Qué duda cabía. Los políticos viven en la faz oculta de la realidad, en un lugar paradisíaco llamado Melapelia (salvo el abuelo Porretas de Abascal, que vive en Meapilia). Una isla, como Utopía, la de Tomás Moro. Sus felices habitadores pueden subirse el sueldo sin control patronal alguno, faltar, mentir, joder. No trabajan en soluciones porque no hay problemas, que son cosas del continente, de la cara iluminada que no cobra en oscuro. Todos provienen de algo profundamente separatista y desintegrador llamado partido. Como les pasa a otros isleños, los habitantes de las ingles o anglocojones, todo lo malo viene de la continencia, de lo continental. Son los patriotas perfectos, en la definición de Voltaire: los que tienen por enemigos a todos los demás. Unos narcisistas malignos.
Melapelia se halla in partibus infidelium, en algún archipiélago perdido entre las islas de Melanesia y las Bisayas. El idioma melapedorro, lleno de vocales absurdas, sin consonantes y sin gramática, tiene tantos dialectos ininteligibles como hablantes; quizá por esta característica algunos filólogos afirman que desciende del babélico, pero yo creo que si se graba y se oye al revés puede tener alguna mefistofélica traducción. Es verdad que Melapelia está llena de torres, de torres ebúrneas, de torres de marfil. España cae a la velocidad de la luz y las soluciones vienen a la velocidad del gobierno. Bansky ha pintado la cámara común del simio que se toca los cojones; en nuestra pocilga de diputados habría que poner un corral de gallinas cacareantes y sin huevos. Sin huevos para abrir el melón de la reforma constitucional.
He visto una magnífica película, Mientras dure la guerra, de Amenábar, Amenábar, moro de la morería, inteligente, documentada, bien escrita, redonda; aparte de afirmar que por aquí no pasa ni el tiempo, se habla de la baraka del Caudillo, empeñado en hacer una limpia de España que ni una queli de las buenas; ahora lo quieren desenterrar con helicóptero, como al Cristo de Fellini. Pues Pedro, que presume también de baraka, se la juega de verdad con estas formidables y espantosas elecciones, que pueden ser su camino de pedrición o, por el contrario, su liberación de tanto enjuague y escupitajo.
Poco más cabe decir; el Pepé ha pasado de ser lampiño a barbado, como Porretas, pero a Pablo nadie le ha cortado la coletilla, ni siquiera Errejón, y Pedro sigue en su simismidad, absolutamente pedrificado. Meros cambios cosméticos que no justifican un cambio en el gobierno de Melapelia.
***
Entre los escritos gnósticos hay un apócrifo neotestamentario descubierto en Hag-Hamadani inédito a causa de su carácter sumamente fragmentario, de difícil recomposición. Es un Apocalipsis escrito en mentecopto vulgar. La versión que ofrezco, sumamente conjetural, es sin embargo bastante literal en lo que cabe, por Federico Tiquismiquis, profesor de la Gregoriana de Roma.
[...]
Este es el libro de la Revelación [...] para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y la declaró por medio de un Ángel a su siervo Juan, cuando estaba en la isla de Pasmos, porque las elecciones están cerca.
Bienaventurado el que lee y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque las elecciones están cerca.
Salutaciones a las diecisiete iglesias autonómicas que están en Hispania. Gracia y paz a vosotros, del que es y que era y que ha de venir una vez y otra a dar la lata con lo mismo de siempre y hasta la extenuación, y de los siete partidos que están tocándose las prebendas delante del Rey.
Yo estaba en el día del Señor en un gran estadio como el del Madrid, y oí detrás de mí una gran voz como de vuvucela, que decía: "Yo soy el Elegido, el primero y el último Pedro". Escribe en un libro lo que ves, y envíalo a los siete partidos que están en el Congreso: a Ciudadanos, Pepe, Pesoe, Unidas, Vox, Esquerra y Peneúve.
Y me volví para ver la voz de la SER suprema que hablaba conmigo; y vi que los siete se aprestaban a preparar nuevas elecciones y que ya lo sabían y que estaban igual que antes diciendo lo mismo y vuelta y dale así que todo.
Y en medio de los siete vi a un profeta vestido de corte inglés hasta los pies; y su nombre era Iñaki Gabilondo. Su voz era como estruendo de muchas aguas y de su boca salía una espada aguda de dos filos; y su rostro era cetrino como el sol cuando amanece velado por la niebla.
Cuando le vi, caí como muerto a sus pies. Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: "No temas; escribe las cosas que has visto y las que son y las que han de ser después de esta monserga".
Mensajes a los siete partidos. El mensaje al PP
Yo conozco tus robos, latrocinios y corrupciones y que no puedes soportar la justicia ni la honradez, y que no has reprobado a los que dicen ser políticos y no lo son, y los has hallado mentirosos; y no has hecho nada, sin tener siquiera paciencia para que la ley por ti creada y manipulada fallara en tu favor. Has trabajado arduamente solo por amor a tu propio beneficio, y no has desmayado en empobrecer a la clase media y al pueblo mintiéndole y saqueando sus pensiones para pagar tus propias deudas.
Recuerda, por tanto, cuánto has caído, y arrepiéntete, y devuelve todo lo que has robado; pues si no, vendré pronto a ti, y te quitaré de tu lugar, si no te hubieres arrepentido y restituido todo cuanto has saqueado sin tasa. Y el que tiene oídos para oír, que oiga, porque si no está sordo.
El mensaje a Esquerra
Yo conozco tus deseos de republicar y tu sinvivir por la pobreza de cargos, y la blasfemia de los que se dicen ser catalanes y no lo son, sino sinagoga de Satanás. No temas en nada lo que vas a padecer. He aquí que el diablo echará a algunos de los que te siguen a la cárcel, para que sean probados, y tendréis tribulación por diez días hasta que Pedro se compadezca de vosotros. Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré algo que echar al corral de tus gallinas catalanas. Y el que tiene oídos para oír, que oiga, porque si no es que no hay traducción al catalán.
El mensaje al PSOE
Escribe: Yo conozco tus obras y cursos y cuentas ilegales y dónde te sientas, dónde está el trono de Satanás; pero retienes mi nombre de obrero y de socialista como si no hubieras negado mi fe, ni aun en los días en que tantos fueron muertos entre vosotros, donde mora Frasquito. Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que tienes ahí a los que retienen la doctrina del pueblo, que enseñaban herejías nacionalistas a los hijos de Israel, a comer de cosas sacrificadas al pueblo hambriento, y a cometer fornicación con tarjetas andaluzas. Por tanto, arrepiéntete; pues si no, vendré a ti pronto, y pelearé contra vosotros con la espada de mi boca. Y el que tiene oído para oír, que oiga, porque si no es que es analfabeto y obrero de derechas. Al que venciere, le daré a comer del maná escondido y le daré un voto en blanco, y en el voto escrito un nombre nuevo, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe.
II
Tras las no pocas quejas habidas por los errores de la traducción desde el mentecopto vulgar del doctor Tiquismiquis, este se ha excusado diciendo: "Hice lo que pude: el texto está más corrupto e interpolado (por Interpol, se entiende) que el Tribunal de cuentas". Por lo que, a fin de satisfacer las justas demandas de los serios lectores de Mi Ciudad Real, pedí una traducción interlineal al latín macarrónico "para mayor claridad", como dijo don Hermógenes, al sabio profesor Cáñides del Alcázar, del ya citado Apocalipsis apócrifo encontrado en una alcantarilla del desierto de Hag Hamadani, que insertaré en la traducción:
El mensaje a Ciudadanos:
Si algún pobre de espíritu escuchare su voz y le abriere las puertas al Congreso, cenará todos los días, y si venciere además, le haré sentar conmigo en mi trono y tendré mi solaz (si quis gilipolites audierit vocem suam et aperuerit Congressum poltronamque latae, cenabo ratus longus totus qui se terciet, et si vicerit, quamquam taparrabum in pompibus habet, per culum dabo)
Después de esto miré, y hete aquí que una voz me erizó los pelos y fui arrebatado a un monte de piedad de los antiguos saqueados, desde donde vi sentados entre las nubes a los veinticuatro ancianos del Constitucional, y de allí salían relámpagos y voces y truenos (et vidi viginti quatuor senatores vagos sedentesque, et exinde procedebam fulgura et voces et tonitrua, et volabant sine alis et sine aeroportibus)
Y de repente apareció un libro cerrado con siete sellos y más rocas y pedruscos que encima del Caudillo (Princeps carcundissimus et miles providentissimus aut borbonicus, quod magis dabit, etcaetera). Y, al mismo tiempo, vi un ángel fuerte y poderoso pregonar a grandes voces: "¿Quién es el digno de abrir el libro y de levantar sus sellos?" Y ninguno podía, ni el el cielo, ni en la tierra, ni debajo de la tierra, abrir el libro (et nemo poterat neque in caelo, neque in terra neque subtus terram, neque Miguelturra, quod totus stabat liatus et bene liatus).
Y se abrió el cielo y apareció un monstruo con diecisiete cuernos autonómicos y cuatro o cinco nacionalidades, y vi otro mayor aún que casi no cabía, y su nombre era Frankensteuropa. Y el ángel me dijo: "No te abrumes tanto, pues no aparece la deuda pública porque no cabe". Y seguían cuatro caballistas en un solo patinete por las restricciones de la crisis (per pecuniam inopiam et mangoneum tantum), y Rajoy y sus tijeras los seguían.
Súbitamente hubo un cambio climático y desde el este surgió un bicho inmundo; y ponía en todas las frentes su marca (et vidi bestiam ascendentem in Orientem, et nomen suum Nationalismus erat, et in frontibus omnium scripsit et cacavit insanias suas) y su número era el 155. Quien tenga inteligencia para calcularlo que lo haga, porque es un número computable electoralmente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario