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jueves, 16 de marzo de 2017

Elogio de Á. M.

Quiero agradecerle, Á. M., su inestimable progreso hacia la nada (esto es, hacia sí mismo). Eso de escribir y escribir sin nada más que una sola idea (es un decir), sin cambiar nunca nada y aburriendo a todo bicho viviente tiene un mérito mayúsculo. Yo creía que era imposible juntar letras sin las herramientas del conocimiento, que son la ignorancia y la duda, hasta que hete aquí, de repente, alguien que lo sabe todo y que no duda de nada (es decir, que no duda de sí mismo). O sea, una piedra perfecta, como la de Pedro, absolutamente sin poros, pero que no funda nada, cerrada y hermética, estéril como el denario enterrado de la parábola bíblica que no rendía interés, sin empatía, hablando solo y de sí mismo, ignorando los argumentos de los demás y llamando diálogo a su monólogo, aburrido tres veces, como santo es el señor, endiosado de sí, lleno de engreimiento hasta más no poder, pero siempre sin proponer ni construir nada, a remolque de lo que dicen los demás, insultón, narcisista y mosca cojonera. Lo dicho, es de agradecer alguien que hace un tan grande servicio a lo que él cree combatir, que hace un antiservicio y encima se cree vencedor. El gili típico.

sábado, 21 de enero de 2017

¿Justicia, dice usted?

Uno se distrae de los sombríos pensamientos sobre la jubilación y el paciente traslado del agujero desde la banca privada hasta las pensiones públicas leyendo un poco cosas de antaño, porque las de después, ya digo, se presentan muy desabrigadas. Más en un país como este, donde empieza a no haber jóvenes porque ni siquiera hay futuridad. En Lugo, por ejemplo, no la hay. Enviaban siempre a un periodista a los nidos de los hospitales a ver qué niño se había producido el primer día del año, y fue el primero que no hubo. Debería haber descuento en condones, ya que la política de natalidad es algo tan ficticio como la justicia en España, donde solo crecen los muertos y la macroeconomía, que es una mangoeconomía, porque crece por medio de la injusticia distributiva.

El tema de la justicia es lo que tiene; que debe ser lo primero que cambie si queremos cambiar el mundo, porque el mundo es el que nos está transformando a nosotros. "Yo quise olvidar el pasado, pero el pasado no me olvida a mí", oí en una película. Y así vamos a oler el perfume de la derecha abriendo de nuevo las tumbas de las cunetas y así nuestras injustas y perpetuas leyes vienen de lejos: según el Diccionario de catedráticos españoles de derecho, entre 1847 y 1947 setenta catedráticos de derecho fueron depurados porque el poder quiso, más que amoldarse, "moldear" a su gusto una ley confortable para sus trapacerías. Y esto va también por los jueces: como la Justicia no puede servir a dos señores, escoge siempre al más poderoso. Eso está más claro que el agua (cuando el agua está clara), y se ve por ejemplo en su lastimosa lentitud de coja de ambas piernas. Solo hay que acordarse del triste Trillo que come trigo en un trigal. La justicia española no ampara al débil, sino que lo estrangula de aburrimiento y de impaciencia. En España, como para Santo Domingo, siempre  canta la gallina después de asada para proclamar la inocencia del inculpado. La racanería de un ministro de defensa causa más muertos al año que el terrorismo de ETA y encima se le premia o se le pone un pisito en París o Londres. Y como nada debería ser tan democrático como la Justicia, la justicia en nuestro país es lo menos democrático que hay. No solo la Virgen, la diosa Astrea nos abandonó y se fue a los cielos dejándonos in hac lachrimarum valle; los pleitos contra los poderosos nunca llegan a "sustanciarse" porque la justicia hispana es básicamente insustancial. Se debe a una gran falta de medios, pero también de voluntad para cambiarla; por eso les compuse esta seguidilla manchega

Para no hacer las cosas
siempre hay razones,
mientras que para hacerlas
solo cojones.

Los políticos / aforados son gente sin cojones y descojonante, qué le vamos a hacer. Porque ya se sabe: 

En la cárcel de mi pueblo,
como en el mundo sucede,
ni debe todo el que paga,
ni paga todo el que debe.

El "justicificado" descrédito de la Justicia española es perceptible en su desintonía con tradiciones legales más democráticas como las europeas, que nos ponen en ridículo una y otra vez, sobre todo en cuestiones bancarias, que es en las que más lejos se sitúan las leyes del ciudadano corriente. Basta con contemplar la sentencia de las cláusulas suelo, pero habrá que referirse también a un tocho como Los hombres frente al derecho. Jurisvivencias. (Madrid: Aguilar, 1959) del historiador del derecho español Juan Gómez Jiménez de Cisneros, donde se recopila en seiscientas páginas todo cuanto el pueblo ha dicho sobre la justicia castellana, empezando por el mismísimo refranero oral. Todo, sin excepción, negativo. Compré este libro en el rastrillo de la biblioteca pública por un euro (ahora, la reimpresión de Granada, Comares, 2010 vale cuarenta y siete euros). Pero esas seiscientas páginas se quedan cortas. Lo decía Lope de Vega: los pleitos hacían "de la esperanza anatomía", esto es, un esqueleto, un cadáver; lo malo es que la justicia actual hace las autopsias en vivo. Y se prolongan muchísimo, son, como decía el mismo Lope, "hasta lo judicial perjudiciales". Escribe Gómez:

Un sumario es una cosa muy larga en la que se escribe mucho, mucho; que se sabe cuando comienza, pero no cuando terminará: en el que secretamente -¡es secreto!- se instruyen diligencias y más diligencias, se oyen muchas veces a los procesados, se celebran careos, intervienen testigos y, después de las diligencias viene un auto. Si este es negativo, si los hechos no constituyen delito, a los pocos meses todo está arreglado, después de haber movido Roma con Santiago. Si hay indicios de delito, entonces se lleva a la Audiencia y, tras muchos folios y de oír a todo bicho viviente, hablan el fiscal y el abogado defensor, y entonces, uno o dos años después de acaecido el hecho, se dicta la sentencia. (p. 85)

¡Uno o dos años después! ¡Qué maravilla! Pues ahora lo que hace la "tardanza de la justicia" de que se molestaba Shakespeare es dejar que los maltratadores ejecuten a sus mujeres sin protegerlas, maleducar a los hijos de los divorcios conflictivos y dejar que los bancos cobren comisiones dos tercios al menos de las cuales son dudosas, por no decir algo más fuerte: "Pues a tanto ha llegado la malicia / que peor que el más malo es la Justicia". No es mucha gloria, la verdad. Secreto instructorio y escritura, no sólo son resabios de ese sistema inquisitivo propio del más profundo oscurantismo jurídico, resabios lamentables que aun radican en la mente de algunos de nuestros jueces y fiscales, sino también graves obstáculos a la plena eficacia del principio constitucional según el cual la justicia debe ser administrada en forma expedita e ininterrumpida. Lo mismo ocurre con las revocaciones y apelaciones. Y las lamentables e innumerables epiqueyas que provocan los aforamientos, una cosa indigna de cualquier sistema jurídico que se precie. No debía ser tan malo el emperador Domiciano cuando mandó que el litigante que prorrogase el pleito más de un año fuese públicamente desterrado de Roma. Porque la remolonería de la justicia genera aún más injusticia, porque al desamparado por la violencia intelectual que se ejerce contra él no le queda otra que la violencia bruta:

Pues la Justicia en la tierra
se compone de garduños,
yo al Digesto muevo guerra,
que mi derecho se encierra
tan solamente en los puños.

Al ciudadano honesto solo le queda la resignación, como a ciertos pobres diablos del Valle de Alcudia. Porque "para justicia alcanzar / tres cosas has menester: / tenerla, hacerla entender... / y que te la quieran dar". Mal va la cosa si incluso la mayoría de los políticos proceden del ámbito legal:

Todos los abogados
van al infierno,
y el camino que llevan
es el Derecho.

Poco se puede esperar cuando el derecho positivo de la Derecha niega que exista en el hombre aquella cosa llamada conciencia que el derecho natural sí reconoce. No mucha conciencia debía tener el peperil Gallardón cuando hizo que la justicia dejara de ser gratuita en muchísimos casos. Pero ya lo dijo la coplilla: "El palacio de justicia / es una casa maldita / donde reina la tristeza: / no se castiga el delito, / se castiga la pobreza".

sábado, 18 de junio de 2016

Rara época

                RARA ÉPOCA

     Rara época. Llévanse a la cama
las nenas a sus móviles. Los chicos
se besan entre ellos los hocicos
y mirar su futuro es todo un drama,
     pues, ahora en que todo se programa,
el porvenir no existe: se hizo añicos
o se ha vuelto producto para ricos
como el saber (o la salud) proclama.
     Trabajar ya no es bíblico castigo
y, si exiges tenerlo, te condenan;
de poder conseguir, no vale un higo.
     Y al ver esto los jóvenes ¿se apenan?
Se divierten o se miran el ombligo
y todavía más se desenfrenan.

miércoles, 8 de junio de 2016

Juego de tronos

Se acerca el verano. Bajo el emblema de la Septa / Sexta se está juzgando a un Pepénister, cuya divisa es "un Pepénister siempre aumenta la deuda pública y baja a la mitad el fondo de pensiones". Es por el asesinato de su sobrino (esto de los parentescos corruptos y degenerados es muy de los poderosos), el rey Grajjroy, que pereció al beber un botellín envenenado. Entre los testigos figura el eunuco Varys, que declara a favor del Pepénister. Desairada, Sorayei exclama:

-Si no puedo tocarle los huevos draconianos, al menos le tocaré las narices, os lo juro.

Han dado por muerto a John Coletis, pero el hombre no hace otra cosa que resucitar e ir ganando votos y sumando fuerzas, al igual que Daenerys al otro lado del mar Angosto. Todo el mundo ve claro que, si el trono de lata no encuentra culo, los diecisiete reinos autonómicos se van a ir a la mierda. Los europeos presionan al otro lado del muro pirenaico y la Guardia de la  Noche no da abasto. Incluso se ha celebrado un debate a muerte para resolver el asunto, pero los caballeros no han hecho otra cosa que salir en pelotas en los carteles y darse besazos en pleno hemiciclo. Es más, el Pepénister se ha escapado a pesar del cuidado del manazas del rey, Fernández Díaz, quien teme las iras de Sorayei; como es enano, se ha filtrado por una rendija y se ha marchado a Essos y con Essos. Las desgracias del reino no dejan de sucederse y ya no es posible saquear como antes: Soria quedó inválido al caerse de un Guindos, Mato fue desterrada por hacer honor a su noble apellido y por último, esa tremenda boda rojo / púrpura entre Podemos e IU ha decapitado las últimas esperanzas de lograr instalar un culo Pepénister en el trono de lata, que tiene la forma de suntuoso orinal. Y, sobre todo, hay un miedo horroroso y tenaz que se esparce por todo Poniente, porque... se acerca el verano.

jueves, 2 de junio de 2016

Caminar rápido, pero a ninguna parte.

Los genios del zote Peperrismo han creado (bueno, es un decir), se han sacado del culo, comentaba, un spot en que se ve al muñeco de sus entretelas, el Ser Supremo de su cosmología mangante, el vago Bartolo de la Derecha, marchando deprisa, asaz cohete, hacia ninguna parte, como si tuviera más cosas que hacer que ausentarse. Bien está si bien parece, of course, pero uno prefiere más a la gente quieta, sentada y pensante, como Echenique, quien dice que nos tratan como "recursos humanos".

Eso de las prisas es de derechas, como Dios. Al reyezuelo que representa a la injusticia en el país, que es lo único que representa, porque tampoco nos representa (a su padre lo eligieron sin alternativas los patrocinadores franquistas), lo llamaba yo cuando entonces "el Urgente". Vamos, el Speedy González del posfranquismo; a nosotros nos dejaba solo ser el gato Silvestre o Jenks de la cosa. Pero fuese, y no hubo nada. 

Después del Supremo nos cayó del cielo Garzón, pico de oro, que ministrar podía la copa, el muchacho, y Echenique, el caballero rodante o Michael Knight, un memorable mediodía que casi nos dejó muertos de insolación, salvo una nube piadosa y pasajera que fue bien agradecida por los interfectos. Solo nos faltó decir "danos la vuelta, que por este lado ya estamos hechos". Y eso.  A mí, la verdad, tanto sol no me dejó moreno, sino entre rojo y morado.

La acelerada y cruel derecha no ha oído nunca aquello del poeta: "despacio, no te apresures, que a donde vas es a ti mismo". Como no ha leído a Cavafis tampoco, sino el principìo y el final de la Odisea, diría encima que Itaca es una táctica futbolera. Le importa más la cantidad que la cualidad, qué cogno. Más corrupción, más desigualdad, más déficit que en todo un siglo, más millones de clase baja y menos clase media, más desvergüenza, más sufrimiento... La verdad, me apetecía más escribir sobre Karol Dembovski y su viaje a La Mancha entre 1838 y 1840, en plena primera guerra carlista, cien años antes de otra Guerra Civil, pero la gente lo que quiere es que se le dé caña a los de siempre, y uno es obediente, aunque de mala gana. Ahora le ha tocado a Griñán y Chaves recibir las tempestades y los lodos de aquellos vientos y aquellos polvos. Y la pregunta es: ¿cuándo le tocará a micer Barreditas, el del pelo blanco, responder por haber deshonrado al creador de las cajas de ahorros, su antepasado Diego Medrano y Treviño, destruyendo la labor de 175 años de historia? ¿Cuando dejará a otros ser lo que él nunca fue? Preguntas sin respuesta, como siempre. Ya da igual que dimita o se retire de la política. Contestará lo que dicen los maduros como él: que tiene "experiencia". En hacerlo mal, desde luego. Casi tanta como Cospedal.

miércoles, 27 de abril de 2016

Rosa Romero y Cervantes

Rosa Romero ha escrito un artículo bjo el título "400 años después, Cervantes sigue siendo el español más universal". Y es cierto. Ya he copiado una jácara de Cervantes contra los toros, pero ahora voy a copiar otra dedicada a cierta señorita en su comedia El rufián dichoso que tiene, creo yo, una cierta aplicación; he quitado alguna que otra cosa que es demasiado fuerte para la democracia actual y su ley mordaza (benditos aquellos tiempos de holganza y desenfreno gracias a la liberal Inquisición, que luego Larra dijo que había cambiado de nombre por “Gobierno”). También he actualizado algunos términos geográficos.

“Escucha, la que viniste
de la castellana tierra
a hacer en Madrid la guerra
en cueros, como valiente;
la que llama su pariente
al gran Miramamolín;
la que se precia de ruin,
como otras de generosas;
la que tiene cuatro cosas,
y aun cuatro mil, que son malas;
la que pasea sin alas
los aires en noche escura;
la que tiene a gran ventura
ser amiga de un lacayo;
la que tiene un papagayo
que siempre la llama [ejem];
la que en vieja y en astuta
da quinao a Celestina;
la que, como golondrina,
muda tierras y sazones;
la que a pares, y aun a nones,
ha ganado lo que tiene;
la que no se desaviene
por poco que se le dé;
la que su palabra y fe
que diese jamás guardó;
la que en apreciarse excedió
a las narcisas más francas;
la que echa por cinco blancas
las habas y el cedacillo…”

Etcétera.

martes, 26 de abril de 2016

Rajoy y el síndrome de Diógenes

Seguramente al impoluto Rajoy no le molesta nada vivir entre mierda, ya que la ignora. Pero el hecho es que vive rodeado de la misma y su casa da pena. Mariano no es marrano, pero lo menos es porcino por lo que acumula y trae a su pocilga y por lo que gusta hozar entre los excrementos de su partido. La mierda no le provoca ronchas, sino que se la recuerden; él está para cosas más imperiales y regias que cagar en su sitio, en el agujero de gusano del presupuesto. En su espejito mágico nunca aparece la corrupción y Rajoy es como Alicia en la España de las maravillas, que a nosotros nos parece la España de las mierdas. No hace falta agua bendita para consagrar a Rajoy: Rajoy nació en una cuna de agua bendita, en una ría, no en el arroyo, como los demás, y ni siquiera es el obispo, sino el Dios de su propia iglesia y se inventa los sacramentos y mandamientos y ritos que le convienen. No en vano en su iglesia, de la que es a su vez Papa y Dios, y de la que se podría decir que es la del Palmar de Troya, se tienen en el altar a los santos mártires de la Cruzada como San Paco el Franco y San José Antonio Primo del de Ciudadanos. Incluso se permite salir de la cruz para que no le saquen en la foto entre ladrones cuando se monta el Calvario de un debate.

Rajoy recuerda a esos astronautas que no pueden cagar porque no existe una ley que se lo exija, en este caso la ley de la gravedad. Las leyes están para cubrir de protección legal y aforamientos a la merdocracia pepoidal, una pirámide de Ponzi del egoísmo. Para Rajoy, para el PP, la corrupción, la mierda, en fin, no es grave. Por eso, a falta de gravedad, la mierda se le queda pegada en el culo o flota rodeándolo como un halo fastuoso, inmarcesible. En el espacio eso se soluciona ingiriendo comida sin residuos, pero es que paellas valencianas o callos madrileños tan copiosos como los que se pagan con impenetrable tarjeta negra dejan un derelicto negro y largo como un chorizo que no hay modo de esconder, ni siquiera en Panamá. Que, entre hampa y Panamá, la diferencia es solo de dos letras, como el PP, y toda su cohorte de lameculos, cuñados, defraudantes, enchufados, asesoides, poceros y así.

Ay, cuánto quiero a Rajoy. Es pura literatura, ya que la literatura es hipocresía: se hace con mentiras. Por eso Rajoy es tan literario, da tanta candela para escriturar. O Rodríguez. O Rosa. Cualquier pepero del repiperío, en suma; sin embargo, miras a cualquier político honrado, como Anguita, Garzón o Echenique... y la prosa se te hiela. Te quedas mudo y estólido como un pajarito sin pico. Pero Rajoy, que no puede vivir sin mierda, que necesita la mierda como respirar y que si no no podría hablar de nada sino de su gloria inmerdecida, Rajoy, con toda esa podredumbre, miseria y ruindad, tiene tantas caras y formas como una patata y se cría con igual fiemo y estiércol, de forma que con él se pueden abonar los surcos de cualquier prosa. Es como el dios Hermes, el dios de la ocultación, la trapacería, el truco y la corrupción: colecta toda la decencia que aún queda en España y la transforma en mierda como una bacteria, una garrapata, un piojo o un quinto jinete ladrón que acaba con la salud del país y estira la pobreza para que cada vez haya más gente calándose y tiritando bajo su techo agujereado. Diógenes al menos era un cínico, que viene de kíon, perro; pero Rajoy ni llega a eso: deja que sus peperos caguen en cualquier parte como los chuchos sin que nadie le ladre ni lo multe y menea la colita ante frau Merkel. A él, que le registren: por eso es registrador de su propia propiedad... y ladrón de la de todos. 

Rajoy es antipúblico y, sin embargo, lo han votado para que mangue de la cosa pública. Porque a Rajoy no le parece mal que los peperos manguen de la cosa pública, como hacen: para eso se fraguó lo público, para que los privados pudiesen privatizarlo y mangar y sostenerse de ello sin pagar impuestos y llevárselo todo a Suiza, a Panamá o a esos setenta y tres paraísos fiscales donde otros criminales como los señores de la droga juntan su dinero con el suyo. Que ya lo dijo Joan Manuel Serrat pensando en gente como él:

Cultive buenas maneras / para sus malos ejemplos / si no quiere que sus pares / le señalen con el dedo.  / Cubra sus bajos instintos / con una piel de cordero. / Que el hábito no hace al monje, / pero da el pego. / Muéstrese en público cordial, / atento, considerado, / cortés, cumplido, educado, / solícito y servicial. / Y al cagarla, haga el favor / de engalanar la boñiga: / que, admirado, el mundo diga: / "¡Qué lindo caga el señor!" / Hágame caso y tome ya / lecciones de urbanidad. / Tenga a mano una sonrisa / cuando atice el varapalo; / reparta malas noticias / envueltas para regalo. / Dígale al mundo con flores / que va a arrasar el planeta; / firme sentencias de muerte, / pero con buena letra. / Ponga por testigo a Dios / y mienta convincentemente; / haga formar a la gente, / pero sin alzar la voz. / Que a simple vista no vea / el charol de sus entrañas: / las apariencias engañan / en beneficio de usted. / Hágame caso, y tome ya / lecciones de urbanidad. / Cultive buenas maneras / donde esconder sus pecados; / vista su mona de seda / y compruebe el resultado: / que puede ser lo que sea / ¡escoria de los mortales! / un perfecto desalmado, / pero con buenos modales. / Insulte con educación, / robe delicadamente, / asesine limpiamente / y time con distinción. / Calumnie, pero sin faltar; / traicione con elegancia, / perfume su repugnancia / de exquisita urbanidad.

Desde un punto de vista meramente retórico, los peperos siempre utilizan la misma mentira, el mismo pseudoargumento. Lo vio muy bien Elorriaga en un artículo contra Rajoy: al demonizar al otro, se divinizan ellos:

Afirmar algo cuyo contrario es un absurdo es un recurso fácil habitualmente utilizado por los políticos de oficio. «Quiero mejorar el nivel de vida de los españoles» es un ejemplo simple de lo que digo. Nadie en su sano juicio, cualquiera que fuese su ideología o estrategia, podría afirmar que su proyecto busca empeorar el nivel de vida de sus compatriotas. «Debemos bajar los impuestos», por ejemplo, sí constituye un compromiso político diferenciador de los partidos de centro derecha puesto que subirlos ha formado parte consustancial de la ideología socialdemócrata europea durante las últimas décadas. Cuando quedan menos de cuatro semanas para que se celebre el XVI Congreso Nacional del Partido Popular, proclamar con solemnidad que se quiere un partido unido e integrado, capaz de ganar las próximas elecciones, forma parte del primer grupo de afirmaciones; ningún dirigente, militante o simpatizante podría asumir lo contrario. El debate, por lo tanto, se hace incomprensible cuando gira en torno a lo evidente y constituye una obligación -o al menos así me lo parece- el intentar clarificar de qué estamos discutiendo.


Así pues, afirmar algo cuyo contrario es un absurdo refuerza siempre una posición y transforma siempre nuestro lugar de mando en divino e inatacable: son argumentos propios de dioses como Hermes o ese judeocristiano al que acusan de todo en España, y, por lo tanto, Rajoy es tan indiscutible y dogmático como Dios es indiscutible y dogmático para sus caballeros mangantes  o mamandantes, para sus chamanes; porque cualquiera que los rebate queda al momento clasificado como demonio feo, malo y traidor. Y no se me diga que no tengo misericordia: trato a Rajoy tan mal como Rajoy trata al país o a sus discos duros. 

Pero la triste realidad es que a Rajoy y a sus adeptos antipúblicos sin responsabilidad ni vergüenza alguna, como sus conmilitones de un PSOE estólido, amorfo y viejuno, los ha votado un tercio del público. A un tercio del público le da igual que se robe al público. Consideran que son gente honrada y que los ladrones somos el sesenta y seis por ciento restante. No dividen entre honrados y deshonrados, sino entre peperos e impeperos. Piensan que dos de cada tres personas les corrompemos y les queremos robar, cuando son ellos son los que corrompen y roban ahora. Y jamás cambiarán de opinión, porque no tienen opinión, solo el deseo de llevarse lo que no esté atornillado en el suelo. Ni siquiera confraternizan entre ellos, sino que "se llevan". Y no se dan cuenta de que con esos aires y esas ínfulas lo único que dan (ese verbo que tanto pánico les da, porque suena a impuesto, suena a repartir, suena a repatriar, no a hacer patria, esto es, patrimonio suizopanameño) es pena. E incluso desprecio. O sea, Rajoy. 

martes, 5 de abril de 2016

El pepecentrismo

No, no me refiero a que el Pepé sea de centro, sino a que se cree el centro de todo: todo gira en torno a Rajoy, incluso la decencia, la honradez, la Luna, los partidos políticos, los votos, los periódicos (la dulce La Tribuna, opio de los peperos, aires de fiesta a lo Karina). Por ejemplo, siempre ganan las elecciones, siempre dicen la verdad, porque es su verdad, la que se imaginan ellos, pues fuera de ellos no hay verdad: es un todo pétreo y firme, majestuoso y regio, como el Ser de Parménides, y fuera de él no hay nada: solo mentira, especulación y vacío.

Rajoy es el centro del Almagesto de Ptolomeo, un centro tenebroso: el Sol que ilumina sus corrupciones gira en torno a él y no al revés. Si lo sacan de ese centro, se marea, aunque no atlántica. El mal siempre ocurre mañana; la corrupción es imposible en la perfección. Rajoy es la paja perfecta: la que se hace uno consigo mismo y a dos manos. Habita en el mejor de los mundos posibles; si Voltaire viviera, no escribiría Cándido o el optimismo, sino Rajoy o El optimismo. Es felicidad, es un cuelgue psicodélico con agua bendita y pimientos del Padrón, que unos pican y otros non, es el galleguismo hipostasiado, la escalera que nunca se sube ni desciende, una interdicción fenomenológica, Rajoy es... lo que no es Rajoy.

El Pepé es repe, porque es dos veces pe; no tengo reperos a esta repera que desespera. Es repe porque siempre es el mismo, no cambia. El tiempo se ha detenido en él, no existe en él: siempre ha sido el que será y es. Es un franquismo de momia, de atrapado en el tiempo, una involución involuta e invencible, un noúmeno incognoscible. Por eso el pensamiento es imposible en él: eso lo convertiría en un Hegel del devenir o en un Marx a su izquierda, eso le daría una órbita en torno a algún centro que no fuera él: que no, he dicho.

Es imposible sacar a Rajoy de sí mismo, porque es sí mismo. Está ensimismado en su sí, y no le cabe otra inteligencia emocional. Este empedruscamiento, o empedernimiento si prefieren, lo semeja al del señor Rajuela, el jefe de Pedro Picapiedra, su esclavo tonto y siempre adoctrinado en vano por Pablo Mármol.  

Muchos quisieran sacar al Pepé de la caverna y enseñarles que la tierra no es plana, que existen muchos mundos que no están en este, y, además, a leer y a escribir fuera del catecismo, la cartilla, el Real Madrid, la peluquería y la misa de doce, que su minga no es única ni la mejor del mundo, pero eso es imposible y tarea del negro. Porque en este mundo donde nadie es perfecto, el Pepé sí lo es. Porque en el fondo el Pepé es un agujero negro, como el culo. Y ya saben lo que pueden esperar de él.

sábado, 27 de febrero de 2016

Maltrato animal y maltrato humano

Ha salido la noticia de que han metido en una bolsa a una perra, la han apaleado brutalmente y la han tirado a un estercolero en Carrión de Calatrava. Unos la han oído quejarse y la han  salvado. Tenía un ojo fuera. Por mi hija me he enterado de casos de brutalidad semejantes. El más espeluznante, una perra a la que han violado y luego la han dejado morirse con la vagina fuera. Por eso he dicho alguna vez que eso de que "cuanto más conozco a los hombres más quiero a mi perro" no es misantropía, es bestialismo.

Un bienintencionado ha dicho que debía haber leyes contra el maltrato animal. El bendito ignora que ya la hay, incluso una autonómica. Pero no se aplica. Como la Constitución, esa ley para impedir el maltrato humano. Debía haber una Constitución universal, pero solo hay pepel pintado, cuando no mojado: una ridícula Declaración de los derechos del hombre que se pasan por el culo hasta merdócratas como Rajoy. Esa es la peor tragedia que hay en España: que existe todo lo necesario para hacer justicia y no se hace. Como esos que se quejan de la corrupción y saben dónde hay corrupción, pero... no la denuncian. ¿Para qué? ¿Para que se aforen? 

Yo diría que eso lo hemos aprendido de la España de Franco: una España corrupta donde no se podía denunciar la corrupción porque no era posible y cuando lo era era inútil y hasta peligroso, hasta el punto de que se acuñó una frase que solo en España tiene sentido: "Usted diga lo que quiera, que yo haré lo que me dé la gana". En España las leyes están para decir, no para obrar. No hay cojones (y los cojones empiezan con un presupuesto correcto para justicia). Y tampoco hay cojones porque el miedo se hereda, se ha heredado de la España de Franco. Está tan mal vocear que hasta Marianico, el Roosevelt que nos va a sacar de la Gran Depresión de 2008, ha hecho una ley para que nos callemos y solo hable él.

Y creo que la mayoría de nuestros políticos son así: se llaman democráticos, pero no creen en la democracia porque se han educado sin democracia o con gentes que no han creído nunca en la democracia o son sencillamente esas mismas gentes que no han creído nunca en la democracia. Como nosotros.

domingo, 31 de enero de 2016

La vergüenza nacional

No es una película de Berlanga, porque murió antes de rodarla, pero la estoy viendo todos los días y la "echan" por televisión con una regularidad pasmosa que no termina de aburrir porque no termina de terminar; describe el imperio austrohúngaro y recolector (saqueador dirían ellos) del Pepé y sus cacerías de zorros con coleta por el coto público. Además, se ven grandes cenas en que no se ponen bermejos, o como se dice en vulgazo rojos (no procede) ni morados (no cuela) ni verdes (contaminan como puercos), pero sí negros, porque las cenas que les pagamos son una merienda de negros a costa de las tarjetas black que han hecho crack los persupuestos familiares (si no los salvaran los superabuelos de siempre, que andan por ahí con cinturones de cuerda y como inspectores de obras).

La vergüenza nacional es el PP y su lameculismo de las generosas mitades de la Merkel, que ha resultado ser mejor persona que el mismo Rajoy y amite más refugiados que los ricos vergonzantes de su cotarro. Les llamaría pordioseros después del rescate pero lo que han resultado ser es porbolsilleros, aunque alguno les llamaría porculizantes. Si Rus no pudiera robar tendría que pedir por caridad para coches, lujos y putos. Las agrupaciones criminales del pepeísmo se están haciendo una ética de no tener ética y una vergüenza de no tener vergüenza. Un mundo al revés, un adynaton, vaya, como el de la sátira grecolatina. "Por el mar corren las liebres, por el monte las sardinas". Van con la mentira por delante y hay que oírlos al revés, como las palabras del Demonio. Seguro que poniendo al revés las grabaciones de Rajoy no se oyen los graznidos de las gaviotas, sino la voz del Padre de la mentira (que es uno de los títulos que se autoconcede Satanás, según el demonólogo y exorcista padre Fortea, quien, por cierto, acaba de publicar un interesante "Tratado sobre almas perdidas").

La hamartia o error trágico de este sainete del pepeísmo es su codicia insaciable, el "Con usura" de Ezra Pound. Al momento que los coletas vienen a un ayuntamiento, como el de Madrid, el engorde artificial del ganado / presupuesto empieza a enflacecer y a padecer una anemia perniciosa, una anorexia fuera de madre y la deuda pública empieza a bajar y a bajar hasta lo escandaloso, cuando lo normal en un saludable régimen pseudodemocrático es que engorde y suba, suba y suba hasta las estrellas y más allá (In a fellowless firmament, diría Walter Foss) para solaz de unos pocos. Da igual quien sea: si es el PSOE engorda, si es del PP también. Son unos adoradores de los números, a los que habría que recordar lo que dijo un economista de Bolaños (que es ser mucho economista), uno de esos manchegos tan eminentes como olvidados: "La estadística sirve para aliviar el sufrimiento humano". El sufrimiento humano, eso que no quieren oír en el PP.

martes, 5 de enero de 2016

El desmesurado coste del narcisismo

Se está vendiendo mucho disco duro estas Navidades; antes un "tera" abarcaba muchísimo espacio de memoria, ahora ya es insuficiente. ¿Por qué motivo? Porque la gente quiere archivar imágenes, casi siempre de sí mismos o de sus imitaciones genéticas. La imagen sirve así para vender equipos informáticos y móviles más potentes y, por tanto, más caros. Antieconómico parece el texto: ocupa poca memoria y suele contener ideas nefandas y críticas y más viejas que el capitalismo o el hambre (no hay nada más antiguo que eso). Así que las innovaciones sobre los textos son despreciadas olímpicamente por la tecnología. Porque las ideas siempre son iguales, farrucas y desafiantes: carecen de la jeta y gestualidad de los que llamaban en el XIX "cambiacolores" y hoy chaqueteros, que todo es moda en chaquetas y envoltorios y aplicaciones. Todo se reduce a colorines y dibujitos y merchandising, todo se varía sobre fondo calcado, incluso Star wars, ahora incluso con matanza de padre incluida y chica en vez de chico. Las ideas "no se venden", es más, algunos las confunden con los vulgares y persistentes dolores de cabeza. 

Es, por ejemplo, mucho más barato tener un sistema operativo Linux que cualquiera con obsolescencia programada (Windows, por caso) cuya única diferencia consiste en el relumbrón y, sobre todo, la "visibilidad" publicitaria, algo que también llaman "viralidad"; la tiranía de lo que está más visto (como el ¡otra vez! desaparecido y reflotado Windows "Vista"), o lo más vistoso: no en vano no existe el adjetivo "ideoso". El Giligates es tan "fecundo en imágenes" como Ulises era "fecundo en ardides".

Todo el mundo se ha vuelto ahora fotógrafo y lo fotografea todo; es tan rentable para el ego como para el capitalismo, aunque no lo sea para nuestra salud mental o la de los demás eso de ser mismo a todas horas. La publicidad ponzoñosa y tóxica se ha adueñado incluso de nuestro espíritu (aunque eso le importe menos que nuestro bolsillo) y lo es todo, incluso en política: una capa, un vestido con trasparentes en el programa más "visto" del año no vende ideas, no vende nada: solo vende a su propietario; ¿quién vendería unas ideas honestas y cabezonas a lo Julio Anguita o, para ser ciudarrealeños, Emilio Calatayud? ¿Recordáis una sola frase memorable y persistente de un presentador de cualquier canal de televisión en la última semana o solamente su maldita estampa o el modelito que lució? El alzhéimer del concepto caracteriza la cultura de la imagen e incluso la cultura política, que es solo imagen. Se vende en ellos solo la "buena presencia" que piden los mezquinos anuncios de empleo, o la vulgar "jeta" del que se autovende como las putas. 

Y de la venta de imagen tienen también una gran culpa algunas mujeres que fomentan esta moral torticera de la falta de intimidad enseñando todo lo que pueden con su forma de vestir en vez de cultivar la simpatía, el don de gentes, los modales, la cultura, la inteligencia, la comprensión o la sensibilidad; se hacen mirar por detrás porque ya sabemos que de la gran mayoría solo podemos esperar un habla (no digo ya escritura) de alabardero: solo es posible mirarlas por el envés, pues tienen tanto culo como el diario deportivo As. La hola de pseudomariconería que nos embarga tiene origen en lo comercial que es la manera de ser de las mujeres, lo que vende su narcisismo y su costumbre de cambiar de imagen.

En retórica a esto se le llama "ethos". Si se quiere extraer el voto a un grupo, los retóricos sabemos que podemos intentarlo con tres tipos de palancas: el logos, el pathos y el ethos. El logos son simplemente las razones, que mueven según los sociólogos al veinte por ciento de la gente. El pathos (las emociones) y el ethos, (la apariencia, conducta y ejemplo), mueven al setenta por ciento restante. El diez por ciento restante corresponde a psicópatas y nihilistas que solo actúan impulsados por sus propios intereses egoístas; su característica más asentada es saber engañar e imitar estupendamente al otro noventa por ciento; muchos de ellos son delincuentes, pero también hay, y eso se sabe desde hace poco, bastantes políticos: saben imitar como nadie el ethos, el pathos y el logos... para aprovecharse de ellos. 

Los suecos, que sabían que no podían competir con los americanos en tecnología ni con los chinos en salarios bajos, inventaron Ikea: una empresa que te vende solo los elementos de una idea de forma que tengas que armarla tú y aprendas a valerte por ti mismo y a saber lo que cuesta el peine. Así venden solo materiales y elementos sueltos y ahorran salarios y costes de producción, dejando que la plusvalía se quede en el que compra. ¡Qué marca más educativa y antimoderna! ¡Al estilo del filósofo anarquista americano Henry David Thoreau! ¡Como los libros que dicen son objetos obsoletos pero son más baratos, no consumen energía ni pilas, son biodegradables y no contaminan ni se estropean ni se actualizan en cinco siglos! Otro invento mucho tan antiguo que parece casi fruto de la más audaz modernidad es el dinero en papel, o sea, el billete, así, como suena. ¡Qué ventajas tiene frente a la tarjeta! No te cobran comisiones por él, no te manipulan estadísticamente ni pueden hacer con él gráficas de consumo, no pueden usar tus datos para engañarte mejor. Ni siquiera se estropea o da problemas como las tarjetas, esos distintivos con número de campo de concentración. ¿Para qué tarjetas, si ahora es más fácil falsificar una tarjeta que un billete? Pero, claro, nuestra sociedad capitalista se mueve por intereses, no por ideas. Y por intereses de mangantes, que es lo peor.

Imaginemos que tenemos un gobierno al estilo de Ikea: nos gobernamos a nosotros mismos sin distancia respecto a los problemas y los resolvemos sin tener que contar con esos costosos chorizos intermediarios que viven de la política y permanecen hasta cuarenta años corrompiéndose en los tres poderes (el poder corrompe, y el poder que dura demasiado corrompe absolutamente). Esos, los políticos profesionales, que viven del cuento político o son incluso personajes de cuento, como el rey o las princesas, y no se ganan la vida con un medio honesto sin tentaciones de ruindad (algunos incluso carecen de trabajo reconocido que no sea el político y son meras larvas, garrapatas o rémoras del estado o del sistema). Imaginaos, como imaginó John Lennon, que nos gobernamos como en la pacifista Suiza, sin corruptos gobiernos intermediarios, consultando al pueblo de un modo que incluso ahora sería más fácil y económico hacer, mediante Internet. Pero ¡nada! nuestros profesionales de la política son tan antiguos que hay que dárselo todito hecho: sin respuestas, sin remedios, sin... vergüenza. La imaginación (que nunca irá al poder), la inteligencia se les gasta en chanchullos y no en resolver problemas que nunca estarían mejor resueltos que con nosotros. "Tenemos experiencia", dicen, pero lo que han tenido y tienen es todo el tiempo posible y aún más para corromperse. Lo dicho: hagamos a nuestros políticos en Ikea, dejémonos de dedazos y de políticos profesionaes y dejemos a los profesionales de la materra en el parque infantil mordiéndose, escupiéndose y cagándose unos en otros, funciones propias de su altísimo intelecto y sus gustos narcisistas.

jueves, 17 de diciembre de 2015

Sobre la costumbre de ver a Franco en todo, incluso en la forma de una nube

Algunos estúpidos censuran que se cite a Franco con cualquier motivo. "Ya saben, veo una nube y es el perfil de Franco, una mancha en la pared y es Franco saliendo de la tumba; sueño y Franco viene a recogerme". Y el país lleno de franquistas. ¡¡¡Oh cielos!!!, que dijo Leoncio León y Tristón.

Llamadlo como quieras, hermosísimas criaturitas; Franco tiene muchos nombres, como el Diablo. Uno podría ser, por ejemplo, tú mismo. 

En EE. UU. tuvieron una guerra civil y la ganó un tal Abraham Lincoln. En España tuvimos otra y la ganó un tal Franco. Hay algunas diferencias: por ejemplo, Abraham era civil y Paco militar. Abraham tenía ética y Paco 111.000 desaparecidos. Abraham murió asesinado y Paco en la cama, no precisamente en el frente de batalla. 

En otra guerra civil, la francesa, entre protestantes y católicos, el que venció dijo que París bien valía una misa; pero a Paco lo que le valió su Cruzada fue solo andar bajo palio como el Santísimo Sacramento. 

Son diferencias típicamente españolas. No hubo ninguna grandeza en nuestra guerra civil; si se pareció a algo, fue a la guerra entre hutus y tutsis en Ruanda. Después de todo Franco venía de África y se trajo a los africanos consigo. Además reclutó a los bárbaros de Arminio en las selvas de Teutoburgo y a los Hérulos en las campiñas de Italia.

Pero, para ser modernos, como son los que ven en Franco algo antiguo, vamos a ir un poco más adelante en simplezas, hermosos. Tras el batacazo capitalista del crack del 29 y una depresión que dejó tantos parados en proporción como en España (aquí llaman “paro” a lo que en EE. UU. llaman “Gran depresión”), vino un señor llamado Franklin Delano Roosevelt que levantó al país. Había banca pública y podía sacarse dinero de ella. Pero después de una guerra que solo quiso él y un hambre que solo quiso él y un desastre que solo provocó él, vino Franco y puso… una tirita. Es hermoso y poético eso de ser al mismo tiempo la enfermedad y la cura, o sea, como el Pepé, ¿no?. Pues después de esta Gran Depresión, nosotros hemos tenido no a Franklin Delano Roosevelt ni a John Maynard Keynes, sino… a Rodriguito Rato y a Marianito Rajoy.

martes, 1 de diciembre de 2015

Una cuestión vulgar

-Papá, quiero...
-Mal empezamos. ¿Qué?
-Un empleo.
-Eso es mucho querer. Sal de la casa o del país y búscalo.
-No exijo tanto ni quiero ir tan lejos: algo que me dé para comer y cubrir necesidades urgentísimas; ya sé que para tener hijos no bastará.
-También es mucho "exigir". Cierto que has hecho tus deberes e incluso tienes titulación (o lo que sea lo que se saca y haya quedado después de reformas educativas sin cuento o con demasiado cuento), pero hoy ya no basta ser válido y útil: las máquinas lo son más y las prefieren porque no sindican ni enferman. Hay que ser además malvado, servil, hijoputa, enchufado o autónomo. Si no quieres serlo, porque padeces la tara de la honradez o te has dado a la bebida o la droga, te echaremos de comer hasta que muramos; entonces, igual puedes comer del subsidio de jubilación por orfandad para adultos (si llega a haberlo, que lo dudo: "dar" no está de moda, salvo dar por retambufa). De momento, los chorizos y alérgicos a la distribución del malestar han condenado a tu generación a la esterilidad o al aborto si no hay otra, aunque repeluque, porque no repeluca tanto como tener que pagar (si pagan, que es ultima Thule de los Gilitos) orfanatos o comederos de colegio. ¡Qué horror, ocuparse de los demás! ¡Es caro y antiproductivo! ¡Y algunos, incluso... lo hacen gratis! 
-¡Me hago cruces! ¡Calla... calla! ¿Y si no puedo querer ni exigir, qué verbo debo utilizar?
-"Afiliarte" a una mafia o "suplicar"; es deporte más "popular" en España que el mismísimo balompata... deporte muy propio de país civilizado: dar patadas. Por eso gusta tanto en el tercer mundo; allí usan el Quijote para limpiarse el culo y valoran lo que se debe, la anticatalana tortilla de patatas.
-¿Y qué empleos podría suplicar?
-No sé, hijo; no soy un rico que pueda pagarte niñeras filipinas o colegios de pago como el hispanoalemán o costearte un diploma de estudios flojos en EE. UU. para que tengas currículum de más ornato y hornacina y, en último extremo, colocarte en alguna empresa "familiar" de papaíto o amiguetes similares que gestione con adecuado margen de mangue el dinero de otros sin "oposición" ni cosa semejante. No tengo dinero para hacer de ti un repelente niño Vicente, ni siquiera tengo genes de calidad adquirida para el mangoneo. Tal vez, supongo, andamos necesitados de curas...
-¡Pero si para eso hay que saber latín!
-¡Idioma con futuro, hay que reconocerlo! Aquí siempre ha funcionado al revés eso de "primero la obligación y luego la devoción". Se ha preferido la lealtad del amiguete a la responsabilidad del eficiente: mira, por ejemplo, los políticos; en España todo es cuestión de jerarquías a la medieval: iglesia, ejército, política, empresa... Medievales castas guerreras y eclesiales han dominado siempre la historia y los resortes del poder en España. Gente que se arrima y se junta, como dice el Lazarillo, para "ser fuertes", que dijo uno. O que se va al extranjero a obtener el capital que no le dejan aquí: "Tres cosas hacen al hombre prosperar / o iglesia, o mar, o casa real". Al individuo sin padrinos no se le bautiza y se le excluye y desprecia por sistema. Si fueras mujer lo tendrías más fácil: las monjas no necesitan currículum, están tan discriminadas que el desprecio se les da por igual por parte de los curas y el Dios padre macho a que sirven... aunque por lo menos no es tan macho como Alá, cuyo profeta era huérfano.
-Para algunas chicas de ahora es mucho pedir eso de ser monja, padre.
-Y para los chicos. Estudia para cura y luego te sales, como hicieron y hacen algunos. O ponte a estudiar; al menos entretiene: podrás zurrar y burlarte sin tasa de todos esos profesorcitos chiflados con dos meses de vacaciones que disfrutan la baja laboral por depresión, tienen síndrome de tumbona o padecen reformaeducativitis crónica, persistente, idiopática o idiota simplemente.
-Prefiero irme de España, aunque no sé inglés: aquí la única manera sin dinero de aprender idiomas es leyendo vídeos subtitulados en yutub, por más que solo se pueda hablar en inglés de gatos y mascotas; todos los ordenadores de mi instituto están llenos de virus, son lentísimos, el software es de pago y caducado, nadie se dedica a su mantenimiento y se cuelga por el ancho de banda que le comen los móviles. Además, los libros son caros, no se pueden fotocopiar (también hay que privatizar el saber) y todos los profesores están quemados y burning out, tú mismo lo dices, después de la burla o escamoteo generalizado de la voluntad general que obra tanto político profesional que llega al poder por esa antigüedad, momificación y falta de reflejos ante el futuro que llaman ellos "experiencia".
-Pues vete y apréndelo fuera lavando platos; no se necesita experiencia para ello. No te puedo pagar el viaje, pero puedes ir clandestino, en balsa o a pie. No te pedirán recomendaciones como aquí, donde todo es por enchufe y ocurre al revés eso de "no preguntes qué puede hacer tu país por ti, sino qué puedes hacer tú por tu país". Más vale irse a un lugar con una nación que te deje preocuparte por ella y con una banca nacional que se ocupe de crear riqueza en vez de esquilmarla, o donde las leyes no sean aquello de que "usted diga lo que quiera, que yo haré lo que me dé la gana" y donde, por tener una placa solar, no te multen con (mínimo) seis millones de euros (igualdad ante la ley, según las elećtricas, que seguro que han hecho la ley, como en general hacen todas las leyes los grupos de presión, no los individuos) porque no hay verdadera representación política del individuo. En esta dizque nación, el individuo y sus derechos están tan reprimidos como el semen de Loyola, Franco y herederos: la represión está institucionalizada desde la Guerra Civil y ni siquiera es posible reformar una carta otorgada como la que nos dieron los franquistas; solo aquí ha triunfado el fascismo, aunque ahora puedas protestar inerminablemente durante decenios para obtener una sentencia que solo se te pueda aplicar a ti, pues lo primero que se aseguró es que la justicia no funcione, que esté intervenida y que no sea general. La carta otorgada que nos dieron carece de fallos, es impecable, lo ha dejado todo bien atado: libertad nominal y papel mojado para el individuo y absoluta para los poderes económicos. La francesa está hecha una piltrafa de tantos cambios como ha padecido, pero la nuestra, quia... Es una mentira perfecta. Más vale suprimirla, no hacer otra y copiar la noruega o la suiza; al menos en esos países el individuo es respetado. Y todo esto no es nada original: lo dice todo el mundo; yo solo lo condenso.
-¿Y otros trabajos...?
-Pues actor porno, por ejemplo. Se disfruta trabajando.
-Creo que no doy la talla.
-Métete a político. No se requieren tallas especiales.
-Pero... ¡Si yo no valgo para nada ni sé hacer nada!
-¡Qué gran senador serías! Solo te dedicarías a lamer culos infatigablemente y a decir "y tú más" (lo de cobrar ya se sobreentiende). La política es eso: lamer culos y decir "y tú más"; en compensación tendrás un puesto para siempre (mira a esos políticos eternos, profesionales, incorregibles, incapaces de admitir un fallo, con una sola cara, como la Luna, y de segunda mano, como Barreda, Rajoy etcétera) y jubilación asegurada en un banco de oro, cobrando comisiones a mansalva y a salvo gracias a los aforamientos sin límite que dan las leyes hechas por ellos para gente como ellos, en medio de una prensa de papel mojado, que no se vende porque está vendida. Solo tienes que pagar la cuota del cartón que exige militar en esos gremios medievales.
-Pero si yo no tengo padrinos. ¡Solo te tengo a ti!
-Qué pena me doy: tendré que mantenerte. Hijo, me sales muy caro y no me pagan lo suficiente por haberte engendrado. No eres un hijo, tal como están las cosas eres solo un error.
-Hablemos del paro.
-Qué feo es hablar de eso en España; presupone que uno no tiene arrime ni perro que le ladre, que uno es en el fondo un subversivo, un tío de mal pelo, un pobrecito, alguien de mala familia. Se habla solo de "empleo", que es lo que hay, aunque ahora esté tan triturado que parezca fosfatina, tan duro le han pegado; los parados tienen la condición de los muertos de la guerra civil: están anticuados y nadie se ocupa de ellos y mencionarlos es de antiguos. En realidad, solo se tendría que hablar de eso y no de lo que hablan los vertederos informativos. Para no pararse ni ser detenidos los españoles capacitados se van, los torpes nos quedamos; suben los precios y bajan los sueldos, sobre todo los sueldos de los que, por milagro, y a fuerza de suplicar, empiezan a trabajar reducidos a condiciones de semiesclavitud minuseurista. Los sueldos bajarán hasta que no puedan bajar más y entonces te despedirán. Y si los suben te despedirán igual porque no pueden "mantener" trabajadores caros. Pero con esos sueldos ya no se pueden formar familias y hay que recurrir a mano de obra esclava; también está anticuado, menos para anticuados como Rajoy que siempre andan hablando de "familias"; la explicación es que para él "familia" es una "mafilia", la forma mínima de "empresa", que dicen los sociólogos; un arrime. Pero, sin capital a bajo interés de banca pública, ¿hay manera de fundar una? Prefiero deshacer familias, es lo más económico.
-Rajoy huye y no dice nada. Rajoy no es nada, ni siquiera Rajoy.
-Ni siquiera Curro Romero o, para ser autóctonos, Cagancho. Es solo un pretexto para que los demás roben y usurpen derechos. En realidad solo es un Pinocho, que también acaba en -cho, un autoritario como Pinochet que solo amenaza cuando el individuo se sale de madre. No voy a decir qué más es que termine en -ocho; se deduce. Ese no deja hablar sino a quienes dicen lo mismo que él o son tan mentirosos como él y solo lucha si hay contrato de tongo por medio: entre amiguetes se soluciona todo. Es un partido de amiguetes, de arrime; por eso ha triunfado. Y su mayor triunfo ha sido hacer un PSOE que es como él. Así que, hijo mío, si quieres tener alguna ocupación, vende tu cuerpo o tu alma, que tanto da, Igual te los compran.
-¡Soy tu hijo! ¿De verdad quieres que me venda?
-Quiero que te adopten; no es nada personal: solo por motivos económicos. Todos hemos sido aquí siempre hijos de algo: hidalgos o hijoputas, aunque lo moderno es lo segundo  (y los primeros tampoco es que sean gran cosa: hijos de papá e hijos de su madre y de mala madre, por no hablar de ahijados o "afiliados", que son "amiguetes" en lengua vulgar o política, aunque el afiliamiento en política más parece parafilia que otra cosa). En España, donde va mucho antes la devoción que la obligación, es mejor ser hideputa que hijodalgo. Que lo diga el manchego Don Quijote.

jueves, 12 de noviembre de 2015

Deselecciones

Un ente tal como el del talante ni talante ni talento ejerce para ser creído, que un creído ya es. "Podre" Sánchez no parece el protagonista de "Pedro y el lobo" sino de otro cuento, "El pastor mentiroso": nadie lo cree, ni él mismo a sí mismo, que más de lo mismo ya es, acaso peor. San Pedro y compañeros mártires han mentido, mienten y mentirán evangélicamente tres veces o más y se negarán a sí mismos y a un electorado que se les va a Ciudadanos, a Podemos y más allá por mero y simple cansancio y por vergüenza, eso de que no han oído hablar los que tienen la vergüenza de presentarse a las elecciones desde que las hay. No tomará esa cruz, no seguirá a la izquierda sino a su conveniencia; ha sido incapaz de purgarse de corrupción descagándose en cualquier estercolero de todas las mierdas preposfascistas de su partido, que es solo un pepeído edulcorado de niñatos y niñatas bonitos, bonicacos y bonicacas como el del pelo blanco de vuelo sin motor y como puedas, el valdepeñista baldío y de balde y demás Cebolletas injubilables y por así. Nadie curará al PSOE de esos estragos como nadie a su simétrica mitad pepeíta de viragos como la Lolitis Cospedorreta, la submediocre Rosi "Peor Imposible" y el desmigado y desalado Miguel Ángel, por no hablar de Costilloso Esqueletamen y otros gusanos pseudodemocráticos que se han profesionalizado en la que dicen política. El futuro  del PSOE es ser devorado por los lobos de Ciudadanos, Podemos e IU: él, el que creía tener la llave de la gobernabilidad. "Estamos rodeados, Barrymore..." y "nos han dejado solos a los de Tudela", pero ya se están buscando alianzas contra el encogimiento; solo Podemos será tan tonto como para aceptarlas, pero es que Podemos ya se está convirtiendo en otro PSOE.

Es preferible votar "otro"; cualquier cosa otra que a esos putrescidos injubilables (tan injubilables como el Rey que los mantiene y les echa de comer desde que pergeñaron su carta otorgada) del PP y PSOE, que ya proyectan su futuro momioso en una Constitución momiárquica a la medida de los privilegios intocados por "su" justicia y "su" democracia, que hoy mismo es solo una marianocracia consuetudinarista de yugos y flechas y pelayos e intereses aldeano-caciquiles dizque autonómicos. Haría bien Mariano en depilarse la barba para que se le vea el hormigón de constructora que forma su jeta, como aconsejan mis amigos maricas, ya que no se afeita ese culo tan cerrado y sin abrir. Que se le subleve media Cataluña porque es muy catalana y mucho catalana era de esperar; solo es loable lo que de república tienen, que lo otro es solo marianismo disfrazado. La única manera (la más lúcida y la más barata) de desmontar los nacionalismos es con un régimen confederal de cantones, no de estados, sino de comarcas y ciudades, que eso es lo que son los cantones, donde la iniciativa legislativa popular ejerza constantemente el referéndum. En España, donde jamás de los jamases ha gobernado el pueblo sino tres o cuatro años a lo sumo, ya va siendo hora de echar a todos esos desvergonzados al paro que ninguno de ellos ha sabido atajar y sí aumentar; solo los individuos y las iniciativas individuales podrán atajar las mafias oligocráticas; por ejemplo, si alguien quiere elevarse el sueldo, que primero busque firmas para pedir el referéndum y que luego se vote. A los estados con regímenes parecidos (Suiza, EE. UU.) no les ha ido mal y a nosotros tampoco nos hubiera ido mal con ese régimen que se intentó en la primera república si los militares, carlistas o no, no lo hubieran enviado a tomar por culo.

De Podemos se ve solo quiere ser otro PSOE; cualquiera diría que está siendo atacado por sus submarinos desde dentro y por arriba; solo la democracia interna puede evitarlo y por eso la democracia interna es lo primero que se están cargando; la democracia interna, eso que hay en la Suiza de Guillermo Tell, a quien el ciudarrealeño Félix Mejía dedicó un drama que nadie se ha leído salvo yo, aunque está publicado por la Diputación; lo dicho, otro PSOE o cuando menos extensión del mismo; eso está anunciando, eso será.

El más listo de todos es sin duda el liberal Albert Rivera; conoce a su público, arrima todas las ascuas a su sardina; y como es niño más bonito que los del PSOE, ni que fabricado por Famosa, en un país donde no se piensa sino se embiste, triunfa en política porque es el Don Tancredo perfecto. En las encuestas no hace sino subir y subir; ya veremos cuando gobierne; el toro tiene poca paciencia, y España es ganadería de victorinos: difícil, revuelta, traicionera. 

sábado, 5 de septiembre de 2015

Un par de poemas de José Aguilar Jurado, "Fray Josepho"

I

Diálogo con un antitaurino


–¿Prohibirías los toros? –Sin duda alguna, sí.
–¿Por qué quieres prohibirlos, si me gustan a mí?

–Porque matan al toro, sin ninguna razón.
–Pues no te comas ese bocata de jamón.

–Perdona, no es lo mismo. –Te ruego que concretes.
–Al toro lo torean. –¡También lo hacen filetes!

–Lo malo es que se haga por diversión y fiesta.
–¿La diversión es mala? ¿Acaso te molesta?

–Me molesta que el público disfrute con la muerte.
–Oye, pues tú no vayas, si eso no te divierte.

–¡Jamás hay diversión si un ser vivo se inmola!
–¿Te fastidia tal vez porque es fiesta española?

–El toro sufre mucho por culpa del torero.
–¿Y la vaca disfruta cuando va al matadero?

–Muere un ser indefenso, y eso es lo que deploro.
–¿Indefenso? Perdona. Ponte enfrente de un toro…

–El torero va armado. No aguanto que se queje.
–¿Y el feto, en un aborto? ¿A ese quién lo protege?

–El aborto es distinto. Decide la mujer.
–Pero el feto está vivo. Y también es un ser.

–Si me sales con esas, ya el debate lo corto.
–¿Te asquean las corridas y te mola el aborto?

II

Relación de personalidades ilustres de Cataluña


El Quixot es novela catalana,
que al mundo Cataluña entrega, ufana.

(Miguel Servet fue el padre del autor,
un catalán también, de lo mejor).

De Ávila no fue Santa Teresa,
pues ejerció en Pedralbes de abadesa.

Colón no fue marino genovés:
fue catalán, como Ferran Cortés.

Américo Vespucio, por fortuna,
fue catalán, Despuig, sin duda alguna.

Y Francisco Pizarro, vive Dios,
se llamaba en verdad Francesc Pinós.

(Cataluña también descubrió América,
cosa que pone a España muy histérica).

El Lazarillo, espejo de truhanes,
se escribió en los Países Catalanes.

Galceran de Cardona es Garcilaso:
lo hemos sabido ahora, con retraso.

España, la cruel nación vecina,
nos afanó también La Celestina.

Quevedo, un español, mala persona,
solo plagió al rector de Vallfogona.

Y les diré, por si a alguien le interesa,
que Leonardo da Vinci es de Manresa.

Catalana también es la sonrisa
de su obra magistral, la Mona Lisa.

Y es Artur Mas, en fin, el campeón
en lo de combatir la corrupción.

El canallazgo

Ígor Rodríguez, "El canallazgo", en Nueva Tribuna, 4-IX-2015:

Es el sistema del canallazgo. Construyendo una realidad sobre la que ideologizar a las masas de uno y otro lado de la línea.

Es el canallazgo, un régimen donde la libertad de ser mediocre, la dictadura del precariado intelectual y las ideologías jerarquizantes de la desigualdad y la dominación se dan la mano en un occidente que, con su falaz aserto “tenemos el sistema menos malo conocido”, cierra las puertas a un mundo verdaderamente justo.

Estamos en manos de canallas. Es una variante de otra frase aún con menos certeza que pronunciaban nuestros mayores ante cualquier injusticia social televisada: ¡en manos de quién estamos! Hoy queremos ser capaces de acertar a señalar qué y quiénes son esos en cuyas manos estamos, en cuyas manos nos hemos puesto, a cuyas manos permitimos manosearnos, manejarnos, hacer y deshacer a su antojo, el antojo de unos límites que ellos han creado y que llaman ley (no todas las leyes, está claro, emanan de ese antojo), donde las dudas sobre la distancia entre lo ético y lo legal quedan despejadas.

Pienso en cada acto cotidiano: por ejemplo, ponerse delante de la tele, creer que en la gama de canales que se ofertan (se imponen) está el acto ingenuo de servicio público de información, de contar sin más lo que pasa, sin que medien aspectos de carácter político, entre los que se encuentran los económicos. Obviamente, político aquí no es partidista, aunque la consecución de ciertos fines, claro está, se materialice en los partidos, especialmente en aquellos en cuyo ideario y/o praxis podemos identificar ideologías de la desigualdad).

Canallas son gobernantes y hombres de poder xenófobos que luego se persignan, como canallas son esos –suelen ser los mismos- que se enriquecen a costa del empobrecimiento de los trabajadores. Canallas son también esos comentaristas de tres al cuarto, intelectualmente mediocres, que, por estar capitalizados simbólicamente en las destrezas discursivas que el mercado de intercambios lingüísticos sanciona como adecuadas (como explicara Bourdieu), pasan, en apariencia, por ser honestos y poseedores de la verdad y el conocimiento. Canallas son los que editan espacios televisivos o periodísticos, de consumo masivo, y que ponen a aquellos el micrófono en la boca y nos hablan de objetividad, imparcialidad, neutralidad, sin que los asistentes al espectáculo (des)informativo puedan, con certeza, acertar a dilucidar sus conceptos. La luz es difusa para identificar a los canallas.

El mundo es construido desde el atril del partido, desde la rueda de prensa, convenida en hora interiorizada en la útil agenda informativa que ordena el día; desde la televisión y el titular (limitado en su esencia misma) en las definiciones de los otros, partiendo del auto construido punto cero de la (falaz) neutralidad.

Nos han despojado de la filosofía de tal modo que es imposible que el ciudadano educado en la precariedad para el precariado pueda establecer la línea de continuidad de todo este sistema filosófico de las definiciones de los otros y la definición propia, en el ahora mismo del mediatizado mundo que 1) el cine de gran presupuesto y efectos especiales reproduce e inventa; 2) los articulistas y comentaristas y presentadores televisivos y radiofónicos de escrúpulos e intelectualidad a la altura  de un gusano –en algunos casos más que en otros, y excepciones hay- construyen, donde el género periodístico noticia (incluso la opinión misma) se confunde con el hecho mismo o, peor, con la invención de una realidad paralela intencionadamente edificada respecto de los intereses de un grupo social-económico-político específico; 3) el político profesionalizado, aspirante a cargo desde su adolescencia, defiende, porque el cargo actual y futuro le va en ello; 4) el maestro de corta y poca formación eleva a la altura adecuada que precisa el maniqueísmo jerarquizante de lo correcto y lo incorrecto, de lo bello y lo no bello, de lo superior y lo inferior, de lo universal y lo no universal, es decir, lo tuyo frente a lo del otro, tú que hablas una lengua, frente al otro que no llega, que habla en dialecto o, peor, como sostuviera Pidal, “jerigonzas de negros” (llámenle intelectual); tú que tienes historia frente al otro, al que –oh, un intelectual más dixit- ni historia tiene; tú que vives en un sistema y no un régimen; tú, demócrata y no populista; tú, hombre (blanco), no mujer (de cualquier aparente color). ¡Qué destino le depara al otro –piensas desde el sistema-mundo, construido a tu imagen y semejanza- sino la tutorización y el oenegeísmo!

Las masas piden a sus gobernantes neoliberales, colocados en sus puestos por el pensamiento neoliberal de los votos de las masas, algún atisbo de humanidad: ¡piden, a las ideologías de la desigualdad, ideología de la igualdad!

Es la contradicción de nuestro tiempo, donde la tasa de alfabetización y comodidades están a años luz del ayer. La línea de continuidad no contrapone aquella dureza con la felicidad, aquel analfabetismo con la intelectualidad generalizada, aquella sinrazón con el haber aprendido de los errores, como los discursos de la mediocridad vienen construyendo desde hace décadas. La línea de continuidad es la del canallazgo, ese sistema de la indolencia edificado desde la construcción del otro como inferior, para someterlo, para arrebatarle su tierra, su cultura, su historia, su vida y su familia, para esclavizarlo, (pseudo) argumentando sobre su no humanidad, su condición de inferior, para descubrirlo, para conquistarlo, para interiorizarlo sin solución posible para él/ella. Un sistema construido sobre las bases de la ideología de la desigualdad encargado de expoliar hasta el último suspiro, incluyendo el conocimiento, cada hallazgo humano de los inferiorizados, para autodesignarse la luz y la razón que ilumina el mundo, sobre el que ya no es preciso ni discutir el auto asumido derecho –supremo, como no puede ser de otro modo- de apropiación, llamando a esto la civilización frente al salvaje.

Es el sistema del canallazgo. Construyendo una realidad sobre la que ideologizar a las masas de uno y otro lado de la línea, a través de eso que llaman conocimiento y que no es más que la continua exaltación de lo falazmente superior ante el falazmente inferior, ideologizando por doquier y con todos los medios, con más poca vergüenza que otra cosa, en que lo europeo, lo occidental, es el bien, luz, cultura, museo, belleza, orden, ciencia, libro, lo universal: en definitiva, la superioridad misma.

¿Cómo asombrarnos de la indolencia, de la indiferencia, de la misma institucionalidad de la desigualdad, del racismo, del machismo, de la discriminación y la violencia, de la normalidad con que un fabricante de vallas hace su negocio a cuenta de la sangre ajena?

Las masas gritan despavoridas ante las fotografías que muestran los horrores de nuestra propia vergüenza, los efectos de nuestra miseria interior. Las masas piden a sus gobernantes neoliberales, colocados en sus puestos por el pensamiento neoliberal de los votos de las masas –cualquiera que sea el color de la papeleta-, algún atisbo de humanidad: ¡piden, a las ideologías de la desigualdad, ideología de la igualdad! ¿Y no es como pedir peras al olmo?

Las masas encenderán la televisión, escucharán al iluminado de la gomina, al fantoche de los dientes como marfil y al otro, el del flequillo, en cuya mordida de gafas aparenta el saber; los escuchan porque el espacio televisivo los presenta como opción posible, como punto de vista posible, como ideología posible, porque la ideología de la desigualdad no sólo puede, está: es consustancial a esta indolencia.

Las masas en la línea de continuidad del canallazgo preservarán el sistema canalla en la urna y volver a la serie de televisión pseudohistórica para que siga alimentando la falsa superioridad del yo frente al otro, al tiempo que dilucidar si el hijo de la Pantoja anda flojo del vientre ante las muchachas; volverán al informativo que nombra sistema al yo y régimen al otro, que llama pirata al marinero desposeído de su mar, de su sustento; que busca la anécdota del otro frente a la certeza de los propios, a los que amenazan avalanchas humanas (he ahí las maravillosas metáforas periodísticas), de las que, en la procesión, la misa y la romería, nos protegen las benditas concertinas.

Es el canallazgo, un régimen donde la libertad de ser mediocre, la dictadura del precariado intelectual y las ideologías jerarquizantes de la desigualdad y la dominación se dan la mano en un occidente que, con su falaz aserto “tenemos el sistema menos malo conocido”, cierra las puertas a un mundo verdaderamente justo.

Ígor Rodríguez Iglesias | Investigador en la Universidad de Huelva y la UAM.
Área: sociolingüística crítica y análisis crítico del discurso.

martes, 1 de septiembre de 2015

El imposible epitafio de Mariano Rajoy

Un político serio y sabio, como Cánovas, comprendería las palabras de las Odas de Horacio (IV, 9), porque no era un hombre solo instruido, sino culto, y añadió incluso volúmenes a la Historia de España de Modesto Lafuente; pero es que él era un político, no lo que es don Mariano Rajoy Brey. 

La oda de Horacio se dirige a su amigo Lolio, de quien alaba las virtudes públicas contrastándolas con las antipúblicas de la gran mayoría de sus compañeros (la traducción, más abajo):

[...] Est animus tibi
rerumque prudens, et secundis
temporibus dubiisque rectus,

vindex avarae fraudis, et abstinens
ducentis ad se cuncta pecuniae,
consulque non unius anni;
sed quoties bonus atque fidus

iudex honestum praetulit utili, et
rejecit alto dona nocentium
vultu, et per obstantes catervas
explicuit sua victor arma.

Non possidentem multa vocaveris
recte beatum: rectius occupat
nomen beati, qui Deorum
muneribus sapienter uti,

duramque callet pauperiem pati,
pejusque letho flagitium timet [...]

"Yo admiro en ti la prudencia que prevé los acontecimientos, el alma recta, siempre igual en los días felices como en los adversos; la justicia que castiga el fraude, hijo de la avaricia; el desinterés que se abstiene de la riqueza absorbente. En suma, el cónsul no solo un año sino en toda ocasión en que, juez íntegro y esclarecido, prefirió lo honesto a lo útil, rechazó desdeñosamente los dones ofrecidos por los culpables y, armándose de virtuoso valor, quedó vencedor de la obstinada hueste de los vicios enemigos. No hay que llamar feliz a aquel que posee muchas riquezas, sino que tal nombre cuadra mejor a la persona que sabe usar con acierto los dones de los Dioses y sufrir sin quejarse la pobreza ruda, al hombre que menos teme morir que no perder la honra con una mala acción."

Me parece que en la tumba que le tienen preparada a Mariano Rajoy nunca podrá figurar ni un solo verso de Horacio.

domingo, 23 de agosto de 2015

Dismaland, el parque de atracciones posmoderno diseñado por Bansky


Nunca será feliz. Y, desde luego, ya no comerá perdices. El cuerpo de la bella Cenicienta yace inmóvil, pese a los intentos de sus dos fieles pajaritos por reanimarla. Alrededor, los restos de su carroza volcada y los caballos agonizando dan fe de lo ocurrido. Tal vez fueran las prisas por volver del baile antes de la medianoche, o quizás el intento de huir de los paparazis que ahora se ceban a flases con su cadáver. El caso es que la princesa debió de coger con demasiada rapidez una curva y ahora es carne para morbosas primeras páginas. Un cuento de hadas culminado en tragedia, con un guiño al drama de Lady Diana. Y una instalación que resume Dismaland, la versión distópica de parques temáticos como Disneyland que el grafitero Banksy inauguró el pasado viernes en Reino Unido.

Todo en Dismaland tiene una doble o triple lectura. Estará abierto hasta el 27 de septiembre
Cientos de invitados acudieron a Weston-super-Mare, pequeña localidad perdida en la costa oeste de Inglaterra, para descubrir la última ocurrencia del creador urbano más cotizado y misterioso del planeta, maestro de los estarcidos con plantilla y de la provocación al poder. Su mayor trabajo hasta la fecha, según ha sentenciado ya la prensa británica de un tipo que ha pintado grafitis en el muro de Gaza, expuesto un elefante vivo o vendido por pocos dólares en una tienda temporánea en Nueva York decenas de sus valiosísimas obras.

Los primeros visitantes se encontraron con un monumento al inconformismo, un lugar que apenas comparte dos elementos con los parques temáticos habituales: el mapa y la noria. Desde fuera, Dismaland recuerda más bien a Alcatraz. Y, una vez dentro, el disparatado mundo de Banksy se desvela con toda su fuerza. Donde en los parques tradicionales hay muñecos deseosos de abrazos, Dismaland ofrece empleados al borde de la depresión, que bufan resignados si uno se niega a jugar al minigolf o reprochan al visitante: “¡No te rías!”. Cada esquina proporciona imágenes desoladoras, de un entristecido soldado imperial de La guerra de las galaxias con un globo que reza “Soy un imbécil”, a una piscina donde el público pilota una patera repleta de inmigrantes, sorteando los cuerpos de cuantos ya se han ahogado.

“Es todo taaan deprimente”, sintetiza con una sonrisa Penny Woolcock, venida desde Londres a descubrir la nueva genialidad del grafitero. Porque en el fondo Banksy ha levantado una catedral de la risa amarga, una galería de obras e instalaciones que mezclan humor negro y mensajes sutiles para recordarnos que el nuestro no es, ni mucho menos, el mejor de los mundos posibles. El abanico va desde un estand donde hay que intentar tumbar un yunque a golpes de bolas de pimpón —el premio para la utópica misión es el propio yunque— hasta una impresionante maqueta de una ciudad entera repleta de coches accidentados y edificios decadentes, donde predominan las luces azules de policías y antidisturbios.

Dobles lecturas.

Todo en Dismaland tiene doble o triple lectura. Empezando por el contraste entre el descuido total del recinto que lo acoge, la alegría imparable del público y la intensidad de las obras de arte que ahí se exponen. “Es un parque temático para la familia incómodo para los niños”, según su creador, aunque el entusiasmo con el que varios pequeños corretean de un lado a otro parece desmentirle. El propio Banksy ha contribuido con 10 obras y seleccionando a otros 58 artistas internacionales, de 17 países —con especial hincapié en Oriente Próximo—, que han aportado su granito de arena. Hay pesos pesados como Damien Hirst o Jenny Holzer y creadores desconocidos, todos tratados, eso sí, como iguales. No falta presencia española, con los cuadros del artista granadino Paco Pomet, de la galería My Name’s Lolita Art, y la obra del grafitero valenciano Escif.

“Todos los trabajos son muy subversivos”, asevera entusiasta otra visitante, Emily Lequesne. Y, acto seguido, agradece también a Banksy la elección del lugar. El creador ha contado que de pequeño solía visitar en Weston-super-Mare el parque temático de Tropicana, que acabó cerrando en el año 2000 debido a la caída en picado de la afluencia. Banksy se coló en la estructura hace meses y debió de quedar tan satisfecho que decidió despegar aquí su nueva ocurrencia. Contenta debe de estar también la ciudad, sobre todo a juzgar por los resultados de la anterior muestra de Banksy en Reino Unido: en 2009, su retrospectiva en Bristol superó los 300.000 asistentes. Los interesados tienen tiempo hasta el 27 de septiembre, cuando Dismaland cierre las puertas —la entrada vale tres libras y hay 4.000 entradas diarias para el público de la calle— y el grafitero se vuelque en su siguiente misión.

El parque fue un misterio hasta hace unos días. En teoría, solo cuatro personas de un consejo local sabían qué se estaba levantando en el recinto de Tropicana. Los demás responsables creyeron a la versión oficial, la que también escucharon los habitantes de Weston-super-Mare: el barullo era cosa de Hollywood, del rodaje de un supuesto thriller bautizado Grey Fox.

Pero las cámaras no llegaban, y el decadente castillo que ocupa el corazón del parque se convirtió pronto en una pregunta demasiado grande como para no tener respuesta. De ahí que el misterio de Banksy volara por los aires poco antes de la inauguración. Y la página web de Dismaland se colgó bajo millones de clicks. Sea como fuere, el creador, nativo de la cercana Bristol —uno de los pocos datos ciertos de su casi ignota biografía—, quiso regalar otro homenaje a su región natal: el viernes por la mañana solo podían acceder los habitantes de Weston-super-Mare, lo que se traducía en un apacible desfile de familias y ancianos. Por la tarde, en cambio, la fiesta de inauguración se convirtió en algo así como una alfombra roja hipster, con los visitantes que se desafiaban a golpes de modernidad y elegancia.

Cualquiera de ellos, en realidad, podría ser el propio Banksy, ya que nadie conoce su cara. “¿Y si fuera yo? ¿Qué harías?”, interpelaba al periodista Emily Lequesne. Al fin y al cabo, se ha especulado con que el creador sea una mujer o quizás un grupo de siete artistas. Probablemente nunca se sabrá si Banksy quiso vivir en primera persona el debut de su parque.

Pero, a falta del anfitrión, Dismaland regalaba otros encuentros inesperados. Tanto como hacer la cola en la tienda de regalos —colocada al final, como manda el títulos de su filme Exit through the gift shop, el documental de Banksy que en 2011 optó al Oscar, y en el que se burlaba del mundo del arte urbano y los enormes precios de las obras— tras un tipo que se parece impresionantemente al actor Jack Black. “¿Cómo vas?¿Qué camiseta te gusta más?”, pregunta de repente el hombre al periodista, tras darse la vuelta. Su carnet de conducir, sacado para pagar, aleja las dudas: es Jack Black. Lo que trae otra certeza: al menos él no puede ser Banksy. Bueno, quién sabe.

Dos españoles en el reino de Banksy

El anfitrión de Dismaland ha escogido personalmente los artistas y hasta las obras que quería exponer en su nuevo parque temático. De entre 58 artistas de 17 países, Banksy ha seleccionado a dos españoles: el pintor Paco Pomet y el grafitero Escif (el único español que aparecía en el documental de Bansy Exit through the gift shop).

“Contactaron conmigo en torno a Navidad. Solo dijeron que estaban organizando una exposición en Reino Unido con artistas internacionales, que estaban interesados en mi obra y que todo tenía que ser confidencial”, relata Pomet. En concreto, siete de sus cuadros han sido seleccionados y lucen en la galería del parque. El artista considera que “el inconformismo” es la clave que une su trabajo al de Banksy, y de los demás creadores presentes. Traducido a sus cuadros, significa ver al Monstruo de las galletas subido a un jeep con varios guerrilleros o unos árboles que parecen sangrar tras ser cortados.
Pomet relata que la organización se encarga de todo: el traslado, el seguro, alojamiento y estancia de los artistas. A cambio, pide cierto silencio sobre los enigmas que rodean Dismaland y su creador, lo que él respeta a rajatabla. Tampoco desvela mucho más Ramón García, titular de la galería My Name’s Lolita Art donde el pintor expone. Eso sí, el galerista no para de sonreír y subrayar su revancha: en los últimos dos años, la feria Arco le ha dicho “no” y sin embargo ha sido llamado a la corte de Banksy.