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martes, 6 de junio de 2017

Félix de Azúa y la igualdad

"En España se puede pasar la ESO con suspensos. Establecer diferencias entre buenos y malos estudiantes sería reaccionario. Solo en el deporte, religión oficial (muy retrógrada) de la democracia de masas, se permite aún la desigualdad". Félix de Azúa, hoy.

El texto entero es este:

Casi toda la vida moderna se ha construido sobre tres quimeras: las de la libertad, la igualdad y la fraternidad humanas, propuestas por los alucinados franceses de 1791 y aceptadas como las Tablas de la Ley. Cualquiera que se oponga a una de ellas será lapidado, de modo que se las combate con disimulo. Por supuesto, los comunistas y los fascistas odian la libertad. Usan la palabra, pero para destruirla. La fraternidad me parece a mí que nunca ha tenido la menor relevancia sobre sociedad alguna. La igualdad, en cambio, presenta una carrera avasalladora. Es el único principio de la modernidad que ha funcionado a la perfección y en todos los terrenos.

Los efectos del monopolio de la igualdad han sido como los que traen fenómenos físicos de gran envergadura. Los terremotos, tifones, volcanes, cambios climáticos, producen escasas variaciones comparadas con las mutaciones que ha traído la igualdad. La igualdad se ha aplicado a todos y cada uno de los espacios sociales, incluidos aquellos en los que carece de sentido. Así, por ejemplo, en España se puede pasar la ESO con suspensos. Establecer diferencias entre buenos y malos estudiantes sería reaccionario. Solo en el deporte, religión oficial (muy retrógrada) de la democracia de masas, se permite aún la desigualdad.

Hacía mucho que no pisaba Londres. Quizás 20 años. Es asombroso ver en qué se ha convertido el centro histórico, Trafalgar, Soho, Covent Garden, Picadilly… Las masas lo han devorado como termitas. Aún peor, Oxford St., una de las avenidas más soberbias de Europa, es ahora un zoco peatonal y populachero. Así será la Gran Vía de Carmena si vence el mandato igualitario. ¡Qué curioso destino! La igualdad es el Atila de las ciudades imperiales.

lunes, 22 de mayo de 2017

Los ricos siguen empobreciendo a la clase media

Daniel Viaña, "Más ricos, más pobres y menos clase media", en El Mundo, 22 may. 2017:

La clase media es la que hace crecer económicamente a un país, la que permite que la población con menos recursos prospere y la que, a su vez, sirve para que las capas medias puedan acercarse a las más altas. Y es, precisamente, la que más ha sufrido la crisis económica en España, razón por la que la depresión ha sido tan marcada.La muestra más evidente de esta situación es un estudio que el año pasado publicó el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas junto a la Fundación BBVA, y que arrojó un dato demoledor: «Cerca de tres millones de personas se han desplazado de la zona central a la parte baja de la distribución de la renta y han pasado de verse como clases medias participantes del progreso a sentirse vulnerables a las consecuencias de situaciones difíciles». Esto quiere decir que desde el inicio de la crisis hasta 2013, que es el último año que analiza la investigación, tres millones de personas fueron expulsadas de la clase media. De forma paralela, el Instituto Nacional de Estadística (INE) constató hace unos meses que la tasa de riesgo de pobreza o exclusión social en España -el llamado indicador Arope- rozaba el 28% en 2016. La cifra supone un descenso desde el pico del 29,2% que alcanzó en 2014, pero todavía está muy por encima del 23,8% de 2008, que es el primer año en el que se publicó. Además, la tasa evidencia que más de un cuarto de la población española está en una posición de vulnerabilidad. Esta grave situación también afecta de manera muy importante a la población infantil y, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), un 23,4% de los más jovenes vive en la pobreza. El dato contrasta con la media del 13,3% del conjunto de la OCDE, y la lectura que realiza esta misma organización es que el origen se encuentra en el alto desempleo. Y, mientras tanto, el número de grandes patrimonios ha crecido de manera muy importante desde ese histórico 2008. En concreto, el último informe de riqueza elaborado por Capgemini y Royal Bank of Canada (RBC) Wealth Management evidencia que «el número de grandes patrimonios se ha incrementado más de un 50%» desde el inicio de la crisis hasta 2015. «El último dato apunta que el número de millonarios aumentó en 15.000 individuos, hasta cerrar 2015 con casi 193.000. Esta cifra representa un crecimiento del 8,4% con respecto a 2014 y es el mayor incremento registrado en Europa, seguido de Países Bajos (7,9%), Francia (5,9%) y Alemania (5,6%)», según explican ambas firmas en su informe, a lo que añaden: «Si se compara con respecto al año 2008, el número de millonarios en España aumentó más de un 50%, desde los 127.100 de hace ocho años». Pérdida de poder adquisitivoA esta fuerte polarización de la sociedad se le debe sumar otro factor de gran importancia: la pérdida de poder adquisitivo que ha sufrido la población. Esto quiere decir que, por ejemplo, una persona que antes de la crisis pertenecía a la clase media y que ahora lo sigue haciendo, hoy tiene un nivel de vida sensiblemente inferior al de 2005, 2006 o 2007. Así lo evidencian trabajos como el Monitor Anual Adecco sobre Salarios que se publicó la pasada semana, y en el que se ofrece la siguiente conclusión: «En el último lustro, se ha acumulado una caída en el poder adquisitivo de la remuneración media española de un 2,4%». Este dato, además, se ha visto suavizado por la baja inflación de los últimos años, pero el IPC ya ha comenzado a repuntar y amenaza con reducir aún más la capacidad de los salarios. Por ello, será complicado que el Gobierno siga pregonando la necesidad de mantener la moderación salarial -y, de hecho, ya lo ha comenzado a hacer en algunos foros-. Éste ha sido un aspecto fundamental para comenzar a salir de la crisis, ya que ha permitido que el país gane competitividad y que el sector exterior haya sustituido, al menos en parte, al consumo interno. Pero ahora cada vez más organismos, incluidos la citada OCDE o el Banco Central Europeo (BCE), recomiendan que los sueldos deben crecer. En caso contrario, y si el coste de la vida crece por encima de los salarios, lo que ocurrirá es que la población se empobrecerá más, que las diferencias entre los que más y los que menos tienen se agudizarán y que, en definitiva, las dificultades para mejorar los estándares de vida se verán incrementadas.

domingo, 21 de mayo de 2017

La ciencia asevera que el único secreto del éxito es tener padres ricos

Pablo Pardo, "El sueño americano ha muerto: si naces pobre, seguirás pobre", en El País, 21 de mayo de 2017:

Numerosos estudios cuestionan la idea de que sólo con esfuerzo e inteligencia una persona puede llegar a donde quiera en EEUU

El sueño americano, pero al revés

El edificio, como de 10 plantas, está en la esquina de la calle 16 -la de la Casa Blanca- y la calle K -la calle que tradicionalmente ha sido la sede de los bufetes de abogados que hacen lobby en la capital estadounidense-. Está frente a uno de los dos hoteles Hilton de Washington, a 300 metros del Museo de National Geographic y del selecto University Club, ambos en la 16. En la K, como a otros 300 metros, está el Washington Post, y más cerca, uno de los bares de striptease más reputados de la capital estadounidense, Archibald's, "el club para caballeros más selecto de Washington DC", según dice su propia web. Archibald's está incrustado en la parte de atrás del St. Regis, un hotel en el que la habitación más barata para la noche de hoy, domingo, sale por 582 dólares (547 euros), impuestos y tasas incluidos.Los lugares más destacados, sin embargo, están en la 16. En dirección norte, a 400 metros, está el Jefferson, el hotel más caro de la capital estadounidense, que se autodescribe como "el segundo sitio más exclusivo de Washington". El primero está a 200 metros del edificio, pero en la dirección contraria, hacia el sur, en la esquina de la 16 con la Avenida de Pennsylvania. Es la Casa Blanca.Este edificio es más discreto. Sólo tiene una identificación: K&L Gates, LLP (las siglas en inglés de Sociedad de Responsabilidad Limitada, que es la fórmula legal a la que se acogen los bufetes de abogados, consultoras, y demás empresas que son partnerships). ¿Gates, como Bill, el fundador de Microsoft, el mayor filántropo y millonario del mundo? No, Gates como William, el padre de Bill.Porque Bill Gates es el hijo de William Gates, el cofundador de uno de los 10 mayores bufetes de abogados de Estados Unidos, una empresa que lleva, entre otras, la cuenta de las relaciones con el Gobierno de Microsoft. Su madre, Mary, era miembro del consejo de administración del banco de Montana First Interstate, y del patronato de United Way, una ONG que combate la pobreza. En el patronato, estaba también el presidente y consejero delegado de IBM, John Opel. El joven Gates recibió dos millones de dólares en acciones de su abuelo materno. Asistió a una escuela privada, Lakewood, cuya matrícula costaba tanto como la de Harvard, y allí se hizo amigo del otro cofundador de Microsoft, Paul Allen. Cuando Microsoft creó su primer sistema operativo de éxito, el MS-DOS, la primera empresa que lo adoptó para sus ordenadores personales fue IBM. El consejero delegado de IBM entonces era John Opel.El amigo de Gates, el financiero y (también) filántropo Warren Buffett, la segunda persona más rica del mundo, empezó su carrera como empresario repartiendo periódicos en su Omaha natal. Es cierto. Pero también lo es que su padre, Howard Buffett, era en aquella época el único congresista del estado de Nebraska, en el que está Omaha, en la Cámara de Representantes de EEUU. Ser hijo del único congresista del estado no está mal para lanzar una carrera como inversor.Todas estas anécdotas ponen en cuestión una idea: el sueño americano. O sea, la idea de que, sólo con esfuerzo e inteligencia, una persona puede llegar a donde quiera en la mayor potencia del mundo. Para EEUU, es casi una religión, una seña de identidad. Y lo cierto es que no faltan casos. Steve Jobs y Steve Wozniak, los fundadores de Apple, venían de familias de ingresos altos. Igual que Jeff Bezos, la tercera -o cuarta, según el día- persona más rica del mundo, fundador y dueño del 17% del gigante de las ventas online y de la nube Amazon.O sea, que no hay que irse al otro extremo. El sueño existe. Pero, ¿hasta dónde? ¿Es una realidad o una obra maestra del márketing? A fin de cuentas, en España no hablamos del sueño español, a pesar de que somos el único país donde un señor llamado Amancio Ortega, que dejó la escuela a los 14 años, nacido en Busdongo, en las montañas de León, casi en la raya con Asturias, y criado en Galicia, que sólo se parece a Silicon Valley en las curvas de las carreteras secundarias y a Harvard en lo verde que es la vegetación, puede convertirse en la tercera persona más rica del mundo.

"Cada día parece más claro que tener un padre rico es el secreto para el éxito"

Ahora, una cantidad creciente de estudios están poniendo de manifiesto que el sueño americano, si es que alguna vez existió, se está extinguiendo. Un equipo dirigido por Raj Chetty, de la Universidad de Stanford, ha publicado en la revista Science un monumental estudio estadístico que declara que la movilidad absoluta -o sea, el porcentaje de niños que van a tener unos ingresos superiores a los de sus padres -ha caído de aproximadamente el 90% en la década de los 40 al 50% hoy."El mayor declive es en la clase media", declara el estudio. Es un dato consistente con dos estudios del nobel de Economía Angus Deaton y su esposa, Anne Case, en 2015 y hace apenas dos meses, en los que revelan cómo la clase media blanca está sufriendo una oleada masiva de muertes por enfermedades asociadas a la pobreza -diabetes- y a la desintegración social -abuso de medicamentos con receta, suicidios y alcoholismo-, que se ha convertido en la mayor crisis de salud desde la II Guerra Mundial, y muy por encima de la epidemia de sida de los 80. Así que el análisis de Science es un paso más en una creciente cantidad de análisis que revelan que, si el sueño americano existió, ahora está muerto y enterrado. La gran diferencia entre este documento y otros es dónde ha puesto el foco. Los cinco investigadores que han escrito el informe se centran en la movilidad absoluta, o sea, en los ingresos. Hasta ahora, la mayor parte de los estudios miraban a la movilidad relativa.En ese caso, se divide a la sociedad en grupos --normalmente cinco o 10, para hacer más sencillo el cálculo-- en función del nivel de ingresos, y se estudia cuántas personas pueden pasar de un grupo a otro. Por poner un ejemplo, cuánta gente que nazca en el 10% más pobre puede pasar al segundo 10% más pobre. Según Thomas Hertz, de American University, un niño nacido en el decil (es decir, el 10%) más bajo tiene un 31% de posibilidades de permanecer ahí durante toda la vida. Si se amplía la banda al segundo decil inferior (o sea, el grupo formado por las personas que son entre el 80% y el 90% de la gente más pobre), la proporción es del 43%. Pobre eres, y en pobre te convertirás.Los resultados de esos análisis ya habían dejado claro que EEUU es una sociedad con muy poca movilidad social o, como lo planteó en 2002 el profesor de Harvard y experto en esa materia Alan Krueger, "cada día parece más claro que tener un padre rico es el secreto para el éxito".

Las organizaciones internacionales también habían alcanzado la misma opinión. En 2010, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) situaba a Reino Unido, Italia, y EEUU como los tres países en los que la riqueza de los padres tiene más influencia en la riqueza de los hijos. España era el quinto, tras Francia, y casi al mismo nivel de Alemania. La misma España que los españoles tendemos a despreciar como un país de hijos de papá es más meritocrática, según la OCDE, que EEUU. Y la misma Francia que los estadounidenses critican como un ejemplo de elitismo es más igualitaria que su propio país.Según Krueger, si una familia tiene unos ingresos del doble de la media, tardará cinco o seis generaciones (entre 100 y 120 años) en bajar a la media. En la década de los 80, la Teoría de la Transmisión Intergeneracional del Estatus Económico, del nobel Gary Becker, de la Escuela de Chicago, de orientación liberal, había reducido ese periodo a sólo dos generaciones.Ahora bien, ¿por qué sucede esto? ¿Es porque la economía crece menos y, por tanto, hay menos tarta que repartir? ¿O porque hay menos redistribución? El artículo de Chetty es concluyente: "La mayor parte del declive en movilidad absoluta se debe a una distribución más desigual del crecimiento económico en las décadas más recientes, más que al frenazo de la tasa de crecimiento del PIB". Dicho de forma menos complicada: la movilidad ha crecido porque hay menos redistribución.Esa conclusión es una crítica frontal a la política de Donald Trump y, en general, de toda la Economía de la Oferta, que sostiene que hay que eliminar regulaciones e impuestos, en especial a los contribuyentes con ingresos más altos, para que así el tren corra más deprisa y todos lleguemos más lejos. Es el trickle down economics, la economía del goteo, que prevé que la sociedad se beneficiará de la bajada de impuestos al capital, porque éste generará más trabajo y, también, más recaudación fiscal. La idea fue popularizada por Ronald Reagan y Margaret Thatcher, aunque el vicepresidente con el primero, George W. H. Bush, él mismo un multimillonario, la calificó de "economía de vudú". Pero lo cierto es que hoy en día son las rentas del trabajo las que están más gravadas, mientras que el capital disfruta, tanto desde el punto de vista normativo como en el terreno de las realidades del día a día, de una menor presión fiscal. Un ejemplo: el tipo fiscal de las grandes empresas de EEUU es del 35%, pero el real del 19,4%.

En EEUU hay jubilados que siguen abonando los créditos con los que pagaron la educación.

Pero eso es lo que afirma, también, la OCDE, para la que "la movilidad intergeneracional tiende a ser menor en sociedades con más desigualdad". Entre ellas, según esa organización que está formada por los países más ricos del mundo y algunos emergentes, España... y EEUU.Claro que hay una cosa clara: es más difícil saltar de un nivel de ingresos a otro cuando las distancias son más grandes. O sea, cuando la sociedad es desigual. Un estudio de Chetty publicado en marzo por la Reserva Federal, por ejemplo, revelaba que un estadounidense nacido en el quintil más bajo de la población (es decir, en el 20% más pobre) tenía apenas un 7,5% de posibilidades de llegar al quintil más alto (al 20% más rico). En Canadá, las oportunidades eran del 13,5%. Y en Dinamarca, del 11%. Esos países, no EEUU, parecen ser los nuevos adalides del sueño americano. Pero también es cierto que su desigualdad es mucho menor.Las diferencias entre venir de una familia rica y una pobre son abismales. En otro ensayo, publicado por la Oficina Nacional de Investigación Económica en 2014, Chetty expone una correlación prácticamente de uno a uno entre el nivel de ingresos y los embarazos adolescentes. La vinculación entre renta y asistencia a universidades de élite, sin embargo, sólo se da entre los verdaderamente ricos. Algo comprensible si se tiene en cuenta que la matrícula de un año en Harvard, Princeton, o Stanford supera los 50.000 dólares. Obtener la misma educación que Mitt Romney, el candidato republicano a la Casa Blanca en 2012, costaría hoy unos más de 600.000 euros; en el caso de Barack Obama, la cifra llega al medio millón. Aunque parte de los costes de la educación del ex presidente fueron costeados con becas, Obama no pagó la deuda que había contraído cuando era estudiante hasta 2004, el año en que entró en el Senado. De hecho, en EEUU hay jubilados que siguen pagando los créditos con los que se pagaron la educación. A eso hay que sumar, además, la principal causa de las quiebras personales de los estadounidenses: la sanidad. Todos esos factores lastran el sueño americano. Normalmente, cuando se plantea esta idea y, sobre todo, se cuelga en Twitter, se reciben todo tipo de educados comentarios en los que los lectores invitan al autor a trasladarse a Corea del Norte. Esa sofisticada actitud también tiene una explicación: el sueño americano existe... en la mente de los estadounidenses. Un estudio conjunto del centro de análisis centrista Brookings Institution y de la organización sin ánimo de lucro e independiente especializada en estudios de la opinión pública Pew Research Center, y llevado a cabo en 27 países, revela que los estadounidenses son los que más creen en la meritocracia. Así, un 69% de los ciudadanos de ese país está de acuerdo en que "las personas reciben lo que les corresponde por su inteligencia y habilidades", y solo el 19% cree que para progresar en la vida es "esencial" proceder de una familia de ingresos altos. El sueño americano es una creencia demasiado arraigada como para arrancarla con la realidad.

Hijos de ricos y más creativos

"Los niños de familias ricas tienen 10 veces más posibilidades de ser inventores que los de familias de ingresos medios-bajos", declara Chetty en su estudio para la Reserva Federal. De nuevo, es algo visible, al menos a nivel anecdótico. Ahí está Elon Musk, el empresario e inventor por excelencia del siglo XXI, nacido en Sudáfrica y criado en Canadá y EEUU. Su padre, Errol, tenía, entre otras cosas, una mina de esmeraldas en Zambia, y fue el primer sudafricano en volar sin escalas de su país a Australia en un avión: el suyo.

Musk es parte de la mafia de PayPal, el grupo de emprendedores que crearon esa empresa de medios de pago en 1998 y que, desde entonces, han marcado gran parte de la evolución del mundo de la tecnología. Otro es Peter Thiel, un destacado defensor de Donald Trump. Klaus Thiel, su padre, era un ingeniero alemán que fue mánager en las minas de diamantes de Namibia en los años 70 y 80, un trabajo muy bien pagado, porque entonces ese país estaba ocupado por la Sudáfrica del apartheid -que tenía serios problemas para atraer talento-, y los trabajadores de las minas eran, virtualmente, esclavos negros. En la mafia, sin embargo, no todos eran ricos. Max Levchin, por ejemplo, procede de una familia de clase media.

Larry Page, cofundador de Google, consejero delegado de su matriz, Alphabet, y su principal accionista (lo que le convierte en el noveno empresario más rico del mundo) es hijo de Carl Page, doctor en Computación, y, según la BBC "uno de los pioneros en el desarrollo de la informática y de la Inteligencia Artificial". Su madre, Gloria, también era programadora. Otra figura destacada de la Ciencia estadounidense es Arnold Spielberg, padre del director de cine Steven Spielberg.
La correlación -y, acaso, causalidad- entre riqueza y capacidad de invención es muy importante, porque uno de los problemas que afrontan las empresas en Estados Unidos -y que se está convirtiendo en un obstáculo para los planes de Donald Trump de revitalizar la industria del país- es la escasez de mano de obra cualificada. La meritocracia no funciona si los trabajadores no saben o no pueden llevar a cabo su trabajo, y hay inversores que han preferido irse a Canadá porque allí hay personal mejor formado. La consecuencia, a su vez, es más automatización, para reemplazar a esos trabajadores poco eficientes por robots.

lunes, 8 de mayo de 2017

Diferencias sociales en Inglaterra

Hugh Thomas: "Me parece ahora que en España la relación entre las clases es fácil, en contraste con lo que ocurre en Inglaterra, Francia o Alemania". Ilustra el caso inglés con ejemplos de las clases altas, que comen o beben el té de manera diferente a las clases bajas. "En los años treinta, las criadas tenían que ponerse contra la pared cuando pasaba el dueño. En mi país era necesaria una guerra civil, pero no ocurrió". Es más, existían hasta diferentes formas de llamar a la puerta según fuese la clase social del que venía.

jueves, 27 de abril de 2017

Norberto Bobbio: El ideal igualitario y el no igualitario. Rousseau - Nietzsche


I

De Derecha e izquierda
Norberto Bobbio

El conflicto entre Rousseau y Nietzsche se puede ilustrar bien, precisamente, por la distinta actitud que cada uno asume con respecto a la naturalidad y artificialidad de la igualdad y de la desigualdad. En el Discurso sobre el origen de la desigualdad, Rousseau parte de la consideración de que los hombres han nacido iguales, pero la sociedad civil, o sea, la sociedad que se sobrepone lentamente al estado de naturaleza a través del desarrollo de las artes, los ha convertido en desiguales. Nietzsche, por el contrario, parte del presupuesto de que los hombres son por naturaleza desiguales (y para él es un bien que lo sean, porque, además, una sociedad fundada sobre la esclavitud como la griega era, y sobre todo debido a la existencia de los esclavos, una sociedad avanzada) y solo la sociedad con su moral de rebaño, con su religión basada en la compasión y la resignación, los ha convertido en iguales.

Aquella corrupción que para Rousseau generó la desigualdad, generó para Nietzsche la igualdad. Allí donde Rousseau ve desigualdades artificiales, y por lo tanto que hay que condenar y abolir por su conflicto con la fundamental igualdad de la naturaleza, Nietzsche ve una igualdad artificial, y por lo tanto que hay que aborrecer en cuanto tiende a la benéfica desigualdad que la naturaleza ha querido que reinase entre los hombres. La antítesis no podría ser más radical: en nombre de la igualdad natural, el igualitario condena la desigualdad social; en nombre de la desigualdad natural, el no igualitario condena la igualdad social. Baste esta cita: la igualdad natural "es un gracioso expediente mental con que se enmascara, una vez más, a manera de un segundo y más sutil ateísmo, la hostilidad de las plebes para todo cuanto es privilegiado y soberano"

[...]

Nunca antes en nuestro tiempo se han cuestionado las tres principales fuentes de desigualdad: clase, raza y género. La igualación progresiva de la mujer al hombre, primero en la pequeña empresa familiar y luego en la más grande de la sociedad civil y política, es una de las señales más seguras del viaje imparable de la humanidad hacia la igualdad. Y ¿qué pasa con la nueva actitud hacia los animales? Debates cada vez más frecuentes y extendidos, sobre la legalidad de la caza, los límites de la vivisección, la protección de especies animales se han vuelto cada vez más raro, el vegetarianismo... ¿Qué cosa representan si no signos de una posible extensión más allá del principio de igualdad, incluso de los límites de la raza humana, una extensión basada en la conciencia de que los animales son iguales a nosotros, los hombres, al menos en la disposición a sufrir? Entendemos que para tener una idea de este gran movimiento histórico se debe levantar la cabeza de las escaramuzas diarias y mirar alto y más lejos.

II

De Teoria generale della politica, p. LVIII:

Derechos del hombre, democracia y paz son tres momentos necesarios del mismo movimiento histórico: sin derechos del hombre reconocidos y protegidos no hay democracia; sin democracia no se dan las condiciones mínimas para la solución pacífica de los conflictos. En otras palabras, la democracia es la sociedad de los ciudadanos, y los súbditos se convierten en ciudadanos cuando les son reconocidos algunos derechos fundamentales; habrá paz estable, una paz que no tenga la guerra como alternativa, solamente cuando seamos ciudadanos no de este o aquel Estado, sino del mundo.



martes, 25 de abril de 2017

Formas de criar un sociópata

Marcia Sirota, 6 formas de educar que pueden hacer de tu hijo un sociópata,  Huffington Post 17/04/2017 

La mayoría de los padres solo quieren lo mejor para sus hijos. Y su forma de actuar se basa en lo que creen que les vendrá bien a sus pequeños. Por desgracia, algunos tienen concepciones erróneas que pueden ser mucho más perjudiciales que beneficiosas para los niños.

Cuando los padres adoptan estas concepciones erróneas, pueden llevar a la práctica acciones que saquen lo peor de sus hijos. Incluso pueden provocar que sus hijos se conviertan en sociópatas. Puede parecer una afirmación exagerada, pero, por desgracia, es la realidad.

¿Cómo se puede convertir a un hijo en un sociópata? Hay seis trampas que, si se combinan, sacarán lo peor de cualquier niño.

Estas trampas son comportamientos que parecen beneficiosos a simple vista —y por eso los padres piensan que son buenos para sus hijos—, pero en realidad son perjudiciales.

1. La falta de límites. En vez de dejar claros los límites y de establecer unas guías con respecto a la conducta del niño, hay padres demasiado indulgentes que permiten que su hijo sea egoísta, autocomplaciente, avaricioso, insensible o pasota.

Hay quien piensa que los límites son malos o que impiden que los niños se expresen de una forma auténtica. Pero no es verdad. Es mucho mejor explicar a un niño lo que se espera de él y lo que es inaceptable que dejar que se meta en problemas constantemente por pura ignorancia.

2. La ausencia de consecuencias. En ocasiones, los padres no dejan que sus hijos vean las consecuencias de sus malas conductas o de su actitud.

Hay padres que piensan que es demasiado cruel dejar que un niño experimente las consecuencias de sus actos, pero es mucho más cruel no hacerlo. Estos padres están privando al niño de la oportunidad de aprender de sus errores y de corregir su comportamiento.

Junto con la falta de límites, la ausencia de consecuencias provoca que los niños crezcan sin saber lo que está bien y lo que está mal y sin remordimientos por haberse portado mal.

3. Las reacciones inapropiadas. Algunos padres restan importancia a las ocasiones en las que sus hijos se comportan de forma ofensiva, egoísta, impulsiva, destructiva, cruel o desconsiderada (o les ríen las gracias).

Los padres no hacen ningún favor a sus hijos al negar que se están portando mal. Hay que dejar de idealizar a los hijos. Los padres tienen que darse cuenta de que incluso sus queridos retoños son capaces de portarse mal, y que es su deber guiarlos por el camino adecuado. Si los progenitores permanecen en este estado de negación, privarán a sus hijos de estas guías.

4. La carencia de valores. Algunos padres no inculcan a sus hijos buenos modales ni los valores de la empatía, la amabilidad o la disciplina.

Vivimos en un mundo moralmente relativista. Cuando los padres no enseñan a sus hijos a ser buenas personas y a hacer lo correcto, las únicas referencias que tendrán los niños serán sus amigos y los medios de comunicación.

5. La protección excesiva. Ciertos padres protegen a sus hijos para que no reciban las consecuencias de malas conductas como mentir, estafar, copiar, robar, hacer bullying o maltratar a los animales o a otras personas.

Cuando los padres protegen a sus hijos de esta forma, lo que están haciendo realmente es abandonarlos. Su carácter está en pleno desarrollo, por lo tanto, puede ir en una dirección positiva o negativa.

Si los padres intentan asegurarse de que los profesores, los entrenadores o los adultos que están en contacto con sus hijos nunca les hagan ver las consecuencias de sus malas acciones, estarán reforzando el mensaje de que un niño no tiene por qué pararse a pensar en los efectos de su manera de comportarse con los demás.

6. La falta de perspectiva. Hay padres que no paran de decir (o de dar a entender con sus actos) que su hijo es "especial", que es mejor que el resto o que se merece más que los demás.

Está muy bien fomentar la autoestima de los niños, pero los elogios constantes provocarán que se vuelvan egocéntricos y pomposos. Una autoestima cuidada es sinónimo de una persona segura de sí misma, pero la pomposidad es sinónimo de un futuro megalómano.

Caer en las trampas de las que he hablado anteriormente supondrá que un niño crezca creyéndose superior al resto. No demostrará interés por los demás ni empatía por nadie y se centrará únicamente en sí mismo.

Este tipo de niños no tendrán ningún respeto por las reglas y pensarán que deberían tener el derecho a hacer lo que quisieran cuando quisieran para conseguir lo que quisieran, sin consecuencias de ningún tipo.

Para ser unos padres cariñosos y responsables, intentad evitar estas trampas. De lo contrario, podríais ser culpables, en parte, de la creación de un monstruo.

domingo, 26 de febrero de 2017

El Opus Dei controla gran parte de la Justicia y de las estructuras del Estado


La orden religiosa cuenta con oficinas de información en diferentes ciudades españolas. Su objetivo: tratar de controlar la imagen que se ofrece sobre ellos. Ex integrantes aseguran que la orden fundada por Escrivá de Balaguer intenta impedir que se conozcan sus verdaderos objetivos. Sus miembros gobiernan tribunales y grandes empresas.

Cierre los ojos. Ahora piense en mujeres y hombres poderosos. Sobre todo hombres. Vuelva a abrirlos. Probablemente, entre los rostros que han desfilado por su cabeza haya al menos uno del Opus Dei. La mayoría no lo dice públicamente. No por vergüenza, sino por orden sagrada.

Casi 90 años después de su fundación, la orden religiosa más influyente de España se resiste a perder sus puestos clave en la estructura política, económica y empresarial de este país. Ya no son tan jóvenes. Quizás sean los últimos. Pero no bajan los brazos. Gracias a una férrea organización interna, siguen funcionando como uno de los lobbies más importantes del Estado.

“Controlan mucho los tribunales y las audiencias. Hay un sistema formado por abogados, notarios, jueces y fiscales que son del Opus o tienen que ver con esta organización y que hacen piña”. Quien así habla es el catedrático de antropología filosófica de la Universidad de Sevilla, Jacinto Choza, quien permaneció durante 34 años dentro del grupo. Salió de allí en 1996.

No se alejó de la religión, pero sí de quienes seguían las enseñanzas de José María Escrivá de Balaguer, el mundialmente conocido sacerdote aragonés que fundó esta corriente eclesiástica en 1928. “Llegó un momento –recuerda Choza- en el que me pareció que lo que estaba viendo no era compatible con la doctrina cristiana”.

Esas mismas “incompatibilidades” han generado varias deserciones en los últimos años. De hecho, a día de hoy existen distintos ex miembros del Opus dispuestos a relatar -aunque sea en un café y sin grabadora delante- sus vivencias.

También es cierto que siguen no son pocos los que prefieren guardar silencio sobre su experiencia. “La mayoría de la gente que sale no se atreve a dar la cara. A Ana Azanza -una profesora de Jaén que realizó varias denuncias sobre este asunto- la han intentado dejar sin trabajo”, recuerda la ex numeraria -término utilizado para referirse a quienes adquieren compromiso de celibato- Carmen Charo.

En efecto, Opus Dei es sinónimo de poder, influencia y, al mismo tiempo, hermetismo. No es muy habitual que un numerario o supernumerario -el colectivo más numeroso, en el que se integran aquellas personas que están casadas- haga pública su condición como tal.

El mejor ejemplo está en las filas del PP, el partido político que más representantes opusinos acoge. Sin embargo, también hay miembros en formaciones ubicadas en la otra banda: es el caso de políticos de la antigua Convergencia Democrática de Catalunya o de Eusko Alkartasuna, ahora integrada en EH Bildu.

Se estima que, en total, hay 33.000 fieles del Opus Dei en España -a nivel planetario son 85.000-. Los medios de comunicación han especulado en varias ocasiones sobre quiénes son sus caras más conocidas -e influyentes-, algo que también han intentado revelar algunos ex integrantes. Sin embargo, se trata de una misión tan difícil como arriesgada. “Lo siento. Si su intención es dar nombres, no cuente conmigo. Ya me denunciaron por ello y no quiero volver a pasar por lo mismo”, afirmó a Público uno de sus ex miembros.

“Si tú dices que Fulanito es del Opus, te denuncian. ¿Acaso un cura o una monja se molestan si alguien dice que lo son?”, se pregunta desde un instituto de la provincia de Jaén la profesora Ana Azanza -responsable del blog Sin Miedo al Opus Dei-, quien recuerda otro caso muy significativo: en 2012, el ahora prelado –máximo representante- de esta orden, Monseñor Fernando Ocáriz, presentó una denuncia contra la página web Opus Libros -impulsada por otra ex integrante, Agustina L. de los Mozos Muñoz- debido a que había tenido la osadía de publicar su nombre en un listado de opusinos. La Agencia Española de Protección de Datos falló a favor del religioso.

Amparados en ese silencio, los integrantes de esta institución ultraconservadora de la Iglesia Católica se dedican a desarrollar las tareas propias de un grupo de presión. “Su influencia en la actualidad es mucho mayor de la que estamos dispuestos a reconocer”, afirma Azanza.

En efecto, hoy continúan en los consejos de dirección de grandes empresas, e incluso mantienen la presidencia de importantes bancos: si bien la familia Valls ya no continúa al frente del Banco Popular, Isidro Fainé -considerado “próximo” al Opus- sigue al frente de la Fundación Bancaria La Caixa. Hay más. La familia Botín, propietaria del Santander, también tiene importantes vínculos con la orden. “Es indudable que sus postulados extremos en materia religiosa pierden gas -señala la profesora-, pero en materia económica neoliberal siempre han estado ahí”.

También es posible encontrarlos en los principales ámbitos judiciales del país. Fiscales, abogados del Estado o magistrados del Tribunal Constitucional son algunos de los cargos que han alcanzado distintos juristas que se confiesan seguidores de Escrivá de Balaguer. “Hubo campañas para presentarse a oposiciones de jueces y fiscales, y consiguieron muchas plazas”, señala Charo.

Siguiendo las noticias

Hay rostros públicos, pero también anónimos. Estos últimos son los que se encargan de mantener activa la influyente red de colegios, universidades y fundaciones controladas de arriba abajo por los ultracatólicos.

Al mismo tiempo, en las distintas comunidades autónomas funciona un departamento en el que, seguramente, ahora mismo estarán leyendo este reportaje: el denominado Apostolado de la Opinión Pública (AOP), dedicado a seguir de cerca las informaciones que les afectan. “Entre otras cosas -explica Choza- tienen la misión de ir a hablar con el periodista que ha hecho alguna información sobre el Opus”.

Del mismo modo, los estrategas del Opus también dedican especial atención a los obispos, sean o no de su cuerda. “Tienen un fichero de todos los obispos, con datos sobre sus aficiones o comidas preferidas. De esa manera, cada tanto se les invita a comer, a una excursión o a un viaje”, relata Choza. “Cultivar la amistad de los obispos -remarca este ex numerario- es fundamental”.

Perdiendo masa

Si bien la red continúa activa, el lobby opusino enfrenta ahora un problema biológico: sus integrantes se van haciendo mayores y no se observa una clara línea de renovación. “Ya no entra gente, y la que entra no dura”, señala desde Vitoria Carmen Charo. “Tienen poder, pero han perdido masa -añade Azanza-. En todas las ciudades españolas, tanto en capitales como en otras ciudades medianas, conservan sus colegios, pero hay que tener en cuenta que España ya no es la que era: ese integrismo y fanatismo ya no es tan importante entre la gente”. Charo apunta en el mismo sentido: “A nivel espiritual -sostiene- son medievales”. Influyentes, pero medievales.

jueves, 23 de febrero de 2017

Decálogo para crear al nini perfecto

El carismático juez de menores de Granada Emilio Calatayud impartió este martes una conferencia en el Centro de Arte Contemporáneo de Málaga, invitado por la Asociación Mujeres en Igualdad de la ciudad andaluza. Además de llevarse de calle al público, de encandilar con su manera llana y directa de examinar la realidad de los chavales y de relatar los casos que pasan por sus manos, Calatayud aprovechó el momento para repasar su Decálogo para formar a un delincuente, incluido en su libro Reflexiones de un juez de menores.

Los padres, sostuvo, deberían pincharlo en su nevera y refrescarlo cada día, para no olvidarse de lo que deben evitar si no quieren que sus hijos acaben pasando por tribunales como el suyo.

Estas son sus recomendaciones que, insistió, están basadas en las experiencias que le trasladan la Guardia Civil y la Policía:

1. Dadle al menor todo cuanto desee, así crecerá convencido de que el mundo entero le debe todo.

2. Reídle todas sus groserías, tonterías y salidas de tono: así crecerá convencido de que es muy gracioso y no entenderá cuando en el colegio le llamen la atención por los mismos hechos.

3. No le déis ninguna formación espiritual: ¡ya la escogerá él cuando sea mayor!

4. Nunca le digáis que lo que hace está mal: podría adquirir complejos de culpabilidad y vivir frustrado. Primero creerá que le tienen manía y, más tarde, se convencerá de que la culpa es de la sociedad.

5. Recoged todo lo que vaya dejando tirado: así crecerá pensando que todo el mundo está a su servicio; su madre la primera.

6. Dejadle ver y leer todo: limpiad con detergente, que desinfecta, la vajilla en la que come, pero dejad que su espíritu se recree con cualquier porquería. Pronto dejará de tener criterio recto.

7. Padre y madre, discutid delante de él, así se irá acostumbrando. Y cuando la familia esté ya destrozada, lo encontrará de lo más normal, no se dará ni cuenta.

8. Dadle todo el dinero que quiera: así crecerá pensando que para disponer de dinero no hace falta trabajar, porque basta con pedir.

9. Que todos sus deseos estén satisfechos al instante: comer, beber, divertirse… ¡De otro modo podría acabar siendo un frustrado!

10. Dadle siempre la razón: son los profesores, la gente, las leyes… quienes la tienen tomada con él.

martes, 7 de febrero de 2017

La paradoja de Bourdieu

La formula uno de los sociólogos más influyentes de la segunda mitad del siglo XX, Pierre Bourdieu, dentro de los principios del determinismo y al mismo tiempo criticando la violencia simbólica ejercida por lo que Gramsci llamaba hegemonía cultural. Para él, vivimos en un mundo en el que las posiciones sociales se ofrecen teóricamente según el criterio de igualdad de oportunidades, pero en la práctica, las familias de alta posición social, bajo esta apariencia de universalismo y equidad, consiguen reproducir en la siguiente generación sus posiciones sociales. La escuela no sería más que una forma de dar legitimidad a la reproducción social, una alquimia por la que posición social se convierte aparentemente en mérito individual, y el mérito pasa a ser el criterio legítimo para ocupar una determinada posición social. Las estadísticas apoyan esta hipótesis, pues los hijos de personas con estudios superiores (universidad, FP 2 o CSFP), llegan a la universidad en un 70%, mientras que si el padre no tiene estudios, se quedan en el 22,0%.

jueves, 26 de enero de 2017

La profecía de Carl Sagan

"Tengo una premonición sobre la Norteamérica de la época de mis hijos o de mis nietos, cuando Estados Unidos sea una economía de servicios y de información; cuando casi todas las principales industrias manufactureras se hayan ido a otros países; cuando los increíbles poderes tecnológicos caigan en manos de muy pocos, y nadie que represente el interés público pueda siquiera comprender las cuestiones; cuando la gente haya perdido la capacidad de establecer sus propias agendas o cuestionar de una manera sabia a las autoridades; cuando, abrazados a nuestras bolas de cristal y consultando nerviosamente nuestros horóscopos, con nuestras facultades críticas en declive, e incapaces de distinguir entre lo que nos gusta y lo que es verdad, nos deslicemos de nuevo, casi sin darnos cuenta, hacia la superstición y la oscuridad."

martes, 10 de enero de 2017

Ha muerto Zygmunt Bauman. Dossier.


I

Ricardo de Querol, "Muere el pensador Zygmunt Bauman, ‘padre’ de la “modernidad líquida”. El sociólogo de origen polaco denunció con lucidez el individualismo y la desigualdad hasta el fin de sus 91 años", en El País, 9-I-2017:

Con Zygmunt Bauman se apaga una de las voces más críticas con la sociedad contemporánea, individualista y despiadada, a la que definió como la “modernidad líquida”, aquella en la que ya nada es sólido. No es sólido el Estado-nación, ni la familia, ni el empleo, ni el compromiso con la comunidad. Y hoy “nuestros acuerdos son temporales, pasajeros, válidos solo hasta nuevo aviso”. Esa voz sonó lúcida hasta el fin de sus 91 años. Escribía uno, dos y hasta tres libros al año, en solitario o con otros pensadores, pronunciaba conferencias y respondía a los periodistas en entrevistas en las que había que elegir muy bien las preguntas porque las respuestas se extendían muchos minutos como en una sucesión de breves discursos. Esos sí, muy sólidos.

Hablaba despacio porque pulía cada una de sus frases, un hilo de ideas que daría para más libros de los que ha firmado en su prolífica carrera. Algunos tomados al dictado, cabe creer que de un tirón. Quizás con alguna pausa de las que aprovechaba para fumar en pipa.

El sociólogo y filósofo de origen polaco (Poznan, 1925) murió ayer “en su casa de Leeds, junto a su familia”, anunció su colaboradora Aleksandra Kania en nombre de los suyos. En su larga vida sufrió los horrores del siglo XX —la guerra, la persecución, las purgas, el exilio— pero eso no le hizo conformista con nada de lo que vino después.

Durante más de medio siglo ha sido uno de los más influyentes observadores de la realidad social y política, el azote de la superficialidad dominante en el debate público, crítico feroz de la burbuja liberal que inflaron Reagan o Thatcher en los ochenta y que reventó más de 30 años después. Retrató con agudeza el desconcierto del ciudadano de hoy ante un mundo que no ofrece seguridades a las que asirse. Se refería al “precariado” como al nuevo proletariado, con la diferencia de que no tiene conciencia de clase. Figura muy respetada por los movimientos de indignados del nuevo siglo (desde el 15-M español a Occupy Wall Street), él comprendía sus motivos y se interesaba por sus experiencias, pero apuntaba sus debilidades e incongruencias, convencido como estaba de que es más fácil unir en la protesta que en la propuesta. Desconfiaba del “activismo de sofá”, ese que quiere cambiar el mundo a golpe de clic, y relativizaba el poder que se atribuye a las redes sociales, porque pensaba que el verdadero diálogo solo se produce en las interacciones con los diferentes, y no en esas “zonas de confort” donde los internautas debaten con quienes piensan igual que ellos.

Su trayectoria avalaba su autoridad intelectual. Apenas tenía 13 años cuando su familia, judía aunque no religiosa, escapó de la invasión nazi de Polonia en 1939 refugiándose en la URSS. El joven Zygmunt se alistó después en la división polaca del Ejército rojo, lo que le valió una medalla en 1945. Tras la guerra pudo volver a Varsovia, casarse con Janina Lewinson (superviviente del gueto de Varsovia, también escritora, su compañera hasta su muerte en 2009) y compatibilizar su carrera militar con los estudios universitarios, además de la militancia en el Partido Comunista.

La decepción llegó cuando se vio otra vez puesto en la diana por el antisemitismo, durante las purgas desatadas en Polonia en 1968, tras una serie de protestas estudiantiles y de colectivos de artistas contra la censura del régimen y con el trasfondo internacional de la Guerra de los Seis Días. Ese mismo año Bauman tuvo que dejar su tierra natal por segunda vez. Se instaló primero en Tel Aviv y, desde 1972, en la Universidad de Leeds (Inglaterra), de donde ya no se movió más que para explicar su pensamiento por el mundo.

Cuando llegó a Leeds, Bauman ya era una autoridad en el ámbito de la sociología. Luego se convirtió en lo más parecido a una celebridad que se puede ser en esa disciplina: fue a partir del libro Modernidad líquida, editado en 2000, el mismo año que vio nacer en Seattle al movimiento de protesta contra la globalización.

Reacio al término “posmodernidad” (porque falta perspectiva histórica para dar por terminada la modernidad), Bauman clamaba: “La nuestra es una versión privatizada de la modernidad”. Hoy la esfera pública “no tiene otra sustancia que ser el escenario donde se confiesan y exhiben las preocupaciones privadas". Y advertía contra las “comunidades perchero”, de quita y pon, declaraba “el fin de la era del compromiso mutuo”, advertía de que “ya no hay líderes sino asesores”. Y concluía: “Cuando las creencias, valores y estilos han sido privatizados (....), los sitios que se ofrecen para el rearraigo se parecen más a un hotel que a un hogar”.

Volvió a estas obsesiones en decenas de libros. En algunos de los más recientes (Estado de crisis o ¿La riqueza de unos pocos nos beneficia a todos?), dirigió su mirada a los perdedores de una crisis que él no veía como un bache sino como el nuevo escenario. Y en su última obra publicada, Extraños llamando a la puerta (Paidós), observa la crisis de los refugiados desde la comprensión de la ansiedad que genera en la población y el rechazo a vallas y muros. El pensador volvía así a uno de los temas que más le han preocupado: el rechazo al otro, el miedo al diferente, que ya había tratado en sus primeros años en Varsovia en relación al antisemitismo.

Con su figura espigada, sus pelos blancos revueltos y su pipa en los labios, Bauman posaba ante el fotógrafo hace un año en las calles de Burgos con la actitud de una estrella del rock. Quizás era un pesimista, pero nunca fue un gruñón. Solo que nunca quiso escribir para agradarnos. Sino para agitarnos.

II

Frases escogidas por La Vanguardia, El País y El Español:

1- “La cultura líquida moderna ya no siente que es una cultura de aprendizaje y acumulación, como las culturas registradas en los informes de historiadores y etnógrafos. A cambio, se nos aparece como una cultura del desapego, de la discontinuidad y del olvido.”
2- “No hay modernización (y, por tanto, tampoco forma de vida moderna) sin una masiva y constante producción de basura, entre ella los individuos basura definidos como excedentes.”
3- “Nos hallamos en una situación en la que, de modo constante, se nos incentiva y predispone a actuar de manera egocéntrica y materialista.”
4- “La cultura de la modernidad líquida ya no tiene un populacho que ilustrar y ennoblecer, sino clientes que seducir.”
5- “Todas las medidas emprendidas en nombre del «rescate de la economía» se convierten, como tocadas por una varita mágica, en medidas que sirven para enriquecer a los ricos y empobrecer a los pobres.”

Además de tratarse de una economía del exceso y los desechos, el consumismo es también, y justamente por esa razón, una economía del engaño.

7- “La suya es una sociedad de clases, señora, y la suya también, señor, y ténganlo muy en cuenta, si no quieren que su amnesia termine en terapia de choque. También es una sociedad capitalista y accionada por el mercado, uno de cuyos atributos es el ir dando trompicones de una depresión/recesión a otra. Como es una sociedad de clases, reparte los costes de la recesión y los beneficios de la recuperación de forma desigual, aprovechando cualquier ocasión para dotar de mayor firmeza a su columna vertebral: la jerarquía de clases.”

8- “El amor es la supervivencia del yo a través de la alteridad del yo.”

9- “Si no existe una buena solución para un dilema, si ninguna de las actitudes sensatas y efectivas nos acercan a la solución, las personas tienden a comportarse irracionalmente, haciendo más complejo el problema y tornando su resolución menos plausible.”

10- “El único significado que acarrea el término ‘clase marginal’ es el de quedar fuera de cualquier clasificación significativa.”

11- “Cuando una cantidad cada vez más grande de información se distribuye a una velocidad cada vez más alta, la creación de secuencias narrativas, ordenadas y progresivas, se hace paulatinamente más dificultosa. La fragmentación amenaza con devenir hegemónica. Y esto tiene consecuencias en el modo en que nos relacionamos con el conocimiento, con el trabajo y con el estilo de vida en un sentido amplio.”


12- “La vida social ya se ha transformado en una vida electrónica o cibervida.


13. "Las redes sociales son una trampa". 

14. “El viejo límite sagrado entre el horario laboral y el tiempo personal ha desaparecido. Estamos permanentemente disponibles, siempre en el puesto de trabajo”.

15. “Todo es más fácil en la vida virtual, pero hemos perdido el arte de las relaciones sociales y la amistad”.

16. "Hemos olvidado el amor, la amistad, los sentimientos, el trabajo bien hecho. Lo que se consume, lo que se compra “son solo sedantes morales que tranquilizan tus escrúpulos éticos”.

17. “El 15-M es emocional, le falta pensamiento”.

18.  "Las pandillas de amigos o las comunidades de vecinos no te aceptan porque sí, pero ser miembro de un grupo de en Facebook es facilísimo. Puedes tener más de 500 contactos sin moverte de casa, le das a un botón y ya”.

19. "Ha sido una catástrofe arrastrar la clase media al precariado. El conflicto ya no es entre clases, sino de cada uno con la sociedad”.

20.  "Las desigualdades siempre han existido, pero desde hace varios siglos se cree que la educación podía restablecer la igualdad de oportunidades. Ahora, el 51% de los jóvenes titulados universitarios están en el paro y los que tienen trabajo, tienen un empleo muy por debajo de sus cualificaciones. Los grandes cambios de la historia nunca llegaron de los pobres de solemnidad, sino de la frustración de gentes con grandes expectativas que nunca llegaron".

21.  “La posibilidad de que Reino Unido funcione sin Europa es mínima”, dijo en 2011.  

22. "Todas las medidas emprendidas en nombre del "rescate de la economía" se convierten, como tocadas por una varita mágica, en medidas que sirven para enriquecer a los ricos y empobrecer a los pobres". 

23. "El arte de romper relaciones y salir ileso de ellas supera ampliamente el arte de componer relaciones". 

24. "En una palabra, el PIB lo mide todo excepto lo que hace que valga la pena vivir la vida". "

25. Resulta muy difícil encontrar una persona feliz entre los ricos: una persona pobre que logra desayunar, comer y, con suerte, cenar... es automáticamente feliz. Ese día ha logrado su objetivo. El rico -cuya tendencia obsesiva es enriquecerse más- acostumbra a meterse en una espiral de infelicidad enorme. La gran perversión del sistema de los ricos es que acaban siendo esclavos. Nada les sacia, se colapsan, ¡catástrofe!". 

26. "Soy socialista. Los nazis eran transparentes: querían infligir el mal y lo hicieron. Sin espacio para dudas. El comunismo sí que fue una gran estafa, nos defraudó. Albert Camus ya lo advirtió: el comunismo es el mal bajo eslóganes de buenismo. Por eso en las filas comunistas surgió la real rebelión intelectual". 

27. "El país de las oportunidades prometía más igualdad. El país de las personas con agallas solo puede ofrecer más desigualdad". 

28. "Dicen que su deseo es relacionarse pero en realidad ¿no están más bien preocupados por impedir que sus relaciones se cristalicen y se cuajen?". 

29. "Ésa es la materia de la que están hechos los sueños, y los cuentos de hadas, de una sociedad de consumidores: transformarse en un producto deseable y deseado". 

30. "Los teléfonos móviles ayudan a estar conectados a los que están a distancia. Los teléfonos móviles permiten a los que se conectan… mantenerse a distancia". 

31. "El amor no encuentra su sentido en el ansia de cosas hechas sino en el impulso a participar en la construcción de esas cosas". 

32. "¿Es el sentido del privilegio lo que hace felices a los ricos y poderosos? El progreso hacia la felicidad ¿se mide por número cada vez más reducido de compañeros de viaje?". 

33. "Si quiere que su relación sea plena, no se comprometa no exija compromiso. Mantenga todas sus puertas abiertas permanentemente". 

34. [Sobre las redes sociales]: "La cuestión de la identidad ha sido transformada de algo que viene dado a una tarea: tú tienes que crear tu propia comunidad. Pero no se crea una comunidad, la tienes o no; lo que las redes sociales pueden crear es un sustituto. La diferencia entre la comunidad y la red es que tú perteneces a la comunidad pero la red te pertenece a ti. Puedes añadir amigos y puedes borrarlos, controlas a la gente con la que te relacionadas. La gente se siente un poco mejor porque la soledad es la gran amenaza en estos tiempos de individualización. 

Pero en las redes es tan fácil añadir amigos o borrarlos que no necesitas habilidades sociales. Estas las desarrollas cuando estás en la calle, o vas a tu centro de trabajo, y te encuentras con gente con la que tienes que tener una interacción razonable. Ahí tienes que enfrentarte a las dificultades, involucrarte en un diálogo (...) Las redes sociales son una trampa". 

35. [Sobre Podemos y los nuevos partidos]: "Hemos perdido la confianza en los viejos métodos de ejercer el poder y no sabemos cómo recuperarlo. Aquí, en el Reino Unido, ocurre lo mismo: aparecen y desaparecen nuevos partidos. Lo único que tienen en común es que su esperanza de vida es muy breve. Y eso ocurre porque piensan a corto plazo. Se limitan a reaccionar al último desafío, en vez de crear un modelo completo de sociedad". 


36. "¿Qué tipo de compromiso, si es que lo hay, establece la unión de los cuerpos?". 

III

Ricardo de Querol entrevista a Zygmunt Bauman: “Las redes sociales son una trampa” El País, 9-I-2016 

Es la voz del 'precariado'. El sociólogo denuncia la desigualdad y la caída de la clase media. Y avisa a los indignados de que su experimento puede tener corta vida.

Acaba de cumplir 90 años y de enlazar dos vuelos para llegar desde Inglaterra al debate en que participa en Burgos. Está cansado, lo admite nada más empezar la entrevista, pero se expresa con tanta calma como claridad. Se extiende en cada explicación porque detesta dar respuestas simples a cuestiones complejas. Desde que planteó, en 1999, su idea de la “modernidad líquida” —una etapa en la cual todo lo que era sólido se ha licuado, en la cual “nuestros acuerdos son temporales, pasajeros, válidos solo hasta nuevo aviso”—, Zygmunt Bauman es una figura de referencia de la sociología. Su denuncia de la desigualdad creciente, su análisis del descrédito de la política o su visión nada idealista de lo que ha traído la revolución digital lo han convertido también en un faro para el movimiento global de los indignados, a pesar de que no duda en señalarles las debilidades.

Este polaco (Poznan, 1925) era niño cuando su familia, judía, escapó del nazismo a la URSS, y en 1968 tuvo que abandonar su propio país, desposeído de su puesto de profesor y expulsado del Partido Comunista en una purga marcada por el antisemitismo tras la guerra árabe-israelí. Renunció a su nacionalidad, emigró a Tel Aviv y se instaló después en la Universidad de Leeds, que ha acogido la mayor parte de su carrera. Su obra, que arranca en los años sesenta, ha sido reconocida con premios como el Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades de 2010, junto a su colega Alain Touraine.

Se le considera un pesimista. Su diagnóstico de la realidad en sus últimos libros es sumamente crítico. En ¿La riqueza de unos pocos nos beneficia a todos? (2014) explica el alto precio que se paga hoy por el neoliberalismo triunfal de los ochenta y la “treintena opulenta” que siguió. Su conclusión: que la promesa de que la riqueza de los de arriba se filtraría a los de abajo ha resultado una gran mentira. En Ceguera moral (2015), escrito junto a Leonidas Donskis, alerta de la pérdida del sentido de comunidad en un mundo individualista. En su nuevo ensayo vuelve a las cuatro manos, en diálogo con el sociólogo italiano Carlo Bordoni. Se llama Estado de crisis y trata de arrojar luz sobre un momento histórico de gran incertidumbre. Paidós lo publica en España el día 12.

Bauman vuelve a su hotel junto al filósofo español Javier Gomá, con quien ha debatido en el marco del Foro de la Cultura, un ciclo que celebrará su segunda edición en noviembre y trata de convocar en Burgos a los grandes pensadores mundiales. Él es uno de ellos.

PREGUNTA. Usted ve la desigualdad como una “metástasis”. ¿Está en peligro la democracia?

"Ha sido una catástrofe arrastrar la clase media al precariado. El conflicto ya no es entre clases, sino de cada uno con la sociedad”

RESPUESTA. Lo que está pasando ahora, lo que podemos llamar la crisis de la democracia, es el colapso de la confianza. La creencia de que los líderes no solo son corruptos o estúpidos, sino que son incapaces. Para actuar se necesita poder: ser capaz de hacer cosas; y se necesita política: la habilidad de decidir qué cosas tienen que hacerse. La cuestión es que ese matrimonio entre poder y política en manos del Estado-nación se ha terminado. El poder se ha globalizado pero las políticas son tan locales como antes. La política tiene las manos cortadas. La gente ya no cree en el sistema democrático porque no cumple sus promesas. Es lo que está poniendo de manifiesto, por ejemplo, la crisis de la migración. El fenómeno es global, pero actuamos en términos parroquianos. Las instituciones democráticas no fueron diseñadas para manejar situaciones de interdependencia. La crisis contemporánea de la democracia es una crisis de las instituciones democráticas.

P. El péndulo que describe entre libertad y seguridad ¿hacia qué lado está oscilando?

R. Son dos valores tremendamente difíciles de conciliar. Si tienes más seguridad tienes que renunciar a cierta libertad, si quieres más libertad tienes que renunciar a seguridad. Ese dilema va a continuar para siempre. Hace 40 años creímos que había triunfado la libertad y estábamos en una orgía consumista. Todo parecía posible mediante el crédito: que quieres una casa, un coche… ya lo pagarás después. Ha sido un despertar muy amargo el de 2008, cuando se acabó el crédito fácil. La catástrofe que vino, el colapso social, fue para la clase media, que fue arrastrada rápidamente a lo que llamamos precariado. La categoría de los que viven en una precariedad continuada: no saber si su empresa se va a fusionar o la va a comprar otra y se van a ir al paro, no saber si lo que ha costado tanto esfuerzo les pertenece... El conflicto, el antagonismo, ya no es entre clases, sino el de cada persona con la sociedad. No es solo una falta de seguridad, también es una falta de libertad.

P. Afirma que la idea del progreso es un mito. Porque en el pasado la gente confiaba en que el futuro sería mejor y ya no.

R. Estamos en un estado de interregno, entre una etapa en que teníamos certezas y otra en que la vieja forma de actuar ya no funciona. No sabemos qué va a reemplazar esto. Las certezas han sido abolidas. No soy capaz de hacer de profeta. Estamos experimentando con nuevas formas de hacer cosas. España ha sido un ejemplo en aquella famosa iniciativa de mayo (el 15-M), en que esa gente tomó las plazas, discutiendo, tratando de sustituir los procedimientos parlamentarios por algún tipo de democracia directa. Eso probó tener una corta vida. Las políticas de austeridad van a continuar, no las podían parar, pero pueden ser relativamente efectivos en introducir nuevas formas de hacer las cosas.

P. Usted sostiene que el movimiento de los indignados “sabe cómo despejar el terreno pero no cómo construir algo sólido”.

R. La gente suspendió sus diferencias por un tiempo en la plaza por un propósito común. Si el propósito es negativo, enfadarse con alguien, hay más altas posibilidades de éxito. En cierto sentido pudo ser una explosión de solidaridad, pero las explosiones son muy potentes y muy breves.

P. Y lamenta que, por su naturaleza “arco iris”, no cabe un liderazgo sólido.

R. Los líderes son tipos duros, que tienen ideas e ideologías, y la visibilidad y la ilusión de unidad desaparecería. Precisamente porque no tienen líderes el movimiento puede sobrevivir. Pero precisamente porque no tienen líderes no pueden convertir su unidad en una acción práctica.

"El 15-M, en cierto sentido, pudo ser una explosión de solidaridad, pero las explosiones son potentes y breves"

P. En España las consecuencias del 15-M sí han llegado a la política. Han emergido con fuerza nuevos partidos.

R. El cambio de un partido por otro partido no va a resolver el problema. El problema hoy no es que los partidos sean los equivocados, sino que no controlan los instrumentos. Los problemas de los españoles no están confinados al territorio español, sino al globo. La presunción de que se puede resolver la situación desde dentro es errónea.

P. Usted analiza la crisis del Estado-nación. ¿Qué opina de las aspiraciones independentistas de Cataluña?

R. Pienso que seguimos en los principios de Versalles, cuando se estableció el derecho de cada nación a la autodeterminación. Pero eso hoy es una ficción porque no existen territorios homogéneos. Hoy toda sociedad es una colección de diásporas. La gente se une a una sociedad a la que es leal, y paga impuestos, pero al mismo tiempo no quieren rendir su identidad. La conexión entre lo local y la identidad se ha roto. La situación en Cataluña, como en Escocia o Lombardía, es una contradicción entre la identidad tribal y la ciudadanía de un país. Ellos son europeos, pero no quieren ir a Bruselas vía Madrid, sino desde Barcelona. La misma lógica está emergiendo en casi  todos los países. Seguimos en los principios establecidos al final de la Primera Guerra Mundial, pero ha habido muchos cambios en el mundo.

P. Las redes sociales han cambiado la forma en que la gente protesta, o la exigencia de transparencia. Usted es escéptico sobre ese “activismo de sofá” y subraya que Internet también nos adormece con entretenimiento barato. En vez de un instrumento revolucionario como las ven algunos, ¿las redes son el nuevo opio del pueblo?

R. La cuestión de la identidad ha sido transformada de algo que viene dado a una tarea: tú tienes que crear tu propia comunidad. Pero no se crea una comunidad, la tienes o no; lo que las redes sociales pueden crear es un sustituto. La diferencia entre la comunidad y la red es que tú perteneces a la comunidad pero la red te pertenece a ti. Puedes añadir amigos y puedes borrarlos, controlas a la gente con la que te relacionadas. La gente se siente un poco mejor porque la soledad es la gran amenaza en estos tiempos de individualización. Pero en las redes es tan fácil añadir amigos o borrarlos que no necesitas habilidades sociales. Estas las desarrollas cuando estás en la calle, o vas a tu centro de trabajo, y te encuentras con gente con la que tienes que tener una interacción razonable. Ahí tienes que enfrentarte a las dificultades, involucrarte en un diálogo. El papa Francisco, que es un gran hombre, al ser elegido dio su primera entrevista a Eugenio Scalfari, un periodista italiano que es un autoproclamado ateísta. Fue una señal: el diálogo real no es hablar con gente que piensa lo mismo que tú. Las redes sociales no enseñan a dialogar porque es tan fácil evitar la controversia… Mucha gente usa las redes sociales no para unir, no para ampliar sus horizontes, sino al contrario, para encerrarse en lo que llamo zonas de confort, donde el único sonido que oyen es el eco de su voz, donde lo único que ven son los reflejos de su propia cara. Las redes son muy útiles, dan servicios muy placenteros, pero son una trampa. 

Estado de crisis. Zygmunt Bauman y Carlo Bordoni. Traducción de Albino Santos Mosquera. Paidós. Barcelona, 2016

IV

Pilar Álvarez, “Hemos perdido el arte de las relaciones sociales” La humanidad ha olvidado cómo ser feliz, advierte el sociólogo polaco. El País, 12-VI-2013:

“Hay que replantearse el concepto de felicidad, se lo digo totalmente en serio”. El hombre que bautizó este tiempo de incertidumbre como modernidad líquida repara durante gran parte de la conversación en el deseo más universal de la humanidad. El filósofo y pensador Zygmunt Bauman (Poznan, Polonia, 1925) cree que se nos ha olvidado cómo alcanzarla: “Generamos una especie de sentido de la culpabilidad que nos lo impide”.

Bauman recaló recientemente en la capital para ofrecer una conferencia en la Universidad Europea de Madrid a propósito de su último libro Sobre la educación en un mundo líquido, publicado en 2013. La conversación transcurre en una mesa de reuniones, frente a una botella de agua que apenas toca y un gran ventanal. Y ahí, con un gesto grave como su voz, profundiza sobre la felicidad, la crisis económica, las redes sociales o la juventud. “La búsqueda de una vida mejor es lo que nos ha sacado de las cuevas, un instinto natural y perfectamente comprensible, pero en el último medio siglo se ha llegado a pensar que es equivalente al aumento de consumo y eso es muy peligroso”, señala el premio Príncipe de Asturias 2010. Con mirada enérgica, anima a cambiar los referentes: “Hemos olvidado el amor, la amistad, los sentimientos, el trabajo bien hecho”. Lo que se consume, lo que se compra “son solo sedantes morales que tranquilizan tus escrúpulos éticos”, despacha el filósofo que, a sus 88 años, arranca y despide el encuentro matutino fumándose una pipa de tabaco y un cigarro.

Describe un círculo vicioso familiar a propósito de la asociación de felicidad y consumo. El padre o la madre que dedican parte del sueldo a comprar la consola al hijo, porque se sienten culpables al no dedicarles tiempo. Le hacen el regalo, pero el modelo queda obsoleto pronto y se comprometen a facilitarle el siguiente. “Para pagarlo necesitarán más éxito profesional, estar más disponibles para el jefe, usar un tiempo que quitarás a tu familia...”.

Zygmunt Bauman no tiene teléfono móvil ni perfil en las redes sociales, pero “desgraciadamente” se ve obligado a observarlos de cerca: “No tengo más remedio que interesarme por estos fenómenos por motivos profesionales”. Abomina de ellos porque considera que invaden todos los espacios y diluyen las relaciones humanas. “El viejo límite sagrado entre el horario laboral y el tiempo personal ha desaparecido. Estamos permanentemente disponibles, siempre en el puesto de trabajo”, dice.

No le gusta el papel que juegan en la vida laboral y tampoco el que suplantan, en su opinión, en las relaciones personales. Se acuerda de Mark Zuckerberg, que ideó la red Facebook para ser un chico popular. “Claramente ha encontrado una mina de oro, pero el oro que él buscaba era otro: quería tener amigos”.

“Todo es más fácil en la vida virtual, pero hemos perdido el arte de las relaciones sociales y la amistad”, se detiene. Las pandillas de amigos o las comunidades de vecinos “no te aceptan porque sí, pero ser miembro de un grupo de en Facebook es facilísimo. Puedes tener más de 500 contactos sin moverte de casa, le das a un botón y ya”.

V

Vicente Verdú “El 15-M es emocional, le falta pensamiento”, el País, 17 de oct. 2001:

Zygmunt Bauman advierte del peligro de que la indignación termine evaporándose. El padre de la ‘modernidad líquida’ publica un nuevo ensayo en forma de 44 cartas

Zigmunt Bauman, el filósofo y sociólogo polaco famoso por su concepto de la modernidad líquida, tan fértil que ha sido aplicado al amor (líquido), al arte (líquido), al miedo (líquido), al tiempo (líquido) y así hasta cualquier cosa, publica el ensayo 44 cartas desde el mundo líquido (Paidós). Además, el premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades 2010 ha estado en Madrid para pronunciar una conferencia en el Matadero bajo el título ¿Tiene futuro la solidaridad? El sábado por la tarde, a la misma hora de la manifestación internacional de los indignados, mantuvimos una charla en un hotel a menos de 100 metros de la plaza de Atocha donde, entre la multitud, ya no cabía un alfiler.

Le pregunto a este profesor emérito en la Universidad de Leeds (Inglaterra) si le parece que estas grandes manifestaciones masivas, pacíficas y tan heterogéneas lograrán combatir los abusos de los mercados, promover una democracia real, reducir las injusticias y, en suma, mejorar la equidad en el capitalismo global, pero, como profesor que es, no responde a la cuestión de un solo golpe.

Las protestas suplen la falta de política global con oposición popular.

En su parecer, el origen de todos los graves problemas de la crisis actual tiene su principal causa en “la disociación entre las escalas de la economía y de la política”. Las fuerzas económicas son globales y los poderes políticos, nacionales. “Esta descompensación que arrasa las leyes y referencias locales convierte la creciente globalización en una fuerza nefasta. De ahí, efectivamente, que los políticos aparezcan como marionetas o como incompetentes, cuando no corruptos”.

Frente al actual individualismo, los indignados se sienten iguales.

“El movimiento del 15-M trataría de suplir la falta de globalización de la política mediante la oposición popular”. ¿Una oposición eficaz? En opinión de este sabio de 86 años, el efecto que puede esperarse de este movimiento es “allanar el terreno para la construcción, más tarde, de otra clase de organización”. Ni un paso más.

Bauman califica a este movimiento, como es bien evidente, de “emocional” y, en su parecer, “si la emoción es apta para destruir resulta especialmente inepta para construir nada. Las gentes de cualquier clase y condición se reúnen en las plazas y gritan los mismos eslóganes. Todos están de acuerdo en lo que rechazan, pero se recibirían 100 respuestas diferentes si se les interrogara por lo que desean”.

La emoción es (¿cómo no?) “líquida”. Hierve mucho pero también se enfría unos momentos después. “La emoción es inestable e inapropiada para configurar nada coherente y duradero”. De hecho, la modernidad líquida dentro de la cual se inscriben los indignados posee como característica la temporalidad, “las manifestaciones son episódicas y propensas a la hibernación”.

¿Se necesitaría un líder acalorado? ¿Varios líderes temperamentales? “El movimiento no lo aceptaría puesto que tanto su potencia como su gozo es la horizontalidad, sentirse juntos e iguales, lo que, en importante medida, les niega el superindividualismo actual”. La superindividualidad (de la modernidad líquida) “crea miedos, desvalimientos, una capacidad empobrecida para hacer frente a las adversidades”.

El estrés es la enfermedad que acompaña a esta sevicia. “Las gentes se sienten solas y amenazadas por la pérdida del empleo, la disminución del sueldo, la dificultad de adaptación al riesgo. El estrés es corriente entre los parados pero también en los empleados, acosados por los cierres y despidos, las prejubilaciones o los salarios cada vez más bajos. En Estados Unidos el estrés produce tantos daños económicos como la suma conjunta de todas las demás enfermedades”. Las bajas laborales por estrés llegan a costar, dice Bauman, 300.000 millones de dólares (216.600 millones de euros) al año y la cifra no deja de crecer.

¿Llegará todo esto a provocar un giro en el sistema, un colapso o algún cambio sustantivo? Su respuesta es que, en estos momentos, prefiere hablar de “transición” y no de “cambio”. Necesitaría hechos más netos para pronunciarse sobre el alcance de los actuales trastornos. “Antes, hacía falta mucho tiempo para preparar unas protestas masivas como las del 15-M, pero hoy las redes sociales permiten enormes concentraciones en muy poco tiempo”. Pero volvemos a lo mismo: de igual manera que se concentran y actúan con velocidad, muy poco después se detienen.

La emoción es apta para destruir, pero inepta para construir nada.

El movimiento crece y crece pero “lo hace a través de la emoción, le falta pensamiento. Con emociones solo, sin pensamiento, no se llega a ninguna parte”. El alboroto de la emoción colectiva reproduce el espectáculo de un carnaval que acaba en sí mismo, sin consecuencia. “Durante el carnaval todo está permitido pero terminado el carnaval vuelve la normativa de antes”.

El movimiento no aceptaría un líder. Su potencia es su horizontalidad.

Puede decirse, declara el profesor, que “nos hallamos en una fase especialmente interesante, como en un laboratorio de acción social nuevo”. Tarde o pronto la crisis terminará y, sin duda, las cosas serán diferentes pero ¿de qué modo?

“No me pida que sea profeta”, implora Bauman. “En algunos lugares, no en todos, el movimiento ha logrado conquistas importantes pero no es extensible a todos los países”. Lo líquido sigue siendo válido para la previsión del porvenir. La modernidad líquida se expresa, obviamente, en su falta de solidez y de fijeza. Nada se halla lo suficientemente determinado. Ni las ideas, ni los amores, ni los empleos, ni el 15-M. Por eso teme que tal arrebato acabe también, finalmente, “en nada”. No es seguro, pero siendo líquido, ¿cómo no pensar en la evaporación?

VI

J. M. Martí Font, “La posibilidad de que Reino Unido funcione sin Europa es mínima”. El ensayista cree que el único modo que tiene la UE de salir adelante es a través de la reconciliación de poder y política, El País, 13-XII-2011 

“Las posibilidades de que el Reino Unido funcione al margen de Europa son mínimas, porque ni siquiera una superpotencia como Estados Unidos es capaz de actuar al margen de los mercados globalizados”. El filósofo y sociólogo Zigmunt Bauman (Poznań, Polonia, 1925), que reside en Inglaterra desde hace décadas, remite al viejo titular del Times que rezaba “El continente, aislado” cuando había niebla en el canal de la Mancha. “Ya no es así”, señala, “con la decisión de Cameron, el Reino Unido se separará de Europa con consecuencias imprevisibles”.

Bauman, que está en Barcelona para cerrar el ciclo de diálogos organizado por la Fundación Catalunya Caixa en La Pedrera, considera que el problema del mundo contemporáneo para poder aplicar políticas efectivas, es el divorcio entre el poder y la política. “Antes el poder y la política residían en el estado nación”, explica, “podía haber contradicciones, debates y posiciones contrapuestas sobre un tema, pero una vez se había decidido qué era lo que se iba a hacer ya no había ninguna duda: el estado nación lo haría”. Nada de esto sucede ahora. Angela Merkel y Nicolas Sarkozy decidieron algo el sábado y se han pasado el fin de semana temblando hasta ver como respondían hoy los mercados. Esto es lo que entiendo por separación de poderes. Los políticos han perdido el brazo ejecutor”.

“Cameron mintió cuando dijo que lo hacía en el interés del Reino Unido; lo hacía en interés del partido Tory”, asegura. “La diferencia entre Cameron y Margaret Thatcher o John Major es que estos entendían claramente que para utilizar a Europa en beneficio del Reino Unido había que estar en Europa, en las instituciones. Major incluso hizo amigos entre los líderes europeos; tenía una gran amistad con Helmuth Kohl. Cameron no, está muy lejos de Europa y no conoce a nadie y todos están contra él; ha dejado libre la silla que Thatcher nunca hubiera abandonado y se juega la supervivencia del Reino Unido como entidad económica viable, capaz de asegurar la ley y el orden dentro de ciertas condiciones de vida. Por el contrario, creo que Europa sale reforzada de este episodio, porque la presencia británica era un factor que alteraba la política europea”.

Cree Bauman que la única posibilidad que tiene la Unión Europea de salir adelante es que consiga reconciliar el poder y la política. Pero considera que están en quiebra los dos pilares sobre los que se articula una sociedad: la solidaridad y la confianza. “En estos momentos sólo se construyen alianzas ad hoc, mientras dure la satisfacción. No existe la lealtad. Una cosa sirve sólo hasta que sale la siguiente que la reemplaza. De la misma manera que las relaciones entre el yo y el resto son extremadamente volubles, lo mismo sucede para entrar o salir de una alianza. La confianza es la base de las relaciones humanas y ahora no hay nada en que confiar. De hecho se produce una especie de círculo vicioso. “La gente cree que las cosas son frágiles y quebradizas, que nada es permanente, lo que hace que se comporten como si todo fuera frágil y quebradizo, lo que hace que esta percepción acabe cumpliéndose”.

Históricamente, Bauman considera que estamos en un interregno, en el sentido del concepto que acuñó Tito Livio en su Historia de Roma. “Rómulo reinó 38 años, que era la media de vida en su tiempo. Cuando murió nadie conocía otra cosa que el reinado de Rómulo. En eso consiste un interregno. ¿Qué hacer después de Rómulo? Esto es lo que crea temores. Es esa situación en la que lo viejo ha muerto pero no ha nacido lo nuevo. El poder, el poder real que controla nuestras vidas ya es global, pero nuestros políticos piensan y actúan como si todavía fuera local. Nos enfrentamos a la necesidad de crear un nuevo paradigma, un nuevo modelo que vuelva a conectar la política con el poder. Y no creo que esto se pueda hacer al nivel del estado Nación. Habrá que crear algo equivalente a lo que hicieron nuestros padres con el estado Nación; unificar las leyes, las jurisdicciones… La idea de que los estados locales pueden determinar lo que sucede está fuera de lugar. La soberanía es un concepto zombie, que hace creer que está viva, pero está muerta.

Para Bauman el liberalismo tal y como lo definió Adam Smith, ha fracasado. “Esbozó la teoría de que pese a que en las sociedades todo es mudable, nada es perfecto, y las circunstancias llevan al desorden, existe la mano invisible del mercado que acaba poniendo orden. El colapso del crédito demuestra lo contrario. El mercado no es sabio, produce constantes problemas que es incapaz de resolver por sí solo. Otro principio ha caído. Y si no confiamos en el mercado ¿Qué hacemos con nuestros ahorros? ¿Por qué no optamos por vivir carpe diem? Esta es posiblemente una de las consecuencias de esta crisis. Otra consecuencia es la desaparición del sueño de la meritocracia. Las desigualdades siempre han existido, pero desde hace varios siglos se cree que la educación podía restablecer la igualdad de oportunidades. Ahora, el 51% de los jóvenes titulados universitarios están en el paro y los que tienen trabajo, tienen un empleo muy por debajo de sus cualificaciones. Los grandes cambios de la historia nunca llegaron de los pobres de solemnidad, sino de la frustración de gentes con grandes expectativas que nunca llegaron”.

VII

En Biografías y Vidas:

(Poznan, 1925) Sociólogo polaco. Miembro de una familia de judíos no practicantes, hubo de emigrar con su familia a Rusia cuando los nazis invadieron Polonia. En la contienda, Bauman se enroló en el ejército polaco, controlado por los soviéticos, cumpliendo funciones de instructor político. Participó en las batallas de Kolberg y en algunas operaciones militares en Berlín. En mayo de 1945 le fue otorgada la Cruz Militar al Valor. De 1945 a 1953 desempeñó funciones similares combatiendo a los insurgentes nacionalistas de Ucrania, y como colaborador para la inteligencia militar.

Durante sus años de servicio comenzó a estudiar sociología en la Universidad de Varsovia, carrera que hubo de cambiar por la de filosofía, debido a que los estudios de sociología fueron suprimidos por "burgueses". En 1953, habiendo llegado al grado militar de mayor, fue expulsado del cuerpo militar con deshonor, a causa de que su padre se había presentado en la embajada de Israel para pedir visa de emigrante.

En 1954 finalizó la carrera e ingresó como profesor en la Universidad de Varsovia, en la que permanecería hasta 1968. En una estancia de estudios en la prestigiosa London School of Economics, preparó un relevante estudio sobre el movimiento socialista inglés que fue publicado en Polonia en 1959, y luego apareció editado en inglés en 1972. Entre sus obras posteriores desataca Sociología para la vida cotidiana (1964), que resultó muy popular en Polonia y formaría luego la estructura principal de Pensando sociológicamente (1990).

Fiel en sus inicios a la doctrina marxista, con el tiempo fue modificando su pensamiento, cada vez más crítico con el proceder del gobierno polaco. Por razones políticas se le vedó el acceso a una plaza regular de profesor, y cuando su mentor Julian Hochfeld fue nombrado por la UNESCO en París, Bauman se hizo cargo de su puesto sin reconocimiento oficial. Debido a fuertes presiones políticas en aumento, Bauman renunció en enero de 1968 al partido, y en marzo fue obligado a renunciar a su nacionalidad y a emigrar.

Ejerció la docencia primero en la Universidad de Tel Aviv y luego en la de Leeds, con el cargo de jefe de departamento. Desde entonces Bauman escribió y publicó solamente en inglés, su tercer idioma, y su reputación en el campo de la sociología creció exponencialmente a medida que iba dando a conocer sus trabajos. En 1992 recibió el premio Amalfi de Sociología y Ciencias Sociales, y en 1998 el premio Theodor W. Adorno otorgado por la ciudad de Frankfurt.

La obra de Bauman comprende 57 libros y más de 100 ensayos. Desde su primer trabajo acerca de el movimiento obrero inglés, los movimientos sociales y sus conflictos han mantenido su interés, si bien su abanico de intereses es mucho más amplio. Muy influido por Gramsci, nunca ha llegado a renegar completamente de los postulados marxistas. Sus obras de finales de los 80 y principios de los 90 analizan las relaciones entre la modernidad, la burocracia, la racionalidad imperante y la exclusión social. Siguiendo a Sigmund Freud, concibe la modernidad europea como el producto de una transacción entre la cesión de libertades y la comodidad para disfrutar de un nivel de beneficios y de seguridad.

Según Bauman, la modernidad en su forma más consolidada requiere la abolición de interrogantes e incertidumbres. Necesita de un control sobre la naturaleza, de una jerarquía burocrática y de más reglas y regulaciones para hacer aparecer los aspectos caóticos de la vida humana como organizados y familiares. Sin embargo, estos esfuerzos no terminan de lograr el efecto deseado, y cuando la vida parece que comienza a circular por carriles predeterminados, habrá siempre algún grupo social que no encaje en los planes previstos y que no pueda ser controlado.

Bauman acudía al personaje de la novela El extranjero de Albert Camus para ejemplificarlo. Abrevando en la sociología de Georg Simmel y en Jacques Derrida, Bauman describió al "extranjero" como aquel que está presente pero que no nos es familiar, y que por ello es socialmente impredecible. En Modernidad y ambivalencia, Bauman describe cómo la sociedad es ambivalente con estos elementos extraños en su seno, ya que por un lado los acoge y admite cierto grado de extrañeza, de diferencia en los modos y pautas de comportamiento, pero por dentro subyace el temor a los personajes marginales, no totalmente adaptados, que viven al margen de las normas comunes.

En su obra más conocida, Modernidad y holocausto, sostiene que el holocausto no debe ser considerado como un hecho aislado en la historia del pueblo judío, sino que debería verse como precursor de los intentos de la modernidad de generar el orden imperante. La racionalidad como procedimiento, la división del trabajo en tareas más diminutas y especializadas, la tendencia a considerar la obediencia a las reglas como moral e intrínsecamente bueno, tuvieron en el holocausto su grado de incidencia para que éste pudiera llevarse a cabo. Los judíos se convirtieron en los "extranjeros" por excelencia, y Bauman, al igual que el filósofo Giorgio Agamben, afirma que los procesos de exclusión y de descalificación de lo no catalogable y controlable siguen aún vigentes.


Al miedo difuso, indeterminado, que no tiene en la realidad un referente determinado, lo denominó "miedo líquido". Tal miedo es omnipresente en la "modernidad líquida" actual, donde las incertidumbres cruciales subyacen en las motivaciones del consumismo. Las instituciones y organismos sociales no tienen tiempo de solidificarse, no pueden ser fuentes de referencia para las acciones humanas y para planificar a largo plazo. Los individuos se ven por ello llevados a realizar proyectos inmediatos, a corto plazo, dando lugar a episodios donde los conceptos de carrera o de progreso puedan ser adecuadamente aplicados, siempre dispuestos a cambiar de estrategias y a olvidar compromisos y lealtades en pos de oportunidades fugaces.

VIII

De El Español

Auguró que Podemos tendrá "una esperanza de vida muy corta", habló del amor libre, de la infelicidad de los ricos, la sinceridad de los nazis y la trampa de las redes sociales. 

Zygmunt Bauman (Polonia, 1925-2017) dijo al mundo que era mentira eso de que el trabajo dignifique a nadie. La ética del trabajo, espetó, no es más que una batalla por imponer el control y la subordinación: gracias a ella podemos culpar a los pobres de ser pobres por su "falta de disposición", y, ya de paso, por su inmoralidad y degradación personal. La sociedad de consumo acabó con nosotros, pero seguimos yendo a la oficina. Bauman creía que hemos perdido la identidad: que la hemos hecho voluble, líquida, adaptable a los entornos -somos un desgarro constante-.


También que la felicidad dejó de ser un proyecto común para convertirse en ombliguismo y que la modernidad -con sus migraciones, con su globalización- ha dejado tras de sí un reflujo de residuos humanos. No era nada optimista, Bauman, pero ahora que se ha ido, al mundo le queda su rosario de molestas verdades. Como que el comportamiento humano se explica por impulsos innatos, presociales. El gremio de sociólogos, ojiplático. O que el amor se ha vuelto algo parecido a ir de tienda en tienda. Que, de tanto culto a la satisfacción inmediata, hemos perdido la capacidad de esperar. Una biblia pagana, Bauman, a pesar de su admiración al Papa Francisco.

IX

De Mónica Redondo en Hipertextual, "Cinco ideas de Zygmunt Bauman que retratan a la sociedad moderna", 10 de enero de 2017:

Con motivo de la muerte del autor de Modernidad líquida, explicamos cómo la filosofía de Bauman describe la forma de vida de la sociedad actual.

Quién no ha pensado alguna vez lo diferente que es la forma de pensar de sus padres o abuelos en comparación con la suya. Han estado casi toda la vida con la misma persona, la misma con la que se casaron cuando las fotos eran en blanco y negro. Han tenido el mismo trabajo desde que salieron de la universidad con 23 años. Y conservan el reloj que les regaló su padre cuando cumplieron los 18 años.

La vida líquida de Bauman rompe con las estructuras fijadas en el pasado. La filosofía de vida, los valores y lo que se considera ético y moral ha cambiado radicalmente en los últimos años, a causa de los cambios políticos y sociales ocurridos a partir de la segunda mitad del siglo XX.

En el libro Modernidad líquida, el sociólogo Zygmunt Bauman es capaz de explicar los fenómenos sociales de la era moderna y qué es lo que nos diferencia de las generaciones anteriores. A partir del año 2000, año de publicación de Modernidad líquida, el filósofo polaco publica una serie de obras que resumen sus conceptos sobre la realidad que nos rodea: Amor líquido (2003), Vida líquida (2005) y Tiempos líquidos: vivir una época de incertidumbre (2007).

La realidad líquida de Bauman consiste en una ruptura con las instituciones y las estructuras fijadas. En el pasado, la vida estaba diseñada específicamente para cada persona, quien tenía que seguir los patrones establecidos para tomar decisiones en su vida. En la modernidad, el filósofo polaco afirma que las personas ya han conseguido desprenderse de los patrones y las estructuras, y que cada uno crea su propio molde para determinar sus decisiones y forma de vida.

La sociedad actual se basa en el individualismo y en una forma de vida cambiante y efímera.

En la vida líquida según Bauman, la sociedad se basa en el individualismo y se ha convertido en algo temporal e inestable que carece de aspectos sólidos. Todo lo que tenemos es cambiante y con fecha de caducidad, en comparación con las estructuras fijas del pasado.

Muchas de las cosas que explicó Bauman hace 17 años en su obra Modernidad líquida y las que la siguieron se han convertido en una realidad en nuestros días. El sociólogo logró explicar el funcionamiento de la sociedad actual y determinar la relación de las nuevas generaciones con conceptos como el amor, el trabajo o la educación.

Muy poco tienen que ver las relaciones de nuestros abuelos con la nuestra. Miedo al compromiso, rollos de una noche, desengaños amorosos... Para muchos jóvenes (y no tan jóvenes) este puede ser el pan de cada día.

Para Zygmunt Bauman, estas relaciones son las que dan nombre a su concepto de amor líquido. Según su patrón, el miedo al compromiso y a las cosas a las que hay que renunciar, como la libertad, son la razón principal por la cual existe este miedo a comprometerse y a darlo todo por una pareja.

La vida líquida es una sucesión de nuevos comienzos con breves e indoloros finales

Las relaciones amorosas acaban convirtiéndose en breves episodios, en los que priva la búsqueda del beneficio personal. Cuando una pareja deja de ser rentable, se deja de lado y se busca una nueva.

Ni más ni menos que la filosofía de Tinder. Historias de amor para siempre han ocurrido gracias a la aplicación de búsqueda de parejas, aunque la mayoría de usuarios desliza rostros en su pantalla hasta encontrar el indicado para pasar la noche.

Ciudadanos del mundo

Si hay algo que no queremos, son ataduras, ni el en amor ni en nuestra forma de vida.

En la era moderna, es bastante común entre los jóvenes hacer un viaje de varios meses por América Latina o el Sudeste Asiático, con el objetivo de romper con las barreras y ser testigos de realidades distintas a las de su país de origen.

La realidad líquida de Bauman describe precisamente este escenario, que invita al movimiento, al flujo y a la búsqueda de nuevas experiencias, pero sin echar raíces en ningún lugar. Son ciudadanos del mundo pero de ningún lugar al mismo tiempo.

No más trabajos para toda la vida

Esta filosofía basada en la búsqueda de nuevas experiencias y ser ciudadano de mundo también se ve reflejada en el ámbito laboral dentro de las sociedad líquida.

Nuestros abuelos y padres entraron a trabajar en una empresa cuando acabaron la universidad, y se jubilaron en el mismo lugar 40 años después.

Las personas no quieren ataduras ni en el amor ni en el trabajo, según Bauman

En la actualidad, no existe el llamado trabajo de nuestra vida. Los empleos son cambiantes y el mercado actual necesita renovaciones dentro de las empresas cada poco tiempo.

Por otro lado, Bauman identifica en sus obras la necesidad de cambio en los trabajadores, a los que se les reclama cada día más volatilidad y capacidad de trabajo en diferentes áreas.

Las empresas buscan a personas volubles, con capacidad de reinventarse y que puedan viajar a otra ciudad cuando sea necesario. Personas que lo den todo en el trabajo aún sabiendo que pueden ser reemplazadas en cualquier momento si no cumplen con las expectativas.

El reto de la educación en un mundo líquido

"Aún debemos aprender el arte de vivir en un mundo sobresaturado de información. Y también debemos aprender el aún mas difícil arte de preparar a las próximas generaciones para vivir en semejante mundo".

La crisis económica que azotó las instituciones financieras y las economías de medio mundo en 2008 cambió la forma de pensar de muchos jóvenes.

Antes de la crisis, la sociedad estaba convencida de que unos buenos estudios derivarían en buenas oportunidades laborales. Pero a partir del 2008, todo se puso del revés. Los que han conseguido trabajo, tienen que reinventarse cada poco tiempo y afrontar nuevos retos constantemente. Otros muchos graduados están trabajando en puestos por debajo de su formación, y muchos ni siquiera han accedido al mercado laboral.

En el libro Sobre la educación en un mundo líquido, Zygmunt Bauman conversa con el educador Ricardo Mazzeo sobre la pérdida de credibilidad de las bases de la educación tradicional, la cual se perfila como algo anticuado por no proveer a los jóvenes las herramientas necesarias para encontrar un trabajo.

La era del consumismo

Los que se compraron el iPhone 3G hace 10 años, se sintieron los amos del mundo. Tenían en sus manos un producto único en el mercado en ese momento, el cual marcó una diferencia en el uso de los smartphones.

En la era del consumismo, lo importante no es conservar objetos, sino renovarlos constantemente

En la actualidad, el que conserve un iPhone 3G no podrá ni hablar por WhatsApp. Más de 8 modelos han actualizado la primera versión de los teléfonos de Apple.

La era consumista que vivimos en la actualidad se basa en la ferviente necesidad de sacar nuevos productos en el mercado que saciar las ansias de renovación de la sociedad.

Los productos duraderos ya no son importantes, en esta era priva lo efímero y lo nuevo para sorprender a los compradores.

El consumismo no gira en torno a la satisfacción de deseos, sino a la incitación del deseo de deseos siempre nuevos

En esta realidad líquida, lo importante no es conservar los objetos, sino renovarlos constantemente para contentar el espíritu consumista.

La realidad líquida angustia a las personas porque no carecen de nada fijo y duradero.

La consecuencia principal del mundo opuesto a lo sólido crea ansiedad en las personas, según Bauman. La necesidad de reinventarse en el empleo provoca que muchos trabajadores se queden atrás y que no cumplan con los requisitos necesarios en la actualidad.

Además, la necesidad de relacionarse choca frontalmente con la falta de compromiso y el miedo a perder a la libertad. En la sociedad actual, no podemos aferrarnos a nada, porque todo es cambiante y efímero. Todo es líquido, y la posibilidad de perderlo todo es más que probable.


Zygmunt Bauman ha fallecido este lunes en su domicilio de Inglaterra. Perdemos a uno de los filósofos y sociólogos más importantes del siglo XX, pero conservamos sus obras para intentar entender la complejidad de la sociedad actual.

X

Cincuenta frases de Bauman comentadas por Juan Armando Corbin, psicólogo de organizaciones:

1. Las miradas se encuentran a través de una habitación atestada, se enciende la chispa de la atracción. Conversan, bailan se ríen. Ninguno está en busca de una relación seria pero de alguna manera una noche puede convertirse en una semana, después en un mes, en un año o en más tiempo

La atracción es un sentimiento que nos invade con gran fuerza y que hace que nuestra atención se centre en esa persona en particular.

2. Todas las medidas emprendidas en nombre del «rescate de la economía» se convierten, como tocadas por una varita mágica, en medidas que sirven para enriquecer a los ricos y empobrecer a los pobres

Bauman reflexiona sobre la situación del capitalismo liberal y las consecuencias que tiene para las personas.

3. Lo que antes era un proyecto para “toda la vida” hoy se ha convertido en un atributo del momento. Una vez diseñado, el futuro ya no es “para siempre”, sino que necesita ser montado y desmontado continuamente. Cada una de estas dos operaciones, aparentemente contradictorias, tiene una importancia equiparable y tiende a ser absorbente por igual.

Otra reflexión sobre nuestra sociedad. Esta vez hablando de la globalización y la irrupción de las nuevas tecnologías.

4. Estar siempre a entera disposición de los compañeros y jefes de trabajo, así como de los miembros de la familia y los amigos, se convierte no sólo en una posibilidad sino en una obligación, además de una necesidad interior; el hogar del ciudadano inglés puede ser todavía su castillo, pero sus paredes son porosas y no están aisladas del ruido

La familia siempre será un refugio para huir de esta sociedad altamente competitiva y exigente.

5. El arte de romper relaciones y salir ileso de ellas supera ampliamente el arte de componer relaciones

Es más fácil huir de la pareja cuando las cosas van mal que quedarse a solucionarlo. Eso exige negociar y ceder si es necesario.

6. ¿Es el sentido del privilegio lo que hace felices a los ricos y poderosos? El progreso hacia la felicidad ¿se mide por número cada vez más reducido de compañeros de viaje?

Una cita de Bauman que habla de la felicidad y lo que nos motiva a conseguirla.

7. El amor puede y suele ser tan aterrador como la muerte pero encubre la verdad bajo oleadas de deseo y entusiasmo

El amor es, sin duda, motivante. Ahora bien, en ocasiones, puede provocar miedo arriesgarse por alguien.

8. Practicar el arte de la vida, hacer de la propia vida una “obra de arte” equivale en nuestro mundo moderno líquido a permanecer en un estado de transformación permanente, a redefinirse perpetuamente transformándose (o al menos intentándolo) en alguien distinto del que se ha ido hasta ahora

El autor habla de cómo las personas estamos intentando superarnos continuamente y crecer sin cesar.

9. Ser artista por decreto, significa que no acción también cuenta como acción; además de nadar y navegar, dejarse llevar por las olas se considera a priori un acto de arte creativo y retrospectivamente suele registrarse como tal. […] ¿quién puede saber cuál será el billete que ganará en el próximo sorteo de lotería? Sólo el billete no comprado carece de posibilidades de ganar.

Si no lo probamos o lo intentamos, jamás lo conseguiremos. El que no juega no gana. Así de simple.

10. La “red” de relaciones humanas (“red”: el juego interminable de conectarse y desconectarse) es hoy la sede de la ambivalencia más angustiosa, lo que enfrenta a los artistas de la vida a una maraña de dilemas que causan más confusión que pistas ofrecen…

Bauman, reflexionando sobre las relaciones interpersonales modernas y cómo nos comportamos las personas con los demás.

11. Podemos decir que el mundo generado por el “proyecto moderno” se comporta, en la práctica si no en teoría, como si los humanos tuvieran que ser compelidos a buscar la felicidad (al menos la felicidad esbozada por los que se han erigido en sus asesores y consejeros, así como por los redactores de publicidad)

Los medios de comunicación y la publicidad influyen en nuestro arquetipo de la felicidad. La felicidad, de hecho, es un gran negocio.

12. Por otra parte, el amor es el anhelo de querer y preservar el objeto querido

Para Bauman, el amor tiene que ver con la posesión, con querer poseer y tener algo.

13. Cuando los amantes se sienten inseguros tienden a comportarse de manera poco constructiva tratando de complacer o controlar

La inseguridad afecta negativamente a las relaciones de pareja. Porque una persona insegura no puede amar de manera incondicional.

14. Uno de los efectos fundamentales de equiparar la felicidad con la compra de artículos que se espera que generen felicidad consiste en eliminar la posibilidad de que este tipo de búsqueda de la felicidad llegue algún día a su fin. […] Al no ser alcanzable el estado de felicidad estable, sólo la persecución de ese este objetivo porfiadamente huidizo puede mantener felices a los corredores que la persiguen

La felicidad se ha convertido en un negocio muy rentable. Ahora bien, la búsqueda de la felicidad a través de los objetos, se convierte en todo lo contrario a la felicidad.

15. Una de las causas principales de la impresión de que el paso de la “economía de la dirección” a la “economía de la experiencia” es claramente imparable parece ser la invalidación parcial de todas las opiniones categóricas, a causa de la disipación, atenuación o desaparición de las fronteras que, en otros tiempos, separaban con claridad las esferas independientes y autónomas y las áreas de valor de la vida: el puesto de trabajo de la casa, el tiempo de contrato del tiempo libre, el trabajo del ocio y, sin duda, los negocios de la vida familiar.

Una frase que invita al lector a reflexionar sobre cómo está constituida esta sociedad.

16. No hay otra alternativa que intentarlo, e intentarlo y volver a intentar

Si deseamos algo hay que luchar por ello. Si sale mal hay que seguir intentándolo.

17. Mientras está vivo, el amor está siempre al borde de la derrota

Los conflictos en los miembros de una pareja son frecuentes, por lo que hay que luchar para que el amor siga vivo.

18. Dicen que su deseo es relacionarse pero en realidad ¿no están más bien preocupados por impedir que sus relaciones se cristalicen y se cuajen?

Una cita de Bauman sobre la relaciones interpersonales que da que pensar.

19. Con nuestro “culto a la satisfacción inmediata”, muchos de nosotros “hemos perdido la capacidad de esperar”

La paciencia es una de las virtudes del ser humano, pero suele no ser compatible con la sociedad de la inmediatez en la que vivimos.

20. Las promesas de compromiso en una relación una vez establecida no significan nada a largo plazo

Las palabras y las promesas se las lleva el viento. Lo que cuenta son los hechos.

21. El país de las oportunidades prometía más igualdad. El país de las personas con agallas solo puede ofrecer más desigualdad

Un pensamiento con mención al capitalismo. La desigualdad es una característica de este modelo socioeconómico.

22. Uno busca en una relación la esperanza de mitigar la inseguridad que lo acosaba en soledad pero la terapia sólo sirve para agudizar los síntomas

En ocasiones, las personas, por no estar solas, acaban con pareja. A la larga, ésta es una mala decisión.

23. Además de tratarse de una economía del exceso y los desechos, el consumismo es también, y justamente por esa razón, una economía del engaño. Apuesta a la irracionalidad de los consumidores, y no a sus decisiones bien informadas tomadas en frío; apuesta a despertar la emoción consumista, y no a cultivar la razón

Bauman, dejando claro que está en contra del del capitalismo y la sociedad del consumo.

24. Uno nunca puede estar seguro de lo que debe hacer y jamás tendrá la certeza de que ha hecho lo correcto

La incertidumbre forma parte de nuestra vida y hay que aceptarla. No hay que tener miedo al futuro.

25. El amor no encuentra su sentido en el ansia de cosas hechas sino en el impulso a participar en la construcción de esas cosas

El amor es un impulso que mueve nuestras vidas y que es una gran motivación para las personas.

26. ¿Qué tipo de compromiso, si es que lo hay, establece la unión de los cuerpos?

Una cuestión que plantea Bauman, sobre la intimidad entre dos personas.

27. Hoy la cultura no consiste en prohibiciones sino en ofertas, no consiste en normas sino en propuestas. Tal como señaló antes Bourdieu, la cultura hoy se ocupa de ofrecer tentaciones y establecer atracciones, con seducción y señuelos en lugar de reglamentos, con relaciones públicas en lugar de supervisión policial: produciendo, sembrando y plantando nuevos deseos y necesidades en lugar de imponer el deber

Ésta es la cultura del consumo. En el que se está constantemente productos para la compra aunque no se necesiten.

28. Si quiere que su relación sea plena, no se comprometa no exija compromiso. Mantenga todas sus puertas abiertas permanentemente

Para que la relación sea sana, hay que adoptar una actitud no enjuiciadora y no exigente.

29. Amar significa abrirle la puerta a ese destino, a la más sublime de las condiciones humanas en la que el miedo se funde con el gozo en una aleación indisoluble, cuyos elementos ya no pueden separarse. Abrirse a ese destino significa, en última instancia, dar libertad al ser: esa libertad que está encarnada en el Otro, el compañero en el amor

Hay que ser valiente en el amor y amar sin miedo. Hay que dar rienda suelta al corazón.

30. La nuestra es una sociedad de consumo: en ella la cultura, al igual que el resto del mundo experimentado por los consumidores, se manifiesta como un depósito de bienes concebidos

De nuevo, una reflexión sobre la sociedad consumista en la que vivimos inmersos y en la que cuesta pararse a reflexionar.

31. Uno jamás pierde de vista su celular. Su ropa deportiva tiene un bolsillo especial para contenerlo, y salir a correr con ese bolsillo vacío sería como salir descalzo. De hecho, usted no va a ninguna parte sin su celular (ninguna parte es, en realidad, un espacio sin celular, un espacio fuera del área de cobertura del celular, o un celular sin…

Los teléfonos móviles, igual que las nuevas tecnologías, han irrumpido con fuerza en nuestras vidas, cambiando nuestra percepción del mundo.

32. Los intentos de superar esa dualidad, de domesticar lo díscolo y domeñar lo que no tiene freno, de hacer previsible lo incognoscible y de encadenar lo errante son la sentencia de muerte del amor

En el amor no hay que ser tan previsible. El amor vive cuando se manifiesta.

33. Nos hallamos en una situación en la que, de modo constante, se nos incentiva y predispone a actuar de manera egocéntrica y materialista

El capitalismo trae consigo todo un sistema de valores que afecta a los miembros de la sociedad.

34. Si no existe una buena solución para un dilema, si ninguna de las actitudes sensatas y efectivas nos acercan a la solución, las personas tienden a comportarse irracionalmente, haciendo más complejo el problema y tornando su resolución menos plausible

Para solucionar un problema, si además es complejo, mantener la calma y la cabeza fria se hace necesario.

35. La verdad sólo puede emerger al final de una conversación, y en una conversación genuina (es decir, aquella que no es un soliloquio disfrazado) ninguno de los interlocutores sabe o puede saber a ciencia cierta cuándo llegará a su fin (en caso de que lo haya)

Las conversaciones honestas se caracterizan promover la honradez y la verdad.

36. La cultura de la modernidad líquida ya no tiene un populacho que ilustrar y ennoblecer, sino clientes que seducir

En esta sociedad estamos muy pendientes de lo que los demás piensen de nosotros y de dar una buena imagen. Eso resta autenticidad a nuestras relaciones.

37. El progreso, en resumen, ha dejado de ser un discurso que habla de mejorar la vida de todos para convertirse en un discurso de supervivencia personal

En la sociedad actual, lo que triunfa es el individualismo por encima de lo colectivo.

38. El amor es la supervivencia del yo a través de la alteridad del yo

El amor puede transformar la percepción y la conducta de las personas.

39. Ninguna clase de conexión que pueda llenar el vacío dejado por los antiguos vínculos ausentes tiene garantía de duración

Los vínculos emocionales entre las personas, lo que se conoce como apego, puede dejar huella en nuestras vidas.

40. El amor y el ansia de poder son gemelos siameses: ninguno de los dos podría sobrevivir a la separación

En esta frase, Bauman hace referencia al amor romántico. Sin embargo, hay distintas clases de amor. Si quieres profundizar en este tema, pincha aquí.

41. El consumismo actúa para mantener la contrapartida emocional del trabajo y de la familia. Expuestos a un continuo bombardeo publicitario a través del promedio diario de tres horas de televisión (la mitad de su tiempo libre), los trabajadores son persuadidos de “necesitar” más cosas

El consumismo se alimenta con la persuasión constante de los medios de comunicación y la publicidad.

42. La cultura líquida moderna ya no siente que es una cultura de aprendizaje y acumulación, como las culturas registradas en los informes de historiadores y etnógrafos. A cambio, se nos aparece como una cultura del desapego, de la discontinuidad y del olvido

La cultura líquida de la que habla Bauman, es una consecuencia de la mercantilización de las relaciones interpersonales.

43. Si la felicidad prevista no llega a materializarse, siempre está la posibilidad de echarle la culpa a una elección equivocada antes que a nuestra incapacidad para vivir a la altura de las oportunidades que se nos ofrecen

En este modelo socioeconómico, se comercializa, incluso, con la felicidad.

44. Ésa es la materia de la que están hechos los sueños, y los cuentos de hadas, de una sociedad de consumidores: transformarse en un producto deseable y deseado

En la sociedad consumista, incluso las personas dejamos de ser sujetos para convertirnos en objetos.

45. Los celulares ayudan a estar conectados a los que están a distancia. Los celulares permiten a los que se conectan… mantenerse a distancia

Los móviles han cambiado la manera de relacionarnos que tenemos los seres humanos. Incluso estando al lado, podemos estar realmente distantes si no interactuamos con las personas reales y, en cambio, lo hacemos con el chat.

46. El amor y la muerte no tienen historia propia. Son acontecimientos del tiempo humano, cada uno de ellos independiente, no conectado (y menos aún causalmente conectado) a otros acontecimientos similares, salvo en las composiciones humanas retrospectivas, ansiosas por localizar —por inventar— esas conexiones y comprender lo incomprensible

Una cita que invita al lector a reflexionar sobre el amor y la muerte.

47. La tendencia a olvidar y la vertiginosa velocidad del olvido son, para desventura nuestra, marcas aparentemente indelebles de la cultura moderna líquida. Por culpa de esa adversidad, tendemos a ir dando tumbos, tropezando con una explosión de ira popular tras otra, reaccionando nerviosa y mecánicamente a cada una por separado, según se presentan, en vez de intentar afrontar en serio las cuestiones que revelan

Vivimos en una sociedad caracterizada por el individualismo y por la inmediatez de la información. Esto nos convierte en personas débiles.

48. El invariable propósito de la educación era, es, y siempre seguirá siendo, la preparación de estos jóvenes para la vida. Una vida de acuerdo con la realidad en la que están destinados a entrar. Para estar preparados, necesitan instrucción, «conocimientos prácticos, concretos y de inmediata aplicación», para usar la expresión de Tullio De Mauro. Y para ser «práctica», una enseñanza de calidad necesita propiciar y propagar la apertura de la mente, y no su cerrazón

La educación válida es la que permite a las personas desarrollar el pensamiento crítico y el empoderamiento frente a la vida.

49. Es estéril y peligroso creer que uno domina el mundo entero gracias a Internet cuando no se tiene la cultura suficiente que permite filtrar la información buena de la mala para el consumo, todos ellos en competencia por la atención insoportablemente fugaz y distraída de los potenciales clientes, empeñándose en captar esa atención más allá del pesta

La vida moderna, en la que convivimos con los avances de las nuevas tecnologías e internet, la infoxicación es un problema presente. Las personas debemos saber discernir entre la información útil y no útil.

50. En una palabra, el PIB lo mide todo excepto lo que hace que valga la pena vivir la vida


Una frase irónica que hace referencia a que el dinero no da la felicidad. 

XI

Artículo de la Wikipedia:

Zygmunt Bauman (Poznań, Polonia, 19 de noviembre de 1925-Leeds, Reino Unido, 9 de enero de 2017)1 fue un sociólogo, filósofo y ensayista polaco de origen judío. Su obra, que comenzó en la década de 1950, se ocupa, entre otras cosas, de cuestiones como las clases sociales, el socialismo, el holocausto, la hermenéutica, la modernidad y la posmodernidad, el consumismo, la globalización y la nueva pobreza. Desarrolló el concepto de la «modernidad líquida», y acuñó el término correspondiente. Junto con el también sociólogo Alain Touraine, Bauman recibió el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades 2010

Biografía

Nació en el seno de una familia humilde, polacos judíos no practicantes de su religión. Cuando Polonia fue invadida por la Alemania nazi en 1939 su familia escapó hacia el este en su huida del nazismo, se trasladó a la Unión Soviética en donde se alistó en el primer ejército polaco controlado por los soviéticos, trabajando como instructor en educación política. Participó en las Batalla de Kolberg y Berlín. En mayo de 1945 recibió la Cruz Militar del Valor. Regresó posteriormente a Polonia, donde militó en el Partido Comunista4 y fue profesor de filosofía y sociología en la Universidad de Varsovia antes de verse obligado a irse de Polonia en 1968 a causa de la política antisemita desarrollada por el gobierno comunista después de los sucesos de marzo de 1968. Posteriormente a su purga de la Universidad de Varsovia, enseñó sociología en países como Israel, Estados Unidos y Canadá. Desde 1971 residió en Inglaterra, donde fue profesor en la Universidad de Leeds, y, desde 1990, profesor emérito.

Frente al incremento de la presión política conectada con una purga política liderada por Mieczysław Moczar Jefe de la Policía Secreta Comunista de Polonia, renunció a pertenecer al Partido Unido de los Trabajadores polaco en enero de 1968. En marzo de ese años, empezó la purga como una cacería de brujas por los Polos Comunistas hacia los descendientes de judíos para sacarlos del país, incluyendo muchos intelectuales que habían caído en desgracia del gobierno comunista. Bauman, que había perdido su lugar en la Universidad de Varsovia, fue uno de ellos. Renunció a su ciudadanía polaca y dejó el país. Se marchó hacia Israel en donde enseñó en la Universidad de Tel Aviv, aceptando después una cátedra de sociología en la Universidad de Leeds, donde fue jefe de departamento. Desde ese momento, hizo sus publicaciones en inglés, su tercera lengua y su reputación creció de forma exponencial. Desde finales de la década de 1990 Bauman ejerció una influencia considerable en el movimiento antiglobalización.

En el año 2011 en una entrevista con el importante semanario polaco Polityka criticó al sionismo y a Israel, mencionando que no estaba interesado en la paz y esto fue "tomando una ventaja del Holocausto para legitimar actos inconcebibles". Comparó la Barrera israelí de Cisjordania como un muro comparable a las paredes del Ghetto de Varsovia donde cientos de miles de judíos murieron en el Holocausto. El embajador israelí en Varsovia, Zvi Bar dijo de los comentarios de Bauman que eran "mitad falsos" y "exageraban las generalizaciones".

Vida privada

Bauman estuvo casado con la escritora Janina Lewinson, (falleció el 29 de diciembre de 2009 en Leeds) tuvieron tres hijas, la pintora Lydia Bauman, la arquitecto Irena Bauman y la educadora Anna Sfard. Bauman murió el 9 de enero de 2017 a los 91 años

Obra y pensamiento

El interés de la investigación de Zygmunt Bauman se enfoca en la estratificación social y en el movimiento obrero, antes de interesarse en temas más globales tales como la naturaleza de la modernidad. El período más prolífico de su carrera comenzó después de abandonar la enseñanza en Leeds, cuando se acrecentó su importancia más allá de los círculos de sociólogos profesionales con un libro que publicó acerca de la supuesta conexión entre la ideología de la modernidad y el Holocausto.

La obra de Bauman comprende 57 libros y más de 100 ensayos. Muy influido por Gramsci, nunca ha llegado a renegar de los postulados marxistas. Sus obras de la década de 1980 y principios de los 90 analizan las relaciones entre la modernidad, la burocracia, la racionalidad imperante y la exclusión social. Siguiendo a Sigmund Freud, concibe la modernidad europea como el producto de una transacción entre la cesión de libertades y la comodidad para disfrutar de un nivel de beneficios y de seguridad.

El Holocausto

Su tesis central, en aquel libro, era que el Holocausto básicamente no fue un lapso accidental dentro de la barbarie irracional precivilizada, sino una consecuencia lógica (aunque no inevitable) de la civilización moderna y de la creencia de ésta en la ingeniería social a gran escala.

Modernidad y posmodernidad versus modernidad sólida y líquida

Las primeras obras de Bauman fueron proyectos basados en la modernidad dentro del diseño de una mejor sociedad. Hacia 1970 y comienzos de la década de 1980, su atención cambió a cuestiones más generales y teóricas en relación con el papel de las ciencias sociales y cómo éstas podrían ayudar a la sociedad. El mayor cambio en la obra de Bauman se produjo a finales de la década de 1980, con la edición de una trilogía de libros (Legisladores e intérpretes, Modernidad y Holocausto y Modernidad y ambivalencia), en los que criticaba la modernidad y proponía una visión posmoderna distópica de la sociedad. Desde entonces, Bauman ha editado una línea invariable de libros adicionales, donde ha estado explorando su nueva perspectiva.

Aunque a Bauman se le considera un pensador 'posmoderno', no le cabe el término de posmodernista, ya que utiliza los conceptos modernidad sólida y modernidad líquida para caracterizar lo que considera dos caras de la misma moneda.

Bauman causó cierta controversia dentro de la sociología con su aseveración de que el comportamiento humano no puede explicarse primariamente por la determinación social o discusión racional, sino más bien descansa en algún impulso innato, presocial en los individuos.

Desde fines de la década de 1990, Bauman ejerció una considerable influencia sobre el movimiento altermundista.

Vidas desperdiciadas: La modernidad y sus parias

En su libro Vidas desperdiciadas: La modernidad y sus parias, Bauman aborda la consecuencia de la modernidad, la que deja como resultado desechos, pero en este caso son "residuos humanos" producto de las migraciones y la globalización , el flujo de poblaciones no se puede reabsorber y está comenzando a ser un problema serio para diferentes partes del mundo, principalmente en países primer mundistas, como Estados Unidos y la Unión Europea. El problema de la migración se ha ido convirtiendo en uno de los principales temas de la agenda dentro del grupo hegemonía del planeta. Bauman afirma que la producción de "residuos humanos" constituye una consecuencia inevitable de la modernidad.

La convivencia con los otros

Véase también: metáfora del jardinero

Cómo convivir con los otros ha sido un problema omnipresente de la sociedad occidental, y Bauman presenta las principales estrategias utilizadas: la separación del otro excluyéndolo (estrategia émica), la asimilación del otro despojándole de su otredad (estrategia fágica) y la invisibilización del otro para que desaparezca del propio mapa mental.

Sociología del cambio: sociología reflexiva

Bauman es uno de los sociólogos que plantea una nueva forma de entender la sociedad moderna, no basada necesariamente en los conformistas y los anticonformistas, sino una tercera vía, según la lógica de la sociología reflexiva, que elabora y apunta a modificar la sociedad moderna. La hipótesis de Bauman afirma que el cambio social tiene que ser un producto necesario y dinámico. Una vez comprendida la relación entre la sociedad sólida (seguridad, contenidos, valores) y la sociedad líquida (movilidad, incertidumbre, relatividad de valores), el segundo paso necesario es modificar la realidad y comprender que la vía del cambio es la única posible y la única necesaria, además del hecho de que es oportuna, para evitar los conflictos sociales y mejorar las condiciones de vida.

Trabajo, consumismo y nuevos pobres

Para Bauman, “la cruzada por la ética del trabajo era la batalla por imponer el control y la subordinación. Se trataba de una lucha por el poder en todo, salvo en el nombre; una batalla para obligar a los trabajadores a aceptar, en homenaje a la ética y a la nobleza del trabajo, una vida que ni era noble ni se ajustaba a sus propios principios de moral”. La ética del trabajo era una aberrante grosería; responsabilizar a los pobres de su pobreza gracias a su falta de disposición al trabajo y, por lo tanto, su inmoralidad y degradación personal (lo que provoca su castigo ante el pecado) es uno de los últimos servicios de la ética del trabajo a la sociedad de consumidores.

En la nueva estética del consumo, las clases que concentran las riquezas pasan a ser objetos de adoración, y los "nuevos pobres" son aquellos que son incapaces de acceder al consumo y a la novedad del sistema capitalista. Hay que aclarar que esta analogía se hace porque en el libro el autor señala que en el pasado se discriminaba a los incapaces, es decir, a quienes no podían trabajar debido a su avanzada edad o a alguna deficiencia o discapacidad física; estas personas no podían trabajar debido a su condición y por tanto eran considerados "inmorales", ya que se concebía al trabajo como señal de "moralidad", y estos personajes no contaban con ella. Para alcanzar los placeres de una vida "normal", se necesita dinero, y los pobres se encuentran ante un escenario de consumo rapaz y con la incapacidad de solventar los estándares del consumo: «Nada calmará el dolor de la inferioridad evidente».

La identidad en la modernidad líquida

En el planteamiento de Bauman, la búsqueda de la identidad es la tarea y la responsabilidad vital del sujeto, y esta empresa de construirse a sí mismo constituye al mismo tiempo la última fuente de arraigo. Bauman plantea que en la modernidad líquida las identidades son semejantes a una costra volcánica que se endurece, vuelve a fundirse y cambia constantemente de forma. El autor plantea que estas parecen estables desde un punto de vista externo, pero que al ser miradas por el propio sujeto aparece la fragilidad y el desgarro constante.

Según sus planteamientos, en la modernidad líquida el único valor heterorreferenciado es la necesidad de hacerse con una identidad flexible y versátil que haga frente a las distintas mutaciones que el sujeto ha de enfrentar a lo largo de su vida. La identidad se configura como una responsabilidad reflexiva que busca la autonomía del resto y la constante autorrealización y que, además, está abocada a la constante inconclusión debido a la falta de un telos en la modernidad tardía.

Entiende que la felicidad se ha transformado de aspiración ilustrada para el conjunto del género humano en deseo individual. Y en una búsqueda activa más que en una circunstancia estable, porque si la felicidad puede ser un estado, solo puede ser un estado de excitación espoleado por la insatisfacción. El exceso en los bienes de consumo nunca será suficiente.

Bauman, al plantear la modernidad líquida, se refiere al proceso por el cual el individuo tiene que pasar para poder integrarse a una sociedad cada vez más global, pero sin identidad fija, y sí maleable, voluble. La identidad se tiene que inventar, crear, se tiene que moldear máscaras de supervivencia. Llega a esta conclusión a partir del análisis histórico de los grandes cambios que ha experimentado la sociedad, en especial a partir de la lucha de clases, entre el proletariado y los dueños de los procesos de producción, a finales del siglo XIX, el desintegramiento de las sociedades colectivas, para dar paso a la individualidad en términos de ciudadanía, los cambios vertiginosos que ha provocado la globalización y el imperialismo comercial de los monopolios en contubernio con los gobiernos neoliberales, el resurgimiento de la alteridad (movimientos indígenas), el feminismo, la lucha arcaica en medio oriente, el crecimiento exponencial de la población mundial, hasta llegar a la era de las TIC, donde más se observa la problemática de la identidad en la modernidad líquida. Si antes, en el siglo XVIII, la sociedad se caracterizaba por el sentido de pertenencia del individuo muy marcado entre los distintos estratos sociales, ahora, con el auge de las redes sociales y las TIC, las identidades globales, volubles, permeables y propiamente frágiles, oscilan según la tendencia que marca el consumismo. Sin embargo, esta identidad escurridiza nos hace cada vez más dependientes del otro, y es ahí donde se encuentra la esperanza de crear condiciones de crecimiento en términos de humanidad, conciencia colectiva por el bien individual a partir del común, en copla con la naturaleza.

Bibliografía en español

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Libertad. Madrid. Alianza. 1992. ISBN 978-84-206-0587-6

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Comunidad. En busca de seguridad en un mundo hostil. Madrid. Siglo XXI. 2006. ISBN 978-84-323-1272-4

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Archipiélago de excepciones. Buenos Aires y Madrid, Katz Barpal Editores. 2008. ISBN 978-84-96859-35-7

Múltiples culturas, una sola humanidad. Buenos Aires/Madrid. Katz Barpal. 2008. ISBN 978-84-96859-50-0

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¿La riqueza de unos pocos nos beneficia a todos?. Paidós, Barcelona, 2014.

Ceguera moral. La pérdida de sensibilidad en la modernidad líquida. Editorial Paidós. 2015. ISBN 9788449331039.

Premios

Bauman ha sido galardonado con los siguientes premios:

1989, Premio Europeo Amalfi de Sociología y Ciencias Sociales (Italia)

1998, Premio Theodor W. Adorno de la ciudad de Fráncfort (Alemania)


2010, Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades