viernes, 5 de noviembre de 2021

La justicia española nunca se depuró tras el franquismo y siguió

Cándido Marquesán Millán, "La justicia española nunca se depuró tras el franquismo", en Nueva Tribuna, 4 - XI - 2021:

La implicación de la justicia ordinaria en la represión franquista explica la ausencia de una auténtica política de Justicia Transicional

He podido leer con autentico interés el artículo de Paloma Aguilar, catedrática de Ciencia Política de la UNED, Jueces, represión y justicia transicional en España, Chile y Argentina, del año 2013. El título es suficiente explícito de cuáles son sus objetivos. ¡Qué cantidad de desconocimiento tenemos todavía los españoles sobre ese periodo tenebroso de nuestra historia reciente, la dictadura de Franco! E igualmente no sé si somos conscientes de algunas de sus secuelas que perviven en nuestra democracia. Sobre lo primero, de ese desconocimiento, y de sus secuelas versarán las líneas siguientes.

He estudiado, explicado y escrito de la dictadura franquista en sus aspectos políticos, sociales, económicos y culturales. Pero hay un aspecto que no conocía en profundidad, cual fue el gran protagonismo de la justicia ordinaria española en la brutal represión del franquismo durante la guerra y la dictadura. Y ese desconocimiento me imposibilitaba conocer las razones auténticas de las carencias de una auténtica política de Justicia Transicional (JT*) en España, sin juicios a los crímenes del franquismo, la abolición de la Ley de Amnistía y la implantación de una Comisión de la Verdad, como se han realizado en distinto grado en Argentina y Chile. Países sudamericanos que en este ámbito nos han dado una lección a los españoles.

Voy a exponer lo fundamental del artículo espléndido de Paloma Aguilar, ciñéndome al caso de España con alguna breve referencia a Argentina y Chile. Haré un resumen de su contenido, con algunas aportaciones personales, así con aportaciones de un artículo de Mónica Lanero.

Paloma Aguilar destaca que no hay investigaciones que hayan tratado de relacionar el tipo de prácticas represivas empleadas por las dictaduras, el grado de implicación del sistema judicial en ellas y las ulteriores políticas de Justicia Transicional. Compara el caso de España con el de Chile y el de Argentina. En los tres países hubo dictaduras con violaciones sistemáticas de los derechos humanos y ello les obligó a reflexionar sobre qué hacer con ese pasado traumático en sus procesos de democratización.

Los casos de Argentina y Chile son claramente dictaduras militares. Aunque Franco fue militar y, especialmente, en los primeros gobiernos, los militares tuvieron amplias competencias en el ámbito judicial y con ministerios importantes, el franquismo no puede considerarse un régimen castrense. No fueron solo los militares y los cuerpos de policía -como en Argentina y Chile- quienes llevaron a cabo la represión política, sino que el sistema judicial en su conjunto fue clave por su participación directa en los consejos de guerra y en las jurisdicciones especiales.

En aquellos países en los que las víctimas son consecuencia de un sistema de represión ilegal diseñado desde el poder político-militar (como en Argentina), es más probable que los jueces se hayan mantenido en mayor medida al margen de la represión que allí donde ha prevalecido la represión “legal” (como en España). Cuanto mayor haya sido la implicación de la justicia ordinaria en la represión dictatorial -lo que tuvo lugar muy particularmente en España y, en menor grado, también en Chile-, mayor resistencia existirá a la hora de impulsar determinadas políticas de JT. Y si hay algún juez que trata de impulsarlas es apartado sin contemplaciones de la carrera judicial por sus mismos “compañeros” de profesión, con el aplauso de la mayoría de las fuerzas políticas, de los grandes medios, y con muy escasa respuesta de la sociedad en su conjunto.

Los procesos judiciales han sido mucho más tardíos en Chile que en Argentina, mientras que en España no han tenido lugar

Cuando las responsabilidades no solo recaen sobre la cúpula militar y ciertos cuerpos de la policía, sino sobre el conjunto del sistema judicial, los jueces y fiscales tienden a ser más reacios a cualquier revisión pública del pasado y mucho más a la aprobación de medidas punitivas contra los responsables de la represión. El mero hecho de revisar las causas judiciales del franquismo -muchas de ellas mal instruidas o carentes de las mínimas garantías judiciales-, podría poner en entredicho el rigor y la honorabilidad de los órganos judiciales a lo largo de muchos años, cuando el sistema judicial siempre ha sostenido que se mantuvo al margen de la represión y que en todo momento mantuvo su independencia. Nadie se tira piedras sobre su propio tejado. De hecho, los procesos judiciales han sido mucho más tardíos en Chile que en Argentina, mientras que en España no han tenido lugar. También observaremos mayor reticencia a derogar las leyes de amnistía que impiden o dificultan la celebración de dichos juicios: mientras que en Chile se derogó en 2014, en España sigue en vigor, en Argentina se derogó tempranamente la ley de “autoamnistía” que aprobaron los militares antes de dejar el poder y, años después, también se declararon nulas e inconstitucionales las leyes de “obediencia debida” y “punto final” aprobadas bajo la presidencia de Menem para evitar que prosiguieran los juicios.

LA JUSTICIA ORDINARIA AL SERVICIO DE FRANCO

La justicia militar franquista, principal -aunque no única- protagonista de la represión bélica y posbélica, se hubo de nutrir, dada la gran cantidad de procesos judiciales a que tuvo de hacer frente, fundamentalmente entre 1936 y 1944, de personal procedente de la justicia ordinaria: “numerosos jueces, fiscales y magistrados participaron activamente en la jurisdicción militar como jueces instructores, fiscales o ponentes de los consejos de guerra”. Estos profesionales de la justicia aceptaron militarizarse temporalmente, en muchos casos de forma voluntaria, lo que significó que formaron parte de los tribunales militares que, hasta mediados de los años cuarenta, se calcula que ejecutaron unas 50.000 penas de muerte, aunque las que dictaron y luego indultaron fueron muchas más. Desde 1941, con motivo de la reducción del número de juicios, se empezó a desmovilizar al personal judicial militarizado y a devolverlo a la justicia ordinaria. El personal “jurídico militar” siguió participando en los consejos de guerra hasta el final de la dictadura (e incluso, posiblemente, después, ya que el Código de Justicia Militar de 1945 se mantuvo vigente hasta 1980) a través de la figura del ‘vocal ponente’, cuya presencia era obligada. La mayoría de las sentencias se dictaron en consejos de guerra mediante procedimiento sumarísimo, lo que limitaba considerablemente las oportunidades de defensa de los acusados. En ocasiones el veredicto estaba decidido de antemano y, en muchos casos, ni siquiera se respetaban las formalidades mínimas de rigor, incumpliéndose la ya de por sí represiva legislación vigente. En el caso de los procedimientos sumarísimos no solo era obligatorio que el abogado defensor fuera un militar, sino que, además, debía ser el de menor graduación del consejo de guerra. Al abogado, debido al procedimiento sumarísimo, apenas se le proporcionaba tiempo para preparar su defensa y, dada su posición de subordinación en la estructura militar, apenas tenía posibilidades reales de defender al acusado.

La justicia ordinaria española también participó en una serie de jurisdicciones especiales creadas para la represión política. Destaca su implicación en la jurisdicción de Responsabilidades Políticas, pero también colaboró en el Tribunal Especial para la represión de la Masonería y el Comunismo, la jurisdicción de Vagos y Maleantes, las Fiscalías de Tasas y la Jurisdicción Laboral. En varios de estos casos, como en los consejos de guerra, se establecieron “tribunales mixtos”, formados por militares (que normalmente eran mayoría y solían ocupar los puestos más relevantes), miembros de la jurisdicción ordinaria y militantes del partido único (FET y de las JONS). La extraordinaria expansión de la jurisdicción militar -invadiendo multitud de competencias previamente reservadas a la jurisdicción ordinaria y teniendo clara preeminencia sobre esta en caso de conflicto de competencias- y, sobre todo, la proliferación de jurisdicciones especiales dedicadas a la represión, no tienen parangón en los casos chileno y argentino.

La denominada “Causa General” fue creada por Decreto de 26 de abril de 1940. En ella se atribuía al Ministerio Fiscal, subordinado al Ministerio de Justicia, la tarea de investigar la actividad supuestamente criminal de los simpatizantes del bando vencido en la guerra civil. Esta información fue recopilada por los fiscales de la justicia ordinaria hasta los años sesenta y condujo a la apertura de decenas de miles de procesos judiciales. No existe nada equivalente en los países del Cono Sur. Yo he investigado la Causa General de mi pueblo natal, Híjar, y no merece credibilidad alguna.

La primera etapa de la dictadura española fue la más represiva, pero el franquismo no dejó de perseguir a los disidentes hasta el final. Con el paso del tiempo, la justicia ordinaria fue la que adquirió un mayor protagonismo en esta tarea; destaca su participación exclusiva en el Tribunal de Orden Público (TOP), en el que jueces y magistrados asumieron, a partir de 1963 y hasta finales de 1976, con carácter muchas veces voluntario, el protagonismo en la represión ideológica y política, salvo en el caso de los delitos de terrorismo, de los que se seguía encargando la jurisdicción militar. Para evitar la lentitud generada por la cantidad de casos acumulados en este tribunal especial, además de ampliarse a finales de 1971 las plazas de magistrados y de crearse un segundo juzgado, se impuso “a los jueces de instrucción y a los fiscales de toda España la obligación de practicar las primeras diligencias, convirtiéndoles en servidores del Juzgado de Orden Público”. De esta forma, se ampliaba aún más la implicación de la justicia ordinaria en la maquinaria represiva del franquismo. En Argentina y Chile no se creó ningún tribunal civil destinado a la represión. Resulta asombroso que el TOP fuera capaz, en los últimos años del franquismo, de dictar tantas sentencias condenatorias, y de tal dureza, por acciones que, en su mayoría, suponían el ejercicio de los derechos políticos más elementales en democracia.

La justicia ordinaria española, incluso cuando actuó fuera del ámbito de las jurisdicciones especiales, colaboró con la dictadura mediante el control social que ejerció sobre la población y la aplicación, en sus sentencias, de la ideología franquista. También se ha documentado la estrecha colaboración de la justicia con la policía política del régimen, la Brigada Político-Social, y su constante inhibición ante las denuncias por casos de tortura. Esta Brigada tiene su origen en una Ley del 8 de marzo de 1941 y se mantiene hasta su derogación el 9 de diciembre de 1978 (tres años después de muerto Franco). Los jueces y fiscales garantizaron su impunidad, pues “era normal en el Tribunal de Orden Público ‘impedir preguntas directas’ sobre malos tratos policiales”. En nuestro país la única —y tardía— resistencia judicial a la dictadura vino de la mano de Justicia Democrática. En Argentina y Chile hubo jueces, fiscales y abogados que se mostraron disidentes con las políticas represivas de sus países, incluso algunos de ellos pagaron con su vida. En Argentina más de cien abogados de presos políticos desaparecieron entre 1976 y 1983.

El Supremo no se separó de la doctrina franquista en la interpretación de la ley y defendió hasta el final la ideología del régimen en sus sentencias

El Tribunal Supremo español no se separó de la doctrina franquista en la interpretación de la ley y defendió hasta el final la ideología del régimen en sus sentencias. Además, el máximo órgano judicial contribuyó “a la subordinación de la justicia ordinaria al fallar las cuestiones de competencia que se suscitan entre Tribunales ordinarios y militares con un criterio indefectiblemente favorable a la jurisdicción castrense”.

Para analizar la implicación del sistema judicial en la represión es importante conocer su grado de independencia respecto al Ejecutivo. Para ello hay que saber si las dictaduras depuraron la judicatura al tomar el poder y si crearon mecanismos para sojuzgar a los jueces y limitar el control que podían ejercer sobre el poder político. En el caso español, hubo una purga de todas las profesiones, especialmente conocidas en el ámbito político y docente, que, si bien en menor medida, también afectó a la jurídica: “la separación del servicio alcanzó al 6% de la carrera judicial, y al 12% de la carrera fiscal”. Ello le sirvió al franquismo para asegurarse la lealtad de jueces, magistrados y fiscales. Sobre esta depuración merece la pena destacar el artículo de Mónica Lanero La depuración de la magistratura y el ministerio fiscal en el franquismo (1936-1944). Menciona algunos casos que generan una mezcla de risa y estupor. Por ejemplo, al Juez V. C. A. , presidente del Jurado Mixto de Palma de Mallorca, se le tacha de azañista, parcial hacia los arrendatarios de izquierda, servil con los jefes locales de partidos de izquierda, insociable, -porque no se relaciona con las personas de su clase social, con las que es natural que hubiera vivido- , infiel y afeminado, lo que se deducía de que llevaba las uñas cuidadas. Fue separado en 1938, por favorecer la “indisciplina social y la anarquía imperante durante la II República”. El juez de Arévalo, I.D-C. de la P. es tachado de izquierdista por relacionarse con personas de esa ideología ¡porque coinciden en el comedor de la única fonda del pueblo! La moralidad de otro funcionario es dudosa porque su esposa ha sido vista en bata en el balcón… Resulta un auténtico esperpento si no fuera por lo que cuesta a los procesados levantar las acusaciones por el resultado de éstas sobre sus carreras profesionales. Como ejemplo, el expediente seguido contra el presidente de la Audiencia de Zamora, J.A.D., en cuya propuesta de resolución se dice que «Practicada copiosa prueba testifical, predominaron las manifestaciones de que según rumor público era el Sr. A. amigo de Galarza —gobernador civil de Zamora— a cuyo dictado procedía, si bien niegan tales afirmaciones entre otros, el Fiscal de aquella Audiencia, el Jefe de la Comandancia de la Guardia Civil, los Decanos de los Colegios de Abogados y Procuradores y el actual Gobernador Civil. (...) Considerando que de todo lo probado se deduce que D. J.A.D. obraba con excesivas complacencias para con el político marxista Galarza (…), todo lo que demuestra que carece de la debida independencia e imparcialidad que a todo funcionario de la Administración de Justicia se exige y que ha favorecido a los enemigos de los principios defendidos y proclamados por el Movimiento Nacional”.

Durante los primeros años, el control en el acceso a estas profesiones también se llevó a cabo mediante la reserva de plazas: “en las oposiciones a la judicatura del año 1941, de 130 plazas convocadas, 26 eran de turno libre y 26 para cada uno de los siguientes grupos: a) caballeros mutilados; b) alféreces provisionales; c) excombatientes; d) excautivos y huérfanos de la guerra”.  Con esa procedencia no es difícil imaginar su ideología y su servilismo al régimen. A estos colectivos también se les recompensó con Administraciones de Lotería, Estancos, conserjerías de institutos, alguaciles municipales…Además, al asumir su cargo los jueces debían jurar “incondicional adhesión al Caudillo de España”, lo que no parecía dejar mucho margen a la imparcialidad. La fórmula de juramento exigida al ingreso en las carreras judicial y ÿ fiscal y renovada en cada nueva toma de posesión, enfatizaba la adhesión personalizada al dictador, como es característico de los regímenes fascistas: “¿Juráis ante Dios y sobre los Santos Evangelios incondicional adhesión al Caudillo de España, administrar recta e imparcial Justicia, obedecer las Leyes y disposiciones referentes al ejercicio del cargo sin otro móvil que el y el cumplimiento del deber y el bien de España?”.

El régimen franquista creó un instrumento fundamental de selección por criterios ideológicos y de adoctrinamiento político

El régimen franquista también creó un instrumento fundamental de selección por criterios ideológicos y de adoctrinamiento político posterior, la Escuela Judicial, dependiente del Ministerio de Justicia. El paso por ella durante año y medio de todos los jueces, magistrados y fiscales contribuye a explicar su conservadurismo, pues, además de las materias estrictamente jurídicas, se les impartía formación “moral” y “religiosa”. También se pretendía con dicha escuela “inculcar a los alumnos el espíritu de cuerpo y la obediencia debida a sus superiores jerárquicos”. Como señala Mónica Lanero en el artículo ya citado: “Sin ambages lo explicitaba en 1944 el ministro de Justicia Eduardo Aunós, al defender ante las Cortes el proyecto de ley de creación de la Escuela Judicial: «pretendemos crear una milicia de la Justicia, unida a los ideales firmes del Estado Nacional (...) siempre dispuesta a seguir (...) las consignas del Caudillo y de la España Nueva». Al paradigma clásico del juez-sacerdote, se añadía ahora el de juez-soldado, como se encargaban de recordar el Ministro de Justicia y el Presidente del Tribunal Supremo en ocasión de cada nueva apertura del año judicial.

Otros mecanismos institucionales usados por el franquismo para limitar la independencia judicial fueron: “reclutamientos, nombramientos, sanciones disciplinarias, promociones y transferencias. De hecho, la asociación clandestina Justicia Democrática nace, fundamentalmente, para expresar su descontento por “el férreo control ejercido por el ejecutivo sobre la carrera judicial a través del nombramiento de los más importantes cargos” y “la profusión con que se utilizaba la figura de ‘las excedencias especiales’, que posibilitan el paso de un gran número de funcionarios judiciales y fiscales a la política”. Varios jueces y fiscales ocuparon cargos importantes en el Ministerio de Justicia y en otros órganos de la administración, ocurriendo que la mayoría de ellos tenían “un pasado de funciones en jurisdicciones especiales”; de hecho, “casi todos los funcionarios con cargos ministeriales habían pasado por la jurisdicción militar”. Haber participado en tareas represivas, era un buen currículo para medrar en la administración y en la política, pues los que habían formado parte de consejos de guerra, y otras jurisdicciones especiales de carácter represivo, tendían a ser recompensados con altos cargos en la administración. Esto, como se verá después, también ocurrió en democracia con muchos de los jueces y fiscales que habían formado parte del TOP.

NO HUBO DEPURACIÓN TRAS EL FRANQUISMO

Para entender las medidas de JT que, finalmente, se adoptaron, es necesario conocer el estado del sistema judicial al finalizar las dictaduras. En España, “el mundo jurídico era el que se había mostrado más reticente a la evolución de los tiempos”. “Los jueces que hacían pública manifestación de su ideología franquista eran escasos, pero ocupaban los escalafones más altos de la cúpula judicial”, y no pocos se negaban a aplicar la legislación democrática. Múltiples pruebas avalan el conservadurismo del sistema judicial en la transición española y su resistencia a los cambios. Los testimonios del primer ministro de justicia socialista (1982-1988), Fernando Ledesma, y de su jefa de gabinete (1982-1985), María Teresa Fernández de la Vega, resultan reveladores. Ambos insisten en la necesidad imperiosa de democratizar el ámbito de la justicia y en los “ataques”, “presiones” y “tensiones” que tuvieron que soportar cuando intentaron reformarlo. También aluden a su fuerte sentido corporativo y al gran poder que ostentaban. Asimismo, insisten en la necesidad de evitar un enfrentamiento frontal con el sistema judicial dada su gran capacidad para ejercer presión sobre el sistema y al hecho de que era imprescindible contar con él para el correcto funcionamiento de la todavía frágil democracia. Mientras que el ex-ministro sostiene que “un poder judicial puede acelerar o, por el contrario, retrasar, las transformaciones de la sociedad, puede facilitarlas o dificultarlas, puede favorecer la modernización de un país o, por el contrario, puede entorpecerla”, la ex jefa de Gabinete insiste en que la justicia iba a ser la responsable de la “interpretación y aplicación” de las reformas y que, por lo tanto, era un “elemento imprescindible para la estabilidad y el cambio político”. La constancia de que el estamento judicial había estado profundamente implicado en la represión franquista, del conservadurismo ideológico en sus más altas esferas, de la irritación con la que recibía cualquier intento de reforma y, sin embargo, de su protagonismo absoluto a la hora de aplicar la nueva legislación democrática, contribuye a explicar que los gobiernos no se atrevieran ni siquiera a pensar en la posibilidad de someter a escrutinio público (mediante una comisión de la verdad), y mucho menos aún a revisión judicial, el funcionamiento de la maquinaria represiva bajo el franquismo. Los poderes democráticos, al final, se conformaron con tres reformas institucionales: a) la creación del Tribunal Constitucional, órgano independiente que actúa como mecanismo de control de las sentencias judiciales; se trataba de “fiscalizar una institución que entró en el sistema democrático sin apenas depuración”; b) la reforma de la Ley Orgánica 6/1985 del Poder Judicial, por la que la elección del Consejo General del Poder Judicial deja de estar en manos de jueces y magistrados y pasa al Parlamento; y c) la “jubilación anticipada de un tercio del escalafón judicial con el fin de separar a las viejas figuras del régimen de las altas esferas judiciales”. A pesar de la importancia que tuvieron estas reformas, la depuración fue limitada y tardía. El estamento judicial siguió siendo predominantemente conservador y nunca se ha denunciado públicamente su colaboración con la represión, ni el trasvase de muchos de sus miembros más conservadores -incluso de los jueces y fiscales del TOP- a organismos como el Tribunal Supremo o la Audiencia Nacional. La falta de una depuración exhaustiva se vio agravada por la endogamia del sistema judicial, sus mecanismos de socialización y reclutamiento internos, y su arraigado espíritu de cuerpo. Un sistema de estas características difícilmente iba a consentir medidas de justicia o verdad que pudieran poner en entredicho su honorabilidad, no sólo bajo la dictadura sino incluso con posterioridad, pues es conocida la tolerancia de no pocos jueces con la brutalidad de las fuerzas de orden público y la violencia de extrema derecha registrada durante la transición.

Fijémonos en el presente actual. Mayoritariamente tenemos una justicia profundamente conservadora, por decirlo de una manera suave. Las derechas españolas recurren constantemente a la justicia para alcanzar lo que no ha conseguido en las urnas. Y lo hacen porque conocen muy bien la predisposición de bastantes jueces a dar curso a sus querellas o recursos y que las sentencias en la mayoría de los casos les van a ser favorables.

INCOMPRENSIBLES ACTUACIONES DE LA JUSTICIA

Dos actuaciones incomprensibles de la justicia española, muestra indiscutible de su conservadurismo son las siguientes, pero se podrían poner otras muchas.

El Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) ha rechazado la querella que interpuso la Fiscalía contra la portavoz de Vox en la Asamblea regional, Rocío Monasterio, por la supuesta falsificación de un visado del Colegio de Aparejadores de Madrid “al no reunir los hechos relatados los caracteres del delito de falsedad documental" en un auto en el que los magistrados detallan que "nos encontramos ante una falsedad burda o grosera, que precisamente por ello priva al soporte material de toda posibilidad de producir un efecto jurídico". Pero, ¿hubo falsificación o no? Alucinante.

La Fiscalía de Madrid ha decidió archivar la investigación abierta sobre el chat de WhatsApp de un grupo de mandos retirados del Ejército del Aire en el que un miembro habló de fusilar a 26 millones de españoles y, entre otras cuestiones, otro planteó la posibilidad de dar un golpe de Estado contra el Gobierno de Pedro Sánchez. Según explica el ministerio público, esas conversaciones no encajan dentro de un delito de odio, pues se realizaron en un contexto “privado”, sin voluntad alguna de publicitarlas fuera de ese ámbito. Por tanto, según añade, prima la libertad de expresión, aunque puedan considerarse esas afirmaciones como “inapropiadas, excesivas y desafortunadas”. “No concurren elementos que permitan inferir que el chat fue creado al objeto de promover, fomentar o incitar al odio, hostilidad o violencia hacia un colectivo”. Alucinante. O sea, argumentar el fusilamiento de la mitad de los españoles y además plantear un golpe de Estado, es libertad de expresión. Por declaraciones menos perversas algunos han sido condenados con penas de cárcel. Y una pregunta me inquieta, cada cual puede responderla. ¿Si Alberto Rodríguez hubiera sido diputado de VOX o el PP, en lugar del Unidas Podemos conservaría su acta en el Congreso?

Tenemos un grave problema en nuestra democracia. El problema de la justicia. Una justicia profundamente conservadora, endogámica, corporativa. Y en la cual, salvo excepciones, aunque ignoro su número, no han calado los valores de una democracia moderna. Y puede que ello se deba a que la sombra del franquismo es muy alargada.

Justicia Transicional (JT*) | 

La justicia transicional alude a las formas en que países que dejan atrás periodos de conflicto y represión utilizan para enfrentarse a violaciones de derechos humanos masivas o sistemáticas, de tal magnitud y gravedad que el sistema judicial convencional no puede darles una respuesta adecuada. (Fuente: ICTJ)

domingo, 24 de octubre de 2021

Dossier Tessa Arranz, una de las supervivientes de la Movida

I

De Alberto Cueto Ron en Sexta, 8 febrero, 2018:

'La Mala Fama' (editorial Berenice) de Germán Pose, acaba de llegar a los kioskos. Trae consigo un montón de historias alucinantes sobre algo más que La Movida. Es la vida de dieciséis locos que aprovecharon a tope la época más libre de la historia de España.

Las primeras peleas de Ilegales, los tripis de Mariano Torrubia (tres días sentado sin hablar en el tejado de su casa), las detenciones de Carlos García-Alix o las misas con porros que permitía el cura Enrique de Castro. Todo se describe en un libro sobre gente auténtica con principios.

Entre todos, destaca Tesa Arranz, corista de Zombies, pero también poeta y pintora. "Puede parecer sacudida de sí misma, pasota, pero tiene una ternura exquisita, invencible", dice Germán Pose de ella. Damos fe. Necesitaríamos 75 vidas para vivir lo que ha vivido ella.

II

Entrevista de Lorena G. Maldonado para El Español, 30 de noviembre de 2017: "Presenta Serena a las once. Tesa Arranz, musa de la Movida: "La heroína me ayudó un montón"

"La Movida era sexo, drogas, rock'n'roll... y muchos abortos en Londres" / "A mis amigas les daba vergüenza ser vírgenes" / "Soy seropositivo, y lo cuento porque estoy harta, durante mucho tiempo tuve miedo. Me aislé".

Tesa Arranz es un ser demasiado lúcido, demasiado extravagante y hermoso para un planeta como éste, que siempre gira en la misma dirección y se parte en veranos e inviernos, en hemisferios absurdos. A ella, astro inclasificable, le soplan los vientos por todas partes: es una hembra hecha rompeolas de sensibilidades artísticas, de historias de asfalto, de amor y asco, de años locos de dolor y rabia en los que no había manera de sentar la cabeza. Cuando lo hizo, ya no la esperaban los hombros. La llaman “musa de La Movida”, pero es un bautizo injusto: Arranz no es un sujeto pasivo que activa los éxitos de otros, sino una auténtica creadora, una verborrea imparable de sabiduría estupefaciente y emocional. Chirría en un mundo como el nuestro, en un país como el nuestro, pero Tesa Arranz es, sobre todo, una mujer libre. 

Se hizo famosa a los 18 años al formar parte del grupo Zombies, liderado por Bernardo Bonnezzi. Ella apenas cantaba y bailaba a su manera, pero se quedó en el imaginario de los ochenta con fuerza de símbolo. Ha dicho que se acostó con Paul Simonon, bajista de los Clash, ha dicho que Las Costus eran mentira -porque pintaban sobre diapositivas puestas en al pared- y que Alaska no ligaba nada. Ahora presenta Serena a los once (Editorial Barret), su primer libro publicado, pero lleva escribiendo desde los ocho años y guarda cajas de vomitonas en prosa. 50 años arañando el papel para entender la vida. “Tengo dos guiones de teatro, novelas, cinco tomos de cartas a Emilio… que es el novio que se me murió de un infarto”, explica.

La historia de Serena -que se enamora de su tío después de la muerte de sus padres- está inspirada en Tíbor, un amor que tenía la edad de su hijo, 24 añitos, cuando la conoció a ella. “Yo me hago pasar por Serena, porque cuando estaba con él era una niña, así me sentía. Fue una historia rocambolesca. Serena habla por mí”. Ella dice que “le daría el poder a los niños”: “Me da tanta pena que vivan en este mundo horroroso… no son felices, no son libres, ¿por qué tienen que ir al colegio si no quieren? ¿Porque lo diga quién, cuándo? Están hasta el coño de aguantar despropósitos ajenos. Yo sueño con una revolución infantil; porque a mí me obligaron a estudiar Derecho y yo quería ser periodista, corresponsal de guerra. Nos han frustrado todo”.

Rock'n'roll y abortos en Londres

“Yo en La Movida era una más, lo que pasa es que era mona. Ni siquiera tenía una personalidad arrolladora… esas son leyendas que se van inventando, pero yo era tímida perdida, con 20.000 crisis de identidad”, cuenta a este periódico. “Estuve cuatro años en segundo de carrera, pero ya en el 81 empecé a acelerarme con tanto tripi y salió la guerrera que llevo dentro”. Dice que su familia era franquista, “pero franquista perdida”, que siempre “venga cuadros por aquí y por allá, con Franco en la boca”. Ella recuerda a los grises “muy grises”, y a sí misma atrapada en una faldita de cuadros. “Iban a verle siempre los 20 de noviembre… ¡muérete!, madre mía, franquistas totales. Lo veían como a un dios”.

Mira, yo tenía un amigo que se dedicaba a acostarse con mis amigas, porque ellas tenían una vergüenza por eso… ¡y era mi novio!

Tesa a los 13 ya se había escapado de casa y a los 15 se había emborrachado. Conoció la libertad a trompicones, casi a la fuerza, con su madre llorando, con las primeras drogas en vena, con el sexo abierto en flor. “En La Movida, a las niñas nos daba vergüenza ser vírgenes”, ríe al teléfono. “Mira, yo tenía un amigo que se dedicaba a acostarse con mis amigas, porque ellas tenían una vergüenza por eso… ¡y era mi novio!, y yo que soy súper celosa pues le dejaba, porque para él era como un trabajo”. Lo evoca como a una vieja consigna: “Sexo, drogas, rock’n’roll… y muchos abortos en Londres, de eso iba la historia”.

Heroína... y SIDA 

¿Cómo empezó a coquetear con la droga? “Pues porque tenía un dolor de corazón tremendo que no sabía cómo encajar. Estaba enamorada de Miguel Ordóñez, y, de repente, me desenamoré, pero le quería con locura… y no sabía como decírselo, no tenía huevos y estaba hecha polvo”, relata. “Soy fuerte para todo menos para los dolores de corazón. Así que un amigo me invitó a una raya y me sentí bien, cogí más seguridad. Me enganchaba a temporadas. La heroína no es tan mala como la pintan, a mí me ayudó un montón, lo que pasa es que mucha gente ni la conoce. He tenido mis monos… pero me ayudó bastante”, recuerda.

“Tuve la suerte de que cuando me quedaba tranquila, no quería más. Mi amiga Edurne decía todo el rato ‘ay, esto no sube’, y estaba ya tirada en el suelo, pero a mí me subía y no necesitaba más. Fui yonki siete años. Al final fui al Patriarca a desengancharme y salí de ahí”. Es consciente de lo polémico de sus declaraciones. De que muchos de sus amigos se dejaron la vida ahí, en el polvito blanco. Piensa en Antonio Vega. “Lo amaba tanto. Pero le entendí, porque te descorazonas de la vida y de todo, y se te muere alguien… para desengancharte hay que tener ilusiones. Yo he sido politoxicómana y el peor mono es el del alcohol, ¡peor que el de la heroína!, ya te digo: un día en un mono de alcohol casi me muero”.

En esa época se morían todos, así que yo me fui a la Asociación Valenciana contra el SIDA y formamos una piña maravillosa. Para nosotros cada día era un día más de vida, ¿sabes?

Arranz es seropositivo. No sabe si contarlo, pero al final se lanza. “En esa época se morían todos, así que yo me fui a la Asociación Valenciana contra el SIDA y formamos una piña maravillosa. Para nosotros cada día era un día más de vida, ¿sabes? Disfrutábamos a tope. Ahora te lo cuento porque estoy harta, porque durante mucho tiempo me dio miedo contarlo. Ya no podía tener amigos, me aislé, me quedé con cuatro amigos maravillosos… no era agradable”, relata, con dolor. “Lo peor es que tenía un niño y me daba pánico que fuesen contra él, porque conocí a una mujer que sus padres eran seropositivos y no la dejaban ni ir en el autobús escolar. Así que… lo digo, y ya está, y quien quiera alejarse de mí, que se aleje, así no pierdo el tiempo con nadie”.

Aliens y amor

La escritora está obsesionada con los extraterrestres. “Bueno, yo los llamo extraterrestres porque no están en esta tierra, no porque sean verdes, ni azules, ni amarillos. Están en alguna parte de mí, me hacen compañía. ¿Sabes? Me encanta la gente, pero soy difícil. Al cabo de un rato me hartan, y necesito amigos imaginarios plasmados… los plasmo en miles de cuadros”. La mejor etapa de su vida, dice, fue “la mística”.

“No tenía ganas de vivir, estaba desintoxicándome… pero me quedé en casa y me encontré un libro que se llamaba El misterio de nuestra intimidad con Dios. Mira, no sé qué pasó, pero el corazón empezó a arderme de amor. Lo que había buscado en drogas y en hombres, lo encontré ahí. Fue una conversión, estuve dos años en el cielo. Amé a Santa Teresita de Jesús”, sonríe. “Pero un día desapareció. Lo llaman ‘la noche oscura’. Simplemente, dejas de sentirlo. Ay, los caramelos de Dios. Me quedé destrozada, ¡imagínate que te abandona el amor de tu vida! Estaba traumatizada”.

Ahora va a sacar el torbellino literario que ha escondido durante una vida de correrías. En una ocasión dijo que le gustaría morirse, porque “eso todavía no lo he probado”. “Me gustaría morirme por pura novedad”. Es mentira. Tiene un cordón umbilical que la ata a la vida: ese amor por todo que se agota tan rápido… y después se reinventa.

III

Tesa Arranz: «Me veo como un militar. Todas estas historias tan tremendas que me han pasado son mis medallas». Entrevista de Fran G. Matute en JotDown (noviembre de 2018):

Lleva a gala el título de «musa de la movida», pero la tremebunda vida de Tesa Arranz (Valencia, 1960) da, quizás por desgracia, para mucho más. Se convirtió al instante en el miembro más llamativo del grupo Zombies, de Bernardo Bonezzi, donde bailó extrañamente al son de «Groenlandia» y «Extraños juegos». Quedó inmortalizada por Guillermo Pérez Villalta en su obra Personajes a la salida de un concierto de rock (1979). Fumando espera visitas en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. En 1981 formó parte de la mítica exposición «El Chochonismo Ilustrado», organizada por Fernando Vijande a mayor gloria de las Costus.

La bipolaridad y sus problemas de adicción acabaron con sus sueños de juventud: violaciones, prostitución, retiros espirituales, conversiones místicas, amor por los extraterrestres…  Carne de memorias que acaban de ser escritas y se encuentran, sorprendentemente, a la espera de editor.

En los últimos años, la publicación de su novela Serena a los once y el estreno del documental Aliens de Luis López Carrasco, preseleccionado para los Goya, han conseguido renovar el interés por su figura, que representa como ninguna otra la cara oculta de los años ochenta en España. «Soy consciente de que mi vida genera morbo», nos confiesa al término de esta entrevista. Al fin y al cabo, son demasiadas vidas en una, hasta para un ser tan maravilloso y luminoso como Tesa Arranz.   

(Gracias al Pecata Mundi por cedernos tan gustosamente el espacio para la realización de esta entrevista).

Tu vida es una locura, así que cuéntanosla entera.

¿Para qué he escrito mis memorias entonces? [Risas]. Mejor te resumo. Nací un 9 de abril de 1960. Mi madre fue una misionera frustrada y a mi padre lo metió su madre en el seminario a los once años. Duró poco, porque un día que fue a visitarlo, mi padre se agarró a sus faldas, llorando, y, nada, lo sacaron de allí.

Aunque nací en Valencia, mi hermana y yo nos criamos en Madrid. Yo nací en Valencia porque mi madre se fue allí a dar a luz. En Valencia estaba su familia, su hermana, y la cobijaron mientras tanto. Mi infancia en Madrid fue muy normal, aunque es verdad que en el colegio fui muy gamberra. No di un palo al agua en ningún curso, porque unas cuantas amigas nos dimos cuenta muy pronto de que había una interna que sacaba siempre muy buenas notas. Un día la acorralamos, porque nos olía aquello muy mal, y resultó que tenía copia de la llave de la biblioteca donde las profesoras guardaban las preguntas de los exámenes. Empezamos a ir a clase con el examen hecho debajo del jersey y, en cuanto una se levantaba a la pizarra, ¡zas! A todas nos salía el examen perfecto [risas]. Así estuvimos años y años. No nos pillaron nunca. Así que ya de pequeña estaba gamberreando siempre. Solo quería divertirme.

Cuentas que tu familia era muy franquista.

Sobre todo mi madre. Mi padre era un libreprensador que iba a su bola, aunque es cierto que de joven fue falangista. A mis abuelos estuvieron a punto de matarlos «los rojos», como ellos decían, porque en casa tenían muchas vírgenes y tal. Fue la chacha quien impidió que los mataran. Les dijo a «los rojos» que no lo hicieran porque eran unos señoritos muy buenos. Pero, sí, en mi casa estaban todo el día hablando de Franco. Los 20 de noviembre toda la familia de Valencia se venía a Madrid para ir luego de excursión al Valle de los Caídos. A mí, como era pequeña, me llevaban también. Estuve así hasta los catorce años, más o menos. Luego ya no he vuelto a ir nunca. Bueno, miento, fui una vez que me tomé un tripi y nos dio por subirnos al teleférico. ¡La que lie! Porque me empeñé en que tenía yo que llevar aquello y… [risas].

¿En qué momento entras en contacto con la noche madrileña?

Gracias a mi amiga Edurne. Ella tenía un primo, José Sanz, pareja de Juan Pérez de Ayala, que vivía en una casa en Príncipe Pío que yo creo que fue el inicio total de la modernidad de Madrid. Aquello era de quedarse con la boca abierta. Un día me llevaron a esa casa, a una fiesta, y de allí no salí más [risas]. Allí conocí a Fabio de Miguel y a Miguel Ordóñez, que luego fue mi novio.

¿De qué año estamos hablando?

Sería 1978. Yo tendría dieciocho años. El año anterior mi madre me había obligado a estudiar Derecho, pero a los quince días lo dejé, conseguí que me devolvieran el dinero de la matrícula y me fui por ahí a drogarme. Cumplir la mayoría de edad fue importante para mí, porque así ya no me podía nadie decir lo que tenía que hacer. Por eso me despendolé en aquella casa.

Y el contacto con el mundo de la música, ¿cómo se produce?

Con Edurne estaba todo el rato saliendo y entrando, yendo por ahí con nuestros novios, de un bar a otro. Íbamos ideales. El caso es que un día nos enteramos de que tocaban los Troggs en la M&M. Nos fuimos a ver el concierto, pero no nos gustó nada. A mí por lo menos. Me pareció una cosa horrorosa. Lo que pasa es que en Madrid, en aquella época, a cualquier concierto de alguien que viniera de fuera iba todo el mundo emocionado. La cosa es que, como nos estábamos aburriendo mucho, Edurne y yo decidimos subirnos al escenario y, borrachas como estaríamos, nos pusimos ahí divinas a sacar todo lo que teníamos dentro: teta para arriba, culo para abajo… Viendo el concierto estaban los chicos que nos gustaban y empezamos a hacer aquello para llamar su atención. Los Troggs se enfadaron luego con nosotras, porque quisieron que nos fuéramos con ellos, pero los mandamos a cagar. De esas hemos tenido muchas porque hemos sido muy… Imagínate, en el despertar aquel del franquismo, dos criaturas jovencitas, más frescas que una lechuga… Teníamos a todo el mundo detrás babeando. El caso es que, cuando bajamos las escaleritas, nos encontramos con Bernardo Bonezzi, que nos dijo: «Oye, chicas, ¿os gustaría entrar en mi grupo?». Edurne y yo salimos de allí emocionadísimas, pensando que mañana íbamos a estar en Hollywood o algo parecido [risas].

Porque los Zombies ya existían cuando os invita Bernardo.

Sí, ya existían. Bernardo en el colegio, en el Liceo Italiano, se aburría mucho. Entonces, con dos de su clase, Álex de la Nuez y Juanma del Olmo (que luego acabó en Los Elegantes), más otro que se llamaba Massimo Rosi, formó los Zombies. Al grupo se le unieron dos chicas, en plan de adorno, pero las pobrecitas iban vestidas así con unas mallas de ballet y como que no pegaban. Vamos, esto me lo han contado, porque yo ni las conocí. Bernardo era entonces muy joven, tendría unos trece años. Era monísimo. Nosotras siempre pensamos que en lo de su edad había tongo. Le cogíamos el carnet de identidad para ver si era verdad, y aun así estábamos convencidas de que se había cambiado la fecha de nacimiento, porque siempre pareció ser mayor. Bernardo iba en taxi al colegio. Era un niño muy mimado, muy comodón. Su padre había sido jugador de fútbol del Cremona, en Italia. Un gran jugador de fútbol. Tenían mucha pasta. Su padre era guapísimo, divino. Lo conocí, desgraciadamente, en el tanatorio.

Bernardo, a través de su hermana pequeña, conocía también a Olvido, la futura Alaska, desde pequeñito. Desde entonces fueron inseparables. Él siempre quiso estar rodeado de mujeres, para apoyarse en ellas. Sabía que el público que iba a verlo era eminentemente masculino. Así que salía él primero, y bien; pero luego salíamos Edurne y yo, y los tíos se ponían que no veas. Teníamos además una escena, mientras interpretaban «La venganza de Cthulhu», en la que nos pegábamos. Torta va, torta viene. Era tremendo. Bernardo se sentía así más arropado, porque era muy inseguro. A veces le tiraban tomates, huevos… Pobrecito.

Era raro entonces que hubiera grupos con chicas.

Sí. Que yo recuerde, estaban Olvido, Ana Curra, Las Chinas y un poco después aparecieron las Vulpes. No creo que hubiera muchas más. Bueno, luego apareció Mecano, pero los de Mecano nos daban asco [risas]. ¡No podíamos con ellos! Nos caían gordos. Eran otra cosa, no tenían nada que ver con lo que hacíamos nosotros.

¿Qué música escuchabas antes de entrar a formar parte del grupo?

Con quince o dieciséis años salía con un grupo de amigos y escuchábamos mucho a John Mayall, King Crimson… rock progresivo en general. Estábamos locos con el disco Close to The Edge de Yes. Recuerdo que discutí con mi novio de entonces por ese disco. También me acuerdo del disco que sacó Gong bajo el nombre de Planet Gong, que te quedabas ahí mirándolo y ya te ibas para otro lado…

Me llama mucho la atención que escucharais esos discos, porque luego los grupos de la movida renegaron de todo lo sinfónico y progresivo.

Sí, sí, totalmente. Pero es que yo iba con un grupo de chicos que oían esa música, que a mí me encantaba. Los discos de los que te estoy hablando eran buenísimos, ¿eh? Luego es verdad que con los Zombies escuchábamos otras cosas, como Bowie, Roxy Music, Blondie, B-52’s… Son bandas además que influyeron mucho en Bernardo. Se ve claro en lo que hacía. Nuestro líder, de todos modos, era David Bowie. Edurne y yo nos poníamos sus canciones y las cantábamos por encima, nos aprendíamos así sus trucos. Lo que pasa es que Edurne, la pobre, no tenía oído, hacía lo que podía. ¡Cuando se acababan las canciones ella seguía bailando aunque no hubiera música! La música que escuchábamos con los Zombies me gustaba también mucho. Pero si iba luego a un concierto del Fary, pues me encantaba también [risas].

Ahora que mencionas a Bowie, me he acordado de una foto tuya en la que sales junto a Fabio con un parche en el ojo. Bowie tiene también una foto muy famosa con un parche. ¿Era un homenaje?

Eso fue en casa de las Costus. Iríamos de tripi, seguro, porque fue en la época en la que estaba Fernando Vijande rondando por ahí y nos ponía a todos de tripis hasta arriba para comprarnos luego los cuadros a dos pesetas. ¡La Vijanda era lo peor! Te lo digo de verdad, ¿eh?, que lo he vivido. Tenía una bombonera, una casita, a la que nos llevaba mucho, con cosas de sado y tal. Se le ocurría de todo en la bombonera aquella. Fabio le decía: «¡Pégame, pégame!». Pablo Pérez-Mínguez nos hizo muchas fotos allí. Y en Casa Costus, pues nada, estaríamos de tripi, y con el delirio me pondrían el parche ese, y yo encantada. No fue nada consciente.

¿Cómo entras en contacto con las Costus?

Las Costus eran unas pringadas. Y te lo digo de corazón, ¿eh? Las pobres… Se hacían la ropa ellos, por eso se llamaban «las costus», por lo de costureras. Cogían de aquí y de allá. Eran majos, pero no, porque Enrique era insoportable. Tenía muy mal genio. Un genio horroroso. Que Dios me perdone, porque están los dos ya en el cielo y los quiero, y me encanta que estén encumbrados y sean ahora estrellas, pero Enrique tenía una mala leche que te cagas. El pobre Juan era un bendito, un santo. Íbamos a su casa en verdad porque nadie tenía un duro. Íbamos allí a beber gratis, a ponernos morados, y luego salíamos de fiesta. Utilizábamos su casa para el precalentamiento. Luego, sí, es verdad que estaban allí los dos todo el rato pintando, pero yo creo que si lo hacían era gracias a Fabio, que lo tenían allí al pobre todo el día… Lo tenían como agarrado. Todo el mundo, al menos en aquella época, quería estar al lado de Fabio porque tenía un colorido, emanaba unos efluvios… Era un artista viviente. Un día me fui a la cama, a dormir, con Fabio. Se corrió la voz de que estábamos juntos, en un idilio ideal. Y era verdad, estábamos enamorados perdidos el uno del otro, pero en plan espiritual. Fue genial.

A mí me dejaban estar por ahí porque las Costus estaban en verdad enamorados de Miguel Ordóñez. Miguel y yo ya habíamos roto, pero si se enteraba de que yo estaba en Casa Costus venía a buscarme. En esa casa estuve muy a gusto hasta que Miguel empezó a venir y ya no quise ir más.

¿Cómo surgió lo del «Chochonismo Ilustrado»?

Aquello nació en una mesa camilla en la que estábamos todos ahí, sentados, por la noche. En Casa Costus nos acostábamos a las seis de la mañana y nos levantábamos a las cinco de la tarde. Alrededor de aquella mesa camilla, con el Cola-Cao o lo que fuera, medio tirados, se ponía Fabio a inventarse cosas y aquello se disparaba. La exposición se preparó entre todos en los ratos de aburrimiento, y tripi por aquí, tripi por acá… Lo del «Chochonismo Ilustrado» tuvo su gracia.

¿Y la idea de montar una exposición?

La exposición fue idea de Fernando Vijande, que tenía buen ojo y previó que aquello, dentro de equis años, podía valer algo. Fue puro oportunismo catalán. Al menos es así como yo lo percibí. En la trastienda de su galería tenían unas esculturas de Henry Moore maravillosas y nos hicimos unas fotos divinas allí, que luego se utilizaron en unos panfletos que se repartieron el día de la inauguración de la exposición.

Las Costus fueron realmente las figuras de la exposición. Nosotros estábamos allí de adorno. El Vijande les pagaba al mes un dinero, pero la cosa duró poco. A mí me compró unos quince dibujos y me pagó tres pesetas. Ahora es verdad que solo dibujo caras de extraterrestres, pero antes hacía familias enteras, con seis o siete miembros, familias que eran también de otro planeta. Durante un tiempo viví de mis dibujos. Me los llevaba a las exposiciones de Guillermo Pérez Villalta, y en la trastienda los vendía por cinco mil pesetas. Vendí un montón, ¿eh? Ahora, ya de mayor, como me he vuelto tan sentimental, no vendería un dibujo mío ni muerta. Yo empecé a pintar por mi hermana, que dibujaba muy bien, desde pequeñita. Lo que ella hacía era más bonito que lo mío, que al fin y al cabo es pim-pam-pum. Yo te puedo hacer veinte dibujos en una tarde [risas].

Ahora que has mencionado a Pérez Villalta, ¿cómo acabas inmortalizada en su famoso cuadro Personajes a la salida de un concierto de rock?

Porque Guillermito y yo nos adorábamos. Él lo ha contado muchas veces, que nos vio un día a mí y a Edurne bajando las escaleras del local donde ensayábamos los Zombies, que estaba en Prosperidad, y le dio el flash, le entró la inspiración para hacer ese cuadro. Ahí estamos Olvido, Manolo Campoamor, Carlos Berlanga, Herminio Molero, Bola Barrionuevo, Miguel Ordóñez, Bernardo Bonezzi, Javier Pérez-Grueso, el propio Guillermito y nosotras dos.

¿Sabíais que él estaba pintando ese cuadro o lo visteis ya terminado?

No, no lo sabíamos, porque nosotros no posamos para él. Se lo inventó todo, la escena salió de su cabeza. Luego nos hizo una foto a nosotros delante del cuadro, cuando ya estuvo terminado. Esa foto está por ahí, es muy divertida. Por culpa de este cuadro a Guillermito lo han querido asociar con la movida, pero él nunca formó parte de aquello. Era además bastante mayor que nosotros. Él venía de un grupo anterior, la Nueva Figuración Madrileña, a los que también retrató en un cuadro precioso. Lo que pasa es que a Guillermo le hacía gracia lo que hacíamos y por eso nos puso ahí en su cuadro.

Os hizo también la portada del single de «Groenlandia».

Sí, sí. Es que Bernardo estaba enamorado del arte de Guillermo. Íbamos mucho a su casa, en Arturo Soria, que era diáfana y en el medio se había hecho una pirámide donde tenía su cama. Era una casa divina. Luego, por allá tenía como una balaustrada… era una maravilla. Él era un ser así como muy… no sé cómo decirlo. Lo veía siempre un poco desangelado. Por ejemplo, no le conocí nunca ninguna pareja. Con su hermano me llevaba también de maravilla. Estaba en el grupo Los Monaguillosh. Era muy salado. ¡En aquella época salían grupos de debajo de las piedras!

¿Cómo os surgió a los Zombies la posibilidad de grabar un disco?

Un día nos robaron el equipo en el local de ensayo. Entonces, el padre de Bernardo nos compró de nuevo todo el equipo y nos metió en otro local en la calle San Mateo, donde antiguamente, en sus inicios, había ensayado Julio Iglesias. Honorio Herrero, el de La Charanga del Tío Honorio, que se había hecho productor, creo que a través de Herminio Molero, vino un día a vernos al local nuevo, donde todos los días ensayábamos, siempre rodeados de gente que venía a beber y a escucharnos. El Honorio nos vio y, encantado con el ambiente, nos fichó directamente. Nos preguntó que dónde queríamos grabar y le dijimos que en RCA, porque era el sello de David Bowie. Nosotros le dijimos aquello con la ilusión de que a lo mejor, en alguna fiesta de la discográfica, coincidiríamos con él [risas]. Y, bueno, aquello fue luego horroroso. Cuando vimos la portada del primer disco, con las manos esas, nos quedamos… Bernardo estuvo una semana sin salir de casa. Nosotros queríamos que salieran las cartas, pero con otras manos. Y, de repente, el que llevaba el tema de diseño en RCA nos puso aquellas manos, que nunca supimos de donde salieron, y ahora aguántate. Nos dio un disgusto tremendo. En verdad fuimos siempre unos mandaos. Nos daban un 0,5 % de royalties. Era una explotación bárbara. Querían cambiarnos los modelitos y tal, pero los mandamos a cagar. Nos dejamos hacer lo mínimo, porque para el sello era todo marketing.

Encima disteis pocos conciertos.  

Sí, es verdad, dimos muy pocos porque a Bernardo no le gustaba salir de viaje. Les tenía miedo a los aviones, también a los coches. En Madrid no dimos más de diez conciertos. Uno en la sala El Sol, otro en el Marquee, otro en el Golden, en el M&M… Muy pocos, muy pocos. Mira, la Alaska daba conciertos todas las semanas, y ya los veíamos como quien veía el NO-DO, porque estábamos aburridos de escuchar siempre lo mismo. Bernardo en eso era más selectivo. Daba un concierto de vez en cuando, para que la gente no se olvidara de que existíamos y tal, pero lo cierto es que no le gustaba nada viajar. Él prefería quedarse en casa componiendo. De hecho, creo que solo salimos dos veces de Madrid, y fue gracias a Dulce Quesada, nuestra mánager. Recuerdo que una vez tocamos en Santa Pola, donde me lo pasé bomba, porque además cobramos y todo [risas].

¿Trabajabais mucho en el estudio?

No, porque lo hacía todo Bernardo. Todos los arreglos, todas las composiciones eran suyas y cuando llegábamos al estudio era él quien nos decía lo que había que hacer. Mezclaba luego todo él, y eso sí nos daba mucha rabia. No nos dejaba participar en la mezcla del disco. Eso nos consumía, la verdad, pero el grupo era él, qué duda cabe.

A mí me hubiera gustado participar más, componiendo, haciendo letras. Me dejaron hacer solo una, «Me quiero», y fue de casualidad. Bernardo era una persona que necesitaba mucha atención, mucho cariño. Él tenía que ser el primero y el principal y no me dejó hacer nada. El caso es que tampoco yo quería irme del grupo, así que terminé cantando mis canciones en el baño. ¡Me invento una cada minuto! [risas].

Los Zombies duraron muy poco.

Tres años nada más. Mi salida del grupo tuvo que ver con el hecho de que soy bipolar. Un día apareció un amigo mío de Holanda con un cargamento tremendo de tripis. Me pidió que se los guardara en mi casa y desapareció. Acabé comiéndomelos todos. Y, claro, llegó un momento en que se me fue la olla por completo. En una de las últimas grabaciones aparezco de hecho con un pañuelo porque me dio una hipervitaminosis horrorosa. Acabé con una depresión brutal. Estuve un año sin salir de casa y ahí se deshizo el grupo. Yo he sido siempre muy bestia. ¡Me he metido tanta cosa!

Sin ánimo de psicoanalizarte, pero, todos estos excesos tuyos, ¿a qué crees que se deben?

A que soy muy adictiva. Me gustan mucho los estados alterados de conciencia. En el fondo se debe todo al aburrimiento. Me he aburrido siempre de todo mucho. Para colmo, me ha encantado drogarme. Ya con doce años nos emborrachábamos en el colegio, fumábamos habanos, le hacíamos pajas al de la farmacia para que nos diera centraminas… Lo nuestro venía ya de antes. Y Edurne era peor que yo, ¿eh? Edurne estaba por los suelos, comatosa perdida, y me decía: «Esto no pone, tía, esto no me sube» [risas]. Éramos muy viciosas.  

Además nos era muy fácil conseguir todo lo que queríamos. Incluso la heroína. Coca teníamos siempre y los tripis entonces abundaban. Había además mucha variedad de tripis, y nos comíamos lo que nos dieran. Estaban los naranjas, los micropuntos… Los secantes eran como lo peor, pero había uno que se llamaba «el volcán» que me encantaba. El Vijande nos dio una vez angel dust. También nos trajo un día unos tripis de California… Todo para comernos la cabeza, ¿eh? ¡Qué hombre, de verdad! Mira, no quiero hablar mal de los muertos, porque a los muertos los respeto mucho, pero la Vijanda era tremenda.

¿Eres de las que piensa que la heroína fue introducida en España conscientemente por los poderes fácticos para anular a la juventud?

Sí, sí. Puede ser. Porque cuando estamos aquí, los cuatro que mandan ya han ido y requetevuelto. Y caímos todos como chinches. De todos modos, yo esto ya lo he dicho: a mí la heroína me ayudó un montón, porque yo tenía unos sentimientos y unas historias dentro que no sabía qué hacer con ellas en aquel momento, y aquello me anestesió. Los dolores de corazón los llevo fatal y a mí la droga me ha ayudado mucho, porque yo además no pasé nunca monos, siempre tuve codeína del farmacéutico, pero sé que hay gente a la que le ha hecho mucho daño. La heroína se apodera de ti. Te enamoras de ella. Te da un sucedáneo de paz y durante ocho horas no quieres ni necesitas nada más.

¿Cómo saliste de aquella depresión?

De mi primera depresión, porque luego por desgracia tuve más, salí tomando el sol, porque me negué a meterme más pastillas. Creí que me iba a morir, no quería saber nada de la vida, ni de la movida, ni de los «movideros». La primera semana de la depresión me llamó mucha gente para ver cómo estaba. Pero a la segunda ya no me llamó nadie. Normal, ¿eh? Pero me quedé así… Me sentí como una mierda, vamos. Y, total, como era verano, me retiré a El Escorial, con un complejo de fracasada tremendo, con un grupo de pintores divinos y allí me puse con ellos a dibujar y a tomar el sol. Y se me pasó.

Luego me metí en Periodismo, pero como seguía yonqui perdida, acabé prostituyéndome y cogí la sífilis. Los líos que tuvimos Edurne y yo en el puticlub… Madre mía. Cuando nos hartamos de robar, nos metimos a putas porque vimos que en dos minutos podíamos conseguir fácilmente diez mil pelas. Trabajamos una temporada en el D’Angelo, pero al final nos echaron de allí porque estábamos todo el día desparramadas por los sillones, dormidas del pedo que llevábamos. Pero al principio estaban encantados con nosotras, porque éramos monas y teníamos mucho éxito. Cuando nos echaron, trabajando en la calle, pasamos de cobrar diez mil a cinco mil pesetas. Y fue estando en la calle cuando me cogieron tres tíos y me «triviolaron». Ojo, y aquí estoy. No te cuento más porque lo tengo todo contado en mis memorias, y porque yo tengo una visión de lo que es una violación muy distinta a lo que se va por ahí diciendo y si te la digo se me tiran al cuello. A mí me han violado tres veces y las tres veces me han querido matar. ¿Y qué haces? Pues dejarte. Te abres de patas, y nada, porque como te pongas bordecita… Unos que me violaron en Albacete me terminaron dando su numero de teléfono, así que fíjate [risas]. Ahora te cuento esto y me río, porque al escribir mis memorias he podido ver de nuevo lo que ha sido mi vida, y he sufrido una catarsis. Ahora me veo como un militar y todas estas historias tan tremendas que me han pasado son mis medallas.

¿A qué te refieres con lo de la catarsis?

Es que he vivido todo de nuevo. Incluso cosas que había olvidado por completo las he revivido como si me hubieran pasado ayer. Fue, eso, una catarsis tremenda. Quise aislarme del mundo completamente. Me quité de Facebook, me recluí en mi casa como si fuera un monasterio. Estuve así dos meses y fue gracias a una ceremonia donde tomé la ayahuasca que me vi a mí misma cogiéndome de la mano y acercándome a una cuna en la que estaba yo de bebé. Fue un enamoramiento al instante. Me dije: «Esa soy yo y ya está. Sigo siendo lo que siempre he sido». Cuando terminé de escribir las memorias le dije a mi hijo que las publicara cuando yo muriese, pero ahora las quiero ver publicadas en vida, porque me veo todavía joven, con ganas de luchar. Dicho esto, recomiendo la ayahuasca a todo el mundo, ¿eh? [risas].

También creo que tuviste algún que otro acercamiento místico, algo así como una revelación.

Sí. Estando yo yonqui perdida, mi madre me metió en El Patriarca. Me hicieron firmar unos papeles sin darme cuenta, porque yo no recuerdo nada. El caso es que me desperté en un sitio horrible, donde tenía que pagar por trabajar. Aquello fue… Casi me muero allí. Me intenté escapar mil veces, pero siempre me pillaban, hasta que una vez lo conseguí y me metí una sobredosis. Pero no sirvió de nada. Me metieron allí de nuevo. El Patriarca es lo peor: me pegaron, me violaron, me tuve que comer cuarenta pollas… Fue horroroso, muy vejatorio. Además no me sirvió para nada, porque nada más salir volví a pincharme. Pero un día que me había tomado yo los Tranxilium vi un libro que me había dejado mi tía Fina, que es mi madre espiritual, llamado El misterio de nuestra intimidad con Dios, y de repente empezó a arderme una cosa aquí en el corazón… Te lo digo de verdad, ¿eh? Sin droga ninguna, como si me ardiera el corazón de amor. Me quedé… Porque era esa la sensación que yo siempre había buscado en los hombres y en las drogas. Yo solo quería que me ardiera el corazón de amor. Fue una conversión total. Me lo dijo luego un cura con el que hablé. Ese día lo dejé todo. Me di cuenta de que mi cuerpo no me pertenecía, que tenía que estar al servicio de mis hermanos, y dejé de drogarme ipso facto. Me quedé enganchada a esa sensación, que me provocaba una espiritualidad muy infantil, con sus sabores y todo. Pero al tiempo desapareció y me quedé muy hundida. Pensé: «Otro palo más». La suerte fue que en esa época me quedé embarazada y me agarré a mi hijo, y pude así salir para adelante. Desde entonces sigo viviendo en la noche oscura, pero ya me he acostumbrado [risas].

Llevas a gala el título de «musa de la movida». ¿Qué hiciste para ganártelo?

Nada. Me lo pusieron porque era mona, y ya está. Lo que pasa es que creo que es verdad, que era de las más monas. Esta feo que yo lo diga, pero lo digo porque es algo que no tiene mérito ninguno. He nacido así, qué le voy a hacer. Ana Curra era mona también, lo que pasa es que cuando apareció era más como una niña de esas que llevan faldas de cuadros y tal, pero la arreglaron rápidamente, se cambió de look, se pasó del piano clásico al otro, y se adaptó volando. Almudena de Maeztu también era muy mona. En Las Chinas había otra que era muy salada, pero monas, monas, no te creas que había muchas. Bueno, estaba Carmen, la hermana de Will More. Esa era la más guapa. Pero ya te digo que este mote me lo pusieron a mí a posteriori, así que no sé muy bien qué hice o dejé de hacer para que me lo pusieran. Como musa hice en verdad muy poco, porque mis novios eran todos muy celosos. Con Miguel no podía ni mirar al suelo. A mí me gustaban todos, pero, claro, no podía, no me dejaban [risas]. Ligaba al final con los demás mirándonos, toqueteándonos en el baño, pero poco más. Mis novios fueron siempre muy celosos.

¿Sigues teniendo contacto con gente de aquella época?

Me he reencontrado con muchos ahora que me he puesto a escribir. En la presentación de mi libro de relatos, Serena a los once, que se hizo en el Penta, en Madrid, los vi a todos de nuevo. Los quiero mucho, porque he vivido tantas cosas con ellos… Y ahora que se ha muerto Ceesepe, el pobre, ¡qué pena más grande! Ha sido como si me quitaran un cacho de alma. Tú no te imaginas cómo era ese hombre. Era como un angelito, con su vocecita, en un rinconcito siempre, mirando con esos ojitos… ¡Era tan auténtico!

Quedamos ya cuatro gatos, cuatro mataos, y cuando nos vemos nos entra un sentimiento de unión muy fuerte. Será porque somos ya mayores, pero lo cierto es que rompimos con muchas cosas. Fuimos además una generación que no pudo ser adolescente. Pasamos de estar con las falditas de cuadros a vivir la noche a tope. Fue un salto muy grande. Me llevaba muy bien con Speedy, de Las Chinas, también con Campoamor. Cuando los veo ahora es como si fuera ayer. Me acuerdo de que yo era muy chinchosa, me metía mucho con ellos. A Sigfrido Martin Begué le llamaba «la sigfrígida». Con Carlos Berlanga me metía también mucho, porque tenía complejo de brazos pequeños y era verlo y le quitaba la chaqueta. Luego nos queríamos mucho, ¿eh? En el último concierto que dio Bernardo aparecieron por allí Alaska y Mario Vaquerizo y nos abrazamos.

¿A quién echas más de menos?

A Antonio Vega [se echa a llorar]. Mira, lloro solo de decir su nombre… Era un ser divino. Nunca estuve liada con él, pero nos amábamos profundamente. Era un ser tan entrañable…

A Iván Zulueta también lo echo muchísimo de menos. Con él recuerdo conversaciones y conversaciones en el Golden, que llegaba la noche y nos sentábamos, y entre eso y muchos tripis llegábamos, no sé, adonde no he llegado nunca con nadie. Eran unas conversaciones tan maravillosas, tan profundas… Siempre lo he querido. Ahora he montado una productora llamada Ivantesa, en su honor. He producido uno de los Love Strip de Tony Macousqui, que es un genio. Me he enamorado de ese proyecto. Tony me contactó porque sabía que yo había sido amiga de Iván y me hizo una entrevista, de ahí la conexión. A Iván Zulueta, que tiene montones de cosas guardadas en un trastero, quiero hacerle un museo, una estatua, todo. Su vida fue como aquella película de Buñuel en la que no podía salir nadie de la habitación. Él era así.  

¿Quién crees que fue el más talentoso de aquella generación?

El Hortelano tenía una inteligencia suprema, pero el más genial de todos nosotros era Fabio. Pero, claro, cogió aquella tuberculosis galopante, se vio la muerte y le entró la vena mística… Cosa que entiendo, ¿eh? Porque yo también he pasado por ahí, ya te he contado. Tanto Fabio como yo somos seropositivos y ese tema te come un poco el coco. Pero Fabio era… Yo solo quería estar a su lado, no me quería separar de él. Me daba tanto sin hacer nada. Nunca se enfadaba, siempre estaba simpático. Era un artista completo de la cabeza a los pies. Su obra, vale, bien; pero su persona era todo, era un artista viviente. Enamorada me tuvo.

Muchos dicen que Almodóvar tomó bastantes cosas prestadas de él.

Y tanto. Pedrito es que se enamoró también de él y lo explotó al máximo. Como luego se ha ido a esas esferas escatológicas de la cienciología y la erótica del dinero, ahora somos todos para él como caca, no quiere saber nada de nosotros. Pero, bueno, ya se le pasará. Fabio era lo más. Mira que he conocido gente a lo largo y ancho de mi vida, pues me quedo con Fabio. No lo puedo evitar.

¿Crees que la etiqueta de «la movida» ha terminado resultando perniciosa para muchos de estos creadores?

Yo creo que no, porque, a ver, la movida, con todo lo malo que pudiera tener, no es que fuera Gran Hermano. Cada uno se lo montó luego a su manera, porque entonces la mayoría perdió mucho el tiempo con las drogas y las tonterías. Las personalidades de cada uno han influido mucho en el devenir de las distintas carreras artísticas. Tanto Ceesepe como Antonio Vega eran un poco depresivos y eso se ha notado en su obra y en su forma de estar en el mundo. Lo que sí creo es que, en muchos casos, los personajes han eclipsado a sus creaciones. Desde ese punto de vista, sí, puede que la etiqueta de la movida haya acabado siendo una losa para algunos. Pero, bueno, ya vendrán tres japoneses lúcidos y harán justicia con todos ellos, porque es verdad que ahora mismo están muchos muy olvidados.

IV

El Diario. es, en Somos Malasaña, "Presentación de la novela de Tesa, la chica que bailaba con los Zombies", 29 de noviembre de 2017

Se presenta en El Penta la primera novela publicada de la mítica Tesa de los Zombies.

La Movida es un periodo prolijo en símbolos e imágenes. Tesa, la chica que bailaba alocadamente en los Zombies, es una de esas imágenes inclasificables que aparecen una y otra vez en los clips de la época. Su figura, figurón en los ambientes del momento, también alimentó la leyenda del Madrid de la Nueva Ola e, incluso, sus cuadros figuraron en la mítica exposición de 1981 El Chochonismo Ilustrado, donde estaban los habituales de Casa Costus (Fanny McNamara, Alaska, Miguel Ordóñez. Carlos G. Berlanga, Tesa y los propios pintores). De repente, Tesa desapareció.

Vive desde hace años refugiada en la pintura y en la escritura, aunque en los últimos años su figura ha sido rescatada: actuando junto a su amado Bernardo Bonezzi en el disco de su reaparición (poco antes de morir) o con motivo del libro La mala fama, de German Pose. Incluso, su figura ha sido centro de un corto llamado Aliens.

Ahora Tesa saca a la luz una de sus novelas (asegura tener muchas otras en el cajón), se llama Serena a las once (Editorial Barret) y la va a presentar en El Penta el jueves 30 de noviembre. Estará acompañada de Jesús Ordovás, Germán Pose (que ha escrito el prólogo) y Ouka Leele.

Tesa Arranz  (Valencia, 1960) Ha dicho que se acostó con Paul Simonon, el bajista de los Clash, que Las Costus eran mentira (asegura que pintaban sobre diapositivas puestas en la pared), que Alaska no ligaba nada, que la heroína no fue tan mala y que por eso no se le puede culpar de todo. Se hizo famosa a los 18 años al formar parte del grupo Zombies, liderado por Bernardo Bonnezzi. Tesa apenas cantaba y bailaba a su manera, pero su presencia y su manera de moverse han quedado inmortalizadas como símbolos de la Movida. Con una sensibilidad artística fuera de lo común, Tesa, tras alejarse de ese alocado mundo, se refugió en la pintura y la escritura. Volvió a su Valencia natal y, entre cuadro y cuadro (en su mayoría, retratos de extraterrestres), ha escrito poesía y varias novelas, todas inéditas. Hasta la fecha, pues al fin se atreve a mostrar al público una de sus obras literarias con tintes autobiográficos. Serena a los once

Serena se ha quedado huérfana, pero no está triste porque no congeniaba con sus padres, así que ¿por qué tendría que echarles de menos? Serena es práctica. Serena, que no es una niña muy normal, está más bien inquieta y expectante por el rumbo que pueda tomar ahora su vida. Serena tiene once años, la regla y tetas, aunque no por ello va a dejar que se las toquen (y eso que tiene tres novios). A Serena la llaman Pinki y siempre está pensando. Piensa, por ejemplo, que si su abuela se muriese sí que lloraría, porque no puede vivir sin ella. Sin embargo, a Serena no le gusta comerse el coco, aunque desde hace algunos días no para de hacerlo… porque se ha enamorado del novio extranjero y alcohólico de su querida tía, con quien ahora viven su hermano y ella.«Se ve que mi primo nació ya con ganas de ser artista y se empeñaron en que fuera abogado, cuando no tenía ganas de serlo. Así que ni estudió ni nada, pero ya fue como si tu avión sale cuando tienes dieciséis y te hacen esperar a los dieciocho y a los dieciocho sigues esperándolo y un buen día te dicen que ya ha despegado hace dos años. Y, como hasta los dieciocho te has tirado dos años medio muerto y empezaste a tomar drogas para poder soportar la pena, luego, cuando cumples precisamente los malditos dieciocho, estás de drogas hasta las orejas. Mi primo se pinchaba y, de eso, es muy difícil salir».

viernes, 22 de octubre de 2021

Inocentes

No hay inocentes, solo distintos grados de responsabilidad, escribió Stieg Larsson

Hace aproximadamente unas dos semanas, el mundo empezó a volverse loco. Por suerte, nosotros le llevábamos mucha ventaja.

Como siempre: lo urgente no deja tiempo para lo importante

martes, 12 de octubre de 2021

Reglas de oro

 1. Nunca saludes de mano a nadie sin ponerte de pie.

2. En una negociación, nunca hagas la primer oferta.

3. Si te confían un secreto, guárdalo.

4. Regresa con tanque lleno el auto que te prestaron.

5. Haz las cosas con pasión o mejor no las hagas.

6. Cuando saludes de mano, hazlo firme y mirando a los ojos.

7. Vive la experiencia de hacer un viaje solo.

8. Nunca rechaces una pastilla de menta, las razones son obvias.

9. Acepta consejos si quieres llegar a viejo.

10. Acércate a comer con la persona nueva en la oficina.

11. Cuando le escribas a alguien enojado, termina y vuelve a leerlo, después bórralo y hazlo de nuevo.

12. En la mesa no hables de trabajo, política o religión.

13. Se Justo, defiende a los que son abusados sin abusar.

14. Escribe tus metas y luego trabaja por ellas.

15. Defiende tu punto de vista sin ofender ni insultar, se tolerante y respetuoso ante el ajeno.

16. Llama y visita a tus padres, hijos, familiares y amigos, no pierdas el tiempo esperando que ellos lo hagan primero.

17. Nunca te arrepientas de nada, aprende de todo.

18. En momentos o días de soledad, relájate, disfruta y aprende.

19. El honor y la lealtad son básicos en tu personalidad.

20. No le prestes dinero a quien sabes que no te pagará.

21. Cree en algo.

22. Tiende tu cama al levantarte por las mañanas.

23. Canta en la ducha.

24. Cuida una planta o un jardín.

25. Observa el cielo cada vez que puedas.

26. Descubre tus habilidades y explótalas.

27. Ama tu trabajo, o déjalo.

28. Pide ayuda cuando la necesites.

29. Enséñale un valor a alguien, de preferencia a un niño.

30. Valora y agradece a quien te tienda la mano.

31. Se amable con tus vecinos.

32. Hazle el día más alegre a alguien.

33. Compite contigo mismo.

34. Regálate algo mínimo una vez al año.

35. Cuida tu salud.

36. Saluda con una sonrisa siempre.

37. Piensa rápido, pero habla despacio.

38. No hables con la boca llena.

39. Lustra tus zapatos y corta tus uñas.

40. No opines sobre temas que desconozcas.

41. Nunca maltrates a un animal.

42. Alza la voz ante las injusticias.

43. Nunca pierdas la maravillosa oportunidad de quedarte callado.

44. Reconoce a alguien su esfuerzo.

45. Se humilde ante todo.

46. Nunca olvides de donde vienes.

47. Viaja cada vez que te sea posible.

48. Cede el paso.

49. Baila bajo la lluvia.

50. Busca tu éxito, sin desistir.

domingo, 10 de octubre de 2021

Un buen artículo sobre Stanislaw Lem. Da muestras de que lo ha leído.

 Stanislaw Lem, el gran iceberg de la ciencia ficción debajo de ‘Solaris’

La Filmoteca de Cataluña celebra el centenario del escritor polaco con un ciclo inaugurado con una insólita adaptación firmada por Andrezej Wajda y una conferencia magistral

Jacinto Antón, El País, 18 SEPT 2021.

“¡Salvemos el cosmos!”, se exclamaba en 1961 el astronauta Ijon Tichy en una carta abierta en la que alertaba, tras un viaje por sus lugares favoritos de la galaxia, de los desórdenes provocados por el turismo espacial: en el cinturón de asteroides entre la Tierra y Marte, por ejemplo, denunciaba, encontró grafitis como “te amé como un loquito, en este meteorito”, por no hablar de la basura acumulada que no dejaba ver las estrellas... La advertencia de Tichy, el inolvidable cosmonauta de Stanislaw Lem, protagonista de tantas aventuras (Diarios de las estrellas, El Congreso de futurología…), nos recuerda en estos días de Bransons y Bezos cuánto se adelantó con su ironía y su fantasía el gran autor de ciencia ficción polaco (Lvov, actual Ucrania, 1921-Cracovia, 2006), cuyo centenario se ha cumplido 12 de este septiembre.

La Filmoteca de Cataluña le está dedicando un ciclo, en colaboración con el Instituto Polaco de Cultura, que dura hasta el día 29 y que quiere recordarlo y reivindicarlo en sus muchas y originales facetas literarias, aparte de las adaptaciones al cine y como vaticinador de la inteligencia artificial, la impresión en 3D o los smartphones. Y es que Lem, como destaca el ciclo y subrayó en la conferencia inaugural el martes (La filosofía de Stanislaw Lem llevada a la pantalla) Salvador Bayarri, especialista en el escritor y que aúna a su condición de doctor en Física ser además licenciado en filosofía y autor de novelas de ciencia ficción, es mucho más que Solaris, la gran novela que le ha dado fama popular en todo el mundo gracias a las versiones cinematográficas de Andrei Tarkovski (1972) y Steven Soderbergh (2002), con George Clooney.

Solaris, de la que la filmoteca proyecta ambas películas (el día 28, la primera, y el 29, las dos), es en efecto sólo la punta del iceberg Lem, una inmensa y amplísima obra que atraviesa géneros y registros y se alza como una de las más extraordinarias y originales creaciones de la Europa contemporánea. Comparado a menudo con Swift y Voltaire (Ursula K. Le Guin lo ponía a la altura de Borges) y relacionado también con Philip K. Dick, al que admiraba, pese a las paranoias del estadounidense, y con el que se carteaba (tradujo Ubik al polaco), Lem no es únicamente el autor de esa perturbadora novela de contacto extraterrestre sobre un planeta (el del título) que es una especie de océano pensante, sino de inquietantes maravillas como los thrillers sin resolución La investigación o La fiebre del heno, que nos descubrieron a muchos al autor en los setentas en España en las ediciones de Bruguera Libro Amigo junto a las aventuras de Tichy (inolvidable la de la paradoja temporal en la que el astronauta se encuentra con variaciones de sí mismo).

En su producción hay cosas tan curiosas como su colección de críticas de libros inexistentes (Biblioteca del siglo XXI), ensayos filosóficos, y hasta una novela autobiográfica basada en sus experiencias bajo la ocupación nazi (escapó por poco del Holocausto). Buena parte de su obra, de verdadero polímata, ha sido editada en nuestro país por Impedimenta, que va a publicar este octubre también la biografía de referencia del escritor, Lem: una vida que no es de este mundo, por Wojciech Orlinsk. Con motivo del centenario la editorial ha publicado ya El invencible, una de las novelas señeras de Lem, sobre una poderosa nave que se encuentra frente a un enigma extraterrestre, y que ha sido comparada a Cita con Rama de Arthur C. Clarke.

El arranque del ciclo dela Filmoteca incluyó la proyección de la curiosa Przekladaniec (1968), “pastel de capas” o mejor “milhojas”, un mediometraje de 35 minutos de su compatriota Andrzej Wajda sobre un relato de Lem, ¿Está usted ahí Mr. Jones? El filme, para televisión, es el único de ciencia ficción de Wajda, y Lem, autor del guion, lo consideraba una de las mejores adaptaciones de una obra suya (en cambio, es sabido, aborrecía el Solaris de Tarkovski tanto como Ray Bradbury el Farenheit 451 de Truffaut). Milhojas, lleno de ironía, humor gamberro y bastante mala leche, en blanco y negro y con una atmósfera futurista psicodélica polaco-sesentera, trata, adelantándose también a su tiempo, sobre el transhumanismo, con un piloto de rallys que se estrella y es sometido a una serie de radicales trasplantes hasta el punto de que se pone en cuestión cuál es su verdadera identidad. Resulta que conductor ha recibido partes del cuerpo de su hermano, que iba de copiloto, y de terceras personas, por lo que legalmente hay dudas de quién es en realidad. El problema afecta especialmente a la viuda del hermano. Un nuevo accidente complica más las cosas al incluirse entre los repuestos a un perro.

En su conferencia, documentadísima, Bayarri trazó un recorrido por toda la producción de Lem, resaltando su calidad de figura de la historia de la literatura y la filosofía. Abogó porque el público “conozca la magnitud de la obra de Lem” y no sólo su aspecto de escritor de ciencia ficción. Fue, dijo, “un genio en el sentido literal”, con un coeficiente que se salía de escala, entre 160 y 180, rozando lo excepcional.

Entre las ideas de Lem, que se escudaba en el camuflaje de la ficción para expresar su pensamiento, las de que la identidad personal es evanescente y el universo una chapuza, y en buena medida refractario a nuestro conocimiento. Precisamente el afán de Lem por representar lo incognoscible, dijo Bayarri, choca con el lenguaje cinematográfico convencional y lo hace difícil de llevar a la pantalla. Lem tenía una visión crítica y pesimista de la humanidad, y consideraba que nuestro destino es enfrentarnos sin esperanza al azar y el caos de la naturaleza. Sus astronautas y científicos (el propio Lem había estudiado medicina) no llegan a descifrar la esencia del universo. ”No todo se ha dispuesto para nosotros en todas partes”, como se dice en El invencible, es un pensamiento característico del escritor.

Bayarri apuntó dos formas en que se ha llevado a Lem a la pantalla: cambiando algo la personalidad de sus personajes para hacerlos más cercanos al público, o reforzando los aspectos humorísticos, como se ha hecho con Tichy en una serie alemana, Ijon Tichy, Raumpilot.

Lem, que era todo un carácter, no tuvo una vida fácil. Su falta de adecuación a las doctrinas estéticas del bloque soviético lo hicieron redirigirse a la ciencia ficción, como forma de soslayar la censura, aunque, paradójicamente, se lo usó para contraponerlo a la ciencia ficción occidental.

Entre las muchas adaptaciones que señaló el estudioso, la primera de Solaris, anterior a la de Tarkovski, Ikarie XB-1 (a partir de La nube de Magallanes) o la de Relatos del piloto Pirx (publicados por Alianza): Test al piloto Pirx, de Marek Piestrak (1978) —que también llevó al cine La investigación—, y que se verá el día 22 en el ciclo; el filme cuenta con música de Arvo Pärt.

Otra obra famosa de Lem, Ciberíada, tiene versión operística. Bayarri contó cómo chocaron Lem y Tarkovski por Solaris: el escritor sufría al ver que el cineasta quería “humanizar” la novela y sustituía sus disquisiciones filosóficas por largas tomas.

sábado, 25 de septiembre de 2021

Una modesta propuesta de Roberto Vázquez sobre la guerra en general

Respuesta de Roberto Vázquez en Quora:

¿Cuál sería un método infalible para detener cualquier guerra?

Solo hay una manera infalible de detener cualquier guerra, pero les advierto que a mucha gente no le gustará esta respuesta.

En 1916, en medio de la Primera Guerra Mundial, se propuso añadir una enmienda a la Constitución de los Estados Unidos en la que cualquier acto de guerra debía ser sometido a un referéndum nacional.

¿Dónde está el elemento repelente para cualquier guerra futura? Bueno, en la misma propuesta se escribió que quien votara a favor de la guerra debía participar en el servicio de reclutamiento del ejército de los EE.UU.

Sin embargo, la propuesta fue rechazada.

Desafío a cualquiera a decir que si esta medida se adoptara a escala mundial todavía habría guerras.

La desaparición falsamente accidental del agotado creador del manga Chin Chan, Yoshito Usui.

El misterio todavía rodea la muerte del creador del manga y anime Shinchan

3 de octubre de 2009

La muerte de Yoshito Usui, de 51 años, creador del manga y anime Shin-chan, ha dejado a mucha gente atónita. Un amigo de mucho tiempo, al comentar su trágica muerte inesperada, dijo: “La última vez que lo vi fue en primavera. No nos habíamos visto en un tiempo. Era un hombre de pocas palabras pero buen oyente, siempre observador y buscando ideas para utilizar en su trabajo. Por eso me asombró oírle decir que ya no quería trabajar, que ya no tenía nada sobre lo que escribir. Parecía emocionalmente agotado... Cuando escuché la noticia de su desaparición, honestamente tuve este mal presentimiento ".

El cuerpo del escritor fue encontrado una semana después de que se reportara su desaparición el 19 de septiembre, bajo el acantilado de una montaña que limita con Gumma y Nagano.

Un portavoz de Futabasha, el editor de la serie de manga, dijo que Usui debe haberse caído accidentalmente debido a la cámara digital encontrada en la escena, cuya última imagen fue el fondo del acantilado.

Sin embargo, sigue siendo cuestionable si la desgracia fue realmente un accidente. Varias personas habían notado un cambio en el comportamiento de Usui. Un vecino dijo: “Fue al día siguiente de su desaparición. Pasé por su casa y escuché la voz de una mujer de mediana edad que debió estar hablando con alguien por teléfono. La escuché decir: '¡Qué voy a hacer si se suicidó!' Parecía que estaba al borde de una crisis nerviosa ".

El mismo día, la esposa de Usui había acudido a la policía para manifestar que a sus familiares y parientes les preocupaba que su desaparición no fuera un accidente, sino que posiblemente indicara un suicidio.

Una fuente de la editorial dijo que el escritor, que solía ir a bucear y pescar con amigos relacionados con el trabajo, había detenido toda esa recreación en los últimos años. Otro conocido también notó cómo se había vuelto introvertido durante los últimos 2 o 3 años, lo que preocupó a muchos que conocían a Usui. El también escritor Sumishi Alan comenta que la naturaleza cómica del manga de Usui ha cambiado desde 2007, incorporando temas más serios como el terrorismo, el alcoholismo y los deseos de muerte. Refiriéndose a algunos episodios de Shin-can, Alan dice que sintió que Usui estaba bajo estrés emocional.

Que Usui era devoto de los testigos de Jehová es un hecho bien conocido. Cuando el escritor compró una parcela grande en Kasukabe en 1994, hizo construir una iglesia junto a su casa. Tanto él como su esposa dedicaron su tiempo al proselitismo mediante visitas de puerta en puerta y distribución de publicaciones de la iglesia.

Según la fuente de Futabasha, Usui era conocido en la industria por leer el Nuevo Testamento durante 20 minutos completos en cada reunión con su editor. Si bien no era necesariamente agresivo, algunas personas se sorprendieron cuando Usui les dio una copia de la Biblia como regalo. Pero su devoción a la fe parecía haber disminuido hace unos tres años, como lo notó el amigo antes mencionado. Fue aproximadamente al mismo tiempo que Usui comenzó a sufrir severos dolores de espalda, lo que limitó sus actividades.

Un psicoterapeuta clínico especula que la condición del escritor puede explicarse por la menopausia masculina, donde el desequilibrio hormonal puede desencadenar insomnio, fatiga crónica, depresión e incluso deseos suicidas. "Siempre que el escritor estuviera sufriendo de depresión, es concebible que eligiera deliberadamente ir a un lugar peligroso, tanto si tenía la intención de suicidarse como si no".

Los pensamientos que pasaron por la mente del escritor mientras estaba en la cima del acantilado nunca se sabrán

viernes, 17 de septiembre de 2021

Orientaciones ideológicas

De David Sánchez en Quora

¿Qué te hace ser de derechas o izquierdas?

Debo decir que me asombran muchas respuestas, particularmente las de la anti-izquierda. Si alguien es de izquierdas al parecer es tonto, imbécil, tiene poca cultura, es poco inteligente, no entiende cómo funciona el mundo, es adolescentil, comunista, ingenuo o no sabe cómo son las cosas. ¿Pero estamos locos o qué? Es evidente que hay gente inteligente en todos los países, en todas las condiciones sociales, en todas las religiones y, por supuesto, en todas las ideologías. Algunas pocas respuestas de personas de izquierdas descalifican al bando contrario o sugieren que son insensibles, lo cual es solo una generalización.

Esta es una pregunta seria e interesante. Uno podría preguntarse legítimamente que vivencias, ideas, experiencias, influencias familiares o preferencias morales o vitales impulsas a preferir un lado sobre otro. Es una cuestión sociológica interesante, algunos politólogos han intentado explicar. No quiero entrar en eso, pero creo que este vídeo de Jonathan Haidt sin ser LA respuesta completa a la pregunta da algunas pistas que explican una parte de los casos:

La cuestión es por supuesto más amplia porque no sólo depende de preferencias personales sobre los valores morales preferibles. También la herencia intelectual familiar, nuestros amigos y vivencias nos influyen. Pero suponer que existen respuestas fáciles y simplistas, donde unos son tontos y crédulos y otros son insensibles y prácticos, sencillamente es insostenible. Sorprende el bajo nivel de muchas respuestas, francamente. Son un buen ejemplo de cómo el partisanismo político está arruinando el debate político racional, adulto y sensato del que toda democracia podría beneficiarse [siento cargar las culpas más a un lado, pero leyendo la larga serie de respuestas está claro desde qué lado se han vertido más insultos y se han dicho más sandeces, y es una pena, tal vez porque sólo la gente más descerebrada cree que esta cuestión compleja puede resolverse en 3 o 4 líneas.

Personalmente, si pienso en mis propias ideas, pues veo un sustrato familiar, que durante un tiempo me parecía errado, con el tiempo vi más aceptable (supongo que la rebeldía de la juventud tiene algo que ver con cuestionar las ideas familiares). Más tarde, poco antes de la universidad, tenía ideas simplistas y muy bobas, francamente. Durante los años universitarios me desinteresé completamente de la política: en parte porque confundía "orientación política" con "lo que dicen los políticos" y, claro, así es muy complicado que te guste alguno de los dos bandos, porque los políticos por cómo es hoy en día esa profesión no son gente de fiar. Más tarde estudiar historia, geopolítica, historia de las ideas, empecé a ver que la cosa era más complicada y había un fondo más interesante. Al acabar la universidad estaba muy interesado en la antropología, la evolución cultural y la evolución biológica e histórica humana (aunque no desde la perspectiva de aprender fechas, nombres de dirigentes o batallas, sino desde el punto de visto de por qué las cosas fueron como fueron y si podían haber ido de otro modo).

Actualmente veo con claridad que todas las acciones y estrategias de los individuos y los grupos de interés se pueden inscribir en "estrategias cooperativas" y "estrategias competitivas". En varios contextos unas y otras pueden tener sentido. Me parece que la cooperación desde el paleolítico ha tenido más ámbitos y es en gran medida parte de la explicación del éxito de nuestra especie y bueno creo que en ciertos ámbitos debe buscarse más cooperación auténtica entre individuos. Por eso en muchos aspectos me inclino más a la izquierda, pero no dejo de reconocer que la competición y los argumentos de la derecha en muchas situaciones particulares tienen bastante sentido, aunque yo en términos generales prefiera los de la izquierda (al fin y al cabo mi sabor favorito es el chocolate, pero comprendo que el de otra persona sea la fresa o la vainilla, puedo respetar que les guste otro sabor, aunque, para mí, prefiera el sabor chocolate). He leído con dolor a gente intelectualmente solvente que la izquierda "pretende convertir a los individuos en lo que no son", "crear victimismo" y decirle a la gente que no se ocupe de sus propios problemas, anulando su individualidad y su libertad. Sinceramente me parece una exageración total y completa. En el mundo hay millones de personas con preferencias de izquierda y millones de personas que prefieren la derecha, hay asesinos, corruptos, violadores y abusadores en ambos lados, hay gente proactiva, digna de imitación, inteligente e inspiradora en ambos lados ¿Por qué repetir que unos son idiotas y los otros insensibles? ¿Por qué hacer una reducción tan burda y simplista? Si mi sabor favorito es el chocolate ¿tengo que asumir que los que prefieren otro sabor son imbéciles perdidos? No lo creo.

Creo que hay que ejercer la mayoría de edad, tener las preferencias que se quieran, si se basan en una reflexión racional mejor que si se basan en una emoción o una intuición que no puede ser expresada en palabras. Si se basa en el conocimiento informado y no en el bullying polarizado de las redes sociales mejor. Creo que cada persona interesada en la política y capaz de ver que es natural que las posiciones se vuelven dicotómicas debería conformarse con ser de izquierda en positivo o de derecha en positivo (y evitar el anti-izquierdismo y el anti-derechismo, es decir, "los otros son perores, por eso soy de estos").

Mi diatriba no estaría completa si no arremetiera contra un grupo que me parecen los peores demagogos de todos: "los que dicen que no son de izquierda, ni de derecha". No es que sea imposible, pero decir eso o fingir que esa es tu posición no te hace más inteligente, más culto o más conocer. Al revés, mucha gente tiene esa postura por postureo porque no encuentra una manera de entender por qué otras personas llegaron a una posición. Se puede tener posturas intermedias, no digo que no, pero decir que se tienen posturas para fingir una inteligencia o perspicacia es ridículo. Los políticos actuales, por razones que no vienen a cuento, pueden ser unos sinvergüenzas, pero eso no hace que tal conjunto de ideas defendidas coherentemente y sin fanatismos sea menos inteligentes que decir que los que tienen una orientación marcada son tontos (vuelve a ser otra forma de "derogatory virtue signalling" como la de la anti-izquierda de la que hablé al principio).

jueves, 16 de septiembre de 2021

Los motivos por los cuales Latinoamérica declina

De Joaquín Bernárdez en Quora:

¿Por qué creen que una vez que se colonizó América, EEUU prosperó más rápidamente que América Latina?

No es cuestión de creer nada con respecto a eso, puesto que la pregunta (como muchas en "Quora") parte de una premisa falsa. Ni Estados Unidos ni Canadá llegaron en ningún momento al grado de desarrollo al que llegó México y el Caribe durante la época de la colonización. En concreto Estados Unidos habrá de empezar a desarrollarse a partir de su independencia (finales del siglo XVIII y principios del XIX), es decir, ya fuera de su época de colonización, pues hasta entonces no era nada al lado de lo que hoy llamamos América Latina; pero es que Canadá es todavía más nuevo. En realidad, ninguno de ambos países llegaba todavía al grado de civilización y desarrollo de los principales países de América Latina casi hasta finales del siglo XIX.

Para empezar, el paradigma de la colonización anglosajona y francesa al sur de los Estados Unidos son Jamaica y Haití, dos países actualmente más subdesarrollados que cualquiera de Hispanoamérica.

Con respecto a ésta, según Carlos Rangel en su obra Del Buen Salvaje al Buen Revolucionario (1976), el adelanto en progreso de Estados Unidos sobre Latinoamérica durante el siglo XIX (que no es ya época colonial, sino post colonial, ya que es también en la que alcanzan la independencia la mayoría de los países latinoamericanos), se entiende si nos fijamos en estos procesos de independencia.

Los estadounidenses, antes de su independencia, no sentían desprecio por el Viejo Mundo, sino que querían «construir sociedades mejores que la europea, donde deberá existir la igualdad social y de oportunidades, y donde tendrán vigencia los derechos humanos juzgados naturales por el liberalismo». Una vez que los americanos de Estados Unidos logran la independencia, estos se propondrán «mantener, desarrollar y mejorar la sociedad que había existido hasta entonces en esos territorios, no a subvertirlas». Es decir, la herencia británica iba a ser reivindicada, honrada y mejorada.

Por esto, los estadounidenses no planearon su independencia en 1776 como una ruptura con sus raíces británicas. Lo hacen manteniendo deliberadamente el trato con los británicos, relaciones y tradiciones. «No por rechazar la tutela política de Inglaterra, los norteamericanos dejaron de reconocerse como beneficiarios y continuadores de la civilización inglesa».

Pero en Latinoamérica, por el contrario, se «quiso eliminar por completo una herencia española que constituía, sin embargo, su única cultura». Como consecuencia, en Latinoamérica, las guerras de independencia fueron «una llamarada de odio antiespañol, una cólera violenta de hijos demasiado largo tiempo sometidos, un sacrificio ritual del padre», según reconoce Jean-François Revel en el prólogo al libro citado de Rangel.

Y así como los norteamericanos no integraron en su sistema social a los indios nativos, sino que los exterminaron y apartaron a los supervivientes, con lo cual «no tuvieron necesidad de rechazarlos ni de integrarlos social o psicológicamente», en cambio, en Latinoamérica, durante los procesos de independencia se intentó integrarlos de forma organizada; pero para mantenerlos como instrumento y en la continua subordinación: «En Norteamérica el indio fue marginado. En Hispanoamérica se convirtió, al contrario, en el grueso de la población activa».

De modo que en Latinoamérica, tanto indios como pobres no se integraron como resultado de unas auténticas buenas intenciones, sino que fue en realidad con la intención de utilizarlos primero en la lucha contra la corona española, y después para luchar contra las potencias imperialistas y para poder dar forma a procesos revolucionarios. Se comienza así la exaltación del indio con el objetivo de instrumentalizarlo como carne de cañón sirviendo a ciertos intereses, introduciéndose de este modo el mito del Buen Salvaje, aquel «hombre bueno y puro que la civilización busca corromper».

Así que el indio, como los pobres y los marginados, pasa a representar la inocencia humana, y por esta principal razón y otras muchas, se convierte en una figura consustancial a las sociedades hispanoamericanas, representando todo lo que Latinoamérica espera ser, pero que la perversión estadounidense le impide.

Continúa Rangel que «por causa del mito del Buen Salvaje, Occidente sufre hoy un absurdo complejo de culpa, íntimamente convencido de haber corrompido con su civilización a los demás pueblos de la tierra, agrupados genéricamente bajo el calificativo de ‘Tercer Mundo’, los cuales sin la influencia occidental habrían supuestamente permanecido tan felices como Adán y tan puros como el diamante».

Un sueño idealista ridículo, si bien se piensa.

Como consecuencia de todo eso, Rangel concluye que «el mito del Buen Salvaje nos concierne personalmente, es a la vez nuestro orgullo y nuestra vergüenza». Y con los años se ha ido alimentando esta leyenda, que se ha introducido en el subconsciente colectivo latinoamericano, condenando a los ciudadanos de esta fracasada región a rechazar toda civilización y a vivir en una perpetua inestabilidad.

Así, continuando la explicación de Rangel, Latinoamérica ha fracasado principalmente frente a la América de Estados Unidos y Canadá porque, tras la independencia, repudió la europeización, lo que no le ha dejado otro camino más que la necesidad de enaltecer costumbres, por más salvajes que fuesen, solo por el hecho de que representaban la inocencia, preferible para ella antes que la supuesta corrupción de la civilización.

En 1924, Ricardo Rojas escribió: «Los españoles hispanizaron al nativo; pero las indias y los indios indianizaron al español. Penetraron los conquistadores en los imperios aborígenes, destruyéndolos; pero tres siglos después los pueblos de América expulsaron al conquistador. La emancipación fue una reivindicación nativista, es decir, indiana, contra el civilizador de procedencia exótica».

Como consecuencia de esta naturaleza de la emancipación, se ha procedido a la exaltación de la barbarie como lo auténtico y autóctono de Latinoamérica. Por eso continúa Rangel: «La barbarie sería en cierto modo el estado natural de las repúblicas hispanoamericanas, el fruto necesario de la combinación de las culturas aborígenes que hallaron los conquistadores, con la conquista misma y la colonización española y, finalmente, con las guerras civiles, comenzando con la guerra de independencia. Antes de esta, cierto grado de incipiente había encontrado asiento en las ciudades».

La independencia de los países latinoamericanos se produjo para que unos pocos garantizaran o mejoraran sus privilegios. Por eso, toda la comunidad de los indios fue idealizada —pintándola como en un estado inmaculado antes de la colonización: ¡qué buenos eran…!—, para incluirla en el proceso de emancipación porque les venía muy bien a los intereses de algunos, lo cual sigue sucediendo hoy en día. Y a estos buenos salvajes había que inventarles un supuesto enemigo al que había que aborrecer y combatir: los españoles, y, con ellos, cualquier rastro de civilización extranjera ajena a los poblados autóctonos y a la naturaleza.

Ese rechazo completo al único modelo y sistema con cierto orden que Latinoamérica conocía hasta entonces, provocó el surgimiento de un «caudillismo feroz» como «único remedio a la anarquía» (como escribe Domingo Faustino Sarmiento en su Facundo, 1845). De aquí parte el subdesarrollo político latinoamericano, inquisidor y represivo, que a su vez trae como consecuencia el devastador subdesarrollo económico que aún hoy lastra la prosperidad de Latinoamérica.

Sin embargo, durante la época de la colonización, y al revés de lo que sostiene la pregunta, la América hispana estuvo mucho más desarrollada que las colonias británicas o francesas en el mismo continente. Algunos puntos para entender mejor esto son:

España fundó la primera universidad en su territorio americano dos siglos antes que los anglosajones. Universidades que fundó España en América.

España promulgó unas leyes con respecto a los nativos americanos que jamás las tuvieron los indios de las zonas controladas por británicos y franceses: Las Leyes de Indias.

Estados Unidos debe gran parte de su propia independencia a España: La independencia norteamericana nos costó 33 barcos, 9.000 tripulantes y 1.200 cañones.

La mayor parte del actual territorio de Estados Unidos, e incluso parte de Canadá, pertenecían al Imperio Español durante la época colonial, antes de la independencia de Estados Unidos: La conquista del Oeste:El legado histórico olvidado por España | El Distrito

Por las razones expuestas más arriba en este artículo, los latinoamericanos generalmente ignoran qué fue el imperio español y tienen hecha una mitología al respecto que beneficia a sus gobernantes más populistas, quienes la siguen fomentando: Leyenda Negra: Desmontamos las cuatro mentiras históricas de López Obrador contra el Imperio español.

Anécdota. Los británicos en India

 Durante la época de gobierno colonial británico del subcontinente indio, todavía se practicaba el antiguo rito hindú de quemar vivas a las viudas en piras funerarias en las que ardían sus esposos. Si fuera necesario, se las obligaba arrojarse a las llamas.

Y esto llevó a la mayor amenaza jamás planteada por los británicos.

Los británicos, horrorizados por estas prácticas barbáricas, legislaron para ilegalizar la práctica del Sati, además de la lapidación de los leprosos hasta la muerte. Esto indignó a los sacerdotes hindúes y se manifestaron contra las interferencias en su religión.

Sir Charles Napier dijo:

“Como digáis. Quemar a las viudas es parte de vuestra tradición, ya podéis ir preparando la pira funeraria. Pero mi nación tiene otra tradición: cuando los hombres queman a las mujeres todavía con vida, los ahorcamos y confiscamos todas sus propiedades. Por eso, mis carpinteros construirán una horca donde colgaremos a todos aquellos involucrados con la muerte de la mujer una vez que su cuerpo haya quedado consumido. De esta manera todos seguiremos nuestras tradiciones”.

La turba se dispersó y los sacerdotes se esfumaron rápidamente. Dejaron de quemar vivas a las viudas.

miércoles, 15 de septiembre de 2021

El club de la lucha

De Quora:

¿Qué cosas en la vida te levantaron después de fallar?

Hace bastante años conocí a una persona. Ella se convirtió en una relación estable durante bastante tiempo y ahora somos muy buenos amigos.

Pues bien, cuando me conoció me invitó a ir a su lugar de trabajo. Lo que no sabía era que me estaba poniendo a prueba.

Ella trabajaba en un centro para la discapacidad. Una especie de colegio en donde se educa a todos esos niños y adolescentes que sufren de alguna discapacidad severa.

Pero cuando yo llegué me llevó a un lugar aún muy especial. Lo llamaban zona basal. Era un lugar en donde no entraban visitantes. Unas pocas empleadas se ocupaban de unos internos fijos muy especiales.

Eran todos esos casos de incapacidad extrema, que por su naturaleza, pocos podían salir de esa sala. Estaba lleno de niños-as, muchachos-as con graves deformidades. Sordo-ciegos con pasado de maltrato, parálisis cerebrales gravísimas, enfermedades muy raras terriblemente horrorosas, ocupando un lugar no más grande que varias salas deportivas.

Al entrar ahí me quedé impactado. Unas cuidadoras muy pacientes y delicadas trataban a con cual con el cuidado que correspondía. Parecían ciegas a la "monstruosidad", y con total naturalidad me saludaban.

No estamos acostumbrados en ésta sociedad a ver ciertas cosas y durante unos segundos tuve que hacer el esfuerzo para apartar el "sesgo del rechazo" a lo terriblemente grotesco.

Al poco tiempo solo veía niños-as y muchachos-as en circunstancias terribles superando los "impactos visuales". Los pocos que podían comunicarse siempre mostraban una sonrisa. Otros, pobrecitos, sus dolores terribles les impedían relajar la cara.

Muchos de ellos jamás han visto la calle - me dijo seriamente.

Ella me observaba. Entonces muy despacio, me llevó a ver a cada individuo explicando con todo lujo de detalles la patología de cada inquilino-a, observando mis reacciones ante cada persona.

Esa sala era todo su mundo y yo había entrado en él.

Me fue relatando las historias dramáticas de algunos de esos usuarios, confirmando mi impresión que en éste mundo algunos seres sufren extremas circunstancias, que ridiculizan cualquier problema común.

Al terminar me dijo que había pasado la prueba. Pocos la pasaban. Para ella era muy importante salir con alguien con cierta sensibilidad, y que fuera capaz de superar "el asco social" que nos induce nuestra obsesión por la belleza y la perfecciones físicas.

Me comentó que para ella esos "despojos sociales", tenían una sensibilidad única. Sabían detectar la energía de las personas. Y viéndome con ellos pudo ver que era una buena persona.

Cada vez que me caigo en la vida me acuerdo de ésa sala.

Y en concreto de una muchacha que me tocó el corazón. Probablemente ya haya fallecido de una existencia terriblemente agónica, que no voy a detallar para no molestar a los lectores.

Pero esa muchacha me enseñó que por dura que pueda ser mi caída es un paraíso comparado con su existencia.

Creo que por honrar a estas personas que nacieron con las peores de las condiciones no debo lamentar mis circunstancias jamás. Sean como sean.

Me pase lo que me pase en la vida será una broma comparado con lo que yo vi allí.

Esa es mi forma de levantarme. No puedo ver más que de forma ridícula a cualquier problema que tenga.

II

Fernando López

 ¿Por qué atraigo personas emocionalmente no disponibles? Sé que lo que somos es lo que atraemos, pero quisiera que alguien me explique esto mejor y cómo cambiarlo.

Para contestar adecuadamente a ésta pregunta me gustaría señalar que muchas veces tratamos problemas generacionales como si fuesen personales.

La no disponibilidad emocional por parte de las personas es un problema generacional no personal.

Ciertas generaciones, se ven incapaces de superar el trauma de la ruptura amorosa. Les dolió muchísimo la última y se prohíben tener nuevas.

Por ello, cortan por lo sano cualquier relación que apunte a mayores implicaciones.

Si a esto le añadimos que por las circunstancias sociales en las que vivimos actualmente, tener una relación sería es interpretado como una perdida importante de libertad y de otras opciones tenemos condiciones penosas para buscar relaciones amorosas:

¿Por qué es tan difícil encontrar pareja y tan fácil tener sexo?

El miedo a estar perdiendo opciones mejores en un contexto de miles de candidatos al alcance de un click, condenan al fracaso a la mayoría de las relaciones en sus inici

https://www.diariosur.es/sociedad/dificil-encontrar-pareja-20201030122947-nt.html

Resulta ser más cómodo quedar cuando a uno le apetece con quien le apetece. Y para eso se ha de huir de toda persona que desee implicarse emocionalmente.

Esto es algo muy general en nuestros días y no significa que tu tengas un problema. Solo que eres una persona poco alineada a las tendencias sociales.

Actualmente se potencia el individualismo como señal de auto-suficiencia. Ser soltero es algo que se valora mucho. De hecho, el deseo de muchas personas es meramente éste:

Poder llegar a vivir sin depender de nadie.

Sin necesidad de compartir piso o reclamar dinero a familiares y amigos y solo por mis medios. Mi casa, mi coche, mi dinero, mi vida. Valerme por mi mismo.

Éste deseo no es malo. Pero por desgracia se extiende a las relaciones. Sentir apego o necesidad por estar con alguien se entiende como debilidad. Ser auto suficiente se entiende como fortaleza. Y así, las personas, siguen estando necesitadas de afecto, pero lo ocultan con miles de relaciones superficiales.

Ésta filosofía nos ha complicado mucho más las relaciones.

Si ya eran complejas de por sí, las pocas ganas de colaborar e implicarse en proyectos conjuntos convierten a la pareja en algo con poco futuro. Las relaciones actuales son muy frágiles.

Si se tiene una, no se suele aguantar muchos problemas. Ya que, en el mercado consumista relacional en el que existimos, tendremos nuevas ofertas nada más terminar, y se siente como un fracaso "sacrificarse por una pareja problemática".

La invitación a la ruptura es tan rápida que muchas parejas se rompen a la mínima. Finalmente, éste asunto genera un problema personal de intereses contradictorios internos.

Las relaciones superficiales generan mucho vacío emocional, y por tanto uno se siente solo con una vida sin sentido. Pero por otro lado la vida de múltiples relaciones se entiende como una vida "abundante, rica y divertida". El individuo entonces salta de un lado a otro de ésta forma:

Cuanto tiene una relación formal desea la libertad de una informal. Por tanto no suele aguantar y rompe a la mínima.

Cuanto tiene relaciones informales añora y desea al poco tiempo por un contacto seguro que es lo que otorga una relación formal. Por tanto se cansa de la diversión y busca a personas "serías".

Repite ciclo.

Respecto a que "atraemos lo que somos" cuidado. Primero hay que saber qué se es en realidad.

Si preguntamos tendremos tantas definiciones como personas consultadas. Tampoco vale nuestra impresión emocional de nosotros mismos porque está igualmente sesgada. Notamos como esa impresión cambia según las circunstancias. No es por tanto una buena definición de lo que somos.

Para saber que atraigo por mi naturaleza tengo que comprender mi funcionamiento psicológico. No estamos hablando de juicios emocionales de éste tipo: "Soy buena persona y confiada, y por tanto, atraigo a gente que se quiere aprovechar de mi". Porque aquí se da por hecho muchas cosas: Que soy buena persona. Que soy confiada. Que siempre atraigo a malas personas. Esta frase es irracional. No se es bueno siempre, no se es confiando siempre, y por supuesto, no siempre se atrae a malas personas.

Así que ésta segunda parte de la pregunta merece mayor detalle y no quiero alargar mucho la respuesta dejando el tema para otra pregunta.

Solo daré un ejemplo diferente de "interpretación personal".

Si me veo con:

"Tengo la tendencia a implicarme emocionalmente cuando alguien me gusta"

Ok, esto está mejor. Todos tenemos tendencias e inclinaciones. Y son ellas las que nos definen ante los demás, que, según sea, nos etiquetarán de una forma u otra. Pues bien, teniendo en cuenta lo dicho hasta ahora, si nuestra tendencia fuese la contraria:

"Tengo la tendencia a NO implicarme en las relaciones y solo buscar diversión con ellas para evadirme de mis problemas".

¿Quién creéis que tendrá más éxito actualmente? Si una persona no tiene las tendencias comunes en nuestra sociedad tardará mucho en encontrar a alguna persona afín. Pero que sea poco probable, que no seamos lo común, no implica necesariamente que sea imposible. No todo el mundo busca lo mismo que la mayoría. Y de la misma manera que tu eres "diferente" por tener la tendencia a implicarte emocionalmente, existen otras personas igual. Claro está, será mucho más difícil de encontraros al ser minoría.Y aquí uno tiene que ser honesto.

¿Quiero seguir siendo como soy o cambiar para tener éxito? Personalmente, prefiero ser fiel a mi mismo y estar solo, que cambiar para estar con alguien. Sean las tendencias que sean, si están hay que respetarlas. Quizás un día se cambie y se tenga otras. Pero mientras estén, son las que son.

Y si vamos en contra de nuestra propia naturaleza entonces no solo tendremos problemas con los demás, los tendremos además con nosotros mismos. Y la felicidad, precisamente es:

Estar en paz con uno mismo.

Entonces, siguiendo las modas tendremos éxito pero tendremos que olvidarnos de la felicidad. Cada cual tendrá que elegir que es lo que quiere encontrar en la vida: Éxito o felicidad.