Del memorable y famosísimo discurso de Steve Jobs, fundador de Apple y ahora propuesto al Príncipe de Asturias:
Y mucho con lo que me encontré después como consecuencia de hacerle caso a mi curiosidad e intuición resultó no tener precio. Déjenme ponerles un ejemplo: la Universidad Reed College que abandoné ofrecía en ese momento la que quizás fuera la mejor enseñanza de caligrafía del país. A lo largo del campus cada cartel, cada etiqueta y cada cajón estaban bellamente caligrafiados a mano. Como había abandonado los estudios y no tenía que ir a las clases obligatorias, decidí ir a clases de caligrafía para aprender a hacer eso. Aprendí sobre tipografías 'serif' y 'sans serif', sobre el espacio entre las letras, sobre aquello que hace grande una tipografía. Era hermoso, histórico, artísticamente sutil de un modo que la ciencia no puede captar, y me pareció fascinante. Nada de esto tenía la más mínima aplicación práctica en mi vida. Pero diez años más tarde, cuando estábamos diseñando el primer Macintosh, todo esto volvió a mi mente. Y diseñamos el Mac con todo eso en su interior. Fue el primer ordenador con una tipografía bonita. Si nunca hubiera ido a ese curso universitario, el Mac no hubiera tenido varias tipografías o fuentes espaciadas proporcionalmente. Y como Windows simplemente copió a Mac, posiblemente ningún ordenador los tendría ahora. Si nunca hubiera decidido dejar la Universidad y hacer ese curso de caligrafía, los ordenadores personales no tendrían la maravillosa tipografía que poseen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario