domingo, 14 de octubre de 2007

Menda

Un anarquista inofensivo como menda o este cura, al que le interesa más arrancar historias al pasado que el infernal lavatorio de pies que es la enseñanza pública, se toma dos vandrales contra la depresión que le provoca predicar a infieles, una pastilla contra la tensión alta y otra para el corazón y una aspirina contra el dolor de espalda que no le deja dormir, y, obstinado porque al menos alguien se beneficie de su trabajo, escribe sin parar biografias sobre escritores y artículos sobre gramática y otras materias en la Wikipedia ya que la escritura justifica, después de la existencia de sus hijas y no antes, su consistencia de funcionario atascado en la infuncionalidad de una constitución-componenda hecha para la procreación de políticos provincianos, reyes exiliados, abogados de secano y curas sin remedio, obsesionada por borrar de la memoria histórica los desafueros y miserias del fascismo sociológico -ese es su nombre, y no otro- que sigue sufriendo este país abotargado por una corrupción no sólo política, sino judicial y moral, mientras el propietariado sigue explotando al subproletariado africanoide o pseudoeslavo.

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