miércoles, 17 de octubre de 2007

Un par de hexámetros

Dice Virgilio, creo que en el segundo libro de la Eneida, que traduje en segundo de la carrera, una salus victis, nullam sperare salutem, que es lo mismo que "una sola salvación hay para el vencido, no esperar salvación alguna". Se encuentra en el relato de la caída de Troya que hace Eneas a Dido, la reina viuda de Cartago, que tras su infortunado amor por Eneas volverá a encontrar en su bajada a los infiernos en el libro sexto, de nuevo en brazos de Siqueo, su marido, reducida al estado de una sombra fugitiva. Más adelante, traduciendo a Catulo, me encontré con un verso semejante, y caí en la cuenta de que Virgilio había tomado ese verso de Catulo por un desafío: una salus haec est, hoc est tibi pervincendum. "Una sola salvación hay para ti: esto debe superarse". Cualquiera que haga una sortes virgiliana debe temer que le caiga el fatídico verso, pero el de Catulo ofrece alguna esperanza; y sigue el pentámetro: debes hacer esto puedas o no puedas. Asumiendo el ser de Virgilio, creo poder decir que se tomó el memorable hexámetro del maestro como un desafío a través del tiempo y resumió su dístico elegíaco en un solo hexámetro, que era una buena hazaña para enseñar a sus amigos Mecenas, Horacio y Augusto, no a Ovidio, quien nos dice en la décima elegía del cuarto libro de sus Tristia que apenas lo conoció.

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