sábado, 19 de agosto de 2017

El desprecio político a la educación

Cuánto mal han hecho y hacen los políticos a nuestros niños y jóvenes. ¿Hay algún país donde la autoridad, cualquiera que sea, permita el botellón sino en este? ¿Algo que no beneficia en nada, sino que deteriora la salud, la moral, el futuro, la educación de nuestros jóvenes? ¿Es que no hay alternativas más culturales, divertidas o limpias que beber hasta perder el conocimiento, emporrarse, conducir borrachos y perder un tiempo que debía gastarse en estudiar exámenes de junio o de septiembre? ¿Que adoptar unos horarios noctívagos que alteran los ritmos biológicos, impiden la vida familiar o vetan ir al instituto por la mañana, y si se va, es tan cansados que resulta inútil y no hacen sino molestar? ¿Que juntarse en gavillas acaudilladas por gente sin otro propósito que perder la razón, ensuciar la calle, drogarse, burlarse de los mayores o follar en los bancos del parque? 

Si a los políticos les preocupara la juventud, lo primero que prohibirían sería el botellón. No lo digo yo. Lo dicen los que conocen la raíz del mal que crece en nuestra juventud porque son jueces de menores, como Emilio Calatayud, quien además es ciudarrealeño. Resumió la fórmula que adoptan los políticos para crear continuamente el prototipo del joven nini alérgico al crecimiento que buscan, fundándose en las experiencias de la Guardia Civil y la Policía:

1. Dadle al menor todo cuanto desee, así crecerá convencido de que el mundo entero le debe todo.

2. Reídle todas sus groserías, tonterías y salidas de tono: así crecerá convencido de que es muy gracioso y no entenderá cuando en el colegio le llamen la atención por los mismos hechos.

3. No le déis ninguna formación espiritual: ¡ya la escogerá él cuando sea mayor!

4. Nunca le digáis que lo que hace está mal: podría adquirir complejos de culpabilidad y vivir frustrado. Primero creerá que le tienen manía y, más tarde, se convencerá de que la culpa es de la sociedad.

5. Recoged todo lo que vaya dejando tirado: así crecerá pensando que todo el mundo está a su servicio; su madre la primera.

6. Dejadle ver y leer todo: limpiad con detergente, que desinfecta, la vajilla en la que come, pero dejad que su espíritu se recree con cualquier porquería. Pronto dejará de tener criterio recto.

7. Padre y madre, discutid delante de él, así se irá acostumbrando. Y cuando la familia esté ya destrozada, lo encontrará de lo más normal, no se dará ni cuenta.

8. Dadle todo el dinero que quiera: así crecerá pensando que para disponer de dinero no hace falta trabajar, porque basta con pedir.

9. Que todos sus deseos estén satisfechos al instante: comer, beber, divertirse… ¡De otro modo podría acabar siendo un frustrado!

10. Dadle siempre la razón: son los profesores, la gente, las leyes… quienes la tienen tomada con él.

El PEPOE le da la razón a la juventud en todo. No le exigen esfuerzo y siempre le están dando lo que pide para quedar bien. El PEPOE es, pues, el culpable de la juventud que tenemos. Y ahora, como decía Marco Aurelio, si no queremos educarlos, los tendremos que soportar. Por eso, entre otras cosas, tanto el PP como el PSOE envían a sus hijos a los Marianistas o al San José para que les den allí aquello que niegan a los hijos de los demás en la enseñanza pública y en sus políticas. Marianistas por Mariano más que por María. ¿En dónde, si no, se criaron  ese preclaro socialista Manuel Marín hijo de un falangista que fue presidente de Hermandad de Alféreces Provisionales, ahora presidente de la eléctrica Iberdrola que tan poco hace por la economía colaborativa en energía? ¿Ese descendiente de caciques, José María Barreda? ¿Ese Miguel Ángel Martínez? ¿Adónde envían a sus hijos a educarse? ¿A países con botellón como el nuestro, o  a aprender idiomas fuera? ¿Qué dejan para los que no pueden pagarse estudios ni idiomas? Y Bono, otro meapilas que tal, hijo de un alcalde franquista, también formado en colegios de pago de la iglesia donde conocer a los de su esfera, la esfera de los que mandan. Porque tienen el dinero para pagarlos. Por eso siempre están arriba, como la mierda que flota; lo dicen los estudios modernos: los hijos de papás con dinero triunfan en la vida y tendrán más hijos que triunfen en la vida. Es la ley de la selección natural económico-político-social. Los pobres, a no ser que lo roben o den el braguetazo, no. Suena basto, pero hay un sociólogo francés que lo demuestra, además, con estadísticas: siempre están las mismas familias arriba, lo que los podemitas llaman casta. Los políticos, en su gran mayoría salidos de la enseñanza privada y que no conocen otra, han degradado la enseñanza pública, la han deteriorado irreversiblemente, y han dejado que la privada siga aquilatándose y creciendo. Muchos de los tres millones de españoles clase media que ahora son de la baja tienen que ir a la enseñanza pública porque ya no pueden pagar la privada y lo primero que han visto es eso. El nivel es más alto, pero las instalaciones son peores y los valores, inexistentes: puro darwinismo social, pero sin el futuro asegurado que da la privada.

Hay que decirlo de una vez: aunque los institutos públicos saquen mejores notas de selectividad que los privados, que proporcionan sus notas a la estatura económica y social de los padres de sus alumnos, el futuro está asegurado solo donde corre el dinero: en los privados. Por algo tienen mejores instalaciones, mejores enchufes, gente más adinerada y poderosa. Por algo no solo tienen la sartén por el mango, sino la propiedad de la cocina. A ver qué máster en qué universidad extranjera se ha sacado el hijo de la portera y cuántos hijos de portera hay en en los cuadros de los partidos "socialistas". Que me muestren uno solo que tengan para enseñarlo llegado el caso. Pero por lo menos los socialistas construyen escuelas, por ejemplo en Las Casas, o bibliotecas, por ejemplo la nueva de Ciudad Real. Los peperos, ni eso: están demasiado ocupados haciendo un nuevo broche de la hermandad del Santo Prepucio para Semana Santa.

Ah, por cierto. Emilio Calatayud se formó en un colegio privado. Aunque tenga más conciencia social que algunos socialistas de mierda de hoy que no prohíben el botellón y que no aman a nuestros hijos, sino a lo que ellos han creado con su dejadez y su desprecio a la educación y a los valores: los ninis.

miércoles, 16 de agosto de 2017

Comentarios selectos de lectores de un periódico sobre el hecho de que no haya universidades españolas entre las doscientas mejores del mundo

El enchufismo, el amiguismo, la endogamia que hay en nuestras Universidades hace seamos la excepción dentro de la norma general. La 4ª economía de la zona Euro, y la 14ª economía a nivel mundial y no tiene ninguna Universidad entre las 200 mejores del mundo.
Ese es nuestro resultado desde los últimos casi 40 años en democracia.

La Universidad española está pensada para que los profesores vivan bien y puedan seguir accediendo a ser profesores sus hijos, novias-amantes y los compañeros de partido. Esta es la base de la desastrosa calidad, salvo excepciones. Los partidos políticos son los únicos que pueden cambiar la situación pero todos tienen un montón de diputados, altos cargos y familiares que son profesores de Universidad. Esta sí que es una auténtica casta intocable.

La práctica universitaria española es la continuación de la práctica universitaria del XIX perpetuada por la Restauración, el Régimen de Primo de Rivera, el Franquismo y ahora la democracia. Resumen de la práctica: catedrático que se apoltrona en su sillón y cree que su departamento es su feudo. Margina o elimina a quien le disgusta o simplemente le puede hacer sombra. Eleva a la titularidad a quien le cae bien o le rinde pleitesía. Mientras el resto, a menor escala, repite ese patrón de comportamiento. No importa lo bueno que seas. Lo que importa principalmente es que no seas un peligro para la imagen publica, o sea, que seas mejor, de ninguno de los ya apoltronados. Suma eso a la seguridad del estatus de funcionariado. Resultado: tenemos una universidad caciquil. Y eso no produce, sino que hace huir a quien sí produce


1º La estabilidad en el empleo es buena para todo el mundo profesores funcionarios o no y trabajadores de lo que sean (Que manía con atacar a los funcionarios). 2º Nuestro modelo se basa en la extensión de la enseñanza Universitaria a todo el mundo, rebajando de algún modo los criterios de selección, pero favoreciendo que todo el que quiera y supere unos mínimos pueda acceder a la Universidad (que sí que faltan becas y demás, pero tenemos un sistema inclusivo no elitista). 3º Lo de la excelencia británica y Americana es en gran parte mito. Se venden muy bien y evalúan su sistema con los criterios que han creado según su modelo. 4º Una ingeniería o un grado de aquí es muy muy superior en calidad a uno en USA. 6º Alguien decía por aquí que si creáramos Centros equivalentes con exigencias muy altas se mejoraría en calidad. Seguro que sí ¿porque no se hace? Probablemente porque entonces alguno que también habla por aquí diría que es elitista etc.

La "seguridad" en el empleo es negativa. Impide la necesidad de superación.
Los empresarios comerciales Británicos solo necesitan saber que eres suficientemente inteligente para conseguir un título universitario. El título, salvo en ciencias no importa porque "The Trainning" te lo da la empresa.
Los “Quinquenios” son un premio a la estupidez, En Inglaterra tiene mucha importancia haber cambiado de empresas. Mi hijo ha cambiado tres veces de empresa y es jefe de importaciones de los vinos de España para su empresa importadora. Los tontos no se superan. Hay que tener espíritu emprendedor.

Conozco muchos compañeros de universidad de mis hijos que estudiaron en Inglaterra. No recuerdo ninguno estudiando "un Master".
Un Master es una confesión de que la universidad es deficiente y además un mecanismo comercial para dar trabajo a la Casta Académica.

 España es un país donde los cuadros de profesores y catedráticos, se siguen nutriendo de oscuras oposiciones, y no de un simple y eficaz currículum , donde cada universidad "fiche" a los mejores, con contratos similares al del resto de los españoles que trabajan en la empresa privada, no a opositores de oscuras procedencias. Esta es la fórmula escandinava y anglosajona, contratar a gente que vale y no para toda la vida, si no según su rendimiento.Aquí la fórmula oposición+enchufe= fijo de por vida, es lo usual. Y el producto final es un funcionario. Ese ser con un estatus por encima del bien y del mal sobre el resto de los ciudadanos, que puede hacer lo que le de la real gana, que sabe que nunca lo van a echar del trabajo. Lo dicho, ni está la universidad española entre las doscientas mejores, ni se la espera.

Hacen con nosotros lo que quieren como si fuésemos ovejas. Es lo mismo que hacen con los niños y los jóvenes con los estudios, les llevan por el caminito y los que se salgan del camino les retuercen hasta hacerlos abandonar, no les dan otras opciones y les cierran la mente. No quieren que sepan mas que lo que ellos dicen que tienen que saber. Y no tiene nada que ver con los docentes a los cuales también les dicen el caminito que tienen que impartir, el temario establecido. No hay mas que ver que a quien se revela con una huelga van y los sustituyen por otras vías. Aquí para rebelarse ojo que vas a la cárcel por no avisar, todo muy ordenadito.

España es una exportadora neta de talento ya que no se hace ninguna política activa para cuidar a la gente válida para hacer ciencia, obligándola a emigrar o a conformarse con becas ridículas y sueldos miseros. Otros estados bastante más inteligentes en este aspecto se dedican a importar este talento y sumarlo al suyo.

Otro problema que tenemos en la investigación de este país es que es más importante generar dinero que conocimiento y buenas publicaciones. Así, en los paneles de expertos se suelen colar investigadores que consiguen más dinero que otros que lo que hacen es generar buena ciencia pero que no tienen el reconocimiento adecuado. Pero.... dinero es dinero, no?

Hasta los portugueses.. Los dictadores portugueses eran catedráticos de Universidad (Salazar, Caetano). El nuestro, un militar embrutecido en la guerra de África y poco aficionado a la lectura.

Antes la gente no tenía títulos, pero sabían hacer cosas; ahora, tienen títulos y unos currículums de 20 folios pero saber, saber, lo que se dice saber, no saben hacer nada. No tienen ni práctica ni experiencia. Eso sí, antes la gente era bastante monotarea pero, visto lo visto, casi es preferible. Y todos "de francés" (a lo Tip y Coll jajajajaj). En definitiva, nadie entre los que manejan el cotarro da un paso pensando en el futuro. Yo insisto, gobiernan para el próximo cuarto de hora.

En que sitios está el saber? El saber de nada sirve si no tienes un papeluco que lo demuestre, aquí sufrimos de titulitis, total para hablar cuatro idiomas y ser camarer@.

Años de bonanza: fase I. Todos los huevos, o casi, se pusieron en el cesto del ladrillo. Años de bonanza: fase II: todos los huevos, o casi todos, en la hostelería. ¿Optimizar las universidades? ¿Reforzar el sistema para que sus patentes les reviertan? ¿Invertir más en investigación básica? No, hombre, si lo suyo es poner copas a turistas y después poder decir: se han dejado más dinero, nos han visitado más, y gracias a eso el paro estacional se ha reducido.

Entiendo que una universidad pública española no pueda competir con Harvard o Stanford, sencillamente porque es imposible competir con los presupuestos, precios de matrículas, mecenazgo, etc, de esas universidades, que les permite contratar a los mejores profesores y mantener ratios reducidas en las aulas, entre muchas otras cosas...
Pero NO HAY NINGUNA EXCUSA para no estar al mismo nivel de las públicas de Bélgica, Dinamarca, Noruega, Finlandia, Italia, Portugal. La Universidad de Lisboa aparece entre las 200 mejores. Nuestro comportamiento de nuevos ricos nos ha llevado a despreciar continuamente a Portugal, un país que, con modestia, nos vuelve a dar una lección. No aprendemos.

Hay un argentino que me impresionó con su "moderación y agudeza analítica" Me dijo: "Cuando vine a España (en la época de la prosperidad) pensaba que venía a un país del primer mundo y me encontré con un país del tercer mundo con dinero" Que los Nacionalistas Viscerales me perdonen pero pienso que llevaba razón.

Y qué si no se puede esperar de una universidad que para "seleccionar" a su profesorado y estudiantado atiende a razones políticas, sindicales y sociales en vez de profesionalidad, competencia y preparación. Me viene a la memoria como se nombró profesores funcionarios a los idóneos en los años ochenta, como había más del 95% de endogamia entre el profesorado cuando la universidad ponía dos miembros de cinco en los tribunales, como se hizo profesores universitarios a los titulares de escuelas universitarias, no hay ningún país que tenga un Bachillerato de dos años únicamente, o que se apruebe al 95% de los alumnos que se presentan a selectividad. La educación en España está en manos de los partidos políticos que la tratan a patadas.

¿A quién le extraña? ¿Quién que haya sido estudiante de una universidad pública española no se ha sentido estafado una vez Licenciado e incorporado al mercado laboral? ¿Quién no ha asistido a clases impartidas por precarios profesores, catedráticos, jefes de departamento sin ningún interés en enseñar y con nula capacidad pedagógica? ¿Quién no ha sufrido la 'libertad de cátedra' aplicada sin ningún criterio y razón sino solamente en base a la arbitrariedad del elemento? ¿Quién no ha tenido la sensación de que los profesores universitarios eran unos grandes vividores por faltar a clase sin previo aviso, por entregar fotocopias de fotocopias, por no dignarse a cambiar la fecha de una presentación PP hecha hace tres años, por limitarse a leer un Real Decreto proyectado en la pantalla...? Y un largo etcétera... ¿Quién? ¿Quién? ¿Quién? :(

En Luces de bohemia de Valle-Inclán. El mensaje es contundente y lúcido:
“Te has muerto de hambre, como yo voy a morir, como moriremos todos los españoles dignos. ¡Te han cerrado todas las puertas, y te has vengado muriéndote de hambre! ¡Bien hecho! ¡Que caiga esta venganza sobre los cabrones de la Academia! ¡En España es un delito el talento!”
En este país si intentas refinarte te llaman "Cursi". Si intentas salirte de la mediocridad en la que está sumergida esta sociedad re crean dificultades. Te atacan porque siendo incómodo les demuestras sus carencias. En ·España es un delito el talento.

Me fui de España hace ya muchos años desmoralizado por la endogamia de la universidad española de entonces y la consiguiente ausencia de oportunidades dado que las cátedras eran de tipo familiar y hereditarias. Padres catedráticos que, casualidad de casualidades, concebían hijos que también salían catedráticos. El trabajo, los meritos individuales pero no genéticos lo máximo que conseguían era una adjunta en el mejor de los casos. Me fui al extranjero donde conseguí una cátedra a pesar de ser extranjero y de no estar genéticamente emparentado con nadie. ¿Lo hubiese conseguido en España? Definitivamente no. Es fácil de entender que siendo la universidad española cotos privados de unos cuantos sus resultados académicos y científicos fuesen de muy baja calidad. La pregunta es si la universidad española ha mejorado algo durante estos años, aunque visto sus resultados parece ser que no. Una lástima ya que los españoles en el fondo no nos merecemos estar en la cola de los rankings internacionales.

Solamente me queda decir que el problema no es la calidad de los estudiantes, poniendo un símil ciclista, si a Contador le das en una crono una bicicleta que pesa 20 kilos, siempre la realizará peror que si le das una bici de 10 kilos. Por muy capaz que sea el alumno (y en España los hay) si recibe una formación deficiente, nunca llegará a sacar su máximo potencial y con esta universidad es complicado. En el otro lado de la balanza están las escuelas de negocio que sí están entre las mejores del mundo, pero claro, su gestión no tiene nada que ver con las de las universidades. Tal vez si nos fijásemos un poco en ellas obtendríamos las claves de una buena universidad. Y no me refiero exclusivamente al sistema de gestión privada (de hecho la mayoría de las peores universidades españolas son privadas, sino al sistema de elección del profesorado, la flexibilidad de los contenidos, la total comunión con las necesidades de la empresa privada...

Creo que la clave es "MEJOR", no ""MÁS". En opinión de un servidor la universidad española se asemeja a un "pollo sin cabeza" no se sabe ni a dónde va, ni cómo. A día de hoy estoy esperando a septiembre para comenzar las prácticas del segundo año del máster en abogacía. He sacado las siguientes conclusiones:
1) Sé mucho menos Derecho de lo que quisiera.
2) Los compañeros que vienen de otras universidades públicas presenciales al máster de la UNED saben todavía menos Derecho que yo.
3) Los compañeros que vienen de otras universidades privadas saben todavía menos.
4) La metodología de estudio en la UNED es demencial y decimonónica (sin videoclases o clases on-line, una plataforma digital totalmente desfasada y con nulo contenido, aprendizaje exclusivamente memorístico...)
5) La implicación de una buena parte del profesorado público es nula
6) La autonomía universitaria es un cáncer para el control sobre la calidad de la enseñanza (las tasas de suspensos en las universidades privadas son próximas a 0).
Con estos mimbres sería un milagro es que haya universidades españolas entre las mejores del mundo.

Quien conoce la universidad no le es de extrañar.Las universidades están politizadas, para muchos son el trampolín para llegar a la política.El enchufismo,nepotismo sindical,intereses personales,guerras departamentales,privatización,poca calidad ,etc estan acabando con ellas.Enhorabuena a los rectores que permiten estas situaciones...... total para cuatro añitos que voy a estar......que lo arregle el que viene detrás o que lo hubiera arregaldo es anterior. De pena ,

Las conclusiones (desoladoras) del profético informe Petras de 1996

La supuesta "modernización" de la economía española bajo los auspicios del régimen socialista de Felipe González ha tenido un efecto profundamente negativo sobre la vida socio-económica, política y cultural de la clase trabajadora y, en particular, sobre la familia y los trabajadores jóvenes. La liberalización de la economía ha llevado a mayores injusticias sociales y a menos actividades políticas, en realidad a una disminución de la democracia política. Los trabajadores hablan positivamente, de un modo casi unánime, de su participación política en las luchas antifranquistas y durante la Transición.

Los asociaciones de vecinos y sindicatos fomentaron la ciudadanía, las activas asambleas ciudadanas debatían los asuntos públicos. Bajo los auspicios del régimen socialista, la intervención del partido en la sociedad civil, la mano dura del Estado y los políticos electorales minaron las organizaciones locales; los sindicatos socialistas se volvieron, en la práctica, apéndices del Estado; los sindicatos comunistas, aunque en cierto modo más activos, fueron sometidos por los pactos políticos de los líderes de su partido, cosa que socavó la militancia local. La generación de trabajadores más jóvenes, que llegaron a su mayoría de edad política en un periodo de corrupción política masiva que lo ha impregnado todo (cuando los partidos socialista y "nacionalistas" competían por socavar la seguridad en el empleo), expresan desconfianza general, cuando no
repugnancia, a los partidos y los políticos, al tiempo que se centran en actividades privadas.

Abundan las excepciones, especialmente entre una acérrima minoría de activistas de ambas generaciones; pero la hostilidad a la política de partidos es universal y refleja la brecha cada vez más honda entre las élites políticas dominantes y la masa de trabajadores atomizados; especialmente los jóvenes, empleados temporales y parados. El supuesto de los economistas liberales de que un funcionamiento favorable del mercado se traduce en mayores niveles de vida y más libertad política es falso. La intensificación del mercado crea mayor dependencia familiar, más inseguridad personal, movilidad social descendente y menos autonomía personal. El mercado debilita la sociedad civil y fortalece el poder del Ejecutivo, al tiempo que disminuye el apego de los ciudadanos a las instituciones electorales.

Por lo que se refiere a la estructura social, la política de "libre mercado" no sólo amplía la brecha entre clases, sino dentro mismo de las clases. La diferencia de ingresos entre los viejos trabajadores
fijos y los jóvenes eventuales oscila entre ratios de 2 a 1 y de 5 a 1, sin contar los beneficios complementarios (vacaciones, pensiones, cobertura sanitaria, etc). Al carecer de continuidad social, el mercado ha debilitado el nivel de organización social. Al temer a los empresarios, el grueso de los trabajadores temporales no se afilian a los sindicatos, ni expresan opiniones en el trabajo. La falta de continuidad laboral socava las asociaciones sociales. Fuera del trabajo, el mal sueldo, la atomización social y el sentido de impotencia social desaniman la participación en asociaciones de vecinos, tal como sus padres hicieron en el pasado. La sociedad está ahora organizada en tomo a grupos recreativos, privados e informales. El crecimiento de las asociaciones privadas no tiene relación con las necesidades sociales profundas de la mayoría de los jóvenes trabajadores. En el mejor de los casos, son entidades de consuelo, en el sentido en que lo fue la Iglesia para la generación precedente. Los estridentes conciertos de rock son como las sesiones de los evangelistas, válvulas de escape sin riesgo para liberar emociones contenidas.

Aunque la calidad de vida de los jóvenes trabajadores era mejor que la de sus padres mientras estaban creciendo, las perspectivas de futuro son mucho más negativas. Además, como les han mimado y satisfecho todos sus deseos de consumo, carecen del empuje y la iniciativa para cambiar su estatus. Más aún, cuando llegan a la edad adulta no hay modelo politico ni movimiento que les atraiga. Ni tampoco sus padres les han provisto de un marco de referencia político para hacer frente a sus adversarios sociales y políticos.

Para entender el impacto de la estrategia de liberalización es fundamental su impacto diferenciador sobre la clase trabajadora. Aunque hay más bienes de consumo asequibles, la generación más joven tiene menos recursos para "meterse" en el estilo de vida consumista; especialmente en los artículos de etiqueta cara, como la vivienda, los muebles y el transporte. Aunque ha aumentado la renta nacional, la participación en ella de la clase trabajadora ha disminuido, y en particular el porcentaje de salarios que corresponde a los jóvenes trabajadores ha sido el que ha bajado más. Al trabajar en la economía sumergida, con sueldos por debajo del salario mínimo, o en los supuestos contratos de aprendizaje, los jóvenes empleados reciben salarios por debajo del nivel de subsistencia. Hoy el 95% de los nuevos contratos laborales son temporales. Y la gran mayoría de los trabajadores eventuales no se convierten en fijos.

Además de los ingresos, la liberalización ha ampliado la diferencia entre los trabajadores temporales y fijos y eso ha aumentado los potenciales conflictos sociales entre eventuales, fijos y parados. Los trabajadores mayores se orientan hacia términos favorables para sus jubilaciones, sin preocuparse demasiado por el hecho de que ellos no serán reemplazados por trabajadores más jóvenes. Una generación se retira con ganancias, la otra permanece sin oficio ni beneficio.

Los jóvenes, insertos en un mundo de competición sin recursos ideológicos o una memoria histórica de las luchas antifranquistas u obreras, son vulnerables a los mensajes individualistaescapista, nacionalista o incluso racista (que culpa a los emigrantes). La legislación anti-inmigrante de los partidos socialista y nacionalistas incita a los jóvenes trabajadores parados a culpar a los inmigrantes de su falta de empleo. Ningún líder político les dice que los inmigrantes no cierran las fábricas; los capitalistas sí. Ni que los partidos socialista y nacionalistas aprueban una legislación que faculta a los empresarios a pagar por debajo del salario mínimo; no es la competencia con el 2% de inmigrantes lo que baja los niveles de vida.

La contradicción entre haberse criado entre algodones y un futuro incierto genera un miedo y frustración social en los jóvenes trabajadores que, si no se encauza a través de la política de clase, puede degenerar en violencia individualizada.

Lo que muestra claramente nuestro estudio es que la mayoría de los trabajadores de ambas generaciones se sienten víctimas pasivas más que protagonistas de los cambios a los que se enfrentan. No hay conexión entre su descontento privado y lo público, excepto en el nivel de la política local. Esto es comprensible, dada la estructura de decisión política concentrada en un Ejecutivo centralizado, que ha impuesto las políticas de libre mercado. Los trabajadores reaccionan a sus circunstancias en vez de sentirse consultados por los decisores políticos. La mayoría de los trabajadores mayores, con una memoria colectiva del período pre-González, son mucho más conscientes de la responsabilidad política del régimen socialista, que ha provocado inseguridad laboral, falta de trabajo y empleo precario. Los trabajadores mayores recuerdan el "período de la Transición", en que se consultaba a los sindicatos en la formulación de la política. Los trabajadores jóvenes sólo experimentan las políticas concentradas en el Ejecutivo, que legalizan contratos de trabajo temporales por debajo del salario mínimo, en los que los sindicatos quedan completamente marginados. A falta de un marco de referencia de comparación histórica, dan por sentado que todos los políticos y partidos actúan siempre contra sus intereses, de ahí que rechacen el activismo político.

Los trabajadores mayores vivieron un período de una vibrante cultura política, en la que los barrios y los sindicatos desempeñaron un papel crucial a la hora de cambiar de manera importante las condiciones de vida y trabajo. Expresan satisfacción y orgullo por lo que lograron, aun cuando las políticas liberales del régimen de González minaron esos logros. La joven generación de trabajadores llega a la edad adulta en un momento en que la cultura cívica se ha eclipsado. La política clientelar, la corrupción politica generalizada, la implicación del gobierno en escuadrones de la muerte forman parte de los comentarios cotidianos en los medios de masas. El declive de la ética desempeña un papel importante en el desgaste del interés por la actividad política entre los jóvenes, y refuerza su imagen de que "los políticos sólo se ayudan a si mismos". La falta de medios de comunicación alternativos y la dominación de los media por los regímenes socialista y nacionalistas limitan el flujo de las fuentes de información alternativas y criticas. Confrontados con las "noticias" de los medios de masas que adulan a las poderosas celebridades políticas (esas figuras que, en la mente de los jóvenes trabajadores, exacerban sus inseguridades socio-económicas), se "desconectan" y acaban por "ignorar" la actualidad.

En España, la cultura cívica emergente de finales de los 70 y principios de los 80 ha sido transformada en una cultura política autoritaria donde una reducida clase política ha marginado al grueso de la clase trabajadora de lo público y de la consulta politica. El resultado es una generación mayor de trabajadores frustrada y ansiosa, y una generación joven marginada y apolítica. 

El "libre mercado", como el mecanismo elegido para lo que se suponía iba a ser la modernización de España, ha debilitado los lazos entre la clase trabajadora y la clase política, y ha fortalecido las estructuras estatistas-autoritarias a expensas de la sociedad civil y de la consulta pública.

La ridícula universidad de Rajoy

I

Berta González de Vega, "Alarma social",  en El Mundo, 16 AGO. 2017


La noticia corrió como la pólvora entre los grupos de padres de WhatsApp: "Ninguna universidad española, de nuevo, entre las mejores 200 del mundo". Intolerable. El Gobierno no podía jugar así con el futuro de los hijos que tanto esfuerzo estaba costando educar: refuerzo de inglés, matemáticas, debate. Los programas de televisión veraniegos cambiaron las parrillas de la programación para organizar tertulias sobre el asunto. Había alarma social. No fue difícil encontrar a expertos. Algunos de los profesores e investigadores españoles en las mejores universidades del mundo estaban aquí de vacaciones. Ningún rector compareció, pero mandaron comunicados: Era imposible competir con los presupuestos de las universidades extranjeras. Pero, ¿Y Lisboa, entre las 200 primeras? ¿Qué pasó con los campus de excelencia a gogó? No había nadie del Gobierno para contestar qué fue de los proyectos fallidos de reforma.Salieron casos dramáticos. Investigadores que regresaron a España con una beca Ramón y Cajal y no consiguieron hueco en departamentos plagados de familiares. Ramón y Cajal, dijo un tertuliano, nuestro último Nobel en Ciencia, más de un siglo ya. Luego, los profesores asociados. Perdieron el miedo a hablar de sus 600 euros al mes durante años y el pago de la cuota de autónomos para hacer méritos con una figura que se ha falseado, porque se trataba de atraer a profesionales de la calle. También hubo graduados, cajeros en supermercados, camareros, profesores particulares. Se les quebraba la voz en cámara al explicar que eran la primera generación de universitarios, que pensaron que un título en ciencias ambientales en una universidad de provincias era el pasaporte a un buen futuro laboral, pero ahora veían a primos con un módulo de FP a los que les iba mejor.Aparecieron casos heroicos, profesores que se pasaron años pleiteando en un contencioso administrativo por plazas a dedo. Resistieron, gastándose su dinero, para ser recibidos en un entorno hostil. En el apartado de héroes también los jefes de departamento que conseguían fichar a los mejores candidatos, incluso siendo de otra provincia. Se habló con un profesor de la Pompeu Fabra con doctorado en Chicago.Las movilizaciones fueron un éxito. Había pancartas que decían "Rectores, harakiri". "El futuro de mis hijos da de comer a enchufados". Mariano Rajoy se comprometió a poner la universidad española a la altura de su gastronomía, de su turismo, de su deporte. De sus escuelas de negocio, entre las mejores del mundo. Qué mal se duerme a veces en verano.

II

Un suspenso a la Universidad que abochorna, en El Mundo, 16 AGO. 2017:

El suspenso que han vuelto a recibir las universidades españolas en el prestigioso Ranking de Shangai, que valora cuáles son los mejores campus del mundo, debiera hacer reflexionar muy seriamente a las autoridades académicas. Ninguna de nuestras universidades se sitúa entre las primeras 200 del planeta. Y, lo que es peor, se ha apreciado en los últimos años un cierto retroceso en las posiciones del índice, lo que demuestra que ni siquiera se progresa adecuadamente. Son muchos los males que aquejan al sistema. Y exigen medidas de choque urgentes y que los responsables políticos asuman que la duodécima potencia económica del mundo no puede seguir sin centros de investigación académica de referencia. El índice elaborado desde 2003 por la Universidad Jiao Tong de Shangai tiene en cuenta cuestiones como el número de premios que han logrado los alumnos y profesores de cada campus -incluidos los Nobel o las medallas Fields- o el número de citaciones en revistas científicas de prestigio como Nature o Science. En el caso español, la primera Universidad que aparece en el ránking es la Pompeu Fabra de Barcelona, pero ya en el intervalo de entre los 200 y los 250 primeros centros. Muy lejos, por tanto, de la excelencia.Los rectores, que ante este tipo de informes que les dejan en muy mal lugar se suelen envolver en un absurdo corporativismo, achacan los malos resultados a cuestiones como los recortes que ha sufrido la investigación en nuestro país estos últimos años, como consecuencia de la peor crisis económica en muchas décadas. Pero el estudio comparado de los últimos rankings de Shangai demuestra que, en las mismas circunstancias, algunas universidades como la citada Pompeu Fabra o la de Granada sí conseguían escalar algunos puestos por el empeño en mejorar sobre todo la calidad investigadora. Resulta, además, incomprensible que ningún campus español esté entre los 200 mejores cuando sí lo ha logrado, por ejemplo, la Universidad de Lisboa, teniendo en cuenta que Portugal ha tenido su economía prácticamente intervenida por Bruselas hasta fechas bien recientes y su PIB es seis veces inferior al de España.No valen paños calientes. Los sucesivos gobiernos se han llenado la boca diciendo que iban a acometer profundas transformaciones del sistema universitario que, a la hora de la verdad, nunca llegan por falta de voluntad política e incapacidad de los distintos partidos para abordar la cuestión como un asunto de Estado. En España, está visto, todo lo que tiene que ver con la educación se acaba politizando y, por lo general, nadie se atreve a poner en marcha las reformas necesarias para evitarse problemas en medio de una gran maraña de intereses creados.Para empezar, el sistema universitario español padece una irracional atomización, ya que, desde los años 80, con el desarrollo del régimen autonómico, se han creado infinitos campus en todos los territorios para dar respuesta a las reivindicaciones de poblaciones y partidos políticos locales que querían disponer a la puerta de casa del más alto nivel de enseñanza para sus vecinos. Ello ha provocado disparates como que en algunas facultades haya cursos que no llegan ni a los 15 alumnos por aula, algo que resulta ruinoso.La Universidad española es, además, muy endogámica. Debería funcionar con mucha mayor flexibilidad en la contratación del profesorado, facilitando la incorporación de docentes temporales o profesionales de reconocido prestigio. Asimismo, resulta necesaria una mayor vinculación de las facultades con el mundo empresarial, como sucede en otros países. También hay que acabar con la falta de control en el gasto, sobre todo el destinado a la investigación, así como mejorar los instrumentos para evaluar el rendimiento del personal docente. En el reverso de la situación universitaria están las escuelas de negocios españolas. Dos de ellas, IESE y ESADE, se encuentran entre las 10 mejores del mundo en formación para directivos. Una demostración de que no falta talento ni capacidad;el mal estado de la enseñanza superior se debe a causas profundas como las señaladas.

El deterioro de las pensiones

I

Daniel Viaña, "Según estimaciones de la AIReF. La subida de las pensiones en España, inviable salvo que el PIB crezca a ritmo récord," El Mundo, 16-VIII-2017:

¿Cómo se revalorizan las pensiones y por qué están perdiendo poder adquisitivo?


Las pensiones sólo podrían revalorizarse por encima del mínimo marcado por ley, esto es, más de un 0,25%, si la economía española registrase el mayor crecimiento promedio de su historia. Para ello, el Producto Interior Bruto de España tendría avanzar a un ritmo anual medio de casi el 4%, algo que sólo ocurrió entre 1998 y 2007 cuando el país llegó a experimentar crecimientos puntuales de, incluso, el 5%.Esto es lo que pone de manifiesto la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal española (AIReF), que ha elaborado un simulador en el que se observa que si en los próximos años la economía avanza siempre un 3,9% -que es exactamente el crecimiento promedio más alto de la historia-, las pensiones comenzarían a subir ligeramente a partir de 2020, para aumentar ya con algo más de fuerza en 2021 (un 1,5%) y en 2022 (un 2,4%). Sólo así podrían mantener mínimamente su poder adquisitivo, ya que en todos los supuestos se ha partido de que el Banco Central Europeo (BCE) será capaz de mantener la inflación en niveles cercanos al 2%. En cambio, en un escenario algo más moderado pero sensiblemente más optimista que el actual y en el que la economía creciese a ritmos del 3%, las pensiones sólo podrían crecer un 0,77% en 2022. En el resto de ejercicios se quedaría en el 0,25% mínimo y, por lo tanto, la pérdida de poder adquisitivo sería importante. Pero la realidad, o al menos la proyección que realiza la AIReF, es todavía más negativa. El organismo presidido por José Luis Escrivá estima que la economía crecerá un 2,7% en 2018 e irá perdiendo fuerza de manera progresiva hasta quedarse en el 1,6% en 2022. Las expectativas, si se tiene en cuenta el contexto europeo y los ritmos previstos para el resto de potencias, son bastante positivas ya que estas cifras permitirían que España siguiese liderando el crecimiento de la Eurozona y de la UE. Pero la satisfactoria posición no será suficiente para evitar que las pensiones se queden congeladas en el 0,25%. Y es más, si no hay reformas y si no se decide eliminar gastos o aumentar ingresos en el sistema, tal y como siempre subraya el propio Escrivá, esta situación de revalorizaciones mínimas se mantendrá por muchos años más. De hecho, la gravedad es tal que sin el Índice de Revalorización de las Pensiones (IRP), que es el que determina que la subida mínima anual debe ser del 0,25%, las prestaciones incluso sufrirían caídas. Según las estimaciones de BBVA Research, si se atendiese únicamente al estado de la Seguridad Social la cuantía de las pensiones debería haberse reducido en un 3% durante el presente ejercicio. Esto se debe a que los ingresos siguen sin ser suficientes para cubrir los gastos, y así seguirá siendo durante los próximos ejercicios. «En el periodo 2017-2022 los ingresos crecen un 4%, superior al 2,7% del crecimiento de los gastos, pero dicho diferencial positivo a favor de los ingresos resulta insuficiente para compensar el diferencial negativo acumulado durante los años de crisis, por lo que el IRP de 2017 es del 0,25%», explicaba la AIReF sobre este respecto hace menos de un mes. Decisiones del Pacto de ToledoEn este complejo contexto, se antoja fundamental que el Pacto de Toledo avance en las reformas que se deben llevar a cabo en el sistema de la Seguridad Social. Así deja entrever cada vez que tiene oportunidad la Autoridad Fiscal cuando apunta el mencionado «si no hay reformas», y así lo han puesto también de manifiesto los diferentes partidos sabedores de la importancia política que tiene las pensiones. La comisión que preside Celia Villalobos, por su parte, todavía no ha transmitido ninguna postura oficial pero sí que se han apuntado algunas opciones. Por un lado está la posibilidad de que las pensiones de viudedad y orfandad dejen de depender de la Seguridad Social y se incluyan en los Presupuestos Generales del Estado (PGE). Esto permitiría un alivio que algunos cálculos estiman en hasta 20.000 millones y que solventaría la mayor parte de las necesidades del sistema, pero generaría otro problema: habría que incrementar la recaudación tributaria para alcanzar esa cifra, algo que probablemente provocaría la creación de un nuevo impuesto. Otras voces apuntan a que el sistema no debería cargar con los costes de personal y funcionamiento de la Seguridad Social. Esto, apuntan los defensores de esta posibilidad, es lógico ya que la caja de las pensiones debe pagar eso, las pensiones, y no las nóminas de los trabajadores. Sin embargo, de tomarse esta decisión, el ahorro sería de menos de 4.000 millones, cantidad con la que seguirían siendo necesarias más actuaciones.

II

Isabel Munera, ¿Cómo se revalorizan las pensiones y por qué están perdiendo poder adquisitivo? El Mundo, 15 AGO. 2017:

Los sindicatos y la oposición presentaron una proposición de ley para que las pensiones subieran a partir del 1 de enero un 1,2% y evitar así que perdieran poder adquisitivo. El Gobierno la bloqueó y en 2017 han subido el mínimo: el 0,25%.

¿Cómo se calcula el incremento anual?

Hasta la reforma de las pensiones que aprobó el Gobierno del PP en 2013, se revalorizaban según el IPC. A partir del 1 de enero de 2014, sin embargo, se tiene en cuenta el llamado factor de revalorización.

¿Qué es el factor de revalorización anual?

Se trata un indicador que se calcula a través de una fórmula matemática y que determina la capacidad del sistema para actualizar las pensiones. Para calcularlo se tienen en cuenta diversas variables como el crecimiento de los ingresos, el número de pensiones, el efecto sustitución entre los beneficiarios que entran y los que salen, así como la diferencia entre ingresos y gastos.

¿Cómo se evita que las pensiones bajen en épocas de crisis?

Para evitar esto, se fijó un suelo mínimo de incremento de las pensiones del 0,25% anual y un máximo del IPC del año anterior más el 0,5%.

¿Por qué las pensiones se han revalorizado este año el mínimo si la economía crece con fuerza?

Porque la Seguridad Social presentaba a cierre de 2016 un agujero de 18.000 millones de euros. Además, mientras el sistema siga estando en una situación de déficit y no lo logre el equilibrio, se seguirá aplicando este índice mínimo.

¿Están perdiendo las pensiones poder adquisitivo?

Eso es, precisamente, lo que denuncian los sindicatos y la oposición. Hasta ahora no había ocurrido por el bajo nivel de los precios. Sin embargo, en 2016 la inflación cerró en el 1,6%, por lo que al ser superior este valor a la revalorización de las pensiones, éstas pierden poder adquisitivo.

¿Cuánto poder adquisitivo perderán?

Según un informe de CCOO, los pensionistas podrían acumular en 10 años una pérdida de poder adquisitivo de alrededor del 15% sólo por la aplicación del Índice de Revalorización de las Pensiones, y podría llegar a duplicarse si en 2019 entrara en vigor el llamado factor de sostenibilidad.

¿Qué es el factor de sostenibilidad ?

A partir de 2019 para calcular la cuantía de las nuevas pensiones se tendrá en cuenta también la esperanza de vida en el momento de la jubilación. Según un informe que encargó Empleo, las nuevas prestaciones podrían recortarse un 5% nominal cada 10 años por el efecto de este factor. Esta fórmula se aplica ya, con matices, en países de nuestro entorno como Portugal, Grecia, Alemania o Austria.

martes, 15 de agosto de 2017

No es nacionalismo, es asco de la España que nos han endilgado

Cataluña y la fábrica de independentistas, El Mundo 15 de agosto de 2017:

CATALUÑA. En los últimos 20 años se ha triplicado el número de independentistas catalanes. ¿De dónde han salido? ¿Cómo se ha pasado del 'España nos roba' y el 'España va mal' al 'adiós España'?
La Compañía Anónima Hilaturas de Fabra y Coats fue fundada en 1903 tras la fusión de una empresa tradicional de hilados de lino con la firma británica J&P Coats. Aquella fue la primera inversión extranjera en la economía industrial catalana y el resultante, una de las principales compañías textiles de Europa. Hasta los años 70 la fábrica llegó a dar trabajo a unos 3.000 vecinos, la mayor parte mujeres de Sant Andreu, hoy distrito obrero en el norte de Barcelona y todavía una de las zonas con mayor inmigración andaluza de la ciudad. En el año 2005 Fabra y Coats echó el cierre y el Ayuntamiento adquirió su imponente edificio para reconvertirlo tres años después en un centro de creación artística. Hoy hay estudiantes de moda, una exposición de arte visual y a las siete de la tarde, en la nave F, como todos los martes y los viernes, entrena la Colla Castellera Jove de Barcelona.Los nietos de las antiguas hilanderas llegan ahora a la colla con mochilas con la estelada a la espalda. Y Sant Andreu, antiguo feudo socialista, hoy vota independencia. En 1999, el PSC tocó techo con el 43,4% de los votos en el distrito. En las últimas autonómicas Junts pel Sí y la CUP sumaron aquí el 43,9.¿Qué ha cambiado durante los últimos 18 años? «Que nos han expulsado de una idea de España», explica Mari Carmen. Su padre es navarro, tiene setenta y tantos y vive al otro lado de la Ronda Litoral, en Santa Coloma de Gramanet, cuna del diputado de ERCGabriel Rufián, autoproclamado charnego e independentista. «He aquí su derrota y he aquí nuestra victoria», desafió en su estreno en el Congreso de los Diputados.Para Mari Carmen, Rufián es la «caricatura exagerada» de una realidad obviada a menudo por los medios «de Madrid». Rufián como parodia de un gran sector de la población catalana que hace tiempo que inició la desconexión sin que casi nadie reparara en ello. «Mi padre no habla catalán, ni siquiera tiene sintonizada TV3, nadie le ha lavado la cabeza, jamás habría votado a Puigdemont o a Junqueras, pero te dirá en perfecto castellano que está hasta los cojones y que ahora es más independentista que nadie».

El independentismo ha sumado al catalanismo el España nos roba y el España va mal
En las dos últimas décadas se ha triplicado el número de catalanes que se declaran independentistas, pasando de un 15% en 1996 a un 41 el mes pasado. ¿De dónde salen?Responde Francesc de Carreras, catedrático de Derecho Constitucional en la Universidad Autónoma de Barcelona: «Hace ya años que el independentismo empezó a atraer primero al votante catalanista y después a un tipo de votante distinto que hasta entonces apoyaba al PSC o se abstenía. No se le convenció por los métodos tradicionales del nacionalismo pujolista, la idea de Cataluña como nación, con una lengua y una identidad, sino que se pasó a una especie de nacionalismo económico, el España nos roba. Esto caló y a ello se sumó la grave crisis económica. Pasamos de la España grande y próspera de los años 90 a una España que ya no funciona. Y se suma un votante que se plantea que otra cosa podría ir mejor; es un voto protesta ligado al 15-M. En el actual independentismo catalán se junta, en definitiva, el nacionalismo identitario, el España nos roba y el España va mal». De Carreras mantiene, sin embargo, que el porcentaje real de independentistas es mucho menor que el que se traslada. «El nacionalismo tiene la habilidad de hablar en nombre de todos, pero en Cataluña hay muchos tipos de catalanes que quieren muchas cosas distintas. Ni siquiera todos los votantes de ERC son independentistas».

El último barómetro del Centre d'Estudis d'Opinió (CEO) de la Generalitat dice que son mayoría los catalanes contrarios a la independencia (49,4% frente a un 41,1) pero también que más del 70% quieren votar en referéndum. El convocado de forma ilegal para el 1 de octubre tendría una participación del 67% y ahí sí ganaría la independencia con un apoyo del 62,4%.El laberinto catalán se refleja en Granollers como en pocos sitios. La capital del Vallés Oriental ha sido bastión socialista en cada convocatoria municipal desde 1979 y una de las ciudades que dio la victoria a Podemos en Cataluña en las últimas elecciones generales. Su voto en las autonómicas es, sin embargo, el más fiel al patrón del Parlament. En 2015 ganó Junts pel Sí seguido de Ciudadanos. Aquí uno se encuentra a unionistas convencidos e independentistas devotos y por la calle del medio gente como Albert: «Si por algo ganaba CiU era porque representaba una clase media que era catalanista pero respetaba mucho a España. Pero esa clase media se ha radicalizado, entendió que había que reaccionar y ahora todo tiene difícil solución». "Yo no odio España"En 1904, un año después de abrir Fabra y Coats en Sant Andreu, se construyó en Granollers la fábrica textil Roca Umbert. Esta cerró en 1991 y el Ayuntamiento también la reconvirtió en 2003 en una fábrica cultural. Allí trabajan hoy dos artistas de 32 y 35 años, Vicenç y Helena. «Yo no tengo la estelada en el balcón. Nunca me he considerado independentista, pero sí siento que tengo una identidad catalana muy diferenciada a la española», dice ella. «Es una cuestión emocional, nada agresivo. Yo me siento distinta a un español, pero no odio España. Para nada. Igual que no me siento finlandesa pero no odio Finlandia».

«España es un país plurinacional que nunca ha actuado como tal», lamenta él. «Siempre se ha actúa desde la centralidad y el pensamiento único, nunca desde la diversidad».¿Y cuál es la solución? Responde Helena: «Si hay un referéndum pactado, genial porque nos votamos encima. Pero si no, da igual. Cuando yo me fui de casa, mis padres no tenían por qué estar de acuerdo». Cierra Vicenç: «Cuanta más gente se alejaba de su modelo, más nos daba la espalda España. Nos han tratado de tontos, incultos, manipulados... Y así es cómo el independentismo ha pasado de los cuatro pajilleros de siempre a lo que es ahora».Montserrat Baras, profesora de Ciencia Política, rebate esa tesis generalizada en Cataluña. El desapego con España, dice ella, no crece de abajo hacia arriba, sino al revés. «Aquí ocurre una cosa rarísima y es que las élites son más radicales que las bases y es desde arriba y a través de los medios cómo se ha radicalizado a los votantes. Llevan años creando un imaginario que nos hace parecer diferentes, desaparece la palabra España, se habla de 'inmigrantes españoles' y se crea una unanimidad de la que es difícil escapar mientras se presenta una España rancia, rural, carca... Se produce un síndrome muy claro de espiral del silencio por el que el discordante no se atreve a salir del armario».«La prensa habla del problema catalán pero eso no existe», mantiene Baras. «Hay un problema con algunos catalanes».

El catalán percibe que ya no encaja porque España no le quiere tal y como es
Para el sociólogo Salvador Giner, presidente del Institut d'Estudis Catalans entre 2005 y 2013, ese «problema catalán» se ha ido sustituyendo por la convicción de que el problema se llama España o «la manera de entender España por una parte muy sustancial de los españoles». Escribe Giner en su ensayo Cataluña para españoles que, a golpe de «incomprensiones y agravios» de su clase política, España está cada vez más lejos de la mente de muchos catalanes. «El hecho diferencial catalán irrita en España», se queja.- ¿Acabarán siendo mayoría los catalanes independentistas?- Lo importante no es cuántos sean, sino quiénes. Porque es la gente convencida la que cambia el mundo.Ricard es uno de esos convencidos. «Yo no me he sentido español jamás, soy español a la fuerza y tengo unas ganas locas de irme. No creo en España, así que no espero nada de ella», cuenta sentado en una mesa de Barcelona. En la otra esquina sus hijos se han agotado más tarde: «Llevas años pidiendo comprensión y tienes la sensación de que nada sirve. Todo es no y la gente al final se cansa».El filósofo Ferran Sáez Mateu remite ese cansancio a los últimos 130 años. «Lo del Estatut es el momento estelar en el que el catalán percibe que España no le quiere tal y como es. Y acaba calando la impresión de que ya no cabemos en un determinado proyecto».Sáez Mateu presume de la identidad catalana como la más «postmoderna». «Aquí hay señores castellanoparlantes que son independentistas y otros que en perfecto catalán defienden la unidad de España y esto es maravilloso porque supera las tensiones etnicistas del siglo XIX».

El problema catalán se ha sustituido por la creencia de que el problema se llama España
En Cataluña hay casi tantas identidades como catalanes. Este mismo año el 83% de los vecinos de Sant Miquel de Balenyà votaron en referéndum para independizarse de Seva, el pueblo vecino. Batea, en Tarragona, quiere marcharse con Aragón. Y en la Barceloneta, el arrabal marinero de la capital, no cuelgan esteladas sino las banderas que se inventó el barrio en el 92 para gritar que Barceloneta is not Barcelona. «Hay más indignación que identidad», admite Rosa en su librería. «Si yo fuera de Salamanca, votaría Podemos pero como soy catalana, voto independencia».¿Y si se votara y ganara el no?Escribe Salvador Giner: «La cuestión misma no desaparecería. Cuando los valores en juego son esenciales, los democráticamente vencidos, sea cual sea el tamaño de la victoria, cuentan sus pérdidas, se reúnen de nuevo y vuelven a la lucha».

Centenario de monseñor Romero

Juan José Tamayo, "Monseñor Romero, el arzobispo que desafió al Imperio. Urge recuperar su figura profética y liberadora, su teología de la liberación y su dimensión política subversiva", en El País, 15 AGO 2017:

Hoy, 15 de agosto de 2017, se celebra el centenario del nacimiento de Óscar A. Romero, arzobispo de San Salvador (El Salvador), asesinado por un francotirador a la órdenes del Mayor Roberto D’ Abuisson el 24 de marzo de 1980 mientras celebraba misa en la capilla del Hospital de la Divina Providencia, en la colonia Miramonte.

Durante las tres décadas que siguieron a su asesinato en los sectores eclesiásticos y políticos salvadoreños se tendió un velo de silencio sobre su figura y se olvidó el legado profético de su cristianismo liberador y de su compromiso con las mayorías populares. Durante ese tiempo Romero vivió en una especie de clandestinidad eclesiástica, un arrinconamiento por parte de la mayoría de los obispos y buena parte del clero del país y un olvido en las altas instancias vaticanas. El propio arzobispo de San Salvador de 1995 a 2008, el español Fernando Sáenz Lacalle, miembro del Opus Dei y general de brigada de la Fuerza Armada de El Salvador, puso todos los obstáculos posibles para que no fuera elevado a los altares.

Pronunciar el nombre de Romero estaba vetado en muchos de esos sectores. Pocos eran los movimientos y las personas que se declaraban seguidores suyos en El Salvador. Hubo, sin embargo, honrosas y muy significativas excepciones. Por ejemplo, el arzobispo auxiliar de San Salvador Rosa Chavez, a quien el papa Francisco acaba de nombrar cardenal; la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas; los teólogos Jon Sobrino e Ignacio Ellacuría –asesinado en 1989-; la Fundación Monseñor Romero; el Comité de Solidaridad Monseñor Romero y pocos más.

Juan Pablo II (1979-2005) y Benedicto XVI (2005-2013) contribuyeron en buena medida con sus recelos a esa marginación. Hubo que esperar al papa Francisco para que se le devolviera el reconocimiento que merecía como mártir por la justicia y testigo del Evangelio. Tras su beatificación, Romero está hoy en boca de todos y es objeto de culto popular. Pero creo que se está desenfocando su verdadera personalidad. La imagen que se está difundiendo es la de un obispo piadoso, devoto de la Virgen, milagrero, fiel a Roma.

Urge recuperar su figura profética y liberadora, su teología de la liberación, su dimensión política subversiva, su permanente desafío al Gobierno de la Nación, al que acusa de represión sangrienta y aun mortal y de estar haciendo gran mal al país; a la oligarquía, a la que acusa de poseer la tierra que es de todos y de asesinar a campesinos, estudiantes, obreros, maestros, etc.; al Ejército y a los cuerpos de seguridad, a quienes responsabiliza e sembrar la muerte y el aniquilamiento; al Mayor D’ Abuisson, al que califica de falaz, mentiroso y deformador de la realidad.

Pronunciar el nombre de Romero estaba vetado en muchos de esos sectores. Pocos eran los movimientos y las personas que se declaraban seguidores suyos en El Salvador

Romero osó desafiar también al Imperio. Sí, al imperio norteamericano. Y lo hizo a través de una carta dirigida al presidente de EE UU Jimmy Carter el 17 de febrero de 1980, cuando tuvo noticia de que iba a enviar ayuda económica y militar a la Junta de Gobierno de su país. Esa ayuda, le decía a Carter, lejos de “favorecer una mayor justicia y paz en El Salvador agudiza sin duda la injusticia y la represión contra el pueblo organizado que muchas veces ha estado luchando por que se respeten sus derechos humanos más fundamentales”.

En la carta acusaba a la Junta de Gobierno, a la Fuerza Armada y a los cuerpos de seguridad salvadoreños de haber recurrido solo a la violencia represiva produciendo un saldo de muertos y heridos mucho mayor que los regímenes militares pasados. Por eso pedía a Carter que no permitiera dicha ayuda militar y le exigía que no interviniera directa o indirectamente con presiones militares, económicas, diplomáticas, etcétera, en determinar el destino del pueblo salvadoreño. La carta fue calificada de “devastadora” por un miembro del Gobierno norteamericano.

Los múltiples desafíos a los que sometió Romero a influyentes actores políticos y militares tanto nacionales como internacionales desembocaron en su asesinato, que bien puede calificarse de crónica de una muerte anunciada. Su autoridad moral tanto en El Salvador como a nivel mundial desafiaba la alianza Gobierno-Ejército-Oligarquía-Estados Unidos. Si a esto sumamos la poca estima en que era tenido en el Vaticano y en la jerarquía de su país, la sentencia estaba dictada: “Romero es reo de muerte”. Su recuerdo en efemérides tan significativa como el centenario de su natalicio es un verdadero ejercicio de memoria histórica ante tan injusto olvido

Juan José Tamayo es director de la Cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones “Ignacio Ellacuría”, Universidad Carlos III de Madrid, y director y coautor de San Romero de América, mártir por la justicia (Tirant lo Blanch, Valencia, 2015)

lunes, 14 de agosto de 2017

Los curas republicanos fusilados, reprimidos, encarcelados o desterrados por la derecha

I

Rafael Guerrero , "Los archivos de la Iglesia impiden investigar la represión contra los curas republicanos", en Público, 24/06/2014:

Los curas republicanos fueron doblemente represaliados por cometer el pecado mortal de demostrar que era compatible ser católico y republicano y que, tratándose de sacerdotes, era incluso más cristiano comprometerse con los más pobres y con la democracia que con los golpistas. Y es que estos no tuvieron piedad con ellos, que sufrieron los mismos castigos que el resto de quienes resistieron a la rebelión: muerte, cárcel y exilio. Pero tampoco tuvo misericordia con ellos la jerarquía católica española, que aliada con Franco, no les perdonó la osadía de desmarcarse de la cruzada que bendijo decenas de miles de fusilamientos.

Cierto es que fueron minoría en el redil eclesial y que fueron muchísimos menos que los aproximadamente siete mil religiosos que fueron víctimas mortales de la violencia anticlerical en la retaguardia republicana que se desató como reacción al golpe militar de julio de 1936. Pero existieron, pese a que también sobre ellos se haya levantado una doble losa de silencio y de olvido.

Los historiadores indagan ahora para rescatar del olvido a estos religiosos, dejando que aflore una verdad bastante incómoda para la Iglesia española. Dos libros de reciente aparición profundizan en este asunto: Por lealtad a la República, una biografía del canónico de Córdoba Gallegos Rocafull y Otra Iglesia, un compendio de biografías de una decena de 'curas rojos'.

Del mismo modo que se conocen con detalle los datos cuantitativos y cualitativos de los religiosos asesinados en la retaguardia republicana, será muy difícil saber con precisión quiénes y cuántos curas fueron represaliados por su actitud crítica ante el golpe militar y a la cruzada declarada por el episcopado español.

De hecho la historiadora y profesora de la Universidad de Málaga Encarnación Barranquero lamenta no haber podido consultar el expediente personal en el Seminario del cura malagueño Francisco Fernández González, que fue fusilado con 41 años en las tapias del viejo cementerio de San Rafael, donde este año se ha erigido un monumento en memoria de los miles de fusilados tras la toma de la ciudad y enterrados en la segunda área de fosas comunes más grande de Europa después de Sebrenica, en la antigua Yugoslavia.

Este cura pagó cara la osadía de su compromiso social en las parroquias de Almogía y Mijas, su posterior decisión de dar clases como maestro, su pertenencia al comité que depuró a docentes de derechas y, especialmente, su decisión de 'casarse por lo libertario' ya durante la guerra. Francisco Fernández fue detenido días después de la caída de Málaga, sometido a un consejo de guerra y condenado a muerte. 'De nada le sirvió reivindicar con insistencia en la cárcel su condición de cura, ni encargar que le trajeran una sotana, ni firmar sus cartas siempre con su nombre y el añadido de presbítero', dice Barranquero, que reconstruyó su biografía recurriendo a otras fuentes no eclesiásticas como 'los expedientes de represión, de preso y de responsabilidades políticas'.

Los archivos de la Iglesia siguen cerrados a cal y canto a los investigadores como norma general, salvo que se trate de buscar argumentos para beatificaciones masivas de 'mártires religiosos', que han sido muy criticadas por solventes investigadores como el monje benedictino Hilari Raguer. El historiador sevillano José María García Márquez ha intentado en un par de ocasiones, incluso a través de dos sacerdotes, acceder al expediente de un cura que fue fusilado durante el verano del 36 por Queipo de Llano sin que se sepa la fecha exacta de su muerte, 'porque no está inscrito en el Registro Civil, ni se puede entrar en el archivo de la Curia para consultar su expediente'. Se trata de Antonio Sáez Morón, que fue capellán del hospital de San Lázaro y miembro de la Hermandad de la Macarena, después de haber sido ayudante en la parroquia del pueblo de Herrera. 'Dispongo de testimonios sobre el asesinato de este cura, que protestó ante Queipo por cómo enterraban vivos a muchos fusilados en la tapia del cementerio, pero no puedo cotejar la versión de los testigos con la documentación de su expediente. Se da la paradoja de que puedes consultar el expediente de un ferroviario, de un funcionario, de un maestro, pero no el de un cura', se lamenta García Márquez, que junto al también investigador Francisco Espinosa, acaba de publicar Por la religión y la patria, sobre el papel que jugó la Iglesia católica como apoyo del bando franquista en la Guerra Civil española.

El cura republicano Juan García Morales.

Los 16 curas vascos fusilados no fueron los únicos que ordenó matar Franco por oponerse a sus planes totalitarios, sino que hubo otros por España, como Matías Usero en Galicia y los dos antes referidos en Andalucía, sin que se descarte que aparezcan más según avancen las investigaciones. Entretanto, todo parece indicar que fueron más los que lograron huir de la represión e instalarse en el exilio, como sucedió con el gaditano José Manuel Gallegos Rocafull, un hombre de una cultura vastísima que alcanzó el doctorado en Filosofía y Teología y que llegó a ser canónigo de la catedral de Córdoba. Su biógrafo, el investigador egabrense José Luís Casas sí que pudo consultar su expediente en el obispado cordobés, así como las actas del Cabildo de la Catedral del que formó parte y su ficha en el seminario de Sevilla. 'He tenido suerte y me considero afortunado', reconoce Casas, quien destaca que el referido cabildo llegó a hacerle recientemente un homenaje en sesión interna, 'pero aunque no haya sido público, ha tenido un reconocimiento interno de los canónigos'.

Gallegos Rocafull era un intelectual de gran proyección incluso fuera de España que durante la República daba clase de Filosofía en la Universidad de Madrid y fue candidato a las elecciones de 1931, sin que obtuviera escaño. Durante la Guerra Civil, fue enviado a Bruselas para hacer campaña junto a otro cura, Leocadio Lobo, a favor de la República entre los católicos europeos y allí en la Casa de España dejó clara su posición política frente a la jerarquía episcopal entregada a la causa golpista: 'Os lo diré de una vez por todas, abierta y sinceramente: he elegido al pueblo', dijo públicamente. 'Gallegos basó su decisión en un argumento religioso, convencido de que Cristo habría estado al lado del pueblo, si se le hubiera planteado una situación similar', asevera José Luis Casas.

Gallegos mantuvo su enfrentamiento, incluso públicamente y por escrito, con la jerarquía católica franquista a la que acusó de complicidad con la represión, por lo que el entonces cardenal primado Gomá le aplicó la suspensión a divinis, por lo que no pudo volver a oficiar misa en su exilio mexicano hasta que renunció a la canongía de Córdoba en los años 50. Quid pro quo, que dirían los clásicos. Hasta su muerte, en México se dedicó a la docencia universitaria y 'sus sermones de alto contenido social se hicieron tan famosos que hasta el poeta Altolaguirre comentó tras asistir a una misa: he estado a punto de convertirme otra vez cuando lo he escuchado', comenta José Luís Casas.

Otros dos curas andaluces que murieron exiliados aparecen en el libro Otra Iglesia sobre los sacerdotes que se mantuvieron fieles a la democracia republicana. Uno fue el almeriense Hugo Moreno, que al trasladarse a Madrid cambió su nombre por el de Juan García Morales y se puso al servicio de la República, escribiendo infinidad de artículos en los principales periódicos y convirtiéndose en incansable azote del clero antirrepublicano. Podría decirse que fue un cura periodista y propagandista, más populista y con menos profundidad ideológica que otros, que murió en Francia en 1946, olvidado como tantísimos exiliados.

El otro sacerdote andaluz -en este caso granadino de adopción- tuvo una gran proyección política, ya que pese a ostentar el cargo de deán de la Catedral de Granada, llegó a ser diputado a Cortes por el Partido Radical Socialista en la primera legislatura republicana de 1931, lo que le granjeó la suspensión a divinis y la excomunión por parte de la jerarquía católica. Trató a García Lorca y fue amigo del dirigente socialista y ministro Fernando de los Ríos. Se llamaba Luis López-Dóriga y murió en México en 1962. Sus restos han reposado durante muchos años olvidados, junto a los de Gallegos Rocafull, en el panteón español.

No fue fácil la vida de los curas republicanos, cuyo compromiso político y social fue reprimido por la Iglesia española incluso antes del golpe militar de julio de 1936. Después, conforme avanzaba la contienda, la Iglesia acentuó su repudio contra ellos y el franquismo volcó sobre ellos todas sus iras represivas.

Como hemos visto, estos curas republicanos no eran analfabetos con sotana ciegos por la fe y sin criterio. Eran intelectuales muy conscientes del papel teórico de la Iglesia ante las desigualdades y el conflicto social de la España de los años treinta, que sustentaban su base doctrinal en la encíclica Rerum Novarum de León XIII, a finales del siglo XIX, uno de los principales pilares de la doctrina social de la Iglesia.

La eliminación de estos elementos díscolos facilitaría el desarrollo del nacionalcatolicismo, dando cobertura a la dictadura, y no sería hasta el tardofranquismo y la Transición cuando la doctrina social de la Iglesia volvería a tomar cuerpo en los curas obreros con la comprensión tolerante de la cúpula episcopal presidida por el cardenal Tarancón. Pero esa es otra historia

II

"Hugo Moreno López, el sacerdote republicano", en Nueva Tribuna, 27 de noviembre de 2015:

El historiador Antonio César Moreno nos acerca a la figura de este clérigo que se significó por su marcado anticlericalismo y su lucha contra las desigualdades sociales.

“Anticlericalismo y crítica social: el sacerdote republicano Hugo Moreno López (1883-1946)", escrito por Antonio César Moreno Cantano, analiza la vida, obra y actividad pública del sacerdote almeriense Hugo Moreno López.

Desde muy joven, y al amparo de la encíclica de León XIII Rerum Novarum, estuvo muy vinculado con el catolicismo social, mediante la participación en diarios locales de este signo como La Independencia o Bonifacio. Hombre de sentido común, con el que ganó el premio al mejor semanario católico social.

Igualmente, participó en las misiones del padre Francisco de Paula Tarín en Almería, lo que le llevó a conocer de primera mano la cruda realidad social y económica de esta provincia, despertando en su interior la defensa de los más desfavorecidos frente a los abusos de clases acomodadas.

En 1917 se trasladó a Madrid –con el apoyo y visto bueno de su obispado-, dando comienzo a una brillante carrera literaria y cultural en destacados medios impresos de la capital como Cervantes (dirigida por el almeriense Francisco Villaespesa), La Voluntad o La Esfera, donde profundizó en el estudio de los grandes ascetas y místicos de la España del Siglo de Oro.

Gracias a estos textos entró en contacto con un gran número de escritores modernistas, como Azorín, Baroja…, que le hicieron convivir –desde la faceta literaria- con el anticlericalismo (en un primer momento mediante la crítica de la falta de formación de la clase sacerdotal y la apelación a la caridad y humildad de los predicadores españoles de la Edad Moderna).

Este bagaje cultural junto su experiencia previa en Almería eclosionaron cuando en 1927 la diócesis de Madrid le retiró las licencias ministeriales y le obligó a regresar a su provincia de nacimiento. Lejos de acatar esta medida, Hugo Moreno permaneció en la capital y con la llegada de la Segunda República en 1931 se presentó públicamente bajo el pseudónimo de Juan García Morales, un personaje marcadamente anticlerical y promotor de una profunda reforma que acabase con las desigualdades sociales. Sus numerosos artículos en el diario Heraldo de Madrid así como sus variadas obras (El Cristo Rojo, por ejemplo), son identificativos de esta actitud. Su estrecha colaboración con las autoridades republicanas le llevó a enfrentarse decididamente, durante el tiempo de la Guerra Civil, al concepto de Cruzada que promovía la jerarquía eclesiástica española y el bando franquista.

En 1939 se exilió en Francia, donde conoció la pobreza, la enfermedad y la prisión (en 1941 fue internado en el campo de Gurs). En 1946, murió en el más completo de los anonimatos. Este texto pretende rescatar su memoria del olvido y dar a conocer su figura a las nuevas generaciones nacidas ya en libertad.

Cazarabet conversa con Antonio César García Cantero:

Antonio, ¿cómo es que te fijas en este personaje para realizar esta monografía?

Antonio César Moreno Cantano | Me “encontré” con él por casualidad, la verdad. Estaba leyendo hace unos años un largo informe, publicado en la revista Analecta Sacra Tarraconensia, sobre la visión que el Vaticano tenía de la Segunda República en España. Me llamó la atención un apartado sobre propaganda en el que se señalaba como “comunistas” las obras del sacerdote “rojo” Juan García Morales. A partir de ahí, y gracias a la ayuda inicial de la investigadora Marisa Tezanos, empecé a profundizar en su apasionante y azarosa trayectoria pública.

Un personaje, éste, siempre vinculado a los más desvalidos, a los necesitados y desde la crítica social…

Su base ideológica fue la encíclica Rerum Novarum, del pontífice León XIII. Allí se pusieron los fundamentos del catolicismo social, que promovía una mejora de las condiciones económicas y laborales de las clases más desfavorecidas, para poner así freno a los peligros derivados del liberalismo.

Todo esto le ocasionó no pocos problemas, ya desde su tierra natal. ¿Cómo lo ves?

Desde muy joven tuvo una fuerte conciencia social. Su infancia estuvo marcada por la pobreza. Al entrar en el seminario se destacó en el estudio de los grandes predicadores y ascetas de la Edad Moderna, que reivindicaban una vida de austeridad y acercamiento a los más necesitados. Desde diarios como La Independencia o Bonifacio plasmó estos ideales con un lenguaje ácido y crítico hacia la burguesía, los grandes terratenientes… Pese a todo, el obispado de Almería lo veía con buenos ojos y tenía muy buenas referencias de su actividad pastoral y periodística.

ESPAÑA. II REPÚBLICA ESPAÑOLA. JUAN GARCIA MORALES. MADRID, HACIA 1932.- El sacerdote español Hugo Moreno López, columnista de ¿Por qué la Diócesis de Almería lo envía a Madrid?

Pidió marcharse voluntariamente a la capital en 1917, argumentando que dicho desplazamiento era indispensable para cuidar de su hermano Néstor, que supuestamente se encontraba gravemente enfermo. Sin embargo, estamos convencidos que este traslado también obedecía a su deseo de intentar prosperar económica y socialmente en un ambiento como el madrileño.

Allí entra en contacto, otra vez, con los más desvalidos, los más desfavorecidos, pero, a la vez, con círculos de intelectuales, entre ellos Azorín y Pío Baroja…

En Madrid pronto adquirió fama como escritor en importante medios intelectuales como Cervantes, La Voluntad, La Esfera, etc., donde pudo conocer a una gran cantidad de personajes relacionados con el modernismo literario. Se dedicó a profundizar en la vida de determinados religiosos caracterizados por su defensa de los más pobres y por ser críticos con los excesos de la jerarquía eclesiástica.

¿Qué destacarías de sus años en Madrid antes de la proclamación de la II República?

Sin duda, las decenas de artículos que publicó en La Esfera, donde puso el énfasis en la vida religiosa, cultura y artística de España durante la Edad Moderna. Fue en esa época donde forjó su red de contactos públicos que en años venideros le convertirían en una figura de primera relevancia en el panorama público de la República.

¿Qué pasa con este clérigo, en Madrid, cómo afectan sus acciones en la Iglesia y su sino, para que con diez años pase a que le retiren las licencias ministeriales y le obliguen a regresar a su provincia de nacimiento? Pero no regresa, ¿qué hace, de qué vive y cómo se las arregla en la capital del Estado?

En el año 1927 el obispado de Madrid le retira las licencias ministeriales, es decir, el permiso temporal que le permitía residir fuera de su diócesis natal, Almería. Es normal que después de 10 años las autoridades religiosas de la capital considerasen como inválido el argumento que esgrimía sobre la supuesta enfermedad de su hermano. Para Hugo Moreno regresar a su tierra de origen significaba volver al ostracismo y penalidades de una vida en provincia, adscrito a una pequeña parroquia y alejado de cualquier posibilidad de ascenso social. Por esa razón –es una hipótesis- se negó a regresar y quedó en una especie de vacío jurídico dentro del derecho canónico, ya que seguía siendo sacerdote pero no podía oficiar misa en Madrid. Fue a partir de ese momento cuando se debió gestar en su mente el deseo de aparecer en los medios públicos como un religioso anticlerical, defensor de los trabajadores. La Segunda República le brindaría la oportunidad para hacerlo.

Fue cuando llega la II República cuando se presenta públicamente bajo el pseudónimo de Juan García Morales, un personaje marcadamente ya anticlerical. ¿Es lo vivido, el ver tanta miseria y tanta injusticia lo que lo convierte en anticlerical?

Sin  duda, así como su formación intelectual y experiencias de adolescencia, donde llegó a participar en las misiones populares del Padre Tarín en las zonas más humildes y abandonadas de Almería. Con respecto a la segunda cuestión, con su pluma no se recató en atacar en los términos más vehementes a los grandes jerarcas eclesiásticos y políticos del país, en especial al líder de la CEDA, Gil Robles, con palabras como “el clero tiene puestas sus esperanzas en él. Los ricos lo banquetean de lo lindo; lo congestionan a fuerza de comilonas”. Y eran precisamente estos grupos los que apoyaban sus medidas:

¿En qué momento, tanto humano como de actividad social e intelectual, le pilla a nuestro protagonista el alzamiento rebelde de los militares? Y ¿cómo transcurren sus actividades, humanas, sociales y reivindicativas durante este período de tiempo?

A lo largo de 1936 participó en numerosos mítines vinculados a Izquierda Republicana, reclamando la unidad de las fuerzas de izquierda para desbancar del poder a la CEDA y sus socios. El triunfo del Frente Popular fue recogido por él con palabras como “Dios no ha oído… porque en nuestras cortas oraciones no pedíamos otra más que el triunfo de la causa del pueblo, la reconquista de  la República del 14 de abril” (Heraldo de Madrid, 18 de febrero de 1936). Tras el inicio de la Guerra Civil se mostró como uno de los más activos propagandistas contra el concepto de Cruzada enarbolado por la Iglesia que apoyó el golpe de Estado. Sus discursos radiofónicos (desde el Ministerio de la Guerra, la Radio del Partido Comunista o frente a los militares en Leganés); sus discursos para el Socorro Rojo Internacional; o sus escritos en títulos como España Heroica o Religión y Fascismo. Queman, Roban y Asesinan… en tu nombre, eran un claro testimonio de ello.

Se exilia a Francia, en 1939 donde vive todo lo malo: la pobreza, la enfermedad, el internamiento en el Campo de Gurs. ¿Qué has podido recoger de esos días en aquellas condiciones?

Antes de ser internado en el Campo de Gurs, por presiones franquistas y por la nueva legislación de Vichy, trabajó en diversas colonias infantiles francesas. Gracias al testimonio de un familiar lejano, Francisco García Hernández, así como el acceso a los archivos franceses he podido reconstruir este duro episodio de su vida. Durante dicho internamiento vivió el aislamiento, el desencanto con las autoridades republicanas, la ceguera… Cuando fue liberado no paró de sufrir la persecución policial, ya que se le consideraba un “elemento incómodo”. La muerte de su anciana madre, Pura, lo sumió en una profunda depresión que agravó su ya debilitada salud física y mental.

Vive también la Segunda Guerra Mundial aunque muere en 1946 en el más completo anonimato. ¿Qué nos puedes contar sobre esta última etapa de su vida?


En el último año de su vida vagó de un lugar a otro de Francia (Lourdes, Libourne…) buscando la paz entre sus amigos y conocidos. Como otros tantos exiliados, contemplaba el fin de la guerra como la fecha definitiva para la caída del régimen franquista, pero no fue así. Murió en 1946, en una pequeña ceremonia donde los símbolos republicanos fueron su última compañía. Su tumba, por desgracia, aún no ha podido ser localizada. Con esta investigación queremos brindarle el homenaje que, esperemos, algún día le trasladen las instituciones democráticas españolas. No en vano su causa fue la de la libertad.