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domingo, 27 de diciembre de 2015

Contornos de la muerte

El suicida siente que el mundo ya no va con él. El mundo marcha por carriles que lo dejan de lado. Al suicida lo rodea una serie de cosas y personas que andan a lo suyo y lo dejan al margen. Nadie está más solo que un suicida. Es como la antítesis del amor. Como el poema Alone de Poe. Le resulta imposible encajar en el mundo. 

Entre esas cosas están las medicinas. Algunas de ellas las ha abandonado porque ellas lo han abandonado ya a él. No le hacen efecto, o le provocan efectos secundarios indeseables en la piel, en el humor, en el ánimo, descargándole energías, empalideciendo sus emociones, aturdiéndolo, durmiéndolo o negándole visión periférica. Al cabo termina pensando que le disimulan la realidad o pegan sus pedazos para hacer aparecer un fantasma o incluso peor, un fantoche. Y los suicidas no quieren ser nada, ni siquiera un fantasma. Eso lo he observado en muchos astistas suicidas: intentan destruir todas sus obras, sus fotografías, su mismo recuerdo.

Otras cosas que hay a su alrededor son las inútiles, las que no necesita o las que lo agobian: trabajo por hacer, cuentas por pagar, enfermedades por curar, sentencias legales por esperar  (y que, sabiamente, el estado, con su potestad sobre la injusticia, demora y demora para que la desesperanza cale hasta en los más profundos huesos del alma)...  Las cosas que necesita las ha perdido él mismo o se las perdieron los otros con su indiferencia: incluso las gafas para leer (con las ganas para leer: ¿para qué hacerlo si nada va a cambiar ni nada va a recordar?), las gafas para ver lejos y reconocer las manchas de las caras de los desconocidos que no lo aman, el teléfono móvil, al que ni siquiera carga las pilas porque no tiene a quien llamar y si llama no lo van a escuchar o serán los que tiene cerca en casa y no le quieren oír porque si lo oyen no lo van a entender o van a entender lo que ellos quieren entender. Más soledad, en suma. Y lo que es peor: ha perdido hasta las ganas de encontrar los objetos que necesita, las palabras que quiere oír... cree que le harán pagar un precio por eso, y el suicida está harto de pagar, está harto de esforzarse, porque ha visto que todos sus esfuerzos han sido inútiles, han sido mal comprendidos o no han valido de nada, porque tiene unos deseos de arreglar las cosas superiores a sus propias y menguadas capacidades para hacerlo. Ni siquiera ha podido cambiar su vida, o hacer lo que le gustaba, o ser comprendido por quienes amaba y sigue amando, pero de una manera que ellos ya son absolutamente incapaces de comprender. Nada ya lo puede distraer: en la televisión ponen las mismas películas que ha visto una y mil veces, en el cine nuevas versiones de historias que ya se conoce... El arte ha dejado de existir, porque ya no puede enseñar nada nuevo ni entusiasmar a nadie.

El suicida piensa que la soledad es peor que la muerte. Por eso se suicida: para no estar ni siquiera solo. Así que muchos suicidas en realidad solo intentan suicidarse para que la gente acuda cerca de ellos y se sientan menos solos. Porque la soledad es, sin duda alguna, para un suicida, la principal causa del acto.

El suicida padece lo que Freud llamaba pulsión de muerte. Si tuviera ganas, leería a Lucrecio, a Poe, a Leopardi, a Feuerbach, a Thomas Hardy. Pero no tiene ganas: "Quien sabe de sufrir, todo lo sabe". Desea ir a un lugar donde todo ya no importe; un lugar de simplicidad absoluta, al Jardín de Proserpina que poetizó Swinburne. En ese jardín no hay felicidad, solo paz y tranquilidad; Espronceda ya lo cantó en su poema a la Muerte, incluido en El diablo mundo.

Cuando ese alguno ya ha intentado suicidarse bastante, encuentra al fin la manera de hacerlo con disimulo para que la gente no sufra por él y lo hará pasar como un accidente o simple muerte común; nadie sabrá cómo lo hizo, no le verán motivos para hacerlo, será su pequeño secreto. El pequeño secreto de quien perdió toda esperanza de amor, de quien negó el mismo amor, la mera posibilidad de amor. Se dio cuenta incluso de que no hay Dios y, si lo hubiera, no se interesaría de ningún modo por nadie y ni siquiera nos odiaría, ya que, tras habernos dado cuerda, nos deja desmenuzarnos con perfecta indiferencia. Y será enterrado en una sima con cruz y todo, como si hubiera creído realmente en algo.

sábado, 26 de diciembre de 2015

La Coca-Cola provoca enfermedades degenerativas


Comenzó siendo vendida en las farmacias de los Estados Unidos como tónico cerebral, que generaba una gran adicción en los pacientes.

Coca Cola: La gran depredadora de agua

Coca Cola siempre ha sido presentada como uno de los iconos del poder norteamericano en el mundo. Comenzó siendo vendida en las farmacias de los Estados Unidos como tónico cerebral, que generaba una gran adicción en los pacientes. El espíritu emprendedor del farmacéutico Pemberton convertiría dicho jarabe contra la tos en el famoso refresco actual.



La marca Coca Cola, lo mismo que Pepsi Cola, están sistemáticamente envueltas tanto en problemas medio ambientales como sanitarios
Esta multinacional es una de las menos respetuosas con el medio ambiente allí donde se instala. Sirva el dato, que hay más de 170 universidades, muchas de ellas norteamericanas, que ponen trabas a la venta de sus productos, precisamente por estas malas prácticas ambientales y sanitarias. Universidades como la de Atlanta, Toronto, California, Berlín o las de Irlanda han expulsado a Coca Cola de sus campus. La marca Coca Cola, lo mismo que Pepsi Cola, están sistemáticamente envueltas tanto en problemas medio ambientales como sanitarios.

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La compañía Coca Cola es la empresa de bebidas más grande del mundo, según sus propias palabras, en el año 2004, utilizó 283.000 millones de litros de agua. Esa cantidad permitiría dar de beber a todo el mundo durante diez días, o dar agua potable durante 47 días al año a la gente que no dispone actualmente de agua potable en el mundo.

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La composición química de la Coca Cola demuestra que es una droga vendida sin prescripción médica
Los productos de Coca Cola están siendo cuestionados por los consumidores en todo el mundo. Estos productos provocan graves problemas sanitarios, incluyendo obesidad, diabetes y problemas dentales, por lo que se están produciendo campañas para eliminarlos de escuelas e institutos.

La composición química de la Coca Cola demuestra que es una droga vendida sin prescripción médica. Se está drogando a diario, consumiendo una sustancia transgénica invasiva, que desequilibra el bienestar físico y mental del cuerpo humano. Coca Cola transmite enfermedades degenerativas a todos los consumidores, provocando la pronta llegada de la diabetes, que te vuelve adicto a la inyección de una trágica insulina, a causa de la acumulación de glucosa en la sangre, que provoca obesidad, y con el tiempo acabarán enfermando.

La Organización Mundial de la Salud recibe anualmente fuertes subvenciones financieras de Coca Cola. A pesar de esto, la OMS reconoce que Coca Cola es uno de los principales factores que acelera la aparición de la hiperglucemia, de la osteoporosis, de la hipertensión, gastritis aguda, cálculos renales, taquicardias y el deterioro del esmalte dental.



En la India, los plaguicidas en las bebidas gaseosas son un caso típico de doble rasero sanitario. Uno válido para americanos y europeos y otro para los hindúes. Los productos de Coca Cola fabricados en este país nunca pueden ser vendidos en los mercados de la Unión Europea o de los Estados Unidos. En el año 2005, se han rechazado sistemáticamente los envíos de esta marca, fabricados en India por considerar que no son productos sanitariamente seguros.

Un sector de la población muy importante de la India se está oponiendo a Coca Cola por el abuso que hace de sus recursos hídricos. Hace un uso abusivo tanto en cantidad como en calidad de los recursos del agua subterránea del país. Mientras muchas comunidades hindúes aún no tienen acceso al agua. Este abuso provoca un gran descenso en el nivel de las aguas subterráneas, lo cual deja sin agua a decenas de miles de personas.

Mientras que Coca Cola emplea 2,7 litros de agua por litro de Coca Cola producidos en Estados Unidos o Europa, en la India usa 4 litros de agua, con lo cual, tres litros de agua es contaminada y devuelta sin ninguna depuración, siendo descargada en los campos vecinos, contaminado así los suelos y las aguas subterráneas.



Ver artículo de Carlos Ruperto Fermín “Coca Cola cien años enfermando a la gente”

Los análisis químicos realizados a los productos de Coca Cola en la India presentan altos porcentajes de pesticidas, especialmente DDT, en proporciones treinta veces superiores a las permitidas por las autoridades sanitarias norteamericanas y europeas. Por eso, la venta de Coca Colas producidas en la India está prohibida en Europa

En el estado hindú de Kerala la gente está muy preocupada porque Coca Cola toman agua de sus acuíferos usándola para sus fábricas, lo que provoca una severa escasez en las granjas y en los centros urbanos de la zona.

En estos tiempos de la globalización, las normas también deben de ser globalizadas. La responsabilidad la tienen las multinacionales de proveer productos que sean seguros para los consumidores. Si un producto no es seguro para los norteamericanos y europeos, tampoco debe serlo para los demás seres humanos.

Coca Cola tiene la obligación de liberar de contaminantes sus materias primas antes de introducirlas en el mercado. Resulta chocante que estas multinacionales aboguen por reglas comerciales globales e inversiones corporativas, pero cuando se les cuestiona su mal proceder invocan inmediatamente las leyes locales o nacionales. Coca Cola no paga el agua, que usa en India, utilizando diariamente millones de litros.

Desde 1998, la fábrica de Coca Cola en Plachimana (India) contamina las tierras, el agua y el aire de la zona, y el número de enfermedades aumenta, sobre todo las cutáneas. Además seca los pozos. A partir de marzo de 2004, esta fábrica de Plachimana ha sido cerrada al impedirle el uso de los recursos hídricos subterráneos que son propiedad comunitaria.

Coca Cola también tiene problemas en México, donde explotan de forma muy irracional el acuífero más rico existente en la zona de San Cristóbal de las Casas, en el estado de Chiapas. A lo largo del año 2000, se hacen análisis de las aguas utilizadas para sus procesos industriales, resulta, que éstas contienen más del doble del plomo permitido por las autoridades.

En el río Matasnillo y en la Bahía de Panamá, se derramó, en el año 2003, miles de litros de un colorante químico, que destruyó gran parte de la flora y fauna de la zona. Fue sancionada Coca Cola Panamá con 300.00 euros por contaminación. . En el año 1991, un tribunal colombiano demuestra que Coca Cola vendió sus bebidas contaminadas. La organización Oxfam coloca a Coca Cola como una de las diez multinacionales menos comprometidas con el medio ambiente.

Podemos tener la impresión de que europeos y norteamericanos estamos a salvo de estas malas prácticas de Coca Cola, pero esto no es así.

Coca Cola lanzó en el mercado británico la marca de agua embotellada DASANI, en el año 2004, al precio de 1,4 euros por medio litro de agua. Es presentada como agua natural pura, en una botella de plástico azul. Esta agua embotellada es la misma agua, que ofrece la cañería de agua corriente en Londres, que suministra la compañía THAMES WATER, con un costo de 0.004 euros el medio litro, mientras que la misma agua es cobrada por Coca Cola a 1,4 euros, con lo que el negocio y la desvergüenza es absoluta.

Al agua de la cañería se le añadía bromato para darle sabor. El bromato es un producto cancerígeno y presentaba el doble de lo permitido legalmente, por lo que tuvo que retirar todas las botellas. La noticia provocó en Gran Bretaña un impacto social y mediático sorprendente.

En Polonia, el mal lavado de los recipientes produce moho y hongos en la marca de agua embotellada Bon Aqua, filial de Coca Cola. Bélgica, Holanda y Luxemburgo, en el año 1999, retiran sus productos del mercado por estar contaminados por moho, dióxido de carbono y otras formas de contaminación bacteriana, puesto que habían enfermado más de doscientas personas. Sus productos contienen un exceso de dióxido de carbono en las botellas, así como raticidas en los palets para el transporte de sus latas.


Resultados de Coca Cola España en 2014

En el mismo año, Francia suspende la comercialización de algunos productos de Coca Cola, debido a la existencia de raticidas en sus productos, porque los médicos descubren en intoxicados, por esta marca, una destrucción de glóbulos rojos en la sangre, que ocasiona anemia, insuficiencia renal y en casos extremos hasta la muerte.

"Financió la campaña del republicano George Bush con más de 600.000 dólares”. En zonas del tercer mundo siempre ha estado implicada en sobornos, actos de corrupción, secuestros, torturas y apoyo a organizaciones paramilitares

En los países desarrollados, como ya hemos visto se emplea 2,7 litros de agua por litro de Coca Cola, pero a este despilfarro hídrico hay que añadirle que el agua que se necesita para obtener el azúcar que emplea en un litro de Coca Cola, varía entre los 175-200 litros, como afirma JasonClay de WWF ¿Cabe mayor despilfarro hídrico?

Coca Cola es una de las principales multinacionales del mundo y su poder es inmenso. Sistemáticamente consigue acallar o minimizar sus prácticas hídricas y sus problemas sanitarios. Poderoso caballero es don dinero, donde los medios de comunicación viven fuertemente de la publicidad. El dinero de la publicidad es un medio de presión impresionante para periódicos y revistas, de ahí que sea difícil encontrar artículos que cuestionen las prácticas de Coca Cola

Coca Cola se mueve en paraísos fiscales (Barhein, islas Caimán…) para evitar pagar impuestos. Se opuso al tratado de KYOTO y actúa con grupos de presión en la FAO y la Organización Mundial de Salud para que no le creen problemas. ¿Qué debemos exigir a Coca Cola y otras multinacionales de refrescos con prácticas similares?

En primer lugar, que sea respetuosa con el medio ambiente, depurando al máximo sus desechos y sus necesidades de agua no conlleven problemas de escasez hídrica y sanitaria a las poblaciones cercanas a sus factorías.

En segundo lugar, que sus estándares de calidad, ya sean sanitarios o de otro tipo sean globales y por otro lado que cumplan las máximas garantías para la salud.

Coca Cola ha sido demandada históricamente por la explotación laboral de sus trabajadores, con despidos masivos e incumplimiento de contratos. Lo confirma el último gran conflicto laboral en nuestro país. El conflicto de Fuenlabrada donde se ha desmantelado sus instalaciones, negándose a cumplir las sentencias de la justicia española. Es un buen ejemplo de las prácticas de esta empresa, que se destaca por el poco valor que da a sus trabajadores.

En San Fermín el color predominante es el blanco, pero cuando comienza la fiesta este blanco se transforma en toda una colección de manchas de todo tipo de bebidas, que resulta muy difícil de quitar. Ya es costumbre que para que vuelva el blanco a los pantalones y camisas se use la Coca Cola como limpiador, dejándolo nuevamente blanco. Esto es lo que bebemos.

Algunas de sus prácticas empresariales son también escandalosas. Sus productos contienen transgénicos. Por último, ante los abundantes casos de malas prácticas hídricas y sanitarias que han estado desarrollando, estas deben desaparecer y que dedique una parte de sus abundantes beneficios (22.000 millones de dólares) sean invertidos a través de organismos internacionales de la ONU en solucionar los problemas de agua que sufre el mundo, que se prevén que aumentarán y si no hacen esto, debemos acabar con este tipo de multinacionales.

¿Debemos beber Coca Cola?

martes, 25 de agosto de 2015

Un caso espeluznante que demuestra que no hay que contrariar la sexualidad innata


Brenda no supo que había nacido siendo un varón hasta que tuvo 15 años. Fue una tarde de 1980 cuando su padre, torturado por el sufrimiento que veía, le reveló el historia que habían estado manteniendo en secreto: había nacido en Canadá siendo Bruce, junto a su hermano gemelo Brian, pero una negligencia médica durante una circuncisión en 1965 había destruido sus genitales.

En un intento desesperado porque la vida de su hijo fuera satisfactoria, sus padres se pusieron en contacto con un psicólogo que aseguraba que la condición sexual no es innata, sino que es asignada mediante la educación en los primeros años de vida. Es decir, que si trataban a Bruce como Brenda, este se convertiría en una mujer plena, en vez de sufrir como un hombre sin pene. Se trataba de John Money, un psicólogo del hospital Johns Hopkins (Baltimore) famoso por sus teorías sobre el género. Además, era una oportunidad inigualable para Money de demostrar sus teorías, ya que tendría un sujeto de control: Brian, con la misma carga genética que su hermano, pero que tendría una orientación diferente.

El 3 de julio de 1967, los médicos sometieron a Bruce a una castración quirúrgica (quitándole los testículos) y le modelaron una vagina. Bruce se convirtió en Brenda a la vez que en un conejillo de indias. Mientras, las instrucciones para sus padres, Janet y Ron, fueron claras: no contarle jamás lo que había ocurrido.

Los niños fueron creciendo y la situación se fue complicando. Según contaría Janet ya en los años 90 al periodista de la revista «Rolling Stone» John Colapinto, la primera vez que trató de ponerle un vestido a Brenda intentó arrancárselo. «Recuerdo que pensé: “¡Dios mío, sabe que es un chico y no quiere que le vista como a una chica!”». Pero no solo fue aquello. Cuando su hermano jugaba a afeitarse con su padre, Brenda también quería. «Mi padre me dijo: “No, no. Tú vas con tu madre”. Me puse a llorar, “¿Por qué no puedo afeitarme también?”», contó él mismo. Desde pequeña incluso insistía en orinar de pie.

Por su parte, su gemelo identificaba a Brenda como a una hermana. «Pero ella nunca actuó como tal», reconoció al periodista de «Rolling Stone». «Si le regalaban una comba, para lo único que la usaba era para atar a la gente o para azotarla como si tuviera un látigo. Nunca la usó para su propósito real. Jugaba con mis juguetes mientras que los suyos, como una lavadora, solo los usaba para sentarse».

«Estudio John/Joan»

Sin embargo, para cuando cinco años después el doctor Money publicó el primer libro sobre el «estudio John/Joan» (como lo había bautizado) bajo el título «Man & Woman, Boy & Girl», las conclusiones que reflejaban eran las opuestas. Money aseguraba que tras haber enfatizado en el uso de la ropa femenina, Brenda ya tenía una clara preferencia por los vestidos. Que se sentía orgullosa de su pelo largo. Que por Navidades había pedido una casa de muñecas y un carrito de paseo. Que la orientación de género se había impuesto.

Para cuando Brenda llegó a la adolescencia sufría depresión y se había intentado suicidar al menos una vez. También tomaba estrógenos. Cuando el doctor Money le instó a que se sometiera a otra cirugía, se negó rotundamente. Fue entonces cuando sus padres decidieron contárselo. Fue entonces cuando Brenda pudo volver a ser un chico. Eligió de nombre «David» en honor al héroe bíblico que, desafiando todas las probabilidades, mató al gigante Goliat. Se sometió a una faloplastia y se quitó los pechos que le habían crecido gracias a las hormonas. Para cuando cumplió 23 años, se casó.

Los dos gemelos acabaron suicidándose en un lapso de dos años.

Sin embargo, su familia había quedado destrozada. Su madre Janet cayó en depresiones clínicas repetidas que requerían hospitalización. Su padre Ron se convirtió en un alcohólico. Su gemelo Brian abandonó los estudios y trató de suicidarse en varias ocasiones hasta que lo consiguió en 2002. Dos años después, con 38 años, David hacía lo mismo tras haberse divorciado años atrás de su mujer.
La historia de David Reimer saltó a la luz en 1997 gracias al doctor Milton Diamond de la Universidad de Hawai, quien convenció a David de que contar su caso ayudaría que no le ocurriera a nadie más. Meses después salía publicado también el artículo de John Colapinto que en el año 2000 se editaría en un libro titulado «Tal como la naturaleza lo hizo». La reflexión del doctor Milton Diamond fue: «Si todos estos esfuerzos médicos, quirúrgicos y sociales combinados no tuvieron éxito en hacer que este niño aceptara una identidad de género femenina entonces, tal vez, tengamos que pensar que hay algo importante en la constitución biológica del individuo».

sábado, 22 de agosto de 2015

Cómo la industria farmacéutica privada se adueña de la investigación pública


Algunos países desarrollados han entregado decisiones de vida o muerte a la codicia corporativa a fin de proteger sus industrias, anteponiendo la 'salud de los negocios' a la salud de los ciudadanos. La mayoría de miembros del comité de expertos para la hepatitis C está vinculado con el laboratorio Gilead. ¿Quién está detrás de la empresa que comercializa el fármaco contra la hepatitis? La mayor parte de la investigación básica del sofosbuvir fue financiada con fondos públicos de los Estados Unidos.

La hepatitis C se ha constituido en una crisis de salud pública mundial, denominándola como la "bomba de tiempo viral". Se estima que 150 millones de personas viven con la enfermedad, que si no es tratada, puede derivar en una cirrosis, en insuficiencia hepática y cáncer de hígado, causando la muerte de cerca de 700.000 personas en el mundo, debido a sus complicaciones (2). En Bolivia, el reporte de enfermedad es muy bajo, lo que llama la atención.

La hepatitis C es una enfermedad del hígado causada por un virus (VHC) que puede causar una infección, tanto aguda como crónica, cuya gravedad varía entre una dolencia leve que dura algunas semanas, y una enfermedad grave de por vida. Se transmite a través de la sangre y las causas de infección más comunes son las prácticas de inyección poco seguras, la insuficiente desinfección, la esterilización inapropiada de equipos médicos, el uso de sangre y productos sanguíneos sin analizarlos adecuadamente.

El VHC se puede transmitir también por vía sexual, y puede pasar de una madre infectada a su niño; sin embargo, esas formas de transmisión son menos comunes. La hepatitis C no se transmite a través de la leche materna, los alimentos o el agua, ni por contacto ocasional, por ejemplo, abrazos, besos y comidas o bebidas compartidas con una persona infectada. Tras la infección inicial, aproximadamente un 80% de las personas no presentan ningún síntoma, pero la hepatitis C se vuelve crónica cuando el virus se queda en el organismo durante más de seis meses. 

La hepatitis C no siempre requiere tratamiento, porque algunas personas ofrecen respuesta inmunitaria natural, que elimina la infección espontáneamente. Cuando el tratamiento es necesario, el objetivo es la curación en 12 semanas, con medicamentos que están a la venta ofertando tasas de curación elevadas a los pacientes infectados por los diferentes 6 genotipos del VHC y buscando sobrepasar las actuales limitaciones de los esquemas terapéuticos existentes, producidos, por varias compañías, entre ellas la farmacéutica estadounidense Gilead Sciences.

Los medicamentos antivíricos usados (interferón y ribavirina), son eficaces contra todos los genotipos de virus de la hepatitis (pangenotípica) y pueden curar la infección de la hepatitis C, pero el acceso al diagnóstico y tratamiento es muy limitado. Actualmente, la empresa farmacéutica Gilead Sciences posee las patentes monopólicas sobre dos de los fármacos utilizados contra la hepatitis C (Harvoni®:ledipasvir 90 mg/sofosbuvir 400 mg) y Sovaldi® : sofosbuvir 400 mg). El tratamiento tiene buenos resultados en el 50-90% de los casos, mostrando eficacia para limitar el desarrollo de cirrosis y cáncer de hígado.

No existe actualmente, ninguna vacuna contra la hepatitis C. Por lo general, la infección aguda es asintomática y muy raramente se asocia inicialmente a una enfermedad potencialmente mortal. Un 15-45% de las personas infectadas, aproximadamente, eliminan el virus espontáneamente en un plazo de seis meses, sin necesidad de tratamiento alguno. El restante 55-85% de las personas, sin embargo, desarrollan la infección crónica. De esas personas, el 15-30% corren el riesgo de cirrosis hepática en un plazo de 20 años.

LA HEPATITIS C Y LOS SALUDABLES NEGOCIOS

Un reciente artículo titulado “la codicia de Gilead que mata” (2) del economista Jeffreys Sachs, ha provocado polémica al sostener que esta farmacéutica esta movida por una codicia insaciable que deriva en el sufrimiento de cientos de miles de pacientes afectados por  hepatitis C, debido a que sus prácticas monopólicas le dejaron beneficios de cerca de USD 19 millones, tan solo el año pasado, según el autor.

Sachs es exprofesor de la Universidad de Harvard USA), fue asesor de Naciones Unidas sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio para los acuerdos internacionales destinados a reducir la pobreza extrema, el hambre y las enfermedades para el año 2015. Colabora con agencias internacionales, como el Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional y otras, es activo en la reivindicación de la cancelación de la deuda exterior a los países pobres. Fue asesor de varios gobiernos como ser Argentina, Bolivia o Venezuela en temas económicos. Por tanto su opinión, en este caso en el tema de salud, tiene gran influencia internacional criticando la actitud de la compañía Gilead cuando se presenta como “héroe de la innovación tecnológica en salud” por poner en el mercado fármacos necesarios para curar enfermedades tales como la hepatitis C, mientras que, en su criterio identifica que Gilead es el principal obstáculo para auxiliar a miles de personas afectadas por esta enfermedad.

FONDOS PÚBLICOS EN BENEFICIO DEL INTERÉS PRIVADO

Gilead no descubrió o desarrolló estos fármacos por sí misma, asumiendo más bien un papel modesto al final del proceso para la aprobación del fármaco (3). Lo que hizo Gilead fue comprar estos principios activos de sus descubridor en el 2011, y justo antes que la FDA (Food and Drug Administration USA) otorgara las licencias para estos medicamentos en 2013 (3).

La mayor parte de la investigación básica del sofosbuvir, fue financiada con fondos públicos de los Estados Unidos. La empresa privada, Pharmasett, participó luego invirtiendo menos de USD 200 millones en la Investigación y Desarrollo (I+D) de este producto. El Gobierno americano debería por tanto ser dueño de la mayor parte de la propiedad intelectual del sofosbuvir, pero bajo la ley americana es el inversionista privado quien se beneficia de los beneficios, pese a que son los ciudadanos contribuyentes que financian la investigación y quienes luego ven negado su acceso a estos avances.

MEDICAMENTOS ESENCIALES Y FINANCIAMIENTO DE LA I +D

Los resultados de la investigación financiada con fondos públicos deberían estar disponibles para todo el mundo, sobre todo en el caso de los medicamentos esenciales. Este concepto básico se basa en dos principios: a) respeto a los Derechos Humanos tales como el acceso a tratamiento médico y a un medio ambiente saludable; b) la investigación debe responder a las necesidades sentidas de la población. Por ello se`plantean las denominadas “licencias equitativas", que tienen como objetivo garantizar el acceso a medicamentos considerados esenciales resultantes de la investigación financiada con fondos públicos. De adoptarse este modelo ayudaría la transferencia de tecnología y al ejercicio Universal del Derecho a la Salud, concepto demandado por las organizaciones de la sociedad civil y ahora apropiado en el discurso mercantilista de las corporaciones e instituciones financieras internacionales (IFIs).

INVERSIONES CON CUANTIOSOS BENEFICIOS

Según las investigaciones de Sachs, Gilead pagó a Pharmasett USD 11.000 millones de dólares, ya que sabían muy bien que rápidamente recuperarían su inversión y mucho más, utilizando sus derechos de monopolio, que le llevaron a cobrar la friolera de USD 84.000 por tratamiento utilizando Solvadi y USD 96,000 por tratamiento de Harvoni (una formulación ligeramente diferente), a pesar de que los costos reales de producción, según algunos expertos, se estiman actualmente en tan solo en USD 68.- a USD 136.-  es decir beneficios de cerca de 1,000 por 1. Probablemente un récord mundial (2).

Gilead justifica que el pago de USD 84.000 dólares por tratamiento se aproxima a la alternativa de decidirse por un trasplante de hepático. Así los ciudadanos, usuarios, consumidores de servicios de salud, contribuyentes, pagan con sus impuestos dos veces: primero para financiar la  investigación y/o  innovación, y luego para ser víctimas de este tipo de monopolio, todo en nombre de la salud.

Mediante la fijación de un precio de venta escandaloso, Gilead aprovechó para una facturación estimada el pasado año de USD 6000 millones en los Estados Unidos (USD 4000 millones facturados a Medicare y USD 2 millones facturados a Medicaid) (2). Según Sachs, la empresa recupera así, en el primer año de ventas, básicamente lo suficiente del precio de compra en menos de dos años. Una inversión ciertamente muy rentable.

Mientras, decenas de miles de estadounidenses y millones de personas en todo el mundo infectadas con hepatitis C, reciben de parte de sus médicos y/o de sus seguros de salud consejos diferentes, en algunos casos indicándoles que "todavía" no están lo suficientemente enfermos para recibir el tratamiento disponible para su cura, o bien que no califican para beneficiarse de él, o bien  deben volver cuando estén lo ”suficientemente enfermos”  o casi muertos al ser demasiado tarde, los negocios siguen adelante.

MECANISMOS DE FIJACIÓN DE PRECIOS DE MEDICAMENTOS

El Dr. Andrew Hill, Investigador Senior del Departamento de Farmacología y Terapéutica de la Universidad de Liverpool (UK) sostiene que "varios fabricantes en India podrían producir sofosbuvir por tan poco como USD101,  para el curso completo de tratamiento de tres meses, es decir más o menos de USD 1 dólar por comprimido, costo que es impresionante con respecto a los USD 1.000 dólares por comprimido que Gilead cobra en algunos países, haciendo que sofosbuvir resulte inasequible para un uso generalizado en la mayoría de los países del mundo" (4).

El tema ha provocado un debate mundial sobre la fijación de precios de los medicamentos patentados. El estudio de la Universidad de Liverpool (4) demostró que sofosbuvir podría llegar a decenas de millones de personas en todo el mundo si el medicamento estuviera disponible en su verdadero costo de producción, que facilitaría que millones de personas en el mundo pudieran acceder a este cura. Lo cierto es que el derecho humano a la salud es violado impunemente.

Estados Unidos ha entregado las decisiones de vida o muerte a la codicia corporativa y el caso Gilead no es solo una excepción. Es hora de que los ciudadanos exijan a los gobiernos que utilicen la fijación de una franja de precios  que sea racional para frenar la avaricia corporativa y el poder monopólico creado por un sistema de patentes altamente ineficiente e injusto.

CONCLUSIONES

Vivimos en un mundo donde las enfermedades son las mismas, pero los medicamentos permanecen como propiedad privada, de naciones ricas e industrias egoístas
Algunos países privilegiados y desarrollados han entregado las decisiones de vida o muerte a la codicia corporativa a fin de proteger sus industrias, anteponiendo la “salud de los negocios” antes que proteger la “salud de sus ciudadanos”.

El caso Gilead no es solo una excepción aislada, más bien es la forma rutinaria en que ahora, lamentablemente, opera el sistema y el mercado en nombre de la salud y el bienestar de los pueblos. Es hora de que los ciudadanos exijan a los gobiernos que utilicen la fijación de una franja de precios para el acceso a medicamentos, que resulte racional y ética, protegiendo Derechos Humanos  para frenar la codicia, la avaricia corporativa y el poder monopólico creado por un sistema de patentes altamente ineficiente e injusto.

Si bien es cierto que el señor Sachs ha llamado la atención pública sobre el tema y conducta de Gilead Sciences, su crítica debería abarcar la dimensión global del impacto del sistema capitalista en cuanto al ejercicio del Derecho a la Salud y al auxilio sanitario.  El no hacerlo puede distraer la atención de soluciones integrales que exigen que la investigación biomédica deba estar  bajo responsabilidad pública y bajo escrutinio y monitoreo de la sociedad civil y los ciudadanos a fin de garantizar que la investigación y desarrollo contribuyan genuinamente al acceso a medicamentos considerados esenciales.

La Influencia considerable del Señor Sachs parece sugerir, sino promover, una versión amable y un rostro humano del capitalismo al plantear persuadir a las grandes empresas corporativas a ser más menos codiciosas y más “amigables” con la salud, no enfatizando en la espantosa inmoralidad de injusticias y desigualdades, que los países privilegiados  imponen con dramáticas consecuencias para los países menos favorecidos y en vías de desarrollo, no solo afectados por Hepatitis C, si no por innumerables patologías, fruto de la indiferencia ante las precarias condiciones de vida de millones de seres humanos.

Así se reafirma el planteamiento que, en vez de reglas mundiales negociadas por todos, al interés de todos e implementadas por todos, existe poca participación en la toma de  decisiones, mucha protección de ciertos intereses y las víctimas pueden ser contadas en billones. Vivimos en un mundo donde las enfermedades son las mismas, pero los medicamentos permanecen como propiedad privada, de naciones ricas e industrias egoístas (5).

Por Oscar Lanza | AIS-CODEDCO-IBFAN-FUNAVI (Bolivia)

jueves, 6 de agosto de 2015

Los pseudo hospitales del PP

Luisa Lores, "Los pseudohospitales del PP", en Nueva Tribuna, 5 de agosto de 2015: 

LOS GRANDES HOSPITALES PFI ESTÁN PENSADOS PARA LA RENTABILIDAD ECONÓMICA DE LAS EMPRESAS CONSTRUCTORAS

Los Pseudohospitales del PP

La proliferación de hospitales privados y de hospitales públicos de gestión privada está incrementando la ineficiencia del sistema hospitalario en España.

Los hospitales privados conciertan con el sistema público los procesos más rentables y los pacientes menos complejos, y los pequeños hospitales públicos de gestión privada externalizan servicios básicos.

La proliferación de hospitales privados y de hospitales públicos de gestión privada está incrementando la ineficiencia del sistema hospitalario en España. Publicaciones de la FADSP y de sindicatos del sector han calculado sobrecostes/cama de hasta un 75%, con respecto a los hospitales tradicionales de gestión pública.

La media actual de camas de los hospitales españoles es de 205, en el límite de eficiencia según la OMS (200 camas), siendo la ratio de los hospitales privados (115 camas/hospital) casi tres veces inferior a la de los hospitales de titularidad pública (334 camas/hospital).

Para incrementar su rentabilidad, los hospitales privados conciertan con el sistema público los procesos más rentables y los pacientes menos complejos, y los pequeños hospitales públicos de gestión privada externalizan servicios básicos, que comparten entre ellos y con los centros privados “reinventando” el concepto de hospital, sin alta tecnología diagnóstica ni laboratorios y con el menor número posible de profesionales de presencia física, por obra y gracia de la telerradiología y la telemedicina.

La telemedicina pretende el control de los pacientes a distancia, sobre todo de los mayores y los que padecen patologías crónicas, mediante dispositivos móviles atendidos por “profesionales teleoperadores” 

Esta atención no está pensada como una herramienta para complementar sino para sustituir progresivamente la atención directa, mediante una medicina despersonalizada e inhumana, sin aval científico suficiente. Una forma de atención sanitaria de consecuencias desconocidas, pero cuyos detractores son tachados de inmediato de obsoletos e inmovilistas.

Además están los grandes hospitales PFI, pensados para la rentabilidad económica de las empresas constructoras y las entidades financieras vinculadas y para el rédito electoral del partido gobernante. 

Se trata de enormes y costosas superficies pagadas al metro con dinero público, mal dotadas y peor rentabilizadas, para minimizar su influencia en el negocio sanitario privado. 

El tratado de libre comercio pretende blindar el negocio sanitario y certificar la muerte del SNS tal como lo hemos conocido
Como ejemplo paradigmático podemos citar el recientemente inaugurado Hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo, el mayor hospital nuevo de Europa según Feijóo, que sin embargo carece de laboratorio central y del equipamiento tecnológico básico para un hospital de primer nivel, con el fin de proteger el concierto sanitario y el negocio privado del hospital Povisa, vinculado a la conselleira de sanidade y evitar el desmantelamiento de Galaria S.A., la empresa que gestiona, de forma opaca, la alta tecnología del área sanitaria.

Estos nuevos hospitales, sean grandes o pequeños, llevan en su nombre el calificativo de Universitario, lo que les permite controlar la docencia y disponer de un instituto de investigación vinculado a una universidad pública o privada y patrocinado por la industria farmacéutica, con los objetivos esenciales de mantener el nivel de gasto farmacéutico hospitalario lo más elevado posible y de redirigir la investigación de los profesionales, tanto de las universidades como de los hospitales públicos, hacia la fabricación de patentes. 

Este panorama se refleja en las estadísticas de la OMS de 2014, donde España desciende en todos los indicadores, ratio de médicos, personal de enfermería y camas hospitalarias, pero asciende en personal farmacéutico, que ya dobla la media europea (10,3 profesionales/10.000 habitantes, frente a los 5,3/10.000 habitantes de Europa). 

La gestión Clínica que impulsa la industria y el cuerpo público-privado de gerentes sanitarios (SEDISA) darán el golpe de gracia a los hospitales del SNS, que serán gestionados como empresas que seleccionan clientes rentables con el objetivo de maximizar beneficios.

El tratado de libre comercio pretende blindar el negocio sanitario y certificar la muerte del SNS tal como lo hemos conocido.

martes, 16 de junio de 2015

Síndrome de Burnout

I
Ana Torres Menárquez, "El síndrome del trabajador quemado", en El País, hoy:

El desgaste profesional puede deberse a una mala organización de las tareas por parte de la empresa o a la propia autoexigencia. 

Sobrecarga de trabajo, expectativas demasiado altas o falta de directrices claras por parte de los responsables de una empresa. Hay múltiples factores que pueden conducir a un empleado a sufrir burnout, en español síndrome del trabajador quemado. “Todavía se está estudiando la definición más exacta, pero se refiere a un estado de agotamiento y un sentimiento de falta de eficiencia que derivan en negligencia con los objetivos a cumplir por parte del trabajador”, señala Jesús Montero-Marín, psicólogo clínico e investigador en el Instituto Aragonés de Ciencias de la Salud.

El término no es nuevo. El psiquiatra estadounidense Herbert Freudenberger lo acuñó en 1974 en el libro Burnout: The High Cost of High Achievement y lo definía como la falta de motivación o incentivos, especialmente cuando no se alcanzan los resultados deseados. Freudenberger publicó este estudio después de trabajar como voluntario en una clínica de desintoxicación neoyorkina y observar que la mayoría de sus compañeros sufría una progresiva pérdida de energía al año de empezar a trabajar, acompañada de síntomas de ansiedad y depresión. Todo ello por la falta de recompensa o satisfacción con ese tipo de empleo.

“El síndrome se origina por el padecimiento de estrés laboral crónico y la principal diferencia con una depresión es que mientras ésta conlleva agotamiento y falta de ilusión por la vida en general, el burnout se restringe al ámbito del trabajo. Si no se trata a tiempo, puede acabar afectando a todos los niveles”, señala Antonio Cano, catedrático de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid y presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y la Depresión.

¿Cómo puede una persona saber si lo padece? Si se levanta habitualmente cansado y sin ganas de ir a trabajar pese a haber descansado más de siete horas, siente que está dejando de lado su vida personal para atender sus tareas laborales y lo que inicialmente le proporcionaba desafíos y gratificaciones le resulta indiferente, ahí puede saltar la alarma. Otro indicador es que la calidad de las interacciones con las personas a las que atiende sea cada vez peor, o que tenga el sentimiento permanente de ser ineficiente. “A nivel psicosomático se puede manifestar con insomnio, problemas en la piel, dolor de cabeza… A cada uno se le puede manifestar de una forma distinta, según su tolerancia al estrés y sus características personales”, indica el psicólogo Jesús Montero-Marín, miembro de un grupo de investigación sobre burnout integrado por la Universidad de Zaragoza y el Instituto Aragonés de Ciencias de la Salud.

Tres niveles de burnout

El grupo de investigadores de la Universidad de Zaragoza y el Instituto Aragonés de Ciencias de la Salud ha identificado tres perfiles de burnout:

- Frenéticos: son aquellos trabajadores que tienen la sensación de estar sobrecargados, abandonando su vida personal y su salud para atender las tareas laborales.

- Sin desafíos: se sienten indiferentes hacia las tareas que tienen que realizar. No se sienten motivados y tienen en mente cambiar de trabajo. Suele asociarse a profesionales ligados a trabajos de tipo administrativo o burocrático.

- Desgastados: sienten que no controlan los resultados de su trabajo y que no se les reconoce el esfuerzo. Finalmente, optan por ser negligentes y por abandonar sus responsabilidades.

Los tres estadios requieren de un terapeuta que diagnostique el grado y ayude a reorganizar los pensamientos, sentimientos y conductas.

Montero sostiene que el papel de las empresas para prevenir este síndrome es esencial, ya que muchas veces se debe a la falta de organización de la propia compañía. “Estilos de mando excesivamente rígidos que no permiten al trabajador tomar decisiones, horarios poco flexibles o formas inconsistentes de premiar o castigar el esfuerzo son algunas de las dinámicas que deben analizarse y modificarse”, asegura el psicólogo. Una de sus recomendaciones es que las empresas integren en sus programas formativos talleres que enseñen a sus empleados herramientas para hacer frente al estrés. El procedimiento a seguir es que un grupo de expertos evalúe el nivel de agotamiento de la plantilla, diagnostique el estado de los trabajadores y ofrezca un tipo determinado de intervención, normalmente basado en técnicas de relajación como el Mindfulness -práctica de origen budista que sirve para tratar problemas a asociados al estrés y al dolor crónico-.

Su última experiencia fue con el grupo Inditex, donde comprobaron que tras dedicar los últimos diez minutos de la jornada laboral a realizar ejercicios de estiramientos, los indicadores de agotamiento de los empleados se redujeron de forma notable. “El capital humano es un valor muy importante de las compañías. A una persona formada que desempeña bien su trabajo, hay que cuidarla”, remarca Montero.

Aunque las personas que sufren este síndrome requieren la intervención de un terapeuta para restaurar sus pensamientos, emociones y conductas, este especialista recomienda seguir estas pautas:

Reducir los niveles de activación. “Se trata de hacer higiene a nivel de carga de trabajo”, señala Montero. Si en la oficina es complicado disminuir las tareas, hay que buscar un momento del día para dedicarse al ocio, tanto a practicar deporte como a hacer vida social para no tener la sensación de soledad y aislamiento. Este punto también implica cambiar los esquemas mentales. “Hay mucha gente que cree que si no hace las cosas perfectas no están bien hechas. Hay que enseñarles que los resultados no dependen únicamente de ellos. Otros piensan que no se valora su esfuerzo y que hagan lo que hagan cobrarán lo mismo a final de mes. Esa es una respuesta de adaptación al estrés que provoca que de manera inconsciente vayan reduciendo su nivel de implicación”, explica.
Llenar de significado el trabajo. Consiste en identificar nuevas metas y desafíos. El modo de conseguirlo es abandonar la conducta de hacer las tareas de forma rutinaria y hacerlas de manera consciente. “A través de técnicas como el Mindfulness se desarrolla la atención plena que permite ser consciente de lo que se hace en cada momento y centrarse solo en eso”.

Disfrutar con el mero hecho de hacer bien las cosas. Esperar únicamente gratificaciones económicas al final de mes es un error. “Aprender a sentirse satisfecho con un trabajo bien hecho es crucial, entender que las recompensas nunca van a ser al 100% porque no existe la perfección”, detalla Montero.

En España no existen datos del nivel de burnout entre los trabajadores. El grupo de investigadores de la Universidad de Zaragoza y el Instituto Aragonés de Ciencias de la Salud publicó en 2011 un estudio que señala que el 30% de los profesores de primaria de las escuelas públicas aragonesas podría sufrir el síndrome, un porcentaje que en el caso de los docentes de secundaria podría superar el 40% y en el de los empleados de las universidades -personal administrativo, investigadores y profesores- podría rondar el 18%. “El diagnóstico no es fácil. En España hay muy pocos psicólogos especializados en burnout. Todavía queda mucho por investigar”, apunta Jesús Montero.


II

Ana Torres Menárqguez, "Calentar la silla no es productivo" El País, 17 FEB 2015:

Pese a las políticas de conciliación, los trabajadores hacen más horas por la presión de los jefes y la cultura del presentismo en España. Los horarios flexibles aumentan hasta un 19% la productividad.

En los países nórdicos a las 17.00 horas se apagan las luces de la oficina. Si alguno de los empleados sigue ocupando su silla, debe tener un motivo de peso. La jornada laboral está programada para trabajar de forma intensiva y obtener a cambio un equilibrio entre la vida personal y la profesional. En España ya se han empezado a instaurar los horarios flexibles, que dan un margen de varias horas tanto en la entrada como en la salida, también funciona el trabajo a tiempo parcial o el remoto desde casa. Pero a diferencia de lo que sucede en países como Noruega, se sigue valorando el presentismo. Pasar largas horas frente al ordenador está bien visto.

“Muchas empresas del IBEX 35 tienen políticas de conciliación, pero no siempre se cumplen”, opina Esther Jiménez, investigadora del Centro Internacional Trabajo y Familia de IESE Business School. Tras haber realizado un estudio en 23 países de África, Asia, Europa y América Latina con más de 30.000 personas, una de las conclusiones es que en una misma compañía unos departamentos fomentan la conciliación y otros no; depende de los jefes y no del protocolo aprobado. “Se crean entornos contaminantes en los que los trabajadores sufren mayores niveles de estrés, tienen mayor intención de dejar la empresa y baja su productividad. Todo como respuesta a las exigencias de sus superiores”, señala Jiménez. Por el contrario, según esta investigación, el rendimiento se incrementa un 19% en entornos laborales que promueven la flexibilidad.

Uno de los retos en España es conseguir que las compañías implanten “horarios racionales”, que implican flexibilidad en el acceso y la salida, un máximo de 45 minutos para comer y que la jornada no finalice más tarde de las 17 horas, defiende Ignacio Buqueras, presidente de la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles. Estas medidas aumentan la productividad entre un 11 y un 15% y reducen considerablemente los gastos de las empresas (entre ellos el energético), según las estimaciones de este organismo. “El presentismo está muy arraigado a nuestra concepción del trabajo. Es un gran error y debería ser reemplazado por prácticas que promuevan la eficiencia”, destaca.

Pero más allá de las buenas intenciones de las empresas, está la cultura laboral, y el hecho de abandonar la oficina después que el jefe es un hábito difícil de esquivar. Un ejemplo de ello es lo que le sucedió al estudio de arquitectura noruego Snohetta en 2005. La apertura de una sede en Nueva York y su intento por implantar su modelo se dio de bruces contra el modus operandi de los estadounidenses. El horario de 9 a 17 horas no casaba con su estilo de vida; estaban acostumbrados a entrar más tarde, hacer largos descansos para comer y marcharse después de las ocho de la tarde, siempre después que su responsable. Los gerentes insistían para que se ciñeran al horario noruego pero no había forma, relata la investigadora Elin Kvande, que estudió el caso de esta empresa y lo presentó en la Nordic Working Life Conference, organizada en 2012 por el centro nacional de investigaciones sociales danés.

El equilibrio entre el trabajo y la vida familiar es básico para esta compañía noruega y por ello sus empleados gozan de cinco semanas al año de vacaciones. Algo que levantó ampollas entre sus trabajadores al otro lado del Atlántico y que finalmente se calmó con un pacto: solo descansarían tres semanas y por ese motivo cobrarían más que el resto de sus compañeros de la sede escandinava.

Buenas prácticas para la conciliación:

Promover horarios inteligentes. Reducir los periodos de descanso (desayuno, almuerzo y comida) y adelantar el final de la jornada. 

Flexibilizar el horario de entrada y salida e implantar jornadas intensivas.

Formar a los directivos en liderazgo flexible. El directivo líder inspira confianza y construye vínculos fuertes y estables con la gente de la empresa. Lidera una cultura empresarial que tiene en cuenta el bienestar de las personas.

Potenciar el talento de las mujeres. "El mundo empresarial está dominado por valores masculinos y una visión rígida y cortoplacista de la empresa. Es necesario valorar la incorporación de la mujer a puestos directivos”, señala Esther Jiménez, investigadora del Centro Internacional Trabajo y Familia de IESE Business School. “La mujer es más dada al trabajo en equipo, utiliza más el lado derecho del cerebro y por lo tanto tiene mayor capacidad de conexión con las emociones. El hombre utiliza más el izquierdo y es más sistemático”, explica en relación al libro Cerebro de mujer y cerebro de varón, de Natalia López Moratalla, catedrática de la Universidad de Navarra.

Armonizar los horarios españoles con los de los países europeos.

Conceder ayudas para guarderías.

Estos consejos han sido proporcionados por Esther Jiménez, investigadora del Centro Internacional Trabajo y Familia de IESE Business School..

En España compañías como Iberdrola han dado un paso al frente en cuanto a la racionalización de horarios. En 2008 acordó con su plantilla, unos 9.000 trabajadores, universalizar la jornada intensiva y trabajar de 7.15 a 14.50 con 45 minutos de flexibilidad a la hora de entrar o salir. Según datos de la propia empresa, han mejorado la productividad; ganado más de medio millón de horas de trabajo al año; reducido en un 20% el absentismo y un 16% los accidentes laborales.

Otras más pequeñas, como Grupo17 (1.000 trabajores), dedicada a la prevención de riesgos laborales, también se han puesto las pilas. Hace cuatro años establecieron para algunos de sus empleados el teletrabajo, disponen de una hora para comer y de 45 minutos de margen tanto a la entrada como a la salida. A las 18 horas todos están fuera. La productividad de los empleados ha aumentado un 30%. “Los trabajadores saben que pueden contar con la empresa. Les escuchamos y si tienen motivos para llegar dos horas más tarde, no les pedimos justificantes”, explica María Jiménez, gerente del grupo.

En compañías como la consultora tecnológica Neoris, con más de 3.500 empleados en todo el mundo (750 en España), los horarios no son fijos; ya hace tiempo que se mide a los trabajadores por objetivos. “Hay muchas empresas en las que nadie ficha. Importan los resultados y se incentiva la autogestión”, asegura el vicepresidente de la compañía en Europa, Oriente Próximo y África, Pedro Irujo. Ahora están volcados en el “bienestar” de su plantilla y les pasan encuestas para medir su grado de satisfacción con los jefes, la luminosidad de sus lugares de trabajo, el ruido o el salario. Su intención es que sus empleados sientan que se preocupan por ellos. “Ya lo dijo Napoleón, un soldado motivado vale por tres”, añade Irujo.


Además, han contratado una serie de servicios para “hacerles la vida más fácil”, como uno de lavandería en la misma sede, o los conocidos tiques guardería o restaurante, con los que la empresa paga en especies y los trabajadores tributan menos IRPF. “Programamos actividades fuera de la oficina como carreras para fomentar el team building (trabajo en equipo). En el ambiente laboral se está más cohibido. Al salir, se habla de otros temas, se crea compañerismo y se confía”. No hay retorno económico. “Es una inversión en la felicidad de los trabajadores”, zanja.

jueves, 21 de mayo de 2015

Vicenç Navarro, La farsa del Tratado de Libre Comercio

Vicenç Navarro "La farsa de los tratados de libre comercio", en Público, 21 may 2015

Catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra y Ex Catedrático de Economía Aplicada. Universidad de Barcelona

En mis escritos intento evitar términos que puedan parecer sarcásticos u ofensivos para aquellos que sostienen opiniones con las cuales estoy en desacuerdo. Pero, en ocasiones, como en la discusión de los mal llamados Tratados de Libre Comercio, es casi imposible referirse a ellos sin hacerlo en términos que no suenen como insultos. Y ello se debe a la terminología que utilizan y la manera cómo son presentados por los mayores medios de información.

Me explico. En principio, un tratado de libre comercio debería centrarse en facilitar las relaciones comerciales entre países de manera que éstos se beneficien de este incremento de la actividad económica. Ello exigiría que los agentes que participen en el intercambio hubieran tenido en cuenta sus intereses dentro de una dinámica en la que tanto los compradores como los vendedores, así como los inversores y los receptores de la inversión, estén protegidos. Por ejemplo, si una empresa estadounidense invierte en Europa, en caso (extraordinariamente infrecuente) de que la empresa fuera nacionalizada, ésta sería compensada en base a unos criterios regulados a priori que el inversor ya conocería cuando tomó su decisión. Ahora bien, los tratados de libre comercio no tienen casi nada que ver con el libre comercio. En realidad, cualquier obstáculo al comercio prácticamente ya ha desaparecido entre Norteamérica y la Unión Europea. Y es más, las inversiones estadounidenses en Europa, y las europeas en EEUU, ya están protegidas por la legislación actual.

¿Cuál es el objetivo, pues, de estos Tratados? El Premio Nobel Joseph Stiglitz, en su día Presidente del Consejo Económico (Council of Economic Advisers) del gobierno federal de EEUU durante la Presidencia Clinton, lo dice claramente en un artículo reciente, “Investor Protection: The Secret Corporate Takeover”, Social Europe Journal (15.05.15). El objetivo es la expansión de tal protección al inversor, a costa de ir reduciendo  la protección que los Estados han desarrollado durante estos años después de la II Guerra Mundial con el fin de proteger a sus ciudadanos, tanto como trabajadores, como usuarios y consumidores, y también como residentes en territorios. Una conquista muy importante de los Estados del Bienestar en Europa ha sido justamente el establecimiento de normas (y sanciones cuando estas no se siguen) para proteger la salud de estos trabajadores, consumidores y residentes. Pues bien, esto es lo que los tratados de libre comercio, instrumentalizados por las grandes Transnacionales, están intentando eliminar. Es decir, asegurarse de que los beneficios de tales empresas tengan prioridad sobre la salud ocupacional, ambiental y la protección del consumidor. El Sr. Stiglitz muestra ejemplos de ello. La compañía de tabacos Philip Morris está llevando a los Estados de Uruguay y Australia a los tribunales porque consideran que las leyes de protección al consumidor (que fuerzan que existan notas en el paquete de cigarrillos señalando que el consumo del tabaco puede ser letal) les ha hecho perder muchos ingresos, exigiendo una compensación de los Estados por esta pérdida de ventas. Y estos Estados están desprotegidos precisamente por tratados semejantes a los del libre comercio, que pone a Tribunales Internacionales por encima de los Estados. Se alcanza así la eliminación de la potestad de los Estados a proteger a sus ciudadanos, todo ello bajo el argumento de que el Libre Comercio así lo exige. Aparece así un nuevo escenario en el que estas Transnacionales tienen un enorme poder. En su litigio con los Estados, tienen más recursos legales que los propios Estados, dejando a los ciudadanos desprotegidos frente a vulneraciones de sus derechos. Y a esto le llaman Libre Comercio.

Escribo estas notas desde EEUU, donde han aparecido voces muy potentes, incluso dentro del Congreso de EEUU, en contra de tales tratados mal llamados de libre comercio. En realidad, la oposición de las bases del partido demócrata, mucho más progresistas que las de la dirección de tal partido, han hecho vacilar a algunos de sus dirigentes, como la candidata a la presidencia de EEUU la Sra. Hillary Clinton, que se ha distanciado del apoyo del Presidente Obama a tales tratados. Liderando tal oposición está el también candidato a la presidencia de EEUU el senador socialista Sanders, que está moviendo a la izquierda el debate que está tomando lugar dentro del Partido Demócrata. Sería de desear que una oposición semejante apareciera también en España así como en otros países de la Unión Europea.

jueves, 14 de mayo de 2015

Hallada una vulnerabilidad en la inmortalidad de las células cancerosas


Daniel Mediavilla 13 MAY 2015, "Hallado un punto débil para anular la inmortalidad del cáncer":

Un estudio con ratones elimina una protección del genoma de las células tumorales y ayuda a suprimirlas con menos efectos secundarios

Las células cancerosas tienen algo de supervillanas. Se reproducen sin control, utilizan todo tipo de triquiñuelas para evitar las defensas del organismo y los ataques de los medicamentos y son prácticamente inmortales. Este último superpoder se debe al particular funcionamiento de sus telómeros, una parte del sistema de empaquetamiento de nuestra información genética relacionada con el envejecimiento.

Cada vez que una célula se divide, duplica su información genética, que está empaquetada en unos tomos llamados cromosomas. Pero el mecanismo de réplica no es tan limpio como el de una fotocopiadora. En el extremo de cada cromosoma se encuentran los telómeros, unas estructuras que impiden que se deshilachen como una goma de pelo evita que se despeluche una trenza. Esa parte final del cromosoma no se puede copiar del todo y en cada división los telómeros se acortan un poco. Cuando estas estructuras son demasiado cortas, la célula sufre, deja de replicarse y acaba eliminada por los sistemas de limpieza celular.

Este proceso no afecta a las células tumorales, que pueden dividirse descontroladas sin que sus telómeros se acorten demasiado. Esto se debe a que, a diferencia de las sanas, en este tipo de células se mantiene activada la enzima telomerasa, que repara constantemente los telómeros y permite al cáncer proliferar sin freno.

Las células tumorales mantienen activa una enzima que las hace casi inmortales

Un enfoque para atacar a esa capacidad del cáncer que lo convierte en casi inmortal sería apagar la telomerasa. Sin embargo, el acortamiento de los telómeros que provocaba esa medida era demasiado lento y la muerte de las células tumorales tardaba en llegar. Ahora, un equipo de investigadores del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) ha encontrado en los extremos de telómeros lo que puede ser una debilidad de las células del cáncer.

Allí están enganchadas seis proteínas llamadas shelterinas (del inglés shelter, protección) que forman una especie de capuchón que protege el telómero. Para romper esa defensa, las investigadoras bloquearon una de las proteínas, en concreto la TRF1, una acción con la que las células cancerosas perdieron su inmortalidad.

Según explican los autores del trabajo, que publican sus resultados en la revista EMBO Molecular Medicine, esta técnica, que se probó en ratones, impidió el crecimiento de tumores de pulmón. Además, se comprobó que bloquear las shelterinas con un fármaco no producía efectos tóxicos excesivos en las células sanas.

María Blasco, directora del CNIO y líder del estudio, explica que la elección de la proteína TRF1 como objetivo del tratamiento se debe también a su papel esencial para la generación de células madre del cáncer. Estas células, se cree, están detrás de las recaídas de la enfermedad y convierten a la proteína en una diana con interés doble.

El daño del tratamiento sobre las células sanas es el de una quimioterapia suave

Los autores del trabajo tomaron un modelo de cáncer de pulmón y observaron las consecuencias de anular el efecto protector sobre el tumor de TRF1 de dos formas diferentes. Por un lado, se hizo eliminando el gen que produce la proteína en ratones modificados y, por otro, empleando un inhibidor químico desarrollado en el CNIO y que, a largo plazo, sería la herramienta para convertir estos descubrimientos en tratamientos para humanos.

En ambos casos, a diferencia de los que sucedía cuando se bloqueaba la telomerasa, “el efecto es instantáneo”, apunta Blasco. “Lo que ocurre es que se genera el daño directamente sobre el telómero, a diferencia de la quimioterapia que daña todo el genoma”, añade. Este daño, más localizado, es suficiente para desproteger a los cromosomas del cáncer y al mismo tiempo tiene una menor toxicidad. “En los tejidos que crecen más rápido, como la médula ósea, es algo mayor, pero similar a una quimioterapia suave”, concluye Blasco.

Ahora, desde el CNIO están tratando de lograr aplicaciones prácticas con su conocimiento sobre este posible punto débil del cáncer de pulmón. "Estamos buscando socios en la industria farmacéutica para llevar los resultados a estadios más avanzados del desarrollo de fármacos”, afirma la directora del centro.