lunes, 24 de marzo de 2025

Frase cierta y memorable, con aplicación ahora, y pensamientos sobre vejez de Pérez-Reverte.

 Los malos tiempos forjan hombres fuertes; los hombres fuertes crean buenos tiempos; los tiempos buenos crean hombres débiles; los hombres débiles crean malos tiempos.

Michael Hoff.

Hemos olvidado enseñar las formas de enseñar a nuestros hijos a soportar y a defenderse del mal inevitable. De las enfermedades, las guerras, la traición, la corrupción, la maldad.

¿Un hombre inofensivo es un hombre bueno? 

Hay canallas inofensivos, hay canallas cobardes y apocados que están ahí agazapados entre tantos, esperando ocasión para meter la mano con la navaja en el tumulto cuando todos miran a otra parte, pero nunca lo harían siendo vistos. No, no, no: la bondad no tiene nada que ver con la ofensividad: se han visto hombres ofensivos, seres humanos ofensivos, violentos, agresivos, que son hombres buenos o mujeres buenas: naturalmente no tiene que ver. El psicólogo Jordan Peterson dice que "los hombres buenos son los que pueden ser peligrosos, pero se contienen. Y si crees que los tipos duros son peligrosos, espera a ver de lo que es capaz un hombre débil". 

Un hombre débil, un hombre inofensivo no es bueno para nadie. La debilidad te hace cobarde y el cobarde es el peor enemigo porque traiciona. Saltará cuando todo el mundo salte, se meterá en el tumulto a meter la mano, a ser posible, sin que sepan que es él. Y hace falta debilidad moral para eso; para ser más riguroso, falta de entereza moral. La falta de integridad moral causa gente mala, gente cobarde, gente ruin, gente bellaca. Mientras que otro, con sus defectos, sus errores, un Pancho Villa que no porque sea un animal deja de ser un tío que sabes dónde encontrarlo y no te va a fallar en ese sentido, por lo que así se gana una cierta admiración por la gente entera y el concreto desdén por la gente que no es capaz de afrontar la vida de cara. 

¿Y es más lamentable el criminal, o quien hace la vista gorda mirando a otro lado? Sin duda este último: muchos criminales pueden ser amigos tuyos; porque el criminal puede tener motivos poderosos para ser criminal, de muchos tipos: venganza, rencor, dinero, ambición, lujuria, sexo... mil razones, todas humanas. Pero el que mira al otro lado es por lo peor, por cobardía, por interés. Por cobardía porque no quiere mojarse o bien porque alguien le engrasó para que lo haga, y los dos casos son deleznables; no, es preferible un criminal con sus errores que queda entero, que lo asume, que sí señor me lo cargué ¿por qué? Porque me calenté y me lo llevé por delante; pues ya está: a la cárcel, con tu pan te lo comes; pero el otro qué tal, que no, que no sé; tendría que ver... Está bueno, quizás, pero luego eso no; los tibios según los evangelios y la Biblia entera serán arrojados del seno del Padre a las tinieblas (Arturo Pérez Reverte).

La senectud tiene una cosa buena y otra mala. Una buena es que ya no tienes pasiones que te arrebaten, ya no tienes estímulos que te violenten, ya no tienes ambiciones; lo que no has hecho, no lo vas a hacer, ni lo que vas a hacer, o casi; y lo que has hecho pues ya está hecho. Entonces, en ese sentido, la vejez (y soy viejo) la vejez tiene una especie de serenidad personal. Cuando has vivido una vida adecuada, no echas en falta ni mujeres guapas ni amigos leales ni viajes ni aventuras; esa parte está colmada, y puedo ir al ocaso como un estoico, como dirían los antiguos. La parte mala es que eso te da una cierta lucidez, no por inteligencia, sino porque lo has vivido. Y ves cosas que no querías ver: ya no ves a una pareja joven que se besa en un parque, sino también cómo van a acabar, cuánto va a durar, quién será el primero que traicione, que mienta, o a los sesenta años seguir juntos y arrancando a pedazos esa ilusión. Entonces no quisiera verlo, no quisiera pensarlo y no puedo evitarlo porque soy mayor y lo he visto. 

Después hay otro punto más que también da la vejez, que es no tener compasión ante la estupidez. Es un tema delicado. ¿Habéis visto la película No mires hacia arriba? El meteorito. Ahí está bastante bien resumido todo, me ahorro el detalle. La idea básica es que, claro, hay gente que tiene desgracias porque tiene mala suerte, o porque se equivoca o porque la vida es muy perra y te da el azar, que tiene muchas ganas de broma. Pero hay gente que tiene desgracias porque, pudiendo, no es capaz de evitarlas; porque no es capaz de dotarse de las herramientas que permiten sobrevivir a la desgracia; porque vive de una manera estúpida ajena a la realidad; porque vive en un mundo virtual de esto o de lo otro y vive ausente de lo que son las cosas que realmente en el mundo importan, hasta que esas cosas golpean. 

Entonces, claro, ¿yo debo sentir compasión porque un cretino o cretina, analfabeto voluntario, no obligado, que vive y le importa todo una mierda, que no ve un telediario y que está pendiente del último novio de Tamara, por ejemplo? No debo tener compasión, porque a ese tío le vayan mal las cosas en la vida, porque cuando llegue el serbio o el bosnio o el Putin se lo pasen por la piedra. Esa falta de compasión ante la estupidez y la ignorancia y ese valorar más lo bueno te hace menos solidario. Digamos que con los años noto que hay cosas que ya no me dan pena que ocurran. Un ejemplo, viene la riada y qué pobre gente tal, qué pena, la vida arruinada. Pero, a ver, donde vive ¿cómo se llama? La Vaguada. ¿Sabes qué es una vaguada, imbécil? Una vaguada es un lugar donde corre el agua: tu casa está construida en la vaguada, entonces ¿cómo te va a extrañar que cada equis años venga el agua y se lleve la casa? Es normal. Si hubieras pensado, mirado, estudiado, comprendido, sabrías que vaguada significa lugar donde corre el agua: no te compres ahí una casa, o no te la hagas. 

Otro ejemplo. Un tsunami, qué horror, en la playa paradisíaca. Y ¿por qué es paradisíaca? Porque hay tsunamis y porque los antiguos al saberlo no hacían casas ahí, por eso era paradisíaco; pero ahora, últimamente, hemos estado haciendo hoteles en ese lugar perdido y cuando llegue el tsunami se llevará por delante el hotel y a quien está dentro. No te quejes, cretino, entérate por qué era paradisíaco ese infierno. A eso me refiero. Intento que no me absorba, que no se apodere de mí, pero ¿puedo evitarlo? No, entonces, claro, entonces la vejez es, como te he dicho, las dos cosas primeras y al mismo tiempo tener ese desdén porque al final te das cuenta y lo he dicho muchas veces: lo peor no es el mal, lo peor es la estupidez: cuenta un malo con mil tontos y son mil malos y un tonto. Yo pensaba cuando era joven que lo malo era Hitler, pero en realidad lo eran los idiotas alemanes que lo jaleaban porque encarnaba el alma alemana: eso es lo peor; no Hitler sino la gente que aplaudía y sin la cual Hitler no era sino un idiota que dijo que nos iba a llevar a la gran Alemania. 

Y en España está pasando igual, mucho también hoy en la vida social. Lo malo no es un fulano estadounidense, ruso o hispanoamericano, no, lo malo no es Abascal o Pablo iglesias, es los que jalean sin un análisis racional intelectualmente poderoso, porque está de moda, o porque es una tendencia, y saldrán cosas que ni siquiera comprendan; no, entonces, por eso, al final la verdad es que la senectud es sobre todo un desprecio profundo por la estupidez y un respeto enorme por la integridad.

Solo es buena la cortesía y la urbanidad que acercan a la gente y no la separan. También es una defensa para evitar la grosería, o que se propasen. Marcar las pautas sociales mantiene una especie de distancia, limita o hace retroceder la humanidad. La cortesía es una herramienta social y defensiva para hacer un mundo mejor, un mundo que no es agradable. A veces hay que ser violento o duro, pero nunca grosero.

Un niño educado que da las gracias no es un niño que hace lo que quiere; no se trata de que el niño coma con la mano, sino de que el padre lo ayude el día de mañana a tener las herramientas sociales adecuadas para que la gente lo respete y él respete a la gente. La educación no es algo arcaico. Perder esas cosas hace al mundo peor. Hablar bien es absolutamente necesario, pero por hablar mal no vas a ser más demócrata ni más liberal. Ni más esto que lo otro; las normas, los códigos, las maneras de comportarte ante la vida, el mundo y los demás son fundamentales. Kill them with kindness dicen los ingleses, mátalos con amabilidad. No es que yo sea mejor persona, sino por puro egoísmo: me hace la vida más fácil. A un camarero por ejemplo, a cualquier sacrificado. Está hasta arriba de llevar la bandeja, es un trabajo durísimo, de los más duros del mundo: Oye, por favor, qué tal, cómo está, bien, tal, mal. Bueno, sí, ya está, cuando puedas por favor nos trae una cerveza y tal. Y eso y después es una propina adecuada al trabajo que hace. No cuesta ningún trabajo y el camarero y cuando vas al día siguiente ese camarero o camarera estará pendiente de ti, te atenderá mejor y dirá el Reverte es un buen chico deja propina o no deja pero es simpático y te pregunta por la familia. Yo qué sé. O sea, hasta para ser egoísta, hasta para ser tácticamente egoísta es útil la amabilidad.

Quintero me preguntó aquello de qué es lo más inteligente que se puede hacer en esta vida. 

Yo creo que leer, leer, leer, porque leer entretiene, hace vivir cosas que uno viviría y sobre todo da herramientas para sobrevivir o vivir, y es verdad. El mundo es un lugar peligroso, poblado por muchos hijos de puta, y hay que estar artillado con herramientas de supervivencia. Entonces todo lo que te ayuda ebueno. En un teléfono móvil, de estos que te dan, tenéis tres mil años de civilización; está todo: literatura, ciencia, técnica: es una enciclopedia de bolsillo, es el mundo entero ahí, y no se utiliza más que para matar marcianos, lo que sea, o para mandar WhatsApps y fotos, posturas. Para eso, diablos, utilízalo; o sea, sácale partido a esa herramienta maravillosa que tienes en el bolsillo y que nuestros abuelos no tenían. Son herramientas para vivir y ser mejor, esa es la obsesión. Todavía tengo ilusiones, aún creo que el ser humano tiene lugares donde refugiarse; es verdad que no hay salvación general, no, pero hay islas, lugares, refugios, castillos, grupos donde refugiarse cuando hace el frío de sobrevivir, donde quererse, donde procrear, donde mantener la dignidad del ser humano; o sea, ayudemos a eso en vez de hacer del ser humano individuos aislados o conectados a una pantalla de ordenador; hagamos grupos, no de Whatsapp, que está muy bien, pero bueno no para decir "oye me he tomado una pizza y aquí está la foto", no, sino para decir "oye, estoy solo, estoy cansado, necesito esto, se me ha muerto fulano, ayúdame". Eso debería de ser el mundo y no lo es, y eso me da mucha pena.

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