domingo, 20 de abril de 2008
Apenas y otras construcciones dignas de estudio
Algunos fenómenos léxicos y sintácticos han atraído mi atención; ya descubrí algunas características propias del dialecto manchego, como el uso de Hola con el significado de Adiós, común con el asturiano y que tal vez nos venga desde el extremeño (también se ha oído en Huelva, que linda con Badajoz) o el del uso de la segunda persona del plural en -áis en los futuros de indicativo, fenómenos que veo que Juan Manuel ha puesto en su Diccionario (sin nombrarme siquiera, ¡muchas gracias, hombre!), pero hay algunas más que, sin ser dialectales, sino propias de la lengua general, me intrigan un poco. Y algunas palabras, por ejemplo, la que Ángel Crespo consideraba la más poética del idioma español, apenas. Es un adverbio que significa casi, como en esa película, Casi 300. O como la preposición que se usa para redondear: hasta 300 vinieron. Hay además una expresión que indica lo ingresivo o que no se termina de lograr: "Labio que no termina de ser hacha". Hasta es la preposición más abstracta: un estudio ha determinado que es aquella cuyo uso exacto más tarde aprenden los niños pequeños. Pues bien, el uso del adverbio apenas como complemento cuantificador del sustantivo fuerza un poco la sintaxis del castellano, y es opuesto al uso de un muy de grado superlativo negativo ante sustantivos, como en Muy hombre
"Apenas hombre, sacerdote indino", escribe Quevedo de Góngora
"Once apenas psicoanálisis o la tierra de los conejos" es el título de una obra teatral del hijo de ciudarrealeños y autor del Diccionario Akal de teatro Manuel Gómez.
Creo que el fenómeno se relaciona un poco con el uso predicativo de apenas en Calderón: "Apenas llega, cuando llega a penas", en que suma a una epanalepsis un calambur. En el primer caso tenemos un uso equivalente a casi no, pero no puede conmutarse en el segundo. Y habría que ver lo que tienen que decir los lingüistas en el problema de la cuantificación en castellano y los cambios de significado según la posición del adverbio; al respecto lo que dice la Gramática Descriptiva es una sincera mierda.
Otro fenómeno: el uso de sustantivos con valor preposicional, que adquieren tras una serie de recortes de preposiciones; tal fue el caso de vía: Voy a Moscú por vía de Barcelona > Voy a Moscú por vía Barcelona > Voy a Moscú vía Barcelona.
O bien: Estoy en camino de Soria > Estoy camino de Soria > Estoy camino Soria. Con lo que tenemos otra preposición, camino, que, como en el caso de vía, no viene en los repertorios tradicionales. Creo que la evolución de otras preposiciones tónicas, como según y contra, hubo de ser semejante.
En mis estudios de la prensa del siglo XIX he notado algunas construcciones y giros lingüísticos curiosos que no he visto documentados ni en el CORDE: cabalito, etcétera. Y el comienzo de algunos, como por ejemplo el uso de no ante sustantivos, que dicen viene del inglés a través del francés, pero tiene motivos funcionales sobrados de creación en castellano en los textos jurídicos. Habría que estudiarlo en concomitancia con el uso de no ante participios, como hacía fray Luis, otro aficionado a los experimentos sintácticos, cuando escribía
"luz no usada"
"traspasaré la vida
en gozo, en paz, en luz no corrompida"
"Un no rompido sueño"
"su cantar sabroso no aprendido"
"el mal no merecido"
En Un no rompido sueño estamos ya muy cerca de un no sueño, y también de un apenas sueño. Estamos cerca de transformar la cuantificación en un prefijoide, es decir, en ese tipo de prefijos que no son afijos y poseen acento.
Habría para analizar y estudiar algo más estas cosas, pero no es el sitio ni el momento de hacerlo, ni tengo tiempo para ello.
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