martes, 12 de diciembre de 2017

Las redes sociales y los móviles son intrínsecamente malos

I

R. J. C., "El primer presidente de Facebook dispara contra la red social. El polémico Sean Parker considera que explora una vulnerabilidad humana", en El País, San Francisco 10 NOV 2017 

Sean Parker ha reaparecido. El primer presidente de Facebook vuelve a la escena para criticar a la compañía, alertando del supuesto daño que hace en el cerebro. Durante un evento organizado por Axios en Filadelfia. Parker se basa en su conocimiento de la gestación de la red social para avisar del daño a gran escala que podrían hacer en varias generaciones.

Parker se considera a sí mismo un objetor de conciencia de las redes sociales: “Recuerdo a gente que me decía que se había salido de Facebook y de las redes sociales. Y yo pensaba que volverían, pero ahora valoro más la presencia, la intimidad, el vivir el momento. Realmente, no sé las consecuencias de lo que decía porque ha cambiado la forma en que se relaciona la sociedad. Solo Dios sabe lo que está haciendo con el cerebro de los niños”.

El ejecutivo sostiene que Facebook se fundó así de manera consciente: “¿Cómo podemos consumir la mayor parte de tu tiempo consciente? Esto significa que teníamos que dar un poquito de dopamina cada rato. O bien porque alguien había dado a me gusta o porque habían comentado tu foto. Y a eso contribuye la creación de contenido para, de nuevo, crear más comentarios y me gusta”.

Otro de los ingredientes de este cocktail es el factor social: “La validación en bucle de los contactos, eso es exactamente lo que se buscaba. Eso explota una vulnerabilidad de la psicología humana. Los inventores de esto, tanto yo, como Mark (Zuckerberg) como Kevin Systrom (Instagram), y toda esa gente, lo sabíamos. Y lo hicimos igualmente”.

La validación en bucle de los contactos, eso es exactamente lo que se buscaba. Eso explota una vulnerabilidad de la psicología humana
Parker es uno de los personajes más controvertidos de Silicon Valley. Sus escándalos y fiestas se cuentan como hazañas entre los asistentes a sus desmanes. En la película que recrea la gestación de Facebook, equipo al que se sumó en 2004, su papel lo ejerce Justin Timberlake. Su nombre ha estado relacionado en escándalos de drogas. En 2005 fue detenido por posesión de cocaína.

Fue uno de los grandes villanos de Internet en la primera ola de Internet, cuando creó Napster, un sistema de intercambio de archivos, utilizado sobre todo para piratear archivos MP3. Su última aparición pública relevante fue durante su boda, en junio de 2013, evento en que desembolsó 7,5 millones de dólares y reunió a la sociedad techie y del espectáculo de California en Big Sur.

Multimillonario gracias a sus acciones de Facebook hoy es fundador y presidente del Parker Institute for Cancer Immunotherapy. Su riqueza se estima en más de 2.600 millones de dólares.


La nueva misión que afronta es alargar la vida humana: “Como soy multimillonario voy a tener acceso a mejor sanidad. Es posible que llegue a 160 años y siga siendo parte de esta nueva clase de señores inmorales. Yo quiero vivir más años y ser productivo más tiempo, pero también que más gente lo consiga”.

II

"“Las redes sociales están desgarrando a la sociedad”, dice un exejecutivo de Facebook. Chamath Palihapitiya lamenta haber participado en la construcción de herramientas que destruyen el tejido socia"l en El País, Madrid 12 DIC 2017

El primer presidente de Facebook dispara contra la red social
Instagram, la peor red para la salud mental de los adolescentes

Un antiguo alto ejecutivo de Facebook ha entonado el mea culpa por su contribución al desarrollo de unas herramientas que, a su juicio "están desgarrando el tejido social". Chamath Palihapitiya, que trabajó en la compañía de Mark Zuckerberg de 2007 a 2011 y que llegó a ser su vicepresidente de crecimiento de usuarios, opina que "los ciclos de retroalimentación a corto plazo impulsados por la dopamina que hemos creado están destruyendo el funcionamiento de la sociedad. Sin discursos civiles, sin cooperación, con desinformación, con falsedad".

Palihapitiya hizo estas declaraciones sobre la adicción a las redes sociales y sus efectos en un foro de la Escuela de Negocios de Stanford el pasado 10 de noviembre, pero la web de tecnología The Verge las ha recogido este lunes y, a través, de ella, diarios como The Guardian. Palihapitiya, que en su día trabajó para aumentar el número de personas que usan las redes sociales, recomendó a su audiencia que se tomara un "descanso" en su uso.

Aclaró que no hablaba solo de Estados Unidos y de las campañas de intoxicación rusas en Facebook. "Es un problema global. Está erosionando las bases fundamentales de cómo las personas se comportan ante sí y entre ellas", subrayó, para añadir que siente "una gran culpa" por haber trabajado en Facebook. Habló de cómo las interacciones humanas se están limitando a corazones y pulgares hacia arriba y de cómo las redes sociales han conducido a una grave falta falta de "discurso civil", a la desinformación y a la falsedad.

En la charla, Palihapitiya, ahora fundador y CEO de Social Capital, desde la que financia a compañías de sectores como la salud y la educación, se declaró una especie de objetor de conciencia del uso de redes sociales y anunció que quiere usar el dinero que ganó en Facebook para hacer el bien en el mundo. "No puedo controlar [a Facebook] pero sí puedo controlar mi decisión, que es que no usar esa mierda. También puedo controlar las decisiones de mis hijos, que no pueden usar esa mierda", declaró, para aclarar que no se ha borrado del todo de las redes pero que sí trata de usarlas lo menos posible.

El ex alto cargo de Facebook alertó de que los comportamientos de las personas están siendo programados sin que se den cuenta. "Ahora tienes que decidir a cuánto vas a renunciar", añadió. Palihapitiya hizo referencia a lo sucedido en el Estado indio de Jharkhand le pasado mayo, cuando unos mensajes falsos de WhatsApp sobre la presencia de supuestos secuestradores de niños acabaron con el linchamiento de siete personas inocentes. "A esto nos enfrentamos", criticó Palihapitiya, que añadió que este caso "llevado al extremo" implica que unos delincuentes "puedan manipular a grandes grupos de personas para que hagan lo que ellos quieran".


Pero Palihapitiya no solo censuró los efectos de las redes en cómo funciona la sociedad, sino todo el sistema de funcionamiento de Silicon Valley. A su juicio, los inversores inyectan dinero en "empresas estúpidas, inútiles e idiotas", en lugar de abordar problemas reales como el cambio climático y las enfermedades curables.

Las críticas de Palihapitiya a las redes se suman a las del primer presidente de Facebook, Sean Parker, que censuró la forma en que la compañía "explota una vulnerabilidad en psicología humana" al crear un "ciclo de retroalimentación de validación social". Además, un exgerente de producto de la empresa, Antonio García-Martínez, acusó a Facebook de mentir sobre su capacidad para influir en las personas en función de los datos que recaba sobre ellos, y escribió un libro, Chaos Monkeys, sobre su trabajo en la empresa. En el último año se ha producido una creciente preocupación por el poder de Facebook, su papel en las elecciones estadounidenses y su capacidad para amplificar noticias falsas.

III

Javier Salas, "Instagram, la peor red para la salud mental de los adolescentes. Un estudio británico le da la peor nota por su capacidad para generar ansiedad entre los jóvenes", en El País, 21 de mayo de 2017:


Las redes sociales más populares son fuente de innumerables beneficios y ventajas para sus usuarios, pero también generan efectos secundarios poco saludables. Un nuevo estudio, realizado entre jóvenes británicos, se centra en un problema muy particular: el bienestar y la salud mental de los usuarios de estas aplicaciones. Según este trabajo, Instagram podría terminar siendo la más nociva entre los adolescentes, por su impacto en la salud psicológica de este grupo de edad más vulnerable. Por detrás, aunque con notas también negativas, estarían Snapchat, Facebook y Twitter. La única red analizada con valoración positiva es YouTube, el portal de vídeos del gigante Alphabet.

"Instagram logra fácilmente que las niñas y mujeres se sientan  como si sus cuerpos no fueran lo suficientemente buenos", denuncia un joven en el estudio

"Los jóvenes que pasan más de dos horas al día en redes sociales como Facebook, Twitter o Instagram son más propensos a sufrir problemas de salud mental, sobre todo angustia y síntomas de ansiedad y depresión", recogen en el estudio, realizado por la Royal Society of Public Health y la Universidad de Cambridge. Para analizar el posible impacto en la juventud británica, los especialistas estudiaron las actitudes hacia estas redes en 1.500 británicos de entre 14 y 24 años. España es el país con mayor penetración de redes sociales y de telefonía móvil de la Unión Europea.

Se valoraron 14 factores, tanto positivos como negativos, en los que estas aplicaciones impactan en la vida de este grupo de edad en el que su personalidad aún está en formación. Instagram suspendió en siete de estos aspectos: notablemente, los jóvenes reconocían que esta app para compartir fotografías afecta muy negativamente en su autoestima (imagen corporal), en sus horas de sueño (asociado a múltiples problemas que se derivan de dormir poco) y en su miedo a quedarse fuera de eventos sociales (conocido por las siglas en inglés FoMO). Además, consideran que fomenta el ciberacoso, que les genera ansiedad y, en menor medida, síntomas depresivos y sensación de soledad.

"Instagram logra fácilmente que las niñas y mujeres se sientan como si sus cuerpos no fueran lo suficientemente buenos mientras la gente agrega filtros y edita sus imágenes para que parezcan perfectas", asegura uno de los jóvenes estudiados. "El ciberacoso anónimo a través de Twitter sobre temas personales me ha llevado a autolesionarme y a tener miedo de ir a la escuela. El acoso en Instagram me ha llevado a intentar suicidarse y también a lesionarme. Las dos me hicieron experimentar episodios depresivos y ansiedad", confiesa un menor de 16 años que participó en el estudio.

"Ser un adolescente es ya suficientemente difícil, pero las presiones a las que se enfrentan online los jóvenes son sin duda únicas para esta generación digital", aseguran los autores
Snapchat obtiene unas notas casi tan negativas como Instagram, aunque es más perjudicial para las horas de sueño y para la ansiedad social que genera perderse eventos sociales. En el ranking negativo le sigue Facebook, que es la red más propicia para el ciberacoso, según el estudio. Twitter mejora levemente las notas de las anteriores y casi compensa sus efectos negativos con sus aportaciones positivas. YouTube, finalmente, logra el aprobado gracias a que sus efectos tóxicos son más escasos, según la encuesta, salvo en el caso de las horas de sueño: este portal para ver vídeos es el que menos deja dormir a los jóvenes.

No todo es malo en estas redes: los aspectos más positivos en los que destacaron estas apps fueron la capacidad de tomar conciencia (sobre todo en YouTube), de expresarse y encontrar una identidad propia (Instagram) y de crear comunidad y de dar con apoyo emocional (Facebook).


"Ser un adolescente es ya suficientemente difícil, pero las presiones a las que se enfrentan online los jóvenes son sin duda únicas para esta generación digital. Es de vital importancia que intervengamos poniendo medidas preventivas", aseguran las autoras del estudio. El informe propone algunas de estas medidas, como que los usuarios reciban una notificación de la propia aplicación avisándoles del exceso de uso, que la red advierta cuando una foto está manipulada o que se realicen campañas de formación sobre estos riesgos en el ámbito escolar.

IV

Cariño, hemos creado un monstruo
Dos de los fundadores de Facebook reniegan del invento. Recopilamos sus frases explicando que quizá su idea se les haya ido de las manos.
BEGOÑA GÓMEZ URZAIZ | 19 DIC 2017 07:50
FacebookMark Zuckerberg. FOTO: GETTY
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Se cree que cinco meses antes de morir, en noviembre de 1954, Albert Einstein dijo que sólo había cometido un gran error en su vida: enviarle una carta al presidente Roosevelt recomendándole crear la bomba atómica utilizando sus descubrimientos en torno a la relatividad. El científico se justificó, porque existía el peligro de que los nazis la crearan antes. Algunos de los creadores de Facebook no han tardado tanto en arrepentirse de su creación. Hace apenas unos días, Chamath Palihapitiya, ex vicepresidente de crecimiento de usuarios en la empresa de Mark Zuckerberg, declaró que siente una “culpa tremenda” por haber creado las herramientas que están “destrozando el tejido social” y “erosionando la misma base del comportamiento de las personas”.

Palipahitiya, que se unió a Facebook en 2007, unos meses después de que la red social se expandiera de los campus universitarios estadounidenses a cualquiera que tuviera un correo electrónico, hizo esas declaraciones en un foro de graduados de la universidad de Stanford, el vivero intelectual de Silicon Valley, ante los que se presentó como un profeta que había visto el mal desde demasiado cerca.

“No os dais cuenta, pero estáis siendo programados –dijo a los estudiantes– Tenéis que decidir a cuánto estáis dispuestos a renunciar, a cuánta de vuestra independencia intelectual”. Él, que ahora es el presidente ejecutivo de una sociedad de inversiones, ya no usa “esta mierda” y a sus hijos tampoco se lo permite, por lo que recomendó a los presentes romper ya con todas las redes sociales. “Organizamos nuestras vidas alrededor de esta sensación de perfección, porque recibimos premios a corto plazo. Corazones, me gusta, pulgares alzados los igualamos a un valor, los igualamos a la verdad. Pero en realidad ocultan una popularidad falsa y amarga que te deja, admitidlo, más vacío de lo que estabas antes”, exhortó.

El ex vicepresidente no es el único miembro emérito de la empresa que ahora pone seriamente en duda la red social. Sean Parker, el inversor inicial y primer presidente de Facebook, al que interpretó Justin Timberlake en la película La red social, declaró en una entrevista reciente que el principal objetivo que tenían al fundarla era “consumir la mayor cantidad de tiempo y atención posible” de cada usuario, y que en consecuencia, Facebook y el resto de redes “literalmente cambian nuestra relación con la sociedad e interfieren con nuestra productividad”. “Dios sabe qué estamos haciendo con los cerebros de nuestros hijos”, lanzó al aire. Parker reconoció que Facebook cuadraba con una mentalidad de hacker como la suya “porque estás explotando la vulnerabilidad de la psicología humana”.

La pregunta es: ¿sabían lo que hacían cuando legaron al mundo este juguete irresistible? Claro que lo sabían. “Lo entendimos conscientemente y lo hicimos de todas maneras”, dijo en la misma entrevista. Palihapitiya se expresó en términos parecidos: “en el fondo, en los lugares recónditos de nuestras mentes, sabíamos que algo malo podía pasar”.

Una portavoz de Facebook, Susan Glick, le respondió de inmediato señalando que el ex vicepresidente lleva seis años fuera de la empresa, que era entonces muy distinta. “Ahora hemos crecido y nos hemos dado cuenta de nuestras responsabilidades y estamos trabajando para mejorar”, dijo. Mark Zuckerberg lleva todo el año inmerso en un tour “de crecimiento personal” por cada uno de los estados de su país, que se leyó inmediatamente como una precampaña presidencial a larguísimo plazo. Lo que sí admitió Zuckerberg en septiembre es que fue demasiado rápido cuando ridiculizó la idea de que Facebook había tenido un rol fundamental en la elección de Trump. Entonces, tildó esa noción de “loca”, pero después reconoció que el asunto es “demasiado importante” para ser tan derogatorio. Cuando pareció evidente que Rusia había gastado al menos 100.000 dólares en anuncios de Facebook para promover mensajes divisivos y anti-Trump, la empresa recolectó 3000 de esos anuncios para presentarlos ante una comisión en el Congreso estadounidense.

En las últimas semanas también se ha señalado el papel de la red social en la crisis de los Rohingya, donde habría servido para amplificar la propaganda contra esta minoría. Y desde el Brexit hasta la crisis catalana, no ha habido acontecimiento político significativo donde no haya aparecido la sombra de Twitter y Facebook. Palipahitiya también se refirió a eso en su exabrupto y puso el ejemplo de un suceso que tuvo lugar en India la pasada primavera, cuando uno de los mensajes virales de Whatsapp (propiedad de Facebook) llevó al linchamiento de siete personas. “Esto es lo que tenemos entre manos. Imaginad que lo llevamos al extremo en el que los agentes malos pueden manipular a enormes cantidades de personas para hacer lo que ellos quieren. Es un estado muy, muy malo de las cosas”.


Artículo actualizado el 20 diciembre, 2017 | 12:18

Gumersindo de Azcárate, el impulsor de la ley contra la usura

Andrea Aguilar, "El testamento vivo de Azcárate. El centenario de la muerte de una de las figuras claves de la modernización de la España del cambio de siglo impulsa la recuperación de su legado", en El País, 11 DIC 2017:

Desterrado en Cáceres, el jurista Gumersindo de Azcárate (León, 1840- Madrid, 1917) emprendió la redacción de un peculiar testamento cuatro décadas antes de su fallecimiento. No había acatado la directriz gubernamental de 1875 que exigía a los profesores universitarios que sus enseñanzas defendieran la monarquía y la religión católica y apelaba a la libertad de cátedra. No era la primera vez que se calentaba la “cuestión universitaria”, pero esta vez, en plena batalla por borrar el legado liberal del Sexenio Democrático y reinstaurar la monarquía borbónica, el Gobierno de Cánovas impuso el destierro a tres catedráticos: Nicolás Salmerón, Francisco Giner de los Ríos y el propio Azcárate, seguidores de los principios progresistas del alemán Karl Krause.

El calor del verano extremeño de 1875 —explicaba Azcárate en una carta a su colega Giner —le hacía añorar León y plantearse si debían “aguantar” o marchar al exilio extranjero. No hizo falta. El castigo gubernamental acabó pronto y al año siguiente impulsarían, junto a otros catedráticos, el nacimiento de uno de los pilares de la España moderna: la Institución Libre de Enseñanza.

En las cuatro décadas transcurridas desde la redacción del testamento ficticio hasta su muerte, de la que el viernes se cumplen 100 años, Azcárate y sus compañeros se emplearon en el avance y el progreso de un país convulso y atrasado. Calificado de san Gumersindo en un semanario satírico, o de un “Don Quijote vuelto a la cordura”, como le definió José Ortega y Gasset, el idealismo social y político, la irrenunciable fe en un cambio posible, fueron señas del infatigable Azcárate.

Este mes arrancan los homenajes a su legado en Madrid y León con la celebración de un seminario en la Fundación Sierra-Pambley (del 12 al 15 de diciembre Gumersindo de Azcárate, un leonés universal); la reedición de su obra Minuta de un testamento a cargo de Gonzalo Capellán de Miguel; y la celebración de debates en la sede de la Fundación Francisco Giner de los Ríos, de Madrid, en torno a uno de los principios básicos de Azcárate: la tolerancia. “En el legado de la Institución está hablar de tolerancia y también de intolerancia. La nueva edición del libro de Azcárate sitúa esta obra en su contexto europeo”, apuntó José García-Velasco, presidente del patronato de esta fundación, en la presentación de Minuta de un testamento. Le acompañó Gonzalo Aguilera, decano del Colegio de Registradores, quien recordó que Azcárate fue letrado de la Dirección General de Registros antes de volcarse en la docencia y explicó que el colegio se ha aliado con la Institución Libre de Enseñanza en el homenaje. “Este libro es el testimonio de un modo de pensar, de la preocupación constante por la reforma social de España”, apuntó Aguilera.

Las críticas que recibió en su momento se incluyen en esta quinta edición de Minuta de un testamento, a medio camino entre un ensayo político, una obra de ficción y un tratado de reformas sociales que Azcárate presentó disfrazado como un manuscrito encontrado en el que un médico anónimo trata de poner orden en sus ideas, bienes y pareceres, a la vez que ofrece una recapitulación de su vida y del contexto político. En él plantea una visión personal y razonada del credo que defendió. El jurista fue un firme defensor de la separación entre Iglesia y Estado; promotor de leyes para poner coto a la usura (la ley Azcárate, que aún sigue en vigor y a la que se han remitido los tribunales en los últimos años a propósito de las cláusulas suelo); agente del Instituto de Reformas Sociales, que trataba de mejorar las condiciones de las clases pobres; pieza angular en la organización y desarrollo de los programas de estudio en el extranjero coordinados desde la Junta para la Ampliación de Estudios. Como apuntaba la necrológica que le dedicó el diario El Sol en 1917 (y que la leyenda atribuye a Ortega) “seguir a Azcárate —como seguir a Giner— es seguir hacia delante”.

LA GIMNASIA DE TOLERAR

JUAN CRUZ

Tolerar es una gimnasia del espíritu extremadamente exigente, porque obliga también a no tolerar lo intolerable. Este tiempo en el que vivimos ha dejado entrar, en el concepto de tolerancia, la idea de que todo está permitido. Y lo que está surgiendo es la falta de respeto al verdadero concepto de la tolerancia. La tolerancia es “la paciencia por comprender lo que el otro dice”, lo que permite el diálogo que impida “la degeneración, el desgénero humano”.

Emilio Lledó, filósofo, 90 años, que ha hecho del estudio de la ética la gimnasia de su vida, dijo todo eso anoche, lunes, a partir de la figura de Gumersindo de Azcárate y de su realización principal en el siglo XX: la enseñanza como punto de partida para la educación y para la convivencia. Solo la educación, dijo Lledó en la sede de la Institución Libre de Enseñanza (ILE), nos puede defender de una sociedad que ha hecho del insulto y de la malversación de la libertad de expresión un elemento que convierte al ser humano en una amenaza del otro.

Partió el filósofo del libro Minuta de un testamento, de Azcárate. Lo había leído ya, en la edición que hace 50 años hizo de la misma obra el profesor Elías Díaz, allí presente, como el pintor Eduardo Arroyo, que ha hecho la cubierta de esta nueva edición publicada por la ILE y la Fundación Francisco Giner de los Ríos. Fue convocado el académico para un debate con los profesores Fernando Vallespín y Maribel Fierro. El primero subrayó, como Lledó, que la tolerancia no es una puerta que permita que entre todo el aire viciado que la sociedad ha de filtrar. Y la profesora Fierro se refirió a épocas pretéritas en que las tres culturas que convivieron también en la Península aceptaban convivencias ahora imposibles. Para Lledó, los malentendidos que hay acerca de la tolerancia han convertido en “un problema terrible” la deriva social en que ahora nada la definición de este concepto. Tanto Vallespín como él se refirieron a la libertad de expresión como uno de esos malentendidos que permite la laxitud con que se tolera lo intolerable. “No sirve de nada la libertad de expresión”, dijo Lledó, “si tan solo es útil para decir imbecilidades”.

lunes, 11 de diciembre de 2017

El Pla impublicable

Juan G. Bedoya, "Josep Pla: “El catalán es un fugitivo y, a veces, cobarde” Publicados los dietarios del escritor ampurdanés que no incluyó en sus ‘Obras Completas’, ni siquiera después de la muerte de Franco", en El País,  22 NOV 2017:

Pla. Josep Pla. José Pla. El Julio Camba catalán según Manuel Vázquez Montalbán. Nuestro Michel de Montaigne, en palabras de Salvador Pániker. Pla, a secas, (Palafrugell, 1897– Llufríu, 1981) es sin duda el mejor escritor contemporáneo en lengua catalana (aún hoy, a 36 años de su muerte, es el más leído) y uno de los grandes narradores en castellano, autor de una obra inmensa, publicada en 38 tomos (más de 30.000 páginas). Murió viejo y trabajó hasta el final, preparando y corrigiendo sus Obras Completas. Así quiso titularlas. Sin embargo, dejó inédito un material considerable, sin explicar los motivos en un tiempo, los años 80 del siglo pasado, en el que había desaparecido la censura franquista.

Podía haber publicado cuanto quisiera a partir de 1976. ¿Por qué no lo hizo? La editorial Destino ofrece ahora, en castellano y catalán Hacerse todas las ilusiones posibles y otras notas dispersas (título original: Fer-se totes les ilusions posibles i altres notes disperses. En estas páginas está la respuesta. Franco no habría tolerado un libro así; los catalanistas de ahora, el expresident Jordi Pujol a la cabeza, habrían maltratado al autor aún más de lo que lo hicieron; la izquierda lo detestaría con razón y, en fin, la Iglesia católica habría puesto el grito en el cielo ante las pullas anticlericales, auténticas puyas, de un autor que creían de su parte, pese a repetir toda su vida que no creía en Dios.

Se dijo muchas veces que Pla era un reaccionario, un franquista, un rico payés biempensante, un cínico irónico. Lo fue y no lo fue. Escritor hiperactivo, trotamundos, fumador y bebedor empedernido, misógino y, para colmo, catalanista emboscado visto desde Madrid, lo que sí fue Pla es catalán hasta la médula. Pero nunca se sintió catalanista. Si lo fue, lo escarmentaron muy pronto. Apenas cumplidos los 20 años era ya diputado de la Mancomunidad de Cataluña por la Lliga Regionalista, hasta la disolución de ese organismo por el dictador Primo de Rivera. Pla acabó poco más tarde en un muy bien aprovechado exilio en París. He aquí, resumidos, cuatro ejemplos de este delicioso libro de 220 páginas que matizan las generalizaciones del pasado.

Los catalanes. "El primer drama del catalán consiste en el miedo a ser él mismo. Pero hay otro todavía más grave: el catalán no puede dejar de ser quien es. Ante un problema de dualismo irreductible, todavía no se ha inventado nada más cómodo que huir. El catalán es un fugitivo. A veces huye de sí mismo y otras, cuando sigue dentro de sí, se refugia en otras culturas, se extranjeriza, se destruye; escapa intelectual y moralmente. A veces parece un cobarde y otras un ensimismado orgulloso. A veces parece sufrir de manía persecutoria y otras de engreimiento. Alterna constantemente la avidez con sentimientos de frustración enfermiza. A veces es derrochador hasta la indecencia y otras tan avaricioso como un demente, a veces es un lacayo y otras un insurrecto, a veces un conformista y otras un rebelde” (…). El catalán es un ser humano que se da —que me doy— pena. Unamuno dice que [los catalanes] hasta cuando parecen que atacan están a la defensiva".

El catalán. “El bilingüismo plantea, a mi modo de ver, el problema del subconsciente catalán —origen de todo el drama cultural del país— [cuando Pla dice “país” quiere decir Cataluña], porque el pueblo que no logra manifestar su subconsciente de manera holgada, libre y normal, pierde fatal y certeramente su personalidad. El arrinconamiento al que aludo crea en el catalán un sentimiento de inferioridad permanente. Esto ha dado lugar a una psicología curiosa: la psicología de un hombre dividido, que tiene miedo de ser él mismo y, al mismo tiempo, no puede dejar de ser quien es, que se niega a aceptarse tal como es y que no puede dejar de ser como es. No son elucubraciones mías, son hechos. Son las señales típicas del complejo de inferioridad”.

Franco. “Este abyecto régimen de Franco. La inmensa cantidad de generales, almirantes, etcétera, de este país ha vivido el mejor momento del siglo. España es un pantano de mierda de enormes dimensiones. Después de la Guerra Civil y el triunfo de Franco, se produjo tal invasión de golfería que fue literalmente imposible seguir creyendo. Si una resquebrajadura de cualquier tipo dejara pasar el aire, se derrumbaría todo el pantano. Las autoridades no son más que los inspectores del mantenimiento estable de la mierda. He escrito en los periódicos, he hablado en la radio, he publicado libros, he obtenido un premio. Todo lo he hecho para ganarme la vida. Nunca he hablado de política. Es decir, he hecho constantemente oposición no hablando de política. En los tiempos que me ha tocado vivir, no podía hacer nada más. Nunca he sido un héroe —que quede bien claro—. Pero ¡qué pena!”.

La Iglesia. “Iglesia, militarismo, latifundismo y burguesía son harina del mismo costal. El ejército es la garantía de la diferencia de clases. El contrato es el siguiente: la burguesía paga al militarismo parasitario y, a cambio, la Iglesia defiende la diferencia de clases. La Iglesia católica nunca había gozado, en este país, de tanta influencia y de tantos privilegios como en este período. Los militares y el alto clero han podido construir, edificar y mandar en todo, hasta el punto de llegar a dar la impresión de que la religión iba en aumento. A menudo, por otra parte, el católico practicante considera que la religión puede vivir tranquilamente del aire del cielo y de la pureza ideal, y no brilla por su generosidad. Hay quien cree que el hecho de que los curas cobren del Estado ha sido más bien contraproducente para la Iglesia. Es posible. Pero si no cobra del Estado, ¿de quién cobrarían, por el amor de Dios? A los curas se les aprecia sobre todo si salen baratos”.

Una víctima de la censura

Esencial en la modernización de la lengua catalana, Pla hace literatura para todo el mundo: claridad, inteligibilidad, sencillez. En ocasiones escribió libros que firmaron otros. “Un negro mal pagado”, se queja. ¿Franquista? La proclamación de la II República en abril de 1931 la vivió en Madrid, donde era corresponsal de La Veu de Catalunya. No es ni antirrepublicano ni antimonárquico, pero prudentemente, alegando razones de salud, abandona un Madrid peligroso para él pocos meses antes del golpe militar de Franco. No vuelve a Barcelona para quedarse. También veía peligros allí. En septiembre de 1936 huye en barco a Marsella con Adi Enberg, su novia noruega. Como Enberg resultó ser espía de Franco en un servicio financiado por Francesc Cambó, a Pla se le acusó más tarde de ser él mismo espía para los golpistas.

Despreciaba a Jordi Pujol, al que llamaba "el Milhombres", y Pujol le correspondió echándolo de Destino en cuanto compró la revista a través de Banca Catalana. Soportó la censura como pudo. Francesc Montero lo documenta en la presentación de este libro. En un texto sobre el amor, le tacharon la siguiente frase: "El amor cristiano es puro tedio —aburrimiento cósmico". En una ocasión en que Lluís Pericot hace una crítica a la dictadura, Pla lo cuenta y añade: “Pero por lo bajo (porque entonces gobernaba Franco)". El censor tacha esta frase. Acerca de los madrileños de mucha raigambre, de los que dice que en la guerra civil, en general, se mantuvieron a la expectativa, Pla escribe: “Al triunfar el franquismo, practicaron el franquismo con delirio”. Eliminado. Sobre el puritanismo de aquel régimen escribe: “El alcohol es muy productivo, pero devasta a la gente”. El censor deja esta frase, pero suprime esta otra: “Lo sé por experiencia. La Guerra Civil y el franquismo han sido fatales. Ha sido un régimen de jesuitas y curas abstemios, inútiles y fanáticos”.

¿Misógino Pla? No da esa impresión en este libro. Pero se regodea escribiendo de personajes adinerados que presumen de sus correrías en casas de citas. Él mismo se presenta como víctima de aquella España “sobrecargada de catolicismo y de curas y frailes”. Su insatisfacción la expresa así: “¡La edad en la que corría todo el día con el pito bajo el brazo! ¡Qué tragedia! Es horrible, literalmente”

Motivación Laboral

I

Pilar Jericó, "Las doce preguntas clave para saber si tu ambiente de trabajo ilusiona (o no)." Si tienes equipo, preocúpate por estos parámetros para crear un ambiente de trabajo ilusionante, El País,11 SEP 2017

¿Qué caracteriza a los mejores ambientes de trabajo respecto a aquellos que no ilusionan? Esta pregunta se la formularon hace años Marcus Buckingham y Curt Coffman de la empresa Gallup. Estaban interesados en el ambiente de trabajo, no en el mobiliario o en las condiciones físicas, sino en aquello que se respira, que anima o que desmotiva profundamente y que depende del jefe, los compañeros y las políticas organizativas. Para encontrar la respuesta, Gallup realizó una investigación que duró veinte años y por la que pasaron más de un millón de personas. El resultado fueron doce claves. Dependiendo de las respuestas que dieran los trabajadores a doce preguntas, se podría valorar si era un ambiente óptimo o no. Veámoslas a continuación y, si quieres y por simplificar, intenta responderlas con un “sí” o un “no” pensando en tu situación laboral. Después, cuenta el número de respuestas de cada tipo:

¿Sé lo que se espera de mí en el trabajo?

¿Dispongo de los materiales y el equipamiento que necesito para hacer correctamente mi trabajo?

En mi trabajo, ¿tengo la oportunidad de realizar diariamente lo que mejor sé hacer?

En los últimos siete días, ¿he recibido algún reconocimiento o elogio por hacer bien mi trabajo?

¿Tengo la sensación de que mi jefe u otra persona de la empresa se interesan por mí como persona?

¿Hay en la empresa alguna persona que me anima en mi desarrollo?

¿Tengo la impresión de que mis opiniones son importantes en mi ámbito de trabajo?

¿La misión de mi compañía me hace sentir que mi trabajo es importante?

¿Las personas que trabajan conmigo están comprometidas para hacer un trabajo de calidad?

¿Tengo un buen amigo en la empresa donde trabajo?

En los últimos seis meses, ¿alguna persona de la empresa me habló sobre mis progresos?

¿La empresa me brindó oportunidades de aprender y de crecer durante el último año?

Si has contestado a todas “sí”: enhorabuena. Estás en un ambiente motivador, tu jefe se preocupa por ti y la empresa pone los medios para que puedas dar lo mejor de ti mismo. Si, por el contrario has puntuado todas “no”, quizá sea momento de pensar en un cambio. En caso de respuestas intermedias, valora qué porcentaje pesa más para reflexionar sobre ello.

Como habrás podido observar, muchas de las preguntas están relacionadas con la manera en la que dirigen los jefes. Y es lógico. El jefe tiene la capacidad de comunicar con claridad, de darle sentido a lo que haces, de reconocerlo y de preocuparse por ti como persona. Por eso no es de extrañar que en la investigación de Gallup se concluyera que las doce claves que caracterizan a los mejores ambientes de trabajo también son las que definen a los jefes extraordinarios. Aquellos líderes que motivan, ilusionan y, además, obtienen resultados a largo plazo consiguen buenos ambientes de trabajo, es decir, cumplen con las doce claves anteriores, según la investigación posterior que realizó Gallup a 400 jefes.

En definitiva, si tienes equipo, intenta preocuparte por esas doce claves para crear un ambiente de trabajo ilusionante; y si no tienes gente a tu cargo, valora la situación, mira qué cojea en tu empresa y toma decisiones si fuera necesario. Septiembre es un buen mes para plantearse cambios.

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Pilar Jericó Qué ocurre cuando no le recomiendas tu trabajo a tu hijo. Con la resignación y la queja enseñamos parálisis y conformismo a nuestros hijos. El País, 11 DIC 2017 

¿Qué es lo que te gustaría enseñar a tu hijo sobre el trabajo, que es un mal necesario porque da un salario para llegar a fin de mes y poco más, o, por el contrario, que puede ser un sitio apasionante en el que uno se realiza? ¿Qué mensaje te gustaría trasladarle? Pues bien, lo que tú consigas enseñarle no va a depender de lo que le digas, sino de cómo actúes tú. Ya sabemos: educamos con el ejemplo. Si decimos que el trabajo puede ser algo divertido pero llegamos con un humor de perros todos los días, tu hijo se quedará con lo que vea. Si, por el contrario, asumes riesgos, no te conformas con lo que tienes si no te gusta o eres capaz de encontrar un mensaje optimista a las situaciones que no puedes cambiar, le estarás enseñando valores que le ayudarán para su futuro.

No (siempre) es práctico tener la razón

La resignación y la queja actúan como un cáncer silencioso, no solo por lo que nos afectan en nuestra vida, sino porque enseñamos parálisis y conformismo a nuestros hijos. Y este es un flaco favor, ya que el mundo laboral también puede ser un lugar para crecer como personas, para superarnos y para encontrar felicidad. Así pues, comenzar con nosotros mismos y buscar o crear un trabajo ilusionante es el primer paso para dar ejemplo (y para no tener un humor de perros en casa). Veamos qué cuatro características ha de reunir un trabajo que nos motiva, independientemente de nuestra edad, género o cultura, según un artículo publicado por Bruce Pfau en Harvard Business Review:

¿Me siento realizado con lo que hago? A todos nos motiva desarrollar nuestro potencial. Si pensamos que podemos hacer más cosas de las que tenemos oportunidad, saltarán las alertas. Nos aburriremos, nos sentiremos frustrados y acabaremos quemados con trabajos que están por debajo de nuestras posibilidades.

¿Me siento reconocido emocional y económicamente? El dinero es importante, pero lo intangible también cuenta, como cuando percibimos que nuestra opinión importa o cuando estamos en un ambiente donde nos encontramos a gusto.

¿Me divierto? ¿Tiene sentido lo que hago? Si disfruto con mi trabajo, tengo un mayor aliciente para estar motivado. Y si además entiendo el para qué, le encuentro sentido, aún me sentiré más comprometido.

¿Me siento orgulloso de la organización en la que trabajo? Nos gusta estar en empresas ganadoras o en aquellas que hagan cosas de las que nos sintamos satisfechos, que podamos comentar a amigos o a familiares.

Las cuatro preguntas anteriores definen los trabajos que realmente nos motivan. Pero, ¿qué ocurre cuando alguna de las preguntas no es un “sí” y no tenemos la posibilidad de cambiar tan alegremente de trabajo? Si queremos dar un buen ejemplo a nuestros hijos ante situaciones que no nos gustan, lo primero que tenemos que hacer es evitar la resignación, mover ficha. No debemos quedarnos en sitios desmotivantes, porque la vida es demasiado corta y porque se trata de una mala enseñanza para los que nos rodean. Ahora bien, si después de intentarlo, no se puede, el siguiente paso es encontrar lo positivo de lo que tenemos. Nadie está obligado a quedarse en un trabajo de por vida. Somos libres, podemos irnos y, si no lo hacemos, al menos quedémonos con aquello que nos aporta algo amable, aunque sea un salario para llegar a fin de mes. Si desarrollamos esta manera de verlo, evitamos la resignación y enseñamos optimismo, nos sentiremos más felices con nuestro día a día.

En definitiva, como dice mi amigo y conferenciante Luis Galindo, a nuestros hijos les tenemos que dar raíces y alas: raíces en formato valores, que les ayuden a sentirse fuertes y con seguridad en ellos mismos, y alas para que se atrevan a conquistar sus sueños. Y eso solo lo conseguimos si sabemos darles ejemplo con nuestra propia vida, incluyendo nuestras decisiones en el mundo laboral.

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Pilar Jericó Seis estilos para ser líder El País, 16 FEB 2014 

Liderar no es tarea sencilla. Seguramente todos estemos de acuerdo en que la capacidad intelectual por sí sola no hace a un líder. ¡Cuánta gente inteligente hemos conocido y que no saben inspirar a su equipo! Una persona es líder cuando tiene seguidores. Así de simple. Por mucho que nos empeñemos en liderar, si nadie nos sigue, no lo habremos logrado. Pero hagamos una matización: ser jefe no significa liderar. “Jefear”, si se me permite esta expresión, consiste en ordenar, que no en inspirar. Mientras que la jerarquía nos convierte en jefes, la autoridad nos hace líderes. Para lograr dicha autoridad necesitamos como primer punto alcanzar resultados. Podemos ser agradables, que la gente nos aprecie e incluso, estar comprometidos, pero si no logramos los objetivos, tampoco seremos líderes. Este último punto es fundamental. Muchas veces en sesiones de desarrollo del liderazgo he escuchado hablar de aspectos emocionales, pero se descuida la base esencial: los objetivos. Ahora bien, lograr resultados es condición necesaria que no suficiente para ser líder, como se dice en matemáticas. Si aceptamos este punto de partida, ¿cómo podemos desarrollar nuestra capacidad de liderazgo? Para responder a esta pregunta, tenemos muchas teorías pero vamos a centrarnos hoy en la de los estilos analizados por Daniel Goleman.

Un estilo es una forma de dirigir. Cualquier persona tenemos nuestras tendencias o nuestros hábitos a la hora de enfrentarnos a un problema. Lo que ha demostrado Goleman es que los mejores líderes son aquellos que manejan todos los estilos de liderazgo posibles. Es decir, liderar requiere la flexibilidad para saber adaptarse a cada circunstancia y cada colaborador. Veámoslos para saber como lo podemos aplicar, aunque no tengamos personas a nuestro cargo (también son de utilidad para grupos de amigos, compañeros o incluso, pareja):

Defino una visión. El objetivo de este estilo es dar una visión a medio y largo plazo a las personas que nos rodean. Así lo hicieron los grandes líderes como Martin Luther King, cuando dijo “I have a dream” (tengo un sueño). Es una visión que inspira y que apetece seguir. En nuestra cotidianidad podríamos llevarlo a cabo cuando ayudamos a imaginar un futuro motivador a las personas que nos rodean. En el mundo de la empresa, este estilo también llamado orientativo, se produce cuando el líder marca un objetivo pero no entra en los detalles sobre cómo conseguirlo. Así los colaboradores pueden poner su talento en juego. La frase que resume este estilo sería “ven conmigo”

Te hago partícipe en la toma de decisiones. Cuando estas se toman sin invitar al intercambio de opiniones y nos limitamos a informar de las tareas, el reproche y la queja aparecen como un arma arrojadiza. Cuando se abre una ronda de participación, el riesgo está en que el grupo pueda perderse en la búsqueda de una decisión o que el líder delegue su responsabilidad ante decisiones difíciles. A excepción de las situaciones anteriores, el estilo participativo es muy recomendable y la frase que podría caracterizarlo es “¿qué opinas?”

Capacito al equipo. Su principal objetivo es el desarrollo del talento de las personas. Dicho estilo, denominado capacitador o coach, busca la mejora de las habilidades profesionales. Para que un líder sea capacitador, requiere interés genuino por las personas y estar dispuesto a invertir tiempo en ellas… cosa que desgraciadamente, no siempre ocurre. La frase que podría resumirlo es “inténtalo”.

Cuido las relaciones sociales. Los líderes que utilizan este estilo, también se denomina afiliativo, dan prioridad a las personas antes que a las tareas o los objetivos. Favorece el buen ambiente de trabajo y que haya confianza entre los miembros del equipo. Pero como comentamos antes, a veces los colaboradores necesitan directrices claras para actuar y saber cómo tienen que mejorar, por lo que la afiliación se debe combinar con la orientación. Es más, incluso cuando un líder abusa del estilo afiliativo, le cuesta diferenciar el desempeño del equipo y tiende al “café para todos”, tan nocivo en la cultura española. Por ello, no es precisamente un estilo que haya que utilizar en exceso. Y la frase que lo resume podría ser “las personas, primero”.

Ordeno y mando. Es un estilo de dirección coercitivo, en donde se impone un punto de vista y se rechaza cualquier otra propuesta. Los colaboradores acaban sintiendo que no hay mucho margen de maniobra y se termina imponiendo la ley del silencio. Esta forma de actuar no resulta efectiva a medio o largo plazo, aunque desgraciadamente es de la más habituales. Sin embargo, hay que reconocer que existen situaciones donde se demanda este estilo: cuando se ha de romper con tradiciones tóxicas en la compañía, tomar decisiones en un tiempo límite o no dar cancha a empleados conflictivos. La frase resumen es “haz lo que te digo”.

Imítame. “Haz lo que yo espero sin necesidad de que te lo cuente” sería una frase que resume esta forma de liderar. Dicho estilo no suele tener buenos resultados, excepto cuando las personas han de imitar las tareas que realiza el jefe. También es útil cuando tenemos un gran experto en la materia y buscamos aprender imitando sus modos de trabajo. Pero en cualquier caso, el estilo imitativo suele coartar el desarrollo del talento de los colaboradores.

El líder ha de contar con los seis estilos. Es tan perjudicial no saber ser afiliativo como no ser coercitivo en determinados momentos. Sin embargo, en situaciones “normales”, podríamos decir, el líder debería apoyarse fundamentalmente en el orientativo, capacitador y participativo; o lo que es lo mismo, no abusar de los estilos imitativos y coercitivos (más propios de un gestor) que limitan el desarrollo de las capacidades de los profesionales y la generación del compromiso. Por cierto, ¿cómo es tu jefe o cómo te ves a ti mismo? Sin embargo, la experiencia demuestra que el ser humano es en general bastante autocomplaciente con su forma de gestionar (¡y eso que dicen los sociólogos que algunos latinos tenemos problemas de autoestima!). Esta idea la resumió cinematográficamente un directivo después de medir su estilo de liderazgo y comparar la respuesta con la de sus colaboradores: “Yo me veía como George Clooney y vosotros me habéis dicho que soy como King Kong”. Al menos, tuvo sentido del humor.

Fórmula

El líder ha de saber utilizar diferentes estilos de dirección dependiendo de cada circunstancia y de cada persona.


Recetas

Si lideras un grupo de personas, reflexiona: ¿Cuáles son tus puntos fuertes y débiles? ¿Qué estilo te caracteriza y cuales deberías potenciar?
Piensa en las ventajas que aportaría al grupo combinar varios estilos en función de la situación.
Atrévete a pedir opinión para considerar que se debe cambiar y cuál es la mejor manera de hacerlo. Y no te preocupes… nadie es perfecto y todos podemos cambiar.

Referencias

Goleman, D., Boyatzis, R., y McKee, A. (2010). El líder resonante crea más. Barcelona: Debolsillo

Goleman, D. (2000). Leadership that gets results. Harvard Business Review.


Jericó, P (2008): La nueva gestión del talento, Prentice Hal

viernes, 8 de diciembre de 2017

La hipocresía fundamental. La verdad es lo que dicen los que mandan

Juan José Millás, "Perro mundo. Cuando Nevenka Fernández denunció el acoso sexual del entonces alcalde de Ponferrada, sufrió el aislamiento de la izquierda y los movimientos feministas, seguramente porque era de derechas, guapa e inteligente", en El País, 8-XII-2017:

“Esta es la historia de una mujer sensata que cuando se dio cuenta de que todo lo que le habían contado era mentira, fue al juzgado, denunció los hechos y lo puso todo patas arriba”.

Lo que hizo la joven al revelar su caso fue evidenciar la doble moral de la sociedad en la que vivía

De ese modo comienza mi libro sobre Nevenka (Hay algo que no es como me dicen, editado por Aguilar y ahora reeditado por DeBolsillo), pues lo primero que me llamó la atención cuando la conocí fue su sentido común y la capacidad de ese sentido para desbaratar el fraude. En efecto, lo que hizo la joven al revelar su caso fue evidenciar la doble moral de la sociedad en la que vivía, en general, y la del PP, partido al que pertenecía, en particular. Desde la perspectiva de hoy puede resultar increíble, pero lo cierto es que los dirigentes de ese partido se pusieron de inmediato al lado de Ismael Álvarez, el acalde acosador. Cuando digo los dirigentes, quiero decir asimismo las dirigentes (el genérico, que no siempre llega), entre las que se contaba Ana Botella, que (también desde la perspectiva actual parece alucinante) enseguida sería concejala de Asuntos Sociales de la Comunidad de Madrid y más tarde su alcaldesa. Los suyos le dieron la espalda, en fin, por quitarles la careta.

Lo que percibí entonces en Nevenka fue una suerte de extrañamiento de sí misma y de su identidad, como si se preguntara cómo podía haber pertenecido a ese mundo, cómo podía haber sido uno de ellos, una de ellas (otra vez, las insuficiencias del genérico). Me recordó en ese sentido al protagonista de la película Missing, de Costa Gavras, interpretado por Jack Lemmon y basada en una historia real. Si ustedes se acuerdan, Lemmon hace el papel de un norteamericano conservador cuyo hijo ha desaparecido bajo la dictadura de Pinochet. El hombre, desoyendo numerosas advertencias, decide viajar a Chile para averiguar qué ha ocurrido. Como su ideología no está muy alejada de la de los golpistas, piensa que le ayudarán y que resolverá enseguida el problema. Cuando llega a Santiago y comienza a ir de un ministerio a otro, de una ventanilla a otra, y va haciéndose cargo de la corrupción moral de aquellos a quienes había tomado por correligionarios, se extraña de sí mismo y vuelve a los EE UU convertido en otro. ¿Cómo he podido ser uno de ellos?, se pregunta.

Rechazada por unos y por otros, con una atención mediática más interesada en los aspectos superficiales del caso, la joven alcanzó un grado de soledad terrible

Tal extrañamiento proporciona un grado de soledad extraordinario que crece de forma exponencial si tampoco recibes apoyo de quienes hasta entonces fueron tus adversarios políticos. Tal fue el caso de Nevenka, que no fue acogida por la izquierda ni por los movimientos feministas, seguramente porque era de derechas, también porque era guapa. Peor aún: porque era inteligente, Que se joda o que no hubiera sido de derechas, vinieron a decir. Que no hubiera sido guapa. Que no hubiera sido inteligente.

Rechazada por unos y por otros, con una atención mediática más interesada en los aspectos superficiales del caso que en su sustancia, la joven alcanzó un grado de soledad terrible, en el que milagrosamente consiguió hacerse fuerte y desde el que obtuvo el impulso moral, primero, para volver a armarse con materiales psíquicos distintos de aquellos que se le habían venido abajo, y para denunciar luego públicamente su calvario. El proceso, como es de sobra conocido, estuvo repleto de incidencias entre las que destacó aquella joya verbal de José Luis García Ancos, fiscal jefe del Tribunal Superior de Castilla y León, según la cual resultaba dudoso que Nevenka hubiera sido acosada al no tratarse de “una cajera de Hipercor que tuviera que dejarse tocar el culo para asegurar el pan de sus hijos”. ¿Una anécdota? Para nada, tales eran las categorías en las que nos movíamos hasta anteayer y que quizá aún no hemos abandonado. No del todo.

No produjo escándalo que la víctima hubiera tenido que exiliarse mientras que el verdugo leía el pregón de las fiestas de su pueblo

Los políticos que habían preferido no opinar sobre el asunto hasta que la justicia se manifestara, permanecieron mudos cuando el Supremo confirmó la sentencia condenatoria contra Ismael Álvarez. “La noticia”, dije en el epílogo de mi libro, “cayó como en el interior de una campana de vacío, sin que se produjera ningún eco, ninguna reacción”. No recuerdo haber leído ningún editorial de interés sobre el asunto. Tampoco produjo escándalo que la víctima hubiera tenido que exiliarse mientras que el verdugo leía el pregón de las fiestas de su pueblo.

Diccionarios en línea del cliché lingüístico

Jaime Rubio Hancock, "Este diccionario con 3.500 clichés te ayudará a no repetirte como el ajo. Hay que andarse con mil ojos en el campo de minas que es la hoja en blanco". El País, 24-XI-2017:

Para ver los diccionarios en línea, "pinchar" el enlace al artículo, y de todas formas es este

http://diccionariodelcliche.umh.es/


Es muy difícil leer un texto y no tropezar con cliché: las elecciones siempre son la fiesta de la democracia, las redes se ponen a arder en cuanto uno se despista y cada semana hay dos o tres partidos del siglo. Estas frases hechas crecen como setas, se repiten hasta la saciedad y acaban empachando al pobre lector.

José A. García Avilés, profesor en la Facultad de Periodismo de la Universidad Miguel Hernández de Elche (UMH), ha agarrado este toro por los cuernos y ha reunido 3.500 clichés en un diccionario online, con el objetivo, explica, de que los futuros periodistas “sean conscientes de que el lenguaje es su herramienta de trabajo”. Lo ha elaborado con aportaciones de sus alumnos y con la colaboración del también profesor de la UMH Miguel Carvajal.

Su diccionario no se deja casi nada en el tintero, sobre todo teniendo en cuenta que desde su publicación el martes 21 de noviembre ha recibido aún más contribuciones de los internautas, que nunca pierden comba. La página no es solo una lista negra de expresiones, sino que también enlaza a la búsqueda en Google de cada frase, por si alguien quiere meterse en faena.

Y en unas semanas, nos cuenta, tendrá listo “un editor de textos posmoderno”, llamado Chejov, que señalará “los clichés, anglicismos y expresiones redundantes” de nuestros escritos. Al loro, porque ya no habrá excusa para meter la pata.

El que esté libre de culpa, que tire la primera piedra

Como se explica en la página de este proyecto, los periodistas debemos entonar un mea culpa y asumir la cruda realidad: hemos contribuido a la difusión de estos tópicos que si no hemos leído un millón de veces, no hemos leído nunca.

Deberíamos, por tanto, hacer propósito de enmienda y recordar el consejo de George Orwell, gran escritor y mejor persona, que recomendaba no escribir ninguna frase que ya hayamos leído con anterioridad.

Según nos explica García Avilés, los tópicos periodísticos se dan sobre todo en tres ámbitos, así que estemos ojo avizor cuando los tratemos:

- Las coberturas de tragedias y accidentes. ¿Cómo son los incendios? Dantescos. ¿Qué ocurre con todas las alarmas? Se encienden. ¿Cómo son las circunstancias? Trágicas.

- Los rituales, como elecciones, aniversarios, manifestaciones. ¿Cómo son todos los días? Históricos. ¿Qué hacen las polémicas? Se desatan. ¿Qué ocurre con las reacciones? Que nunca se hacen esperar.

- Los deportes. ¿Qué acecha en la parte baja de la tabla? El fantasma del descenso. ¿Qué son los penaltis? Una lotería. ¿Qué cualidad tienen los goles marcados antes del descanso? Son psicológicos.

Como se puede apreciar -y como confirma García Avilés-, muchas de estas expresiones fueron en su momento innovaciones muy originales. Pero después de usarse miles de veces, dejan de ser una imagen innovadora y se convierten en un lugar común. Es decir, acaban siendo víctimas de su propio éxito.

Eso sí, García Avilés está acercando la herramienta a estudiantes de otras facultades y carreras, “ya que los clichés no son solo patrimonio nuestro”. En efecto, no solo hay que leerle la cartilla a los plumillas: el diccionario puede ser útil para estudiantes de Derecho o, sobre todo, de Ciencias Políticas, teniendo en cuenta el uso que hacen nuestros representantes de muchos de estos tópicos. Desde luego, nadie pondría la mano en el fuego por su originalidad.

Las dos caras de la misma moneda

No es que los clichés sean siempre un craso error. Más bien son un arma de doble filo, explica García Avilés, ya que si los usamos es porque conocemos al dedillo su significado y, por tanto, para el lector queda claro como el agua lo que estamos intentando decir.

Sin embargo, casi siempre merece la pena estrujarse las meninges y dar con una solución que no sea tan manida como estas frases que están más vistas que el TBO. Este pequeño esfuerzo llevará a que el texto se comprenda al menos igual de bien y a que el lector aplauda con las orejas. En caso contrario, corremos el riesgo de quedar a la altura del betún.

Es decir, si hay que usar un tópico, que sea de higos a brevas y no a la brava. Mejor llamar a las cosas por su nombre y limpiar de polvo y paja nuestros textos, para que brillen como una patena y podamos dejar así el pabellón bien alto. Esperemos que esta iniciativa de García Avilés no caiga en saco roto.

Pasando a la historia

Durante seis semanas, José A. García Avilés, profesor en la Facultad de Periodismo de la Universidad Miguel Hernández de Elche, hizo inventario con ayuda de sus alumnos de estas expresiones, aunque quien más contribuyó fue su madre, maestra jubilada que le proporcionó 500 de estos clichés.

Esto le sirvió para darse cuenta de que a algunos tópicos están de rabiosa actualidad, pero otros pasan de moda y están más bien de capa caída. “Como, por ejemplo, a buenas horas mangas verdes. Merece la pena rescatar algunos de ellos y rastrear su origen para ver de qué tradiciones beben”.

Siguiendo el mismo ejemplo y según el Diccionario de dichos y frases hechas de Alberto Buitrago Jiménez, la expresión “a buenas horas mangas verdes” se remonta a finales del siglo XV, cuando los Reyes Católicos fundaron el cuerpo de cuadrilleros de la Santa Hermandad, una especie de policía rural que se hizo famosa por llegar siempre tarde. Su uniforme era una casaca con las mangas verdes.

Los clichés más habituales, explica García Avilés, vienen de campos como la religión (al fin y al cabo, doctores tiene la iglesia), las actividades del campo (porque de aquellos polvos vienen estos lodos), los juegos de azar (y deberíamos tomar cartas en este asunto), el deporte (en especial del boxeo y del fútbol, aunque eso no significa que tengamos que tirar la toalla), de la gastronomía (al pan, pan y al vino, vino), de la navegación (es evidente que urge tomar un rumbo nuevo) de la sexualidad (incluso aunque hablemos del sexo de los ángeles) y, cambiando de tercio, también de los toros.

Leísmo

Lola Pons Rodríguez, "Eres leísta… y no lo sabes. Si quieres a tu hermano, ¿le quieres o lo quieres?" El País, suplemento Verne, 8 - XII - 2017:

Si, hablando de tu padre, dices que le quieres, le respetas o le abrazas, además de ser un buen hijo, eres un leísta. No debes asustarte. Los Reyes Magos no se portarán peor contigo que con los que dicen lo quiero, lo respeto y lo abrazo, pero has de saber que ellos están siguiendo el uso no leísta de los pronombres lo / le y tú en cambio, estás desplazando a lo en favor de le. En suma, tú eres leísta... y no lo sabes.

¿Cómo reconocer un leísmo? Piensa que tenemos una pareja de pronombres: lo va con la (lo-la, como la autora de este artículo); y luego hay un pronombre suelto, un soltero de la vida, que es le. A grandes rasgos, puedes aplicar esta norma de andar por casa. Si pasas una frase a femenino y usas la es porque en masculino deberías usar lo. O sea, que si a tu madre la amas, la llamas, la ves todos los días y la acompañas a clases de alemán, a tu padre deberías amarlo (y no amarle), llamarlo, verlo a diario y acompañarlo a clases.

¿De dónde ha salido el leísmo? La pareja lo /la y el soltero de oro le (con sus respectivos plurales) son pronombres, y como tales sirven para sustituir a elementos que hemos dicho o vamos a decir en una frase. Por ejemplo, si tenemos los enunciados A mi hermano lo veo y A mi hermano le escribo, los pronombres lo y le, ambos completamente correctos, están reemplazando a mi hermano. Pero ¿por qué en un caso mi hermano es lo y en otro le? Ello depende del papel sintáctico, o sea, de la función que “mi hermano” representa en la frase. En veo a mi hermano, es un complemento directo (en latín lo llamarían acusativo) y en escribo a mi hermano es indirecto (en latín, dativo). Estamos ante un mismo elemento que juega distintos papeles, como cuando un futbolista juega a veces de defensa y a veces de centrocampista.

Pues bien, desde los orígenes del castellano (¡y desde el latín!) ha sido común que los pronombres asuman a veces un papel que no es el que les toca. Sobre todo, eso ha ocurrido con le, el pronombre que es el soltero-roba-parejas que muchas veces ha barrido a lo.

Los casos del tipo le quiero o le llamo corresponden al tipo de leísmo más extendido en el mundo hispánico, el leísmo de persona masculino singular. O sea, hay más leísmo cuando nos referimos a una sola entidad (se da más en a mi hermano le quiero que en a mis hermanos les quiero), cuando esa entidad es masculina y cuando nos referimos a una persona (a mi novio le llamo a diario), o a un ser animado conocido (a mi perro le quiero lo oímos con leísmo frente a al gato del restaurante no lo soporto, donde, en cambio, sería más raro encontrar un leísmo).

Este leísmo de persona masculino es muy usado cuando se asocia a formas de cortesía. Así, llevando a una señora a la puerta podemos decirle: no se preocupe, la acompaño, pero ¿y si fuese un señor?, ¿diríamos le o lo acompaño? Si aplicamos el esquema que decíamos antes, tenemos que ante un la para el femenino, la opción para el masculino sería lo. Si usas le acompaño, de nuevo eres leísta... y a lo mejor tampoco lo sabías.

Otras clases de leísmo son más raras, como el de cosa (el coche le aparqué lejos) o el femenino (a mi madre le quiero). También son más infrecuentes otros “ismos” relacionados con los pronombres de tercera persona del singular del español: el laísmo (a ella la gusta el espectáculo) y el aún más raro loísmo (los escribí una carta a mis hermanos). Obviamente, este truco de buscarle a la siempre una pareja en lo no te sirve si eres laísta, o sea, si dices la dije cuatro cosas.

Si eres leísta de persona masculina... estate tranquilo: lo más probable es que el resto de leístas que te rodea tampoco se haya dado cuenta. Esta clase de leísmo es la más extendida en el mundo hispánico: se da en España y en América, aunque mucho más en la Península ibérica que en el español americano. Por su difusión, este es el leísmo más aceptado en los medios y en España suele pasar desapercibido para correctores o hablantes que, en cambio, identificarían claramente el laísmo y loísmo. Estos prácticamente no se dan en América y solo en algunas zonas centrales y norteñas de España.

Curiosamente, la norma académica del español respecto al leísmo ha sido muy cambiante. Así como ahora se declara que el leísmo de persona masculino se ha generalizado y es parte del uso estándar, la Real Academia en el siglo XIX no solo aceptaba el leísmo sino que incluso hasta 1854 censuraba el uso de lo para masculino singular. Esa postura lanzó a muchos autores literarios andaluces y extremeños a hacerse leístas, alejándose del uso vernáculo que tenían espontáneamente en origen. La postura cambiante ante este asunto resulta una buena muestra de hasta qué punto el prestigio de los fenómenos lingüísticos es fluctuante por fechas y áreas. El leísmo de persona, el más extendido en centro y norte, ha sido el más generalizado históricamente por influencia de la corte. Hoy es el aceptado por la norma académica, aunque utilizar lo para formas como lo abrazo o lo quiero siga siendo la opción completamente correcta.

¿Por qué somos leístas? Los hablantes han tendido a convertir la pareja lo/la y al soltero le en un trío de pronombres muy bien avenido, no separado por el papel que tienen en la frase sino por su género: la para femenino, le para masculino y lo para elementos no personales (algo parecido a lo que ocurre con los demostrativos este, esta y esto).

Pero junto a esta razón hay otra causa histórica que explica el inicio de lo que llamamos hoy leísmo, laísmo y loísmo: un fenómeno de contacto lingüístico, de cómo se comportan los hablantes cuando aprenden algo que es nuevo para ellos. Ocurrió cuando los vascos aprendieron a hablar el castellano: modificaron ese sistema porque ellos no tenían género en su lengua de partida. Luego los cántabros se pusieron en contacto con ese sistema, y gradualmente, el sistema modificado se fue expandiendo hacia el centro y sur conforme se extendía el castellano en la Edad Media. Laísmo y loísmo no rebasaron el área central de la Península, y tampoco el leísmo de cosa. Esta teoría, formulada por la filóloga Inés Fernández-Ordóñez, ha modificado la idea tradicional que teníamos del surgimiento del leísmo.

Tengamos en cuenta que ha sido justamente en las zonas en que el español se ha puesto en contacto con otras lenguas no romances donde han surgido fenómenos más interesantes relativos al leísmo y sus hermanos. Así, hay zonas de Ecuador que solo conocen le como único pronombre (ni lo, ni la, adiós a la pareja) y dicen le conoció a Luisa o la casa le vendió. En parte del español andino lo y le han barrido a la, y dicen a Luisa lo acompañaban sus amigos). En el centro y oriente de Asturias usan lo cuando se refieren a un elemento que se expresa de forma no contable, no separable (o sea, una caja de leche es separable, pero la leche o el agua mencionadas sin cuantificar no lo son, por eso dicen la leche lo echo aquí).

Como en otras ocasiones hemos visto, pararnos en un asunto de variación interna del español nos muestra que la clave está siempre en la historia y que la valoración que damos a los hechos de lengua es cambiante. Si nos parece aceptable el leísmo de persona masculino, es simplemente porque hay más gente que lo practica. Si nos parece poco recomendable el laísmo es porque es un fenómeno muy restringido dentro de la comunidad hispánica. Pero ser laísta, loísta o leísta no debe de ser un gran pecado. Al fin y al cabo, durante siglos en el Padre Nuestro pedíamos a Dios “el pan nuestro de cada día dánosle hoy” con un pedazo de leísmo de cosa que no causó, que sepamos, ningún enfado divino.

miércoles, 6 de diciembre de 2017

Mapa de paraísos fiscales

La UE ya tiene su ‘lista negra’ contra el fraude: identifica 17 paraísos fiscales
Entre las jurisdicciones incluye a Corea del Sur, Panamá y Túnez. Hay otras 47 economías en una 'lista gris' con mejoras pendientes

CLAUDI PÉREZ

Bruselas 6 DIC 2017 - 11:40 CETNo está Suiza, paraíso fiscal desde principios del siglo pasado y con casi dos billones de euros de fortunas extranjeras, según cálculos de los expertos. No están Bermudas ni las islas del Canal de la Mancha, reconocidos lavaderos del dinero oscuro. Pero la UE publicó este martes su lista negra de paraísos fiscales, con 17 jurisdicciones no cooperativas y algún caso sonado como Corea del Sur o Panamá. Europa mete a 47 países más en una lista gris de Estados que, como Andorra, se comprometen a adecuar su legislación a los estándares europeos.

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El secreto bancario está intacto: solo ha muerto en las revistas mal informadas. Y los paraísos fiscales nunca han gozado de tan buena salud: la impunidad de los defraudadores es prácticamente total, según Gabriel Zucman, profesor de la London School of Economics y uno de los mayores expertos en ese asunto. Pero Europa puso su grano de arena para tratar de acabar con uno de los sumideros de los maltrechos presupuestos públicos de Occidente. Dos años después de comprometerse, la UE publicó una lista negra con 17 jurisdicciones no cooperativas, entre las que destacan Corea del Sur (una de las grandes potencias industriales del mundo) y Panamá (tristemente conocida por las revelaciones de los Panamá Papers, entre los que hay varios españoles de renombre).

El primer objetivo es señalar con el dedo, para que esos países sientan el peso del coste reputacional asociado a facilitar la evasión fiscal. Pero la inclusión en esa lista comporta otras desventajas: los países señalados no podrán recibir fondos europeos, y se estrechará la vigilancia sobre los particulares y empresas que operen en ellos. En la lista figuran —además de Corea del Sur y Panamá— Bahréin, Barbados, Emiratos Árabes, Granada, Guam, Islas Marshall, Macao, Mongolia, Namibia, Palau, Panamá, Samoa, la Samoa Americana, Santa Lucía, Trinidad y Tobago y Túnez.

Los ministros de Finanzas de la UE, además, acordaron una lista gris con 47 países adicionales, que se han comprometido a modificar sus legislaciones nacionales para adecuarlas a los estándares europeos e internacionales. Andorra está en ese grupo, junto a Marruecos, Cabo Verde, Turquía, Hong Kong, Bosnia, Serbia, Vietnam, Jamaica o Armenia.

“Esas listas son un progreso sustancial”, explicó el eurocomisario Pierre Moscovici. “Pero sigue siendo una respuesta insuficiente ante la escala de la evasión fiscal global”, admitió. “Habrían sido preferible medidas más contundentes”, abundó el vicepresidente comunitario, Valdis Dombrovskis. Los ministros no quisieron ir más lejos. En parte porque en la propia Unión no hay paraísos, pero sí limbos fiscales: Luxemburgo y Malta se opusieron a sanciones más rotundas. Irlanda y Holanda dan todo tipo de facilidades para la elusión fiscal. Y algo parecido ocurre con territorios vinculados al Reino Unido, como Bermudas, Islas Caimán o las Islas del Canal, que quedaron fuera de la lista negra en lo que se considera una victoria diplomática de Londres.

“Se trata de un paso importante”, afirmó el ministro español Luis de Guindos al acabar el Ecofin. Pero Oxfam Intermón criticó con dureza la insuficiente ambición de la UE: “Es sorprendente que en la lista negra haya solo países pequeños o economías emergentes, mientras que algunos de los paraísos fiscales más reconocidos se escapan a la lista gris”, afirmó Susana Ruiz, responsable de justicia fiscal de esa ONG. Bruselas se propone evaluar constantemente a esos países para garantizar que aprueban las reformas a las que se han comprometido.

Algo está cambiando con respecto a la permisividad de Occidente con los paraísos. Los bancos suizos han tenido que pagar multas millonarias a EE UU y se han declarado culpables por facilitar la evasión fiscal; Washington, además, dio un golpe decisivo al obligar al intercambio automático de datos, que ha forzado a Suiza y otros países a hacer un ejercicio de transparencia al que se negaron durante años. Europa va por detrás: la directiva del ahorro va en la buena dirección, pero Luxemburgo, Austria, Malta, Holanda e Irlanda bloquean medidas más ambiciosas.

domingo, 3 de diciembre de 2017

Entrevistas inéditas con Lorca


Pero el poeta, asesinado en Granada al alba de la Guerra Civil, fue el hombre más entrevistado de su tiempo. Y esa voz queda en periódicos y revistas del mundo hispano. 133 están en Palabra de Lorca. Declaraciones y entrevistas completas (Malpaso, 2017), preparado por Rafael Inglada con la colaboración de Víctor Fernández, y en Treinta y una entrevistas a Federico García Lorca (Entornográfico Ediciones, 2017), una reedición corregida y aumentada de las conversaciones periodísticas que le encargó a Andrés Soria Olmedo (para Aguilar) el editor Jaime Salinas, que sí escuchó la voz del poeta en casa de Pedro Salinas, su padre, poeta y amigo de Lorca.

Ya no hay nadie que pueda decir cómo era su voz. “Acaso”, dice Soria Olmedo, “jóvenes que estuvieran en La Barraca. Pero tampoco creo que haya supervivientes”.

En el libro de Malpaso hay 52 entrevistas que nunca fueron publicadas en las obras completas, cuya última edición es de 1996. En este tomo se reproducen testimonios póstumos sobre lo que se le escuchó decir al poeta asesinado fuera del formato de entrevistas. De Indro Montanelli, por ejemplo, el periodista italiano, que recoge asombrado un sueño de Lorca sobre Salvador Dalí. El más conmovedor de esos recuerdos es el que ya publicó en 1978 su amigo Rafael Martínez Nadal.

 Entrevista con el poeta en la publicación argentina 'Aconcagua', en 1933.ampliar foto
Entrevista con el poeta en la publicación argentina 'Aconcagua', en 1933.
Ahí está Lorca desgarrado y premonitorio. Días antes de partir a Granada, donde sería asesinado el 18 de agosto, Lorca fue a ver a Rafael a su casa. Tenía miedo, no quería quedarse solo en su casa de Alcalá 102, y le preguntó a la madre de Rafael qué debía hacer, si permanecer o irse de una ciudad en cuyos campos él mismo vislumbraba un porvenir lleno de muertos. Le ofrecieron casa y él simuló dudar, pero la decisión estaba tomada, iría a Granada. "Me voy a Granada y que sea lo que Dios quiera". Le dejó a Rafael todas sus cosas, para que las destruyera si le pasaba algo. Entre esas cosas estaba el manuscrito de El público, inédito hasta 1976; Lluís Pasqual hizo de esa pieza insólita una versión que pone los pelos de punta, porque en ella se oye esa última voz desgarrada de Lorca agarrándose al público, que fue su vida.

Lorca era un buen entrevistado. Dos periodistas de La mañana de León (Rafael Fernández Cabal y Francisco Pérez Herrero, 12 de agosto de 1933) lo encontraron especialmente locuaz. Hablan del compromiso político del escritor y a él se le viene lo que pasa con Rafael Alberti. “Ahí tienen ustedes el caso de Alberti, uno de nuestros mejores poetas jóvenes que, ahora, luego de su viaje a Rusia, ha vuelto comunista y ya no hace poesía, aunque él lo crea, sino mala literatura de periódico. ¡Qué es eso de artistas, de arte, de teatro proletario!... El artista, particularmente el poeta, es siempre anarquista, sin que sepa escuchar otras voces que las que afluyen dentro de sí mismo, tres fuertes voces: la voz de la muerte, con todos sus presagios; la voz del amor y la voz del arte…”.

Sería difícil hoy encontrar voces así, en público, incluso entre acérrimos adversarios de la vida literaria actual. Miren lo que dice Lorca de Valle-Inclán y de Azorín.

—¿Qué le parece Valle-Inclán como poeta?

—Detestable. Como poeta y como prosista. Salvando el Valle-Inclán de Los esperpentos, ése sí, maravilloso y genial, todo lo demás de su obra es malísimo. Como poeta, un mal discípulo de Rubén Darío, el grande. Un poco de forma, de color, de humo… pero nada más (…). Además, y esto es para indignar a cualquiera, ahora nos ha venido fascista de Italia. Algo así como para arrastrarlo de las barbas… ¡Ya tenemos otro Azorín!...

—A propósito, ¿qué nos dice usted de Azorín?

—No me hablen ustedes… Que merecía la horca por voluble. Y que como cantor de Castilla es pobre, muy pobre. (…) ¡Qué gran diferencia entre la Castilla de Azorín y la de Machado y Unamuno!... ¡Qué diferencia!”

Tanto Soria Olmedo como Inglada y Fernández destacan una entrevista insólita que se halla en ambas compilaciones, la que se hicieron mutuamente el caricaturista Luis Bagaría y Federico García Lorca para inaugurar una sección de aquel en El Sol el 10 de junio de 1936, vísperas del desastre. Bagaría hacía chistes con Miguel Mihura y aquí hablan el poeta y él, de coña y en serio, de filosofía, del ser y de la muerte. Ahí Lorca cita a sus maestros, Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez.

Y de Granada se habla en casi todas las entrevistas, las nuevas y las viejas. Al periodista Rodolfo Gil Benumeya le dice (La Gaceta Literaria, 15 de enero de 1931) cuando iba a irse a Nueva York "tan tranquilo". "Yo creo que el ser de Granada me inclina a la comprensión simpática de lo perseguido. Del gitano, del negro, del judío…, del morisco que todos llevamos dentro. Granada huele a misterio, a cosa que no puede ser y, sin embargo, es. Que no existe, pero influye o que influye precisamente por no existir, que pierde el cuerpo y conserva aumentado el aroma. Que se ve acorralada y trata de injertarse en todo lo que le rodea, y amenaza para ayudar a disolverla”.

No hay tema que rehúya el entrevistado Lorca. No, tampoco el de su homosexualidad. Inglada, que es especialista en Picasso pero que en el tiempo libre ha buscado horas infinitas para Lorca (y para Buñuel y la vanguardia), encuentra que en estas entrevistas, hay materia “para una especie de autobiografía” del poeta más locuaz, alegre y desgarrado del siglo XX. Víctor Fernández, lorquiano desde los 14 años, ahora periodista en La Razón, agradece a Ian Gibson que el gran especialista en Federico le aconsejara que se viera con Inglada para rendir ahora juntos (“y enfermos de Lorca”) este homenaje que reúne todas las palabras que el poeta les dijo a otros antes de irse definitivamente a Granada. Ahí ya se perdió su voz. Pero su palabra es eterna.

LA VOZ PERDIDA

Se perdió la voz de Lorca. Tacharon, por ejemplo, en Argentina, donde tanto habló, las cintas en las que fue grabada: encima pusieron cualquier cosa. Y no hay ni un registro de nada, ni del piano. ¿Y cómo debía de ser su voz? Andrés Soria Olmedo es granadino. Cree que Lorca debía tener el mismo deje de Francisco Ayala (que le entrevistó, por cierto) o de Luis Rosales. “Una voz no muy poderosa, pero entonada, sin pretensiones de engolamiento”. Así hablaba su hermano Francisco, al que sí se le puede escuchar en muchas grabaciones. “Parecida pronunciación”, dice Soria. ¿Y qué hay en lo que decía? “Alegría y tristeza”, dice Rafael Inglada, “sinceridad”. Víctor Fernández añade: “Y, a veces, se le nota mentirosillo, fantasioso”. “Era un buen entrevistado, es verdad que a veces él mismo se mejora un poquito, se quita un año, se modela algo para parecer mejor. Pero tiene opiniones radicales y era un buen sujeto para entrevistas. Aquello era un género nuevo y él lo aprovechó mucho”. La alegría de encontrar tanta entrevista nueva es, para Inglada y para Fernández, el mejor medicamento que han podido encontrar para la común enfermedad que los anima, el amor a Federico García Lorca, cuya voz ellos y Soria Olmedo han devuelto en libros distintos del papel del que viene.

sábado, 2 de diciembre de 2017

Vida más allá de la vida. Entrevista con Raymond Moody

Raymond Moody: "No me da miedo la muerte, me da mucho más miedo la vida"

FRANCISCO LÓPEZ-SEIVANE

2 DIC. 2017 03:08

"Curiosamente, los 'resucitados' regresan todos diciendo que ya no pertenecen a ninguna religión".

"El resultado de mis investigaciones no supone ninguna prueba irrefutable de que haya vida después de la vida".

NOMBRE: Raymond Moody, padre de cuatro hijos, psiquiatra y licenciado en filosofía.

ES FAMOSO POR: su libro 'Vida después de la vida'.

EDAD: 73 años. Porterdale, Georgia (EEUU).

PROYECTO: ha estudiado a 1.000 personas que tuvieron experiencias 'post mortem'.

SU TESIS: "Tiendo a aceptar que puede haber algún tipo de existencia más allá de la vida".

El doctor Raymond Moody alcanzó fama mundial a principios de los 70 al publicar los resultados de su investigación sobre personas resucitadas, es decir, sobre aquellos individuos que, habiendo sido declarados clínicamente muertos, habían vuelto inexplicablemente a la vida. Lo más llamativo fue descubrir que eran muchos quienes habían vivido semejante trance. En efecto, una encuesta de la Gallup reveló que, sólo en los Estados Unidos, más de ocho millones de personas aseguraban haber muerto y resucitado, como Lázaro. Vida después de la vida, el libro en el que el doctor americano daba cuenta de los resultados de su investigación, vendio más de 15 millones de copias, pero hubo también voces que se alzaron contra lo que muchos empezaban a considerar una prueba irrefutable de que existía vida después de la vida.Raymond Moody (73), padre de cuatro hijos, dos de ellos adoptados, doctor en filosofía, psiquiatra, licenciado en Historia antigua, profesor emérito de psicología en la universidad de Carrolton (Georgia, EEUU) y de Estudios de la Consciencia en la Universidad de Nevada (Las Vegas), ha estado en Madrid el pasado fin de semana para participar en un congreso y parece tener claras dos cosas: que sus investigaciones no constituyen ninguna prueba irrefutable de que exista vida después de la vida y que los relatos de las experiencias post mortem que le hicieron los casi 1.000 resucitados que entrevistó durante su investigación no pueden ser explicadas en modo alguno desde la ciencia. Dice que no soporta a parapsicólogos, escépticos cientifistas y a los fundamentalistas religiosos.
¿Existe vida después de la vida?
Me he cansado de repetir desde el primer día que el resultado de mis investigaciones no supone ninguna prueba irrefutable de que haya vida después de la vida. Simplemente estamos ante un fenómeno, por el momento, inexplicable. Tiendo a aceptar que puede haber algún tipo de existencia más allá de la vida, pero no es más que un sentimiento personal.
¿Qué es lo que relatan los resucitados?
Casi todos hablan de lo que podríamos llamar 'memoria panorámica', una visualización de los momentos más importantes de su vida, que pasan rápidamente ante sus ojos. Después viene esa especie de túnel con la luz al fondo. Y, finalmente, el recibimiento en la luz de los seres queridos que les habían precedido en la muerte, la sensación de dicha, la ausencia de espacio o tiempo, la impresión de que todo es luz, la resistencia a abandonar ese estado y, por fin, el despertar de nuevo a la vida. Lo más significativo es que prácticamente todos cuentan la misma historia, y todos vuelven transformados. Dejan de sentir miedo ante la muerte, se muestran cooperativos y amables, se desinteresan de la religión, etc.
Algunos especialistas sostienen que lo que experimentan las personas en el trance de la muerte es resultado de ciertos procesos bioquímicos en el cerebro.
Si, eso pensaba yo también al principio, pero con el tiempo mi intelecto tuvo que admitir que muchas cosas no podían explicarse de ese modo. Cuando alguien te dice que ha estado fuera de su cuerpo y ha visto lo que ocurría en otra sala mientras le resucitaban y compruebas que lo que te dice es absolutamente exacto, te quedas perplejo. No tengo el menor interés en persuadir a nadie de que existe vida después de la muerte. Que cada uno se forme su propio criterio. Lamentablemente, no puedo explicar tampoco cómo se producen ni cómo deben ser interpretados estos fenómenos, pero no me cabe la menor duda de que son auténticos y genuinos. Y muy antiguos, no olvidemos la resurrección de Lázaro o la del propio Jesús. En la época romana ya era muy frecuente que los crucificados resucitasen, por eso sospecho que las imágenes que nos relatan los resucitados es lo que ha contribuido a crear, a lo largo de los tiempos, la idea de que existe un Más Allá en todas las religiones.
¿Podría decirse que entre la vida y la muerte existe una tierra de nadie de la que regresan los resucitados?
En el lenguaje ordinario siempre utilizamos metáforas espaciales o temporales. Nos referimos a la 'vida después de la muerte' que es una metáfora temporal, o al 'más allá', que es una metáfora espacial. Todas las palabras que empleamos implican espacio y tiempo, pero lo que estos pacientes nos relatan cuando entran en ese trance es que el tiempo y el espacio no existen tal y como lo percibimos ahora. Mi conclusión es que el fenómeno que llamamos muerte no es sino una expansión de la consciencia.
¿Dónde está situado el límite entre la vida y la muerte?
¿Quién lo sabe? Antiguamente se consideraba muerta a una persona cuando le dejaba de latir el corazón. Numerosas resurrecciones llevaron a los especialistas a afinar más, y con la aparición del electroencefalograma se determinó que la muerte clínica se producía cuando el cerebro dejaba de emitir ondas, eso que se llama encefalograma plano, pero también hay registrados muchos casos de pacientes que han resucitado tras haber dado encefalograma plano. En la actualidad, se ha impuesto una definición de la muerte que es más filosófica que científica: por muerte se entiende ahora "ese estado del que nadie regresa". En realidad, yo siempre he considerado lo que me contaban los resucitados como experiencias próximas a la muerte.
¿Es usted una persona religiosa?
No, nunca lo he sido. Curiosamente, los resucitados regresan todos diciendo que ya no pertenecen a ninguna religión. No creen que ninguna iglesia tenga la respuesta, sino que todas las grandes confesiones ven parte de la misma verdad. Yo comparto esa postura.
Su libro Vida después de la vida ha terminado convirtiéndose en la biblia de las paraciencias, ¿no cree que eso le resta credibilidad entre la comunidad científica?
En su insaciable busca de beneficios, los editores persiguen siempre el sensacionalismo. Durante muchos años, mis libros, víctimas de esa obsesión, han sido manipulados y tergiversados. Por eso me he visto obligado a sacar a la luz pública todos los pensamientos que los editores habían recortado de mis libros, sin importarles que con ello deformaban su mensaje y mancillaban mi imagen. Ha habido portadas en las que podía leerse con sonrojante falsedad: «¡Pruebas científicas de que existe vida después de la vida!». Semejante sensacionalismo tal vez ayude a vender, pero arruina la credibilidad del autor. Y mientras las editoriales se llenaban los bolsillos con las ventas, yo tenía que contestar a los críticos que me hacían las mismas objeciones que yo ya había anticipado y resuelto en los párrafos que los editores habían descartado.
¿Qué piensa, entonces, de los llamados parapsicólogos que tan entusiásticamente han comprado sus libros?
Algunos medios de comunicación han llegado incluso a catalogarme de parapsicólogo. Eso es una gravísima falsedad que no estoy dispuesto a tolerar. No son más que pseudocientíficos. No pretendo con eso tildarles de deshonestos. Yo los clasifico en la misma categoría que los rapsodas o los soñadores.
¿Le da miedo la muerte?
Oh, no, en absoluto. Me da mucho más miedo la vida.