Pues bien, cuando murió este arzobispo y se colocó su ataúd en una iglesia para su funeral, una paloma blanca se posó sobre el ataúd. Y estuvo sobre él ¡durante cuarenta minutos! Incluso cuando los sacerdotes llevaban el ataúd en procesión sobre los hombros la paloma siguió encima, hay fotos de ello. La paloma representa al Espíritu Santo, Y no es la primera vez que pasa: Paulo Álvaro de Córdoba, el teólogo mozárabe, contó que una paloma se posó también sobre el cuerpo de su amigo, el mártir San Eulogio de Córdoba; así lo contó en su Vida:
"Cuando su cadáver fue arrojado desde un promontorio al curso de las
aguas, una nívea paloma de singular blancura, batiendo el aire con sus alas,
se posó revoloteando sobre el cadáver del mártir. Todos trataban de espantarla
arrojándole piedras, pero como no conseguían alejar a la paloma que seguía fija
allí, intentaron ahuyentarla a palmetazos . Pero ella, que no volaba, sino que daba
saltitos en derredor del cuerpo, se posó sobre un torreón próximo al cadáver,
dirigiendo la mirada hacia los restos del santo varón"
Además, la misa fue retransmitida por televisión, con lo cual todo el mundo, desde sus casas, pudieron ver la escena, que, por supuesto, para todos tenía un significado claro: un hombre iluminado por el Espíritu Santo.
Lo vieron los fieles, lo vieron los sacerdotes, lo vieron los obispos presentes. Y, más abajo, lo pueden ver ustedes. Para nadie aquello podía ser un hecho casual.
La Iglesia, siempre, hasta el último día, atravesando los siglos entre santos y pecadores.
Podéis ver dos vídeos del milagro aquí:
No hay comentarios:
Publicar un comentario