sábado, 12 de octubre de 2019

Auferstehung

Se me había muerto un ser muy querido. Una noche me levanté soñando con el número 126, fui al ordenador y me salió lo siguiente:

Salmo 126, 5-6:

Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán. Irá andando y llorando el que lleva la preciosa simiente; pero volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas.

Estos versos fueron una revelación para el poeta romántico alemán Klopstock, quien se inspiró en ellos para su oda Aufersteh'n (Resurrección), que tomó Mahler para su II Sinfonía, de la Resurrección. Y de alguna manera también se encuentran presentes en el Epitaphion Antoninae, compuesto por un poeta manchego de Toledo en el siglo VII:

In lacrimis cuncta si possem vertere membra
nec tandem potera funere flere mea
Grandibus hic lacrimis opus est nam grandia flentur,
nec recipit parvum tanta querela modum...

La adaptación que hizo Mahler del poema de Klopstock es esta:

Resurrección

CORO, SOPRANO

¡Resucitarás, sí resucitarás,
polvo mío, tras breve descanso!
¡Vida inmortal
te dará quien te llamó!
¡Para volver a florecer has sido sembrado!
El dueño de la cosecha va
y recoge las gavillas:
¡a nosotros, que morimos!

CONTRALTO

Oh, créelo, corazón mío, créelo:
¡Nada se pierde de ti!
¡Tuyo es, sí, tuyo, lo que anhelabas!
¡Lo que ha perecido resucitará!

SOPRANO

Oh, créelo: ¡no has nacido en vano!
¡No has sufrido en vano!

CORO

¡Lo nacido debe perecer!
¡Lo que ha perecido, resucitará!

CORO, CONTRALTO

¡Deja de temblar!
¡Prepárate para vivir!

SOPRANO, CONTRALTO

¡Oh, dolor! ¡Tú, que todo lo colmas!
¡He escapado de ti!
¡Oh, muerte! ¡Tú que todo lo doblegas!
¡Ahora has sido doblegada!

CORO

Con alas que he conquistado
En ardiente afán de amor,
¡levantaré el vuelo
hacia la luz que no ha alcanzado ningún ojo!
¡Moriré para vivir!

CORO, SOPRANO, CONTRALTO

¡Resucitarás, sí, resucitarás,
corazón mío, en un instante!
Lo que ha latido,

¡habrá de llevarte a Dios!

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