martes, 2 de febrero de 2016

Sociología del conservadurismo español

Antonio Domínguez, "Una breve explicación sociológica para la criminalidad del Partido Popular", en Miciudadreal, 1 febrero, 2016:

En el pleno del Ayuntamiento de Ciudad Real los vecinos de Ciudad Real hemos podido comprobar una vez más lo que puede llegar a molestar al Partido Popular en general, y particularmente a sus representantes en nuestra ciudad, que se hagan calificaciones más o menos hirientes sobre la naturaleza de este partido.

Cuando el joven concejal de Ganemos Javier Heredia retomó las palabras del Juez Ruz para referirse al Partido Popular “como una organización criminal” la respuesta de los ediles populares no fue otra que marcharse del pleno no sin antes argumentar lo siguiente a través del Miura de la política local, Miguel Ángel Rodríguez:

Que los concejales del PSOE y Ganemos “son mezquinos”, “que utilizan las instituciones partidistamente [sic]”, que hay rumores “que dicen que hay empresarios que, después de pasar por el despacho de Jorge Fernández, salen con adjudicaciones de obras debajo del brazo” para terminar diciendo “que lo que ha pasado hoy aquí no se nos va a olvidar”. Qué clase gastan en el Partido Popular de Ciudad Real, no había escuchado una intervención tan Ruíz desde el debate del amigo de Bárcenas con el candidato del PSOE a la presidenta del gobierno.

Por su parte, cuando los concejales del Partido Popular acusan a los de Ganemos, Podemos y/o Izquierda Unida de ser cómplices del encarcelamiento de supuestos presos políticos en Venezuela, así como de tener un trato de favor con determinados empresarios –y adjudicar obras sin que opere más trámite que la voluntad de un concejal de Ganemos– los concejales de Izquierda Unida primero y los de Ganemos posteriormente, como poco, han permanecido sentados en sus asientos.

¿A qué se debe esta diferente actitud? ¿Por qué habrían de ser más sensibles los concejales del grupo popular que los de Ganemos? Sin duda pasar de gobernar con mayoría absoluta a la oposición debe ser duro. Más para un partido que en resumidas cuentas es la evolución de Alianza Popular, que a su vez fue la organización política de los franquistas más recalcitrantes (el Búnker de Fraga en contraposición con otros ex franquistas, los de la UCD, más partidarios de un reformismo democrático). Supongo, por otra parte, que este origen histórico explica también el continuo golpismo institucional del “partido que no ha ganado las elecciones”, “el gobierno de perdedores”, etc.

Es cierto que esta actitud podría explicarse como una simple estrategia del grupo popular para no dar explicaciones sobre la contratación de la iluminación de la Navidad, o sobre por qué compraron el esqueleto inservible de un edificio por un millón y medio de euros. Sin embargo, creo que detrás de esta actitud se esconde algo más profundo. El dolor que produce escuchar verdades. Sólo así se explica la diferente actitud de los concejales de Ganemos y del Partido Popular ante la “falacia de asociación”.

La corrupción que brota en las sedes del Partido Popular en una proporción que ha llevado a la judicatura a actuar contra este partido como si de una mafia se tratase, como si fuese antes que un partido político “una trama corrupta que se presenta a las elecciones –retomando las palabras de Alberto Garzón, el candidato de UP-IU a la presidencia del gobierno– puede tener una explicación sociológica en el exclusivo perfil ciudadano para el que el Partido Popular tiene algún atractivo.

¿Qué lleva a un ciudadano a afiliarse y pagar cuotas en el Partido Popular? ¿Acaso la identificación con genéricos valores conservadores? ¿Cierto nacional-catolicismo post-moderno? No lo creo, un partido así no podría tener en España más de unos cuantos miles de radicales militantes en sus filas y el Partido Popular es una organización que afirma contar con más de medio millón de afiliados. Me inclino por pensar que el tipo de persona que decide formar parte del PP se siente más bien atraído por la posibilidad de gobernar, del poder de forma poco definida, no asociada a un proyecto político concreto. Lo que atrae y permite reclutar pequeños Nicolás es, sobre todo, la posibilidad de medrar profesional, política y económicamente.

La comparación con el tipo ciudadano que se acerca a una organización como Izquierda Unida, por ejemplo, es bien distinta. ¿Ganar dinero? Jajajaja ¿Poder? Jojojo… No, la minoría que decide pagar cuotas en una organización como Unidad Popular-Izquierda Unida puede surgir de la identificación con determinado guevarismo, con una socialdemocracia más radical, con la militancia laicista, ecologista, feminista o republicana.

Parece entonces plausible que en esta particularidad sociológica resida tanto la “superioridad moral de la izquierda”[1] como la elevada criminalidad de un Partido Popular tan imputado y patriota como la clase social a la que defiende.

Eso, o no querían hablar de sus corruptelas.

[1] Algunas referencias al concepto en la prensa conservadora española: http://www.elmundo.es/baleares/2015/12/29/5682682846163fe9388b460b.html, http://www.libertaddigital.com/opinion/ideas/origenes-de-la-superioridad-moral-de-la-izquierda-1276236530.html, http://www.abc.es/internacional/20131006/abci-paises-izquierda-derecha-201310061059_1.html.

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