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lunes, 18 de mayo de 2020

Mística de la realidad

Un enfoque posreligioso de la trascendencia puede encontrarse en el budismo de Sri Aurobindo, que integra y reinterpreta toda la tradición filosófica occidental y oriental. El término místico aparece en Esquilo y en Herodoto, en el siglo V.º a. C.  Es "un saber no sabiendo / toda ciencia trascendiendo", que engloba e integra a los otros saberes: los incluye porque no es una lógica cognitiva (todas las lógicas, desde la bivalente a la plurivalente, más exacta y menos lineal, se fundan en el tiempo y en la causalidad): para el místico no hay tiempo, puesto que incluye todos los tiempos en un solo ser / no ser, o por decirlo de otra manera, en este tipo de tiempo no tiempo del místico todo es circular y quedar quieto en uno: el futuro fue/es/será pasado. En la película La llegada de Denis Villeneuve esa idea es persistente. "El místico flota y nada donde el psicótico se ahoga". Ese es el principio fundamental de la magia blanca o misticismo, el que formuló Anaxágoras: Todo está en todo

San Juan de la Cruz:

Tres personas y un amado / entre todos tres había / y un amor en todas ellas / y un amante las hacía. / Y el amante es el amado / en que cada cual vivía; / que el ser que los tres poseen / cada cual le poseía, / y cada cual de ellos ama / a la que este ser tenía. / Este ser es cada una / y este solo las unía / en un inefable nudo / que decir no se sabía / por lo cual era infinito / el amor que las unía.

La vida está fuera de la materia, y el alma también, a nuestro alrededor, pero no en el cuerpo, que es solo su instrumento por medio de la conciencia. Y lo único que da sentido y esencia a todo es el amor y su versión material, el bien, "que mueve al Sol y a las demás estrellas".

sábado, 25 de abril de 2020

El feminicidio, al igual que el infanticidio, era normal en el mundo grecorromano. El cristianismo lo condenó.

Fortea cuenta que un estudio recogía "infinidad de trabajos de otros autores acerca del feminicidio en Roma. Es la obra de Rodney Stark, La expansión del cristianismo, Editorial Trotta, 2009 Madrid. Doy los datos completos de la edición por si a alguien le interesa esta obra excelente." Copio de su blog lo que sigue:

"Pues bien, el autor deja probado lo siguiente: 

Había 131 hombres por cada 100 mujeres en la ciudad de Roma, y 140 hombres por cada 100 mujeres en Italia, Asia Menor y África del norte.

"Yo sabía que existía el feminicidio, pero nunca supe que a esa escala. Sí que me había sorprendido el modo de nombrar a las hijas en la sociedad romana (maior, minor), que indicaba que no solía haber más de dos. Y que tres era el número máximo.

El mismo autor aduce el trabajo de otro especialista, aunque la muestra de estudio debe ser especial y no extrapolable:

Un estudio de las inscripciones en Delfos hizo posible la reconstrucción de seiscientas familias. De éstas, sólo seis habían criado a más de una hija.

Acabo con una carta que le envía a su esposa un marido:

Has de saber que todavía estoy en Alejandría. Y no te preocupes si todos vuelven y yo sigo en la ciudad. Te pido y te ruego que cuides muy bien a nuestro hijito pequeño; y apenas reciba mi paga te la enviaré. Si sucede que nace el bebé [antes de que yo vuelva a casa], si es un niño, consérvalo; si es una niña, exponla. Me dijiste: «No me olvides». ¿cómo podría olvidarte? No te preocupes, por favor."

sábado, 12 de octubre de 2019

Auferstehung

Se me había muerto un ser muy querido. Una noche me levanté soñando con el número 126, fui al ordenador y me salió lo siguiente:

Salmo 126, 5-6:

Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán. Irá andando y llorando el que lleva la preciosa simiente; pero volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas.

Estos versos fueron una revelación para el poeta romántico alemán Klopstock, quien se inspiró en ellos para su oda Aufersteh'n (Resurrección), que tomó Mahler para su II Sinfonía, de la Resurrección. Y de alguna manera también se encuentran presentes en el Epitaphion Antoninae, compuesto por un poeta manchego de Toledo en el siglo VII:

In lacrimis cuncta si possem vertere membra
nec tandem potera funere flere mea
Grandibus hic lacrimis opus est nam grandia flentur,
nec recipit parvum tanta querela modum...

La adaptación que hizo Mahler del poema de Klopstock es esta:

Resurrección

CORO, SOPRANO

¡Resucitarás, sí resucitarás,
polvo mío, tras breve descanso!
¡Vida inmortal
te dará quien te llamó!
¡Para volver a florecer has sido sembrado!
El dueño de la cosecha va
y recoge las gavillas:
¡a nosotros, que morimos!

CONTRALTO

Oh, créelo, corazón mío, créelo:
¡Nada se pierde de ti!
¡Tuyo es, sí, tuyo, lo que anhelabas!
¡Lo que ha perecido resucitará!

SOPRANO

Oh, créelo: ¡no has nacido en vano!
¡No has sufrido en vano!

CORO

¡Lo nacido debe perecer!
¡Lo que ha perecido, resucitará!

CORO, CONTRALTO

¡Deja de temblar!
¡Prepárate para vivir!

SOPRANO, CONTRALTO

¡Oh, dolor! ¡Tú, que todo lo colmas!
¡He escapado de ti!
¡Oh, muerte! ¡Tú que todo lo doblegas!
¡Ahora has sido doblegada!

CORO

Con alas que he conquistado
En ardiente afán de amor,
¡levantaré el vuelo
hacia la luz que no ha alcanzado ningún ojo!
¡Moriré para vivir!

CORO, SOPRANO, CONTRALTO

¡Resucitarás, sí, resucitarás,
corazón mío, en un instante!
Lo que ha latido,

¡habrá de llevarte a Dios!

martes, 20 de agosto de 2019

Un manchego, el segundo traductor europeo del Corán al latín

Copio la biografía que le escribí en la wiki:

Marcos de Toledo

Se conoce como Marcos de Toledo a un médico y canónigo de la catedral de Toledo que vivió a finales del siglo XII y comienzos del XIII; fue uno de los miembros de la Escuela de traductores de Toledo y tradujo al latín el Corán, obras de Galeno y los Opúsculos del mahdi de los almohades Ibn Tumart.

Biografía

Descendía de una familia mozárabe que se instaló en Toledo tras la invasión musulmana. Nació en Toledo y allí estudió medicina (o tal vez en Montpensier) y se ordenó sacerdote; en 1198 fue nombrado canónigo de la Catedral de Toledo.1​ Tradujo libros fundamentales de Galeno a través del texto árabe de Iohannitius / Hunayn ibn Ishaq: De motibus membrorum liquidis y De pulsu ac de pulsus utilitate; seguramente muchas traducciones manuscritas y anónimas de tratados medicinales puedan adjudicársele.

Pero dedicó sus últimos años a traducir al latín las escrituras sagradas del Islam por orden del arzobispo de Toledo don Rodrigo Jiménez de Rada y del archidiácono Mauricio: así lo hizo constar el mismo Marcos de Toledo en el largo prefacio que antepuso a su versión del Corán, en que, en palabras de Nadia Petrus, realiza tres cosas: "Una peculiar biografía de Mahoma... los preceptos que todo musulmán debe seguir... y los patrocinadores e impulsadores de la traducción y el lamento de la sociedad cristiana por la dominación musulmana.".2​ Terminó su versión del Corán, el Alchoranus Latinus o Liber Alchorani, en Toledo, en 1210, aunque ya había habido un intento de traducir esta obra entre los años 1142 y 1143 por parte de Robert de Ketton, clérigo inglés residente en Pamplona, por encargo de Pedro el Venerable; sin embargo, la traducción de Marcos, menos divulgada que la de Robert de Ketton, es ad verbum o literal y conserva la división en azoras. Esta traducción fue usada y citada por Riccoldo da Monte di Croce en su tratado Contra legem saracenorurm a fines del siglo XIII; también se tradujeron al italiano algunas partes en 1461 por parte de Nicalaio di Berto.3​ Se han conservado siete manuscritos latinos de esta versión, considerada la segunda al latín, si bien no se detuvo ahí el canónigo: tradujo también los Aquîda u Opúsculos del mahdi de los almohades, Ibn Tumart, obra que terminó en Toledo el 1 de junio de 1213. El arzobispo Jiménez de Rada usó estas obras para elaborar su Historia arabum. Aunque se desconoce su fecha de fallecimiento, como la Catedral de Toledo conserva su testamento otorgado en el año 1216 (Archivo Capitular de Toledo, 42-23, fol. XXVII), probablemente no llegó a vivir mucho más.4​

Obras
El Corán (Al-Qur’an), 1213 [otros autores lo fechan en 1209]. Hay ed. moderna al cuidado de Nàdia Petrus Pons: Alchoranus latinus quem Marcus canonicus Toletanus transtulit. Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 2016.
Tratados religiosos musulmanes, 1213
Contrarietas Alpholica (libro de teología islámica), s. f.
Galeno, De tactu pulsus, De motu membrorum, De utilitate pulsus y De motibus liquidis, s. f.
Hipócrates, De aere aquis locis, s. f.
Hunayn ibn Ishaq, Isasoge ad Tegni Galieni, s. f.

Ascéticos manchegos memorables. Tomás Dávila y Luisa Magdalena de Jesús

Copio los artículos que les escribí para la Wiki, porque me parecen escritores de los mejores de ese siglo en La Mancha:

I

TOMÁS DÁVILA

Tomás Dávila fue un escritor y monje agustino de fines del siglo XVII y comienzos del siglo XVIII.

Biografía

Poco se sabe sobre él; en el prólogo a sus Deleytes del espíritu dice que «nació en la villa de Alcázar de San Juan, provincia de Ciudad Real, y sus padres fueron Sancho Dávila y Ana del Barco. Vistió el hábito de San Agustín en San Felipe el Real el 10 de noviembre de 1670. Puede colegirse su aprovechamiento y amor a las letras del Memorial que, siendo Regente de Teología en Doña María de Aragón de Madrid, presentó al Definitorio exponiendo los deseos de emplear su talento y noticias en servicio de la Provincia, por lo que le suplicaba le nombrasen su cronista. Lo cual le fue concedido; Y el P. Dávila acreditó su laboriosidad ya por el Magisterio que se le confirió el año 1701, ya también por el testimonio de las obras que compuso». En estas obras figuran además algunos de los cargos que ostentó: lector de teología del convento de N. P. S. Agustín de Ciudad Rodrigo, maestro de estudiantes en el colegio de Doña María de Aragón de Madrid (1687) y lector jubilado (1699). Se ignora la fecha de su muerte.

Entre sus obras destaca el ya citado Deleytes del espíritu... (1803 y 1804), obra póstuma en dos volúmenes y en forma de diálogo entre Philidón y Eusebio (nombres que en griego significan "amador de deleites" y "piadoso") y en el cual el primer personaje representa la actitud y valores del autor en defensa de los valores del alma frente a los del cuerpo. Trata de los siguientes temas:

De un Dios y de una religión

Que es menester gustar de Dios para conocerle y que hay cosas sobrenaturales

De la inmortalidad del alma, y de los placeres del cuerpo y de los del espíritu

Los deleites de las artes

Los deleites de las ciencias humanas

Los deleites de la reputación y de la fama

Los deleites de la fortuna

Los deleites de la Filosofía, o de la sabiduría moral

De la creencia de un Dios en tres personas, y de Jesucristo

Que los mayores blasfemadores del nombre de Jesucristo creen que es Dios

De la conversión de Philidón

(continuación): La entrada de Philidón en la villa del verdadero deleite, y del interior

De las virtudes o hijas de la caridad. La humildad, la obediencia, la benignidad, la pureza, la paciencia, la oración, y la mortificación

De la caridad que comprende el amor de Dios, y del prójimo1​2​

El lenguaje es sereno, equilibrado, sin conceptismos ni cultismos gongorinos: es una prosa clásica y aticista que toma por referente los diálogos De los nombres de Cristo del también agustino fray Luis de León. Sirva de ejemplo este fragmento:

El conocimiento de una cosa no es lo que más agrada, sino el amor de ella. Verdad es que, cuanto más conocimiento se tiene, se tiene más amor; y cuanto más amor se tiene, más la cosa agrada y se gusta de ella. Y como el conocimiento aumenta el amor, así el amor fortifica y eleva también el conocimiento; porque amando una cosa nos llevamos mucho más fácilmente a tener muy presto un entero conocimiento de ella y a gustarla bien. Así los que aman el estudio se hacen muy presto sabios, y los que no le aman quedan siempre ignorantes (Deleytes del espíritu, I: "Del deleite de las artes", pp. 192-193).

En el Epinicio sagrado, compuesto con ocasión de dedicar una capilla que los Marqueses de Cerralbo reedificaron en Ciudad Rodrigo a San Andrés por haber destruido un rayo la que antes había, se incluyen dos disertaciones sobre el origen de los templos y el origen de la poesía, llenas de erudición profana y sagrada. Lo restante no se reduce a otra cosa que a extender o hacer una relación de las funciones que se hicieron por la dedicación. En el mismo año imprimió en Salamanca un Sermón sobre la toma de Buda y en Madrid las Vidas de San Furseo y de las Santas Eudocia y Rita en los años 1699 y 1705. Menos conocidas son las obras manuscritas a las que se alude en el prólogo de sus póstumos Deleytes del espíritu, que aún había en la Biblioteca Complutense Agustiniana: Apología por el Duque de Aquitania San Guillermo; doce Vidas de Santos del Orden de San Agustín y en especial una obra sobre las guerras de los cristianos en la que habla con erudición sólida así profana como sagrada del origen de ellas: solicitud y precauciones, que en las guerras deben tomarse para evitar los desórdenes a que por la avaricia de los soldados solían estar expuestas.

Obras

Al Santísimo Sacramento. Oración Evangélica predicada el día de la octava del Corpus a la Orden de Santiago asistida de la Católica Magestad del Rey nuestro señor, recién casado, en el Real convento de San Felipe, Orden de Nuestro Padre San Agustin. Madrid: Impr. del Reino, 1690.

Deleytes del espíritu, del maestro fray Tomás Dávila, agustiniano. Obra pósthuma. Tomo Primero. Madrid: Fuentenebro y Compañía, 1803. XXIV, 328 p.

Deleytes del espíritu, del maestro fray Tomás Dávila, agustiniano. Obra pósthuma. Tomo segundo. Madrid: Fuentenebro y Compañía, 1803. 300 p.

Epinicio sagrado, certamen olímpico aúreo en la solemne dedicación de la insigne capilla que al glorioso apóstol San Andrés, Patrón de su casa de Cerralvo, erigió el Eminentisimo Señor Don Francisco Pacheco, primer Arzobispo de Burgos, Protector de España, de la Inquisición general y Virrey de Nápoles. Salamanca: Lucas Pérez,1687. 502 p.

Historia y vida del admirable y estático San Furseo, príncipe heredero de Irlanda, apóstol de muchos reinos y naciones. Maestro sapientísimo de Reyes, y Ministro y monge antiquísimo del Orden de N. P. S. Agustin. Madrid: Lucas Antonio de Bedmar, 1699. 380 p.

Sermón sobre la toma de Buda, 1687.

Vida y milagros de la gloriosa Santa Rita de Casia, del Orden de los ermitaños de San Agustin. Madrid: Francisco Sanz, 1705. 246 p.

Vida y pasión de la santa mártir Eudocia, samaritana, sacada de sus antiquísimas actas por el P. Fr... Madrid: Lucas Antonio de Bedmar,1699. 222 p.

Apología por el Duque de Aquitania San Guillermo, manuscrito inédito

Vidas de Santos del Orden de San Agustín, manuscrito inédito

[Sobre las guerras de los cristianos], manuscrito inédito.


II 

LUISA MAGDALENA DE JESÚS

Luisa Magdalena de Jesús, en el mundo Luisa Magdalena Manrique Enríquez de Luján, condesa viuda de Paredes (Nápoles, 25 de septiembre de 1605-Malagón, 18 de octubre de 1660), fue una dama de honor de la reina Isabel de Borbón, monja carmelitana y escritora mística.

Biografía

De noble familia (era hija de Luis Enríquez o Henríquez, Maestre de Campo de la Infantería española en Nápoles e hijo de Fadrique Enríquez, hermano segundo del Almirante de Castilla Luis Enríquez, y de Catalina de Luján). Su biógrafo Agustín de Jesús María cuenta además que tuvo como hermanos a Fadrique Enríquez, castellano de Milán y del hábito de Alcántara, consejero de Indias y del Consejo y Junta de Guerra; a Diego Enríquez, capitán de caballería en Milán y a Francisca Enríquez, religiosa en el convento de Santa Catalina de Valladolid. (1​)

Recibió una extensa educación humanística y llegó a redactar no ya con fluidez, sino con elegancia en latín, italiano y castellano:

Entendió la lengua latina, italiana y española, y esta última la hablaba con toda la propriedad y perfección que muestran sus cartas, dignas de ser impressas, para modelo de quien quisiesse ser celebrada por discreta; sin bachillerías que llaman agudezas en escribir. Componía versos muy conceptuosamente, usando de términos y frasìs tan dulces, tan claras y tan sìgnificativas de lo que quería dezir, que merecieron sus Poesías (nunca profanas) el aplauso de los mayores ingenios que las leyeron. Y, habiéndose impresso algunas, ha sido tanta la codicia de ellas que se han repetido muchas impressiones. (2​)

Tras años en Galicia (donde su padre había sido nombrado gobernador y capitán general) y en Valladolid, cuando formó parte del Consejo de Guerra, llegó a la Corte de la mano de su padre y muy joven aún contrajo matrimonio con su primo, el IX.º conde de Paredes Manuel Manrique de Lara, del que tuvo cuatro hijos; enviudó el 26 de noviembre de 1626 (otros dicen que en 1637). (3)​ Sin embargo fue a la Corte con dos de sus hijas como dama de honor de la reina Isabel de Borbón, primera esposa de Felipe IV, y luego como aya de la infanta María Teresa de Austria. Aficionada al teatro, amistó con el famoso actor cómico Juan Rana, habitual en Palacio.(4​)

De espíritu muy devoto, el 15 de marzo de 1649, con cuarenta y tres años, profesó como monja del Carmelo descalzo en el convento de San Joseph de Malagón (Ciudad Real). Muy identificada con el espíritu teresiana, sus escritos místicos traslucen la impronta de la Doctora de Ávila. Pero no se cerró al mundo y sostuvo correspondencia con el rey Felipe IV, como sor María de Ágreda (1602-1665). Según Cristina Borreguero, el rey le dirigió al menos 30 cartas desde el 9 de octubre de 1644, tres días después del fallecimiento de la reina Isabel de Borbón hasta el 8 de agosto de 1651, pero se sabe que hubo continuidad en la correspondencia hasta el fallecimiento de la Condesa en 1660, con un total de 74 cartas conocidas que se conservan en el Archivo General de Andalucía y han sido editadas modernamente. (5)​ Falleció en el convento de Malagón el 18 de octubre de 1660.

Como poetisa mística ofrece composiciones más que notablemente inspiradas; es el puro sentimiento religioso el que habla, no el tópico ni la iconografía; usa con preferencia el cauce del romance, pero también las octavas y las seguidillas, y bastante menos las décimas y el romancillo heptasílabo. La mayoría de estos poemas se han conservado como apéndice a la biografía que le escribió uno de sus más fervientes admiradores, fray Agustín de Jesús María. En cuanto a su obra mística principal en prosa, dentro de la corriente carmelitana, aún por estudiar como se debe, la más notable es el extenso Año Sancto. Meditaciones..., que publicó bajo el pseudónimo de Aquiles Napolitano en 1658. (6​)


Obras

Año Sancto. Meditaciones para todos los días en la mañana, tarde y noche. Sobre los misterios de la Vida y Passión de Christo Nuestro Redemptor y sobre otros que celebra Nuestra Santa Madre la Iglesia. Colegidas de los Libros de Santos Doctores y Maestros de Espíritu, que escribieron en esta materia. Con explicación mística, literal y moral de los Evangelios. Por Aquiles Napolitano (seudónimo). Madrid: Domingo García Morrás, 1658, 8 hs., 934 pp.

Poesías varias. Ms. 16 fols.

"Poesías varias" en: Agustín de Jesús María, Vida y muerte de la Venerable Madre Luisa Magdalena de Jesús. Madrid, 1705, pp. 225-256.

Joaquín Pérez Villanueva, Felipe IV y Luisa Enríquez Manrique de Lara, condesa de Paredes de Nava. Un epistolario inédito. Salamanca, Caja de Ahorros y M. de P. de Salamanca, 1986.

Pilar Vilela Gallego, Felipe IV y la condesa de Paredes: una colección epistolar del Rey en el Archivo General de Andalucía. Sevilla, Consejería de Cultura, 2005.

Referencias

1. Agustín de Jesús María, Vida y muerte de la venerable madre Luisa Magdalena de Jesus, religiosa carmelita descalza, en el convento de S. Joseph de Malagon y en el siglo doña Luisa Manrique de Lara, excelentissima condesa de Paredes... obra posthuma del reverendissimo padre Fr. Agustin de Jesus Maria...; la da a luz D. Pedro Vidal de Flores y Sabedra..., Madrid, Antonio de Reyes, 1705, pp. 16-17.

2. A. de Jesús María, op. cit.

3. Borreguero Beltrán, Cristina (2017). «La Condesa de Paredes, confidente del rey Felipe IV». Artehistoria.

4. Lobato, María Luisa, (1999). «Un actor en Palacio: Felipe IV escribe sobre Juan Rana». Cuadernos de Historia Moderna númj. 23.

5. C. Borreguero, op. cit.

6. «Luisa Magdalena de Jesús». Centro de Documentación Gonzalo Díaz y María Dolores Abad Biblioteca Saavedra Fajardo de Pensamiento Político Español. Universidad Complutense de Madrid.

domingo, 16 de junio de 2019

Un milagro moderno

Al morir don Eugênio Sales, cardenal y arzobispo de Río de Janeiro, pasó un hecho llamativo que se puede llamar casi un milagro, si no lo es.

Pues bien, cuando murió este arzobispo y se colocó su ataúd en una iglesia para su funeral, una paloma blanca se posó sobre el ataúd. Y estuvo sobre él ¡durante cuarenta minutos! Incluso cuando los sacerdotes llevaban el ataúd en procesión sobre los hombros la paloma siguió encima, hay fotos de ello. La paloma representa al Espíritu Santo, Y no es la primera vez que pasa: Paulo Álvaro de Córdoba, el teólogo mozárabe, contó que una paloma se posó también sobre el cuerpo de su amigo, el mártir San Eulogio de Córdoba; así lo contó en su Vida:



"Cuando su cadáver fue arrojado desde un promontorio al curso de las aguas, una nívea paloma de singular blancura, batiendo el aire con sus alas99, se posó revoloteando sobre el cadáver del mártir. Todos trataban de espantarla arrojándole piedras, pero como no conseguían alejar a la paloma que seguía fija allí, intentaron ahuyentarla a palmetazos . Pero ella, que no volaba, sino que daba saltitos en derredor del cuerpo, se posó sobre un torreón próximo al cadáver, dirigiendo la mirada hacia los restos del santo varón"


Además, la misa fue retransmitida por televisión, con lo cual todo el mundo, desde sus casas, pudieron ver la escena, que, por supuesto, para todos tenía un significado claro: un hombre iluminado por el Espíritu Santo.

Lo vieron los fieles, lo vieron los sacerdotes, lo vieron los obispos presentes. Y, más abajo, lo pueden ver ustedes. Para nadie aquello podía ser un hecho casual.

La Iglesia, siempre, hasta el último día, atravesando los siglos entre santos y pecadores.

Podéis ver dos dos vídeos del milagro aquí:


viernes, 7 de junio de 2019

Va de tapas

Hay dos películas que presentan formas opuestas de idealismo. Casablanca (1942), por ejemplo, se ríe continuamente de quienes pretenden hacer lo correcto, pero termina con el sacrificio idealista del héroe y los consuelos de la memoria y la amistad. En El tercer hombre (1949), por el contrario, el que intenta hacer las cosas bien termina sin ni siquiera esas magras recompensas; porque el héroe verdadero no es un bueno que se disfraza de malo (también el capitán Renaud lo hace), sino un malo hasta la médula, el nihilista Harry Lime, quien, tras ver que los poderes juegan con la vida humana y con la suya como han hecho en la II Guerra Mundial, decide que él, ¿por qué no? tiene "derecho" a hacer lo mismo, ya que no es mejor que ellos:

Hoy en día nadie piensa en términos de seres humanos; los gobiernos no lo hacen ¿por qué nosotros sí? Hablan del pueblo y del proletariado; yo de los tontos y los peleles, que vienen a ser lo mismo; ellos tienen sus planes quinquenales; yo, también.

El héroe americano (los de entonces vestían de paisano) de El tercer hombre nunca se ha comido, ni esta vez se come, un rosco: la chica bonita está enamorada del malo y pasa de él como de la mierda; ni siquiera les queda París o Miguelturra, con su Sacré-Coeur gordo. Harry Lime no tiene conciencia, al contrario que Raskolnikov: por eso es más moderno, más narcisista y completamente culpable. Si usted piensa que ahora no ocurren esas cosas es tan ingenuo como Joseph Cotten; en Viena se traficaba con penicilina diluida; ayer nos hemos enterado de que Pfizer sabía que un medicamento suyo curaba el alzheimer y prefirió ocultarlo porque le salía más beneficioso curar con él la artritis; ni siquiera hay que hablar del que compró los derechos de la panacea contra la hepatitis C para subir el precio o  de los que mataron sidosos y ahora matan drogadictos solo porque no es negocio curarlos con lo que saben que puede hacerse.

Veámoslo de otra manera; en concreto, de la manera como no se suele ver al gato de Schrödinger: con empatía. El gato puede estar vivo o muerto, pero mientras no abras esa caja, que puede ser también un ataúd, estará las dos cosas al mismo tiempo (quizá porque el tiempo es el mismo). Pero imaginemos que la realidad está encerrada en la caja del gato, esto es, que nosotros somos el gato, pura indeterminación: que no sabemos si somos reales o no somos, y queremos saber qué hay fuera, para saber si alguien o algo nos lo puede decir, ahí fuera, sobre la tapa de los cielos, en el lugar de las suposiciones y del idealismo (porque "la verdad está ahí fuera", que dicen).  Yo, desde luego, no sé si existo: los científicos nos han dicho que el universo es solo el cinco por ciento de lo que hay; así que no tengo derecho a pensar que la pizca que soy es algo sino una parte ínfima, rota y dolida de un todo inmenso (John Donne lo dijo mucho mejor hace cuatro siglos):

¿Quién no echa una mirada al sol
cuando atardece? ¿Quién depone los ojos
del cometa cuando fulgura?¿Quién no presta
oídos a una campana cuando por algo
tañe?¿Quién puede desoír esa campana
cuya música traslada fuera de este mundo?

Nadie es una isla, completo en sí mismo;
cada hombre es una pieza del continente,
un trozo de tierra; si el mar arrebata
una parte, toda Europa queda
achicada como si se tratara de un promontorio,
de la casa de uno de tus amigos, o incluso de la tuya. 

La muerte de cualquier hombre me reduce
porque estoy unido a la humanidad;
por tanto, no preguntes nunca

por quién doblan las campanas: doblan por ti.

También hace unos siglos, fíjense, pensábamos que estábamos en el centro del universo y las estrellas eran de papel pintado. ¿Cómo será de grande el tamaño de lo que hay dentro de veinte años? Ahora entiendo lo que dijo el filósofo Woody Allen: "La eternidad se hace muy larga, sobre todo hacia el final". ¿Estamos vivos o estamos como Willis en El sexto sentido, como Segismundo en La vida es sueño o como Hamlet entre el ser y el no ser? Porque el gato de Schrödinger es Willis, Segismundo y Hamlet y es usted y lo soy yo. Lo único cierto es que hay una tapa que tenemos que levantar para saberlo, y no precisamente para mear.

Esa tapa que hay que levantarse es la de los sesos: la muerte. En el mundo subatómico (es un suponer) no existe eso que llamamos vida; pero cuando nos descomponemos nos volvemos elementos simples, átomos sin vida. Si creemos que puede haber vida dentro de la caja, también puede haberla fuera, y (quizá) no dentro de ella, donde estamos: porque no estamos... seguros. Quizá la caja está dentro de otra caja, como en matriuskas o en un mandala zen. La diferencia es eso que hay entre la vida y la muerte, si es que hay algo; Poe se lo preguntaba al señor Valdemar.

Incluso podríamos creer, o estar seguros del todo de que estamos vivos ahora, pero, si eso es así, ¿no podemos estarlo más? ¿No existe una posibilidad de que una vida quizá más verdadera, o sencillamente distinta, otra forma de vivir, se halle al levantar la tapa de la muerte? Que no sea la ilusión de un trilero.

jueves, 7 de marzo de 2019

Frédéric Martel. Un sociólogo que explica la homosexualidad en la Iglesia

ENTREVISTA Frédéric Martel

"En la Iglesia, los que tratan de ocultar su homosexualidad son los homófobos"

IRENE HDEZ. VELASCO

Jueves, 7 marzo 2019 - 09:08

El escritor publica 'Sodoma. Poder y escándalo en el Vaticano'. "La homosexualidad en el Vaticano no es una singularidad sino un sistema... Y España es la quintaesencia del sistema", dice

Edad: 51 años. Carrera: Es doctor en Sociología, periodista y Caballero de la Orden de las Artes y de las Letras de Francia. Por qué lo entrevistamos: Después de una investigación de cuatro años en el Vaticano y en 30 países, de hablar con unos 40 cardenales y cientos de obispos y sacerdotes, publica 'Sodoma', un ensayo de 635 páginas sobre la homosexualidad en la Santa Sede y en la Iglesia, que sale a la venta en España el próximo 14 de marzo. Qué otras obras tiene: Es autor en total de 10 libros, entre los que destacan 'Cultura Mainstream. Cómo nacen los fenómenos de masas' y 'Smart', una investigación sobre internet. Libro de cabecera: 'Una temporada en el infierno' ('Une saison en enfer', en francés), de Rimbaud. Película preferida: 'Diario de un cura rural' ('Le Journal d'un curé de campagne'), de Bresson. Su proyecto vital: "Soy un escritor, así que espero seguir escribiendo libros y teniendo lectores"

En el Antiguo Testamento, Sodoma era una ciudad de gente perversa y depravada que había cometido un pecado gravísimo e imperdonable: el de la homosexualidad. Por ese motivo Dios la destruyó, arrasándola con fuego y azufre.

No es casual que el nuevo libro del sociólogo, escritor y periodista francés Frédéric Martel (Châteaurenard, 1967) lleve por título Sodoma: Poder y escándalo en el Vaticano. Se trata de un colosal ensayo de 635 páginas fruto de cuatro años de investigación (durante los cuales ha pasado una semana al mes en Roma y ha viajado a 30 países) que no sólo revela la presencia mayoritaria de homosexuales en el clero, la jerarquía de la Iglesia católica y, sobre todo, en el Vaticano, hasta el punto de estructurar esa institución y de definirla. Además, Sodoma denuncia cómo muchos de los cardenales más homófobos y tradicionalistas que arremeten contra los gays lo hacen para intentar ocultar así su propia homosexualidad.

Sodoma salió a la venta la semana pasada en una veintena de países y ya es número uno de ventas en Francia, Suiza, Holanda, Bélgica, Portugal... «El libro le está llegando a la gente, creo que porque les confirma lo que ya sospechaban», señala Martel. En España se publicará el próximo 14 de marzo de la mano de Roca Editorial.

PREGUNTA.- La homosexualidad, según su investigación, está muy extendida en el Vaticano y albergaría una de las mayores comunidades gays del mundo. Pero, tradicionalmente, la Iglesia ha mantenido posiciones muy críticas hacia la homosexualidad. ¿Cómo se explica?

RESPUESTA.- Es complejo pero hay una serie de elementos que lo explican. En los años 50, 60 y 70, incluso antes y probablemente después, cuando alguien era gay en una pequeña localidad de España, Italia, Portugal, Francia o cualquier otro lugar y descubría que había algo equivocado en su sexualidad -y digo equivocado porque así se entendía en aquella época-, cuando descubría que no le atraían las chicas, que no quería casarse, que la gente hacía burlas sobre él, ese alguien en muchas ocasiones decidía hacerse sacerdote. Es muy simple: como cura vives rodeado de hombres, no tienes que casarte, puedes vestir como te dé la gana, la gente que se burlaba de ti ahora te considera un santo... Esta forma de funcionar es una regla sociológica. Lo que acabo de describirle es la vida de cientos de miles sacerdotes en España, Italia, Portugal, en todos lados. Algunos ni siquiera estaban seguros de ser gays, simplemente no entendían lo que les pasaba pero sabían que había algo equivocado en ellos. Y otros eran homófilos, no les gustaban las chicas pero tampoco mantenían relaciones sexuales con hombres. Para todos ellos convertirse en cura era la solución.

P.- Entonces, ¿la homosexualidad en la Iglesia en general y en el Vaticano en particular no es una excepción sino algo mayoritario, un sistema, un patrón sociológico?

R.- Exacto. La homosexualidad es algo masivo. No es un accidente, no se trata de que haya ovejas negras, no hay un lobby gay. Hay una clarísima mayoría gay.

P.- Denuncia que muchos homosexuales en el Vaticano viven una doble vida, una vida secreta...

R.- Hay muchos tipos de situaciones. Por un lado hay homófilos: no mantienen relaciones sexuales pero tienen una psicología homosexual, una cultura homosexual, un modelo de pensamiento y de comportamiento homosexuales. Luego están los homosexuales propiamente dichos, pero algunos no son activos y tratan de corregirse, se flagelan, se autocastigan, se odian a sí mismos. Tenemos también a homosexuales con un amante regular, lo ocultan pero asumen que en privado pueden mantener relaciones. Y también hay gente con muchos amantes, gente que incluso recurre a la prostitución masculina, que participa en fiestas con sexo y drogas. Pero mi libro no trata sobre los extremos, no se centra en la prostitución y en las fiestas con sexo y drogas, aunque eso forme parte del panorama. Mi libro se ocupa fundamentalmente de la sexualidad común de la mayoría de la gente en el Vaticano y en cualquier lugar de la Iglesia. Y es una mayoría silenciosa. Yo no creo que en el Vaticano todo el mundo practique sexo, creo que es un lugar con muchos homófilos, muchos homosexuales y gente que incluso no sabe lo que es, que tiene problemas con su sexualidad.

P.- ¿Sin la homosexualidad no se entiende a la Iglesia católica?

R.- No, no se entiende. No pretendo con este libro hacer outing (hacer pública la homosexualidad de una persona sin su consentimiento) ni sacar del armario a nadie. Este libro no trata de si este cardenal, aquel obispo o ese sacerdote son gays. Lo que me interesaba era explicar que la homosexualidad configura un sistema y que es algo que tiene una gigantesca influencia en la Iglesia, en su doctrina, en su organización y funcionamiento. La homosexualidad explica muchas cosas, explica la doctrina de la Iglesia sobre el celibato, el condón, la castidad...

P.- Y exactamente, ¿cómo explica eso la homosexualidad?

R.- Los sacerdotes y cardenales que con más agresividad defienden el celibato, los que con más agresividad defienden la prohibición de que las mujeres sean ordenadas sacerdotes, lo hacen porque quieren que la Iglesia siga siendo una cosa sólo de hombres, quieren evitar a toda costa que los sacerdotes se puedan casar. Y lo hacen porque son gays. Detrás de la guerra contra el Papa Francisco también se encuentra la homosexualidad. Se encuentra incluso en el ocultamiento de los abusos sexuales contra menores perpetrados por sacerdotes.

P.- ¿En qué sentido?

R.- Obviamente, no hay ninguna relación entre homosexualidad y abusos sexuales, ninguna. De hecho, la mayoría de los abusos sexuales que se cometen en el mundo son heterosexuales y tienen como víctimas a mujeres. Eso está claro. Pero en la Iglesia hay una particularidad. El 85% de los abusos sexuales en la Iglesia, si no más, son cometidos por sacerdotes contra hombres adultos, la mayoría de ellos seminaristas, o contra menores de edad. En la Iglesia, los abusos sexuales son abusos homosexuales. Hay muchos y complejos motivos para explicarlo. Lo primero, muchos de los casos están relacionados con una homosexualidad no asumida, lo que conlleva una vida esquizofrénica, una doble vida. El problema no es la homosexualidad, el problema es la mentira, esa doble vida.

En segundo lugar, en la Iglesia hay una muy arraigada y profunda cultura del secreto respecto a la sexualidad, mejor dicho a la homosexualidad, de la mayoría de los obispos, curas y cardenales. Y esa cultura del secreto ha sido utilizada por los abusadores para ser protegidos por el sistema, aunque el sistema no fuera creado para proteger eso. Y, en tercer lugar, muchos obispos que han encubierto abusos sexuales, yo diría que la gran mayoría, son gays, y han protegido al abusador para protegerse a sí mismos, por miedo a que su homosexualidad saliera a la luz, por miedo a ser chantajeados, al escándalo, a los medios...

P.- El cardenal Pell, número tres y responsable de finanzas del Vaticano hasta su destitución el pasado domingo, ingresó hace días en prisión tras ser declarado culpable de cinco delitos de abuso sexuales sobre dos menores. Sale en su libro...

R.- He conocido en persona a George Pell, le he entrevistado en Roma para mi libro y, sí, sale en él. Pell es un enemigo del Papa Francisco, cuando me reuní con él estuvo todo el tiempo criticándole por su visión progresista sobre la moralidad. Atacaba al Papa por considerarlo demasiado gay friendly, muy pro-gay. Pero probablemente Pell es homosexual y, atendiendo a lo que ha dicho la Justicia, es un abusador de menores. Pell representa la esquizofrenia que hay en la Iglesia, la doble vida, la hipocresía, el conservadurismo, los homófobos que atacan al Papa por su apertura hacia los gays cuando ellos mismos son gays y, en el caso de Pell, abusador de niños. Porque hay muchos así.

P.- ¿Por ejemplo?

R.- McCarrick, el cardenal de Washington, es el mismo caso, y también está Luigi Ventura, el nuncio en París, de quien se descubrió hace una semana que podría haber agredido sexualmente a dos hombres adultos, que está ahora siendo investigado por la Justicia francesa y que es conocido por su homofobia. Y probablemente, cuando fue nuncio en Chile encubrió algunos casos de abusos sexuales cometidos por sacerdotes. MacCarrick, Pell y Ventura representan la esquizofrenia del sistema. En la Iglesia hay una regla muy sencilla: cuanto más homófobo es alguien, cuanto más ultraconservador es, más homosexual resulta ser.

P.- Usted cita, por ejemplo, a los cardenales españoles Antonio Cañizares y Antonio Rocuo Valera como pertenecientes al ala más conservadora y tradicionalista...

R.- No sé nada de la vida del cardenal Cañizares o del cardenal Rouco Varela. Pero lo que le puedo decir es que cuando alguien está obsesionado por la cuestión gay, en general hay algo detrás. E insisto: no estoy hablando en particular de ellos. Pero la mayoría de los cardenales que he conocido que son claramente heterosexuales no están en contra de los gays, al revés, por lo general se muestran amigables hacia los gays, no están obsesionados. Y lo contrario: cuando alguien de la Iglesia está obsesionado con la homosexualidad tenemos buenos motivos para pensar que ese alguien es homosexual y que trata de ocultarlo con sus críticas feroces hacia los gays.

P.- ¿También en la batalla contra el Papa Francisco que libran los sectores ultraconservadores se encuentra la cuestión homosexual?

R.- Le diré que al principio yo no era muy fan del Papa Francisco. Soy el típico laico francés, no soy católico, deje de serlo cuando tenía 12 años. El Papa es argentino, es jesuita, es peronista y un día está a favor de los gays y al día siguiente en contra, así que al principio no me gustaba mucho. Pero cuando empecé a hacer mi investigación, para la cual pasé una semana al mes en Roma durante cuatro años y viajé a 30 países, poco a poco empecé a darme cuenta de que había algo extraño en los ataques al Papa por parte de los cardenales ultraconservadores. Me di cuenta de que mentían, de que atacaban al Papa por ser amigable hacia los gays cuando ellos son lo que Francisco llama «los rígidos con una doble vida», cardenales esquizofrénicos, hipócritas, con una vida secreta. El Papa está en medio de una guerra promovida por cardenales de la ultra-derecha que tienen como objetivo echarle, sacarle de la Iglesia. Son cardenales muy homófobos y al mismo tiempo gays. Ahora que lo he entendido soy un gran admirador de Francisco.

P.- Entre los 30 países a los que ha viajado para llevar a cabo esta investigación se encuentra España. ¿Qué ha encontrado?

R.- He viajado mucho por España, cuatro o cinco veces. Empecé a hacer mi investigación en el Vaticano, pero luego viajé a varios países, España incluida. Mi objetivo era constatar si la homosexualidad era algo limitado al Vaticano o si estaba en todos los países, en todos los episcopados. Me sorprendió encontrar exactamente el mismo patrón en todos lados. Especialmente en España. Creo que, después de Roma en Italia, España es el país más interesante. España es la quintaesencia del sistema. Todo lo que encontré en Roma descubrí que existía exactamente igual en España, en la conferencia episcopal española, en Francia, en Estados Unidos, en Chile, en Argentina, en Colombia, en México... Y fue eso lo que me hizo ver que la homosexualidad en el Vaticano no es una singularidad, sino un sistema.

P.- Sostiene que cuanto más se asciende en la jerarquía católica más numerosos son los gays. Dice incluso que tres de los últimos cinco Papas eran homófilos...

R.- Bueno, en realidad eso no lo digo yo, es algo que me dijo un arzobispo. Como tampoco soy yo el que dice que el 80% de la gente en el Vaticano es gay, es lo que me dijo un sacerdote.

P.- Pero usted se hace eco de esas afirmaciones...

R.- Sí. Me hago eco de eso porque son cosas que me dijeron personas que saben de lo que están hablando. Yo no doy esas cifras por descontadas, pero creo son valiosas porque proceden de personas que conocen bien la situación. Yo no discuto de cifras, no discuto de nombres. Mi libro no va de hacer outing, yo no saco a nadie del armario, excepto a personas que llevan mucho tiempo muertas, cuya homosexualidad ha sido desvelada por medios de comunicación o que han cometido abusos sexuales y han sido condenados por ello. Insisto: yo no hago outing. Lo interesante no es la vida de este o aquel sacerdote, sino el sistema. Yo no hago outing con sacerdotes, obispos o cardenales, yo hago outing con el Vaticano.

P.- Pero usted sí dice que cuanto más se sube en el escalafón de la Iglesia más homosexuales hay, ¿no?

R.- Sí, esa es una afirmación mía. De nuevo, se trata de una cuestión sociológica. La Iglesia atrae a los gays y a las personas que tienen problemas con su sexualidad y los promociona dentro del sistema. Los sacerdotes identifican a los seminaristas, los obispos identifican a sacerdotes , los cardenales identifican a obispos... Y así, según se va subiendo en la jerarquía cada vez hay más gays. Yo no creo que el Vaticano sea un lugar en el que todo el mundo practique sexo, creo que es un lugar con muchos homófilos, muchos homosexuales y gente que incluso no sabe lo que es, que tiene problemas con su sexualidad.

P.- Si no pretende hacer outing, ¿qué pretende con este libro?

R.- Yo soy gay, abiertamente gay, y no tengo ningún problema en que haya sacerdotes, obispos o cardenales gays, para nada. Mi libro no denuncia o critica la homosexualidad, denuncia la hipocresía. Además, el que la Iglesia sea un sistema homosexual en el que la mayoría de la gente es gay es algo que tiene consecuencias en la moral, la doctrina y la organización de esa institución y la guerra que se está viviendo en este pontificado. Ese es mi único objetivo. La Iglesia está atrapada, se encuentra en un callejón sin salida, está muriendo porque no dice la verdad. Yo estoy a favor de la verdad y creo que mi búsqueda de la verdad es de alguna manera parecida a la búsqueda de la verdad del Papa Francisco.

P.- ¿Tenía que ser un periodista francés, no católico y gay como es usted el que hiciera esta investigación?

R.- Los vaticanistas, los periodistas que cubren el Vaticano, están bien informados sobre la homosexualidad en la Santa Sede. Hablé con varios de ellos y me lo confirmaron, lo sabían todo. Pero también me dijeron que si lo publicaban su carrera se acabaría. Ese es también el motivo por el que un libro como el mío no se había hecho antes. Y siento mucho decirlo, pero un periodista heterosexual tampoco tiene los códigos para entender el sistema, para comprender la red. Es por eso por lo que este libro lo he hecho yo: un francés, sociólogo , periodista -pero no vaticanista- y gay. Tan simple como eso.

P.- Si la homosexualidad mayoritaria es el secreto mejor guardado de la Iglesia y del Vaticano, ¿cómo se las ha apañado para hablar con 40 cardenales y cientos de obispos y sacerdotes?

R.- Bueno, en eso consiste mi trabajo, y llevo mucho tiempo realizando investigaciones como esta. Mi primera técnica de investigación es volver. Nunca acepto un 'no' como respuesta, si me dicen 'no' vuelvo una y otra vez. Además, he contado con 27 sacerdotes o laicos gays que viven y trabajan dentro de Vaticano y que han sido mi principal fuente, que sabían lo que estaba haciendo y que me han ayudado en mi investigación. A través de ellos, y trabajando cuatro años en esta investigación, poco a poco he conseguido tener más acceso a sacerdotes y a cardenales. Es lo que se llama periodismo de inmersión: uno se sumerge en una realidad y describe lo que ve. Y eso es lo que yo he hecho. Pero nunca he mentido respecto a mi nombre, nunca he mentido sobre el hecho de que soy periodista, escritor y sociólogo, nunca he engañado a la hora de hacer una entrevista, siempre he respetado a quienes han aceptado hablar conmigo manteniendo el anonimato y sin que les grabara.

P.- Su libro ha sido muy criticado por la mayoría de los vaticanistas cuando lo presentó en Roma...

R.- Bueno conozco también muchos vaticanistas como Marco Politi o Gianluigi Nuzzi que han hecho reseñas positivas de mi libro. Otros, es verdad, lo han criticado. El libro está creando un debate internacional. Mire: yo he escrito un libro y habrá a quien le guste y a quien no, quien lo adore y quien lo odie. Yo no tengo una agenda política, un objetivo. Mi objetivo no es cambiar la Iglesia, mi objetivo era hacer una investigación y escribirla en forma de libro. Una vez hecho eso los católicos, los vaticanistas, la Iglesia, los sacerdotes, el que quiera, puede usar o no el libro para cambiar la Iglesia. Pero ese no es mi trabajo.

P.- ¿Ha recibido reacciones a su libro del Vaticano o de alguno de los cardenales con los que habló durante su investigación?

R.- Oficialmente el Vaticano no ha reaccionado, y yo tampoco la esperaba. Lo que le puedo decir es que hasta ahora nadie me ha señalado ningún error en el libro ni nada que no le guste. Probablemente ocurrirá, pero por ahora no ha sucedido.

sábado, 20 de octubre de 2018

Ramón Tamames y Dios

Ramón Tamames: "Dios existe... como existen Don Quijote o Hamlet", en El Mundo,  20 de octubre de 2018, por Sergio Eríquez-Nistal.

(Madrid, 1933) Economista, político, ex diputado constituyente, uno de los firmantes de los Pactos de la Moncloa... Ahora se plantea el sentido de la vida en su nuevo libro: Buscando a Dios a en el Universo (ed. Erasmus).

Ha estado usted buscando a Dios por el universo. ¿Lo ha encontrado? ¿Lo ha visto?

Lo intuyo y sigo buscándolo, pero todavía no lo he visto. Espero verlo algún día.

¿De dónde venimos?

Del Big Bang.

¿Qué somos?

El fruto de la evolución.

¿A dónde vamos?

A la Inteligencia Artificial, a una transformación de la especie, al transhumanismo y a no sabemos qué cosas más.

Los seres humanos, ¿seremos como dioses?

No, no seremos como dioses, pero seremos capaces de destruir la civilización humana con una guerra atómica.

¿Está todo previsto?

No. Existe el libre albedrío y además Dios no puede romper las leyes físicas, a no ser, claro está, que haga un milagro. Muchos, incluidos varios científicos, creen en los milagros.

¿Dios no está reñido con la ciencia?

En absoluto. El 40% de los científicos creen en algo. La inmensa mayoría no son religiosos, pero un 40% piensan que hay algo. Algunos de ellos tan importantes como Pasteur, Lemaitre o, ya en la actualidad, Collins, quien sostiene que el genoma es el alfabeto de Dios.

¿Estamos solos en el Universo?

Es probable que no. El universo en muy grande, y además puede haber otros universos. Pero las distancias son tan grandes que, como dijo Fermi, nunca veremos a los hombrecillos verdes. Si enviamos a la estrella más próxima, situada a cuatro años luz, una sonda a la velocidad máxima que podemos tardaría en llegar 70.000 años, y si a eso se suma el viaje de vuelta nos ponemos en 140.000 años. Si no estamos solos, es como si lo estuviéramos.

¿Es necesario que exista Dios?

Eso se lo ha preguntado mucha gente, incluido Stephen Hawking, quien en La historia del tiempo dice que cree en Dios. Hay una serie de misterios que a pesar de los avances de la ciencia no se han llegado a desentrañar, y es posible que nunca se desentrañen. En su último libro, Espejismo de Dios, Hawking cambia de idea y piensa que es todo un efecto de la fuerza de la naturaleza y concretamente de la fuerza de la gravedad. La pregunta es: ¿quién ideó la gravedad?

¿Y usted por qué considera necesario que exista Dios?

Por el sentido de la vida. En las religiones más avanzadas, y especialmente en la cristiana, Dios es un ideal de justicia, de paz, de amor. Y Dios existe, en cualquier caso. Dios existe como existe don Quijote, como existe Hamlet. Hemos creado un personaje, así que Dios existe. Incluso si, como dice Feuerbach, Dios no existe y sólo es una creación del hombre, sería una gran creación del hombre.

Y si hay un dios, ¿no debería manifestarse y poner fin al debate milenario sobre su existencia?

¿Y cómo quiere que se manifieste? ¿Con una voz en off que diga: "Yo soy Dios"? Además Dios, según algunos, ya se ha manifestado, depende de si crees o no a Moisés, a Santa Teresa... Yo no voy por la vía de la revelación o del misticismo, pero opino que cuando dejas de creer en Dios puedes creer en cualquier cosa.

¿Siempre ha creído?

Siempre he tenido un fondo. Mi madre era cristiana practicante, me quedé sin ella muy pequeño, pero guardo un gran recuerdo. Mi padre era todo lo contrario, no creía en nada, aunque al final de su vida me parece que tuvo un cambio de orientación. Yo a los 14, 15 años dejé de lado la religión y empecé a leer a Freud, a Marx, a Darwin. Pero nunca dejé totalmente de creer porque, como le ocurría a Rahner, el teólogo, creo en Dios porque lo aprendí de mi madre.

Si Dios existe, ¿por qué permite el holocausto, que haya curas pederastas y todo el horror del mundo?

Porque Dios respeta sus propias leyes. Y sus propias leyes permiten el libre albedrío, y el libre albedrío permite que seas un especulador o un santo, un político corrupto o un profeta.

¿Existirá la humanidad dentro de mil años?

Ése es el reto. Los grandes peligros que nos acechan están relacionados con la destrucción de la naturaleza, el calentamiento global, la lucha comercial, la pobreza y, el más inmediato, la guerra atómica. Cualquier hacker puede un día entrar con un ordenador en los monitores rusos o americanos y cargarse el mundo.

Me va a perdonar, pero esta vena mística, ¿le ha dado porque tiene una edad venerable y, ejem, ve más cercana la hora final?

No, para nada. Este libro me ha llevado siete años de trabajo y no lo habría podido hacer en otro momento. Pero las cuestiones que planteo en el libro -¿de dónde venimos, qué somos, a dónde vamos?- siempre me las he planteado y nos las planteamos todos.

domingo, 5 de noviembre de 2017

Ahores y arpagos

Los ahores eran entre los gentiles los niños que habían muerto o que habían muerto violentamente y por eso permanecían ante las puertas del báratro o infierno sin entrar hasta que llegaban a la edad en que debían hacerlo. La palabra significa en griego "el que no ve". Los arpagos (de arpago, "yo arrebato") eran entre los latinos más o menos lo mismo: niños demasiado jóvenes para morir. Forman parte de una serie de espíritus o entes que, según algunos autores, pululan entre la vida y la muerte formando otro mundo poblado sobre todo por los llamados longaevi o seres de larga edad, de los cuales habla algo la mitología y la superstición.

Cuando Lucifer se rebeló contra Dios no se pusieron ni a favor ni en contra del Supremo Hacedor, y por eso se pospuso su destino hasta el día del juicio final y se establecieron entre la tierra y el cielo. Según los que saben o creen saber de eso, tienen cuerpo, aunque no como el nuestro, y lo único que sabemos de ellos es que más vale no tener tratos con ellos: pueden ser muy buenos o muy terribles si se los ofende. 




Son muy antiguos también los libros que hablan de ellos. Cualquiera que quiera profundizar en el tema puede empezar por el erudito C. S. Lewis, La imagen del mundo (1964). Encontrará allí lo que los textos clásicos dicen sobre el origen de toda esa fauna preternatural que habita en el mundo sublunar: duendes, elfos, diaños, hadas, elementales, salamandras, trasgos, encantadas, gnomos, genios y demás criaturas feéricas que solo puede ver el que tenga la llamada "segunda mirada" de la que hablaba Robert Kirk, un clásico de estas chaladuras que desapareció en extrañas circunstancias, como muchos de los que llegaron a obsesionarse con el tema. Su libro The Secret Commonwealth es un exitazo entre los hiperfrikis del barrio de las Terreras. Pero tampoco hace falta ver cuadros de John Martin o Richard Dadd, ver Fotografiando hadas de Nick Willing o leer los nebulosos y mortecinos poemas del desmayado Charles Algernon Swinburne para darse cuenta de que este mundo tiene muchos más barrios que los que conocemos. Basta con entreabrir un poco la razón para que entren los aires de lo que se nos escapa. Si uno no se pierde y puede volver a los brazos de la cómoda lógica aristotélica, o incluso de las gilipolleces zombis de los que se creen raritos, estupendo. Si no... Ya lo he dicho. Hay que saber cerrar la puerta y como mucho oír algo de lo que se dice tras ella.

domingo, 23 de julio de 2017

Leyenda negra y Lutero

María Elvira Roca Barea, "Martín Lutero: mitos y realidades. Las celebraciones en torno al quinto centenario del cisma luterano, que impulsó el monje agustino, obvian los aspectos más oscuros de su figura y legado. El manto religioso oculta un conflicto político y nacionalista!", en El País, 23 JUL 2017: 

Dice la leyenda que el 31 de octubre de 1517 el monje agustino Martín Lutero (1483-1546), escandalizado por el vergonzoso espec­táculo que la Iglesia ofrecía e indignado por la venta de indulgencias, clavó en las puertas de la iglesia de Wittenberg las 95 tesis que desafiaban el poder de Roma. Se cumplen por tanto 500 años y Alemania está celebrando con fasto este aniversario. Merkel y Obama homenajearon el 25 de mayo a Lutero en la puerta de Brandeburgo y por las mismas fechas se inauguró una espectacular exposición en Wittenberg. Esto, por citar sólo alguno de los eventos más destacados. Desde que acabó la II Guerra Mundial los aniversarios luteranos (nacimiento, muerte, 95 tesis, iluminación divina durante la tormenta de 1505…) apenas revestían relevancia. Pero ahora esto ha cambiado. ¿Por qué?

El gesto descrito a las puertas de la iglesia de Wittenberg es la representación mítica y ritual de lo que significó Martín Lutero para el entonces llamado Sacro Imperio Germánico. Hace mucho que se duda de que clavara sus tesis; las menciones al acto desafiante aparecen mucho después conforme se va adornando y mitificando al personaje Lutero y al cisma que trajo consigo. Pero, si non è vero, è ben trovato. Resulta mucho menos heroico mandar por correo —que es lo que con toda probabilidad sucedió— el texto de protesta al obispo de Maguncia. Así que el gesto simbólico conserva hoy toda su prosopopeya teatral pero era mucho más épico en aquel tiempo, porque el hombre del siglo XVI sabía que este era el modo en que se daban a conocer los llamados carteles de desafío, con los que un caballero insultaba públicamente a otro y le retaba a duelo. Había que responder, si no, quedaba deshonrado para siempre. Hay en la figura de Lutero un componente de heroísmo a toro pasado muy interesante para comprender su significado en la historia de Alemania y sí, no se sorprenda el lector, en la de España.

El cisma luterano es la manifestación de un problema político, y haberlo mantenido en el orbe de lo religioso enturbia completamente su comprensión. A través de él se expresa el nacionalismo germánico de la primera hora y por eso Martín Lutero es celebrado y exaltado en Alemania cada vez que a ese nacionalismo le sube la temperatura. Desde la II Guerra Mundial no se ha conmemorado de manera significativa ninguna efemérides luterana. En 1983 pasó sin pena ni gloria en la RFA el quinto centenario del nacimiento de Martín Lutero que tan festejado fue en tiempos de Bismarck. Así, por ejemplo, el 10 de noviembre de 1883, el emperador Guillermo I encabezó el desfile del cuarto centenario del nacimiento de Martín Lutero en Eisleben.

Lutero fue el gran valedor de las oligarquías, el garante religioso de un feudalismo tardío que mantuvo a Alemania en el atraso y la pobreza

En Historia del año 1883 Emilio Castelar escribe: “Los pueblos protestantes han celebrado el cuarto centenario de Lutero con universales jubilaciones”; y también que aunque “los católicos y los protestantes de Alemania no han podido acordarse para celebrar al creyente, se han acordado para celebrar al patriota”. Pero lo más interesante es el colofón: “Nosotros, que no pertenecemos a la religión luterana ni a la raza germánica, españoles y católicos de nacimiento, podemos celebrar sin escrúpulo al que, iniciando la libertad de pensamiento y examen, ha iniciado las revoluciones modernas, a cuya virtud hemos roto nuestras cadenas de siervos y proclamado la universalidad de la justicia y del derecho”. No necesitamos por tanto ir a Wittenberg y leer los textos que comentan la espectacular exposición. Lo que allí se cuenta es exactamente lo mismo que Castelar nos dice: Lutero, el padre de la libertad religiosa en Europa; Lutero, el héroe por cuyo esfuerzo sin par este continente se libró de las tinieblas y de la esclavitud. Dice Castelar que “hemos roto nuestras cadenas”. A Lutero le debemos nada menos que “la justicia y el derecho”, porque resulta evidente que los españoles no teníamos. Qué simpático resulta esto de que los hijos de Roma desconozcan el Derecho, los pobres.

Y, claro está, si Lutero rompe cadenas es que había cadenas que romper y alguien las había puesto. Si trae la libertad de pensamiento es que tal cosa no existía, ¿y quién lo impedía? No hace falta ni nombrarlo pero está ahí, constantemente presente: el oscuro y siniestro Imperio español y católico. Para que el héroe Lutero exista tiene que haber un monstruo al que él se enfrente. Si no hay monstruo, no hay héroe. Quien visita hoy Wittenberg o cualquiera de las muchas exposiciones y celebraciones que pueden verse en Alemania, incluso si es español y católico —especialmente si es español y católico— no ve el decorado que hace posible el brillo germánico. Cuando digo católico no quiero decir creyente. La fe es irrelevante en este contexto. Nos referimos a quienes han nacido en un país de cultura católica. Porque ese relumbrón germánico ha necesitado siglo tras siglo como condición sine qua non para su exaltación que el sur mediterráneo sea oscuro y atrasado, inmoral y decadente, vago y poco fiable. Es en tiempos de Lutero cuando el adjetivo welsch —una denominación geográfica poco precisa para referirse al sur— pasó a significar latino o románico, y malvado e inmoral al mismo tiempo.

La “libertad luterana” no resiste una mirada cercana y libre de prejuicios. Comenzó provocando una guerra espantosa que se llamó la Guerra de los Campesinos y que dejó más de 100.000 muertos en los campos del Sacro Imperio. Porque los campesinos se creyeron de verdad aquellas exaltadas predicaciones en boca de Lutero y de otros que clamaban contra las riquezas acumuladas por los poderosos de la tierra con Roma como garante de tales injusticias. Esto provocó una convulsión social como no se ha conocido otra en Europa hasta la Revolución Francesa. Los príncipes alemanes, cuyo propósito era básicamente oponerse al emperador, no pensaron que alentar aquella efervescencia antisistema (Carlos V y el catolicismo) pudiera volverse contra ellos, pero tuvieron que enfrentarse a una revuelta de proporciones gigantescas. Algunos clérigos revolucionarios como Müntzer, llamado el teólogo de la revolución, se mantuvieron fieles a sus principios hasta el final y fueron ejecutados, pero Lutero decidió sobrevivir. Desde comienzos de 1525, tras la muerte de Hutten y Sickingen, los dos cabecillas revolucionarios que lo habían amparado, Lutero se pone al servicio de los príncipes alemanes y alienta la violencia brutal con que los grandes señores germánicos acabaron con estas rebeliones de campesinos: “contra las hordas asesinas y ladronas mojo mi pluma en sangre, sus integrantes deben ser estrangulados, aniquilados, apuñalados, en secreto o públicamente, como se mata a los perros rabiosos”.

Desde entonces Lutero se convierte en el gran valedor de las oligarquías señoriales, en el garante teológico de un feudalismo tardío que mantuvo a Alemania en un estado de pobreza y atraso ya superado en España y en la mayor parte del sur. El enquistamiento por la vía religiosa de estas oligarquías impidió la unificación de Alemania e hizo posible una supervivencia anómala del sistema feudal en esa parte de Europa. Casi todo el mundo sabe que el régimen de los siervos duró en Rusia hasta el siglo XIX, pero se ignora que en Alemania también, notablemente en las zonas protestantes. Uno de los primeros estados en abolir las leyes de servidumbre fue la católica Baviera en 1808, pero el proceso no culminó hasta mediados del siglo en la zona oriental. Bien. Esto por lo que respecta a Lutero como libertador social. Vamos ahora a Lutero como libertador mental.

Casi la cuarta parte de las propiedades del Sacro Imperio cambiaron de manos. No hubo un latrocinio igual hasta la Revolución Rusa

Libertad religiosa o libre examen son dos iconos lingüísticos acuñados por Lutero que no tuvieron nunca un reflejo en la realidad, como demuestra primero la lógica y luego la historia.

Supuestamente el libre examen significa que el cristiano debe entenderse con Dios directamente a través de los textos sagrados, sin intermediarios gravosos e inmorales como “los romanos” (así llamaba Lutero al clero católico, aunque fuesen tan alemanes como él). Si esto es así, hay una consecuencia inmediata: la desaparición del clero por innecesario. La evidencia demuestra que esto jamás sucedió, porque Lutero no operó la destrucción de las iglesias, sino que creó otra. Ni Lutero dejó de ser clérigo, ni disminuyó el número de ellos en el Sacro Imperio. Simplemente se formó un nuevo cuerpo sacerdotal que también condujo al rebaño hacia donde debía ir. Solo que ahora ese cuerpo de pastores sirve únicamente al señor del territorio (y no a un papa extranjero y a un emperador aliado con el mundo welsch) que es el que le da de comer. Si le sirve bien, como hizo Lutero, vivirá bien. Vivirá incluso mejor que con los “romanos” y, así, Lutero recibió del príncipe de Sajonia, como primera prueba de gratitud, el que había sido su antiguo convento en Wittenberg. Es un muy bello palacio, donde se instaló con su nueva esposa, sus parientes y sus criados. Había nacido en el seno de una familia muy humilde y estos lujos, como monje agustino, no se los hubiera podido permitir nunca. Y no tocaremos aquí más el asunto de las críticas feroces contra los lujos del clero “romano”.

La libertad religiosa es probablemente el tótem lingüístico más afortunado de Martín Lutero. Ha sido y es ininterrumpidamente esgrimido frente a las tinieblas del catolicismo y de su nación defensora por antonomasia, España. No hace falta siquiera pensar mucho para ver a dónde va a parar la libertad luterana. Si tal cosa hubiera existido alguna vez, siquiera teóricamente, también los católicos u otras facciones protestantes hubieran tenido derecho a ella. Si el cristiano es libre para interpretar los textos sagrados, entonces, también la interpretación católica es posible y debe ser aceptada. Y debería haber sido respetada en consonancia con la “libertad religiosa” que Lutero y sus diáconos predicaban. Si la lógica humana no es una patraña desde su misma raíz, esto es así. Pero lo cierto es que el nuevo clero creó una versión del cristianismo que fue la única aceptable y todas las demás fueron proscritas y perseguidas; la católica por supuesto, pero también los anabaptistas, calvinistas, menonitas, etcétera.

Se le esgrime como adalid de la libertad religiosa, pero el clero luterano proscribió y persiguió las demás versiones del cristianismo

Sin embargo, siglo tras siglo, Lutero se ha paseado por la historia de Europa inmune a la verdad, a los hechos y a la lógica. Puede el lector teclear en Internet en algún buscador la secuencia “Lutero libertad religiosa” y verá. Si lo hace en inglés y alemán, se quedará pasmado. Podríamos llevar este juego perverso con las palabras un poco más lejos y exasperar los argumentos históricos habitualmente aceptados. Porque aplicar la “libertad religiosa” en sentido luterano es lo que hicieron los Reyes Católicos en España, a saber, que todos los súbditos deben tener la misma religión que su señor terrenal. Este es el principio conocido como cuius regio, eius religio, y dio cobertura legal a los príncipes alemanes para obligar a las poblaciones de sus territorios a hacerse protestantes, lo quisieran o no, y no siempre con persuasivos y pacíficos sermones. Pero es evidente que los Reyes Católicos no pueden ser padres de la libertad religiosa, aunque hicieron exactamente lo mismo, porque, como dice Castelar, nosotros no somos luteranos ni pertenecemos a la raza germánica.

A estas alturas ya estará preguntándose ¿pero por qué tenían este empeño los príncipes alemanes en hacerse protestantes? Pues no es difícil tampoco de explicar, pero para eso, como señalamos más arriba, hay que salirse del terreno religioso, de la superioridad moral y de las palabras totémicas donde empeñosamente ha insistido todo el protestantismo en situar aquel sangriento conflicto. Casi una cuarta parte de los bienes raíces del Sacro Imperio cambiaron de manos, entre las confiscaciones de propiedades eclesiásticas y las de aquellos que abandonaron los territorios protestantes por negarse a acatar la conversión forzosa. Hasta la Revolución Rusa no ha habido latrocinio comparable en Occidente. Pero, claro está, no los llamamos así, porque el uno tenía una cobertura teológica y el otro una cobertura ideológica. En definitiva: una justificación moral. Esto naturalmente no se lo van a contar al visitante en la magna exposición de Wittenberg.

Fue furiosamente antisemita y prefigura el programa nazi. La noche de los Cristales Rotos se hizo en honor a su 450 cumpleaños

Lutero fue no solamente anti-latino sino furiosamente antisemita. El filósofo alemán Karl Jaspers escribió que el programa nazi está prefigurado en Martín Lutero, que dedicó a los judíos párrafos espeluznantes: “Debemos primeramente prender fuego a sus sinagogas y escuelas, sepultar y cubrir con basura a lo que no prendamos fuego, para que ningún hombre vuelva a ver de ellos piedra o ceniza”. El primer gran pogromo de 1938, la noche de los Cristales Rotos, fue justificado como una operación piadosa en honor de Martín Lutero, por su 450 cumpleaños. A las elecciones de 1933 concurrió Hitler con un soberbio cartel donde la imagen de Lutero y la cruz gamada aparecen juntas. Las celebraciones luteranas de los nazis fueron espectaculares. Con idéntica ferocidad alentó y justificó Lutero la quema de brujas, que dejó en Alemania no menos de 25.000 víctimas, según Henningsen. Llevamos tantos miles, millones de muertos con este asunto que es mejor no hacer cuentas.

Pero no hay de qué avergonzarse. Alemania celebra sin disimulo a Martín Lutero porque se siente bien, porque Lutero es el padre del nacionalismo alemán y de su iglesia y tiene por lo tanto… indulgencia teológica. Desde que se produjo la reunificación y vino luego el euro como mágico elixir, Alemania está en un tiempo nuevo y afronta sin sombras una hegemonía europea incontestada. Gran Bretaña ha desertado del barco de la Unión y Francia no está en condiciones de enfrentarse a la indiscutible supremacía germánica. Ni España ni Italia parecen darse mucha cuenta de cuán necesarias son para compensar esta hegemonía y andan perdidas, sin poder superar el complejo de inferioridad que asumieron hace siglos. Porque con todo esto llegamos al gran asunto que aquí se ventila: el de la superioridad moral frente al porcino mundo no protestante, en el cual vivimos y que ha sido tan absolutamente asumida que muchos de nuestros periódicos, como en tiempos de Castelar, se han sumado gozosos a la celebración luterana, tan ciegos y tan perdidos en el laberinto de su propia inferioridad hoy como hace 100 años.

María Elvira Roca Barea es filóloga y autora de ‘Imperiofobia y Leyenda Negra’ (Siruela).