domingo, 14 de junio de 2020

Impresiones sobre Ciudad Real (1873) en plena I.ª República del economista Modesto Fernández y González

El economista, escritor y periodista gallego Modesto Fernández y González (1838-1897), menos conocido que sus hermanos el filólogo Francisco Fernández y González (1833-1917)  y el novelista Manuel Fernández y González (1821-1888),​ si es verdad que eran sus hermanos, era primo del abuelo del escritor Camilo José Cela y redactó un grueso y ameno libro de viajes donde habla, y no poco, de La Mancha ciudarrealeña en 1873: Portugal contemporáneo: de Madrid a Oporto pasando por Lisboa: diario de un caminante (Madrid: Imprenta y fundición de Tello, 1874). Este libro es importante porque el ojo economista del autor, bien educado para inspeccionar las virtudes y carencias del terreno, ofrece una buena descripción y análisis de la Ciudad Real del último tercio del siglo XIX; también suministra no pocos detalles sobre los monumentos históricos y artísticos. ​ 

En sus obras usó además los seudónimos de "Camilo de Cela", que inspiró a su emparentado premio Nobel, "Fernán González" y "Julio de Osera". Fue delegado de Hacienda de Madrid, académico de la Matritense de Jurisprudencia y Legislación, vicepresidente de la Asociación de Escritores y Artistas, presidente del Fomento de las Artes y caballero de la Legión de Honor; se hizo famoso este prerregeracionista con la frase "menos doctores y más industriales". En el texto que cuidadosamente he editado más abajo, (y lo habría editado mejor si dispusiera de más tiempo) es de notar su análisis de la industria del encaje en Almagro, de la minería de Almagro y de lo que supuso la Revolución de mejora para Ciudad Real, entre otros curiosos detalles (por ejemplo, la velada alusión al carácter carlista de la región). 

Alcázar de San Juan, 3 de Abril de 1873. 

Al salir de Aranjuez volví á la estación. Allí he visto en algunos coches un aviso que decia en gruesos caracteres Lisboa

— ¿Qué significa esto? pregunté. 

— Muy sencillo, me respondieron. Los viajeros de primera clase que se trasladan de Madrid á Lisboa tienen el derecho de conservar el mismo wagón hasta la capital del reino lusitano. Este derecho es una gran comodidad, pues se evitan cuatro trasbordos en otras tantas estaciones; Alcázar de San Juan, Ciudad-Real, Badajoz y Entronçamento. 

— ¿Y los viajeros de segunda y tercera clase? 

— Esos tienen que someterse á las variaciones de las empresas, pues cada trasbordo supone un nuevo dueño ó  administrador de la línea férrea. Los coches de una empresa no recorren el trayecto de otra, si se exceptúan los de primera clase, que gozan del privilegio exclusivo de los hombres de fortuna. 

Después de agradecer estas explicaciones, tanto más necesarias cuanto menos se haya viajado, y de ocupar el asiento impuesto por ni bolsillo y reconocido por mi voluntad, el tren correo, único que enlaza con todas las líneas, se puso en marcha hacia Alcázar de San Juan. 

Las horas trascurrían como minutos; la noche era apacible y serena; á un lado y otro del camino empezaban á divisarse las llanuras de la Mancha. 

¡Alcázar! anuncian los pregoneros de la estación, y el nombre del pueblo se repite en todos los coches. 

Los viajeros se confunden con otros viajeros. Andalucía, Extremadura, Valencia y Portugal, facilitan á la estación de Alcázar diariamente y por breves momentos una masa flotante de gentes, que circulan de aqui para allá, de la fonda al café, y del café al templo de Baco. 

Es un cuadro animadísimo el que presenta la antesala del hotel, que por cierto tiene por techumbre el firmamento; allí aparecen, en exposición continua y relevándose de hora en hora, tipos, caracteres y costumbres españolas de una pureza extraordinaria. El escritor y el artista encuentran en aquellos cuadros mucho que estudiar y no poco que aprender. 

Los viajeros pedian con solícito afán una jícara de chocolate ó una taza de café; algunos, aunque pocos, preferían el té ó chá portugués, y un servidor de Vds. estaba al aire libre, preocupado con una idea. 

Recordaba el que estas lineas escribe que la villa de Alcázar de San Juan, una de las más importantes de Ciudad-Real, y en la que fundó Carlos III el mayorazgo infantazgo para su hijo segundo, pretendió en algunas ocasiones la gloria, que gloria seria para todos los pueblos, de haber dado cuna y pila bautismal á un español  insigne, a quien las naciones reconocen por Miguel de Cervantes Saavedra. Pero Alcalá de Henares, ciudad predilecta del Cardenal Jiménez de Cisneros, puede enorgullecerse con el hecho, en general aceptado, de que en su recinto ha visto la luz primera el ingenio peregrino que, andando los siglos, todavía admira el mundo. 


IV 


Almagro, 4 de Abril de 1873. 

Larga extension de terreno hemos atravesado.  Ni un  momento he podido olvidar las hazañas de Sancho y los batanes que tan crueles sustos le prodigaron. Daimiel y Almagro, Miguelturra, son páginas constantemente abiertas del Quijote y al detenerse en sus relaciones, la memoria y la inteligencia se fijan en aquella obra maestra de la literatura española. 

Almagro reúne, no ya el recuerdo del Caballero de la triste figura, sino una industria importantísima, la de encajes y blondas, que compiten con iguales artículos de procedencia extranjera. 

Desde 1396 en que se inició esta industria y hasta los primeros años del reinado de Doña Isabel la fabricación fué en aumento á causa de ser considerable el consumo, así en Europa como ea América. Los operarios eran muchos, las ganancias no eran menores. Las madres acostumbraban á sus hijas, sin distinción de clases, á la confección de esta delicada labor. 

Hay una época, la de 1836 á 1845, en que la fabricacion llegó á su mayor apogeo. Una sola casa tenia á su servició 14.000 operarios, distribuidos entre el Moral de Calatrava, Miguelturra, Bolaños, Granátula, Daimiel, Carrion, Ciudad-Real y otras poblaciones. Ya en 1850, la industria declinaba. Dos casas destinadas á la venta de encajes, compraban los productos á las operarias, á cambio de dinero unas veces y de géneros catalanes otras. Estas trasformaciones y la competencia extranjera hicieron que 
en el dia solo puedan contarse 6.000 personas, que vivan del trabajo de la fabricacion. 

Aquellos riquísimos encajes y aquellas finísimas blondas que antes eran codiciadas en el comercio, no se producen hoy en tan considerable cantidad, ya por falta de pedidos, ya por exceso de precio, ya por exigencia de la moda. Ahora las encajeras ofrecen puntillas de hilo, bien hechas, excelentemente fabricadas, que las toman y las revenden los mercaderes ambulantes. 

Esta industria, en sus mejores tiempos, ofrecía pingües y saneados rendimientos. Cuando el jornal de los obreros del campo alcanzaba solo cuatro reales, sus mujeres é hijas obtenían sin fatiga y sin esfuerzo diez ó doce, según la agilidad de cada una, habiéndose dado el caso, y no único, de que muchas niñas recibiesen de salario tantos reales al dia como años tenían de edad. 

Así se comprende, que en el mayor apogeo de la industria de encajes, las mujeres fuesen tan requeridas de amores para el santo lazo del matrimonio. El haber del jornalero en el extenso término de Almagro era corto; el producto de la fabricación de las encajeras era sabido. 

De aquí que todos solicitasen á estas femeninas industrialas y virtuosas por el trabajo, honradas por la educación; pues al mismo tiempo que recibían por compañera una esposa, digna de la familia y de sus hijos, ingresaba en casa una renta segura para las necesidades del matrimonio.

El trabajo ha sido en todos tiempos fuente de virtud. 

Almagro es la capital del campo de Calatrava, donde reside el gobernador eclesiástico de la orden. Y al llegar aquí, puesto que cito á las órdenes militares, séame permitido evocar los recuerdos de la historia y las lecciones de la infancia. 

Las órdenes militares han perdido su importancia pasada; hasta el gobierno de la nación las ha declarado disueltas. Nadie intentará renovar sus hazañas, sus heroicas empresas, sus inmensos servicios al grito de Dios ley y patria; pero pecaría de ingrato y antipatriota quien negase á aquellas asociaciones espíritu aventurero, amor nacional é hidalguía castellana. 

Nuestras tradiciones populares son las mismas tradiciones; nuestros recuerdos históricos son sus propios recuerdos; nuestras glorias españolas son sus propias glorias. ¡Ahí los guerreros de la orden de Santiago en todas partes estaban y en todas prodigaban su sangre y sus tesoros! La cruz del Redentor del mundo era la enseña que les animaba al combate, á la lucha y á la muerte. Los guerreros de Calatrava contaban el número de mártires por el de sus valientes, y sus castillos fueron testigos mudos
de proezas innumerables: los asociados de Alcántara, Montesa y San Juan, inspirados por la fé, yalerosos por la guerra, admiradores de su engrandecimiento, reconocidos á la fortuna de sus laureles, servian lealmente á la religión y á la patria. 

Llegó un momento en que tales asociaciones fueron un poder dentro de otro poder, un estado dentro de otro estado, una nación dentro de otra nación. Tenían estas órdenes autoridad civil, autoridad religiosa y autoridad militar. ¿Qué eran, si no, los grandes Maestres de las mismas? ¿Eran por ventura otra cosa que pequeños reyes, dueños de la autoridad soberana, el primero entre los primeros atributos del poder supremo? ¿No gozaban y dispensaban la jurisdicción civil y la jurisdicción criminal? ¿No resolvían las cuestiones judiciales y sentenciaban los procesos de sus asociados? 

Pero este poder casi soberano que ejercían, delegado de la Corona, como que á esta se hallaban las maestranzas incorporadas, fué necesario, absolutamente necesario en aquellos tiempos turbulentos de guerras y de conquistas, de espíritu religioso y de entusiasmo patriótico. 

Los servicios que prestaron, los mártires que inmortalizaron su nombre, el afán de guerrear que llevaban á todas partes, la pasión religiosa que presidia á todos sus actos, bien merece que se recuerde al pisar esta tierra ennoblecida con la sangre de tantos hijos y con el resuelto esfuerzo de tantos valientes. 

Abandonemos la villa de Almagro, dejando al lado de la estación un convenio magnifico, casi en ruinas, como sucede con la mayor parte de las obras artísticas de España. 

Ciudad-Real, 5 de Abril de 1873. 

En la estación de Alcázar despedimos á los viajeros de Alicante y Valencia; en la de Manzanares a los de Andalucía, y previa la detención en los puntos intermedios, el tren siguió á todo correr de la máquina, porque no hay pendientes, desniveles ni curvas en un terreno de suyo llano y espacioso, hasta llegar á Ciudad-Real. 

Era el amanecer. 

Se oia el canto de los pajarillos y se observaba á la simple vista el numero de árboles en donde estaban escondidos. La Mancha es un país rico, produce lo necesario á la vida, y hasta exporta lo sobrante con notables rendimientos. Sus hijos, que son hijos de España, reúnen todas las cualidades de los buenos ciudadanos; afables en el trato, trabajadores en el campo y en el taller, hacendosos en sus viviendas, bravos en el ejército y honrados con la fé de sus mayores. Pero se advierte en ellos cierta rivalidad con la vegetación, pues existen muy contados árboles, y los que se plantan, desaparecen en los primeros meses. Las preocupaciones pueden mucho; la conveniencia puede más todavía. La conveniencia exi- 
ge que el arbolado aumente, para que las lluvias sean periódicas y eviten la propagación de epidemias y enfermedades. Todos los pueblos siguen este sistema, y aunque la Mancha no tenga aguas abundantes para el riego, fácil es sostener y propagar con solo el cuidado y la perseverancia, la plantación de especies arbóreas, tan necesarias á la salud. 

Llegamos ya á Ciudad-Real. 

Comparado el pueblo de ahora con el de antes se observa una trasformacion beneficiosa. E1 camino de hierro avivó el deseo de reformas. 

Al penetrar en Ciudad-Real, se ofrece á la vista un espectáculo agradable. Las murallas, las almenas, las casas, simétricamente colocadas y de trecho en trecho recogidas al abrigo de los templos católicos, llaman la atención del espectador y del viajero. Sobre todo, las antiguas defensas de la plaza, que eran las murallas, en gran parte destruidas hoy, y las torres, en su mayoría echadas por el suelo, reconcentran el entendimiento en el esplendor de antes y en el abatimiento de ahora. 

Para ingresar en la ciudad, tenemos á nuestra disposición siete puertas, que se conocen con otros tantos 
nombres propios. Ciruela, Alarcos, Carmen, Granada, Santa María, Mata y Toledo, pues la de Calatrava pertenece ya á la historia. Algunas de estas entradas conservan todavía, á pesar de tantos vandalismos artísticos y de tantas profanaciones históricas, la fisonomía de tiempos pasados, y recuerdan el nombre inmortal de Carlos I; la de Toledo, notable para el.anticuario por sus esbeltos arcos, por su delicada fábrica, por las torres que le sirven de vigilantes, por su grande ojiva y sobre todo por el gusto arquitectónico que revela, permanece en pié para examen de los inteligentes; y la de Ciruela, que se halla inmediata á la estación del ferro-carril y acaba de ser restaurada á conciencia por la generación 
contemporánea, tiene el privilegio de reflejar en ella todas las miradas. 

Fijémonos en esta última puerta. Existia al Sur de la ciudad un arco de medio punto, carcomido por el tiempo é inaccesible al paso de las gentes, que la linea férrea hizo necesario su habilitación para llegar directamente,  y sin inútiles rodeos, al centro de la misma. 

Es preciso confesar que la restauración fué hecha con inteligencia y sin mengua del arte. Un arquitecto peritísimo, D. Cirilo Vara, propuso que se colocasen dos torreones, unidos por un lienzo de pared, y en el que se ostentasen gallardas almenas. En el centro debia figurar un arco de gusto gótico. En efecto, la obra se llevó á feliz término por iniciativa del entonces gobernador civil Sr. Cisneros, y el viajero puede contemplar una fortificación guerrera de agradable aspecto y de general conveniencia. 

Ahora que la reforma está hecha, ahora que las gentes transitan sin dificultad; ahora que los vehículos entran y salen según el antojo de sus conductores, parece el trabajo sencillo y la obra producto de escasos esfuerzos. Ha costado, por el contrario, no pocas vigilias y grandes sacrificios. 

El proyecto llegó á su término, y la Puerta de Ciruela, que ofrece un ancho de 10 metros por 11 de altura, que su ornamentación corresponde al género arquitectónico, que hasta el más insignificante detalle, fué previsto y realizado, es el adorno más completo que podía ofrecer la ciudad favorita de Alfonso el Sabio á los viajeros, ya por la proximidad al desembarque del ferro-carril, ya 
por el sitio en que está colocada. 

Ciudad-Real es un conjunto desordenado de obras antiguas y de obras modernas, de recuerdos históricos y de trabajos presentes. 

Como obra de otras generaciones , sobresale el. templo de Nuestra Señora del Prado. Admira ver aquella sola nave, tan alta, tan esbelta, tan espaciosa, que rivaliza en magnificencia con los demás templos de España. Es posible que no haya otro que le exceda; pues cuenta 50 metros de longitud y 47 de latitud. Las dos bóvedas interiores, que recuerdan los primeros años del siglo xvi, el retablo, las esculturas de los apóstoles, la torre elevadísima, todo está primorosamente hecho y con arte dirigido. Domina en la construcción el gusto gótico. 

Allí se encuentran dentro del templo los estandartes que sirven para las proclamaciones de los Reyes, del  mismo modo que en la Basílica de Atocha, custodiada por los inválidos del ejército, ondean para perpetuo recuerdo y para eterna enseñanza los trofeos y las banderas ganadas por los españoles en los campos de batalla ó en los combates navales. 

Otras dos parroquias á más de la de Santa María del Prado, existen en Ciudad-Real. Tiene la de San Pedro Apóstol y la de Santiago; esta última, la más antigua de todas, pero también la más maltratada por impericia de los restauradores y revocadores. Aquella techumbre, que priva al templo de su primitivo carácter, no está en armonía con el resto del templo, con las tres naves, con las anchas ojivas y con el retablo que adorna la Casa de Dios. 

La iglesia parroquial de San Pedro Apóstol, es antigua: ofrece á la vista tres naves espaciosas, un coro, obra del siglo xvi; un altar dedicado á la virgen de la Guía, modelo de estilo churrigueresco; grandes columnas; hermosísimas gradas para llegar al presbiterio, y un retablo de escayola, tanto más notable, cuanto que fué hecho por un hijo de la ciudad, por el Sr. López Donaire, nada menos que en 1863, es decir, hace pocos años. 

Tres puertas dan ingreso al templo , las tres de construcción antigua y distintas en el orden arquitectónico. Las murallas y las puertas revelan el espíritu guerrero de pasadas edades; los conventos y las iglesias, la piedad de nuestros mayores. 

Ya hemos dicho el estado de las primeras, ya hemos indicado los templos; solo falta recordar los conventos, el de Carmelitas y el de Dominicas , que cuentan por centenares los años de existencia. Y de esta suerte completamos todo lo antiguo, todo lo que legaron nuestros ascendientes en fuerza de sacrificios por la religión y por la patria. 

En contraposición á las obras antiguas , ofrece el sistema constitucional las obras modernas. Aquellas se destinaban á la oración, á la caridad y al recogimiento; estas se aplican á las artes , á la enseñanza , á la ciencia, á la industria y al dolor. Templos , hospitales y monasterios constituían las primeras ; fábricas, talleres, escuelas, institutos, hospicios , casas de socorro , constituyen las segundas. 

Entre las construcciones recientes figura la Gasa Consistorial, terminada en 1869. E1 edificio es suntuoso por fuera y admirablemente distribuido por dentro. Una esbelta y graciosa escalera, adornada con estatuas, convida el ingreso al palacio popular. 

El salón de sesiones puede enorgullecer á una capital de tercer orden , y aun de segundo y de primero: 13 metros de largo por 6 de ancho, á más de las pilastras, capiteles , balaustrada y trabajo artístico, base de la ornamentación: hé aquí lo que ofrece la sala destinada á las conferencias de los concejales de Ciudad-Real. 

La parte exterior, reúne á la sencillez la elegancia. El frente á la plaza es un trabajo digno de examen minucioso, descollando las armas de la ciudad, las de Castilla, la lápida de la Constitución, las estatuas representativas de la Justicia y la Prudencia, la Industria y la Agricultura, las ventanas centrales y la torre, y sobresaliendo entre la parte constructora de la obra , la tan conocida y apreciada piedra de Novelda. 

La Plaza Mayor, ó sea de la Constitución, es de forma irregular. Viene ya de tiempo de Fernando VI, de aquel diligente monarca que fomentó la marina, construyó el Jardín Botánico de Madrid, estableció el Observatorio astronómico, protegió á los hombres de saber, auxilió á la industria y al comercio, creó la Academia de Bellas Artes, y firmó un tratado de paz , el de Aquisgrán, en 1748. La plaza es un trapecio de 4.000 metros cuadrados, y fué objeto de reparaciones importantísimas en 1860, sin detrimento del arte y en honor de la belleza. 

El género que domina en las construcciones particulares, es el greco-romano, destacándose el piso principal por sus adornos, por sus ventanas, por sus pilastras y por sus capiteles. 

En el centro de la plaza se levanta una fuente erigida á la memoria de Hernán Pérez del Pulgar el de las Hazañas y hijo de Ciudad-Real, que debe servir de base á la estatua de tan insigne guerrero. Allí, en el propio pedestal y mirando al Ayuntamiento, aparece en letras de oro y en elegante lápida de mármol, la siguiente inscripción: 

HERNÁN PÉREZ DEL PULGAR 
EL DE LAS HAZAÑAS 
NACIÓ EN CIUDAD -REAL EN 1454 
Y MURIÓ EN GRANADA EN 1534. 
LA CIUDAD NATAL CONSAGRA 
ESTA MEMORIA AL SEÑOR DE LOS 
MOLINOS DE TREMECÉN, 
AL HÉROE DE ALHAMA, DEL SALAR, 
DE GUADIX, DE SALOBREÑA, 
DE GRANADA Y DE MONDÉJAR. 

Los pueblos que recuerdan las virtudes, la inteligencia ó el valor de sus hijos predilectos, merecen el aplauso de la historia y los plácemes de las generaciones contemporáneas. Honrar la memoria de los grandes hombres es honrarse á si mismo la patria, es honrarse á si mismo el pueblo que les vio nacer. 

Ciudad-Real se enorgullece con Alfonso de Soto, jurisconsulto [no, es de Ciudad Rodrigo]; Juan de Molina, historiador; Alonso de Céspedes, guerrero; Fernán Gómez, médico y literato, hijos todos de esta población. 

Continuando las obras y restauraciones modernas, ya públicas, ya particulares, debemos mencionar el cuartel de caballería, fundado á fines del siglo anterior para casa de misericordia por el cardenal arzobispo de Toledo, señor Lorenzana, y convertido más tarde en alojamiento de la fuerza armada. El edificio es cómodo, espacioso, bien situado, perfectamente restaurado y propio para tres ó cuatro regimientos. 

El Hospicio provincial, reformado en todas sus partes, ofrece grandes departamentos; el Instituto, tiene aulas y colegio de internos con absoluta separación, y el Hospital civil, extramuros de la ciudad, ostenta salas ventiladas é higiénicas. 

Como edificios particulares sobresalen los palacios de Barrenengoa y Almagro, y como paseos, el de la Libertad, inmediato á la puerta de Calatrava, que fué un tiempo interminable serie de lagunas, causa permanente y ocasional de enfermedades para el barrio de Santiago, y hoy es una planicie agradable y una larga extensión de terreno bien dispuesto para la gente de á pié. 

E1 tiempo era limitado, pero suficiente á recorrer todas las calles y visitar todos los edificios públicos. El aspecto que presenta esta capital revela grandes mejoras realizadas en los últimos años, y un deseo vehemente de llegar en breve término á la altura de otras ciudades, superiores en importancia política, aunque no en riqueza y recuerdos históricos. 

VI 

Argamasilla de Alba, 7 de Abril de 1873. 

En la estación de Alcázar despedimos á los viajeros de Alicante y Valencia, quedando únicamente en nuestra compañía hasta Manzanares los que se dirigían á las fértiles y hermosas provincias andaluzas. 

Pocos españoles habrá que al oir el nombre de este pueblo y al fijarse en la estación de Argamasilla de Alba, no recuerden al punto aquellas palabras que repiten los niños y pronuncian los ancianos: «En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme» Cervantes no quiso acordarse de Argamasilla, sin duda para que todas las villas y lugares de la Mancha le ahijasen, y sin embargo, le dio alto renombre é imperecedera fama. Aquí pasó luengos dias y menguadas noches, y en este pueblo hubo de habitar por ajeno mandato una humilde casa, donde toda incomodidad tiene su asiento. 

Todos saben de memoria que en Argamasilla de Alba concibió y escribió Cervantes la más ingeniosa fábula de los tiempos pasados y presentes; todos saben que Argamasilla sirvió de prisión al escritor, al soldado y al diplomático, abrumado por tanta miseria y tantos sufrimientos, pero rico de nobleza, de bravura y de inteligencia. 

¿Quién, que no reniegue del nombre español, pasa por este pueblo y no dedica algunas horas á visitar la prisión de Cervantes? 

¡Ah! Un impulso de la propia conciencia y una resolucion espontánea de la voluntad, me obligó á detenerme aquí un día. ¡Veinte y cuatro horas que trascurrieron en veinte y cuatro segundos! Una, dos, tres, hasta diez veces, recorrí de arriba abajo y de abajo arriba la casa de Medrano. Pero ¿qué es la casa de Medrano? La tradición popular trasmitida de padres á hijos designa á esta casa como la que sirvió de cárcel á Cervantes. 

Ese edificio fué comprado por el Estado en 1862, á petición del entonces gobernador de la provincia de Ciudad-Real y conocido literato D. Enrique de Cisneros. No se limitó á la compra el esfuerzo de la nación para honrar al primer prosista español, sino que fué restaurada con esmero y se conserva con diligente cuidado, por iniciativa y aun generosidad pecuniaria de D. Sebastian Gabriel de Borbon, grande aficionado á las artes y á las letras patrias. En el interior de la casa se ve un cuadro que recuerda á las gentes el nombre del literato que allí pasó amarguras sin cuento, y el titulo del libro que constituye su propia gloría y la del país que le vio nacer. 

El impresor D. Manuel Rivadeneyra, muerto ya para desgracia de la España literaria, pero á quien sucede honradamente por títulos de honor, con nobleza adquiridos, su propio hijo, se propuso dar á la estampa el libro Don Quijote de la Mancha en el mismo sitio y lugar en que lo escribió su autor. Asi sucedió en efecto. Empresa en que el Sr. Rivadeneyra tomaba parte, podia darse por terminada en su ejecución. La Biblioteca de Autores Españoles denuncia una obra 'colosal y un amor patrio á toda prueba. La publicación del Quijote en Argamasilla de Alba, compuesto por cajistas llevados de Madrid, é impreso en máquinas de procedencia nacional, revela el propósito de coadyuvar á la obra de agradecimiento que debe la nación española al Manco de Lepanto. 

Es decir, que España adquirió la casa , el ex-infante D. Sebastian la restauró, y Rivadeneyra hizo una edición especial del Quijote y de otras obras del autor, que andan en manos literarias y se ven en las bibliotecas de los hombres de estudio. 

Más ha hecho la generación moderna por la memoria de Cervantes que sus propios contemporáneos. En nombre de todos los españoles, la Academia de la Lengua le tributa solemnes honras fúnebres en Madrid, llevando la palabra de Dios un obispo de la cristiandad ; la casa en que vivió Cervantes en la capital de España, es conocida por una lápida que la municipalidad ha hecho colocar; su calle lleva su propio apellido; aparece en estatua frente al palacio de las Cortes , y hasta el estudio de humanidades á que asistía en la calle de la Villa, llama la atención del transeúnte. 

Salgamos del pueblo inmortalizado por Cervantes, para visitar los alrededores. Ante nuestra vista se descubren inmensos campos y llanuras; á un lado está el Toboso; al otro, términos de riquísimas villas ; en todas partes aparecen las señales que fotografía D. Quijote en su inimitable cuadro de la vida y de los hombres. 

El corazón se ensancha y el patriotismo tiene legítimo desahogo corriendo por estas tierras, que traen á la mente recuerdos imperecederos. 

Rindamos un tributo de admiración al insigne escritor que ha gozado del raro privilegio de que sus obras se tradujesen á todos los idiomas, y de que por su nombre y por su fama constituya el ornamento de las letras castellanas. 

VII

Puertollano, 8 de Abril de 1873. 

En este pueblo existen unos baños, cuya nombradía llega á todas partes y cuya eficacia para ciertas dolencias es altamente provechosa. Larga caravana de enfermos se dirige á Puertollano desde el 15 de Junio á igual dia de Setiembre, que es la temporada abierta al público. Otros baños se encuentran á corta distancia de estos, los hervideros de Fuensanta y los del Villar. 

Asi como Puertollano tiene estación y los viajeros se detienen en el pueblo, sin molestias, los de Fuensanta exigen que se salve un trayecto desde Ciudad-Real en ómnibus, y los del Villar que se ande una hora en tartana desde la estación de la Cañada. Asi y todo, la concurrencia es numerosa y los beneficios de las aguas abundantes á la salud. 

En Fuensanta predominan las mujeres, asi como en Los Baños y en Puertollano pagan su contingente en gran mayoría los hombres. Aquellas aguas minerales son acidulas y ferruginosas, mientras que estas se acercan más á las carbónicas. Las enfermedades de la piel predominan en las primeras, y las de estómago y reumáticas ofrecen asiduo entretenimiento á las segundas. La temperatura de estas aguas es la siguiente : 

Hervidero de Fuensanta. 17° y 25º Reaumur. 

Puertollano 13º idem. 

Observo que me entrometo en asuntos facultativos, como si fuera escritor médico español, y tan competente en aguas minerales como D. Marcial Taboada, D. Anastasio García López ó el respetable Sr. Rubio, por desgracia perdido ya para la patria y para la ciencia. 


VIII

Almadén, 9 de Abril de 1873. 

Al oir la palabra Almadén el amor patrio se enorgullece. Criaderos de esa clase, tan primorosamente ofrecidos por la naturaleza y con tal abundancia prodigados, no existen en otro país de la tierra. 

Aquellos criaderos, que celebran y envidiaa todas las naciones; aquellas masas de mineral incalculables é inacabables; aquellas galerías, más dignas de atención por los trabajos de la naturaleza que por los esfuerzos de los hombres, lisonjean, y pueden lisonjear, el orgullo español, Y, sin embargo, contrasta la riqueza de las minas con la administración de las mismas. 

Todos creen al llegar á la estación de Almadén que están ya en las minas. Engaño manifiesto. El viajero tiene que recorrer ocho kilómetros antes de penetrar en el establecimiento, pero ocho kilómetros de un camino fatal, inaccesible á los carruajes y solo practicable en buen tiempo á la gente de á pié. El que tenga deseos de visitar aquel prodigio de la naturaleza, quédese en la estación anterior, Almadenejos, y desde allí podrá seguir, no muy cómodo, un camino vecinal recientemente construido. Maravilla al viajero que las minas de Almadén no tengan vias de comunicación, ni una mala carretera, ni siquiera un ferro-carril servido por fuerza animal. ¡Cosas de España! 

El Sr. Rodríguez Pinilla, que fué director general de Propiedades, se lamentó en documentos oficiales de este abandono. Dios quiera que su voz no se pierda en el espacio. 

Es verdad que existe una linea férrea entre España y Portugal; pero este camino de hierro, aunque pasa por las inmediaciones de Almadén y una de sus estaciones está bautizada con su nombre, deja subsistentes las mismas dificultades para los viajeros y para los trasportes. 

Las minas de azogue de Almadén , cuya explotación data de tiempo de los romanos, que en el siglo xvi fueron arrendadas á los condes Fúcares y que volvieron al pleno dominio del Estado en 1616, se hallaban dotadas al fin del siglo pasado de los aparatos más adelantados en aquel tiempo. Se montó una máquina de extracción de minerales movida por ocho caballerías, otra de vapor de 40 caballos que salió de los talleres del inmortal Watt y se aplicó al desagüe, y una grúa para mover grandes pesos y colocarlos desde el mismo pozo de extracción en las carretas con que se hacia y se hace aun hoy el tras-
porte. 

E1 gobierno entonces quiso dotar esta preciosa finca de todos los mejores elementos mecánicos que podían mejorar la explotación, y Almadén puede vanagloriarse hoy de poseer y ver marchar todavía, después de ochenta años, una de las máquinas de Watt más antiguas que sustituyeron á las de Newcomen para hacer el desagüe de las minas. 

Pero si en aquella época se dedicaron algunas sumas á mejorar los sistemas primitivos con aparatos nuevos, desdé entonces hasta estos últimos años, nadie habia querido escuchar los ayes y reclamaciones de los ingenieros en demanda de progreso para aquellas minas. Setenta años habian trascurrido desde las innovaciones allí introducidas; el siglo xix estaba recorriendo su segunda mitad, Y el Estado, dueño de las minas, veia impasible hacer la extracción con muías, el trasporte en carretas de bueyes, subir y bajar á los obreros por escaleras de mano á 300 metros de profundidad, gastando sus fuerzas y su vida inútilmente, como si el yapor no existiera, como si la mecánica no hubiera hecho progreso alguno 
en estos setenta últimos años, como si no hubiera medios de economizar las fuerzas alargando la vida, del obrero que baja á los subterráneos. Tampoco se pensaba en que estos obreros, condenados á respirar una atmósfera envenenada, podian experimentar un grande alivio introduciéndoles aire del exterior con que vivir; se limitaban los medios de ventilación á dejar obrar el desequilibrio de la atmósfera sobre las bocas que comunican las díferentes galerías con el exterior , y cuando más se encendía alguna leña en el verano en uno de ellos para activar un poco la corriente natural. 

Pero afortunadamente todo ha cambiado en aquellas minas en estos últimos años, gracias á los recursos votados por las Cortes Constituyentes á propuesta del ministro de Hacienda, D. Laureano Figuerola. Con estos recursos han podido comprarse en los talleres de Bélgica máquinas modernas, que obedecen á un plan completo de instalación, estudiado y desarrollado por uno de los ingenieros del Cuerpo de Minas más competentes y respetables, el Sr. Monasterio, comisionado para este objeto por el gobierno. 

Algunas de estas máquinas están ya funcionando con brillante éxito, y los obreros que bajan y suben de los subterráneos en tres minutos, sin fatiga alguna, y que respiran en ellos un aire puro y fresco, que introduce un ventilador, bendicen la mano bienhechora que tanto bien les proporciona. Más de 40.000 [¿?, quizá diez mil] obreros van ya movidos por este aparato de locomoción vertical, y cada dia produce más entusiasmo este cambio, que no solo ahorra un tiempo precioso, sino que aumenta la vida de aquellos economizando sus fuerzas. Baste decir, que cada ascensión ahorra una hora y otro tanto la bajada, de modo que los, 40. 000 obreros trasportados representan una economía de 80.000 horas, que equivalen á cerca de diez años por un obrero. 

Las nuevas máquinas de Almadén no tienen por objeto principal, ni aumentar la producción, ni ahorrar,
brazos, ni buscar otras grandes economías: no conviene arrojar al mercado más mercurio que el que demandan las necesidades de las diferentes industrias que viven de él, si hemos de conservar el monopolio, y por consiguiente el precio que hoy tiene, ni puede dejarse de sostener una población que ha vivido siempre de las minas, y allí ha perdido sus hijos y ve consumir las fuerzas de los que sobreviven: se trata de una cuestión más alta y humanitaria en su esencia, por más que, realizada como se espera y ya empieza á sentirse, la economía y facilidad en todos los servicios han de ser un hecho evidente ; pero estas mejoras tienden á crear obreros más fuertes, y salvarles en cuanto es posible de los efectos nocivos de la atmósfera mercurial en que se ven envueltos de continuo.
 
Sabiéndoles y bajándoles con comodidad en breves instantes, sin hacer esfuerzo alguno, ni sus poros se abrirán al empezar el trabaja, como sucedía no há poco, ni sus fuerzas se gastarán elevando su cuerpo mil veces en cada entrada por escaleras de mano: una vez en la superficie, sin apercibirse apenas de ello, van al lado de su familia tranquilos y descansados, sin más fatiga que la que produce la faena á que cada uno se dedica. 

Seria muy largo hacer una relación detallada y minuciosa de todas las nuevas máquinas que deben cambiar ya, en poco tiempo, completamente la faz de aquel establecimiento industrial ; pero daremos brevísima reseña de las principales. 

En el pozo San Miguel, que antes era solo de ventilación, se ha montado una máquina horizontal de 20 caballos de fuerza, con la cual se hace el servicio de extracción de minerales, mientras se monta otra de 40 caballos en el pozo maestro de San Teodoro; se ha hecho el de subida y bajada de obreros, se verifica el desagüe con cubas guiadas, y actúa un ventilador aspirante, que introduce en las minas 8 metros cúbicos de aire en cada segundo. Esta máquina funciona ya, y extrae diez toneladas de mineral por hora. 

Sobre el pozo San Aquilino se ha levantado un lujoso edificio que cubre no solo una linda máquina vertical de 30 caballos de fuerza, sino el departamento de las calderas, tres en número, oficinas de los ingenieros, oficiales de minas y empleados administrativos , salón de planos y otras dependencias importantes. El techo del cuerpo principal de este edificio está formado por una bóveda de 
chapa de hierro galvanizado. La máquina está funcionando para subir y bajar los obreros, por medio de espaciosas jaulas, guiadas, provistas de para-caídas del sistema Sibotté, en las que entran de cada vez 16 obreros, aunque son susceptibles de recibir hasta 22. El castillete sobre el que están montadas las poleas, que reciben un cable plano de pita de Manila, está formado por vigas y traviesas de hierro que dan al conjunto una extraordinaria solidez, y un aire esbelto, poco común en esta clase de aparatos. 

Hay además montado y servido por otra máquina vertical de 12 caballos, un taller completo de reparaciones, contornos, cepillos, fraguas, taladros, sierra mecánica y demás mecanismos de esta clase de dependencias. 

Se está recortando el pozo maestro llamado de San Teodoro y cuyas dimensiones de los tres primeros pisos son escasas para los nuevos aparatos, y á él está destinada otra maquinado 40 caballos, de tracción directa, auxiliada para la expansión por otra de seis y un freno de vapor. De este pozo partirá un plano automotor de medio kilómetro de longitud, por el que serán conducidos los minerales en wagones directamente de la mina á los hornos. Este plano empieza por un puente montado sobre columnas de hierro, media por un  ferro-carril en firme y termina por un viaducto de 100 metros, en dos tramos, 
montado sobre pilas metálicas del sistema de celosías. A continuación de él se halla el taller de preparaciones mecánicas de los minerales, donde han de ser clasificados por riquezas y tamaños, siendo movidos los aparatos por una máquina de 20 caballos horizontal, del sistema Gorliss, construida en la fábrica de Mr. Bede de Verviers (Bélgica). 

Prepáranse asimismo, entre otras mejoras, un sistema de señales telegráficas y una serie de tubos metálicos, por los que ha de correr el mercurio desde los hornos al almacén, cayendo en unas pilas de fundición cerradas, de invención del Sr. Monasterio, mediante las que el obrero, ni estará expuesto á los vapores mercuriales, ni tiene que ocuparse en llevar el azogue á la balanza sino cuando va á envasarse. Un indicador marca el azogue que contienen estas pilas por medio de una escala, y puede de ellas sacarse á voluntad en la cantidad que se desea, como se saca de un tonel otro liquido cualquiera. 

Terminamos estos apuntes manifestando que el estatablecimiento de Almadén, antes tan atrasado, será dentro de poco, no solo un establecimiento industrial á la altura del primero de este género, sino una escuela de mecánica para todo el que quiera estudiar los diferentes sistemas modernos, de distribución del vapor, expansión, calderas, cambios de movimiento y construcción sencilla y de gran gasto. Hoy puede ya mostrarse á los extranjeros con orgullo, sin avergonzarse ni bajar los ojos, como sucedía no há mucho, cuando atraídos de la fama de estas minas, venian las personas curiosas á visitarlas. El descender á aquellas obras grandiosas del interior, antes tan molesto, es hoy un paseo agradable; y en los snbterráneos, ya no se oye, sino rara vez, el chirrido de las carretillas de mano que arrastraban el mineral al pozo de extracción, regado por el sudor del carrero; están las galerías principales cruzadas de vías férreas, por las que se deslizan con facilidad y sin grande esfuerzo, pequeños wagones de hierro de la cabida de 400 kilogramos. 

Muchos ingenieros trataron de realizar los progresos de la ciencia; las Memorias son luminosas, sus indicaciones acertadas, sus economías dignas de estudio, y sin embargo, trascurrió el tiempo hasta que la necesidad hizo obligatorio lo que demandaban de consuno la humanidad y el impuesto.. 

Por eso dice el Sr. Pinilla en su Memoria que la explotación y beneficio de las minas de azogue de Almadén cuestan al Estado el 66 por 400 de su producto. A buen seguro que no llegan, ni con mucho, á esa cifra, los gastos de las minas de igual clase en Austria y en California. 

¿Qué remedio urge poner en práctica para evitar el mal? 

Ante todo, y sobre todo, enlazar la via férrea de Badajoz con el establecimiento-minero por medio de un ferro-carril, ya movido por el vapor, ya por fuerza animal, llámase camino de hierro ó califíquesele de tranvia. La cuestión está en construir la legua y media que separa á la mina de Almadén de la estación de su propio titulo. En ello ganarían el Tesoro y la industria nacional. 

Los demás medios que indica el Sr. Pinilla, recomiendan los ingenieros y exige la ciencia, se relacionan con los procedimientos de beneficio, empleo de máquiñas, conducción de minerales y establecimiento de laboratorios. En estos últimos años van gastados en mejoras positivas, que se traducirán en mayores productos y más saneados ingresos en el presupuesto, cinco millones de reales. ¡Gracias á Dios que algo empezamos á realizar por nuestro propio bien!  Que la parte facultativa intervenga más, dijo un alto funcionario; que la administracion dirija menos, hé aquí una gran verdad. Que los gastos sean muchos, importa poco; lo que importa es que los rendimientos correspondan á los sacrificios del país. 

Por lo demás, es digno de visitarse el establecimiento. 

La curiosidad y la inteligencia tienen ancho campo en donde espaciarse. Los hospitales, las escuelas, los criaderos de cinabrio y de mercurio, las galerías, la dehesa, cuanto ha producido la naturaleza y el hombre, pero sobre todo la primera, llaman la atención del viajero y le obligan á nuevas visitas y á más detenidos estudios. 

IX

Almorchón, 11 de Abril de 1873 

Ínterin almuerzan los viajeros en barraca, provisionalmente colocada á la derecha de la vía, continuemos nuestros apuntes, por si de algo sirven á los lectores de ambas naciones peninsulares. 

Al abandonar con tristeza el establecimiento minero de Almadén, volvimos al camino de hierro para seguir la linea de Lisboa. La provincia de Ciudad-Real iba quedando atrás, presentándose ante la vista una de las más ricas de Extremadura. En el tránsito se veía el valle de la Alcudia, posesión real un tiempo, hoy de la nación, de inmenso valor y de valiosos productos. 

Carlos Saiz Cidoncha, el primer escritor friki ciudarrealeño

EL IMPERIO GALÁCTICO DEL DOCTOR SAIZ CIDONCHA 

por Alfonso Merelo, en Scifiworld núm. 93 (septiembre-octubre de 2016).


Carlos Saiz Cidoncha es uno de los autores más peculiares de la literatura de ciencia ficción española. 

Es un personaje muy conocido entre el fandom español que le guarda un gran afecto debido a su gran humanidad y saber enciclopédico. 

Nació en Ciudad Real el trece de febrero de  1939, por lo que es uno de los escritores en activo más veteranos del genero. Posee tres licenciaturas, una en Ciencias Físicas, otra en Derecho y por ultimo en Periodismo del que ademas es Doctor con una tesis, la primera en España, cuya tema es la ciencia ficción titulada La ciencia ficción como fenómeno de comunicación y de cultura de masas en España. 
Después de terminar su primera licenciatura preparó oposiciones al cuerpo de facultativos del Instituto Nacional de Meteorología. Obtuvo una plaza y solicito ser destinado a Guinea Ecuatorial, donde estuvo trabajando hasta que se produjo la descolonización y fue repatriado en la década de los sesenta. 

Su actividad dentro de la ciencia ficción española comienza con su retorno a Madrid donde a finales de los anos 60 entra en con tacto con el fandom activo de aquella época. Forma parte del CLA, Circulo de Lectores de Anticipación -ya Podemos empezaba a infiltrarse en la sociedad-, y comienza a colaborar 
con la revista Nueva Dimensión con artículos sobre literatura y cine de género. El CLA se convierte en los anos 70 en la Asociación Española de Ciencia Ficción, embrión de la actual AEFCFyT, es decir Asociación Española de Fantasía Ciencia Ficción y Terror. 

LA OBRA LITERARIA DE SAIZ CIDONCHA 

Saiz Cidoncha ha sido, es, un autor que se ha prodigado en dos vertientes fundamentales en la ciencia ficción española: su faceta como ensayista y su faceta como escritor de ficción. 

Como ensayista fue uno de los primeros en  bucear sobre la historia de la ciencia ficción  española. En la revista Nueva Dimensión escribe un articulo muy nombrado sobre La Saga de los Aznar y otro acerca del gaditano Torres Quesada y El Orden Estelar. 

En 1976 se publica su ensayo, en la editorial Sala, el ensayo Historia de la ciencia ficción en España, que es el embrión de su posterior tesis doctoral de 1988. Es una de las primeras reflexiones serias sobre la historia del genero en España aunque se centra casi exclusivamente en el siglo XXI obviando to da la proto ciencia ficción de los anos anteriores. Esta deficiencia seria corregida en la mucho mas elaborada tesis doctoral que ya he nombrado. 

Además de sus artículos divulgativos en revistas y fancines, en 1997, y por encargo de Miquel Barceló escribe, al alimón con Pedro García Bilbao, el ensayo mas extenso sobre George H. White y la Saga de los Aznar. El ensayo se publica por parte de la Universidad Politécnica de Catalunya y es reconocido con un premio Ignotus por los aficionados españoles en la convención Hispacón de 1998. 

La obra de ficción de Saiz Cidoncha es amplia. Ha sido un autor al que le ha gustado especular en grandes escenarios de space opera. Su obra se centra sobre todo en su saga sobre el Imperio Galáctico. Casi toda su obra de relatos amplios, novelas, gira alrededor de ese concepto de Imperio del que La Tierra es el eje fundamental. 

Su primera novela publicada fue La caída del Imperio Galáctico editada por Albia Ficción en 1978. Este escenario galáctico es un remedo del Imperio Romano en decadencia. 

Las elites intelectuales conspiran contra el Emperador intentando traer una suerte de democracia. Intrigas y acción son los predominantes en la historia. 

Según mi opinión su mejor obra es Memorias de un Merodeador Estelar publicada en la colección Futurópolis de la editorial Miraguano. La obra esta protagonizada por un pícaro en la más genuina tradición de la novela picaresca. Luján es un perfecto pillo que viaja a través de la galaxia, durante una época postimperial en la cual los humanos, habitantes de planetas en decadencia tecnológica, deben enfrentarse a terribles alienígenas, esclavistas, planetas rivales... La novela imita la narrativa picaresca del siglo de oro en un divertimento muy interesante. Cidoncha se suelta en este texto dando muestras de su buen hacer y de su humor socarrón. El final de la obra contiene un homenaje singular a la obra de Torres Quesada, que él había glosado en Nueva Dimensión. Con la autorización de Torres, hace aparecer en un cameo a la capitana Alice Cooper que resuelve parte de los problemas de Luján. 

Saiz Cidoncha recibio el premio Gabriel a toda su trayectoria en la HispaCón de Gijón de 1993 otorgado por la AEFCFyT. 

GUIONES DE CÓMICS 

1978 

Historias fantásticas de ciencia-ficción

1979 

Cimoc 

1979 

Sunday #5 

1981 

Lorna y su robot
 

BIBLIOGRAFÍA (extracto) 

1978 La caída del imperio galáctico. 

1983 Antes del imperio. 

1986 Los Caballeros de la galaxia 
1995 Memorias de un merodeador estelar. 

1997 Viajes de los Aznar (ensayo con Pedro G. Bilbao) 

1997 Entre dioses y terrícolas. 

1998 Crónicas del imperio galactico. 

2002 Ruta entre estrellas. 

2003 La galaxia de los hombres muertos (trilogía) 





miércoles, 10 de junio de 2020

Enigmas, de Iliya abu Madi

Elia o Iliya abu Madi (1889-poeta libanés


ENIGMAS ("Al Talasim", en Los arroyos, 1927).

Traducción de Nayib Abumalham y Monstserrat Abumalham Mas. He modificado levemente la puntuación y sustituido algunas palabras, muy pocas, por sinónimos más adecuados.

I

He venido, no sé de dónde, pero he venido.
ante mí vi un camino y caminé
y seguiré caminando quiera o no.
¿Cómo vine, cómo veo mi camino?

No sé.

¿Soy nuevo o antiguo en esta existencia,
soy libre y emancipado, o un preso encadenado?
¿Soy yo el que conduce mi vida o soy conducido?
Tengo la esperanza de saberlo, pero...

No sé.

Mi camino... ¿cuál es mi camino? ¿Es largo o corto?
¿Por él asciendo o me precipito y me hundo?
¿Camino yo por el sendero o el sendero se desliza,
o estamos parados ambos y el destino es el que corre?

No sé.

¡Ay de mí! Cuando yo estaba en un mundo escondido y seguro,
¿me veíais como si supiera -mientras estaba enterrado- 
que un día aparecería y sería,
o tal vez parecía como si nada supiera?

No sé.


¿Antes de ser hombre,
fui siquiera la nada, un absurdo o fui algo?
¿Tiene solución este enigma?  ¿Perdurará siempre?
No sé. ¿Y por qué no sé?

No sé.

II

El mar

Un día pregunté al mar: ¿Mar, soy yo de ti?
¿Es cierto lo que algunos cuentan de ti y de mí,
o te parece que pretenden calumnia, mentira y falsedad?
Sus olas se rieron de mí y dijo:

"No sé".

Mar, ¿sabes cuántos milenios han pasado sobre ti?
¿Sabes, tal vez, la playa que yace junto a ti?
¿Saben los ríos que de ti salen y a ti vuelven
qué dijeron las olas al revolcarse?

No sé.

Eres un prisionero, Mar; ¡cuán grande es tu prisión!
Y como yo, oh poderoso, no eres dueño de ti;
mucho se asemejan tu estado y el mío, tus excusas y mis excusas.
Cuando escape de mi prisión, ¿te liberarás tú también?...

No sé.

Envías las nubes que riegan nuestra tierra y los árboles.
Te devoramos y decimos comer frutos.
Te bebemos y decimos beber lluvia.
Cuando lo decimos ¿acertamos o erramos?

No sé.

Pregunté a las nubes del espacio si recordaban tus arenas,
al árbol frondoso si sabía de tus favores,
si las perlas en los cuellos recordaban que de ti venían;
tal vez me lo imaginé; pero dijeron:

"No sé".

Mientras danza la ola, en tu abismo hay una guerra sin fin.
Crías pececillos junto a monstruos depredadores;
en tu seno conviven muerte y hermosa vida.
¡Ay de mí! ¿Eres cuna o sepultura?

No sé.

¡Cuántas jóvenes como Layla y mancebos como Ibn al-Mulawwah
dejaron sus horas en tu playa! Ella sus lamentos, él sus explicaciones.
Si él hablaba, ella lo atendía. Si ella decía, él cantaba.
¿El rumor de las olas es un secreto que ambos perdieron?

No sé.

¡Cuántos reyes, en tu entorno, levantaron cúpulas
y, al llegar la mañana, no quedaba sino niebla!
¿Regresarán, mar, algún día, o no tienen ya retorno?
¿Quizá están en la arena? La arena dijo: "Sin duda yo...

No sé".

En ti, como en mí, oh poderoso, hay conchas y arena,
pero tú no tienes sombra y yo dejo sombra sobre la tierra,
tú tampoco tienes seso, mar, y yo tengo inteligencia,
¿por qué, escucha, yo paso mientras tú permaneces?...

No sé.

Libro del destino, dime: ¿tiene él un antes y un después?
¿Soy yo una barca, en tanto fluye él sin límites?
¿No tengo yo objetivo, aunque el destino, en mi caminar, tenga sus metas?
Ojalá supiera; pero, ¿cómo saber?

No sé.

En mi pecho, mar, hay secretos maravillosos
a los que cubrió un velo. Yo mismo soy ese velo,
y cuanto más me acerco, más lejos están.
Me miro, y cuando ya casi lo averiguo...

No sé.

Yo, mar, también soy un mar, cuyas costas son tus costas,
entre el mañana ignorado y el ayer; y ambos te abarcan.
Ambos somos una gota, mar, de este y aquel.
Pero no me preguntes qué es el mañana o qué es el ayer, yo...

No sé.

III

El convento

Me dijeron: en el convento están los que alcanzaron el secreto de la vida;
pero yo no encontré allí más que mentes petrificadas
y corazones de los que se borró la esperanza: un despojo.
¿Soy el que está ciego o lo están los demás?

No sé

Se dijo: "Sé que los dueños de los secretos viven en celdas."
Dije: "Si verdad dice quien dice, es un secreto a voces".
¡Sorprendente! ¿Cómo pueden ojos velados ver el Sol,
mientras ojos sin velos no lo ven?

No sé.

Si el apartamiento es ascetismo y virtud, el lobo es monje,
y la guarida del león es un convento digno de veneración.
¡Ay de mí! ¿Ese apartamiento mata o da vida a las virtudes?
¿Podrá borrar un pecado, si él mismo lo es?

No sé.

Vi en el convento rosas entre espinas
conformarse con agua salobre, tras probar el fresco rocío.
A su alrededor hay luz de vida, pero se contentan con la oscuridad.
¿Es sensato matar el corazón a fuerza de conformidad?

No sé.

Como un alegre amanecer, entré al convento una mañana;
y como noche cerrada lo abandoné al atardecer.
En mi alma había una pena, y luego fueron más.
¿Del convento o de la noche procede mi dolor?

No sé.

Entré al convento a preguntar a los ascetas,
pero ellos, como yo, estaban estancados por la duda,
la indiferencia los dominaba y a ella se entregaban;
sobre la puerta estaba escrito:

No sé.

Es sorprendente: el místico asceta, ser inteligente,
abandona el mundo y, con él, todas las bellezas del Creador,
para buscarlo en un lugar desierto.
¿Ha visto en el desierto agua o un espejismo?

No sé. 

¡Cuánto polemizas, asceta, acerca de la absoluta verdad!
Si Dios hubiera querido que no ansiaras las cosas buenas
te habría construido sin seso y sin espíritu.
Lo que haces es, pues, pecado... Dijo: "Realmente yo...

No sé".

¡Tú que huyes! Es vergonzosa tu huida.
Nada bueno hay en lo que haces, ni siquiera para el desierto.
Eres un criminal ¡y qué criminal! Un asesino sin causa.
¿Puede Dios tener clemencia y perdonar algo así?

No sé.

IV

Entre tumbas

Me dije, estando entre tumbas,
¿se puede ver paz y sosiego si no es entre las fosas?
Mi alma apuntó: "Los gusanos tienen donde roer en las cuencas de los ojos".
Luego añadió: "A ti que preguntas, de verdad yo...

No sé".

Mira como todo se iguala en este lugar;
se confunden los restos del esclavo con los del rey,
aquí se aúnan el enamorado y el que odia,
¿no es esta la más completa igualdad? Y mi alma dijo...

"No sé".

Si la muerte es castigo, ¿cuál es la culpa de la pureza?
Si se trata de una recompensa, ¿cuál el mérito de la lujuria?
Y si no es ganancia ni pérdida,
¿a qué vienen esos nombres de "pecado" o "virtud"?

No sé.

¡Tumba, habla! ¡Contadme, despojos!
¿Acabó la muerte con los sueños? ¿Ha muerto el amor?
¿Quién lleva muerto un año y quién un millón,
o es que el tiempo en las tumbas se convierte en nebulosa?

No sé.

Si es la muerte un sueño, al que sigue largo despertar,
¿por qué no continúa esta hermosa vigilia nuestra?
¿Y por qué el hombre no sabe cuál es el momento de partir
y cuándo se desvela el secreto y conoce?

No sé.

Si la muerte es un dormir que colma el alma de paz;
si es libertad, no prisión; si es comienzo, no final,
¿por qué prefiero el sueño y no ansío morir
y por qué los espíritus sienten de ella temor?

No sé.

¿Tras la tumba, después de la muerte, hay resurrección,
vida y eternidad, o acabamiento y desaparición?
¿Son ciertas las palabras de la gente o son falsas?
¿Es verdad que algunos saben?...

No sé.

Si tras la muerte resucito en cuerpo y alma
¿te parece que resucitaré en parte o entero?
¿Crees que resucitaré como un niño, o lo haré como un hombre?
¿Me reconoceré, tras la muerte, a mí mismo?

No sé.

Amigo mío, ¡no me des esperanzas de rasgar el velo!
Después del tránsito, mi entendimiento no se ocupará de lo externo.
Si hoy, que comprendo, no sé cuál es mi destino,
¿cómo sabré, después de muerto, cuál es mi camino?

No sé.

V

El palacio y la choza

Vi un alto palacio de elevadas cúpulas
y dije: "Quien te construyó, lo hizo para que acabaras en ruina.
¿Tú eras parte de él, pero no sabes cómo desapareció
y él tampoco sabe qué encierras o lo sabe?"

No sé.

¡Proyecto! Eras una quimera antes de que te diseñaran tus constructores,
eras solo una idea en un cerebro al que cubrieron las sombras,
eras el deseo de un corazón al que devoraron los insectos,
tú eras el arquitecto que te trazó, o no, no...

No sé.

¡Cuántos palacios imaginó su constructor para durar y permanecer
plantados como cimas de montes, excelsos como las estrellas!
Pero el tiempo arrastró su cola sobre ellos y ahora son solo rastros,
¿por qué construimos, y por qué construimos para que se destruya?

No sé.

Nada hay en el palacio que no se halle en una humilde choza,
aquí y allá, soy un esclavo entre la duda y la certeza
y prisionero para siempre de ambas: la noche y la clara mañana.
¿Soy yo en el palacio o en la choza más refinado?

No sé.

Ni en la choza ni en el palacio de mí puedo huir.
Imploro y temo, me compadezco y me enojo,
ya sea mi ropa de seda dorada o de cáñamo.
Y, ¿para qué quiere ropas el desnudo?

No sé.

Pregunta a la aurora. ¿Tiene la aurora barro y mármol?
Pregunta al palacio. ¿No lo ocultan, como a la choza, las tinieblas?
Pregunta a las estrellas, al viento, al llanto de las nubes:
¿Veis las cosas como yo las veo...?

No sé.

VI

El pensamiento

Tal vez un pensamiento cruzó el umbral de mi alma con claridad,
y yo lo creí mío. Pero apenas se asentó, desapareció
como un fantasma se refleja en un pozo un instante y, luego, desaparece.
¿Cómo vino y por qué huyó de mí?

No sé.

¿Lo has visto acaso navegar sobre la tierra de un alma a otra?
¿Algo lo apartó de mí y no quiso quedarse
o, tal vez, lo has visto  pasar por mi alma como yo atravieso un puente?
¿Es posible que antes que la mía otra alma lo viera?

No sé.

¿Lo has visto, como un relámpago, brillar un instante y desaparecer?
¿Tal vez lo viste como un ave enjaulada, que, al fin, echa a volar,
o lo viste como una ola que se inclina hacia mi alma y se hunde?
Tal vez yo lo ande buscando y esté en mi interior,

No sé.

VII

Duelo y combate

Doy fe de que en mi interior hay un duelo y un combate.
Como un demonio me veo a veces y otras como a un ángel.
¿Soy acaso dos personas, y esta se niega a unirse a aquella,
o te parece que me equivoco en lo que veo?

No sé.

Mientras mi corazón conversa al amanecer es como una fronda,
y en él hay flores, aves canoras y arroyos.
Cuando llega el atardecer, se vuelve inhóspito y seco como el páramo.
¿Cómo se mudó mi corazón de vergel en desierto?

No sé.

¿Donde fueron mi risa y mi llanto de niño,
dónde mi ignorancia y mi reposo de mozo ingenuo,
dónde fueron mis sueños, que caminaban conmigo?
Todo ello se perdió, pero ¿dónde se perdió?

No sé. 

Tengo fe. Pero no son mi fe y mi virtud como las que tenía.
Lloro, pero no como solía.
También a veces me río, pero ¿qué clase de risa es esa?
¡Ay de mi vida! ¿Qué lo mudó todo?

No sé

Cada día tengo una ocupación, a cada instante unos sentimientos.
¿Soy el yo que era hace noches y meses
o, al ponerse el Sol, soy otro que a su salida?
Cada vez que pregunto a mi alma, me contesta:

"No sé".

Siempre que tuve algo lo desprecié
y, cuando lo perdí, lo deseé.
¿Qué me lo hizo amable, qué odioso?
¿Soy yo la misma persona que se apartó de ello?

No sé.

Tal vez hubo alguien con quien viví, por un tiempo, en alegría y diversión,
o un lugar que fue para mí, con el paso del tiempo, entretenimiento y placer.
Desde lejos, me hace señas y me parece más agradable y más nítido que de cerca,
pero ¿cómo permanece la imagen de algo ya desaparecido?

No sé.

Tal vez se trate de un huerto cuyos árboles defendí toda mi vida,
impidiendo que nadie cortara una flor de él.
Las aves llegaron al amanecer y picotearon sus frutos,
¿es de las aves del cielo el huerto o mío?

No sé.

Tal vez lo que es malo para Zayd sea bello para Bakr,
y ambos disputan, mientras para Amr es una quimera.
¿Quién tiene razón en lo que pretende, ¡ay de mí!
y por qué no hay medida para la belleza?

No sé.

He visto que la belleza se olvida, al igual que los defectos,
y el orto se desea igual que se desea el ocaso
y el mal y el bien he visto pasar y volver,
¿por qué considero, pues, al mal un intruso?

No sé.

La lluvia al caer lo hace contra su voluntad,
y las flores de la tierra esparcen su perfume a la fuerza,
no puede la tierra ocultar sus flores ni sus espinas:
no preguntes cuál de ellas es más deseable o más odiosa,

No sé

Tal vez las espinas se vuelvan corona de rey o de profeta
y sea la rosa adorno para el ojal de un ladrón o un pecador.
¿Envidian las espinas en el campo a la flor brillante
o te parece que las menosprecian?

No sé.

Tal vez las espinas que punzan mi mano me prevengan de un peligro,
mientras el veneno está en el perfume que penetra mi olfato.
Sin embargo, las rosas gozan del favor de mi aprecio y mi ley;
ley que puede ser injusta, pero...

No sé.

He visto a las estrellas no saber por qué brillan.
He visto a las nubes no saber por qué son generosas.
He visto al bosque no saber por qué se cubre de hojas.
¿Por qué todos me igualan en ignorancia?

No sé.

Cada vez que creí haber alzado el velo
y cada vez que creí que era mío el secreto, mi alma se rio de mí.
Descubrí desesperación y duda, sin encontrarme a mí.
¿La ignorancia es dulce o un infierno?

No sé.

Es para mí un placer escuchar el trino de los ruiseñores,
el susurro de las hojas verdes, el murmurar del arroyo,
y ver a las estrellas, como antorchas, brillar en la oscuridad;
¿te parece que el placer viene de ellas o de mí?

No sé.

¿Te parece que alguna vez fui melodía en una cuerda
o, tal vez, una onda en un río
o que estuve en una brillante estrella?
¿Fui perfume, susurro o brisa?

No sé.

Dentro de mí, como en el mar, hay conchas, arenas y perlas.
En mí, como en la tierra, hay prados, llanuras y montes.
En mí, como en el espacio, hay estrellas y nubes y sombras.
¿Soy mar o tierra o espacio?

No sé.

Entre mis bebidas están néctar, vino y agua pura.
Entre mis alimentos carne, frutas y verduras.
¿Cuántos seres en mi ser se han deshecho y mudado
en cuántos seres existe algo de mi ser?

No sé.

¿Soy yo más elocuente y dulce que el pajarillo del valle,
más seductor que la flor, si su perfume es más agradable?
¿Soy más astuto que la serpiente o más asombroso que la hormiga,
o más insignificante y humilde que ambas?

No sé.

Todos ellos, como yo, viven. Todos, como yo, mueren.
Todos tienen qué beber, como yo, y, como yo, qué comer.
Todos velan y duermen. Todos hablan, todos callan.
¿En qué me distingo de ellos? ¡Ay de mí!

No sé.

He visto a la hormiga procurarse el alimento como yo.
Ella tiene en la existencia objetivos y derechos como yo.
A los ojos del tiempo, son iguales su silencio y mi hablar;
ambos, un día, nos convertiremos en...

No sé

Soy como el vino y soy, a la vez, mi vino y mi jarra;
su origen está oculto como el mío y su cárcel es de barro como la mía.
El lacre que la sella se le puede arrancar como a mí
sin que sepa por qué, y yo...

No sé.

Se equivoca quien dice que el vino es hijo de la tinaja,
porque, antes de estar en el barro, estaba en las venas de la cepa.
Existía, antes que en las entrañas de la vid, en las nubes.
Sin embargo, antes de eso, ¿dónde estaba?

No sé.

Hay en mi cabeza una idea, en mis ojos una luz,
en mi pecho esperanzas y en mi corazón sentimientos.
En mi cuerpo hay sangre que corre y se agita;
sin embargo, antes de eso, ¿cómo era?

No sé.

No recuerdo nada de mi vida pasada.
No sé nada de mi vida por venir.
Tengo un ser, pero no sé en qué consiste.
¿Cuándo sabrá mi ser el misterio de mi ser?

No sé.

He llegado y paso sin saber.
Soy un enigma. Mi marcha y mi llegada son un enigma.
El que logró este enigma es él mismo un confuso enigma.
No discutas; sensato es quien dijo que yo...

No sé.

domingo, 7 de junio de 2020

Citas sobre la indiferencia

Si una persona ama solo a otra y es indiferente al resto de sus semejantes, su amor no es amor, sino una relación simbiótica o un egotismo ampliado (Erich Fromm)

La indiferencia es el apoyo silencioso a la injusticia (J. González Moore)

Para que triunfe el mal basta con que los hombres de bien no hagan nada (Edmund Burke)

No hacer el bien ya es un mal muy grande (J. J. Rousseau)

El peor pecado hacia nuestros semejantes no es odiarlos, sino tratarlos con indiferencia; esto es la esencia de la humanidad (W. Shakespeare)

La esencia de la inhumanidad es la indiferencia (G. B. Shaw)

Lo preocupante no es la perversidad de los malvados, sino la indiferencia de los buenos Martin Luther King

La única libertad posible es la indiferencia; por ello seguiré viviendo con mi sable y mi caballo (arturo Pérez Reverte)

A un gran corazón ninguna ingratitud lo cierra, ninguna indiferencia lo cansa (León Tolstoy)

Sarcasmos áureos

Si tu marido regresa a casa despeinado, con la camisa sin botones y con manchas de lápiz de labios en la cara, no descartes que se haya peleado con un payaso (Contra la Navaja de Occkam)

El karma no es la venganza del Universo, sino el reflejo de tus acciones

Quiero aprovechar este momento para felicitar a todos los que hablan de mí: tienen un muy buen tema de conversación.

Cuando se cierra una puerta y se abre otra, es que la casa está embrujada

Disculpa si no cumplo tus expectativas, es que mi prioridad es cumplir las mías

Nadie sabe lo que tiene hasta que viene otro y lo disfruta

Siempre supe que eras un error, pero fue un placer cometerte...

El Amor es mandar a tu pareja a la mierda y preocuparte por si llegó bien

No soy antipático, tengo amabilidad selectiva

Me molesta que me quieran explicar con manzanas lo que me tienen que decir con huevos. 

Citas sobre justicia


Una cosa no es justa por el hecho de ser ley: debe ser ley por ser justa, Montesquieu

Quien toma bienes de los pobres es un asesino de la caridad. Quien a ellos ayuda, es un virtuoso de la justicia (San Agustín)

Si el hombre fracasa en conciliar la justicia y la libertad, fracasa en todo (Albert Camus)

La justicia sobre la fuerza, es impotencia; la fuerza sin la justicia, es tiranía (Blaise Pascal)

Si murmurar la verdad aún puede ser la justicia de los débiles, la calumnia no puede ser otra cosa que la venganza de los cobardes (Jacinto Benavente)

Hacer depender la justicia de las convenciones humanas es destruir la moral (Cicerón)

¡Triste época la nuestra! Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio (Einstein)

El jurado está compuesto por doce personas elegidas para discernir quién tiene el mejor abogado Robert Frost)
En cualquier caso es cierto que la ignorancia aliada con el poder es el enemigo más fiero que la justicia puede tener (James A. Baldwin)

La justicia no será servida hasta que aquellos que no estén afectados estén tan indignados como los que lo están (Benjamin Franklin)

Ser justo con los que conmigo son justos es completamente natural, pero ser justo con los que son injustos conmigo es sin duda un signo de superioridad (Lin Yu Tang)

Dadme dos líneas escritas por el hombre más honrado, y encontraré en ellas motivo para hacerlo encarcelar (Cardenal Richelieu)

Sin piedad la justicia se torna crueldad, y la piedad sin justicia es debilidad (Pietro Metastasio)

Si hay algo que he aprendido, es que la piedad es más inteligente que el odio, que la misericordia es preferible aun a la justicia misma, que si uno va por el mundo con mirada amistosa, uno hace buenos amigos (Philip Gibbs)

Bajo un gobierno que encarcele a alguien injustamente, el lugar adecuado para una persona justa es también la cárcel (Henry David Thoreau)

Mi moción de la justicia es esta: los hombres no son iguales (Friedrich Nietzsche)

Es peor cometer una injusticia que padecerla, porque quien la comete se convierte en injusto, y quien la padece no (Sócrates)

Una cualidad de la justicia es hacerla pronto y sin dilaciones; hacerla esperar es injusticia (La Bruyére)

De nuevo la justicia de las clases burguesas consistió en una red que atrapa a las sardinas y permite escapar a los tiburones (Rosa Luxemburgo)

jueves, 4 de junio de 2020

El Mundo es un teatro

Algunos enfermos de coronavirus se vuelven negros cuando su hígado trastornado les segrega excesiva ferritina; si el presidente americano se volviera negro, tal vez le caería una rodilla sobre el cuello y se quejaría por una vez de otra cosa y no de los chinos, los hispanos, los negros, los europeos, las feministas, los antinazis y los anti Trump. No le iría mal quedarse sin aire, él, que tanto lo contamina.

Porque, quia, tate, no es un descolorido Michael Jackson ni un Banderas, aunque se envuelva en una; es un hombre sin hacer, como una cama o un niño presuntuoso y emperador. Jamás en su vida ha sacado la basura de su casa, aunque se haya sacado a sí mismo de sus oros, sus barbies, sus flequillos y sus otros marcos decorativos para fotografiar su egología con una Biblia, que, al fin y al cabo, es una geología del detritus capitalista. Hasta la Iglesia se ha quejado de las malas compañías que tiene que aguantar su libro. 

Todo El Mundo acusa a Marlaska de mentiroso; y es inútil: la gente ya no se cree nada, pues ha sido "educada" por los medios de masas para apreciar solo las premisas y no las conclusiones, para ver "el mundo" como un espectáculo y no como la realidad; la verdad no asoma desde hace tiempo por ningún lado; tal vez haya huido al cielo, como la Justicia, la mitológica Astrea. Un mentiroso, El Mundo,  dice que otros son mentirosos. Es como el silogismo bicornuto de Demócrito: "¨Demócrito jura que los abderitanos son mentirosos; pero Demócrito es abderitano: luego Demócrito miente: luego no es cierto que los abderitanos son mentirosos: luego Demócrito no miente: luego es verdad que los abderitanos son mentirosos; luego Demócrito miente; luego…"; son meras premisas. Y El Mundo es eso, abderitano; no es veraz, es simplemente absurdo: el Uróboro que se devora a sí mismo.



Machado lo decía evocando el soneto 138 de Shakespeare, que lo aplicaba a las mentiras de los enamorados: "Cuando dos gitanos mienten / ya es la mentira inocente: / se mienten y no se engañan". Nuestro manchego Juan Ruiz, más en línea con Shakespeare, escribió que "el amor siempre fabla mintroso", esto es, que amar es mentir; se ve que la prensa hace el amor. El plumífero Cisne del Avon (al que acusaba Greene de ser un cuervo que se vestía con plumas ajenas, como en la fábula), gran urdidor de mentiras teatrales, siempre muestra a sus personajes completamente autistas, sin entenderse mutuamente, sin escucharse: cada uno va a su bola. Por ejemplo, en Marco Antonio y Cleopatra los dos famosos personajes se pasan el tiempo mintiéndose y engañándose. ¡Y están enamorados! Al menos Romeo y Julieta no son tanto víctimas de mentiras como de meros malentendidos. No por nada Shakespeare es el maestro de los monólogos; sus diálogos separan más que acercan, al contrario que los de Cervantes. Por eso, si ir cada uno a su bola no es maldad, Trump no es malvado, aunque no llegue a personaje de Shakespeare y ni siquiera de sainete, y aunque no haya (todavía) generado alguna guerra, en lo cual su congénere Bush le gana por la mano; aunque sigamos sin conocer su declaración de la renta, algo ignoto y voluble para un derechista; dígalo si no la de Cospedal, la del mitológico marido de once culos, imprecisa, voluble y vana en el aire como la deleble nubecilla de un suspiro; está escrita en el viento y en el agua rápida. Y como no le salía a cuenta todo el humo de su cigarral, lo ha puesto en venta.

Habría ya que dejar los bulos, los hoax, las mentiras garrafales o a granel, si queremos ver claro. La verdad está comenzando a desaparecer, algo que solo le pasaba a la fantasía de Michael Ende; un escritor de futuros, Philip K. Dick, profetizaba como un nuevo Jules Verne no precisamente una nueva tecnología, sino la desaparición de la realidad. A eso nos ha conducido la retórica y la falta de lógica. Porque conviene avisar que de los tres tipos de violencia posible, la física, la emocional y la intelectual (que consiste en mentir), esta última es la más peligrosa: engendra las otras dos.

Y, para concluir con Shakespeare, en una de sus ficciones, el Sueño de la noche de San Juan, Teseo quiere oír una breve función teatral (la noche de San Juan es la más breve del año), que le dicen es diez palabras de larga. El asunto da igual, aunque trágico: la historia de Píramo y Tisbe. Pero Teseo comenta: "No puede estar mal nada inspirado por la sencillez y el respeto". De eso carece la comunicación en esta oscura y negra época: de verdad. Algo que ya no se muestra ni se conoce hoy en día, porque no se sabe qué es. El político prototípico, Pilatos, ya lo decía: "¿Qué es la verdad?"