Toponimia divertida, para publicistas de hoy, en El País, por Álex Grijelmo, 19 mar 2025:
Los nombres de lugares dan pistas. No se deberían desperdiciar sus ideas favorables, ni desdeñar las negativas.
Qué poco se explota el valor económico de los nombres de algunos pueblos, aldeas y pedanías. Los congresos y exposiciones suponen un gran foco de visitantes, y por ello cientos de municipios se han afanado en la construcción de rumbosos recintos que puedan acoger tales actos. Sin embargo, muchos desaprovechan la divertida fuerza evocadora de sus topónimos, que serviría para atraer a importantes colectividades empresariales, gremiales, sociales o científicas. Es raro que las agencias de publicidad de hoy en día, con sus facilones juegos de palabras habituales, no le hayan sacado rendimiento a eso.
Por ejemplo, circulaba yo hace poco en coche por Calvarrasa y me preguntaba por qué no se ha celebrado allí, con gran concurrencia, un congreso de peluqueros, ahora que se rapa tanta gente. Claro que ese pueblo salmantino habría de competir con Capileira (Granada) y Barbosa (Portugal). A ver cuál de ellos se decide antes.
Los profesionales de la oftalmología o de la óptica se sentirían muy atraídos si fueran convocados a una convención nacional en Buenavista (Salamanca). Ningún lugar podría resultar más adecuado para una exposición-homenaje a Paco de Lucía que la cántabra Entrambasaguas, ahora que la familia del guitarrista ha recuperado la propiedad de su más famosa composición. Y para un gran encuentro de fabricantes de audífonos qué mejor localidad que Colmenar de Oreja, en Madrid.
A su vez, unas jornadas demoscópicas sobre los indecisos encontrarían su emplazamiento ideal en algún punto situado entre las localidades madrileñas de Pinto y Valdemoro. Y el pueblo vallisoletano llamado Wamba haría bien en promover seminarios de los fabricantes de zapatillas deportivas. Por otro lado, no puede haber espacio más idóneo para un congreso de sexología o de inseminaciones que el lugar salmantino denominado Pajuelas, muy pertinente para la siembra de lo que fuere menester.
No entiendo cómo Pelayos de la Presa (Madrid) no ha sido visto por los asesores de comunicación de Instituciones Penitenciarias como predestinado para albergar una cárcel de mujeres. Igual que el paraje abulense de El Castañar parece el espacio más a propósito donde reunirse y analizar los batacazos relacionados con la Bolsa o con otros accidentes. Y ya están perdiendo tiempo las autoridades de La Muela (Zaragoza) y los publicistas que las asesoren para organizar allí una asamblea de odontólogos. Eso es más obvio aún que la idea de instalar una fábrica de lencería en la ciudad lusa de Braga. A su vez, para una conferencia de sismología no habrá mejor sitio que el pueblo toledano llamado Tembleque.
Se hace raro que ninguna organización sindical haya celebrado todavía un congreso en el monasterio de Las Huelgas (Burgos). Y yo mismo, si tuviera que promover un centro especializado en estudiar el perfil político de Donald Trump, pensaría de inmediato en el parque segoviano de La Boca del Asno, no sé por qué.
Seguro que Elon Musk, siempre tan avispado —más que nada por lo molesto—, sí está pensando en lanzar un ingenio espacial desde el pueblo abulense de Orbita.
Publicitarios: valoren el poder comunicativo del topónimo que da pistas sobre el sitio que nombra. Políticos: no desperdicien las alusiones favorables, ¡pero tampoco desdeñen las negativas! Por esto mismo hace muchos años que me pregunto a quién se le ocurriría construir el aeropuerto de Valladolid en un lugar llamado Villanubla.
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