I
Diálogo con un antitaurino
–¿Prohibirías los toros? –Sin duda alguna, sí.
–¿Por qué quieres prohibirlos, si me gustan a mí?
–Porque matan al toro, sin ninguna razón.
–Pues no te comas ese bocata de jamón.
–Perdona, no es lo mismo. –Te ruego que concretes.
–Al toro lo torean. –¡También lo hacen filetes!
–Lo malo es que se haga por diversión y fiesta.
–¿La diversión es mala? ¿Acaso te molesta?
–Me molesta que el público disfrute con la muerte.
–Oye, pues tú no vayas, si eso no te divierte.
–¡Jamás hay diversión si un ser vivo se inmola!
–¿Te fastidia tal vez porque es fiesta española?
–El toro sufre mucho por culpa del torero.
–¿Y la vaca disfruta cuando va al matadero?
–Muere un ser indefenso, y eso es lo que deploro.
–¿Indefenso? Perdona. Ponte enfrente de un toro…
–El torero va armado. No aguanto que se queje.
–¿Y el feto, en un aborto? ¿A ese quién lo protege?
–El aborto es distinto. Decide la mujer.
–Pero el feto está vivo. Y también es un ser.
–Si me sales con esas, ya el debate lo corto.
–¿Te asquean las corridas y te mola el aborto?
II
Relación de personalidades ilustres de Cataluña
El Quixot es novela catalana,
que al mundo Cataluña entrega, ufana.
(Miguel Servet fue el padre del autor,
un catalán también, de lo mejor).
De Ávila no fue Santa Teresa,
pues ejerció en Pedralbes de abadesa.
Colón no fue marino genovés:
fue catalán, como Ferran Cortés.
Américo Vespucio, por fortuna,
fue catalán, Despuig, sin duda alguna.
Y Francisco Pizarro, vive Dios,
se llamaba en verdad Francesc Pinós.
(Cataluña también descubrió América,
cosa que pone a España muy histérica).
El Lazarillo, espejo de truhanes,
se escribió en los Países Catalanes.
Galceran de Cardona es Garcilaso:
lo hemos sabido ahora, con retraso.
España, la cruel nación vecina,
nos afanó también La Celestina.
Quevedo, un español, mala persona,
solo plagió al rector de Vallfogona.
Y les diré, por si a alguien le interesa,
que Leonardo da Vinci es de Manresa.
Catalana también es la sonrisa
de su obra magistral, la Mona Lisa.
Y es Artur Mas, en fin, el campeón
en lo de combatir la corrupción.
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sábado, 5 de septiembre de 2015
miércoles, 26 de agosto de 2015
Una víctima del ladrillo
Chico Buarque, CONSTRUCCIÓN
Amó aquella vez como si fuera el único
Besó a su mujer como si fuera la última
Y a cada hijo suyo cual si fuera el pródigo
Y atravesó la calle con su paso cómico
Subió a la construcción como si fuera sólida
Alzó en algún lugar cuatro paredes mágicas
Ladrillo con ladrillo en un diseño lógico
Sus ojos empapados de cemento y tráfico
Se puso a descansar como si fuera un príncipe
Comió frijol y arroz como si fuera máquina
Bailó y se rio como si fuera el prójimo
Y tropezó en el sol como si oyera música
Se bamboleó y tembló como si fuera sábado
Y terminó en el suelo hecho un paquete tímido
que agonizó en el medio del paseo náufrago.
Murió a contramano interrumpiendo al público.
Amó aquella vez como si fuera el único
Besó a su mujer como si fuera la última
Y a cada hijo suyo cual si fuera el pródigo
Y atravesó la calle con su paso cómico
Subió a la construcción como si fuera sólida
Alzó en algún lugar cuatro paredes mágicas
Ladrillo con ladrillo en un diseño lógico
Sus ojos empapados de cemento y tráfico
Se puso a descansar como si fuera un príncipe
Comió frijol y arroz como si fuera máquina
Bailó y se rio como si fuera el prójimo
Y tropezó en el sol como si oyera música
Se bamboleó y tembló como si fuera sábado
Y terminó en el suelo hecho un paquete tímido
que agonizó en el medio del paseo náufrago.
Murió a contramano interrumpiendo al público.
jueves, 23 de agosto de 2012
Víctor Botas: Con indecisa pluma
Víctor Botas
Con indecisa pluma
Con indecisa pluma voy poniendo
indecisas palabras. (Quiero darte
un poco de mi espíritu). Es difícil
llenar tanto papel con unas líneas
capaces de emoción. A cada paso
se bifurca el camino y aparecen
otros nunca pensados; sólo uno,
que no sabré encontrar, es el preciso.
Escribo, pues, errando las ideas
y sus vanas palabras. (Se parece
bastante este oficio a esa otra busca
más rica, que es la vida. La ventaja
de la ficción consiste en que, si quiero
rompo la hoja. Puedo repetirme).
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Poética
domingo, 10 de junio de 2012
Himno a la celulitis por Enrique Serna
Oda a la celulitis (Enrique Serna)
Deja la carne dura
para el recio colmillo de las fieras
y cata la blandura
de las asentaderas
que tiemblan como líquidas esferas.
Ignora las mudanzas
del gusto popular y rastacuero;
sigue las enseñanzas
de Rubens y Botero
en materia de busto y de trasero.
Si el vulgar desatino
del firme glúteo idolatrar te abruma,
recuerda que previno
la hija de la espuma
"a batallas de amor, nalgas de pluma".
¡Oh encanto de la gorda
pierna con robustez elefantina
que en grasa se desborda!
¡Oh majestad divina
del muslo rebozado en gelatina!
¡Oh esponjas del deseo,
colchón para los huesos de la amada,
de los ojos recreo,
de los dedos almohada,
cremosa invitación a la nalgada!
¡Mueran las saltarinas
esclavas del aeróbic y las dietas,
Jane Fonda y sus cretinas,
desnalgadas atletas,
sin gracia, sin sabor, sin sal, sin tetas!
¡Vivan las perezosas
sacerdotisas del esfuerzo nulo,
que dejan las odiosas
fatigas para el mulo
y son felices, sin mover el culo!
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Sátiras ajenas
miércoles, 18 de enero de 2012
Oceano nox, de Víctor Hugo
Leyendo uno de los poemas escritos por Hugo en 1836, en Saint-Valéry-sur-Somme, ante el canal de la Mancha, Oceano nox, constato que El cementerio marino de Paul Valéry le debe no poco, aunque también me evoca un poema de pareja inspiración por parte de Vicente Aleixandre, en el que el océano crece hasta confundirse con la noche, y un pasaje contenido en otro también suyo, de la tercera época, en que "toma sus muertos y los explica" contra los arrecifes, reproduciendo la expresividad del verso francés, en que los hace entrechocar: Heurtant de vos fronts morts des écueils inconnus. También anda por ahí la mano fría y recurrente de Keats. Dejo anotado esto para que alguien lo estudie cual merece, pues no puedo perder el tiempo analizando todo aquello con que me topo. Existe una buena traducción en verso, pero el poema es tan bello que merece retraducirlo a ratos libres en versión más ajustada, para encontrarle su sentido más íntimo. Lo recogió luego Hugo en su colección de 1840 Les rayons et les ombres:
¡Cuántos marinos, cuántos capitanes
que felices partieron por derrotas lejanas
en esta yerma línea se han diluido!
¡Cuántos se desvanecieron, duro y triste destino,
bajo un mar sin fondo, por noche sin luna
en océano ciego por siempre enterrados!
¡Cuántos patrones muertos con sus pertenencias!
El huracán de la vida arrancó toda página
y con un soplo dispersó todo en las ondas.
Nadie conocerá el hondo fin de su abismo;
cada ola al pasar de un botín fue cargada:
una se llevó el esquife, otra los marineros.
Nadie conoce vuestra fortuna, pobres cabezas idas
que marcháis a lo largo de extensiones oscuras:
arrecifes ignotos romperán muertas frentes.
¡Oh! ¡Padres ancianos sin ya sino un sueño
morirán esperando todo el día en la playa
a quienes no han vuelto!
A veces se habla de vosotros en las noches,
en algún círculo alegre, cuando hay tiempo,
sentados sobre anclas rugosas de herrumbre.
Risas, lances, canciones, historias,
besos robados a vuestras novias futuras,
mientras dormís acostados sobre verdes algas.
Se preguntan: "¿Dónde están? ¿Son reyes de una ínsula?
¿Nos han dejado por orilla más fecunda?
Entonces su recuerdo aún seguirá enterrado."
El cuerpo se echa a perder en agua, el nombre en la memoria,
el tiempo torna tenebroso al tiempo
y sobre sombrío océano va al olvido otra sombra.
Pronto, ante los ojos de todos su sombra no se ha visto
marchar. ¿No tiene uno su barca y aquel otro su arado?
Sólo a la noche, cuando vence la tormenta,
vuestras viudas de esperar exhaustas, con la frente cana,
de vosotros aún hablan, removiendo cenizas
en su corazón, en su hogar.
Y cuando al fin la tumba cierra su párpado
nadie sabe ya vuestro nombre, ni siquiera la piedra humilde
del estrecho cementerio donde el eco nos responde,
ni siquiera un verde sauce escamondado en otoño,
ni siquiera la canción primitiva y monótona
que canta un pordiosero al abrigo de un viejo puente.
¡Olas que sabéis tan lúgubres historias!
¿Dónde están los marineros sumergidos en noches tan negras?
¡Temido y profundo oleaje de madres arrodilladas!
Tú los sumas cuando ascienden las mareas
y ellos hacen a estas voces desesperadas
contenerse a la noche cuando viene por nosotros.
Aquí el poema de mi querido y sobadísimo Vicente Aleixandre, evidentemente paralelo e inspirado en parte por el de Víctor Hugo:
Si alguien me hubiera dicho
Si alguna vez pudieras
haberme dicho lo que no dijiste.
En esta noche casi perfecta, junto a la bóveda,
en esta noche fresca de verano.
Cuando la luna ha ardido;
quemóse la cuadriga; se hundió el astro.
Y en el cielo nocturno, cuajado de livideces huecas,
no hay sino dolor,
pues hay memoria, y soledad, y olvido.
Y hasta las hojas reflejadas caen. Se caen, y duran. Viven.
Si alguien me hubiera dicho.
No soy joven, y existo. Y esta mano se mueve.
Repta por esta sombra, explica sus venenos,
sus misteriosas dudas ante su cuerpo vivo.
Hace mucho que el frío
cumplió años. La luna cayó en aguas.
El mar cerrose, y verdeció en sus brillos.
Hace mucho, muchísimo
que duerme. Las olas van callando.
Suena la espuma igual, solo a silencio.
Es como un puño triste
y él agarra a los muertos y los explica,
y los sacude, y los golpea contra las rocas fieras.
Y los salpica. Porque los muertos, cuando golpeados,
cuando asestados contra el artero granito,
salpican. Son materia.
Y no hieden. Están aún más muertos,
y se esparcen y cubren, y no hacen ruido.
Son muertos acabados.
Quizás aún no empezados.
Algunos han amado. Otros hablaron mucho.
Y se explican. Inútil. Nadie escucha a los vivos.
Pero los muertos callan con más justos silencios.
Si tú me hubieras dicho
Te conocí y he muerto.
Solo falta que un puño,
un miserable puño me golpee,
me enarbole y me aseste,
y que mi voz se esparza.
Oceano nox
Oh ! combien de marins, combien de capitaines
Qui sont partis joyeux pour des courses lointaines,
Dans ce morne horizon se sont évanouis !
Combien ont disparu, dure et triste fortune !
Dans une mer sans fond, par une nuit sans lune,
Sous l'aveugle océan à jamais enfouis !
Qui sont partis joyeux pour des courses lointaines,
Dans ce morne horizon se sont évanouis !
Combien ont disparu, dure et triste fortune !
Dans une mer sans fond, par une nuit sans lune,
Sous l'aveugle océan à jamais enfouis !
Combien de patrons morts avec leurs équipages !
L'ouragan de leur vie a pris toutes les pages
Et d'un souffle il a tout dispersé sur les flots !
Nul ne saura leur fin dans l'abîme plongée.
Chaque vague en passant d'un butin s'est chargée ;
L'une a saisi l'esquif, l'autre les matelots !
L'ouragan de leur vie a pris toutes les pages
Et d'un souffle il a tout dispersé sur les flots !
Nul ne saura leur fin dans l'abîme plongée.
Chaque vague en passant d'un butin s'est chargée ;
L'une a saisi l'esquif, l'autre les matelots !
Nul ne sait votre sort, pauvres têtes perdues !
Vous roulez à travers les sombres étendues,
Heurtant de vos fronts morts des écueils inconnus.
Oh ! que de vieux parents, qui n'avaient plus qu'un rêve,
Sont morts en attendant tous les jours sur la grève
Vous roulez à travers les sombres étendues,
Heurtant de vos fronts morts des écueils inconnus.
Oh ! que de vieux parents, qui n'avaient plus qu'un rêve,
Sont morts en attendant tous les jours sur la grève
Ceux qui ne sont pas revenus !
On s'entretient de vous parfois dans les veillées.
Maint joyeux cercle, assis sur des ancres rouillées,
Mêle encor quelque temps vos noms d'ombre couverts
Aux rires, aux refrains, aux récits d'aventures,
Aux baisers qu'on dérobe à vos belles futures,
Tandis que vous dormez dans les goémons verts !
Maint joyeux cercle, assis sur des ancres rouillées,
Mêle encor quelque temps vos noms d'ombre couverts
Aux rires, aux refrains, aux récits d'aventures,
Aux baisers qu'on dérobe à vos belles futures,
Tandis que vous dormez dans les goémons verts !
On demande : - Où sont-ils ? sont-ils rois dans quelque île ?
Nous ont-ils délaissés pour un bord plus fertile ? -
Puis votre souvenir même est enseveli.
Le corps se perd dans l'eau, le nom dans la mémoire.
Le temps, qui sur toute ombre en verse une plus noire,
Sur le sombre océan jette le sombre oubli.
Nous ont-ils délaissés pour un bord plus fertile ? -
Puis votre souvenir même est enseveli.
Le corps se perd dans l'eau, le nom dans la mémoire.
Le temps, qui sur toute ombre en verse une plus noire,
Sur le sombre océan jette le sombre oubli.
Bientôt des yeux de tous votre ombre est disparue.
L'un n'a-t-il pas sa barque et l'autre sa charrue ?
Seules, durant ces nuits où l'orage est vainqueur,
Vos veuves aux fronts blancs, lasses de vous attendre,
Parlent encor de vous en remuant la cendre
De leur foyer et de leur coeur !
L'un n'a-t-il pas sa barque et l'autre sa charrue ?
Seules, durant ces nuits où l'orage est vainqueur,
Vos veuves aux fronts blancs, lasses de vous attendre,
Parlent encor de vous en remuant la cendre
De leur foyer et de leur coeur !
Et quand la tombe enfin a fermé leur paupière,
Rien ne sait plus vos noms, pas même une humble pierre
Dans l'étroit cimetière où l'écho nous répond,
Pas même un saule vert qui s'effeuille à l'automne,
Pas même la chanson naïve et monotone
Que chante un mendiant à l'angle d'un vieux pont !
Rien ne sait plus vos noms, pas même une humble pierre
Dans l'étroit cimetière où l'écho nous répond,
Pas même un saule vert qui s'effeuille à l'automne,
Pas même la chanson naïve et monotone
Que chante un mendiant à l'angle d'un vieux pont !
Où sont-ils, les marins sombrés dans les nuits noires ?
O flots, que vous savez de lugubres histoires !
Flots profonds redoutés des mères à genoux !
Vous vous les racontez en montant les marées,
Et c'est ce qui vous fait ces voix désespérées
Que vous avez le soir quand vous venez vers nous!
O flots, que vous savez de lugubres histoires !
Flots profonds redoutés des mères à genoux !
Vous vous les racontez en montant les marées,
Et c'est ce qui vous fait ces voix désespérées
Que vous avez le soir quand vous venez vers nous!
Oceano nox
¡Cuántos marinos, cuántos capitanes
que felices partieron por derrotas lejanas
en esta yerma línea se han diluido!
¡Cuántos se desvanecieron, duro y triste destino,
bajo un mar sin fondo, por noche sin luna
en océano ciego por siempre enterrados!
¡Cuántos patrones muertos con sus pertenencias!
El huracán de la vida arrancó toda página
y con un soplo dispersó todo en las ondas.
Nadie conocerá el hondo fin de su abismo;
cada ola al pasar de un botín fue cargada:
una se llevó el esquife, otra los marineros.
Nadie conoce vuestra fortuna, pobres cabezas idas
que marcháis a lo largo de extensiones oscuras:
arrecifes ignotos romperán muertas frentes.
¡Oh! ¡Padres ancianos sin ya sino un sueño
morirán esperando todo el día en la playa
a quienes no han vuelto!
A veces se habla de vosotros en las noches,
en algún círculo alegre, cuando hay tiempo,
sentados sobre anclas rugosas de herrumbre.
Risas, lances, canciones, historias,
besos robados a vuestras novias futuras,
mientras dormís acostados sobre verdes algas.
Se preguntan: "¿Dónde están? ¿Son reyes de una ínsula?
¿Nos han dejado por orilla más fecunda?
Entonces su recuerdo aún seguirá enterrado."
El cuerpo se echa a perder en agua, el nombre en la memoria,
el tiempo torna tenebroso al tiempo
y sobre sombrío océano va al olvido otra sombra.
Pronto, ante los ojos de todos su sombra no se ha visto
marchar. ¿No tiene uno su barca y aquel otro su arado?
Sólo a la noche, cuando vence la tormenta,
vuestras viudas de esperar exhaustas, con la frente cana,
de vosotros aún hablan, removiendo cenizas
en su corazón, en su hogar.
Y cuando al fin la tumba cierra su párpado
nadie sabe ya vuestro nombre, ni siquiera la piedra humilde
del estrecho cementerio donde el eco nos responde,
ni siquiera un verde sauce escamondado en otoño,
ni siquiera la canción primitiva y monótona
que canta un pordiosero al abrigo de un viejo puente.
¡Olas que sabéis tan lúgubres historias!
¿Dónde están los marineros sumergidos en noches tan negras?
¡Temido y profundo oleaje de madres arrodilladas!
Tú los sumas cuando ascienden las mareas
y ellos hacen a estas voces desesperadas
contenerse a la noche cuando viene por nosotros.
Aquí el poema de mi querido y sobadísimo Vicente Aleixandre, evidentemente paralelo e inspirado en parte por el de Víctor Hugo:
Si alguien me hubiera dicho
Si alguna vez pudieras
haberme dicho lo que no dijiste.
En esta noche casi perfecta, junto a la bóveda,
en esta noche fresca de verano.
Cuando la luna ha ardido;
quemóse la cuadriga; se hundió el astro.
Y en el cielo nocturno, cuajado de livideces huecas,
no hay sino dolor,
pues hay memoria, y soledad, y olvido.
Y hasta las hojas reflejadas caen. Se caen, y duran. Viven.
Si alguien me hubiera dicho.
No soy joven, y existo. Y esta mano se mueve.
Repta por esta sombra, explica sus venenos,
sus misteriosas dudas ante su cuerpo vivo.
Hace mucho que el frío
cumplió años. La luna cayó en aguas.
El mar cerrose, y verdeció en sus brillos.
Hace mucho, muchísimo
que duerme. Las olas van callando.
Suena la espuma igual, solo a silencio.
Es como un puño triste
y él agarra a los muertos y los explica,
y los sacude, y los golpea contra las rocas fieras.
Y los salpica. Porque los muertos, cuando golpeados,
cuando asestados contra el artero granito,
salpican. Son materia.
Y no hieden. Están aún más muertos,
y se esparcen y cubren, y no hacen ruido.
Son muertos acabados.
Quizás aún no empezados.
Algunos han amado. Otros hablaron mucho.
Y se explican. Inútil. Nadie escucha a los vivos.
Pero los muertos callan con más justos silencios.
Si tú me hubieras dicho
Te conocí y he muerto.
Solo falta que un puño,
un miserable puño me golpee,
me enarbole y me aseste,
y que mi voz se esparza.
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Traducciones
miércoles, 12 de octubre de 2011
Mitología, por Maximiliano Mariblanca
Del gran poeta Maximiliano Mariblanca
LOS DOS DIOSES
Dos dioses, en Ciudad Leal,
han montado campamento
e imponen su mandamiento
por su bien y por mi mal.
Se llama Baco el primero,
dios de las uvas y el vino,
quien, tras un largo camino
recorriendo el mundo entero,
no halló solar más propicio
ni ciudad más adecuada
que esta tierra requemada
para llenarla de vicio.
Se mueve en todas las plazas
(ajustando bien el paso)
y, entre un vaso y otro vaso,
es el rey de las terrazas,
de los clubes, de los bares
donde dispone y confunde,
muele, ríe, juega y tunde
con su perfume a lagares.
Lo persiguen las mujeres
rindiendo su voluntad
y su alegre mocedad
a tan livianos placeres;
lo desean los varones,
que, del inculto al letrado,
se van al supermercado
para montar botellones
donde todos, en partida,
haciendo corros y bulto,
le rinden propicio culto
con abundante bebida.
Mas, si poderoso es Baco
y ha calado bien profundo,
no olvidemos al segundo,
que tiene por nombre Caco.
Lo muestra la autoridad
que ejerce sin miramientos
por todos los estamentos
de esta dichosa ciudad.
Hurta, roba, quita y miente
y con tal desenvoltura,
que no se hallará factura
en la que no esté presente.
Quien quisiera darle caza
para meterlo en el trullo
topará un adepto suyo
que se pondrá de carnaza
y, al final de la contienda,
escarmentado y burlado,
quedará Caco librado
y la falta sin enmienda.
No hay juez que se le resista,
ni hierro que no se rompa,
voluntad que no corrompa
ni ladrón al que no asista;
y, en el mundo, en conclusión,
de esta ciudad tan pequeña,
no habrá quien pueda dar seña
de uno que no sea ladrón.
Sin embargo, haya alegría
y olvidemos las querellas
con unas cuantas botellas
de cervecita bien fría,
que cuando las corrupciones
asfixien al ciudadano
ganaremos por la mano
montando unas elecciones
entre los dos inmortales,
pues, como la vida es sueño,
nos importa poco el dueño
cuando los dos son iguales.
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sábado, 24 de septiembre de 2011
La lista de los reyes godos
¡Cuántos artificios mnemotécnicos tuvieron que idear los torturados estudiantes para retener esta ristra de ajos mentales, la de los reyes visigodos que reinaron a lo largo de trescientos años! El mejor, sin duda, esta macarrónica poesía:
Ataúlfo en Barcelona:
¡los godos aquí ya están!
Su amor por Gala Placidia
mala suerte le traerá.
Pero el que a hierro mata
también así morirá,
conque el traidor Sigerico
siete días durará.
Walia, gloria. Teodoredo,
a Atila derrotará.
Turismundo, Teodorico
ajenos a España están,
en su corte tolosana,
pero Eurico a Iberia va.
Alarico, anticatólico,
vida en lucha perderá.
Su bastardo Gesaleico
así le sucederá.
Amalarico, otra lucha
pierde, y le asesinarán.
Teudis a Barcelona
la corte trasladará,
mas el lascivo Teudisclo
también de él se librará.
Agila... ¡otro enemigo
de los católicos va!
Vida pierde. Atanagildo
después le sucederá
tras un famoso interregno
de cinco meses. Y ya
Liuva primo, discutido
con el trono no podrá,
y a su hermano Recaredo
dolido lo cederá.
Este fanático arriano
de nadie tiene piedad,
ni tan siquiera de su hijo
que, cruel, ejecutará.
Pero otro hijo, Recaredo,
catolicismo traerá.
Otro hijo, Liuva II
al puñal sucumbirá.
Witerico, gran apóstata
por Toledo a rastras va.
Gundemaro y sus concilios,
para su trono afirmar.
Sisebuto, intolerante
contra los judíos va,
el Imperio los ayuda
y en España afincará.
Tras Recaredo el efímero
Suintila al fin echará
los de Bizancio. Y Chintila
decreto renovará:
¡expulsión contra judíos!
¡Y esta vez va de verdad!
Tulga, bondadoso y débil,
depuesto al fin se verá.
Chindasvinto, que es famoso
por su orden y severidad,
fenómeno entre los godos,
¡noventa años vivirá!
Recesvinto años difíciles
con sublevados tendrá.
Menos mal que por fin Wamba
enérgico triunfará,
pero tras la humillación
de Ervigio, dimitirá.
Este le sucede, abdica
en Egica, y el Islam
empieza una y otra vez
sus tentativas de entrar.
El reinado de Witiza,
oscuro fue y singular,
y el último rey, Rodrigo
en la Janda morirá,
con lo cual los visigodos
ya fuera de España están.
Los treinta y tres poéticos reyes godos:
Ataúlfo 410-415
Sigerico 415
Walia ?
Teodoredo 420-451
Turismundo 451-451
Teodorico 453-467
Eurico 467-485
Alarico 485-507
Gesaleico 507-511
Amalarico 511-531
Teudis 531-548 (Primero en residir en España)
Teudisclo 548-549
Agila 549-554
Atanagildo 554-567
Liuva I 567-568
Leovigildo 568-586
Recaredo I 586-601 (Primer rey católico)
Liuva II 601-603
Witerico 603-609
Gundemaro 609-612
Sisebuto 612-620
Recaredo II 621
Suintila 621-631
Sisenando 631-636
Chintila 636-640
Tulga 640-642
Chindasvinto 642-649
Recesvinto 649-672
Wamba 672-680
Ervigio 680-686
Egica 687-701
Witiza o Acosta 701-809
Rodrigo 709-711
lunes, 19 de septiembre de 2011
Un lenguaje extraño
Del poeta nuevomexicano de principios de siglo XX José Inés García
Un lenguaje extraño
"Para mi primo Cornelio Córdova, de Chamizal, Nuevo México"
Hay gentes en este mundo,
primito, no me ha de creer,
que al hombre le llaman man,
y woman a la mujer.
No sé dónde aprenderían
un lenguaje tan extraño,
pues al mes le llaman month
y le llaman year al año.
De este modo se siguen
y se entienden, ah, qué bien,
al dónde le llaman where,
y al cuándo le llaman when.
Al padre le llaman father,
a la madre llaman mother,
a la hermana llaman sister,
y al hermano llaman brother.
a la vereda the path,
y al camino the road.
Hablan, gritan y hasta lloran,
y es tanta la gritadera,
que al invierno llaman winter
y spring a la primavera.
A veces me da hasta miedo,
cuando les oigo cantar,
tocan en una guitarra
y le dicen the guitar.
Al pan le dicen the bread,
a la leche llaman milk,
al queso le llaman cheese,
y a la seda the silk.
A la plaza llaman town,
a la casa llaman house,
al gato le llaman cat
y al ratón le llaman mouse.
Al maíz le llaman corn,
al trigo le llaman wheat,
al café le llaman coffee,
y a la carne, the meat.
Al río le llaman river,
al riachuelo llaman brook,
al maestro llaman teacher
y al libro le llaman book.
A la mesa llaman table,
a la silleta, the chair,
a la cabeza the head
y al cabello llaman hair.
A las manos llaman hands,
a los pies le llaman feet,
a la estufa llaman stove,
al calor le llaman heat.
A la tarde llaman evening,
y morning es la mañana,
de este modo se siguen
porque así es el mundo, Juana.
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