martes, 21 de febrero de 2023

Ideas de Pedro Insúa sobre los negrolegendarios

Gonzalo Altozano entrevista a Pedro Insía: "El mito de Al Ándalus es una de las puntas de lanza contra la idea de España", en La Ilustración Liberal,  núm. 75

Fue Calístenes, además de sobrino de Aristóteles, cronista oficial de Alejandro Magno, a quien acompañó en varias campañas, entre ellas la que llevó a cabo contra el Imperio persa. Motivos que ahora no vienen al caso provocaron que el griego perdiera el favor del macedonio, a quien se atribuye su muerte. No sospechaba Alejandro que esto mancillaría para siempre su paso a la posteridad, donde sería reconocido como un gran conquistador, un gran emperador… y como el asesino del historiador también, en inmortal acusación formulada por Séneca: “… pero mató a Calístenes”. Sirva lo anterior para dotar de contexto la primera pregunta y, ya puestos, el resto de preguntas a Pedro Insua, profesor, polemista, desfacedor de leyendas negras, filósofo, discípulo y amigo de Bueno, Gustavo Bueno, pero más amigo aún de la verdad.

¿España mató a Calístenes?

España mató a Calístenes, sí, y no tiene perdón por ello, o eso parece. Fue en 1492.

Pasaron muchas cosas ese año.

Para empezar, aquel 2 de enero, los Reyes Católicos tomaron Granada. ¿La primera muerte de Calístenes?

Para algunos sí, porque en tal fecha la España frailuna, oscurantista y atosigante pone fin –al parecer– a la eclosión luminosa de Al Ándalus y su prolongación nazarí de Granada.

¿Eso fue así?

Ésa es la versión negrolegendaria, o sea, la versión de la Leyenda Negra, que opera, según Julián Juderías, exagerando lo que pueda perjudicarnos a nosotros, los españoles, y omitiendo lo que pueda perjudicar a los demás.

En el caso que nos ocupa, Al Ándalus, ¿de dónde trae su origen la leyenda?

De la imagen de una España semibárbara, toda sangre y arena, con unas españolas como la del mito de Carmen, incapaces de sujetar su sentimiento a la razón, y unos españoles que cualquier cuita enseguida la llevaban al terreno personal.

Una España, en fin, según esa imagen deformada…

… en la que anidaba una pasión mora, a duras penas reprimida por la Iglesia, pues siempre terminaba estallando por algún lado. Esta imagen es la que proyectaron en sus crónicas los viajeros europeos del XIX.

Nombres, nombres...

Théophile Gautier, Richard Ford, George Borrow… Este último llega a recriminar a un musulmán en la Alhambra que no la reivindique como suya, que no la patrimonialice.

Pero los responsables no solo fueron viajeros.

¿Quiénes más?

También novelistas, como Mérimée. O filósofos como Nietzsche, que en El Anticristo acusa a España del pecado de liquidar al superhombre árabe que habitó en Al Ándalus. O poetas como Rilke, que en sus cartas a la princesa Marie von Thurn und Taxis lamenta que el resplandor de la vieja mezquita de Córdoba se vea oscurecido por las capillas católicas; dan ganas, viene a decir Rilke a la Von Thurn und Taxis, de pasar un peine y arrasar con todo lo cristiano.

Bueno, mientras el deseo quedara en las cartas a una princesa centroeuropea…

Pero es que esa versión amable de la España mora –maurófila, diríamos– pasa también a los libros de Historia. Así, el historiador Henri Pirenne (tan admirable, por cierto, en tantas otras cosas) llega a comparar a España con Turquía: dos penínsulas fuera de Europa, siempre a punto de ser arrastradas por la corriente musulmana o por un despotismo de tipo oriental.

Al final va a tener razón María Elvira Roca Barea, quien en su Imperiofobia y Leyenda Negra pone en solfa la figura del testigo presencial.

Porque la del testigo presencial es la autoridad de la autopsia, que decían los griegos, la de ver las cosas con tus propios ojos, que no es ninguna autoridad, pues está muy deformada.

Sin embargo, es la que parece configurar el tópico de Al Ándalus como paraíso perdido.

Lo andalusí hoy en Andalucía quiere verse como algo idiosincrático y diferencial, lo cual es peligroso.

¿Por qué?

Por el famoso mensaje de Osama ben Laden del 7 de octubre de 2001, cuando dice que la tragedia de Al Ándalus no habría de repetirse en Palestina. Ya ve, Al Ándalus como tragedia.

¿Acaso la reivindicación de Al Ándalus no estuvo siempre en la agenda islámica?

No desde luego en la de los musulmanes del XIX, cuyas sociedades vivían en una especie de calma chicha (salvo una minoría) y no en el fuego yihadista este en el que ahora están.

¿Qué aviva esa hoguera?

Que a nivel turístico, por ejemplo, se sublime todo lo andalusí de origen musulmán frente a lo bético de origen romano.

Porque hay un origen romano.

Andalucía no es solo Al Ándalus. Andalucía es, sobre todo, la Bética, provincia romana, más el reino nazarí de Granada.

Pues leyendo los folletos de la Junta, efectivamente, cualquiera lo diría.

Córdoba, cabe recordar, llegó a ser una ciudad muy importante, una metrópoli, capital nada menos de la Bética, provincia senatorial. Pues bien, siempre que se hallan unas ruinas romanas, lo normal es que se vuelven a enterrar, salvo si son de origen andalusí.

¿La razón?

En primer lugar, porque lo arqueológico no siempre es compatible con lo urbanístico. Y, en segundo lugar, porque, como digo, el hecho diferencial andaluz se quiere buscar en lo andalusí, no en lo romano, común a toda España.

Así se entiende mejor que el estatuto de autonomía de Andalucía reconozca en su preámbulo como padre de la patria andaluza a Blas Infante y no, qué sé yo, a Osio de Córdoba o a Fernando el Santo.

Preámbulo, no lo olvidemos, que se comió el PP con sus propios votos. En cuanto a Blas Infante, hablamos de un converso al islam. ¿Un musulmán padre de la patria andaluza?

¿Por qué no?

Porque en Andalucía, más que en cualquier otra parte de España, el ciclo anual viene determinado por el ceremonial católico: que si la Semana Santa, representación de la Pasión; que si las distintas ferias, casi todas dedicadas a la Virgen… Pero si hay ciudades –Córdoba, sin ir más lejos– en las que si no perteneces a una cofradía o a una hermandad eres un apestado social o casi...

Conclusión...

El mito de Al Ándalus es, en la actualidad, una de las puntas de lanza contra la idea de España, como ya advirtió el arabista Serafín Fanjul.

¿Lo es también Sefarad, la expulsión de los judíos, marzo de 1492? Y no sé si se trata esta de la segunda muerte de Calístenes.

Aquí también hay que distinguir entre verdad histórica y Leyenda Negra.

Vamos, si le parece, con la segunda.

Según la versión negrolegendaria, en la expulsión de Sefarad estaría el origen de los continuos problemas económicos que arrastraría siempre el Imperio español, pues los judíos, en su papel de técnicos financieros, eran el auténtico tesoro real.

¿Qué oponer a eso?

La pregunta de cómo es posible que un mostrenco económico del tamaño del Imperio español fuera luego capaz de dominar los tres océanos: el Atlántico, el Índico y el Pacífico (también llamado Lago Español). Eso no lo hace un imperio, no ya solo incapaz de poner orden en sus fianzas, sino aquejado de todo tipo de atrasos, como sostienen algunos. Pero ¿saben los que de eso acusan a España de la energía que se precisa para conmensurar el orbe entero?

Respecto a Sefarad, no es, sin embargo, la de la impericia financiera la única acusación en la que se funda la Leyenda Negra.

Está también la acusación de antisemitismo, de judeofobia.

¿Y se sostiene?

Es la proyección hacia el pasado de un planteamiento contemporáneo, o sea, un anacronismo. Porque la consideración de los judíos como raza es el resultado de la pseudociencia frenológica del XIX, en la que se basan el nazismo y sus Leyes de Núremberg. Hasta entonces, el judaísmo se había tenido por una confesión.

¿Qué me dice de la expresión “raza de Satanás”, tan del Medievo?

Que es una expresión que ha de entenderse en su sentido más bíblico, significando pecado, no determinados rasgos fisionómicos o craneales.

Sea lo que sea, ¿les tenían en tal consideración de hijos de Satanás los monarcas de la época?

Suele perderse de vista que los judíos eran servi regis, es decir, que estaban al servicio de los reyes, estatus que suponía un privilegio.

Pero fueron expulsados.

Aunque por una cuestión puramente administrativa. Aquí había un problema: los guetos judíos; guetos que no levantaron los cristianos para segregar a los judíos, sino que levantaron estos mismos buscando su propia exclusión.

¿Eso qué resultados tenía?

Entre otros, lo que el judío Spinoza –cuya familia, por cierto, fue expulsada– llamaba “un imperio dentro del imperio”. Es decir, una ley dentro de la ley, lo que políticamente no se sostenía y, además, provocaba recelos entre el pueblo.

¿Lo mismo que las conversiones?

Igual. Cuando se sospechaba de la sinceridad de una conversión, entonces eran las acusaciones de judaizar, y las persecuciones, y las matanzas populares.

¿Con el visto bueno del poder?

Todo lo contrario. De hecho, una de las primeras misiones que tuvo el joven Gonzalo Fernández de Córdoba antes de ser el Gran Capitán fue, precisamente, la de proteger a los conversos de las justicias populares o pogromos. Por su parte, los Reyes Católicos, con la creación de la Inquisición, en funcionamiento a partir de 1480, institucionalizaron el problema.

¿La Inquisición como solución?

Por volver a Spinoza, dice este en su Tratado teológico-político que, primero con la Inquisición y luego con la expulsión, los Reyes Católicos resolvieron la cuestión judía en solo dos generaciones; una cuestión, ya digo, de tipo administrativo.

Pero cuyo desenlace supuso un enorme coste para muchos: de 200.000 judíos fueron expulsados 100.000, la mitad.

Y de esos 100.000 regresaron 50.000, la mitad también, algunos por razones como echar de menos las albondiguillas que se hacían en España, y esto último está documentado.

Cincuenta mil es una cifra considerable.

Hugh Thomas, en su libro El imperio español, sostiene que muy fanático judío había que ser para no regresar a España aceptando la oferta de conversión de los Reyes Católicos, lo que hubiera permitido a cualquiera una cómoda vida aquí. Pero en la acusación a España de haber matado a Calístenes esto suele omitirse, como tantas otras cosas.

¿Por ejemplo?

Que España no fue el único país que expulsó a los judíos. Inglaterra lo hizo dos siglos antes; Francia, uno; Bohemia y algunas ciudades italianas, de manera coetánea a nosotros; y Rusia y Portugal, un siglo después.

¿Otra omisión interesada sería la de la añoranza de España a través de los siglos de los judíos expulsados?

Eso es así; tanto que, cuando la Constitución de 1869 da por derogado el edicto de expulsión de 1492, fueron muchos los sefardíes que solicitaron la nacionalidad, la cual les sería concedida en tiempos de Primo de Rivera. Legislación, por cierto, gracias a la cual bastantes salvarían la vida cuando la Solución Final nazi.

¿Lo dice por Sanz Briz, el Schindler español?

Por Sanz Briz y por todos esos diplomáticos que, acogiéndose a dicha legislación, otorgaron la ciudadanía española a los sefardíes, extendiéndola luego a otros judíos también, como los askenazis. A propósito: mientras Schindler salvó a 1.000 judíos, Sanz Briz salvó a 5.000.

O sea, que Schindler debería ser conocido como el Sanz Briz alemán.

Algo así.

¿Y Franco? ¿Qué opinaba Franco de todo esto? Hay quien dice que todos esos diplomáticos actuaron a sus espaldas.

Arcadi Espada, poco o nada sospechoso de franquista, tiene un libro sobre el asunto titulado En nombre de Franco. Un título revelador, qué duda cabe. Probablemente sí lo supiera. Franco, digo. Desde luego, a los que no les cupo duda alguna fue a los judíos de Brooklyn que, en 1978, tres años después de su muerte, le rindieron homenaje por su papel en todo aquello.

Vamos, si le parece, con la tercera muerte de Calístenes.

12 de octubre de 1492: España descubre América. El acontecimiento histórico más relevante de la historia universal. En cualquier caso, un clásico, uno de esos hechos que, siglos después, siguen influyendo. Porque ese día España incorporó al orbe conocido a la parte que quedaba por incorporar. Ese día, España fue más allá –plus ultra–, no solo de las columnas de Hércules, sino de lo que alguna vez soñaron Alejandro Magno y Julio César.

No es la primera vez que compara a los conquistadores con Alejandro y con César; sobre todo, con Alejandro.

Porque Alejandro incorporó a Persia mediante el doble mecanismo de la connubio –acostarse con los indígenas– y la convivio –sentarse con ellos a la mesa–. Y eso mismo hicieron los conquistadores españoles en América. En ese sentido de mezcla, de hibridación, de mestizaje, puede decirse que el Imperio español fue alejandrino.

La prueba sigue estando hoy en la población hispanoamericana, mayoritariamente mestiza.

Porque poblar fue fundamental en la acción española. Poblar y fundar. Se fundaban constantemente ciudades, a las cuales se incorporaba a los indígenas, civilizándolos. Es más, en las ciudades españoles en América no había muralla porque no había enemigos. Otra cosa era el norte, donde el indígena quedaba fuera. Ahí tenemos Wall Street, la calle del muro, en Nueva York.

No habría murallas en la América española, pero sí, en cambio, universidades.

Las dos primeras, la de la Lima y la de México, son de 1559, solo unas décadas después del descubrimiento. Pero es que en fecha tan temprana como 1506 Nicolás de Ovando funda en Santo Domingo unos Estudios Generales.

Todo esto casa mal con la idea de la España cruel y codiciosa que cruza el Atlántico sedienta de sangre y botín.

El salto predatorio, que decía Ortega, patinando, por cierto.

¿Patinando?

Patinando, sí; porque no se puede comparar un imperio con uno de esos monstruos de fantasía de los libros medievales.

Y, sin embargo, la imagen ha calado.

Hoy muchos dan por buena la versión negrolegendaria de España en América, según la cual las precolombinas eran unas culturas prósperas, luminosas, y los españoles no hicieron sino arruinarlas, destruirlas. Ahí estaba Hugo Chávez, que de sí mismo decía que era un indio alzado.

Sin embargo, en el origen de la cuestión no está Hugo Chávez, sino un testigo presencial (otro): Bartolomé de las Casas.

Dominico español del siglo XVI, con una consideración tal de los indios que llegó a justificar los sacrificios humanos que estos cometían como un ejemplo de la idea elevada que tenían de Dios.

Una visión un tanto heterodoxa, por llamarla de alguna manera...

... que Las Casas no dudó en defender en Valladolid, en la Junta Extraordinaria de 1550, a la que fue convocado por Carlos I, con Soto –dominico, por cierto, también– y otros teólogos importantes.

¿Qué impresión causó Las Casas?

Todos iban con los oídos puestos a su favor, pero cuando empezó con que los indios eran también hijos de Adán y con una idea de la divinidad más elevada que la de los encomenderos, sin que, por tanto, tuviéramos derecho a civilizarlos, pues, claro, los allí presentes recularon. Digamos que a Las Casas la perspectiva teológica le cegó la antropológica, hasta el punto de no ser capaz de reconocer la barbarie y el salvajismo de aquellas sociedades.

Sepúlveda, su gran contradictor, en cambio…

… terminó imponiéndose. Y eso que al principio lo miraban con más recelo, por ser su versión, si se quiere, más cercana al poder temporal que al espiritual.

¿La eterna disputa entre el trono y el altar?

Una disputa de gran trascendencia, y que ha traído enormes ventajas.

Diga alguna.

A nivel político, la disociación entre poder civil y eclesiástico ha impedido, por ejemplo, fanatismos como el musulmán.

¿Mérito ese del poder civil?

Y de la Iglesia, que, al conservar toda la filosofía antigua, conservó también la racionalidad. Ahí tenemos a Santo Tomás, admirable en su defensa de la fe, pero de la razón también.

Todo esto lo dice un ateo: usted.

Pero es que el ateísmo tiene sus propias fuentes, algunas de ellas, lo que son las cosas, eclesiásticas. Otras no, claro. Por ejemplo, el jacobinismo. Aunque el jacobinismo, al entroncar con una idea isonómica de la nación, es decir, con una idea de igualdad para todos, entronca también con el cristianismo. Decía San Pablo: “Ya no hay judío ni griego, ni amo ni esclavo, todos vosotros sois uno en Cristo”. Para que vea usted que todo está abigarradamente mezclado.

Luego le pregunto por la cuestión izquierda-derecha. Pero ¿volvemos a aquella Junta Extraordinaria de 1550 en Valladolid? ¿Qué sostenía exactamente Sepúlveda?

Que si no se permitía el Derecho de Gentes en América, es decir, una articulación política, aquello seguiría siendo un continuo vertido de sangre entre pueblos indígenas, como constató alguien tan favorable a los indios como el jesuita José de Acosta, y como también –y tan bien– reflejó Mel Gibson en la película Apocalypto.

Hasta aquí la respuesta al supuesto genocidio. Pero ¿qué hay del otro punto de la Leyenda Negra en América, el que niega que lo de los españoles fuera un descubrimiento?

Y lo niega simplemente porque el continente ya estaba habitado. ¡Pues claro que estaba habitado! Pero lo que no sabían sus habitantes era que su tierra estuviera en relación con otras, y todas en una misma esfera. España, en el momento en que lo fija en el mapa, incorpora a un nuevo continente. Porque los mapas son instituciones fundamentales para hablar de descubrimiento.

Imagine que alguien, en principio partidario de la Leyenda Negra, le oye hablar y termina diciéndole: “De acuerdo, me ha convencido: Al Ándalus no era ningún destino vacacional, la expulsión de los judíos fue una cuestión administrativa y en América hubo descubrimiento pero no genocidio. Lo que usted quiera. Pero el imperio fue un fracaso”.

El imperio fracasó, sí, como todos los imperios, pero su fracaso se alza por encima del éxito del resto, y en el caso español más todavía. Porque el imperio, insisto, implica la conmensuración total del orbe. Y eso que solo alcanzó a soñar Alejandro lo terminó llevando a cabo –por carambolas de la Historia, si se quiere, y por cuestiones sucesorias– Felipe II.

¿Por eso su emblema era un caballo galopando el mundo y la leyenda orbis non sufficit?

Por eso, sí. Una leyenda, a propósito, la de orbis non sufficit, muy 007.

¿007?

Sí, 007. De hecho, El mundo no es suficiente es el título una de sus películas. Eso es así porque Ian Fleming, el creador de Bond, James Bond, se inspiró para su personaje en un pirata y espía que combatió a Felipe II, tomándole prestado el nombre. Y si aquel James Bond combatía al Imperio español, este combate a la Unión Soviética. Estudiando es cuando descubres curiosidades como esta, o que las dos barras del dólar son una estilización de las columnas de Hércules.

¿Qué otras cosas, aparte de curiosidades, ha descubierto estudiando?

Que la Leyenda Negra pinta a España como una criatura grotesca, un monstruo deforme. Sin embargo, España es como el retrato de Dorian Gray, pero al revés.

¿Qué quiere decir?

Que cuando subes al desván, donde están los cuadros, o bajas a los archivos, donde están los documentos, la España que te encuentras es otra, completamente distinta, más parecida a un apuesto y gentil caballero. Y digo "gentil" por utilizar el mismo adjetivo que el gran historiador Thomas Dandelet para referirse a la acción del Imperio español en Italia.

Sin embargo, la imagen que llega es otra, la de la criatura, la del monstruo.

Porque hoy opera la hermenéutica o la Historia entendida como relato; relato que se impondrá solo si convence, sin importar que sea verdadero. Pero no solo esto, sino que, al literaturizarse, la Historia queda reducida a un texto.

Y no lo es.

Que se vierta de forma textual no significa que sea un texto. Es decir, Aníbal conduciendo sus tropas en la batalla de Cannas no es un texto, sino que sucedió en verdad, es Historia. En cambio, Breogán divisando Irlanda desde el faro de Hércules, en La Coruña, pues eso es ficción, leyenda, pero no Historia, por muchos textos que lo cuenten. La Historia implica verdad, de tal manera que si el relato no es verdadero, no es Historia.

Cuéntele esto último (y, de paso, también lo de Breogán) a su paisano Castelao, supuesto padre de la patria gallega.

Castelao decía que el Macizo Galaico resistía a la Meseta castellana. Pero lo grave es que lo decía en sentido político, no geológico. O sea, las placas tectónicas, la deriva continental, el desplazamiento de tierras, la propia disposición geográfica, todo esto, en fin, envuelto por un volkgeist, una suerte de espíritu animado. Es un absurdo; un absurdo metafísico.

Metafísico… ¿e insuperable?

No sé qué decirle, porque ahí está la CUP, presuntamente anarquista, hablando de los Países Catalanes, una institución que, de asimilarse con algo, se asimilaría a la Corona de Aragón. ¡La Corona de Aragón! ¿Qué van a hacer los de la CUP, reivindicar el Ducado de Atenas y Neopatria, disfrazarse de almogávares…?

Ya que habla de la CUP, podríamos retomar la cuestión derecha-izquierda, enunciada antes.

La derecha, históricamente, ha tendido a asentar los derechos políticos en la condición social. Y digo "históricamente" porque esa derecha ya no se da, salvo en los regionalismos y, por paradójico que suene, en la CUP.

¿De derechas la CUP?

Bueno, está reclamando algo tan de derechas, tan reaccionario, como lo catalán en su sentido telúrico, como sustancia indestructible, eterna, cuando la realidad es que Cataluña, como sociedad política, no existió nunca, salvo como una parte administrativa e histórica de España. Además…

Diga.

Entendería que quisieran arruinar un país, España, para hacer algo más grande, más importante, más potente políticamente. Pero no es así, lo que debería plantearnos una pregunta: ¿en qué consideración de sí mismos se tendrán estos políticos catalanistas, cuya virtud solo sirve para ser aplicada sobre siete millones, y por ser estos de una determinada región, excluyendo, como ingobernables, a los 40 millones restantes?

¿Cuál debería ser aquí el discurso de la izquierda?

El de Robespierre a comienzos de la Revolución, en una de sus primeras intervenciones en la Asamblea Nacional, cuando dice que la condición social no determina los derechos políticos.

¿Eso qué supone?

Que cualquier restricción a esos derechos –esto es, cualquier privilegio– es antiizquierdista.

Lo que son las cosas: hemos empezado hablando de 1492 y hemos terminado con el tema catalán. ¿Significa eso que la bestia negrolegendaria sigue viva y coleando?

Totalmente. De hecho, la Leyenda Negra se utiliza enseguida hoy como instrumento de la pugna política por parte de partidos que buscan la ruina de España (¡y partidos con representación parlamentaria!).

¿De qué manera buscan tal ruina?

Difundiendo la idea de que España siempre llega mal y tarde a todo: al Renacimiento, a la Ilustración, a la Democracia, al progreso, a la ciencia, al pensamiento… Es lo de Masson de Morvilliers: "¿Qué hizo España por la humanidad? Nada". Y, por si fuera poco, al final esa España, para mantener cierto orden, siempre se ve obligada a un gesto despótico: el 155, por ejemplo.

Ahora le pregunto por el 155. Pero respóndame antes a esto: ¿España siempre llega tarde y mal?

Si eso fuera así, no seríamos la decimosegunda potencia del mundo, ni el país más visitado (solo por detrás de Francia y Estados Unidos), ni el segundo en esperanza de vida ni…

Respecto al 155…

Es un precepto de la Constitución, la cual, recordemos, se votó favorablemente en Cataluña y en mayor medida que en el resto de España, 155 incluido.

¿No quedaba sino aplicarlo?

La prudencia del gobernante, su virtud, el criterio político que ha de seguir, es que sus acciones conduzcan todas a la eutaxia, esto es, al mantenimiento del orden, del buen orden.

¿Dicho esto…?

En España lo que hay son partes en convergencia con el Estado y otras en divergencia con él, estando estas últimas institucionalmente fortalecidas y secularmente alimentadas (dura un siglo ya la tabarra esta). Es, por tanto, deber del Estado obligar a las partes, a todas, a la convergencia.

El Estado no sé, pero los que sí han parecido estar a la altura de las circunstancias han sido los españoles.

Porque han entendido el problema catalán como un problema nacional… y como un peligro real también.

¿Un peligro de qué?

De disolución política de España como nación.

¿Y ante eso…?

Ante eso, la conciencia nacional, neutralizada durante años por el marchamo de extrema derecha, sacó finalmente las banderas a las calles y a los balcones, no por motivos folclóricos o deportivos, sino, por primera vez, directa y formalmente por motivos políticos, buscando la restauración de ese orden en peligro. Todo esto, sí, ha supuesto un antes y un después. Vivimos, qué duda cabe, un momento histórico

miércoles, 1 de febrero de 2023

Falacias tontísimas pero muy usadas

Tomado de Quora:

La falacia del término medio no distribuido. 

La forma de esta falacia es la siguiente

Todo A es C.

Todo B es C

Por lo tanto: todo A es B.

Un ejemplo artifical que es útil para observar el absurdo de esta falacia es el siguiente:

Todos las abejas (A) vuelan (C).

Todos los patos (B) vuelan (C).

Por lo tanto: todas las abejas (A) son patos (B).

En esta falacia cae todo mundo en todos los aspectos de la vida humana.

Cuando los charlatanes del new age (como Osho) se defienden de los ataques a su secta, siempre usan el siguiente argumento: nosotros, los gurús new age (A), somos atacados y juzgados por nuestras ideas (C). Todos los pensadores de la historia que revolucionaron el pensamiento humano (B) han sido juzgados y atacados por sus ideas (C). Por lo tanto, todos los gurús new age (A) somos pensadorees históricos revolucionarios del pensamiento humano (B).

En la guerra mediática, a la derecha se le ha dado por clasificar lo que ellos denominan "wokismo" dentro del marxismo. Ellos lo denominan "marxismo cultural". Su argumento es el siguiente: toda idea woke (A) parte de la idea de que existe un sector oprimido y un sector opresor en la sociedad (C). Toda idea marxista (B) parte de la idea de que existe un sector oprimido y un sector opresor en la sociedad (C). Por lo tanto, toda idea woke (A) es una idea marxista (B).

Otro argumento que utilizan en esa misma dirección es el siguiente: toda idea colectivista (A) concibe al ser humano en agrupaciones (C). Toda idea secataria o tribalista (B) concibe al ser humano en agrupaciones (C). Por lo tanto, todas las ideas colectivistas (A) son ideas sectarias o tribalistas (B).

En la izquierda esta forma de razonar también ha sido causa de malos entendidos. Eso ha traido como consecuencia el fortalecimiento de viejas polarizaciones, la destrucción de posibles alianzas o la imposibilidad de entrar en negociaciones. Por ejemplo: todos externos que siguen los pasos del movimiento social X (A) muestran opiniones en contra de X (C). Todo reaccionario (B) muestra opiniones en contra de X (C). Por lo tanto, todos los externos que siguen los pasos del movimiento social (A) son reaccionarios (B).

Un ejemplo más inocente es el siguiente: la gente que hace mucho ejercicio dice: "todos mis ejercicios (A) duelen (C)". Para animarse, complementan esa afirmación con con esta otra afirmación: "si no duele, no sirve". La cual equivale a "todo lo que sirve (B), duele (C)". Eso los lleva a concluir que "todos mis ejercicios (A) sirven (B)". Y al final terminan sufriendo a lo tonto.

Un ejemplo de los estragos argumentativos que causa esta falacia lo puedes encontrar en esta repuesta mía sobre la filosofía de Ayn Rand, llamada "Objetivismo":

Dado que no he tenido la oportunidad de conocer el total de sus ideas, no puedo dar una opinión completa de su pensamiento. Tengo entendido que escribió sobre Ética, Filosofía Política y Epistemología. De estas tres ramas, sólo me he acercado a la primera. Mi opinión, por lo tanto, sólo puede enfocarse en esa rama. Las demás las dejaré intactas.

La opinión que Rand me ha generado es, por lo general, negativa. Sus textos son un cúmulo creciente de falacias lógicas. Tergiversa los conceptos que utiliza para llegar a las conclusiones que pretende. Descuida constantemente la estructura lógica de sus argumentos. Abusa mucho de estrategias sofísticas para darle más mérito a su postura. Y sus alusiones a la jerarquización racional de valores no figuran como respaldo o consecuencia de ninguna de las conclusiones o premisas de los argumentos que presenta. En general: hace (por lo menos en Ética) todo lo que una filósofa seria y profesional no haría .

Veamos un ejemplo:

Los resultados psicológicos del altruismo se pueden observar en el hecho de que muchas personas abordan el tema de la ética haciéndose preguntas como: “¿Debe uno arriesgar su vida para ayudar a un hombre que está: a) ahogándose, b) atrapado en un incendio , c) pararse frente a un camión a toda velocidad, d) colgarse de las uñas sobre un abismo?” Considere las implicaciones de ese enfoque. Si un hombre acepta la ética del altruismo, sufre las siguientes consecuencias (en proporción al grado de su aceptación):

1. Falta de autoestima, ya que su primera preocupación en el ámbito de los valores no es cómo vivir su vida, sino cómo sacrificarla.

2. Falta de respeto por los demás, ya que considera a la humanidad como una manada de mendigos condenados que claman por la ayuda de alguien.

3. Una visión de pesadilla de la existencia, ya que cree que los hombres están atrapados en un "universo malévolo" donde los desastres son la preocupación principal y constante de sus vidas.

4. Y, de hecho, una indiferencia letárgica hacia la ética, una amoralidad cínica y desesperada, ya que sus preguntas involucran situaciones con las que probablemente nunca se encontrará, que no guardan relación con los problemas reales de su propia vida y, por lo tanto, lo dejan vivir sin ninguna responsabilidad. principios morales cualquiera que sea.

Al elevar la cuestión de ayudar a los demás a la cuestión central y principal de la ética, el altruismo ha destruido el concepto de toda auténtica benevolencia o buena voluntad entre los hombres. Ha adoctrinado a los hombres con la idea de que valorar a otro ser humano es un acto de desinterés, lo que implica que un hombre no puede tener ningún interés personal en los demás, que valorar a otro significa sacrificarse uno mismo, que cualquier amor, respeto o admiración por un hombre puede sentir por los demás no es ni puede ser una fuente de su propio disfrute, sino una amenaza para su existencia, un cheque en blanco de sacrificio firmado para sus seres queridos.

Los hombres que aceptan esa dicotomía pero eligen su otro lado, los productos últimos de la influencia deshumanizadora del altruismo, son esos psicópatas que no cuestionan la premisa básica del altruismo, sino que proclaman su rebelión contra el autosacrificio al anunciar que son totalmente indiferentes a cualquier cosa viva y humana. no movería un dedo para ayudar a un hombre o un perro destrozado por un conductor que se da a la fuga (que suele ser uno de los suyos). 

                                Ayn Rand, Filosofía: quién la necesita

Este argumento es evidentemente falaz. En primer lugar, porque usa tres conceptos diferentes de “altruismo” como si fueran el mismo. El primero es el estandar que todos conocemos: ayudar a otros de manera desinteresada. El segundo es una versión irracional de altruismo: ayudar a otros por motivos irracionales. El tercero es una versión radical de altruismo restringida a un contexto: tomar medidas drásticas en ayuda de otros siempre que la situación sea drástica. En su argumento plantea el primer concepto; pone ejemplos del tercero; saca inferencias del segundo y concluye como si estuviera hablando del primero. Aquí la trampa es meter el segundo concepto de contrabando para disfrazarlo del tercero y sacar conclusiones negativas del primero. A eso en lógica se le conoce comúnmente como “falacia de equívoco”.

Eso en primer lugar. En segundo lugar, porque carece de una estructura válida de inferencia lógica. Es decir: no sigue ningún esquema válido de deducción lógica. Para ver este punto con claridad, veamos cada una de sus cuatro conclusiones.

Consecuencia 1 (Lack of self-esteem).

¿De qué manera pudo haber derivado la falta de autoestima de la ayuda desinteresada? Básicamente, de las inferencias que algunos conceptos del argumento tienen en común con otros. Reconstruyamos el argumento para verlo con claridad:

1. Todo aquel que carezca autoestima le quitará valor a su vida.

2. Todo aquel que le quite valor a su vida es capaz de ponerla en riesgo.

3. Es el caso que todo altruista es capaz de poner en riesgo su vida.

4. Todo aquel que carezca de autoestima es capaz de poner en riesgo su vida (por 1 y 2).

5. Todo altruista tiene baja autoestima (por 3 y 4).

A la segunda deducción (la proposición 5) se le conoce como la falacia non distributio medii: decir que una proposición A implica una proposición B, si existe una proposición C que es implicada por ambas proposiciones. Para ver con más claridad por qué la inferencia 5 es una mala deducción, pongamos, a modo de ejemplo, un razonamiento con la misma estructura lógica:

Todo perro tiene cuatro patas.

Todo caballo tiene cuatro patas.

Todos los caballos son perros.

Si sustituimos “perro” por “tener baja autoestima”; “tener cuatro patas” por “ser capaz de poner en riesgo la vida” y “caballo” por “altruista”, se puede apreciar con más claridad la falacia lógica que Ayn Rand cometió.

Consecuencia 2 (Lack of respect for others).

El error es el mismo: conectar antecedentes y consecuentes sin que exista una regla lógica definida que permita conectarlos. Su argumeno es el siguiente:

1. Todo aquel que vea a los demás como mendigos condenados suplicando por ayuda ve a los demás como gente que necesita ayuda.

2. Todo altruista ve a los demás como gente que necesita ayuda.

3. Todo aquel que vea a los demás como mendigos condenados suplicando por ayuda tiene una imagen precarizada de los demás.

4. Todo aquel que carezca de respeto por los demás tiene una imagen precarizada de los demás.

5. Todo altruista ve a los demás como mendigos condenados suplicando por ayuda (por 1 y 2). — Primer non distributio medii.

6. Todo aquel que vea a los demás como mendigos condenados suplicando por ayuda carece de respeto por los demás (por 3 y 4) — Segundo non distributio medii.

7. Todo altruista carece de respeto por los demás (por 5 y 6) — Esta es una inferencia correcta (un silogismo hipotético), pero viciada por las dos anteriores.

Nótese cómo la primera inferencia le permite a Rand intercambiar alevosamente el primer concepto de altruismo por el segundo (la versión irracional de atruismo): adjudicarle perspectivas irracionales al altruismo por medio del non distributio medii implica atribuirle irracionalidad al altruismo en general. Por lo tanto, desde dicha perspectiva, ser altruista y ser altruista irracional es ser una y la misma cosa.

Consecuencia 3 (A nightmare view of existence).

Esta es la consecuencia más tramposa de todas, ya que se deriva directamente de una de las inferencias del razonamiento anterior: decir que el altruista ve a los demás como mendigos condenados suplicando por ayuda.

Esta proposición (la 5 del argumento anterior) se interconecta con la conclusión de este argumento de la siguiente manera: todo aquel que sea un “mendigo condenado suplicando por ayuda” tiene una vida de pesadilla (lo cual es correcto). Por lo tanto, su existencia es una pesadilla (lo cual también es correcto). Por lo tanto, todo aquel que vea a los demás como mendigos condenados suplicando por ayuda ve la existencia de estos como una pesadilla (esto también es correcto). Por lo tanto, cree que los humanos estamos atrapados en un universo malévolo donde los desastres son la constante (esta inferencia ya no es correcta).

La razón de por qué esta inferencia es incorrecta es sencilla: si fuera verdad que el ser humano está atrapado en un universo malévolo, entonces su existencia sería una pesadilla. Pero del hecho (no comprobable por las premisas de Rand en contra del altruismo) de que las personas tengan una existencia de pesadilla no se siegue que vivan en un universo malévolo. Eso es una falacia de la afirmación del consecuente. Y es precisamente esa falacia lo que desencadena su argumento.

Todo aquel que crea que la existencia es una pesadilla creerá que nuestra existencia es una pesadilla.

Todo altruista cree que somos mendigos condenados (…). — Premisa viciada.

Todo aquel que crea que somos mendigos condenados (…) creera que nuestra existencia es una pesadilla.

Todo altruista cree que nuestra existencia es una pesadilla (por 2 y 3).

Todo altruista cree que la existencia es una pesadilla (por 1 y 4). — Non distributio medii.

Consecuencia 4 (A lethargic indifference to ethics).

Esta conclusión es la que más precariedad intelectual demuestra, ya que la indiferencia letárgica a la ética que Rand le atribuye al altruista no es más que la culminación de todos los hombres de paja que cometio en contra del altruismo por medio de la tergiversación conceptual y de la consecuente tergiversación lógica que eso genera. Esto es, básicamente, la estrategia sofística de demeritar la imagen de una postura contraria para que la propia (el egoísmo racional en este caso), por constraste, parezca la correcta (cosa que hace más adelante en ese mismo texto [The ethics of emergencies]).

Esta conclusión se sostiene sólo si todo lo que dijo anteriormente se sostiene. Hemos visto que no se sostiene. Ergo, esta conclusión tampoco se sostiene.

En suma, para no hacerla más larga (que se puede), Ayn Rand me parece un desastre en Ética. Y si es un desastre en una de sus principales corrientes filosóficas, es muy probable que también lo sea en las demás. Esto último no lo afirmo, pero sí tengo buenas razones para sospecharlo. Eso lo comprobaré el día que me acerque a las otras dos partes de su pensamiento.

Bueno, esta es la respuesta menos original. Sin embargo, lo sorprendente de esta falacia tan común es que aún sigue teniendo éxito y por ello la vuelvo a mencionar.


II

FALACIA DE LA MOTIVACIÓN.

La gente solemos descalificar la afirmación de otros mediante decir que "les conviene" creer o decir eso. Por ejemplo:

"Dice que no me engañó, pero por supuesto que no lo admitiría." (Claro, pero eso no basta para decir que entonces es culpable. Si declararse inocente comprueba que es culpable, entonces ¿Qué debería decir, según tú, si realmente es inocente? Lo que pasa es que tú YA decidiste que es culpable, simplemente. Pero su "no admisión" no prueba nada en su contra).

"Dices que esta ropa se me ve bien, pero lo que pasa es que no quieres gastar dinero en comprarme otra." (Es posible que lo diga por ahorrar, pero definitivamente no es imposible que la ropa efectivamente se te vea bien. La conveniencia de decirlo no garantiza que sea mentira.)

La gente suele pensar que si alguien se declara inocente, debe ser culpable porque le conviene salvarse del castigo. Pero esto es absurdo: Por más que le convenga, una persona puede decir que es inocente simplemente PORQUE LO ES. En un juicio, el fiscal dice que el acusado es culpable. El abogado defensor dice que es inocente. Si la motivación fuera suficiente, AMBOS mentirían siempre, pues por eso les pagan (al abogado por decir que su cliente es inocente, de hecho es ilegal decir lo contrario; el fiscal por decir que es culpable, en su posición, ni siquiera puede decir lo contrario, en todo caso renunciaría al caso). Pero es imposible que ambos mientan: El acusado sólo puede ser inocente o culpable, no hay más opciones. Uno de los dos (abogado y fiscal) tiene que tener la razón, aunque le convenga y le paguen por decirlo.

Como dije, esta falacia se da muchísimo y mucha gente cae, una y otra vez. Y ni siquiera sienten cuando se la están aplicando.

Pero lo más importante es que esta falacia DISTRAE sobre el punto originalmente en cuestión y nos lleva a discutir cosas que ni siquiera estaban a consideración.

Te cuento una experiencia mía. Una vez, aquí en Quora di una mala opinión de un político.

Fue a manera de respuesta a una pregunta vergonzosamente falsa sobre este político. Algo como: "¿No fue maravilloso como este político dejó callados a todos ayer en la conferencia?". Digo que la pregunta era falsa por dos factores: 1. Eso no es un pregunta real. ¿De verdad su duda que requería aclaración era si había sido maravilloso eso? 2. El video donde se dio ese "dejar callados" está a la vista y definitivamente no dejó callado a nadie, y aunque fuera cuestión de opiniones, no debería ser comentado como si es algo más allá de toda discusión.

Al quorista no le gustó mi respuesta ni opinión y de inmediato me "refutó" con lo siguiente: "¡Lo que pasa es que lo odias (al político)!!!"

Esto me distrajo del todo y por un momento me puse a refutarlo. Dije que era ridículo que yo lo odiara. Ante una falsedad que uno sabe tan evidente, se indigna, y en esas, uno hasta se pone a intentar demostrar que eso no es cierto (la cosa es que al final es irrelevante si lo odiara o no, la afirmación puede ser cierta y se puede evidenciar, no es necesario creerme). Pero de pronto lo pensé un poco más detenidamente: Estábamos hablando de si el político era corrupto y poco confiable, no de si yo lo "odiaba" o no (bastante melodramático, si me preguntas). Y no solo había dado mi opinión, había dado RAZONES para establecer por qué yo creía que el político era corrupto y poco confiable. Sin embargo, en lugar de que nos pusiéramos a argumentar por qué era cierta o falsa tal afirmación, ya casi estábamos discutiendo si lo que me movía a hablar mal del político era el supuesto hecho de que yo lo odiara.

Así que me aplicaron la falacia de la motivación y por un momento la discusión se movió totalmente a algo que no tenía nada que ver con la cuestión original. ¿Por qué tendría que aclarar si lo odio o no lo odio cuando estoy presentando pruebas de lo que afirmo? Pero aún más, quizá yo lo odie, pero las afirmaciones que hiciera de él están fundamentadas y pueden verificarse, ¿qué más da si yo lo odio? El problema es si es cierto lo que digo… Pero luego de mi molestia inicial (alguien estaba diciendo mentiras respecto a mis motivos), logré reaccionar y se me ocurrió no seguirle el juego, sino revertir su "argumento" para que viera que su afirmación sobre mis motivos era ridícula o por lo menos irrelevante al punto.

Le dije algo como: "Si tu única explicación para mi argumento es que lo odio, entonces quizá él es culpable, pero tú lo consideras inocente ÚNICAMENTE porque estás enamorado de él." El quorista sólo respondió enojado: "Sí, la verdad es que el señor está guapo." Supongo que lo dijo como ironía, pero ya no llevó la discusión por ese rumbo. Creo que entendió mi punto.

La falacia se detecta cuando la gente usa la palabra "solamente" (o un sinónimo): "Lo dices solamente para que no te reclame". "Me lo regalaste solamente para que te deba el favor." "Dices que es muy buena gente únicamente porque estás enamorada de él". "Dices que es corrupto nomás porque lo odias." "Dices que está limpio solamente porque no quieres lavarlo."

La lección es: La motivación —cierta o falsa, no importa— por sí misma NO PUEDE GARANTIZAR si algo es cierto o falso. Se requieren verdaderos argumentos o evidencias INDEPENDIENTE de las motivaciones, de si me conviene o no me conviene.

Y no permitas que te distraigan del tema principal, queriéndote acusar de que tus motivaciones son lo único que causa tus afirmaciones. Y aunque tengas motivos, si ofreces evidencias para lo que dices, nadie tiene por qué objetar respecto a lo que sientes al respecto porque no viene al caso.

De todas formas nadie debería afirmar cosas para las que no tiene pruebas y nadie debiéramos creer como un hecho cosas de las que no se presentan evidencias.

III

Por Unai Aso Poza, para Quora:

Los 10 tipos de falacias lógicas y argumentativas

Este tipo de argumentaciones se basan en supuestos irreales, forzados o falseados. Veamos cómo funcionan.

Las falacias lógicas son como las minas terrestres; fáciles de pasar por alto hasta que te topas con ellas. La argumentación y el debate inevitablemente se prestan a razonamientos defectuosos y errores lógicos.

Y muchos de estos errores se consideran falacias lógicas y argumentativas, que pueden llegar a invalidar un argumento por completo y pueden servir como vías de escape para aquellas personas que son incapaces de demostrar sus afirmaciones sin valerse de trampas y artimañas argumentativas.

En este artículo te explicamos qué son las falacias lógicas, y te damos una lista de las 10 más comunes para que puedas identificarlas y hacerles frente con eficacia .

¿Qué es una falacia lógica?

Una falacia lógica es un error de razonamiento que invalida un argumento. Una de las características básicas del pensamiento lógico es la capacidad para detectar errores en las conclusiones o en las premisas de un determinado argumento para poder evitar los razonamientos falaces, ya que éstos nos dificultan llegar a conocer la verdad de los hechos y nos hacen más susceptibles a la manipulación y la tergiversación.

Cuando discutimos con otra persona y exponemos nuestro razonamiento, solemos seguir una serie de pasos lógicos; defendemos nuestra postura partiendo de determinadas premisas para llegar a una conclusión, que no es más que la proposición que se defiende sobre la base de las premisas anteriores.

Sin embargo, en ocasiones la discusión se tuerce y se introducen falacias lógicas que invalidan la argumentación de uno de los contendientes, por lo que a partir de ese punto la batalla dialéctica debería quedar suspendida.

Las falacias lógicas y argumentativas son, en definitiva, afirmaciones sin fundamento que a menudo se proclaman con una convicción que las hace sonar como si fueran hechos probados. Sean cuales sean sus orígenes, las falacias pueden adquirir un significado especial cuando se popularizan en los medios y se convierten en parte de los dogmas propios de una sociedad. Por eso es importante saber detectarlas y combatirlas.

Los 10 tipos de falacias lógicas y argumentativas

Las falacias, esas brechas lógicas que invalidan los argumentos, no siempre son fáciles de detectar.

Mientras que algunas se identifican como inconsistencias evidentes, otras son más sutiles y pueden colarse en conversaciones cotidianas sin ser detectadas. Tener una comprensión de estas falacias lógicas y argumentativas puede ayudarnos a analizar con mayor confianza los argumentos y las afirmaciones en las que participamos a diario.

A continuación te presentamos una lista de las 10 falacias lógicas y argumentativas más comunes.

1. Falacia “ad hominem

Los ataques personales son contrarios a los argumentos racionales. En lógica y retórica, un ataque personal se llama “ad hominem”, que en latín significa “contra el hombre”. En lugar de avanzar en un buen razonamiento, una falacia ad hominem reemplaza la argumentación lógica con un lenguaje ofensivo no relacionado con la verdad del asunto.

Más específicamente, es una falacia de relevancia en la que alguien rechaza o critica la opinión de otra persona sobre la base de características personales, sus antecedentes, su apariencia física u otras características irrelevantes para el argumento en cuestión. Un ejemplo de esta falacia: “Como Antonio no es mujer, no puede opinar de feminismo”.

2. Falacia del hombre de paja

La falacia del hombre de paja consiste en atacar una posición lógica y argumentativa que el contrincante realmente no tiene.

Es una forma sencilla de hacer creer que la posición de uno parezca más fuerte de lo que es. Usando esta falacia, los puntos de vista del oponente se caracterizan como absurdos y poco fiables; en comparación, la propia posición se ve como más verídica, seria y fiable.

Ejemplo: Pedro: “Creo que deberíamos remodelar nuestra página web”. Antonio, responde: “Ya, claro, ¿estás diciendo que nuestro trabajo en el departamento de diseño interno no vale nada y que tenemos que derrochar el dinero en otro departamento externo?”.

3. Falacia de la apelación a la autoridad

Esta falacia argumentativa, también denominada “ad verecundiam”, ocurre cuando hacemos mal uso de una autoridad.

Este mal uso de la autoridad puede ocurrir de varias maneras. por ejemplo: podemos citar solo a las autoridades, alejándonos convenientemente de otras pruebas comprobables y concretas como si la opinión de los expertos fuera siempre correcta; o podemos citar autoridades irrelevantes, autoridades pobres o autoridades falsas.

Por ejemplo, cuando alguien dice: "compro ropa deportiva en esta tienda porque este famoso dice que es el mejor". El famoso en cuestión puede ser un portavoz, pero eso no lo convierte en una autoridad relevante cuando se trata de ropa deportiva. Por lo tanto, esta argumentación se convierte en falacia de apelación a la autoridad.

4. Falacia de la falsa equivalencia

La falacia de la falsa equivalencia o de la ambigüedad se da cuando una palabra, una frase o una oración se usa deliberadamente para confundir, engañar o inducir a error al sonar como si dijera una cosa pero en realidad dice otra. A menudo, este engaño aparece en forma de eufemismos, reemplazando las palabras desagradables con una terminología más atractiva.

Por ejemplo, un eufemismo podría estar reemplazando "mentir" con la frase "licencia creativa", o reemplazar "mi pasado criminal" con “mis indiscreciones juveniles" o “crisis económica” por “desaceleración”.

5. Falacia populista

Esta falacia, también denominada argumento “ad populum”, supone que algo es cierto (o correcto o bueno) porque otras personas están de acuerdo con la persona que lo afirma; esto es, se acepta algo que se dice porque es popular. Esta falacia argumentativa es común entre los anunciantes, por ejemplo.

Muchas empresas basan sus anuncios en frases que utilizan esta falacia, asegurando que si muchas personas han utilizado sus productos es porque son los mejores (también millones de personas consumen tabaco y no es algo bueno, de ahí la falacia).

6. Falacia del costo hundido

A veces invertimos tanto en un proyecto que somos reacios a abandonarlo, incluso cuando resulta infructuoso y fútil.

Es natural y generalmente no es una falacia querer continuar con algo que consideramos importante; sin embargo, este tipo de pensamiento se convierte en una falacia cuando comenzamos a pensar que deberíamos continuar con una tarea o proyecto debido a todo lo que hemos puesto en él, sin tener en cuenta los costos futuros en los que probablemente incurramos al hacerlo.

Todos somos susceptibles a este comportamiento anómalo cuando anhelamos esa sensación de finalización o una sensación de logro, o estamos demasiado cómodos o demasiado familiarizados con este proyecto difícil de manejar. Y ocurre con demasiada frecuencia en aspectos tan relevantes como el matrimonio o los negocios, por eso es importante saber detectarlo a tiempo.

7. Falacia circular

La falacia o argumentación circular ocurre el argumento de una persona simplemente repite lo que ya asumió de antemano y no llega a ninguna nueva conclusión. Los argumentos circulares también se llaman “petitio principii” o petición de principio, y se producen cuando la proposición que ha de ser probada se incluye de forma implícita o explícita en las premisas (las afirmaciones que sirven para probar la conclusión posterior).

Se puede reconocer un argumento circular cuando la conclusión también aparece como una de las premisas en el argumento. Por ejemplo, si alguien dice: “Lo que hay escrito en La Biblia es verdadero”, y defiende su postura diciendo: “Porque lo dice la propia Biblia”, estaría incurriendo en una evidente falacia circular.

8. Falacia de la generalización apresurada

Una generalización apresurada es una declaración general sin evidencia suficiente para respaldarla. Ésta se produce a partir de la prisa por llegar a una conclusión, lo que lleva a la persona que argumenta a cometer algún tipo de suposición ilógica o a emitir estereotipos, conclusiones injustificadas o exageraciones.

Normalmente, solemos generalizar al hablar, y es una parte necesaria y natural del acto comunicativo y el lenguaje. No hay una regla establecida para lo que constituye evidencia "suficiente". En algunos casos, podría ser posible encontrar una comparación razonable y demostrar que la afirmación es verdadera o falsa. Pero en otros casos, no hay una manera clara de respaldar el reclamo sin recurrir a conjeturas.

Con todo, una forma sencilla de evitar generalizaciones apresuradas es añadir calificadores como "a veces", "tal vez" o "a menudo". Cuando no nos protegemos contra la generalización apresurada corremos el riesgo de caer en estereotipos, y de verter afirmaciones sexistas o racistas, por ejemplo.

9. Falacia del falso dilema

Esta falacia argumentativa ocurre cuando fallamos al limitar las opciones a únicamente dos, cuando de hecho hay más opciones para elegir. A veces las opciones son entre una cosa, la otra, o ambas cosas juntas (no se excluyen entre sí). Y a veces hay una amplia gama de opciones.

Los argumentos basados en el falso dilema son solo falaces cuando, de hecho, hay más opciones que las establecidas. Sin embargo, no es una falacia si realmente solo hay dos opciones.

Por ejemplo, cuando decimos "O The Beatles son la mejor banda de todos los tiempos, o no lo son". Este sería un verdadero dilema, ya que en realidad solo hay dos opciones: lo son, o no lo son. Sin embargo, sería un falso dilema decir: "Solo hay dos tipos de personas en el mundo: personas que aman a The Beatles y personas que odian la música", ya que habrá algunas personas que serán indiferentes a su música y otras a las que les podrá gustar o no, pero sin tanta intensidad.

10. Falacia de la correlación y la causalidad

La falacia causal se refiere a cualquier fallo lógico que se produce al identificar una causa; es decir, cuando se concluye acerca de una causa sin evidencia suficiente para hacerlo.

Por ejemplo, si alguien dice: “Dado que sus padres le llamaron Jesús, deben ser religiosos cristianos”. En este caso, aunque es posible que sea cierto y sean religiosos, el nombre por sí solo no es evidencia suficiente para llegar a esa conclusión.

Otra falacia causal es la falacia “post hoc”, la abreviatura de “post hoc ergo propter hoc” ("después de esto, por lo tanto debido a esto"). Esta falacia ocurre cuando confundes algo con la causa solo porque vino primero. El hecho de que algo haya sucedido antes no significa que haya causado eso.

Esta falacia además suele ser la responsable de muchas supersticiones y falsas creencias. Todos sabemos que el resfriado común dura unos 7 días. Pues bien, si alguien se toma una pastilla de homeopatía (que no tiene ningún efecto más allá del placebo) cuando le viene el resfriado y se cura pasada una semana, pensará que ha sido la pastilla la que le ha curado, cuando en realidad lo único que ha sucedido es que han pasado los 7 días de rigor para que la persona vuelva a estar sana de nuevo.

Referencias bibliográficas

Gutiérrez, G. A. (2000). Introducción a la lógica. Pearson Educación.

Johnson, R. H. (2012). Manifest rationality: A pragmatic theory of argument. Routledge.

Lekuona Ruiz de Luzuriaga, K. (2013). Lógica formal e informal: falacias y falsos argumentos (unidad didáctica).

lunes, 23 de enero de 2023

Los siete pilares de la sabiduría y las seis abominaciones

Hay muchos pasajes memorables en el AT, pero citaré estos de Proverbios:

La Sabiduría edificó su casa, talló sus siete columnas, inmoló sus víctimas, mezcló su vino, y también preparó su mesa. Ella envió a sus servidoras a proclamar sobre los sitios más altos de la ciudad: "El que sea incauto, que venga aquí". Y al falto de entendimiento, le dice: "Vengan, coman de mi pan, y beban del vino que yo mezclé. Abandonen la ingenuidad, y vivirán, y sigan derecho por el camino de la inteligencia". Proverbios, XI, 1-6.

Las seis abominaciones:

Hay seis cosas que detesta el Señor, y siete que son para él una abominación: los ojos altaneros, la lengua mentirosa y las manos que derraman sangre inocente; el corazón que trama proyectos malignos, los pies rápidos para correr hacia el mal, el falso testigo que profiere mentiras, y el que siembra discordias entre hermanos. Proverbios, VI:16-19.

jueves, 19 de enero de 2023

Verdades psicológicas

Se necesitan alrededor de 66 días para que un individuo promedio convierta un comportamiento en un hábito diario.

Preferimos cambiar la verdad que cambiar nuestros puntos de vista.

Es mucho más probable que las personas devuelvan una billetera perdida si se encuentra una foto de un niño dentro.

Las personas que tienen un profundo sentimiento de culpa son mejores para identificar las emociones y preocupaciones de quienes las rodean.

La mente del individuo promedio divaga el 30% del tiempo.

Cuanto más inteligente es el individuo, más selectivo se vuelve.

Tendemos a dividir las piezas de información en clases de 3-4 conjuntos de ellas. El número de teléfono en India es 974–473–1263.

Está comprobado que tener hermanos te ayuda a llevarte bien con los demás.

Escuchar una sola cosa negativa puede dañar al menos cinco recuerdos positivos.

Pensar que algo malo va a pasar es menos estresante de entender que no entender cómo va a pasar algo.

Las personas entre las edades de 18 y 33 años son el porcentaje más alto de personas con depresión en el mundo.

Las personas que pueden usar instintivamente el sarcasmo para tratar un tema frívolo tienen mentes más sanas.

Escribir antes de acostarse disminuye la cantidad de pensamientos, lo que facilita el sueño.

La mayoría de las personas que leen las respuestas en Quora terminan sin votar ni a favor ni en contra .

miércoles, 18 de enero de 2023

Los trascendentales del ser

Como decían los medievales, los trascendentales del ser son la belleza, la bondad y la verdad. Porque el bien es difusivo, compartible.

Para Max Scheler los valores son noemas esenciales y absolutos, pero su realización histórica no es absoluta: los vamos descubriendo y realizando en la Historia progresivamente. Así, Scheler describe el fenómeno de ceguera axiológica en la Historia. Hay épocas en las que no se ven ciertos valores que posteriormente son palpables. Esto le sirve para hablar de la existencia de un ethos histórico. Así como los valores son absolutos en la ética, en la ética histórica son relativos a la época considerada; hay una cierta relatividad temporal, y eso condiciona nuestras propias decisiones de valor.

miércoles, 11 de enero de 2023

Trepalium

 En 2037 los Banqueros dejan Sin Trabajo al 80% de la Humanidad y Se Dividen con una Valla Perimetral

Trepalium (Miniserie de TV) 2016

Esta distopía es una serie francesa, guion y dirección deAntarès Bassis, 

Kelija, arte France Cinéma

Género

Serie de TV. Thriller. Ciencia ficción | Miniserie de TV. Trabajo/empleo

Sinopsis

En un futuro cercano una pared divide a la población en dos. Por un lado, la "Zona" con el 80% de desempleados, por el otro la "Ciudad" donde habita el 20% de los activos. Izia Katell vive junto a su hijo en la Zona. Ella es seleccionada por el gobierno para convertirse en una "empleada solidaria" en Aquaville, del lado de los activos. Es asignada a trabajar con Rubén García , ingeniero de descontaminación que vive con su esposa Thaïs y su hija. (FILMAFFINITY)

domingo, 8 de enero de 2023

domingo, 4 de diciembre de 2022

Teoría del aprendizaje. El abandono de la ignorancia.

De Quora:

Hay un principio en Teoría del aprendizaje que menciona cuatro pasos para adquirir el conocimiento.

No sabes que no sabes

Sabes que no sabes

Sabes que sabes

No sabes que sabes

Pondré un ejemplo con aprender a montar bicicleta:

Ves a alguien montando bicicleta y te parece natural (nunca has montado una) te imaginas que obviamente puedes montarte y hacerlo fácilmente. Crees que sabes

Efectivamente, te subes a una bicicleta y te caes. Ahí te enteras de que en realidad no sabes

Aprendes, tomas clase, lo intentas varias veces hasta que ya puedes subirte a una bicicleta y concentrado en pedalear y mantener el manubrio recto, conservar el equilibrio. Sabes montar bicicleta y es un saber consciente en todo momento

Después de años de hacerlo, tus manos cogen el manubrio automáticamente, te subes casi con ella en movimiento, puedes hacer mil cosas mientras la bicicleta rueda entre tus piernas, nunca estás pensando en que debes hacer para que ello suceda. Ya introyectaste el saber y ahora no sabes que sabes.

Por otra parte, siempre pienso en cosas que damos por sobreentendidas y de las que, en realidad, no tenemos ni idea:

Preguntas sobre la naturaleza: ¿Qué es el viento, la lluvia, los relámpagos y los truenos?, el porqué de las flores, ¿por qué nos gusta el dulce?, ¿qué le da color a los frutos?, ¿por qué las plantas no se mueven?, ¿de dónde salen los hongos?, Actitudes y aptitudes de los animales, sobre su conciencia y capacidades, límites, origen y final del universo, el por qué de las leyes físicas que lo rigen

Preguntas sobre los sistemas sociales: ¿Quién definió las fronteras?, ¿son traducibles los conceptos de un idioma a otro?, ¿de dónde salieron las normas de conducta, los gestos faciales?. Inquietudes sobre el dinero, los cambios de moneda, los indicadores de valor

Preguntas sobre nosotros mismos: ¿Por qué lloramos? (que tiene que ver un dolor emocional con secreciones lacrimales) ¿por qué sonreímos? ¿Qué es la música y por qué nos altera tan profundamente? ¿Qué es la conciencia, el ego, la identidad? ¿Es el alma algún tipo de energía? ¿Por qué soñamos? ¿Son necesarios los clanes, las familias? ¿Es el amor algo natural o un dictado impuesto por el modelo económico/gubernamental? ¿Existe un camino natural del destino (premoniciones, sueños, adivinaciones)? ….

Preguntas sobre todo lo hecho: ¿Quién y como se hace todo lo que usamos a diario (cables de energía, platos, pomos de puertas, puertas, pinturas, latas de pinturas, etiquetas de latas de pinturas, máquinas para etiquetas de latas, luces, bombillos, envases, rejas, cojines, parlantes y un enorme etc.)?

domingo, 27 de noviembre de 2022

Utensilios españoles solamente

El antiquísimo botijo, las persianas, el porrón, la mesa camilla con brasero, la bota de vino, el abanico y su lenguaje, la peineta, el jamonero de madera para sujetar el jamón y cortarlo, el garrote vil, los trajes de flamenca, el estampado de lunares, la fregona, el chupa-chup, el traje marinero para la primera comunión, las uvas de fin de año, la baraja española, el mus, la sartén paellera, la tortilla de patatas, el gazpacho, la paella, la boina (que no sirve de pararrayos), la blusa...

viernes, 11 de noviembre de 2022

Rafael Cadenas, Derrota (1963)

 Yo que no he tenido nunca un oficio

que ante todo competidor me he sentido débil

que perdí los mejores títulos para la vida

que apenas llego a un sitio ya quiero irme (creyendo que mudarme es una solución)

que he sido negado anticipadamente y escarnecido por los más aptos

que me arrimo a las paredes para no caer del todo

que soy objeto de risa para mí mismo que creí

que mi padre era eterno

que he sido humillado por profesores de literatura

que un día pregunté en qué podía ayudar y la respuesta fue una risotada

que no podré nunca formar un hogar, ni ser brillante, ni triunfar en la vida

que he sido abandonado por muchas personas porque casi no hablo

que tengo vergüenza por actos que no he cometido

que poco me ha faltado para echar a correr por la calle

que he perdido un centro que nunca tuve

que me he vuelto el hazmerreír de mucha gente por vivir en el limbo

que no encontraré nunca quien me soporte

que fui preterido en aras de personas más miserables que yo

que seguiré toda la vida así y que el año entrante seré muchas veces más burlado en mi ridícula ambición

que estoy cansado de recibir consejos de otros más aletargados que yo («Ud. es muy quedado, avíspese, despierte»)

que nunca podré viajar a la India

que he recibido favores sin dar nada en cambio

que ando por la ciudad de un lado a otro como una pluma

que me dejo llevar por los otros

que no tengo personalidad ni quiero tenerla

que todo el día tapo mi rebelión

que no me he ido a las guerrillas

que no he hecho nada por mi pueblo

que no soy de las FALN y me desespero por todas estas cosas y por otras cuya enumeración sería interminable

que no puedo salir de mi prisión

que he sido dado de baja en todas partes por inútil

que en realidad no he podido casarme ni ir a París ni tener un día sereno

que me niego a reconocer los hechos

que siempre babeo sobre mi historia

que soy imbécil y más que imbécil de nacimiento

que perdí el hilo del discurso que se ejecutaba en mí y no he podido encontrarlo

que no lloro cuando siento deseos de hacerlo

que llego tarde a todo

que he sido arruinado por tantas marchas y contramarchas

que ansío la inmovilidad perfecta y la prisa impecable

que no soy lo que soy ni lo que no soy

que a pesar de todo tengo un orgullo satánico aunque a ciertas horas haya sido humilde hasta igualarme a las piedras

que he vivido quince años en el mismo círculo

que me creí predestinado para algo fuera de lo común y nada he logrado

que nunca usaré corbata

que no encuentro mi cuerpo

que he percibido por relámpagos mi falsedad y no he podido derribarme, barrer todo y crear de mi indolencia, mi

flotación, mi extravío una frescura nueva, y obstinadamente me suicido al alcance de la mano

me levantaré del suelo más ridículo todavía para seguir burlándome de los otros y de mí hasta el día del juicio final.

lunes, 7 de noviembre de 2022

Mitología hispana

Vaelico, Epona, Lugh, Candamius, diosa madre Mari, Endovélico, Netón, Atagena / Ataecina, Noctiluca, Deva, Cosus, Hércules, Gerión.

lunes, 31 de octubre de 2022

Frases memorables

La mente es su propio lugar, y en sí misma puede hacer un cielo de infierno, o un infierno de cielo ( John Milton, El Paraíso perdido)

Ya que no podemos cambiar de país, cambiemos de tema. (Ulises, de James Joyce)

Hoy día la gente conoce el precio de todo y el valor de nada. (El retrato de Dorian Gray, de Oscar Wilde)

La mayoría de los hombres son como hojas que caen y revolotean indecisas mientras que otras son como los astros: siguen una ruta fija, ningún viento los alcanza y llevan en su interior su propia ley y trayectoria. (Siddhartha, de Herman Hesse)

En la vida, o ganas, o aprendes (anónimo)

viernes, 28 de octubre de 2022

Formas de negar

Semiformales categóricas:

De ninguna manera

De ningún modo

En absoluto

Bajo ningún concepto

No, y punto.

Coloquiales:

Qué va.

Va a ser que no.

De eso nada.

De eso nada, monada.

Nanay.

Nanay de la China.

No, no y no.

Contextos muy informales:

Ni de broma.

Ni de coña.

Ni de broma.

Ni se te ocurra.

Ni lo sueñes.

Sigue soñando.

Por encima de mi cadáver.

Ni muerta / ni muerto.

Ni harta de vino.

Paso.

No me da la gana.

No me da la real gana.

Vulgares.

Y una mierda.

Una mieda.

Un carajo.

Los cojones.

Sí, por los cojones (en Aragón).

Otras:

Ni hablar.

Ni hablar del peluquín.

Ni hablar del perejil.

Para nada.

¡Anda ya!

¡Que te den!

¡Que te den morcilla!

En la vida.

En mi vida.

Renegaciones:

Que no.

Si digo no es que no.

Formas elaboradas:

Nones, naranjas de la china, no, nunca, jamás, quiá, ca, y un carajo, de ningún modo manera y forma, en absoluto, excúseme, en otro momento, tal vez otro día, ya se verá, no hay que generalizar, no siempre hay que hacerlo así, sí pero no, por supuesto que no, nada de eso, imposible, no puede ser, tampoco, jamás en la vida, menos aún, es menos, por dios que no, vive dios que no, no ha lugar, lo siento, lo lamento, cierto que no, ni siquiera, en mi vida, ni la menor idea, ni puta idea, ya me gustaría, en forma alguna, un ardite, perra gorda, minucia, futesa, nimiedad, nonada, fruslería, insignificancia, nadería, menudencia o bagatela, pequeñez, tontería, niñería, trivialidad, ápice, pito, comino, higo, bledo, piniento, ardite, bobada, pico, y un pepino o jamón, una miga, migaja, ni pizca, pico, partícula, fragmento, brizna, chispa, pellizco, punto, gota, bledo, mota, esquirla, resto, residuo, remanente, ni las sobras, ni rastro, es impropio, nada, desafortunadamente no, qué va, para nada, no me interesa, "No hay qué dar", "Dios le provea", "Cierto que no tengo", "Yo me holgara", "No hay un cuarto". Qué más quisiera, ya me gustaría a mí, para qué, no voy a decir que sí, no, no y no, que no, requeteno, me niego, rotundamente no, no niego que no, no jodas, no me jorobes, no me digas, no sé qué decir, me es imposible, da igual lo que yo te diga, qué más da, renuncio, rehúso, lo dejo, abandono, me piro, me niego, lo ignoro, no sé, ya veré, "veremos" dijo un ciego, ya se verá, quién sabe, por dios que no, voto a Dios que no, reniego, desestímese, ya responderé, lo analizaré y estudiaré y ya veremos, dar largas, es inevitable, lo prohíbo, por cierto que no, no, por cierto, ya se contestará oportunamente, negativo, pides demasiado, es demasiado pedir, no hay modo, manera ni forma, no lo afirmo, no lo afirmo ni lo niego, claro que no.  Gracias por el detalle, pero me veo comprometido a decir que no: y le daré mis razones. Sin duda empezaría con agradecerle el halago de haberme tomado en cuenta para ser parte de una relación que desafortunadamente no llegaría a prosperar por contar solo con el interés de una de las partes, aunque consideraría oportuno invitarla a cenar para aclarar este extremo y dejar bien claro mi verdadero interés hacia usted como una amistad dejando sentado que mi negación es caballerosa y fiel a una dama tan linda como usted, de forma que mi sinceridad se mantenga a salvo de cualquier mala interpretación. No dudo... pero, Es cierto... sin embargo; Le he escuchado con mucho interés, porque me han dicho que usted es una persona seria... pero debo contestar que no, y le daré mis razones. No me voy a dejar llevar. No me parece serio, es arbitrario, no lo veo claro, no podría comprometerme a fondo, no tengo tiempo, me falta tiempo. Necesito tiempo, creo que será mejor que busques a otra persona, otro lo podrá hacer mejor, por ahí hay muchos que sin duda lo harán mejor que yo, no quiero saber nada, lo siento, pero he aprendido con el tiempo y por las malas que no debo..., no quiero perder el interés de una persona tan maja como tú, que me ha dispensando un aprecio que no merezco, pero... yo te quiero mucho, pero como amigo, y... no quiero ser grosera, cruel ni fría, no herir tus sentimientos, ni pisotear tu corazón... no te rebotes, es que no puedo, no sé hacer las cosas sin querer, no sé si seré sensato, solo sé que me cuesta un rato hacer las cosas sin querer, no tengo ganas, tengo otras prioridades, ahora tengo que marcharme, me han llamado hace un momento; ay, qué pena, precisamente ese día tengo...; no quiero seguir por obligación lo que ya no puedo seguir por amor; necesito tiempo para no hacer nada; pienso en ti como en mi hermano, hay una ligera diferencia de edades, no me atraes de esa manera, mi vida ya es demasiado complicada, tengo novio, no salgo con gente del trabajo, no es culpa tuya, es mía, quiero concentrarme en mis estudios, carrera o lo que sea, tengo que cuidar de mi padre enfermo, soy célibe, me veo impotente, seamos amigos, lo siento, en serio, pero no puedo, voy a pensarlo, prefiero estar solo, no me evado, no lo dejo para otro día, no finjo ni disimulo, no me explico ni doy razones: es que no quiero, y santas pascuas; no te quiero dar falsas esperanzas.







sábado, 15 de octubre de 2022

Jeroglíficos cervantinos

 La Habana, 4 nov (ACN)

"Si no os picaderes más de saber más menear las negras que llevais que la lengua –dijo el otro estudiante–, vos lleváredes el primero en licencias como llevaste cola".

¿Entiendes algo? No te preocupes, nosotros tampoco, es castellano de hace más de cuatro siglos y aunque incluso reconocemos casi todas las palabras, puestas juntas no tienen sentido. O al menos no en el siglo XXI.

El 9 de mayo de 1605 se publicó "El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha", la primera parte de la monumental obra escrita por Miguel de Cervantes en un castellano tan remoto que, en la actualidad, hasta los profesores de literatura tienen problemas para descifrarlo.

Si Cervantes no hubiera sido un genial escritor de principios del siglo XVII sino un guionista de televisión, las incomprensibles líneas que empiezan este artículo sonarían así:

"Si os hubiérais jactado de utilizar la lengua tanto como os jactáis de manejar esas espadas que lleváis, habríais sido el primero en la licenciatura, y no el último de la cola".

Las diferencias con la versión original, publicada hace 411 años, son tantas que incluso poniendo un texto al lado del otro nos podría resultar dificil sospechar que tienen el mismo sentido.

Una hazaña digna de Don Quijote

Durante 14 años, el poeta español Andrés Trapiello emprendió la quijotesca aventura de traducir la obra de Cervantes a un español comprensible para los lectores de la actualidad.

En su trabajo, cada dos por tres, tropezaba con líneas como esta:

“Esto me parece argado sobre argado, y no miel sobre hojuelas. Bueno sería que tras pellizcos, mamonas y alfilerazos viniesen ahora los azotes".

¿Sabes lo que significa?

Como tú, generaciones de lectores lo han intentado y la gran mayoría, con la fuerza de voluntad hecha escombros, terminaron por abandonar el libro. Trapiello ayuda a traducir la frase:

"Me parece que llueve sobre mojado, y no miel sobre hojuelas –replicó Sancho–. Estaría bueno que tras pellizcos, sopapos y alfilerazos viniesen ahora los azotes".

¿Estás entre aquellos que alguna vez intentaron leer el Quijote y se sintieron derrotados?

"Trómpogelas"

Las versiones más comunes del Quijote, esas que se usan todavía en muchos colegios de España y Latinoamérica, suelen tener más de mil notas a pie de página para explicarle al lector los modismos caídos en desuso, algunas tan largas como páginas enteras.

¿Crees que podrías entender la siguiente frase sin ellas?

"Muchas veces te he aconsejado que no seas tan pródigo en refranes, y que te vayas a la mano en decirlos, pero paréceme que es predicar en el desierto, y castígame madre, y yo trómpogelas".

No te molestes en buscar esta última palabra en el diccionario: ya no existe.

“Hay millones de españoles e hispanohablantes que no es que no quieran (lo han intentado cien veces), es que no pueden leerlo, y abandonan, porque el Quijote está escrito en una lengua que ni hablamos ni, a menudo, entendemos", dice Trapiello en su blog.

La frase, que corresponde al capítulo 67 de la segunda parte del Quijote, debería entenderse así:

"Muchas veces te he aconsejado que no seas tan pródigo en refranes, y que te sujetes, pero me parece que es predicar en el desierto, y ríñeme mi madre, por un oído me entra y por otro me sale".

Enfrentando al gigante

La estructura del castellano no parece haber cambiado tanto desde los tiempos de Cervantes, pero muchas de las expresiones y las palabras que entonces eran comunes cambiaron o desaparecieron con los siglos.

“Los días de entre semana se honraba 'con su vellorí más fino'", dice Cervantes de Alonso Quijano, el popular Don Quijote.

Hoy se diría: "Con un traje pardo de lo más fino".

"Adarga antigua" es hoy lo que llamaríamos un escudo antiguo y decir que harás algo “de halgas o por mangas" significa que lo conseguirás de "una forma u otra".

Claro que hoy, que conmemoramos los 400 años de la muerte de Miguel de Cervantes, usamos un español que las próximas generaciones de hablantes del español tampoco entenderán.

El periódico de la mañana, los anuncios de publicidad por la calle o este mismo artículo, terminarán por requerir los oficios de un futuro y paciente traductor que se embarque en la quijotesca aventura de entendernos.

miércoles, 24 de agosto de 2022

Método estoico para desarrollar la disciplina

 1. PROPÓSITO

    1. Encontrar mi propósito

    2. Tener una razón para dejar de hacer o empezar hacer algo

2. ACCION 

    1. Encontrar un objetivo tangible, claro y específico

    2. La disciplina no se puede aplicar a algo vacío y aleatorio

    3. No hay viento favorable para el barco que no sabe a qué puerto se dirige

    4. Hacerlo a diario para convertirlo en una realidad tangible

    5. Hacer un plan diario donde esté el hábito de la consistencia (paso a paso, día a día hacer lo que dijiste que harías)

    6. Hazlo sin ganas pero HAZLO

3. FORTALEZA

    1. Fuerza de voluntad

    2. Fortaleza interior para no rendirnos cuando las cosas no nos favorezcan

    3. Lo que no nos deja ser disciplinados: Evitar estar incómoda y buscar la gratificación instantánea (Así no se logra nada valioso)


        Estrategias de fortalecimiento interno:


        1. Exponerte voluntariamente a situaciones incómodas: Hacer que la vida sea rutinariamente incómoda

            1. Evitar lo incómodo me hace frágil y me conduce a la mediocridad

            2. Cualquier logro significativo requiere de incomodidad

            3. Ser capaz de sostener cierta incomodidad me dirige al logro y al crecimiento

            4. Aprender a tolerar las dificultades para tener más coraje y disciplina

            5. No esconderse de lo difícil

        2. Renunciar voluntariamente a la gratificación instantánea

            1.  Habilidad para retrasar el placer momentáneo para lograr un resultado significativo a largo plazo es esencial para crear una mente de disciplina

4. REFLEXION 

    1. Evaluarme cada día mis acciones e intenciones para encontrar mis puntos débiles y corregirme rápidamente

    2. No victimizarme por mis errores por falta de disciplina, asume responsabilidad de mis acciones

    3. No dejar influenciarme por comentarios negativos de los demás, esa gente no se ha ganado el privilegio mio de ser escuchado

    4. Busca gente que te motive a lograr tus objetivos 

    5. "Mira con atención los principios que guían a los sabios, qué cosas evitan y cuáles desean alcanzar"

sábado, 6 de agosto de 2022

Tucídides, Discurso fúnebre a los griegos de Pericles

Tucídides de Atenas, Guerra del Peloponeso, libro II.Traducción de Diego Gracián de Alderete [1494-1584]

En este mismo invierno, los Atenienses, siguiendo la costumbre antigua, hicieron exequias públicas en honra de los que habían muerto en la guerra. Las cuales se realizaron de esta manera. Tres días antes habían hecho un gran cadalso sobre el cual ponían los huesos de los que habían muerto en aquella guerra, y sus padres, parientes y amigos podían poner encima lo que quisiesen. Cada tribu tenía una gran arca de ciprés, dentro de la cual metían los huesos de aquellos que habían muerto de ella, y aquel arca la llevaban sobre una carreta. Tras estas arcas llevaban en otra carreta un gran lecho vacío que representaba aquellos que habían sido muertos, cuyos cuerpos no pudieron ser hallados. Estas carretas iban acompañadas de gente de todas clases, así ciudadanos, como forasteros, cuantos querían ir hasta el sepulcro, donde estaban las mujeres, parientes y deudos de los muertos, haciendo grandes demostraciones de dolor y sentimiento. Ponían después todas las arcas en un monumento público, hecho para este efecto, que estaba en el barrio principal de la ciudad y en el cual era costumbre sepultar todos aquellos que muriesen en las guerras, excepto los que murieron en la batalla de Maratón, a los cuales, en memoria de su valentía y esfuerzo singular, mandaron hacer un sepulcro particular en el mismo sitio. Cuando habían sepultado los cuerpos, era costumbre que alguna persona notable y principal de la ciudad, sabio y prudente, preeminente en honra y dignidad, delante de todo el pueblo hiciese una oración en loor de los muertos, y, hecho esto, cada cual volvía a su casa. De esta manera sepultaban los Atenienses a los que morían en sus guerras. Aquella vez, para referir las alabanzas de los primeros que fueron muertos en la guerra, fue elegido Pericles, hijo de Jantipo, el cual, terminadas las solemnidades hechas en el sepulcro, subió sobre una cátedra, de donde todo el pueblo le pudiese ver y oir, y pronunció este discurso:

«Muchos de aquellos que antes de ahora han hecho oraciones en este mismo lugar y asiento alabaron en gran manera esta costumbre antigua de elogiar delante del pueblo a aquellos que murieron en la guerra, mas, a mi parecer, las solemnes exequias que públicamente hacemos hoy son la mejor alabanza de aquellos que por sus hechos las han merecido. Y también me parece que no se debe dejar al albedrío de un hombre solo que pondere las virtudes y loores de tantos buenos guerreros, ni menos dar crédito a lo que dijere, sea o no buen orador, porque es muy difícil moderarse en los elogios hablando de cosas de que apenas se puede tener firme y entera opinión de la verdad. Porque, si el que oye tiene buen conocimiento del hecho y quiere bien a aquel de quien se habla, siempre cree que se dice menos en su alabanza de lo que deberían y él querría que dijesen; y, por el contrario, el que no tiene noticia de ello le parece, por envidia, que todo lo que se dice de otro es superior a lo que alcanzan sus fuerzas y poder. Entiende cada oyente que no deben elogiar a otro por haber hecho más que él mismo hiciera, estimándose por igual, y ,si lo hacen, tiene envidia y no cree nada. Empero, porque de mucho tiempo acá está admitida y aprobada esta costumbre y se debe así hacer, me conviene, por obedecer a las leyes, ajustar cuanto pueda mis razones a la voluntad y parecer de cada uno de vosotros, comenzando por elogiar a nuestros mayores y antepasados.

Porque es justo y conveniente dar honra a la memoria de aquellos que primeramente habitaron esta región y sucesivamente de mano en mano por su virtud y esfuerzo nos la dejaron y entregaron libre hasta el día de hoy. Y, si aquellos antepasados son dignos de loa, mucho más lo serán nuestros padres que vinieron después de ellos, porque, además de lo que sus ancianos les dejaron, por su trabajo adquirieron y aumentaron el mando y señorío que nosotros al presente tenemos. Y aun también, después de aquéllos, nosotros, los que al presente vivimos y somos de madura edad, lo hemos ensanchado y aumentado, y provisto y abastecido nuestra ciudad de todas las cosas necesarias, así para la paz como para la guerra.

Nada diré de las proezas y valentías que nosotros y nuestros antepasados hicimos defendiéndonos, así contra los Bárbaros como contra los Griegos que nos provocaron guerra, por las cuales adquirimos todas nuestras tierras y señorío, porque no quiero ser prolijo en cosas que todos vosotros sabéis; pero, después de explicar con qué prudencia, industria, artes y modos nuestro Imperio y señorío fue establecido y aumentado, vendré a las alabanzas de aquellos de quien aquí debemos hablar. Porque me parece que no es fuera de propósito al presente traer a la memoria estas cosas y será provechoso oírlas a todos aquellos que aquí están, ora sean naturales, ora forasteros.

Pues tenemos una república que no sigue las leyes de las otras ciudades vecinas y comarcanas, sino que da leyes y ejemplo a los otros, y nuestro gobierno se llama Democracia, porque la administración de la república no pertenece ni está en pocos, sino en muchos. Por lo cual cada uno de nosotros, de cualquier estado o condición que sea, si tiene algún conocimiento de virtud, tan obligado está a procurar el bien y honra de la ciudad como los otros, y no será nombrado para ningún cargo, ni honrado, ni acatado por su linaje o solar, sino tan sólo por su virtud y bondad. Que por pobre o de bajo suelo que sea, con tal que pueda hacer bien y provecho a la república, no será excluido de los cargos y dignidades públicas.

Nosotros, pues, en lo que toca a nuestra república gobernamos libremente, y asimismo en los tratos y negocios que tenemos diariamente con nuestros vecinos y comarcanos, sin causarnos ira o saña que alguno se alegre de la fuerza o demasía que nos haya hecho, pues, cuando ellos se gozan y alegran, nosotros guardamos una severidad honesta y disimulamos nuestro pesar y tristeza. Comunicamos sin pesadumbre unos a otros nuestros bienes particulares, y en lo que toca a la república y al bien común no infringimos cosa alguna, no tanto por temor al juez cuanto por obedecer las leyes, sobre todo las hechas en favor de los que son injuriados y, aunque no lo sean, causan afrenta al que las infringe.

Para mitigar los trabajos tenemos muchos recreos, los juegos y contiendas públicas, que llaman sacras, los sacrificios y aniversarios que se hacen con aparatos honestos y placenteros, para que con el deleite se quite o disminuya el pesar y tristeza de las gentes. Por la grandeza y nobleza de nuestra ciudad, traen a ella de todas las otras tierras y regiones mercaderías y cosas de todas clases, de manera que no nos servimos y aprovechamos menos de los bienes que nacen en otras tierras que de los que nacen en la nuestra.

En los ejercicios de guerra somos muy diferentes de nuestros enemigos, porque nosotros permitimos que nuestra ciudad sea común a todas las gentes y naciones, sin vedar ni prohibir a persona natural o extranjera ver ni aprender lo que bien les pareciere, no escondiendo nuestras cosas aunque pueda aprovechar a los enemigos verlas y aprenderlas, pues confiamos tanto en los aparatos de guerra y en los ardides y cautelas, cuanto en nuestros ánimos y esfuerzo, los cuales podemos siempre mostrar muy conformes a la obra. Y, aunque otros muchos en su mocedad se ejercitan para cobrar fuerzas hasta que llegan a ser hombres, no por eso somos menos osados o determinados que ellos para afrontar los peligros cuando la necesidad lo exige. De esto es buena prueba que los Lacedemonios jamás se atrevieron a entrar en nuestra tierra en son de guerra sin venir acompañados de todos sus aliados y confederados; mientras, nosotros, sin ayuda ajena, hemos entrado en la tierra de nuestros vecinos y comarcanos, y muchas veces sin gran dificultad hemos vencido a aquellos que se defendían peleando muy bien en sus casas. Ninguno de nuestros enemigos ha osado acometernos cuando todos estábamos juntos, así por nuestra experiencia y ejercicio en las cosas de mar, como por la mucha gente de guerra que tenemos en diversas partes. Si acaso nuestros enemigos vencen alguna vez una compañía de las nuestras, se alaban de habernos vencido a todos, y si, por el contrario, los vence alguna gente de los nuestros, dicen que fueron acometidos por todo el ejército. Y en efecto: más queremos el reposo y sosiego cuando no somos obligados por necesidad que los trabajos continuos, y deseamos ejercitarnos antes en buenas costumbres y loable policía que vivir siempre con el temor de las leyes, de manera que no nos exponemos a peligro pudiendo vivir quietos y seguros, prefiriendo el vigor y fuerza de las leyes al esfuerzo y ardor del ánimo. Ni nos preocupan las miserias y trabajos antes que vengan. Cuando llegan, los sufrimos con tan buen ánimo y corazón como los que siempre están acostumbrados a ellas.

Por estas cosas y otras muchas podemos tener en gran estima y admiración esta nuestra ciudad, donde, viviendo en medio de la riqueza y suntuosidad, usamos de templanza y hacemos una vida morigerada y filosófica, es a saber, que sufrimos y toleramos la pobreza sin mostrarnos tristes ni abatidos, y usamos de las riquezas más para las necesidades y oportunidades que se pueden ofrecer que para la pompa, ostentación y vanagloria. Ninguno tiene vergüenza de confesar su pobreza, pero tiénela muy grande de evitarla con malas obras. Todos cuidan de igual modo de las cosas de la república que tocan al bien común como de las suyas propias; y, ocupados en sus negocios particulares, procuran estar enterados de los del común. Sólo nosotros juzgamos al que no se cuida de la república no solamente por ciudadano ocioso y negligente, sino también por hombre inútil y sin provecho. Cuando imaginamos algo bueno, tenemos por cierto que consultarlo y razonar sobre ello no impide realizarlo bien, sino que conviene discutir cómo se debe hacer la obra antes de ponerla en ejecución. Por esto en las cosas que emprendemos usamos juntamente de la osadía y de la razón más que ningún otro pueblo, pues los otros algunas veces, por ignorantes, son más osados que la razón requiere, y otras, por quererse fundar mucho en razones, son tardíos en la ejecución. Serán tenidos por magnánimos todos los que comprendan pronto las cosas que pueden acarrear tristeza o alegría y, juzgándolas atinadamente, no rehuyan los peligros cuando les ocurran. En las obras de virtud somos muy diferentes de los otros, porque procuramos ganar amigos haciéndoles beneficios y buenas obras antes que recibiéndolas de ellos, pues el que hace bien a otro está en mejor condición que el que lo recibe para conservar su amistad y benevolencia, mientras el favorecido sabe muy bien que con hacer otro tanto paga lo que debe. También nosotros solos usamos de magnificencia y liberalidad con nuestros amigos, con razón y discreción, es decir, por aprovechar sus servicios y no por vana ostentación y vanagloria de cobrar fama de liberales.

En suma, nuestra ciudad es totalmente una escuela de doctrina, una regla para toda la Grecia y un cuerpo bastante y suficiente para administrar y dirigir bien a muchas gentes en cualquier género de cosas. Que todo esto se demuestra por la verdad de las obras antes que con atildadas frases, bien se ve y conoce por la grandeza de esta ciudad, que por tales medios la hemos puesto y establecido en el estado que ahora veis, teniendo ella sola más fama en el mundo que todas las demás juntas. Sólo ella no da motivo de queja a los enemigos aunque reciba de ellos daño, ni permite que se quejen los súbditos como si no fuese merecedora de mandarlos. Y no se diga que nuestro poder no se conoce por señales e indicios, porque hay tantos que los que ahora viven y los que vendrán después nos tendrán en grande admiración. No necesitamos al poeta Homero ni a otro alguno para encarecer nuestros hechos con elogios poéticos, pues la verdad pura de las cosas disipa la duda y falsa opinión, y sabido es que, por nuestro esfuerzo y osadía, hemos hecho que toda la mar se pueda navegar y recorrer toda la tierra, dejando en todas partes memoria de los bienes o de los males que hicimos. Por tal ciudad, los difuntos cuyas exequias hoy celebramos, han muerto peleando esforzadamente, que les parecía dura cosa verse privados de ella, y por eso mismo debemos trabajar los que quedamos vivos.

Esta ha sido la causa porque he sido algo prolijo al hablar de esta ciudad, para mostraros que no peleamos por cosa igual con los otros, sino por cosa tan grande que ninguna le es semejante y también porque los loores de aquéllos de quien hablamos fuesen más claros y manifiestos. La grandeza de nuestra ciudad se debe a la virtud y esfuerzos de los que por ella han muerto, y en pocos pueblos de Grecia hay justo motivo de igual vanagloria. A mi parecer, el primero y principal juez de la virtud del hombre es la vida buena y virtuosa, y el postrero que la confirma es la muerte honrosa, como ha sido la de éstos. Justo es que aquellos que no pueden hacer otro servicio a la república se muestren animosos en los hechos de guerra para su defensa, porque, haciendo esto, merezcan el bien de la república en común que no merecieron antes en particular por estar ocupados cada cual en sus negocios propios, recompensen esta falta con aquel servicio y lo malo con lo bueno. Así lo hicieron éstos, de los cuales ninguno se mostró cobarde por gozar de sus riquezas, queriendo más el bien de su patria que el gozo de poseerlas; ni menos dejaron de exponerse a todo riesgo por su pobreza, esperando venir a ser ricos; antes quisieron más el castigo y venganza de sus enemigos que su propia salud, y, escogiendo este peligro por muy bueno, han muerto con esperanza de alcanzar la gloria y honra que nunca vieron, juzgando por lo que habían visto en otros que debían aventurar sus vidas y que valía más la muerte honrosa que la vida deshonrada. Por evitar la infamia lo padecieron, y en breve espacio de tiempo quisieron antes con honra atreverse a la fortuna que dejarse dominar por el miedo y temor.

Haciendo esto, se mostraron para su patria cual les convenía que fuesen. Los que quedan vivos deben estimar la vida, pero no por eso ser menos animosos contra sus enemigos, considerando que la utilidad y provecho no consiste sólo en lo que os he dicho, sino también, como lo saben muchos de vosotros y podrán decirlo, en rechazar y expulsar a los enemigos. Cuanto más grande os pareciere vuestra patria, más debéis pensar en que hubo hombres magnánimos y osados, que, conociendo y entendiendo lo bueno y teniendo vergüenza de lo malo, por su esfuerzo y virtud la ganaron y adquirieron. Y cuantas veces las cosas no sucedían según deseaban, no por eso quisieron defraudar la ciudad de su virtud, antes le ofrecieron el mejor premio y tributo que podían pagar, cual fue sus cuerpos en común, y cobraron en particular por ellos gloria y honra eterna, que siempre será nueva y muy honrosa esta sepultura, no tan sólo para sus cuerpos, sino también para ser en ella celebrada y ensalzada su virtud, y que siempre se pueda hablar de sus hechos ó imitarlos. Toda la tierra es sepultura de los hombres famosos y señalados, cuya memoria no solamente se conserva por los epitafios y letreros de sus sepulcros, sino por la fama que sale y se divulga en gentes y naciones extrañas que consideran y revuelven en su entendimiento mucho más la grandeza y magnanimidad de su corazón que el caso y fortuna que les deparó su suerte. Estos varones os ponemos delante de los ojos, dignos ciertamente de ser imitados por vosotros, para que, conociendo que la libertad es felicidad y la felicidad libertad, no huyáis los trabajos y peligros de la guerra, y para que no penséis que los ruines y cobardes que no tienen esperanza de bien ninguno son más cuerdos en guardar su vida que aquellos que por ser de mejor condición la aventuran y ponen a todo riesgo. Porque a un hombre sabio y prudente más le pesa y más vergüenza tiene de la cobardía que de la muerte, la cual no siente por su proeza y valentía y por la esperanza de la gloria y honra pública.

Por tanto, los que aquí estáis presentes, padres de estos difuntos, consolaos de su muerte y no llorarla, porque, sabiendo las desventuras y peligros a que están sujetos los niños mientras se crían, tendréis por bien afortunados aquellos que alcanzaron muerte honrosa como ahora éstos, y vuestro lloro y lágrimas por dichosas. Sé muy bien cuán difícil es persuadiros de que no sintáis tristeza y pesar todas las veces que os acordéis de ellos, viendo en prosperidad a aquellos con quienes algunas veces os habréis alegrado en semejante caso, y cuando penséis que fueron privados no sólo de la esperanza de bienes futuros, sino también de los que gozaron largo tiempo. Empero, conviene sufrirlo pacientemente y consolaros con la esperanza de engendrar otros hijos los que estáis en edad para ello, porque a muchos los hijos que tengan en adelante les harán olvidar el duelo por los que ahora han muerto y servirán a la república de dos maneras: una, no dejándola desconsolada, y la otra, inspirándola seguridad, pues los que ponen sus hijos a peligros por el bien de la república, como lo han hecho los que perdieron los suyos en esta guerra, inspiran más confianza que los que no lo hacen. Aquellos de vosotros que pasáis de edad para engendrar hijos tendréis de ventaja a los otros, que habéis vivido la mayor parte de la vida en prosperidad y que lo restante de ella, que no puedo ser mucho, lo pasaréis con más alivio acordándoos de la gloria y honra que estos alcanzaron, pues sólo la codicia de la honra nunca envejece y algunos dicen que no hay cosa que tanto deseen los hombres en su vejez como ser honrados.

Y vosotros, los hijos y hermanos de estos muertos, pensad en lo que os obliga su valor y heroísmo, porque no hay hombre que no alabe de palabra la virtud y esfuerzo de los que murieron, de suerte que vosotros los que quedáis, por grande que sea vuestro valor, os tendrán cuando más por iguales a ellos y casi siempre os juzgarán inferiores, porque entre los vivos hay siempre envidia, pero todos elogian la virtud y el esfuerzo del que muere. También me conviene hacer mención de la virtud de las mujeres que al presente quedan viudas, y concluiré en este caso con una breve amonestación, y es que debéis tener por gran gloria no ser más flacas, ni para menos de lo que requiere vuestro natural y condición mujeril, pues no es pequeña vuestra honra delante de los hombres, cuando nada tienen que vituperar en vosotras.

He relatado en esta oración, que me fue mandada decir, según ley y costumbre, todo lo que me pareció ser útil y provechoso, y lo que corresponde a éstos que aquí yacen, más honrados por sus obras que por mis palabras, cuyos hijos, si son menores, criará la ciudad hasta que lleguen a la juventud. La patria concede coronas para los muertos y para todos los que sirvieren bien a la república como galardón de sus trabajos, porque doquier que hay premios grandes para la virtud y esfuerzo, allí se hallan los hombres buenos y esforzados. Ahora, pues, que todos habéis llorado como convenía a vuestros parientes, hijos y deudos, volved a vuestras casas