sábado, 12 de junio de 2010

Admirable Habermas

He tenido que realizar para mi hija, que anda atribulada por el examen de selectividad, una síntesis del pensamiento -que a veces es un pesamiento, y aun una pesadez, pero con mucho peso específico, todo hay que decirlo- de Habermas, de la escuela de la salchicha, que os ofrezco a continuación. Habermas debiera estar orgulloso y aun ogrulloso de haber hecho un esfuerzo tan importante y de tanta validez y trascendencia. Asumo no ya bastantes, sino muchas de sus ideas, a las que habría no poco que objetar, sin embargo y por desgracia, sobre todo en lo referido a la posibilidad real de ese ideal de comunicación, como bien podría oponer cualquiera que haya estudiado la retórica de Chaïm Perelman y Lucie Ollbrechts-Tyteca, que le debe tanto, o haya leído algo de la Escuela de Palo Alto; pero lo bueno de Habermas es que incluso estas objeciones las puede integrar en su proyecto, tan honesto y válido es.

Jürgen Habermas realiza una crítica del cientifismo que según la Escuela de Frankfurt a la cual él mismo pertenece, de inspiración marxista, caracteriza al siglo XX. Según la Escuela de Frankfurt el tecnocientifismo o racionalidad instrumental es la causa del fracaso de las grandes utopías que intentaron emancipar al hombre a comienzos en ese mismo siglo: Fascismo, Comunismo y Consumismo capitalista.

Estima que la causa del fracaso de esas utopías se reducía al triunfo de la racionalidad instrumental. Esta razón se funda en la ciencia y la técnica , que nos dicen cuál es el mejor medio para alcanzar cualquier fin, sea el que sea, y no se preocupa de qué fin sea ese, porque considera que no hay un sólo fin para toda raza humana, sino infinitos, así que sólo es posible conocer los medios, que son menos, más seguros, más fiables y más cercanos a nosotros que los fines, por lo que sólo la ciencia es forma auténtica y segura de conocimiento.

La razón instrumental afirma que no sabe definir cuáles son los fines y metas de la vida humana, entre otras cosas porque

-Los criterios son individuales y subjetivos, uno para cada cual
-No hay criterios y normas intersubjetivos, que nos unan a todos.
-La Ética , por tanto, es incapaz de intersubjetividad
-Luego todo valor moral es relativo, subjetivo e irracional
-Y sin criterios y normas no se pueden construir proyectos de futuro

Ello explica:

1.El fracaso de las utopías Fascismo, Comunismo y Consumismo capitalista.
2.Que en el XX surgieran filosofías subjetivistas como el Neopositivismo, el Existencialismo y el Posmodernismo

El monopolio de la razón instrumental provoca varios efectos:

a) La especialización: todo se deja en manos de expertos y técnicos
b) La masificación y que se quite al individuo el privilegio de pensar (cultura de masas, el hombre unidimensional de Marcuse).
c) Priva al hombre de su libertad, de su emancipación, le aliena y le cosifica, le impide gobernar su mente y su vida, porque la razón instrumental considera que la mayoría o las mayorías no son suficientemente expertas para pensar objetivamente.
d) El mercado pone precio a todo, no el hombre: el mercado da a un cuadro o libro su valor, y también lo da a los propios seres humanos, que quedan cosificados y son también víctimas del mercado. Hasta lo más específicamente humano, el arte y el pensamiento, son considerados tb. medios para satisfacer a las masas (copias kitsch o de mal gusto de las obras de arte, que son por su propia naturaleza únicas, subjetivas). El mercado no desarrolla individuos autónomos y solidarios, sino heterónomos y solitarios.
e) El hombre es víctima de la cosificación o reificación del hombre: es un medio, no un fin en sí mismo.
f) La razón instrumental desautoriza la democracia porque esta se funda en valores de libertad, igualdad y fraternidad que son morales y por tanto subjetivos y relativos.

Tan desagradable situación obligó a Jürgen Habermas, también de la escuela de Frankfurt, a hacer un esfuerzo para encontrar una salida humanística a la misma, y la encontró en Conocimiento e interés (1968) añadiendo a la razón instrumental el concepto de comunicación. Allí afirmará dos cosas:

A) La objetividad de la tecnociencia y la subjetividad del espíritu humano no están desconectados.

B) Existen tres principales intereses que guían todo aspecto y acción de la vida humana: el técnico, el práctico y el emancipatorio

1. El humano interés tecnocientífico por dominar la naturaleza y transformarla que guía ciencias como las naturales, el trabajo y la economía tiene el fin de satisfacer las necesidades humanas, luego no son aspectos objetivos ni desinteresados

2. El humano interés práctico social por entender las relaciones humanas que orienta ciencias históricas y de la cultura lo hace con el fin de. saber vivir en sociedad, luego no es objetivo ni desinteresado.

3. El humano interés emancipatorio individual, de que cada cual sea libre y autónomo que guía las ciencias críticas fundadas en la reflexión pretende desenmascarar opresiones y liberarlo.

Luego en la vida no hay nada objetivamente desinteresado: el último, el emancipatorio, es el principal que debe orientar a los otros dos: la técnica, la sociología y la historia no sirven para dominar al hombre, sino para su libertad.

Para luchar contra el predominio de la razón instrumental propone un concepto más amplio de racionalidad que incluya

1. No sólo la tecnociencia.

2. Sino las ciencias histórico-hermenéuticas

3. Y las ciencias sociales críticas.

Todo para impulsar el progreso conjunto de ciencia y humanidades hacia una nueva Ilustración.

Para ello desarrolló en su libro Teoría de la acción comunicativa (1981) la idea de acción comunicativa.

En él descubre y distingue tres tipos de acciones que se dan cuando los hombres se unen entre sí o concurren poniéndose de acuerdo: la comunitaria, la estratégica y la comunicativa.

1. Acción comunitaria: Los hombres se ponen de acuerdo o concuerdan porque pertenecen a una misma comunidad histórica y una misma tradición cultural. Lo hacen porque tienen unas mismas normas de conducta que les orientan hacia ello y por ello no hace falta pensar ni usar la razón, sino seguir la inspiración de las normas.

2. Acción estratégica. Los hombres se ponen de acuerdo porque su propio egoísmo coincide en una acción que provoca su mutuo beneficio. Esta acción considera a los otros hombres, o a los hombres otros más bien, como medios para sus fines. Es una acción propia de la razón instrumental y para ella hace falta un alto uso de la racionalidad.

3. Acción comunicativa. Si los hombres se ponen de acuerdo previa discusión y diálogo sobre valores, normas y metas mejores y más justas para todos. Sólo con este tipo de acción se puede dar racionalidad plena.

Y esto ocurre sólo si existe comunicación real, porque sólo entramos en diálogo si existe una presuposición de entender a otro, puesto que en otro caso no entraríamos en diálogo (diálogo, no discusión per se)

La condición de posibilidad del lenguaje es que haya una comunidad de significado (comunidadcomún algo, en este caso el significado), y este algo común es un cierto acuerdo, el consenso (que significa con + sentido, consentimiento). Y Habermas afirma que este acuerdo o consenso es inherente al lenguaje humano. Pero este acuerdo exige igualdad o imparcialidad entre los que se ponen de acuerdo, porque si no no habría diálogo, no participarían, y eso es la piedra angular que introduce un punto de vista moral o ético, o un valor fundamental, un primer valor, la justicia, en la vida social. La justicia es el primer principio moral, que está implícito en toda comunicación y lenguaje, posibilitando la vida social del hombre. viene de poner en

Así se justifica la existencia de un valor, meta, fin o principio moral común en todos los hombres, porque todos los hombres poseen lenguaje, algo que negaba la razón instrumental, para la cual no hay fines o metas morales. La socialidad es imposible sin la moralidad: a eso se reduce la ética de Habermas, que se formula en Conciencia moral y acción comunicativa (1983). Para él la idea de imparcialidad (o justicia) está enraizada, es propia, es intrínseca en toda comunicación que use el lenguaje argumentado y no hace falta que se introduzca desde fuera, es más, no es deseable. La moralidad no es la introducción de unos principios o deberes externos a la vida social, sino la condición indispensable de posibilidad de la misma vida social.

La Ética discursiva de Habermas

Sobre el principio antecitado construye Habermas toda una teoría moral o ética que llama Ética discursiva con el fin de atacar al Relativismo moral de la razón instrumental y el Escepticismo.

Afirma que en el seno del diálogo se formulan imperativos morales: “Yo, X, digo a ti, Y, que debes hacer Z”; esto se reformula como que X tiene unas razones N para exigir a Y que haga Z, porque, si no, no sería posible esa misma comunicación. Así pues, Los juicios éticos no sólo admiten justificación racional N, sino que la exigen; en consecuencia, toda argumentación es en el fondo una argumentación ética y argumentar significa dar razones, de las cuales algunas serán justas y otras no.

Así pues, cuando una norma ética es discutida o puesta en cuestión, sólo hay una solución moral: el consenso fundado en el diálogo; la imposición de una norma no es moral, sólo lo es llegar a un acuerdo con una acción comunicativa. ¿Y cómo se llega a un acuerdo en racionalidad comunicativa? “Mediante una situación ideal de habla” o “unas condiciones de simetría”::

a) Cualquiera puede participar
b) Cualquiera puede discutir cualquier afirmación
c) Cualquiera puede afirmar cualquier cosa
d) Cualquiera puede expresar su propia posición, deseo y necesidad.
e) Nadie, dentro ni fiera, puede coaccionar a un hablante para que no ejerza estas condiciones.

Estas son las condiciones imprescindibles para que el debate no sea inmoral en racionalidad comunicativa, porque acata lo que Habermas llama postulado de universalización: “Una norma será válida cuando todos los afectados por ella puedan aceptar libremente sus consecuencias”. Sólo son morales, pues, las normas que son aceptadas en diálogo por todos aquellos a los que afectan.

Según Habermas, los dos grandes peligros de la ética son

a) El Dogmatismo de los que afirman a priori sus propias y particulares creencias religiosas y éticas, cuyos deberes pretenden generalizar a todos.

b) El Relativismo, (no hay normas válidas para todos y todo es subjetivo).

Para él, su concepción de la racionalidad por consenso le libra de esos peligros.

En la ciencia, lo importante no es los contenidos (siempre falsables y que se quedan obsoletos) sino su método para explorar el mundo; experimental o fundada en la experiencia, su adogmatismo o ausencia de dogmas, su intersubjetividad, su autocriticismo y su falibilismo. Habermas extiende ese método a su propia moral. Su racionalidad es procedimental, falible, situada en la historia, dialógica, autocrítica y autocorrectiva, y no renuncia a alcanzar una validez universal para todos los hombres mediante el diálogo. La moral de Habermas no es dogmática, porque parte del hecho de que todos nacemos en las diferencias, en comunidades diferentes, pero no nos podemos quedar en ese particularismo, porque hay que superar reflexivamente toda limitación, emanciparnos de ellas y llegar a concepciones intersubjetivamente compartidas más racionales. Es pues un “universalismo moral sensible a las diferencias”, pues no hay contenidos morales universales, sino procedimientos morales universales: igualdad de todos los seres humanos, imparcialidad y universalidad. La universalidad de la razón humana no deriva de compartir unos contenidos, sino de compartir unos procedimientos racionales de dialogar y argumentar.

Pensamiento político de Habermas

La democracia debe ser para Habermas una democracia deliberativa, que define como autoorganización de la sociedad por ciudadanos unidos comunicativamente.

Y la democracia, para él, debe articularse como poder comunicativo, no como poder del mercado o poder administrativo. Debe protegerse de ser absorbida por el aparato del estado o de asimilarse a la estructura del mercado y de la economía.

Los medios para llegar a esta democracia deliberativa son sobre todo mejorar las condiciones del diálogo entre los ciudadanos en cuestiones de interés general tanto de forma formal como informal: Partidos políticos, Sindicatos, ONG’s, Iglesias, Internet (foros de discusión), Asociaciones de vecinos

Esto se reduce a la extensión del uso público de la palabra; está contra la apatía y la abstención (que, según teóricos como Schumpeter es beneficiosa) y a favor de la acción comunicativa.

El mal principal de la democracia deliberativa es el Nacionalismo, que es imposible, pues nadie puede proclamar como absoluta una misma visión de la vida. Al nacionalismo se oponen la Globalización y la Inmigración, y la esperanza de la comunicación.

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