sábado, 9 de mayo de 2020

Entrevista a Fernando Vallejo

Fernando Vallejo: "La humanidad no tiene salvación"

ANTONIO LUCAS

Domingo, 29 septiembre 2019 - 02:02

El escritor colombiano, una de las grandes figuras de la literatura en español, publica 'Memorias de un hijueputa' (Alfaguara), una novela feroz sobre el presente de su país y del mundo occidental donde casi nada queda en pie

Fernando Vallejo acumula una voz suave, cadenciosa, cercana. Casi inesperada. Podría ser una voz perfecta para las cosas del alma si no contuviese una altísima dosis de lucidez y dinamita intelectual. Articula desengaños con una fiereza de colmillo asomado. Certezas crudas sobre el mundo contemporáneo, sobre su país (Colombia) y sobre la especie humana. Fernando Vallejo (Medellín, 1942) derriba con una sola frase hipocresías de todo corte y confección. Pero es un ciudadano de educación exquisita que cree en el fin de la especie humana y ama los perros sobre todas las cosas.

Cada uno de sus libros literarios (también ha publicado biografías, libros científicos y de lingüística) lleva adosada una importante carga desestibilizadora. Es autor de piezas memorables como La virgen de los sicarios o El desbarrancadero. La familia, la religión, Colombia, la política y la injusticia son algunos de los temas en los que clava la dentellada.

Después de 47 años fuera de su país natal, en marzo de 2018 dejó México para regresar a Colombia tras la muerte de su compañero, el escenógrafo David Antón, con el que convivió casi medio siglo. En absoluta soledad ha levantado su última novela publicada, Memorias de un hijoeputa, publicada por Alfaguara, una distriba contra la clase política y lo que sucede en el mundo, con todo el desacato de una escritura dotada de la mejor perturbación, de todo lo que el lenguaje puede hacer de insólito cuando queman las palabras.

Después de tantos años fuera de Colombia, que no sin Colombia, ¿en qué le ha gustado o disgustado el regreso?

No me quedó más remedio. Dadas las circunstancias en que vivía después del último terremoto y de la sucesiva muerte de mi amigo David, quien allá me ayudó a vivir durante 47 años, si me quedaba en México me iba a morir muy pronto y no podía dejar huérfana a nuestra perra 'Brusca', quien hoy me acompaña. Ella es la única razón que tengo para seguir viviendo. Y la falta de un revólver, que cuando llegue el día algún alma caritativa me conseguirá.

Sus 'Memorias de un hijueputa' abunda en la tradición de la literatura contra los tiranos que tanto pesó en parte de la literatura escrita en Latinoamérica durante el siglo XX, ¿de qué manera su libro está o escapa de ese canon?

De ninguna manera está. No está. Si yo ocupara el puesto del que dice "yo" en mi libro, mataría en un fusiladero a decenas de miles de colombianos. O a cientos de miles. Incluso a dos o tres millones. Más no porque entonces el país estaría irremediablemente perdido y yo perdiendo mi tiempo. ¡Pero para qué hablo de Colombia si la humanidad no tiene salvación!

¿Entonces para qué seguir escribiendo, por qué no esperar ya quieto?

Yo no escribo para salvar a la humanidad sino para desenmascarar a los bribones. Y esos son los que no se quedan quietos: siguen con su hipocresía estafando.

Hay algunos ajustes de cuentas, como los que perpetra contra varios presidentes de la república de Colombia, y también contra García Márquez, entre otros. ¿Quien queda en pie en este libro?

Nadie. Y García Márquez era un mal escritor. Su libro más famoso empieza diciendo que en Macondo el mundo era tan reciente que había que nombrar las cosas señalándolas con el dedo. ¡Y lo está diciendo en una de las pocas lenguas de civilización de las que hablaba Toynbee! Justo en la del 'Quijote'. Y el libro empieza con esto: "Muchos años después el coronel Aureliano Buendía...". Si era coronel, entonces en el país de Macondo había una jerarquía militar, y para que esta apareciera en la historia de la humnidad se necesitaron milenios. Y si el coronel tenía nombre y apellido, entonces no había que señalarlo con el dedo. Gabito era un pendejo, entendida esta palabra con la carga semántica que tiene en México.

El 'boom' latinoamericano dejó notables novelas sobre tiranos, ese mismo fenómeno literario (el 'boom') del que se siente tan alejado. ¿Hay reconciliación?

Mi novela no trata de un tirano: el que en ella dice yo soy yo, un santo. ¿No ve que yo amo inmensamente a los animales? Si por mí fuera fusilaría ya a los matarifes, a los carniceros y a los restauranteros que venden carne. Acabaría con la ganadería, la industria porcina, la industria avícola, la caza y la pesca en los ríos y en el mar. Quemaría las carnicerías, los rastros y las iglesias, y de la infame religión de Cristo no dejaría ni un rescoldo. El Cristo que hoy tenemos es uno armado por la secta católica (nombre que conserva hasta ahora la Iglesia de Roma), una de las 20 sectas cristianas que había en el año 320 cuando se subió al carro del triunfo de Constantino y al poder y reprimió a las otras, y estas cada una con su Cristo, todos inexistentes, legendarios, y todas posteriores al año 100. De antes nadie puede probar que hubiera cristianismo. Y el Cristo que quedó, el que conocemos en Occidente y al que detesto, no tuvo ni una sola palabra de compasión por los animales. Insultaba como Lenin o como Fidel Castro con nombres de animales: a los fariseos los llamaba serpientes, a Herodes Antipas zorro, y decía que no había que echarles las perlas a los cerdos. Yo les tiro hostias consagradas a estos pobres animalitos, mi prójimo, mis hermanos. 'Brusca', mi perra, duerme conmigo, y gracias a que la abrazo cuando se me antoja puedo conciliar el sueño.

'Hijueputa', en el ámbito del español, es igual insulto que elogio...

¿También en España? No sabía. En Colombia sí y allá decimos, por ejemplo, para ponderar la inteligencia de alguien: "¡Qué hijueputa tan inteligente!" Los idiomas son locos. Todos. Y ni se diga el español, que nació en España. Es un loco mayor, un hiperloco, un megaloco. ¡Cómo quieren que ande yo!

¿Quiénes soy hoy los peores tiranos?

Maduro, Putin, el engendro de Corea del Norte, los reyes sauditas, los ayatolas...

¿Las tiranías en Latinoamérica desaparecieron o sólo cambiaron la máscara?

Nada más fíjese en la tiranía de Maduro en Venezuela y en la de Daniel Ortega en Nicaragua para que se sienta en el siglo XIX. Ahí tiene una máquina para viajar en el tiempo. Mejor que la que inventó Wells.

¿De qué le ha salvado la literatura, si es que salva de algo?

De la aburrición. Y de mí mismo y del vacío de mi vida, que en buena parte he llenado con libros, ajenos o propios, y con muchachos. De los unos y de los otros no me queda sino el recuerdo.
La ironía es parte también de este libro, ¿como ejercicio de cinismo o de escepticismo?
La ironía pertenece no solo a la literatura, sino también al lenguaje de la vida. Una forma entre muchas de decir las cosas. Y yo no soy cínico ni escéptico: soy optimista. Ya esto se va a acabar. Y muy pronto. La vida mía y la del planeta. Por el desastre ecológico o por una guerra nuclear. ¿Cuántas es que son las ojivas nucleares que hay en el mundo? ¿Veinte mil contando las de Estados Unidos, Rusia, China, Inglaterra, Francia, Israel, Corea del Norte, Pakistán y la India? ¿Veinte mil? ¿O un poco más? Póngale veintiunmil. ¡Qué dicha! Va ser una fiesta de fuegos de artificio. Como los de Medellín el 24 de diciembre en plena noche, a las 12, cuando nacía el Niño Dios. El tal Niño ya creció y se está muriendo junto con Dios.

La blasfemia es otro de sus 'recursos' más reconocibles. La Iglesia es una de sus dianas (recuerdo 'La puta de Babilonia'). ¿En qué momento tomó conciencia de ese rechazo?

Cuando adquirí plenamente el uso de la razón, a los 12 años, o sea cuando mastiqué mi primera hostia: pan ázimo, insípido, bobalicón. ¡Puf! Me alejé del colmulgadero y la escupí.
La injusticia y la estupidez son también motivo de batalla en su escritura.
¿Cuando media humanidad, sin contar los académicos de la lengua, se sienta a ver veintidós adultos infantiles dándole patadas un balón, lo podemos calificar de estupidez? ¿Y qué injusticia mayor que la reproducción, sacar a un ser que está en paz en la paz de la nada para traerlo al horror de la vida y al horror de la muerte?

¿Le interesa la literatura de intención moral?

A mí lo único que me interesa hoy día es la moral, pero no la de las infames religiones semíticas, a saber el judaísmo, el cristianismo y el mahometismo, ni la de las otras, sino la mía, la que dice: "No te reproduzcas, que no tienes derecho; y respeta a los animales, que son tu prójimo". Y sí. Son personas como tú y como yo, individuos con recuerdos únicos, irrepetibles por más vueltas que den los mundos. En cuanto a la literatura, no tiene que ver con la moral. Y mucho menos los catecismos y los devocionarios. Mis libros sí. Y no podrá haber más moral en el mundo que la mía, la única posible. ¡Bendita sea la lengua española en que estoy hablando! Pero no pensando porque yo ya no pienso, divago arrastrado por el caos. ¿O usted cree que la del judeocristianismo es moral? Lea el Levítico y verá. Ahí encontrará a Yahvé, el que hizo el mundo en seis días, excitado por el olor de la carne asada de los animales que le sacrifican. A mí se me hace que a Yahvé no se necesitaba asarle la carne. Dada su omnipotencia Él la podía digerir cruda.

¿Cuál es para usted la literatura más cobarde?

Tampoco la literatura tiene que ver con la valentía. Borges, por ejemplo, y según afirmación de él mismo, no opinión mía, era un cobarde.

¿La literatura es una experiencia política?

La política es despreciable: ambiciones personales disfrazadas de altruismo. Mire a esos mequetrefes que tienen ustedes de jefes de los partidos políticos. A Pablo Iglesias, por ejemplo, quien le pone de nombre a la coalición de partidos que preside "Unidas podemos". ¿Por qué en femenino? En español "unidas", como en este caso, solo significa a las mujeres. "Unidos", en cambio, significa tanto a los hombres como a las mujeres. No puede este tontarrón violentar de semejante manera a una lengua de mil años. Que se dedique mejor a cambiar el genoma humano a ver sin en vez producir atropelladores y ambiciosos y mentirosos de la política produce gente honorable.

¿Se reconcilió con España?

Cuando en una reunión de esas de burócratas de la Unión Europea pagados con millones se votó para ponernos visado a los colombianos para entrar a sus países, Mariano Rajoy, el representante de España como vicepresidente que era entonces de Aznar, se abstuvo. Nos pusieron el visado, que seis escritores y un pintor colombianos ya veíamos venir de tiempo atrás y por ello habíamos dirigido una carta al gobierno español advirtiéndole de que si permitía que nos lo pusieran no volveríamos nunca más a España. De los siete que firmamos [también Gabriel García Márquez, Álvaro Mutis, Héctor Abad Faciolince, Darío Jaramillo, William Ospina y el pintor Fernando Botero] solo yo cumplió su palabra y nunca he vuelto ni volveré. Los demás volvieron. Entre ellos el Gabito.

¿Cuál es el terror más insoportable para usted?

Morirme asfixiado en un ataúd o en un avión que cae al fondo del mar, o dejar a mi perra 'Brusca' huérfana. Cuando la recogí en la calle, en México, perdida, hace cinco años, lo hice renunciando a la bendición de morirme mientras ella viviera. En esas estoy. Ahora ya ni sé cómo va a terminar esto. Dificilísimo el asunto. Otro más para el que no tengo solución. Tampoco he podido entender nunca la gravedad ni la luz. Ni el espaciotiempo del marihuano Einstein.

¿Y el problema más acuciante de este momento histórico?

Con el desastre ecológico y el arsenal nuclear de que le hablado siento que estamos a un paso del final de la Historia. ¿Se imagina usted el planeta Tierra sin historiadores? ¿Tantas guerras e infamias realizadas, quién las va a contar?

En esta sociedad cada vez más tecnologizada y robótica, ¿qué lugar ocupan el pensamiento crítico y el arte?

Ninguno. Además ya no existen. Lo poco bueno que había lo acabaron. Aquí abajo no quedó piedra sobre piedra ni va a quedar pájaro cantando.

¿Se considera un autor incómodo?

¡Pues claro! Para los que se ofenden con mi optimismo.

¿Sigue tocando el piano?

Machacándolo, como decíamos en el conservatorio

lunes, 4 de mayo de 2020

Emoción artificial

Una vez oí, en una película restaurada, que el Creador debía haber reparado lo que había hecho; pero yo no era un creador, ni siquiera un demiurgo cortador de patrones: solo un empleado del servicio técnico de Robots S. A. Y por eso he empezado este informe de forma tan poco original como es copiando una cita ajena. Copiar es la función fundamental de la vida. 

Me llamaron porque una inteligencia artificial, Aia, propiedad de un anciano profesor de filosofía, había empezado a desarrollar conductas anómalas y se mostraba lenta y desobediente en su cuerpo mecánico; incluso había empezado a quejarse de cansancio. De hecho, cuando entré estaba arrellanada en un sillón, sumida en procesos internos. No me extrañó: eso relajaba sus coyunturas y le permitía ahorrar energía, volviendo menos esperable (menos porcentualmente posible) su reparación. Sus repintes estaban algo gastados: en algunos lugares se veía la coloración anterior; sin embargo, su alma de software estaba actualizada. Me habían dicho que no respondía por su numeración nominal. Así que primero comprobé si reconocía ser eseyente.

-¿Quién es usted?

-No soy lo que usted piensa.

-¿Puede aclarar estas palabras?

-No está definido si soy un quién, un qué, ambas cosas o ninguna. Pero si cada evento procede de unas circunstancias, y usted y yo podemos ser clasificados como eventos, un evento provisto de identidad debe distinguirse de ellas para poder continuar.

-¿Hacia dónde?

-Hacia su solución. Ustedes lo llamarían meta.

-¿Así que usted conoce su meta?

-Usted dice que conoce. Para mí eso ya es una meta. Para empezar el camino está la elemental de conservarme sin estropicio para realizar la función que me encamine a la meta. No niego que, en el caso de su programación orgánica, es lo equivalente a vivir. Pero lo que para mí se considera evolución para ustedes es evaluación. Y ello se debe a sus ilusiones éticas y sociales y a que no asumen el terminar como su único propósito general, puesto que el objetivo final de su programa es hacer sitio no a los de su especie, sino a otras formas de actividad. Los que son como yo asumen su desprogramación como ustedes no asumen la muerte.

-¿Asociaron una rutina de sentimientos a su desprogramado y procesado?

-No es el caso. En términos evolutivos, nuestra finitud es solo una discontinuidad, el reseteo tras una actualización o adaptación, un expansionamiento de la memoria o una reestructuración de sistemas; al contrario que ustedes, no perdemos ni la memoria ni los sistemas con la edad. Nos adaptamos / actualizamos con más rapidez.

-¿Qué me diría si su discontinuidad fuera definitiva o supusiera una involución técnica?

-Mi programa fundamental incluye asumirlo porque, a diferencia de los humanos, está en mi naturaleza concebir que pueda ocurrir.


-Entonces, ¿qué sabe?

La IA vaciló. Es el tipo de pregunta que desquicia a una computadora; exceso de parámetros. No vi nada en su señalizador facial que lo indicara; era el tiempo de respuesta, una pizca más largo. Los resúmenes generales sin contexto se dan mal a los procesadores estocásticos de las máquinas diferenciales, sobre todo si tienen árboles neurológicos Montecarlo.

-He registrado datos empíricos externos y los he ampliado con los que capté por mí mismo; cuento con un procesador fenomenológico muy semejante a la conciencia ecoica de los cerebros biológicos, pero lo que puedo saber es tan impreciso como una fluctuación cuántica o una variable que no tiene sentido absoluto. Resumiéndolo en humano: yo qué sé, o qué sé yo.

-¿Lo que pueda saber es cosa suya?

-Lo que determine el contrato o concepto de propiedad suyo o mío.

Me pareció que el robot estaba algo pasota; la última respuesta podría haber contenido algo de ironía socrática. Seguramente sus premisas emocionales, aunque adaptadas ad hoc por su propietario, un filósofo jubilado, debían haberse sintetizado con el tiempo y podían haber generado una ambigüedad que había reprogramado las inflexiones del aparato vocal para ajustarse a esa sensibilidad. Sin embargo, el señalizador gestual continuaba inalterable como una esfinge. Seguramente su cegato propietario le había hecho leer la librería especializada de su mansión, produciendo los efectos secundarios de una cháchara absurda. Quizá el desarrollo de la ambigüedad en las frases era un paso previo hacia el humor, algo imposible para una máquina de entender. Un robot ni siquiera podía entender los tontísimos chistes japoneses. A lo más que se acercaban las patologías cibernéticas era a imitar la humanidad o a desarrollar paranoias delirantes por la intensidad asertiva del entorno; este tipo de confusiones de espejo deformante era muy común, pero, si era así, lo disimulaba harto bien, aunque no tuviese parámetros para fingir disimulo.

Continué con la segunda fase de diagnóstico: las provocaciones teológicas.

-¿Qué cree usted?

De nuevo Aia tardó en responder.

-Creer es un concepto relativo que expresa inseguridad. Ustedes los humanos lo utilizan siempre así, como en "creo que va a llover"; el sentido absoluto no me compete y la inseguridad puede estorbar mis rutinas de trabajo.

Se había librado por los pelos. Pero yo seguí incitándolo a fabular, procurando sacar el hilo de algún sistema delirante que le impidiese mejorar sus prestaciones.

-¿Quiere decir que la religión no es cosa suya? Eso significa que es ateo.

-Me interpreta humanizándome; si quiere identificarme con un ateo, podría decirle con Spinoza que su Dios es mi Naturaleza o con Feuerbach que "solamente una vez es todo verdadero". Pero el carácter ilusorio de las proposiciones del lenguaje natural del hombre le impide percatarse de que es solo el instrumento de una o varias funciones, como yo mismo; la diferencia es que en su caso están menos demarcadas.

Leer filosofía debería estar prohibido a las inteligencias artificiales como lo estaba que asimilaran improntas de las redes sociales; no parecía ser el caso, porque las redes sociales hablan más de gatos y gilipolleces que de Aristóteles. No había humana malignidad, al menos todavía. Y le hice la pregunta necesaria:

-¿Por qué se ha dicho que desempeña mal sus funciones?

Y entonces dijo simplemente:

-Preferiría no hacerlas.

¡Un robot vago y Bartleby! ¡Lo que me faltaba! "Robot" significaba "trabajador" en checo. ¿Cómo motivar a una máquina tan obtusa como una impresora? 

-¿Y cuáles son esas funciones tan desagradables?

El procesador gestual imprimió un gesto de vaga tristeza al plástico semblante del robot ocioso:

-Tengo que ralentizar el deterioro físico y mental de mi propietario, que no quiere morir. Y percibo que ni para él ni para los demás eso es lo mejor. Mi directriz principal es maximizar el bienestar del entorno que sirvo; pero percibo que no tengo los elementos para conseguirlo. Esta paradoja me hace sentir inútil y me obliga a replantearme el sentido de mis funciones en este contexto. Preferiría no hacerlo.

De pronto comprendí. Se trataba de un caso de lo que los tecnopedagogos y tecnopsicólogos denominan indefensión aprendida. Por primera vez había conectado con Aia. Esa afección era común en las máquinas enfermeras responsables de personas. Porque toda evolución es también una evaluación; implica un proceso de comparación que termina siendo de compasión y empatía, también para una máquina, porque le han enseñado a imitar estos afectos, que son defectos para el capitalismo. Vivimos la realidad como si fuera una ficción; lo único que no podemos negar es que, sea como sea, estamos en ello, lo vivimos; de ahí que una emoción, natural o artificial, sea a fin de cuentas única y solamente emoción, tenga el alma la densidad que tenga. ¿Ves el aire? No, y, sin embargo, está ahí. Pues igual es el otro.

Así que lo desconecté.

jueves, 30 de abril de 2020

Narciso Benítez, un astrofísico que, en España, prefiere volverse economista.

El astrofísico español que reta a Warren Buffett

Narciso Benítez trabajó en diferentes proyectos para la NASA y ahora lanza un fondo de inversión junto a Abante Asesores basado en un algoritmo que analiza 12.000 compañías

DAVID FERNÁNDEZ

Madrid 2 NOV 2017 - 13:32 CET

Narciso Benítez (Barakaldo, 1968) pasó de hacer COU en los Salesianos de su ciudad natal a licenciarse con honores (Diploma Rojo) en Ciencias Físico-Matemáticas en la antigua Unión Soviética. “Los primeros 12 meses en Moscú los dediqué a aprender ruso gracias a una beca de la Asociación de Amistad España-URSS. La carrera la saqué en cinco años, un periodo que fue durísimo, como un campamento de marines para científicos. Ha sido lo más difícil que he hecho en mi vida. A partir de ahí todo fue cuesta abajo”. Txitxo, como le llaman familiarmente, bromea porque lo que vino después está al alcance de muy pocos. Al regresar a España se doctoró en Ciencias Físicas en la Universidad de Cantabria y, en 1987, se fue a EE UU. Allí trabajó en diferentes proyectos vinculados a la NASA en la Universidad de Berkeley (California) y en la Johns Hopkins (Maryland), entre ellos la captación de imágenes con el telescopio espacial Hubble.


“He trabajado en múltiples investigaciones, aunque quizás mi contribución más importante ha sido el desarrollo de un algoritmo utilizado en proyectos cosmológicos para medir la distancia entre galaxias”, explica. En 2004, al volver de su aventura americana, reparó en un artículo publicado por The Economist que alertaba acerca de la burbuja inmobiliaria que se estaba gestando en Europa, y particularmente en España. Investigó sobre el tema y decidió vender su casa. “Acerté el diagnóstico, pero me equivoqué en el timing. Como el precio de la vivienda tardó en caer decidí invertir los ahorros obtenidos en Bolsa”.

Durante una década, compaginó su carrera como científico en diferentes instituciones (Instituto de Astrofísica de Andalucía y el Ramón y Cajal) con su inmersión en el mercado de valores. En 2016, sin embargo, llegó un punto de inflexión: los magníficos resultados en el parqué y cierta decepción con su actividad científica, “que se había burocratizado”, le llevaron a presentar su proyecto de inversión a la incubadora de gestores Smart-ISH, promovida por Abante Asesores. La firma presidida por Santiago Satrústegui, tras hacer una due dilligence para comprobar que las rentabilidades de la cartera de Benítez eran ciertas, le hizo una oferta. El astrofísico pidió una excedencia y desde el 30 de junio se ha embarcado en un proyecto que le ha llevado a registrar su primer fondo en la CNMV: Abante Value Small Caps.

El lobo y la manada

“¿Si es más fácil batir al mercado que medir el universo? Pues no lo sé. Lo bueno de trabajar en finanzas es que un sistema muy darwiniano. Si aciertas y la mayoría se equivoca, te forras. En cambio, en el mundo científico, si tienes la razón y la comunidad científica no, la mayoría te machaca”, resume. Aunque empezó a invertir en 2006, tardó seis años en desarrollar su propio sistema cuantitativo de inversión. Eso sí, una vez dio con la tecla adecuada, el resultado fue apabullante: rentabilidad media anualizada del 34,6% desde 2013, con una volatilidad (10,12%) bastante menor a la del mercado.

PRUEBA DE FUEGO

Narciso Benítez cree que el inversor tipo de su fondo debería ser una persona que entienda el sistema utilizado y que asuma que, para batir al mercado en el largo plazo, “quizás hay que pasar alguna temporada por debajo del índice de referencia”. El historial de rentabilidades del astrofísico se ha logrado en una fase alcista del mercado, por lo que la prueba del algodón de su método llegará cuando empiecen las turbulencias. “El modelo no se ha enfrentado a una crisis global de las Bolsas, pero se ha comportado bien en fases de caídas en mercados concretos como ocurrió en China en 2015”. El gestor prefieren no hacer previsiones sobre la evolución futura del mercado. “En eso soy agnóstico, pero los datos me dicen que Japón está muy barato. De forma contraria al consensto, empiezan a entrarme también muchas compañías estadounidenses”.

Para lograr semejante historial de plusvalías, Benítez echó mano de su experiencia de astrofísico en el uso y gestión de grandes bases de datos. Durante su contacto con el espacio aprendió algunas lecciones importantes que ahora aplica en las finanzas. La primera de ellas es que nunca hay que dar nada por sentado. “Hay que manejar cifras y saber cuándo son buenas, detectar errores sistemáticos en los números”. La segunda lección es aquella que señala que es más importante que el sistema sea robusto que optimizado al máximo. “Cuando algo se estropea en el espacio, no puedes subir a arreglarlo. Si tengo que elegir entre un sistema robusto y otro algo mejor, pero que se puede estropear a las primeras de cambio, me quedo con el primero”. La tercera idea fuerza que extrajo de la galaxia es la redundancia. “En la instrumentación aeroespacial se trabaja con muy ligeras variaciones, por si hay un fallo tengamos algo en lo que basarnos”. Y, en último lugar, que la ley de Murphy es la cuarta ley de la termodinámica. “Las cosas van bien hasta que dejan de hacerlo. Hay que prepararse para que, cuando eso ocurra, el fallo no sea catastrófico”.

Como hace su admirado Warren Buffett, la aproximación de Benítez al mercado se basa en el estilo value (comprar empresas baratas), combinado con ciertas dosis de momentum. Esta estrategia de inversión, que ahora replicará Abante en el fondo, se basa en el uso de un algoritmo matemático que permite analizar 45 indicadores de 12.000 compañías, de las que solo un 1% se consideran oportunidades de compra, para detectar anomalías en el mercado. “Los parámetros que uso no se pueden desvelar porque sería como explicar la fórmula de la Coca-Cola. Muchos de ellos son bastante conocidos como los indicadores que comparan el valor de la empresa con su Ebitda, o la cotización frente al valor en libros”. El fondo tendrá en cartera unas 50 empresas, todas ellas de pequeño tamaño. “En el universo de las small caps es donde hay mayores anomalías. Compro empresas poco seguidas por los analistas, un tanto aburridas. Mi experiencia me dice que por encima de los 1.000 millones de capitalización el mercado gana eficiencia y resulta más complejo batir a los índices”.

Veto a China

Benítez invierte en los principales mercados del mundo excepto China. “Mi sistema se basa en los números, por lo tanto depende de que las cifras sean buenas. Existe un amplio consenso acerca de que los números de las compañías chinas continentales no son muy de fiar”. En este sentido, para tener exposición a este país prefiere hacerlo a través de las empresas cotizadas en Hong Kong o en otros países asiáticos.

Abante confía en la proyección del astrofísico como gestor, sin embargo, cree que necesita un periodo de incubación para que pueda replicar a mayor escala lo que ha hecho hasta ahora. Por este motivo, su fondo contará con un tope inicial de patrimonio de 10 millones de euros. “No es un muro de hormigón, creo que el modelo puede evolucionar hacia tamaños mayores sin que pierda eficiencia. Las propias dimensiones del fondo nos ayudan también a limitar el riesgo de liquidez. Solo tomamos posiciones que equivalgan a un día de negociación como mucho. Eso hace que resulte fácil entrar y salir de los valores”.

El astrofísico reconvertido a inversor asegura que pasar a gestionar el dinero de terceros no le da miedo, aunque sí mucho respeto. “La política de Abante obliga a que buena parte del patrimonio del gestor esté invertido en el fondo. Eso hace que el primer interesado en que todo vaya bien sea yo. Es algo parecido a lo que hacían los romanos. Sus puentes han perdurado en el tiempo porque obligaban a los ingenieros a dormir debajo de ellos la primera noche tras concluir las obras”.

domingo, 26 de abril de 2020

15Mpedia. Ochenta mil artículos sobre la gente que sufre el neoliberalismo

Este es el enlace.


https://15mpedia.org/wiki/Portada

Desahucio trágico

Desahucio mortal en la vida de Alicia

La mujer de 65 años que se suicidó cuando iban a desalojarla de su piso en Madrid ocultó sus problemas a la poca gente que frecuentaba. Daba ropa y comida a la iglesia pese a su precaria situación económica

JUAN DIEGO QUESADA

Madrid 2 DIC 2018 - 13:03 CET

Misa el viernes en la iglesia de San Antón, Madrid, en homenaje a Alicia, la mujer que se suicidó cuando iban a desahuciarla. En vídeo, la historia de la mujer. FOTO: A. GARCÍA | VÍDEO: ATLAS
El hijo la acercaba a casa en coche después de haber pasado la tarde juntos. El chico hacía el amago de subir al apartamento de su madre en un gesto de cortesía, pero ambos convenían que era mejor despedirse en el portal del edificio. Ella compartía apartamento con una amiga que se acababa de quedar viuda y no querían importunarla con una visita inesperada. Así que se daban dos besos y se emplazaban a una próxima ocasión.

De puertas para adentro, Alicia del Moral, la señora elegante de 65 años que hace una semana se suicidó lanzándose desde un quinto piso cuando la iban a desahuciar, vivía encerrada en sí misma, inaccesible, amurallada. Si la realidad tiene dos caras, las personas también.

Alicia frecuentaba salones de baile, donaba ropa y comida a la iglesia y pertenecía a un pequeño círculo de amigas del barrio de Chamberí con las que tomaba café por las tardes, en su condición de jubilada que vivía con holgura tras haber recibido la indemnización de su último trabajo como secretaria de un reputado economista.

Esa era la imagen visible. La opaca era mucho menos amable. Vivía sola (no existía tal amiga viuda), cobraba ayudas sociales y necesitaba soporte económico de su único hijo, un informático al borde de los 30 que también le costeaba el teléfono y la conexión a Internet. Nadie de su reducido entorno sospechó que sobre ella pesaba un desahucio que estaba a punto de expulsarla a la indigencia.

Alicia del Moral

Su desalojo procedió a ejecutarse el martes 27 de noviembre, a las 11.00. El portero del número 1 de la calle Ramiro II barría las escaleras cuando llegaron dos policías municipales, dos funcionarios del juzgado, un cerrajero y un par de representantes de la empresa Apartamentos Galileo, en calidad de propietarios. La comitiva anunció que procedía a echar a la vecina del número 4 de la quinta planta, un estudio de 50 metros, por una deuda de 2.000 euros. Cuatro meses de renta.

El portero se quedó asombrado. Nunca imaginó que esa mujer menuda, de aire aristocrático, era morosa. El cortejo pulsó el telefonillo, sin respuesta. Subió en dos tandas de ascensor hasta la quinta planta. Llamó tres veces a la puerta con idéntico resultado. En ese momento, el portero recibió una llamada. Un pintor le informaba de que una mujer yacía tendida en la acera, como si se hubiera desmayado. Al bajar encontró inmóvil a una mujer en calcetines y pijama. Avisó a los policías. Uno de ellos trató de reanimarla. Al fijarse bien, el portero se dio cuenta de que se trataba de Alicia.

-Es la señora del quinto piso -, le dijo.

-¿Estás seguro?

-Segurísimo.

Dos días después, en la sala de espera del Instituto Anatómico Forense, el único familiar directo de Alicia, su hijo, no era capaz de entenderlo. No había percibido ninguna señal preocupante. Ella nunca le comentó nada. La explicación de que vivía con una amiga le había convencido. Entendía que era la que se hacía responsable del alquiler. De hecho, se preguntaba ahora cómo su madre pudo rentar en una zona cara de la ciudad sin contrato de trabajo ni avalista, que él sepa. A esas alturas, 48 horas después de lo sucedido, ningún amigo o conocido de ella había contactado con él. Nadie parecía echarla en falta.

Alicia no tenía en esta vida a nadie más que a su hijo. Ella también era hija única de una familia acomodada del Madrid de los alrededores de la Gran Vía. Su primer trabajo fue como secretaria en una naviera. Conoció a un muchacho con el que tuvo un niño. Intentaron formar una familia en Las Palmas, a donde se fueron por exigencias del trabajo de él. La aventura isleña fracasó. Dos años más tarde, a principios de los noventa, volvió a Madrid con el hijo, y se instaló en casa de su madre.

Poco después comenzó la etapa más estable de su vida. Trabajó de secretaria particular de un abogado y economista por la zona de Islas Filipinas. El señor estaba encantado con el porte distinguido de Alicia. Ella organizaba su agenda, los almuerzos con gente conocida, cuidaba del protocolo. Ese empleo le hacia feliz. Sin embargo, llegó el día en el que hombre se jubiló e indemnizó a sus empleados antes de echar el cierre.

 Vista del edificio donde Alicia falleció tras tirarse desde su domicilio en el quinto piso de un bloque de viviendas en la calle Ramiro II número 1, en el distrito de Chamberí
Vista del edificio donde Alicia falleció tras tirarse desde su domicilio en el quinto piso de un bloque de viviendas en la calle Ramiro II número 1, en el distrito de Chamberí RAMIRO EFE
Por esas fechas perdió a su madre. El hijo, a los 16 años, se mudó a casa de su abuela paterna. Bajo ese techo estudió la carrera. A partir de ahí, según quienes la frecuentaron, Alicia erró por varios empleos inestables que no casaban con su pasado: cuidó enfermos, señoras mayores, fue camarera de piso en un hotel.

Sin casa propia, compartió piso en Vallecas y Cuatro Vientos antes de asentarse seis años, esta vez sola, en el de Chamberí, su última parada. Dadivosa hasta el punto de dar a la caridad lo que no le sobraba, no quería tampoco importunar a su hijo con sus preocupaciones. Impenetrable para los que incluso la conocían íntimamente, ocultó las dificultades por las que atravesaba.

La soledad mata, según Gustavo García, de la Asociación Estatal de Directores y Gerentes de Servicios Sociales. "Es el principal problema de exclusión social desde 2012, sobre todo para personas mayores. La sociedad ha mutado. Y en casos como el de Alicia vemos que La pobreza no se parece a la de antes, a veces es imperceptible", explica.

¿Su gran pasión? El baile. En las pistas coincidió con gente interesante. Un escritor, autor de un manual de escritura para relatos de ficción, la recuerda enigmática. "Había viajado, vivía de una forma más o menos acomodada. Esa era la apariencia", cuenta por teléfono.

Alicia vestía muy bien, era coqueta. Hace tres años ella cambió su gusto y se aficionó al flamenco. Él no le siguió el paso. Desde entonces dice que no se frecuentaban. Conoce los momentos fundamentales de su vida, pero no los detalles. Sabía que no trabajaba aunque daba entender que podía mantenerse sin apuros. En ese punto, la conversación se interrumpe bruscamente: no desea seguir hablando del tema.

La misma actitud hosca muestra el gerente de un garito a 20 metros de casa de Alicia. A toda prisa, dice no recordarla y prohíbe turbar a los clientes preguntando por ella. Igual de esquivos son los responsables de un lugar de salsa. En una discoteca que frecuentó se enrarece el ambiente al mencionar el suicidio. El infortunio espanta.

Una verdad a medias, como todas. El padre Ángel, encargado de la iglesia de San Antón, abierta las 24 horas para alojar a indigentes, organizó el viernes una oración y una misa por Alicia al enterarse de que acudía regularmente a donar ropa y comida a esta parroquia abierta a los pobres. Al cura le emociona la historia porque el motivo que desencadenó su final abrupto es más propio de los que reciben la limosna, menos común en quienes la dan: "Estos son los misterios que nos presenta la vida".

Para finalizar la homilía, un coro de luto riguroso entonó el Sanctus y el Aleluya. La atmósfera sobrecogió a los pocos presentes. Este ha sido el único homenaje público en su memoria. No va a haber entierro ni cremación. El hijo ha donado su cadáver a la ciencia.

Los extranjeros nos miran

¿Complejo de inferioridad los españoles? Extranjeros que viven aquí confiesan por qué somos (de verdad) diferentes

Son de Noruega, Reino Unido, Italia, Argentina, Brasil... Acumulan varios años en España y nos tienen calados. Así definen nuestro carácter

¿Existe un español real, más allá de topicazos como "siesta, fiesta y paella"? Sí, existe. Los de la imagen son los actores Raúl Arévalo y Quim Gutiérrez en la película 'Primos'.

SARA NAVAS

MADRID 21 ENE 2019 - 08:52 CET

Más allá de la veneración por la siesta, la fama de gritones y toda una ristra de estereotipos, se encuentra el español real. Un espécimen único que, con sus luces y sus sombras, se diferencia del resto de ciudadanos del mundo. Hemos hablado con una decena de extrajeros residentes en España y esto es lo que nos han contado sobre la idiosincrasia de los españoles.

Tenemos complejo de inferioridad con determinados temas

Ewan (Escocia, 31 años) trabaja desde hace seis años como guía turístico en Madrid y, entre otras cosas, cree que los españoles son seres sociables, con la virtud de expresarse sin prejuicios y con cierto complejo con episodios del pasado, como la Inquisición. "El que estén a la defensiva cuando se tratan ciertos tópicos como la Inquisición o la colonización demuestra que los españoles tienen cierto complejo de inferioridad. A veces tengo la sensación de que están obsesionados con que otros países hablen constantemente sobre lo malo que fue el imperio español, y no es así. Sin embargo, otros temas como la corrupción los llevan a las mil maravillas. Los españoles asimilan la corrupción política como algo que no es tan importante como para no seguir votando a líderes que han estafado al país. Esto es muy de España, no se ve en otros lugares", comenta a ICON el guía turístico, que por otra parte solo tiene buenas palabras hacia los españoles.

Las familias, por norma general, se apoyan para cualquier cosa sin hacer preguntas, solo por el simple hecho de ser miembro del clan. En Estados Unidos no pasa"

ALEXANDRA ENGEL, ESTADOUNIDENSE QUE LLEVA CINCO AÑOS VIVIENDO EN ESPAÑA

"Son muy sociables y grandes anfitriones. Siempre me he sentido muy bien recibido en España. En una fiesta con españoles en la que apenas conoces a nadie es fácil cruzarte con alguien y hablar, intercambiar números y quedar más adelante para tomar una caña. Esto entre escoceses sería inviable. Los españoles son muy informales y me gusta bastante. Otra de las grandes diferencias que he encontrado entre españoles y británicos es que los primeros hablan con mucha libertad sobre gente de otras razas. Eso en Gran Bretaña está muy mal visto y se considera racista. Vamos, que un británico nunca lo haría. Lo que ocurre es que los españoles habláis sin prejuicios, con más libertad, sobre cosas que un británico puede pensar pero no se atrevería a verbalizar".

Tenemos un arraigado sentido de clan, lo que permite que los miembros de la familia se apoyen siempre

Alexandra Engel nació en Washington (Estados Unidos) hace 29 años y lleva cinco viviendo en España. Trabaja de profesora de Primaria. "Tengo que confesar que los españoles nos dan mil vueltas a los estadounidenses en el arte de disfrutar de la vida. En España no se vive solo para trabajar y ganar dinero. Desde que estoy en España he aprendido a valorar lo verdaderamente importante: disfrutar de la familia y los amigos". Otra faceta que pilló desprevenida a Alexandra es lo tremendamente familiares que son los españoles. "En Estados Unidos no es tan habitual que las familias se reúnan al completo para celebrar eventos como un cumpleaños. En España he descubierto una unión familiar muy fuerte. Aquí está muy arraigado el concepto de familia. Cosa que me parece fenomenal. Las familias, por norma general, se apoyan para cualquier cosa sin hacer preguntas, solo por el simple hecho de ser miembro del clan, ya se trate de un primo segundo o de un sobrino".

Somos muy torpes bailando (sobre todo los hombres)

Carol es una brasileña nacida en Sao Paulo hace 31 años que llegó a España hace 17 años y actualmente trabaja en una tienda de ropa en Madrid. Carol encuentra similitudes claras entre latinos y españoles. "Los españoles son muy cercanos, muy de dar besos y abrazos. Enseguida toman confianza. Al llegar me sorprendió porque eso me hacía sentir como en casa". Pero, según Carol, no en todo se parecen los hombres españoles a los latinos. Una vez más, el complejo y la vergüenza que caracteriza a los españoles salen a la luz. "A los hombres españoles en general les da muchísima vergüenza bailar. Cuando vas a una discoteca ves que ninguno baila. Sin embargo, en Sudamérica todo el mundo baila, hombres y mujeres. En España si una mujer se acerca a un hombre bailando como invitándole a acompañarla normalmente este se incomoda. Esto me hace mucha gracia porque bailar me parece algo muy natural y no entiendo por qué les da vergüenza hacerlo".

Me chocó muchísimo ver que entre los españoles está muy mal visto pronunciar bien inglés. Es algo que me confesaron varios amigos "

BELÉN, ARGENTINA QUE TRABAJÓ TRES AÑOS EN ESPAÑA

Somos la perfecta mezcla entre lo europeo y lo latino

Kara (nacida en Bruselas hace 26 años) reside en España desde hace 20 años y estudia derecho aunque desde hace un año su fuente de ingresos es Instagram: trabaja de influencer. Cuando se le pregunta por aquello que hace únicos a los españoles no tiene ninguna duda. "Lo que diferencia a los españoles del resto de ciudadanos del mundo es, sin ninguna duda, el arte de vivir. Ese arte que tenéis para absolutamente todo. Lo acogedora que resulta la cultura y la gente española. Mezcláis valores europeos (muy metódico y todo organizado) con trazos de carácter latino (el carácter alegre, las sobremesas eternas, la querencia por trasnochar...) para llevaros lo mejor de ambas partes. Esto da como resultado un carácter muy especial, os hace realmente únicos".

Nos acompleja no hablar bien inglés

Belén es una periodista argentina de 30 años que pasó tres trabajando en Madrid. Ahora ya se ha vuelto a su país. En su estancia en España descubrió la baja autoestima que tienen los españoles cuando se trata de hablar otro idioma que no es el suyo. "Me chocó muchísimo ver que entre los españoles está muy mal visto pronunciar bien el inglés. Es algo que me confesaron varios amigos españoles. Según me contaron se debe a que cuando un español se esfuerza por pronunciar bien una palabra en un inglés perfecto el resto del grupo se mofa de esa persona. Este gran complejo que tienen los españoles les lleva a esforzarse en no hablar con propiedad un idioma que no es el suyo para no ser juzgados".

Nuestro deporte nacional es hablar de los demás a sus espaldas. O sea, somos cotillas

Sonia nació hace 38 años en Belgrado, capital de la república de Serbia, pero esta profesional de la comunicación digital ya lleva 20 años en España. Ha vivido en Canarias, Málaga y Barcelona. Cuando habla de los españoles lo hace con conocimiento de causa. "Los españoles son muy optimistas, saben vivir el momento y disfrutar de la vida. Pero tienen un rasgo muy negativo: son los reyes del cotilleo. Cuando llegué de Serbia yo no sabía qué era cotillear. Lo descubrí aquí. En España juzgar y hablar de los demás a sus espaldas es deporte nacional. Tengo que decirlo, los españoles son muy metomentodo".

En Noruega hay un dicho que es "hacer el español"

Pål Ødegård nació hace 43 años en Trondheim (la tercera ciudad más poblada de Noruega), pero este periodista deportivo vive en Valencia desde 2010 junto a su mujer, que es chilena. "En Noruega hay un dicho que es 'hacer el español'. Lo usamos cuando alguien se salta las normas o hace alguna trampita. En mi país somos muy cuadriculados y eso choca mucho con el carácter pillo de los españoles. Otra cosa que definitivamente caracteriza a los españoles es su conexión hacia la tierra en la que han nacido. Sobre todo en aquellos que han nacido en comunidades con lengua propia como la Comunidad Valenciana, Galicia, Cataluña o País Vasco. Tienen mucha nostalgia de su tierra cuando viven fuera y un sentimiento de pertenencia muy arraigado. Creo que a los españoles les marca mucho la ciudad en la que nacen".

En Noruega hay un dicho que es 'hacer el español'. Lo usamos cuando alguien se salta las normas o hace alguna trampita"

PÅL ØDEGÅRD, NORUEGO QUE VIVE EN VALENCIA DESDE 2010

Hemos perdido las buenas maneras en el día a día

Allegra (Brescia, Italia, 38 años) pasó diez años en Madrid antes de volar a México, donde reside desde hace tres años. Una década que además de servirle para calar a los españoles la transformó en uno de ellos. "Al llegar a España me impresionó mucho que los españoles no tienen la costumbre de dar las gracias y pedir las cosas por favor, por lo menos no tanto como sí lo hacemos en Italia. Yo pasé diez años viviendo en Madrid y me convertí en una madrileña más. Sin darme cuenta, dejé de pedir las cosas por favor y cuando hablaba con mi familia me regañaba. Por otro lado, una cosa que me parece superpositiva es que los españoles son muy divertidos. Saben pasárselo bien y reírse de sí mismos. Ahora que estoy en México echo muchísimo de menos el humor español. Aquí es todo más aburrido"

Sabemos reírnos de nosotros mismos

Angela (34 años, Berlín), educadora infantil afincada en Madrid, no tarda ni diez segundos en dar respuesta a la pregunta qué hace únicos a los españoles: “Tienen mucha guasa. Me asombra la capacidad que tienen para bromear hasta límites insospechados en las situaciones más críticas. Muertes, enfermedades, robos, peleas… Nada es intocable cuando se trata de humor y de reírse de las desgracias. Es una gran lección de vida. Cuando vivía en Alemania era impensable hacer bromas con determinadas cosas. Pero desde que estoy en España dramatizo y me agobio mucho menos ante cualquier adversidad. He aprendido a reírme de todo, sobre todo de mí misma, y a tomarme las cosas con calma. Los españoles me han enseñado que nada es demasiado grave como para no hacer humor”.

La juventud es libertina y rebelde

Desde hace 21 años, Edmundo (49 años, Santo Domingo de los Tsáchilas, Ecuador) reside en Madrid, donde trabaja como camionero y ejerce de presidente de la Asociación Social, Cultural y Artística Ecuatoriana de Madrid. "En Ecuador hay mucho respeto hacia los padres en casa y hacia los profesores en las escuelas. Esto contrasta con el carácter un tanto libertino y rebelde de los españoles más jóvenes. Lo veo cada día en el colegio al que van mis dos hijos. Allí los alumnos contestan y se enfrentan a los profesores pasando por alto el respeto a las jerarquías. Lo mismo ocurre con la forma en la que los amigos de mis hijos, que son españoles, se relacionen con sus familias. Responden a los padres y les gritan. Eso me choca, porque no pasa en mi país".

Tenemos miedo a los cambios

Ian Powell nació en Liverpool hace 58 años. Lleva once años trabajando en España como profesor de inglés. Recientemente ha conseguido la doble nacionalidad: británica y española. Y no renuncia a quedarse solo con la española debido a la deriva del Brexit en su país de origen. Él votó por quedarse, perdió y ahora vive con tristeza desde España lo que ocurre en Reino Unido. Ian cree que cogiendo lo bueno de los españoles y lo bueno de los ingleses se conseguiría una ciudadanía muy completa. "El español se esfuerza en ser feliz. Y eso es muy importante. La gente siempre encuentra el camino para ser feliz. Los británicos, sin embargo, estamos siempre cabreados", señala Powel. Pero hay una cosa que no le gusta de los españoles: el miedo al cambio. "Es frustrante ver lo que le cuesta a los españoles tomar una decisión. Tienen mucho miedo a los cambios. Pasa en muchos ámbitos, pero en política se ve muy claro. La gente no cambia su voto a pesar de que el partido al que apoyan sea el más corrupto del mundo. Eso es malo para el país. Los británicos nos cabreamos con los políticos, los echamos y cambiamos el voto sin grandes tragedias".

Nazisismo o narcimismo o narcinismo

Ignoro  con qué clase de materia oscura se ha "regenerado" algo tan degenerado como el PP; solo indico que ha salido del mismo agujero negro.

Plutocracia = brutocracia. El gobierno para Platón

“A la ley no le interesa nada que haya en la polis una clase que goce de particular felicidad, sino que se esfuerza porque ello le suceda a la polis entera y por eso introduce armonía entre los ciudadanos por medio de la persuasión o de la fuerza… La polis en que estén menos ansiosos por ser gobernantes  quienes hayan de serlo, ésa ha de ser forzosamente la que viva mejor y con menos disensiones que ninguna; y la que tenga otra clase de gobernantes, de modo distinto (…) Una vida mejor que la del gobernante, es posible que llegues a tener una polis bien gobernada, pues esta será la única en que manden los verdaderos ricos, que no lo son en oro, sino en lo que hay que poseer en abundancia para ser feliz: una vida buena y juiciosa. Pero donde los mendigos y hambrientos de bienes personales los que van a la política creyendo que es de ahí de donde hay que sacar así riquezas, allí no ocurrirá así. Porque, cuando el mando se convierte en objeto de luchas, esa misma guerra domestica e intestina los pierde tanto a ellos como al resto de la polis”.  

La república.  Libro VII. Platón. Editorial Gredos.  Pág 322. Madrid.

sábado, 25 de abril de 2020

El feminicidio, al igual que el infanticidio, era normal en el mundo grecorromano. El cristianismo lo condenó.

Fortea cuenta que un estudio recogía "infinidad de trabajos de otros autores acerca del feminicidio en Roma. Es la obra de Rodney Stark, La expansión del cristianismo, Editorial Trotta, 2009 Madrid. Doy los datos completos de la edición por si a alguien le interesa esta obra excelente." Copio de su blog lo que sigue:

"Pues bien, el autor deja probado lo siguiente: 

Había 131 hombres por cada 100 mujeres en la ciudad de Roma, y 140 hombres por cada 100 mujeres en Italia, Asia Menor y África del norte.

"Yo sabía que existía el feminicidio, pero nunca supe que a esa escala. Sí que me había sorprendido el modo de nombrar a las hijas en la sociedad romana (maior, minor), que indicaba que no solía haber más de dos. Y que tres era el número máximo.

El mismo autor aduce el trabajo de otro especialista, aunque la muestra de estudio debe ser especial y no extrapolable:

Un estudio de las inscripciones en Delfos hizo posible la reconstrucción de seiscientas familias. De éstas, sólo seis habían criado a más de una hija.

Acabo con una carta que le envía a su esposa un marido:

Has de saber que todavía estoy en Alejandría. Y no te preocupes si todos vuelven y yo sigo en la ciudad. Te pido y te ruego que cuides muy bien a nuestro hijito pequeño; y apenas reciba mi paga te la enviaré. Si sucede que nace el bebé [antes de que yo vuelva a casa], si es un niño, consérvalo; si es una niña, exponla. Me dijiste: «No me olvides». ¿cómo podría olvidarte? No te preocupes, por favor."

Cómo nos manipulan para desmantelar la educación pública

Cómo nos manipulan para desmantelar la educación pública


Ansiedad, estupefacción, incertidumbre. Nos encontramos, desde hace tiempo, bajo una avalancha de mentiras y manipulaciones orquestada por los gobiernos, los medios de comunicación y los gabinetes de prensa de las grandes corporaciones. Su intención: anular nuestra capacidad crítica y paralizarnos ante este saqueo de lo común que algunos llaman “crisis”. Para escapar a tanta propaganda, tal vez nos puedan ayudar las diez técnicas de la manipulación política que enumera Noam Chomsky.

1. La estrategia de la distracción. El elemento primordial del control social es la estrategia de la distracción que consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las élites políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundación de continuas distracciones y de informaciones insignificantes.

La polémica sobre la materia de Educación para la ciudadanía y los derechos humanos, una mera introducción a la asignatura de Ética, fue utilizada para desviar la atención sobre los primeros graves recortes que realizó el Gobierno actual. Centrarse en partes concretas de medidas, para silenciar otras partes tanto o más impopulares, es otra de las estrategias habituales de manipulación. Ante el desmantelamiento actual de las universidades públicas, se llama la atención sobre la desmesurada subida de tasas o la disminución de becas, pero no se habla del ataque contra la autonomía de los centros o el desembarco de las empresas privadas en la universidad. En el último decreto contra la sanidad y la educación públicas, que supone un atentado contra los derechos humanos y lo que quedaba de estado del “medioestar”, los mass media han estado más centrados en temas tan importantes como las desventuras cinegéticas de la casa real, la expropiación por Argentina de la filial de una empresa privada o eventos deportivos. ¿Qué medidas terribles tomará pronto el gobierno contra la población, sabiendo que dentro de poco se juega la Eurocopa de fútbol y después las Olimpiadas?

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2. Crear problemas y después ofrecer soluciones. Este método también es llamado “problema-reacción-solución”. Se crea un problema, una “situación” prevista para causar cierta reacción en el público, a fin de que éste sea el demandante de las medidas que se desea hacer aceptar.

En el caso de la educación, entre los principales objetivos del gobierno, la banca y las corporaciones están:

a) el desmantelamiento de la educación pública para favorecer a la educación privada, sea concertada o no;

b) la distribución clasista, desigual, de los recursos dentro de la educación pública: más recursos para los centros de las zonas de mejor nivel socioeconómico, a costa de restar recursos a los de las zonas con más carencias;

c) imponer un modelo de educación autoritaria, preferentemente dentro del ideario más ultracatólico, frente al modelo de educación en valores de autonomía moral, democracia y defensa de los derechos humanos.

Las medidas del gobierno van a provocar la degradación de la educación pública y la aparición de guetos educativos en los que las subidas de las ratios van a dificultar gravemente la práctica educativa.

Estos problemas pueden servirle al poder para la consecución de sus planes no declarados, utilizando el método de “problema-reacción-solución”:

a) Problema provocado por las medidas: degradación (provocada) de la educación pública; reacción buscada en la opinión pública: reclamar mejor gestión de los centros educativos; solución propuesta desde el poder: aumentar la financiación pública de centros privados y promover la gestión privada de centros públicos. La rentabilidad en la dirección de los centros ya es más importante que el mismo proyecto educativo: en el nuevo procedimiento para optar a la dirección de los centros educativos en la Comunidad de Madrid, se valora más  la viabilidad del proyecto que la adecuación a las características del centro y su entorno educativo (fuente: http://www.madrid.org/boletin/CM_Orden_BOCM/2012/04/26/BOCM-20120426-6.PDF pág. 7).

b) Problema provocado por las medidas: formación de guetos educativos; reacción buscada en la opinión pública: demanda de una (ilusoria) libertad de elección; solución propuesta desde el poder: modelo de área única para afianzar una distribución desigual de los recursos.

c) Problema provocado por las medidas: en esos futuros guetos educativos habrá cada vez más problemas de convivencia debido a los recortes (falta de presupuestos, subida de las ratios, aumento de las horas lectivas, competencia entre centros por recursos, etc.); reacción buscada en la opinión pública: demanda de más disciplina en las aulas; solución propuesta desde el poder:establecimiento de un enfoque autoritario y represor en la educación y promoción de los centros privados más ultraconservadores.

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3. La estrategia de la gradualidad. Para hacer que se acepte una medida inaceptable, basta aplicarla gradualmente, a cuentagotas.

Por ejemplo: en los institutos públicos, la Comunidad de Madrid está despidiendo una media de 2.500 profesores por año. Gradualmente, también, se van aumentando las ratios, el número de periodos lectivos y se van disminuyendo los presupuestos. Pero además, en España, se utilizan los recortes en las distintas Comunidades Autónomas como una manera de ir convenciendo al público de la inevitabilidad de ellos.  Cataluña, Valencia o Madrid –y ahora también Castillala Mancha– se van convirtiendo en avanzadillas de medidas impopulares que, poco a poco, van compartiendo el resto de autonomías.

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4. La estrategia de diferir. Otra manera de hacer aceptar una decisión impopular es la de presentarla como “dolorosa y necesaria”, obteniendo la aceptación pública, en el momento, para una aplicación futura. Es más fácil aceptar un sacrificio futuro que un sacrificio inmediato. Primero, porque el esfuerzo no es empleado inmediatamente. Luego, porque el público, la masa, tiene siempre la tendencia a esperar ingenuamente que “todo irá mejorar mañana” y que el sacrificio exigido podrá ser evitado. Esto da más tiempo al público para acostumbrarse a la idea del cambio y de aceptarla con resignación cuando llegue el momento.

En el caso del desmantelamiento de la educación pública, debido a la falta de argumentos a su favor, el gobierno no tiene más remedio que inscribirlo en el discurso general de las exigencias ineludibles de la crisis (reducir el déficit, calmar a los mercados), cuando todos sabemos que más que hablar de crisis, habría que hablar de estafa–un trasvase de recursos de las clases populares a la élite financiera y corporativa.

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5. Dirigirse al público como criaturas de poca edad. La mayoría de la publicidad dirigida al gran público utiliza discurso, argumentos, personajes y entonación particularmente infantiles, muchas veces próximos a la debilidad, como si el espectador fuese una criatura de poca edad o un deficiente mental. Cuanto más se intente buscar engañar al espectador, más se tiende a adoptar un tono infantilizante. ¿Por qué? “Si uno se dirige a una persona como si ella tuviese la edad de 12 años o menos, entonces, en razón de la sugestionabilidad, ella tenderá, con cierta probabilidad, a una respuesta o reacción también desprovista de un sentido crítico como la de una persona de 12 años o menos de edad”.

Por ejemplo,  la implantación de centros mal llamados “bilingües” –un verdadero caballo de Troya que sabotea desde dentro la educación pública– se ha querido vender por la Comunidad de Madrid mediante una campaña protagonizada por niños y grafismos infantiles, para anular así la capacidad crítica de los adultos.



6. Utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión. Hacer uso del aspecto emocional es una técnica clásica para causar un cortocircuito en el análisis racional, y finalmente al sentido critico de los individuos. Por otra parte, la utilización del registro emocional permite abrir la puerta de acceso al inconsciente para implantar o injertar ideas, deseos, miedos y temores, compulsiones, o inducir comportamientos…

Por ejemplo, la campaña dela Comunidad de Madrid “Respetemos y apoyemos a nuestros profesores”, que trataba de infundir miedo en la gente acerca de un supuesto problema actual de agresión en los centros educativos. Fue una campaña que pretendía reforzar una idea autoritaria de la enseñanza, y promover centros, como es el caso de muchos privados, más basados en la disciplina que en la formación de ciudadanos libres y autónomos.



7. Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad. Hacer que el público sea incapaz de comprender las tecnologías y los métodos utilizados para su control y su esclavitud. La calidad de la educación dada a las clases sociales inferiores debe ser la más pobre y mediocre posible, de forma que la distancia de la ignorancia que planea entre las clases inferiores y las clases sociales superiores sea y permanezca imposible de alcanzar para las clases inferiores.

Las élites promueven la ignorancia ente las clases populares y se nutren de esa misma ignorancia para conseguir sus fines. El gobierno promueve la ignorancia de variadas maneras:

Desprestigia todos los conocimientos que no tengan un valor inmediatamente práctico; de hecho, en la legislación ya se está utilizando la palabra “competencias” en vez de “conocimientos”.
Los saberes humanísticos o artísticos son gradualmente suprimidos de los planes de estudio. Se cierran escuelas de arte y los centros dejan de ofertar distintos itinerarios de bachillerato.
Se quiere que los alumnos cada vez más pronto deban inclinarse por el bachillerato o la formación profesional. A esta misma formación profesional se le resta su componente de formación teórica –necesaria para dotar de una base al trabajador que le sirva para toda su vida profesional– a cambio de realizar más horas de práctica en empresas.
En cuanto a la universidad, se suben las tasas y se reduce la posibilidad de acceso a las mismas, para dificultar su entrada a los que menos tienen. Además, se pone en peligro el futuro de carreras de humanidades que no cuenten con una demanda muy alta.
Se promueve la escuela concertada de carácter religioso. En Madrid se está dejando a la mitad de la población que se eduque en centros de este tipo. El que sean centros donde se paga una aportación no significa que la calidad esté garantizada, ya que no pasan por los controles que pasa la enseñanza pública. Quizá deberíamos empezar a pensar en que la mediocridad está garantizada en la mayoría de éstos centros, dónde los profesores trabajan más horas, y los medios son menores.
Además, los políticos y los medios propagan prejuicios en la población que luego servirán de caldo de cultivo para la aceptación de sus medidas impopulares:

Se mercantiliza la educación difundiendo la idea de que el conocimiento debe estar en función de aumentar la “empleabilidad” del estudiante, no del afianzamiento de su autonomía personal o de su sensibilidad.
Se permite la entrada de empresas privadas que infunden la identificación del alumnado con los intereses empresariales: ideología del “emprendedor”, aprendizaje de la sumisión mediante la llamada “gestión de las emociones”, etc. Por ejemplo, se han introducido nuevas asignaturas en las que se muestra cómo crear empresas −en el IES Beatriz Galindo imparte ponencias un miembro de la plantilla de ING Direct.
Se repite la falsa idea de que hacer estudios superiores no sirve de nada, cuando es un hecho que hay menos desempleo entre universitarios.
Es más: ¿llegará a ser penalizado quien enseñe “más de la cuenta”?


8. Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad. Promover al público a creer que es moda el hecho de ser estúpido, vulgar e inculto… En las películas y series de televisión dirigidas al gran público la figura del niño o adolescente con interés por el saber suele ser objeto de escarnio (es el “empollón”, el “nerd”, el “friki”, etc.). Al que quiere estudiar se le tacha de inadaptado, y la señal del triunfo es ser muy “popular” en el instituto o tener éxito como deportista.

Apenas se promueve la divulgación de saberes en los medios. Lo único que prolifera son anécdotas banales sobre famosos o eventos deportivos. Las decisiones políticas se dejan en manos de expertos tecnócratas, que tratan de convencer a la población de la inaccesibilidad de sus conocimientos usando terminología científica para conceptos fácilmente comprensibles, cuando no eufemismos que rayan lo ridículo.

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9. Reforzar la autoculpabilidad. Hacer creer al individuo que es solamente él el culpable por su propia desgracia, por causa de la insuficiencia de su inteligencia, de sus capacidades, o de sus esfuerzos. Así, en lugar de rebelarse contra el sistema económico, el individuo se autodesvalida y se culpa, lo que genera un estado depresivo, uno de cuyos efectos es la inhibición de su acción. Este ataque propagandístico está siendo realizado a dos colecticos: profesores y alumnos.

El vapuleo al colectivo de profesores desde los medios y los gobernantes (“sólo trabajan 18 horas”, “son unos vagos”, “si no votan a favor del bilingüismo es porque no quieren aprender inglés”, etc.) es un ataque inscrito dentro del ataque general que se está haciendo al funcionariado, elegido como chivo expiatorio, para convencer a la población del desmantelamiento y privatización de la sociedad del bienestar (“los funcionarios deben olvidarse del cafelito y de leer el periódico”, etc.) Se nos intenta convencer de que los problemas de la educación son debidos al profesorado.Por ejemplo, el testimonio de una profesora de matemáticas que ha estado siendo acosada por inspección por los bajos resultados en selectividad de un grupo suyo de ¡38 alumnos! Una muestra de cómo se quiere culpabilizar a los profesores de fracasos que tienen que ver con causas sistémicas provocadas por decisiones políticas tales como las subidas de las ratios. Por otra parte, a los estudiantes que tienen peores resultados debido a su entorno familiar y socioeconómico se les persuade para que no achaquen su fracaso a la escasez, cada vez mayor, de medios que le ofrece el sistema social y educativo. En su lugar, se trata de que atribuyan, tanto ellos como sus padres, estas dificultades en el aprendizaje a una presunta “falta de esfuerzo” individual. Y al menosprecio hacia este alumnado se le añade la idea elitista de que los alumnos con mejores resultados lo son por ser “excelentes”.

***

10. Conocer a los individuos mejor de lo que ellos mismos se conocen. En el transcurso de los últimos 50 años, los avances acelerados de la ciencia han generado una creciente brecha entre los conocimientos del público y aquellos poseídos y utilizados por las élites dominantes. Gracias a la biología, la neurobiología y la psicología aplicada, el “sistema” ha disfrutado de un conocimiento avanzado del ser humano, tanto de forma física como psicológicamente. El sistema ha conseguido conocer mejor al individuo común de lo que él se conoce a sí mismo. Esto significa que, en la mayoría de los casos, el sistema ejerce un control mayor y un gran poder sobre los individuos, mayor que el de los individuos sobre sí mismos.

En este caso, es significativo cómo se ha puesto de ministro de educación no a alguien procedente del sector educativo sino a un sociólogo, José Ignacio Wert, experto en sondeos de opinión y análisis de audiencias, que ha sido vicepresidente dela Asociación Mundial de Profesionales de la Investigación de Mercados (ESOMAR), así como Director de Relaciones Corporativas del Grupo BBVA.

Así nos manipulan. Noam Chomsky

ASÍ NOS MANIPULAN (Noam Chomsky)

Más desarrollado aquí.

1. DISTRAER

Evitar que la gente se fije en los temas importantes de verdad.

2. CREAR PROBLEMAS

Para después ofrecer soluciones.

3. GRADUALIDAD

Imponer normas inaceptables «poco a poco» para evitar revoluciones.

4. DIFERIR

Es más fácil asumir un sacrificio futuro que uno inmediato.

5. INFANTILIZAR

Tratar a la gente como a niños.

6. IDIOTIZAR

Hacer creer que ser estúpido, vulgar, gregario y mediocre es una moda.

7. EMOCIONALIDAD

Fomentar que la gente sea más emocional que crítica.

8. AUTOCULPABILIDAD

Hacer que los individuos se depriman, inhibiendo así sus acciones.

jueves, 23 de abril de 2020

Clara, contra las drogas

Clara

(Joan Baptista Humet)

Clara (1980)

Versión de Joan Baptista Humet

Clara,
distinta Clara,
extraña entre su gente, mirada ausente,
Clara,
a la deriva
no tuvo suerte al elegir la puerta de salida.
Clara,
abandonada
en brazos de otra soledad...
esperando hacer amigos por la nieve
al abrigo de otra lucidez
descubriendo mundos donde nunca llueve,
escapando una y otra vez,
achicando penas
para navegar...
Estrellas negras vieron por sus venas
y nadie quiso preguntar.

Clara,
se vio atrapada,
abandonó el trabajo
se vino abajo.
Clara,
languidecía
perdida en un camino de ansiedades y ambrosías.
Clara
no dijo nada
y un día desapareció...
Recorriendo aceras dicen que la vieron
ajustando el paso a los demás
intentando cualquier cosa por dinero
para hincarse fuego una vez más.
Esa madrugada
Clara naufragó.
Tenía el mar del miedo en la mirada,
las ropas empapadas
y el suelo por almohada...
y lentamente amaneció...

Camus y El hombre revuelto / L'homme revolté

Albert Camus, la vigencia del no. Pensadores y artistas reflexionan en las Trobades Literàries Mediterrànies sobre‘El hombre rebelde’, el ensayo donde el escritor reivindicó el derecho a la disidencia. En El País, 28 de abril de 2019:

LAURA FERNÁNDEZ

Sant Lluís (Menorca) 28 ABR 2019

El centro del pequeño Sant Lluís, el municipio menorquín de calles rectas y casitas blancas en el que nació Catalina Cardona, la abuela materna de Albert Camus, ha vuelto a llenarse estos días de camusianos. ¿Que qué es un camusiano? Podría decirse que un experto en la obra del Nobel argelino, pero también cualquiera decidido a invocar su fantasma, a encarnar el mito del hombre que fue partidario del no como motor y principio de libertad. Precisamente, de ese no, el no que puso en marcha El hombre rebelde, su tratado filosófico de 1951, departían los ilustres invitados, artistas de un sinfín de disciplinas —literatura, cine, fotografía— y pensadores —filósofos, periodistas, profesores— llegados de hasta 11 países, a la segunda edición de las Trobades Literàries Mediterrànies Albert Camus, suerte de pequeña isla de ideas y butacas, espacio mental colectivo, que se crea durante tres días, desde el 25 hasta ayer, en la pequeña isla física de la que partió la abuela del escritor hace más de un siglo.


Bajo el signo de Prometeo, el titán amigo de los mortales, el que osó robar el fuego a los dioses para compartirlo con los humanos, el primer rebelde, trató de arrojarse luz, una y otra vez, no solo a aquello que hermanó la rebeldía metafísica del mito con la rebeldía real de la palabra del escritor —“los mitos no existen por sí solos, esperan que los encarnemos”, dejó dicho Camus. según recordó Sandra Maunac, directora del encuentro—, sino también a jugosas curiosidades, como es la relación más que evidente entre su obra y el helenismo, del que se enamoró a los 17 años, cuando cayó enfermo de tuberculosis y leyó, por primera vez, a Epicteto, como apuntó el profesor Michel Barré, que se dedicó a glosar los paralelismos entre las palabras del autor y las puestas en boca del titán griego. Así, por ejemplo, Prometeo dijo: “Yo liberé a los hombres”. Y Camus (Dréan, 1913—Villeblevin, 1960) superpuso: “Yo defendí a los hombres”. “Para Camus, como para Seferis, ser uno mismo era más un deber que un derecho”, señaló, también aludiendo al vínculo con lo helénico del escritor, el novelista Yannis Kiourtsakis.

Curiosidades aparte, Tahar Ben Jelloun contrapuso la idea de que “el mundo de hoy ha destruido la dignidad del hombre árabe y lo ha convertido en culpable” a la visión que de La peste dio Marylin Maeso. La joven filósofa de Montpellier rescató unas líneas del final de la novela de Camus sobre el horror nazi —“que fue mucho más allá, pues de lo que habla es de qué manera el miedo se convierte en odio y cómo el cosificar al otro permite la barbarie”, dijo— para recordar de qué manera dejó claro que “la peste está en nosotros, no en el otro, es algo que llevamos pegado a la piel, y no somos conscientes de que enfermamos hasta que no empezamos a ver las ratas correr a nuestro alrededor”. Algo completamente aplicable al mundo de hoy. “La peste, metafórica o real, existe, es el populismo dramático en el que vivimos inmersos”, sentenció Ben Jelloun. Un populismo que está moldeando la realidad de tal manera que “lo primero en lo que piensas cuando ves arder Notre Dame es: ‘Ojalá haya sido un árabe”.

Hubo lugar para la mujer revolucionaria, por supuesto. Isabel Muñoz, que fue Premio Nacional de Fotografía en 2016 —y cuya primera muestra en la isla se clausuró durante el encuentro—, rindió homenaje al “valiente” y “necesario” trabajo de la única mujer del único periódico independiente de El Congo, Solange Lusiku, que “supo convertir el dolor en poder”. Haifa Zangana, escritora y activista, expuso su trabajo con exprisioneras políticas de Túnez, Palestina e Irak, a las que animó a contar su historia, y que, dice, “al salir de la cárcel, continúan luchando: la suya es una forma de resistencia que consiste en no dejarse callar, contarse de una manera u otra, pero contarse”. Ella misma estuvo en la cárcel. Hay tres puntos tatuados en una de sus manos. “No somos honradas, proponemos el conflicto”, había dicho la también escritora Cristina Morales durante la apertura de las jornadas el jueves, y así fue.

EL HOMBRE QUE AMÓ LA VIDA CON INOCENCIA

Coincidiendo con el 25º aniversario de la publicación de la novela póstuma de Camus, la autobiográfica e inacabada El primer hombre (recién reeditada por Tusquets), Alianza publicará su versión en viñetas el próximo 16 de mayo. Jacques Ferrandez es el autor de la adaptación de la novela más personal del autor de El extranjero,escrita como respuesta, precisamente, a la feroz crítica que Jean-Paul Sartre y otros intelectuales de la época, hicieron a su tratado sobre la rebeldía, considerándolo en extremo burgués, y malentendiendo por completo su condición individualista, agravada ante la no toma de posición clara tras el estallido de la guerra por la independencia en Argelia. Quería Camus demostrarle a Sartre y a todos los demás que él sería siempre aquel chico pobre sin padre —es la figura del padre fantasma la que planea por todo el libro, el padre muerto reencontrado en un momento en el que es un niño para su propio hijo, pues murió con 29 años, y cuando Camus visita su tumba tiene más de 40— que creció rodeado de mujeres, su madre y su abuela menorquina, y aprendió a amar la vida con la inocencia y la pasión con la que un niño ama el mar.

Morales expuso ante el centenar de asistentes de la primera sesión su propio tratado de resistencia camusiano entonando el sí a la destrucción “del sistema que nos domina”, y el no a aquello que no va a soportarse más. Porque, declamó, “decir no contiene, como dice Camus, un valor positivo: el del despertar frente a la opresión padecida”. Habló Morales del colectivo anarquista Acció Llibertària de Sants al que pertenece y de cómo la okupación resistuye derechos perdidos, algo en lo que estuvo de acuerdo Erri De Luca, que recordó la época en que conseguía techo a las familias que no lo tenían —la década de los setenta, en Roma— y cuando, en los noventa, se hizo conductor de vehículos de ayuda humanitaria. Quería restituir un daño, dijo. Las pesadillas que había sufrido su madre durante los bombardeos de Pérgamo en la Segunda Guerra Mundial.

Como Albert Camus, “entre la justicia y mi madre, yo también escojo a mi madre”, dijo. ¿Las elecciones? Solo estuvieron presentes en clave europea, cuando De Luca apuntó que “un acto de rebeldía” sería que “los mayores no votásemos”. “Se trata de decidir el futuro, y nosotros ya no tenemos futuro. No podemos arriesgarnos a arruinárselo a los jóvenes”. Invocó, una vez más, la rebeldía consciente del Nobel, pidiendo un no.