martes, 18 de noviembre de 2008
Parodio, no porodio, que decía Cabrera Infante
Yo, que vengo reuniendo materiales para una historia de la parodia literaria estilística en España, voy y me topo de manos a boca con el excelente estudio literario de Elzbieta Sklodowska La Parodia en la nueva novela hispanoamericana (1960–1985) más difícil de encontrar en una librería aquí en España que un gramo de vergüenza en Iván Planas. Sklodowska examina la reescritura de diversos cánones narrativos a través de 25 novelas: el de la novela histórica, la novela policíaca, la narrativa femenina etcétera, así como los diversos estilos y pastiches y sus relaciones con el humor, la ironía, la sátira y la metaficción. Utiliza para su análisis la metodología del Formalismo Ruso variante Linda Hutcheon, en cuanto a su visión de la parodia. La obra se vende en la Purdue University a un precio asquerosamente caro de 105 euros por sólo 200 paginitas de nada, por lo que los pobres tendremos que recurrir a la fotocopia pelada de alguno de los escasos ejemplares que han llegado de Filadelfia acá; los más cercanos están en la Complutense. Por supuesto, en librerías, ni soñarlo, cuanto más en la biblioteca municipal de aquí, donde hay un tío que parece que le das una patada en la barriga si le pides un intercambio interbibliotecario, tan vago es el hombre.
A ver si me lo pudiera conseguir mi amigo el "manchego" de Argamasilla de Alba y polonista Ángel Enrique Díaz-Pintado Hilario; el hombre es un cerebrito o brainiac con su triple licenciatura en Filología Hispánica, Inglesa y Eslava, aunque él se tiene más bien por eslavista y más en concreto por polonista, pero hace tiempo que no le veo el escaso pelo que le quedaba desde que le conseguí colar sus traducciones de poetas polacos en algunas de las revistas de aquí, porque está entre la Universidad de Granada y Cracovia; hace tiempo sostuvimos un epistolario muy caudaloso y divulgué algo sus ideas sobre la trascendencia eslava de la obra de Cervantes. Lo que saqué de los poetas polacos que me hizo leer es más o menos que Polonia es continental geográficamente hablando y en realidad una isla espiritual a cuya alma sólo se puede llegar por el Vístula; tuvieron prácticamente que rehacer el país después de la II locura mundial. Muy popular, también, pero esa es sensación a la que llegué tras leer el ensayo de Heine sobre ese país. Aparte de eso, las polacas son guapísimas pero celosísimas y parece que allí el cielo toca el suelo, pues se pasan de beatos y meapilas, aunque a veces se resarce sacando cosas tan raras y escandalosas como Polanski.
Por lo que veo Ángel Enrique está investigando sobre el poeta polaco Józef Łobodowski, que estuvo en España, pero sobre todo sobre Adam Zagajewski, (1945-) este último más conocido, aunque supongo que os sonará a chino o marciano, y del que ha traducido En la belleza ajena (W cudzym pięknie, 2000) Valencia: Pre-Textos, 2003. Hay tema español en muchos de sus libros: en Solidaridad y soledad (Solidarność i samotność), el flamenco, y la Carmen de Carlos Saura y la de Bizet; en Sed (Pragnienie), Antonio Machado; en el libro En la belleza ajena (W cudzym pięknie), Calderón, Velázquez y don Quijote; en Defensa del fervor (Obrona żarliwości), Ortega y Gasset.
Deberían de traducirse del polaco al manchego las siguientes obras:
Antoni Słonimski: Juicio sobre don Quijote (poema)
Maria Kuncewiczowa: Don Quijote y las niñeras.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario