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jueves, 25 de febrero de 2016

Eduardo Mendoza, Selectividad

SELECTIVIDAD

Los resultados de la prueba de selectividad de este año revelan, al menos en Cataluña, que la media de alumnos ha obtenido un suspenso en matemáticas aplicadas, en ciencias sociales, en lengua y literatura, en física y química. La estadística de que dispongo no indica qué asignatura es un coladero de tal calibre que ha permitido que el 87% de los alumnos presentados haya aprobado con una nota media de 5,8.

El fenómeno no es nuevo ni nos pilla desprevenidos y las voces que reiteran la gravedad de la situación lo hacen con aire desesperanzado. El mundo es cada día más competitivo y nosotros más incompetentes. Supongo que se refieren a nuestra incompetencia en el terreno de la ciencia y la tecnología, cosa que a mí me preocupa poco. Que la mayoría no pase el examen de química tiene una importancia relativa. Sólo se necesita un número determinado de químicos para atender las necesidades de la comunidad. Al resto nos basta con saber que el detergente de la lavadora no debe ingerirse.

Más preocupante es el pobre resultado obtenido por los estudiantes en el apartado de lengua, porque considero importantísimo que todo el mundo sea capaz de entender y expresar de palabra y por escrito ideas que vayan más allá de lo visceral y lo estrictamente deportivo, y esto, aunque nadie lo crea, sólo se aprende estudiando. Pensar que una cosa es hablar y escribir y otra distinta la gramática es un error muy extendido. Para comprobarlo sólo hay que acudir a los medios de difusión, donde advertirá que, aparte de algunos profesionales, el ciudadano se expresa como un protozoo. En el lenguaje oral, los gritos y los desplantes, algunos acentos locales, la imitación de defectos físicos y un casticismo barato disimulan la magnitud de la catástrofe. Por escrito, ni eso. Frente a esta situación, los políticos encogen sus anchos hombros. La enseñanza es un problema insoluble: alumnos reacios, profesores deprimidos, presupuesto insuficiente y un plan de estudios enmarañado e ineficaz. Sí, el resultado es malo, pero otros años fue peor. El mismo razonamiento que se aplica, por estas mismas fechas, a los incendios forestales. Y expuesto con un rigor y una elocuencia que en la prueba de selectividad sacaría, con suerte, un 3 pelado.

MENDOZA, Eduardo: Selectividad. EL PAÍS, 12-VII-2004

martes, 2 de febrero de 2016

Sociología del conservadurismo español

Antonio Domínguez, "Una breve explicación sociológica para la criminalidad del Partido Popular", en Miciudadreal, 1 febrero, 2016:

En el pleno del Ayuntamiento de Ciudad Real los vecinos de Ciudad Real hemos podido comprobar una vez más lo que puede llegar a molestar al Partido Popular en general, y particularmente a sus representantes en nuestra ciudad, que se hagan calificaciones más o menos hirientes sobre la naturaleza de este partido.

Cuando el joven concejal de Ganemos Javier Heredia retomó las palabras del Juez Ruz para referirse al Partido Popular “como una organización criminal” la respuesta de los ediles populares no fue otra que marcharse del pleno no sin antes argumentar lo siguiente a través del Miura de la política local, Miguel Ángel Rodríguez:

Que los concejales del PSOE y Ganemos “son mezquinos”, “que utilizan las instituciones partidistamente [sic]”, que hay rumores “que dicen que hay empresarios que, después de pasar por el despacho de Jorge Fernández, salen con adjudicaciones de obras debajo del brazo” para terminar diciendo “que lo que ha pasado hoy aquí no se nos va a olvidar”. Qué clase gastan en el Partido Popular de Ciudad Real, no había escuchado una intervención tan Ruíz desde el debate del amigo de Bárcenas con el candidato del PSOE a la presidenta del gobierno.

Por su parte, cuando los concejales del Partido Popular acusan a los de Ganemos, Podemos y/o Izquierda Unida de ser cómplices del encarcelamiento de supuestos presos políticos en Venezuela, así como de tener un trato de favor con determinados empresarios –y adjudicar obras sin que opere más trámite que la voluntad de un concejal de Ganemos– los concejales de Izquierda Unida primero y los de Ganemos posteriormente, como poco, han permanecido sentados en sus asientos.

¿A qué se debe esta diferente actitud? ¿Por qué habrían de ser más sensibles los concejales del grupo popular que los de Ganemos? Sin duda pasar de gobernar con mayoría absoluta a la oposición debe ser duro. Más para un partido que en resumidas cuentas es la evolución de Alianza Popular, que a su vez fue la organización política de los franquistas más recalcitrantes (el Búnker de Fraga en contraposición con otros ex franquistas, los de la UCD, más partidarios de un reformismo democrático). Supongo, por otra parte, que este origen histórico explica también el continuo golpismo institucional del “partido que no ha ganado las elecciones”, “el gobierno de perdedores”, etc.

Es cierto que esta actitud podría explicarse como una simple estrategia del grupo popular para no dar explicaciones sobre la contratación de la iluminación de la Navidad, o sobre por qué compraron el esqueleto inservible de un edificio por un millón y medio de euros. Sin embargo, creo que detrás de esta actitud se esconde algo más profundo. El dolor que produce escuchar verdades. Sólo así se explica la diferente actitud de los concejales de Ganemos y del Partido Popular ante la “falacia de asociación”.

La corrupción que brota en las sedes del Partido Popular en una proporción que ha llevado a la judicatura a actuar contra este partido como si de una mafia se tratase, como si fuese antes que un partido político “una trama corrupta que se presenta a las elecciones –retomando las palabras de Alberto Garzón, el candidato de UP-IU a la presidencia del gobierno– puede tener una explicación sociológica en el exclusivo perfil ciudadano para el que el Partido Popular tiene algún atractivo.

¿Qué lleva a un ciudadano a afiliarse y pagar cuotas en el Partido Popular? ¿Acaso la identificación con genéricos valores conservadores? ¿Cierto nacional-catolicismo post-moderno? No lo creo, un partido así no podría tener en España más de unos cuantos miles de radicales militantes en sus filas y el Partido Popular es una organización que afirma contar con más de medio millón de afiliados. Me inclino por pensar que el tipo de persona que decide formar parte del PP se siente más bien atraído por la posibilidad de gobernar, del poder de forma poco definida, no asociada a un proyecto político concreto. Lo que atrae y permite reclutar pequeños Nicolás es, sobre todo, la posibilidad de medrar profesional, política y económicamente.

La comparación con el tipo ciudadano que se acerca a una organización como Izquierda Unida, por ejemplo, es bien distinta. ¿Ganar dinero? Jajajaja ¿Poder? Jojojo… No, la minoría que decide pagar cuotas en una organización como Unidad Popular-Izquierda Unida puede surgir de la identificación con determinado guevarismo, con una socialdemocracia más radical, con la militancia laicista, ecologista, feminista o republicana.

Parece entonces plausible que en esta particularidad sociológica resida tanto la “superioridad moral de la izquierda”[1] como la elevada criminalidad de un Partido Popular tan imputado y patriota como la clase social a la que defiende.

Eso, o no querían hablar de sus corruptelas.

[1] Algunas referencias al concepto en la prensa conservadora española: http://www.elmundo.es/baleares/2015/12/29/5682682846163fe9388b460b.html, http://www.libertaddigital.com/opinion/ideas/origenes-de-la-superioridad-moral-de-la-izquierda-1276236530.html, http://www.abc.es/internacional/20131006/abci-paises-izquierda-derecha-201310061059_1.html.

viernes, 29 de enero de 2016

El exciudadano de ninguna parte

De La leyenda de la ciudad sin nombre. La traducción de la canción es mía.

-¿Te marchas, Ben?
-No.
-Yo tampoco... Creo que hay dos clases de gente en el mundo. Los que se marchan y los que se quedan. ¿No es cierto?
-No, yo no lo creo.
-Pues... ¿qué crees tú?
-Pues que hay dos clases de gente. Los que van a alguna parte y los que no van a ninguna. ¡Eso sí que es cierto!
-Hum. No estoy de acuerdo, Ben.
-Porque no sabes de qué demonios estoy hablando. Soy un exciudadano de ninguna parte... A veces echo de menos mi hogar.

Nací bajo una estrella errante,
nací bajo una estrella errante.

La mula se hizo por cargar
la rueda se hizo por rodar
y nunca vi estar a nadie
mucho mejor mirando atrás.

Nací bajo una estrella errante,
nací bajo una estrella errante.

Los llanos te pueden secar
el barro te puede aprisionar,
la nieve te quema la vista
y la gente solo te hace llorar.

Para escapar en pos de sueños
se ha hecho todo hogar,
para ir en pos de sueños
que, con suerte, no se harán.

Nací bajo una estrella errante,
nací bajo una estrella errante.

¿Dónde sé que está el Infierno?
En un “hola” siempre está,
y el Cielo está en un adiós
que será siempre jamás,
que ya es hora de marchar.

Nací bajo una estrella errante,
para errar, errar, errar.

(Coro)

Los llanos te pueden secar,
el barro te puede aprisionar,
la nieve te quema la vista,
y la gente solo te hace llorar.

Para escapar en pos de sueños
se ha hecho todo hogar,
para ir en pos de sueños, 
que, con suerte, no se harán.

Nací bajo una estrella errante,
nací bajo una estrella errante.

Cuando me marche hacia el cielo
a un árbol me habréis de atar
o lucharé y sabréis
donde es cierto iré a acabar.

Yo nací bajo una estrella errante
para errar, errar, errar.

sábado, 10 de octubre de 2015

Discurso de Clara Campoamor en defensa del sufragio femenino

"Texto íntegro del discurso de Clara Campoamor en las Cortes", El País, 1 de octubre de 2015:

El 1 octubre de 1931, las mujeres obtuvieron el derecho al voto en España por 161 votos frente a 131. La diputada Clara Campoamor lo defendió así frente a Victoria Kent

Señores diputados: lejos yo de censurar ni de atacar las manifestaciones de mi colega, señorita Kent, comprendo, por el contrario, la tortura de su espíritu al haberse visto hoy en trance de negar la capacidad inicial de la mujer. Creo que por su pensamiento ha debido de pasar, en alguna forma, la amarga frase de Anatole France cuando nos habla de aquellos socialistas que, forzados por la necesidad, iban al Parlamento a legislar contra los suyos.

Respecto a la serie de afirmaciones que se han hecho esta tarde contra el voto de la mujer, he de decir, con toda la consideración necesaria, que no están apoyadas en la realidad. Tomemos al azar algunas de ellas. ¿Que cuándo las mujeres se han levantado para protestar de la guerra de Marruecos? Primero: ¿y por qué no los hombres? Segundo: ¿quién protestó y se levantó en Zaragoza cuando la guerra de Cuba más que las mujeres? ¿Quién nutrió la manifestación pro responsabilidades del Ateneo, con motivo del desastre de Annual, más que las mujeres, que iban en mayor número que los hombres?

¡Las mujeres! ¿Cómo puede decirse que cuando las mujeres den señales de vida por la República se les concederá como premio el derecho a votar? ¿Es que no han luchado las mujeres por la República? ¿Es que al hablar con elogio de las mujeres obreras y de las mujeres universitarias no está cantando su capacidad? Además, al hablar de las mujeres obreras y universitarias, ¿se va a ignorar a todas las que no pertenecen a una clase ni a la otra? ¿No sufren éstas las consecuencias de la legislación? ¿No pagan los impuestos para sostener al Estado en la misma forma que las otras y que los varones? ¿No refluye sobre ellas toda la consecuencia de la legislación que se elabora aquí para los dos sexos, pero solamente dirigida y matizada por uno? ¿Cómo puede decirse que la mujer no ha luchado y que necesita una época, largos años de República, para demostrar su capacidad? Y ¿por qué no los hombres? ¿Por qué el hombre, al advenimiento de la República, ha de tener sus derechos y han de ponerse en un lazareto los de la mujer?

Pero, además, señores diputados, los que votasteis por la República, y a quienes os votaron los republicanos, meditad un momento y decid si habéis votado solos, si os votaron sólo los hombres. ¿Ha estado ausente del voto la mujer? Pues entonces, si afirmáis que la mujer no influye para nada en la vida política del hombre, estáis -fijaos bien- afirmando su personalidad, afirmando la resistencia a acatarlos. ¿Y es en nombre de esa personalidad, que con vuestra repulsa reconocéis y declaráis, por lo que cerráis las puertas a la mujer en materia electoral? ¿Es que tenéis derecho a hacer eso? No; tenéis el derecho que os ha dado la ley, la ley que hicisteis vosotros, pero no tenéis el derecho natural fundamental, que se basa en el respeto a todo ser humano, y lo que hacéis es detentar un poder; dejad que la mujer se manifieste y veréis como ese poder no podéis seguir detentándolo.

No se trata aquí esta cuestión desde el punto de vista del principio, que harto claro está, y en vuestras conciencias repercute, que es un problema de ética, de pura ética reconocer a la mujer, ser humano, todos sus derechos, porque ya desde Fitche, en 1796, se ha aceptado, en principio también, el postulado de que sólo aquel que no considere a la mujer un ser humano es capaz de afirmar que todos los derechos del hombre y del ciudadano no deben ser los mismos para la mujer que para el hombre. Y en el Parlamento francés, en 1848, Victor Considerant se levantó para decir que una Constitución que concede el voto al mendigo, al doméstico y al analfabeto -que en España existe- no puede negárselo a la mujer. No es desde el punto de vista del principio, es desde el temor que aquí se ha expuesto, fuera del ámbito del principio -cosa dolorosa para un abogado-, como se puede venir a discutir el derecho de la mujer a que sea reconocido en la Constitución el de sufragio. Y desde el punto de vista práctico, utilitario, ¿de qué acusáis a la mujer? ¿Es de ignorancia? Pues yo no puedo, por enojosas que sean las estadísticas, dejar de referirme a un estudio del señor Luzuriaga acerca del analfabetismo en España.

Hace él un estudio cíclico desde 1868 hasta el año 1910, nada más, porque las estadísticas van muy lentamente y no hay en España otras. ¿Y sabéis lo que dice esa estadística? Pues dice que, tomando los números globales en el ciclo de 1860 a 1910, se observa que mientras el número total de analfabetos varones, lejos de disminuir, ha aumentado en 73.082, el de la mujer analfabeta ha disminuido en 48.098; y refiriéndose a la proporcionalidad del analfabetismo en la población global, la disminución en los varones es sólo de 12,7 por cien, en tanto que en las hembras es del 20,2 por cien. Esto quiere decir simplemente que la disminución del analfabetismo es más rápida en las mujeres que en los hombres y que de continuar ese proceso de disminución en los dos sexos, no sólo llegarán a alcanzar las mujeres el grado de cultura elemental de los hombres, sino que lo sobrepasarán. Eso en 1910. Y desde 1910 ha seguido la curva ascendente, y la mujer, hoy día, es menos analfabeta que el varón. No es, pues, desde el punto de vista de la ignorancia desde el que se puede negar a la mujer la entrada en la obtención de este derecho.

Otra cosa, además, al varón que ha de votar. No olvidéis que no sois hijos de varón tan sólo, sino que se reúne en vosotros el producto de los dos sexos. En ausencia mía y leyendo el diario de sesiones, pude ver en él que un doctor hablaba aquí de que no había ecuación posible y, con espíritu heredado de Moebius y Aristóteles, declaraba la incapacidad de la mujer.

A eso, un solo argumento: aunque no queráis y si por acaso admitís la incapacidad femenina, votáis con la mitad de vuestro ser incapaz. Yo y todas las mujeres a quienes represento queremos votar con nuestra mitad masculina, porque no hay degeneración de sexos, porque todos somos hijos de hombre y mujer y recibimos por igual las dos partes de nuestro ser, argumento que han desarrollado los biólogos. Somos producto de dos seres; no hay incapacidad posible de vosotros a mí, ni de mí a vosotros.

Desconocer esto es negar la realidad evidente. Negadlo si queréis; sois libres de ello, pero sólo en virtud de un derecho que habéis (perdonadme la palabra, que digo sólo por su claridad y no con espíritu agresivo) detentado, porque os disteis a vosotros mismos las leyes; pero no porque tengáis un derecho natural para poner al margen a la mujer.

Yo, señores diputados, me siento ciudadano antes que mujer, y considero que sería un profundo error político dejar a la mujer al margen de ese derecho, a la mujer que espera y confía en vosotros; a la mujer que, como ocurrió con otras fuerzas nuevas en la revolución francesa, será indiscutiblemente una nueva fuerza que se incorpora al derecho y no hay sino que empujarla a que siga su camino.

No dejéis a la mujer que, si es regresiva, piense que su esperanza estuvo en la dictadura; no dejéis a la mujer que piense, si es avanzada, que su esperanza de igualdad está en el comunismo. No cometáis, señores diputados, ese error político de gravísimas consecuencias. Salváis a la República, ayudáis a la República atrayéndoos y sumándoos esa fuerza que espera ansiosa el momento de su redención.

Cada uno habla en virtud de una experiencia y yo os hablo en nombre de la mía propia. Yo soy diputado por la provincia de Madrid; la he recorrido, no sólo en cumplimiento de mi deber, sino por cariño, y muchas veces, siempre, he visto que a los actos públicos acudía una concurrencia femenina muy superior a la masculina, y he visto en los ojos de esas mujeres la esperanza de redención, he visto el deseo de ayudar a la República, he visto la pasión y la emoción que ponen en sus ideales. La mujer española espera hoy de la República la redención suya y la redención del hijo. No cometáis un error histórico que no tendréis nunca bastante tiempo para llorar; que no tendréis nunca bastante tiempo para llorar al dejar al margen de la República a la mujer, que representa una fuerza nueva, una fuerza joven; que ha sido simpatía y apoyo para los hombres que estaban en las cárceles; que ha sufrido en muchos casos como vosotros mismos, y que está anhelante, aplicándose a sí misma la frase de Humboldt de que la única manera de madurarse para el ejercicio de la libertad y de hacerla accesible a todos es caminar dentro de ella.

Señores diputados, he pronunciado mis últimas palabras en este debate. Perdonadme si os molesté, considero que es mi convicción la que habla; que ante un ideal lo defendería hasta la muerte; que pondría, como dije ayer, la cabeza y el corazón en el platillo de la balanza, de igual modo Breno colocó su espada, para que se inclinara en favor del voto de la mujer, y que además sigo pensando, y no por vanidad, sino por íntima convicción, que nadie como yo sirve en estos momentos a la República española.

martes, 22 de septiembre de 2015

Enmanuel Carrère

Enmanuel Carrère, aquí: "El cristianismo se puede resumir en una idea muy simple: existe más verdad entre los débiles que entre los fuertes. La religión ha hecho mucho daño, pero también muchas cosas buenas. No es como el nazismo, que solo logró hacer daño".

domingo, 20 de septiembre de 2015

El pensamiento más cierto que he leído sobre la Guerra Civil

Manuel Azaña, La velada en Benicarló

PASTRANA:

Conoce usted por experiencia algunos estragos de la guerra. Otros se los imagina o los calcula. Ha oído usted aquí ponderar la enormidad de esta desventura. Bien. Cierre usted los ojos, represéntese con cuanto vigor le sea posible a España exangüe, las ruinas, la miseria, el hambre; cargue las tintas negras; junte a Goya con Valdés Leal, la visión de Ezequiel y el Apocalipsis, multiplíquelo por su pavor personal y cuando haya obtenido un resultado insoportable de contemplar, le diré: falta el carácter peor de esta guerra.

RIVERA:

¿Cuál?

PASTRANA:

Su inutilidad. Esta guerra no sirve para nada. Se entiende, para nada bueno. No resuelve nada. Ya me contentaría con que el daño consistiera en pagar demasiado precio por un régimen. Siempre habríamos adquirido algo, aunque fuese caro. No es así; concluida, subsistirán los móviles que la han desencadenado y las cuestiones de orden nacional que se ha querido solventar a cañonazos reaparecerán entre los escombros y los montones de muertos, empeoradas por la guerra.

domingo, 16 de agosto de 2015

Unas pocas graciosas cartas inéditas en verso y prosa a su prima monja en Toledo y amante del escritor barroco manchego Manuel de León Marchante

Para dar idea de su mérito literario, copiaré aquí poco a poco, si no lo dejo para otros, unas cuantas cartas inéditas del ingenioso poeta y dramaturgo alcarreño Manuel de León Marchante (Pastrana, 1631 - Alcalá de Henares, 1680), que fue capellán real, comisario del Santo Oficio en Toledo y dramaturgo y humorista consumado en el campo conceptista. En esa misma ciudad vivía una prima suya llamada Margarita que era monja en el convento de Santa Fe; fue el amor de cuerpo y de alma de su vida y con ella sostuvo una extraña y obscena correspondencia amorosa entre 1667 y 1677, tal como digo en un artículo de Wikipedia que escribí hace mucho.

Modernizo levemente el texto, aunque algunas de las gracias que utiliza necesitarían el apoyo de unas notas que no tengo tiempo para hacer (ni tampoco me pagarían en lo que valen); baste para acreditarla que simplemente está hecha con la regular pericia filológica que he ido acumulando en mis años de profesión, con ya bastantes ediciones de clásicos hispánicos a mis espaldas publicadas y varias por publicar. El lector de clásicos podrá prescindir de ellas y el no habituado, todavía podrá divertirse con algunas que sí pueda entender. 

En este primer texto habría que aclarar que "prima", aparte de indicar parentesco, también designa una cuerda de la vihuela o guitarra así como una cátedra universitaria mañanera; que las "coronas" y los "besos", aparte de las tonsuras frailunas, son también un tipo de dulces de los que elaboraban las monjas, y que la perinola es el juego del trompo en que se quita y ponen "palitos", como sabe bien todo el que ha jugado a eso (sin mala intención) en los juegos reunidos Geyper, etc...

Carta primera


Prima mía (pero miento
en sentir de los que tocan:
porque tú, para ser prima,
me pareces algo gorda)
pero, ya que que has de ser prima,
lo serás por lo sonora,
porque más que una guitarra
me hablas claro en mi deshonra.
¡Que me digas pluma a pluma
por no poder boca a boca
que tienes otro devoto
y que viva yo y lo oiga!
¡Bendito seáis vos, señor,
que no me habéis dado honra!
Y lo que siento es que sea
un fraile quien te enamora...
Que tu tienes los cariños
muy golosos de coronas
y, por cumplir con los frailes,
no cumples con la parrochia.
De suerte que, en devociones,
confiesas que eres tú propia
la deshonra de los Leones,
descrédito de Colomas.
Pues ¡por el alma que tengo
en las carnes pecadoras,
que han de llenar, si te cojo,
dos vueltas como con porra!
¡Infame deshonrabuenos!
Agradece a que eres monja,
porque yo siempre he tenido
mucho respeto a las tocas.
Dime, prima, por tu vida,
¿te ha faltado alguna cosa
mientras corres por mi cuenta
cuando has estado achacosa?
¿Faltaba yo de tu cama?
¿No tenías siempre prompta
mi persona? ¿Por mí, acaso,
tenías gana de persona?
¡Qué de veces, qué de veces
mi boca, aunque pecadora,
para darte a ti los besos
se los quitó de la boca!
Dime: ¿tengo yo en mi cuerpo
trasto de que no dispongas?
¿No tienes a tu mandado
todo mi fuego de argolla?
Dime, puerca: ¿te he negado
yo alguna vez la bellota?
Dime: ¿para bujerías
que en la mujer son forzosas,
aunque un León se hiciera araña,
te había de faltar mosca?
Lo que me podrás decir
es que, desde que eres monja
un hábito no te he dado:
y es que mi amor no te goza.
Déjame hacerte las pruebas
porque el hábito te pongas,
que, ya me has puesto los cuernos
y, en llegando a ser mi novia,
verás que todos por mí
dicen: "El toro la rompa".
Hija-mujer que hace a frailes
es chula de ejecutoria,
y en lances de voluntad
la que lo deja y lo toma,
la que lo mete y lo saca,
tiene amor de perinola.
No sin misterio en tu carta
me respondes maliciosa
al succeso de la purga
dando a entender, socarrona,
que tienes dos servidores
por si es que la purga obra.
Plegue a Dios que mala maza
me vaya dando en las corvas
si más contigo durmiere:
ni me han de ver en tu alcoba
ni, aunque te mudes camisa,
te he de ver más en pelota.
Y agradece a que se acabe
el papel, y que ya es hora
de la estafeta y que tengo
hecha el alma una ponzoña;
hoy martes, a dos de abril,
y adiós, que pinta la rosa.

Segunda carta

Morena mía (¡oh si fueras mía sola!) ya te considero por bandolerilla de Santa Fe y porque he faltado a un correo con una chanza de desdenes y un capote de los que tus ojos se ponen cuando se enojan; y si yo la cogiera en un estrecho, la hiciera abrir la boca de un palmo con lo que yo me sé y ella no ignora. Pero dirás: "Si con estos castigos se venga mi León, delinquiré al día trece veces". Diga, alma mía, que acabo de venir de la Corte porque, habiéndome pedido segunda vez que hiciese los saynetes para los autos, me excusé con decir que era tarde y que el año pasado los hice por gusto, no por tarea. Hoy me han pedido que por lo menos haga dos ¡mira tú! hasta el Corpus, que tiempo hay para que yo no hierre lo que escriba pues, aunque puédanse disculpar la prisa y la insuficiencia el que lo oye no le constará y censurará sin conmiseración. Estoy en enviarte los rosarios cuando vuelva a Madrid; avísame dónde quedarán seguros y, en el ínterin, reza por los dedos ¡que en las dos manos tienes un decenario de christal porque aun ahí no te falte un padre nuestro!

Harto te digo: ¡adiós, mi alma! Hoy, 5 de mayo de [16]76, tuyo hasta que seas boba.

domingo, 21 de junio de 2015

Zelda Fitzgerald

El escritor y crítico Edmund Wilson escribió cómo conoció a Zelda Fitzgerald, autora de tapadillo de más o menos la mitad de lo que escribía su marido, cuando el pobre no podía dejar la botella y tenía que cumplir los plazos (los Cohen ya lo bosquejaron en el personaje del guionista borracho de su Barton Fink, aunque lo quieran identificar con Faulkner: es Fitzgterald, a quien le escribía los guiones que le tachaba Mankiewicz su esposa Zelda):

Me senté junto a Zelda en el apogeo de su iridiscencia. Algunos de los amigos de Scott andaban irritados con ella pero otros estaban encandilados, yo entre ellos. Poseía el abandono de una belleza sureña y la falta de inhibiciones de un niño hablando como lo hacía: con un color e ingenio tan espontáneos que dejé de preocuparme porque sus palabras tuvieran algún sentido y cómo seguirle el hilo. Pocas veces he conocido a mujer que se expresara con tanta delicia y así como al desgaire; no tenía frases hechas ad hoc y no hacía esfuerzo alguno para lograr efecto; se evaporaba fácilmente, sin embargo, aunque recuerdo algo que dijo esa noche, que la escritura de Galsworthy era tan gris que no contaba.

jueves, 28 de mayo de 2015

Epigramas del filósofo ecologista Edward Paul Abbey (1927-1989)

Cuando el mejor amigo de un hombre es su perro, ese perro tiene un problema.

El crecimiento por el crecimiento mismo es la ideología de la célula cancerígena.

Cuanto más corrupta una sociedad, más numerosas las leyes.

La creencia en lo sobrenatural refleja un fracaso de la imaginación.

Las doctrinas fantásticas (como el cristianismo, el islam o el marxismo) requieren unanimidad de creencias. Un disidente proyecta dudas sobre el credo de millones. De ahí el miedo y el odio; de ahí la cámara de tortura, la estaca de hierro, las galeras, el campo de trabajo, la vigilancia psiquiátrica.

Como la guerra y el gobierno demuestran, la locura es la más contagiosa de las enfermedades.

La tragedia de la guerra moderna es que los hombres jóvenes mueren luchando entre sí, en lugar de luchar contra los verdaderos enemigos de vuelta a casa en sus capitales.

La naturaleza no necesita defensas, sino más defensores

La vida salvaje no es un lujo sino una necesidad del espíritu humano, y tan vital para nuestras vidas como el agua y el buen pan.

Prefiero intercambiar ideas con las aves en la Tierra, que aprender a desarrollar comunicaciones intergalácticas con una raza humanoide en un planeta o satélite de Betelgeuse.

El poder siempre resulta peligroso. El poder atrae a los peores y corrompe a los mejores.

El anarquismo se basa en la observación de que si pocos seres humanos son lo suficientemente inteligentes como para regirse a sí mismos, aun menos son lo suficientemente inteligentes como para regir a otros.

Nuestros "neoconservadores" no son ni nuevos ni conservadores, sino viejos como Babilonia y malos como el infierno.

Un patriota debe estar siempre dispuesto a defender su país contra su gobierno.

A todo lo que no comprendemos fácilmente lo llamamos Dios. Esto ahorra mucho desgaste al tejido cerebral.

No puedes estudiar la oscuridad inundándola con luz.

La sociedad es como un guiso. Si no se remueve de vez en cuando una capa de escoria flota en la superficie.

En una nación de ovejas, un hombre valiente forma una mayoría.

Mejor una cruel verdad que una cómoda ilusión.

El anarquismo no es una fábula romántica, sino el duro despertar, basado en cinco mil años de experiencia, de que no podemos confiar el manejo de nuestras vidas a reyes, sacerdotes, políticos, generales y comisionados de condado.

El cielo es el hogar. La utopía esta aquí. El Nirvana es ahora.

Las armas no matan gente, la gente mata gente. De acuerdo, la gente con armas mata más gente. Pero eso es natural. Es duro. Pero es justo.

Nosotros somos todos elementos indeseables bajo el punto de vista de alguien.

El tanque, el B-12, el bombardero, la policía y el ejército son las armas de la dictadura. El rifle es el arma de la democracia. No en vano el revólver fue llamado "empatador". Igualdad implica libertad. Esperemos que nuestras armas no sean nunca necesarias (pero no olvidemos que el pueblo sabía esto al incluir en la Declaración de Derechos: "Una ciudadanía armada es la primera defensa, la mejor defensa y la última defensa contra la tiranía").

La dominación de la naturaleza permite la dominación de la naturaleza humana.

Pueden los senderos torcidos, sinuosos, solitarios o peligrosos conducir a la vista más increíble. Y puede que vuestras montañas se levanten dentro y sobre las nubes.

Mi lealtad no será limitada por fronteras nacionales, o limitada por la historia de una nación, o limitada a la dimensión espiritual de una sola lengua o cultura. Yo comprometo mi lealtad a la maldita raza humana y mi amor eterno a las verdes columnas de la Tierra, y mis insinuaciones de gloria cantando a las estrellas hasta el fin del espacio y el tiempo.

Un párrafo final de aviso: no os queméis a vosotros mismos. Sed como yo soy, un entusiasta reacio, un cruzado a tiempo parcial, un fanático a medias. Guardar la otra mitad de vosotros mismos y a vuestras vidas para el placer y la aventura. No es suficiente luchar por la Tierra, es más importante disfrutar de ella. Mientras puedan. Mientras estéis todavía aquí. Así que salid y pescad y cazad y perded el tiempo con los amigos, pasead de aquí para allí, explorad los bosques, escalad montañas, acumulad cumbres, recorred los ríos, respirad profundamente el dulce aire, sentaos y contemplad la belleza del silencio, el hermoso, maravilloso y misterioso espacio. Disfrutad de vosotros mismos, mantened la cabeza firmemente unida al cuerpo, el cuerpo activo y vivo. Y yo te prometo mucho más. Yo te prometo una dulce victoria sobre nuestros enemigos, sobre los hombres atados a un escritorio, sobre las mujeres con el corazón en una caja de seguridad y los ojos hipnotizados por los número de una calculadora. Yo te prometo que sobreviviremos a esos hijos de puta.

Este es el lugar más bello en la Tierra. Y hay muchos de esos lugares. Cada hombre, cada mujer lleva en su mente la imagen del lugar ideal, el lugar correcto, el único y verdadero lugar, conocido o desconocido, actual o visionario. Una casa flotante en Cachemira, unas vistas a la Avenida Atlantic en Brooklyn, un caserío gótico gris de dos pisos al final del camino del perro rojo en las montañas de Allegheny, una cabaña a la orilla de un lago azul entre pinos y abetos, una casa en las cercanías del paseo marítimo de Hoboken, o incluso, posiblemente, para aquellos de sensibilidad menos exigente, el mundo para ser visto desde un confortable apartamento en oferta en la parte aterciopelada de ​​Manhattan, Chicago, París, Tokio, Río de Janeiro o Roma, no hay límite alguno a la capacidad humana para el sentimiento de hogar.

Yo prefiero intercambiar ideas con las aves en la Tierra, que aprender a llevar a cabo comunicaciones intergalácticas con una raza humanoide.

Soy un humanista: prefiero matar un humano que una serpiente.

Todos los seres del planeta son parientes.

No tengo ninguna preferencia entre las flores, en tanto que sean silvestres, libres y espontáneas.

Amo mejor a las flores en libertad.

Cada cosa a su manera, cuando responde a su carácter, es hermosa.

Una gran sed es una gran alegría cuando se apaga a tiempo.

¿Tiene la alegría alguna importancia evolutiva? Sospecho que sí, sospecho que el mal humor y el temor están condenados a una rápida extinción. Donde no hay alegría no hay valor, y sin valor las demás virtudes son inútiles (reformula una famosa sentencia de Wilde: "Todas las virtudes son inútiles sin una esencial: el encanto").

Ser salvaje no es un lujo, sino una necesidad del espíritu humano.


Un trago al día impide echarte atrás.

jueves, 7 de mayo de 2015

Una perla entre las innumerables de Félix Mejía


Vida de Fernando VII, (1826) anécdota 173, p. 237-238:


Dice Fernando en una Real Orden de 10 de junio de 1823 que encarga a su consejo le consulte cuanto le parezca conveniente para hacer que desaparezca para siempre del pueblo español hasta la más remota idea de que la soberanía reside en otro que en su real persona: "Con el justo fin de que mis pueblos", dice, "conozcan que jamás entraré en la más pequeña alteración de las leyes fundamentales de esta monarquía.

¿Cómo es como se echan las ideas de los terrenos? ¿Es oseándolas, como a las moscas? Del mismo modo podía encargar a su consejo que viese el modo de que desapareciese también la luz del Sol del terreno español, tan luminosa y necesaria como ella es la idea de la soberanía de la nación. ¿Qué hombres serán los que tiene Fernando a su lado para que lo dirijan cuando no se abochornan de inspirarle o aprobarle en el siglo decimonono ideas tan desatinadas, siglo en que ni aun los teólogos las pueden ya sostener a cara descubierta. Ni el ridículo título de la divinidad (que suponían estos en los reyes para mandar a despecho de los pueblos) da hoy alguna apariencia de verosimilitud a este error grosero que ya no se puede pronunciar sin excitar la risa y la compasión aun en las cabañas de los pastores. Es menester haber perdido aun la más remota idea de pudor para prestarse a presentar al público de una nación palabras tan vacías de ideas y de sentido como si fueran más que ruido y aire; todo para adular al poder, que jamás será más que una violencia como la que nos pudiera hacer un tigre u otra bestia feroz que nos lograse intimidar.

¿Y cómo se hacen desaparecer ideas con decretos y consultas de un consejo que no las puede ver ni asir sino en la naturaleza de las cosas, que está identificada con ese suelo mismo de que se quiere desaparezcan y con esos hombres de que se quieren arrancar? A Fernando se le ha figurado sin duda que es el Rey de la naturaleza universal según quiere mandar y manda con sus quiméricos decretos al tiempo, a las opiniones, a las ideas y a la naturaleza misma de los seres. ¿Qué le aconsejará pues ese tribunal, que consulta en su delirio, para que salga para siempre de la cabeza de los españoles la idea de que la fuerza de todos es mayor infinitamente que la de uno solo y que éste no podrá nunca hacer sino lo que quiera o le permita la fuerza preponderante de todos los demás, esto es, para que ningún español pueda creer ya en lo sucesivo, que el todo es mayor que su parte? ¿De qué medios se valdrá ese consejo sin consejo, que consulta Fernando, para cambiar la naturaleza de las cosas y de las ideas, haciendo que las impresiones que nos hacen los objetos manden a nuestro cerebro otras imágenes que las que les son propias por su esencia y naturaleza, y el juicio de los hombres las combine de otro modo que de aquel en que ellas mismas se presentan, determinándole sin recurso y haciendo que resulte que uno, cuando es Rey, es más que diez millones de unidades, que no le podrán resistir, consideradas en sí mismas, y sin quitarles la fuerza por engaño, ilusión, fanatismo o rutina,y abandono?—Sabemos que las armas del terror y del miedo son los recursos de estos miserables que nunca han salido del aprendizaje de racionales, porque no han pensado jamás sino por razón ajena; pero el miedo y el terror podrán intimidar y acoquinar las almas para que no sensibilicen las ideas; mas no solo no tienen la fuerza y el poder para destruirlas y hacerlas desaparecer, sino que, violentándolas, se concentran, se radican, e identifican más en el sujeto, a quien están desde entonces cosquilleando cada momento, hasta que en la primera ocasión favorable tienen una explosión estrepitosa que impulsa de un modo irresistible la fuerza indestructible que le diera la naturaleza.

domingo, 15 de marzo de 2015

Fábulas

El jueves a las siete, en la Biblioteca Municipal, presento una edición mía de las Fábulas selectas de Samaniego e Iriarte que ha hecho la editorial Castalia Didáctica. Nunca me propuse hacerla: habría sido mejor que la confeccionase alguien como mi amigo Jerónimo Anaya, que prácticamente se crio con ellas y tendrá la amabilidad de presentarme este jueves. Hace unos días me enseñó el libro con que sus padres y abuelos se las leían de niño y luego él las aprendía y cantaba de memoria. También podría haberlo hecho mejor que yo mi antiguo profesor de griego Alfredo Róspide, quien me hizo traducir algunas en el instituto Juan de Ávila cuando cursaba allí bachillerato, o mi antiguo compañero y amigo, el helenista Santiago Talavera Cuesta, que ha estudiado y editado todas las de los demás autores del siglo XVIII, o incluso nuestro común maestro, el llorado Francisco Martín García, fallecido hace doce años, profesor que fue del IES donde trabajo y autor, junto a Róspide, de algunos trabajos fundamentales sobre la materia que he utilizado, por ejemplo, en mi edición. Pero he tenido que ser yo, sin pedirlo siquiera, solo porque han querido los académicos Francisco Rico y Pedro Álvarez de Miranda. Espero que haya quedado bien, porque, ya se ve, a los manchegos nos encantan las fabulaciones e incluso Cervantes en su Don Quijote se atreve a clasificarlas.

La fábula es un género milenario y probablemente el más antiguo de la literatura. Los cuentos de animales, necesarios en una cultura centrada en la caza, aparecen ya esbozados en los abrigos de piedra del mesolítico. Y danzas diversas de pueblos primitivos simulan escenas de caza. El propio refranero está lleno de observaciones de avispados cazadores sobre la personalidad y conducta de los animales e incluso alguien tan primitivo y ataporcino como Cospedal ha hecho una ley mesolítica de caza y un congreso sobre matanzas de cornúpetas. Pero, entre mis fábulas favoritas, he escogido para vosotros, en estos días de estrés, unas cuantas en que se puede ver cuánto queda por aprender en un género presuntamente infantil y escrito en un principio en prosa tan humilde que pudo atribuirse a un esclavo frigio o tracio como Esopo, pero con el que ya se consolaba Sócrates versificándolo antes de morir, pensando que contenía verdades eternas. Sus discípulos cínicos y estoicos utilizaron este material para enseñar la cruel ética del paganismo, según la cual es imposible cambiar la naturaleza humana. Después la ética cristiana vino a "cambiar" este estado de cosas (si es que se puede) y nos dejó sus parábolas, según las cuales el arrepentimiento verdadero puede regenerar al ser humano o, como dice San Pablo (no me refiero a Iglesias, aunque también) "despojarse del hombre viejo con todas sus obras y vestirse del nuevo", a pesar de que en el intervalo nos quedemos en pelotas, con el frío que hace. Luego, en la edad del nihilismo, Kafka suprimió la moraleja y nos dejó ya, por fin, definitivamente en cueros. Todavía hay gente por ahí  buscándola, pues la estima necesaria. Yo, por ejemplo. 

La primera de las fábulas que predico en esta misa la compuso un liberal del siglo XIX (otro arriero se apea), Cristóbal de Beña para sus Fábulas políticas (1813), impresas en Londres porque aquí en España no se podían publicar cosas inteligentes, como ahora, en que solo se puede hacer por Internet o a condición de que nadie las lea en su puta vida (aunque es bueno el Marca, es mejor el As, porque su contraportada trae culos y tetas memorables). Su asunto ya aparecía en las Vidas paralelas de Plutarco, creo recordar, y se inspira en dos concepciones distintas del derecho, la iusnaturalista de Solón y la consuetudinarista o positivista de Anacarsis el Escita, esto es, reducido al vulgar, si todos somos iguales o unos somos más iguales que otros. La lengua popular la formula con una frase hecha, la "ley del embudo", o con la expresión "las leyes del mundo / se cierran en dos: / quítate tú / qe me ponga yo". Se titula "La araña y el moscón":

Tendió la Araña, diestra tejedora,
su fuerte red un día,
y el gusano y la mosca voladora
a cientos los prendía;
mas dio un Moscón en ella que, atrevido,
sin cuidar de sus lazos,
atravesó por medio del tejido
y la hizo mil pedazos.

Las leyes suelen ser tela de araña,
que rompe cuando quiere el poderoso,
mientras sufren los débiles su saña.

La segunda fábula tiene que ver con lo que le pasa a la izquierda hoy en día y aprovecha la derecha para gobernar, ya que, como le ocurre a la derecha, nuestra infantil izquierda lo único que quiere no es resolver problemas, sino gobernar. La he titulado "la desunión" y algún cinéfilo recordará haberla visto contada, por ejemplo, en la película de David Lynch Una historia verdadera (1999).

La desunión (tradición esópica)

Los hijos de un labrador vivían en discordia y desunión. Sus exhortaciones eran inútiles para hacerles mudar de sentimientos, por lo cual resolvió darles una lección con la experiencia.

Les llamó y les dijo que le llevaran un manojo de varas. Cumplida la orden, les dio las varas en haz y les dijo que las rompieran; mas a pesar de todos sus esfuerzos, no lo consiguieron. Entonces deshizo el haz y les dio las varas una a una; los hijos las rompieron fácilmente.

-¡Ahí tienen! -les dijo el padre-. Si también ustedes, hijos míos, permanecen unidos, serán invencibles ante sus enemigos; pero estando divididos serán vencidos uno a uno con facilidad.

Por último, pero no último, en esta selección atraigo a la vida el segundo apólogo de esa obra maestra sobre la naturaleza humana que es El conde Lucanor, compuesta un Dostoievski del siglo XV como era el infante Juan Manuel. Es de tradición esópica, pero la versificó un escritor anónimo que la publicó por vez primera en el Diario de Madrid más o menos hacia 1800. Allí es donde la descubrí. Investigando reparé en que esta adaptación apareció poco después en un libro decimonónico que recopilaba las mejores fábulas de autor desconocito. La he titulado "Maneras de ver las cosas" y es un ejemplo magnífico de perspectivismo o de cómo la gente no es buena ni mala, sino solo egoísta porque así lo piden los genes darwinianos:

El hombre, el chico, el asno y los que pasaban. 

  Encontró en un camino 
montados en un mísero pollino 
a un chico y a un anciano cierto arriero; 
y al punto dijo: ¡Oh chusco lastimero! 
¡Pobre animal! Con estas valentías 
no tenéis asno para cuatro días. 
tanto, por más que calla, le ha dolido 
la pulla al pobre viejo, que, corrido, 
se desmontó al instante: 
y al asno con el chico echó adelante. 
    Caminaban así, cuando de cara 
dan con otro hombre, el cual, como repara 
que el muchacho va holgado, 
y el viejo a pie detras estropeado, 
"¡Mal enseñáis -le dice-
a vuestro hijo o lo que es, infelice!
Mirad mejor por vos y a ese insolente  
hacedle pese a tal, que ande o reviente; 
que nuevo es su pellejo 
y al fin es un rapaz y vos sois viejo. 
    Esto que oyó el anciano, dijo: "Tate,
tiene razón: molerme es disparate.
Baja, montaré yo". Y así lo han hecho,
pero a muy corto trecho
un soldado bribón desde otra senda,
la voz alzó para que el viejo atienda:
"¡Qué caridad que tiene el tal abuelo!
Como él va a su placer, no le da duelo
despear al muchacho.
Apuesto que es judío o va borracho".
Sin desplegar la boca
contra quien con denuestos le provoca,
se apeó el triste anciano
y, tomando el chicuelo de la mano,
fueron en pos de su jumento un rato;
cuando a deshora un estudiante chato,
(para fisgón sobrole el ser manchego)
soltó la carcajada y dijo luego:
"¡Donoso desvarío!
¡Ellos a pie y el asno de vacío!
Ce, buena gente: pues así os apiada
la caridad con bestia tan honrada,
a cuestas la tomad y por los daños
ponedla luego de aguardiente paños".
    A tanta sinrazón, de enojo ciego,
prorumpió el viejo así:
"¡De mí reniego,
y reniego del bruto y del canalla
que a gusto de otro se acomoda y calla!
Ir en un asno me decís qne es mengua:
si nadie va, me mofa vuestra lengua,
mal si camino a pie, peor si monto;
¿Subo al chico? Soy tonto:
¿Le bajo? Es acción fea:
¿Cómo le he de entender? ¡Maldito sea
tanto hablador y consejero tanto,
y maldito sea yo, si más aguanto!
Ven, chico, ven: ya que el pollino es mío,
bien tengo poderío
para servirme de él a mi talante,
sin que de necios el decir me espante;
¡murmuren ellos y los dos montemos,
que así a lo menos con descanso iremos!

APLICACIÓN,

El que de todos quiere 
seguir los pareceres, poco a poco, 
por premio logrará volverse loco.

Y nada más. Si os interesa el tema, el jueves a las siete os espero en el salón destinado a eventos de la Biblioteca Pública de Ciudad Real.



viernes, 13 de marzo de 2015

Sátira política de la corrupción de Pedro Muñoz Seca

Pedro Muñoz Seca:

    Yo tengo un burro canelo
más sabio que un profesor,
con orejas de ministro
y ojos de gobernador.
    Rebuzna como si fuera
asesor ministerial
y se come hasta el pesebre
como cualquier concejal.
    Yo quisiera que a mi burro
lo sacaran diputado,
porque otros, siendo más burros,
a ese puesto ya han llegado.
    Pero temo que, de serlo,
vaya a quedarme sin él
porque, como allí habrá tantos,
no lo voy a conocer.

sábado, 28 de febrero de 2015

Inéditos de Quevedo

A la vanidad de las mujeres

Piojos cría el cabello más dorado.
lagañas cuaja el ojo más hermoso.
y en la nariz del rostro más precioso,
el moco verdinegro está encerrado.

La boca que más perlas ha criado,
echa el gargajo sucio y asqueroso.
Y la mano más cándida es forzoso,
que el culo de su dueña haya tocado.

El bollo de la hermosa y de la fea
que a dos dedos del culo hediondo mora
expulsa sangre, suda y mea.

Si este es el bien que tanto me enamora,
y toda hermosa caga mierda pura,
me cago en el amor y la hermosura

Al volver de una romería donde había bebido demasiado

Ese pollino que viene
Montado en otro pollino
No viene como conviene
Que viene como con... vino.

Aforismos de Paul Celan

1. En la poesía no se espera la señal cuando se telefonea.

2. Aragon: un gran poeta / Éluard: un gran, gran poeta

3. Nada es más negro que la mañana luminosa del recuerdo.

4. Llama a la puerta de tu soledad y pregunta por el señor: si te abren, tú no has hablado en vano a los hombres.

5. Enseña a los peces el lenguaje de los anzuelos.

6. También piedras son flores, solo que su aroma es más fuerte.

7. Quien verdaderamente aprende a ver, se acerca a lo invisible.

8. Solo el incomprendido comprende a los otros.

9. Quien bajo la – falsa – excusa de que hay que dejar en paz a los muertos, sigue contemplando el crimen al que está vivo, ese es también un criminal. Y escarnece con ello a todos los muertos.

10. Sobre las propias ruinas se alza y tiene su esperanza el poema.

11. Quien dispone de las palabras a ese se le niega el lenguaje. El que se somete al lenguaje a ese… le encuentran también las palabras.

12. No el poema del escándalo es el escándalo. El poema es el escándalo.

13. Preguntan por qué tantos se dejaron matar sin ofrecer resistencia. No preguntan por qué había tantos asesinos y espectadores "indiferentes". Cuanto más terrible tiene que haber sido la mirada de los que estaban alrededor que la mano que daba la estocada.

14. Aleman: una lengua que no olvido. Una lengua que me olvida.

15. A los fariseos los reconoces a veces en que constantemente tienen en la boca el anti-fariseísmo. El ataque rentable. – Ser atacado, estar afectado por el que está en contra –.

16. Dios necesita heréticos… y los castiga por ello.

17. Construir casas, por encima de la desesperación. Un techo. Para eso.

18. La asociación de los expulsados de su pais. Habría que fundar sin duda la asociación de los expulsados del mundo.

19. Un proverbio rumano: "De camino a Dios los santos te matan a palos".

20. La camisa de fuerza de la comodidad.

21. Quien no da al poema la fuerza de resistencia de lo inmediato no ha escrito ningún poema.

22. La verdad es revolucionaria. Eso también lo creo yo, pero cuando me sirven la cita olisqueo un poco en las comillas.

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Paul Celan escribió estos aforismos, inéditos en castellano y traducidos ahora por José Luis Reina Palazón, entre 1947 y 1969. Forman parte del volumen Microlitos. Aforismos y textos en prosa, que publica esta semana la editorial Trotta con edición crítica y comentarios de Barbara Wiedemann y Bertrand Badiou.

Nacido 1920 en Czernowitz, entonces ciudad rumana, Paul Celan se suicidó en París el 20 de abril de 1970. Sus padres, judíos de habla alemana, murieron en un campo de concentración en 1942.

viernes, 20 de febrero de 2015

Don Ignacio Quemalatierra, caballero ciudarrealeño


Historia fabulosa del distinguido caballero Don Pelayo Infanzón de la Vega, Quixote de la Cantabria (Madrid: Imp. de la Viuda de Ibarra, 1792-1793, 2 vols.). Segunda parte, cap. IV:

Encuéntrase Don Pelayo en la calle de Preciados con otro Caballero, disputan sobre quien ha de dexar la acera, y Don Pelayo queda muy contento porque el Caballero como mas prudente cedió á las instancias del distinguido Don Pelayo.

No fue fácil a nuestro Don Pelayo reconciliar el sueño en el tiempo de la siesta, a causa del contento grande que entró en él en fuerza de las buenas nuevas que del poseedor de la muy ilustre Casa de Miranda de la Vega le trajo su criado. Presumíase ya con un padrino poderoso que tarde o temprano se había de declarar pariente suyo, lo que necesariamente le haría persona muy visible. Celebraba en extremo haber emprendido el viaje y, paseándose solo por el cuarto, aseguran que decía:

-Ahora verán los caballeretes de mi patria quién es Don Pelayo Infanzón de la Vega, cuando lean en Gaceta que S. M. (Dios le guarde) le hizo Alcalde de Corte, o Alcaide de los donceles, nada más que por dejarse ver de sus paisanos y descubrir estos en él una tintura de las principales ciencias, acompañada de una religión sólida y una crianza tan fina, que a tiros largos publica lo ilustre de su cuna. Escribiranme mil enhorabuenas: cargarán los correos con recomendaciones para los asuntos que tengan pendientes en la Corte y tendré yo que hablar a varios de los compañeros míos para dar un curso breve y bien acabado a los expedientes, con lo que llegaré á ser muy ponderado en la Cantabria, y más en la Vega que en otra parte alguna, asegurando todos que soy un buen paisano: que no obstante de verme en un eminente empleo no miro con indolencia los intereses de la patria.

Con estos discursos que hacía nuestro Don Pelayo se empavonaba de modo, que parece le venían estrechos los vestidos. Llegose ya la hora del paseo, y salió con Mateo, haciéndose cargo de la hermosura de las calles, y caminando de este modo, dixo:

-Esta tarde no, Mateo amigo, pero no se pasarán tres días, sin que ti mismo me sirvas de guía para la casa del Señor Miranda de la Vega, pues, una vez que sabes ya la calle y has estado á tus anchuras en el Palacio de su Excelencia, te vendrá á ser muy fácil acertar con él quando yo vaya á visitarle.

-Non fále da eses coses, Señor, replicó Mateo, porque acertar con la casa túvilo á milagru y non habemos de pedir á Dios que faga milagros por tan peques coses: eso meyor lo sabe Vusté, porque lo ha estudiado, y ya que el mismu Audencia non quier que Vusté se canse en dir á velu, ¿para qué se mete en enfadálu? Vusté estese quietu, y non sea bobu, porque estes ceremonies de Madril non son como les de la Vega. 

-Su Excelencia, dixo Don Pelayo, hace más de lo que debe en querer visitarme en la posada; pero para que sepa que yo, sin haberme criado en la Corte, sé muy bien portarme como Caballero que ha tenido una educacion casi equivalente, necesito presentarme antes á el Señor Miranda de la Vega.

En esto iban Amo y Criado divertidos, quando un nublado, formado de repente, arrojó mucha copia de agua al tiempo mismo que por la calle de los Preciados entraba Don Pelayo. Encontróse en ella con un Caballero que no cedía á nuestro héroe las paredes de la calle. Nada tuvo que dudar el Caballero Don Pelayo para resolverse á defender el mejor sitio, por lo que le dixo el encontrado Caballero:

-Extraño mucho, Señor Caballero, el empeño que ha tomado, quando pudiera deslumbrarle la venera que me adorna el pecho.

-No es cosa mayor lo que me deslumbran las veneras, dixo Don Pelayo, porque sé que algunas se llevan para disimular borrones, y así esta circunstancia sola es para mí de muy poco aprecio, y por lo mismo no desisto de mi primer empeño.

-Pues sepa Vm. atrevido Caballero, dixo el de la venera, que el que lleva esta insignia, que le deslumbra poco, es Don Ignacio Quemalatierra, Regidor perpetuo de Ciudad Real, que está en La Mancha. 

Apenas acabó de pronunciar estas palabras el Caballero de la Mancha, quando la feliz memoria da nuestro Don Pelayo le acordó con maravillosa presteza todo quanto le había contado de Don Ignacio Quemalatierra en Tordesillas Don Alexandro de Cienfuegos; y así en un tono algo burlesco le dixo de este modo:

-¿Con que Vm., Señor Caballero, es el acaudalado Don Ignacio Quemalatierra, natural de Ciudad.Real, uno de los Regidores perpetuos de aquella Ciudad antigua y Caballero de Montesa, cuyos adornos adquirió á costa de dinero, para lograr la mano de Doña Jósepha de Garbanzo en competencia de Don Alexandro de Cienfuegos? 

-El mismo soy, dixo Don Ignacio bastante sorprehendido.

-Pues sepa el Señor Quemalatierra, prosiguió el Caballero Don Pelayo, que para un nieto legítimo de Francisco de Panduro, Secretario de Ciudad-Real, y el más interesado pendolista que hubo entonces en la Mancha, es sitio muy decente en las calles de una Corte aquel por donde arroya la basura; y si es que otro pretende ha de ser abriéndole por aquesta espada mia.

Dixo esto al tiempo mismo que le arrimó la punta de la espada á la venera. El Caballero de Montesa, que se vio deslindar por quien desconocía y que en el día y medio que llevaba de estancia en la Corte no había tenido aún lugar para referir quién era, encogió los hombros y cedió la pared á nuestro Don Pelayo. No se descuidaron varias gentes, que presenciaron el encuentro, en averiguar quién era Don Pelayo, el qual, en fuerza del agua recia que despedía la nube, se retiró con paso acelerado á su posada y, hallando en ella á Don Gregorio, le contó el encuentro que acababa de tener, el qual, como muy prudente, advirtió al Caballero Don Pelayo lo mal que parecía en la Corte disputar las aceras ó paredes de la calle, pues ya todo hombre de talento y bien nacido estaba persuadido á que era el mayor de los delirios y un punto de caballería desterrado ya por los hombres de mediano juicio.

-Nada de eso ignoro, Señor Miranda, dixo Don Pelayo; pero tampoco creo parezca mal en ninguna de las Cortes de Europa se haga ver á un Caballero fatuo (como en mi concepto lo es Quemalatierra) que la venera de Montesa ni otra alguna es incapaz por sí sola de ocultar un origen baxo, como tiene el tal Caballero por su abuelo Francisco de Panduro; y si él supiera quien yo era, y que me hallo muy emparentado con el ilustre poseedor de la Casa de Miranda de la Vega y que, según ha dicho mi criado, tiene vivísimos deseos de tratarme, ya conocería que los Infanzones de la Vega no necesitamos de veneras.