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miércoles, 3 de noviembre de 2010

Sentencias y refranes de La Celestina

Mucha es la sabiduría de La Celestina; la principal quizá es que el mundo es trágico porque en él todo está enfrentado; la esperanza está fuera de él. Me quedo con un puñado de sentencias y refranes de entre todos los que hay; más abajo los pongo todos:

Todas las cosas ser criadas a manera de contienda o batalla (Heráclito, y luego, Petrarca)
Las mujeres y el vino hacen a los hombres renegar. Este refrán lo repetía Quevedo, y vaya si es verdad.
¡Oh qué hastío es conferir con ellas [=las mujeres] más de aquel breve tiempo que aparejadas son a deleite!
Miserable cosa es pensar ser maestro el que nunca fue discípulo.
Quien a la vez pone su pensamiento en diversos lugares, en ninguno lo tiene.
Vanamente se dice por muchas palabras lo que por pocas se puede entender. O como dice Juan de Mena, "Miremos al seso, mas non al vocablo", o el adagio latino, "rem tene, verba sequentur"
El esperanza luenga aflige el corazón.
Los bienes si no son comunicados, no son bienes.
De las obras dudo, cuanto más de las palabras.
Es necedad o simpleza llorar por lo que con llorar no se puede remediar.
No los que poco tienen son pobres, mas los que mucho desean.
Los peregrinos tienen muchas posadas y pocas amistades
La ajena luz nunca te hará claro, si la propia no tienes. Como la paradoja de la farola de El arte de amargarse la vida.
Tanta es la fuerza de la verdad, que las lenguas de los enemigos trae a su mandar.
Si tú me das a entender lo incógnito por lo menos conocido, es coger agua en cesto.
Cada cual habla de la feria según le va en ella.
Ten tú el tiempo que no ande; tendré yo mi forma que no se mude.
Pan e vino anda camino, que no mozo garrido.
La experiencia y escarmiento hace los hombres arteros. Parecido a ese pensamiento tan repetido por Cervantes: "Las largas peregrinaciones hacen a los hombres discretos", que suena más noble y menos desengañado.
La mayor gloria que al secreto oficio de la abeja se da, a la cual los discretos deben imitar, es que todas las cosas por ella tocadas convierte en mejor de lo que son. Hay otro pensamiento parecido en otro lugar de La Celestina: que el hombre debe evitar a los que quiere hacer mejores, y frecuentar a los que quieren hacerle mejor a el.
Quien mal hace aborrece la claridad.
Simpleza es no querer amar e esperar de ser amado, locura es pagar el amistad con odio.
El cierto amigo en la cosa incierta se conoce, en las adversidades se prueba. Como Cicerón: Amicus certus, in re incerta cernitur, en su De amicitia
Ser como perro de hortelano, que ni come las berzas ni las deja comer.
A las obras creo, que las palabras de balde las venden dondequiera.
El amor nunca se paga sino con puro amor; e las obras, con obras.
No hay cosa más perdida que el mur que no sabe sino un horado.
De corsario a corsario no se pierden sino los barriles.
La mocedad ociosa acarrea la vejez arrepentida e trabajosa.
Si la locura fuese dolores, en cada casa habría voces.
No es verdadera fuerza ni poderío dañar y empecer, mas aprovechar e guarecer.
Pequeña causa desparte conformes amigos.
Ser como tablilla de mesón, que a todos abriga y ella se queda fuera.
Ninguna cosa es más lejos de verdad que la vulgar opinión.
Nunca alegre vivirás, si por voluntad de muchos te riges.
Ruin sea quien por ruin se tiene.
Las obras hacen linaje que, al fin, todos somos hijos de Adán y Eva.
Mundo es: pase, ande su rueda, rodee sus alcaduces, unos llenos otros vacíos.
Ninguna cosa a los hombres que quieren hacerla es imposible.
Tanto mayor es el yerro cuanto mayor es el que yerra.
No querer morir ni matar no es cobardía, sino buen natural.
Cargado de hierro e cargado de miedo.
Sobre dinero no hay amistad.
Si me viste, burléme; si no me viste, calléme.
Cuando pobre, franca; cuando rica, avarienta.
De lo poco, poco; de lo mucho, nada.
Dígole que se vaya y abájase las bragas.
Las sucias moscas nunca pican sino los bueyes magros e flacos; los gozques ladradores a los pobres peregrinos aquejan con mayor ímpetu.
Cuando el vil está rico, no tiene pariente ni amigo.
Del monte sale quien el monte quema.
Cuán peligroso es seguir justa causa delante injusto juez.
Todo se rige con un freno igual, todo se mueve con igual espuela: cielo, tierra, mar, fuego, viento, calor, frío.
La necesidad de todo amor priva.
La tristeza es amiga de la soledad.
Los muertos abren los ojos de los que viven. Como Quevedo: "Escucho con los ojos a los muertos".
Para esto te dio Dios dos oídos e dos ojos e no más de una lengua, porque sea doblado lo que vieres e oyeres, que no el hablar.
El ajuar de la frontera: dos estacas y una estera.
Ver si decir y hacer comen juntos a la mesa
Ten esfuerzo para sufrir la pena, pues tuviste osadía para el placer.
A muertos y a idos, pocos amigos.
Inicua es la ley que a todos igual no es.
Del mundo me quejo, porque en sí me crió.

Esta es la colección casi total:

Prólogo

Todas las cosas ser criadas a manera de contienda o batalla.
Toda palabra del hombre sciente está preñada.

Acto I

Asaz es señal mortal no querer sanar.
Dejemos llorar al que dolor tiene.
El sol más arde donde puede reverberar.
Mudar el pelo malo.
Malo es esperar salud en muerte ajena.
Allá irá la soga tras el caldero.
Si posible es sanar sin arte ni aparejo, más ligero es guarecer por arte y por cura.
Como de lo vivo a lo pintado.
El comienzo de la salud es conocer hombre la dolencia del enfermo.
Harto mal es tener la voluntad en un solo lugar cautiva.
Haz tú lo que bien digo, e no lo que mal hago.
Las mujeres y el vino hacen a los hombres renegar.
¡Oh qué hastío es conferir con ellas [=las mujeres] más de aquel breve tiempo que aparejadas son a deleite!
Miserable cosa es pensar ser maestro el que nunca fue discípulo.
Peor extremo es dejarse hombre caer de su merecimiento que ponerse en más alto lugar que debe.
Porque sin los bienes de fuera, de los cuales la Fortuna es señora, a ninguno acaece en esta vida ser bienaventurado.
Como la materia apetece a la forma, así la mujer al varón.
Mirar con ojos de alinde (por lince).
Sin merced, imposible es obrarse bien ninguna cosa.
Imposible es hacer siervo diligente el amo perezoso.
Promover a lujuria a las duras peñas.
Quien a la vez pone su pensamiento en diversos lugares, en ninguno lo tiene.
Vanamente se dice por muchas palabras lo que por pocas se puede entender.
Conocer el tiempo e usar el hombre de la oportunidad hace los hombres prósperos.
El esperanza luenga aflige el corazón.
Por huir hombre de un peligro, cae en otro mayor.
La necesidad desecha la tardanza.
El temor reduce la memoria e a la providencia despierta.
Muchos con codicia de dar en el fiel, yerran el blanco.
Do vino el asno vendrá el albarda.
Los bienes si no son comunicados, no son bienes.
Ser dos a dos.
Ser tres al mohíno.
Al freír se verá.
De las obras dudo, cuanto más de las palabras.
¡Jo que te estriego, asna coja!
Perdido es quien tras perdido anda.
No se debe dejar crecer la yerba entre los panes, ni la sospecha en los corazones de los amigos; sino limpiarla luego con el escardilla de las buenas obras.
La virtud nos amonesta sufrir las tentaciones e no dar mal por mal.
El amor, impervio, todas las cosas vence.
Mala rabia me mate.
El amor del servidor al servicio del señor prende, cuanto lo contrario aparta.
No hay cosa peor que ir tras deseo sin esperanza de buen fin.
Sacar aradores a pala y azadón.
Es necedad o simpleza llorar por lo que con llorar no se puede remediar.
En los bienes mejor es el acto que la potencia y en los males mejor la potencia que el acto.
Mala landre te mate.
La fe es de guardar más que a los vivos a los muertos.
Los peregrinos tienen muchas posadas e pocas amistades.
El que está en muchos cabos, está en ninguno.
Nunca la llaga viene a cicatrizar en la cual muchas melecinas se tientan; ni convalece la planta que muchas veces es traspuesta.
No hay cosa tan provechosa que en llegando aproveche.
No vivir en flores.
¡Guay de quien en palacio envejece!
Perdidas son las mercedes, las magnificencias, los actos nobles.
Quien torpemente sube a lo alto, más aína cae que subió.
A tuerto o a derecho, nuestra casa hasta el techo.
No los que poco tienen son pobres, mas los que mucho desean.
Mucho segura es la mansa pobreza.
La Fortuna ayuda a los osados.
Cuanto mayor es la fortuna, tanto es menos segura.
Extremo es creer a todos e yerro no creer a ninguno.
Da Dios habas a quien no tiene quijadas.
Si hombre vencido del deleite va contra la virtud, no se atreva a la honestidad.
La Natura huye lo triste e apetece lo deleitable.
La que las sabe las tañe.
De los hombres es errar e bestial es la porfía.
Dos en un corazón viviendo son más poderosos, de hacer e de entender.

Acto II

¡Oh qué glorioso es el dar! ¡Oh qué miserable es el recibir!
La ajena luz nunca te hará claro, si la propia no tienes.
Tirar coces contra el aguijón.
Finge alegría e consuelo, e serlo ha.
Tanta es la fuerza de la verdad, que las lenguas de los enemigos trae a su mandar.
A quien dices el secreto, das tu libertad.
Nunca yerro vino desacompañado.
Más vale estar solo que mal acompañado.
Flaca es la fidelidad que temor de pena la convierte en lisonja.
Estoy yo penando e tú filosofando.
Mal me quieren mis comadres, porque les digo las verdades.
A río [re]vuelto, ganancia de pescadores.
Nunca más perro a molino.

Acto III

A dineros pagados, brazos quebrados.
No cocérsele [a alguien] el pan.
Más vale perder lo servido que la vida por cobrarlo.
El mal e el bien, la prosperidad e adversidad, la gloria e pena: todo pierde con el tiempo la fuerza de su acelerado principio.
La costumbre luenga amansa los dolores, afloja e deshace los deleites, desmengua las maravillas.
Decir el sueño y la soltura.
Ser uña y carne.
Todo lo puede el dinero: las peñas quebranta, los ríos pasa en seco; no hay lugar tan alto que un asno cargado de oro no lo suba.
La mujer o ama mucho a aquel de quien es requerida, o le tiene grande odio.
Más vale a quien Dios ayuda, que al que mucho madruga.

Acto IV

La mucha especulación nunca carece de buen fruto.
Poner la persona [o la vida] al tablero.
¿Adónde irá el buey que no are?... A la carnicería.
Cuando a los extremos falta el medio, arrimarse el hombre al más sano es discreción.
Nunca faltan rogadores para mitigar las penas.
Meter aguja y sacar reja.
Si tú me das a entender lo incógnito por lo menos conocido, es coger agua en cesto.
Ser más conocido que la ruda.
La distancia de las moradas no despega el amor de los corazones.
Viva la gallina con su pepita.
Jamás sentí peor ahíto que de hambre.
Cada cual habla de la feria según le va en ella.
A cada cabo hay tres leguas de mal quebranto.
Más segura cosa es ser menospreciado que temido.
Más son los poseídos de las riquezas que no los que las poseen.
Todas aquellas cosas cuya posesión no es agradable, más vale poseerlas que esperarlas, porque más cerca está el fin dellas cuanto más andado del comienzo.

Tan presto se va el cordero como el carnero.
Ten tú el tiempo que no ande; tendré yo mi forma que no se mude.
Pan e vino anda camino, que no mozo garrido.
Con mal está el huso, cuando la barba no anda de suso.
Hacer beneficio es semejar a Dios.
No se puede decir nacido el que para sí solo nació.
El más empecible miembro del mal hombre o mujer es la lengua.
No es vencido sino el que se cree serlo.
De los locos es estimar a todos los otros de su calidad.
Por demás es ruego a quien no puede haber misericordia.
Ninguna tempestad mucho dura.
La sangre nueva poca calor ha menester para hervir.
El deleite de la venganza dura un momento y el de la misericordia para siempre.
A la verdad no es necesario abundar de muchos colores.
La lengua debería estar atada siempre al seso.
Quebrar la soga por lo más delgado.
Pagar justos por pecadores.
A la firme verdad el viento del vulgo no la empece.
La paga más cierta es cuando más la tienen de cumplir.
Del airado es de apartar por poco tiempo; del enemigo, por mucho.
La prolijidad es enojosa al que oye e dañosa al que habla.
Con la ira morando poder, no es sino rayo.

Acto V

La mitad está hecha cuando tienen buen principio las cosas.
Nunca huyendo, huye la muerte al cobarde.
Es más cierto médico el experimentado que el letrado.
La experiencia y escarmiento hace los hombres arteros.
Vieja escarmentada pasa el vado arremangada.
La rareza de las cosas es madre de la admiración.
Ir a mesa puesta.
En achaque de trama, acá está nuestra ama.
No arrendar [a alguien] la ganancia.
El propósito muda el sabio; el necio persevera.
A nuevo negocio, nuevo consejo.
La cualidad de lo hecho no puede encubrir tiempo disimulado.

Acto VI

Entre col y col, lechuga.
Temblar como azogado.
El abad de do canta, de allí yanta.
Desechar el pelo malo.
La mayor gloria que al secreto oficio de la abeja se da, a la cual los discretos deben imitar, es que todas las cosas por ella tocadas convierte en mejor de lo que son.
El género flaco de las hembras es más apto para las prestas cautelas que el de los varones.
Quien mal hace aborrece la claridad.
Ofrecer mucho al que poco pide es especie de negar.
Quien menos procura, alcanza más bien.
No se ganó Zamora en una hora.
A piedras, piedras las vencen.
Caerse [alguno] de su asno.
No hay bien cumplido en esta penosa vida.

Acto VII

El buen consejo mora en los viejos e de los mancebos es propio el deleite.
Múdanse costumbres con la mudanza del cabello e variación.
No se toman truchas a bragas enjutas.
Simpleza es no querer amar e esperar de ser amado, locura es pagar el amistad con odio.
El cierto amigo en la cosa incierta se conoce, en las adversidades se prueba.
Mucho va de Pedro a Pedro.
Quien yerra y se enmienda, a Dios se encomienda.
Saber poco de achaque de Iglesia.
Mala señal es de amor, huir e volver la cara
No ser como perro de hortelano, que ni come las berzas ni las deja comer.
Ninguna cosa hay criada al mundo superflua ni que con acordada razón no proveyese della Natura.
Si no crees en dolor, cree en color.
A las obras creo, que las palabras de balde las venden dondequiera.
El amor nunca se paga sino con puro amor; e las obras, con obras.
No puede hacerse casa con sobrado.
No querer arrendar los escamochos [de alguien].
No hay cosa más perdida que el mur que no sabe sino un horado.
Un alma sola ni canta ni llora.
Un solo acto no hace hábito.
Una perdiz sola por maravilla vuela.
Una golondrina no hace verano.
Mientras más moros, más provecho.
Anillo en el dedo: honra sin provecho.
Al hombre vergonzoso el diablo le trajo a palacio.
De corsario a corsario no se pierden sino los barriles.
Quitar a un santo para poner en otro.
La mocedad ociosa acarrea la vejez arrepentida e trabajosa.

Acto VIII

Si la locura fuese dolores, en cada casa habría voces.
No es verdadera fuerza ni poderío dañar y empecer, mas aprovechar e guarecer.
Pequeña causa desparte conformes amigos.
Muy rara es la paciencia que agudo baldón no penetre y traspase.
Echa otra sardina, que otro ruin viene.
Ninguna humana pasión es perpetua ni durable.
Ser como tablilla de mesón, que a todos abriga y ella se queda fuera.
¡Cuán fácil cosa es reprender vida ajena y cuán duro guardar cada cual la suya!
Luego se descubre el falso metal, dorado por encima.
Nunca venir placer sin contraria zozobra en esta triste vida.
Una continua gotera horada una piedra.
Quien a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija.
Nunca mucho costó poco.
Vaya el diablo para ruin y quédese en casa de Martín.
Las riñas de por San Juan son paz para todo el año.
En casa llena, presto se adereza cena.
Ser como el mozo del escudero gallego, que andaba todo el año descalzo y al zapatero quería matar por demorarse un día.
Nunca es igual la alabanza del servicio o buena habla que la reprensión e pena de lo malhecho o hablado.
No es todo blanco aquello que de negro no tiene semejanza, ni es todo oro cuanto amarillo reluce.
Un solo golpe no derriba un roble.
Dice el sano al doliente: Dios te dé salud.
No es habla conveniente la que a todos no es común, la que todos no participan, la que pocos entienden.
A buen entendedor, pocas palabras bastan.

Acto IX

No se puede decir sin tiempo hecho, lo que en todo tiempo se puede hacer.
Cuando hay que roer en casa, sanos están los santos.
No hay mejor maestra en el mundo, no hay mejor despertadora e avivadora de ingenios que el hambre.
Quien la miel trata, siempre se le pega della.
Cuando anden a pares los diez mandamientos.
Cada buhonero alaba sus agujas.
Ninguna cosa es más lejos de verdad que la vulgar opinión.
Nunca alegre vivirás, si por voluntad de muchos te riges.
Ruin sea quien por ruin se tiene.
Las obras hacen linaje que, al fin, todos somos hijos de Adán y Eva.
Buenas son mangas pasada la Pascua.
Todo aquello alegra que con poco trabajo se gana.
Quien tiempo tiene e mejor le espera, tiempo viene que se arrepiente.
No se debe poner tasa donde el rey no la pone.
Vale más una migaja de pan con paz que toda la casa llena de viandas con rencilla.
Mundo es: pase, ande su rueda, rodee sus alcaduces, unos llenos otros vacíos.
Ley es de Fortuna que ninguna cosa en un ser mucho tiempo permanece: su orden es mudanzas.
Cuanto al mundo es, o crece o descrece.
¡Buen provecho te hagan las zapatas y la barba puta!

Acto X

Gran parte de la salud es desearla.
Venir manso a la melena.
Muy mejor se despide el nuevo pecado que aquel que por costumbre antigua cometemos cada día.
Lo duro con duro se ablanda más eficazmente.
La cura del lastimero médico deja mayor señal.
Nunca peligro sin peligro se vence.
Un clavo con otro se expele e un dolor con otro.
Ninguna cosa a los hombres que quieren hacerla es imposible.
La verdadera virtud más se teme que espada.

Acto XI

Andar royendo los santos.
Más difícil de sufrir es la próspera fortuna que la adversa; que la una no tiene sosiego e la otra tiene consuelo.
Con dulces palabras están muchas injurias vengadas.
La corderica mansa mama de su madre y de la ajena.
No da paso seguro quien corre por el muro e aquél va más sano que anda por llano.

Acto XII

Mal ajeno de pelo cuelga.
El hombre apercibido, medio combatido.
Tomar calzas de Villadiego.
Tanto mayor es el yerro cuanto mayor es el que yerra.
No querer morir ni matar no es cobardía, sino buen natural.
Cargado de hierro e cargado de miedo.
Aunque muda el pelo la raposa, su natural no despoja.
Sobre dinero no hay amistad.
Dar un palmo y pedir cuatro.
Quien mucho abarca, poco suele apretar.
Si me viste, burléme; si no me viste, calléme.
Cuando pobre, franca; cuando rica, avarienta.
De lo poco, poco; de lo mucho, nada.
Dígole que se vaya y abájase las bragas.
A perro viejo, no cuz cuz.
Las sucias moscas nunca pican sino los bueyes magros e flacos; los gozques ladradores a los pobres peregrinos aquejan con mayor ímpetu.
El duro adversario entibia las iras e sañas.
De los enemigos, los menos.

Acto XIII

De muy alto, grandes caídas se dan.
Rara es la bonanza en el piélago.
Reñir sobre la capa del justo.

Acto XIV

Con su pan se lo coma.
En hoto (=fiándote) del conde no mates al hombre, que morirá el conde y pagarás el hombre.
A falta de hombres buenos, hicieron a mi padre alcalde.
Cuando el vil está rico, no tiene pariente ni amigo.
Del monte sale quien el monte quema.
Cría cuervos y te sacarán los ojos.
Menos yerro es no condenar los malhechores que punir los inocentes.
Cuán peligroso es seguir justa causa delante injusto juez.
Todo se rige con un freno igual, todo se mueve con igual espuela: cielo, tierra, mar, fuego, viento, calor, frío.
No por mucho madrugar amanece más temprano.

Acto XV

Perder buena vida más trabajo es que la misma muerte.
La necesidad de todo amor priva.
Cuando una puerta se cierra, otra suele abrir la Fortuna.
La tristeza es amiga de la soledad.
A piedra movediza nunca moho la cobija.

Acto XVI

Corren los días como agua de río.
Más vale prevenir que ser prevenido.
Por demás es la cítola del molino, si el molinero es sordo.
Más vale ser buena amiga que mala casada.

Acto XVII

Vale más un día del hombre discreto que toda la vida del necio e simple.
Los muertos abren los ojos de los que viven.
El lobo es en la conseja.
Quien bien quiere a Beltrán, bien quiere a su can.
Para esto te dio Dios dos oídos e dos ojos e no más de una lengua, porque sea doblado lo que vieres e oyeres, que no el hablar.
Antes se coge al mentiroso que al cojo.

Acto XVIII

El ajuar de la frontera: dos estacas y una estera.
¡A otro perro con ese hueso!
Ver si decir y hacer comen juntos a la mesa [de alguien].

Acto XIX

Quien burla al burlador, cien días gana de perdón.
Si sabe mucho la raposa, más sabe el que la toma.
Una cosa piensa el bayo y otra el que lo ensilla.
A la tercera va la vencida.
Lo que no hace espada e capa e corazón, no lo hacen corazas e capacete e cobardía.
Venir por lana y salir trasquilado.
Ten esfuerzo para sufrir la pena, pues tuviste osadía para el placer.

Acto XX

A los flacos corazones el dolor los delata.
Cuando el corazón está embargado de pasión, están cerrados los oídos al consejo
A muertos y a idos, pocos amigos.
En largos días, largas tristezas se sufren.

Acto XXI

Nuestro gozo en el pozo.
Inicua es la ley que a todos igual no es.
Del mundo me quejo, porque en sí me crió.

jueves, 29 de abril de 2010

El arca de Noé

Dicen que han encontrado el arca de Noé, que quiere decir "no tengo" (no he), como dice la coplilla de Garcilaso de la Vega; a mí me parece que es más difícil encontrar las humanidades, la cultura, el sentido crítico y la arqueología suficientes como para demostrar que ese tipo de tonterías son eso, tonterías, y que uno sólo encuentra lo que quiere encontrar, pero, claro, en EE. UU., donde si usted paga cincuenta dólares le dan un papelito que le nombra teólogo, se puede creer en lo que dé la gana y, encima, desgrava impuestos, porque tienen fe en un Dios de color verde. El único libro que han leído todos los norteamericanos es la Biblia (y muy bien leído, pero no entendido) y así les va, (muy bien en los negocios, proque la Biblia es todo un tratado de capitalismo, ya que su cometido es llevar a sus creyentes al paraíso... fiscal) discutiendo la teoría de la evolución todavía (eso de descender de un primo del mono te hace tan humilde que no puedes ni siquiera explotar al prójimo; es mejor descender de Dios y poder humillar y explotar a tu antojo de pueblo elegido); en primer lugar, para encontrarle sentido a un libro, si es que lo tuviera, hacen falta todos los demás, y muy pocos han leído lo suficiente como para tener siquiera una vaga idea de tan formidable contexto, cuya presunta y siempre discutible objetividad sólo podría alcanzarse mediante la comunión crítica de numerosos especialistas. Noé nunca existió, y si existió, sería seguramente un pastor de cabras víctima de un proceso de evemerización; el relato tradicional, de difusión prácticamente global, deriva acaso de alguna catástrofe natural, como la presunta creación del mar Negro mediante un terremoto que creó el estrecho del Bósforo e inundó en corto tiempo la depresión geográfica que hoy ocupa, suscitando una emigración de pueblos sin precedentes por toda Eurasia, lo que aun así se presenta muy discutible; podría ser también un relato simbólico del inconsciente colectivo jungiano, como los padres que devoran a los hijos, que también es universal.

jueves, 8 de abril de 2010

San Cucufato

San Cucufato (que los catalanes llaman San Cugat o San Cucufate), es el santo de las pérdidas; un mártir muy antiguo, de los primeros tiempos del Cristianismo (siglo III d. C.). Todo el mundo conoce la consabida copla de invocación, con variantes más o menos chuscas, pero que sirve para encontrar las cosas a trasmano es cierto. A mí me ha salvado de grandes apuros en incontables ocasiones, con la ceremonia del nudo y todo o sin ella; además es un santo instantáneo, pues encontrar el objeto apenas se demora tras la invocación. Por eso yo no lo invoco ya casi nunca, sino cuando la necesidad es verdaderamente perentoria, porque le tengo un respeto nacido de su eficiencia y no le quiero dar la lata. Ahora mismo hay una zapatilla mía, viuda y desconsolada, que espera pacientemente el milagro del retorno de su marido desde hace ya lo menos dos meses. ¿Dónde se habrá metido el travieso zapatillo? Pero no he pedido el concurso de San Cucufato porque tengo otro par. La ceremonia del nudo se debe a su horroroso martirio, pues le sacaron las tripas (el "alambique interior", diría Savater) , y él se las volvió a introducir y se las cosió con un nudo. Estampitas de santos adornan el entorno de mi ordenador. Somos muy devotos de San Ramón Nonato, que protegió particularmente el nacimiento de mis hijos; mi hija mayor venía por los pies, pero justo en el parto se dio la vuelta y cuando volvimos a casa vimos que la estampita de San Ramón se había dado la vuelta también; también tengo una estampita de María Auxiliadora y de San Blas, y últimamente se ha unido al coro una de Santa Ángela de la Cruz, a la que veneran unas monjas de aquí que me caen muy simpáticas, consagradas al auxilio de los pobres de los que no se acuerda nadie. Pues yo si me acuerdo de los pobres santos, muchos de ellos olvidados, como el modesto y silencioso San Andrés Avelino, cuya muerte, tan curiosa, dio mucho que hablar. De San Francisco me conmueve su lírico amor a la naturaleza y a los animales. De San Martín de Porres, el ángel negro peruano, me conmueve también todo, hasta la escoba. Uno de mis sueños imposibles, fuera de conseguir un reloj de arena de una hora, un arpa eolia, algunos libros raros y estancias en el hotel Parajas, en el desierto de Bolarque o en el rincón más ignoto de los Montes de Toledo, es conseguir la verdadera y poderosísima medalla de San Benito, el que se revolcaba desnudo entre espinas, que protege un montón de todo tipo de maldades, aojamientos y fascinaciones; el apotropaico rito pagano de la higa no funciona nada de nada, y sobre la Cruz de Caravaca tengo dudas. ¿Quieren saber lo que cuesta conseguir una medalla de San Benito? Inténtenlo y verán: Dios no las da así como así: primero hay que merecerla, y después sólo en alguna ocasión tengas la oportunidad de poseerla. En cuanto a San Antonio, siempre le he tenido afecto por su rito de bendecir animales; en la iglesia de Santiago había antes una efigie del mismo, con cerdito y todo.

viernes, 5 de febrero de 2010

Seguidilla manchega popular


En lo alto del puerto
dijo Marica:
cada uno se rasca
donde le pica.

lunes, 3 de noviembre de 2008

Coplas y dichos manchegos

Algunas coplillas y frases hechas de factura manchega que ha recopilado Raimundo Escribano. Sus consideraciones lingüísticas, aunque algo enteradas, son ingenuas; no repara en que mucho del vocabulario que recoge es común en casi toda España o al menos en Castilla y que la mayoría de los fenómenos fónicos que comenta son propios del nivel vulgar del castellano.

Conocí la galera
por el platillear,
el andar de la mula
y el cantar del gañán.

Si subes al cielo,

que no subirás,
y ves a mi hermano,
que no lo verás,
le dices que baje,
que no bajará.

Algunas cabezas parecen de ajo (para censurar amistosamente, algún olvido u omisión);

Amigos, pero el borrico en la linde (en ciertos casos o negocios no cuenta la amistad);

Agua pa -apócope de para- mi melonar (celebración de la lluvia);

A medida del santo son las cortinas (decir o hacer algo ajustadamente);

Como un bebedero de patos (tener alguna cosa muy mal aspecto);

Como llamado con campanillas (llegar oportunamente);

Comer más que la gangrena (en referencia a los daños que provoca ese mal);

Comer más que una pupa mala (similar a lo anterior);

Como es el poblache, es el justiciache (que existe proporción entre dos elementos cuya relación se establece);

Con puntos, comas y cagadas de moscas (aprenderse o transmitir algo con todo detalle);

Chocotajas y bocado en la pringue (en referencia a la ambición desmedida);

Dar igual Pitete que Marianete (no haber diferencia entre dos proposiciones);

Del cerdo, hasta los cascabiles (todo es aprovechable);

Esos son otros garcías (eso es otra cosa, otra cuestión);

El que no sea pagallo, a capallo (quien no asuma sus obligaciones, aténgase a las consecuencias);

El estómago no tiene ventanas (nadie puede saber si se ha comido o no);

Gorrino jaro, poco arrobero (se refiere a cierta raza de cerdos que no alcanzan gran peso);

Hacer la visita (acudir a la iglesia y orar ante el Santísimo);

Ir como los cojones de los galgos ( ir detrás de algo o alguien, ir a remolque);

Ir más de culo que san patrás (retroceder, empeorar en algún aspecto de la vida);

La mejor mula, sin manta (olvidar o desatender algún asunto principal);

Más flojo que un vendo (encontrarse alguien sin fuerzas);

Más pulgón que las habas de Octavio (algo que está muy deteriorado, podrido);

Menudo paso llevamos con el muerto (reflexión sobre lo deprisa que pasa la vida);

Morderle el queso al cura (se dice de los niños cuando les caen los dientes);

Más basto que la paja de habas (por ser especialmente áspera);

Mas viejo que el haza “la torta” (ser muy mayor);

Más pelado que Carracuca (estar sin dinero);

Más difícil que encontrar un piojo bizco (se dice de algo prácticamente imposible);

Más mugre que el jarrillo del Ayuntamiento (que no se limpiaba nunca);

Para la siega del tocino (para la época de la matanza casera, por San Andrés);

Pedir más que la estudiantina “El Pollito” (iban tres tocando y veintinueve pidiendo);

Que es tarde y vié lloviendo (al terminar la jornada en el campo);

Que San Juan cayó en viernes (cuando alguien quiere salirse del tema);

Recorrer las estaciones (recorrer los bares);

Ser más pesado que Ricardito, que mató una vaca a besos (ser insoportable);

Vaya ojo pa (apócope) echar lluecas (tener poca vista, equivocarse);

sábado, 25 de octubre de 2008

El brindis castellano

- ¿Estamos todos?
+ Estamos.
- ¿Cual caballeros?
+ Cumplimos.
- Y ¿a las mujeres?.
+ Amamos.
- Pero... ¿ante todo?
+ Bebamos, bebamos, bebamos.
- Bebió nuestro padre Adán...
+ Bebió.
- Bebió nuestra madre Eva...
+ Nada buena era.
- ¿El que bebe...?
+ Se emborracha.
- ¿El que se emborracha...?
+ Duerme.
- ¿El que duerme...?
+ Sueña.
- ¿El que sueña?.
+ No peca.
- ¿El que no peca...?
+ Va al cielo.
- Y puesto que al cielo vamos...
+ Bebamos, bebamos, bebamos.
- ¡Ah, líquido infernal...
+ que te criaste entre verdes matas...
- y hasta al hombre más cabal...
+ lo haces andar a gatas!
- ¡Por ellas!
+ ¡Por las más bellas!
- ¡Por las de culo ancho!
+ ¡Por las de cuello estrecho!
- ¡Por las que ofrecen sus labios desinteresadamente!
+ ¡Aunque estén llenas de telarañas!
- ¿Por las mujeres?
+ ¡No! ¡Por las botellas!
- ¿Vino Dios al mundo?
+ ¡Vino!
- Y ¿para quién vino?
+ ¡Para todos, vino!
- Y ¿cómo vino?
+ ¡En bota!
- ¿Y la mujer...?
+ ¡En pelota!
- Si Dios borrachos nos tiene...
+ será porque nos conviene.
- Antes que no nos conocíamos...
+ bebíamos.
- Y ahora que nos conocemos...
+ bebemos.
- Pues bebamos, bebamos, bebamos,

hasta que no nos conozcamos.
- Cuando Dios llamó a Gabino, no dijo "Gabino ven"...
+ Sino: ¡Venga vino!.
-Arriba, abajo, al centro y a dentro.

martes, 12 de agosto de 2008

Por quién doblan las campanas, que dijo John Donne

En 1839, cien años antes de otra Guerra Civil, un polaco cosmopolita, el barón Karol Dembowski, viajó por toda España en plena guerra civil carlista y señalando el hambre y la brutalidad que padecía el pueblo, pasando también por La Mancha; ya vuelto a Francia, es curioso mencionar que recordara una seguidilla manchega como lema para las cartas que en francés escribió, reunió y publicó en 1841 como libro de viajes sobre esta experiencia:

Yo quisiera morir,
y oír mis dobles,
para ver quién me diría
Dios te perdone.

Je voudrais mourir
et entendre mon glas funèbre
pour voir qui me dirait :
Dieu te pardonne.


Describe las famosas manchegas, y también "los horribles sufrimientos de los militares españoles" liberales cristinos que andaban en busca de los escurridizos carlistas:

Con arroz y bacalao / a mí quieren sustentar: / yo me moriré de hambre / y ¡viva la libertad !

Con arroz y bacalao / ocho meses no me pagan / ni esperanza de cobrar. / Yo me moriré de hambre / ¡y viva la libertad!

Ocho meses que no pagan. / Si el comer poco da vida, / como lo dice el refrán, / los pobres de esta campaña / qué larga vida tendrán.

Si el comer poco da vida, / aunque no me den la paga / ni tampoco la ración, / he de defender a Cristina: / ¡muera Carlos de Borbón!

Aunque no me den la paga / de los bigotes de Carlos / hemos de hacer un pincel / por retratar a Cristina / y a la segunda Isabel .

¡Suenen las trompas guerreras, / los clarines y timbales! / ¡Muerte al infante don Carlos / a la Inquisicion y á los frailes! (p. 136)

domingo, 18 de mayo de 2008

Las Coplas de la Virgen de Alarcos

El día de la Virgen de Alarcos sonó un cantar que emocionó a la concurrencia. Incluso la alcaldesa se emocionó. Algunos incluso lloraban. Los autores de esos versos fuimos dos, un servidor y Marcelino, el marido de la Manoli. La emoción, la inspiración, el mérito de la obra cupieron a éste, a un servidor sólo la técnica y el trabajo; fui algo así como el apuntador de su fe; pero ¡saber que gustaron me emocionó a mí también, más que ganar el premio Nobel! Como dijo Manuel Machado,

Hasta que el pueblo las canta,
las coplas, coplas no son,
y cuando las canta el pueblo
ya nadie sabe el autor.
Tal es la gloria, Guillén,
de los que escriben cantares:
oír decir a la gente
que no los ha escrito nadie.
Procura tú que tus coplas
vayan al pueblo a parar,
aunque dejen de ser tuyas
para ser de los demás.
Que, al fundir el corazón
en el alma popular,
lo que se pierde de nombre
se gana de eternidad.


No es la primera vez que escribo coplas populares; por ahí ruedan diversas nanas e incluso una saeta. Y estos poemas ya no son míos: no guardo copia de ellos, y ya son del pueblo. Él los ha escrito y en él viven.

Otra ocupación parecida, pero menos satisfactoria, es la de negro, que me pone negro a mí también. Por una parte soy negro voluntario: escribo cientos de artículos anónimos de Wikipedia para que los alumnos puedan encontrar información de calidad sobre lengua y literatura; por otro soy negro literario, muy tonto porque no cobro nada: hay algunos que ganaron concursos literarios con mis escritos y luego ni me invitan a un café, aprovechándose de la amistad y el trato; una variante es la del vago que no quiere estudiar y me pide a mí que le haga un trabajo; así he hecho trabajos de filología, sociología, derecho, arte e historia ¿y qué coño sé yo de estas materias? Se aprovechan de mi vanidad, de mi insaciable curiosidad y de mi deseo de saber e investigar. Además soy el negro oficial de mi mujer; ella redacta borradores que son perfectos de ejecución y ya bastan por sí mismos, pero siempre exige que les dé yo una lima, le apaladine el sentido y le condense la sintaxis. El resultado maravilla tanto que los demás recurren a mí a través de ella y me ocupan tanto el tiempo que muy bien podría montar una gestoría. ¿Es que nadie sabe escribir en este pueblo? ¿Nadie sabe siquiera redactar salvo mi mujer y yo? No sé si es por mis conocimientos de retórica, el caso es que una carta que escribamos entre yo y mi mujer hace estragos y consigue sus propósitos sin excepción y deja a todo el mundo "con la boca abrida". Ya ni sé cuántos escritos habré elaborado y corregido, muchos son actas, discursos (políticos incluso), cartas, instancias, documentos, reclamaciones, oficios, circulares, protestas, informes y demás. Hasta ahora es gratuito, pero voy a poner una tienda de prosa y se van a enterar... Que necesito tiempo para corregir exámenes.

miércoles, 26 de marzo de 2008

Jura de bandera de la idiotez

Observo algunas simetrías curiosas y reveladoras. Las niñas de San José y los niños de los Marianistas van a las clases de coros y danzas de María José; las niñas, los niños y los mixtos revueltos de la pública a clases de danza del vientre, como se ha visto; pero el caso es que nuestros bellos y hermosos dirigentes, ya sean del partido de Cánovas ya sean del de Sagasta, han salido de los Marianistas y sus mujercitas de San José. Y, por ende, los hijos hermosos y bellos de nuestros dirigentes van a clases poco populares en colegios de pago donde no se juntan con sus votantes, que son feos. Seguramente pueden permitírselo, los pobrecillos, ya que con esos sueldos tan bajos y que ningún sindicato les protege de que sean devaluados no tienen suficiente para costearse una enseñanza pública gratuita.

A la jura de bandera de la idiotez, que se da el día de la Pandorga, cuando se reúnen para desfilar en la plaza pública los idiotas venidos de todos los rincones de la provincia (también pasan por el tontódromo del Torreón), se ve el hermoso espectáculo del desfile de los tontos uniformados con su blusa y su boina, llevando al hombro el arma reglamentaria, un botellón de Cervezas el Alcázar o similar, bajo los dirigentes, que acuden regocijados a las altas ventanas por donde nadie los defenestra, en esos edificios levantados a caro, carísimo ladrillo por esos mismos tontos uniformados. Luego quedará su límpida estela, una larga banda de estiércol que dejará a la posteridad la huella eterna y arqueológica de su compromiso con la mierda, el vomitón, el escupitajo, la incultura y la corrupción, el único compromiso social que alientan los políticos. Y los pobres muchachos hacinados en la acera, mirando al infinito, traídos borreguilmente por el anillito de la oreja al rebaño, aburridos de solemnidad por una diversión preparada para atontarlos antes de llegar al matadero del paro, del contrato basura, del alcoholismo, de la droga, del divorcio, del no saber qué quieren que decía Phoebe Caulfield.

viernes, 16 de noviembre de 2007

Leyendas urbanas musicales, por Quico Alsedo

Antropológicamente curioso este artículo de El Mundo:

Marylin no es Paul: venga esas leyendas urbanas musicales

16 de septiembre.- No hay nada más ficticio que la realidad y, sin embargo, inventamos que da gusto.

Por eso a Camilo Sesto le pusieron colágeno en las cuerdas vocales, Elvis y Lennon no sólo viven sino que están juntos en la Polinesia, Marylin Manson es Paul el Gafotas de 'Aquellos maravillosos años' y Alejandro Sanz... Pues eso, lo de Alejandro Sanz, ingresado de urgencia en todos los hospitales de España por un problema sexual. Todo el mundo tiene una tía médico que, en fin, "te juro que le vio, tío".

Sí, amigos, hablamos de las leyendas urbanas musicales, ese goloso mar de rumorologías, maledicencias y trolas imposibles que, especialmente en la Red, proliferan por esporas.
Una de mis favoritas: que La Oreja de Van Gogh financian a ETA. Sólo hay que estar un rato con estas almas cándidas para comprender que, excepto el bajista macarrilla, se trata de protovotantes (si no votantes en toda regla) de PP y PNV. Excepto, claro, el guitarrista, hijo de Txiki Benegas. Lo cual por cierto no es ninguna leyenda.

Autoerigido en Karmele Marchante de la vida, pretendía yo armar un top ten de estas geniales burradas. Cuán iluso. Cuantas más recojo entre los colegas, más incapaz me veo de determinar si que Rod Stewart se introducía cocaína en el recto es mejor que la cantidad en litros de hormona viril encontrada en el estómago de Freddie Mercury a su óbito.

Le tengo especial cariño, por tratarse de quien se trata, a eso de que Bunbury perteneció de pequeño a Parchís.

Aún en el ámbito celtibérico, está aquello del 'piño' roto de Mikel Erentxun, se supone que de un botellazo. Tengo un amigo que jura que fue en su Puertollano natal.

También están los mil y un novios de Rafa el de La Unión. La homosexualidad, como si de un monstruoso baldón se tratara, suele adornar el chisme en altos porcentajes.

Porque qué me decís de las interminables orgías de Jimmy Sommerville, al que juraría que recuerdo una vez contando cómo le habían caneado unos fachas... ¡En el 'Hola'! ¿Alguien confirma?

Aún en terreno gay, mi favorito es el que coloca a Mick Jagger en la cama con Bowie en los 70, ambos sorprendidos por la mujer de este último. Al parecer, según la siempre exacta y poco dada a mitomanías 'Rolling Stone', sólo estaban durmiendo.

Las drogas también son terreno abonado. Lo de que Mötorhead esnifaban huesos de muerto parecía una de las chorradas habituales del 'New Musical Express' hasta que Keith Richards se lo apropió (y luego se desdijo).

Me contaron una vez que Joey Ramone no se quitó unos calcetines en dos años, y le tuvieron que injertar piel cuando los echó a lavar. Recuerdo que me lo creí, no tendría yo ni 15 primaveras.
También estaba aquello de que Iggy Pop cagaba y dormía en la terraza de su piso. Esto, no sé por qué, me lo creo.

Y luego están los mitos pergeñados y creados por sus propios protagonistas. Por ejemplo, lo de Ramoncín recibiendo una lluvia de discos con forma de estrella ninja en el Viña Rock 2005. Con lo que se quiere a Ramón, menuda exageración.

Y el cantante de Kiss, que se electrocutó la lengua al estamparla en el micro, así que se hizo un injerto de vaca, y de ahí ese húmedo badajo bucal.

Me rindo. Invito a sus señorías, el cliente siempre tiene la razón, a sumar estupendas trolas famosas.

Aunque tampoco lo veo demasiado necesario. Porque ¿existe la leyenda urbana musical que supere la horripilante y muy real nariz-cartílago de Michael Jackson? Pues eso.

(Bueno, pensándolo bien, no está nada mal eso de que Marylin Manson se habría quitado una costilla para poder autofelarse mejor...).

miércoles, 28 de febrero de 2007

Espectros del Diccionario


Si peregrinamos por los proverbios y la literatura españoles en busca de aparecidos, gnomos, hadas, duendes, búes, elfos, endriagos, cancones, meigas, espíritus foletos, lamias, gafes, martinicos, sacamantecas, longaevi, cocos,trasgos, garibayes, monstruos, estantiguas, brujas, aojadores, hombres del saco, ángeles de la guarda, genios, moros encantados y demás dioses en el exilio o espectros, podemos llevarnos no ya alguna que otra sorpresa, sino incluso tal cual susto, por más que el juanazo sin alma del padre Feijoo raciocine que "no hay fantasma que no desaparezca al conjuro de una buena tranca". Ni siquiera la Inquisición y su auto de fe de siglos han conseguido echarlos a todos del diccionario.

Hay un enigmático verso en el "Cantar de la afrenta de Corpes" del Poema de Mío Cid que dice "allí son los caños do a Elpha encerró", lo que, según Menéndez Pidal, parece ser más o menos la alusión a alguna leyenda o cuento de fantasmas sobre un espíritu subterráneo encerrado en unos caños o cuevas. Losobrenatural aparece, pues, incluso en el primero de nuestros textos literarios.El elfo tiene un origen germánico, y Menéndez Pidal documenta Elpha como nombre propio en cuatro casos en la Edad Media. ¿Pervivencias paganas? AverígüeloVargas.

En la Edad Media se suele llamar al diablo Martín Piñol, o "bestiónmascariento". Don Juan Manuel llama a un diablo que abusa de un humano "don Martín". Por lo visto era costumbre llamar a los duendes "martinicos". Como a los duendes nórdicos, se les atribuían crueles chascos. Antiguamente se les responsabilizaba de los ruidos en las alacenas, de apagar los fuegos del hogar yde otros trastornos domésticos relacionados con los pucheros. También se comentaba que todos los duendes desaparecieron con la bula de la Santa Cruzada.

Los martinicos eran enanos y llevaban hábitos franciscanos muy holgados. Así lospintó Goya en algunos de sus Caprichos. Esto es todo lo que sé y he ido coleccionando sobre estos seres. A los niños se les solía asustar hasta el siglo XIX con el Bu y el Cancón. Según el DRAE, la primera voz parece tener un origen onomatopéyico. La segunda es de origen incierto, quizá por deformación de "coco". Coco, quién lo iba a decir, es un lusismo; en portugués el coco es un fantasma que lleva unacalabaza vacía a modo de cabeza. ¿Algo que ver con Halloween?

La "estantigua", contracción de "huest antigua", es "una procesión defantasmas o fantasma que se ofrece a la vista por la noche, causando pavor y espanto". En segunda acepción, "persona muy alta y seca, mal vestida". Parece ser algo así como la Santa Compaña gallega, a la que en Castilla se le habría llamado hueste antigua. Rancio abolengo tiene, por lo menos. Cuando Don Quijote ve a los monjes benitos andando de noche, quizá algo de esto se le pasara por lacabeza.

Un "trasgo" es, según el diccionario, "espíritu enredador" que anda denoche. Yo creo que se asociaba a las pesadillas, donde solía aparecer para atormentar, como los duendes que se situaban sobre el pecho cuando se duerme, porque Quevedo, acordándose de unos versos de Aldana, dijo que por las noches luchaba "con un trasgo que traigo entre los brazos". Cito de memoria, pero creo que el endecasílabo de Aldana es "y con un trasgo a ratos debatiendo". De ambos versos, cuando menos, se deduce de que era un espíritu molesto e incordiante.

Las "lamias" tienen abolengo mitológico. Son dragones con cara de mujer. Las hadas tenían poder mágico y la facultad de ver el futuro. Quizá tuvieran algo que ver con los genios, pues siempre se presentaban en el nacimiento paraotorgar dones relacionados con el destino.

¿Y los endriagos? Para monstruos, estos, sobre todo si es verdad la etimología conjetural de los académicos, que le hacen fruto de la mezcla entre hidra y dragon. Menos mal que Amadís nos libró del último que había. Ni siquiera el demogorgón, que nació de una errata en la Genealogía de los dioses paganos de Boccaccio, tiene un origen tan bastardo. Sea como fuere, el endriago es un"monstruo fabuloso, con facciones humanas y miembros de varias fieras".

Los "gafes" tienen tal nombre por la gafedad, tipo de lepra contagiosa de la que la gente huía, aunque ellos gozan una envidiable salud. Sólo que dan malísima suerte, mal fario, incluso al acordarse de ellos o pronunciar su nombre, por lo que hay que hacerlo con alguna ceremonia apotropaica, sea tocando madera, o aludiendo con perífrasis, o llevando el índice a los labios para señalar al cielo, indicando que Dios escucha, y por lo tanto hay que callarlo."Apotropaico", palabra que no figura en el DRAE, es el gesto o acción supersticiosa encaminada a purificar algo. Así, cuando se estornuda, hay que decir "¡Jesús!", para conjurar la superstición de que cualquier cosa en lo quese estaba pensando ocurrirá mal. Los anglosajones, más pragmáticos, lo llaman la ley de Murphy: si algo puede ir mal, irá mal. Los físicos lo llaman entropía. En literatura, ubi sunt?

Los "aojadores" o fascinadores son muy parecidos a los anteriores, puesto que echan mal de ojo, esto es, desgracian o malogran alguna cosa o a algunapersona con su mirada. Es tradición que los gitanos o los que tienen un ojo decada color lo arrojan con más facilidad. Los viernes son los días críticos: los aojados empeoran o mueren en ese día de la semana. Uno lo previene con la "higa" (amuleto de brazo o mano cortada cerrada con el dedo pulgar entre índice y corazón), o dirigiendo ese gesto contra el aojo. Se evita con el conjuro del cabello, la gota de aceite y la taza de agua, que hay que repetir si es muy fuerte.

Los "aparecidos" o revenants son los que llamamos también "almas en pena": muertos quevuelven porque tienen una preocupación que les atormenta. ¿Quién no ha oído alguna historia de estas? Los garibayes, de Garibay, cuya alma no la quiso ni Dios ni el Diablo, llamados también Juan Tontón, son las almas en pena más curiosas de la paremiología. Garibay se acostaba con su abuela, y cuando murió, fue al infierno; allí el Diablo no le dejó pasar: tan tonto, nadie ha llegado aquí. Vete a otra parte. Entonces se fue al cielo. San Pedro no le dejó pasar: esascosas no se hacen. En fin, que el alma de Garibay va por ahí errante, sin paz.

Los "gnomos", seres fantásticos "reputados por los cabalistas como espíritus o genios de la tierra, y que después se han imaginado en figura de enanos que guardaban o trabajaban los veneros de las minas". Nada que añadir. Bécquer ya los pintó en una de sus leyendas. Debían ser bastante tacaños y celosos de sus riquezas. Los "espíritus foletos" o "duendes", de "duen de casa", es decir, dueño de la casa, son casi como los martinicos: "espíritu fantástico del que se dice quehabita en algunas casas y que travesea, causando en ellas trastorno y estruendo. Aparece con figura de viejo o de niño en las narraciones tradicionales." Tiene cierto atractivo, o embrujo, porque de ahí viene la frase hecha "tener duende",que vale por tener encanto, pero también por tener inquietud. Las "meigas", pues eso: no existen. Pero haberlas, haylas. Y hacen unasqueimadas con conjuro de tres pares de narices. Quien no las haya probado, que lo haga, no se arrepentirá.

El popular "hombre del saco", con el que se aterroriza a los niños que no han visto ninguna de Freddy Kruger, no aparece en el diccionario, con lo que resulta aún doblemente misterioso. Es algo así como el Arropiero, el famoso asesino en serie de la posguerra española conocido también como el estrangulador del puerto, que según él exterminó a unas cuarenta personas. El "sacamantecas" es otra denominación del mismo, también para señalar a un legendario personaje: "Familiarmente, criminal que despanzurra a su víctimas". ¡Familiarmente! Me parece que más de uno no querría a este sujeto en su familia ni en pintura.

Sobre los ángeles de la guarda, hay poco que decir. Son, lo cual es extraño en una lista tan siniestra, las únicas deidades protectoras; se desconoce si son de colores, o tienen los millares de colores del fénix, del queno se sabe si es macho o hembra, ya que sólo hay uno que es su propio padre y madre, exactamente igual que el sexo de los ángeles. Machín pensaba que también los había negros. Pero por esa regla de tres también los tiene que haber fucsia, marengo y azul marino. El Pseudodionisio Areopagita afirmaba que había nueve entres círculos sucesívamente más cercanos a Dios: los ángeles de la guarda, los arcángeles (San Miguel, etc...), los principados forman la primera tríada: potestades, virtudes y dominaciones la segunda, y querubines, serafines, y tronos la última. Los serafines son de fuego, y los tronos son los que miran directamente a la cara de Dios, por lo que son los primeros en enterarse de lo que quiere transmitir a los mortales. Quien quiera saber el porqué, que se ponga las botas de Don Juan de Cárcamo. Los moros encantados poseen una historia más moderna. Hay muchos cuentos andaluces sobre ellos, atribuyéndoles el papel antiguamente encomendado a los gnomos como guardianes de tesoros, y todos se remontan a la época de la conquista musulmana. Irving escribió algunos.

Los "longaevi" o longevos son los espíritus que cuando Lucifer se levantó contra Dios, no se pusieron de parte ni de este ni de aquel; Dios ha suspendido su sentencia hasta el día del juicio final, y mientras tanto circulan por el orbe infranatural, es decir, por debajo de la órbita de la luna, pues por encima está lo sobrenatural. No son exactamente demonios ni ángeles: son los duendes, hadas, etc... de que se ha hablado anteriormente, según Lewis en su libro "La imagen del mundo", que estudia estos aspectos de la Edad Media. Heine llama a toda esta gente "dioses en el exilio", porque antiguamente eran los que detentaban las funciones religiosas, y ahora han sido arrojados al margen, por lo que aparecen ridiculizados por la tradición religiosa dominante. Su aspecto es risible y sólo tienen importancia para los niños impresionables.

Después de todo, el DRAE no es tan seco, racional y dieciochesco como parece.