viernes, 17 de septiembre de 2021

Orientaciones ideológicas

De David Sánchez en Quora

¿Qué te hace ser de derechas o izquierdas?

Debo decir que me asombran muchas respuestas, particularmente las de la anti-izquierda. Si alguien es de izquierdas al parecer es tonto, imbécil, tiene poca cultura, es poco inteligente, no entiende cómo funciona el mundo, es adolescentil, comunista, ingenuo o no sabe cómo son las cosas. ¿Pero estamos locos o qué? Es evidente que hay gente inteligente en todos los países, en todas las condiciones sociales, en todas las religiones y, por supuesto, en todas las ideologías. Algunas pocas respuestas de personas de izquierdas descalifican al bando contrario o sugieren que son insensibles, lo cual es solo una generalización.

Esta es una pregunta seria e interesante. Uno podría preguntarse legítimamente que vivencias, ideas, experiencias, influencias familiares o preferencias morales o vitales impulsas a preferir un lado sobre otro. Es una cuestión sociológica interesante, algunos politólogos han intentado explicar. No quiero entrar en eso, pero creo que este vídeo de Jonathan Haidt sin ser LA respuesta completa a la pregunta da algunas pistas que explican una parte de los casos:

La cuestión es por supuesto más amplia porque no sólo depende de preferencias personales sobre los valores morales preferibles. También la herencia intelectual familiar, nuestros amigos y vivencias nos influyen. Pero suponer que existen respuestas fáciles y simplistas, donde unos son tontos y crédulos y otros son insensibles y prácticos, sencillamente es insostenible. Sorprende el bajo nivel de muchas respuestas, francamente. Son un buen ejemplo de cómo el partisanismo político está arruinando el debate político racional, adulto y sensato del que toda democracia podría beneficiarse [siento cargar las culpas más a un lado, pero leyendo la larga serie de respuestas está claro desde qué lado se han vertido más insultos y se han dicho más sandeces, y es una pena, tal vez porque sólo la gente más descerebrada cree que esta cuestión compleja puede resolverse en 3 o 4 líneas.

Personalmente, si pienso en mis propias ideas, pues veo un sustrato familiar, que durante un tiempo me parecía errado, con el tiempo vi más aceptable (supongo que la rebeldía de la juventud tiene algo que ver con cuestionar las ideas familiares). Más tarde, poco antes de la universidad, tenía ideas simplistas y muy bobas, francamente. Durante los años universitarios me desinteresé completamente de la política: en parte porque confundía "orientación política" con "lo que dicen los políticos" y, claro, así es muy complicado que te guste alguno de los dos bandos, porque los políticos por cómo es hoy en día esa profesión no son gente de fiar. Más tarde estudiar historia, geopolítica, historia de las ideas, empecé a ver que la cosa era más complicada y había un fondo más interesante. Al acabar la universidad estaba muy interesado en la antropología, la evolución cultural y la evolución biológica e histórica humana (aunque no desde la perspectiva de aprender fechas, nombres de dirigentes o batallas, sino desde el punto de visto de por qué las cosas fueron como fueron y si podían haber ido de otro modo).

Actualmente veo con claridad que todas las acciones y estrategias de los individuos y los grupos de interés se pueden inscribir en "estrategias cooperativas" y "estrategias competitivas". En varios contextos unas y otras pueden tener sentido. Me parece que la cooperación desde el paleolítico ha tenido más ámbitos y es en gran medida parte de la explicación del éxito de nuestra especie y bueno creo que en ciertos ámbitos debe buscarse más cooperación auténtica entre individuos. Por eso en muchos aspectos me inclino más a la izquierda, pero no dejo de reconocer que la competición y los argumentos de la derecha en muchas situaciones particulares tienen bastante sentido, aunque yo en términos generales prefiera los de la izquierda (al fin y al cabo mi sabor favorito es el chocolate, pero comprendo que el de otra persona sea la fresa o la vainilla, puedo respetar que les guste otro sabor, aunque, para mí, prefiera el sabor chocolate). He leído con dolor a gente intelectualmente solvente que la izquierda "pretende convertir a los individuos en lo que no son", "crear victimismo" y decirle a la gente que no se ocupe de sus propios problemas, anulando su individualidad y su libertad. Sinceramente me parece una exageración total y completa. En el mundo hay millones de personas con preferencias de izquierda y millones de personas que prefieren la derecha, hay asesinos, corruptos, violadores y abusadores en ambos lados, hay gente proactiva, digna de imitación, inteligente e inspiradora en ambos lados ¿Por qué repetir que unos son idiotas y los otros insensibles? ¿Por qué hacer una reducción tan burda y simplista? Si mi sabor favorito es el chocolate ¿tengo que asumir que los que prefieren otro sabor son imbéciles perdidos? No lo creo.

Creo que hay que ejercer la mayoría de edad, tener las preferencias que se quieran, si se basan en una reflexión racional mejor que si se basan en una emoción o una intuición que no puede ser expresada en palabras. Si se basa en el conocimiento informado y no en el bullying polarizado de las redes sociales mejor. Creo que cada persona interesada en la política y capaz de ver que es natural que las posiciones se vuelven dicotómicas debería conformarse con ser de izquierda en positivo o de derecha en positivo (y evitar el anti-izquierdismo y el anti-derechismo, es decir, "los otros son perores, por eso soy de estos").

Mi diatriba no estaría completa si no arremetiera contra un grupo que me parecen los peores demagogos de todos: "los que dicen que no son de izquierda, ni de derecha". No es que sea imposible, pero decir eso o fingir que esa es tu posición no te hace más inteligente, más culto o más conocer. Al revés, mucha gente tiene esa postura por postureo porque no encuentra una manera de entender por qué otras personas llegaron a una posición. Se puede tener posturas intermedias, no digo que no, pero decir que se tienen posturas para fingir una inteligencia o perspicacia es ridículo. Los políticos actuales, por razones que no vienen a cuento, pueden ser unos sinvergüenzas, pero eso no hace que tal conjunto de ideas defendidas coherentemente y sin fanatismos sea menos inteligentes que decir que los que tienen una orientación marcada son tontos (vuelve a ser otra forma de "derogatory virtue signalling" como la de la anti-izquierda de la que hablé al principio).

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