Daniel Mediavilla 13
MAY 2015, "Hallado un punto
débil para anular la inmortalidad del cáncer":
Un estudio con
ratones elimina una protección del genoma de las células tumorales
y ayuda a suprimirlas con menos efectos secundarios
Las células
cancerosas tienen algo de supervillanas. Se reproducen sin control,
utilizan todo tipo de triquiñuelas para evitar las defensas del
organismo y los ataques de los medicamentos y son prácticamente
inmortales. Este último superpoder se debe al particular
funcionamiento de sus telómeros, una parte del sistema de
empaquetamiento de nuestra información genética relacionada con el
envejecimiento.
Cada vez que una
célula se divide, duplica su información genética, que está
empaquetada en unos tomos llamados cromosomas. Pero el mecanismo de
réplica no es tan limpio como el de una fotocopiadora. En el extremo
de cada cromosoma se encuentran los telómeros, unas estructuras que
impiden que se deshilachen como una goma de pelo evita que se
despeluche una trenza. Esa parte final del cromosoma no se puede
copiar del todo y en cada división los telómeros se acortan un
poco. Cuando estas estructuras son demasiado cortas, la célula
sufre, deja de replicarse y acaba eliminada por los sistemas de
limpieza celular.
Este proceso no
afecta a las células tumorales, que pueden dividirse descontroladas
sin que sus telómeros se acorten demasiado. Esto se debe a que, a
diferencia de las sanas, en este tipo de células se mantiene
activada la enzima telomerasa, que repara constantemente los
telómeros y permite al cáncer proliferar sin freno.
Las células
tumorales mantienen activa una enzima que las hace casi inmortales
Un enfoque para
atacar a esa capacidad del cáncer que lo convierte en casi inmortal
sería apagar la telomerasa. Sin embargo, el acortamiento de los
telómeros que provocaba esa medida era demasiado lento y la muerte
de las células tumorales tardaba en llegar. Ahora, un equipo de
investigadores del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas
(CNIO) ha encontrado en los extremos de telómeros lo que puede ser
una debilidad de las células del cáncer.
Allí están
enganchadas seis proteínas llamadas shelterinas (del inglés
shelter, protección) que forman una especie de capuchón que protege
el telómero. Para romper esa defensa, las investigadoras bloquearon
una de las proteínas, en concreto la TRF1, una acción con la que
las células cancerosas perdieron su inmortalidad.
Según explican los
autores del trabajo, que publican sus resultados en la revista EMBO
Molecular Medicine, esta técnica, que se probó en ratones, impidió
el crecimiento de tumores de pulmón. Además, se comprobó que
bloquear las shelterinas con un fármaco no producía efectos tóxicos
excesivos en las células sanas.
María Blasco,
directora del CNIO y líder del estudio, explica que la elección de
la proteína TRF1 como objetivo del tratamiento se debe también a su
papel esencial para la generación de células madre del cáncer.
Estas células, se cree, están detrás de las recaídas de la
enfermedad y convierten a la proteína en una diana con interés
doble.
El daño del
tratamiento sobre las células sanas es el de una quimioterapia suave
Los autores del
trabajo tomaron un modelo de cáncer de pulmón y observaron las
consecuencias de anular el efecto protector sobre el tumor de TRF1 de
dos formas diferentes. Por un lado, se hizo eliminando el gen que
produce la proteína en ratones modificados y, por otro, empleando un
inhibidor químico desarrollado en el CNIO y que, a largo plazo,
sería la herramienta para convertir estos descubrimientos en
tratamientos para humanos.
En ambos casos, a
diferencia de los que sucedía cuando se bloqueaba la telomerasa, “el
efecto es instantáneo”, apunta Blasco. “Lo que ocurre es que se
genera el daño directamente sobre el telómero, a diferencia de la
quimioterapia que daña todo el genoma”, añade. Este daño, más
localizado, es suficiente para desproteger a los cromosomas del
cáncer y al mismo tiempo tiene una menor toxicidad. “En los
tejidos que crecen más rápido, como la médula ósea, es algo
mayor, pero similar a una quimioterapia suave”, concluye Blasco.
Ahora, desde el CNIO
están tratando de lograr aplicaciones prácticas con su conocimiento
sobre este posible punto débil del cáncer de pulmón. "Estamos
buscando socios en la industria farmacéutica para llevar los
resultados a estadios más avanzados del desarrollo de fármacos”,
afirma la directora del centro.
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