martes, 7 de febrero de 2017

La paradoja de Bourdieu

La formula uno de los sociólogos más influyentes de la segunda mitad del siglo XX, Pierre Bourdieu, dentro de los principios del determinismo y al mismo tiempo criticando la violencia simbólica ejercida por lo que Gramsci llamaba hegemonía cultural. 

Para él, vivimos en un mundo en el que las posiciones sociales se ofrecen teóricamente según el criterio de igualdad de oportunidades, pero en la práctica (léase realidad), las familias de alta posición social, bajo esta beatífica apariencia de universalismo y equidad, consiguen reproducir en la siguiente generación sus posiciones sociales. La escuela, la instrucción, el mérito, la capacidad, según esto, no serían más que formas, apariencias para dar legitimidad a la reproducción social, una alquimia por la que posición social se convierte aparentemente en mérito individual, y el mérito pasa a ser el criterio legítimo para ocupar un determinado puesto social. 

Las estadísticas apoyan esta hipótesis, pues los hijos de personas con estudios superiores (universidad, FP 2 o CSFP), llegan a la universidad en un 70%, mientras que, si el padre no tiene estudios, se quedan en el 22%.

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