martes, 1 de septiembre de 2015

El imposible epitafio de Mariano Rajoy

Un político serio y sabio, como Cánovas, comprendería las palabras de las Odas de Horacio (IV, 9), porque no era un hombre solo instruido, sino culto, y añadió incluso volúmenes a la Historia de España de Modesto Lafuente; pero es que él era un político, no lo que es don Mariano Rajoy Brey. 

La oda de Horacio se dirige a su amigo Lolio, de quien alaba las virtudes públicas contrastándolas con las antipúblicas de la gran mayoría de sus compañeros (la traducción, más abajo):

[...] Est animus tibi
rerumque prudens, et secundis
temporibus dubiisque rectus,

vindex avarae fraudis, et abstinens
ducentis ad se cuncta pecuniae,
consulque non unius anni;
sed quoties bonus atque fidus

iudex honestum praetulit utili, et
rejecit alto dona nocentium
vultu, et per obstantes catervas
explicuit sua victor arma.

Non possidentem multa vocaveris
recte beatum: rectius occupat
nomen beati, qui Deorum
muneribus sapienter uti,

duramque callet pauperiem pati,
pejusque letho flagitium timet [...]

"Yo admiro en ti la prudencia que prevé los acontecimientos, el alma recta, siempre igual en los días felices como en los adversos; la justicia que castiga el fraude, hijo de la avaricia; el desinterés que se abstiene de la riqueza absorbente. En suma, el cónsul no solo un año sino en toda ocasión en que, juez íntegro y esclarecido, prefirió lo honesto a lo útil, rechazó desdeñosamente los dones ofrecidos por los culpables y, armándose de virtuoso valor, quedó vencedor de la obstinada hueste de los vicios enemigos. No hay que llamar feliz a aquel que posee muchas riquezas, sino que tal nombre cuadra mejor a la persona que sabe usar con acierto los dones de los Dioses y sufrir sin quejarse la pobreza ruda, al hombre que menos teme morir que no perder la honra con una mala acción."

Me parece que en la tumba que le tienen preparada a Mariano Rajoy nunca podrá figurar ni un solo verso de Horacio.

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