se puede apreciar en el gráfico adjunto.

A partir de encuestas (el Banco de España enlaza el cuestionario utilizado para la prueba —puedes consultarlo aquí en inglés—), este indicador mide la capacidad operativa, la capacidad de evaluación y la capacidad de incentivar e introducir nuevos objetivos. A juicio de la entidad supervisora, estos resultados tan pobres obtenidos en España pueden atribuirse "a una menor formación de los cuadros directivos o a un menor grado de profesionalización de la gestión empresarial, en relación con los países de referencia, especialmente en las pequeñas y medianas empresas". Un fenómeno que en parte ocurre por todas las restricciones que existen al crecimiento de las empresas y que pueden estar lastrando la calidad de la dirección empresarial.

Aviso para los trabajadores

No obstante, el problema de la baja formación no sólo se restringe a los directivos. También es extensivo a los trabajadores por cuenta propia y al conjunto de los asalariados. Según los datos manejados por el organismo sito en la plaza de Cibeles, aunque presentan habilidades cognitivas bastante elevadas, los autónomos españoles registran capacidades cognitivas más bajas que los demás países de la OCDE, sólo por encima de Italia y de Corea.

En cuanto a la masa de trabajadores, éstos también reúnen "unas cualificaciones profesionales inferiores a las de otros países de la OCDE". Y para llegar a esta conclusión, el supervisor tira sobre todo de dos tipos de indicadores: por una parte, los construidos a partir la educación obtenida en el sistema reglado, los cursos de formación profesional o los de formación ocupacional entre otros. Y por otra, valora las calificaciones obtenidas en exámenes internacionales sobre las habilidades cognitivas, numéricas y de comprensión lectora. En relación a estos últimos, "España destaca como el país donde se alcanzan una de las peores puntuaciones medias (252), sólo por encima de Italia (250) y muy por debajo de la media de la UE (271) o de la OCDE (273)", afirma el informe del Banco de España.

¿Y cuál es la receta que dispensa la entidad a este respecto? El Banco considera que "no sería suficiente con actuar sobre el sistema educativo, sino que también es necesario incrementar las habilidades cognitivas de los trabajadores en desempleo, implementar un sistema eficaz de formación continua y reducir los costes de los servicios profesionales de apoyo a las empresas".

Además, a la hora de mejorar la gestión profesional sería conveniente que se aumente la escasa competencia existente en los servicios profesionales. El Banco de España entiende que los altos costes de la consultoría impiden que los directivos de las pymes puedan disponer con más facilidad de la asesoría estratégica, un instrumento habitual para mejorar la gestión empresarial

miércoles, 1 de junio de 2016

Cómo salir de una crisis

Ante la crisis de 1929, el Presidente Roosevelt indemnizó a los agricultores, creó el subsidio de desempleo, aumentó los sueldos aun disminuyendo la jornada laboral, intervino a los bancos e invirtió en obras públicas como oferta de empleo. Ahora, EE.UU. es la primera economía mundial

viernes, 15 de abril de 2016

Mi idea de la globalización

He estado pensando mucho estos días sobre la globalización y el derecho natural al reformar y completar los artículos sobre esta materia de la Wikipedia. Y en particular sobre la famosa afirmación del jurista Gustav Radbruch tras constatar que en Alemania existieron leyes tan injustas como las nazis y afirmar que "la ley extremadamente injusta no es verdadera ley". Y he llegado a la siguiente conclusión que he copiado en la Wikipedia con la satisfacción de que nadie me la ha discutido:

El economista y escritor español José Luis Sampedro, en su libro El mercado y la globalización (2002), la define como

Constelación de centros con fuerte poder económico y fines lucrativos, unidos por intereses paralelos, cuyas decisiones dominan los mercados mundiales, especialmente los financieros, usando la más avanzada tecnología y aprovechando la ausencia o debilidad de medidas reguladoras y de controles públicos (José Luis Sampedro, ''El mercado y la globalización''. Barcelona: Destino, 2002, p. 65)

Esos poderes son tan fuertes que llegan a acuerdos al margen de todo control político directo de los seres humanos que afectan al empleo, la salud y la vida cotidiana de grandes sectores de la Humanidad como CETA, TTIP y TISA, acuerdos que no se han publicado ni conocido ni sancionado por los que sufren sus consecuencias, algo jurídicamente muy discutible. Contra esto (la falta de perfeccionamiento de los procedimientos democráticos de control del gobierno de los estados nacionales (que, por ejemplo, son incapaces de concordar o ponerse de acuerdo para evitar el fraude fiscal global, o de otra forma explicado, solo se ponen de acuerdo en no ponerse de acuerdo) y la venta del sistema político al capitalismo en general, ha surgido la llamada globalización del descontento, plasmada en movimientos como el 15-M, Occupy movement o los Indignados y organismos independientes de denuncia como Wikileaks. La globalización afecta a todo el mundo y por tanto exige un derecho global, lo que revitaliza el derecho natural inherente a la especie humana y debería desacreditar definitivamente en esta esfera el derecho positivo de los estados nacionales.

domingo, 3 de abril de 2016

Causas de la Gran Recesión

Vicenç Navarro, "Las ignoradas causas de la enorme crisis que estamos viviendo", en Nueva Tribuna, 2 de Abril de 2016 

Por extraño que parezca, poco se ha escrito sobre las causas reales de la enorme crisis económica y financiera que se conoce como la Gran Recesión (que para millones de españoles es la Gran Depresión), crisis que continúa existiendo. Soy consciente de que esta afirmación producirá sorpresa entre muchos lectores, pues se ha escrito muchísimo sobre esta Gran Recesión que, además, se presenta como un hecho pasado, pues se asume que ya hemos salido de ella. Pero veamos los datos. 

La Gran Recesión se ha ido gestando desde los años ochenta y está causada por la enorme concentración de la riqueza y de las rentas en la gran mayoría de países a los dos lados del Atlántico Norte, lo que ha estado ocurriendo a costa del descenso de la riqueza y de las rentas de la mayoría de la población, que deriva sus ingresos del mundo de trabajo. En realidad, desde los años ochenta ha habido una redistribución de las rentas con una gran transferencia de fondos de la mayoría de la población a una minoría muy reducida de esta, fenómeno que ha causado la crisis (ver mi artículo “Capital-Trabajo: el origen de la crisis actual”, Le Monde Diplomatique, julio 2013).

La distribución de las rentas en la “época dorada del capitalismo” (1945-1979)

Comencemos por analizar la situación en EEUU (cuyo gobierno federal es uno de los que recoge con mayor detalle la información sobre la distribución de las rentas) y la evolución de las rentas durante el periodo 1945-2014, que dividiremos en dos periodos. El primero va desde la II Guerra Mundial hasta el año 1979-1980. Durante este periodo hubo una redistribución de las rentas, de manera que el 80% de la población (los cuatro quintiles inferiores) vio crecer año tras año sus ingresos un 2,3% anual como promedio, siendo tal crecimiento en las rentas inferiores (2,5%) mayor que en las renta superiores (2,2%). En realidad, el grupo que vio crecer menos sus rentas fue el 5% superior de la población (los súper ricos). Su tasa de crecimiento anual promedio fue de un 1,9%. Durante aquel periodo, los salarios crecieron paralelamente al crecimiento de la productividad. El país iba creciendo, pero las rentas de la mayoría de la población iban creciendo más y más rápido que las rentas superiores (ver Elise Gould, Debates on Income Inequality and Social Cohesion, Economic Policy Institute, February 2016).

La reacción neoliberal (1979-2014)

Pero a partir de los años ochenta, cuando se llevaron a cabo las políticas neoliberales iniciadas por el Presidente Reagan en EEUU y la Sra. Thatcher en el Reino Unido, y más tarde hechas suyas por la Tercera Vía en el socialismo europeo, esto cambió y se revirtió. A partir de entonces, el crecimiento de las rentas superiores, el 5% superior de la población, fue mucho más rápido (un 2%) que el de las del resto de la población. En realidad, el 40% (los dos quintiles inferiores de la población, que constituyen la clase trabajadora de EEUU) apenas vio crecer sus ingresos durante el periodo 1979-2007 (un promedio del 0,2%). Y en el periodo de la Gran Recesión (2007-2015), que no ha terminado, sufrió un descenso en sus ingresos de un 2,4%. La bajada de la capacidad adquisitiva de la gran mayoría de la población (la clase trabajadora y las clases medias de renta media y baja) ha sido muy dramática durante esta crisis. Durante este periodo, el crecimiento de los salarios ha sido muy inferior al crecimiento de la productividad. Así, mientras en el periodo 1948-1973 el crecimiento de los salarios (un 91,3% de crecimiento acumulado) fue parecido al crecimiento de la productividad (un crecimiento acumulado del 96,7%), en el periodo 1973-2014 el crecimiento de los salarios fue solo de un 9,2%, mientras que el de la productividad fue del 72,2% (los salarios son la compensación laboral por hora, y todos los datos son acumulativos para el periodo definido. Véase Understanding the Historic Divergence Between Productivity and a Typical Worker’s Pay, Economic Policy Institute, September 2015).

Las consecuencias del crecimiento de las desigualdades de renta

Las consecuencias de este crecimiento de las desigualdades de renta son muchas. A nivel humano (que es el nivel que debería ser más importante), estas desigualdades han tenido un enorme impacto en la calidad de vida, salud y bienestar de las poblaciones. La esperanza de vida (años de vida de la persona) de las personas con niveles de ingreso iguales o superiores a la media ha subido, durante el período neoliberal 1972-2001, casi siete años. En cambio, para las personas de nivel de ingresos inferior a la media (la mitad inferior de la población estadounidense), ha subido solo 1,9 años. En realidad, para las mujeres de clase trabajadora la esperanza de vida ha descendido 3 años, un descenso más que considerable.

Pero lo que es igualmente importante es que cuando analizamos el impacto de este crecimiento de las desigualdades de renta en las áreas económicas, es cuando vemos las causas de la crisis actual. La reducción de la capacidad adquisitiva de la gran mayoría de la población (al ser el crecimiento de los ingresos mucho menor, e incluso negativo) determinó una bajada muy marcada de la demanda de bienes y servicios, generando un enorme descenso del crecimiento económico, alcanzando incluso niveles negativos como hemos estado viendo en el sur de Europa, incluyendo España. La reducción de los salarios (así como la reducción del gasto público, incluyendo el social) ha sido una de las mayores causas de la Gran Recesión. La evidencia científica de ello es abrumadora y se podía ver fácilmente que las políticas de austeridad y las reformas laborales que caracterizan las políticas liberales (conocidas como neoliberales), encaminadas a reducir los salarios estaban creando un grave problema económico, como ya indiqué en mi libro Neoliberalismo y Estado del Bienestar, escrito en 1997. Hoy, por fin, incluso el último informe de la OCDE y el grupo de investigación del Fondo Monetario Internacional (FMI) han admitido el error de tales políticas, aunque los economistas neoliberales que monopolizan los espacios mediáticos en España, con chaquetas llamativas o normales, todavía no lo reconocen, aferrados a su dogma liberal.

Cómo se generó la crisis financiera

Pero este descenso de la demanda ha generado a su vez otros dos graves problemas. Uno es que la población, que veía disminuir sus ingresos, intentó mantener su nivel de vida a base de endeudarse. Tanto la población como las empresas y el Estado se endeudaron más y más, con lo cual, el capital financiero (es decir, la banca) creció considerablemente. Pero aquel descenso salarial creó otro problema: el descenso de la demanda de productos y servicios, disminuyendo con ello la rentabilidad de las inversiones en las áreas de la economía productiva, es decir, donde se producen los bienes y servicios cuyo consumo ha disminuido. De ahí que el gran capital (los súper ricos) fuera invirtiendo más y más en actividades especulativas (tales como en el sector inmobiliario) que tienen una elevada rentabilidad. Un resultado de ello es que la actividad especulativa ha ido sustituyendo la actividad productiva, apareciendo así el capitalismo del casino. De ahí que hemos visto que el capital financiero, además de crecer debido al endeudamiento de la población, también ha crecido debido al enorme desarrollo de tal actividad especulativa, puesto que las instituciones financieras se han ido especializando más y más en inversiones especulativas. Hoy tal sector (que es sumamente negativo para la economía) está hipertrofiado en la mayoría de países a los dos lados del Atlántico Norte, y significa asimismo una enorme absorción de recursos que deberían utilizarse en la economía productiva. España, donde el sector bancario es (en relación con el PIB) uno de los más grandes de la UE-15, es un claro ejemplo de ello.

Pero además de absorber recursos que deberían haberse invertido en áreas productivas (donde se producen bienes y servicios) en el país, la expansión del capital financiero creó una enorme inestabilidad, pues toda actividad especulativa (que crea enormes burbujas, como la inmobiliaria que hemos vivido en España) conlleva un riesgo. Toda burbuja explota, con consecuencias negativas para la economía y, más importante, para el bienestar de la población, como hemos visto en España. Ahora bien, lo que es importante subrayar es que el riesgo no lo asume la banca, pues cuando está en dificultades (es decir, cuando corre el peligro de colapsar) inmediatamente viene el Estado (es decir, los ciudadanos que pagamos impuestos) y la “rescata”, con lo cual la banca nunca se arriesga, pues sabe que el Estado benefactor la salvará. Se ha creado así una complicidad banca-Estado que está en la raíz de la crisis financiera.

¿Qué es lo que debería hacerse?

A la luz de esta evidencia está muy claro qué es lo que debería hacerse, y que se resume en hacer casi lo opuesto a lo que la mayoría de gobiernos a los dos lados del Atlántico Norte (Norteamérica y la UE) han estado haciendo. Las soluciones desde el punto de vista de política económica son muy fáciles de entender, aunque, por desgracia, no son fáciles de ver o de leer en los medios españoles, debido al abusivo control de estos medios por parte de los grupos económicos y financieros que han originado la crisis y se han beneficiado de ella. Es probable que usted, lector, no haya leído esta explicación en los medios porque la mayoría de ellos están influenciados, cuando no controlados, por los grupos económicos y financieros que dominan la economía de estos países. Y ello ocurre no solo en los medios privados (poseídos por grupos empresariales privados), sino también en los públicos (controlados por partidos políticos próximos, cuando no financiados, por tales grupos).

El mayor obstáculo para resolver el grave problema actual no es económico, sino político, pues el cambio propuesto implica un enfrentamiento con grupos muy poderosos: en primer lugar, nos encontramos con el enorme poder del 1% de la población de más renta (los súper ricos), al cual hay que sumar, en segundo lugar, el 10 ó el 15% de renta superior, es decir, de la clase media de renta alta, la clase media profesional, que está al servicio de aquel 1%, gestionando los aparatos de la reproducción del sistema a través de la difusión de valores, percepciones, creencias, recursos e instituciones que sostienen el dominio político y la hegemonía ideológica cultural en tales países.

Estos cambios pueden hacerse en España

Quisiera hacer aquí una reflexión, motivada por el hecho de que percibo que se está extendiendo en España una percepción que está creciendo rápidamente, incluso en círculos progresistas, de que tales cambios hoy no se pueden hacer a nivel nacional, pues se considera que la globalización económica en general y la europeización de la economía española en particular imposibilitan tales cambios, a no ser que haya un cambio a nivel mundial o, en el caso español, a nivel de la UE o al menos de la Eurozona.

Ni que decir tiene que hay elementos de tal opinión que son acertados, excepto cuando concluyen –como lo hacen a menudo- que no hay nada que hacer hasta que se cambie lo supranacional. En esta percepción, los Estados-nación han desaparecido o deberían desaparecer (algo en lo que autores como Toni Negri continúan insistiendo). El argumento de la globalización (que los conservadores y liberales -y Negri- aplauden) ignora que la economía mundial ha estado siempre globalizada. En realidad, estaba más globalizada a principios del siglo XX que ahora. Y también ignora que algunos de los países más globalizados, como los países nórdicos europeos (que son los que tienen mayores indicadores de globalización), son los que tradicionalmente han tenido salarios más altos y Estados del Bienestar más desarrollados. El conflicto Capital-Trabajo (que solía llamarse “lucha de clases”) tiene lugar predominantemente (pero no exclusivamente) a nivel de Estado-nación. Y ello continúa siendo así. En realidad, el problema no es la globalización, sino el tipo de globalización, que sistemáticamente favorece a los Estados-nación más dominantes en el área internacional o en la Eurozona. Hoy los Estados-nación juegan un papel clave en la reproducción del orden (mejor dicho, desorden) internacional. No hay empresas multinacionales. Son empresas transnacionales.

Naturalmente que se necesita llevar las estrategias de cambio a nivel global y/o a nivel de la Eurozona. Pero esta estrategia conlleva la articulación de las luchas que tienen lugar a nivel de cada Estado-nación con las luchas a nivel de las instituciones europeas, unas instituciones que –de nuevo- son controladas y hegemonizadas por los grupos económicos y financieros dominantes de los Estados-nación  como Alemania, aliados con los establishments financieros y económicos de cada país. El establishment financiero-económico español, a través del gobierno Rajoy, está consiguiendo lo que siempre ha deseado (la reducción salarial, y el desmantelamiento del Estado del Bienestar) con la inestimable ayuda del gobierno Merkel en Alemania, que representa los intereses financieros y económicos dominantes de aquel país. En contra de lo que se está diciendo, los Estados-nación juegan un papel clave en la reproducción de aquel dominio. La evidencia científica que apoya tal tesis es abrumadora. Las empresas mal llamadas multinacionales, son en realidad transnacionales, es decir, están basadas en un Estado-nación. Telefónica, prototipo de lo que se define como una multinacional, es una empresa española. El hecho de que su producción y distribución ocurra en varios países, no quiere decir que sea propiedad de varios países. En realidad, para entender el comportamiento de Telefónica, hay que entender la relación entre aquella empresa y el Estado español. Son, pues, los Estados los que continúan teniendo un gran protagonismo en la esfera mundial. Atribuir la continuidad de las políticas neoliberales por parte del Estado español a la imposibilidad de cambiarlas debido a la europeización de la economía española es hacerle el juego al argumentario de las élites dominantes en el país. Naturalmente que el sistema de gobernanza de la UE dificulta enormemente la posibilidad de cambios en cada país. No hay duda de ello. Pero que sea difícil no quiere decir que sea imposible. Hay que romper con un determinismo globalizador que está paralizando a las izquierdas, mostrando que sí que hay alternativas, tal como Juan Torres, Alberto Garzón y yo mostramos en su día, cuando escribimos el libro Hay alternativas. Propuestas para crear empleo y bienestar social en España (2011).

sábado, 13 de febrero de 2016

Paul Krugman, "Sobre la estupidez económica" El País, 13-II-2016:

Estremece pensar en la respuesta a otra recesión si cualquier republicano llegase al Despacho Oval

Como saben, la campaña de Bill Clinton de 1992 se centró en el eslogan “la economía, estúpido”. Pero la política macroeconómica —qué hacer frente a las recesiones— ha estado ausente de la mayor parte del debate electoral de este año. Sin embargo, no se ha logrado que los riesgos económicos desaparezcan del mundo, ni mucho menos. Y debería asustarnos lo poco que muchos de los candidatos a la presidencia han aprendido de los últimos ocho años.

Si están al tanto de las noticias económicas, sabrán que hay una gran agitación en los mercados mundiales. No tiene nada que ver con la de 2008, al menos por ahora, pero es preocupante.

De nuevo nos encontramos con una cantidad considerable de deuda problemática, aunque esta vez no se trata de hipotecas, sino de préstamos concedidos a empresas energéticas, muy castigadas por la caída del precio del petróleo. Entretanto, a economías antes emergentes y modernas, como la de Brasil, de repente les va muy mal, y China anda a tropezones. Y aunque la economía estadounidense marcha mejor que casi cualquier otra, está claro que no somos inmunes al contagio.

Nadie sabe a ciencia cierta lo grave que será, pero los mercados financieros lanzan señales de advertencia. Los mercados de renta fija, en especial, se comportan como si los inversores esperasen muchos años de debilidad económica extrema. Los tipos a largo plazo de EE UU están casi más bajos que nunca, aunque eso no es nada comparado con lo que sucede al otro lado del océano, donde muchos tipos de interés han empezado a ser negativos.

Y estos tipos de interés extremadamente bajos, que en su mayoría son un reflejo de las presiones del mercado, no de las políticas, les generan problemas a los bancos, cuyos beneficios dependen de la capacidad de prestar dinero por mucho más de lo que pagan por los depósitos. Los bancos europeos son los que más problemas tienen, pero las cotizaciones de las entidades de EE UU también han bajado mucho.

Más supervisión política a la Fed supondría más poder para los chiflados que la atacan constantemente

En otras palabras, da la impresión de que seguimos viviendo en esa era económica en la que entramos en 2008; una era de debilidad persistente en la que la deflación y la depresión, no la inflación y el déficit, son los retos fundamentales. ¿Y cómo creemos que lo harían los distintos aspirantes a presidente si se enfrentasen a esos desafíos? Bueno, por el lado republicano, la respuesta es, básicamente, que Dios nos ampare. Las opiniones económicas de ese lado del espectro político oscilan entre lo bastante alocado y lo absolutamente descabellado.

A la cabeza del batallón de lo absolutamente descabellado se encuentra, como habrán imaginado, Donald Trump, que ha acusado a la Reserva Federal de estar a favor de los demócratas. Hace unos meses, aseguraba que Janet Yeller, presidenta de la Reserva, no había subido los tipos “porque Obama le dijo que no lo hiciera”. Da igual que la inflación siga por debajo del objetivo de la Reserva o que, en vista de los acontecimientos actuales, hasta la pequeña subida de los tipos que la Reserva llevó a cabo en diciembre parezca ahora un error, como muchos de nosotros advertimos.

Pero la verdad es que la postura de Trump no está tan alejada de la opinión republicana mayoritaria. Después de todo, Paul Ryan, el presidente de la Cámara, no solo criticó a Ben Bernanke, el predecesor de Yellen, por unas políticas que supuestamente nos exponían a la inflación (algo que nunca se materializó), sino que también ha jugueteado con las teorías conspirativas, al acusar a Bernanke de “echarle un cable a la política fiscal”.

Y hasta los republicanos que a primera vista parecen sensatos pierden la cordura en lo tocante a política macroeconómica. El proyecto emblemático de John Kasich es una enmienda sobre el equilibrio presupuestario que sumiría la economía en una recesión, pero Kasich es también un partidario de la restricción monetaria, que, curiosamente, sostiene que la política de tipos bajos de la Reserva es la culpable del estancamiento salarial.

En el bando demócrata, ambos aspirantes hablan con sensatez sobre las políticas macroeconómicas, y Sanders afirma acertadamente que la última subida de los tipos de interés fue una mala decisión. Pero Sanders también ha atacado a la Reserva Federal de un modo en que no lo ha hecho Clinton (y esta diferencia explica, a pequeña escala, tanto el atractivo de Sanders como las razones por las que su postura resulta tan preocupante).

Verán, Sanders sostiene que el sector financiero tiene demasiada influencia sobre la Reserva, lo que sin duda es cierto. Pero su solución consiste en que haya más supervisión por parte del Congreso; y fue uno de los pocos senadores no republicanos que votó a favor de un proyecto de ley, propuesto por Rand Paul, que exigía que se “auditasen” las decisiones de la Reserva sobre política monetaria. (Por si se lo están preguntando, la Reserva ya se somete con regularidad a auditorías, en el sentido normal de la palabra).

Ahora bien, la idea de hacer que la Reserva Federal rinda cuentas suena bien. Pero Wall Street no es la única fuente de presión nociva sobre la Fed y, dada la actual situación política de EE UU, una ley así serviría, en el fondo, para dar más poder a los chiflados (los amantes del patrón oro y agoreros de la inflación que controlan el Partido Republicano moderno y que llevan cinco o seis años tratando de intimidar a los responsables políticos para que se rindan y desistan de sus intentos de evitar el desastre económico). Teniendo en cuenta los riesgos económicos a los que nos enfrentamos, fue buena cosa que el apoyo de Sanders no bastase para sacar adelante ese proyecto de ley.

Pero aun sin la ley defendida por Paul, uno se estremece al pensar en cómo respondería la política estadounidense a otra recesión si cualquiera de los candidatos republicanos que aún sobreviven consiguiese llegar al Despacho Oval.

Paul Krugman es premio Nobel de Economía 2008

viernes, 22 de enero de 2016

El nobel de economía Stiglitz se burla de Rajoy

Carlos Segovia, "Joseph Stiglitz: Lo que se le ha hecho a los españoles es un desastre", en El Mundo, 21/01/2016

Afirmó que "una economía con una tasa de paro juvenil del 50% está en depresión"El Nobel se burla del Gobierno del PP y mantiene sus ideas en contraste con Tsipras

El Nobel de Economía estadounidense, Joseph Stiglitz, está siendo en los debates de Davos el último bastión de una forma de pensamiento que ya no defendió con ardor ni siquiera el aplacado líder griego, Alexis Tsipras. Stiglitz se burló del Gobierno español ante el auditorio: "Están cantando victoria por bajar la tasa de paro del 25% al 22%. Yo digo que una economía que tiene un paro así y con una tasa de desempleo juvenil del 50% está en depresión". Estaba presente el primer ministro irlandés, el popular Enda Kenny, que se sintió también aludido: "Nosotros no cantamos victoria, informamos de que se está produciendo un avance". Stiglitz, felicitó a Kenny, porque de los países comparables, Irlanda "es el que lo ha hecho mejor". Se despachó, sin embargo, con el Sur de Europa, porque, en su opinión, el paro bajo básicamente, porque los emigrantes vuelven a sus países de origen, o porque los jóvenes deciden emigrar. "Con la política de austeridad se han roto familias enteras, lo que han hecho a los españoles es un desastre", afirmó el Nobel estadounidense incluyendo en ese saco a Grecia y Portugal. Culpó de ello al Banco Central Europeo por forzar al inicio de la crisis a los países europeos a asumir deuda privada y reiteró su tesis de que "la alternativa a la austeridad en Europa debió ser la ayuda". Pero no sólo arremetió contra Occidente, también contra el régimen comunista chino: "China ha generado más desigualdad en 35 años que Estados Unidos en 100". El vicepresidente de China, Li Yuanchao, en una intervención posterior y ante otro auditorio, recordó que se acerca "el centenario del partido comunista chino", que quiere celebrar manteniendo hasta, al menos, 2020 "un crecimiento medio-alto". Pero expuso recetas que casi firmaría el primer ministro británico, el conservador David Cameron. "Tenemos que estimular, tenemos que reforzar el mercado para que despliegue todo su potencial", afirmó Li, miembro del buró central del Partido Comunista Chino. También reiteró que hay que privatizar grupos estatales y reducir impuestos a las pequeñas y medianas empresas.También el primer ministro griego, Alexis Tsipras, intentó ganarse a los inversores ante un auditorio considerado la Meca del capitalismo mundial. "Éramos parte del problema y ahora queremos ser parte de la solución". El líder de Syriza confirmó que acepta ya que el FMI participe en su actual rescate, un año después de proclamar, tras su victoria electoral, que la Troika había muerto. El griego se comprometió a "equilibrar las cuentas públicas", pero señaló que su país "necesita crecimiento" con "inversión europea y privada". Eso sí, se mantuvo reacio a dar nuevos pases en uno de los puntos en litigio con sus acreedores: el recorte del sistema de pensiones.Schäuble ironizó con que "llevar el caso griego al Bundestag [el Parlamento alemán] es como encender una vela en una sala de dinamita". "Lo que tenemos que hacer es deshacernos de la dinamita y luego encender la vela para que no se queme la gente", repuso bromeando el griego. "Si queremos que Europa se refuerce, hay que cumplir los acuerdos", dijo el ministro alemán.

lunes, 18 de enero de 2016

Prueba del algodón de la mediocridad de la Universidad española: los últimos en captación de alumnado extranjero

Pilar Álvarez, "España triunfa con los Erasmus pero no con todos los titulados extranjeros", en El País, 18 ENE 2016 (la tabla comparativa solo se ve en el enlace):

Los campus españoles están a la cola de Europa en captación de alumnos internacionales.

Suiza, 16,5 %
Austria, 15,4 %
Francia, 11, 8 %
Dinamarca, 8, 1% 
Holanda, 7,2 %
Alemania, 7 %
Suecia, 6,3 %
Grecia, 5 %
Portugal, 4,7 %
Italia, 4 %
España, 2,8 %

Vienen a pasar un año o unos meses, pero no se animan a estudiar una carrera entera. España, el gran receptor de estudiantes Erasmus, está a la cola si se trata de alumnos extranjeros dispuestos a venir para graduarse. Solo el 2,9% de los alumnos son de fuera, lejos de Reino Unido (17,1%) o Suiza (16,5), a la cabeza de la tabla y por detrás también de la vecina Portugal (4%) o de Italia (4,7%). La falta de titulaciones en inglés, la escasez de becas para extranjeros y la amplia burocracia a cumplimentar son algunas de las causas que están detrás de estas cifras.

Es una "paradoja que requiere soluciones", reflexiona Francisco Michavila, director de la Cátedra Unesco de Gestión y Política Universitaria y autor de la monografía Comparación internacional del sistema universitario español, presentada este lunes y en la que se comparan estos datos. Michavila recomienda como una de las soluciones que España aumente su oferta de programas y grados en inglés "igual que está haciendo Francia".

"El Gobierno actual ha tenido muy desatendida la formación del profesorado y es una profesión que requiere mejorar las lenguas de comunicación", señala este experto, que ha empleado en su trabajo los últimos datos comparativos disponibles de la OCDE, Eurostat y la Unesco, entre otros organismos. En el caso de la estadística sobre alumnos extranjeros, esos datos corresponden a 2012.

Las becas universitarias retroceden a la cuantía de hace una década

El trabajo está hecho en colaboración con la conferencia de rectores españoles, la Crue. Su presidente, Segundo Píriz, coincide con Michavila en un segundo freno: la burocracia. Y reclama al Gobierno que flexibilice los trámites burocráticos para que las universidades españolas se conviertan en el gran campus de América Latina. "Tenemos un país al que quiere venir todo el mundo y una lengua que hablan 400 millones de personas, así que hagamos una política de país con este asunto como hace Francia", señala Píriz.

La burocracia en contra

El secretario general de Universidades del Ministerio de Educación, Jorge Sainz, asegura que hay en marcha una estrategia de internacionalización "en la que estamos trabajando todos de forma continuada para facilitar los trámites burocráticos a los estudiantes que vienen a España". Sainz añade que se ha firmado un acuerdo con Inmigración "para que las universidades participen directamente en el proceso y sea más fácil" y que América Latina "es un mercado prioritario" para España.

Los rectores piden también que se aumente el esfuerzo estatal en becas y ayudas a estudiantes, también extranjeros. España está muy por detrás de la media de la OCDE. En concreto, destina el 0,11 % del PIB, casi un tercio de la media (0,31%). "Francia invierte dinero para dar becas a alumnos que vienen de todo el mundo y cree en la importancia que tiene formar a líderes mundiales desde sus campus", cita el presidente de la Crue.

El lugar en los 'rankings'

El estudio analiza la presencia de las universidades españolas en los cada vez más influyentes rankings internacionales por los que también se guían los estudiantes que buscan una carrera fuera de su país. Señala que la posición del sistema universitario español en producción científica "es mejor que la que le correspondería por el tamaño de la economía, más aún si se considera el bajo nivel de gasto en I+D que se realiza en comparación con otros sistemas de educación superior", señala el informe. En uno de los más reconocidos, el ranking de Shanghái, solo una universidad española (la Universidad de Barcelona) aparece entre las 200 primeras en su edición de 2015 y hay otras 13 entre los primeros 500 lugares.

Un trabajo publicado por el Ministerio de Educación hace un año, la Guía de buenas prácticas para la participación de las universidades españolas en los rankings internacionales, hacía una foto más amplia en la que los campus patrios quedaban mejor. España, según ese informe, es de los países con mayor número de universidades en los rankings (en referencia al año 2012-2013) con 283 presencias por áreas, materias o disciplinas y 496 titulaciones universitarias españolas con algún tipo de reconocimiento.

En ese documento se daban instrucciones muy básicas a los campus para mejorar su posicionamiento en las clasificaciones, empezando por la sistematización de los datos que se envían a los organismos que realizan estos rankings o cuestiones tan simples como que un investigador firme siempre del mismo modo —sin usar iniciales o incluyendo el guion de un apellido en todas las rúbricas— para que contabilice siempre en los catálogos de publicaciones y citaciones científicas y mejore su nota. Según el responsable de universidades del Ministerio de Educación, las universidades están poniendo en práctica estos consejos "y su efecto se está notando significativamente".

Un economista habla del desastre social causado por el euro

Entrevista con el historiador económico y ganador del premio Balzac Joel Mokyr por Irene Hernández Velasco: "El euro puede sobrevivir, pero será muy caro" en El Mundo 15/01/2016 :

Nacido en Holanda, crecido en Israel y con la mayor parte de su carrera profesional desarrollada en Estados Unidos, Joel Mokyr es un economista que brilla con la misma voluptuosa y plateada intensidad con que lo hace el mercurio. Es absolutamente pionero en relacionar la economía y su historia con la teoría de la evolución y, sobre todo, en desentrañar los misterios que en su opinión unen el desarrollo económico con el auge del conocimiento. Aunque, más que un economista, por encima de todo se considera un historiador económico. "La historia económica se ocupa del material del que está hecho la vida: trata de cómo los humanos se relacionan con el principio bíblico de que ganarás el pan con el sudor de tu frente, de cómo la gente lucha en un ambiente recalcitrante y adverso por sacar a sus familias adelante y sobrevivir al hambre, al frío, a las enfermedades. Se ocupa de impuestos, rentas y otras formas con las que los fuertes y poderosos obtienen recursos de los pobres y débiles. Pero también de los milagros de la cooperación humana". Con todos ustedes Joel Mokyr, galardonado recientemente con el premio Balzan, uno de los más prestigiosos reconocimientos europeos.

Usted sostiene que el enorme caudal de creatividad y conocimiento que acompañó a la Ilustración fue lo que provocó la aparición de la Revolución Industrial. ¿Es así?

Sí, así es.

¿Y por qué la Ilustración tuvo lugar en Europa y sólo en Europa?

Sí, sólo Europa ha tenido una Ilustración. No existe una Ilustración china, ni una Ilustración en el islam, ni una Ilustración india... Sólo existe una Ilustración europea. Los motivos son varios pero uno de ellos, muy importante, es la fragmentación que había en Europa en aquel momento. La fragmentación significa que nadie, ni el rey de España ni ningún dirigente absolutista, podía imponer su voluntad y poner freno a las nuevas ideas que circulaban por entonces en Europa. Es cierto que a algunos, como por ejemplo a Giordano Bruno, les mataron pensando que eso disuadiría a otros y frenaría el avance de las nuevas ideas. Pero no lo lograron: la gente podía huir, moverse, trasladarse a otro sitio donde ese dirigente no tenía autoridad, reunirse con otras personas... y eso es lo que hicieron. Los gobernantes lo sabían, así que la mayoría optó por no hacer nada, que en realidad es lo mejor que podían hacer. Los gobiernos se rindieron, con la única excepción quizás de lo que hoy es el sur de Italia y España, movidos por su fundamentalismo católico, y el resultado es que esos países que antes habían liderado importantes áreas del conocimiento como la Ciencia y las Matemáticas quedaron atrás.

¿Esa fragmentación de Europa estimuló asimismo la competición científica y cultural entre los distintos estados, con lo que se fomentó el surgimiento de la Ilustración y de la Revolución Industrial?

Así es. David Hume en el siglo XVIII ya se percató de ello: la proliferación de pequeños estados genera beneficios, como ocurre con la competición entre varias compañías. La eficacia económica es un concepto que básicamente comienza en la Ilustración, y que no creo que nadie ponga en duda.

Sin embargo, la Unión Europea es lo contrario, ¿no? ¿El proyecto común europeo frena entonces el desarrollo?

Lo que ocurre ahora es que la competición es a nivel global, y en ese terreno la UE es sólo uno de los actores. Hay otro que se llama EEUU, un tercero que se llama China, un cuarto que es Rusia, Oriente Medio, África quizás algún día... El partido hoy se juega a nivel global, y Europa hoy compite con Norteamérica y China. Y aun así, dentro de la propia UE existe obviamente competición. De hecho, no creo que haya mucha gente que se considere primero europea y luego española o alemana o francesa.

Es más: a causa de la crisis, en muchos países europeos no deja de aumentar el número de quienes miran con recelo a la UE...

El euroescepticismo en estos momentos es algo absolutamente normal, algo inevitable. Yo sin embargo soy un gran defensor de la UE, siempre me ha parecido una idea fantástica, sobre todo porque ha conducido a la desmilitarización de Europa. Piense que Europa en 1914 destinaba entre el 10 y el 12% de su PIB a armamento y que todos los países tenían ejércitos inmensos que consumían muchísimos recursos. Lo que esencialmente ha logrado la UE es que la probabilidad de que estalle una guerra en Europa sea prácticamente insignificante. Y eso es increíble. Llevo 50 años estudiando la Historia europea y que se haya logrado eso es asombroso. Cuando ahora se dice que hay un conflicto entre Hollande y Merkel, todos sabemos que no va a desembocar en un ataque armado, pero hasta hace muy poco eso no era así. La otra cosa fantástica de la UE es que las barreras comerciales han desaparecido y el libre comercio, que siempre es muy positivo, se ha logrado. Europa lo ha conseguido, como también EEUU. Es verdad que EEUU defiende el libre comercio desde su Constitución, los estados no pueden imponer barreras al comercio con otros estados, y eso ha funcionado estupendamente en términos económicos. Pero Europa ha dado un paso de gigante para lograr ese sueño económico de hacer del continente una enorme zona de libre comercio. Y para que se logren los enormes beneficios del libre comercio no es necesario que haya una política única, no es necesario que haya un solo estado; lo importante es que los bienes, los servicios y los trabajadores puedan moverse libremente de país a país.

¿Pero considera usted que el euro funciona?

No. El euro es un absoluto desastre. De hecho, creo que hay un enorme desequilibrio entre la UE y el euro. El euro, para empezar, sólo funciona en 19 de los 28 Estados miembros de la UE, y eso ya es un problema. La verdad es que el euro ya era una mala idea cuando surgió, y eso es algo que piensan todos los economistas americanos que conozco, ya sean de derechas o de izquierdas y que disienten en todo lo demás. Martin Feldstein y Paul Krugman sólo coinciden en que el euro fue una mala idea. El euro sólo está bien si uno es turista y viaja de Holanda a España y se ahorra el tener que cambiar de moneda. Pero el número de turistas que visitan Suiza o Inglaterra, países que no tienen el euro, tampoco ha disminuido por eso. El euro ha sido una muy mala idea desde el principio y el problema ahora es cómo salir de él

El futuro del euro

¿Dentro de 10 años seguirá existiendo el euro?

No lo sé. Aunque con grandes dificultades, ha logrado sobrevivir a las últimas crisis. Había bastante gente que pensaba que moriría y no lo ha hecho. La analogía histórica que se me ocurre al respecto, aunque no sea muy buena, es con el patrón oro. Antes de 1914 cada país tenía su propia moneda, pero era plenamente convertible en otra con un cambio fijo en base a sus reservas de oro. Cada país europeo tenía sus reservas de oro, pero cuando estalló la Primera Guerra Mundial todos los países excepto EEUU abandonaron el patrón oro porque no podían mantener sus reservas de oro, y ese sistema colapsó. Volvió a instaurarse sin mucho éxito en los años 20 y murió definitivamente en los años 30. Pero fue necesario algo como la I Guerra Mundial para acabar con el patrón oro. Espero que no ocurra algo parecido que liquide al euro. Si no hay una guerra, el euro puede sobrevivir. Pero será caro, muy caro.

¿Qué precio habrá que pagar entonces por mantener vivo al euro?

Las fluctuaciones en los cambios entre monedas es el modo fundamental que tienen las economías para equilibrarse internamente, y el euro ha acabado con eso. Y al no existir eso, hay que ofrecer otra cosa a cambio que suele resultar más cara, como el paro. La razón por la que España o Grecia tienen el problema de desempleo que tienen es porque no pueden devaluar su moneda; si pudieran hacerlo, la situación mejoraría rápidamente. La cuestión por la que la economía de Irlanda ha estado en el primer semestre de 2015 al borde del colapso por culpa de la burbuja inmobiliaria es porque no podía devaluar. Incluso países que tienen acuerdos de libre comercio, como EEUU y Canadá, tienen monedas que fluctúan.

¿Y no tiene arreglo el euro?

El euro ha sido una mala idea, y sólo será una buena idea cuando ocurran dos cosas. La primera es que las políticas fiscales de todos los países del euro funcionen de manera unitaria, cosa que por ahora no ocurre: cada país tiene sus impuestos, su propia fiscalidad. Y segundo, es necesario que los europeos hablen la misma lengua, para que así haya un verdadero mercado libre de trabajo que permita a un griego encontrar un trabajo adaptado a sus capacidades en Alemania. Si en Alemania ahora mismo hay trabajo, ¿por qué no van los griegos que están en paro a trabajar allí? Porque no hablan alemán, y para muchos trabajos es imprescindible saber la lengua. La lengua es, en mi opinión, una de las grandes barreras que están lastrando al euro y la movilidad laboral, y que habría que arreglar con la adopción de una lengua común. EEUU sí tiene una política fiscal común y una lengua común, y eso permite que si en Illinois no hay trabajo y en Los Ángeles sí, la gente de Illinois se traslade allí.

Pero quizás Europa no quiera ser EEUU...

Quizás no quiera y eso está muy bien, pero en ese caso los países deberían volver a sus monedas anteriores al euro: al dracma, a la peseta, al marco, etc. Pero no lo harán, por motivos más políticos que económicos, y pagarán un alto precio.

¿Y tiene alguna predicción sobre cuándo logrará Europa quitarse definitivamente de encima la crisis y acabar el paro de los países del sur?

No, no tengo respuesta para eso. Lo que sé es que EEUU ha conseguido salir bastante bien de la crisis sin aplicar ninguna política de austeridad y gastando en programa de estimulación económica. El concepto de austeridad que Alemania está imponiendo a los países con una fuerte deuda es completamente erróneo. Alemania está aplicando unos principios que no funcionan en muchos países europeos, y que yo creo que están más guiados por motivos morales que económicos. Los alemanes quieren que los griegos, los italianos o los españoles sean como ellos, pero son distintos. De hecho, uno de los motivos por los que a Europa le está costando mucho salir de esta crisis es porque las políticas económicas europeas las dicta en gran medida Alemania. Todos sabemos que Alemania pasó en el siglo XX por varios eventos traumáticos, pero el que ha dejado una huella profunda en la psicología alemana no es su derrota en la I Guerra Mundial, ni en la II Guerra Mundial, sino la gran inflación de 1922-1923. Esa inflación fue para Alemania más traumática que las dos guerras mundiales. Y desde entonces, viven mórbidamente aterrados de la inflación.

Volviendo a la Ilustración... Con la crisis, los gobiernos europeos están reduciendo los gastos en educación e I+D ¿Así se sale de la crisis?

No. Algunos gobiernos piensan que cortar en educación e I+D puede ser la solución. Pero todas las evidencias muestran que invertir en estas áreas reporta beneficios multiplicados por cien. El problema con la investigación es que es muy vulnerable por su propia naturaleza, se realizan cien investigaciones y de esas sólo cinco funcionan y nadie tiene idea de cuáles van a ser. Es muy tramposo hablar de ciertas investigaciones como de un despilfarro del dinero público, porque la investigación funciona precisamente así. En EEUU teníamos un senador por Wisconsin que trataba de hacer carrera buscando las investigaciones más ridículas y denunciando el derroche de dinero público que suponían. Es muy difícil encontrar políticos que tengan altura intelectual, tanto en Europa como en EEUU. En EEUU, un político que sea intelectual tiene que ocultar que lo es. John Kerry, cuando se presentó a presidente, fingía que hablaba mal francés, a pesar de que lo habla perfectamente y de ser francófono, porque sabía que eso le restaba votos. Obama, a quien admiro enormemente y a quien he dado clase, habla increíblemente bien, de manera muy lógica, es un placer escucharle... Pues a los americanos les gusta alguien como Bush o Reagan, un idiota que no diga nada como Donald Trump, el último representante de esa categoría. Y en Europa también noto que no hay políticos inteligentes. Y luego, la gente inteligente no quiere entrar en política. En fin: es muy difícil encontrar a políticos que entiendan lo importante que es invertir en I+D.