Si uno fuera a un Juzgado de guardia a poner una denuncia contra el Estado, UGT y CCOO por malversación de caudales públicos, ¿podría prosperar el proceso? No, porque el Estado no reconoce el derecho de sus ciudadanos, sino el de los representantes de sus ciudadanos. Eso es un lastre y un vicio para la democracia; se me objetaría eso impediría el funcionamiento de la sociedad, a lo que yo contestaría que sería el funcionamiento erróneo de la sociedad, el cual se evitaría con un funcionamiento que tuviera en cuenta la transversalidad y las rotaciones, único método para evitar la corrupción generalizada que invade la política. Las decisiones deben ser tomadas no por uno, sino por varios, y esos varios deben de rotar y renovarse continuamente; lo único que se les debe pedir es un similar nivel de competencia administrativa. Pero el problema ya es muchas veces que la corrupción es la regla y no la excepción.
Los sindicatos cobran y están callados en plena crisis, porque viven del erario público. 437 millones de euros se embolsaron la Unión General de Trabajadores (UGT) y Comisiones Obreras (CC OO) en el último año del dinero procedente de los presupuestos ministeriales: dinero de los parados. A esa cantidad hay que sumar otras muchas nada desdeñables de Comunidades Autónomas y Ayuntamientos.
Con estas cuentas y puesto que, como reconocen incluso desde el seno de UGT, “las aportaciones de los afiliados no dan ni para pagar la luz”, no es de extrañar que los sindicatos guarden silencio ante la actual crisis económica y no hayan salido a ejercer la que es su principal labor, y por la que perciben 15 millones de euros del ministerio de Corbacho: la defensa de los trabajadores.
La sinfonía no es nueva, contra el género humano con motivo de los sindicatos. Sabemos que determinadas organizaciones están por decirlo en términos religiosos demonizadas. Opino que el ser humano es así,homo homini lopus. ¿Donde una buena chica con una buen muchachote?, pero hay que cargar precisamente contra la organización de los trabajadores. más o menos representativa pero que se legitima diciendo que les representa, con lo que los trabajadores tienen la última palabra. Esto es, como decía Mairena, lo que pasaba con la Sociedad de Naciones, no sirve para nada, pero si no existiera habría que crear una, pues con los sindicatos igual, no te gustan UGT y CCOO monta otro o haz entrismo y cámbialo desde dentro. ¿Has escudriñado en los nidos de las empresas, con el nepotismo por las nubes?, no lo necesitamos, pero hay que darle un puesto, que su padre es magistrado, o hablamos de la judicatura, o de la policía y la guardia civil, tan mona ella. Pero claro no, hay que acordarse de los representantes de los trabajadores. Yo los he visto de todos los colores y he pisado otras organizaciones y en el fondo, todo es lo mismo, falsedad a raudales y poca entereza, alguna persona se salva. Pero que le vamos a hacer si uno es exigente.
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