Ramón Tamames: "Dios existe... como existen Don Quijote o Hamlet", en El Mundo, 20 de octubre de 2018, por Sergio Eríquez-Nistal.
(Madrid, 1933) Economista, político, ex diputado constituyente, uno de los firmantes de los Pactos de la Moncloa... Ahora se plantea el sentido de la vida en su nuevo libro: Buscando a Dios a en el Universo (ed. Erasmus).
Ha estado usted buscando a Dios por el universo. ¿Lo ha encontrado? ¿Lo ha visto?
Lo intuyo y sigo buscándolo, pero todavía no lo he visto. Espero verlo algún día.
¿De dónde venimos?
Del Big Bang.
¿Qué somos?
El fruto de la evolución.
¿A dónde vamos?
A la Inteligencia Artificial, a una transformación de la especie, al transhumanismo y a no sabemos qué cosas más.
Los seres humanos, ¿seremos como dioses?
No, no seremos como dioses, pero seremos capaces de destruir la civilización humana con una guerra atómica.
¿Está todo previsto?
No. Existe el libre albedrío y además Dios no puede romper las leyes físicas, a no ser, claro está, que haga un milagro. Muchos, incluidos varios científicos, creen en los milagros.
¿Dios no está reñido con la ciencia?
En absoluto. El 40% de los científicos creen en algo. La inmensa mayoría no son religiosos, pero un 40% piensan que hay algo. Algunos de ellos tan importantes como Pasteur, Lemaitre o, ya en la actualidad, Collins, quien sostiene que el genoma es el alfabeto de Dios.
¿Estamos solos en el Universo?
Es probable que no. El universo en muy grande, y además puede haber otros universos. Pero las distancias son tan grandes que, como dijo Fermi, nunca veremos a los hombrecillos verdes. Si enviamos a la estrella más próxima, situada a cuatro años luz, una sonda a la velocidad máxima que podemos tardaría en llegar 70.000 años, y si a eso se suma el viaje de vuelta nos ponemos en 140.000 años. Si no estamos solos, es como si lo estuviéramos.
¿Es necesario que exista Dios?
Eso se lo ha preguntado mucha gente, incluido Stephen Hawking, quien en La historia del tiempo dice que cree en Dios. Hay una serie de misterios que a pesar de los avances de la ciencia no se han llegado a desentrañar, y es posible que nunca se desentrañen. En su último libro, Espejismo de Dios, Hawking cambia de idea y piensa que es todo un efecto de la fuerza de la naturaleza y concretamente de la fuerza de la gravedad. La pregunta es: ¿quién ideó la gravedad?
¿Y usted por qué considera necesario que exista Dios?
Por el sentido de la vida. En las religiones más avanzadas, y especialmente en la cristiana, Dios es un ideal de justicia, de paz, de amor. Y Dios existe, en cualquier caso. Dios existe como existe don Quijote, como existe Hamlet. Hemos creado un personaje, así que Dios existe. Incluso si, como dice Feuerbach, Dios no existe y sólo es una creación del hombre, sería una gran creación del hombre.
Y si hay un dios, ¿no debería manifestarse y poner fin al debate milenario sobre su existencia?
¿Y cómo quiere que se manifieste? ¿Con una voz en off que diga: "Yo soy Dios"? Además Dios, según algunos, ya se ha manifestado, depende de si crees o no a Moisés, a Santa Teresa... Yo no voy por la vía de la revelación o del misticismo, pero opino que cuando dejas de creer en Dios puedes creer en cualquier cosa.
¿Siempre ha creído?
Siempre he tenido un fondo. Mi madre era cristiana practicante, me quedé sin ella muy pequeño, pero guardo un gran recuerdo. Mi padre era todo lo contrario, no creía en nada, aunque al final de su vida me parece que tuvo un cambio de orientación. Yo a los 14, 15 años dejé de lado la religión y empecé a leer a Freud, a Marx, a Darwin. Pero nunca dejé totalmente de creer porque, como le ocurría a Rahner, el teólogo, creo en Dios porque lo aprendí de mi madre.
Si Dios existe, ¿por qué permite el holocausto, que haya curas pederastas y todo el horror del mundo?
Porque Dios respeta sus propias leyes. Y sus propias leyes permiten el libre albedrío, y el libre albedrío permite que seas un especulador o un santo, un político corrupto o un profeta.
¿Existirá la humanidad dentro de mil años?
Ése es el reto. Los grandes peligros que nos acechan están relacionados con la destrucción de la naturaleza, el calentamiento global, la lucha comercial, la pobreza y, el más inmediato, la guerra atómica. Cualquier hacker puede un día entrar con un ordenador en los monitores rusos o americanos y cargarse el mundo.
Me va a perdonar, pero esta vena mística, ¿le ha dado porque tiene una edad venerable y, ejem, ve más cercana la hora final?
No, para nada. Este libro me ha llevado siete años de trabajo y no lo habría podido hacer en otro momento. Pero las cuestiones que planteo en el libro -¿de dónde venimos, qué somos, a dónde vamos?- siempre me las he planteado y nos las planteamos todos.
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