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martes, 9 de mayo de 2017

Los modismos lingüísticos de ayer y de ahora. Dossier


A

l loro, que esto mola

Álex
I
II
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Álex Grijelmo, "Al loro, que esto mola", en El País Semanal, 30-X-2016:

Retrato de cómo hemos cambiado a través de cuatro decenios de lenguaje coloquial en España.

CASÍ NADIE dice ya “¡ábate ése!” ni “¡chipén!”, expresiones conocidas en la España de principios del siglo XX. El lugar de la primera (formada con el imperativo del verbo “abarse”) ha sido ocupado por “¡ojo con ése!“, “¡cuidado con aquél!”; y el espacio de la segunda acoge hoy a “guay” (a veces del Paraguay). Del mismo modo, el “haiga” de otro tiempo se convirtió en un “buga”; y la “gachí” de antaño es hoy un “pibón”. Ahora los tacos se oyen incluso en los medios informativos, y no son reserva expresiva de los varones, pero antes cualquier sorpresa animaba a exclamar “cáspita”, “córcholis” o “caramba” para no decir “carajo” (término considerado entonces malsonante, más que ahora).

El lenguaje familiar y jergal de los españoles en estos 40 años de vida de El País Semanal ha ido incorporando dichos y vocablos muy expresivos, que han subido y han bajado en el uso pero que ya nunca se irán, del mismo modo que (por muy olvidados que parezcan) tampoco morirán sus antecesores.

EL LENGUAJE FAMILIAR Y JERGAL DE LOS ESPAÑOLES EN ESTOS 40 AÑOS DE VIDA DE EL PAÍS SEMANAL HA IDO INCORPORANDO DICHOS Y VOCABLOS MUY EXPRESIVOS

A veces un neologismo sirve para que los integrantes de un grupo se reconozcan entre sí, de tal modo que nadie puede pertenecer a determinada tribu si no usa el lenguaje que en ella se ha establecido tácitamente. Después, el término resultará gracioso o adecuado en otras colectividades, que lo adoptan como signo de modernidad.
Los años setenta y ochenta alumbraron una eclosión de vocablos, a menudo salidos del hampa, que dieron por vez primera el salto al lenguaje general y a los medios de comunicación, antes muy mojigatos.
Uno de los términos que más triunfaron llegó al lenguaje general desde el cheli (“jerga con elementos castizos, marginales y contraculturales”), y tiene valor de aviso: “¡Al loro!”. En otras épocas la prevención consistía en estar “al arma” (se supone que de ahí viene el término que une las dos palabras), pero con “al loro” se trataba de aguzar los sentidos y no la munición. Según Mariano Hormigos (Frases, timos y decires, Ediciones La Librería), en cheli se llamaba “loro” a la radio; y “estar al loro” significa en un principio hallarse informado, atento a las noticias; de lo cual se derivará el nuevo sentido figurado de permanecer en alerta para avisar a los demás si se atisbase un peligro.
La lengua y las jergas de los gitanos han aportado muchos de esos modismos, alentados por su prestigio como términos que denotaban una pertenencia alternativa. Del caló procedía, por ejemplo, “fetén” (1984: “auténtico”, “verdadero”); o “chungo” (1992: “feo”); y también es un gitanismo “pinrel” (pie) , incorporado por la Academia en 1936 y que se extendió mucho más en la segunda mitad del siglo XX gracias a la ayuda inestimable del humorista Forges; por ejemplo, en la expresión “le cantan los pinreles” (hermana de “le cantan los alerones”, en este caso para nombrar los sobacos).
Poco antes de aparecer EL PAÍS (1976), los chavales de los barrios de Madrid habían reforzado el ya mencionado “chipén” diciendo “cachipén” o “rechipén” (“esto es cachipén de la cobais”, “esa actriz está rechipén”), alargamientos que derivaron incluso en “chipendilerendi”: un anuncio televisivo de los años ochenta decía “me lo paso chipendilerendi con la familia Mickey”.

LA LENGUA Y LAS JERGAS DE LOS GITANOS HAN APORTADO MUCHOS DE ESOS MODISMOS

El “chipén” originario también procedía del caló; y significaba “así es” o “en verdad”, pero luego tomó el camino de lo ponderativo para expresar un elogio: “extraordinario”, “fuera de lo común”. Pero como tantos otros términos de gran éxito en el lenguaje coloquial, su uso se fue diluyendo. En su lugar surgieron “chachi” y el ya mencionado “guay”: “Esta cerveza está chachi”, “qué fiesta tan guay”. Y como signo de aprobación se recuperó el viejo “dabuten” (antiguamente “de buten”). Sin olvidar el nuevo valor adverbial de “teta” en esa misma familia elogiosa: “Lo pasamos teta”.
El término “mogollón” amplía en esa época su viejo sentido (“gorrón”) para significar en el lenguaje coloquial “mucha cantidad”; y cualquier exceso (bueno o malo) invitaba a exclamar “¡qué demasiao!”. Precisamente con esta expresión tituló Joaquín Sabina una canción escrita a finales de los años setenta en memoria del mediático delincuente El Jaro y llena de modismos de entonces: “darle al canuto cantidad” (fumar mucha marihuana), “pasas del rollo de vivir”, “el vino que has mercao”, “la pasma va pisándote el talón”, “te pegaron seis tiros descarao”, “pero antes de palmarla se te oyó decir ‘¡qué demasiao!, de esta me sacan en televisión”…

No siempre se trataba de palabras nuevas. A menudo se actualizaban algunas en desuso o que se habían circunscrito a ámbitos tribales. En esa canción de Sabina se observa por ejemplo el uso jergal de “mercar”, un verbo reactivado en la época como equivalente de “comprar” pero que ya Covarrubias registraba en 1611 con ese mismo significado. Y otro tanto sucedió con “chupa”, voz empleada durante los ochenta en el lenguaje de las tribus urbanas para designar la cazadora de cuero. Esta palabra tan moderna gozaba sin embargo de rancio abolengo, pues en otro tiempo nombró la chaquetilla del dómine (o maestro), generalmente raída y descuidada, lo que originó el antiquísimo dicho de “ponerle a uno como chupa de dómine”.

EL “CHIPÉN” ORIGINARIO TAMBIÉN PROCEDÍA DEL CALÓ; Y SIGNIFICABA “ASÍ ES” O “EN VERDAD”

En los años setenta se decía entre los jóvenes que tener relaciones sexuales no era pecado, sino milagro. Después, eso pasó a ser simplemente algo difícil en general; y más tarde tal dificultad se reduciría a hacer el amor en un Simca 1000. “Enrollarse” solamente significaba hablar mucho y sin fundamento, pero ese verbo nombró luego el acto de mantener relaciones sexuales, generalmente sin mucho compromiso.

Sobrevivió sin embargo aquel viejo sentido de “enrollarse” y de “rollo” (algo aburrido), y hasta se inventó la expresión “no te enrolles, Charles Boyes” (tal vez en memoria del actor francés Charles Boyer), pariente de otras rimadas como “dónde vas con el cabás”, “no te enteras, Contreras”, “OK, MacKey”, “me piro, vampiro”, “la cagaste, Burt Lancaster”, “qué nivel, Maribel” o “a mamarla a Parla”.

Muy a menudo los inventos se relacionaron con el lenguaje delincuencial, en un fenómeno que sirvió para blanquear palabras que anduvieron siempre envueltas en problemas. Así, en los años sesenta se llamó “guripa” a cualquier persona encargada de mantener el orden, de nuevo acudiendo a la cantera del caló (el diccionario de María Moliner es el primero en acuñar este término). Pero después llegaron sustitutos como “los grises” (por el color del uniforme), “la madera” (cuando la vestimenta se hizo marrón, ya con la democracia), “la pasma”, “la bofia” o “los picoletos” (guardias civiles).

Al mismo tiempo, en el mundo de la droga aparecen “chutarse” (pincharse), “yonqui” (drogadicto de heroína), “canuto”, “porro” (cigarro de marihuana), “mono” (síndrome de abstinencia), “camello” (traficante), “maría” (marihuana)…

Los jóvenes salían en los años sesenta de cuchipanda, y después de merendada, chocolatada o tortillada, antecedentes ingenuos del “botellón” actual. En las discotecas se “movía el esqueleto”, y los que presumían de coche se buscaban carreteras en las que “tumbar la aguja”. El antiguamente llamado “guasón” se convirtió luego en “un quedón”; el “playboy” se rebajó a “ligón” y el “piscolabis” ascendió a “aperitivo”. Y el hombre mayor al que un muchacho decidía despreciar podía ser descalificado como un “jebo” (uso regional norteño), luego un “sandio” y más tarde un “carroza”.
Algunos de esos adolescentes ponían sus grandes aparatos de radio portátiles a todo volumen por la calle para que los demás supieran qué música les gustaba. Y por eso empezó a decirse “no hay parto sin dolor ni hortera sin transistor”.

SE INVENTÓ LA EXPRESIÓN “NO TE ENROLLES, CHARLES BOYER”, PARIENTE DE OTRAS RIMADAS COMO “DÓNDE VAS CON EL CABÁS” O “ME PIRO, VAMPIRO”

Cuando apareció El País Semanal, televisión, como madre, no había más que una (ahora hay más de una televisión y también puede haber más de una madre). Por tanto, su influencia abarcaba todo. La publicidad televisada desarrolló así una gran habilidad para inocular sus lemas en las conversaciones, aprovechando dichos populares o recreándolos. Si alguien debía mostrarse amable, ponía “una sonrisa Profident”, y si algo se estropeaba se conocía la solución: “el remedio, pegamento Imedio”. También triunfaron otros dichos, aplicados con tino a cada caso: “¿Qué me dices? Que te fagorices” (frigoríficos Fagor); “a mí plin, yo duermo en Pikolín” (colchones); “hola, Radiola” (transistores), “Avon llama” (cosméticos).

Y Los Picapiedra no sólo extendieron en los años sesenta la errónea idea de que el hombre primitivo coexistió con los dinosaurios, sino que inocularon en muchos novios el cariñoso apelativo “cuchicuchi”. Los años de la movida, en cambio, no hicieron muchas concesiones a lo cursi, y tomaron como letra fetiche la k (“okupas”, “kultura”, “Vallekas”…) como símbolo de transgresión.
Todas las décadas de estos 40 años han hecho sus aportaciones al lenguaje coloquial (imposible abarcarlas aquí). Tal vez un hilo conductor atraviesa todos estos fenómenos, especialmente en los años setenta y ochenta: se crearon o recrearon palabras y expresiones mediante los recursos propios del idioma español y de variedades lingüísticas muy próximas físicamente (el cheli, el caló, las jergas). Apenas se rozan los anglicismos. Por el contrario, quizás la mayor parte de la riqueza léxica aportada por la lengua coloquial en estos años se ha construido por abajo: desde las cárceles, la marginación, las tribus urbanas, las pandillas, la contracultura. Entre la gente más creativa y más contestataria, parecía que eso molaba


II

Karelia Vázquez, "Diccionario abreviado" El País, 30-X-2016:

Las costumbres, el uso en las redes sociales, la globalización y las series de televisión también imponen su ley en el lenguaje más actual.


AUTOBOMBO (sustantivo). Alude a la acción de hablar  y elogiarse a uno mismo  en la vida analógica o en la digital. Práctica frecuente  en las redes sociales.

“COMO SI NO HUBIERA UN  MAÑANA”. Frase que indica  que una acción se puede  alargar en un tiempo futuro difícil de definir.

CUÑADO (sustantivo). Persona que no tiene necesariamente que ser el hermano de tu pareja, pero que adopta una actitud condescendiente hacia  el resto de la humanidad, está de vuelta de todo y sabe quién mató a JFK.

FAIL también Epic fail (sustantivo). Alude a un fallo clamoroso, total, público y notorio. Pronúnciese con énfasis y alargando el sonido de las vocales.

FOFISANO (sustantivo). Sujeto con sobrepeso pero cuyo estilo de vida e indicadores médicos son compatibles con un buen estado de salud.

FOLLAMIGO (sustantivo). Pareja sexual ocasional y, sin embargo, amigo.

GUASAPEAR (verbo) 1. Acción de enviar mensajes por whatsapp. 2. Mantener una conversación exclusiva a través de esta aplicación. Un verbo que resume el auge de la mensajería instantánea global y que incluye mantener conversaciones simultáneas en grupos o compartir vídeos, fotos y grabaciones de audio.

FOLLAMIGO (SUSTANTIVO). PAREJA SEXUAL OCASIONAL Y, SIN EMBARGO, AMIGO.
GOOGLEAR (verbo). Acción de hacer una búsqueda en Google. También empleado para referirse a hacer una rápida investigación antes de una entrevista de trabajo o de una primera cita.

“HACER LA COBRA”. Movimiento que implica una torsión de la columna para poner distancia con alguien. Rechazo sexual.

“HACER UN NEXT”. Pasar a otro asunto. Pasar página.

“HASTA NUNKI”. Despedida definitiva y sarcástica.

HOLI (interjección). Diminutivo de “hola”.

JUERNES (sustantivo). Cuarto día de la semana en los que el espíritu del viernes se apodera del personal que sale y bebe como si al día siguiente fuera sábado.

“ME RENTA” (también se dice en spanglish “merents”). Indica conveniencia, “me sale a cuenta”.

MILENIAL (sustantivo). Generación nacida entre los años ochenta y los primeros 2000. También, milénicos.

MORDOR (sustantivo). Lugar alejado, perdido y mal comunicado. Término tomado de El Señor de los Anillos, lugar donde habitaban orcos y humanos.

NINI (sustantivo). Sujeto que ni estudia ni trabaja, se usa también para referirse a una generación.

PERREAR (verbo). Tomado del reggaeton, alude a un modo de bailar que implica el movimiento de caderas, pelvis y glúteos simulando (o no) el roce con la pareja de baile. Pronúnciese en modo imperativo.

NINI (SUSTANTIVO). SUJETO QUE NI ESTUDIA NI TRABAJA, SE USA TAMBIÉN PARA REFERIRSE A UNA GENERACIÓN.
PETAR (verbo). Úsese con el complemento directo y acompañado por el adverbio fuertemente. “Petarlo fuertemente” es el máximo grado de éxito que se puede conseguir por unidad de tiempo.

POSTUREO (sustantivo). Impostura, adopción de ciertos hábitos, poses y actitudes más por apariencia que por convicción. Surge en el ámbito de las redes sociales.

PUTIVUELTA (sustantivo). Recorrido que se hace en una discoteca, bar o fiesta popular con el propósito de calibrar el ambiente con objetivos de apareamiento.

“¡QUÉ COMA!”. Alude al estado de ebriedad, equivale al clásico “¡menuda borrachera!”.

RANDOM (adjetivo). Se emplea para designar a gente sin rasgo digno de reseñar, la gente del montón, el relleno.

SPOILER (sustantivo). Hacer un spoiler es uno de los pecados capitales de la época. Se refiere a desvelar detalles importantes de la trama de una serie de televisión.

TODÓLOGO (sustantivo). Tertuliano de la radio y la televisión con capacidad para opinar hoy sobre el Ibex 35 y mañana sobre la física de partículas.

TROLEAR (verbo). Acosar e insultar en Internet de modo sostenido.

VIEJUNO (adjetivo). Con apariencia rancia y envejecida. Puede ser despectivo o todo lo contrario. Un bar viejuno puede molar.

“ZAS EN TODA LA BOCA”. La frase tomada de Peter Griffin de la serie Padre de familia se emplea en tiempo real y con vehemencia cuando a una persona se le ha dado un buen corte.

Nuevas formas de aprender idiomas

Ana Torres Menárquez, "La educación pública aplica un nuevo método para aprender inglés", en El País, 9-V-2017:

Cuarenta institutos catalanes usan un nuevo sistema que coordina a los profesores de lenguas para aumentar la motivación

Toda la vida aprendiendo inglés y España no levanta cabeza. Pese a estudiar este idioma durante más de 10 años en primaria y secundaria, conseguir que los estudiantes lleguen a la universidad con un dominio aceptable de inglés sigue siendo un quebradero de cabeza para los responsables de las políticas educativas públicas. Solo el 13% de los alumnos españoles que terminan la secundaria tienen un nivel intermedio de inglés. Según datos de Eurostat, el 35% de ellos se quedan en el inicial, lo que les impide poder mantener una conversación en ese idioma.

Cataluña ha dado un giro de tuerca a la metodología que se usa en las aulas y ha puesto en marcha un proyecto piloto en 40 institutos públicos para hacer la enseñanza de idiomas más eficaz. Desde hace dos años los profesores de lenguas de esos centros (inglés, francés, alemán, latín, castellano y catalán) trabajan de forma coordinada para no duplicar contenidos y hacer comprensibles las diferencias culturales que se esconden detrás de los idiomas.

“La forma tradicional de enseñar idiomas no funciona. Hay que arriesgar”, explica Montserrat Montagut, jefa de servicio de lenguas extranjeras de la Consejería de Educación del Gobierno catalán, en un congreso organizado por la Asociación Europea de Organismos Evaluadores de Idiomas (ALTE, por sus siglas en inglés) en Bolonia. Cuando Montagut habla de arriesgar se refiere a que no existe ningún estudio científico que demuestre que con ese método mejora el aprendizaje. La fórmula que están aplicando en los institutos, a la que han llamado programa Avanzamos, se basa en las investigaciones de Olga Esteve, experta en aprendizaje de lenguas extranjeras de la Universidad Pompeu Fabra, y su equipo.

“Los idiomas no se pueden enseñar de forma aislada y lo menos importante son las estructuras gramaticales. Este enfoque es novedoso y por eso necesitamos tiempo para medir el impacto sobre los alumnos”, señala Olga Esteve. Según su investigación, iniciada a partir de las teorías de James Cummins -profesor de la Universidad de Toronto y uno de los referentes internacionales en el estudio de los efectos del multilingüismo en el aprendizaje-, las lenguas no se pueden enseñar en departamentos estanco, sino de forma que se interrelacionen. Afirmación que también contempla el Marco Europeo de Referencia para las Lenguas, elaborado por el Consejo de Europa.

“Para adquirir un segundo idioma te apoyas en los conocimientos que ya tienes de tu lengua materna. Para que surja la motivación se tienen que entender las diferencias culturales y eso solo se puede hacer poniendo a los profesores a trabajar de forma coordinada”, indica Esteve. La idea es trasladar el famoso aprendizaje por proyectos a los idiomas.

Esteve pone un ejemplo. Si se están estudiando las conversaciones es importante entender el origen de las expresiones en los diferentes idiomas; plantear a los alumnos qué similitudes se dan y por qué y a la inversa. También comprender que los tiempos verbales no funcionan igual en todas las lenguas. “No hay que enseñar las conjugaciones de memoria, sino la cultura de cada uno de los países y la explicación de por qué se usa un tiempo y no otro”. Para seguir esa línea de trabajo los profesores tienen que programar sus temarios de forma conjunta, decidir quién explica qué y tratar de no duplicar contenidos. Por eso, la formación del profesorado es clave y los docentes de los 40 institutos catalanes reciben 50 horas de instrucción durante los dos primeros años. "En primaria los profesores sí se coordinan, pero en secundaria eso nunca sucede", añade Esteve.

El Institut Antoni de Martí i Franquès es uno de los centros públicos que está aplicando este método. “En los institutos sucede como en la universidad; cada profesor va a su aire y explica su libro. Convencerles de las ventajas del trabajo colaborativo es muy complicado”, cuenta Jean Marc Segarra, director del centro. Para participar en el programa Avanzamos es necesario que el 80% de profesores del departamento de lenguas esté dispuesto a aplicar esa filosofía de trabajo. “En tercero de ESO se trabaja la carta formal e informal. No tiene sentido que todos los profesores de lengua expliquen en qué consiste, sino que nos dividamos los contenidos e ideemos una fórmula para entrelazar las lenguas”.

Jordi Satorra, jefe de estudios del instituto catalán, pone otro ejemplo. En la asignatura de alemán, las oraciones subordinadas se introducen en tercero de la ESO, mientras que en castellano y catalán no se hace hasta cuarto. "Los docentes tienen que conocer estos detalles del programa académico y ponerse de acuerdo para reservar una o varias sesiones para explicarles nuevos conceptos primero en la lengua materna". 

De momento, las pruebas realizadas a los alumnos de estos centros demuestran que los niveles de motivación se incrementan. "Es fácil entender el porqué. Los chicos conectan los idiomas y no los estudian como tablas de multiplicar. Una muestra más del fin de la memorización", asegura Olga Esteve.

Para Kristina Cunningham, responsable de la unidad de plurilingüismo de la Comisión Europea, que también participó en el congreso de ALTE en Bolonia, el principal problema de España con los idiomas es la "falta de competencia" del profesorado. "Todos las medidas orientadas a mejorar la calidad de enseñanza son bienvenidas, pero hasta que los docentes españoles de idiomas no hagan estancias en el extranjero su habilidad para enseñar será reducida". Una solución a corto plazo podría ser la participación de los profesores en el programa Erasmus+, que contempla intercambio de profesores entre centros europeos o trabajos colaborativos. En 2015, un total de 8.994 profesores y y 3.273 escuelas europeas participaron en actividades relacionadas con la movilidad entre países

sábado, 15 de abril de 2017

El nombre hebreo de España

Antonio Pita, "El traductor que convirtió Sefarad en España", en El País, 14-IV-2017:

La traslación al arameo de la palabra, que aparece una sola vez en la Biblia, dio origen a la confusión

¿Quién no conoce el nombre de España en hebreo: Sefarad? Remite a un pasado multicultural que cada vez genera mayor interés, como prueban las visitas a la Red de Juderías y la próxima apertura de un museo judío en Cuéllar (Segovia), posiblemente el próximo mes, y de otro en Lucena (Córdoba) antes de 2018. Hoy, la palabra da nombre a millones de judíos, los sefardíes, descendientes de los expulsados en 1492 y que estos días optan a la nacionalidad española.

Lo más probable, sin embargo, es que originalmente Sefarad no fuese España. Es decir, que la identificación entre ambas palabras provenga de un simple error, licencia o reinterpretación en una prestigiosa traducción bíblica efectuada hace dos milenios, según coinciden la mayoría de investigadores sobre el tema. Con el paso de los siglos, el cambio ha acabado convertido en una realidad sin vuelta atrás.

Lo que no se dice de Sefarad

Sefarad es lo que los lingüistas llaman un hápax legómenon, una palabra que solo aparece una vez en una lengua, autor o texto. En este caso, en la Biblia. Lo hace en Abdías, una profecía sobre un castigo divino que conforma el libro más breve del Antiguo Testamento. Está escrito en hebreo en torno al siglo VI antes de Cristo y contiene la frase: "La multitud de los deportados de Israel ocupará Canaán hasta Sarepta y los deportados de Jerusalén que están en Sefarad ocuparán las ciudades del Neguev". La única pista, pues, es que un grupo de judíos había sido expulsado en el período neobabilónico a un lugar llamado Sefarad, cuya ubicación no especifica. "Era una práctica habitual en los reinos orientales tras una victoria militar: deportar, no a toda la población, pero sí a las élites", recuerda José Ramón Ayaso, profesor de Historia de Israel y del Pueblo Judío en la Universidad de Granada.

Siglos después, en el I de nuestra era y por motivos sobre los que los investigadores no se ponen de acuerdo, la palabra Sefarad (ספרד, en hebreo) fue traducida como Aspamia -uno de los nombres que los judíos daban entonces a la península Ibérica- en el Targum Jonathan, la traducción al arameo de una parte del Antiguo Testamento.

Ahí empezó todo. "El Targum Jonathan era como el texto canónico y lo utilizaba la diáspora judía", señala Ricardo Muñoz Solla, profesor de hebraismo hispánico en la Universidad de Salamanca. El uso entre los judíos de la palabra Sefarad para definir a la península Ibérica comenzó a aparecer en escritos de la famosa edad de oro del judaísmo andalusí, en la Edad Media. Cuando estaba en el extranjero, el filósofo cordobés Maimónides firmaba sus cartas con la coletilla "el sefardí". No obstante, el "uso masivo" del término "como elemento identitario" no se produjo hasta la expulsión de los judíos en el siglo XV, explica la novelista y especialista en estudios sefardíes del CSIC Paloma Díaz-Mas. "Sefarad es un término polisémico que va evolucionando con el tiempo, adaptándose a realidades políticas y geográficas cambiantes. Según el momento, se ha empleado como equivalente hebraico de Al Andalus (e Hispania) o bien de toda la península y, más modernamente, de España", precisa Javier Castaño, investigador de historia judía en el CSIC y director de la revista Sefarad entre 2006 y 2015.

El lugar más lejano de Jerusalén

¿Qué llevó al traductor a identificar Sefarad con España? Díaz-Mas cree que no se trata de un error, sino de una adaptación voluntaria como las que experimentaron otros términos de la Biblia. "Usa la palabra para reflejar el extremo del mundo conocido, el lugar más lejano de Jerusalén. Y eso era entonces la península Ibérica", señala. Una idea en la que abunda Ayaso: "Es absolutamente imposible que Sefarad fuese España porque en el siglo VI antes de Cristo los imperios de la zona no deportaban más lejos del Mediterráneo Oriental o de Próximo Oriente. Lo que pasa es que, cuando ya existe el Imperio Romano, el traductor piensa: ¿dónde sería lo más lejos para mandar a un deportado? Pues lo que se creía en aquella época: la península Ibérica".

En 2014, Mariona Vernet, investigadora Ramón y Cajal de la Universidad de Barcelona, publicó un artículo académico en el Journal of Semitic Studies de la Universidad de Oxford en el que sugiere que el traductor asoció la palabra Sefarad con las Hespérides, las ninfas de la mitología griega que habitaban un jardín en algún lugar al oeste y que el geógrafo Estrabón ubicó en Tartesos, en el sur de la península Ibérica. Aunque el término Hespérides no aparece en la literatura en hebreo de la época, sí lo hace en textos en griego de autores judíos, por lo que no es raro pensar que conociese la palabra Hespérides y le viniese a la cabeza al traducir Sefarad al arameo. "Las dos palabras tienen las mismas consonantes. Al traductor, con su bagaje de época alejandrina, la palabra debió de remitirle rápidamente, no tanto al concepto mitológico de las ninfas, como a la idea del extremo más occidental", explica hoy Vernet por teléfono.

Entonces, ¿dónde estaba en realidad la Sefarad bíblica? Hay basicamente cuatro hipótesis, pero la que genera mayor consenso académico es que se trataba de Sardis, una desaparecida ciudad en la actual Turquía. Sardis era la capital de Lidia, un imperio que existió en Asia Menor en el primer milenio antes de Cristo. En unas excavaciones allí se encontró una inscripción con el nombre de la ciudad en arameo: s-p-r-d, las mismas cuatro consonantes que en el texto bíblico en hebreo. En las lenguas semíticas, como el hebreo o el arameo, no se suelen escribir las vocales. Además, se han encontrado allí restos de una gran sinagoga del siglo II, lo que podría indicar la llegada de judíos a la zona siglos antes. Otras hipótesis sitúan Sefarad en lo que hoy es Libia o en el extinto imperio asiático de Media.

Pero a lo mejor Sefarad sí que era España. Lo defendió hace medio siglo el investigador estadounidense David Neiman en un artículo en el Journal of Near Eastern Studies. Su tesis era que los tirrenos, uno de los denominados "pueblos del mar", lograron llegar a la península Ibérica gracias al control que ejercían sobre el oeste del Mediterráneo desde sus bases en Italia, Cerdeña y Córcega. Allí, cerca de la actual Tarragona, establecieron un lugar mencionado por Estrabón como "Tierra de Esparta". Esparta, argumenta Neiman, bien podría ser una evolución de Sfarda. "Los judíos que se instalaron en España en tiempos del Imperio Romano estaban familiarizados con el país, especialmente con sus puertos (...) Por alguna razón aún desconocida, emplearon el nombre de una localidad en particular para designar a todo el país. No es un proceso excepcional: Asia recibe su nombre de una pequeña región de Anatolia y Grecia el suyo del asentamiento de Magna Graecia en Italia", defendía el investigador.

Pese a que no hay pruebas de presencia judía en la península Ibérica hasta época romana, la idea de que la Sefarad mencionada en el Antiguo Testamento se correspondía con España fue promovida por los propios judíos de la zona. Primero, como signo de distinción y para independizarse de Babilonia, otro gran centro de pensamiento hebreo de la época. "Insistían en la idea de que procedían de Jerusalén, de la casa del rey David, y por tanto de estratos más altos, con una mayor cultura", explica Ayaso. Luego, en los tiempos de persecución previos a la expulsión, para tratar de salvar la vida. El argumento era que, dado que sus descendientes ya residían en la península Ibérica antes del nacimiento de Jesús, no podían ser culpados de que éste fuese condenado a morir en la cruz, acusación colectiva que persiguió a los judíos hasta el Concilio Vaticano II (1962-1965), recuerda Muñoz Solla.

domingo, 5 de marzo de 2017

Orwell y el estilo

Jaime Rubio Hancock "Los seis consejos de George Orwell para escribir mejor" en El País, 5-III-2017:

El lenguaje político está lleno de tópicos y vaguedades

A menudo se dice que no hay reglas para escribir bien. Pero no es cierto. Por ejemplo, ayuda tener a mano las seis normas que propuso George Orwell. Las recordaba su hijo, Richard Blair, en una entrevista que le hizo Bernardo Marín y que publicaba EL PAÍS hace unos días.

1. Nunca uses una metáfora, símil u otra frase hecha que estés acostumbrado a ver por escrito.

2. Nunca uses una palabra larga si puedes usar una corta que signifique lo mismo.

3. Si es posible eliminar una palabra, hazlo siempre.

4. Nunca uses la voz pasiva cuando puedas usar la activa.

5. Nunca uses una expresión extranjera, una palabra científica o un término de jerga si puedes pensar en una palabra equivalente en tu idioma que sea de uso común.

6. Incumple cualquiera de estas reglas antes de escribir nada que suene estúpido.

Orwell las incluyó en un ensayo titulado Politics and the English Language (La política y el idioma inglés), publicado en 1946 en la revista Horizon. El artículo criticaba sobre todo el lenguaje político, pero sus consejos se pueden aplicar a cualquier texto. Por ejemplo, The Guardian lo citaba hace unos años para criticar cómo escribimos en internet. Y también puede servir para cualquier idioma, a pesar de que el punto 4, el que se refiere a la voz pasiva, se puede aplicar con más frecuencia al inglés.

Para el autor británico, esta preocupación por el lenguaje no es ni "frívola" ni "exclusiva de los escritores profesionales". Cuando uno se libra de los malos hábitos al escribir, “puede pensar con más claridad y pensar con claridad es el primer paso hacia la regeneración de la política”.

Tópicos imprecisos

En opinión del autor británico, los problemas principales de muchos textos son dos: las imágenes trilladas y la falta de precisión. Cuando escribimos, hay que dejar que “el significado escoja a la palabra y no al revés”, afirma. Hay que hacer un esfuerzo y pensar antes de comenzar a juntar letras, para evitar así “las imágenes desgastadas o confusas, todas las frases prefabricadas, las repeticiones innecesarias, y las trampas y vaguedades”.

En los textos que critica se acumulan “metáforas moribundas”, de las que ya se ha abusado tanto que han perdido su significado. Pensemos, por ejemplo, en “arden las redes”. Otro vicio habitual, según Orwell, es el de usar términos pretenciosos con la intención “de dar un aire de imparcialidad científica a juicios sesgados”, además de “palabras que carecen casi de significado”.

Por ejemplo, términos como democracia, socialismo, libertad, que a menudo se usan con “significados diferentes que no se pueden reconciliar entre sí”. No es lo mismo leer información sobre noticias falsas en un texto del New York Times que en unas declaraciones de Donald Trump, que se ha apropiado de esta expresión, fake news, para calificar todos los titulares que no le gustan.

Paradójicamente, otra palabra que no significa lo mismo según quien la utilice es orwelliano, usada por "críticos de todos los bandos", tal y como publicaba el New York Times en un artículo que mencionaba que este texto es, junto con 1984 y Rebelión en la granja, uno de los más influyentes de Orwell.

Defender lo indefendible

Como ya hemos apuntado, a Orwell le preocupa especialmente lo mal escritos que estaban los textos políticos, algo que no podemos decir que haya cambiado mucho. Orwell pone ejemplos que suenan muy actuales, como hablar de “pacificación cuando “se bombardean poblados indefensos desde el aire” o de “traslado de población” cuando “se despoja a millones de campesinos de sus tierras”.

“Un orador que usa esa clase de fraseología ha tomado distancia de sí mismo y se ha convertido en una máquina” que intenta “defender lo indefendible”, escribía Orwell. Lo que consigue es que “las mentiras parezcan verdaderas y el asesinato respetable”. Como recordaba Steven Pinker en The Sense of Style, esta abstracción tan vaga acaba deshumanizando.

sábado, 28 de enero de 2017

Entrevista a la lexicógrafa Paz Battaner

Jesús Ruiz Mantilla entrevista a la lexicógrafa Paz Battaner “El asunto del género no es el más importante". La lexicógrafa y académica de Lengua Española pronunciará este domingo su discurso de ingreso en la Academia, El País, 27 ENE 2017

Llega a la Real Academia Española (RAE) para despejar ambigüedades y agujeros negros en las definiciones. De hecho, el discurso de ingreso que Paz Battaner (Salamanca, 1938) pronunciará el domingo se titula Algunos pozos sin fondo en los diccionarios. La lexicógrafa, que fue catedrática de Lengua Española en la Pompeu Fabra, será contestada por Ignacio Bosque y sustituye la vacante en la silla s que dejó José Luis Pinillos. Le preocupa que la planta del instrumento lingüístico fundamental de la casa sea demasiado antigua, “más del siglo XVIII, en muchos aspectos, que del XXI”, dice. Es algo que considera muy grave. Por eso, su papel en esa transición revolucionaria que llevará definitivamente al próximo diccionario hacia la era digital será imprescindible.

Pregunta. El título de su discurso de ingreso asusta, con eso de los pozos negros. ¿Cuáles son?

Respuesta. Algunos, algunos. Bueno…, muchos.

P. ¿Y concretamente en el Diccionario de la RAE o en otros? ¿Hasta qué punto son graves?

R. En todos. Pero no es una cuestión de gravedad, sino de cómo se describen y explican los términos.

P. ¿Por ejemplo?

Los sustantivos  llamados abstractos son un problema para cualquier diccionario, pero yo los he tomado como un reto"
R. Los sustantivos que no tienen un referente físico, los llamados abstractos. Su significado se diluye y toma muchos matices. Esto es un problema para cualquier diccionario, pero en mi caso, lo he tomado como un reto.

P. ¿Habla entonces de la ambigüedad implícita en esos vocablos o de la falta de concreción a la hora de definirlos?

R. De su descripción. Hay casos en los que no sabes si hablan de cualidad o de estado. Son cosas muy diferentes. Dependiendo de su contexto toman formas camaleónicas.

P. ¿Y causan total confusión?

R. Total confusión, no. Siempre digo que los diccionarios llevan una cantidad de información enorme y muy valiosa. Es muy habitual que los consideremos como libros viejos, antiguos, dignos de esa oda que les dedica Pablo Neruda. Todos tienen su interés y albergan mucho conocimiento. Una información que antes resultaba difícil de recopilar. Ahora, no tanto gracias al mundo digital.

P. La RAE en estos tiempos es muy escrupulosa a la hora de incluir y diversificar a sus miembros. Procura que entren expertos de varios campos precisamente para clarificar y concretar lo máximo posible. Aun así, ¿persisten gravemente las inconcreciones?

Para mucha gente, el DRAE es una memoria de la identidad y les molesta no verse reflejados rigurosamente"
R. Hay mucho que no se puede apreciar, detalles que se escapan. Insisto en que más que concretar, basta con describir. Los diccionarios hoy, más que los antiguos, que eran de comprensión, son de producción. Como todo el mundo utiliza la escritura como modo de comunicación diario, en ese sentido, han cambiado a lo que llamamos diccionarios de uso. De ahí el gran acierto de María Moliner con el suyo. Antes bastaban para leer un texto, ya no. Los necesitamos para escribir.

P. A esto se une la complejidad del tiempo que vivimos. Activa alertas sensibles y polémicas como las que tienen que ver con los asuntos de género. Resulta un tema muy sensible hoy entre los académicos. ¿Cuál es su posición?

R. No es el tema más importante, a mi juicio. En el informe que elaboró Ignacio Bosque quedó perfectamente reflejada la posición. El Diccionario debe describir cómo usa la gente las palabras. No ir por delante. Es cierto y no está mal que en vez de hombre, en general, se utilice el término persona para referirse al género humano. Hay gente que le duele esto. Yo creo que se debe utilizar el masculino incluyente en la mayoría de los casos porque lo demás lleva a inconsistencias muy grandes y a discursos reiterativos que no ayudan a mejorar la presencia de las mujeres en la sociedad.

P. Le aviso de que este asunto levanta ampollas entre sus nuevos compañeros.

R. Lo sé, lo sé, pero en el diccionario hay otro tipo de temas igual de hirientes o peores que no las levantan. Por ejemplo, el término curiosidad…

P. ¿Qué le pasa?

Debemos definir los términos desde el presente sin caer en lo que se hacía ayer"
R. Pues que en la edición de 1992 estaba definida como un defecto. Deseo de saber que lleva a alguien a lo que no le concierne o incluso vicio que lleva a inquirir sobre lo que no llega a importarle, como una falta. Ya está corregido, pero, imagínese… Asuntos que resultan políticamente incorrectos. Aun a costa de que eso también se haya convertido hoy en una inquisición. También se da en términos como astucia, prudencia…

P. ¿Hace falta pues una puesta al día urgente?

R. Un trabajo de definir los términos desde el presente sin caer en lo que se hacía ayer.

P. ¿Ayer es cuándo para usted?

R. Pues en muchos casos 1726, año en que se creó esta casa. Para mucha gente, el Diccionario de la RAE es una memoria de la identidad y les molesta no verse reflejados rigurosamente. Hablamos de revisar términos del día a día, los de ir a la compra, no tanto tecnicismos. A veces se dejan las cosas como se han hecho siempre por inercia y también se ha pecado mucho de aplicar parches, no transformaciones necesarias. Existe una matriz antigua y aunque se han producido muchos esfuerzos por mejorarla. La planta del diccionario actual, en el fondo, es muy del siglo XVIII.

P. Pues entonces el problema es grave, porque de lo que se trata, según explican sus compañeros, es de cambiarla para ponerse al día en la era digital.

R. Es muy grave, sí. Y hacen falta muchos cambios. Por otra parte, debemos conservar la información existente sobre el vocabulario. Tiene su razón de ser. Sobre todo en el léxico, no tanto en la gramática. La lengua está en constante movimiento y la información es abrumadora. Aun así debemos de tratar de captarla. Más en un diccionario que se puede ir actualizando en red y no tiene por qué quedar aprisionado en un volumen.

P. Su trabajo en la RAE en ese sentido, entendemos, va a ser muy concreto. ¿Por donde empezaría a transformar la planta del Diccionario?

R. Yo vengo con ganas de trabajar en lo que pueda ser de utilidad, en lo que les valga. El trabajo ya está empezado y bien en muchos sentidos. Pero, por ejemplo, adecuaría el desorden de las acepciones. Lo organizaría entre acepciones y subacepciones, como muchos otros diccionarios ya hacen. Le dará mucha racionalidad al uso. Eso ayudará también a los usuarios. Manejar un diccionario requiere práctica y formación que debe salir de primaria y secundaria. Yo he sido profesora de secundaria y me apasionó la experiencia. En esos niveles es donde realmente se pueden adquirir las bases para dominar el uso de estos instrumentos.

lunes, 16 de enero de 2017

Palabras intraducibles de los idiomas

Marina Velasco," 'Lost in translation': palabras intraducibles de todo el mundo", El Huffington Post, 15/01/2017

¿Alguna vez has aprendido una expresión en otro idioma que no existe en el tuyo y que te gustaría importar? Algo así debió pasarle (muchas veces) a Ella Frances Sanders antes de escribir Lost in Translation, un compendio ilustrado de palabras intraducibles de todas partes del mundo que acaba de publicar la editorial Libros del Zorro Rojo.

Quizá te suene la saudade portuguesa, un "vocablo de difícil definición" tal y como lo describe Wikipedia. Pues bien, en Lost in translation aparece ésta junto con otras palabras más lejanas y exóticas, que Ella Frances Sanders se ha encargado de recopilar en un recorrido que va del tagalo al yidis, pasando por el árabe, el sueco o el japonés.

Resulta interesante observar los elementos culturales que recoge cada lengua, dependiendo de los países. Por ejemplo, el alemán encierra muchas referencias a la comida, mientras que el árabe tiende más a adoptar conceptos pasionales. Curiosamente, en la versión en inglés del libro se incluye una palabra en español (que no aparece en la edición en castellano) muy característica de nuestra cultura: sobremesa.

Echa un vistazo a algunas de las palabras intraducibles que incluye Lost in translation y con las que seguro que te has sentido identificado alguna vez:

1. KABELSALAT (Alemán)

Literalmente, "ensalada de cables": el temido revoltijo de cables enredados que suele formarse dentro de bolsos y mochilas sin saberse muy bien cómo.

2. MANGATA (Sueco)

El reflejo de la luna, como un camino, en el agua.

3. KILIG (Tagalo)

La sensación de tener mariposas revoloteando en tu estómago. El tagalo se habla en Filipinas.

4. TSUNDOKU (Japonés)

Comprar un libro, no leerlo y dejarlo apilado sobre otros libros no leídos. (Ojalá no te haya pasado esto con los regalos de Reyes).

5. TREPVERTER (Yidis)

La frase o respuesta ingeniosa que se te ocurre cuando ya es demasiado tarde para usarla. Literalmente, "palabras de escaleras". El yidis es una variedad del alemán, con elementos hebreos y eslavos, que hablan los judíos askenazíes (procedentes de Europa central y oriental).

6. KARELU (Tulu)

La marca que queda en la piel por llevar algo muy ajustado (como los calcetines o los anillos). La lengua tulu se habla en una región del suroeste de la India.

7. SAMAR (Árabe)

Quedarte despierto hasta tarde pasando un buen rato con los amigos. Y que se te pase la noche sin darte cuenta.

8. KUMMERSPECK (Alemán)

Literalmente, "tocino de la pena". Alude al peso que ganamos cuando nos tragamos nuestras emociones. Básicamente, cuando nos da por comer sin cesar para ahogar nuestras penas.

9. JAYUS (Indonesio)

Un chiste tan malo que no te queda otra que reír. ¿A que conoces a alguien que los cuenta de ese tipo?

10. TIÁM (Farsi)

El destello de tus ojos cuando acabas de conocer a alguien. El farsi es una lengua derivada del persa, que se habla principalmente en Irán y Afganistán.

11. WARMDUSCHER (Alemán)

Persona que únicamente toma duchas calientes; es decir, que es incapaz de abandonar su zona de confort.

12. SAUDADE (Portugués)

Un vago y constante deseo por algo o alguien que no existe, o que alguna vez quisimos o perdimos.

13. AKIHI (Hawaiano)

Te has quedado 'akihi' si, después de escuchar las indicaciones, las has olvidado completamente. Que levante la mano a quien no le haya pasado esto nunca.

14. HIRAETH (Galés)

Nostalgia de los lugares a los que no puedes volver, de lugares perdidos de tu pasado o de lugares que jamás existieron. Este término es, en parte, similar a saudade, con la particularidad de que expresa específicamente la nostalgia que los galeses sienten por el Gales del pasado.

15. DRACHENFUTTER (Alemán)

Literalmente, "alimento para el dragón". El regalo que damos a nuestra pareja como compensación de un mal comportamiento.

16. YA'ABURNEE (Árabe)

Literalmente, significa: "Tú me entierras a mí". Una trágica y hermosa declaración del deseo de morir antes que una persona cuya ausencia sería insoportable.

17. FIKA (Sueco)

Reunirse en torno a un café y algo dulce para darse un respiro de la rutina y charlar durante horas. Algo que recuerda al famoso hygge, ese bienestar a la danesa.

18. CAFUNÉ (Portugués)

El acto de acariciar con ternura el cabello de la persona que amas. Esta palabra se utiliza en el portugués de Brasil

martes, 8 de noviembre de 2016

Los apellidos con "de"

Héctor Llanos, "¿Son propios de las clases altas los apellidos que empiezan con 'De'?", El País,  7 NOV 2016

A menudo, sobreentendemos que el significado de la preposición "De" en los apellidos españoles denota procedencia de familia de alta alcurnia. En el nuevo gabinete del Gobierno conservador de Mariano Rajoy aparecen varios nombres de este estilo, entre ellos De Guindos, De Cospedal y De la Serna. Jaime Salazar, profesor del Máster de Heráldica, Genealogía y Nobiliaria de la UNED, explica a Verne por qué son más habituales actualmente entre las clases altas, pero aclara que en origen no eran sinónimo de elevada posición social: "Por lo general, indican procedencia de lugar, no título nobiliario", indica.

Tal y como explica Jaime Salazar, la razón principal de la preposición en estos apellidos es una mera cuestión toponímica, ya que en principio informaban sobre el lugar de procedencia del individuo que lo llevaba. Podía ser una ciudad o localidad (Vigo - De Vigo) o hacer referencia a algo que distinguía a la villa de la que procedían (Del Río, De la Torre, Del Bosque).

"Hasta hace dos siglos, era mucho más común que apareciera el 'De' entre nombre y apellidos, aunque la preposición no formaba parte de ninguno de ellos", explica el profesor universitario. Un ejemplo claro de lo que quiere decir lo encontramos en los grandes de la literatura española. Cuando nos referimos a Miguel de Cervantes solo con su apellido, decimos Cervantes en vez de De Cervantes, como nos ocurre con Francisco de Quevedo o con Luis de Góngora.

¿Por qué entonces son más comunes en la actualidad entre personas a las que suponemos una elevada clase social? A partir de el siglo XIX, comienza a suprimirse la preposición. Esa transición ocurrió de una forma algo caótica, así que algunas familias tradicionales decidieron mantenerla, ya que tuvieron esa posibilidad, explica el profesor. Al conservarse también en apellidos compuestos (Sáenz de Santamaría, Méndez de Vigo), que nos resultan más propios de familias de clase alta, nos encontramos la preposición más a menudo en los apellidos de los que consideramos ricos o cercanos a la aristocracia, aunque su significado original no tuviera relación con la clase social.

Es cierto que el "De" aparece relacionado con títulos nobiliarios, aunque no necesariamente en su apellido. Por ejemplo, es común encontrar escritos que llaman a Cayetana Fitz-James Stuart como Cayetana (duquesa) de Alba, cuando en realidad hacen referencia a su título. "Se trata por tanto de un uso social y no administrativo. El 'De' en castellano no funciona por tanto con el 'von' alemán -Von Bismark, Von Karajan-, que sí tiene connotación nobiliaria", confirma Jaime Salazar.

Existe otra forma de encontrar un apellido con esta preposición: a través del matrimonio. Al contrario que otros países, la mujer de habla hispana no pierde el apellido al casarse. Por eso, en ocasiones se incluye el del marido en segundo lugar, aunque su uso es mucho más común en los países hispanoamericanos.

"Disparate lingüístico"

Es común incurrir en errores al tratar con este tipo de apellidos. Si mantenemos el "De" en mayúscula en el apellido cuando prescindimos del nombre -"Del Bosque es el exseleccionador nacional de fútbol"-, caemos en "un disparate lingüístico", asegura el experto en apellidos. La razón, argumenta Salazar, es que sencillamente la preposición no forma parte del apellido. Incluirlo es un "uso incorrectísimo, solo que en la actualidad está tan extendido que es casi imposible que vuelva a usarse de forma adecuada", lamenta.

Es un criterio que sigue la Ortografía de la lengua española, cuando indica que los "De" han de ignorarse a la hora de ordenar alfabéticamente los apellidos en un listado.

A pesar de la aberración lingüística que cometemos continuamente, el docente encuentra una excepción en la que sí tiene sentido mantener la preposición en el apellido. En casos como De Juan o De Pablo, en los que se hacía referencia al padre del ciudadano que lo llevaba, el "De" ayuda a evitar confusión entre el nombre y el apellido.

Topónimos curiosos

Isidoro Merino, "Pueblos bonitos con nombres raros. Viaje en clave de humor por los topónimos más curiosos", en El País, 8-XI-2016:

Ultramort no es el título de un manga japonés, sino un pueblo de Girona. Y no hace falta que te pongas desodorante para viajar a Guarromán (Jaén), cuyo nombre significa en realidad Río de los Granados (del árabe Wadi-r-rumman). Con la complicidad de los lectores, propongo un viaje en clave de humor por los topónimos más curiosos.

Entrepiernas (Chile)

Bella y boscosa aldea de región chilena del Biobío. ¿Su gentilicio? Quillecano (pertenece a la comuna de Quilleco).

Real de Minas de Nuestra Señora de la Concepción de Guadalupe de los Álamos de los Catorce, más conocido como Real de Catorce, fue uno de los grandes centros mineros de San Luis de Potosí. Su fundación puede situarse entre 1772 y 1778, cuando se descubrieron unas importantes vetas de plata. Pertenece a la asociación de Pueblos Mágicos de México.

Egipto (Boiro, Coruña, España)

En las verbenas veraniegas de la parroquia de Abanqueiro, en el municipio de Boiro (A Coruña), se solía sortear una rifa premiada con un viaje a Egipto. Algunos picaban.

Peor es Nada (Chile)

Localidad chilena de la comuna de Chimbarongo, región del Libertador Bernardo O'Higgins. Su gentilicio es peoresnadino. Algo es algo.

Wamba (Valladolid, España)

Wamba (pronúnciese Bamba) es un municipio de los Montes Torozos, a 17 kilómetros de Valladolid. Es la única localidad española cuyo nombre empieza por W. Allí murió el rey Recesvinto y fue coronado el rey Wamba, uno de los últimos monarcas cristianos antes de la invasión árabe de la Península. Una curiosidad: el osario medieval de la iglesia de Santa María de la O, con centenares de calaveras apiladas por las paredes.

Vagina (Rusia)

Curioso nombre de una remota población del oblast de Tiumén, en los Urales (Rusia). En ruso se escribe Вагина, pero significa lo mismo que en español: mujer no muy alta.

Cariño (Coruña, España)

Municipio de la comarca gallega de Ortegal. Según la Wikipedia, "su gentilicio es cariñés o cariñesa, aunque también se conoce a sus habitantes por pixín o pixina".

Carantoña  (Coruña, España)

Los gallegos, que son muy melosos.

Climax (Míchigan, EE UU)

Empiezas con las carantoñas, sigues con los cariños y acabas en Míchigan.

My Large Intestine (Texas, EE UU)

El fundador del pueblo tenía problemas de estreñimiento.

Kagar (Alemania)

Un bonito pueblo a 100 kilómetros de Berlín, cerca de la pedanía de Repente. Prueba a juntarlos en una misma frase. El lago que baña Kagar se llama Kagarsee (lago de Kagar). Se puede ir de Repente a Kagar sin pasar por el trago de Kagarsee.

Aveinte (Ávila, España)

Problema: ¿A qué velocidad se mueve un coche que tarda una hora en viajar entre Aveinte y Ávila? Solución: a 20 kilómetros por hora (el pueblo se halla justo a 20 kilómetros de la capital provincial).

Los Infiernos (Murcia, España)

A 40 kilómetros al sureste de la capital murciana se halla ese lugar adonde irán todos los pecadores menos yo.

Novallas (Zaragoza, España)

Una compañía de seguros organizó el año pasado un concurso para elegir el pueblo de nombre más inquietante de España. Lo ganó esta localidad de la comarca aragonesa de Tarazona y el Moncayo que a pesar de su nombre, sí se merece una visita.

Boring (Oregón, EE UU)

Boring, en inglés, significa aburrido. Su eslogan turístico: "The most exciting place to live" (el lugar más excitante para vivir).

Pancrudo (Teruel, España)

Ya han quedado con los de Ajo (Cantabria, España) y Malcocinado (Badajoz, España) para escribir al consultorio de El Comidista.

Barbalimpia (Cuenca, España)

Pedanía perteneciente al municipio conquense de Villar de Olalla. Se cree que allí nació el primer hipster.

Salsipuedes (Córdoba, Argentina)

Gentilicio: vostequedás (es broma, que me perdonen los argentinos).

Pussy Creek (Ohio, EE UU)

La segunda palabra significa arroyo. La primera la buscáis en el diccionario de inglés.

Hygiene (Colorado, EE UU)

Para que no te pongan colorado o colorada en Colorado.

Espolla (Girona, España)

Municipio de la comarca catalana del Alto Ampurdán. Según Wikipedia, "su término municipal se extiende desde las vertientes del sur de la Sierra de la Albera hasta la planicie ampurdanesa". Para que luego vayas por ahí presumiendo de tamaño.

Vilapene / Villapene (Lugo, España)

Ya está todo dicho.

Kissing (Baviera, Alemania)

Además de un gerundio inglés, Kissing (besando) es el nombre un pueblo de Baviera (Alemania) que se presta a los chistes malos (Kissing in Kissing, jajajajá). Como Fucking, una linda localidad de Austria cuyo nombre no pienso traducir.

Do Stop (Kentucky, EE UU)

¡Para, para!

Condom (Gers, Francia)

Léase la reseña anterior.

Kisimmee (Florida, EE UU)

Otro lugar con nombre de chiste fácil (un juego de palabras con Kissing me, besándome, en inglés), cerca de Orlando.

Dildo (Terranova y Labrador, Canadá)

Al parecer, aunque aún no lo he podido confirmar, deriva de un topónimo indio que significa "consuelo".

Happyland (Oklahoma, EE UU)

“¡Oh, miradme! Estoy haciendo feliz a mucha gente. Soy el hombre mágico que vive en el País Feliz, en la casa de gominola de la calle de la Piruleta. Ah, por cierto, pretendía ser sarcástico”.  (Hommer Simpson).

Normal (Illinois, EE UU)

Como su propio nombre indica, un pueblo del montón.

Puta Burnu (Azerbaiyán)

Una grosería caucásica.

Sweet Lips (Tennessee, EE UU).

Morritos de azúcar.

Taumatawhakatangihangakoauauotamateapokaiwhenuakitanatahu (Nueva Zelanda)

En maorí significa “tres casas”.

Truth Or Consequences (Nuevo México, EE UU)

Se pilla antes a un mentiroso que a un cojo (Truth: verdad). O no.

Warra (Australia)

En los territorios fronterizos y salvajes del Outback la gente no se aseaba mucho. Eran otros tiempos.

Wagga (Australia)

A ver, repite conmigo: “El peggo de San Goque no tiene gabo porque Gamón Gamírez se lo ha gobado”.

Llanfairpwllgwyngyllgogerychwyrndrobwllllantysiliogogogoch (Gales, Reino Unido)

La traducción aproximada es: Iglesia de Santamaría del Hoyo del Avellano Blanco junto a la poza de Llantysilio de la Cueva Roja.

Å (Lofoten, Noruega)

Menos es más.

viernes, 28 de octubre de 2016

Léxico exclusivo de otros idiomas y anglicismos gibraltareño-lineanos

Jaime Rubio Hancock, "Las ganas de pellizcarle los mofletes a un niño y otras 28 palabras extranjeras que deberíamos importar", El País,  8 OCT 2014

Más de una tarde de ulepils hemos levantado el vaso, dejando un culaccino en la mesa, y entre trago y trago hemos contado un jayus para distraer a nuestros amigos.  

Efectivamente, necesitamos incorporar aún más palabras al español. Como las de la lista de abajo. Nuestro idioma es rico y variado, pero nunca sobran términos claros, sencillos y llenos de matices, que nos ayuden a expresarnos con aún mayor precisión y economía del lenguaje.

1. Aware. Así describen los japoneses la agridulce sensación de percibir un momento de belleza que sabemos que será breve o, al menos, perecedero.

2. Cafuné. Peinar a alguien suavemente con los dedos, en portugués brasileño.

3. Cornicione. Así llaman en Italia al borde de la pizza. (Literalmente, significa cornisa).

4. Culaccino. Palabra también italiana que hace referencia a la marca que deja un vaso frío en una mesa.

5. Fargin. Alegrarse sinceramente del éxito ajeno. Es yiddish. Y es algo muy poco común. Tiene un equivalente en el concepto budista "mudita", del pali y el sánscrito.

6. Fernweh. Así describen los alemanes tanto el deseo de viajar como la nostalgia que se puede llegar a sentir por sitios que jamás hemos visitado.

7. Forelsket. Término noruego que describe lo que sentimos mientras nos estamos enamorando. Similar al "crush" inglés. En sueco también existe (förälskad). En español se puede traducir por “pánico”.

8. Gattara. Mujer que recoge y acoge gatos callejeros. Es un término italiano.

9. Gigil. Con esta palabra se describen en tagalo las ganas de pellizcarle los mofletes a un niño o a un gato muy mono.

10. Googlegänger. Término que tiene su origen en la palabra alemana Doppelgänger (“doble”), pero inventado por estadounidenses para referirse a gente que se llama como tú y a la que encuentras cuando te buscas a ti mismo en Google. La palabra más creativa de 2007, según la American Dialect Society.

11. Goya. El proceso de suspender la incredulidad y sumergirse en una historia como si fuera real. Es urdu.

12. Hanyauku. Caminar de puntillas sobre arena caliente. Término de la lengua bantú RuKwangali, uno de los idiomas oficiales de Namibia.

13. Kummerspeck. Los alemanes tienen términos para todo (gracias sobre todo a la afición del idioma por las palabras compuestas). Incluso hay una para el peso ganado debido a los atracones emocionales. Es una palabra compuesta por Kummer (pena) y Speck (tocino).

14. Iktsuarpok. En inuit, asomarse a ver si llega alguien a quien estés esperando. Lo dicen en una sola palabra porque ahí se pasa mucho frío y así pueden volver a entrar más rápido. Y también porque las lenguas inuit son aglutinantes.

15. Ilunga. Además de un nombre de pila común en la República Democrática del Congo, es una palabra tshiluba que se refiere a una persona que está dispuesta a perdonar cualquier insulto una vez, a tolerarlo una segunda, pero a no dejar pasar una tercera. Según una encuesta entre un millar de lingüistas, es la palabra más difícil de traducir.

16. Jayus. Un chiste tan malo y tan mal contado que no puedes evitar reírte, según los indonesios.

17. Mamihlapinatapai. Palabra de los indígenas yámanas de Tierra del Fuego, que describe una mirada entre dos personas, cada una de las cuales espera que la otra comience una acción que ambos desean, pero que ninguno se anima a iniciar. Frecuente entre oficinistas a las cinco de la tarde, que buscan a alguien que se atreva a decir: “Bueno, pues habrá que ir tirando para casa, ¿no?”.

18. Mångata. En sueco, el reflejo en forma de camino que crea la luna sobre el agua. En turco es gumusservi.

19 . Mencolek. Golpeas el hombro izquierdo y saludas por la derecha. Eso es hacer un mencolek. En indonesio.

20. Nedovtipa. Checo. Se usa para referirse a alguien que no pilla las indirectas.

21. Razbliuto. Término también ruso para describir lo que sentimos por alguien a quien solíamos amar, pero ya no. Ay.

22. Schadenfreude. Un clásico alemán: el disfrute de las desgracias ajenas. Lisa Simpson lo explica muy bien.

23. Seigneur-terrasse. En francés, clientes que pasan mucho rato en una cafetería, pero gastan poco.

24. Shedmomedjamo. Estás lleno, pero da igual, sigues comiendo hasta acabarte el plato porque está rico. Es una palabra georgiana.

25. Tartle. Término escocés que hace referencia a ese momento de duda cuando vas a presentar a alguien y has olvidado su nombre.

26. Tingo. Del pascuense, de la Isla de Pascua. Se refiere al hecho de ir tomando prestado objetos deseados de la casa de un amigo y no devolverlos. Esta palabra da título al libro de Adam Jacot de Boinod, The Meaning of Tingo, en el que recoge palabras como estas, difíciles de traducir a otros idiomas.

27. Torschlusspanik. El miedo a ir perdiendo oportunidades a medida que envejecemos. Lo que vendría a ser la crisis de los 40. Literalmente significa “miedo al cierre de puertas” y vendría de la Edad Media: los residentes de las ciudades preferían volver al interior de las murallas antes que se cerraran las puertas, para protegerse así de ladrones y animales salvajes.

28. Tsundoku. Japonés: comprar un libro y luego dejarlo en la pila de libros pendientes para no leerlo jamás.

29. Utepils. En noruego, tomarse una cerveza al aire libre.

II

Spanglish gibraltareño-lineano:

Jesús A. Cañas, 'Andalunglish': 14 palabras del inglés gibraltareño que han adoptado (a su manera) sus vecinos españoles, en Verne, en El País, 28 OCT 2016:

En La Línea, en Cádiz, se come ‘carne conbí’, en lugar de carne en lata. Los niños juegan con las ‘meblis’, en vez de canicas y mascan ‘chinga’, no chicle. Para hacer un ‘panquequi’ se usa ‘bequinpauda’, en lugar de cocinar un pastel con levadura. Son palabras exportadas de Gibraltar que forman parte del habla de la localidad gaditana y que, hasta ahora, habían quedado en el ámbito de la cultura popular y de la tradición oral. Hasta que, en su trabajo de fin de grado, la linense María Ortega se propuso averiguar la vigencia y perdurabilidad de estos vocablos en el futuro.

Como explica la joven de 22 años, ya graduada por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Granada, hasta ahora se ha hablado mucho del llanito (el habla de Gibraltar influenciada por el español), pero poco de la influencia del inglés en el linense. “Esta ‘lengua’ nace de la unión de dos comunidades”, dice Ortega a Verne.

“Empecé el trabajo con la premisa de que uso de algunas palabras estaba desgastado por el cierre de la verja (la frontera con Gibraltar estuvo cerrada entre 1969 y 1982) y los efectos de la globalización”, señala.

Para averiguar el alcance de este desgaste, la posible pérdida de algunas y la conservación de otras, Ortega seleccionó 15 vocablos y expresiones adoptadas del inglés llanito. Fue el caso de ‘infleita’ (por inflador o bombín para bicicletas), ‘rolipó’ (en vez de ‘Chupachups’) o darse un ‘washi’ (por un darse un baño en la playa). “Son solo algunas, por que hay más, como es el caso de ambó -del inglés ‘handball’, tocar con la mano una pelota en fútbol-, o kaite -del inglés ‘kaite’, cometa”. Sin ir más lejos, en La Línea muchos conocen la frontera con Gibraltar como la ‘focona’ (procedente de ‘four corners’).

Ortega estableció como metodología la encuesta de forma espontánea (los sujetos no sabían de qué trataba el trabajo) a 20 personas estratificadas según edad en jóvenes, adultos y ancianos. Ortega llevaba consigo objetos como un regaliz (en linense ‘liquirbá’) o agujas de hacer punto (denominado como ‘nitin’). Además se acompañó de fotografías de otros objetos como una lata de carne de buey que se vende en Gibraltar, la ‘carne conbí’.

Con los resultados de las preguntas, trazó una serie de conclusiones. En ellas, tuvo en cuenta el contexto social e histórico del cierre de la frontera y de la realidad presente. Pese al trasiego de trabajadores españoles en Gibraltar, Ortega determinó que, en el día a día, las palabras linenses exportadas del inglés están desapareciendo en las nuevas generaciones. A juicio de la estudiante, esto se debe a que el contacto cultural con Gibraltar hoy es menos intenso que antaño. También se suma el efecto de la globalización sobre los anglicismos linenses, como es el uso de ‘bacon’, en lugar de ‘bequi’, para hablar de la panceta.

Por su trabajo, la joven consiguió matrícula de honor y la Caja Rural de Granada le concedió un premio a la excelencia en el aprovechamiento académico. Ahora, tras pasar un año como auxiliar de conversación en Estados Unidos, acaba de iniciar un máster en Madrid con la idea especializarse en enseñar español a extranjeros. Si se ha hablado de spanglish, en estas zonas de Andalucía podrían reivindicar el andalunglish.

Estos son los términos incluidos en el trabajo:

- Infleita (del ing. inflator). Bomba de aire, inflador.

- Meblis (del ing. marble). Canicas.

- Chinga (del ing. chewing gum). Chicle.

- Bequinpauda o pauar (del ing. baking powder). Levadura.

- Rolipó (del ing. lollipop). ‘Chupachups’.

- Quequi o panquequi (del ing. cake y plum-cake). ‘Bizcocho’, ‘tarta’, ‘pastel’.

- Bequi (del ing. bacon). ‘Bacon’, 'panceta'.

- Liquirbá (del ing. liquorice bar). ‘Regaliz’, ‘barra de regaliz’.

- Carne conbí (del ing. Corned Beef). ‘Carne de buey enlatada que se vende en Gibraltar’.

- Yersi (del ing. jersey). ‘Jersey’, ‘rebeca’.

- (darse un) Washi (del ing. to wash). ‘Darse un baño en la playa’.

- (estar) Aliquindoi (del ing. *all looking to it24). ‘Estar atento’, ‘alerta’.

- Chuar (del ing. to choose). ‘Echar a suertes, elegir antes de un juego (equipo, portería, campo...)’.

- (hacer) Nitin (del ing. to knit). ‘Hacer punto’.