Del gran poeta Maximiliano Mariblanca
LOS DOS DIOSES
Dos dioses, en Ciudad Leal,
han montado campamento
e imponen su mandamiento
por su bien y por mi mal.
Se llama Baco el primero,
dios de las uvas y el vino,
quien, tras un largo camino
recorriendo el mundo entero,
no halló solar más propicio
ni ciudad más adecuada
que esta tierra requemada
para llenarla de vicio.
Se mueve en todas las plazas
(ajustando bien el paso)
y, entre un vaso y otro vaso,
es el rey de las terrazas,
de los clubes, de los bares
donde dispone y confunde,
muele, ríe, juega y tunde
con su perfume a lagares.
Lo persiguen las mujeres
rindiendo su voluntad
y su alegre mocedad
a tan livianos placeres;
lo desean los varones,
que, del inculto al letrado,
se van al supermercado
para montar botellones
donde todos, en partida,
haciendo corros y bulto,
le rinden propicio culto
con abundante bebida.
Mas, si poderoso es Baco
y ha calado bien profundo,
no olvidemos al segundo,
que tiene por nombre Caco.
Lo muestra la autoridad
que ejerce sin miramientos
por todos los estamentos
de esta dichosa ciudad.
Hurta, roba, quita y miente
y con tal desenvoltura,
que no se hallará factura
en la que no esté presente.
Quien quisiera darle caza
para meterlo en el trullo
topará un adepto suyo
que se pondrá de carnaza
y, al final de la contienda,
escarmentado y burlado,
quedará Caco librado
y la falta sin enmienda.
No hay juez que se le resista,
ni hierro que no se rompa,
voluntad que no corrompa
ni ladrón al que no asista;
y, en el mundo, en conclusión,
de esta ciudad tan pequeña,
no habrá quien pueda dar seña
de uno que no sea ladrón.
Sin embargo, haya alegría
y olvidemos las querellas
con unas cuantas botellas
de cervecita bien fría,
que cuando las corrupciones
asfixien al ciudadano
ganaremos por la mano
montando unas elecciones
entre los dos inmortales,
pues, como la vida es sueño,
nos importa poco el dueño
cuando los dos son iguales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario