jueves, 16 de enero de 2025

El origen de Cien años de soledad

 Dasso Saldívar, "Historia secreta del “mamotreto”: así escribió Gabriel García Márquez ‘Cien años de soledad’", en Babelia de El País, 15 - I- 2025:

A lo largo de dos décadas el Premio Nobel colombiano proyectó una ficción sobre la familia Buendía que de inmediato se interpretó como el ‘Moby Dick’ de América Latina

Es evidente que fueron México y Buenos Aires, las dos grandes ciudades latinoamericanas de los años sesenta, las parteras de la escritura y de la publicación de Cien años de soledad. Se ha especulado sobre la suerte que hubiera corrido la obra magna de García Márquez si esta se hubiera publicado, por ejemplo, en Madrid o en Bogotá. Tal vez la buena estrella de la novela no solo hubiera retrasado su aparición, sino que la rotundidad de su éxito hubiera sido algo distinto.

Por suerte, el escritor estaba seguro de la obra que acaba de escribir hacia mediados de 1966 y sabía que solo Barcelona o Buenos Aires podían darle su consagración. Por eso, meses antes de firmar el contrato que le envió Paco Porrúa de Editorial Sudamericana, el novelista se la había ofrecido a Carlos Barral, quien no le contestó a tiempo por estar en vísperas de vacaciones. De México, que le había brindado el marco idóneo para sentarse a escribirla a mediados de julio del año anterior, ya no podía esperar mayor cosa. Él mismo contaría que durante la escritura de la novela solía hablarles de ella a algunos editores mexicanos y que, a excepción de la pequeña editorial Era, a ninguno se le ocurrió la simple formalidad de leerla siquiera. Cuando en Buenos Aires estalló el escándalo de su publicación por Sudamericana, a partir del 5 de junio de 1967, los mismos editores que lo habían ignorado se precipitaron sobre el escritor en tono recriminatorio: “¿Y por qué no nos diste a nosotros la novela?”. “¡Ah, porque ninguno de ustedes me la pidió!”, se justificaba el escritor.

La seguridad que García Márquez tenía en su novela no era el delirio de un escritor de éxitos minoritarios. Él llevaba ya casi 20 años buscándola en las entrañas de su vida, de su familia, de su pueblo, en el marco de la cultura Caribe y de la historia colombiana, y aprendiendo a escribirla en dos libros de cuentos, en tres novelas y en cientos de reportajes y artículos de prensa. Tan seguro estaba de que algún día alcanzaría esa cumbre, que le había prometido a su flamante esposa, Mercedes Barcha, cuando en marzo de 1958 volaban de Barranquilla a su luna de miel en Caracas, que él, el mayor de los 16 hijos del telegrafista y de la niña bonita de Aracataca, escribiría a los 40 años “la obra maestra” de su vida.

La historia de La casa, como se llamó Cien años de soledad durante 17 años, había comenzado hacia mediados de 1948, mientras su autor era un escritor de relatos y un aprendiz de periodista en El Universal de Cartagena. Con apenas 21 años, en unas tiras largas de papel periódico, intentaría contar ya la historia de la familia Buendía, centrada en la soledad del derrotado coronel Aureliano Buendía en la Guerra de los Mil Días, la misma donde había luchado su abuelo Nicolás Márquez bajo las órdenes del general Rafael Uribe. Durante cuatro años bregaría con esta larga, amorfa e interminable historia, hasta llegar a convencerse de que era “un paquete demasiado grande” para su limitada experiencia vital y literaria de entonces.

Durante estos años se hizo legendaria entre sus amigos y colegas de Cartagena y Barranquilla la historia imposible de “el mamotreto”, como empezó a conocerse familiarmente La casa. García Márquez la llevaba bajo el brazo a todas partes y le soltaba el rollo infinito de su lectura a todo el que quisiera escucharla. Ramiro de la Espriella recordaría la que les hizo un fin de semana a él, a su madre Tomasa y a su hermano Óscar en la finca familiar de La Loma del Diablo, en Turbaco. La tediosa sesión estaba siendo amenizada con el ron añejo que Ramiro y Gabriel le robaban con una cánula al viejo De la Espriella, cuando la madre sorprendió al escritor revelándole una de sus fuentes: “¡Ese es el general Rafael Uribe!”, exclamó doña Tomasa. “Y usted ¿cómo lo sabe?”, preguntó él intrigado. “Por las muñecas, porque el general Uribe las tenía así de gruesas”.

A pesar de que ya García Márquez había dado el salto de su abuelo (modelo de los coroneles de La hojarasca y El coronel no tiene quien le escriba) al general Rafael Uribe, referente principal del coronel Aureliano Buendía; a pesar de que la casa familiar, el ambiente, las historias y algunos de los personajes de La casa pasarían a conformar la novela magna; y a pesar de que, entre los años 1952 y 1953, García Márquez exploraría a fondo, en compañía de Rafael Escalona y Manuel Zapata Olivella, los pueblos de La Guajira y del Gran Magdalena de donde provenían sus abuelos maternos, García Márquez no pudo ir entonces mucho más allá con La casa. La falta de experiencia y de lecturas, el desconocimiento a fondo de las sutiles artes de la invención y de la narración, y, cómo no, su corta experiencia vital, lo obligaron a poner en remojo el proyecto imposible de “el mamotreto”.

Tendrían que pasar tres lustros más para que aprendiera a concebirla y a escribirla, tiempo durante el cual residiría en distintos países y acumularía experiencias esenciales en lo personal y en lo familiar, en lo literario y en lo periodístico, a la vez que se ocupaba de sus afanes cinematográficos. Las lecturas e influencias de Homero, Sófocles, el Lazarillo de Tormes, el Amadís de Gaula, las Crónicas de Indias, Rabelais, Cervantes, Defoe, Dumas, Melville, Conrad, Kafka, Joyce, Faulkner, Woolf, Gómez de la Serna, Borges, Rulfo y las muy tempranas de Las mil y una noches, le fueron enseñando el camino para llegar a la novela soñada y ensayada una y otra vez, pero sin perder nunca de vista a Aracataca y la casa natal, así como la influencia y las historias de sus abuelos maternos: los mismos lugares, personajes e historias a los que quería “volver”.

Y así La casa se convirtió en el gran tronco común del cual brotarían con el tiempo La hojarasca, El coronel no tiene quien le escriba, La mala hora y Los funerales de la Mamá Grande. Más aún: podría decirse que todo, o casi todo, lo escrito por García Márquez desde La tercera resignación, su primer cuento de 1947, hasta El mar del tiempo perdido, su primer relato mexicano de 1961, conforma el largo, complejo y minucioso camino que conduce a Cien años de soledad, incluida buena parte de los cientos de artículos y reportajes de las dos primeras etapas periodísticas del escritor. A través de ellos fue hallando y perfilando personajes, escenarios, atmósferas, argumentos y elementos estructurales y formales para la gran novela en perspectiva.

En su cuarto artículo de El Universal, publicado el 26 de mayo de 1948, aparece ya, con sus “alfombras mágicas” miliunanochescas y el “río indispensable”, el primer bosquejo de la aldea que sería Macondo. En La tercera resignación y en Eva está dentro de su gato, sus dos primeros cuentos publicados el año anterior en El Espectador, despuntan los temas de la casa, la soledad, la nostalgia, la muerte, el afán de trascendencia de la muerte, las muertes superpuestas, las taras hereditarias, el enclaustramiento y la belleza asociada a la fatalidad.

En La hojarasca, asistimos a la fundación de Macondo y a la aparición de todo un arsenal de temas que García Márquez desarrollaría en sus libros posteriores y especialmente en Cien años de soledad, y, aparejado a su ópera prima, conseguiría dar otro salto cualitativo en el "Monólogo de Isabel viendo llover en Macondo", que originalmente era un subcapítulo de La hojarasca. En este breve relato el tiempo se detiene mediante la cosificación o espacialización, llegando a ser maleable, como habría de ocurrir en el Macondo de José Arcadio Buendía y en los pergaminos de Melquíades, que es la novela en sánscrito dentro de la novela. Esta astucia poética es la que le permitiría al poeta y profeta gitano, concentrar un siglo de episodios cotidianos coexistiendo en un mismo instante.

Pero para llegar a concebir personajes como Melquíades y Prudencio Aguilar, García Márquez había comenzado una revolución de gran calado, casi inadvertida, con el niño narrador de Alguien desordena estas rosas (que tendría su complemento esencial años después en la lectura de Pedro Páramo), donde por primera vez un personaje suyo es un espíritu viviente al margen de su estado corporal. Otras aportaciones esenciales para el futuro Macondo se dan en La siesta del martes y en Un día después del sábado. Pero las más importantes se desarrollan en Los funerales de la Mamá Grande y El mar del tiempo perdido, ficciones macondianas que se erigen en verdaderos umbrales de Cien años de soledad, pues, aparte de la temática, el tiempo y el espacio se fusionan de forma espontánea y convincente.

Con estos y otros hallazgos de demiurgo, una reflexión profunda y minuciosa sobre el tono y la concepción de la novela, más las posibilidades y limitaciones que le habían enseñado cuatro años de experiencias cinematográficas en México, García Márquez se encerró una mañana de mediados de julio de 1965, en su estudio de La Cueva de la Mafia del barrio San Ángel Inn, a contarnos por fin las mil y una historias de La casa de sus tormentos.

El día anterior había regresado con su familia de unas breves vacaciones en Acapulco, durante las cuales, repetiría el escritor, encontró por fin el tono, la clave de Sésamo que le permitió acceder a la novela. Esa misma noche Álvaro Mutis y Carmen Miracle fueron a visitar a sus amigos. De pronto, García Márquez le dijo a Mutis en tono confidencial: “Maestro, voy a escribir una novela. Mañana mismo voy a empezar. ¿Se acuerda de aquel mamotreto que nunca le mostré y que le entregué en el aeropuerto de Bogotá, en enero de 1954, para que me lo metiera en la cajuela del coche? Pues es esa, pero de otra manera”. Y a la mañana siguiente empezó a trabajar de forma afiebrada, demencial, en lo que desde entonces y para siempre sería Cien años de soledad.

Recreación del despacho de García Márquez en la casa de la calle de La Loma 19, del barrio Lomas de San Angel Inn, México. La casa de La Loma 19, hoy Casa Estudio Cien Años de Soledad, pertenece a la Fundación para las Letras Mexicanas, donada para ser dedicada al estudio de la obra del escritor y de la literatura mexicana e hispánica por Luis Coudurier, el funcionario mexicano que se la alquiló a García Márquez en noviembre de 1964.

Recreación del despacho de García Márquez en la casa de la calle de La Loma 19, del barrio Lomas de San Angel Inn, México. La casa de La Loma 19, hoy Casa Estudio Cien Años de Soledad, pertenece a la Fundación para las Letras Mexicanas, donada para ser dedicada al estudio de la obra del escritor y de la literatura mexicana e hispánica por Luis Coudurier, el funcionario mexicano que se la alquiló a García Márquez en noviembre de 1964.

Él pensó que el encierro conventual para escribirla duraría seis meses, pero fueron catorce. Con los ahorros que tenía, más lo que le dejó Mutis, juntó 5.000 dólares y se los entregó a Mercedes, con el ruego de que no lo molestara por nada hasta que terminara la novela. Como a los seis meses se habían agotado los 5.000 dólares, y el escritor se fue a Monte de Piedad y empeñó el Opel 62 de la familia. Con todo, en los últimos meses Mercedes tuvo que pedir fiados el pan, la carne, la leche y otras cosas de comer, y hablar con Luis Coudurier para que les siguiera fiando el alquiler otros seis meses más, hasta que su marido terminara el libro. Cuando el 10 de septiembre de 1966 firmó el contrato que, en octubre del año anterior, le había enviado Paco Porrúa de Sudamericana con 500 dólares de adelanto, había ocurrido de todo en sus vidas y en las vidas de los personajes de la novela, pero él era ya un hombre endeudado y feliz por haber echado a andar sola la monstruosa criatura de sus pesadillas de casi 20 años.

Escribía de 8:30 a 14:30, después de llevar a Rodrigo a y Gonzalo al colegio. El resto del día lo pasaba metido en La Cueva de la Mafia descubriendo y contando las locuras de los Buendía y vigilando muy de cerca el ángel exterminador de Macondo. A veces, Mercedes lo escuchaba reírse a carcajadas en su estudio, ella le preguntaba qué había pasado, y él le respondía: “¡Es que me río de las cosas que les ocurren a los cabrones de Macondo!”. Pero el escritor dejó siempre abierta la puerta para los cuatro amigos que solían visitarlo cada noche, y cuyas conversaciones cómplices, así como los libros y las noticias que le traían, alimentaban parte de su vida y parte de la novela.

Álvaro Mutis y Carmen Miracle, Jomí García Ascot y María Luisa Elío solían llegar con un par de botellas de whisky hacia a las 20:00, hora en la que el escritor salía de su cueva con un aspecto tan llamativo que Mutis habría de recordarlo como un sobreviviente del ring a 12 asaltos: “¡Aquello era bestial!”. En las conversaciones nocturnas se hablaba de todo y de todos, especialmente de la novela in progress, que era como la niña mimada de los contertulios. Fueron también ellos los que le portaron las primeras referencias de sus lecturas en caliente cada vez que el escritor terminaba un capítulo, a excepción de Mutis, pues, avezado lector de novelas mamotréticas, no quiso leer la obra por partes.

Jomí García Ascot y María Luisa Elío fueron los mayores pregoneros del nuevo fenómeno literario, pero ella fue la cómplice más cercana que tuvo García Márquez durante todo el proceso de su escritura. Aunque no atinaban en contarles a sus amigos de qué iba la novela, enfatizaban que era “algo muy hermoso, algo que hace levitar”, y repetían por toda la ciudad de México: “Gabo está escribiendo el Moby Dick de América Latina”. Cuando Mutis la leyó completa, se quedó “asombrado”, viendo en ella “el gran libro sobre América Latina”. Algo parecido ocurrió con Fuentes, que fue el primero en escribir un artículo panegírico, con Cortázar y con Emir Rodríguez Monegal. Cuando Plinio Apuleyo Mendoza, Álvaro Cepeda Samudio, Alfonso Fuenmayor y Germán Vargas devoraron también las 490 cuartillas del original, continuaron el aplauso, de modo que, el día que Gabo y Mercedes fueron a la oficina de correos a enviarle la novela a Sudamericana, el autor tenía las referencias suficientes para estar seguro de que su novela sería también un éxito editorial. Pero Mercedes, que había tenido que manejar con mano ursulina tantos meses de estrechez, tenía sus reservas: “¡Oye, Gabito, ahora lo único que nos falta es que esa novela no sirva para nada!”.

Terminada de imprimir el 30 de mayo de 1967 y publicada el 5 de junio, Paco Porrúa, el director literario de Sudamericana, había sabido crear entre sus amigos de la prensa bonaerense el ambiente idóneo para lanzar un libro que él consideró como la “obra perfecta” de un clásico. Su mayor connivente fue Tomás Eloy Martínez, jefe de redacción del semanario Primera Plana, que le dedicó excepcionalmente una portada a García Márquez, un artículo entusiasta de su propia mano y un amplio reportaje de su enviado especial a México, Ernesto Schóo. Más aún: fueron estos dos diligentes parteros de la publicación de Cien años de soledad los encargados de recibir al escritor y a su esposa en el aeropuerto de Ezeiza el 16 de agosto de ese año. El escritor llegaba invitado por sus editores y Primera Plana como miembro del jurado del concurso de novela Primera Plana Sudamericana, impulsando de paso el relanzamiento de su novela, que en solo dos semanas había agotado la primera edición de 8.000 ejemplares y había obligado a los editores a sacar una segunda de 10.000.

Según Porrúa, la ciudad sucumbió casi de inmediato a la novela y a la presencia de su autor. Según Eloy Martínez, durante los tres primeros días García Márquez pudo caminar por Buenos Aires como un hombre anónimo, hasta que una noche él y Mercedes fueron invitados al estreno de una obra en el teatro del Instituto Di Tella. La sala estaba en penumbra, pero a ellos los conducía un reflector hasta sus asientos. Cuando se fueron a sentar, de pronto el público se puso de pie y prorrumpió en aplausos: “¡Por su novela!”, le gritaron a coro.

Sin embargo, el primer síntoma alentador de su popularidad inmediata lo había percibido el propio García Márquez esa misma mañana, cuando vio que una mujer llevaba en la bolsa de la compra un ejemplar de Cien años de soledad entre las lechugas y los tomates. Como me recordaría Paco Porrúa 25 años después, la novela, que había salido de la entraña popular, fue recibida por los lectores efectivamente como algo propio del mundo popular, no solo como gran literatura, sino también como un soplo mágico de vida.

Dasso Saldivar es autor de la biografía García Márquez. Viaje a la semilla (Ariel).

jueves, 9 de enero de 2025

 Guadalupe Muñoz Álvarez. "La pensión de viudedad en España", El País, 8 de enero de 2025:

La pérdida del cónyuge es sumamente importante para el grupo familiar

La pensión de viudedad, no se sabe bien por qué tiene siempre detractores. Desde hace años han surgido teorías que propugnan la supresión de la prestación. Entre otras puede citarse como ejemplo el trabajo publicado en 1990 en la revista Relaciones Laborales proponiendo su desaparición por considerar que la muerte del cónyuge no debe ser merecedora de protección por la Seguridad Social. Una argumentación absurda: es una necesidad social que se ha protegido desde el derecho romano. Los collegia y los sodalitia socorrían a las viudas y huérfanos aportándoles cantidades mensuales para su sostenimiento y en la Edad Media la Iglesia y las mutualidades municipales se ocuparon de las personas que quedaba sin protección por el fallecimiento del cabeza de familia en una época en las que las mujeres no trabajaban fuera de casa.

En nuestro ordenamiento jurídico, la Constitución impone la obligación a los poderes públicos de velar por las necesidades sociales, como es la pérdida de uno de los cónyuges que, sin duda, crea una importante necesidad. La Seguridad Social española mantiene entre su acción protectora esta prestación y el Convenio 102 de Norma Mínima de la Organización Internacional de Trabajo, firmado por nuestro país, la incluye entre las contingencias protegibles.

En lo que se refiere a la posibilidad de declarar su incompatibilidad con el trabajo del pensionista, hay que recordar que estamos en un sistema de carácter contributivo. Se abona la pensión en virtud de las previas cotizaciones y, por tanto, el derecho a esta pensión no debe tener conexión con el trabajo que realice el pensionista.

En cuanto a la mayor cuantía, si el fallecimiento ha tenido lugar por accidente laboral, este privilegio se otorga en todos los ordenamientos europeos y se incrementa en todas las prestaciones sociales.

En España la prestación se estableció muy tardíamente. En 1900 se promulgó la Ley de Accidentes de Trabajo, el retiro obrero se implantó en 1919 y la invalidez del trabajador mediante el Sovi, seguro obligatorio de vejez e invalidez en 1947; sin embargo, la viudedad no se promulgó hasta el año 1967 con grandes exigencias para su abono, que la viuda hubiera estado casada al menos diez años con el causante, y lo más bochorno, que no tuviera la viuda una conducta inmoral. Posteriormente, desaparecieron esas exigencias tan anticuadas.

En la actualidad las pensiones son compatibles con el trabajo del pensionista y para el año 2025 se han introducido importantes modificaciones con el fin de proteger a los pensionistas más vulnerables. Se incrementarán las cuantía un 2,8 % en relación con la revalorización del IPC. Los pensionistas con cargas familiares superarán la cantidad de 1.062 euros mensuales y en referencia a los que tengan entre 60 a 65 de edad, las cantidades mínimas rondarán los 793 euros mensuales. Todo ello con la finalidad de atender lo mejor posible a los que más lo necesiten.

La pérdida del cónyuge es sumamente importante para el grupo familiar y, como se ha mencionado, estamos en un sistema contributivo que enlaza las pensiones con la cotización que se hayan realizado los trabajadores. La pensión se pierde por fallecimiento del pensionista, por contraer nuevo matrimonio con ciertos requisitos y si puede probarse la intervención del cónyuge sobreviviente en un delito contra el fallecido causante.

lunes, 6 de enero de 2025

Colón no hubiera podido hacer nada si hubiera estado casado

  De Quora:

¿Sabes por qué Cristóbal Colón pudo descubrir América? Porque ERA SOLTERO. Si Cristóbal Colón hubiese tenido esposa, habría tenido que oír:

- ¿Qué vas a dónde?

- ¿A descubrir qué?

- ¿Y por qué tienes que ir tú?

- ¿Y por qué no mandan a otro?

- ¡Todo lo ves redondo!

- ¿Estás loco o eres idiota?

- ¡No conoces ni a mi familia y quieres descubrir el nuevo mundo!

- ¿¡Que solo van a viajar hombres!?

- ¿Me crees estúpida?

- ¿Y por qué no puedo ir yo si eres el jefe?

- ¡Infeliz, ya no sabes qué inventar para estar fuera de casa!

- ¡Si cruzas esa puerta yo me voy con mi madre!!! ¡Sinvergüenza!

- ¿Quién es esa tal María?

- ¿Qué Pinta?

- ¡Y la muy zorra se hace la Santa!

- ¿Y dices que es una Niña?

- ¡Todo lo tenías planeado, maldito!

- Vas a encontrarte con unas indias. ¡A mí No me vas a engañar!

- ¿Qué la Reina Isabel va a vender sus joyas para que viajes? ¿Me crees imbécil o qué?

- ¡¿Y entonces qué..., te dio las joyas no más así porque sí?!

- ¿Qué tienes que ver con esa vieja zorra?

- ¡No permitiré que vayas a ningún lado!

- No va a pasar nada si el mundo sigue plano.

- ¡Así que ni te vistas porque NO VAS!!

Los que van por el mar

 La escena donde el astronauta de Interstelar dice aquello de "unos milímetros de aluminio y detrás está el vacío, nada que no nos mate en unos segundos" recuerda a la cita de esa especie de gato de Schrödinger, el filósofo y uno de los siete sabios de la antigua Grecia, Anacarsis el Escita, donde observa un barco que navega y le pregunta a alguien qué grosor tiene el casco de un barco. Al oír la repuesta de que unos pocos centímetros de madera, el sabio concluye: "Entonces hay tres tipos de personas, las vivas, las muertas, y las que van por el mar, porque alguien cuya vida depende de pocos centímetros de madera no está viva ni muerta". Pero pónganse en el lugar de un griego ignorante: quien ha vivido cosas (costumbres, hechos, fenómenos, objetos, personas, vidas, animales) extrañas en tierras peligrosas, que cuenta al poder volver y que no hay manera de creer o no creer, es que (no) ha estado vivo ni muerto. 

Tiene un paralelo con Band of Brothers, cuando el soldado Blithe, uno que está medio traumatizado / deprimido / paralizado por todo lo que está pasando, habla con Speirs, un superior, quien le dice: "¿Sabe por qué se esconde Vd.? Porque tiene esperanza. Pero cuanto antes asuma que ya estamos todos muertos, mejor".

Y con una película bélica de Raoul Walsh, Objetivo Birmania, con Errol Flynn, en la que uno de los comandos paracaidistas que van a saltar a la jungla le pregunta a Errol qué pasará si el paracaídas no se abre. Y le contesta: "Entonces serás el primero en llegar." 

sábado, 4 de enero de 2025

El muñeco de Daphe du Maurier

 Mariano Hortal, “El muñeco” de Daphne Du Maurier

Posted on May 21, 2013

el munecoNo puedo ocultar que tenía muchas ganas de coger este primer título del sello Fábulas de Albión. Y la espera ha valido y mucho la pena. “El muñeco” consta de una recopilación de cuentos perdidos que fueron encontrados en 2010 por la librera de Fowey Ann Willmore cuando descubrió el relato homónimo y otros que están fechados anteriormente al que fue el gran éxito de la escritora inglesa Daphne Du Maurier (1907-1989): “Rebeca”.

Pilar Adón, en el prólogo, nos muestra las claves de la escritura de Du Maurier, ya patente desde estos primeros relatos:

“Si algo caracteriza a los personajes de Daphne Du Maurier es la obsesión. Su turbulenta personalidad que hace de ellos unos seres sufrientes víctimas de su propia ira y de su frustración, y responsables de actos que, en los momentos previos al delirio, ellos mismos habrían considerado odiosos. Innombrables.”

En esta excepcional antología de cuentos entre sus obsesivos y personajes nos encontramos “mujeres infieles que se ven arrastradas por un impulso irracional en un medio salvaje de tintes míticos; hombres santos que incitan al suicidio a criaturas más débiles, cuyo mayor error fue el acercarse a ellos en busca de un asesoramiento piadoso y de ayuda; madres que aborrecen la juventud de sus hijas y que no soportan el terror ante la pérdida de su propia tersura y belleza…”.

“En ellos, la suma de elementos cotidianos origina situaciones de una tensión insoportable (acompañadas, eso sí, de un humor agridulce y profundamente perturbador), que rara vez desembocan en un final feliz. Se sirve además de sus dos recursos más habituales: la dilación y el paisaje. Ambos son valiosísimos. Mediante la dilación aplaza los momentos clave y juega con la anticipación del lector, que se deleita en la adivinación, en el uso de la deducción y en la identificación con los personajes. Por otra parte, el paisaje actúa como reflejo de las tensiones humanas y, a la vez, como su posible desencadenante.”

En “Viento del Este”, el primero de los cuentos de la recopilación tenemos un ejemplo muy claro de la utilización del paisaje que habla Pilar Adón, en este caso a través de una isla, endogámica y aislada, un protagonista más de la narración:

“Solo existía la isla. Más allá se extendía lo espectral, lo intangible; la verdad se hallaba en la roca oscurecida, en el tacto de la tierra, en el ruido de las olas que rompían contra los precipicios. Esa era la creencia de los humildes pescadores, quienes durante el día lanzaban sus redes, y durante la noche chismorreaban encaramados a la pared del estuario sin dedicar ni un solo pensamiento a las tierras que había al otro lado del mar.”

En el magnífico cuento homónimo, el segundo de la antología, tenemos el ejemplo más claro del uso de la dilación mezclada con un anticipo de lo que sería su novela más famosa:

“Rebeca – Rebeca, cuando pienso en ti con tu rostro ardiente y pálido, tus enormes ojos fanáticos como los de una santa, la boca delgada que escondía tus dientes, puntiagudos y blancos como el mármol, y la aureola de cabello salvaje, eléctrico, oscuro y descontrolado -, nunca ha existido nadie tan hermoso.”

Estos dos primeros relatos, excepcionales, no ocultan que están más emparentados con la tradición de los cuentos góticos y de terror, solo podemos asombrarnos ante la perversidad del segundo de ellos con un final cargado de tensión y pulsión ante la obsesión fetichista más a allá de lo terrenal de la protagonista.

A partir de ahí a una relajación en lo truculento como en ese “Y ahora a Dios nuestro padre” donde Du Maurier cambia radicalmente de registro para mostrarnos una historia de un hombre santo con ansias de notoriedad cueste lo que cueste, aunque sea trágico para alguna feligresa: “Se perdió en la belleza de su propia voz. Al cabo se detuvo, y terminó con una nota de suprema victoria. El mundo le pertenecía.” 

Eclecticismo, tanto en lo estilístico como en lo temático, es lo que caracteriza el resto de relatos como esa narración epistolar “Y sus cartas se volvieron más frías” donde utiliza las cartas, escritas unidireccionalmente de un amante a la persona de la que se enamora reflejando mediante continuas elipsis que nosotros, como lectores, rellenamos lo que falta del relato; la obsesión pasa de uno a otro extremo y asistimos extasiados a una narración cargada de ironía.

O el espléndido igualmente “La lapa” donde la manipulación del encantador personaje no consigue, a pesar de su inteligencia, los objetivos deseados. O el paradójico “Nada duele mucho tiempo” donde refleja el dolor de una esposa ante la llegada de un marido que no la apreciará como ella necesita. Narraciones que olvidan la base del terror para mostrarnos la cotidianeidad de situaciones reales que, desgraciadamente, no acaban nunca de manera satisfactoria para los personajes.

Poco puedo decir más de esta recopilación proverbial; donde tenemos cuentos que van de lo bueno a lo excepcional y que, desde luego, sobresalen por su perversidad inherente. Una delicia para cualquier amante del género.

Los textos vienen de la traducción del inglés de Marian Womack para esta edición

El arte de la ficción (1992), libro de David Lodge

 El arte de la ficción (1992), libro de David Lodge, catedrático, narrador y humorista inglés fallecido hoy que puede ser bueno conocer para la Teoría de la literatura y los profesores de literatura moderna. Esta reseña viene de la Wikipedia anglosajona:

El arte de la ficción es un libro de crítica literaria del académico y novelista británico David Lodge. Los capítulos del libro aparecieron por primera vez en 1991-1992 como columnas semanales en The Independent on Sunday y finalmente se recopilaron en forma de libro y se publicaron en 1992. Los ensayos tal como aparecen en el libro se han ampliado en muchos casos de su formato original.

Lodge centra cada capítulo en un aspecto del arte de la ficción, que comprende unos cincuenta temas relacionados con novelas o cuentos de escritores ingleses y estadounidenses. Cada capítulo también comienza con un pasaje de la literatura clásica o moderna que Lodge siente que encarna la técnica o el tema en cuestión. Algunos de los temas que Lodge analiza son el comienzo (el primer capítulo), el autor intrusivo, la novela epistolar, el realismo mágico, la ironía, el simbolismo y la metaficción. Entre los autores que cita para ilustrar sus puntos están Jane Austen, J. D. Salinger, Henry James, Virginia Woolf, Martin Amis, F. Scott Fitzgerald e incluso él mismo. En el prefacio del libro, Lodge informa que este libro es para el lector general, pero se ha utilizado vocabulario técnico deliberadamente para educar al lector. Además, agrega que el título alternativo del libro habría sido "La retórica de la ficción" si no lo hubiera usado ya el escritor Wayne Booth.


Capítulos

Comienzo, Jane Austen Emma; ​​Ford Madox Ford, " Emma Woodhouse, guapa, inteligente y rica...".

El autor intrusivo, George Eliot, EM Forster.

Suspenso, Thomas Hardy.

El skaz adolescente, de JD Salinger.

La novela epistolar, de Michael Frayn.

Punto de vista, de Henry James.

El misterio, de Rudyard Kipling.

Nombres, David Lodge, Paul Auster.

La corriente de la conciencia, Virginia Woolf.

Monólogo interior, de James Joyce.

Desfamiliarización, Charlotte Brontë.

El sentido del lugar, Martin Amis.

Listas, F. Scott Fitzgerald.

Presentando un personaje, Christopher Isherwood.

Sorpresa, William Makepeace Thackeray, Muriel Spark, el cambio de hora.

El lector en el texto, Laurence Sterne.

El tiempo, Jane Austen, Charles Dickens.

Repetición Ernest Hemingway.

Prosa elegante, de Vladimir Nabokov.

Intertextualidad, Joseph Conrad.

La novela experimental, de Henry Green.

La novela cómica, Kingsley Amis.

Realismo mágico, de Milan Kundera.

Permanecer en la superficie, Malcolm Bradbury.

Mostrando y contando a, Henry Fielding.

Contar con diferentes voces, Fay Weldon.

Un sentido del pasado, John Fowles.

Imaginando el futuro, George Orwell.

Simbolismo, DH Lawrence.

Alegoría, de Samuel Butler.

Epifanía, de John Updike.

Coincidencia, Henry James.

El narrador poco confiable, Kazuo Ishiguro.

El exótic Graham Greene.

Capítulos, etc. Tobias Smollett, Laurence Sterne, Walter Scott, George Eliot, James Joyce.

El teléfono, de Evelyn Waugh.

Surrealismo, Leonora Carrington.

Ironía, de Arnold Bennett.

Motivación, George Eliot.

Duración, Donald Barthelme.

Implicación, William Cooper.

El título, George Gissing.

Ideas, de Anthony Burgess.

La novela de no ficción, de Thomas Carlyle.

Metaficción, John Barth.

El inquietante, Edgar Allan Poe.

Estructura narrativa, Leonard Michaels.

Aporía, Samuel Beckett.

El final de Jane Austen, William Golding.

Virginia Feito, la española que publica buenos thrillers en inglés

 Noelia Ramírez, "Virginia Feito, la escritora española que se rifa Hollywood: “Se ha puesto de moda infantilizar al asesino, yo prefiero que dé asco”", en El País, 3 - I - 2025:

Con su debut ya fichó por un gran estudio de cine. La escritora vuelve con ‘Victorian Psycho’, una novela gótica sobre una homicida en serie que adaptará A24, la productora de moda, y protagonizará Margaret Qualley

Aunque su asesino de cabecera, “desde siempre”, ha sido Jeffrey Dahmer, otro criminal acaba de conquistar a Virginia Feito (Madrid, 36 años): “Desde que vi la segunda temporada de The Jinx, mi nuevo psicópata favorito es Robert Durst. Por momentos sentí pena genuina por él, tan vulnerable y anciano en el juicio, pero luego aparecía gritando por teléfono y pensaba: ‘Casi te compadezco, me la habías vuelto a colar, ¡bravo, Robert!”. No sorprende ver reír a esta escritora de conversación ágil al justificar su flechazo por un asesino múltiple mientras toma un té con leche en el lujoso hotel donde nos ha citado, cerca de su piso de alquiler en la zona de Las Salesas, en Madrid. Con su segunda novela, Victorian Psycho, escrita en inglés con traducción en castellano de Gemma Rovira para Lumen y de Inma Falcó en catalán para La Campana, Feito ha creado a su propia homicida en serie: Winifred Notty, una ocurrente institutriz con voz avispada y despiadada, lista para sembrar el caos y un reguero de vísceras en Ensor House, una mansión tan lúgubre como aspiracional en la Inglaterra victoriana.

La suya es una asesina aventajada a su tiempo, caústica frente a la hipocresía y las desigualdades, como si la voz de Fleabag viajase al pasado sin compasión hacia el resto. “Podría haber construido una psicópata que se tomase todo en serio, pero al final me ha salido una muy anacrónica, tan inteligente como para detectar el absurdo de que ciertas violencias sean un escándalo y otras estén normalizadas. Ella puede tomárselo todo a risa y con la suficiente rabia acumulada como para cargárselo todo”, explica sobre el carácter de su homicida, que provoca carcajadas heladas de espanto. Feito no miente. Victorian Psycho incluye descuartizamientos, denuncias de histerismo, obsesos de la frenología, mordeduras de perro rabioso, pus supurante, mujeres en llamas, vestidos venenosos, dedos colgando de ramas y muertes de niños y bebés. “Temía quedarme corta en lo grotesco, que me fascina. Ahora se ha puesto de moda infantilizar al asesino, hacerlo agradable para que sea más fácil digerirlo. No estoy de acuerdo. Si es un psicópata, señálalo. Dame asco. Dame algo que me corte la digestión”, avanza sobre qué esperar de su antiheroína.

Me intriga saber si mi asesina despierta empatía. Me pregunto si se la defenderá más o dará más pena por ser mujer. Quiero saber hasta qué punto se justifica la venganza feminista

En España sale a la venta el jueves 9 de enero, pero Victorian Psycho ya tiene fecha de rodaje para adaptarse al cine (marzo de 2025), director (Zachary Wigon), productora de moda (A24, la misma de las oscarizadas Todo a la vez en todas partes o Moonlight) y protagonista para interpretarla: Margaret Qualley. Una actriz idónea, entrenada con el gore visto en La sustancia y con otra fábula gótica de empoderamiento femenino como la de Pobres criaturas. Feito, que escribió la novela en el encierro severo de la pandemia, lleva trabajando en el guion desde mayo. La película llegará, en parte, por el tirón de La señora March (Lumen, 2022), su novela debut sobre el terror doméstico y la asfixia de la mujer casada. Aquella narración paranoica la convirtió en un fenómeno editorial por ser “la desconocida madrileña que escribe en inglés” y por fascinar a la crítica estadounidense y a la actriz y productora Elisabeth Moss (El cuento de la criada), que compró los derechos y prepara su adaptación con un gran estudio (el proyecto sigue adelante, está en la segunda revisión de guion). “Cuando salió La señora March me contactó el director [Wigon] porque le había encantado el libro y me propuso hacer algo juntos. Empezamos un proyecto, pero le mandé el manuscrito de Victorian Psycho al finalizar y decidimos que era el momento idóneo para adaptarlo”, cuenta. Como Margaret Qualley había trabajado con Wigon en la película Sanctuary, tanto Feito como el director tenían claro que ella debía protagonizarlo. “Es curioso, pero la secuencia final de la mansión la escribí pensando en ella bailando en el anuncio de Kenzo de Spike Jonze”, aclara. Que la espigada hija de Andie MacDowell sea la protagonista de esta sátira supone una concesión notable. En la novela, Winnifred Notty es corpulenta y los niños a su cargo, dos hermanos malcriados, la tratan de gorda. “La primera frase en la voz del personaje que imaginé era la de ver sus dos pechos bamboleantes sobre el corsé y tenía que ser fuerte para arrastrar cadáveres pero, ¡a ver quién es la guapa que dice que no a Margaret Qualley!”, bromea.

Aunque sea solo por el título, las comparaciones con American Psycho, el clásico de Bret Easton Ellis que Luca Guadagnino traerá de nuevo al cine, no serán gratuitas. “No estoy intentando imitarlo ni soy capaz, pero me intriga saber si una asesina despierta más empatía que Patrick Bateman. Me pregunto si se la defenderá más o dará más pena por ser mujer. Quiero saber hasta qué punto se justifica la venganza feminista”, reflexiona sobre una ficción en la que también pretende testar la idea de crueldad. “¿El mal se hace como una defensa propia siendo víctima o es algo con lo que se nace y siempre llevamos dentro?”, se pregunta esta expublicista que rechazó un puesto de directiva en la agencia de su marido, Lucas Paulino, para el que trabajaba como creativa, y así centrarse en la escritura de La señora March. “Él me dijo que era mejor escritora que publicista y se lo agradezco porque tenía razón. Admiro mucho a la gente que se levanta a las cinco de la mañana para escribir antes de fichar, pero yo era incapaz. Si no lo hubiese dejado, me atormentaría la campaña de turno aunque me pusiera el despertador a esa hora. El trabajo creativo te absorbe hasta en la ducha”, cuenta.

Feito no esconde que podía dejar de ingresar un sueldo para escribir sin miedo al fin de mes. “He tenido una vida idílica y privilegiada, igual me ha faltado trauma y por eso los creo”, reflexiona. La escritora es hija de José Luis Feito, un economista que fue director ejecutivo del Fondo Monetario Internacional en Washington antes de que ella naciera. De ahí viene su nombre, por el estado de Virginia, una etapa que no vivió y que tiene idealizada por los recuerdos y anécdotas de su familia (“No he ido nunca a Washington ni a Maryland, pero me sé de memoria la calle y la fachada en la que vivieron mis padres y mis dos hermanos mayores de tanto mirarla en Google Maps”). Donde sí residió con ellos fue en París, de los ocho a los doce años, mientras estudiaba en un colegio americano porque a su padre lo nombraron embajador de España ante la OCDE. “La gente piensa que me pasaba la vida comiendo bajo la Torre Eiffel, pero no salía mucho de casa y tenía unas rutinas muy marcadas. En realidad, lo que más recuerdo son los libros, las series y las películas que marcaron aquella etapa, como Seinfeld, El club de los poetas muertos y Cuenta conmigo”. Su madre, licenciada en Historia del Arte y con una tesis reciente sobre la moda medieval, siempre es su primera lectora. “Ahora me recuerda lo buena que era la primera, La señora March, totalmente su estilo de novela porque le apasiona el misterio. Con Victorian Psycho ha sido un poco dramático. No le gustó nada el primer borrador y cree que estoy inmolando mi carrera. Como ves, en mi vida, me rodeo de gente muy sincera”, bromea.

Fue su padre, un acérrimo seguidor de la cultura británica y de Winston Churchill, quien le contagió su devoción por Charles Dickens. El inicio de Victorian Psycho contiene un guiño a Casa desolada, pero mientras lo escribía descubrió las cartas del escritor en las que quiso encerrar a su mujer, totalmente cuerda, en un psiquiátrico. “Me dio tanta rabia, ¡pero si Dickens era como mi abuelo!”. Con quien no se ha rebelado todavía es contra El jardín secreto, el clásico infantil inglés de Karen Blixen sobre una niña solitaria en una mansión que escuchó en audiolibro tantas veces como pudo hasta que su familia volvió a Madrid. El instituto británico en el que estudió de vuelta propició su obsesión por las hermanas Brontë (“Jane Eyre, que nos entró en temario, me explotó la cabeza”) y multiplicó su fascinación por las mansiones lujosas y decadentes “en las que mujeres están solas, aburridas, volviéndose un poco locas”. Tanto le hipnotizan que hasta en otoño de 2022 se casó en una a la española, el renacentista castillo de Batres en Madrid, enlace que recogió la edición española de Vogue. Lo propuso ella paseando en el Retiro tras ver la exposición de flores gigantes del Palacio de Cristal de Petrit Halilaj, sacando un altavoz. En lugar de anillo, ofreció un reloj. “Yo soy muy exigente, de las que dice: ‘¿No me lo irás a pedir en mi cumpleaños, que eso es una horterada?”, así que los dos sabíamos que yo tomaría la iniciativa”, aclara. Su Ensor House, la mansión de su novela, no tiene vibración nupcial alguna, pero sí está inspirada en “lo oscuro, decadente y claustrofóbico” de Haddon Hall, donde se rodó la versión de Jane Eyre de Cary Fukunaga y Norton Conyers, “en la que se inspiró Charlotte Brontë para la mansión Rochester y donde hubo una mujer encerrada en un ático escondida”.

Feito cree que esta nueva ola de horror gótico en cine y literatura se debe a que el género se presta a explorar la subyugación femenina y la violencia, pero si resuena tan bien ahora es por los estragos psicológicos de la pandemia. “Tuve suerte, a mí me vino muy bien, porque me encanta estar encerrada en mi casa y tiendo a quedarme atrapada en bucles, que es mi estado natural”, dice. Fue en su anterior piso y en aquella etapa donde escribió Victorian Psycho, mientras leía Mexican Gothic, de Silvia Moreno García (“Hay algo muy lánguido y adictivo en estas narraciones”) y a Ottesa Moshfegh, que inspiró “la parte de asquerosidad humana, que me fascina”. El texto fluyó mientras oía toser a través de las paredes a su vecino de arriba, enfermo de un covid del que salió sin complicación en marzo de 2020. “Todo era tremendamente gótico. Había una melancolía extraña en el ambiente, como una costra. Fue un momento tan surrealista como romántico”, apunta esta aquejada de trastorno obsesivo-compulsivo. En su texto aparecen alguna de sus compulsiones, como un inspirado párrafo de rechazo a la menstruación. “Casi todo me da asco, incluso ciertas cremas o jabones, pero me pasa especialmente con la regla. ¿Por qué no estáis todas llorando y tirando de vuestros cabellos cada vez que os sangra la vagina? Esto es un trauma mensual eterno”, lamenta. Dice que se independizó de la religión cuando dejó de ir a misa por obligación y se fue a Londres a estudiar Interpretación y Literatura. “No soy creyente, pero íbamos cada fin de semana desde niña. Nunca escuché una palabra del sermón, siempre pensaba lo mismo: ‘¿Si hay un incendio, cómo escaparía de aquí? ¿Por dónde treparía para huir?’”. En Victorian Psycho aparece un reverendo, un abusador que no sale bien parado. “Lo introducí más por cuestión de poder personal que de crítica a la fe o a una iglesia”, advierte, aunque asegura que “a mis tíos del Opus no les regalaría mi libro ni de broma”.

Antes de despedirse para marcharse de vacaciones de Navidad a Egipto con su marido, Feito asegura que quiere disfrutar de la promoción sin pensar en nuevas ideas, aunque tenga varias en la cabeza. Su plan inmediato son los guiones adaptados y urdir su cameo en el rodaje de Victorian Psycho. “Está complicado, las pelucas son carísimas y se ven mal en pantalla, mira la pobre Nicole Kidman, que todas le quedan fatal. Como Margaret Qualley probablemente esté pelirroja, dicen que no podrán verse dos con ese color de pelo. Yo lo estoy insinuando tan fuerte que va a acabar pasando, y lo peor será que me cargaré el plano porque tiendo a sobreactuar. Pero que vayan preparando algo que ponerme en la cabeza, porque yo, en esa película, tengo que tener mi gran momento”.

Victorian Psycho

Virginia Feito

Traducción de Gemma Rovira Ortega

Lumen, 2025. 216 páginas. 19,90 euros

A la venta el 9 de enero

martes, 31 de diciembre de 2024

Javier Marías, editor

 Esta absurda aventura, por Javier Marías, en El País, 23 de agosto de 2008:

Los sinsabores de la edición aumentan cuando los medios de comunicación se muestran ajenos. Y más si son editoriales pequeñas como Reino de Redonda, con un catálogo exquisito de poca repercusión.

Así como cae dentro de lo muy previsible que un editor acabe desesperándose al ver durante años cómo sus autores se llevan la mayor porción de gloria y de fama -que no de dinero-, y se lance a escribir, preferentemente memorias ensimismadas o viñetas de los escritores que lo hicieron rico, es mucho más raro que un novelista se meta a editor, y supongo que es por eso por lo que se me pide que hable aquí un poco de Reino de Redonda, seguramente la editorial más pequeña y pausada del Reino de España, ya que publica tan solo dos títulos al año, o a lo sumo tres. Además, no tiene sede más que nominal, ni plantilla, ni equipo, ni colaboradores externos, ni encargado de prensa ni nada por el estilo. La formamos dos personas, una en Madrid, que soy yo, y otra en Barcelona, Carme López Mercader, que es la encargada de las ediciones, es decir, de que los libros existan. La distribuidora Ítaca me hace el favor de colocar algunos ejemplares en las librerías, y mi agente literaria Mercedes Casanovas me echa una generosa mano en la contratación de derechos (cuando los hay). Y sin duda ha de ser la única editorial que no hace cuentas: sé que es deficitaria, porque sus volúmenes están cuidados, llevan muy buen papel y encuadernación, y a los ocasionales traductores les pago el máximo y, si lo desean, la mitad por adelantado, pues no en balde fui yo traductor en su día y habría deseado ese trato para mí. Aun así ponemos a los libros precios razonables, y aun así no se venden mucho. La única forma de no deprimirse en exceso y arrojar la toalla consiste en ignorar a cuánto ascienden las pérdidas anuales y generales (siempre he odiado saber cuánto gano y cuánto gasto). Me basta con comprobar que el Reino no se arruina por ello y sigo adelante, hasta que me canse, me aburra, o la excesiva indiferencia de los suplementos literarios me obligue a echar el cierre: si ni siquiera los lectores se enteran de la aparición de un título, qué sentido tiene.

Da lo mismo que uno lance a las librerías rescates fundamentales de autores fundamentales o textos desconocidos

Hasta la fecha Reino de Redonda ha publicado dieciséis. El Cultural de El Mundo, por ejemplo, no se ha dignado -cuesta creer que no haya deliberación- sacar reseña de ninguno de ellos, a lo largo de ocho años. El único suplemento que les suele hacer caso es Babelia, tal vez por la proximidad de mi firma, domingo tras domingo, en El País Semanal (sea como sea, gracias mil). Los demás acostumbran a ser rácanos. Habituado a no incurrir en el mal gusto de solicitar críticas y atención para las obras que publico como autor, me cuesta hacerlo para las que saco como editor, y empiezo a pensar que si uno no da la lata, llama, promociona, ruega, amenaza e insiste, mal lo tiene para que su catálogo suscite interés en los medios especializados. Da lo mismo que uno lance a las librerías rescates fundamentales de autores fundamentales (Isak Dinesen, Conrad, Hardy, Yeats, Sir Thomas Browne, el Capitán Alonso de Contreras o el gran Sir Steven Runciman) o que suelte textos interesantísimos desconocidos en español (Viaje de Londres a Génova de Baretti, los cuentos de Vernon Lee o los recuerdos del fusilero Harris que combatió en la Guerra de la Independencia). Si uno no hace relaciones públicas ni pide favores, será difícil que alguien, en las redacciones, se moleste ni en echarles un vistazo.

Por todo ello, y por la parsimonia del proyecto, en realidad no me atrevo a llamarme "editor". Me limito a recuperar maravillosos libros olvidados y a ofrecer algunos nuevos que en mi opinión deberían ser conocidos en mi lengua o en mi país -es el caso de los artículos de Jorge Ibargüengoitia, el extraordinario autor mexicano muerto en Barajas hace ya muchos años, que aparecerán con prólogo y selección de Juan Villoro-. Todos los volúmenes, eso sí, llevan su prólogo o presentación: algunos míos -qué remedio-, otros de gente afectuosa como Mendoza, Savater, Pérez-Reverte, Antony Beevor, Rodríguez Rivero o el Profesor Rico -bueno, éste aún me lo ha de escribir-. Todos ellos forman parte del jurado del Premio Reino de Redonda, que concede cada año a un escritor o cineasta extranjeros la editorial, añadiéndose déficit, para variar. Pese a que son también miembros del jurado George Steiner, Almodóvar, Coetzee, Rohmer, Alice Munro, William Boyd, Ashbery, a veces Coppola, Villena, Magris, Sir John Elliott, Lobo Antunes o Gimferrer, la cosmopolita prensa española apenas si se hace eco de él, mientras llena páginas con cualquier merienda de negros de cualquier editorial poderosa o institución oficial.

¿Y las ventas? A diferencia de los editores de verdad, no tengo reparo en hablar de ellas. Nuestro best seller es La caída de Constantinopla 1453, que ha vendido cerca de cinco mil ejemplares, seguido a distancia por El espejo del mar de Conrad, Ehrengard de Dinesen y Vida de este capitán de Contreras, que van por la mitad. Los menos vendidos no llegan ni a mil ejemplares, y son, inexplicablemente, el mencionado Viaje de Londres a Génova, un divertido e inteligentísimo paseo por la España de Carlos III, La nube púrpura de M P Shiel -primer Rey de Redonda-, la novela que inauguró el subgénero "último hombre sobre la Tierra" que luego han copiado tantos, incluido el hoy famoso Richard Matheson de Soy leyenda, y los magníficos cuentos de El brazo marchito, de Hardy, que fueron mi primera traducción, allá por 1974. Tampoco los de Vernon Lee han alcanzado los mil lectores, quizá por ser tan extraña mujer como fue.

Solo dos libros al año, a lo sumo tres, como he dicho. Y sin embargo cada uno lleva tanto trabajo -sobre todo a la encargada de la edición- que ahora admiro a los editores mucho más que antes de iniciar esta absurda aventura, que desde luego trae más sinsabores que ser autor. ¿Cómo es posible que algunos saquen ochenta o cien títulos anuales, si aspiran a hacerlo bien? Claro está que la mayoría cuentan con equipos nutridos, plantilla fija y numerosos colaboradores externos a los que suelen explotar a fondo. Pero aun así. Quizá es que demasiados -por lo que leo últimamente publicado en nuestro país- han renunciado a hacerlo bien: textos lunáticos o pésimamente escritos que nadie parece haber corregido, traducciones desastrosas o demenciales hechas por gente que no sabe la lengua de la que traduce ni la suya propia, erratas sin fin... "Productos podridos", los llamé una vez, ante los que sin embargo nadie protesta en esta época de defensa de los consumidores. Ni siquiera los críticos, que pocas veces ya distinguen cuándo un libro está agriado. Lo que sale de Reino de Redonda es muy lento y modesto, pero al menos se puede tener la certeza de que está en buenas condiciones. Supongo que el verdadero destino de estas publicaciones es convertirse, de aquí a unos años, en objeto de coleccionistas, los cuales acaso busquen desesperadamente el título que les falte para completar su colección. "Doy lo que sea por Browne", dirán. "O por Bruma de Crompton, o por La mujer de Huguenin". A eso quizá se le llama trabajar para la posteridad. Les aseguro que en modo alguno era esa mi intención.

Quiero y no puedo. Una historia de los pijos de en España, por Raquel Peláez

 Jordi Gracia, resñea de ‘Quiero y no puedo. Una historia de los pijos en España’: cayetanos, fachalecos y otras especies, en El País, 18 de septiembre de 2018.

La periodista Raquel Peláez traza una documentada genealogía de los pijos españoles a través de testimonios directos e indirectos hasta llegar a su vertiente actual, ultranacionalista y ultramadrileña.

¿Nacen o se hacen? ¿Se lo curran o les viene dado? ¿Les cae encima la etiqueta propinada por otros o llega como llovida del cielo? El pijerío clásico y moderno es un segmento social inequívoco, identificable, instantáneamente distinguible, pero imposible de definir con herramientas racionales porque en sus mismas designaciones —cayetanos, polloperas, fachalecos o los pijos de toda la vida— late una connotación emocional y subjetiva que rehúye el patrón fijo, como el metro de medir, la hora global o la temperatura a la que hierve el agua. Ellos hierven el agua con sus tiempos, miden la hora a su aire y las distancias no son como las de los demás, porque no van en metro, ni en bus, ni en autocar, e incluso está pésimamente mal visto desplazarse en transporte público. A lo máximo que llegan es a hacerlo en bicicleta, pero no bicicleta multiusos de tarjeta, sino las Brompton, que, oye, apenas ocupan espacio en casa cuando las pliegas si la casa tiene más de uno o dos centenares de metros.

Café y abrigos de visón para todos: cómo el socialismo de los ochenta intentó reapropiarse de los códigos de las clases altas

Quizá no sean tantos los que Raquel Peláez, subdirectora de la revista de EL PAÍS Moda, identifica con mordida demagógica “estamentos de las clases disfrutonas”, aunque existan, y la nariz tiende a sospechar que los más vistosos y visibles —no sé, desde los barrios de redes de Tamara Falcó a los de María Pombo— son grotescas caricaturas de lo que de verdad interesa a la autora, y de paso al potencial lector: cómo se urden las relaciones de clase, las afinidades de apellidos, las complicidades mosqueteras y las rutinas ociosas para que resulte inequívoca la existencia de ese segmento social aunque sea imposible definirlos de forma compacta, pero sí diacrónica y algo impresionista, volátil y literaria, que es el mejor recurso de la autora.

El impulso aspiracional, ese afán de alcanzar el paso siguiente en una imaginaria escala social, que tanto gusta a la autora de Quiero y no puedo. Una historia de los pijos en España como argumento, quizá no es propiamente el de los pijos —porque están ya aspirados—, pero sí del segmento que busca la integración en un espacio social que le fascina y nutre de sentido a la propia vida, sin tener que llegar a los extremos del Patrick Bateman de American Psycho. En resumen: dinero contante y sonante o embargado en patrimonio ingente, pero dinero, dinero, dinero, aunque casi siempre cada uno de ellos reaccione perplejo como persona “completamente inconsciente de su posición en la cima del mundo”, dice la periodista.

En este laberinto inescrutable se ha metido Raquel Peláez con gracia de estilo, confesiones directas e indirectas, inquina moderada por la empatía profesional y la buena documentación escrita y oral. No sé si es un encargo de Blackie Books, pero si no lo es, y el libro le sale de natural, ha sido una jabata para enfrentarse a semejante nido de caricaturas, deformaciones y daguerrotipos ancestrales. Pero tira con bala cuando señala el efecto socialmente corrosivo del “capitalismo patrimonial” y la noción sagrada de herencia como “instrumento de transmisión legítimo que no debe ser regulado”… para poder perpetuar y multiplicar felizmente el galope de la desigualdad de la que viven.

Los rejonazos van a diestro y siniestro, de Marta Ortega a Taburete como prototípico ejemplo del programático ‘antiwoke

Le sale mejor todo a medida que el libro se acerca al presente, y entonces crece la perspicacia y la finura, como si la periodista que anduvo 10 años en la redacción de Vanity Fair (“yo, en el fondo, era una pija que iba a un colegio concertado de curas”, aunque es nieta de un sublevado en la Asturias de 1934 y vive en régimen de alquiler, como recuerda al menos dos veces) se nutriese de la persona, y las dos (la periodista y la persona) enriqueciesen a la escritora para sacar lo mejor de su propia experiencia. Los ha visto y los ha visitado, viejos y jóvenes, cultos algunos y otros solo ricos, sin venir ella del arrabal y sin pertenecer tampoco a una familia del papel cuché o del papel moneda. La suntuosidad intuitiva de las descripciones de escenarios e indumentarias, de entornos domésticos y gestos verbales (con el modisto Givenchy o una Romanones o la filosocialista Elena Benarroch) se despliega con una gracia en la que el lector sabe ya que está en casa: en la mullida gasa del pijerío de verdad, vegetativamente conservador, despectivo por vía intravenosa hacia otras tribus (el resto del planeta), celoso de una imagen intachable según sus patrones y orgullosamente encastillado en el sentimiento de clase.

Este último es el ingrediente que más subraya Peláez en relación con los últimos tiempos y la crecida ola de pijerío ultraespañol por ultramadrileño que se siente en su hábitat mordiendo al perrosanchismo y otras formas de wokismo. La nostalgia que detecta de la Restauración por parte de los cayetanos es inducida, desde luego, pero encaja en el “pijo españolista, bon vivant” que ama la Feria y los toros, añora la casposísima y antigua elegancia y se retrotrae según ella a Alfonso XIII y su huida al exilio como “piedra de toque del pijo canónico”.

Diría que la inmensa mayoría de los potenciales lectores no van a ser ni cayetanos, ni fachalecos ni polloperas, así que casi ninguno sentirá reflejada su propia experiencia ni la de su entorno en los testimonios disfrazados que incluye al final del libro. Son gente real, pero con los nombres y los datos de identificación borrados para evitar a la jauría de las redes, y hace bien, pero es una pena. Sería formidable tener la lista de nombres, abolengos, profesiones y parentescos, y hubiese sido la bomba contar con algo más de detalle la subespecie guay del pijerío que es el pijoprogre reticente o autonegado (como yo), o izquierda caviar, es decir, “la bestia negra a la que la ultraderecha tilda de pija en cuanto puede”, y tantas veces con razón.

Los rejonazos van a menudo a diestro y siniestro, de Marta Ortega a Taburete como prototípico ejemplo del cayetano como programático antiwoke que inventó Carolina Durante y su cantante, Diego Ibáñez, en 2018 (como en los ochenta fueron los Hombres G los propaladores oficiales de la nomenclatura pijo). Desde Vanity Fair vivió Peláez la conversión de los hipsters en cayetanos, y a lomos de Instagram normalizaron “el exhibicionismo del privilegio” (o la desprejuiciada afirmación de su propia opulencia) y lo convirtieron en negocio de influencers de un nuevo star system con vocación integradora de varias estéticas hechas un muñón barroco de sincretismo neoespañolista convertido en horizonte aspiracional de quienes quieren y no pueden: “El neoliberalismo les había legitimado para estar enormemente orgullosos de su posición, el capitalismo patrimonial para querer perpetuarla y las industrias que sustentaban las redes sociales para exhibirla”. Negocio redondo: la apoteosis de la pijez.

Quiero y no puedo. Una historia de los pijos en España 

Raquel Peláez  

Blackie Books, 2024

336 páginas, 21,90 euros

Cine: Heretic, terror teológico

 Javier Ocaña, ‘Heretic’: la sonrisa de Hugh Grant provoca pavor, en El País, 31 de diciembre de 2024:

Hay películas de autores inteligentes y brillantes, y hay películas de gente lista, y esta la han hecho dos listos que se lanzan, para bien, al terror teológico

En una posible clasificación acerca de la habilidad, el conocimiento y la experiencia, y seguramente del mismo modo que lo que ocurre en la vida, hay películas de autores inteligentes y brillantes, y hay películas de gente lista. Heretic (Hereje) es la película de dos listos.

Hugh Grant: “¿Sabes lo que echo de menos? Cuando no existía Internet”

Se llaman Scott Beck y Bryan Woods, nombres no mayoritariamente conocidos, ambos de 40 años, siempre cercanos al cine de terror, con tres largometrajes, sin demasiado recorrido como directores, pero con un notable guion que dio pie a una estupenda película convertida en saga: Un lugar tranquilo (2018). La pareja creativa, dos amigos de toda la vida criados en Iowa, compañeros de universidad de cine, ha dado un golpe sobre la mesa con su cuarto trabajo tras la cámara: un thriller psicológico que desemboca en el terror, escrito con una enorme sagacidad, de apenas tres personajes y desarrollado en un único espacio, que viene acompañado de una decisión astuta, pero tan coherente que parece imposible que no se le hubiera ocurrido a nadie antes: que los mohínes, los tics, las caídas de ojos, las sonrisas y los leves tartamudeos de Hugh Grant en sus maravillosas comedias románticas podían servir para dar miedo.

Dicho así, parece incluso lógico (y su papel en Paddington 2 ya lo apuntaba), pero solo Beck y Woods han sabido verlo hasta estos extremos. Así, Heretic está tan asentada en un libreto lustroso como en una decisión de reparto admirable. Una película de terror teológico, y el concepto ya se las trae (para bien), que desarrolla un encuentro con infinitas posibilidades dramáticas, religiosas, terroríficas y hasta cómicas (que de todo ello tiene el triángulo): el de un tipo solitario obsesionado con las religiones, y un par de adolescentes mormonas, de esas que van por las casas y las calles con la chapita con su nombre, sus sencillos uniformes, su sonrisa de paz y sus interioridades seguramente complejas, intentando convencer al personal de las increíbles bondades de su Movimiento de los Santos de los Últimos Días.

El perspicaz diálogo inicial de las dos chicas, sentadas en un banco y prestas para un día de proselitismo vecinal, va poniendo en su sitio el insólito tono de Heretic: entre el conocimiento profundo del ser humano y la más efervescente de las gamberradas juveniles, su conversación sobre los condones talla XXL se configura como un inicio de bendita procacidad. Tan desvergonzada como para que durante buena parte del relato estemos mucho más cerca de las teorías del villano Grant que del par de angelicales coprotagonistas.

Todo ello desde una esencia teológica, y a través de un elevado concepto que da que pensar mientras nos divertimos con la interpretación de Grant (y de las jóvenes Sophie Thatcher y Chloe East, que también están magníficas): el de la iteración; es decir, volver una y otra vez a lo ya hecho. Una noción que se acomoda a cada una de las religiones de la historia (en realidad, la misma), y también a otros grandes conceptos procedentes de la cultura popular, con la que Beck y Woods juegan a la perfección con ese aire de listilla traviesa que tiene toda la película. Y ahí el diálogo entre los parecidos de tres canciones de The Hollies, Radiohead y Lana del Rey se lleva el premio gordo de la lotería de la perspicacia a la hora de establecer paralelismos llamativos.

Eso sí, llegado el último trecho, el del terror físico, Heretic decae hasta lo convencional. Aparente historia de encierro, con excelente cadencia hasta su tramo final, algo reiterativo y complaciente, el trabajo de Beck y Woods aún posee una guinda más, justo la que envuelve conceptualmente el espectáculo: la relevancia del control. En nuestras sociedades, en nuestras vidas y en nuestras mentes.

Heretic (Hereje)

Dirección: Scott Beck, Bryan Woods.

Intérpretes: Hugh Grant, Sophie Thatcher, Chloe East, Elle McKinnon. 

Género: terror. EE UU, 2024.

Duración: 110 minutos.

Estreno: 1 de enero.

Cine: Burroughs, Queer, Craig y la ayahuasca, estreno

 Elsa Fernández-Santos, ‘Queer’: un formidable Daniel Craig evoca las luces y sombras de William Burroughs, en El País, 31-XII-2024:

La nueva película de Luca Guadagnino recrea a través de una fabulosa escenografía los años latinoamericanos de uno de los grandes profetas de la contracultura

Sobre el papel resultaba chocante la elección del actor británico Daniel Craig para interpretar al escritor estadounidense William S. Burroughs, figura medular de la contracultura, considerado, a su pesar, padrino de demasiadas cosas: la generación beat, el punk-rock, la experimentación con las drogas y hasta la posesión de armas. Tal vez a Craig le sobra músculo para interpretar a un yonqui como Burroughs, pero con su formidable trabajo en la adaptación de Luca Guadagnino de la novela corta Queer, el actor hace suyas las paradojas, la inseguridad y las rarezas, el humor y, en fin, el fiero hermetismo de uno de los escritores más influyentes de la segunda mitad del siglo XX.

Daniel Craig: “No hubiera podido protagonizar ‘Queer’ durante los años en que hice de James Bond”

La primera novela de Burroughs, Yonqui (1953), se publicó después del episodio que marcaría su vida y su obra literaria: la muerte por un disparo en la frente de su segunda esposa, Joan Vollmer, cuando, ante de unos amigos la pareja —pasada de alcohol y drogas— decidió jugar a Guillermo Tell. Asesinato, suicidio o accidente, Burroughs escribió Queer en 1952, en las semanas de espera del juicio en México por la muerte de Vollmer. No la publicaría hasta tres décadas después, en 1985. En la introducción escrita en los ochenta, el escritor revelaba dos aspectos clave: que todo el libro pivota alrededor de un acontecimiento del que no se habla, la muerte de Vollmer, y que fue ese suceso lo que le convirtió en escritor. Según Burroughs, si Yonqui es un libro sobre la heroína, Queer lo es sobre el síndrome de abstinencia.

Artefacto autobiográfico, la novela —y la película— se centra en la atracción, cortejo y obsesión del expatriado William Lee, oscuro álter ego del escritor, con un escurridizo veterano de la Marina 16 años más joven, Eugene Allerton (inspirado en Adelbert Lewis Marker e interpretado desde un lugar pulcro y frío por Drew Starkey). Esa relación y la del escritor con su homosexualidad y sus adicciones centran una adaptación que bebe también de Las cartas del yagé, dirigidas a Allen Ginsberg (caricaturizado en la película por un Jason Schwartzman con sobrepeso) alrededor de su experiencia con la ayahuasca.

Elegir a Craig no es el único riesgo que asume Guadagnino en una película mucho más descarnada y adulta que la tenística Rivales, estrenada también este año. Si David Cronenberg apelaba al Tánger de Burroughs en su adaptación de El almuerzo desnudo (1991), el director italiano despliega en Queer una fabulosa fantasía latinoamericana. Rodada en los estudios romanos de Cinettità, toda la escenografía de la película es un espectacular artificio. Guadagnino recrea el México modernista de los años cincuenta con una paleta de postal vintage que, desde el mismo arranque, juega al fetichismo y los anacronismos, especialmente en una banda sonora que pasa de Nirvana a New Order.

Ese despliegue de decorados, vestuario y objetos subraya el dramatismo líquido de Craig, envuelto en sudor y semen. Su Burroughs no es el viejo profeta que con retranca hacía un cameo en Drugstore Cowboy (1989), de Gus Van Sant, sino un outsider herido, tocado por un oculto romanticismo, que Craig encarna con su encantadora rudeza, empapado en alcohol y opiáceos. En el viaje final en busca de los secretos de la ayahuasca (con una Lesley Manville irreconocible como chamana y el cineasta argentino Lisandro Alonso como su compañero, en medio de la selva) Guadanino propone a un Burroughs enfangado en su amor imposible. El director resuelve esa catarsis con un epílogo en forma de pesadilla surrealista cuyo giro sobre la verdad oculta de Burroughs resulta discutible.

Queer

Dirección: Luca Guadanino.

Intérpretes: Daniel Craig, Drew Starkey, Jason Schwartzman, Lesley Manville. 

Género: drama. Italia, 2024.

Duración: 135 minutos.

Estreno: 1 de enero de 2025.

Más cerca del origen de la vida. Investigación hispanoalemana descubre protocélulas.

 Manuel Ansede, "Un experimento recrea el mundo sin vida y surgen protocélulas, un paso previo a los seres vivos: “No hay un soplo divino”, en El País, Ciencia, Geología, 30 de diciembre de 2024:

Los investigadores, de un laboratorio español, observan por primera vez la aparición de compartimentos junto a los ingredientes básicos de los organismos

El geólogo Juan Manuel García Ruiz cuenta todavía asombrado que él y sus colegas han creado “un protomundo” en su laboratorio, a apenas 1.500 metros de la playa de La Concha, en San Sebastián. Suena trascendental, y lo es, pero se trata de un pequeño recipiente transparente, de tres litros, en el que básicamente han metido un vaso de agua, metano, nitrógeno y amoniaco, añadiendo descargas eléctricas para imitar el salvaje ambiente de la Tierra primitiva. Es una versión más del célebre experimento de Stanley Miller, un químico estadounidense de 22 años que en 1952 demostró que era sencillo crear los ladrillos básicos de los seres vivos en ese caldo primigenio. García Ruiz, sin embargo, se ha topado con una sorpresa mayúscula. En su frasco también han surgido “protocélulas”, unas estructuras que considera la antesala de la vida. “Es alucinante”, proclama.

El investigador, nacido en Sevilla hace 71 años, relata que su experimento apenas duró dos semanas. Enseguida se formó una capa superficial, como la nata en la leche, y el agua clara se volvió de color marrón amarillento. Las imágenes al microscopio son desconcertantes. Aparecen multitud de diminutas estructuras curvilíneas, que cualquier observador atribuiría a seres vivos, pero no lo son. Son simplemente moléculas autoorganizadas.

“Siempre nos hemos aproximado al origen de la vida siguiendo el texto bíblico, como si hubiera un soplo divino, un momento en el que ya es irreversible. Lo que nuestro estudio sugiere es que no ha debido de ser así, sino que esto es una evolución química de millones de años, absolutamente azarosa, como la evolución biológica posterior, y que va aumentando la complejidad con el tiempo. Puede llegar a estructuras autoorganizadas y, en algunos casos, a estructuras autoensambladas, como la vida”, expone García Ruiz. “Este tipo de protomundos deben de existir en miles de millones de planetas en el universo. Y esos protomundos pueden llegar a algo tan complejo como la vida o a nada. No hay un diseño inteligente, no hay un soplo divino, pero tampoco hay ninguna reacción fundamental”, subraya el geólogo, del Donostia International Physics Center.

El animal que perdió los genes necesarios para tener un corazón humano

El veinteañero Stanley Miller escribió sus resultados en una decena de párrafos en febrero de 1953 y cambió la forma en la que la humanidad se veía a sí misma. Mostró que bastaban tres gases, agua y descargas eléctricas para crear en el laboratorio aminoácidos, los componentes de las proteínas, que son las máquinas biológicas que forman la materia viva. El equipo de Juan Manuel García Ruiz ya repitió el experimento de Miller en 2021, pero cambió el recipiente original de vidrio por uno de teflón. Su conclusión fue una noticia que dio la vuelta al mundo: allí no surgió ningún ladrillo de la vida. La sílice —un mineral formado por silicio y oxígeno— presente en el vidrio era esencial. El año pasado, un consorcio encabezado por García Ruiz recibió 10 millones de euros de la Unión Europea para estudiar el papel de la sílice en el origen de la vida.

El nuevo experimento ha generado aminoácidos y también las cinco nucleobases que son el ingrediente fundamental del ADN, pero la gran novedad es la aparición simultánea de esas “protocélulas”. El geólogo explica que son una especie de vesículas huecas, que compartimentan el espacio encerrando los ladrillos de la vida y facilitando que reaccionen entre ellos, un paso clave en aquel inmenso océano primitivo. “Estas protocélulas también debieron aparecer en el experimento de Miller y en los posteriores, pero nadie las había buscado hasta ahora”, sostiene García Ruiz, que ha liderado la investigación junto a su colega alemán Christian Jenewein, en su laboratorio del Donostia International Physics Center, en San Sebastián. DIPC

Sus resultados implican que la vida terrícola podría haber surgido cientos de millones de años antes de lo que se pensaba, durante el Hádico, el periodo geológico que comenzó hace 4.600 millones de años, con la formación del planeta Tierra, y finalizó hace unos 4.000 millones de años. García Ruiz destaca que sus “protocélulas” están formadas, con ayuda del burbujeo, por unidades repetidas de ácido cianhídrico, una sencilla molécula con un átomo de hidrógeno, otro de carbono y otro de nitrógeno. “Hay varios estudios que sugieren que a partir de esos polímeros de ácido cianhídrico se puede crear todo, todo lo que necesitas para llegar a los ladrillos básicos de la vida”, apunta el geólogo. Su estudio se publica este lunes en la revista PNAS, de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos.

El biólogo mexicano Antonio Lazcano recuerda que, hace justo 100 años, el científico soviético Aleksandr Oparin publicó su revolucionario libro El origen de la vida, en el que defendía la hipótesis de que los primeros organismos fueron el resultado de la evolución química de moléculas en el caldo primigenio de la Tierra primitiva. En plena Guerra Fría, el joven estadounidense Stanley Miller se subió a los hombros del soviético. “El mérito del trabajo de García Ruiz es el haber seguido la evolución de moléculas sencillas hasta la formación de complejas estructuras microscópicas en un mismo sistema”, aplaude Lazcano, fundador del Laboratorio de Origen de la Vida de la Universidad Nacional Autónoma de México.

El investigador mexicano, sin embargo, es cauteloso. “Yo no las llamaría protocélulas, porque eso sugiere una continuidad evolutiva que está lejos de demostrarse, y que no corresponde con su composición química”, señala. “Hacen bien en escribir que pueden haber sido microrreactores que permitieran otras reacciones, pero aún estamos lejos de la construcción de una secuencia detallada y realista de la evolución que llevó de los componentes inorgánicos y las moléculas de la Tierra prebiótica a los primeros organismos, entre otras razones, porque aún no nos ponemos de acuerdo en cuál podría ser una buena definición de las primeras formas de vida”, advierte Lazcano.

El propio García Ruiz recalca esa incertidumbre. “Yo diría que la conclusión de nuestro trabajo es que, hoy en día, la diferencia entre lo vivo y lo no vivo es menos nítida que nunca, tanto morfológicamente como químicamente”, apunta el geólogo, que también es investigador emérito del Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra (CSIC), en Granada, donde su equipo realizó parte de los experimentos. García Ruiz alerta de que las misiones espaciales traerán en los próximos años rocas de Marte y podrían detectarse en ellas aminoácidos, las nucleobases del ADN e incluso estas “protocélulas”, pero eso no significará que se hayan descubierto rastros de vida extraterrestre.

El filósofo de la biología Kepa Ruiz Mirazo, experto en el origen de la vida y los modelos protocelulares, también aplaude el “excelente trabajo” de García Ruiz. “La relevancia y el interés específico de esta investigación, más allá de situar los primeros pasos hacia la vida en épocas muy remotas, radica en que la síntesis de moléculas orgánicas a la Miller va aquí acompañada de la formación de compartimentos con un tamaño, morfología y topología similares a los de una célula”, resalta Ruiz Mirazo, de la Universidad del País Vasco.

“Queda por resolver —y espero que este grupo aborde ahora el reto de demostrarlo— si ese tipo de estructuras supramoleculares cerradas y huecas pudieron acoplarse a alguna química prebiótica con la que coevolucionar hacia formas de organización realmente protocelular, estableciendo mecanismos de intercambio de materia y energía con su entorno”, advierte Ruiz Mirazo. “Desde mi perspectiva, la encapsulación de precursores biomoleculares, aunque sí es necesaria (como defienden los autores del artículo), no es por sí misma condición suficiente para que un compartimento sea concebido como protocélula. No obstante, así avanza la ciencia, en todos sus campos: cuanto más significativo sea un logro, más cuestiones abiertas plantea a su alrededor. Seguir investigando por esta senda, sin duda, ampliará horizontes en la búsqueda de nuestros orígenes más profundos y lejanos, como entidades biológicas que somos”, opina este investigador.

El geólogo Juan Manuel García Ruiz prepara una expedición en 2026 a Kenia, al Valle del Rift, un paraje que considera relativamente similar al de la Tierra primitiva, con lagos alcalinos y sílice en abundancia. Mientras tanto, su grupo continuará repitiendo el experimento de Miller en nuevas versiones, por ejemplo, cambiando la temperatura y añadiendo ingredientes, como el azufre, el fósforo y el monóxido de carbono. “Vamos a extender el tiempo y vamos a empezar a cocinar, a ver qué pasa”, anuncia.

Los clientes de planes de pensiones podrán retirar de golpe 64.000 millones desde el miércoles

 Miguel Moreno Mendieta, "Los clientes de planes de pensiones podrán retirar de golpe 64.000 millones desde el miércoles", en Cinco Días, 31 de diciembre de 2024:

Los bancos temen una salida masiva de dinero, pues la normativa permite retirar los fondos aportados antes de enero de 2015 y que suponen más de la mitad del total

Los planes de pensiones afrontan una prueba de fuego a partir del 1 de enero de 2025. Por primera vez desde que se creó la figura hace 38 años, sus dueños podrán retirar de golpe el dinero que tienen acumulado. Tan solo con una condición, que las aportaciones tengan una antigüedad de más de 10 años. Esto se traduce en que, desde el miércoles, estarán totalmente disponibles 64.000 millones de euros para rescatar del plan a la cuenta corriente. Es justo la mitad de todo el patrimonio que hay acumulado en estos vehículos de ahorro para la jubilación.

Este pequeño cambio legal puede ser muy importante para algunas personas. Es el caso de Pilar, una profesora interina que atraviesa una situación económica complicada. “Tengo varias deudas que me hacen llegar muy justa a fin de mes, pero dentro de unos días voy a poder rescatar una buena cantidad de dinero que había metido hace años en un plan de pensiones, y que me permitirá cancelar varios créditos. Para mí va a ser un alivio”, explica.

Fue Mariano Rajoy quien impulsó un real decreto en 2018 que modificó uno de los aspectos esenciales de este tipo de producto financiero, para mejorar su liquidez y hacer más atractivas las aportaciones. La concepción original de los planes de pensiones los configura como una vía de ahorro para acumular recursos que permitan completar la pensión pública: la persona va metiendo dinero poco a poco y, hasta ahora, no podía rescatarlo si no alcanzaba la edad legal de jubilación. Para que este proceso de ahorro fuera llevadero, el importe que se va añadiendo al plan se descuenta de la base imponible del impuesto de la Renta. Si alguien ganaba 35.000 euros al año y aportaba a su plan 3.000 euros, solo paga IRPF por 32.000 euros. A cambio, al llegar a los 65 años y empezar a rescatar el plan de pensiones, ese dinero tributa como una renta del trabajo, igual que un salario. Así que, a fin de cuentas, se trata de un diferimiento fiscal.

Ahora, toda de esta concepción del plan como previsión social complementaria va a cambiar. Cualquier partícipe puede acudir a su banco y reclamar el reembolso de aquellas aportaciones anteriores al 1 de enero de 2015, junto con los rendimientos que estas hubieran generado. De acuerdo con cálculos sectoriales, este importe supera los 64.000 millones de euros, lo que supone un 51% de todo el dinero acumulado en planes.

En puridad, este no es el primer supuesto de liquidez excepcional, pero sí el más extendido —afecta a todos los dueños de planes— y el más diferencial. De hecho, en los últimos años, los sucesivos Gobiernos han permitido retirar el dinero de los planes en caso de situaciones especiales: enfermedad grave, desempleo de larga duración, riesgo de desahucio, enfermos de covid-19 o damnificados por el volcán de La Palma y la dana de Valencia. Estas excepciones han hecho que cada ejercicio salgan entre 150 y 300 millones de euros de los planes. Un flujo pequeño comparado con el gran caudal que podría abrirse ahora con el supuesto especial de los 10 años de antigüedad.

Inquietud sectorial

En los bancos, que controlan mayoritariamente el sector de los planes de pensiones, hay una cierta inquietud porque a partir de enero pudiera registrarse una retirada masiva del dinero depositado en este producto. Durante mucho tiempo, la asociación de las gestoras de fondos de inversión y planes de pensiones (Inverco) ha reclamado que se revisara este supuesto especial de liquidez “porque desvirtúa la figura del plan de pensiones”, pero ha acabado dándose por vencida y defendiendo que el impacto será pequeño. Cuando la medida se aprobó, se pensaba que al tener una ventana fija de liquidez a los 10 años la figura se haría más atractiva, porque el dinero no tendría que estar indisponible durante tanto tiempo. Pero la figura no ha acabado de despegar.

Desde el sector se mira ahora el equivalente a los planes que existe en el País Vasco —las denominadas Entidades de Previsión Social Voluntaria, EPSV— en las que ese supuesto de rescate con 10 años de antigüedad está vigente desde 2016. En este caso, las retiradas por este motivo han sido testimoniales. Sin embargo, en una figura similar de Reino Unido, la incorporación de esta ventana especial de liquidez sí que produjo la salida de mucho patrimonio.

Uno de los frenos que tendrá el rescate total del dinero de planes es el fiscal. El dinero proveniente de la venta de la participación en un plan de pensiones computa como renta del trabajo en el IRPF y se le aplica el tipo marginal. Así, a un empleado con un sueldo de más de 60.000 euros que rescate su plan, tendrá que pagar impuestos con un tipo marginal del 37%, el vigente para su tramo de renta. De este modo, si sacara de golpe 50.000 euros, 18.500 serían para Hacienda. Paula Satrústegui, socia de asesoramiento patrimonial de Abante, explica que “a no ser que sea estrictamente necesario o fiscalmente eficiente por no tener otras rentas, el dinero aportado a planes de pensiones no debería de ser rescatado antes de la jubilación”. En todo caso, el impacto fiscal de rescatar de golpe el plan de pensiones ocurre igualmente si se espera a la jubilación.

Lo peor de la llegada de este nuevo supuesto de liquidez es que llega en un momento muy difícil para los planes de pensiones. El intento del Gobierno de fomentar los planes empresariales en detrimento de los individuales le llevó a fijar una aportación máxima en los primeros de solo 1.500 euros al año. Eso ha hecho que hayan dejado de entrar mucho dinero a esta figura. De hecho, entre enero de 2021 y septiembre de 2024 han salido 3.100 millones de euros más de los que han entrado. Si el patrimonio total, que ahora asciende a 126.000 millones de euros, ha continuado creciendo es exclusivamente por la revalorización de las inversiones ya realizadas en los planes.


Los españoles dan la espalda a los fondos de inversión sostenible por primera vez en 10 años

Madrid, el nuevo Miami de la banca privada: las entidades se vuelcan con los ricos latinoamericanos


Alice Munro y el hombre del saco. Elvira Lindo.

 Alice Munro y el hombre del saco. Elvira Lindo, 31 dic 2024.

Lo terrible del abuso sexual a menores es siempre el silencio que se genera a su alrededor, todos los que saben y callan

Una de esas singulares mañanas del Madrid vacío de agosto tomamos café. Somos amigas desde mucho antes de que ella me contara el abuso que durante años sufrió de niña a manos de su padrastro. Eso significa que nuestra amistad no se cimienta sobre ese hecho pavoroso, sino por pura complicidad. No soy su terapeuta, no puedo salvarla, incluso en ocasiones me ha resultado difícil escuchar. Es necesario decirlo porque aunque ahora pareciera haber un consenso sobre el beneficio de la escucha no siempre es fácil. Recuerdo las palabras de la terapeuta Mariela Michelena al respecto: “Incluso quienes estamos entrenados para sumergirnos en la sordidez debemos asomar la cabeza de vez en cuando para tomar aire”. En algún momento de la conversación sale el nombre de Alice Munro, cómo no. Cuántas veces hemos diseccionado sus relatos como si los personajes fueran de carne y hueso. Las dos hemos usado sus cuentos de una u otra manera como material literario o terapéutico. Mi amiga me confiesa que ha leído lo aparecido en prensa solo por encima. Lo terrible, siempre dice, es el silencio que se genera en torno al abuso. Cuando la víctima encuentra a alguien que salga en su defensa esa herida puede aliviarse, pero la realidad nos dice que una mayoría de los menores abusados temen ser avergonzados, culpados u observados como si hubiera algo monstruoso en su corazón. No, me dice, no podré seguir trabajando con sus textos. Inevitablemente, la figura de su madre se funde con la de Munro: mujeres que, conocedoras de la agresión, siguen compartiendo el lecho con el violador de la hija. Antes de entrar en la historia, vayamos con un dato esclarecedor que nos dejó este año un estudio australiano de alto nivel con casi 60.000 participantes: entre el 20% y el 40% de los trastornos mentales podría erradicarse si se atajara el maltrato infantil.

Cuando en julio apareció en el Toronto Star el testimonio de Andrea Skinner, hija pequeña de Munro, sobre la complicidad de su madre con el agresor que la violó desde los nueve años, en España, adiestrados como estamos a la gresca, nos lanzamos a opinar como si se tratara de tomar partido. Desde quien condenaba su obra hasta quien eximía a la escritora de toda responsabilidad; desde quien temía su cancelación hasta quien tachaba de puritanismo que sus cuentos sean leídos hoy de otra manera. Pero lo interesante es que en estos meses en distintos medios, del Toronto Star a The New York Times, han ido apareciendo ensayos magníficos que nos permiten conocer la historia de los Munro, algo que bien pudiera servirnos, si leemos serenamente, para adoptar nuevas perspectivas sobre un asunto del que sabemos poco y opinamos mucho. El último trabajo, escrito por Rachel Aviv, cronista que incide en asuntos de salud mental, es un riguroso ensayo publicado en The New Yorker que ojalá se convierta en un libro.

Los hechos referidos comienzan en 1976, cuando la pequeña Andrea pasa las vacaciones con su madre y Gerald Fremlin, hombretón atractivo a la antigua usanza, tan divertido como propenso a la ira, seductor y aficionado a las bromas sexuales, que comparte sin rubor con una niña a la que hace sentirse cómplice. A pesar de la extrañeza que se palpa en el ambiente, Munro deja a Fremlin al cuidado de la pequeña y ahí comienza una serie de agresiones que duran hasta la adolescencia de Andrea. De vuelta a la casa del padre, la pequeña cuenta el secreto a su hermanastro, este a la madrastra y la madrastra al padre, Jim Munro, que impone el silencio por considerar que la criatura puede haber mentido. El silencio se rompe en 1992. Andrea tiene 26 años cuando se lo cuenta por escrito a su madre porque no se atreve a decírselo en persona. Alice Munro abandona entonces el hogar conyugal y reacciona ante su hija victimizándose, como si se enfrentara a una infidelidad. En esos primeros momentos de desesperación, Munro le confiesa a su hija que ya había tenido noticias de agresiones a otras niñas, pero lo que a Andrea la deja sin aliento es que su madre alberga desde hace tiempo la sospecha de que Fremlin pudiera ser el autor de la violación y asesinato de Lynne Harper, una niña cuyo crimen, sucedido en 1959, sigue sin resolverse. Como respuesta a la confesión de Andrea, Fremlin escribe varias cartas a los padres culpando a la niña de haberlo seducido y amenazando con hacer públicas fotos de la pequeña en poses provocativas.

“Me he enterado demasiado tarde”, se excusa Munro, “y lo sigo queriendo”. Vuelve entonces con su pareja, y los Munro harán como tantas familias: fingir que nada ocurrió. A Andrea le ocurre como a muchas víctimas de abuso: siente que es ella la que ha perturbado la convivencia y acepta ese pacto hasta que en 2002, ante el nacimiento de sus gemelos, se aviva en ella el trauma que nunca ha dejado de estar latente. Le dice a su madre que no permitirá que los niños estén cerca del individuo, y Munro replica lo inconveniente que es para ella hacerle una visita ya que no sabe conducir. Esa dependencia misteriosa de una mujer tan dotada intelectualmente como Alice Munro nos revela lo complejo de una personalidad que en la ficción muestra un férreo control del argumento y en la vida real se declara torpe e incapaz. Será la última vez que hablen.

En 2005, Andrea lee cómo su madre elogia al padrastro en una entrevista y decide reunir las cartas autoinculpatorias del agresor y entregarlas en comisaría. Cuando la policía se presenta en casa de Fremlin, Munro tacha a su hija de mentirosa. Pero eso no evita que Fremlin deba presentarse ante el juez. Dado que Andrea no tiene interés en que vaya a la cárcel se llega a un acuerdo: dos años de libertad condicional y una donación a un centro de víctimas de abuso sexual. Fremlin estimará esta compensación en 10.000 dólares. Aunque por las salas del juzgado deambula la prensa, nada aparece en los periódicos. Andrea se descorazona. Tiene claro que a nadie le parece buena idea que el nombre de la gran escritora sea manchado por un asunto tan turbio. Alice y Gerald siguen unidos. Una secta de dos, según las hijas.

Conforme se ha ido reconstruyendo la historia de este monstruoso silencio aparecen testimonios de quienes lo sabían, y resultan ser muchas las personas que estaban al tanto: editores, periodistas, agentes, escritoras, policías, jueces, familia. Así que el marido de una gloria nacional es condenado a no acercarse a menores de 14 años y todo se reduce a un cuchicheo social que protege al agresor y a quien le da cobijo. Mientras que en la realidad hay un extremo control sobre este secreto vergonzoso, en los cuentos de Alice Munro van desfilando criaturas violadas, madres negligentes, rivalidades entre mujeres maduras y niñas por el amor de un hombre grosero, similar al modelo real. Son muchos los relatos, magistrales sin duda, que pueden ser leídos con esta perspectiva. Open Secrets sería un gran ejemplo.

Me cuenta el psiquiatra Guillermo Lahera que algunas personas con deterioro cognitivo, especialmente las que han vivido controlando de manera más neurótica su presencia social, se muestran en los primeros momentos de la enfermedad propensas a la desinhibición. Así parece que ocurrió con Munro, cuando en primera fase del alzhéimer le dijo a su hija Jenny: “¡Qué cruel por mi parte no librarme de él”. O “yo no quería a ese pedófilo”. Pero lo que ella no se atrevió a resolver, por dependencia insana, por proteger una reputación duramente lograda o por las dos cosas a la vez, lo han hecho sus hijas, arropando a la hermana herida. Nunca se curará la rabia de Andrea hacia su madre. El hombre del saco que fue Gremlin escribió a Jenny, la mediana: “Tu madre será una pirada, pero es una gran escritora”. En esos términos groseros hablaba de Munro el hombre que ella se empeñó en proteger.

viernes, 27 de diciembre de 2024

Manifiesto de Luigi Mangione

Manifiesto de Luigi Mangione

12 de diciembre de 2024

Luigi Mangione 26 años, es el pistolero enmascarado que la semana pasada sacó tranquilamente una pistola equipada con un supresor en una calle del centro de Manhattan y asesinó a Brian Thompson, director ejecutivo de United Healthcare. El lunes fue detenido en Altoona, Pensilvania, después de que un empleado de un McDonald’s lo reconociera y llamara a la policía. Los agentes dijeron que lo encontraron con una identificación falsa, un arma similar a la que se veía en el video del asesinato y un manifiesto en el que denunciaba al sector de la atención médica. El texto de la noticia ha sido descuartizado y fragmentado, sesgado y harto manipulado. Acabo de volver de estar ingresado en un hospital de la sanidad pública por un peligroso abceso, así que estos temas me tocan muy directamente. Por eso he aquí mi traducción de dicho manifiesto:

«Para los federales esto lo haré breve, porque respeto lo que hacen por nuestro país. Para salvarlos de una larga investigación, diré llanamente que no trabajé con otros. Fue algo meramente trivial: un poco de ingeniería social básica, diseño de computación elemental y mucha paciencia. El cuaderno de canutillo, si está a mano, contiene algunas notas desordenadas y una lista de quehaceres que iluminará lo esencial del asunto. Mi técnica está bastante oculta porque trabajo como ingeniero, así que no hay mucha info al respecto probablemente. Pido disculpas por cualquier conflicto traumático, pero había que hacerlo.

Francamente, estos parásitos simplemente lo esperaban. Un recordatorio: los Estados Unidos tienen el primer lugar como el sistema de salud más caro del mundo y, pese a eso, estamos categorizados duramente en el puesto 42 en expectativas de vida. ‘United’ es -de manera incomprensible- la compañía más grande en los Estados Unidos de América para el mercado capitalista, solamente por detrás de Apple, Google, Walmart. Ha crecido y crecido, pero... ¿Y nuestra expectativa de vida? No, la realidad es [ilegible] ellos simplemente se han vuelto demasiado poderosos y continúan abusando de nuestro país para su inmensa ganancia, porque el público americano les ha dejado hacerlo. Obviamente, el problema es más complejo; pero yo no tengo espacio y, con franqueza, no pretendo ser la persona más cualificada para ofrecer una argumentación completa. Pero muchos han desvelado la corrupción y la avaricia (ej.: Rosenthal, Moore) décadas atrás, y los problemas, simplemente, persisten. Ya no es este un problema de desconocimiento, y claramente lo que existe hoy es un pulso de poderes. Evidentemente, soy el primero en enfrentarme con brutal honestidad.»

Dossier bibliotecas fantasma

 I

Biblioteca fantasma

Las bibliotecas fantasma (del inglés shadow libraries, traducido literalmente como 'bibliotecas en la sombra') son bases de datos en línea con contenidos disponibles sin restricciones que por lo general están ocultos o son de difícil acceso. Tales contenidos pueden ser inaccesibles por diversas razones, como son el uso de muros de pago, de gestores de derechos digitales o de otras barreras a la accesibilidad puestas por sus propietarios originales.1​ Las bibliotecas fantasma normalmente contienen información textual como libros electrónicos aunque también pueden incluir otros medios de comunicación digitales, como software, música o películas. Las bibliotecas fantasma son un ejemplo ubicuo de infracción de derechos de autor a gran escala.

Ejemplos de bibliotecas fantasma incluyen Library Genesis, Z-Library y Sci-Hub, las cuales son las bibliotecas fantasma con textos académicos y literarios más populares.

Otros ejemplos son Scorser, una biblioteca de partituras musicales,​ Memory of the World, una red de bibliotecas fantasma mantenidas de manera independiente, y La Pirateca, una biblioteca con textos en español.

Motivaciones

Una de las principales motivaciones detrás de las bibliotecas fantasma es la de facilitar la diseminación de contenido académico, sobre todo de artículos científicos y de libros. El acceso a la literatura académica se ha encarecido de manera dramática en los últimos años, especialmente los costos de libros y de artículos. El término crisis de las publicaciones seriadas ha surgido para describir esta tendencia reciente en el aumento de los costos.

Este encarecimiento de los costos y, con ello, el aumento en la inaccesibilidad de la literatura académica también ha dado lugar a un movimiento político internacional a favor de la liberación o de la disminución de los costos del conocimiento académico, conocido como el movimiento del acceso abierto. Este movimiento busca el establecimiento de revistas de acceso abierto o de repositorios con acceso gratuito a revistas publicadas en otros lugares. Sin embargo, muchas de estas revistas solicitan el pago de una cuota para la publicación de artículos, lo que disuade a las personas académicas de publicar con acceso abierto.

Otra motivación para la creación de bibliotecas fantasma es el respaldo tácito de semejantes esfuerzos por parte de varias personas en la academia. Rara vez las editoriales dan una compensación económica a las personas académicas, sin importar que su trabajo sea publicado en revistas de acceso abierto o en revistas con un modelo de publicación comercial. Por este motivo, no hay mucho incentivo en desconocer o rechazar el esfuerzo de las bibliotecas fantasma. Además, estas bibliotecas incrementan en gran medida el factor de impacto de los textos que hacen disponibles: según un estudio de la Universidad Cornell, los artículos en Sci-Hub se citan 1.72 veces más en revistas de calidad similar en comparación a los artículos que no están disponibles ahí.

Estado legal

Casi todo el contenido hospedado por las bibliotecas fantasma está disponible sin el consentimiento de los propietarios originales del material. Esto hace que la mayoría de las bibliotecas fantasma sean ilegales; no obstante, como los investigadores no están obligados a revelar sus medios de acceso, no es posible el monitoreo del uso ilegal de los artículos académicos.

El estado legal sobre el enlazamiento a las bibliotecas fantasma es indeterminado. En la actualidad no hay consenso entre las autoridades legales en Estados Unidos o en Europa sobre si la publicidad de bibliotecas fantasma es una ofensa criminal. Hasta el momento no hay casos resueltos que determinen si las personas académicas tienen permitido proveer enlaces a bibliotecas fantasma, aunque las amenazas de acciones legales por parte de editoriales académicas sobre este asunto se han presentado en incidentes aislados.

Aunque la mayoría de las personas académicas no han sido penalizadas por distribuir su trabajo de manera independiente y gratuita (obviándose la necesidad de las bibliotecas fantasma), existen reportes de amenazas de acciones legales por parte de editoriales académicas.

Véase también

Manifiesto por la guerrilla del acceso abierto, Library Genesis, Acceso abierto, Sci-Hub, Infracción de derechos de autor

II

Library Genesis o LibGen es un motor de búsqueda que permite el libre acceso a artículos científicos y libros (la mayor parte son académicos y, en menor proporción, de ficción). Posee contenido libre en formatos PDF, EPUB, MOBI, DJVU, etc., accesible en portales de numerosas editoriales académicas, como Oxford UP, Cambridge UP, Elsevier ScienceDirect, Springer, etc.

Historia

Library Genesis tiene sus raíces en la cultura clandestina e ilegal del samizdat en la Unión Soviética. En una sociedad en la que el acceso a la imprenta estaba estrictamente controlado por una férrea censura, los intelectuales disidentes copiaban a mano y volvían a mecanografiar manuscritos para su circulación secreta. Esta práctica se legalizó bajo el mandato del Secretario General soviético Mijail Gorbachov en la década de 1980, y se expandió muy rápidamente en una época en la que había ordenadores de sobremesa y escáneres asequibles, y presupuestos de investigación muy reducidos.

Los voluntarios se trasladaron a la red informática rusa («RuNet») en los años 90, que se inundó de cientos de miles de contribuciones descoordinadas. Los bibliotecarios se volvieron especialmente activos, utilizando contraseñas de acceso prestadas para descargar copias de artículos científicos y académicos de fuentes de Internet occidentales, y luego subirlas a RuNet.

A principios del siglo XXI, los esfuerzos se coordinaron y se integraron en un sistema masivo conocido como Library Genesis, o LibGen, en torno a 2008,4​5​6​ que posteriormente absorbió los contenidos de «library.nu» y se convirtió en su sucesor funcional tras su cierre por acciones legales en 2012. En 2014, su catálogo duplicaba en contenido al de library.nu, con 1,2 millones de registros.​ A 28 de julio de 2019, Library Genesis afirma tener más de 2,4 millones de libros de no ficción, 80 millones de artículos de revistas científicas, 2 millones de archivos de cómics, 2,2 millones de libros de ficción y 0,4 millones de números de revistas.

Problemas legales

Litigios

En 2015, Library Genesis se vio envuelta en un pleito legal con Elsevier, que la acusaba de infringir los derechos de autor y de conceder libre acceso a artículos y libros. En respuesta, los administradores acusaron a Elsevier de obtener la mayor parte de sus beneficios de investigaciones financiadas con fondos públicos que deberían ser de libre acceso para todos, ya que las pagan los contribuyentes.

A finales de octubre de 2015, la Corte de Distrito de los Estados Unidos para el Distrito Sur de Nueva York ordenó el cierre de LibGen y la suspensión del uso del nombre de dominio (libgen.org), pese a lo cual el sitio es accesible a través de dominios alternativos.

País de alojamiento

LibGen está registrado tanto en Rusia como en los Países Bajos, por lo que no está clara la jurisdicción apropiada para emprender acciones legales.

Bloqueos

LibGen está bloqueado por varios ISP en el Reino Unido,​ pero se afirma que tales bloqueos basados en DNS hacen poco para disuadir el acceso.​ También está bloqueado por ISP en Francia,15​ Alemania,16​ Grecia,17​ Italia,18​ Bélgica (que redirige a la página de bloqueo de la Policía Federal Belga),19​ y Rusia (en noviembre de 2018). El 23 de marzo de 2024, se ha informado que la lista de bloqueo de sitios piratas holandeses ahora incluye Anna's Archive y Library Genesis, basándose en una solicitud de BREIN, un grupo antipiratería local.

Uso

Hasta finales de 2014, Sci-Hub, que ofrece acceso gratuito a millones de artículos de investigación y libros, utilizaba LibGen como almacén. Los documentos solicitados por los usuarios se pedían a LibGen y se servían desde allí si estaban disponibles; de lo contrario, se obtenían por otros medios y luego se almacenaban en LibGen.

En 2019, archivistas y activistas de la libertad de información lanzaron un proyecto para sembrar y alojar mejor los volcados de datos de LibGen. El portavoz y coordinador del proyecto 'santuario' describió el esfuerzo como una forma de una «tarjeta de biblioteca permanente para el mundo» e informó que la respuesta ha sido «abrumadoramente positiva de todos».​ En 2020, el proyecto lanzó una biblioteca digital peer-to-peer de contenido en Sci-Hub y Library Genesis usando IPFS.

Véase también

Categoría:Bibliotecas fantasmas, Manifiesto por la Guerrilla del Acceso Abierto

 III

 La Pirateca, el polémico colectivo ilegal para descargar libros gratis

Las librerías que expresaron su apoyo a la página ‘pirata’ han sido denunciadas por el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial

Carolina Mejía

México - 09 feb 2023 - 11:15 CET

Para hallar La Pirateca es necesario tener experiencia buscando PDFs en Internet. Las redes sociales del proyecto han sido suspendidas y no cuentan con un vocero conocido. Aun así, la página de este colectivo circula de boca en boca entre quienes buscan descargar libros gratis en Internet y recientemente, se ha convertido en el foco de una discusión sobre los límites entre los derechos de autor y el libre acceso a la cultura en México.

El sitio web cuenta con un acervo de libros seleccionados por los curadores anónimos del proyecto. Bajo el lema de “los libros no se roban, se expropian”, en este sitio se pueden encontrar textos de filosofía, narrativa, música y más a disposición para descargar gratuitamente, en su gran mayoría violando la legislación vigente sobre derechos de autor, que prohíbe la reproducción de contenidos sin permiso del titular de derechos.

Librería Impronta informó a través de un comunicado que en junio de 2022 recibió una inspección de autoridades del Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (Impi) y la aplicación de medidas cautelares debido a que contaban en el local con una alcancía para recaudar fondos para La Pirateca. Simultáneamente, se llevaban a cabo revisiones en otros negocios literarios que se habían sumado a la recaudación de dinero para el proyecto anónimo.

El debate en torno a la existencia de La Pirateca ha movido a defensores de derechos digitales, editoriales, abogados en materia de derechos de autor, librerías y autores, tanto a favor como en contra. Mientras sigue desarrollándose la pugna entre la legalidad y la piratería, lectores como Gisela Muñoz agradecen la existencia de La Pirateca porque gracias a páginas como esta, dicen, ha logrado hacer crecer su cultura lectora aún desde la periferia y con recursos económicos limitados.

IV

Archivo de Anna  / Anna's Archive

Información general

Dominio es.annas-archive.org

El Archivo de Anna (del inglés Anna's Archive) es un metabuscador en línea gratuito y sin ánimo de lucro de bibliotecas fantasma que proporciona acceso a una colección de libros, creado por un equipo de archivistas anónimos (conocidos como Anna o el equipo Pirate Library Mirror, abreviado como PiLiMi),​ y publicado en respuesta directa a los esfuerzos de las fuerzas de seguridad, con la ayuda formal de The Publishers Association y Authors Guild, para cerrar el sitio web de Z-Library en noviembre de 2022.

En este sentido, el equipo del Archivo de Anna afirma proporcionar acceso a los metadatos de los materiales de Open Library, ser una copia de seguridad de las bibliotecas fantasma Library Genesis y Z-Library, presentar información sobre ISBN, no almacenar materiales protegidos por derechos de autor en su sitio web y solo indexar metadatos que ya están disponibles públicamente.11​6​9​12​13​14​ Anna's Archive señala que su sitio web, un proyecto sin ánimo de lucro, acepta donaciones para cubrir gastos (alojamiento, nombres de dominio, desarrollo y relacionados).

Descripción

El Archivo de Anna señala que «la información quiere ser libre» y que los miembros del equipo creen firmemente en la libre circulación de información y en la preservación del conocimiento y la cultura. Según el sitio web, el Archivo de Anna (motor de búsqueda de bibliotecas: libros, periódicos, cómics, revistas) es un «proyecto que tiene como objetivo catalogar todos los libros existentes, agregando datos de diversas fuentes... [y para] seguir el progreso de la humanidad para hacer que todos estos libros estén fácilmente disponibles en formato digital, a través de "bibliotecas fantasma"». El equipo también señaló: «Estamos en el otro extremo del espectro [de Z-Library y afines]; siendo muy cuidadosos de no dejar ningún rastro y tenemos una fuerte seguridad operativa».19​6​9​​ Según el sitio: «Difunde la palabra sobre el Archivo de Anna en Twitter, Reddit, Tiktok, Instagram, en la cafetería o librería de tu barrio o donde quiera que vayas. No creemos en el control sobre la información— si nos tiran la página apareceremos de nuevo en otro lugar, ya que nuestro código y datos son de fuente abierta».​

Sitio Web

El código y los datos de Anna's Archive son completamente de código abierto. La organización preserva su colección de manera masiva utilizando torrents para hacer que el sitio sea resistente a fallos. Tiene un sistema de descargas de archivos de dos niveles, en el que las descargas de alta velocidad solo están disponibles para usuarios con una membresía activa (donadores), mientras que los no miembros deben usar las opciones más lentas, donde tienen que verificar su navegador para evitar la extracción de datos.

Historia

Anna's Archive fue fundada por el Pirate Library Mirror, un equipo de archivistas anónimos, en respuesta directa a los esfuerzos de las fuerzas del orden para cerrar Z-Library en 2022.

El 3 de octubre de 2023, se informó que Anna's Archive había extraído datos de WorldCat, la base de datos de metadatos de libros más grande del mundo. Anna's Archive dice que la extracción "marca un hito importante en el mapeo de todos los libros del mundo" y que les permite "trabajar en hacer una lista de tareas pendientes de todos los libros que aún necesitan ser preservados"25​. En respuesta a la extracción, Anna's Archive fue demandada el 12 de enero de 2024 por OCLC, uno de los mantenedores de WorldCat26​. OCLC afirma que la extracción fue el resultado de ciberataques en sus servidores y que Anna's Archive permite la descarga pública de los datos extraídos. El único demandado nombrado en la demanda niega cualquier implicación con Anna's Archive o en el hackeo de WorldCat​.

El 4 de noviembre de 2023, Anna informó en su blog que habían adquirido una copia de DuXiu, una base de datos de libros chinos escaneados​. Los datos fueron liberados sin restricciones el 16 de junio de 2024.

En enero de 2024, Anna's Archive fue bloqueada en Italia debido a una denuncia de derechos de autor por parte de la Asociación Italiana de Editores. En marzo de 2024, Anna's Archive fue bloqueada por algunos proveedores de servicios de Internet en los Países Bajos a petición de BREIN, un grupo antipiratería.

El 1 de julio de 2024, el espejo .org comenzó a redirigir al espejo .gs. El 11 de julio de 2024, Anna informó en su subreddit que el espejo .gs no estaba funcionando, y que se usara el espejo .se o el nuevo espejo .li en su lugar; el espejo .org también dejó de redirigir.

V

La Pirateca: escanear libros como un gesto de amor

La Pirateca pone en debate la vigencia del derecho de autor frente al derecho al acceso a la cultura y al conocimiento en el mundo digital.

Por: Karina Feliciano

Fecha de publicación: 21 noviembre, 2021

No mide más de 30 centímetros de alto. Se trata de un objeto tubular, de color negro y construido con un material similar a la fibra de vidrio. De la parte superior se despliega una mirilla, como un periscopio que mira hacia la superficie de la mesa.

–Nos costó como mil quinientos pesos. Lo compramos en internet, en indiegogo.

Hay cinco personas sentadas alrededor de la mesa. Quien habla ahora es una mujer joven, de edad indefinida y que prefiere no hacer pública su identidad.  Basta con decir que ella, junto a otro muchacho también presente, forma parte de La Pirateca: una comunidad anónima que, bajo el lema de “Los libros no se roban, ¡se expropian!”, mantiene una página de internet donde pueden descargarse decenas de libros gratuitamente.

La Pirateca aceptó reunirse con Corriente Alterna en esta cantina del Centro Histórico con la condición de que sus nombres no sean revelados y con la advertencia de que La Pirateca, además, no es un colectivo sino “una red sin integrantes fijos ni organización clara”.

–Tampoco tenemos una “sede” –dice él y señala, después, el objeto tubular al centro de la mesa–. Este es un escáner muy ligero y fácilmente transportable. Un día está en mi casa, otro día está en casa de un amigo en Iztapalapa: va rolando de mano en mano.

Con este método, en apenas un par de años, La Pirateca ha digitalizado más de un centenar de libros de editoriales como Caja Negra, Sexto Piso, Pepitas de Calabaza, Acantilado, Impronta, Almadía, Antílope, Penguin Random House, Dharma Books, Anagrama, Tusquets, Akal y Fondo de Cultura Económica.  Y, aunque no es el único proyecto dedicado a escanear y liberar libros en la red, La Pirateca ha cobrado cierta fama: muchos de los libros que expropian suelen ser caros, a veces inconseguibles o sumamente codiciados.

Su catálogo,  dicen, parte de una “curaduría de la amistad”. Deciden compartir libros por esta vía no sólo por el deseo de cuestionar las políticas editoriales o los derechos de autor; su propósito es mucho más sencillo: compartir libros que los han afectado –libros capaces de generar afectos–, tejer lazos y relaciones de cariño a través de la lectura. 

Pero no todo el mundo está conforme con sus acciones.

El derecho del lector

Ocurrió a principios de 2021, en febrero. La Pirateca anunció en Twitter sus intenciones de digitalizar Poesía reunida e inédita, del autor sonorense Abigael Bohórquez (1936-1995), para “liberarlo” en su página. No tardaron en recibir mensajes, peticiones amables para que se evitaran “problemas legales”, amenazas de demandas.

https://twitter.com/la_pirateca/status/1357172820640337923

A pesar de las advertencias, publicaron el libro para descarga gratuita. 

–Estábamos advertidos de que podría ser un problema, pero no había de otra. Sentimos que no nos dejaron opción.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática (INEGI), en México seis de cada diez personas mayores de edad y alfabetizadas tienen la costumbre de leer.  De estas, sólo 43% consume libros, de los cuales 69.9% son gratuitos; 42.56% lee por entretenimiento, 25.14% por “trabajo o estudio” y 18.52% por “cultura general”. Esto de acuerdo al Módulo sobre lectura (MOLEC) del INEGI para febrero de 2021.

Por si esto fuera poco, la Segunda Encuesta Nacional sobre Consumo de Medios Digitales y Lectura entre Jóvenes Mexicanos, levantada por IBBY México en 2019, registra que sólo 25% de sus encuestados leía poesía. 

Pese a ello, la “liberación” del poemario de Abigael Bohórquez desató un intenso debate en redes sociales. Poco se discutía sobre alternativas para incrementar el número de lectores de poesía; se trataba de poner en duda la legitimidad de sitios como La Pirateca o de revisar la vigencia y alcance de los derechos de autor.

A la polémica se sumó un elemento más: Poesía reunida e inédita, de Abigael Bohórquez, fue una obra patrocinada en 2016 por el Instituto Sonorense de Cultura (ISC).

–Yo creo que [la digitalización y difusión gratuita de libros editados con recursos públicos] no afecta económicamente a los autores: el Estado ya les pagó.

Quien habla es Hermes Ceniceros, propietario de Pequebú Librería, un lugar especializado en autores sonorenses que comenzó en 2020 con la venta en línea y, más tarde, se trasladó a un espacio físico ubicado en Casa Madrid, en Hermosillo, Sonora. 

–En este caso, yo no veo un problema –agrega–. Estos libros, tanto digitales como físicos, se hacen con el dinero de la gente: por eso deben ser accesibles.

Los derechos del autor… y del editor

Pero no todos piensan igual. José Antonio Gebara Saldívar, abogado de la Sociedad General de Escritores de México (Sogem), dice que el autor o titular de una obra, sin importar si ésta se realizó con patrocinio público o privado, debe tener derecho a publicarla por sí mismo o a través de terceros autorizados. Decidir su forma de distribución es, también, su derecho; incluso hacerlo gratuitamente, si así lo decide.

El problema empieza cuando alguien más publica una obra sin autorización. Esto puede interpretarse como una violación a los derechos de autor, que incluyen el de decidir las condiciones de publicación. Violar esta prerrogativa, insiste Gebara Saldívar, genera responsabilidades calificadas por ley como “reproducción ilegal de obra”. 

–Que una obra se reproduzca de forma ilegal tiene como consecuencia que el autor no reciba regalías –dice. 

Gabriela Jáuregui, escritora, poeta y editora mexicana, considera “falso” este argumento. En febrero de 2021, cuando La Pirateca subió a su sitio Tsunami 1 y Tsunami 2 (antologías de ensayos de autoras feministas latinoamericanas, ambas compiladas por ella), “se sintió como una rockstar”, bromea. 

–Que tu libro circule libremente en PDF quiere decir que algo hiciste bien: hay gente que quiere leerte y se tomó la molestia de digitalizar tu libro o buscar el PDF y lanzarlo al “estrellato del piratismo”.

Esta emoción fue compartida por las otras autoras que participaron en las antologías, quienes también compartieron el enlace de descarga. Esta acción sólo les trajo beneficios. “Ya se reeditó el Tsunami 2. La primera vez se publicaron cuatro mil ejemplares y vamos por otros tantos. Esto en pandemia y con el PDF circulando libremente, ¡imagínate!”. 

Como cofundadora del colectivo editorial Surplus Ediciones, Jáuregui ha notado que los libros que más se venden y reeditan son los que circulan libremente.

–Uno de nuestros libros más exitosos es Antígona González, de la poeta Sara Uribe. Ese libro estuvo en descarga libre desde el primer día –dice–. A Sara le va bien porque recibe regalías y, además, ese dinero se va a grupos de búsqueda de personas desaparecidas. Siendo una editorial independiente hay suficiente para que la editorial reciba ganancias, el libro se reedite y, además, se distribuya a esta causa.

Pero el abogado Guebara Saldívar insiste en que estas prácticas desestimulan la producción literaria, lo cual afecta a la sociedad entera.

–Además, una cosa es la obra [el texto] y otra los derechos editoriales: el diseño de portada, la formación y maquetación de las páginas, también generan derechos conexos a favor del editor. 

Gebara no es el único opositor a que las obras literarias fluyan gratuitamente por internet. Quetzalli de la Concha, gerente legal y de derecho de autor de Penguin Random House, durante la mesa redonda “Piratería editorial”, de la XLII Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería de 2021, describió a proyectos como La Pirateca como mecanismos comerciales, diseñados para monetizar espacios publicitarios e, incluso, para robar los datos personales de los usuarios de internet y después venderlos a terceros.

El afecto y la “ética pirata”

Una computadora está encendida 24 horas al día en algún lugar del mundo. Se trata de un equipo especial: no todas las máquinas logran mantenerse todo el tiempo encendidas, recibiendo y transmitiendo información. Permanecer conectada a toda hora le permite compartir todos los archivos que resguarda con cualquiera que los necesite, gracias a una “red de descarga descentralizada”: la Red Torrent, como le llaman quienes entienden de estos temas.  

–Yo crecí fuera del sistema escolarizado  –confiesa una de las piratecas presentes en la cantina–. Mi madre quería que estudiara en casa y así lo hice hasta la prepa. No tenía escuela pero tenía internet. Ligarme a la comunidad Torrent, compartir películas, libros o software sin restricción alguna, fue fundamental para mi propia formación: yo defiendo que cualquier persona tenga ese derecho. 

Además de no pagarle a Netflix, Spotify o Amazon, se trata de escapar de la lógica de los algoritmos que dictan cuáles contenidos deberías ver o qué información está disponible en línea y cuál no. 

Buena parte de quienes participan en la Red Torrent –explica la otra pirateca presente–, se consideran a sí mismos “guardianes”. Personas responsables de preservar conocimiento: libros, música, películas, software en forma de archivos descargables. Para lograr su objetivo invierten en equipo que pueda descargar y compartir archivos de forma continua sin importar las fallas en el servicio de internet o los cortes de energía. 

–En las comunidades de Torrent la retribución no es económica. Se felicita a alguien por haber compartido algún material que necesitabas y conseguiste ahí, o porque el sitio de descarga es muy amigable. Pertenecer implica trabajar de forma no remunerada o, mejor dicho, nuestra remuneración no es económica.

La Pirateca trabaja, además, con un “Sistema de Archivos Interplanetario”: IPFS (InterPlanetary File System, por sus siglas en inglés). Con este método, cada archivo que se comparte se reparte en distintos equipos: si una computadora falla, el resto puede compartirlo de manera efectiva.

–Yo comencé a escanear mis libros por una razón sencilla: tiendo a subrayar mucho, a rayar el papel… –cuenta el joven pirateca–. Pero quería conservarlos intactos en algún lugar. Así que escanear y luego compartir era un gesto muy sencillo. ¡No sabía que eso era ilegal! Yo conocía el mundo a través de internet. Fue hasta la preparatoria que comencé a tomar conciencia de que la realidad se dividía en polos: lo legal y lo ilegal, por ejemplo. Pero el mundo no es necesariamente así.

La Pirateca, por cierto, no alberga publicidad en su sitio. Sus integrantes aseguran que ni siquiera llevan un registro del número de descargas de cada uno de los libros que mantienen en línea. Acumular datos personales no les es posible y, además, lo consideran una traición a la “ética pirata” que privilegia el anonimato como una de sus herramientas.

Eso sí: para poder pagar por los equipos necesarios y mantener los servidores funcionando, La Pirateca recibe donaciones que transparenta en su propia página. También ha establecido alianzas con algunas librerías y negocios locales de la Ciudad de México como El Desastre, La Comezón, Impronta Casa Editora y Cafeleería, donde han instalado alcancías físicas para recibir aportaciones voluntarias.

“Nos pareció algo hermoso”

Disruptiva. Así califica Hermes Ceniceros la obra poética de Abigael Bohórquez. Por eso, al enterarse de la polémica sobre la reproducción no autorizada de su poemario, el librero y gestor cultural tuvo una idea: anunció que aquellas personas que llegaran a Pequebú Librería con la versión digital del libro obtendrían 40% de descuento en la compra de un ejemplar impreso.

Las ventas del libro aumentaron 200%. 

Ceniceros aprovechó, además, para promocionar otras obras y permitió a las y los lectores de Bohórquez tomar una postura en defensa de los ejemplares impresos.

–La gente que iba y compraba el libro con ese descuento veía ese acto como una proclama: “No nos vamos a dejar”. Hacían el paro, compraban uno o dos libros más, aunque no tuvieran descuento.

La obra de Bohórquez había sido editada con recursos públicos, recuerda Ceniceros. Pero, incluso, para las personas de Sonora resulta difícil obtener sus libros: antes de que La Pirateca liberara sus textos, Bohórquez contaba con poca promoción en las librerías. Conseguir un libro suyo, en otras partes del país, era todavía más complicado.

De acuerdo con datos del Sistema de Información Cultural (SIC) de la Secretaría de Cultura federal, actualmente hay en México una biblioteca pública por cada 16, 883 habitantes. En el caso de Sonora, una por cada 20 mil habitantes. 

Para acceder a un libro físico en Sonora, explica Ceniceros, las personas tienen que ir a ciudades grandes: Hermosillo, Cajeme o Nogales. En los pueblos pequeños no hay librerías ni bibliotecas; y, si las hay, su catálogo es pobre y desactualizado. 

–Ahí es donde te das cuenta que quienes juzgan proyectos como La Pirateca lo hacen desde la ciudad, desde una esfera en donde ellos sí tienen muchas formas de acceder a muchos libros.

La digitalización de la obra de Bohórquez renovó el debate sobre los derechos de autor pero también el derecho de la sociedad a acceder a literatura inspirada en ella. Esta contradicción se agrava con la narrativa de comunidades marginadas o víctimas de la violencia. ¿Por qué las y los autores –en conjunto con editores y empresas editoriales públicas o privadas– pueden usar el dolor de una comunidad con fines literarios sin devolver nada a cambio?

–Empezamos a enviar muchos libros a todo el país gracias a ese escándalo –cuenta Ceniceros–. Gente que había bajado el libro y decía: “De todos modos, yo lo quiero impreso”. 

No sólo eso. A partir del escándalo, cientos de lectores comenzaron a replicar los poemas de Bohórquez: recitaron versos frente a la cámara y desbordaron Twitter con capturas de pantalla de sus poemas. De ser un poeta con poca difusión, el sonorense se convirtió pronto en un símbolo por el derecho a la libre difusión de contenidos. 

–Nunca lo esperamos –dice La Pirateca–. Sentimos que mucha gente, de verdad, descubrió o redescubrió a Abigael. Nos pareció algo hermoso.

El derecho al conocimiento. Pero no sólo se trata de literatura.

Gabriela tiene 24 años. Estudia la maestría en neurofarmacología y terapéutica experimental en el Centro de Investigación y Estudios Avanzados (Cinvestav), del Instituto Politécnico Nacional. 

Desde que era estudiante de licenciatura recurre a artículos y libros digitalizados de descarga libre, pues su elevado costo los vuelve restrictivos y en la biblioteca de la Universidad Autónoma Metropolitana –donde inició sus estudios superiores– los libros disponibles no eran suficientes para todo el estudiantado. Esta práctica –recurrir a material digitalizado– la mantiene hasta el día de hoy.

Para que sus estudiantes accedan a publicaciones especializadas, comenta Gabriela, el Cinvestav adquiere suscripciones. Sin embargo, ella ingresó a la maestría en un momento especial: la pandemia. Tener acceso a libros y revistas resultaba imposible en este contexto. De hecho, durante más de un año y medio ni siquiera tuvo la oportunidad de recibir su credencial de estudiante a causa del confinamiento. Le resultaba imposible, incluso, ingresar a las bases de datos de manera remota.

Para ella, la descarga gratuita de contenidos –digitalizados con o sin autorización de sus autores y casas editoriales– no es cuestión de principios éticos. Tampoco representa una idea disruptiva o un posicionamiento político. Para Gabriela, en muchos casos, esta es la única opción para acceder a cierta información.

Además, piensa que la digitalización y difusión gratuita de contenidos por medios digitales resuelve otro problema: la dificultad de los autores para acercarse a los públicos. Especialmente en el campo científico, explica, la única posibilidad que tienen muchos autores de exponer sus planteamientos es pagando por su publicación en revistas especializadas.

–Hay revistas que aceptan tu artículo, pero tienes que pagar: es muchísimo dinero. Se lucra mucho con la publicación científica. Yo estoy a favor de páginas como Sci-Hub. 

Sci-Hub es un repositorio digital con millones de artículos científicos de descarga libre creado en 2011 por Alexandra Elbakyanr, una desarrolladora y neurocientífica de Kazakistán que ha enfrentado juicios millonarios contra las grandes editoriales científicas de Estados Unidos.

No sólo se trata de actividades ilegales. Los entusiastas de proyectos como Sci-Hub, Pirate-Bay, Library Genesis, Z-Library, quienes participan de la Red Torrent o mantienen decenas de grupos de Facebook o los bots de Telegram que rastrean y comparten “pdf” gratuitos, insisten en que la batalla es por democratizar la información, el arte, la literatura, la ciencia. Que el conocimiento no sea sólo una mercancía.   

“Yo sé que hay gente que no puede pagarse un libro. Y quién soy yo, o mis editores, para prohibirle leerlo. Al contrario, lo que más quisiera es que alguien así lo lea”, subraya Gabriela Jáuregui.

Quién gana, quién pierde

–Nosotros intentamos crear un escáner similar, pero no es tan sencillo.

Quien habla se hace llamar @hacklib, un integrante del Rancho Electrónico, colectivo de la Ciudad de México dedicado a promover el hacktivismo –o activismo digital– como una forma de organización y de autonomía. Como les integrantes de La Pirateca, es un entusiasta de la digitalización de libros y la gestión de bibliotecas digitales independientes.

 –El problema no es tanto el aparato –señala el escáner tubular de La Pirateca, todavía en el centro de la mesa de una cantina–. Teníamos que conseguir los planos de un modelo anterior para mandar a cortar la madera, aprender a armarlo, hackear dos cámaras viejitas, hacer las conexiones necesarias. Pero lo más difícil es la programación, el software: nadie ha liberado el código, hay que partir de cero. Lograr que se detecten bien las letras, que se aplane la página, que quede bonito pues… no es sencillo. 

Los críticos de la cultura del intercambio libre, aquellos que no dudan en calificar de crimen el acto de compartir contenidos sin autorización de autores y editores, pronostican que estas prácticas generarán la extinción de los autores. Sin embargo la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH) del INEGI, revela que no existe tal migración de consumidores de libros físicos al universo digital.

La ENDUTIH 2019 indica que, ese año, 56.4% de la población contaba con conexión a internet y 47.3% lo utilizaba para leer libros, revistas y periódicos. Los datos del INEGI para febrero de 2021 arrojan que 72% de la población consumidora de libros lo hace de forma física y sólo 21.47% de forma digital.

Los libros que difunde La Pirateca suelen resultar inaccesibles por disponibilidad o precio, pero tienen algo más en común: son títulos amados por les integrantes de La Pirateca, quienes defienden que el acto de compartir una lectura no debería obedecer sólo a las reglas de un intercambio comercial.

Por eso, insisten, quienes condenan a los proyectos que difunden contenidos gratuitamente lo hacen por un juicio “moral”, más que lógico. Se les atribuye acciones hostiles y violencia contra los autores, cuando en el fondo ayudan a que su obra sea leída –incluso a que se venda más– a través del cariñoso acto de compartir, como quien presta un libro a una persona querida.

“Nuestra curaduría es el afecto”, precisa una de las piratecas y explica que, gracias a eso, el proyecto funciona como una red de amigues que colaboran de manera permanente o esporádica.

Hoy, la comunidad está integrada por personas expertas en tecnología, leyes, filosofía y literatura.

–A veces nos dicen: “Tú, Pirateca, estás haciendo que tal autor no pueda vivir de su escritura”. Cuando la gente escucha eso, piensa: “¡Claro!”. Pero ¿de dónde vienen esos argumentos y qué intereses representan? Los proyectos de cultura libre poseemos un potencial político: se mete a la ecuación de la lectura un factor que no existía. Que también puedan leer quienes no pueden pagar por hacerlo.

VI

Z-Library

Dominio z-library.sk

(el sitio original)

go-to-library.sk

(app para descargar)

Z-Library (abreviado como z-lib, anteriormente BookFinder) es un proyecto de biblioteca fantasma de intercambio de archivos con acceso a libros de interés general, artículos de revistas académicas y textos académicos.

Se originó como un espejo de Library Genesis, y la mayoría de sus libros proceden de esta. Sin embargo, algunos de ellos son subidos directamente a este sitio por usuarios individuales y no están incluidos en la colección de Library Genesis.

Las personas también pueden contribuir al repositorio del sitio web para hacer que la literatura sea accesible para tantas personas como sea posible.

En octubre de 2021, el ahora desaparecido servicio Alexa Traffic Rank clasificó a Z-Library como el sitio web 8182 más activo.

Al 1 de octubre de 2022, Z-Library declaró que poseía más de 11 291 325 libros y 84 837 643 artículos.

Según la página del proyecto para artículos académicos, afirma ser «la biblioteca de libros electrónicos más grande del mundo», así como «la tienda de artículos científicos más grande del mundo». Z-Library también se describe a sí misma como una organización sin fines de lucro sostenida por donaciones.

En noviembre de 2022, el Departamento de Justicia de los Estados Unidos, junto con el FBI estadounidense, incautó muchos nombres de dominio de Z-Library.

El Servicio Postal de Inspección de los Estados Unidos (USPIS) también apareció en el aviso de incautación, pero según la agencia, esto fue un error.

Debido a las incautaciones de los dominios, el acceso a Z-Library quedó fuertemente reducido, pero la biblioteca siguió disponible a través de la red Tor, y desde 2024 volvió a ser accesible a través de internet.

Historia

El pie de página del proyecto contiene la frase "Libros electrónicos gratuitos desde 2009" ("Free ebooks since 2009").

A mediados de 2015, The Publishers Association, una organización del Reino Unido, intentó promulgar bloqueos a nivel de proveedor de servicios de Internet en Z-Library.

A fines de 2015, la editorial Elsevier presentó una solicitud judicial exitosa que ordenaba al registrador de bookfi.org confiscar el dominio de internet del sitio. ​Bookfi.org, booksc.org y b-ok.org se incluyeron en el informe de la Oficina del Representante Comercial de los Estados Unidos de 2017 sobre mercados notorios.

Los dominios de Z-Library se bloquearon temporalmente en 2021 después de un aviso de DMCA emitido por Harvard Business Publishing. Las suspensiones de dominio se levantaron más tarde. ​El sitio web fue prohibido en la India en agosto de 2022, luego de una orden judicial del tribunal de distrito de Tis Hazari, luego de una demanda que afirmaba que Z-Library estaba violando los derechos de autor de diez libros (relacionados con temas de derecho fiscal y corporativo). ​Se ordenó a los proveedores de servicios de Internet en India que bloquearan el sitio. La decisión de bloquear Z-Library y otras bibliotecas sombra ha sido criticada por algunos autores, estudiantes, académicos y activistas por la libertad de información de la India.

En septiembre de 2022, se anunció que el Syndicat National de l’Édition (en Francia) logró una impugnación legal del sitio web, habiendo presentado una queja contra unos doscientos dominios y sitios espejo asociados con él. La decisión fue tomada por el Tribunal Judiciaire de Paris (Tribunal Judicial de París). Se ordenó a los proveedores de servicios de internet en Francia que bloquearan los dominios.

En octubre de 2022, TikTok bloqueó los hashtags relacionados con Z-Library después de que ganó popularidad allí y el Sindicato de Autores (Authors Guild) presentó una queja ante el Representante Comercial de los Estados Unidos. El 3 de noviembre de 2022, el Departamento de Justicia de los Estados Unidos y el FBI incautaron muchos de los nombres de dominio de Z-Library en respuesta a una orden judicial. A partir del 4 de noviembre de 2022, el personal de Z-Library solo ha notado un problema de alojamiento; el servicio oculto del sitio web en la red Tor aún era accesible.

A pesar de todo, la librería Z-Library se ha intentado reubicar hacia nuevos dominios. ​Debido a esto, el FBI continuó confiscando dominios web relacionados con Z-Library: en mayo de 2023 fueron confiscados varios dominios relacionados con los servidores de inicio de sesión de la biblioteca, ​y en noviembre de 2023 se incautaron más dominios relacionados con la biblioteca con ayuda de autoridades austríacas. ​En enero de 2024 algunas de las principales casas editoriales, como Penguin Random House y HarperCollins, han reportado a Google miles de dominios de Z-Library para ocultarlos de cualquier búsqueda en la web.

Funcionalidad

A diferencia de Library Genesis y Sci-Hub, no se sabe mucho sobre Z-Library en términos de su operación, administración, estado comercial y declaración de misión. En particular, Z-Library no abre su base de datos completa al público, aunque esta fue duplicada por archivistas en 2022.

En un esfuerzo por evitar la inclusión en la lista negra de dominios (a menudo por proveedores de Internet a nivel de DNS de acuerdo con los procedimientos legales),27​28​Z-Library utiliza una página de inicio en un dominio fácil de recordar. La página de inicio no contiene ningún contenido infractor, sino que enumera muchos dominios espejo que funcionan para diferentes regiones. Estos dominios se pueden cambiar y no es necesario que sean tan fáciles de recordar; por ejemplo, algunos incluyen números.29​

Z-Library Team afirma tener servidores en Finlandia, Alemania, Luxemburgo, Malasia, Panamá, Rusia y Estados Unidos, y el tamaño de su base de datos supera los 220 TB.

Herramientas

Z-Library da a sus usuarios la función de generar colecciones personales de libros que pueden compartir. La función permite que se puedan crear listas temáticas o de géneros literarios. Cuando se crea una lista, los usuarios pueden agregar más títulos y también tiene una opción de búsqueda.

Los bibliotecarios y Z-Library

Los bibliotecarios se han mantenido en gran parte en silencio profesionalmente sobre Z-Library. Una excepción es Mikael Böök, activista bibliotecario, autor del ensayo Herding the wind: a journey to the strange world of the e-library in the autumn of the year 2020. Böök conecta el propósito de Z-Library con las cinco leyes de la biblioteconomía de S. R. Ranganathan. También señala a Michael S. Hart, inventor del libro electrónico y fundador del Proyecto Gutenberg como precursor de la Z-Library. Böök aborda cuestiones de derechos de autor, el caso de libros de Wu Ming, y los roles de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI).

Clausura del sitio

El 4 de noviembre de 2022, la United States Postal Inspection Service, una organización del Gobierno estadounidense encargada de actuar ante el fraude en su sistema postal, procedió a clausurar el sitio web.

El 11 de febrero de 2023, Z-Library habilitó de nuevo el dominio para iniciar sesión, en el que ahora permite entrar a la página web a través de dominios personalizados, según se afirma en una entrada en su blog.

Dominios fraudulentos

Algunos dominios ajenos a Z-Library han intentado repetidas veces suplantar su sitio, incluso en esta página de Wikipedia. Usan para ello nombres de dominio parecidos, y un diseño idéntico. La finalidad de estos sitios es conseguir nombres de usuario y contraseñas de los usuarios para probarlos en otros servicios, incluso bancarios, y obtener beneficio con ello. Entre los dominios fraudulentos están, según manifiesta la propia Z-Library en su página de inicio, z-lib.io, z-lib.id, z-lib.is, y zlibrary.to.

Véase también

ICanHazPDF

JSTOR

Sci-Hub

Enlaces externos

https://z-library.sk/ (el sitio original).

https://go-to-library.sk/ (aplicación para descargar).