La definición de muerte según la Medicina: "Suceso obtenido como resultado de la incapacidad orgánica de sostener la homeostasis fisiológica, esto es, en un organismo, la regulación del ambiente interno para mantener una condición estable y constante; dada la degradación del ADN contenido en los núcleos celulares, la réplica de las células se hace cada vez más costosa."
Su principal característica es que es definitiva, al menos para la conciencia. Físicamente cesan los latidos del corazón y la respiración, y se inicia un proceso que en un determinado momento se torna irreversible. Sólo a ese momento se le puede llamar muerte, y así, a quienes han sido resucitados, sus experiencias hay que llamarlas otra cosa, "experiencias cercanas a la muerte", pero no de muerte como tal. Hay que ser cautos. Después de la muerte viene la necrosis y la descomposición, un enfriamiento y pérdida de energía cinética general, asumiendo el segundo principio de la termodinámica.
La muerte es algo natural: si no existiera saturaríamos el mundo; nuestra conciencia no puede renovarse sino revocándose y desapareciendo, si bien nuestro cuerpo perdura a través de sus genes en los hijos o los familiares. La conciencia puede perdurar a través del recuerdo, del arte, de lo que los demás nos deben, de lo que enseñamos etcétera, pero es siempre parcialmente, de la misma manera que nuestro cuerpo perdura en parte en la programación genética que heredan nuestros hijos. Si yo tuviera un clon o un gemelo, seguiría viviendo si yo muriera en él, al menos en parte. Lo contrario es suponer que la identidad o la conciencia es algo más que lo que realmente es: un subproducto de la materia. Le damos demasiada importancia; al menos la superstición religiosa se la da. Los sentimientos, que también nos hacen humanos, tienen que ver con esa faceta de nuestra personalidad tan poco racional. De algún modo la muerte es el último de los cocos de nuestra infancia mental y lo único que la hace horrible es el dolor con que se suele acompañar y cortejar, muchas veces impostados más por una tradición y una cultura que por un verdadero sentimiento o la sensible pérdida de un compañero y de un amigo. La mayor parte de la gente, además, no es que presuma de conciencia muy acentuada; es un simulacro que basta para autoconvencerse o autoengañarse de que no van a donde van: a ninguna parte. Los espantajos de esa persuasión son muy convincentes, pero el budismo conoce que no existen reencarnaciones de la identidad, ya que esta no existe, sino de los elementos que la componen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario