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J. A. Aunión, "Cláusulas suelo, las más resistentes. Unos dos millones de hipotecas mantienen condiciones que la justicia está declarando abusivas. Los bancos defienden que son legales a priori y estudian caso a caso", El País, 11 JUN 2015:
A Mónica Grillo, de 38 años, le agobia la idea de estar pagando hipoteca hasta bien pasados los sesenta. Cada vez que junta unos pocos ahorros, los dedica a ir amortizando la deuda del piso en el que vive con sus dos hijos en un barrio de reciente construcción en Leganés (Madrid). Por eso cuenta que sintió mucha rabia cuando escuchó hablar de las cláusulas suelo, esas que establecen un mínimo a pagar en las letras de la casa por mucho que bajen los tipos de interés. Ella las está pagando, y por su culpa se le encarece la letra unos 2.000 euros al año. Según ha leído, no tiene por qué hacerlo. La justicia está declarando casi todas esas cláusulas nulas por abusivas, porque la mayoría de la gente no fue informada con claridad de lo que estaba firmando.
A ella, que se había subrogado en la hipoteca contraída por el promotor, nadie le había hablado de ningún suelo. Y cuando hace unos meses fue a su banco, Caja España, a reclamar, le hicieron una oferta: “Me dijeron que me la rebajaban del 3,15% al 2,8%, y solo si además contrataba el seguro de la casa con ellos”, asegura. “Me están choriceando”, se queja. Les dijo que no y ha acudido a los tribunales. "Nuestra entidad analiza caso a caso. Cada uno tiene sus circunstancias, somos sensibles a ellas, y actuamos en consecuencia cuando así procede", señala una portavoz de Banco Ceiss (Caja España- Duero).
Han pasado ya dos años desde que el Tribunal Supremo dio un golpe, que parecía de muerte, a esas cláusulas suelo. Pero aún aguantan en vigor en unos dos millones de hipotecas, según la asociación de usuarios ADICAE. Los usuarios, además, siguen desconcertados. No saben dónde ni cómo tienen que reclamar y cuando van al banco a pedir que les retiren esa condición, lo que suelen encontrar es una contraoferta como la que recibió Grillo o, directamente, un rotundo no, asegura Javier Gastón, socio fundador de Denunciascolectivas.com, una de las plataformas más combativas.
El proceso de reclamación.
En ese momento el consumidor puede poner una queja ante el servicio de atención al cliente del banco, que tiene dos meses para responder. Después, si no está conforme, puede recurrir al servicio de reclamaciones del Banco de España. Estas quejas, aunque menos que en 2013, alcanzaron la cifra de 15.479 en 2014. La contestación, en el plazo de seis meses, no es vinculante para el banco, así que el siguiente paso, si no se consigue el resultado esperado, serían los tribunales.
De hecho, las demandas van en aumento, aseguran fuentes jurídicas. Por ejemplo, el Juzgado de lo Mercantil de Segovia recibió 92 en el primer trimestre del año, las mismas que en todo 2013; en el de Málaga, fueron 984 hasta abril (en todo 2014, fueron 2010); el de León, 350 entre enero y febrero; en el de Burgos hay un juez de refuerzo que se encarga casi exclusivamente de estos casos y en Sevilla también hay refuerzos...
La sentencia del Supremo que dio origen a todo esto, de mayo de 2013, declaró nulos los suelos fijados por el BBVA, Cajas Rurales Unidas y NovaGalicia (entidades que retiraron las cláusulas). El alto tribunal dijo que esas condiciones, en abstracto, son lícitas, pero que son abusivas si el proceso no fue transparente, es decir, si no se le explicó bien al cliente qué estaba firmando. Fijó además unas condiciones para establecer esa transparencia que muy pocas entidades cumplen o pueden demostrar que cumplieron. Por ejemplo, que ofrecieron información suficientemente clara de que se trata de un elemento definitorio del contrato y simulaciones concretas de escenarios si los tipos de interés suben o bajan mucho.
Condiciones lícitas.
Los bancos se aferran desde entonces a esa parte de la sentencia que determina la licitud de las cláusulas salvo que se demuestre lo contrario. Han negociado con sus clientes en ocasiones, pero no de forma generalizada, a pesar de que, cuando el usuario ha acudido a los tribunales, casi siempre le han dado la razón. También recuerdan que el Banco de España dijo en un informe de 2010 que esa cobertura de riesgo —que asegura un beneficio al banco en época de vacas flacas— permitió durante muchos años al consumidor acceder en mejores condiciones a una hipoteca. “Son positivas desde el punto de vista del coste medio para los clientes bancarios del crédito hipotecario a lo largo de la vida del contrato”, dice aquel trabajo.
Para Javier Gastón, los gastos en peleas judiciales generalmente perdidas y el daño de imagen se compensan porque muy poca gente acaba denunciando por los gastos que acarrea o por falta de información (entre el 3% y el 5% de los afectados lo ha hecho hasta ahora) y porque, mientras se mantengan en vigor, suponen un beneficio muy importante para las entidades bancarias. Por ejemplo, su eliminación se traduciría en un roto de 129 millones euros en 2015 para el Banco Popular.
A Carlos Villaseca, de 39 años, también le han dicho en su entidad que no le quitan su cláusula. Las condiciones generales de su crédito para comprar una casa en Aranjuez establecen un techo máximo a pagar de un 20% y, como contraprestación, el cliente aceptaba un suelo del 3,75%. Él ni se enteró de que lo hacía. Desde hace unos años está pagando 959 euros al mes, hasta 300 euros más de lo que le habría correspondido sin ese suelo.
En 2006, cuando se reunió en la inmobiliaria con el comercial de Credifimo (perteneciente entonces a Cajasol, hoy de Caixabank), lo único que le dijeron sobre esas condiciones fue: “Eso significa que solo vais a pagar lo que podáis pagar, entre 900 y 1.000 euros al mes. Es una de las mejores hipotecas del mercado; se adapta perfectamente a vuestras necesidades”. Villaseca, entonces, aceptó la explicación, entre otras cosas porque les estaban dando el dinero con sus nóminas como único aval.
Un portavoz de Caixabank explica que este caso es muy particular. Credifimo ha titulizado una parte de las hipotecas (las ha convertido en títulos que los inversores compran en el mercado), lo que no permite margen de maniobra. En las que dependen directamente de ellos, asegura el mismo portavoz, se revisa caso por caso y, en general, intentan llegar a algún tipo de acuerdo.
En Denunciascolectivas.com, y en muchos bufetes de abogados, admiten que en muchos casos los bancos efectivamente, negocian y acuerdan. Pero, eso sí, una vez que se ha presentado una denuncia judicial. Así, la situación hoy es de lo más heterogénea: algunas negociaciones sin publicidad en los bancos; cientos de contenciosos judiciales parados hasta que resuelva una macrodemanda de 15.000 afectados a 101 entidades interpuesta por la asociación de usuarios ADICAE; sentencias que siguen saliendo y aplican lo fijado por el Supremo (si hay falta de transparencia se declaran nulas y se exige la devolución desde 2013); y otras que no le hacen caso y exigen que se restituya absolutamente todo el dinero.
¿Devoluciones?
La primera sentencia del Tribunal Supremo sobre cláusulas suelo, en mayo de 2013, no condenó a devolver el dinero cobrado de más porque entendió que no había mala fe y por “el trastorno grave para el orden público económico” que podría causar, es decir, por la enorme cantidad de dinero que tendrían que desembolsar bancos y cajas, que podría poner a algunas en grave riesgo.
Quedó abierta entonces la pregunta de qué pasaba con el resto de bancos que perdieran juicios, así que el Supremo dijo el pasado marzo que los bancos solo tendrán que devolver el dinero desde mayo de 2013, fecha de la primera sentencia. Entienden los jueces que aquel primer fallo dejó claro que eran abusivas si no eran transparentes, por lo que a partir de ese momento ya no se puede hablar de buena fe.
“No se puede limitar las consecuencias de la nulidad. El Supremo tiene que aplicar la ley, no dictarla”, opina la catedrática de Derecho Civil de la Universidad de Málaga Ana Cañizares. Además, cree que las denuncias irán en aumento, ahora que se han eliminado las tasas judiciales.
La doctrina del Supremo
Los juicios, salvo en pocas ocasiones, suelen dan la razón al consumidor, anulan los suelos y, siguiendo la doctrina del Supremo, condenan a devolver el dinero de mayo de 2013. Sin embargo, algunos jueces no le hacen caso y exigen que se restituya absolutamente todo el dinero, desde el día en que se empezó a aplicar la cláusula.
Esto último es lo que mandan dos recientes sentencias de juzgados de primera instancia de Murcia y Zaragoza ganadas por el despacho de abogados UNIVE. La de Zaragoza, en concreto, argumenta que ha de atenerse, antes que al criterio del tribunal español, a la normativa de la Unión Europea, y esta establece claramente “la no vinculación de las cláusulas abusivas”. Y eso, dice la sentencia del Juzgado de lo mercantil número 2 de Zaragoza el pasado 27 de abril, “ha de tener proyección hacia el futuro, que se conseguirá con su nulidad, y hacia el pasado, eliminando cualquier huella de su existencia, y ello solo se conseguirá si se hacen desaparecer sus efectos, es decir, restituyendo las cantidades”
Íñigo de Barrón, "Cláusulas suelo: Si va a reclamar, pase por el juzgado", El País, 10-VI-2015:
Ni la sentencia del Supremo ni el Banco de España han doblegado a los bancos, que solo mejoran las hipotecas si hay sentencia judicial. Hay muchos millones en juego.
Los bancos están convencidos de que los jueces se están comportando al estilo “Robin Hood”. En privado, los ejecutivos señalan que pierden la mayoría de los casos en los tribunales porque tras una crisis financiera larga y profunda, con miles de millones en ayudas del contribuyente, existe un convencimiento social de que la banca es culpable de casi todo lo que reclaman los clientes.
Al margen de este argumento, impregnado de cierto victimismo, la banca atraviesa una pérdida de reputación ante sus clientes como no se recuerda en las últimas décadas. “La base de nuestra relación con los clientes debe ser la confianza y la fidelidad”, ha dicho Ana Botín, presidenta del Santander, y en términos parecidos, Isidro Fainé, presidente de Caixabank.
Entre todos los productos conflictivos, (la mayoría procedentes de las antiguas cajas), las cláusulas suelo de las hipotecas ocupan un lugar destacado. El Supremo estableció que BBVA, Cajamar y Novagalicia (hoy Abanca) debían dejar de aplicar estas cláusulas a partir de mayo de 2013 por comercializarlas sin transparencia. El tribunal no aceptó la retroactividad ni que se generalizara el castigo a todas las entidades con cláusulas.
Los bancos no afectados por la sentencia pierden más del 90% de los casos en los tribunales, según las asociaciones de consumidores. Pero han decidido no eliminar las cláusulas, aunque se reclame, si no hay sentencia de por medio.
Las entidades no ceden porque hay muchos millones en juego: solo el BBVA deja de ingresar 420 millones al año
La razón es doble: por un lado, se juegan cientos de millones de ingresos ahora que los márgenes están hundidos por la caída de tipos de interés. El BBVA deja de ingresar 420 millones al año por las cláusulas anuladas. Por otro, saben que si hay 3,2 millones de suelos, según el PSOE, no serán más de unos 15.000 los clientes que pleiteen al año, según los consumidores. La banca utiliza la táctica del agotamiento: solo tendrán premio los que puedan pagar el proceso.
El Banco de España no ha sido decisivo en esta pelea. De las 15.479 quejas que recibió en 2014, en 4.777 casos le dio la razón al cliente, pero las entidades solo rectificaron en el 14,2% de los casos. Este bajísimo porcentaje no encaja con la tesis de que la banca quiere recuperar la confianza. El sector se aprovecha de que el Banco de España no puede modificar las cláusulas: “Solo lo puede hace un juez”, afirman en el supervisor.
El PP tampoco quiso cambiar la legislación sobre cláusulas. Las entidades ganan esta batalla, pero perderán reputación. El sector no recuperará su prestigio “hasta que los bancos no entiendan que sus intereses deben coincidir con los del cliente”, dice José María Roldán, presidente de la patronal AEB. El objetivo no parece estar cerca.
II
Íñigo de Barrón, "Cláusulas suelo: Si va a reclamar, pase por el juzgado", El País, 10-VI-2015:
Ni la sentencia del Supremo ni el Banco de España han doblegado a los bancos, que solo mejoran las hipotecas si hay sentencia judicial. Hay muchos millones en juego.
Los bancos están convencidos de que los jueces se están comportando al estilo “Robin Hood”. En privado, los ejecutivos señalan que pierden la mayoría de los casos en los tribunales porque tras una crisis financiera larga y profunda, con miles de millones en ayudas del contribuyente, existe un convencimiento social de que la banca es culpable de casi todo lo que reclaman los clientes.
Al margen de este argumento, impregnado de cierto victimismo, la banca atraviesa una pérdida de reputación ante sus clientes como no se recuerda en las últimas décadas. “La base de nuestra relación con los clientes debe ser la confianza y la fidelidad”, ha dicho Ana Botín, presidenta del Santander, y en términos parecidos, Isidro Fainé, presidente de Caixabank.
Entre todos los productos conflictivos, (la mayoría procedentes de las antiguas cajas), las cláusulas suelo de las hipotecas ocupan un lugar destacado. El Supremo estableció que BBVA, Cajamar y Novagalicia (hoy Abanca) debían dejar de aplicar estas cláusulas a partir de mayo de 2013 por comercializarlas sin transparencia. El tribunal no aceptó la retroactividad ni que se generalizara el castigo a todas las entidades con cláusulas.
Los bancos no afectados por la sentencia pierden más del 90% de los casos en los tribunales, según las asociaciones de consumidores. Pero han decidido no eliminar las cláusulas, aunque se reclame, si no hay sentencia de por medio.
Las entidades no ceden porque hay muchos millones en juego: solo el BBVA deja de ingresar 420 millones al año
La razón es doble: por un lado, se juegan cientos de millones de ingresos ahora que los márgenes están hundidos por la caída de tipos de interés. El BBVA deja de ingresar 420 millones al año por las cláusulas anuladas. Por otro, saben que si hay 3,2 millones de suelos, según el PSOE, no serán más de unos 15.000 los clientes que pleiteen al año, según los consumidores. La banca utiliza la táctica del agotamiento: solo tendrán premio los que puedan pagar el proceso.
El Banco de España no ha sido decisivo en esta pelea. De las 15.479 quejas que recibió en 2014, en 4.777 casos le dio la razón al cliente, pero las entidades solo rectificaron en el 14,2% de los casos. Este bajísimo porcentaje no encaja con la tesis de que la banca quiere recuperar la confianza. El sector se aprovecha de que el Banco de España no puede modificar las cláusulas: “Solo lo puede hace un juez”, afirman en el supervisor.
El PP tampoco quiso cambiar la legislación sobre cláusulas. Las entidades ganan esta batalla, pero perderán reputación. El sector no recuperará su prestigio “hasta que los bancos no entiendan que sus intereses deben coincidir con los del cliente”, dice José María Roldán, presidente de la patronal AEB. El objetivo no parece estar cerca.
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