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lunes, 11 de diciembre de 2017

El Pla impublicable

Juan G. Bedoya, "Josep Pla: “El catalán es un fugitivo y, a veces, cobarde” Publicados los dietarios del escritor ampurdanés que no incluyó en sus ‘Obras Completas’, ni siquiera después de la muerte de Franco", en El País,  22 NOV 2017:

Pla. Josep Pla. José Pla. El Julio Camba catalán según Manuel Vázquez Montalbán. Nuestro Michel de Montaigne, en palabras de Salvador Pániker. Pla, a secas, (Palafrugell, 1897– Llufríu, 1981) es sin duda el mejor escritor contemporáneo en lengua catalana (aún hoy, a 36 años de su muerte, es el más leído) y uno de los grandes narradores en castellano, autor de una obra inmensa, publicada en 38 tomos (más de 30.000 páginas). Murió viejo y trabajó hasta el final, preparando y corrigiendo sus Obras Completas. Así quiso titularlas. Sin embargo, dejó inédito un material considerable, sin explicar los motivos en un tiempo, los años 80 del siglo pasado, en el que había desaparecido la censura franquista.

Podía haber publicado cuanto quisiera a partir de 1976. ¿Por qué no lo hizo? La editorial Destino ofrece ahora, en castellano y catalán Hacerse todas las ilusiones posibles y otras notas dispersas (título original: Fer-se totes les ilusions posibles i altres notes disperses. En estas páginas está la respuesta. Franco no habría tolerado un libro así; los catalanistas de ahora, el expresident Jordi Pujol a la cabeza, habrían maltratado al autor aún más de lo que lo hicieron; la izquierda lo detestaría con razón y, en fin, la Iglesia católica habría puesto el grito en el cielo ante las pullas anticlericales, auténticas puyas, de un autor que creían de su parte, pese a repetir toda su vida que no creía en Dios.

Se dijo muchas veces que Pla era un reaccionario, un franquista, un rico payés biempensante, un cínico irónico. Lo fue y no lo fue. Escritor hiperactivo, trotamundos, fumador y bebedor empedernido, misógino y, para colmo, catalanista emboscado visto desde Madrid, lo que sí fue Pla es catalán hasta la médula. Pero nunca se sintió catalanista. Si lo fue, lo escarmentaron muy pronto. Apenas cumplidos los 20 años era ya diputado de la Mancomunidad de Cataluña por la Lliga Regionalista, hasta la disolución de ese organismo por el dictador Primo de Rivera. Pla acabó poco más tarde en un muy bien aprovechado exilio en París. He aquí, resumidos, cuatro ejemplos de este delicioso libro de 220 páginas que matizan las generalizaciones del pasado.

Los catalanes. "El primer drama del catalán consiste en el miedo a ser él mismo. Pero hay otro todavía más grave: el catalán no puede dejar de ser quien es. Ante un problema de dualismo irreductible, todavía no se ha inventado nada más cómodo que huir. El catalán es un fugitivo. A veces huye de sí mismo y otras, cuando sigue dentro de sí, se refugia en otras culturas, se extranjeriza, se destruye; escapa intelectual y moralmente. A veces parece un cobarde y otras un ensimismado orgulloso. A veces parece sufrir de manía persecutoria y otras de engreimiento. Alterna constantemente la avidez con sentimientos de frustración enfermiza. A veces es derrochador hasta la indecencia y otras tan avaricioso como un demente, a veces es un lacayo y otras un insurrecto, a veces un conformista y otras un rebelde” (…). El catalán es un ser humano que se da —que me doy— pena. Unamuno dice que [los catalanes] hasta cuando parecen que atacan están a la defensiva".

El catalán. “El bilingüismo plantea, a mi modo de ver, el problema del subconsciente catalán —origen de todo el drama cultural del país— [cuando Pla dice “país” quiere decir Cataluña], porque el pueblo que no logra manifestar su subconsciente de manera holgada, libre y normal, pierde fatal y certeramente su personalidad. El arrinconamiento al que aludo crea en el catalán un sentimiento de inferioridad permanente. Esto ha dado lugar a una psicología curiosa: la psicología de un hombre dividido, que tiene miedo de ser él mismo y, al mismo tiempo, no puede dejar de ser quien es, que se niega a aceptarse tal como es y que no puede dejar de ser como es. No son elucubraciones mías, son hechos. Son las señales típicas del complejo de inferioridad”.

Franco. “Este abyecto régimen de Franco. La inmensa cantidad de generales, almirantes, etcétera, de este país ha vivido el mejor momento del siglo. España es un pantano de mierda de enormes dimensiones. Después de la Guerra Civil y el triunfo de Franco, se produjo tal invasión de golfería que fue literalmente imposible seguir creyendo. Si una resquebrajadura de cualquier tipo dejara pasar el aire, se derrumbaría todo el pantano. Las autoridades no son más que los inspectores del mantenimiento estable de la mierda. He escrito en los periódicos, he hablado en la radio, he publicado libros, he obtenido un premio. Todo lo he hecho para ganarme la vida. Nunca he hablado de política. Es decir, he hecho constantemente oposición no hablando de política. En los tiempos que me ha tocado vivir, no podía hacer nada más. Nunca he sido un héroe —que quede bien claro—. Pero ¡qué pena!”.

La Iglesia. “Iglesia, militarismo, latifundismo y burguesía son harina del mismo costal. El ejército es la garantía de la diferencia de clases. El contrato es el siguiente: la burguesía paga al militarismo parasitario y, a cambio, la Iglesia defiende la diferencia de clases. La Iglesia católica nunca había gozado, en este país, de tanta influencia y de tantos privilegios como en este período. Los militares y el alto clero han podido construir, edificar y mandar en todo, hasta el punto de llegar a dar la impresión de que la religión iba en aumento. A menudo, por otra parte, el católico practicante considera que la religión puede vivir tranquilamente del aire del cielo y de la pureza ideal, y no brilla por su generosidad. Hay quien cree que el hecho de que los curas cobren del Estado ha sido más bien contraproducente para la Iglesia. Es posible. Pero si no cobra del Estado, ¿de quién cobrarían, por el amor de Dios? A los curas se les aprecia sobre todo si salen baratos”.

Una víctima de la censura

Esencial en la modernización de la lengua catalana, Pla hace literatura para todo el mundo: claridad, inteligibilidad, sencillez. En ocasiones escribió libros que firmaron otros. “Un negro mal pagado”, se queja. ¿Franquista? La proclamación de la II República en abril de 1931 la vivió en Madrid, donde era corresponsal de La Veu de Catalunya. No es ni antirrepublicano ni antimonárquico, pero prudentemente, alegando razones de salud, abandona un Madrid peligroso para él pocos meses antes del golpe militar de Franco. No vuelve a Barcelona para quedarse. También veía peligros allí. En septiembre de 1936 huye en barco a Marsella con Adi Enberg, su novia noruega. Como Enberg resultó ser espía de Franco en un servicio financiado por Francesc Cambó, a Pla se le acusó más tarde de ser él mismo espía para los golpistas.

Despreciaba a Jordi Pujol, al que llamaba "el Milhombres", y Pujol le correspondió echándolo de Destino en cuanto compró la revista a través de Banca Catalana. Soportó la censura como pudo. Francesc Montero lo documenta en la presentación de este libro. En un texto sobre el amor, le tacharon la siguiente frase: "El amor cristiano es puro tedio —aburrimiento cósmico". En una ocasión en que Lluís Pericot hace una crítica a la dictadura, Pla lo cuenta y añade: “Pero por lo bajo (porque entonces gobernaba Franco)". El censor tacha esta frase. Acerca de los madrileños de mucha raigambre, de los que dice que en la guerra civil, en general, se mantuvieron a la expectativa, Pla escribe: “Al triunfar el franquismo, practicaron el franquismo con delirio”. Eliminado. Sobre el puritanismo de aquel régimen escribe: “El alcohol es muy productivo, pero devasta a la gente”. El censor deja esta frase, pero suprime esta otra: “Lo sé por experiencia. La Guerra Civil y el franquismo han sido fatales. Ha sido un régimen de jesuitas y curas abstemios, inútiles y fanáticos”.

¿Misógino Pla? No da esa impresión en este libro. Pero se regodea escribiendo de personajes adinerados que presumen de sus correrías en casas de citas. Él mismo se presenta como víctima de aquella España “sobrecargada de catolicismo y de curas y frailes”. Su insatisfacción la expresa así: “¡La edad en la que corría todo el día con el pito bajo el brazo! ¡Qué tragedia! Es horrible, literalmente”

sábado, 21 de octubre de 2017

Entrevista a Gabriel Albiac


Entrevista con Gabriel Albiac de Fernando 
Palmero, "Si el Gobierno persevera en su ignorancia, tiene la batalla perdida", en El Mundo,  21 OCT. 2017:


No existen, afirma categórico, ni el sentido ni la finalidad de la Historia y quien ha intentado inventarlos sólo ha conseguido crear destrucción y muerte. La política, dice que comprendió en el París de los 70 de la mano de Althusser, es el instrumento esencial del mal. Y desde entonces se ha dedicado a diseccionar el discurso del poder sin ceder un ápice del rigor analítico al que está obligado todo lector de Spinoza.

"El sentido, pues sería la clave: la fijación de finalidades que la nación materializa y en función de cuya preeminencia todo sacrificio es exigible". De esta forma precisa define Gabriel Albiac el nacionalismo en su Diccionario de adioses (Seix Barral, 2005). Y advierte sobre su naturaleza destructora: "La gran carnicería colectiva en que se mutó la antigua Yugoslavia no es más que un paradigma de laboratorio de lo que, en otros espacios geográficos, emerge bajo escenografías menos cruentas; por el momento. La certeza, elemental en sus convicciones, de políticos que enarbolan la identidad de sangre y lengua, como fe última e incuestionable teología, se ha convertido en la pesadilla inaugural del siglo". Religión laica, por tanto, que transforma variedades culturales (sangre, tierra y lengua) en identidades de guerra (todas lo son, dirá Albiac) que comparten "imprecisas fronteras con el fascismo".

¿Por qué, entonces, se resiste el Gobierno a frenar este delirio del independentismo catalán?

Porque estamos ante un tipo de golpe de Estado con escasos precedentes, ante algo que quizá, aunque sea muy metafórico, se puede llamar un modelo virtual. Es la idea de que un golpe de Estado puede desarrollarse sin costes humanos, económicos e incluso de algún modo sin costes simbólicos. Como si el combate material que ha definido los golpes de Estado desde que Gabriel Naudé inventa el término en el siglo XVII, se hubiese desplazado al ámbito de la escenografía. Un golpe de Estado convertido en un paso de danza. La cosa llega a la caricatura durante el acto insurreccional del 1 de octubre: ¿Qué es lo que lleva a que 17.000 hombres, los Mozos de Escuadra, sin disparar un solo tiro puedan eludir la actuación de una Policía moderna? La idea de que la realidad ha desaparecido y que lo único que cuenta son las imágenes.

¿Por eso no se mandó intervenir al Ejército?

El Estado ha actuado en un anacronismo total. No se ha dado cuenta de que el golpe que se estaba forjando era de un nuevo tipo. Vale que don Mariano Rajoy y su gente no hayan leído nunca a Guy Debord, aunque podían haber consultado a algún especialista, pero tras lo de noviembre de 2014, el Gobierno debería haber aprendido la lección de que tenía, primero, que destruir el golpe en lo virtual, y segundo, saltar por encima de la barrera de lo virtual y ejecutar la imposición material. El Gobierno se ha quedado completamente perdido ante esa estrategia, ha ido jugando permanentemente a la contra y permanentemente mal, porque ya me dirás qué sentido tiene encargar al Ejército que va a ser el responsable de mantener el Estado resultante del golpe a que impida el golpe. Cuando los guardias civiles y policías nacionales fueron a deshacer el roto que habían hecho los mozos, su intervención se convierte en la escenografía de una violación. Y lo que es peor todavía, al ni siquiera llevarlo hasta el final, tienes la imagen del violador, pero encima es el otro el que consigue culminar el proceso.

¿Es un Estado inepto o cobarde?

Ante todo, ignorante. El modo en que han utilizado a los medios de comunicación, el modo en que han puesto la representación imaginaria de los ciudadanos en manos de una gente como la de La Sexta, por ejemplo, que no es más que la máquina de producir representación de toda la banda de los independentistas catalanes y de los grandes empresarios que se benefician de esa dinámica, ese modo estúpido representado arquetípicamente por la vicepresidenta del Gobierno, solamente se puede entender por una ignorancia inconcebible, que no me imagino en ningún otro político de ningún otro país europeo. Si perseveran en esa ignorancia, tienen la batalla perdida. Si no se enteran de una maldita vez de que la representación, en los inicios del siglo XXI, es la representación imaginaria, que todo sucede primero en la escena y luego produce realidad, al contrario de lo que pasaba en el siglo XIX, por supuesto, mientras no entiendan que eso ha mutado, su destino es ser machacados.

¿Cómo interpreta la actitud de los empresarios?

La tesis clave de todo el pensamiento de Carl Schmitt es que para formar la identidad de una nación, basta con inventarse a un enemigo. Da igual que exista o que no exista. Lo que el nacionalismo hace en el periodo de entreguerras, exactamente igual que ahora, es configurar un enemigo, y el enemigo es la España que, fórmula afortunadísima de uno de los grandes publicistas del independentismo, no hace otra cosa que robarnos, España es un inmenso parásito que vive a costa de lo que chupa a Cataluña. Los altos dirigentes de La Caixa saben que eso es falso porque ellos viven de la clientela española; los grandes empresarios comerciales lo saben también porque sus productos se venden principalmente en España. Todo el gran capital sabe que eso es una majadería y que si se aplicase sería para ellos la catástrofe completa, pero les interesa desarrollar una bolsa de rechazo contra España a la sombra de la cuál piensan poder obtener unas situaciones fiscales mucho más favorables de las que tienen. Sin embargo, en un momento determinado se encuentran con que eso ya no lo pueden controlar. Y es el momento en el que empieza a producirse la gran fuga de empresas, como se intentó producir en los años 30 en Alemania. Pero ya con el nazismo en el poder si te intentabas marchar te fusilaban. Afortunadamente no es el caso, por el momento, en Cataluña.

¿Qué le parece la respuesta de Europa?

Muy tibia. Pero eso sí que forma parte de las mitologías europeas. Europa es una entidad marcada por la voluntad de suicidio desde 1914, y después de la Segunda Guerra Mundial, es como si no quisiese ya seguir viviendo. Europa no ha tenido capacidad de autodefensa y tiene plena consciencia de que no ha hecho nada para sobrevivir, que se ha salvado por la cabezonería de un político conservador, Churchill, y por la intervención de eso que los europeos han odiado siempre por encima de todas las cosas: el malvado imperialismo yanqui. Durante la Guerra Fría, Europa fue el escaparate frente a la URSS y al bloque del Este, por lo tanto había que plantearla desde el punto de vista de la guerra propagandística, de la guerra simbólica. Finalizada ésta, Europa se encuentra con que no produce nada y que tiene unos niveles de vida disparatadamente elevados. Si se cree que puede seguir viviendo 10 veces mejor que el resto del planeta y 2.000 veces mejor que los que están del otro lado del Mediterráneo y que lo puede mantener sin un ejército, allá ella.

¿En qué medida el populismo de Podemos es heredero de los gobiernos de Zapatero?

Rodríguez Zapatero ha sido el mayor imbécil de la política española, utilizo el término imbécil en su sentido etimológico, débil. Es un viejo dilema que se estudia en teoría política: ¿Qué es peor a efectos de gobierno, un malo o un tonto? Éticamente tenderíamos a decir que un malo, pero desde el punto de vista de los efectos materiales de un país, no hay nada peor que la estupidez, y la estupidez de Zapatero fue el origen de todo lo que vino a continuación. Lo fascinante es que grupos como estos chicos de Podemos que se presentan a sí mismos como la forma hipermoderna de la vieja izquierda revolucionaria, busquen la identificación en Cristina Kirchner, por un lado, y por otro, en la prolongación del peronismo en Venezuela, es decir, en movimientos abierta, descarada, explícita, inocultablemente fascistas. Creo que es un grave error hablar de Podemos como una organización comunista. No, Podemos es una organización fascista clásica.

¿Cómo se explica que surjan de la Universidad?

El destino del 80% de los alumnos de la Facultad de Filosofía o de Políticas, que es donde surgen, es estar allí para acabar la carrera y seguir viviendo a costa de sus padres. Es una tragedia. Y esto crea un estado de desequilibrio mental extremo. Por tanto, la posibilidad de ofrecer a estos chavales una nueva sacralidad, un universo sacramental que los libere, es tentadora. Estos de Podemos utilizan la vieja jerga religiosa y evangélica (el asalto a los cielos, el hombre nuevo...), hablan como San Pablo, literalmente y cuando lo que tú tienes delante es gente muy desesperada, funciona. Igual que funcionó en los años 30. Toda la Universidad alemana fue nazi, desde los profesores más brillantes hasta los alumnos más preparados.

¿La situación de la Universidad es por Bolonia?

No. Bolonia certifica la muerte de una universidad que ya estaba muerta. La gran enseñanza media, que fue la gloria de Europa, ha desaparecido. Por múltiples motivos, que van desde la masificación de los centros hasta la pérdida de homogeneidad del alumnado. Así, todo el sistema escolar ha descendido un escalón, es como si se estuviera pasando directamente de la primaria a la Universidad. Por tanto, lo que debemos hacer es bajar un escalón la universidad y convertirla en la enseñanza media que ya no existe. Naturalmente los países más sensatos lo que hacen es, en paralelo, mantener el sistema de centros élite. El caso francés es el más descarado. Allí, el deterioro de las grandes universidades ha sido igual pero cuentan con esa alternativa que mantiene todavía al alto funcionariado del Estado.

Su última novela está construida en torno al 11-M, ¿qué significó ese atentado?

El 11-M cierra el ciclo que se inicia en 1975. Es decir, cierra el ciclo de la Transición y lo cierra con una derrota de tales dimensiones que ni siquiera se puede verbalizar. Y eso distingue esencialmente la peculiaridad española de la de cualquier otro país. El bárbaro de Iglesias, que se ha gloriado tanto de decir que él fue el que organizó los ataques contra las sedes del PP después de los atentados, lo ha dicho con más claridad que nadie: no, no, miren, en realidad tenemos que entender que nuestro enemigo es España, España es una cosa inventada por el franquismo, tras la victoria de Franco en la Guerra Civil, por lo tanto, España es algo que ya no puede ser utilizado para nada. Lo que en ese momento triunfa en las calles es la idea de que hemos sido masacrados porque somos una cosa odiosa llamada España y eso, exactamente eso, es lo que une a un Iglesias con las variedades más locas del independentismo. El triunfo más espantoso y más perenne del franquismo es que cada uno de nosotros tiene que hacer un esfuerzo para decir España sin temer estar diciendo franquismo. La canallada mayor de la dictadura fue aprovecharse del significante España. Y los de Podemos deberían estar libres de eso. Para mí y para los de mi edad, decir España implicaba pararte, meditar y decir con toda seriedad: digo España a pesar del franquismo. Estos no tendrían ni que hacer esa cautela. Digo España porque ya sólo un gilipollas puede pensar que España es el franquismo. Bueno, pues esos gilipollas son ellos.

En Alá en París (Confluencias, 2016) advertía del peligro que para Europa representa el yihadismo, ¿qué consecuencias tendrá la caída de Raqqa?

A medio plazo eso repercutirá en una pérdida de capacidad técnica y logística del Estado Islámico (IS). Ante su pérdida de influencia, es probable que la guerra de Siria se desplace hacia Libia, donde una parte del IS se va a instalar porque aquello es, en estos momentos, el caos. A corto plazo, sin embargo, los militantes islamistas que logren escapar y regresen a Europa, principalmente a Francia, serán incontrolables. Habrá muchos atentados en los próximos años y pagaremos un precio muy alto.
Has pasado los últimos cinco años reactualizando a Pascal para una edición completa y bilingüe de los Pensamientos que saldrá en unos meses en Tecnos. ¿Qué tiene de actual Pascal y todo el siglo XVII?

El descubrimiento del siglo XVII, de personajes tan ocultos como Spinoza, Pascal o los libertinos, viene para los de mi edad ligado a una experiencia política y a la necesidad de dar razón de esa experiencia política personal. Tras la monstruosidad completamente inaceptable que fue la URSS, Althusser propone una tesis básica que es la que todos nos lanzamos a desarrollar: esto ha sido el resultado de proyectar sobre Marx la concepción de la Historia hegeliana. Es decir, la idea de que la Historia avanza implacablemente por el sentido bueno, que hay un sentido de la historia y una finalidad de la historia. El retorno al XVII, sin embargo, nos permite decir algo esencial que Spinoza es el que lo formula de manera más clara: todos los autoengaños, todos los errores, todas las mentiras que se producen en las cabezas de los hombres lo hacen a partir de una sola mentira básica: la de que existe el sentido, la de que existe la finalidad, porque si existe el sentido y la finalidad, todo está justificado, tanto la matanza de seis millones de judíos como los veintitantos millones exterminados por Stalin. En cuanto a Pascal, sus manuscritos los publica Pierre Nicole, que es el autor de un libro extraordinario sobre el teatro, en el que analiza el espacio escénico como el espacio de la corrupción de las almas. La polémica con Racine es terrible, porque Nicole dice que un poeta teatral no es más que un envenenador de las almas, así que será mejor poeta teatral cuanto mejor las envenene. A ese envenenador de almas llamamos hoy político.

martes, 10 de octubre de 2017

Manipulaciones informativas del nacionalismo

Ignacio Martín Blanco y Joan López Alegre, "Adiós al circo del odio" Nuestra presencia en TV3 y Catalunya Ràdio es nociva, solo sirve como coartada El País,10 OCT 2017 

Cataluña se asoma al abismo de la separación, soplan vientos de ruptura con el resto de España y con la UE, pero sobre todo de discordia entre nosotros, los catalanes. Estos días a muchos nos duele Cataluña. Una pregunta que casi todo el mundo se hace ahora es cómo hemos llegado hasta aquí. Las causas son diversas, pero en Cataluña hay dos factores estructurales que, de forma sistemática, han favorecido la creación de un marco mental de alejamiento, cuando no de animadversión, hacia el resto de España: la educación y los medios de comunicación públicos y subvencionados por la Generalitat.

Como colaboradores habituales de los medios catalanes, representantes de lo que ignominiosamente se ha dado en llamar cuota unionista, hemos llegado a la conclusión de que nuestra presencia en las tertulias de TV3 y Catalunya Ràdio es contraproducente, pues solo sirve como coartada para demostrar su supuesta pluralidad y apuntalar la tesis dominante. La tesis oficial en Cataluña es que esta es una nación natural, telúrica, esencialmente buena, que desde hace al menos tres siglos vive una situación de opresión colonial insostenible dentro de un Estado artificial, pérfido y carpetovetónico, España, del que debemos escapar. A tal efecto, todo vale. Se habla de Franco a todas horas y en cualquier formato de programa. Desde Catalunya Ràdio se preguntó a los oyentes si estaban dispuestos a impedir físicamente que se juzgara a Artur Mas. Más recientemente, se les pidió que informaran sobre movimientos de la Guardia Civil en los días previos al referéndum ilegal del 1-O, información que luego se difundió en antena. Brigada de agitación y propaganda antiespañola, y ahora también oficina de reclutamiento y delación.

Cuando la realidad se reduce a un único tema, la secesión, y las tertulias resultan monográficas, entonces la presencia de un solo tertuliano opuesto a la tesis de la tertulia —que defienden de consuno los otros tres o cuatro opinantes además del moderador, a veces reforzados por la opinión de algún telespectador que entra por teléfono— solo sirve para proyectar la idea de que se trata de una posición minoritaria, incluso marginal, en la sociedad catalana. En estas condiciones el discrepante, por muy aguerrido que sea, acaba siendo un colaborador necesario, por no decir el tonto útil del proyecto separatista.

Esa pluralidad impostada, distorsionada, es la misma que se da en las series de televisión de TV3 en las que —como en su día denunció el corresponsal en España de The Wall Street Journal— “solo hablan castellano prostitutas y delincuentes”. Si de verdad tuvieran la intención de reflejar la pluralidad lingüística de Cataluña, al menos la mitad de los personajes de las series de TV3 tendrían que hablar habitualmente en castellano y el uso alternativo de ambas lenguas en el trabajo, en la calle y en los hogares de los protagonistas debería ser lo más natural. Pero, al igual que tras las tertulias de tesis separatista subyace la pretensión de que lo normal es ser independentista, existe en esas series de TV3 una indisimulada intención de instalar en el imaginario colectivo de los catalanes la idea de que lo normal en Cataluña es hablar en catalán y que el castellano es cosa de marginales e inadaptados.

El discrepante acaba siendo colaborador necesario, por no decir el tonto útil

El tertuliano que no acepte la retahíla de falsedades que sustenta la opinión prevaleciente en los medios catalanes, y que se atreva a manifestarlo tantas veces como le parezca preciso, se verá indefectiblemente sometido a un agotador acoso y derribo por parte de sus contertulios, consentido e incluso alentado por el presentador. Es triste reconocerlo, pero la convivencia en Cataluña, si se quiere tranquila, se levanta hoy sobre la resignada asunción por muchos catalanes no nacionalistas del ofensivo decálogo nacionalista, basado en el desprecio a España y a los españoles pero sobre todo a los catalanes que nos sentimos españoles.

Solo hay que repasar la hemeroteca para darse cuenta de que si el resto de los catalanes, los que nos sentimos en mayor o menor medida comprometidos con el proyecto común español, mostrásemos por los separatistas el mismo desprecio que ellos muestran por nosotros, la convivencia en Cataluña sería insostenible. De ahí que muchos catalanes —posiblemente la mayoría— hayan decidido mirar hacia otro lado y prefieran no discutir con la Pilar Rahola o el Joan B. Culla de turno, no solo en las tertulias de radio y televisión sino también en las cenas y reuniones con amigos y familiares.

Cuando un medio público trata a parte de los ciudadanos a los que debería ofrecer su programación como malos catalanes, cuando no directamente como quintacolumnistas antidemocráticos, por no secundar la derogación del Estado de derecho que promueve el Gobierno autonómico, más vale denunciarlo y apartarse.

Con este artículo queremos anunciar nuestra despedida de los medios públicos catalanes, mientras no asuman su responsabilidad de dar voz desde el respeto y un mínimo de honestidad al conjunto de los ciudadanos de Cataluña. Preferimos renunciar a nuestros emolumentos que seguir aguantando el desgaste emocional que supone participar en ese circo del odio a España y la carga moral de pensar que nuestra presencia lo legitima.

Joan López Alegre es político y escritor y Nacho Martín Blanco es politólogo y periodista.

domingo, 8 de octubre de 2017

Discurso de Borrell y de Varga Llosa el 8 de octubre de 2017

Borrell el 8 de octubre cuando más de un millón de personas colapsan Barcelona contra el independentismo : "Todos tenemos un poco de culpa de haber callado demasiado"

"Ciudadanos de Cataluña, porque eso es lo que sois vosotros, ciudadanos de este país. Veo algunas banderas esteladas, esta es nuestra estelada [muestra una bandera de la Unión Europea]. Tiene las estrellas de la paz, de la convivencia... Eso es lo que representa Europa.Estamos aquí porque nos han convocado para defender la convivencia, el pluralismo y la solidaridad. Y falta hace que lo hagamos. Porque la convivencia se ha roto en este país. Hay que volver a rehacerla. Hay que defender el pluralismo político, porque no se reconoce. Cuando una presidenta del Parlament que se atreve a decir que los que votan a determinados partidos no son catalanes, han echado por tierra todos nuestros valores. Señora Forcadell, ¿a usted no se le pasó por la cabeza que antes de decir esto tenía que dimitir como presidenta del Parlament?Cómo es posible que la presidenta de un parlamente europeo, cómo es posible que una institución que representa a todos se atreva a decir que el que vota a otros no es catalán. Claro que lo es. Tanto como cualquier otro. Cómo es posible que el conseller diga que los que no estaban de acuerdo con el referéndum de independencia es porque no son ciudadanos sino súbditos. Vosotros no sois súbditos, y si hoy estáis aquí es precisamente para decirle al mundo que los que no pensamos como los nacionalistas somos tan ciudadanos de Cataluña como ellos.Tengo a un amigo que vive en la Luna. Y como nos ve desde muy lejos, cuando nos mira por su telescopio me dice: "Josep, en Cataluña solo hay independentistas". "Claro que no", le respondo. Pero él nos ve desde muy lejos y solo ve independentistas. Y me pregunta que dónde están los otros, que nos los ve. ¡Pues aquí estáis! Amigo de la Luna, ahora sí que nos ves.Pero hasta ahora ni se nos ha visto ni se nos ha escuchado. Tenemos que hacer que la voz de todos los catalanes se escuche por igual. Y para eso hay que controlar de manera democrática los medios de comunicación públicos, que son una vergüenza democrática.Parece que estáis de acuerdo conmigo...Hace falta que la gente se exprese con el máximo respeto. No me gustaría exagerar, pero estamos viviendo momentos dramáticos en este país, por lo que hay que pedir respeto y sensatez, para nosotros y para los demás. Mucho cuidado con lo que hacemos. Porque si se declara la declaración de independencia unilateral, este país se irá por el precipicio. ¡No lo arroje por el precipicio, señor Puigdemont!No, no, no... no gritéis como las turbas del circo romano. A la cárcel solo van los que dicen los jueces. Os pido por favor que extrememos el respeto, que reconstruyamos el afecto, que nos queramos. Cada vez que discuto con mis amigos independentistas y les explico lo que han hecho con sus cuentas, las mentiras que les han dicho para aumentar el sentimiento de la gente... Cuando ya no saben qué decir, me contestan: "No nos quieren". ¡Pues sí! ¡Os queremos! Quiero pedir un favor. Cuando volváis a vuestra casa, id a comprar una botellas de cava catalán. Id a comprar una botellas de cava, porque las ventas han bajado un 15%. Lo que quiere decir que hay más trabajadores de Cataluña en el paro. Nada de boicots, nada de ofensas; hay que trabajar todos juntos para que recuperemos la sensatez. Quiero dirigirme a los empresarios de Cataluña. A todos los que están tomando la decisión deprisa y corriendo de marcharse de Cataluña... ¿no podíais decirlo antes? Todo lo que decíais en privado, ¿por qué no lo decíais en público? Cuando yo hace dos años decía que pasaría que las empresas y los bancos se irían, el señor Junqueras y el señor Mas, dos grandes profetas, decían que no se iba a ir nadie. Pues todos lo que se van tenían que decirlo antes. Que si iba a pasar lo que está pasando iban a hacer lo que están haciendo. Si lo hubieseis dicho tal cual, no estaría pasando ahora esto. Todos tenemos un poco de culpa de haber callado demasiado.Los que nos sentimos de esta tierra tenemos que hacer un llamamiento a la sensatez, al respeto de la pluralidad, a la convivencia... Estos son los emblemas de la estelada europea. Y para eso tenemos que trabajar. Y esto no lo arreglaremos con decisiones unilaterales. No es un problema de orden público unicamente. No es solo un problema que se solucione diciendo que nosotros lo hacemos mejor y que la UE nos acogerá con los brazos abiertos. Señor Junqueras, deje de engañar a los catalanes. Usted se cree sus propias mentiras. Pero si hace lo que piensa le digo que pagaremos un precio muy grande en la UE. Lo que ustedes hacen es lo contrario al ideal europeo. ¿Y usted se piensa que la UE, con esta tarjeta de visita, los van a recibir con los brazos abiertos? No. Le dirán que vuelva otro día. Mientras tanto todos sufriremos mucho. Hay gente que sufre, gente buena que tiene miedo por lo que pueda pasar, por lo que pueda pasar con su pensión, si se tendrá que ir de este país... A los responsables políticos, nos piden que hagamos algo. Sí, hay que hacer algo y con prisa, porque estamos en el límite de lo que puede ser un enfrentamiento cívico y los responsables políticos no podemos dejar que esto sea así.Para acabar quiero decir dos cosas:Uno, el presidente que envió la guardia nacional para acabar con las leyes que querían acabar con la segregación racial, dijo que ningún hombre, por poderoso que sea, ni ninguna multitud, por mucho que grite, está por encima de la ley. Porque el día que estén encima de la ley, los jueces no podrán hacer su trabajo, nadie estará a salvo de la arbitrariedad del gobierno y nadie estará seguro de lo que le puede hacer su vecino. Y nosotros queremos estar seguros de lo que nos pueda hacer el vecino.Aquí han pasado cosas que no tendrían que haber pasado. Nos estamos haciendo daño. Recuperemos la sensatez. Tenemos derecho a vivir tranquilos, hay que disfrutar de esta tierra, del progreso, de esta España democrática.Hay problemas, claro. ¿Qué país no tiene problemas? ¿Pero creéis que Cataluña es como Lituania, como Kosovo, como Argelia? No. Cataluña no es una colonia, ni un estado ocupado militarmente. Cataluña no es un estado como Kosovo donde había violencia y se violaban los derechos humanos. Y por eso Cataluña debe trabajar desde el respeto a la ley y no puede creer a los que le dicen que el derecho internacional está de su lado, porque no es verdad, no está de su lado. Ha venido el secretario general de la ONU a decirlo. Amigos, no más fronteras. Esta bandera [muestra bandera de la UE] representa la supresión de las fronteras. Las fronteras, las cicatrices que la historia ha dejado en la piel de la tierra a sangre y fuego. No levantemos más porque bastante dolor hemos tenido que soportar para construirlas."

Discurso de Vargas Llosa

Discurso íntegro de Vargas Llosa: "España es tierra de libertad y eso el independentismo no lo va a destruir"

EL MUNDO
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8 OCT. 2017 18:28
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Multitudinaria manifestación contra el independentismo en Barcelona

"Queridos amigos:Todos los pueblos modernos o atrasados viven en su historia momentos en los que la razón es barrida por la pasión. Y es verdad que la pasión puede ser generosa y altruista cuando la inspira la lucha contra la pobreza y el paro. Pero la pasión puede ser también destructiva y feroz cuando la mueven el fanatismo y el racismo. La peor de todas, la que ha causado más estragos en la historia, es la pasión nacionalista.Religión laica, herencia lamentable del peor romanticismo, el nacionalismo ha llenado la historia de Europa y del mundo y de España de guerras, de sangre y de cadáveres. Desde hace algún tiempo, el nacionalismo viene causando estragos también en Cataluña. Para eso estamos aquí: para pararlo. Para eso han salido miles y miles de catalanes de sus casas en esta mañana soleada del otoño catalán. Son catalanes democráticos que no creen que son traidores quienes piensan distinto a ellos. Son catalanes que no consideran al adversario un enemigo que no ensucian sus puertas ni destruyen sus vitrinas. Catalanes que creen en la democracia, en la libertad, en el Estado de derecho, en la Constitución. Y además de catalanes, hay aquí esta mañana miles de hombres y mujeres venidos de todos los rincones de España, incluso del Perú, a decirles a los amigos catalanes que no están solos, que estamos con ellos, que queremos dar juntos con ellos la batalla por la libertad.Estamos armados de ideas, de razones y de una convicción profunda de que la democracia española está aquí para quedarse y que ninguna conjura independentista la destruirá.No queremos que los bancos y las empresas se vayan de Cataluña como si fuera una ciudad medieval acosada por la peste. No queremos que los ahorristas catalanes retiren su dinero por la desconfianza por la inseguridad jurídica que les merece el futuro de Cataluña. Queremos, por el contrario, que los capitales y las empresas vengan a Cataluña para que vuelva a ser, como tantas veces en su historia, la capital industrial de España, la locomotora de su desarrollo y su prosperidad. Queremos que Cataluña vuelva a ser la Cataluña capital cultural de España, como era cuando yo vine a vivir aquí, en unos años que recuerdo con enorme nostalgia. Eran los últimos años de la dictadura franquista. La dictadura se deshilachaba y hacía aguas por todas partes, y ninguna ciudad española aprovechó tanto como Barcelona esos resquicios de libertad para volcarse al mundo y traer del mundo las mejores ideas, los mejores libros, todos los grandes logros de la vanguardia. Por eso venían los españoles a Barcelona, porque aquí los aires eran ya los de Europa. Es decir, los de la democracia y la civilización.Aquí, en esa Cataluña se reunieron de nuevo después de haberse dado la espalda desde la Guerra Civil los escritores españoles y los escritores latinoamericanos. Aquí yo he visto llegar a Barcelona a muchachas y muchachos de toda América Latina con vocaciones artísticas y literarias que venían porque aquí había que estar si uno quería triunfar en el mundo de las artes, del pensamiento, de la literatura. Venían aquí como nosotros en las generaciones anteriores íbamos a París. Queremos que Barcelona, que Cataluña, vuelvan a ser la capital de la cultura de España.Queridos amigos. España es un país antiguo, Cataluña es un país antiguo. Hace 500 años sus historias se juntaron y se juntaron con las historias de vascos, de gallegos, de extremeños, de andaluces, etc etc para crear esa sociedad multicultural, multilingüística que es España.Ahora, desde hace 40 años, además de recuerdo de un pasado grandioso y a veces trágico, España es también una tierra de libertad, una tierra de legalidad. Eso el independentismo no lo va a destruir.Se necesita mucho más que una conjura golpista de los señores Puigdemont, Junqueras y de la señora Forcadell para destruir lo que han construido 500 años de historia. No lo vamos a permitir. Aquí estamos ciudadanos pacíficos, que creemos en la coexistencia, que creemos en la libertad. Vamos a demostrarles a esos independentistas minoritarios que España es ya un país moderno, un país que ha hecho suya la libertad y que no a va a renunciar a ella por una conjura que quiere retrocederlo a país tercermundista. Esta manifestación supera todo lo que los más optimistas organizadores consideraban. Es una demostración maravillosa de que Barcelona, de que Cataluña, como el resto de España, está por la democracia por la legalidad y por la libertad.¡Viva la libertad! ¡Visca Catalunya! ¡Viva España!"

viernes, 6 de octubre de 2017

Carta de Savater y otros intelectuales remitida a Europa

Carta remitida al presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, los fundadores de Basta Ya denuncian lo ocurrido el 1-O. 

¡Basta Ya! lideró la rebelión cívica contra el nacionalismo en el País Vasco | EFE

Nos dirigimos a usted como miembros fundadores de la Plataforma Cívica ¡Basta Ya!, reconocida con el Premio Sajarov del año 2000 por su defensa de las libertades en el País Vasco. Como ciudadanos españoles y europeos, estamos muy preocupados por la confusión respecto a lo que está pasando en España en relación con Cataluña. No queremos asistir en silencio a la sustitución de los hechos por la propaganda y las emociones manipuladas por un gobierno regional independentista en abierta rebelión contra la democracia española y los Tratados europeos.

Discúlpenos si empezamos por enumerar algunas obviedades:

1. Los ciudadanos de Cataluña, como todos los de España, votan con frecuencia de acuerdo con las reglas democráticas; en Cataluña, seis veces en los últimos cinco años. Es completamente falso que se les impida votar.

2. Las autoridades catalanas han vulnerado sus propias leyes: en las sesiones parlamentarias del 6 y 7 de setiembre impidieron a la oposición ejercer sus derechos parlamentarios a presentar enmiendas y debatir la ley exprés, inconstitucional, de celebración de un referéndum de autodeterminación.

3. La educación autonómica se ha utilizado sistemáticamente para adoctrinar en el odio a España, difundir el supremacismo catalán y discriminar a los escolares castellanohablantes (más de la mitad). Los escolares han sido utilizados por el gobierno catalán para manifestaciones y actos públicos a favor de la independencia, llegando a cerrarse por decisión del Gobierno regional los centros escolares y universitarios para propiciar su asistencia.

4. Cataluña es una de las regiones más prósperas de España y sus ciudadanos disfrutan de un alto nivel de vida y uno de los más altos grados de autogobierno de cualquier región de Europa. La región de Cataluña nunca ha sido una entidad política independiente. Fue un conjunto de condados que formó parte de Francia, y luego del Reino de Aragón hasta que se fusionó dinásticamente con el Reino de Castilla en 1492 para crear la España actual.

5. El partido que tradicionalmente ha gobernado en Cataluña (actualmente PDCat) lleva 30 años utilizando el dinero público, aportado por todos los españoles, para promover su agenda separatista mientras culpaba a España de sus recortes en políticas sociales, educación y sanidad con la acusación "Espanya ens roba" (España nos roba).

6. Ese mismo partido tiene a sus más importantes dirigentes –dos de ellos ex Presidentes, Jordi Pujol y Artur Mas– imputados por corrupción política, y se ha financiado de forma continuada con un sistema corrupto conocido como el 3%, lo mínimo que los empresarios debían pagar para acceder a cualquier contrato público. La investigación judicial de esta trama corrupta ha coincidido, y no por casualidad, con la aceleración del proceso separatista, con la esperanza de salvar a los responsables de la acción de la justicia española.

7. España es una monarquía parlamentaria y su Constitución puede ser enmendada por los procedimientos previstos para el caso, incluyendo una reforma que contemplara el derecho a la autodeterminación de partes del territorio, hoy en día tan inconstitucional como lo es en todos los países de la UE, sin excepción.

8. Una votación sobre una secesión territorial como la que promueve el gobierno catalán requeriría, para ser democrática, la participación de todos los españoles, porque lo que es de todos, el Estado y el territorio, debe decidirse entre todos.

9. El separatismo atenta contra la democracia: ha roto de forma unilateral y violenta (no hay ruptura del orden constitucional que no lo sea) con la legalidad española y autonómica, y se han embarcado en una campaña para presentar al gobierno central como "malvado" por no permitir un referéndum ilegal, declarado inconstitucional por nuestro máximo Tribunal.

Respecto a los acontecimientos del día 1 de Octubre, encontramos incomprensible que se califique de "error" o "torpeza" que las fuerzas del orden cumplan con las órdenes judiciales para impedir la celebración del referéndum declarado ilegal. Puede discutirse la idoneidad de la instrucción judicial, pero la actuación policial fue proporcional y la habitual en todos los países europeos en casos semejantes.

La policía autonómica catalana, los Mossos (con 17.000 efectivos y competencias de policía integral), boicoteó activamente el cumplimiento de las órdenes judiciales, facilitó los desórdenes públicos y en algunos casos se enfrentó a las Fuerzas de Seguridad del Estado (Policía Nacional y Guardia Civil), que han tenido 431 heridos en lo que estuvo muy lejos de ser "una jornada pacífica de manifestación nacional". Las redes informativas y los medios subvencionados por el gobierno regional catalán, apoyados por la red habitual afín al gobierno ruso, han difundido sistemáticamente imágenes falsas de violencia y tergiversado los hechos.

El gobierno regional catalán ha actuado, y sigue actuando, como una organización consagrada a dar un Golpe de Estado. La administración autonómica se ha dedicado a dar cobertura política y apoyo material a grupos organizados que actúan en abierta rebeldía contra el orden constitucional, incluyendo ocupación de centros escolares, corte de vías de comunicación, ataques a las fuerzas policiales españolas, e intimidación generalizada de la parte mayoritaria de la sociedad catalana disconforme con este estado de cosas.

La "brutal represión" de la que se habla ha arrojado el saldo de un total de dos personas hospitalizadas, una de ellas un anciano que sufrió un infarto. Respecto a los "heridos", que los separatistas cifran en unos 800, son en realidad "atendidos" por los servicios sanitarios en la vía pública, incluyendo afectados por lipotimias, ataques de ansiedad e irritaciones por inhalación de humo. La manipulación propagandística, basada en escandalizar los buenos sentimientos de personas que ignoran lo ocurrido, no tiene precedentes en la Europa democrática y remite a la historia de los regímenes totalitarios de los años treinta y cuarenta.

Finalmente, queremos subrayar que toda Europa quedaría muy negativamente afectada si los planes separatistas acabaran imponiéndose. España no es el único país miembro de la Unión Europea con tensiones separatistas, y la posibilidad de derogar por la vía de los hechos consumados su Constitución y su integridad territorial –siguiendo un guión que recuerda la explosión de la antigua Yugoslavia– afectaría tarde o temprano a muchos otros Estados, terminando con el magnífico proyecto de una Europa libre de nacionalismo destructor y xenófobo dentro de sus propias fronteras. Creemos que es el momento de que las instituciones europeas apoyen a España para restablecer el orden constitucional y las reglas de la democracia en una parte del país, y de la Unión Europea, controlada por una administración sediciosa y una clase política corrupta.

Sin otro particular, reciba un cordial saludo,

Fernando Savater
Rosa Díez
Maite Pagazaurtundúa
Carlos Martínez Gorriarán
María San Gil

jueves, 28 de septiembre de 2017

Utopías posibles e imposibles

Las ideas suelen enredarse entre sí imposibilitando su consecución. Sobre todo si hay pegamentos de pasión que las lían como el nacionalismo. Pero la realidad es compleja y requiere muchas soluciones distintas y sucesivas, no una sola y en un solo momento para muchos problemas distintos; es preciso desenredar la madeja con un proceso escalonado de consecución y mucha democracia por medio, sin saltos ni simplificaciones.

Los catalanes, por ejemplo, piensan que una república catalana (dos cosas que no tienen por qué estar unidas, sobre todo porque la segunda ya existe) es posible y les liberará...¿de qué? ¿De pagar lo que deben? ¿De tener que declarar lo de Suiza? ¿De los pegadizos genes charnego-africanos? ¿Del genocida Franco que siguen defendiendo los del PP para darles munición? 

Desvinculemos república y nacionalismo: lo primero es condición previa de lo que va después y es para todos; lo otro vendrá después... si quiere venir, porque eso de ser catalán no es algo que te tengan que dar si ya lo eres. El problema sería entonces muy otro y se contemplaría de otra manera sin herir a nadie. Porque el problema de España es que tiene una Constitución que no es legítima y que no ha sido cambiada desde que la hicieron aprobar los fascistas. Por eso ahora muchos se han valido de la república para vender otra cosa.

Pues no, ya veis, son cosas distintas. Después de la primera, por ejemplo, se podría contemplar un estado federal o asimétrico. No debe resolverse todo saltándose procedimientos y problemas previos y negando la existencia de los otros. Sobre todo cuando los otros hablan también una lengua tan tuya como la otra. Los castellanos hemos aprendido que el nacionalismo excluyente es un mal. Los catalanes (si es que lo son y no una imaginativa invención del reino de Aragón), que han desarrollado (o inventado) el suyo a costa de luchar contra el español, se darán cuenta también. Aunque, claro está, PP y PSOE no han sido nunca castellanos, todo lo más predemócratas (o postfascistas). Llevan cuarenta años rascándose la panza y dejando que les crezca el enano nacionalista: el vago Rajoy, con su flauta de un agujero solo, viene tocando la misma canción desde el comienzo de su cagadazgo mientras el de Hamelin Puigdemont se lleva su credibilidad de cabeza al abismo. Y todo esto le ocurre por no haber haber creado una constitución de llegada como la otra fue de salida, por haberse quedado, gallego al fin, a mitad de la escalera.

Las utopías suelen ser así: piden todo lo disímil junto y al mismo tiempo; por eso son utopías y no pueden existir. Lo único que consiguen son campos de concentración tan grandes como países y aproximaciones que empobrecen la vida de la mayoría en un lager ceniciento, sirviendo solo para enriquecer a minorías dirigentes increíblemente corruptas que expatrían sus capitales con ayuda de bancos ladrones, mientras la ciencia, la cultura y la salud languidecen. Los atenienses hacían bien asegurando con su isonomía (algo que las leyes españolas siempre han despreciado o malentendido a través de la práctica común de la epiqueya) que la mayoría de los cargos de su democracia fuesen colectivos u otorgados por sorteo. Incluso se aseguraron de que hubiera ostracismo, un útil procedimiento para mandar a tomar por culo al que más gastaba en publicidad. ¡Y aún así todavía tuvieron que lidiar con demagogos y gilipollas a lo Trump! ¿Con qué tendremos que lidiar nosotros que cargamos con una constitución predemocrática y postfascista, armada de diez mil aforados mangantes, de un senado inútil y oneroso que impide toda reforma y de cien mil políticos autonómicos de nomenclatura corrupta, todos ansiosos de llamar demócrata a la carta otorgada sive Constitución que garantiza su existencia?

El remedio para todo esto no es un nacionalismo más, sino una constitución camelo menos: más democracia. Una constitución republicana y procedimientos efectivos para controlar la deriva autoritaria de tanto político mangante y trilero infiltrado como el último que hemos visto, un tal Molina que esconde sesenta mil del ala y solo se acuerda cuando se lo recuerdan. Es la prueba del algodón: si se sube el sueldo, es un corrupto. No dirán que no se lo he dicho cuando ya muchos otros y menos tontos que el que suscribe se han cansado de decirlo: en el PSOE, por ejemplo, hay un sector propepero y mentiroso acaudillado por Page, y en el PP una colección de chorizo rancio de antología. Un solo dato para que escueza: la comunidad autónoma donde más se ha recortado en educación en toda España de 2010 a 2014 es Castilla la Mancha (-31,13%); le sigue la nefanda Cataluña (-21,82%) y Murcia (-19,31%). Y eso que datos más actualizados que me han dado afirman que las cosas han ido a peor: el 40% ya en Castilla-La Mancha.

¿Y qué es posible hacer? ¿Es tan difícil ser decente, pagar las cuentas, ahorrar en lo que se puede, resolver los problemas que pueden resolverse, anticipar los que van a venir, evitar la corrupción, vigilar que no se robe, fomentar lo útil? Yo creo que no. Llamadme idealista, si queréis. Pero no me llaméis cínico: de esos ya hay demasiados. Es más, habría que expulsarlos de todas las instituciones políticas.

miércoles, 27 de septiembre de 2017

Acoso lingüístico en Cataluña

Olga R. San Martín, "El acoso a una madre que pidió más clases en español para sus hijos: "Que pasen vergüenza"", en El País, 27 de septiembre de 2017:

Casi todos los vecinos de Balaguer se pusieron en contra de Ana Moreno hace dos años por reclamar para sus hijos una asignatura más en castellano en el colegio. Por tres horas adicionales a la semana, le hicieron un boicot a su negocio. Dejaron de invitar a los niños a los cumpleaños. Fingían que no la veían cuando se cruzaban con ella por la calle. Como la Bittori de Patria, como el doctor Stockmann de Un enemigo del pueblo, esta granadina de 37 años se quedó sola frente a una mayoría irracional que vivió como un ataque que el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña dictaminara que en las aulas de los niños de Ana, que ahora tienen seis y ocho años, se debía impartir un 25% de las horas lectivas en castellano. «Soy la apestada, si hablas conmigo te miran mal. Los padres del colegio decían a sus hijos que no jugaran con los míos», cuenta intentando sonreír, sentada en una terraza de este municipio ilerdense de 17.000 habitantes. El mes que viene, Ana Moreno recibe el premio de la Asociación por la Tolerancia.Balaguer, por fuera, es una ciudad normal, con su Mercadona y su HiperEuroAsia, su paseo de chopos junto al Segre y su polideportivo de césped bien cortado donde los críos se juntan a la salida del colegio. En la puerta de la escuela pública Gaspar de Portolà hay madres con hiyab, padres con chándal y abuelos con la merienda. Los niños salen de clase haciendo bromas. Pero un cartel en el tablón de anuncios advierte: «Per un país de tots, l'escola en català».Lo que rumia el pueblo por dentro es difícil de explicar. Nadie se siente mal por lo que pasó en septiembre de 2015. Resumiéndolo mucho, alguien filtró detalles que permitieron identificar a esa familia que había pedido castellano como los dueños del único parque infantil de la localidad, el Petit Món. Y les hicieron la vida imposible.Por los grupos de padres de WhatsApp y las redes sociales se viralizó un mensaje que los señalaba y llamaba a movilizarse. Hubo una concentración a las puertas del colegio a la que acudió hasta el alcalde. Se encargaron camisetas de protesta. Una madre dijo que ella no la iba a llevar. «Si no te la pones, te trataremos igual que a ellos», le respondieron. Mensaje de Facebook que insta a hostigar a los niños.Entonces comenzó el apartheid lingüístico. «Esto sólo lo podemos solucionar los padres, cuando toque hacer Matemáticas en castellano, el resto de alumnos se van todos a la biblioteca con algunos padres y que pasen vergüenza (aunque no tengan la culpa) los alumnos que quieren castellano», escribió un progenitor en Facebook.Ana tiene más mensajes que prueban una pequeña parte de lo que vivió aquellos días. Los llevó a la Fiscalía, pero la denuncia se archivó. Una madre avisa: «Esto no quedará así. El día 14 ya se verá cómo se recibe a la familia». Un vecino sugiere: «Yo esto lo arreglaba rápido» con «una cartita a los servicios sociales» para «retirar la custodia de los hijos». Una conocida advierte: «Pues no es muy inteligente montar estos líos teniendo un negocio así». Una amiga aconseja: «Esto os va a repercutir a todos y a tu negocio también».Hay un chat especialmente triste. Dos madres convocan para el cumpleaños de sus hijos en el parque infantil de Ana. Las familias van dando las gracias y confirmando su asistencia hasta que, dos días después, una de ellas señala al Petit Món. Entonces todo el mundo se horroriza y cambian de planes: la fiesta de los niños no será en el chiquipark, sino en la discoteca Beach. «No pienso ir más al Petit Món».«Ese fin de semana se cancelaron todas las reservas. No fue nadie al local», recuerda Ana. Las amigas dejaron de hablarla y, una a una, fueron saliendo del grupo de WhatsApp. Sólo quedó ella como administradora. «Es una locura», dice. «¿Cómo les explico yo a mis hijos que los otros niños no juegan con ellos por el castellano? Yo sólo quería que tuvieran mejor formación, porque reciben dos horas a la semana en esta lengua. Dan más horas en inglés que en castellano. Pero la gente creyó que quería quitarle sus derechos. El rechazo social es la pena que hay que pagar por ser diferente».El alcalde de Balaguer, Jordi Ignasi Vidal (ERC), trata de quitarle hierro al asunto: «No hubo acoso. ¿Boicot? La gente es libre de ir a los locales que quiera», expresa. «Esta mujer antepuso sus intereses a los del resto del colegio. Los otros padres se encontraron con una persona que había pedido una cosa y todos tenían que cambiar por ella. No fuimos a la concentración en su contra, sino para que los jueces no se entrometan en la escuela».El Síndic de Greuges ha dado amparo a Ana y ha instado a la Generalitat a tomar medidas para asegurar «la protección de los derechos de todos los alumnos y el cumplimiento del pluralismo». También le emplaza a abrir un expediente informativo para aclarar si el colegio o el Departamento de Enseñanza facilitaron información que permitió identificar a los niños. Nadie ha investigado nada. La semana pasada, el Parlament rechazó, con la mayoría de todos los grupos menos el PP y Ciudadanos, una propuesta de resolución presentada por la formación naranja para condenar el caso de Ana. La historia termina mal. Tanto presionaron los vecinos que Ana sacó a sus hijos del colegio y los llevó a un concertado de Lérida, a 30 kilómetros de su casa. Cada día tienen que hacer la ruta en autobús. «No he conseguido nada, ni siquiera en ese centro ofrecen más asignaturas en castellano», se lamenta. ¿Por qué tiró la toalla? «Pues porque me quebré, porque vi que no podía seguir cuando una amiga vino un día y me contó que había hablado con una nena que iba a clase de mi hija. '¿Vas a estar con C. en clase, ¿verdad?', le preguntó. 'Sí, pero ya no me dejan ser amiga suya', respondió la niña».

"NO AL PETIT MÓN"

Grupo de WhatsApp en que las madres dicen que no irán más al 'chiquipark': «No es muy inteligente montar estos líos teniendo un negocio así». A la dcha., el mensaje viral: «Los propietarios del establecimiento infantil Petit Món han pedido hacer más horas de castellano, una decisión que afectará a más de 50 alumnos de P5 [3º de Infantil] y Segundo [de Primaria]. Digamos basta a la injusticia y a las imposiciones de una ley injusta».

domingo, 10 de septiembre de 2017

Garicano: lo malo que es el nacionalismo para la economía

Luis Garicano, "La independència, per fer qué? Respuesta a Jordi Galí. Burlar la ley no es la alternativa para tener instituciones más modernas, un bienestar más sólido y una mejor educación", en El País, 10 SEP 2017 

Querido Jordi,

El 14 de octubre de 2012 escribiste un artículo en La Vanguardia en el que analizabas el tipo de política económica que una Cataluña independiente debería llevar a cabo. Decías (mi traducción): "La perspectiva de una Cataluña-Estado no me genera una atracción incondicional. Para que me entiendan, y llevando el argumento al extremo, si la independencia tiene que convertir a Cataluña en una nueva Cuba o una Corea del Norte en el Mediterráneo, pienso que más vale que lo dejemos estar. Mi atracción por la opción soberanista está vinculada a los conceptos de oportunidad y de posibilidades que aquella ofrece".

Defendías en particular seis objetivos clave para una futura política económica: "(1) Necesidad de un nuevo modelo de administración pública basado en los principios de austeridad, eficiencia y servicio de calidad al ciudadano.... (2) Importancia capital de procedimientos administrativos y judiciales sencillos, rápidos y eficientes, que maximicen la seguridad jurídica de los particulares y garanticen plenamente sus derechos.... (3) Necesidad de un marco laboral flexible, con un contrato único indefinido que ponga fin a la dualidad actual, y donde el papel de los tribunales no consista en "decidir por las empresas", sino que esté restringido a garantizar el respeto a los procedimientos establecidos y la no discriminación. ... (4) Una fiscalidad sobre empresas y trabajadores que favorezca la inversión extranjera y la atracción de talento. ... (5) Adopción del inglés como tercera lengua oficial, enfatizando su papel como lengua de relación con el mundo, incluyendo la relación entre empresas y profesionales extranjeros y administración. Esto requeriría una campaña intensa de alfabetización con la colaboración de medios de comunicación y escuelas.... (6) Un Estado del bienestar de calidad, que sea generoso con los desvalidos, pero con mínimas distorsiones y desincentivos, e implacable con el fraude". No te sorprenderá saber que comparto plenamente estos objetivos, como lo hace la opción política por la que trabajo, Ciudadanos. Luchamos, desde el Parlamento de Madrid, y desde los parlamentos autonómicos, por regenerar España y por modernizar su economía en la línea que planteas.

El motivo de mi carta es rogarte que reflexiones de nuevo, desde 2017, sobre si es razonable pensar que la independencia es el camino para lograr las políticas económicas modernas que planteas. En ese sentido, me gustaría hacerte varias reflexiones. Te rogaría que, frente a la emoción irracional (propia del siglo XIX) que embarga a muchos de nuestros conciudadanos, pensaras en ellas como el economista ilustre que eres, de forma racional y desapasionada.

El grado de autogobierno que tiene Cataluña es muy elevado, mayor en muchos aspectos que el propio de un Estado Federal. Hay muchos ejemplos de este autogobierno que todos los ciudadanos perciben con claridad. Por ejemplo, mientras en EE UU un atentado como el de Las Ramblas hubiera sido responsabilidad principalmente del FBI, en Barcelona, como presumió el Consejero de Interior, fue responsabilidad principal y casi única de los Mossos. También perciben los ciudadanos que los símbolos de España en Cataluña son prácticamente inexistentes. Hay muchas otras áreas en las que quizás el ciudadano medio no aprecia el enorme grado de descentralización existente. Permíteme que te cuente, entre nosotros (y los lectores de EL PAÍS) las dificultades que tenemos para llevar a cabo cambios en políticas activas, en formación, o en educación, desde Madrid. En reuniones recientes con la ministra de Trabajo hemos llegado a acuerdos para introducir un "cheque de formación" que permita a los trabajadores controlar el dinero para su propia formación y decidir cómo y dónde usarlo. Pues bien, depende de las Comunidades Autónomas sumarse o no, no es posible hacer que se implemente desde Madrid. El TC ha dictaminado que todo el dinero de las políticas de empleo debe ser controlado por los servicios de empleo autonómico. En educación, el presupuesto del Estado son 2.500 millones de euros, que se gastan casi íntegros en becas, frente a los 35.000 millones que controlan las autonomías. En sanidad el Estado controla 4.000 millones de gasto, frente a las comunidades que controlan 55.000 millones. Pues bien, a pesar de esas competencias, los sucesivos Gobiernos de Cataluña no han tratado de poner en marcha las políticas que tú sugieres. Al contrario, la misma corrupción, el mismo amiguismo que, desgraciadamente, ha imperado en muchos ámbitos en muchas regiones de España, ha imperado en Cataluña. El pensar que, por ejemplo, un pequeño aumento de competencias educativas o de empleo llevaría a un giro copernicano de las políticas educativas o de empleo que ya controla el Govern parece desafiar la lógica.
 El Brexit nos muestra cada día lo delicadas que son las instituciones responsables de la prosperidad de Europa occidental. Los destructores, los nacionalistas, los que buscan el particularismo, han vendido a un electorado británico emocional y harto de austeridad, un camino muy fácil hacia la "independencia" del Reino Unido. Desgraciadamente, este camino simplemente no existe. Como Theresa May descubre cada día, es imposible para el Reino Unido conseguir la prosperidad a la que aspira a base de crear nuevas barreras. En vez de políticas abiertas y modernas, el Reino Unido corre un riesgo cierto de encerrarse cada vez más en el particularismo etnicista. No es difícil de imaginar un camino similar hacia el aislamiento para Cataluña, precisamente el opuesto al que tú deseas. Ese camino es imposible en la situación actual.
 Lo crucial para la prosperidad, como muy bien dices en tu artículo, es el Estado de derecho, la seguridad jurídica, el que las normas se cumplan. Pues bien, este camino a la independencia trazado en confluencia con los sectores más retrógados de la sociedad catalana (la CUP, las fuerzas rurales nacionalistas más regresivas) pasa por ignorar tanto la jerarquía habitual de leyes como las mayorías reforzadas necesarias para cualquier cambio constitucional (recuerda que el propio Estatut requiere de dos tercios para su modificación). ¿Qué te puede hacer pensar que una república nacida con semejantes bases se volvería repentinamente respetuosa con la ley y el Estado de derecho?
En definitiva, Cataluña está sumida, principalmente por la absurda huida hacia delante de los nacionalistas moderados, en una situación pre-insurreccional en la que la única esperanza de muchos es una sobrerreacción de "Madrit" que lleve a unas enormes manifestaciones al estilo de la revolución naranja. Pero la situación de Cataluña no es ni la de Túnez ni la de Ucrania.

Entiendo y comparto muchas de las frustraciones sobre España que refleja tu artículo. Podemos y debemos hacerlo mucho mejor de lo que lo hemos hecho. Las universidades, que tanto te preocupan, son un caso claro. Pero España no es un Estado fallido. Es un país vibrante y libre, donde la calidad de vida es muy elevada, el Estado del bienestar, particularmente las pensiones y la sanidad, son de las mejores del mundo. Romper este Estado, burlando el necesario respeto a la ley, supone incurrir en enormes riesgos para todos en un mundo incierto. La alternativa es trabajar con los muchos que en España, en la izquierda, en el centro y en la derecha, queremos cambiar el país para que tenga unas instituciones más modernas, un Estado del bienestar más sólido, y un sistema educativo mucho mejor.

Un fuerte abrazo

Luis Garicano es profesor de Economía y Estrategia en el IE Business School y responsable de Economía y Empleo de Ciudadanos

Jordi Galí, a quien se refiere este artículo, es un economista español.

Desafectos al nacionalismo

Pablo Ordaz, ¿Por qué calla la mayoría? El temor a expresar la disidencia frente a multitudes con banderas provoca un falso efecto de unanimidad secesionista en Cataluña El País, 10 SEP 2017 - 

Si, según los sondeos, la mayoría de los catalanes –y sobre todo los más jóvenes—no está de acuerdo con el referéndum auspiciado por la Generalitat, ¿por qué la sensación es justo la contraria? El silencio de la mayoría, su ausencia durante años del espacio público, ha provocado en la minoría independentista y también en quienes contemplan los acontecimientos desde fuera de Cataluña una ilusión de unanimidad —“la mayoría de los catalanes quiere la independencia”— que una y otra vez desmienten las encuestas. A tres semanas del 1 de octubre, el arquitecto Fermín Vázquez, el editor Miguel Aguilar, el médico y activista Álex Ramos, la escritora Milena Busquets, el consultor en comunicación David Espinós y una magistrada de Barcelona responden a la pregunta: ¿por qué calla la mayoría?

“No lo sé bien”, admite el arquitecto Fermín Vázquez, “pero la verdad es que estar a la contra siempre es fastidioso. Todos queremos ser tolerantes. Pero nadie piensa que van a romper la baraja y a despreciarte de esta manera. Ir con una sonrisa y tocando la bandurria y muy ilusionado no significa tener una bandera moral. Al revés: da miedo. Y al final da miedo enfrentarse a tanta gente que se toma esto de una manera tan emocional. Las multitudes con banderas siempre dan miedo. Y, probablemente, muchos de los que hablan de ilusión y alardean de espíritu cívico, saben perfectamente el efecto amedrentador”.

Hace ya cuatro años, justo por estas fechas, el escritor Javier Cercas –blanco recurrente de los más exaltados— advirtió sobre el “unanimismo” tal como lo concebía el historiador Pierre Vilar: “La ilusión de unanimidad creada por el temor a expresar la disidencia”. Un temor que aumenta, según subraya el prestigioso arquitecto, cuando se comprueba que “la propia Administración está dispuesta a saltarse las normas de una manera partidaria sin el menor empacho; es inevitable la sensación de que el que discrepa es clasificado de desafecto”.

Para Miguel Aguilar, editor madrileño afincado en Barcelona, hay varias razones que explican el silencio de los disidentes: “Ni estamos tan cohesionados como ellos ni la lucha contra la independencia es el único objetivo de nuestra vida. Es una mayoría silenciosa contra una minoría locuaz, muy organizada y muy subvencionada. Nosotros no tenemos una única respuesta para solucionar el problema y ellos sí: la independencia”. Aguilar aporta otro aspecto al debate: “No se trata de una guerra entre Madrid y Barcelona o entre catalanes y españoles, sino entre catalanes. La mitad de Cataluña está oprimiendo a la otra mitad y, además, es una revuelta de los ricos contra los pobres, como escribió Javier Cercas”.

El médico Álex Ramos, militante socialista y activista de Sociedad Civil Catalana, advierte de que se trata de un silencio forjado con martillo y cincel. “Ahora vemos un golpe de Estado agudo”, explica, “pero es crónico. Llevan muchos años sembrando y sembrando y sembrando. Primero se instauró la espiral del silencio ante la hegemonía política del independentismo, en la escuela, desde la televisión y los periódicos. Nos hemos ido callando porque existe una fractura social y la gente lo pasa mal. Se discute en las familias como pasaba en el País Vasco.

Es verdad que allí te podían pegar un tiro, pero aquí existe la muerte civil. Te puedes jugar el trabajo. Yo me lo juego porque creo que debo hacerlo, pero muchos tienen miedo a significarse. El salir del armario políticamente cuesta. Hay alguien que se hace con la hegemonía del poder e impone a los demás la espiral del silencio. Es muy duro, porque ellos ya han mostrado su verdadero rostro, el de un nacionalismo identitario, supremacista. Quieren ser independientes porque se creen mejores”. El arquitecto Fermín Vázquez amplía esa idea: “Se suele decir que Rajoy es una fábrica de independentistas, pero el argumento se puede también poner del revés: los independentistas serían una fábrica de Rajoys. No sabe uno qué le parece peor en el argumentarlo secesionista, si la superioridad implícita en que el resto de España ‘no tiene remedio’ o el escaqueo de la responsabilidad compartida. Por más que se quiera vestir suena a supremacismo o egoísmo: ‘ellos siempre serán unos tarugos. Nosotros no tenemos que ver con todo lo malo. Estaremos mejor por nuestra cuenta”. Y añade: “Nadie piensa que con una minoría y con medias verdades o directamente falsedades, retorciendo conceptos universalmente compartidos como libertad y democracia de una manera burda, se fuera a llegar tan lejos. Pero pasó con Trump y su ‘America great again’ y con el Brexit y su ‘Europa nos roba”.

El consultor en comunicación David Espinós ofrece otra explicación sobre el silencio de la mayoría. “Yo creo que hay mucha tensión política y mediática, pero no social. El micromundo de la política y el periodismo se retroalimenta y lo intenta transmitir a la ciudadanía, pero hay mucha gente que no se siente interpelada todavía. No le vale la pena movilizarse ante el peligro de ser estigmatizada y etiquetada muy rápidamente. Los partidos políticos están muy pendientes de la opinión de unos y de otros para utilizarla en su favor. Por ejemplo, nadie en la vida me había preguntado qué iba a votar, pero con relación al referéndum tienes que estar posicionado forzosamente y lo tienes que exteriorizar. Yo no estoy de acuerdo con eso”.

Para Milena Busquets, la refriega entre los partidos políticos y los Gobiernos de Barcelona y Madrid está provocando una gran confusión y pueden provocar efectos contrarios a los buscados: “Hay mucha gente que, aun no estando de acuerdo necesariamente con la independencia o con el referéndum que ha planteado el Govern, puede decidir a última hora ir a votar en rebeldía por las barbaridades que dicen algunos periodistas o como reacción a la prohibición que llega de Madrid”.

A Miguel Aguilar no le cabe duda de que el presidente de la Generalitat tiene puestas sus esperanzas en una reacción fallida del Gobierno español: “Puigdemont quiere salir esposado, y es muy difícil no terminar esposando a alguien cuyo objetivo político es ese”.

"SE ESTÁ LLEVANDO LA EMOCIÓN A UN PUNTO MUY PELIGROSO"
P. O.
La magistrada tiene una pesadilla recurrente. Se desarrolla el día 1 de octubre. “En una localidad cualquiera de Cataluña”, explica desde el anonimato que le exige su cargo, “los organizadores del referéndum logran instalar las urnas, la fiscalía se querella y el juez de instrucción le pide a los Mossos que intervengan. Se niegan y tiene que recurrir a la Guardia Civil. ¿Qué puede pasar a partir de entonces en uno de esos lugares como Olot o Vic donde el nacionalismo es dominante? No lo quiero ni pensar. Se está llevando la emoción a un punto que empieza a ser muy peligroso”. La magistrada, nacida fuera de Cataluña, eligió hace casi dos décadas Barcelona como un lugar ideal para vivir y ejercer su profesión. Ahora no descarta tener que hacer las maletas. “El miércoles fue un día muy duro. Tuve una sensación parecida a la del 23-F. Si este presidente y este Gobierno existe es por la Constitución. Y si tú desobedeces a quien te ha puesto en este cargo, pierdes la legitimidad. Se arrogan la representación de todos los catalanes, interpretan lo que según ellos quiere la gente y dejan de lado al resto”. El editor Miguel Aguilar y el médico Álex Ramos coinciden en que, aunque parezca asombroso, al Govern no le importa tener a la mitad de Cataluña en contra. Dice Aguilar: “Para ellos, la mitad del país no cuenta y, como es una causa épica, todas las trampas están permitidas. Dicen que España oprime, pero presumen de lo bien que actuaron los Mossos. ¿Cómo puede ser un pueblo oprimido uno que dispone, por ejemplo, de una policía autonómica tan eficaz?”.

lunes, 19 de junio de 2017

Alcaraciones sobre el término nación y la Constitución

Jorge de Esteban, catedrático de Constitucional, "El misterio de la Santísima Trinidad", El Mundo, 19-VI-2017:

Ayer finalizó el 39 Congreso del PSOE, adoptando como conclusión fundamental la concepción de que España es un Estado «plurinacional». Según Pedro Sánchez y sus colaboradores, España es una «nación de naciones», aunque mantiene la soberanía única en el conjunto del pueblo español. Pues bien, sea dicho con todos los respetos, esta aseveración de que España está formada por varias naciones (no se dice cuántas y cuáles), pero sólo hay una soberanía nacional radicada en el pueblo español, es un misterio semejante al de la Santísima Trinidad, que consiste en que hay un solo Dios pero tres personas diferentes.Por supuesto, no voy a entrar en disquisiciones teológicas en las que soy un absoluto profano, pero sí me encuentro obligado a intentar descifrar el misterio de la «plurinacionalidad», porque aquí estamos en mi terreno. En efecto, no se puede ignorar que, a partir del siglo XIX, la nación es el sujeto político sobre el que se crea la organización política que se denomina Estado. Dicho de otro modo, el vínculo determinante del pueblo en el Estado moderno es el vínculo nacional, es decir, la solidaridad nacional es la razón de la existencia de diferentes pueblos. Por tanto, todos los Estados son Estados nacionales y toda nación aspira a crear su propio Estado. Se pueden dar diferentes versiones del concepto de nación, pero el único que tiene consecuencias jurídicas es el que la considera como el sujeto político en el que reside exclusivamente la soberanía, que por tanto es siempre «nacional».En consecuencia, no es posible mantener que España está formada por diferentes naciones y, sin embargo, defender que la soberanía «nacional» la posee el conjunto del pueblo español. Porque lo que se deduciría de semejante misterio es que cada nación reconocida, poseyendo su propia soberanía, renunciara a formar su propio Estado. ¿Seguro que renunciaría? Supongo que este galimatías que sale del 39 Congreso del PSOE responde a dos razones: una coyuntural y otra estructural.En cuanto a la primera, es evidente que el objetivo primordial de Sánchez es llegar cuanto antes a La Moncloa y para ello necesita el apoyo de catalanes, vascos, gallegos y similares, que le votarían -según una interpretación ingenua- a cambio de su reconocimiento nacional.

Vayamos a la otra razón, la estructural, mucho más importante. Cuando estamos a punto de celebrar el 40 aniversario de nuestra Constitución, seguimos todavía sin tener un modelo definitivo de Estado descentralizado y, en mi opinión, de ahí provienen todos nuestros problemas. La situación actual es enormemente compleja, pues además del funcionamiento disparatado del Estado de las autonomías, hay dos comunidades con aspiraciones a la independencia. 

Una, Cataluña, que la quiere ya, según sus actuales dirigentes, y otra, el País Vasco, que hará lo que sea, según lo que suceda en aquella. La cuestión es que, se quiera o no, hay que coger el toro por los cuernos y reestructurar racionalmente el Título VIII de la Constitución.Me limito ahora a comentar sólo lo que propone el PSOE, que sigue manteniendo también -lo que es contradictorio- que la solución pasa por un Estado federal. Pero eso significaría que no podría estar formado por diferentes naciones, sino por Estados miembros sin propia soberanía y con competencias similares o iguales.Como dicen los ingleses, too late. Eso se pudo hacer en 1978, pero ahora es casi imposible, Y si digo que se pudo hacer, es porque yo tuve algo que ver en aquello. En marzo de 1977 Felipe González me invitó a almorzar porque pensaba que después de las elecciones de junio de ese año, las Cortes se convertirían en Cortes Constituyentes y quería un proyecto de Constitución para el PSOE, reivindicando un modelo de Estado descentralizado territorialmente.Como es lógico acepté encantado. Necesitaba que me aclarase qué forma de Gobierno y qué forma de Estado tenía que desarrollar. Felipe no dudó un instante: Monarquía y Estado federal. Pocas semanas más tarde entregué un documento que después utilizaría Peces Barba.Sin embargo, el PSOE abandonó la idea del Estado federal y, de forma absurda, el Título VIII de la Constitución recogió la idea de un historiador sui generis, Anselmo Carretero, que era ingeniero industrial y no jurista. A él se debe, además de la extravagancia jurídica de la frase «nación de naciones», la inclusión del término «nacionalidad» en el artículo 2, también usado por la antigua Constitución yugoslava de 1974. Sea como sea, el abandono por el PSOE de la idea del Estado federal fue determinante, porque en lugar de adoptar la igualdad propia de este tipo de Estado el artículo 2 distingue dos clases de comunidades, pero sin especificar claramente cuáles son las nacionalidades y cuáles las regiones.Se estaban poniendo las bases para que el Estado de las autonomías fracasase. Hoy es muy difícil encontrar una solución definitiva para el Título VIII. Lo que sí está claro es que hay dos comunidades que se diferencian de las demás: Cataluña y el País Vasco (si se incluye Navarra todavía es peor), que tienen que tener un tratamiento distinto. ¿Por qué? Por la sencilla razón de que en ellas parte de la población, más o menos la mitad, quiere la independencia, cosa que no ocurre en ninguna otra autonomía.La forma de congeniar la doble legitimidad (independentistas y unionistas) con la legalidad actual es modificando la Constitución para dejar bien claro cuáles son las competencias definitivas del Estado, las de las dos comunidades «nacionales» (pero no naciones) y las de las demás comunidades regionales. Esta distinción en dos clases de autonomía regional se reconoce, por ejemplo, en la Constitución italiana y no pasa nada. Siempre, claro está, que los derechos sean los mismos para todos los españoles, al margen de donde vivan. Si no se va por este camino, me temo que la amenaza del separatismo seguirá acechando la política española.

miércoles, 7 de junio de 2017

Albert Boadella, La calumnia catalana

Albert Boadella, "La calumnia catalana", El Mundo, 6-VI-2017:

El genial dramaturgo catalán nos muestra cómo un aria de Rossini es el mejor retrato de la tragedia que afronta su tierra, donde 'una pandilla de rufianes'... ha hecho que la 'vil semilla fratricida' haya dado sus frutos

Cómo la esencia del 'problema catalán' es un 'venticello' que aturde las cabezas de la gente y 'produce una explosión como un disparo de cañón'...

Dos ciudadanos españoles que no han vivido en Cataluña durante los últimos decenios se preguntan a menudo, no sin cierta consternación, cómo se ha podido llegar hasta la situación actual. A quienes se manifiestan tan consternados les recomendaría una obra lírica muy concreta con el fin de acercarse a la esencia del llamado problema catalán. Se trata del aria La calumnia de El barbero de Sevilla. Me explico. A veces el arte tiene la prodigiosa capacidad de sintetizar aquellas cosas que a primera vista parecen harto intrincadas. Prestando atención a la espléndida aria de Rossini se puede dilucidar de forma sencilla y diáfana la génesis de lo que ha provocado la situación que vive hoy Cataluña. Mediante su gran belleza musical, el aria contiene una letra que es una deliciosa imagen del acto vil que relata y cuya descripción parece hecha a la medida del tema que nos ocupa: "La calumnia e un venticello"... (Traduzco la continuación). Un aura gentil que imperceptible, sutil, ligeramente, dulcemente comienza a susurrar. A ras de tierra va corriendo. Va zumbando. En las orejas de la gente se introduce hábilmente y las cabezas y cerebros hace aturdir y hace hinchar. El alboroto va creciendo. Toma fuerza poco a poco. Vuela ya de un lugar a otro. Parece un trueno, una tempestad. Al final se desborda y estalla. Se propaga y se redobla y produce una explosión como un disparo de cañón. Un terremoto. Un temporal. Un tumulto general...". Pues así de sencillo. El núcleo del "temporal" catalán gravita sobre una simple calumnia. Una calumnia urdida hace más de un siglo pero cuya propagación acaba derivando en múltiples facetas culturales, políticas y sociales, que encubren la inconfesable raíz del asunto. Desde el inicio se adornó con una pátina cultural a la que posteriormente se sumó la política cismática. Hoy debemos admitir que la vil semilla fratricida ha dado su fruto. Para una mayoría de catalanes, España es ahora el enemigo a batir. Hay muchos catalanes que además de apuntarse a la leyenda negra anglosajona consideran España como una nación opresora que ha venido saboteando desde tiempos inmemoriales los intereses de Cataluña. Una rémora que impide su evolución. Una sociedad atrasada que les ha metido en dictaduras y monarquías degradadas y despóticas. Una España integrada por una ciudadanía poco aficionada al trabajo, la cual después de aprovecharse de la economía y el progreso de los catalanes siente una inquina especial hacia las supuestas diferencias étnicas. Y así una larga lista de agravios perdidos entre la nebulosa de los siglos, cuya base real es un escarnio a la inteligencia. Un embuste burdo que no resiste el más mínimo rigor histórico.

Consideran España como una nación opresora que ha saboteado los intereses de Cataluña
Sin embargo, una calumnia es algo más que un simple embuste. El embuste forma parte de un impulso o estrategia primaria. La calumnia es ya la introducción de la sofisticada perversidad humana. Se remueve entre argumentos equívocos destinados a confundir. Una calumnia está elaborada para dañar la reputación del calumniado en función de intereses inconfesables aunque siempre muy precisos. La creación de un enemigo ficticio requiere de este proceso. El enemigo común es la pieza imprescindible del nacionalismo y ello no es posible sin la inducción de un ánimo paranoico en la masa. La fuerte unión de un colectivo humano impulsado por esta dinámica perversa resulta relativamente simple bajo un adversario claramente perfilado. La historia está plagada de innumerables ejemplos mayoritariamente trágicos. Sin embargo, también hay que saber alentar con retorcida astucia la evolución del "venticello" para llegar hasta el "temporal".Para ello los promotores cuentan con la enorme rentabilidad que proporciona incitar los bajos sentimientos latentes en los colectivos humanos. A esta forma de proceder también la podemos llamar populismo o simple demostración amoral de una pandilla de rufianes y una masa de insensatos. En Cataluña sólo se trata de venderlo como nobles sentimientos de arraigo del pueblo. Cuentan además con un detalle esencial que facilita en gran parte la estrategia difamatoria. Una parte significativa de este pueblo habla una lengua distinta del enemigo común, aunque no tan distinta para que el ciudadano llegado de otro territorio pueda apuntarse con interesada rapidez a la furia del converso.


Desde una óptica social, política y cultural, la Cataluña de hoy se ha articulado alrededor de una calumnia alentada y difundida desde finales del siglo XIX. Lo anterior pertenece a otro género de zarandeos históricos. En nuestro siglo su arrolladora expansión a través de la educación y los medios (cito de nuevo el aria) se ha introducido en las orejas de la gente: "...En las orejas de la gente se introduce hábilmente y las cabezas y cerebros hace aturdir y hace hinchar...". No obstante, sus consecuencias, en este sentido, son visibles y manifiestas para todos los españoles. Las acciones públicas de los dirigentes catalanes siempre llevan retranca. No transmiten nunca limpiamente honestidad, lealtad o simple sentido común. Cualquiera de sus pretendidas aspiraciones, incluso las que podrían parecer legítimas, rezuman una sensación innoble. Un tufo a chantaje, insolidaridad, ridícula petulancia o incluso xenofobia. Eso sucede porque la raíz de cualquier acción humana condiciona de forma determinante la decencia del proceso y la propia dignidad del resultado. Hagan lo que hagan, la raíz de la calumnia pesa irreversiblemente sobre el nacionalismo catalán e incluso sobre el taimado catalanismo. Me atrevo a decir que alguna vez ha gravitado sobre muchos de nosotros incluyendo en ello relevantes figuras del arte, la ciencia y la cultura de aquella región. Es una epidemia muy contaminante. Después de largos años viviendo en la inopia, ahora son muchos los españoles que constatan la existencia de un problema real en Cataluña y se preguntan por sus posibles soluciones. Incitan al Gobierno de la nación a que acepte la realidad de una Cataluña sulfurada y negocie con ellos para encontrar una salida. Aquí viene a cuento el final del aria rossiniana: "...Y el infeliz calumniado, envilecido, aplastado, bajo el público azote podrá considerarse afortunado si sobrevive". Yo me pregunto: ¿La España cornuda y apaleada tendrá fuerza moral para sobrevivir como nación unida? ¿Sobrevivirá la España constitucional a esta enfermedad disgregadora manteniendo la totalidad de sus hectáreas?El Gobierno se encuentra en una disyuntiva moral muy espinosa. Es obvio que hasta el momento no ha sabido acotar el grosero desafío. El tiempo corre en su contra y a favor de los desalmados con sus enardecidas masas de irresponsables. De tal forma que a estas alturas ya sólo quedan dos salidas. Ni terceras vías ni sandeces. La salida moral o la del enjuague político. Actuar ignorando la existencia del problema, manteniendo así impoluta la dignidad del Estado de derecho, o conceder patente de verdad a un "temporal" cuyo epicentro gira alrededor de la vileza que subyace en una calumnia. Compadezco a quien tiene que tomar la decisión aunque personalmente, conociendo como conozco tan profundamente el percal de la tribu, por mi parte lo tengo muy claro.