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domingo, 13 de noviembre de 2016

"Les bourgeois", que cantaba Jacques Brel, y otras

(Mi traducción, no demasiado libre, salvo el estribillo, está más abajo, dedicada a los dañosos politiquines. Creo que por Trois Faisans se refiere en realidad al cabaret Trois Baudets de Pigalle; Jojó es su mánager, amigo personal e incluso chófer Georges Pasquier)

I

Le coeur bien au chaud
Les yeux dans la bière
Chez la grosse Adrienne de Montalant
Avec l'ami Jojo
Et avec l'ami Pierre
On allait boire nos vingt ans
Jojo se prenait pour Voltaire
Et Pierre pour Casanova
Et moi, moi qui étais le plus fier
Moi, moi je me prenais pour moi
Et quand vers minuit passaient les notaires
Qui sortaient de l'hôtel des "Trois Faisans"
On leur montrait notre cul et nos bonnes manières
En leur chantant

Les bourgeois c'est comme les cochons
Plus ça devient vieux plus ça devient bête
Les bourgeois c'est comme les cochons
Plus ça devient vieux plus ça devient c...

Le coeur bien au chaud
Les yeux dans la bière
Chez la grosse Adrienne de Montalant
Avec l'ami Jojo
Et avec l'ami Pierre
On allait boire nos vingt ans
Voltaire dansait comme un vicaire
Et Casanova n'osait pas
Et moi, moi qui restait le plus fier
Moi j'étais presque aussi saoul que moi
Et quand vers minuit passaient les notaires
Qui sortaient de l'hôtel des "Trois Faisans"
On leur montrait notre cul et nos bonnes manières
En leur chantant

Les bourgeois c'est comme les cochons
Plus ça devient vieux plus ça devient bête
Les bourgeois c'est comme les cochons
Plus ça devient vieux plus ça devient c...

Le coeur au repos
Les yeux bien sur terre
Au bar de l'hôtel des "Trois Faisans"
Avec maître Jojo
Et avec maître Pierre
Entre notaires on passe le temps
Jojo parle de Voltaire
Et Pierre de Casanova
Et moi, moi qui suis resté le plus fier
Moi, moi je parle encore de moi
Et c'est en sortant vers minuit Monsieur le Commissaire
Que tous les soirs de chez la Montalant
De jeunes "peigne-culs" nous montrent leur derrière
En nous chantant

Les bourgeois c'est comme les cochons
Plus ça devient vieux plus ça devient bête
Les bourgeois c'est comme les cochons
Plus ça devient vieux plus ça devient c...

II

Con el corazón calentito, 
los ojos inundados en cerveza, 
en casa de la gorda Adriana Montalant, 
con el amigo Jojó 
y el amigo Pierre,
bebíamos nuestros veinte años. 
Jojo se creía Voltaire 
y Pierre Casanova; 
y yo, yo que era el más orgulloso, 
me tomaba por mí mismo. 
Y cuando hacia medianoche pasaban los notarios 
saliendo del hotel "Tres Faisanes" 
les mostrábamos el culo con buenas maneras 
cantándoles:

Los burgueses son como los cerdos 
cuanto más viejos se vuelven, más tontos son 
Los burgueses son como los cerdos 
y [más culo crían] cuanto más viejos son.

Con el corazón calentito, 
los ojos en cerveza, 
en casa de la gorda Adriana Montalant, 
con el amigo Jojó 
y el amigo Pierre,
bebíamos nuestros veinte años. 
Voltaire bailaba como un párroco 
y Casanova no se atrevía 
Y yo, yo, que estaba más orgulloso 
y casi más borracho que yo mismo,
cuando hacia medianoche pasaban los notarios
saliendo del hotel "Tres Faisanes" 
les mostrábamos el culo y nuestras buenas maneras 
cantándoles:

Los burgueses son como los cochinos 
cuanto más viejos se vuelven, más tontos son 
Los burgueses son como los cochinos 
y [más culo crían] cuanto más viejos son.

El corazón ya en paz,
los ojos en el suelo,
en el bar del hotel "Tres Faisanes" 
con el maestro Jojó
y el maestro Pierre,
entre notarios se nos pasa el tiempo. 
Jojó habla de Voltaire 
y Pierre de Casanova 
y yo, yo que aún andaba más henchido de mí mismo,
yo, todavía más aún hablo de mí,
al salir de pronto hacia medianoche, señor comisario,
como todas las noches de casa de la Montalant,
jóvenes groseros nos muestran su trasero
cantándonos:

Los burgueses son como los cochinos 
cuanto más viejos se vuelven, más tontos son 
Los burgueses son como los cochinos 
y [más culo crían] cuanto más viejos son.

La canción puede verse en Youtube. Pero mi favorita es el Tango fúnebre. A Javier Lumbreras le gusta mucho Les vieux amants, y en efecto hay mucha  verdad humana en esta obra. Parecida, y tan cruel como la anterior, es Ces gens, là. También es suya la que dicen es una de las mejores canciones de amor de todos los tiempos, dedicada a una Suzanne, como la de Leonard Cohen, Ne me quitte pas, "No me dejes":

'Ne me quitte pas'

Ne me quitte pas
Ne me quitte pas
Il faut oublier
Tout peut s'oublier
Qui s'enfuit déjà
Oublier le temps
Des malentendus
Et le temps perdu
A savoir comment
Oublier ces heures
Qui tuaient parfois
A coups de pourquoi
Le coeur du bonheur
Ne me quitte pas
Ne me quitte pas
Ne me quitte pas
Ne me quitte pas
Moi je t'offrirai
Des perles de pluie
Venues de pays
Où il ne pleut pas
Je creuserais la terre
Jusqu'après ma mort
Pour couvrir ton corps
D'or et de lumière
Je ferai un domaine
Où l'amour sera roi
Où l'amour sera loi
Où tu seras ma reine
Ne me quitte pas
Ne me quitte pas
Ne me quitte pas
Ne me quitte pas
Ne me quitte pas
Je t'inventerai
Des mots insensés
Que tu comprendras
Je te parlerai
De ces amants là
Qui ont vu deux fois
Leurs coeurs s'embraser
Je te raconterai
L'histoire de ce roi
Mort de n'avoir pas
Pu te rencontrer
Ne me quitte pas
Ne me quitte pas
Ne me quitte pas
Ne me quitte pas
On a vu souvent
Rejaillir le feu
D'un ancien volcan
Qu'on croyait trop vieux
Il est paraît-il
Des terres brûlées
Donnant plus de blé
Qu'un meilleur avril
Et quand vient le soir
Pour qu'un ciel flamboie
Le rouge et le noir
Ne s'épousent-ils pas
Ne me quitte pas
Ne me quitte pas
Ne me quitte pas
Ne me quitte pas
Ne me quitte pas
Je ne vais plus pleurer
Je ne vais plus parler
Je me cacherai là
A te regarder
Danser et sourire
Et à t'écouter
Chanter et puis rire
Laisse-moi devenir
L'ombre de ton ombre
L'ombre de ta main
L'ombre de ton chien
Ne me quitte pas
Ne me quitte pas
Ne me quitte pas
Ne me quitte pas.

IV

No me dejes

No me dejes:
hay que olvidar,
todo se puede olvidar;
lo que ya huya,
olvidar el tiempo
de los malentendidos
y el tiempo perdido
a saber cómo;
olvidar estas horas
que mataban a veces,
a golpes de porqué,
el corazón
de la felicidad;
no me dejes.

Yo te ofreceré
unas perlas de lluvia
venidas de países
donde no llueve,
cavaré la tierra
hasta después de mi muerte,
para cubrir tu cuerpo
de oro y de luz;
crearé un dominio
donde el amor será rey,
donde el amor será ley,
donde tu serás mi reina:
no me dejes.

Te inventaré
palabras insensatas
que entenderás;
te hablaré
de aquellos amantes
que han visto dos veces
abrasar sus corazones;
te contaré
la historia de este rey
muerto por no poder
encontrarte:
no me dejes.

A menudo hemos visto
renacer el fuego
de un antiguo volcán
que pensábamos muy viejo;
y puede ser que haya
tierras abrasadas
que den mejor trigo
que el mejor abril;
y cuando llega la tarde,
para que el cielo brille
el rojo y el negro
¿no se abrazan?
No me dejes.

No lloraré más,
no hablaré más:
me esconderé aquí,
viéndote bailar
y sonreír
para escucharte cantar
y después reír;
déjame volverme
la sombra de tu sombra
la sombra de tu mano
la sombra de tu perro:
no me dejes.

viernes, 4 de noviembre de 2016

El español y los impuestos

Palabra del Gran Wyoming:

Amigos, en los últimos días hemos descubierto que Mario Conde tenía ocultos fuera de España más de 13 millones de euros. También hemos descubierto que durante años, algunas de las personas más adineradas de este país, incluyendo miembros de la Familia Real como Pilar de Borbón, mantenían empresas ocultas en paraísos fiscales para pagar menos impuestos.

La pregunta es clara: ¿cuánto tiempo más vamos a soportar este nivel de evasión fiscal? ¿Qué se nos acabará antes a los españoles, el dinero o la paciencia? A mí se me acabará antes la paciencia, por supuesto, pero no os preocupéis, tengo dinero para comprar la vuestra. En fin, parece que nuestro país es una democracia en todo excepto a la hora de pagar impuestos.

Ahí tenemos ciudadanos de primera y de segunda clase. De un lado, los que pueden pagarse asesores y abogados que les permiten evadirse el pago de sus obligaciones fiscales. Y de otro, los que no pueden pagar a este tipo de profesionales y soportan en mayor medida sobre sus hombros el mantenimiento del Estado. Y en los que, además, en los últimos años recae el peso de la crisis. Una vez más, hay dos Españas, la que tiene que pagar aunque no pueda y la que puede pagar pero no quiere. Bueno, hay una tercera España.

Pero esa nos avergüenza a todos: la que echa aceitunas a la paella. Y lo peor de todo es que estos escándalos sólo son la punta del iceberg de la evasión fiscal. Como bien recordaba ayer el periodista Xavier Vidal Folch en el diario El País, los casos que conocemos son tan sólo una ínfima parte de los 130.000 millones que el fraude fiscal de los ricos cuesta a los Estados. Y peor todavía, todo este dinero es una minucia si lo comparamos con los, escuchemos bien, 864.000 millones de euros que las grandes multinacionales evitan pagar sólo en la UE aprovechando los resquicios legales.

Bien, parece que en los últimos años el ciudadano de a pie se ha quedado solo frente a unas élites que opinan que el pago de los impuestos es una carga a la que no están dispuestos a contribuir. Amigos ricos, os hablo como uno de vosotros: es necesario que paguemos impuestos. Hacen falta para financiar los hospitales, las escuelas y lo más importante, las carreteras para poder pasear nuestros Lamborghinis. Sí, amigos. Si los dejamos en el garaje, ¿cómo vamos a poder ligar los que tenemos el pene pequeño?

martes, 1 de noviembre de 2016

¿Son insultos o descripciones lo que se intercambia en el Congreso de los Diputados?

Mal estamos si a las verdades las llaman insultos. Jesús Parra Montero, "Los “rufianes”" en Nueva Tribuna, 31 de Octubre de 2016:      

El 29 de octubre de 2016 pasará a la Historia para millones de ciudadanos como uno de esos días tristes en los que se hacen necesarias la indignación, la reflexión y cierto silencio.

Ortega, elegido diputado en la IIª República, aseguraba que, con el fin de evitar las divagaciones o tratar los problemas con frivolidad, en el Parlamento hay tres cosas que no se pueden hacer: el payaso, el tenor o el jabalí. Para “los payasos”, el circo y “los tenores”, a la ópera; se conocía por “jabalíes”, a los diputados alborotadores, y a los ultra-conservadores, por cavernícolas. Si, como Mendeleiev que, en su tabla periódica de los elementos químicos, clasificó los 109 conocidos formando 18 grupos, clasificásemos a los actuales 350 diputados y sus 15 formaciones políticas, utilizando los adjetivos que ellos mismos se han ido dedicando, desde la tribuna parlamentaria o desde los escaños, encontraríamos algunos grupos más que los descritos por Ortega: vagos, chulos, vasallos, sinvergüenzas, iscariotes, prepotentes, oportunistas, gilipollas, débiles, incoherentes, traidores, caciques, demagogos, populistas, hasta delincuentes. Después de la sesión de investidura del pasado día 29, habría que añadir alguno más: miserables, impostores y “rufianes”.

Según la biblia, los nombres significaban lo que el hombre era; poseía un valor ontológico; Gabriel, por ejemplo, en hebreo significaba el hombre en el que “Dios se ha mostrado fuerte”. Evidentemente para quien no es creyente, tal significante carecería de significado, pudiendo modificarse así: el hombre en el que “la descalificación le ha mostrado indecente”.

Sin embargo, según la RAE, toda acepción o significante tiene su propio significado; por ejemplo, “rufián”, en el significado que le asigna la RAE, es un “hombre vil y despreciable, que vive del engaño y de la estafa”; la Real Academia admite incluso significados más peyorativos. “Los rufianes” serían, pues, “hombres viles y despreciables, que viven del engaño y de la estafa”. Se podría concluir, entonces, apoyándose en el significado ontológico bíblico y en la razonable lógica del silogismo aristotélico que todo “rufián” es un “hombre vil y despreciable, que vive del engaño y de la estafa”.

Los militantes y cuantos votamos de acuerdo a nuestra ideas políticas, sin pertenecer a partido alguno, hemos escuchado los provocadores insultos y las soflamas antisocialistas lanzadas por los parlamentarios de ERC y Bildu, y a la par, hemos visto el sábado 29 cómo los parlamentarios del grupo de Podemos los ovacionaba y su líder los felicitaba personalmente con palmadita a la espalda, solidarizándose con sus discursos; hasta el más tonto entendería, -ignoro si ellos lo entienden así- que tal actitud y despliegue de ovaciones equivale a un apoyo y toma de posición política, dejando de manera manifiesta con quién o contra quién están.

Hay que recordar a los diputados de ERC y Bildu que si por ellos fuera, el Parlamento que el pasado sábado les permitió hablar, simplemente no existiría. La palabra, como la poesía para Celaya, es un arma cargada de futuro, de ahí que proporcionar ese arma a los chacales, rufianes y miserables es siempre un peligro para la convivencia y la democracia parlamentaria, aunque algunos, incluidos periodistas, hayan aplaudido esas intervenciones hasta con las orejas.

Una de las mayores vilezas del ser humano -aunque son muchas las que se pueden enumerar y más en política-, es la de humillar al contrario, ya sea con el insulto, la mentira, el gesto o la sutil amenaza. ¡Qué grandeza tiene la dialéctica parlamentaria basada en razones, pero qué vil es, en cambio, cuando se humilla a los vencidos, y más, si la mayoría de ellos han librado la peor de las batallas: la de luchar contra su propia conciencia! De ahí que no exista peor lenguaje, como el insulto, la mentira y la humillación de los políticos en el Parlamento, para ahuyentar y alejar a los ciudadanos de la política. La moviola de la sesión parlamentaria del sábado 30, es un ejemplo claro de la vileza y degradación al que puede llegar nuestra política.

Una cadena de televisión, desde las elecciones del 20D, he venido jugando reiteradas veces, como si fuera “la pitonisa Lola”, con un artilugio: “el pactómetro”; su finalidad era hacer las combinaciones posibles para un futuro gobierno. Hoy el “pactómetro” se ha convertido en “ministrómetro”: consiste en adivinar a qué nombres de políticos populares se le va asignando cada uno de los ministerios… Empeño inútil al depender de Rajoy.

Apropiándome de dicho “juego”, y en lugar de ministerios, podríamos jugar utilizando esos gruesos adjetivos que los propios parlamentarios han utilizado en la sesión del día 29, escoger con cuál de ellos (vagos, chulos, vasallos, sinvergüenzas, iscariotes, débiles, incoherentes, prepotentes, gilipollas, traidores, caciques demagogos, populistas, delincuentes, miserables, impostores o “rufianes”) se podría calificar a cada uno de los parlamentarios. A algunos les convendría unos cuantos.

Impostor y mentiroso, a Rajoy: el Mariano de los mil incumplimientos y del partido de la corrupción, dialogante el pasado miércoles -aún no tenía asegurada la investidura-, y transformado el sábado, ya seguro de apoyos y abstenciones, en el Rajoy prepotente y autoritario de siempre; no solo no se molestó en agradecer su dolorosa abstención a los socialistas sino que, consciente de que tiene la sartén por el mango, dejó claro no estar dispuesto a derribar lo construido y no aceptar su demolición: “No se puede pretender que gobierne yo y traicione mi propio proyecto político que además fue el más apoyado por los españoles. No me pidan ni pretendan imponerme lo que yo no puedo aceptar”.

Débiles e incoherentes, a un Antonio Hernando, portavoz accidental del PSOE y a unos parlamentarios socialistas, lamiéndose sus heridas, sin recibir agradecimiento alguno del “triunfante y empavonado Rajoy”, teniendo, además, que escuchar insultos, calumnias y reproches de aquellos (Podemos, Bildu, ERC) que aún tienen que demostrar que han hecho algo positivo por construir un país en democracia y solidario. Ante esta humillante situación, ni uno solo de los que pensaban abstenerse, cambió su voto por un No por conciencia ante un mentiroso Rajoy en estado puro.

Prepotentes, oportunistas y demagogos, a Iglesias y sus “Podemos”. Un Iglesias y sus palmeros, despreciativos, insultantes, arrogantes y bisoños a la vez, con un parlamentarismo cabreado, radical y extremista, que confunden las sesiones parlamentarias con los mítines en las plazas; “las Cortes” no son “la puerta del Sol”; y que utilizan la palabra y la política, no para criticar con argumentos y propuestas constructivas, sino para zaherir y humillar a los contrarios.

Vasallos, a un Albert Rivera, sonriente y en permanente movimiento de manos y gestos, y sus “ciudadanos” que, ante el cinismo de ese Rajoy en estado puro, con una “pedorreta en toda regla pasándose por el forro esas 150 reformas firmadas por ellos y el PP, pestañeando con ese guiño del ojo izquierdo característico de quien va a soltar mentiras, bien les recordó: “No se puede pretender que gobierne yo y traicione mi propio proyecto político que además fue el más apoyado por los españoles”. ¡Tomad del frasco, veleteros!

Miserables y rufianes, más casi todos los adjetivos a Bildu y al parlamentario de ERC, especialmente. Aunque muchos de sus parroquianos les aplaudan y reciban como valientes héroes, representan la vileza de la miserable política. Incluso hay periodistas que han alaban tal grado de valentía y sinceridad. ¡Allá ellos! La valentía, señores Rufián y Matute, es otra cosa. Valiente, pongo como ejemplo, aunque no sea el socialista al que yo apoyaría es el señor Madina, insultado e injuriado por estos rufianes y miserables, víctima de esa ETA de la que el señor Matute es heredero, protagonista de esa lucha por traer tiempos de democracia, necesariamente mejorable, y que les ha servido a ellos, desde la impunidad parlamentaria, para poder insultar en el Parlamento sin consecuencia alguna.

Débil, también, a la señora presidenta de la Cámara, Ana Pastor, al mandar callar al diputado Madina, cuando le tenía que haber aplaudido; no se puede mandar callar cuando a uno le hieren y pisotean la dignidad. Le recuerdo, señora Pastor, algunas frases del largo monologo del personaje Shylok en El Mercader de Venecia de Shakespeare: “Soy un judío. ¿Es que un judío no tiene ojos? ¿Es que un judío no tiene… sentidos, afectos, pasiones?... Si nos pincháis, ¿no sangramos?... Si nos envenenáis, ¿no nos morimos? Y si nos ultrajáis, ¿no nos vengaremos? Si nos parecemos en todo lo demás, nos pareceremos también en eso. Si un judío insulta a un cristiano, ¿cuál será la humildad de éste? La venganza. Si un cristiano ultraja a un judío, ¿qué nombre deberá llevar la paciencia del judío, si quiere seguir el ejemplo del cristiano? Pues venganza. La villanía que me enseñáis la pondré en práctica, y malo será que yo no sobrepase la lección que me habéis dado”.

Es momento de aconsejar a los parlamentarios, más aún, de exigirles, lo que decía Unamuno: “Ni venceréis con la fuerza bruta del insulto y la palabra, ni convenceréis con la amenaza y la provocación. El país se cambia sobre todo con la acción política y la persuasión”. Aunque sean otros tiempos, en nuestro Parlamento se necesitan “Castelares, Sagastas, Cánovas y Azañas” y nos sobran, Rafaeles Hernando, Iglesias, Rufianes y Matutes.

Finalizo: Rajoy acaba de jurar su cargo de presidente con la mano derecha sobre un ejemplar de la Constitución y la izquierda sobre otro de la Biblia, ante un crucifijo, con la fórmula: “Juro por mi conciencia y honor cumplir fielmente las obligaciones del cargo de Presidente del Gobierno con lealtad al Rey y guardar y hacer guardar la Constitución”. Es hora ya de abandonar biblias y crucifijos y prometer no lealtad al Rey, que no es quien legitima su autoridad, sino ante los ciudadanos españoles que son el fundamento de su poder y legalidad.  

domingo, 23 de octubre de 2016

La última historia de terror de Stephen King

Stephen King:

My newest horror story: Once upon a time there was a man named Donald Trump, and he ran for president. Some people wanted him to win. (6:37 PM - 21 Oct 2016)

("Mi nueva historia de terror. Hubo una vez un hombre llamado Donald Trump que se presentó a presidente. Algunos querían votarle para que ganara.")

sábado, 25 de junio de 2016

Fernando Savater, Aun así...

Fernando Savater, "Aun así", en El País, 25 JUN 2016 

Les recuerdo una escena de Macbeth: Macduff prepara el asalto definitivo al castillo del tirano y necesita el apoyo de Malcolm, hijo del rey asesinado por Macbeth, así que le propone el trono cuando derroquen al usurpador. Malcolm quiere saber cuánto hay de noble afán o de mero oportunismo en esta propuesta: advierte a Macduff que él está tan lleno de defectos como Macbeth, porque es sumamente ambicioso, injusto, ávido de riquezas, violento, incapaz de contener su feroz lujuria... Macduff, al que le interesa ante todo vengar la muerte de su hijo, va minimizando los pecados que se atribuye falsamente el joven príncipe, dispuesto a aceptarle cualquier vicio a fin de contar con ese imprescindible aliado. Una excelente muestra de la penetración política de Shakespeare. Finalmente, Malcolm descubre la superchería y acepta acompañar a Macduff, pero queda la duda de que quizá el resultado hubiera sido igual si todas sus autoacusaciones fuesen ciertas. Lo importante era la venganza y recobrar el trono.

Donald Trump ha llegado a decir que él podría salir a la calle, disparar contra un transeúnte y la gente le votaría igual. Probablemente, ay, no se equivoca. Los partidarios del Brexit han seguido a un xenófobo caricaturesco como Farage, desoyendo sin inmutarse las más solventes advertencias sobre los perjuicios que traerá el abandono de la UE. En España, candidatos que veneran los regímenes menos recomendables mienten sin sonrojo en los debates, amparan la corrupción, desconocen la igualdad de los ciudadanos o prometen medidas tan democráticas como ordenar a jueces y guardias civiles que detengan a sus opositores, ni aun así ven disminuir sus apoyos electorales. ¡Son los nuestros, arrearán al enemigo! Y luego nos escandalizamos de los hooligans, esos mártires brutales de la inteligencia emocional...

sábado, 14 de mayo de 2016

El Síndrome Hybris

Mi post "Rajoy y el síndrome de Diógenes" se acaba de divulgar en Menéame con un discreto éxito. Entre los comentarios, uno que dice que debía transformarme en rapero thug life y otro que habla del Síndrome Hybris (él escribe Hubris) aplicado a Rajoy: lo copia así

David Owen y J. Davison ya mostraron en el año 2009 las características que definen a los políticos afectados por el síndrome Hubris:

1- Propensión narcisista a ver su mundo principalmente como un escenario donde ejercitar su poder y buscar la gloria.
2- Predisposición para lanzar acciones que puedan dar a la sociedad una luz favorable, con el fin de embellecer su imagen.
3- Preocupación desmedida por la imagen y la presentación.
4- Modo mesiánico de comentar los asuntos corrientes y una tendencia a la exaltación.
5- Identificación con la nación o una organización hasta el extremo de que el individuo valora su punto de vista y sus intereses como idénticos.
6- Tendencia a hablar de sí mismos en tercera persona o a usar la forma regia de “nosotros”.
7- Excesiva confianza en su propio juicio y desprecio por los consejos o las críticas de los demás.
8- Enfoque personal exagerado, tendente a la omnipotencia, de lo que son capaces de llevar a cabo.
9- Creencia en que antes de rendir cuentas al conjunto de sus colegas o a la opinión pública, la Corte ante la cual deben responder es: la Historia o Dios.
10- Idea inquebrantable de que aquella Corte les absolverá.
11- Pérdida de contacto con la realidad, a menudo vinculada a un aislamiento paulatino.
12- Agitación, imprudencia e impulsividad.
13- Tendencia a privilegiar su amplia visión en detrimento de la entereza moral de un derrotero señalado, de modo a pasar por alto la necesidad de contemplar las posibilidades prácticas, los costos y los resultados.
14- Incompetencia hubrística cuando las cosas van mal porque demasiada confianza en sí mismo condujo al líder a desatender los peligros y las trampas generados por su propia política

viernes, 13 de mayo de 2016

Un artículo lúcido

Daniel Kaplún, "Un artículo poco original", en Nueva Tribuna, 12 de Mayo de 2016: 

“¿Qué más podemos decir que no se haya dicho, o que sí se haya dicho…?”

(Del monólogo de Marcos Mundstock para la presentación de “Encuentro en el restaurante”, del espectáculo “Les Luthiers - Grandes Hitos”, 1995)

Retomo la palabra después de un silencio de once meses, en los que ha ocurrido una gran cantidad de acontecimientos sobre los que no he querido o no he sido capaz de pronunciarme. Y hubiera mantenido ese silencio si la conjunción de ciertos hechos, algunos políticos y otros más personales, no me hubiesen espoleado a escribir lo que quienes tengan paciencia para soportarme (y reconozco que no es fácil) podrán leer a continuación.

Ante todo, y para ser completamente honesto con los hipotéticos lectores/as, debo anunciar (ya desde el título) que lo que pretendo hacer no es más que una síntesis (personal e intransferible, por supuesto) de lo acaecido a partir del 20 de diciembre pasado. Síntesis construida en base a un proceso de acumulación de sucesos de los que no he sido partícipe, y de opiniones publicadas (más que conversadas, aunque también) de otras personas con las que concuerdo o de las que discrepo en distinta medida. Nada demasiado original, por lo tanto, aunque quizá tenga la virtud de reunir en un único texto conceptos que, en su versión original, se encuentran dispersos en un gran número de noticias y comentarios aparecidos en diversos medios.

También es mi deber advertir al hipotético lector/a de que esta síntesis no es ni puede ser exhaustiva, y resulta por lo tanto tan discutible como cualquier otra. María Elena Walsh llamó alguna vez “Antojolía” a una antología de sus poemas y canciones publicada allá por los años 70 (o quizá antes, ya no lo recuerdo), porque sostenía que quien confecciona una antología pone en ella “lo que se le antoja”, y yo haré otro tanto con los hechos y opiniones de los que se alimenta este artículo. Hechos y opiniones que no van más allá de lo publicado, porque no tengo acceso a información privilegiada de ningún tipo ni origen, y no soy otra cosa que un reflexivo consumidor de información y opiniones al alcance de cualquiera.

Por último, aviso que aquí encontrarán más preguntas que respuestas, y por lo tanto muchas preguntas sin respuesta. Pero creo que es positivo poner en cuestión afirmaciones que, de tanto repetirse, parecen haberse convertido en certezas, como si de leyes de las ciencias físico-naturales se tratara.

“HASTA LOS MISMÍSIMOS…”

Afirmar que la actual coyuntura política nacional está marcada por el hecho (insólito donde los haya) de la repetición de las elecciones es una obviedad, pero los “opinadores” profesionales que sobreabundan en los medios de comunicación no paran de hablar de ello, así que no veo por qué no puedo hacerlo yo.

También suelen añadir (casi todos, algunos osan discrepar para mayor entretenimiento del personal) que este insólito suceso sólo puede explicarse por la incapacidad de los políticos para ponerse de acuerdo, que es un fracaso de la democracia, etc., etc. Me temo que la realidad subyacente es que dicho personal está harto de unos y otros (de los políticos y de los tertulianos) y no sabría discriminar cuál de ellos le ha saturado más. Y que lo que quiere y necesita es que, de una puñetera vez, alguien HAGA (y no sólo proponga o, lo que es aún peor, prometa) algo efectivo para resolver los acuciantes problemas que le agobian, directa o indirectamente, que llevan ya no menos de 8 años congelados en el tiempo, y cuya dolorosa lista no creo necesario reiterar.

En resumen, el personal está hastiado de discursos, mítines, palabras y más palabras… que como tales se las lleva el viento. Y no creo que nadie medianamente sensato sea capaz de explicar, con un mínimo de racionalidad, cómo y por qué no se ha conseguido llegar a ningún acuerdo para la formación de un Gobierno, tras cuatro meses de supuestas “negociaciones” que (eso me parece) nunca llegaron a ser tales, sino tan sólo una interminable colección de monólogos yuxtapuestos.

Y lo siento si con esto puedo lastimar las convicciones de muchos, pero con todo ello el eternamente maltratado votante de este país parece haber llegado a varias conclusiones, a cuál más demoledora:

Que la “nueva” política se parece a la “vieja” como dos gotas de agua
Que ambas se caracterizan, ante todo, por anteponer sus (reales o supuestos) intereses partidario-electorales a las necesidades de quienes pretenden que les voten y a quienes aspiran a representar e incluso gobernar.
Que han transcurrido cuatro meses sin Gobierno efectivo, y el mundo no se ha venido abajo (los belgas no podrían enseñar mucho de esto último)
Que, después de tan ameno espectáculo, hemos vuelto a la casilla de salida, como si nada hubiera pasado
Que todo lo que han aprendido de ello nuestros líderes es que “la culpa es de otro(s)” (que cada cual designa según sus personales filias y fobias)
Y que, por supuesto, al sufrido votante español (como a cualquiera con un mínimo de sensatez), lo que menos le importa es de quién fue la culpa, sino cómo solucionarlo
Para mí, nacido y criado en otro continente (y a veces tiendo a creer que en otro planeta), esto es una prueba más de esa exacerbada incapacidad para llegar a acuerdos que caracteriza la idiosincrasia de este país, y que mal o bien, he procurado describir en mi artículo de febrero de 2015 “EL FRENTE AMPLIO URUGUAYO: ¿UN EJEMPLO A IMITAR?”

A ver si me explico. Vayamos por partes:

1.PODEMOS MONTA ESPECTÁCULOS MEDIÁTICOS, PERO ¿SABE HACER POLÍTICA?

Desde la constitución de las Cortes de esta brevísima legislatura, Podemos no ha hecho otra cosa que (continuar con) sus brillantes “ejercicios de comunicación” (cuyo acierto o desacierto me resulta absolutamente indiferente). Esto es, traducido a lenguaje coloquial, “montar el numerito” (el bebé de Carolina Bescansa, el beso entre Pablo Iglesias y Xavi Domenech, “montarle el Gobierno” a Pedro Sánchez en rueda de prensa unos minutos antes de su entrevista con Felipe de Borbón, los muertos en cal viva, la “renuncia” a la vicepresidencia para la que se había auto-designado… Mejor no sigo, que me hierve la sangre. ¡Atención, pregunta!: ¿CUÁNDO SE VAN A DECIDIR A HACER POLÍTICA?
Esto sólo se explica si, desde el principio, se tiene claro que el objetivo es que se repitan las elecciones (y mientras tanto mantenerse en campaña electoral, que es lo que saben hacer y se les da bien: salir en la tele, a ser posible varias veces al día). Las tres últimas “perlas”, en particular, fueron poco menos que un torpedo en la (ya de por sí frágil) línea de flotación de Pedro Sánchez, es decir justo lo más adecuado para que los omnipresentes “barones” (sin olvidar a la “baronesa”) de su partido se le echaran encima para ponerle línea roja sobre línea roja frente a la temible eventualidad de un acuerdo con Podemos (sin el cual no era posible un Gobierno de izquierdas, como es obvio). Cavar la tumba de quien se quiere atraer a un pacto no es precisamente la mejor forma de lograrlo, digo yo…
Si la memoria colectiva no yerra, hasta hace no mucho los ideólogos del partido morado consideraban que el eje izquierda-derecha estaba superado, era algo del pasado, obsoleto… Y que ahora lo que se lleva es el eje “arriba-abajo” y/o (significante vacío donde los haya) el de la “nueva-vieja” política. Pero se cierran de plano a un pacto que incluya a Ciudadanos, porque este partido es “de derechas” (que sin duda lo es), obviando que (también) es supuestamente parte de la “nueva política” (y todas las lisonjas que Pablo y Albert se dirigieron mutuamente en el archifamoso “debate de la taberna” de “Salvados”). Como diría mi finada suegra, “¿En qué quedamos, el duro o los veinte reales?”.
Podría seguir ad-aeternum, pero creo que ya es suficiente.

2.EL PSOE: PEDRO SÁNCHEZ EN SU LABERINTO

Entre tanto, las aguas no bajaban precisamente cristalinas desde la vertiente del puño y la rosa, como es de sobra sabido. Y su líder máximo intentaba bailar al son que le marcaba el cacofónico vocerío de sus diversos entornos, inclinándose a derecha o izquierda según le marcaban los que más fuerte gritasen en cada momento. Parecía bastante claro que su principal (y casi único) objetivo era conseguir una prórroga a su (más que anunciada) muerte política, y en ese sentido no puedo menos que darle la enhorabuena: prueba superada, objetivo conseguido, tenemos Pedro Sánchez al menos hasta el 27 de junio, después dios (o quizá deba decir diosa) dirá… Parafraseando al inefable Cholo Simeone, “vamos Federal a Federal”.
Sólo así se explica (desde esa vertiente, insisto) el a todas luces inconducente pacto con Ciudadanos y el galimatías de obviedades matemáticas a que dio pie: que 130 son más que 90, que 161 son más que 130, que 199 son más que 161 y además dan mayoría absoluta… como si al sufrido electorado nacional hubiera que retrotraerle al parvulario (esto es, infantilizarlo hasta la náusea, que es lo que me daba cada vez que tenía la mala idea de escuchar algún trozo de los dos esperpénticos debates de –no– investidura que nos tocó sufrir).
Desde la suscripción de dicho pacto, el esperpento no pudo ser mayor: la imagen que se me ocurre es la de un Pedro Sánchez tironeado de ambos brazos en direcciones opuestas, con Albert Rivera (y la invalorable ayuda de los “barones” y “baronesa” social-liberales) tirando de él hacia la derecha y Pablo Iglesias hacia la izquierda (¿hacia la izquierda?: OTAN sí, bases también, cumplimiento de los límites de déficit y el pago de la deuda…  A saber…).
Pero todo ello no impide reconocerle al menos algún mérito, como por ejemplo el de haber tenido el coraje de poner el reloj en marcha al aceptar el encargo de formar Gobierno. Y máxime sabiendo que era prácticamente imposible conseguirlo, es decir que se trataba poco menos que de una auto-inmolación (en aras de su propia supervivencia política, eso sí, menuda contradicción…).
Resultado final: nadie sabe qué (y sobre todo quién) diablos es el PSOE, ni qué quiere, ni con quién está. Porque lo que sí está claro es que no es lo mismo votar a Pedro Sánchez que a Susana Díaz, pero quien tenga el coraje de votar PSOE el 26J no sabrá si está votando al uno o a la otra, con las consecuencias ideológicas y prácticas que de ello se derivan. Harían bien en acudir a un psiquiatra…
3.CIUDADANOS: CÓMO HACER DE UN MAL RESULTADO UN BUEN ESCAPARATE

Del papel de Ciudadanos en todo este vodevil poco se puede decir, porque poco apareció en escena, no sé hasta qué punto involuntaria o deliberadamente. Pero lo poco que hizo fue toda una demostración del difícil arte de inflar un globo hasta el límite de su capacidad (y con mucho cuidado de que no estalle). Repasemos los hechos:

Los primeros sondeos previos al 20D (al menos los publicados, no llegué a disponer de otros), mostraban una tendencia al alza del partido naranja, hasta alzarle por encima de Podemos e incluso del PSOE. Tendencia que se fue desinflando a medida que se acercaba la fecha electoral, pero que de todos modos siempre le pronosticaban un resultado mejor que el que realmente obtuvo. Por más que Albert Rivera sacara pecho aludiendo a sus orígenes catalanes y su corto periodo de implantación nacional, se trató de un  resultado poco satisfactorio, en la misma medida en que se habían inflado sus expectativas.
Sus 40 diputados le ofrecían un escaso margen de maniobra, pero como bisagra podían dar juego: todo era cuestión de acertar a quién ofrecerse y cuándo, y (al menos a tenor de los sondeos actuales, a saber lo que pueda ocurrir de aquí al 26J) parece haber acertado. Mostró una imagen dialogante y conciliadora, a la vez que firme en sus convicciones; y también más “centrada” (si es que realmente existe una cosa tal que el centro) y por lo tanto menos “derechizada” de la que se le atribuía hasta entonces.
Pero todo ello no le impidió tachar con una inmensa cruz roja cualquier intento de acuerdo del PSOE con Podemos, tachadura que suele omitirse con frecuencia en el relato mediático, pero no por ello deja de existir. Y que, a la postre, bloqueaba en la práctica cualquier vía para la formación de un Gobierno diferente de la que propugnaba desde el principio de los tiempos (por ser la que le permitía mostrar su mejor perfil, sin duda): la “gran coalición” PP-PSOE, para la que, en realidad, su concurso era absolutamente innecesario.
En otras palabras, se adjudicaba el papel de celestina, uniendo en “feliz matrimonio” a Montescos y Capuletos.
Tras lo cual quedaría incluso habilitado para ejercer de árbitro de las inevitables disputas que sucederían a tan forzado matrimonio, tapar sus infidelidades, lavar en casa sus trapos sucios, etc.
Pero si el matrimonio no llegaba a consumarse (cosa harto previsible, dados el poco tiempo disponible y lo enconado del odio mutuo que se profesaban ambas familias), la celestina quedaba a salvo de las consecuencias del fracaso por el solo hecho de haberlo intentado: nadie le echaría la culpa, como de hecho ha sido, y no precisamente porque no las tenga.
4.EL PP: DON TANCREDO Y SU INMENSO PARAGUAS

Pero sin ninguna duda el colmo del esperpento lo consiguió el señor de la pantalla de plasma, Don Mariano Rajoy Brey, Presidente del Gobierno de España eternamente en funciones hasta que alguien se decida a hacer algo coherente para acabar con esa maldición bíblica con la que el Señor ha tenido a bien castigar a este desgraciado pueblo por obra y gracia del sistema electoral y otras menudencias de cuyo nombre ya nadie quiere acordarse. Como es bien sabido de todos, es un verdadero maestro en el más que difícil arte de la “indolencia activa” (si tamaña contradicción fuese posible), es decir en no hacer nada y salir ganando. Es el único político que he conocido capaz de sentarse en la puerta de su casa a ver pasar el cadáver de su enemigo… y verle pasar. El hecho es que, llueva o truene, diluvien sobre su augusta cabeza todas las corruptelas que pueda imaginar un ser humano (incluso hispánico), su paraguas es de tal calibre que toda la mierda le resbala y termina cayendo sobre las testas de sus contrincantes, ya sean internos o externos. Gracias a ese increíble don, el PP se mantiene invariablemente en cabeza en todos los sondeos (y esto sería casi lo único en lo que todos los sondeos parecen haberse puesto de acuerdo, mientras todo lo demás va y viene al son de quien toque la flauta, mediáticamente hablando).

5.IU-UP Y COMPROMÍS: LAS CELESTINAS FRUSTRADAS

Por último, no puedo resistir a la tentación de hacer una breve mención al papel ejercido por los “hermanos pequeños” de Podemos, IU-UP y Compromís. En distintos momentos del tiempo, ambos intentaron ejercer el mismo papel de celestinas que Rivera y sus acólitos, pero fracasaron estrepitosamente, por la sencilla razón de que, como dirían en mi pueblo, “se les vio el plumero”. Imposible atraerse a los Montescos si repites como un disco lo esencial del discurso de los Capuletos (los límites de tiempo reglamentarios sólo daban para lo esencial: les reconozco -y agradezco- la capacidad de síntesis).

En resumen: palabras y más palabras para no llegar a nada. Y la pregunta obligada es: ¿alguien quería realmente llegar a algo (distinto de lo que ha sido, claro)? Sinceramente, tiendo a pensar que no, y que hemos sufrido la enésima demostración de la pequeñez moral y política que caracteriza a nuestros actuales dirigentes. Un privilegio en absoluto exclusivo de este país, lamentablemente, como es fácil comprobar observando la Europa en la que habitamos.

PREGUNTAS SIN RESPUESTA

Frente a tamaño sainete, a mí se me plantean varias preguntas a las que (ahora mismo, al menos) me confieso incapaz de responder:

¿Se han medido bien los riesgos? Enumero algunos:
Que se repita la misma situación de bloqueo en la composición del próximo Congreso de los Diputados
Que se decante hacia la derecha (mayoría absoluta PP-Ciudadanos)
Que el PSOE se preste a la “gran coalición” (con o sin relevo previo de Pedro Sánchez)
Y más en profundidad:

¿Es viable un programa de izquierdas compatible con las exigencias de Bruselas y sus “hombres de negro”?
¿Lo permitirían los “poderes fácticos” (que, nos guste o no, son los que verdaderamente mandan en esto que llamamos “democracia”)?
¿O lo que realmente se pretendía era hacer el paripé de intentar acuerdos bloqueados de antemano para terminar permitiendo que gobierne la derecha?
¿Y salir impolutos de una legislatura previsiblemente corta, para llegar al Gobierno en circunstancias más propicias?
Aceptaré agradecido cuantas sugerencias se me quieran ofrecer sobre todo esto, porque la verdad es que me encuentro un poco perdido (y me temo que el “respetable” aún más).

Para terminar: esta precampaña electoral requería urgentemente ser alimentada con alguna noticia lo suficientemente sonora como para tener entretenido al personal durante un buen rato; y para eso nadie más capacitado que los politólogos de la Complutense: el pacto electoral Podemos-IU está y seguirá generando todo el ruido mediático necesario para hacer de estas elecciones algo “nuevo”, y así espantar el fantasma del hastío que amenazaba en las sombras. Los tertulianos y sus respectivos medios les estarán eternamente agradecidos.

Por supuesto, tengo mi propia opinión al respecto, pero explicarla daría para otro artículo, tentación a la que no creo que pueda sustraerme, pero será dentro de unos días: aún faltan algunos detalles por conocer, aunque lo fundamental ya se va perfilando (y no me hincha de entusiasmo, precisamente, ya explicaré por qué).

miércoles, 4 de mayo de 2016

Un restaurante horroroso y con ínfulas

Kiko Amat, "Humillación en el restaurante con ínfulas", en El País, 4/05/2016:

Mal servicio, mala comida y sablazo final: la desastrosa visita de Kiko Amat a un antro peripuesto de la Costa Brava inaugura una sección en la que nuestros escritores favoritos hablan de restaurantes.

El otro día mi familia y yo fuimos víctimas de un atraco que se perpetró a plena luz del día ante la aterrorizada mirada de medio centenar de víctimas (en proceso de ser también victimizadas). El delito en cuestión no fue cometido por un caco toxicómano ni un psicópata en busca y captura, sino por un restaurante ampurdanés llamado La Timoteca (1). Un lugar cuyo espíritu es una combinación perfectamente espantosa de inoperancia, desinterés, clasismo e ínfulas abochornantes, casi punibles por la ley.

Éramos siete: mi mujer, mis dos hijos y una familia de tres que ahora me tiene bloqueado en el Whatsapp. Y yo, que había escogido –por razones que soy incapaz de comprender– aquel vergonzante vertedero sin virtud. Teníamos mesa reservada a las 14:30, y el propio dueño nos acomodó solo llegar. Eso, de hecho, es todo lo que va a decirse aquí a su favor: que nos proporcionó sillas y nos permitió sentarnos en ellas, en lugar de atarnos las muñecas a las rodillas y dejarnos medio morir de hambre y sed, al modo Guantánamo, en el duro suelo.

Pero me contradigo: el servicio de La Timoteca sí nos dejó morir de hambre y sed. Un chico y una chica con la expresión perpetuamente abatida de los que han sido abandonados a su suerte, y el chef, que se paseaba por entre las mesas impávido y altivo como el almirante Mountbatten en plena campaña naval, pusieron en práctica una táctica de atrición que uno solo relacionaría con los grandes cercos bélicos de la historia (El Álamo, quizás; Stalingrado, incluso): cerrar el flujo de víveres, quizás esperando que la hambruna y la ausencia de líquidos provocasen nuestro desfallecimiento (si bien breve, para poder cobrarnos igual).

Pasaron entonces muchos minutos, y los minutos empezaron a agruparse en mitades de hora, siguiendo su costumbre, antes de que nadie se dignase siquiera a echarnos un vistazo cauteloso, como el que echarías desde la puerta al interior de una leprosería. No pedíamos ni cariño, solo algo de obsequiosidad y una mísera muestra de interés, pero no hubo manera: se inventaron seis métodos nuevos de comunicación sin hilos y los científicos hallaron un nuevo combustible no-fósil, y solo entonces el servicio –un risible dúo– se rebajó a reparar en nuestra innoble presencia. Gracias a Dios. Habíamos empezado a palparnos los unos a los otros, sospechando que alguien nos había echado por encima el manto de invisibilidad de Frodo Bolsón.

Al final llegó el camarero. Nos pusimos muy contentos, un poco como los rescatados de ¡Viven!, aunque lo cierto es que aquel pájaro llegaba 30 minutos tarde. Sudando a mares, además, como si acabase de realizar alguna desaconsejable pentatlón transampurdanesa, pero, eso sí, sin emplear con nosotros la menor disculpa. Acto seguido, y luciendo su mejor rictus de repóquer, nos hizo entrega de las anheladas cartas. Seré franco: ¿todo lo que había en aquella carta, redactada de forma ampulosa y gongorina? Era una birria. Una birria de nombre aparente y regio, con múltiples ornamentos y servido haciendo malabares con platos chinos encima del cegador prepucio del chef, pero una pura birria igual.

Y: sed. Una sed atroz. Ni los reos de Tenko pasaban la sed que pasamos nosotros en La Timoteca, y ellos al menos tenían agua fecal. En La Timoteca no. Allí no te ofrecen ni la disentería. Ni, desde luego, cerveza (pues se ve que es bebida de pobres). En su lugar nos presentaron una esencia turbulenta en estado líquido llamada Inedit Damm servida en copas muy aparentes (el equivalente de servir coca-colas tibias en el Santo Grial), pero solo tras quince nuevos minutos de espera.

Mientras trasegábamos, algo abatidos, aquellos tres buches de cripto-cerveza caldosa transportada en carruaje de vizconde, desfilaron sobre nuestra mesa los primeros embustes: una cosa que llamaron, sin asomo alguno de ironía, “reducido crujiente de paella”, o lo que en países menos dados a la fantasía hiperbólica sería conocido como Do-ri-tos. Jodidos doritos, acompañados poco después de un qué-me-estás-contando explosivo, y casi etéreo en su insignificancia, de tomate con una anchoa. Pan con tomate en pildorita, para astronautas. O para gilipollas, como todo apuntaba que era nuestro caso.

Oh: y el pan. El viejo pan. El nuevo pan. El pan que nunca llegó, ni del frío ni de ninguna otra parte. Lo fabrican allí, ¿saben? En SU PROPIO HORNO. Por supuesto, eso da lo mismo, porque ustedes jamás llegarán a verlo. Para el caso podrían anunciar que está amasado al unísono por las nalgas de la Virgen María y el chirri de la pornstar Ann Davis. Su pan es de fantasía, como los Reyes magos o el advenimiento del comunismo internacional. Una deseable quimera. A lo único que podrán hincarle el diente, queridos comensales de La Timoteca, es a su propia fe; y esta va a desintegrarse en unos instantes. Se lo garantizo.

Así estábamos los siete, rezándole a un elusivo pan mágico, cuando (otra quincena de minutos más tarde) se materializó en nuestra mesa el paté, que –ya lo imaginan- tuvimos que degustar a machetazo salvaje hacia nuestras bocas, como hotentotes, pues el trigo de las santificadas obleas de SU PROPIO HORNO estaba aún siendo sembrado en SU PROPIO HUERTO (inciso: me gustaría ver a qué llaman “huerto”. Si todo funciona en base a la misma escala de demencia reductiva, su “huerto” es un triste tiesto de supermercado chino con dos hojas de menta chuchurridas y una rama osificada de romero).

Pero al menos hubo vino. Es un decir.

Aquí, debo admitírselo, perdimos la compostura y empezamos a carcajearnos de aquel vil vodevil. Pues la carta de vinos estaba en Ipad, un cachivache capaz de almacenar gigas y gigas de información vinícola, y que en La Timoteca consideran indispensable para exponer su fastuosa bodega de 8 vinos. Sí: ocho. Ja, ja es lo único que procede expresar aquí. Admitan que ustedes también se habrían reído como locos a cada pasada de dedo sobre la carta de vinos más ridícula de la historia. Aquella carta digital era como un brik de Don Simón envuelto en armiño y piedras preciosas, empuñando un cetro y dando órdenes descabelladas al vulgo. Mucho-mucho para luego, a la que le arrancas la pirotecnia, nada-de-nada.

Sigamos: tras dos eras geológicas, la extinción de doce razas de insecto y seis temporadas de una serie de HBO, aterrizaron los segundos platos. No llegué a ver qué les sirvieron a mis pobres hijos, pues desapareció como la tripulación de Alien el Octavo pasajero: de un mordisco. Les digo con absoluta sinceridad que nunca había visto a nadie comer con tal apetito primigenio, que me hizo pensar en los terribles azotes de hambruna del año mil.

En todo caso no culpo a mis niños por deglutir de ese modo, desoyendo los requisitos respiratorios mínimos e ignorando el uso de cubertería básica: eran ya las 16h de la tarde, corcho. Sobre esa hora, tiempo de merienda en toda Europa, unos instantes antes de que trajesen nuestros platos, yo empecé a aullar “¡pan con Nocilla! ¡traigan pan con Nocilla!”, medio turulato por el hambre y el maltrato.

Sigamos con los segundos platos. Se antoja complicado describir cómo eran, y la web de La Timoteca no esclarece la cuestión (no cuelgan el menú, imagino que temerosos del escarnio universal). Pero puedo decirles esto: que todo sabía medio hervido, sin enjundia ni sazón, ni (huelga decir) estaba aquello cocinado con amor de ningún tipo, y las únicas lágrimas que fuimos capaces de distinguir en el plato de “Calamarcitos con lágrimas de guisantes” que pidió mi amigo David las estaba derramando él mismo, sobre el mantel, incapaz de contenerse, ya consciente del homérico timo culinario del que había sido víctima. Cada uno de dichos platos valía unos 30 Euros. 30 del ala de inmundicia hervida, de no-entidad pasada por agua, 120 euros en segundos platos de la más espeluznante NADA que he tragado en toda mi existencia.

No pregunten por postres, copas, cafés. Como habrán empezado a sospechar, no nos quedamos para experimentarlos. Y quiero decirles ahora que no me considero un hombre poco razonable, ni de espíritu cruel. Sé lo que es un mal día. No esperaba una procesión de flagelantes del Medioevo rumbo a nuestra mesa, arrancándose la piel con sonoros restallidos de látigo a cada paso, implorando nuestra clemencia, ni tampoco que el chef se practicase un vistoso harakiri. Pero un miserable “eh, lo sentimos mucho, hoy estábamos completamente desbordados, nos sentimos fatal”, acompañado de algún tipo de descuento, hubiese sido lo elegante. Lo decente. No por regatear, ni por racanería, maldita sea, sino por puras razones de justicia fundamental y de dignidad elemental.

Pero en La Timoteca no opinan lo mismo. Ni en broma, vaya. Nos cobraron los más de 200 euros de la cuenta sin pestañear, tras dos horas y media de servicio infame y cocina lamentable. Su idea de disculpa fue servirnos (agárrense) cuatro chupitos de garnatxa (2), sí, garnatxa (carcajéense ahora, sin temor), lo que (convendrán conmigo) es más un insulto directo a la propia madre que un acto de reparación o contrición, en cualquier cultura de bípedos dotados de alma. Para entonces, el chef ya había dejado de pasearse, impertérrito, por entre las mesas, consciente de que los comensales de aquella absurda ilusión con nombre de restaurante iban a desembuchar igual.

Conclusión: si quieren ser humillados, mal servidos, mal alimentados y para colmo atracados, diríjanse a La Timoteca. Sale algo más caro que una visita a una madama de sadomaso, pero les dominará e insultará de formas mucho más imaginativas, y encima no hay palabra de seguridad ni forma de escape. La tortura está servida.

(1) Le hemos cambiado el nombre por razones legales. Aunque no lo merezcan.

(2) Vino de licor dulce, típico del Ampurdán y similar al moscatel.

lunes, 18 de abril de 2016

Ya lo decía Quevedo: ladrones / gobernantes

Del Buscón de Quevedo:

“Decíame mi padre:

-Hijo, esto de ser ladrón no es arte mecánica sino liberal.

Y de allí a un rato, habiendo suspirado, decía de manos:

-Quien no hurta en el mundo, no vive. ¿Por qué piensas que los alguaciles y jueces nos aborrecen tanto? Unas veces nos destierran, otras nos azotan y otras nos cuelgan…, no lo puedo decir sin lágrimas (lloraba como un niño el buen viejo, acordándose de las que le habían batanado las costillas). Porque no querrían que donde están hubiese otros ladrones sino ellos y sus ministros. Mas de todo nos libró la buena astucia. En mi mocedad siempre andaba por las iglesias, y no de puro buen cristiano. Nunca confesé sino cuando lo mandaba la Santa Madre Iglesia. Preso estuve por pedigüeño en caminos. Mas de todo me ha sacado el punto en boca, el chitón y los nones. Y con esto y mi oficio, he sustentado a tu madre lo más honradamente que he podido.

-¿Cómo a mí sustentado? -dijo ella con gran cólera. Yo os he sustentado a vos, y sacádoos de las cárceles con industria y mantenídoos en ellas con dinero. Si no confesábades, ¿era por vuestro ánimo o por las bebidas que yo os daba? ¡Gracias a mis botes! Y si no temiera que me habían de oír en la calle, yo dijera lo de cuando entré por la chimenea y os saqué por el tejado.

Metílos en paz diciendo que yo quería aprender virtud resueltamente y ir con mis buenos pensamientos adelante, y que para esto me pusiesen a la escuela, pues sin leer ni escribir no se podía hacer nada. Parecióles bien lo que decía, aunque lo gruñeron un rato entre los dos. Mi madre se entró adentro y mi padre fue a rapar a uno (así lo dijo él) no sé si la barba o la bolsa; lo más ordinario era uno y otro. Yo me quedé solo, dando gracias a Dios porque me hizo hijo de padres tan celosos de mi bien.”

Por demás, hay dos tipos de ladrones: los buenos y los malos. Cristo tenía dos, uno a la izquierda y otro a la derecha. El más “bueno”, quiero decir, el más experto era San Dimas, porque le robó (y con las manos clavadas, que ya es habilidad) nada menos que el Paraíso a Cristo. El otro era un mierda.

Con esto no quiero decir que todos los que están a la izquierda sean unos mierdas. Al respecto lo mejor es lo que escribió Goethe en sus Epigramas venecianos (a Goethe los italianos le escamondaban los bolsillos, por cierto), uno de los libros de poesía más sabios que se han escrito. Dijo que Jesucristo no miraba a los que estaban a izquierda o a la derecha, sino a los que estaban frente y contra él. Solo ellos lo veían con claridad. En cuanto a política, ese libro, escrito en los días de la Revolución Francesa, es todo un breviario:

“Dime, ¿no actuamos bien? Debemos engañar a la chusma.
Mira qué torpe y salvaje es, mira qué estúpida se muestra”.
Te parece torpe y estúpida porque la están engañando.
Sean honestos y la chusma, créanme, será humana y sensata.”

“Que sea soberano quien conoce su propio beneficio…
Pero nosotros hemos elegido al que conoce nuestro propio beneficio.”

“Todos los apóstoles de la libertad me resultaron siempre abominables;
al final lo que buscaban era obrar a su antojo.
Si quieres liberar a muchos atrévete a servir a muchos.
¿Quieres saber qué tan peligroso es? ¡Inténtalo!”

“Se dice que los reyes quieren el bien y los demagogos también;
pero los individuos como nosotros, se equivocan.
Jamás consiguen las masas querer algo por sí mismas,
ya lo sabemos. Pero el que sepa querer por todos
que lo demuestre.”

“Los grandes sucumbieron, pero ¿quién protegió a las masas
de las masas? Las masas se convirtieron en tiranos de las masas.”

“Este yunque es como el país, el martillo como el príncipe
y la chapa es como el pueblo que se tuerce allí en medio.
Pobre chapa, sólo los golpes arbitrarios dan en el blanco
y el caldero nunca parece terminarse.”

“Los príncipes acuñan muchas veces en cobre casi plateado su efigie inminente; el pueblo se engaña demasiado tiempo. Los fanáticos acuñan en mentiras y sandeces el sello del espíritu; quien carece de la piedra de toque, las considera oro molido.”

Y así. Pero Goethe ya dijo que prefería la injusticia al desorden.

viernes, 18 de marzo de 2016

Parafraseando a Molotov


Si le das más poder al Poder,
más duro te van a venir a joder.

La canción completa, Gimme the Power, aquí.

jueves, 25 de febrero de 2016

Eduardo Mendoza, Selectividad

SELECTIVIDAD

Los resultados de la prueba de selectividad de este año revelan, al menos en Cataluña, que la media de alumnos ha obtenido un suspenso en matemáticas aplicadas, en ciencias sociales, en lengua y literatura, en física y química. La estadística de que dispongo no indica qué asignatura es un coladero de tal calibre que ha permitido que el 87% de los alumnos presentados haya aprobado con una nota media de 5,8.

El fenómeno no es nuevo ni nos pilla desprevenidos y las voces que reiteran la gravedad de la situación lo hacen con aire desesperanzado. El mundo es cada día más competitivo y nosotros más incompetentes. Supongo que se refieren a nuestra incompetencia en el terreno de la ciencia y la tecnología, cosa que a mí me preocupa poco. Que la mayoría no pase el examen de química tiene una importancia relativa. Sólo se necesita un número determinado de químicos para atender las necesidades de la comunidad. Al resto nos basta con saber que el detergente de la lavadora no debe ingerirse.

Más preocupante es el pobre resultado obtenido por los estudiantes en el apartado de lengua, porque considero importantísimo que todo el mundo sea capaz de entender y expresar de palabra y por escrito ideas que vayan más allá de lo visceral y lo estrictamente deportivo, y esto, aunque nadie lo crea, sólo se aprende estudiando. Pensar que una cosa es hablar y escribir y otra distinta la gramática es un error muy extendido. Para comprobarlo sólo hay que acudir a los medios de difusión, donde advertirá que, aparte de algunos profesionales, el ciudadano se expresa como un protozoo. En el lenguaje oral, los gritos y los desplantes, algunos acentos locales, la imitación de defectos físicos y un casticismo barato disimulan la magnitud de la catástrofe. Por escrito, ni eso. Frente a esta situación, los políticos encogen sus anchos hombros. La enseñanza es un problema insoluble: alumnos reacios, profesores deprimidos, presupuesto insuficiente y un plan de estudios enmarañado e ineficaz. Sí, el resultado es malo, pero otros años fue peor. El mismo razonamiento que se aplica, por estas mismas fechas, a los incendios forestales. Y expuesto con un rigor y una elocuencia que en la prueba de selectividad sacaría, con suerte, un 3 pelado.

MENDOZA, Eduardo: Selectividad. EL PAÍS, 12-VII-2004

martes, 2 de febrero de 2016

Sociología del conservadurismo español

Antonio Domínguez, "Una breve explicación sociológica para la criminalidad del Partido Popular", en Miciudadreal, 1 febrero, 2016:

En el pleno del Ayuntamiento de Ciudad Real los vecinos de Ciudad Real hemos podido comprobar una vez más lo que puede llegar a molestar al Partido Popular en general, y particularmente a sus representantes en nuestra ciudad, que se hagan calificaciones más o menos hirientes sobre la naturaleza de este partido.

Cuando el joven concejal de Ganemos Javier Heredia retomó las palabras del Juez Ruz para referirse al Partido Popular “como una organización criminal” la respuesta de los ediles populares no fue otra que marcharse del pleno no sin antes argumentar lo siguiente a través del Miura de la política local, Miguel Ángel Rodríguez:

Que los concejales del PSOE y Ganemos “son mezquinos”, “que utilizan las instituciones partidistamente [sic]”, que hay rumores “que dicen que hay empresarios que, después de pasar por el despacho de Jorge Fernández, salen con adjudicaciones de obras debajo del brazo” para terminar diciendo “que lo que ha pasado hoy aquí no se nos va a olvidar”. Qué clase gastan en el Partido Popular de Ciudad Real, no había escuchado una intervención tan Ruíz desde el debate del amigo de Bárcenas con el candidato del PSOE a la presidenta del gobierno.

Por su parte, cuando los concejales del Partido Popular acusan a los de Ganemos, Podemos y/o Izquierda Unida de ser cómplices del encarcelamiento de supuestos presos políticos en Venezuela, así como de tener un trato de favor con determinados empresarios –y adjudicar obras sin que opere más trámite que la voluntad de un concejal de Ganemos– los concejales de Izquierda Unida primero y los de Ganemos posteriormente, como poco, han permanecido sentados en sus asientos.

¿A qué se debe esta diferente actitud? ¿Por qué habrían de ser más sensibles los concejales del grupo popular que los de Ganemos? Sin duda pasar de gobernar con mayoría absoluta a la oposición debe ser duro. Más para un partido que en resumidas cuentas es la evolución de Alianza Popular, que a su vez fue la organización política de los franquistas más recalcitrantes (el Búnker de Fraga en contraposición con otros ex franquistas, los de la UCD, más partidarios de un reformismo democrático). Supongo, por otra parte, que este origen histórico explica también el continuo golpismo institucional del “partido que no ha ganado las elecciones”, “el gobierno de perdedores”, etc.

Es cierto que esta actitud podría explicarse como una simple estrategia del grupo popular para no dar explicaciones sobre la contratación de la iluminación de la Navidad, o sobre por qué compraron el esqueleto inservible de un edificio por un millón y medio de euros. Sin embargo, creo que detrás de esta actitud se esconde algo más profundo. El dolor que produce escuchar verdades. Sólo así se explica la diferente actitud de los concejales de Ganemos y del Partido Popular ante la “falacia de asociación”.

La corrupción que brota en las sedes del Partido Popular en una proporción que ha llevado a la judicatura a actuar contra este partido como si de una mafia se tratase, como si fuese antes que un partido político “una trama corrupta que se presenta a las elecciones –retomando las palabras de Alberto Garzón, el candidato de UP-IU a la presidencia del gobierno– puede tener una explicación sociológica en el exclusivo perfil ciudadano para el que el Partido Popular tiene algún atractivo.

¿Qué lleva a un ciudadano a afiliarse y pagar cuotas en el Partido Popular? ¿Acaso la identificación con genéricos valores conservadores? ¿Cierto nacional-catolicismo post-moderno? No lo creo, un partido así no podría tener en España más de unos cuantos miles de radicales militantes en sus filas y el Partido Popular es una organización que afirma contar con más de medio millón de afiliados. Me inclino por pensar que el tipo de persona que decide formar parte del PP se siente más bien atraído por la posibilidad de gobernar, del poder de forma poco definida, no asociada a un proyecto político concreto. Lo que atrae y permite reclutar pequeños Nicolás es, sobre todo, la posibilidad de medrar profesional, política y económicamente.

La comparación con el tipo ciudadano que se acerca a una organización como Izquierda Unida, por ejemplo, es bien distinta. ¿Ganar dinero? Jajajaja ¿Poder? Jojojo… No, la minoría que decide pagar cuotas en una organización como Unidad Popular-Izquierda Unida puede surgir de la identificación con determinado guevarismo, con una socialdemocracia más radical, con la militancia laicista, ecologista, feminista o republicana.

Parece entonces plausible que en esta particularidad sociológica resida tanto la “superioridad moral de la izquierda”[1] como la elevada criminalidad de un Partido Popular tan imputado y patriota como la clase social a la que defiende.

Eso, o no querían hablar de sus corruptelas.

[1] Algunas referencias al concepto en la prensa conservadora española: http://www.elmundo.es/baleares/2015/12/29/5682682846163fe9388b460b.html, http://www.libertaddigital.com/opinion/ideas/origenes-de-la-superioridad-moral-de-la-izquierda-1276236530.html, http://www.abc.es/internacional/20131006/abci-paises-izquierda-derecha-201310061059_1.html.