viernes, 8 de septiembre de 2017

Novela autobiográfica de Sergio del Molino sobre su juventud y un profesor de filosofía suicida

Carmen Morán, "Adolescencia y culpa en la última novela de Sergio del Molino. El suicidio de un profesor y activista local permite al autor de 'La España vacía' abordar su época en un instituto en Zaragoza", en El País, 8-IX-2017:

La adolescencia le ha proporcionado a Sergio del Molino un buen caldo para el libro que ya tienen en las tiendas: La mirada de los peces (Random House). Un caldo donde se recuecen la música de vinilo y los sinsabores generacionales, el aburrimiento en un banco del parque con los pies enterrados en cáscaras de pipas, las ganas de coger un tren que lleve lejos, los primeros coqueteos con la literatura, las drogas y la violencia, el amor y los estudios, el instituto. Así estaba el tema, dando vueltas en la cabeza, cuando la llamada de un viejo profesor que anuncia que ha decidido poner fin a su vida ordenó las ideas en 200 páginas escritas “a borbotones” en unos pocos meses.

El profesor de filosofía es Antonio Aramayona, uno de esos maestros que los alumnos guardan siempre en la memoria porque sacan lo mejor de ellos, un personaje controvertido que pasó sus últimos meses de vida defendiendo unas pocas causas: el laicismo, la enseñanza pública, el derecho a morir dignamente, y que se apostó frente a la puerta de la consejera de Educación de Aragón durante meses acumulando multas de la policía que se negó a pagar. Aramayona se transformó en un héroe local de Zaragoza, donde se desarrolla esta historia, estaba enfermo, se movía en silla de ruedas y decidió que se quitaría la vida. Hizo de ello partícipes a varios amigos y antiguos alumnos. Sergio fue uno de ellos y de ahí nació esta obra, muy autobiográfica aunque, como avisa el autor, se trata de su mirada, distorsionada "por la miopía y el astigmatismo", sobre una época y un lugar.

Un barrio periférico de Zaragoza con nombre de santo, como tantos barrios obreros, el San José es el escenario donde un puñado de muchachos aburridos e hiperactivos orbitan alrededor del profesor que les agita las conciencias. “La adolescencia es muy atractiva literariamente porque permite abordar las contradicciones. Somos unos idiotas inconscientes a los que se suelta al mundo sin que sepamos qué hacer con él. Pero es bueno ser idiota a esa edad, porque aquel que no lo practica entonces corre el riesgo de hacerlo a los 50 y causar mucho daño. De jóvenes deberíamos tener una reserva animal, una barra libre de idioteces para llegar saludables a la edad adulta. El adolescente transita entre la infancia y la edad adulta, entra y sale, entre la irresponsabilidad de ser un niño y las consecuencias de sus acciones. Tiene la posibilidad de ser cínico y entonces habrá mordido la manzana, ahí está ya el pecado original. Es una etapa idónea para plantear dilemas morales”, dice Del Molino.

El autor moldea una crónica social de la España de los años ochenta, cuando las drogas hacían estragos

Periodista también, el autor moldea una crónica social de la España de los años ochenta, cuando las drogas hacían estragos sin que las casas de la juventud ni los maestros más esmerados pudieran hacer mucho por los muchachos que daban vueltas alrededor de los descampados que bordeaban su barrio y la ciudad entera. Y la entremezcla con la actualidad, en la que esos alumnos han crecido y se dedican a sus vidas que, en ocasiones, como es el caso de Sergio, autor y protagonista, ya les ha dado algún zarpazo sin remedio. No hay tiempo que dedicar a esos viejos maestros, sus causas ya no son las propias, a veces hay que disimular, tristemente, el desinterés. Y de ahí nace la culpa. “Eso es lo que es este libro, la asunción de la culpa por haber dejado de lado a estos maestros a lo que un día idealizábamos y con el tiempo los hemos visto solo como humanos. Pero es a la edad adulta cuando, si lo sabes mirar bien adquieren todo su interés”, dice. Cuando ya no se mira por encima del hombro se ve al amigo y quizá la distancia se ha vuelto insalvable.

Del Molino pasó el 15-M viendo morir poco a poco a su hijo en un hospital. Cuando salió de aquella cámara aislante España se había transformado un poco, el friso político era distinto, muchas causas que compartía habían salido a la calle y su viejo profesor era el protagonista de provincias de varias de ellas. “Lo habían convertido en un santo, lo habían beatificado. Se hicieron de él semblanzas donde yo casi no le reconocía. Era casi un gurú. No me irritaba lo que él hace sino lo que los demás hicieron de él y que él mismo impidiera ver al hombre real, mil veces más interesante, amable y querible que aquel de resonancia pública. Él lo alentó, en eso sí puedo tener un reproche”, explica Del Molino.

En un barrio periférico de Zaragoza un puñado de muchachos orbitan alrededor del profesor que agita sus conciencias

Pero este libro no es sobre Antonio Aramayona, es sobre Sergio del Molino. Él es el protagonista que se desnuda ante los que le conocen evitando el pudor que congela a algunos escritores. “Eso es justo lo que no hizo Antonio. En los libros que escribió él no estaba, no se oía su voz, ni se percibía su aguda ironía, ni su forma de hablar”. Ya no era aquel personaje del que se enamoraron los alumnos, por el que ciegamente podían convertirse en terroristas si él se lo pedía, que los arrastraba como una ola en bromas macabras que exprimía sin piedad para extraer el sentimiento crítico con el que un maestro enseña a sus alumnos a pasar a la edad adulta.

No era fácil en aquella época. La fauna de los institutos era cruel e impía, y entonces, dice Del Molino, “cerraban la puerta de la sala de profesores y que el patio del recreo ardiera si quería”. Cristales rotos, mesas con las patas destornilladas, maltrato adolescente que ahora tiene nombre propio: bullying. “Aquella España ya no existe, ahora somos más civilizados, las familias se ocupan de que sus hijos no sufran maltrato, las Administraciones procuran combatirlo, los periódicos lo cuentan, lo mismo que pasa con la violencia contra las mujeres. Y los chicos tienen más recursos y se aburren menos. Hasta en la España más tocada por la crisis se vive mejor que entonces, cuando no había ni sesión doble ni simple, es que no había cine, ni hablar de móviles o tabletas. Yo creo, con Steven Pinker, que le pone cifras a esto, que el mundo cada vez esta mejor”.

Para demostrarlo, en este libro vuelve a asomarse con maestría aquella España que se fue vaciando para reunirse en las periferias de las ciudades, en barrios con nombre de santo donde algunos maestros se empeñaban en que sus alumnos pudieran soñar sin que fuera en un tren que les llevara lejos.

jueves, 7 de septiembre de 2017

Buscadores de libros de texto económicos

En este enlace.

http://www.abc.es/familia/consumo/abci-direcciones-encontrar-libros-texto-mejor-precio-201709061820_noticia.html

martes, 5 de septiembre de 2017

La reforma educativa francesa no es como la española, sino sensata

Marc Bassets, "Macron lleva su espíritu reformista a la educación francesa", en El País, 4-VIII-2017:

El presidente abre su primer curso escolar con clases reducidas y una semana de cuatro días en algunos centros

El presidente francés, además de jefe de los ejércitos, ejerce oficiosamente de primer maestro del país. Un preceptor, un modelo. Emmanuel Macron, que se toma en serio esta tarea, inauguró este lunes su primer curso escolar, una jornada casi sagrada en Francia, país donde la educación —laica, republicana, centralizada— es uno de los pilares de la identidad nacional. Macron, que visitó una escuela de Forbach (Mosela), quiere llevar su espíritu reformista a los 12,4 millones de estudiantes que comenzaban el curso. Con dos medidas estrella: las clases de doce alumnos para primero de primaria en algunas escuelas, y el regreso opcional a la semana de cuatro días.

"Lo ha dicho el ministro nacional de la educación", justificaba por la mañana, en una escuela del distrito XV de París, una profesora. Se refería al hecho que hubiese recibido a los alumnos con música sonando en unos altavoces. Y efectivamente, en junio, el ministro Jean-Michel Blanquer sugirió a las escuelas que acogiesen a los alumnos con música. Algunas organizaron a toda prisa ensayos de la coral; otras, como la mencionada en París, se limitaron a poner música grabada.

Este es un país jerárquico: los deseos de un dirigente se cumplen con mayor o menor rigor en todo el país. Y, si el presidente tiene aún algo de monarca prerrevolucionario, el ministro de la Educación es una especie de cardenal laico, una autoridad fundamental en país en el que, como decía el escritor Charles Péguy, los maestros de primaria son los “húsares negros" de la República, los soldados que, con el arma de la pizarra y a tiza, llevan por todos los rincones del Hexágono, y de los territorios de ultramar, los valores de la igualdad, la libertad y la fraternidad.

Todo ministro quiere dejar huella cuanto antes, y aunque lleve menos de cuatro meses en el cargo, Blanquer ya ha marcado el rumbo con una serie de medidas —medidas limitadas pero simbólicas: el macronismo traducido a la educación— que esta semana empiezan a ponerse en práctica.

CINCO MEDIDAS

SEMANA DE CUATRO DÍAS. Reducción optativa de la semana lectiva de cuatro días y medio a cuatro días, con el miércoles como jornada libre para dedicar a actividades extraescolares.

CLASES REDUCIDAS. Clases de doce alumnos en el primer curso de la escuela primaria en zonas en dificultad, medida destinada a atenuar las desigualdades desde el inicio de la escolaridad.

AYUDA EN LOS DEBERES. Los alumnos de la escuela intermedia, de entre 11 y 15 años, puedan hacer los deberes en clase con la ayuda de profesores y voluntarios, una medida diseñada para los alumnos cuyas familias no pueden ayudarles.

MÉTODO SILÁBICO. Los debates educativos alcanzan niveles muy técnicos en Francia. La mejora del aprendizaje de la lectura es una prioridad del ministro de Educación, Jean-Michel Blanquer, que ha suscitado una pequeña polémica al propugnar el método de aprendizaje silábico.

FUMAR EN LA ESCUELA. Otra propuesta en debate en este inicio de curso: la posibilidad de permitir fumar dentro del recinto escolar, donde ahora está prohibido. El objetivo atenuar el peligro de atentado terrorista contra los estudiantes fumadores concentrados en la calle ante el centro educativo.

La primera es la posibilidad de reducir la semana escolar de cuatro días y medio a cuatro días en la primaria. Un tercio de las escuelas francesas, sobre todo en municipios rurales, se ha acogido a esta posibilidad, que en realidad representa un regreso a la reforma adoptada bajo el presidente Nicolas Sarkozy. Se trata de liberar el miércoles para actividades extraescolares, jornada que tradicionalmente había sido festiva en la educación francesa (la práctica se remonta a 1882, cuando la República dejó libre el jueves para que los alumnos pudieran seguir una instrucción religiosa fuera de los edificios de la escuela pública).

La otra medida estrella es la división por dos de las clases de primero (curso preparatorio, o CP en francés) en las zonas llamadas REP+, que el Ministerio de Educación define como aquellos “barrios o sectores aislados con mayor concentración de dificultades sociales que tienen una incidencia fuerte en el éxito escolar”. En 2.500 clases de CP habrá doce alumnos por aula. En los próximos años debe extender a más zonas en dificultades y al segundo curso.

No ha sido un inicio de curso caliente, pero tampoco sin tropiezos. Seis mil alumnos recién graduados del bachillerato no han encontrado plaza en la universidad. Y los recortes en las subvenciones públicas a empleos de bajos ingresos, como el personal de los comedores, afectan a la escuela. Como institución central en Francia, los traumas de la República, todos sus problemas se proyectan en ella, desde las desigualdades sociales hasta el temor a los guetos y la islamización.

El debate de fondo ahora, y las críticas a Blanquer, va más allá de las iniciativas citadas. Se cuestiona su afinidad política con la derecha liberal —ocupó cargos de responsabilidad durante los años de Sarkozy—, su apego a los hallazgos más recientes de las ciencias cognitivas para diseñar políticas educativas y una retórica y un estilo tradicional.

Blanquer, que hasta que Macron lo nombró ministro dirigía la escuela de negocios ESSEC, regaló a 150.000 alumnos del quinto curso las Fábulas de La Fontaine y desea reforzar la enseñanza del latín, "un vector de la lucha contra las desigualdades", ha dicho a Le Figaro. En la misma entrevista, proclama: "Nuestro objetivo primordial es que cada alumno en la escuela primaria sepa leer, escribir, contar bien, y respetar a los demás". Y añade: "El ministerio de Educación es ante todo el ministerio de la lengua".

Parece un eco de la definición de lengua materna que puede leerse en el recién reeditado Diccionario de pedagogía de Ferdinand Buisson, publicado entre 1882 y 1887, y considerada la Biblia de la educación laica, el manual de los maestros de escuela republicanos de finales del XIX y principios del XX. "La enseñanza de la lengua nacional es evidentemente la obra capital de la escuela primaria", se lee en la definición.

En la introducción de la nueva edición, el historiador Pierre Nora retraza el hilo entre la revolución, la república, la razón, la democracia, la educación y finalmente "la instrucción primaria" en la que, escribe, reposa "la identidad misma del ser nacional". Todos los ministros quieren dejar su huella, y sus reformas, pero hay una continuidad en la escuela republicana que todavía no se ha quebrado.

lunes, 4 de septiembre de 2017

Consérvese frío

En El año que vivimos peligrosamente (1982), Linda Hunt, que hace de enano camarógrafo, le señala al periodista Mel Gibson el hotel donde, en medio de la revolución indonesia, se albergan los corresponsales de prensa occidentales, el único que posee aire acondicionado. Y añade: "Ahí pagan para que los mantengan fríos". 

Mucha gente es así: está dispuesta a ganar y pagar dinero para garantizarse una cómoda y gélida ignorancia. Fernando Savater lo describe así: "Hay bastantes que para estar contentos necesitan no enterarse de los padecimientos que abundan a su alrededor y de algunos de los cuales son cómplices. Pero la ignorancia, aunque esté satisfecha de sí misma, también es una forma de desgracia..." (Ética para Amador). Esos bastantes prefieren las desdichas lejanas, de cualquier tipo, estadounidenses, venezolanas, etc. a las propias, con las cuales siempre podrían tener alguna incómoda conexión. 

Pero en este cálido verano de sequía física, ideológica y moral, muchas familias pobres han tenido que maldormir en el salón del ventilador por falta de aire. Así me lo han contado algunas. No tienen dinero para poder soportar el calor que causan los que pagan por mantenerse fríos. También me han contado otro tipo de conductas: una dueña que alquila siete pisos de su propiedad se enfada y cabrea porque el ruido del aire acondicionado de la familia que vive bajo su piso no le deja dormir... aunque al parecer deja dormir a todos los demás vecinos. Y se cabrea y echa cubos de agua a los aparatos.

Pero en el Congreso de diputados (y en otras partes, como en el Ayuntamiento de Puertollano) lo único en que piensan es en una posible moción de censura... A la gente eso le da igual: les suena a "micción de censura" o algo peor. Sufren, pero los congresistas permanecen fríos en su gélido hotel, que se llama Congreso de los Diputados. Tienen mucho miedo a que el calor los corrompa, al parecer.

Eugenio Merino, un artista de vanguardia que hace montajes para concienciar a los que no tienen conciencia, o la tienen en Suiza, metió a Franco en una moderna nevera de coca-colas para ser visto y consumido en la actualidad:




El pasado puede mantenerse no digamos que vivo, pero sí que maravillosamente congelado cuando no se sabe qué hacer con él, cuando no se asume. Y en España hay mucha gente que no termina de asumir que la transición no ha acabado porque nunca llegó a llegar y ni siquiera a empezar. Lo mismo cabe decir de ciertas ideas absolutistas de izquierda y de derecha. Pero otra Constitución es posible. Si bastantes nos descongeláramos...

domingo, 3 de septiembre de 2017

Familias tóxicas

Carlos Alcelay, Sobrevivir a una familia tóxica, en El País, 03/09/2017:

Revelación de secretos inconfesables, madres que no actúan como tales, broncas entre hermanos, disputas por la herencia, decepciones con los padres, e incluso violencia psicológica y física... Hay veces que el entorno familiar se convierte en un verdadero campo de minas del que es difícil salir ileso. Repasamos algunos de los casos más sonados y hablamos con expertos para aprender a sortear esas 'bombas'. La tormenta familiar en directo sirvió a Alba Carrillo para acaparar protagonismo en el reality Supervivientes. La modelo se enteró, al tiempo que lo hacía la audiencia, de que su madre, Lucía Pariente, nunca había estado enamorada de su marido. Esa confesión pública fue el comienzo de un espectáculo grotesco en el que cada personaje aireaba las miserias de una relación tóxica que sigue representándose en los medios con la ausencia del padre, quien prefiere ignorar a ambas. Los tres podrían ser un referente oportuno para explicar hasta qué punto el hogar puede ser un entorno viciado."La familia es el primer escenario de nuestra vida. En ella aprendemos a descubrirnos, a conocer el amor o el desamor, el aprecio o el desprecio... Es el lugar donde se desarrolla nuestro yo, y si en ese ámbito nos encontramos con personas tóxicas, entonces la solución es la distancia". La psicóloga Laura Rojas-Marcos expone en su libro 'La familia: de relaciones tóxicas a relaciones sanas' el alto coste emocional de los vínculos entre padres, hijos o hermanos. Las peores afrentas y las aversiones más profundas se pueden llegar a generar entre quienes más afecto y respeto deberían mostrarse. Probablemente la solución más saludable, afirma Rojas-Marcos, sea romper lazos, aunque no siempre resulte fácil.La falta de sinceridad, la existencia de realidades paralelas solo conocidas por alguno o algunos miembros de la familia es un elemento distorsionador de la convivencia hasta el punto de crear un ambiente irrespirable. "La revelación de secretos dolorosos desestructura enormemente la dinámica familiar, generando enfrentamientos duros y una desconfianza crónica", apunta la doctora en Psicología Vanessa Fernández, máster en Inteligencia Emocional. "No hay nada peor que airear esas disputas. El daño que se hace es irreparable y se cierran las puertas a cualquier tipo de entendimiento", asegura. Sin embargo, una de las peores consecuencias de la fama es tener que compartir la intimidad con los demás. Son innumerables los casos mediáticos que sirven para describir a la familia tóxica.No le fue fácil para la actriz Leighton Meester (conocida sobre todo por la serie Gossip Girl) enterarse de adulta que había nacido en la cárcel, donde su madre cumplía condena por tráfico de drogas. Su relación fue irrecuperable y Leighton llegó a quitarle la tutela de su hermano menor. Al actor Woody Harrelson también le cambió la vida, como relató al diario británico 'The Guardian' cuando, siendo un adolescente, se enteró por casualidad de que su padre había sido condenado a cadena perpetua por la muerte de un juez, que llevó a cabo por encargo de un traficante. Leighton Meester nació y creció en la cárcel. 

Muchos conflictos personales tienen su explicación en la no aceptación del otro como es. "No solemos ejercitar la empatía, aunque debería ser la más básica de nuestras virtudes. Ser tolerantes, darse cuenta de que los demás tienen opiniones y sentimientos distintos, es esencial para establecer relaciones estrechas, o al menos aceptables", afirma la doctora Fernández. Si se carece de esa sensibilidad, los efectos pueden ser devastadores. De eso sabe mucho Jennifer Aniston. "Cuando era niña, sufría dislexia y mi madre -la exmodelo Nancy Dow- no me apoyaba. Creía que era poco inteligente y me criticaba de forma cruel. Ella era preciosa, impresionante. Yo no", relataba a un periodista del The Hollywood Reporter. Por eso hoy todavía se reconoce como insegura y acomplejada, y durante años no mantuvo ningún vínculo con su madre, que murió el año pasado. Drew Barrymore no recibió mejor trato de su progenitora, Jaid, quien la explotó cuando era una estrella infantil, la hizo participar en sus fiestas cuando era solo una adolescente y, finalmente, también la empujó a sus adicciones. Tras un largo periodo de autodestrucción, Drew rehízo su vida, aceptó las debilidades de Jaid y hoy se ocupa de ella para crear junto a sus dos hijos la vida familiar que deseó durante tanto tiempo. "En las consultas vemos que las diferencias económicas con padres o hermanos son el principal motivo de los conflictos familiares", apunta Vanessa Fernández. Yañade: "La generosidad y la empatía deberían ser los pilares de una relación de cariño, pero no siempre es así". Parece que la conocida animadversión entre Rocío Carrasco, heredera universal de Rocío Jurado, y sus hermanos, Gloria Camila y José Fernando, estalló con el reparto de la herencia y la supuesta escasa protección económica que la hija mayor de la cantante prestó a ambos cuando eran menores de edad. Con cierta periodicidad, nuevas declaraciones corrosivas recuerdan que sigue muy vivo el enfrentamiento de Carrasco con el resto del clan.

En el peor de los casos, quienes se ven víctimas de esos entornos viciados terminan sufriendo serios trastornos de personalidad

Una situación similar a la que sufre Arantxa Sánchez Vicario desde que reveló en su autobiografía 'Arantxa, ¡vamos!' que había roto la comunicación con su familia y que estaba arruinada por la mala gestión que sus padres habían hecho de su patrimonio. Desde entonces, sus diferencias se han resuelto en los juzgados. La bronca con sus hermanos que estalló en el tanatorio donde reposaban los restos de su padre agudizó el odio que ahora se profesan."En cualquier disputa todos tienen parte de razón. O se reflexiona y se negocia o la relación se vuelve insoportable", explica Fernández. "En nuestra cultura, que nos enseña que la familia debe ser el eje de nuestro mundo social, verse enemistado con todos es durísimo. Esas personas se sienten solas, aisladas y suelen desarrollar sentimientos paranoides sobre el comportamiento de sus familiares", añade.En el peor de los casos, quienes se ven víctimas de esos entornos viciados terminan sufriendo serios trastornos de personalidad. Entre el adorable actor infantil Macaulay Culkin y el adulto adicto a las drogas hubo un padre manipulador, una madre sumisa y un divorcio en el que se disputó la fortuna generada por su hijo. Cuando Culkin logró recuperar el control de sus finanzas y excluir a sus progenitores, no volvió a tener contacto con ellos. Lindsay Lohan al menos mantiene con su madre una relación tortuosa que se ha roto tantas veces como se ha recuperado. De su padre alcohólico prefiere no saber nada. "Estoy cansada de mantener a mi familia y de jugar a ser el papá y la mamá de mis hermanos. Quiero tener mi propia vida", dijo en una entrevista televisiva con Oprah Winfrey donde se mostró como una damnificada del éxito, lo que ayuda a explicar sus problemas con el alcohol y sus reiterados propósitos de recuperación.

"Mi padre me maltrataba. Crecí en un ambiente violento. Presencié escenas de maltrato en mi casa y en las de mis vecinos. Cuanto mayor se hace uno, más consciente es de los efectos que esto puede tener en la vida". Así hablaba sobre su infancia Christina Aguilera en un evento promovido por la plataforma HopeLine contra la violencia de género. También reconocía que gracias a esa traumática experiencia había comprendido el valor de la auténtica familia. Charlize Theron conoce esa necesidad de ofrecer a sus hijos el entorno seguro y afectuoso del que ella no disfrutó. La actriz tenía 15 años cuando una noche su padre llegó a casa ebrio y agresivo, como era habitual en él. Cogió una escopeta y amenazó con matarla. Su madre reaccionó, se hizo con otra arma y le disparó. Él murió a sus pies. Desde entonces sufre un trastorno obsesivo-compulsivo."La violencia destruye cualquier familia. Si la sufren los niños es probable que arrastren secuelas de adultos. El único camino es alejarse de ese entorno y recibir ayuda psicológica", explica Vanessa Fernández. Nada cuesta tanto perdonar como los pecados de familia. Nada tan nocivo como no recibir de ella el amor, la protección y la estabilidad esperados. Y nada tan difícil como pasar página porque, asegura la psicóloga, "lo que dices se puede olvidar, pero nunca lo que haces sentir".

sábado, 2 de septiembre de 2017

It, película de terror

Gregorio Belinchón, "‘It’: el terror en dos letras. La versión en cine de la novela de Stephen King incide en el miedo social", en El País, 30-VIII-2017:

Habría que cotejarlo, pero hasta en eso Stephen King fue un visionario: cada 27 años aproximadamente una ola de ultraconservadurismo asuela Estados Unidos”. La argentina Bárbara Muschietti sabe de lo que habla, porque ha producido la nueva versión de It, obra maestra del terror y a su vez otro incisivo retrato social de King, escritor que ha sabido trascender el género que le ha dado fama y millones de seguidores. Porque It fue escrita en la época de Reagan —se publicó en 1986— y narraba un drama que acontecía durante la Guerra fría. It, la película, se estrena —el próximo 8 de septiembre— durante los días en que un furioso tuitero reside en la Casa Blanca y se desarrolla durante el gobierno de Reagan. Más o menos, cada 27 años. Andy Muschietti (Buenos Aires, 1973), director del filme y hermano de la productora, con la que forma dúo creativo, achaca todo al escritor: “Tiene que ver con la lucidez de ciertos artistas que adquieren un compromiso constante con las situaciones sociopolíticas, como King, que hoy es un activista a través de Twitter y un hombre dotado de gran humor”.

Los juegos temporales señalan claramente la base política de la obra de un escritor de profundas raíces estadounidenses. “Hay tantos paralelismos que se pueden realizar de It con la actualidad, incluyendo el misil lanzado por Corea del Norte que ha sobrevolado Japón...”, cuenta Bárbara. El Derry en que se sitúa It, un pueblo ejemplo de la América de la costa Este, sirve como radiografía: “Los personajes de It son definitorios de lo que piensa King. ¿Quién se enfrenta al terror?”. Los niños que conforman el club de perdedores: un niño absorbido por una madre hipocondríaca, otro judío, un afroamericano que no va al colegio, el gafotas charlatán, una niña de la que abusa sexualmente su padre... “Cuando uno de esos críos, Bill, le insiste a sus amigos que lo que están viendo no es real, que el payaso asesino no existe, King está dividiendo en dos a los estadounidenses: los que ven y los que no ven... o no quieren ver. King siempre ha optado por la ficción , pero no duda en dejar mensajes”, asegura el cineasta, y a su lado su hermana apostilla: “En realidad, los que ven el terror [el ello del título] son miembros de minorías, están forzados a verlo, no les queda otra. Buen por raza, género o religión. Los losers,los perdedores en un pueblo aparentemente perfecto”. En la historia se subraya: cada 27 años desaparecen multitud de niños en Derry, y los adultos miran para otro lado. Solo los críos parecen verlo y sufrirlo.

Y lo que ven es a Pennywise, el payaso rey y rostro del terror. King también fue pionero en dar voz a miles de personas a quienes los payasos provocan escalofríos. Hace unos días, Pam Moody, presidenta de la Asociación Mundial de Payasos, se quejó en la revista The Hollywood Reporter de la imagen que da el cine —y en concreto este filme— de su profesión. A los Muschietti les provoca una sonrisa la diatriba. Que llega tarde, porque desde que en 1990 Tim Curry encarnara a Pennywise en la miniserie de televisión que adaptó a las pantallas por primera vez It, el audiovisual (y más aún desde que existe YouTube) se ha llenado de payasos criminales. El Pennywise de 2017 llegó de un proceso de selección absolutamente abierto. Tanto que incluso en un momento dado Tilda Swinton entró en la lista. Finalmente, el elegido fue Bill Skarsgård, hijo de Stellan y hermano pequeño de Alexander. “Estábamos abierto a todo”, recuerda Bárbara. “Llegaron actores veteranos y jóvenes, hombres y mujeres”. El intérprete sueco acabó elegido por su rostro algo aniñado. “Y porque se alejó por completo de la sucinta imitación a Tim Curry, error en el que cayeron muchos de sus compañeros, y nos ofreció algo nuevo”. A una semana del rodaje, el director le explicó que retocarían sus ojos en posproducción porque querían que se movieran de forma independiente. “Y me soltó: ‘No hace falta’. De repente, movió uno de los dos. Solo puede hacerlo una persona entre un millón, y justo nosotros habíamos contratado a una de ellas”.

El cineasta y su voz

Los Muschietti han encarado It con más presión interna que del estudio que les contrató. “Quería recuperar las impresiones que sentí cuando leí por primera vez la novela. Y eso era más importante que lo que pensara un ejecutivo o 18 millones de fans. Porque cada uno tiene sus opiniones, y más en un libro con tantos eventos y personajes. Como cineasta tienes que encontrar una visión, y cuanto más cercana esté a tu experiencia emocional, mejor. Si no, es un proceso artificial. Y de hecho ves muchas películas basadas en trabajos de King hechas sin amor”. El director empieza con la lista de filmes que sí nacieron de esa pasión: “Cuenta conmigo, Cadena perpetua... Y más. Dirigidos por creadores influidos por la manera de narrar del autor. También es cierto que King puede que sea el escritor más adaptado al cine de la historia”. Sobre los fans, un apunte: el primer tráiler de It tuvo en Internet 197 millones de visionados solo en sus primeras 24 horas, rompiendo el récord de 139 millones de Fast & Furious 8.

La pareja Muschietti, que residió en Barcelona durante unos años, debutó en el largo con Mamá (2013), otro filme de terror que trasciende el género con Jessica Chastain y Nikolaj Coster-Waldau como protagonistas. Desde entonces han estado en varios proyectos de los que han salido bien por desavenencias creativas, bien porque se hundían. El mismo It lo heredaron de Cary Fukunaga (True Detective), y Andy pidió retocar el guion para volver a incluir escenas de la novela, aunque en la pantalla solo aparecen las desventuras de los protagonistas en su época infantil. “Todo está relacionado en It. Porque el final de la infancia significa que dejas de sentir. Al menos, sientes de forma más intelectual a partir de ese momento. De crío la magia manda. Ese mundo desaparece con la adolescencia. Me interesaba mucho incidir en ese aspecto”, confirma Andy.

Así que al cortar en dos la novela y dejar de lado los acontecimientos de los protagonistas adultos, It —película— podría tener una segunda parte: “La intención está ahí, aunque todavía no hay un empujón”, clarifica Bárbara. Y si se rueda, se avanzará en la trama 27 años, hasta llegar a nuestros días. A la época Trump. “Sí, hay margen ahí para referencias menos sutiles a los acontecimientos actuales, del Gobierno de Trump. Porque es tan obsceno lo que está pasando...”, asegura el director. “A mí me gustaría seguir mezclando las dos líneas temporales, algo fundamental en el libro. En la primera no lo hemos hecho para no interferir en una historia tan bella como es la de la infancia”. Y Bárbara le apunta, verbalizando un deseo bastante generalizado: “Mira que si cuando filmamos ya no está Trump...”.

viernes, 1 de septiembre de 2017

El ruido, el furor y la vida

Shakespeare, Macbeth, V,  5:

Life’s but a walking shadow, a poor player
That struts and frets his hour upon the stage
And then is heard no more: it is a tale
Told by an idiot, full of sound and fury,
        Signifying nothing.

¿Qué es la vida sino una sombra, un histrión que pasa por el teatro, y a quien se olvida después, o la vana y ruidosa fábula de un necio? (en prosa).

(Marcelino Menéndez Pelayo, Madrid, 1881.)

¡La vida no es más que una sombra que pasa, un pobre cómico que se pavonea y agita una hora sobre la escena y después no se le oye más…; un cuento narrado por un idiota con gran aparato, y que nada significa…! (en prosa).

(Luis Astrana Marín, Madrid, 1920.)

Sombra ambulante es esta vida, mísero actor que en el escenario se afana y pavonea un momento y al cabo, para siempre, calla su voz. Relato de un idiota, lleno de ruido y furia, que nada significa (en prosa).

(Guillermo Whitelow, Buenos Aires, 1970.)

La vida es una sombra tan sólo, que transcurre; un pobre actor
que, orgulloso, consume su turno sobre el escenario
para jamás volver a ser oído. Es una historia
contada por un necio, llena de ruido y furia,
que nada significa (en verso).

(Manuel Ángel Conejero, Madrid, 1980.)

Es la vida
sombra fugaz, pobre histrión que en escena 
se pavonea un rato, y nada más
vuelve a saberse de él: es el relato
de un idiota, lleno de furia y ruido,
que nada significa (en verso).

(José María Coco Ferraris, Buenos Aires, 1985.)

jueves, 31 de agosto de 2017

Supervivientes

Los cocodrilos han logrado sobrevivir 200 millones de años y tienen el cerebro del tamaño de una nuez.

Para pensar... aunque no demasiado.

Porque tal vez sea mejor tener la mejor dentadura para morder.

Esperanza para los que se enfrentan a la muerte. El salmo CXXVI, 2

Me he levantado con una cifra en la mente, no sé por qué: 126 con 2. Lo primero que he hecho ha sido buscarlo en Internet, y ha salido lo siguiente del Psalterio, el salmo 126, versículo 2:

Entonces nuestra boca se llenará de risa,
Y nuestra lengua de alabanza;
Entonces dirán entre las naciones:
Grandes cosas ha hecho Jehová con éstos.

Es un consuelo que agradezco a Dios. Y sigue:

Grandes cosas ha hecho Jehová con nosotros;

Estaremos alegres.

El salmo entero es este:

CXXVI  

Cuando Jehová hiciere volver la cautividad de Sion,
Seremos como los que sueñan.

Entonces nuestra boca se llenará de risa,
Y nuestra lengua de alabanza;
Entonces dirán entre las naciones:
Grandes cosas ha hecho Jehová con éstos.

Grandes cosas ha hecho Jehová con nosotros;
Estaremos alegres.

Haz volver nuestra cautividad, oh Jehová,
Como los arroyos del Neguev.

Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán.

Irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla;

Mas volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas.

Son estas cosas, que raramente me pasan, las que me hacen confiar en la existencia de Dios. Precisamente cuando el anterior post exponía una duda sobre la verdad revelada. 

Porque además resulta que este salmo, meses después, tras la muerte de mi mujer el día dieciocho de octubre, y más en concreto el día diecinueve, observé que aparecía citado en el poema  "Die Auferstehung" (La Resurrección) del romántico alemán Friedrich Gottlieb Klopstock que sirve de texto a la sinfonía 2.º por ello llamada "Resurrección" de Mahler. Las primeras ocho líneas fueron tomadas del poem y Mahler omitió las últimas cuatro líneas de este poema y las reescribió él mismo (Desde "Oh, créelo...").

Resurrección

Coro, Soprano

¡Resucitarás, sí resucitarás,
polvo mío, tras breve descanso!
¡Vida inmortal
te dará quien te llamó!
¡Para volver a florecer has sido sembrado!
El dueño de la cosecha va
y recoge las gavillas
¡a nosotros, que morimos!

Contralto

Oh, créelo, corazón mío, créelo:
¡Nada se pierde de ti!
¡Tuyo es, sí, tuyo, lo que anhelabas!
¡Lo que ha perecido resucitará!

Soprano

Oh, créelo: ¡no has nacido en vano!
¡No has sufrido en vano!

Coro

¡Lo nacido debe perecer!
¡Lo que ha perecido, resucitará!

Coro, Contralto

¡Deja de temblar!
¡Prepárate para vivir!

Soprano, Contralto

¡Oh, dolor! ¡Tú, que todo lo colmas!
¡He escapado de ti!
¡Oh, muerte! ¡Tú que todo lo doblegas!
¡Ahora has sido doblegada!

Coro

Con alas que he conquistado
En ardiente afán de amor,
¡levantaré el vuelo
hacia la luz que no ha alcanzado ningún ojo!
¡Moriré para vivir!

Coro, Soprano, Contralto

¡Resucitarás, sí, resucitarás,
corazón mío, en un instante!
Lo que ha latido,

¡habrá de llevarte a Dios!

Mahler compuso esta sinfonía al morir un músico amigo suyo, lo que le afectó mucho. Los versos

¡Para volver a florecer has sido sembrado!
El dueño de la cosecha va
y recoge las gavillas
¡a nosotros, que morimos!

Me sugieren directamente estos del salmo

Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán.
Irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla;
Mas volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas.

Ya antes me pasó cuando por pura casualidad coincidieron con mi circunstancia vital tres hechos fortuitos. Cierta cita de una biografía de Stevenson por Marías en Vidas escritas, el poema "Pero sí tengo..." (1980) de Vicente Cano encontrado por casualidad poco después (y ya sabemos cómo murió Vicente Cano, de cáncer), una traducción mía de cierto poema estadounidense muy parecido al mismo (The House By the Side of the Road, de Sam Walter Foss, que fue repetido por un fallecido que se apareció a su hijo según contaba en un documental sobre estos hechos) y una canción famosa concreta, la de Ghost, oída cuando salía de la escalera, las tres sobre el mismo tema que me afectaba profundamente y que coincidieron sin buscarlas en unos mismos momentos.

Amazing Grace!

miércoles, 30 de agosto de 2017

Una tertulia improvisada

Ayer, cuando estábamos paseando el poeta Javier Lumbreras y yo por las afueras de Ciudad Real, se me ocurrió acercarnos a hacer una visita a Joaquín González Cuenca en su dacha "La querencia". Estaba también el catedrático de Málaga Manuel Alberca, que es un manchego de Arenales de San Gregorio y obtuvo el premio Comillas de biografía (sustancioso: 20.000 euros de adelanto en derechos de autor) por una biografía de Valle-Inclán muy documentada, aunque le pasa lo que a la de Quevedo de Jauralde: que en su afán positivista termina por soslayar los textos meramente literarios del autor. En fin, le tenemos envidia otros biógrafos con peor suerte, como Joaquín y yo, entregados a personajes que merecerían también alguna fama y fueron marginados por su ideología progresista.

Cuando los pillamos, Joaquín estaba durmiendo la siesta en un sofá. Se interesó por el estado de mi mujer, que ahora anda en el hospital y a la que atendemos en turnos de ocho horas. Me leyó los agradecimientos de su biografía inédita en dos tomos del cervantista (y otras cosas) Nicolás Díaz de Benjumea, donde me llama "incombustible e ilustrado". Muy halagador. Desde luego, hay que ser incombustible para no quemarse con sus continuos cigarrillos, aunque tal vez él lo dijo aliquibus... Me pasé el verano pasado corrigiéndole el texto. Él correspondía con sus virtudes de cocinero genial, aunque no llegué a ingerir el congrio del que tanto presume, porque prefiero otros platos.

Para él no hay izquierda ni derecha, solo arriba y abajo. No cree en revelaciones, sino en filologías. Abomina como yo de las patrañas teológicas, aunque es creyente. Se quedó huérfano de madre a los cuatro años y de padre a los diez. Una vida larga y dura, la suya, pero con bastantes satisfacciones. Disfruta ahora de su bien acompañada soledad y se entretiene con la edición de una obra histórica de un toledano de fines del siglo XVI. Se tiene por desordenado, pero alguien que hace miles de fichas lexicográficas sobre el vocabulario de san Isidoro de Sevilla es imposible que sea desordenado. Sus meticulosísimas ediciones así lo atestiguan. El Cancionero de Hernando del Castillo en cinco tomos, por ejemplo, que recibió el premio de edición de la Real Academia y que yo le ayudé también a corregir.

Alberca, González Cuenca y yo, tres biógrafos manchegos juntos por mera casualidad. Alberca se puso a hablar con Lumbreras de Málaga, donde han estado viviendo. Alberca y González empezaron a hablar de Rafael Pérez Estrada, un poeta malagueño bastante bueno pero tan vanidoso que todos los años hacía un discurso de aceptación del Nobel (y es verdad que alguna academia lo había propuesto); yo lo desconocía y pensé que estaban hablando de José González Estrada, el poeta decimonónico raro autor de laberintos acrósticos y poesía ludolingüística. Tampoco tenían ni idea. Y es que unos vivimos en el siglo XIX y otros en el XX, ya se ve. 

La biografía de Manuel Alberca descubre que Valle-Inclán no solo era carlista "por estética", sino un facha redomado de Comunión Tradicionalista, y un hijo de buena familia que nunca pasó apuros económicos, como las leyendas sobre su bohemia han hecho creer. Era fundamentalmente un antiburgués que se acercó luego a Eduardo Dato, se presentó a las elecciones con Lerroux y después se acercó a republicanos y socialistas. Y la anécdota del bastonazo de Manuel Bueno que le infectó el brazo a Valle que le acabaron amputando es una filfa: Bueno le dio tal paliza que casi lo mata, por deslenguado, y estuvo en el hospital luchando por sobrevivir. 

Y hablando de hospitales, mencioné que me había leído en él tres libros de Fernando Savater, quien por cierto ha perdido las ganas de escribir tras perder de un tumor cerebral a su esposa. Joaquín, que tiene setenta años como Fernando Savater y estaba en su misma clase de comunes en la Complutense, nos contó una anécdota sobre el filósofo. Resultó que Ángel Valbuena Prat se cabreó porque nadie tenía un ejemplar de la famosa novela medieval El caballero Cifar (era porque solía divagar sin programa en sus clases y, como es lógico, nadie sabía con qué iba a salir entonces) y le pareció que, con esa cara tan peculiar, Savater se estaba riendo de él. Y lo echó de la clase. Luego lo expulsarían de la Universidad con mayor motivo, aunque también impropio, y aún pasaría un mes en la cárcel, pero se puede decir que ya por entonces incomodaba. Entones Savater era un alumno de buena familia con dinero para irse a Francia y vivir y leer allí. Ahora es simplemente un liberal desilusionado y triste que escribe y piensa bien.

Javier Lumbreras, poeta y profesor de filosofía, se marcha a Motril. Le regalé un ejemplar que deseaba de mi librería: una edición de medio siglo de las Escenas de la vida en Bohemia del tuberculoso romántico Henri Murger. Y mira que me costó deshacerme de él: adoro a ese autor. Y por cierto que van a retransmitir en Las Vías La bohème de Puccini, inspirada en esta obra. Otro gran profesor de filosofía y amigo, Santiago Sánchez-Migallón, autor de una maravillosa bitácora o blog, se va también destinado a Granada. No dudo que ambos les irá mejor que aquí.

martes, 29 de agosto de 2017

La boda de Garzón y otras manipulaciones informativas

"Ya sabéis que en este país, pero en otros también, hay una derecha cavernícola que solo piensa en disparar al rojo. Hace unas semanas me criticaron por bañarme en una piscina, hace unos años por tener una bici y ahora por casarme. No pasa nada. Lo que les molesta es que la gente de izquierda pueda ser feliz y hacer vida normal. Eso con Franco no pasaba", critica. El líder de IU denuncia lo que ocurrió días antes de la ceremonia. "Durante varias semanas la prensa de derechas se hizo pasar por invitados de la boda para obtener información; otra se la inventaron -como el precio del menú, tres veces por encima del real-; e incluso el día de la boda se intentaron colar en el recinto en varias ocasiones. También nos amenazaron con boicotear la boda, y ya está convenientemente denunciado", advierte. "Por supuesto seguiré bañándome en piscinas y mares, yendo de viajes y organizando cuantas fiestas permita mi tiempo y economía personal. También me vestiré como me de la gana. En suma, haré lo que haría cualquiera. Pero lo más importante es que seguiré peleando contra los gürtel, sus jefes y su sistema. Por más que cavernícolas y voceros del régimen ladren", finaliza.

Por último, un tuitero consigue poner en ridículo a los que critican a boda:

La boda de Alberto Garzón la paga él.
La boda del rey la pagaste tú.
Pero critica a Garzón, no vaya a parecer que no eres gilipollas.

Otro caso: TVE se ha convertido este miércoles en objeto de duras críticas por su retransmisión de la comparecencia de Mariano Rajoy en el Congreso de los Diputados para hablar de la corrupción y la financiación ilegal del PP, porque cortó la intervención de Pablo Iglesias, de Unidos Podemos, para conectar con la Tomatina de Buñol. Otros canales no lo hicieron. Un internauta irónico dijo: "Muy decepcionado de que hayan conectado con la Tomatina mientras hablaba Pablo Iglesias. Siendo TVE, esperaba conectaran con Venezuela o Irán".

domingo, 27 de agosto de 2017

El madrino

Rajoy comparecerá en el lager del Charlamento con cinco de sus capos para justificar los últimos negocios del cártel del PP, pero yo digo: ¿pa qué? No quebrará su omertá, menos aún con las leyes preposfranquistas, transicionantes y transinfinitas que tenemos: que la helada ley injusta que han  hecho los suyos diga lo que quiera, que él hará lo que le dé más (gana) a su derecho, que es también su derecha; lo único que se quebrará, en todo caso, es su ya mítica vagancia; porque España sigue en quiebra gracias a su monstruosa deuda, aún más acrecida, dicen, y a nuestros monstruosos bancos, que nos comen como Saturno a sus hijos. ¿Quién la pagará? ¿Los Lannister? No se fía ni a ellos. Mariano no llega ni a padrino protector: es un hado madrino y funesto al que le hacen citar a Lorca sin haberlo desenterrado. Pero da igual: también llaman anticatalán a Machado sin haberlo leído. Es lógico que los jóvenes no escuchen las afrentas y las promesas de un viejo vendido como Mariano Rajoy.

Ya nos han dicho (no la prensa, que lo suyo no es discutir) que no nos devolverán los bancos los 27.344 millones de euros que nos han sustraído por sus desarreglos o desreglas o desregulaciones de dama neocón con problemas de sangrante periodo o ciclo bursátil: esas periódicas crisis capitalistas que había conseguido evitar la economía keynesiana y que los neocón volvieron a revivir cargándose la división entre banca especulativa y de inversión, solo porque así engordan más. No hay oídos que soporten tan gran y desagradable ruido: hay que oír música, aunque sea tan mala como la de Operación Triunfo, que es la que cantan los pepoides. No podremos devaluar la moneda: el santísimo euro nos lo impide. Por eso los polacos, que no lo tienen, crecen más que nosotros (y no como el cáncer, que es la ideología de Rajoy: crecer por crecer, aunque mate al resto del cuerpo social), que solo pensamos en los bancos (especialmente los políticos que van a parar a sus consejos, que es el morir) y no en el bien de la gente. Y eso es así porque en España no es que exista corrupción, como en Italia, sino porque está en ella institucionalizada: la misma España, su concepto, su constitución, sus estructuras legales incambiables, es corrupción.

Siempre ha sido así desde que triunfó en ella el rígido fascismo (cuya rigidez calca nuestra carta otorgada o "Constitución") y se hizo modelo seguido por toda Hispanoamérica y su milicienta con la anuente astucia mercante de los aprovechados yanquis corruptores de democracias menores. Pero sigo. La gente (que padece, no la couché en que se miran) ya no compra su casa; tampoco la alquila; con los microsueldos de Rajoy solo da para habitaciones. Porque la gente (que no vota a Rajoy, la gente al por menor, digo, no la forrada) debe sobrevivir, y recurre por ello para moverse a Blablacar y a crearse sus propias compañías eléctricas y a apagar la tele y dejarse de cables para no gastar ni perder el tiempo con enervaciones y gilipolleces. O a huir a países honrados. Qué coño, si hasta los terroristas se han vuelto low cost porque no les llega el presupuesto para cordita y tienen que hacerse explosivos de lavabo y con acetona. Los etarras al menos los importaban de Francia y no iban por ahí acuchillando a la gente, que pringa y es más sucio. 

Mis alumnos, con jornadas de doce horas (cuando trabajan, que lo hacen con interrupciones, como las lagartijas) y sueldos fraccionarios, no pueden siquiera estudiar: están demasiado cansados y sin fe alguna. Son los temporeros del XIX (el adjetivo no está de moda, aunque corresponda: por eso no aparece en los diccionarios de sinónimos; y si digo "paria del contrato" me darían con algo en la cabeza). Cuanto más una madre de familia, que ni siquiera puede pagar los libros de texto del bachillerato de su hija, en la que sí tiene fe. Pero la educación que le dé no le garantiza futuro alguno; en EE. UU., por ejemplo, han dado su premio máximo de medicina a un científico español, Francis Mojica, que ha descubierto el presunto remedio de mil enfermedades genéticas. Uno de esos investigadores a los que Rajoy no financia de una de esas universidades españolas que no están entre las mejores del mundo. Es un milagro que aún quede en España: todos los demás talentosos han emigrado. Porque en España, el 12,5 % de los contratos que se firman en España es para camareros. Esa es nuestra industria, nuestra educación y nuestra investigación. Con razón ni el de Inditex ni el de Mercadona acabaron nunca la ESO. Es lo más sabio. Mientras relevaba a mi hija en el hospital han robado el móvil a mi mujer. Se lo dejé en la mano. Mi buena fe me dice que si ese ladrón tuviera un puesto de trabajo, no lo habría hecho... un puesto de trabajo de los que da Rajoy, que los da de lo que sabe: de robar. Aunque hasta para robar hay hoy que tener estudios, por ejemplo de robador de la propiedad, como Rajoy.

Han pitado al militar que han impuesto para guardar el patio y sus propiedades, ese que llaman Rey, los catalanes, pero yo creo que lo que han pitado es a la Corrupción que representa, con sus diez mil aforados y sus cien mil políticos autonómicos. Los catalanes son los más corruptos de la Península, y cuando ven que los vascos viven en la gloria sin apenas corrupción, gracias quizá a la vigilancia terrorista como dice Leyre Iglesias, piensan que algo falla y se los llevan los demonios (los suyos), aunque, como siempre, creen que son demonios de fuera. Adolfo, Benito y Paco hacían lo mismo, pero es que el nacionamismo es así de incestuoso y pare enanos como Pujol o Tirion Lannister (los Lannister es que son muy incestuosos). Y dejan que otros paguen siempre sus deudas.

Almudena Grandes publica una nueva novela de su ciclo de episodios nacionales del siglo XX, Los pacientes del doctor García. Advierto aquí a mis numerosos lectores de derechas y que se dicen de izquierdas sin serlo (hasta que Rajoy los echó de ellas con otros tres millones de españoles, lo que ya se empieza a notar en el barómetro del CIS) que no la lean: les provocaría acidosis o una contractura de jeta; desde luego, no les recalificará las ideas congeladas que guardan como si valieran algo en eso redondo entre los hombros que no es una pelota de fútbol. Menciona, por ejemplo, cómo Franco, a través de la red de Clara Stauffer entre otras, protegió a 800 genocidas nazis (él, el salvador de judíos cuando le convino) como Ante Pavelic, Léon Degrelle eiusdem palotis. Franco paralizó su propio genocidio en 1943, cuando ya estaba claro que Hitler iba a perder la guerra; se limitó entonces a hibernar hasta que encontró la coyuntura favorable de que los EE. UU. necesitaran bases en un estado títere, negociando así su entrada en la comunidad internacional de la que estaba proscrito por criminal de guerra. Al menos hasta que al general Carrero Blanco le entraron delirios de grandeza y se atrevió a negarle a Kissinger prescindir de la bomba atómica. Ya se vio lo que explotó dos días después.

Nueva novela de Almudena Grandes sobre la posquerra civil y la protección que Franco dio a 700 genocidas nazis

Tereila Constenla, "Clarita y sus 800 nazis", en el País, 26-VIII-2017:

Almudena Grandes ahonda en la red Stauffer que ayudó a criminales de guerra en ‘Los pacientes del doctor García’, una desbordante novela donde interactúan historia y ficción

Clara Stauffer parece una mentira. Y no lo es. Con dinero, con energía, con contactos, con ideología, con dobleces (española y alemana; nazi y falangista; deportista competitiva y propagandista de la opresión de la Sección Femenina; dadivosa con los suyos e implacable con el resto de la humanidad), dirigió desde su piso madrileño una red clandestina, que ayudó a 800 criminales de guerra a burlar la justicia internacional a partir de 1945. Un ardor justiciero, que fue aminorándose conforme se calentaba la Guerra Fría y se enfriaba la Segunda Guerra Mundial, y que llegó a salpicar a la propia Clara, a veces Clarita. Ella fue la única mujer que figuró en la Lista de los 104 reclamados en 1947 por el Consejo de Control Aliado al ministro de Asuntos Exteriores, Alberto Martín-Artajo. Ni uno solo, tampoco Clara, hija del director de la cervecera Mahou e íntima amiga y correligionaria de Pilar Primo de Rivera, fueron entregados por el régimen de Franco, que protegió a lo más granado de la industria del exterminio que desató el Tercer Reich, desde el croata Ante Pavelic al belga León Degrelle.

Todos ellos desfilan por Los pacientes del doctor García (Tusquets), la nueva novela de Almudena Grandes (Madrid, 1960), que se publicará el próximo 12 de septiembre y que constituye la cuarta entrega de los Episodios de una Guerra Interminable, la serie que arrancó en 2010 con una factura similar, con capítulos históricos intercalados entre los de ficción, con personajes y acontecimientos tan desconocidos como asombrosos. Sirva de ejemplo Johannes Bernhardt, el empresario que viaja hasta Bayreuth el 25 de julio de 1936 para entregar a Hitler la carta en la que Franco reclama músculo bélico. Al día siguiente, el Führer ordena que se envíen a España 20 Junkers, que transportarán 15.000 soldados de Marruecos a Sevilla. A Franco le cambia la vida, a Bernhardt también.

Franco fue generoso con los amigos de sus amigos. Al genocida Ante Pavelic, fundador del movimiento fascista ustacha y dictador títere del Tercer Reich en Croacia, le proporcionó un país donde vivir y morir sin ser molestado por fiscales agresivos (Pavelic está enterrado en el cementerio madrileño de San Isidro). A la actriz Maria Petacci, de nombre artístico Miriam di San Servolo, le facilitó una estancia cómoda en Madrid y el acceso a las películas de Cifesa cuando las cosas se pusieron feas en Roma para todo lo que olía a Mussolini, que acabaría colgado boca abajoen una gasolinera de Milán junto a su amante Clara Petacci, hermana de la actriz.

A León Degrelle, fundador del movimiento fascista belga Rex y oficial de las SS, le dio dinero —vía adjudicaciones de obra pública a su empresa— y tanta seguridad que a menudo ni se molestaba en camuflarse bajo la identidad facilitada por el franquismo para cubrirle ante las peticiones de extradición de Bélgica. Degrelle, condecorado por Hitler con cruces y palabras (le elogió como el hijo que le habría gustado tener), aterrizó de urgencia en 1945 en aguas de la Concha en el avión de Albert Speer, ministro y arquitecto del Tercer Reich.

Se podría opinar que la novela es un ajuste de cuentas con la historiadora que no fue, pero Almudena Grandes voltea el argumento: “Esta serie me ha devuelto al proyecto de historiadora que fui. La que ha ajustado cuentas es la historia conmigo. Un montón de años después me ha demostrado hasta qué punto es importante lo que estudié. Probablemente yo no la habría escrito igual si no fuera historiadora”. Por esta obra de ambición galdosiana van y vienen 207 personajes, incluidas 45 criaturas que en su día fueron de carne y hueso. La cadena de acontecimientos, que discurren en escenarios de nueve países (del campo nazi de Klooga en Estonia a un despacho demócrata del Capitolio), arranca en 1936, mientras Hitler escucha a Wagner en Bayreauth, y colea hasta 1976, cuando tres militares toman el poder en Buenos Aires. De golpe a golpe. Entre ambos, personajes que se mueven por la retaguardia, las trincheras y los rescoldos de la matanza que pespuntean Europa durante la primera mitad del siglo XX.

“GALDÓS NOS ENSEÑA A CONTAR LA HISTORIA DESDE ABAJO”

La saga literaria de Almudena Grandes mira bajo la alfombra de la guerra y la dictadura para rescatar héroes minúsculos, malos de buen corazón, hazañas anónimas, vidas perras, incluso emociones clandestinas en personajes sobreexpuestos como Dolores Ibárruri, cuya pasión por Francisco Antón, escondida por el PCE para proteger la imagen icónica de Pasionaria, se narra en Inés y la alegría (2010, 13 ediciones). Entonces la novelista revivió un episodio apenas conocido y asombroso: la invasión del valle de Arán en 1944 para tumbar a Franco. En El lector de Julio Verne (2012, nueve ediciones) rescata la lucha de los maquis de la Sierra Sur de Jaén durante un trienio de plomo. Y en Las tres bodas de Manolita (2014, ocho ediciones) se sumerge en el Madrid de estómagos vacíos y cárceles llenas de la posguerra, además de destapar la siniestra explotación laboral de menores, hijos de rojos, por órdenes religiosas como los Ángeles Custodios. Un camino narrativo que tiene un maestro. “Galdós”, sostiene la escritora, “nos enseña a contar la historia desde abajo, desde la gente corriente”.

El fresco histórico arropa una trama de espionaje orquestada desde Inglaterra por el presidente Juan Negrín y el embajador Pablo Azcárate, que pretenden devolver por vía diplomática la democracia que se perdió por las armas. Desenmascarar la complicidad de la dictadura con prófugos del nazismo, refugiados en España o Argentina, se convierte en su última esperanza para lograr un cambio político. Será la misión de dos espías de ficción, el médico Guillermo García Medina y el diplomático Manuel Arroyo Benítez, a quienes la escritora zarandea con sucesivas identidades y a quienes regala noches de dicha.

“Para escribir una novela así hay que llegar un equilibrio perfecto entre la libertad creativa y la lealtad a la verdad histórica”, reflexiona Almudena Grandes por teléfono desde Rota (Cádiz), donde apura los últimos días de vacaciones antes de sumergirse en la promoción de una novela costosa. La que más. Cuatro años ha necesitado para sacar adelante este proyecto, que también le ha proporcionado pequeños placeres (introducir un español mexicano) y alguna que otra preocupación. “No puedo traicionar a los personajes reales. Tengo que poner en su cabeza y en su boca cosas que ellos habrían podido decir si se encontraran en esa situación. Como ya tengo confianza, me voy embalando y ya tengo a Negrín y Azcárate de personajes, pero procuro estar segura de que si ellos leyeran la novela, no se extrañarían. Esa es mi barrera”.

Parapetada tras horas de documentación, Grandes recurre a historiadores —como Enrique Moradiellos, biógrafo de Negrín— cuando algo la inquieta. “Para mí es más importante que para otros. En este momento me he convertido en una escritora antisistema. No lo parezco porque no llevo rastas pero en la medida en que mi relato no contribuye a afianzar la versión de la equidistancia, soy consciente de que mantengo una versión disidente en el contexto de la literatura contemporánea”.

En esa visión disidente se encuadra una activa defensa de los valores de la Segunda República y una reivindicación de aquellos secundarios de la historia que lucharon por ellos. Con armas, letras o bisturíes. Como Norman Bethune, el médico canadiense que movilizó fondos hasta lograr trasladar un equipo a España que salvó vidas de milicianos en el frente de Madrid y de civiles en la carretera de Málaga a Almería. Por más que se le racanee, Bethune tiene un lugar en la historia. Su método para conservar la sangre permitió por vez primera realizar transfusiones sin necesidad de que receptor y donante estuviesen juntos.

El segundo homenaje de la escritora se dirige a los estudiantes que se movilizan en Madrid con más idealismo que eficacia para tratar de hundir al régimen al mismo tiempo que la ONU. “Los tenía que meter en alguna novela”, señala Grandes, que se conmovió con la lectura de El fin de la esperanza, testimonio publicado en 1949 en Les Temps Modernes, la revista de Sartre y Beauvoir, con un seudónimo que ocultaba la identidad de Marcelo Saporta, uno de aquellos jóvenes, que en enero de 1946 escribió en Madrid: “Un puñado continúa luchando. Caen todos los días. Daos prisa o llegareis demasiado tarde, cuando hayamos caído todos, uno después de otro, sin esperanza”.

Lo que se tarda en leer a los clásicos

Cuánto tiempo necesitas para leer estos clásicos
Solo es una estimación, no es ninguna carrera

JAIME RUBIO HANCOCK, en suplemento Verne de El País,  24 AGO 2017:

Durante el verano muchos aprovechan para atacar alguno de esos clásicos cuya lectura a menudo se deja para otro momento. Para ayudar a esta encomiable labor, hemos calculado lo que tardaríamos en leer 23 clásicos y proponemos los huecos en los que podría encajar su lectura: viajes en tren, tardes en piscinas o ratos muertos en los que no hacemos gran cosa. Nos hemos centrado en obras en español, dado que Personal Creations ya lo calculó para clásicos en inglés.

Por supuesto, tanto las actividades como los tiempos son meramente indicativos: hemos calculado 300 palabras por minuto, dado que la velocidad de comprensión se estima entre las 200 y las 400, pero hay gente que leerá más deprisa y hay libros que, al contrario, requerirán una lectura más pausada. Desde luego, no es ninguna carrera. Solo se trata de animar a quien le apetezca y mostrar que incluso 2666 es asumible (además de disfrutable). (Y la imagen se puede ver más grande al pinchar en ella).

En las orillas del Sar, de Rosalía de Castro 00.56 16.668 palabras
El perro del hortelano, de Lope de Vega, 1:02, 18.741 palabras
Luces de Bohemia, de Ramón María del Valle Inclán. 1:05, 19363 palabras
Lazarillo de Tormes: 1:07, 20.102 palabras
Campos de Castilla, de Antonio Machado, 1:15, 22.496
Don Juan Tenorio, de José Zorrilla: 1:18, 23.429 palabras
Viaje olvidado, de Silvina Ocampo, 1:25, 25.666 palabras.
Cantar de mio Cid: 1:55, 34.511 palabras
Desolación, de Gabriela Mistral, 2:09, 38.578 palabras.
Buscón, de Quevedo, 2:23, 43.118 palabras
Libro de buen amor, de Juan Ruiz, 2:44, 49.343 palabras
La Celestina, de Fernando de Rojas, 3:48, 68.463 palabras
Nada, de Carmen Laforet, 4:05, 73.860 palabras
Cinco horas con Mario, de Miguel Delibes, 2:32, 81.869 palabras
La noche en Tlatelolco, de Elena Poniatowska, 5:05, 91.443 palabras
La conquista del aire, de Belén Gopegui, 5:39, 101.604 palabras
Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez, 7:40, 138.058 palabras
La casa de los espíritus, de Isabel Allende, 9:17, 167.012 palabras
Rayuela, de Julio Cortázar, 9:35, 172.041 palabras
Olvidado rey Gudú, de Ana María Matute, 16:39, 299.613 palabras
Don Quijote de la Mancha, de Cervantes, 21:13, 381.857 palabras
Fortunata y Jacinta, de Pérez Galdós, 22:01, 396 225 palabras
2666 de Roberto Bolaño, 22:16. 400.783 palabras


Diez años sin Umbral

Ángel Vivas, "Diez años sin Umbral", en El Mundo, 27-VIII-2017:

Este lunes se cumple una década del fallecimiento del Premio Cervantes, un aniversario que evoca aquellos años en los que el autor desembarcó en Madrid.

A la altura de 2001, cuando recibió el Cervantes, Umbral había comprobado ya que los sueños de la adolescencia acaban cumpliéndose; así fue al menos en su caso. A la altura de 2001, llevaba como cuarenta años en Madrid, desde la noche remota (en) que llegó al Café Gijón para ocupar la mesa de los poetas y un lugar de primera fila en la literatura española, lugar en el que sigue diez años después de su muerte.Cuando llegó un Paco Umbral veinteañero, el Gijón era como el Café de Rick, el lugar al que iba todo el mundo, el sitio en el que había que estar. Allí empezó a abrirse paso el escritor, que ya traía un currículum de firmas en El Norte de Castilla y locuciones en la radio en León. La voz grave de Umbral era perfecta para el medio. "Hemos tratado de encontrar grabaciones de entonces con la voz de Paco, pero no han aparecido; lo que hubiera sido tener grabaciones de aquellos años...", sueña María España, con la que hablamos en La Dacha de Majadahonda para evocar los primeros años madrileños de Umbral.Venir a Madrid se daba por sentado, recuerda su viuda, y la pareja, que se había casado poco antes, en el 59, formalizando una relación que se remontaba a los paseos provinciales de la adolescencia, no tuvo dudas. Fueron años de sueños y entusiasmo, de tocar en muchas puertas (casi todas se abrieron), de velar armas, de algunas dificultades, claro; de vivir en pensiones y visitar redacciones. Umbral llegaba también con un sólido bagaje de lecturas. Sería, como no se cansó de reconocer él mismo, autodidacta, pero de un autodidactismo voraz, minucioso y sistemático. Haber leído a T. S. Eliot en el 64, como ya había hecho Umbral, no era, en efecto, cualquier cosa.Madrid eran los medios literarios, el Ateneo -en cuya aula pequeña dio una temprana lectura de sus cuentos, llevado por José Hierro- y el Gijón, en el que no sólo se asentaban los escritores, sino los pintores, los actores. Uno de estos, Juan Luis Galiardo, recordaba a un Umbral "elegante, apuesto, un competidor peligroso, porque hablaba mejor que nosotros y era más seductor". Seducciones aparte, Umbral pensó -esto lo recuerda ahora María España- que era importante hacerse una imagen, llamar la atención de algún modo, hacerse notar (él mismo ponía el ejemplo del Azorín joven con su paraguas rojo); de ahí el foulard que era entonces su punto de distinción.Su talento literario, del que él siempre estuvo seguro, fue pronto percibido por los primeros espadas. Ya escribía para El Norte de Castilla de Miguel Delibes, José García Nieto le conseguiría la colaboración en Mundo Hispánico; Manu Leguineche, la de su agencia Colpisa, donde Umbral escribió artículos que se difundían en veinte periódicos; Cela le ayudaría para publicar en la primeriza Alfaguara, fundada por el futuro Nobel. "Cela era muy duro y no admitía a cualquiera en su entorno", recuerda María España. "Quiso que entrara en la Academia, lo que no consiguió, porque Cela tenía también muchos enemigos; pero seguro que ayudó para que consiguiera el Príncipe de Asturias y posiblemente también el Cervantes, pero Cela no decía nunca estas cosas que hacía por la gente".Pero nos hemos adelantado. Todavía no estamos en los años 90 y 2000 de los grandes reconocimientos, que no son siquiera objeto de este artículo. Estamos en los 60, cuando Umbral llegó al Café Gijón y se sentó en la mesa de los poetas, la que de un modo natural le correspondía a un lector voraz de poesía como él, y en la que convivían -esto lo han dicho todos los que allí estuvieron- las dos Españas, aunque tal vez, como advirtiera Umbral, la guerra civil iba por dentro.

Al Café Gijón y a la literatura española trajo Umbral, según dijo una vez Félix Grande, la inocencia y el espanto de su infancia y la angustia de su adolescencia, de los que tuvo el coraje de no desprenderse, y por no haberse desprendido de aquella carga, era Umbral incorrecto y faltón, pero también tierno y generoso. Félix Grande sabía bien lo que era llegar de la provincia a abrirse paso en Madrid. Él lo logró sobre todo en el Instituto de Cultura Hispánica y la revista Cuadernos Hispanoamericanos.

Umbral también estuvo en algún momento en un despacho del Instituto de Cultura Hispánica, en la ciudad universitaria de Madrid. Allí acogió un día de febrero del 65 a un joven estudiante que huía de la policía. Había habido una manifestación, una manifestación histórica que encabezaron los catedráticos José Luis Aranguren y Agustín García Calvo (lo que les costaría a ambos la expulsión de la universidad, pero también el SEU, el sindicato falangista, quedó herido de muerte de resultas de las protestas) y el estudiante se escabulló de la refriega metiéndose en el edificio y acabando en aquel despacho en el que estaba el Umbral infatigable que se iba asentando en la vida literaria de Madrid. La anécdota es increíblemente novelesca, digna de quien mezcló tanto vida y literatura, porque el estudiante se llamaba Jorge Urrutia y no sabía entonces (Umbral parece que sí lo sabía) que quien le permitía esconderse de los grises y los sociales era su tío. El parentesco se hizo público muchos años más tarde cuando la profesora Anna Caballé reveló los orígenes familiares de Umbral, hijo del empresario Alejandro Urrutia, padre del poeta Leopoldo de Luis y abuelo del citado Jorge Urrutia. Pero ésa también es otra historia.

En 1965 Umbral ya se había asentado lo suficiente como para dar el paso del periodismo, que nunca dejó, a la autoría de libros; ese año publicó los primeros suyos: Balada de gamberros y Larra, anatomía de un dandy. El muchachito de Valladolid ya era Francisco Umbral, ya había dejado atrás el Paco con que firmó al principio, "queriendo darle a aquello una jovialidad reporteril y estúpida". Ya se había dado cuenta de que, junto a los Gerardo Diego, Cela, José Hierro, había mucho escritor menor a los que nadie recordaría en muy poco tiempo, "entrañables monstruos del café, pequeños seres sin nombre que se dormían sobre un brazo que les faltaba o escribían algo que no iba a leer nadie jamás". "En esta vida tan literaria había un poco de tristeza de la que yo quería huir", escribe en La noche que llegué al Café Gijón.

Antes, la frustrada edición de un volumen de cuentos que iban a haber sacado Francisco García Pavón e Ignacio Aldecoa en una colección de la flamante Taurus, le costó lágrimas, según cuenta en el libro citado. Aunque no llorara con facilidad, como recuerda María España, que sostiene que pagarse la edición no entraba en la idea que él tenía de ser escritor. Aquellas frustraciones empezaban a quedar atrás, como empezaban a quedar atrás las estrecheces, que España no recuerda tan estrechas. En el libro de conversaciones con Eduardo Martínez Rico, verdadera biografía dialogada, Umbral, que siempre literaturizaba las cosas, dice que las pasó "muy putas, muy putas" y no niega que llegara a pasar hambre. Su viuda cree que no fue para tanto: "ahora parece que hay que comer muy bien y mucho, entonces no éramos tan exigentes; además de que no es lo mismo comer en una casa que en una pensión"."Yo estuve primero en pensiones de la calle de la Madera, estrechas y torcidas, todas de olor a cocina y al paso fugaz de los viajantes de comercio, y luego en pensiones burguesas de la calle de Ayala... Yo estuve también en las pensiones estudiantiles de Argüelles... y en pensiones familiares de Sáinz de Baranda... Por las mañanas salía con mis cartas de recomendación, con mi cartera, con mis cuatro cosas, a visitar oficinas, redacciones, sitios donde me pudieran dar trabajo" (La noche que llegué al Café Gijón). La seguridad en sí mismo nunca debió de abandonarle por encima de eventuales rechazos. Así recuerda uno de estos en La Codorniz: "Estoy seguro de que aquello no valía, pero debieron tener, por lo menos (si es que me leyeron) el mínimo instinto para ver que aquel muchacho, aunque les estaba plagiando, iba a saber escribir correctamente, y que habría valido la pena orientarle y pedirle otra cosa. No lo tuvieron".

Otros sí tuvieron ese instinto. Y Umbral escribió y publicó hasta el punto de que (esto se lo cuenta a Eduardo Martínez Rico) llegó a mirar en los quioscos, fijándose en las revistas en que aparecía su firma y, sobre todo, en las (pocas) en que estaba ausente, proponiéndose aparecer también en ellas. "Tenía el ansia de estar en todo el quiosco, y yo creo que llegué a conseguirlo; me jodía que hubiera una revista donde no se publicara nada mío".Alguno de aquellos reportajes, como el que hizo sobre los trabajos y los días del padre Llanos en su barrio de chabolas, no sólo tuvo éxito sino que, recuerda María España, le granjeó la amistad del cura, con el que formó un triángulo amistoso completado por Carmen Díez de Rivera. Siempre se rodeó se esa gente especial por un motivo u otro: Llanos, Díez de Rivera, Ramoncín, Pitita... las famosas negritas del Umbral consagrado tras la forja en el Madrid de los primeros sesenta.

Por qué el País Vasco va bien y Cataluña no

Leyre Iglesias, "País Vasco: vivimos bien en la España finlandesa", en El Mundo, 27-VIII-2017:

La Euskadi real se resiste al encasillamiento nacionalista. Ni es sólo una ni quiere una independencia a la catalana. Y aquí también los antiespañoles se van de vacaciones a Cádiz. Retrato de la España finlandesa, su sobrefinanciación y sus paradojas.
Joseba, 42 años, mastica un bocata de jamón con rúcula en un banco al sol frente al Museo Guggenheim. Es la hora de comer y tiene una obra por aquí cerca. Cuando le pedimos un favor, que nos explique qué es para él España, tuerce el gesto. Para empezar, la palabra no acaba de gustarle. En «el Estado» viven familiares suyos, gente muy maja; pero (ahora sí) «España es un país de pandereta». Corruptos, ladrones. Nada, por otra parte, que no pudiera decirse en Benidorm, adonde este verano se irá de vacaciones. - ¿Y el País Vasco? - En Euskadi se vive muy bien. Para explorar cómo se ve hoy a España desde el País Vasco, la primera parada podría ser cómo se le habla. Cómo se dice España. El catedrático de Historia y ex rector de la Universidad del País VascoManuel Montero García ha dedicado al lenguaje vasco muchas horas de observación. Su libro Voces vascas. Diccionario de uso (Tecnos, 2014) es clarificador. «España es el agujero negro del habla vasca», afirma Montero. Así, si quiere usted integrarse en tan hermosa esquinita del mundo sin que le miren mal, para decir «en España» utilice mejor «a nivel del Estado español». «Con todo lo que hablamos de nosotros mismos, ni siquiera tenemos un término indubitable para el territorio: País Vasco, Euskadi, Euskal Herria...». ¿Cómo hablar de una mirada a España si no hay una única mirada hacia dentro? A continuación, un breve diccionario para acercarse a la paradoja vasca.

«En Euskadi existe una cosa muy curiosa», cuenta a unos pasos de allí Joseba Arregi Aranburu, el consejero de Cultura del Gobierno vasco que trajo a Bilbao su símbolo más reconocible, el museo (¡americano!) de titanio que, más allá de ETA, puso a la comunidad autónoma en el mundo. La cosa curiosa que Arregi -antes nacionalista, hoy bestia negra para sus ex compañeros del PNV- detecta con sonrisa indulgente es esta dualidad: el vasco, incluido el votante no nacionalista, suele mostrar un desprecio casi natural por lo que significa España, pero al mismo tiempo se va de vacaciones a Cádiz. En sus palabras: «Hoy sigue existiendo el componente del miedo a la muerte del euskera y con él, una identidad temática y refleja que admite una fuerte caracterización diferenciada. Pero al mismo tiempo, ésta convive con una identidad vivida y un consumo de cultura profundamente inmersos en lo español». Cuatro ejemplos: mismos o parecidos gustos musicales (sí, aquí también suena Despacito), el español predomina -el 76% de los vascos usa el castellano y no el euskera en sus conversaciones habituales-, Telecinco es la cadena más vista y, lo dicho, siete de cada 10 vascos se van de vacaciones a otra parte de España. Como Joseba a Benidorm. O como el lehendakari Iñigo Urkullu, que este verano ha cambiado Sancti Petri (Cádiz) por Santo Domingo de la Calzada (La Rioja).

¿Vascos o españoles?En la Euskadi de los tópicos (el marmitako, el «aúpa», la honradez, el caserío, el borroka, la playa y el monte), las encuestas dicen que a lo largo de los años «la mayoría (el 68%) de la población comparte un sentimiento constante de identidad dual vasco/española». Habla Francisco José Llera Ramo, director del Euskobarómetro. Llera lleva desde finales de los años 70 haciendo las mismas preguntas a los vascos y con sus respuestas tiene un dibujo que permite apuntar un par de conclusiones sobre este complejo paisito de apenas dos millones de habitantes. Primera: quienes sólo se sienten vascos y no españoles siempre han sido minoría (el 37%). Ni siquiera son más entre los votantes del PNV. Y la tan nombrada mayoría nacionalista sólo existe en Guipúzcoa. Segunda: los deseos de independencia han ido bajando y sólo los expresa el 30% de la población; la mayoría apuesta por el actual autogobierno (33%) o su desarrollo en un horizonte federal (34%). Eso sí, aquí llega la tercera: el 59% querría celebrar un referéndum de independencia. Aunque el 39% votaría que no y sólo el 31% que sí. Estas cosas pasan. Es ahora Cataluña quien da la batalla por el derecho a decidir que inventó Ibarretxe.¿Por qué Cataluña sí y el País Vasco, el más históricamente antiespañol, no? ¿Qué ha ocurrido? En Euskadi ha habido una banda terrorista de signo nacionalista que ha matado a más de 800 personas en casi 50 años y ha desterrado a muchos (se habla de miles) no identificados con su proyecto. El nacionalismo ha gobernado casi sin interrupción, a menudo con los socialistas de aliados, y ha ganado la batalla del lenguaje y casi todo el resto de los pulsos. Pero, como dice Joseba, con todas sus sombras -como el preocupante envejecimiento de la población-, aquí «se vive bien». El nosotros vasco entendido como somos porque vivimos bien.

Calidad de vidaAlgo así viene a sostener el sociólogo Ander Gurrutxaga Abad en su último libro, Rutas nacionalistas (Biblioteca Nueva, 2017). «La calidad de vida, la confianza en las instituciones, el mantenimiento de unos servicios públicos buenos, que te atiendan bien y resuelvan tus problemas cuando vas a Osakidetza [la sanidad], la existencia de la renta de garantía de ingresos para las personas con más problemas económicos [que el resto de España muy probablemente no podría permitirse], que haya un buen sistema educativo».«Esa confianza, ese modus vivendi, explica el mínimo denominador común que en el País Vasco, más allá de dónde se sitúe cada uno, articula la conciencia del nosotros», sostiene Gurrutxaga. Y explicaría el éxito del nacionalismo durante tantos años. Aquí, resumiendo, las cosas de comer funcionan. Hay dinero y se distribuye «razonablemente». A diferencia del nosotros español, el vasco parece tenerse en alta estima.«Desde la época foral, e incluso antes, hay un sentimiento fuerte de singularidad vasca que perdura hasta hoy», indica Antonio Rivera Blanco, catedrático de la Universidad del País Vasco en Vitoria y viceconsejero de Cultura en el Gobierno de Patxi López. «Pervive la idea de que somos diferentes, tenemos rasgos culturales distintos, somos mucho más modernos (antes era más católicos)... Y no pensamos que estamos siendo privilegiados, sino que somos una región más rica que el conjunto de España y que España sale favorecida por nosotros. Existe la sensación de que el dinero va de aquí para allá [«a Madrid», como suele decirse], cuando cualquiera que sepa un poco de esto sabe que no es así».
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«Esto» es el Concierto Económico (el sistema por el que las tres diputaciones vascas regulan y recaudan la mayoría de los impuestos) o, más propiamente, el Cupo, el cálculo que se hace del dinero que el País Vasco debe pagar al Estado por las competencias no transferidas. Está extendido entre los expertos más respetados que esa valoración económica, que se aplica por un acuerdo entre el Gobierno autonómico y el central de forma muy opaca y dependiendo de los intereses políticos de cada momento, beneficia, y mucho, al País Vasco. Pero de eso, en esta tierra, no se dice ni palabra. «El único que cuestiona el Concierto es Ciudadanos», recuerda Rivera. «Y es prácticamente tratado de alienígena». ¿Las cifras? «El economista Ignacio Zubiri calcula que con el sistema actual existe una ventaja anual de 1.000 euros por ciudadano vasco respecto a la media española, lo que implica unos 2.000 millones de euros anuales extra», afirma el historiador. Euskadi, tres vacas«Euskadi es aproximadamente un 30-32% más rico según el PIB que la media española. Pero todos los estudios dicen que el gasto público por habitante es superior en un 60%», precisa Arregi. A su juicio, es la dualidad entre el vasco de superficie y el español soterrado -ese despotricar de España e irse a Cádiz de turismo- lo que actúa como «condición necesaria para justificar la situación fiscal y financiera privilegiada de la sociedad vasca». Hay una canción que ya se entonaba en la Transición y que dice así: «Siete vacas tiene Euskadi. Mientras los vascos las ordeñan, toda la leche va pa Madrid».

A Idoia Estornés Zubizarreta, historiadora y Premio Euskadi de Literatura, la encontramos en su casa del País Vasco francés, donde, dice, envidian la autonomía vasca dentro de España. Rompeclichés libérrima, hija del más importante editor vasco (el nacionalista Bernardo Estornés, que fundó la Enciclopedia Auñamendi), Estornés empieza así.«Cuando, arrastrado por la crisis financiera, estalla el gigantesco globo del España va bien, descubrimos que la España de las autonomías ha segregado taifas opacas. Cataluña, endeudada hasta las cejas, es víctima de su clase más corrupta: el 3%, mordidas escalonadas, testaferros agradecidos, cosa nostra. En cambio, en Euskadi, donde la corrupción parece manifiestamente menor (¿gracias, entre otras cosas, a la vigilancia de ETA y sus avistadores infiltrados?), se piensa (no se dice): Que me quede como estoy, con un Concierto Económico bien renovado, con una moneda fuerte». «En ningún momento ha devenido Europa una unión de pueblos sino de Estados; no se confía ya en el declive de sus fronteras. Se alardea de crear un Mónaco, pero se vive demasiado bien para aventurar un Kosovo. Un Estado con 500 años de reconocimiento y pasaporte privilegiado no es mala capa. Y en la manga, el libredeterminismo doctrinal, la bambarria declarativa, el gimoteo, según convenga», prosigue Estornés. Difícilmente Euskadi puede sentirse agraviada. Según el INE, su índice de pobreza es el más bajo «a nivel del Estado» y los ingresos medios anuales por vasco, los más altos. San Sebastián es el símbolo de la riqueza. La ciudad más cara, con coloridas barras de pintxos a precio prohibitivo, señoras bien paseando y surfistas exhibiendo sus tablas. Bilbao, la estampa de una ciudad rehecha, capital de negocios de pasado industrial que atrae turistas. Y al sur, como se decía en Ocho apellidos vascos, está la pequeña Vitoria, capital administrativa, sede del Parlamento y el Gobierno, que carga con el sambenito de la más castellana y que tiene hasta tranvía. Ongi etorri a la España finlandesa. Pero, de nuevo, no hay que confundirse: ya que estamos, Euskadi es plurinacional. Y pluriterritorial. El bilbaíno se siente más vizcaíno que vasco, y así sucesivamente. El último Deustobarómetro, encuesta de la Universidad de Deusto, da buena cuenta de ello. Frente a las patrias gloriosas y las cacareadas naciones, el vasco se identifica primero con su provincia (69,9%) y con su pueblo o ciudad (69,8%), y sólo después con el País Vasco (64,6%). Mucho más lejos le quedan Euskal Herria (incluida Navarra, 47,1%), Europa (41,8%) y, cómo no, España (30,7%). ¿Y de qué fuentes de identidad beben? ¿Qué los hace como son? La respuesta: ni la ikurriña, ni el euskera, ni la independencia (por debajo del 6%), sino, por este orden, la familia, la justicia social, ¡la cuadrilla y la buena mesa! Joseba va terminando su jamón con rúcula, que muy vasca no es, pero es que ahora en Bilbao se han puesto de moda los garitos hípsters, dice. Los sábados suele quedar con la cuadrilla y está al día. «La cuadrilla [en España] no es lo mismo. Aquí estás con los de siempre desde crío. Es sagrau». Tras advertir que no quiere ver su apellido en este reportaje («es que preguntar aquí por España») y lanzar un agur, vuelta a la obra. «Trabajadores sí somos. Esto no es el paraíso, pero viendo lo que hay por ahí [léase ay]... Si las cosas nos van bien, o mejor que en otros sitios, por algo será».