Si peregrinamos por los proverbios y la literatura españoles en busca de aparecidos, gnomos, hadas, duendes, búes, elfos, endriagos, cancones, meigas, espíritus foletos, lamias, gafes, martinicos, sacamantecas, longaevi, cocos,trasgos, garibayes, monstruos, estantiguas, brujas, aojadores, hombres del saco, ángeles de la guarda, genios, moros encantados y demás dioses en el exilio o espectros, podemos llevarnos no ya alguna que otra sorpresa, sino incluso tal cual susto, por más que el juanazo sin alma del padre Feijoo raciocine que "no hay fantasma que no desaparezca al conjuro de una buena tranca". Ni siquiera la Inquisición y su auto de fe de siglos han conseguido echarlos a todos del diccionario.
Hay un enigmático verso en el "Cantar de la afrenta de Corpes" del Poema de Mío Cid que dice "allí son los caños do a Elpha encerró", lo que, según Menéndez Pidal, parece ser más o menos la alusión a alguna leyenda o cuento de fantasmas sobre un espíritu subterráneo encerrado en unos caños o cuevas. Losobrenatural aparece, pues, incluso en el primero de nuestros textos literarios.El elfo tiene un origen germánico, y Menéndez Pidal documenta Elpha como nombre propio en cuatro casos en la Edad Media. ¿Pervivencias paganas? AverígüeloVargas.
En la Edad Media se suele llamar al diablo Martín Piñol, o "bestiónmascariento". Don Juan Manuel llama a un diablo que abusa de un humano "don Martín". Por lo visto era costumbre llamar a los duendes "martinicos". Como a los duendes nórdicos, se les atribuían crueles chascos. Antiguamente se les responsabilizaba de los ruidos en las alacenas, de apagar los fuegos del hogar yde otros trastornos domésticos relacionados con los pucheros. También se comentaba que todos los duendes desaparecieron con la bula de la Santa Cruzada.
Los martinicos eran enanos y llevaban hábitos franciscanos muy holgados. Así lospintó Goya en algunos de sus Caprichos. Esto es todo lo que sé y he ido coleccionando sobre estos seres. A los niños se les solía asustar hasta el siglo XIX con el Bu y el Cancón. Según el DRAE, la primera voz parece tener un origen onomatopéyico. La segunda es de origen incierto, quizá por deformación de "coco". Coco, quién lo iba a decir, es un lusismo; en portugués el coco es un fantasma que lleva unacalabaza vacía a modo de cabeza. ¿Algo que ver con Halloween?
La "estantigua", contracción de "huest antigua", es "una procesión defantasmas o fantasma que se ofrece a la vista por la noche, causando pavor y espanto". En segunda acepción, "persona muy alta y seca, mal vestida". Parece ser algo así como la Santa Compaña gallega, a la que en Castilla se le habría llamado hueste antigua. Rancio abolengo tiene, por lo menos. Cuando Don Quijote ve a los monjes benitos andando de noche, quizá algo de esto se le pasara por lacabeza.
Un "trasgo" es, según el diccionario, "espíritu enredador" que anda denoche. Yo creo que se asociaba a las pesadillas, donde solía aparecer para atormentar, como los duendes que se situaban sobre el pecho cuando se duerme, porque Quevedo, acordándose de unos versos de Aldana, dijo que por las noches luchaba "con un trasgo que traigo entre los brazos". Cito de memoria, pero creo que el endecasílabo de Aldana es "y con un trasgo a ratos debatiendo". De ambos versos, cuando menos, se deduce de que era un espíritu molesto e incordiante.
Las "lamias" tienen abolengo mitológico. Son dragones con cara de mujer. Las hadas tenían poder mágico y la facultad de ver el futuro. Quizá tuvieran algo que ver con los genios, pues siempre se presentaban en el nacimiento paraotorgar dones relacionados con el destino.
¿Y los endriagos? Para monstruos, estos, sobre todo si es verdad la etimología conjetural de los académicos, que le hacen fruto de la mezcla entre hidra y dragon. Menos mal que Amadís nos libró del último que había. Ni siquiera el demogorgón, que nació de una errata en la Genealogía de los dioses paganos de Boccaccio, tiene un origen tan bastardo. Sea como fuere, el endriago es un"monstruo fabuloso, con facciones humanas y miembros de varias fieras".
Los "gafes" tienen tal nombre por la gafedad, tipo de lepra contagiosa de la que la gente huía, aunque ellos gozan una envidiable salud. Sólo que dan malísima suerte, mal fario, incluso al acordarse de ellos o pronunciar su nombre, por lo que hay que hacerlo con alguna ceremonia apotropaica, sea tocando madera, o aludiendo con perífrasis, o llevando el índice a los labios para señalar al cielo, indicando que Dios escucha, y por lo tanto hay que callarlo."Apotropaico", palabra que no figura en el DRAE, es el gesto o acción supersticiosa encaminada a purificar algo. Así, cuando se estornuda, hay que decir "¡Jesús!", para conjurar la superstición de que cualquier cosa en lo quese estaba pensando ocurrirá mal. Los anglosajones, más pragmáticos, lo llaman la ley de Murphy: si algo puede ir mal, irá mal. Los físicos lo llaman entropía. En literatura, ubi sunt?
Los "aojadores" o fascinadores son muy parecidos a los anteriores, puesto que echan mal de ojo, esto es, desgracian o malogran alguna cosa o a algunapersona con su mirada. Es tradición que los gitanos o los que tienen un ojo decada color lo arrojan con más facilidad. Los viernes son los días críticos: los aojados empeoran o mueren en ese día de la semana. Uno lo previene con la "higa" (amuleto de brazo o mano cortada cerrada con el dedo pulgar entre índice y corazón), o dirigiendo ese gesto contra el aojo. Se evita con el conjuro del cabello, la gota de aceite y la taza de agua, que hay que repetir si es muy fuerte.
Los "aparecidos" o revenants son los que llamamos también "almas en pena": muertos quevuelven porque tienen una preocupación que les atormenta. ¿Quién no ha oído alguna historia de estas? Los garibayes, de Garibay, cuya alma no la quiso ni Dios ni el Diablo, llamados también Juan Tontón, son las almas en pena más curiosas de la paremiología. Garibay se acostaba con su abuela, y cuando murió, fue al infierno; allí el Diablo no le dejó pasar: tan tonto, nadie ha llegado aquí. Vete a otra parte. Entonces se fue al cielo. San Pedro no le dejó pasar: esascosas no se hacen. En fin, que el alma de Garibay va por ahí errante, sin paz.
Los "gnomos", seres fantásticos "reputados por los cabalistas como espíritus o genios de la tierra, y que después se han imaginado en figura de enanos que guardaban o trabajaban los veneros de las minas". Nada que añadir. Bécquer ya los pintó en una de sus leyendas. Debían ser bastante tacaños y celosos de sus riquezas. Los "espíritus foletos" o "duendes", de "duen de casa", es decir, dueño de la casa, son casi como los martinicos: "espíritu fantástico del que se dice quehabita en algunas casas y que travesea, causando en ellas trastorno y estruendo. Aparece con figura de viejo o de niño en las narraciones tradicionales." Tiene cierto atractivo, o embrujo, porque de ahí viene la frase hecha "tener duende",que vale por tener encanto, pero también por tener inquietud. Las "meigas", pues eso: no existen. Pero haberlas, haylas. Y hacen unasqueimadas con conjuro de tres pares de narices. Quien no las haya probado, que lo haga, no se arrepentirá.
El popular "hombre del saco", con el que se aterroriza a los niños que no han visto ninguna de Freddy Kruger, no aparece en el diccionario, con lo que resulta aún doblemente misterioso. Es algo así como el Arropiero, el famoso asesino en serie de la posguerra española conocido también como el estrangulador del puerto, que según él exterminó a unas cuarenta personas. El "sacamantecas" es otra denominación del mismo, también para señalar a un legendario personaje: "Familiarmente, criminal que despanzurra a su víctimas". ¡Familiarmente! Me parece que más de uno no querría a este sujeto en su familia ni en pintura.
Sobre los ángeles de la guarda, hay poco que decir. Son, lo cual es extraño en una lista tan siniestra, las únicas deidades protectoras; se desconoce si son de colores, o tienen los millares de colores del fénix, del queno se sabe si es macho o hembra, ya que sólo hay uno que es su propio padre y madre, exactamente igual que el sexo de los ángeles. Machín pensaba que también los había negros. Pero por esa regla de tres también los tiene que haber fucsia, marengo y azul marino. El Pseudodionisio Areopagita afirmaba que había nueve entres círculos sucesívamente más cercanos a Dios: los ángeles de la guarda, los arcángeles (San Miguel, etc...), los principados forman la primera tríada: potestades, virtudes y dominaciones la segunda, y querubines, serafines, y tronos la última. Los serafines son de fuego, y los tronos son los que miran directamente a la cara de Dios, por lo que son los primeros en enterarse de lo que quiere transmitir a los mortales. Quien quiera saber el porqué, que se ponga las botas de Don Juan de Cárcamo. Los moros encantados poseen una historia más moderna. Hay muchos cuentos andaluces sobre ellos, atribuyéndoles el papel antiguamente encomendado a los gnomos como guardianes de tesoros, y todos se remontan a la época de la conquista musulmana. Irving escribió algunos.
Los "longaevi" o longevos son los espíritus que cuando Lucifer se levantó contra Dios, no se pusieron de parte ni de este ni de aquel; Dios ha suspendido su sentencia hasta el día del juicio final, y mientras tanto circulan por el orbe infranatural, es decir, por debajo de la órbita de la luna, pues por encima está lo sobrenatural. No son exactamente demonios ni ángeles: son los duendes, hadas, etc... de que se ha hablado anteriormente, según Lewis en su libro "La imagen del mundo", que estudia estos aspectos de la Edad Media. Heine llama a toda esta gente "dioses en el exilio", porque antiguamente eran los que detentaban las funciones religiosas, y ahora han sido arrojados al margen, por lo que aparecen ridiculizados por la tradición religiosa dominante. Su aspecto es risible y sólo tienen importancia para los niños impresionables.
Después de todo, el DRAE no es tan seco, racional y dieciochesco como parece.
Hay un enigmático verso en el "Cantar de la afrenta de Corpes" del Poema de Mío Cid que dice "allí son los caños do a Elpha encerró", lo que, según Menéndez Pidal, parece ser más o menos la alusión a alguna leyenda o cuento de fantasmas sobre un espíritu subterráneo encerrado en unos caños o cuevas. Losobrenatural aparece, pues, incluso en el primero de nuestros textos literarios.El elfo tiene un origen germánico, y Menéndez Pidal documenta Elpha como nombre propio en cuatro casos en la Edad Media. ¿Pervivencias paganas? AverígüeloVargas.
En la Edad Media se suele llamar al diablo Martín Piñol, o "bestiónmascariento". Don Juan Manuel llama a un diablo que abusa de un humano "don Martín". Por lo visto era costumbre llamar a los duendes "martinicos". Como a los duendes nórdicos, se les atribuían crueles chascos. Antiguamente se les responsabilizaba de los ruidos en las alacenas, de apagar los fuegos del hogar yde otros trastornos domésticos relacionados con los pucheros. También se comentaba que todos los duendes desaparecieron con la bula de la Santa Cruzada.
Los martinicos eran enanos y llevaban hábitos franciscanos muy holgados. Así lospintó Goya en algunos de sus Caprichos. Esto es todo lo que sé y he ido coleccionando sobre estos seres. A los niños se les solía asustar hasta el siglo XIX con el Bu y el Cancón. Según el DRAE, la primera voz parece tener un origen onomatopéyico. La segunda es de origen incierto, quizá por deformación de "coco". Coco, quién lo iba a decir, es un lusismo; en portugués el coco es un fantasma que lleva unacalabaza vacía a modo de cabeza. ¿Algo que ver con Halloween?
La "estantigua", contracción de "huest antigua", es "una procesión defantasmas o fantasma que se ofrece a la vista por la noche, causando pavor y espanto". En segunda acepción, "persona muy alta y seca, mal vestida". Parece ser algo así como la Santa Compaña gallega, a la que en Castilla se le habría llamado hueste antigua. Rancio abolengo tiene, por lo menos. Cuando Don Quijote ve a los monjes benitos andando de noche, quizá algo de esto se le pasara por lacabeza.
Un "trasgo" es, según el diccionario, "espíritu enredador" que anda denoche. Yo creo que se asociaba a las pesadillas, donde solía aparecer para atormentar, como los duendes que se situaban sobre el pecho cuando se duerme, porque Quevedo, acordándose de unos versos de Aldana, dijo que por las noches luchaba "con un trasgo que traigo entre los brazos". Cito de memoria, pero creo que el endecasílabo de Aldana es "y con un trasgo a ratos debatiendo". De ambos versos, cuando menos, se deduce de que era un espíritu molesto e incordiante.
Las "lamias" tienen abolengo mitológico. Son dragones con cara de mujer. Las hadas tenían poder mágico y la facultad de ver el futuro. Quizá tuvieran algo que ver con los genios, pues siempre se presentaban en el nacimiento paraotorgar dones relacionados con el destino.
¿Y los endriagos? Para monstruos, estos, sobre todo si es verdad la etimología conjetural de los académicos, que le hacen fruto de la mezcla entre hidra y dragon. Menos mal que Amadís nos libró del último que había. Ni siquiera el demogorgón, que nació de una errata en la Genealogía de los dioses paganos de Boccaccio, tiene un origen tan bastardo. Sea como fuere, el endriago es un"monstruo fabuloso, con facciones humanas y miembros de varias fieras".
Los "gafes" tienen tal nombre por la gafedad, tipo de lepra contagiosa de la que la gente huía, aunque ellos gozan una envidiable salud. Sólo que dan malísima suerte, mal fario, incluso al acordarse de ellos o pronunciar su nombre, por lo que hay que hacerlo con alguna ceremonia apotropaica, sea tocando madera, o aludiendo con perífrasis, o llevando el índice a los labios para señalar al cielo, indicando que Dios escucha, y por lo tanto hay que callarlo."Apotropaico", palabra que no figura en el DRAE, es el gesto o acción supersticiosa encaminada a purificar algo. Así, cuando se estornuda, hay que decir "¡Jesús!", para conjurar la superstición de que cualquier cosa en lo quese estaba pensando ocurrirá mal. Los anglosajones, más pragmáticos, lo llaman la ley de Murphy: si algo puede ir mal, irá mal. Los físicos lo llaman entropía. En literatura, ubi sunt?
Los "aojadores" o fascinadores son muy parecidos a los anteriores, puesto que echan mal de ojo, esto es, desgracian o malogran alguna cosa o a algunapersona con su mirada. Es tradición que los gitanos o los que tienen un ojo decada color lo arrojan con más facilidad. Los viernes son los días críticos: los aojados empeoran o mueren en ese día de la semana. Uno lo previene con la "higa" (amuleto de brazo o mano cortada cerrada con el dedo pulgar entre índice y corazón), o dirigiendo ese gesto contra el aojo. Se evita con el conjuro del cabello, la gota de aceite y la taza de agua, que hay que repetir si es muy fuerte.
Los "aparecidos" o revenants son los que llamamos también "almas en pena": muertos quevuelven porque tienen una preocupación que les atormenta. ¿Quién no ha oído alguna historia de estas? Los garibayes, de Garibay, cuya alma no la quiso ni Dios ni el Diablo, llamados también Juan Tontón, son las almas en pena más curiosas de la paremiología. Garibay se acostaba con su abuela, y cuando murió, fue al infierno; allí el Diablo no le dejó pasar: tan tonto, nadie ha llegado aquí. Vete a otra parte. Entonces se fue al cielo. San Pedro no le dejó pasar: esascosas no se hacen. En fin, que el alma de Garibay va por ahí errante, sin paz.
Los "gnomos", seres fantásticos "reputados por los cabalistas como espíritus o genios de la tierra, y que después se han imaginado en figura de enanos que guardaban o trabajaban los veneros de las minas". Nada que añadir. Bécquer ya los pintó en una de sus leyendas. Debían ser bastante tacaños y celosos de sus riquezas. Los "espíritus foletos" o "duendes", de "duen de casa", es decir, dueño de la casa, son casi como los martinicos: "espíritu fantástico del que se dice quehabita en algunas casas y que travesea, causando en ellas trastorno y estruendo. Aparece con figura de viejo o de niño en las narraciones tradicionales." Tiene cierto atractivo, o embrujo, porque de ahí viene la frase hecha "tener duende",que vale por tener encanto, pero también por tener inquietud. Las "meigas", pues eso: no existen. Pero haberlas, haylas. Y hacen unasqueimadas con conjuro de tres pares de narices. Quien no las haya probado, que lo haga, no se arrepentirá.
El popular "hombre del saco", con el que se aterroriza a los niños que no han visto ninguna de Freddy Kruger, no aparece en el diccionario, con lo que resulta aún doblemente misterioso. Es algo así como el Arropiero, el famoso asesino en serie de la posguerra española conocido también como el estrangulador del puerto, que según él exterminó a unas cuarenta personas. El "sacamantecas" es otra denominación del mismo, también para señalar a un legendario personaje: "Familiarmente, criminal que despanzurra a su víctimas". ¡Familiarmente! Me parece que más de uno no querría a este sujeto en su familia ni en pintura.
Sobre los ángeles de la guarda, hay poco que decir. Son, lo cual es extraño en una lista tan siniestra, las únicas deidades protectoras; se desconoce si son de colores, o tienen los millares de colores del fénix, del queno se sabe si es macho o hembra, ya que sólo hay uno que es su propio padre y madre, exactamente igual que el sexo de los ángeles. Machín pensaba que también los había negros. Pero por esa regla de tres también los tiene que haber fucsia, marengo y azul marino. El Pseudodionisio Areopagita afirmaba que había nueve entres círculos sucesívamente más cercanos a Dios: los ángeles de la guarda, los arcángeles (San Miguel, etc...), los principados forman la primera tríada: potestades, virtudes y dominaciones la segunda, y querubines, serafines, y tronos la última. Los serafines son de fuego, y los tronos son los que miran directamente a la cara de Dios, por lo que son los primeros en enterarse de lo que quiere transmitir a los mortales. Quien quiera saber el porqué, que se ponga las botas de Don Juan de Cárcamo. Los moros encantados poseen una historia más moderna. Hay muchos cuentos andaluces sobre ellos, atribuyéndoles el papel antiguamente encomendado a los gnomos como guardianes de tesoros, y todos se remontan a la época de la conquista musulmana. Irving escribió algunos.
Los "longaevi" o longevos son los espíritus que cuando Lucifer se levantó contra Dios, no se pusieron de parte ni de este ni de aquel; Dios ha suspendido su sentencia hasta el día del juicio final, y mientras tanto circulan por el orbe infranatural, es decir, por debajo de la órbita de la luna, pues por encima está lo sobrenatural. No son exactamente demonios ni ángeles: son los duendes, hadas, etc... de que se ha hablado anteriormente, según Lewis en su libro "La imagen del mundo", que estudia estos aspectos de la Edad Media. Heine llama a toda esta gente "dioses en el exilio", porque antiguamente eran los que detentaban las funciones religiosas, y ahora han sido arrojados al margen, por lo que aparecen ridiculizados por la tradición religiosa dominante. Su aspecto es risible y sólo tienen importancia para los niños impresionables.
Después de todo, el DRAE no es tan seco, racional y dieciochesco como parece.
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