Matthew Arnold:
Francia, famosa en todas las grandes artes, no es suprema en ninguna.
Matthew Arnold:
Francia, famosa en todas las grandes artes, no es suprema en ninguna.
¿Por qué el capitalismo siempre coloca líderes idiotas en el poder? Byung-Chul Han
[Transcrito y corregido de Youtube]
El mundo está dirigido por personas que en cualquier otra profesión habrían sido despedidas en su primera semana. Para operar en un quirófano necesitas una década de formación. Para pilotar un avión comercial, miles de horas de práctica supervisada. Para reparar un sistema eléctrico, certificaciones que demuestren que no matarás a nadie por negligencia. Pero, para controlar arsenales nucleares, firmar órdenes de movilización que envían a miles de personas a morir, o decidir qué industrias quiebran y cuáles reciben rescates multimillonarios, solo necesitas una cosa, saber aparecer en una pantalla.
Un comediante ucraniano que interpretaba a un presidente en una serie de televisión ahora firma decretos que determinan si habrá guerra o paz. Un magnate estadounidense cuya única experiencia administrativa real fue despedir participantes en un reality show controló durante cuatro años los códigos nucleares de la mayor potencia militar del planeta.
No son anomalías, son el estándar. Y lo más inquietante no es que hayan llegado, es que mientras estaban ahí, el mundo siguió funcionando. Las bolsas subieron, los bancos operaron, las corporaciones se expandieron como si la figura en la pantalla fuera completamente prescindible para el funcionamiento real del poder. Hay un sentimiento que recorre las sociedades contemporáneas, una angustia que no siempre se nombra, pero que todos reconocemos.
La sensación de que no hay ningún adulto en la sala; de que las decisiones que determinan si viviremos en paz o en crisis están en manos de personajes que parecen protagonistas de una sátira, no estadistas capacitados para gobernar... ¿Cómo llegamos hasta aquí? Esa es la pregunta equivocada. La pregunta correcta es, ¿para qué los necesitan?
La narrativa oficial es tranquilizadora. Los idiotas llegaron al poder porque las masas fueron manipuladas. Las redes sociales envenenaron el debate público. Los algoritmos crearon burbujas de desinformación. El populismo explotó el resentimiento de los perdedores de la globalización. La democracia, ese experimento frágil, finalmente mostró su defecto fatal: confiar en el criterio de personas no preparadas para tomar decisiones complejas.
Esta explicación tiene la virtud de ser coherente y la desgracia de ser completamente insuficiente, porque trata el fenómeno como una anomalía, como un virus que infectó un sistema previamente sano, como si antes de Trump, antes de Zelenski, antes del desfile de bufones mediáticos que ocupan los más altos cargos, el poder hubiera estado en manos de mentes brillantes tomando decisiones racionales en favor del bien común, como si este fuera el desvío y no la consolidación de algo que llevaba décadas gestándose. La teoría de la manipulación de masas tiene un problema estructural. Asume que existe un votante ideal, racional, informado, que fue corrompido por fuerzas externas. Pero ese votante nunca existió. Nunca votamos por competencia técnica.
Siempre votamos por narrativa, por identidad, por el líder que nos hace sentir algo. Lo que cambió no fue el electorado, fue que el sistema dejó de necesitar disimular.
Antes, los actores del poder necesitaban mantener la ilusión de que la política importaba. Necesitaban líderes que al menos aparentaran entender economía, geopolítica, administración pública.
Hoy esa pantalla cayó y lo que quedó expuesto no es el caos. Es una máquina funcionando con perfecta eficiencia, pero sin conductor. Estos líderes no son errores del sistema, son el producto final, no son la enfermedad, son el síntoma de un cuerpo que ya aprendió a funcionar sin cerebro. Y la pregunta que deberíamos hacernos no es cómo detener la invasión de los incompetentes, sino por qué un sistema que se jacta de ser meritocrático, eficiente y racional los prefiere exactamente así: visibles, ruidosos y completamente prescindibles para las decisiones que realmente importan. Para entender por qué los prefiere así, necesitamos nombrar lo que está ocurriendo. Los griegos tenían una palabra para esto, caquistocracia, el gobierno de los peores, de los menos calificados, de aquellos cuya única virtud es no tener vergüenza suficiente para rechazar el cargo. Pero caquistocracia suena a decadencia, a colapso, a final de ciclo.
Y lo que estamos presenciando no es el final de nada, es la culminación de un diseño. El capitalismo financiero contemporáneo operó una escisión que pocos advierten. Separó la autoridad escénica del poder administrativo. El líder que aparece en la pantalla y el poder que toma las decisiones reales ya no son la misma entidad. El presidente gesticula, twitea, genera controversia, ocupa todos los titulares. Mientras tanto, la burocracia permanente, los bancos centrales, las corporaciones multinacionales, los fondos de inversión que controlan infraestructuras críticas operan en un silencio absoluto, sin cámaras, sin escrutinio, sin resistencia. El líder mediático funciona como un pararrayos. Atrae toda la electricidad de la indignación popular hacia su figura.
Las marchas, los hashtags, las columnas de opinión, los memes, los debates familiares, todo se consume discutiendo su último escándalo, su última declaración aberrante, su incompetencia evidente. Y mientras esa tormenta descarga su furia sobre él, la estructura de la casa permanece intacta.
Nadie está cuestionando quién redacta las leyes de desregulación financiera. Nadie está vigilando qué corporación acaba de comprar el sistema de agua potable de tu ciudad. Nadie está siguiendo el dinero. Guy Debord escribió en 1967 que, en la sociedad del espectáculo, todo lo que era vivido directamente se ha convertido en representación.
No estaba prediciendo el futuro, estaba describiendo el mecanismo que haría inevitable esta realidad. La política dejó de ser el ejercicio del poder y se convirtió en la representación del poder. El líder dejó de ser quien gobierna y se convirtió en quien aparenta gobernar. El voto dejó de ser un acto cívico y se convirtió en un acto de consumo de imagen. Por eso Trump y Zelenski no son anomalías, son la lógica llevada a su conclusión natural. Trump transformó la Casa Blanca en un plató de televisión porque entendió que eso era exactamente lo que se esperaba de él. No llegó a Washington para cambiar el sistema, llegó para ser su entertainer en jefe. Su función no era gobernar, era mantener el show. Cada tweet polémico, cada declaración escandalosa, cada controversia fabricada cumplía el mismo propósito. Mantener todas las miradas fijas en él, mientras detrás del escenario quienes realmente importaban hacían su trabajo sin interferencias. Desmontó regulaciones ambientales, firmó recortes fiscales para corporaciones, nombró jueces que alterarían leyes por décadas. Pero lo que el público recuerda son sus peleas con celebridades y sus errores ortográficos en redes sociales.
Zelenski es aún más revelador. Interpretaba a un profesor de historia que, harto de la corrupción política, se convertía en presidente de Ucrania en una serie de televisión llamada Servidor del Pueblo.
La serie tuvo tanto éxito que creó un partido político con el mismo nombre y ganó las elecciones. El pueblo no votó por un programa de gobierno; votó por la ficción, esperando que se hiciera realidad. Jean Baudrillard llamó a esto el simulacro, el momento en que la copia sustituye al original, en que la imagen importa más que la sustancia. Zelenski no fue elegido a pesar de ser actor. Fue elegido precisamente porque ya había interpretado el papel. La realidad política había muerto. Lo que quedó fue el casting. Pero aquí está la parte que incomoda: esto funciona. Funciona porque el sistema económico global ya no necesita líderes competentes. Necesita gestores de emociones colectivas.
Necesita a alguien que sepa leer un prompter, que genere engagement, que mantenga a la audiencia entretenida; mientras la economía sigue operando en piloto automático. Los bancos centrales ya tienen sus fórmulas. Las corporaciones ya tienen sus lobbies. Los tratados comerciales ya están negociados por tecnócratas que nunca aparecerán en un debate televisado. El presidente es la mascota del sistema, no su cerebro. Y lo más aterrador es que el mercado financiero no solo tolera esta dinámica, la prefiere. Un líder que gasta toda su energía política en guerras culturales y polémicas de redes sociales es un líder que no está interfiriendo con lo que realmente importa. La acumulación de capital.
Ladra mucho, muerde poco, o mejor dicho, ladra tanto que la audiencia no nota que ya no tiene dientes. La consecuencia de esta dinámica no es el caos, es algo peor, la normalización. Nos acostumbramos a que la política sea entretenimiento, a consumir noticias como quien consume una serie de televisión, esperando el próximo giro argumental, el próximo escándalo, la próxima temporada.
El electorado, entrenado por algoritmos que premian la novedad y el shock, ya no vota por programas de gobierno, vota por arcos narrativos, por el candidato que ofrece la historia más emocionante, no el plan más coherente. Esto ha reconfigurado por completo lo que significa ganar en política. Ya no ganas por tener las mejores ideas, ganas por tener la mejor presencia escénica, por saber cuándo gritar, cuándo susurrar. ¿Cuándo generar indignación y cuándo fingir empatía? La campaña electoral dejó de ser un debate de propuestas y se convirtió en una audición para protagonista de un drama colectivo. Y cuando el líder finalmente llega al poder, el guion sigue escribiéndose con la misma lógica. Cada decisión se mide por su impacto mediático, no por su efectividad administrativa.
Cada crisis se gestiona pensando en cómo se verá en los titulares, no en cómo se resolverá en la práctica. Gobernar se volvió indistinguible de actuar. Frente a esto emergen las soluciones de siempre. Necesitamos líderes más educados, dicen algunos. Debemos regular las redes sociales, proponen otros. La respuesta es más democracia directa, más participación ciudadana, insisten los optimistas.
Todas estas propuestas tienen algo en común: son completamente inútiles, no porque sean malintencionadas, sino porque no atacan la raíz. Puedes exigir que los candidatos tengan doctorados, pero, si el sistema sigue premiando la capacidad de generar titulares por encima de la capacidad de gobernar, solo conseguirás idiotas con diplomas. Puedes regular las redes sociales hasta el autoritarismo, pero, si la televisión, la radio y los periódicos ya llevan décadas convirtiendo la política en espectáculo, solo estarás cerrando una ventana mientras todas las puertas permanecen abiertas.
Puedes multiplicar los referendums y las consultas populares, pero, si el votante sigue consumiendo política como entretenimiento, solo estarás democratizando el circo, no desmontándolo. El problema no es quién está en el escenario, el problema es que exista un escenario. El problema no es que el actor sea malo, es que estemos buscando actores cuando necesitaríamos ingenieros. Y, sobre todo, el problema es que hemos dejado de preguntarnos si acaso necesitamos ese escenario, si el protagonista que tanto miramos tiene algún poder real o si lo que llamamos democracia no es más que el derecho a elegir qué máscara usará el siguiente decorado de un sistema que ya decidió hacia dónde va. Ahora podemos ver lo que estaba oculto a plena luz. La idiotez no es estupidez, es camuflaje. La incompetencia del líder no es un defecto que el sistema tolera, es una funcionalidad que el sistema necesita.
Porque un líder que parece ridículo desarma cualquier crítica seria antes de que llegue a las estructuras reales. Nos pasamos años riéndonos de los errores ortográficos de Trump, de sus exabruptos, de su estética de millonario de telenovela. Mientras tanto, ¿quién estaba revisando los contratos de reconstrucción? ¿Quién seguía el dinero de los rescates bancarios? ¿Quién vigilaba las leyes que permitieron la mayor transferencia de riqueza hacia arriba en décadas?
Nadie, porque estábamos ocupados compartiendo memes. La futilidad es la armadura perfecta para la impunidad. Cada escándalo del líder histriónico drena toda la energía crítica del público hacia su figura. Mientras nadie pregunta quién escribió la legislación que desreguló las finanzas, qué corporación privatizó un servicio público o dónde están las cuentas offshore de quienes realmente deciden, Zelenski llegó como el outsider que enfrentaría a las élites, pero los oligarcas que controlaban Ucrania antes de su elección siguieron controlándola después. Las mismas redes de poder, los mismos intereses. Solo cambió la cara en la pantalla, solo cambió el actor encargado de absorber la frustración popular mientras el guion permanecíai ntacto. El sistema no necesita líderes brillantes porque los líderes brillantes son peligrosos. Un estadista con visión real puede cuestionar el orden establecido, pero un comediante, un magnate de reality shows, un personaje que solo entiende de trending topics, es perfectamente inofensivo. No puede amenazar lo que no comprende, no puede desmantelar lo que ni siquiera sabe que existe. Por eso, el capitalismo financiero prefiere gobernantes que provengan del entretenimiento, no a pesar de su falta de experiencia política, sino exactamente gracias a ella. Su única función es mantener el espectáculo en marcha, absorber la insatisfacción colectiva y renovar cada 4 años la ilusión de que algo puede cambiar. El sistema no colocó a un payaso en el trono por equivocación: necesitaba un circo para que nadie notara que el trono en realidad está vacío. Entonces, ¿qué hacemos con esta revelación?
La primera respuesta instintiva es buscar un líder mejor, alguien más preparado, más honesto, más capaz. Pero ya vimos que esa solución no toca la raíz. El problema no es la calidad del actor, es la existencia del teatro. La alternativa real no es política en el sentido tradicional, es perceptiva. Es un cambio radical en donde colocamos nuestra atención, llamémoslo el asetismo de la atención; retirar deliberadamente nuestra mirada del escenario y dirigirla hacia los bastidores. Dejar de consumir política como si fuera entretenimiento. Dejar de reaccionar a cada declaración escandalosa, a cada tweet polémico, a cada controversia fabricada. Porque cada segundo que invertimos discutiendo al payaso es un segundo que no estamos vigilando quién está moviendo los hilos, quién financia realmente las campañas, qué corporaciones redactan los proyectos de ley que los legisladores solo firman.
¿Qué fondos de inversión controlan la infraestructura crítica de tu ciudad? ¿Quién se benefició del último rescate financiero? Esas preguntas no generan memes, no se vuelven virales, no alimentan el ciclo del espectáculo y precisamente por eso son las únicas que importan. La solución no es cambiar al líder, es dejar de mirarlo. Tal vez lo más revolucionario que podemos hacer en este momento no sea marchar ni votar diferente, ni compartir el próximo hashtag indignado. Tal vez sea algo mucho más simple y más difícil, negarnos a seguir el guion. Negarnos a consumir el escándalo del día, negarnos a alimentar con nuestra atención el único recurso que el espectáculo necesita para perpetuarse.
Porque, si hay algo que este sistema no soporta, es el silencio. Y nada aterra más al circo que una audiencia que se levanta y se va. Si este análisis cambió tu forma de ver el poder, si ahora puedes nombrar lo que antes solo sentías como malestar difuso, escribe en los comentarios.
Ya no miro el escenario. Es una marca de lucidez compartida, una forma de reconocernos entre quienes dejamos de aplaudir el circo para empezar a vigilar la caja fuerte.
Volvamos al inicio, pero con otros ojos. El mundo está dirigido por personas que, en cualquier otra profesión, habrían sido despedidas en su primera semana. Esa frase, que al principio sonaba como denuncia, ahora revela su verdadera naturaleza. No es una falla: es el diseño perfecto para un sistema que ya no necesita conductores, porque lo que llamamos incompetencia es, en realidad, la cualificación exacta para el cargo. El líder idiota no está ahí para tomar decisiones, está ahí para simular que alguien las está tomando. No está ahí para gobernar, está ahí para que creamos que todavía existe algo llamado gobierno. Su función no es dirigir la máquina, es distraernos del hecho de que la máquina ya no tiene volante. Esta es la orfandad política que mencionamos, ese terror existencial de descubrir que no hay ningún adulto en la sala. Pero ahora podemos reformular esa angustia. No es que no haya adultos, es que dejamos de necesitarlos.
El capitalismo financiero llegó a un punto de automatización tan completo que el liderazgo humano se volvió decorativo. Los algoritmos de trading mueven mercados. Los bancos centrales aplican fórmulas predeterminadas. Las corporaciones ejecutan planes estratégicos diseñados por consultoras que nadie eligió. El sistema opera en piloto automático, y el líder es simplemente la interfaz humana de un mecanismo que ya decidió su propio rumbo. Trump nunca tuvo el poder que aparentaba tener. Zelenski nunca controló lo que decía controlar, no porque fueran débiles, sino porque elpoder ya no reside donde solía residir.
igró, se dispersó, se volvió difuso, técnico, administrativo, se escondió en cláusulas de tratados comerciales, en decisiones de juntas directivas, en algoritmos que determinan qué ves, qué compras, qué piensas. Y aquí está la gran ironía. Mientras nos obsesionamos con el idiota en el trono, con su incompetencia evidente, con sus declaraciones absurdas, el verdadero poder celebra. Porque cada minuto que dedicamos a indignarnos por lo que el líder dijo, es un minuto que no dedicamos a cuestionar por qué las grandes corporaciones no pagan impuestos. ¿Por qué los salarios no crecen mientras las ganancias corporativas explotan? ¿Por qué cada crisis financiera termina con rescates para los bancos y austeridad para el resto? El idiota es el escudo perfecto.
Mientras exista, mientras ocupe la pantalla, mientras monopolice nuestra atención y nuestra rabia, el sistema real puede operar sin resistencia, sin cuestionamientos, sin amenaza de transformación, pero ahora lo sabemos. Y saber cambia todo, porque una vez que ves el mecanismo, no puedes dejar de verlo.
Una vez que entiendes que el escándalo del día es una cortina de humo, que ell íder ruidoso es una distracción funcional, que tu indignación está siendo administrada como un recurso más, ya no puedes participar del juego con la misma inocencia.
El poder no está donde nos dijeron que estaba. Y esa revelación, por más incómoda que sea, es también liberadora. Porque si el trono está vacío, si el líder es un decorado, entonces nuestra energía política no debería gastarse en cambiar la decoración, debería invertirse en desmantelar el teatro completo. ¿Has sentido esa transformación? ¿Ese momento en que dejas de discutir lo que dijo el político y empiezas a preguntar quién le escribió el discurso? Comparte en los comentarios en qué momento dejaste de mirar el escenario y empezaste a buscar los cables. Esas experiencias de despertar colectivo construyen el mapa que todos necesitamos. Hay una verdad que atraviesa todo lo que hemos analizado. Una verdad tan simple que resulta obscena.
El sistema no se equivocó al colocar a un payaso en el trono. El sistema necesitaba un circo para que nadie notara que el trono en realidad está vacío. Durante décadas nos vendieron la idea de que la democracia era el gobierno del pueblo, que nuestro voto importaba y quizás alguna vez fue verdad. Pero ese tiempo terminó. Lo que tenemos ahora es una simulación tan perfecta que nos cuesta aceptar que es simulación. Un teatro tan bien montado que seguimos comprando entradas, aunque ya sepamos que los actores no escriben el guion, que el decorado es cartón pintado, que la obra se representa para mantenernos en la butaca, mientras en otro edificio, sin cámaras ni audiencia, se toman las decisiones reales. El verdadero poder no necesita aplausos, necesita silencio, y nada genera más ruido que un idiota al mando. Mientras discutimos si el líder es fascista o incompetente, mientras compartimos indignados su última barbaridad, el sistema que lo colocó ahí sigue acumulando, concentrando, extrayendo, sin freno, sin oposición, sin que siquiera sepamos sus nombres, pero ahora tú lo sabes y eso te convierte en un problema para el espectáculo, porque el espectáculo solo funciona si la audiencia cree en él. El día que dejemos de aplaudir, el día que dejemos de consumir el escándalo del día, el día que dirijamos nuestra atención hacia donde realmente duele, el circo colapsa. Desaprender eso es un acto de resistencia. Negarse a seguir el guion, a consumir la indignación programada, a invertir energía emocional en peleas diseñadas para agotarnos es sabotear el único recurso que el sistema necesita: nuestra atención. Tal vez la revolución no sea tomar el poder. Tal vez sea dejar de mirarlo donde nos dijeron que estaba y empezar a buscarlo donde realmente opera. Tal vez sea entender que el enemigo no es el idiota en el trono, sino el mecanismo que hace que el trono no importe. Tal vez sea aprender a vivir sin esperar al líder correcto, al partido correcto, a la elección correcta. Asumir que, si queremos transformar algo, tendremos que hacerlo sin pedir permiso al espectáculo, porque el espectáculo nunca dará permiso para su propia abolición. Esta no es una conclusión, es una apertura, un punto de partida para mirar de otra forma, para dejar de ser audiencia y empezar a hacer otra cosa. Algo que se reconoce en la lucidez compartida de quienes ya no aplauden. El circo seguirá, pero no necesitas quedarte en la función.
Las cuatro cualidades que originan éxito en el dilema del prisionero, según el famoso experimento informático del politólogo Robert Axel Rod:
1. Bondad. No eres el primero en no cooperar, puedes no cooperar, pero solo como contraataque
2. No ser rencoroso, esto es, indulgencia. Ser implacable a la larga no funciona.
3. Ser vengativo y reactivo, no ser pusilánime. No hay que ser pusilánime.
4. Ser claro.
La teoría de juegos no es infantil: es un dilema a vida o muerte, la guerra o la paz, como en la guerra fría.
En el dilema del prisionero, no hay una sola mejor actitud, porque eso depende de las demás.
Las estrategias malas perecen en seguida, pero la mejor de las estrategias malas puede tener éxito a la corta, pero fracasará inevitablemente a largo plazo.
Al egoísmo le va mucho mejor cooperando. En la vida ganar no significa que el otro pierda; somos demasiados, no es un dilema entre dos.
El error inesperado, o la percepción equivocada, es lo más peligroso del juego. Diálogo y revisión, lo mejor.
Dossier
I
Nace PERT, una medicina experimental multiusos que promete arreglar la causa de cientos de enfermedades genéticas, en El País, por Manuel Ansede, 19 NOV 2025:
Uno de los mejores científicos del mundo, David Liu, propone una estrategia revolucionaria para revertir con un tratamiento similar el 30% de las patologías raras
Las curaciones milagrosas de enfermedades genéticas, logradas gracias a la modificación minuciosa del ADN de cada paciente y celebradas con razón a bombo y platillo, son solo excepciones en una tragedia. Hay más de 7.000 enfermedades raras identificadas, pero apenas existen tratamientos para el 5%, pese a que afectan a más de 300 millones de personas. Uno de los mejores científicos vivos, el químico estadounidense David Liu, anuncia este miércoles una idea revolucionaria: una medicina experimental multiusos que promete arreglar la causa de decenas, o incluso cientos, de enfermedades genéticas diferentes. Un único tratamiento, multitud de problemas distintos resueltos en miles de pacientes, esa es la estrategia. Su nombre es PERT.
Actualmente se necesitan años y millones de euros para desarrollar un solo tratamiento de edición genética para una mutación específica de una o pocas personas. Liu, del Instituto Broad (Cambridge, EE UU), argumenta que, a menudo, el cuello de botella no son los avances científicos, que ya existen, sino las exigencias de las autoridades, los precios de fabricación y el reto de comercializar fármacos que solo sirven para un puñado de pacientes. Las empresas de edición genética, alerta, “tienen que tomar la desgarradora decisión de qué objetivos perseguir, que es lo mismo que decidir qué pacientes se van a quedar atrás”. Tras años de devanarse los sesos, Liu propone una solución: “La edición genética agnóstica respecto a la enfermedad”.
El ADN es como un libro de recetas para producir proteínas, las máquinas moleculares que se ocupan de las principales tareas dentro de un ser vivo. Cada célula lee esas instrucciones genéticas para saber qué ingredientes tiene que añadir, hasta que llega a un mensaje final que indica que la receta ha terminado y la proteína está completa. Las erratas en el ADN, sin embargo, pueden arruinar el proceso. Un tercio de las enfermedades genéticas están provocadas por las denominadas mutaciones sin sentido, que detienen la fabricación antes de tiempo y provocan proteínas truncadas y nocivas.
El equipo de David Liu no propone corregir estas mutaciones una por una, como hasta ahora, sino hacer sofisticadas modificaciones genéticas para que cada célula produzca una molécula que consigue que la receta se lea correctamente hasta el final, independientemente de la proteína implicada. Los investigadores han hecho un primer intento con éxito en cuatro enfermedades congénitas aparentemente muy diferentes: la de Tay-Sachs, un trastorno neurodegenerativo que hace que los niños mueran antes de cumplir cuatro años; la de Batten, también letal y asociada a un deterioro progresivo de las capacidades; la de Niemann-Pick, causante de la acumulación de grasas en el cerebro; y el síndrome de Hurler, que provoca una cascada de complicaciones respiratorias y cardíacas antes de que llegue la adolescencia.
Gracias a un mismo tratamiento PERT, Liu y sus colegas han conseguido revertir estas enfermedades en células humanas en el laboratorio y, en el caso del síndrome de Hurler, también en ratones. Es solo una prueba de concepto, pero revolucionaria. “Queda mucho trabajo por delante para hacer realidad el potencial a largo plazo de PERT para beneficiar a los pacientes”, explica Liu a EL PAÍS. Sus resultados se publican este miércoles en la revista Nature, referente de la mejor ciencia mundial.
La palabra pert en inglés significa atrevido, descarado, un adjetivo que encajaría con la audacia del proyecto, pero Liu aclara que, en su caso, PERT es solo el acrónimo de “prime editing-mediated readthrough of premature termination codons”. El nombre se podría traducir como lectura continua mediada por editores de calidad de codones de terminación prematuros, siendo los codones de terminación esas secuencias del ADN que marcan el final de la producción de una proteína.
David Liu, californiano de 52 años, recibió en abril el Premio Breakthrough de Ciencias de la Vida, dotado con tres millones de dólares y considerado una antesala del Nobel. Hay pocas dudas de que acabará ganando el galardón sueco. En 2012, la bioquímica francesa Emmanuelle Charpentier y la química estadounidense Jennifer Doudna se percataron de que unas tijeras microbianas se podían emplear para modificar el ADN humano y acabaron ganando el Nobel de Química. Aquella técnica ―bautizada CRISPR por el microbiólogo español que descubrió el fenómeno en las bacterias, Francis Mojica― era muy útil para dar un tijeretazo dirigido e inactivar un gen, pero quedó obsoleta rápidamente. En 2016, el equipo de David Liu inventó los editores de bases, derivados de los CRISPR iniciales, pero más precisos, comparables con un lápiz con goma de borrar, capaz de eliminar una sola letra del ADN y sustituirla por otra. En 2019, Liu anunció una nueva herramienta: la edición de calidad. “Es como un procesador de texto: puedes buscar una secuencia específica [en el ADN] y sustituirla entera por otra secuencia que tú quieras”, en sus propias palabras.
El biotecnólogo Lluís Montoliu no escatima elogios. “Esto va más allá de anunciar una nueva terapia génica. Sobre el papel, supuestamente, entre un 20% y un 30% de todas las mutaciones ahora podrían ser tratables, lo cual es para hacerle la ola a David Liu. Este señor es infinito en la cantidad de avances que es capaz de generar junto a su equipo en tan poco tiempo”, aplaude Montoliu, del Centro Nacional de Biotecnología, en Madrid. El 24% de las 200.000 mutaciones causantes de enfermedades son precisamente mutaciones sin sentido, como las ahora tratadas con éxito con PERT en el laboratorio.
Las instrucciones escritas en el ADN se transcriben en otro lenguaje genético, el ARN mensajero, que a su vez se traduce en proteínas gracias a otra pequeña molécula: el ARN de transferencia. El equipo de Liu ha utilizado su técnica de edición de calidad para diseñar un nuevo ARN de transferencia e instalarlo permanentemente en el genoma de las células. “De alguna manera estamos cambiando la gramática de la traducción de proteínas, para que cuando lleguen esos stops prematuros no sean el punto final de la frase, sino que siga la producción”, celebra Montoliu, vicepresidente de la Asociación para la Investigación Responsable e Innovación en Edición Genética.
“Es una idea brillantísima”, recalca el biotecnólogo español, que destaca el cambio de estrategia. “El problema de la terapia génica actual es que es una terapia de lujo, para muy pocas personas, extraordinariamente personalizada”, expone. “A pesar de que se nos llena la boca y aplaudimos cada vez que ocurre una nueva terapia génica, lo cierto es que si sumas todos los pacientes que han podido ser tratados son unas pocas decenas, estamos muy lejos de llegar a todos los pacientes de enfermedades raras. Se necesitan ideas distintas. Se necesitan estrategias innovadoras. Y esto es lo que nos presenta David Liu”, proclama Montoliu.
El biólogo Xurde Menéndez Caravia utiliza el editor de bases de David Liu para corregir mutaciones puntuales en el gen LMNA, asociadas a enfermedades del corazón. El investigador coincide en el adjetivo al describir la “brillantísima” nueva estrategia. “Es un estudio titánico, con una cantidad de trabajo cósmica. No es una técnica dirigida a corregir una mutación, ni siquiera a corregir una enfermedad concreta, sino potencialmente todas las enfermedades, o al menos varias, que estén causadas por los codones de parada”, reflexiona Menéndez Caravia, del Instituto de Biomedicina y Biotecnología de Cantabria, en Santander.
“Habrá que ver los efectos que tiene a largo plazo, pero, en líneas generales, abre una dimensión nueva en el campo de la edición génica, porque trata las enfermedades de manera agnóstica. Da igual la enfermedad que sea, lo que queremos es traspasar ese codón de parada prematuro, y este artículo lo hace brillantemente”, zanja Menéndez Caravia.
II
David Liu, químico: “Podemos corregir la inmensa mayoría de los errores en el ADN que causan las enfermedades genéticas”, en El País, por Manuel Ansede, 28 MAR 2023:
El científico ha inventado una revolucionaria herramienta para modificar el genoma que ya ha salvado la vida de una niña con un cáncer muy agresivo
La revista de la Universidad de Harvard publicó hace casi un par de décadas que a uno de sus profesores, el químico David Liu, le habían prohibido la entrada en unos casinos de Las Vegas cuando tenía 29 años, tras ganar demasiado dinero jugando al blackjack. Preguntado sobre si es una leyenda urbana, Liu sonríe. “Es parcialmente cierto. En realidad tenía 21 años y no fue solamente una noche”, responde entre carcajadas. El químico fue un joven prodigio. Con 26 años era profesor en Harvard. Con 31 ya era catedrático. Como diversión, utilizaba las matemáticas mentalmente para tener ventaja en el blackjack, un juego de naipes en el que gana quien suma 21 puntos. Con 43 años, en 2016, su equipo inventó los editores de bases, una herramienta para modificar el ADN con precisión que está revolucionando la medicina. Hace tres meses, un hospital de Londres anunció que había utilizado los editores de bases para salvar la vida de Alyssa, una niña de 13 años con una leucemia muy agresiva.
“Su cáncer está en remisión completa”, celebra Liu. El manual de funcionamiento de un ser humano, presente en cada célula, es un texto con más de 3.000 millones de letras químicas. Los errores en este ADN provocan el cáncer y multitud de enfermedades. Liu quiere reescribir este libro humano para eliminar las erratas. El químico californiano, nacido en Riverside hace 49 años, compara sus editores de bases con un lápiz con una goma de borrar, capaz de eliminar una sola letra y sustituirla por otra.
El equipo médico de Alyssa, del University College de Londres, empleó los editores de bases para modificar glóbulos blancos de un donante y ayudar a que atacasen a las células del cáncer de la niña. Las asombrosas técnicas de David Liu han dejado desfasadas las herramientas de edición genética anteriores, incluso las conocidas como CRISPR, inventadas en 2012 y ganadoras del Nobel de Química de 2020. El investigador compara las CRISPR originales con unas tijeras, útiles para inactivar genes de manera tosca, pero no para reescribir con precisión. Su propio lápiz con goma ya está siendo superado. En 2019, Liu anunció una nueva herramienta: la edición de calidad. “Es como un procesador de texto: puedes buscar una secuencia específica y sustituirla entera por otra secuencia que tú quieras”, explica por videoconferencia. Sus editores de calidad, todavía en fase experimental, pueden teóricamente corregir el 89% de las 75.000 variantes genéticas asociadas a enfermedades.
Pregunta. Hay 20 millones de nuevos casos de cáncer cada año en el mundo. ¿Cuántos de estos pacientes podrían beneficiarse de los editores de bases o de los editores de calidad?
Respuesta. El cáncer no es una enfermedad, son cientos de enfermedades. Y cada una de ellas presenta diferentes cambios moleculares que lo provocan. Creo que la estrategia utilizada con Alyssa es muy prometedora para pacientes con leucemia de las células T y posiblemente para otros tumores de la sangre, pero es muy pronto para saber qué papel pueden desempeñar estas herramientas en otros tipos de cáncer.
P. Esto parecía ciencia ficción en 2016, incluso para usted.
R. Estos editores de bases y editores de calidad no existen en la naturaleza. Son máquinas moleculares diseñadas. Me parece increíble que los seres humanos estemos tomando tan rápido el control de nuestros genomas y de las faltas de ortografía que provocan las enfermedades genéticas.
P. Hay 400 millones de personas afectadas por alguna de las 7.000 enfermedades causadas por mutaciones en un solo gen. Su colega Fyodor Urnov, de la Universidad de California en Berkeley, se preguntaba hace tres meses: “¿Por qué no las estamos curando ya?”. Él sostiene que los principales obstáculos no son técnicos, sino legales, financieros y de organización.
R. Estoy de acuerdo. Todavía hay desafíos técnicos y científicos importantes, como aprender a modificar el ADN de maneras que serían terapéuticas, pero que no sabemos hacer. Y, por supuesto, todavía no sabemos cómo llegar a determinados tejidos del cuerpo. Pero estoy de acuerdo con Fyodor en que existen barreras de fabricación, regulatorias y otras no científicas, que habrá que abordar si queremos maximizar el beneficio de estas tecnologías para la sociedad.
P. ¿Va a morir mucha gente por obstáculos que no son científicos?
R. Si alguien muere por una enfermedad, la culpa es de la enfermedad, no de los organismos reguladores. Los reguladores no matan a nadie. El objetivo es garantizar que estos tratamientos sean lo más eficaces que sea posible, pero también que sean seguros. La historia de la medicina está plagada de ejemplos en los que médicos y científicos bienintencionados no comprendieron suficientemente bien los efectos secundarios de sus terapias experimentales y acabaron perjudicando a los pacientes. El objetivo es evitar que esto ocurra.
P. ¿Usted cuántas cartas recibe de padres con niños con enfermedades genéticas?
R. Unas cinco o diez cartas cada semana. Intentamos responder a todas. En los inicios de los editores de bases, la tecnología podía arreglar pocas de las mutaciones de una sola letra que nos contaban, pero ahora casi siempre existe una tecnología para corregir el error, ya sea con editores de bases o con editores de calidad. En algunos casos, sin embargo, no se ha demostrado que corregir el error pueda realmente curar al paciente. En algunas enfermedades genéticas es tarde, porque el daño aparece muy pronto. En muchos casos, por desgracia, tengo que explicar a las personas que nos envían las cartas que hace falta una ciencia muy sólida para vincular una mutación genética a una enfermedad. Y también necesitas buenos modelos animales que imiten esa enfermedad. Para la mayoría de estas enfermedades no hay, por lo que es difícil probar si la edición genética puede funcionar. Y, por supuesto, aunque haya modelos animales, necesitas años de trabajo para demostrar que corregir una mutación puede corregir la enfermedad. Comprendo que pueda ser frustrante para la familia de un paciente saber que conocemos una tecnología que puede corregir un error en el ADN que podría ser la causa de la enfermedad genética que afecta a su hijo o a su hija. Sin embargo, la tecnología de edición genética no es suficiente por sí sola. Así que la buena noticia es que ya tenemos tecnologías que pueden corregir la inmensa mayoría de los errores en el ADN que causan las enfermedades genéticas conocidas. Pero, aunque este es un paso importante, necesitamos el resto de pasos para desarrollar estrategias terapéuticas.
P. Fyodor Urnov, en el mismo artículo publicado en The New York Times, calculaba que se necesitan cuatro años y unos 10 millones de dólares para obtener un fármaco de edición genética.
R. Diez millones suena correcto, incluso es una cifra baja. Yo diría que puede costar entre un millón y 100 millones de dólares. Y cuatro años me parece muy rápido. Me parece un plazo ambicioso para comenzar un ensayo clínico, pero no para obtener la autorización de un fármaco. Es un punto de vista importante, para que la gente se dé cuenta de que, cuando leen una noticia de que un tratamiento funciona en un animal, todavía faltan años de trabajo para que ese tratamiento esté disponible para los pacientes.
P. ¿Quién puede invertir 10 millones de dólares para desarrollar un fármaco que solo se puede utilizar en una persona con una mutación específica?
R. Esa es una de las principales cuestiones a las que se enfrenta nuestro campo. Ya estamos trabajando en algunas estrategias para intentar resolver este problema. Creo que hay algunas maneras de utilizar un agente de edición genética para tratar muchas mutaciones diferentes e incluso muchas enfermedades genéticas diferentes. Espero que podamos informar pronto de algunas novedades al respecto.
P. Después de la remisión del cáncer de Alyssa, ¿qué será lo próximo?
R. Hay cuatro ensayos clínicos en marcha con editores de bases.
Uno de ellos es el de Alyssa, del University College de Londres.
El primer ensayo que va a administrar editores de bases directamente en los pacientes [no en sus células en el laboratorio] es una colaboración entre las empresas Verve y Beam, para reducir niveles altísimos de colesterol malo relacionados con el gen PCSK9.
El ensayo Beam-101, contra la enfermedad de células falciformes y la beta talasemia, ya está reclutando pacientes.
Y también hay en marcha otro ensayo clínico en China para tratar la beta talasemia. Espero que Alyssa sea el preludio de muchos más resultados positivos.
P. ¿Cuándo se probarán los editores de calidad en un ensayo clínico en humanos?
R. Habría que preguntar a Prime Medicine, la empresa que está desarrollando tratamientos con editores de calidad. Esperan tener un fármaco en fase de investigación en 2024, así que espero que los ensayos clínicos empiecen pronto, en pocos años [David Liu es cofundador de las empresas Beam Therapeutics y de Prime Medicine].
P. ¿Cómo se imagina usted la medicina dentro de 10 años?
R. Me sentiría decepcionado si, dentro de 10 años, no tuviéramos bastantes ensayos clínicos, tanto con los editores de bases como con los editores de calidad. Y espero que tengamos los primeros fármacos aprobados que sean máquinas moleculares capaces de ir a la célula de un paciente y cambiar específicamente un error que cause una enfermedad genética. O, como están haciendo las empresas Verve y Beam, introducir un cambio preciso que disminuya tu riesgo de padecer una enfermedad grave. Si hacemos otra entrevista en 2033 espero que estén aprobados los primeros fármacos que nos permitan tomar el control de nuestros genomas, sin depender tanto de errores en nuestro ADN que determinan el destino genético de tantos millones de personas.
Espero que en 10 años estén aprobados los primeros fármacos que nos permitan tomar el control de nuestros genomas
P. Usted tuiteó el otro día que las personas somos accidentes felices.
R. Me refería al azar en la evolución. Los organismos evolucionan y sus mutaciones son parcialmente al azar. Que un gen evolucione de una manera o de otra se puede considerar un accidente feliz. La evolución depende de sucesos fortuitos que hacen que los resultados sean estocásticos, difíciles de predecir. En ese sentido, el hecho de que los humanos hayan evolucionado como lo han hecho es un poco una cuestión de suerte, o de mala suerte, según la perspectiva de cada uno. Como dijo [el biólogo estadounidense] Stephen Jay Gould, si rebobinas la película de la vida y vuelves a empezar desde el primer organismo en la sopa primigenia, volviendo a ver la evolución durante miles de millones de años, me sorprendería que todo acabe con nosotros hablando en esta entrevista. Hay abrumadoras probabilidades de que acabase con resultados muy diferentes.
P. Entonces, ¿usted no ve la mano de un Dios en ninguna parte en el ADN?
R. Es una pregunta difícil de responder. Sin comentarios [risas].
P. Usted apoyó una moratoria sobre la edición de la línea germinal [modificaciones heredables que se llevan a cabo en los óvulos, en los espermatozoides o en los propios embriones cuando son solo una célula], para impedir la creación de bebés modificados genéticamente. Fue en 2019. ¿Todavía apoya la moratoria?
R. No es una cuestión sencilla de blancos y negros, como en la mayoría de los asuntos importantes, pero creo que actualmente hay muy pocas razones para editar la línea germinal. Sí preveo que, en el futuro, habrá más casos, especialmente cuando ya se haya probado más la edición de células somáticas [células que no son ni óvulos ni espermatozoides] e incluso haya fármacos aprobados. Ese podría ser un mejor momento para analizar las ventajas y los inconvenientes de la edición genética de la línea germinal. Por ahora, creo que los riesgos éticos y científicos son demasiado altos como para justificar el escaso número de casos hipotéticos en los que se podría considerar necesaria la edición de la línea germinal.
P. ¿Qué tipo de casos se imagina en el futuro?
R. Bueno, en el futuro puede haber mayor voluntad de editar la línea germinal. Una vez que la edición genética de células somáticas esté lo suficientemente madura como para que haya un alto grado de confianza en su seguridad y eficacia, creo que la gente, con naturalidad, volverá a plantearse la edición de la línea germinal. Actualmente, no creo que deba ser una prioridad.
De María Delgado en Quora:
¿Sabías que existe un libro que nadie podrá terminar de leer… aunque solo tiene 10 páginas?
En 1961, el escritor francés Raymond Queneau publicó lo que muchos consideran el libro más largo del mundo:
Cent mille milliards de poèmes (Cien mil billones de poemas).
A simple vista parece sencillo — solo diez páginas, cada una con un soneto.
Pero hay un truco: cada verso está impreso en tiras recortadas, que pueden combinarse con los versos correspondientes de los otros sonetos. El resultado: 10¹⁴ combinaciones posibles — ¡es decir, cien mil billones de poemas únicos! Si alguien intentara leerlos todos, necesitaría unos 200 millones de años, sin parar para dormir ni comer. Cada combinación forma un poema con ritmo, rima y sentido — y lo más fascinante es que probablemente leerías un poema que nadie ha leído antes.
Raymond Queneau, miembro fundador del grupo literario Oulipo, quiso demostrar con esta obra que la imaginación puede ser infinita cuando se combina con las matemáticas.
Un libro de solo 10 páginas… con más poesía de la que toda la humanidad podría leer en la eternidad.
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adiós mis vacaciones
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ajá
ajajá
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ajo, agua y tomate (acortamiento de a joderse, a aguantarse y a tomárselo con calma)
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ah la juventud
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arrarray
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arrea
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arsa pilili
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atchís
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atiza
atrás
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auxilio
ax
ay
ayayay
ay de mí
ay de ti
ay madre
ay mamita
ay mamacita
a ver
bah
bang
banzai
barajo
bárbaro
basta
bingo
bla
blablablá
bravo
buaaa
buah
buen día
buenos días, tardes
buen provecho
buu
buenas
buenas noches
bueno
buf
bum
ca
cabalito
cachís
caguendiós
cagontó
calma
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caracho
caracoles
carajo
caramba
carambola
carape
caray
caray con
cáscaras
cáspita
cataplum
catapum
ce
chachi
chachi piruli
chao
chapó
chas
chau
che
chévere
chin-chín
chisss
chist
chitón
cho
chucho
chus
cielos
cielo santo
claro
clo
coche
cochi
cojones
cómo
cómo no
cómper (abreviatura de con permiso)
concho
con Dios
contra
coño
corcho
córcholis
crac
Cristo
cuchicuchi
cuenta
cuidado
cuidado que se lo repetí
cuz, cuzcuz
demonio
demontre
de nada
Deo gracias
desde luego
desde luego que
despacio
diablo
diantre
dichosos los ojos
dingdong
Dios
Dios bendito
Dios me valga
Dios mío
Dios nos guarde
Dios nos libre
dulces sueños
ea
eh
ejem
ele
en absoluto
encantado
en fin
enhorabuena
entonces
epa
épale
equilicuá
estúpido
eureka
evohé
exacto
faltaría más
fantástico
favor
feliz Navidad
fir
firmes
fo
formidable
forte
fuera
Gerónimo
graaa...
gracias
gracias a Dios
gua
gualá
guarda
guarte
guay
guay del Paraguay
guau
ha
hala
hale
he
hecho
hey
hi
hin
híjole
hola
hombre
hopo
hosanna
hostia
hostias
huesque
huiche
Huichó
huifa
hum
hurra
huy
huy el auto
iuju
ja
Jajajá
jajay
jaque
jaque mate
jau
Jesucristo
Jesús
Jesús bendito
Jesús, María y José
jo
jobar
joder
jolín, jolines
jope
jopelines
jopo
josús
justo
justito
lagarto lagarto
la madre que lo parió
la madre que lo trajo
la puta madre
largo
lástima
la Virgen
lechugas
leñe
listo
lo que faltaba
macanudo
madre de Dios
madre del amor hermoso
madre mía
maldición
maldita sea
malhayas
mamola
marramiau
mecachis
mecachis en la mar
me cago en
me cago en diez
me cago en todo
me cago en la leche
miau
mierda
milagro
mil disculpas
mine
mira
mira por dónde
mira que eres tonto
mondo
moste
mucho gusto
mujer
mutis
muú
nanay
narices
ni cagando
ni qué...
ni qué leches
ni hablar
ni hablar del peluquín
ni soñando
ni loco, muerto, borracho, de broma, por asomo, por casualidad
no faltaba más
no fastidies
no hay de qué
no las merece
no lo sé, Rick, parece falso
no me digas
no me jodas
nota bene
no te...
no te jode
no te joroba
ñam
ñam ñam
oh
oh Dios
oh sorpresa, maravilla, cielos
oiga
ojalá
ojo
ojo avizor
ojú
ok
okay
ole
olé
opa
órdiga
oxte
ostras
ostras Pedrín
ox
oxte
oye
ozú
paciencia
padrísimo
paf
pam
pardiez
palabra
palabra de honor
paso
patata
pena, lástima de universidad
pelillos a la mar
perfectamente
perfecto
permiso
plas
plis-plás
pobre
porca madonna
por estas
porfa
por fin
por las barbas de
por los clavos de Cristo
por mis cojones
porsupu
por supuesto
presente
pchs
pse
pst
puaf
puaj
pucha
pues sí que
puf
puff
pum
pumba
puñeta
qué
que aproveche
qué cojones
que Dios te bendiga
quedo
qué duda cabe
qué leches
¿qué lo que? (acortamiento de qué es lo que pasa)
qué rayos
que te den
que te jodan
qué va
quia
quíta, quita
quiúbole
ratatatá
rayos
rayos y centellas
recórcholis
rediez
rediós
salud
salute
salve
sanseacabó
santa Madre de Dios
seguro
señor
sniff
silencio
sip
sipi
so
socorro
sopla
sorpresa
suerte
sus
sus y al toro
ta
tarará
tararira
tate
toc toc
todo lo contrario
toma
toma ya
tranqui
tu madre
tu padre
tururú
tus tus
uau
uf
uh
ui
upa
ups
uste
uy
uyuyuy
vae...
vale
válgame Dios
vamos
vaya
vaya con
vaya lío
vaya por Dios
vaya que nos ha sacado los cuartos
vaya que sí
vaya si nos ha sacado los cuartos
vaya usted con Dios
venga
venga ya
velay
velay el muchachito
velay con el muchachito
verdad
vete a saber
victoria
Virgen santa
vítor
viva
vive Dios
vualá
ya lo creo
ya quería
y dale
yey
y listo
y ya está
y punto
y un cuerno
y un rábano
yupiii
y vuelta y dale
za
zambomba
zapateta
zape
zas
zasca
Me gustaría confesar que me han pedido recortar aproximadamente dos tercios de mi discurso y dar un discurso lo más breve posible. Son libres de creerme o no, pero por favor créanme cuando les digo que no estoy bromeando. Esto es muy serio, un asunto de importancia.
Esta es la grabación que algunos creen que le costó la vida.
En septiembre de 1977, el escritor Philip Dick habló ante unaaudiencia en Francia. Esperaban escuchar ciencia ficción, pero lo que dijo reveló demasiado sobre la realidad, atrayendo la atención de la CIA y el FBI y cambiando su vida para siempre.
El tema de este discurso es un asunto que se ha descubierto recientemente. Se había producido una ruptura, una manipulación, un cambio, pero no en nuestro presente, sino en nuestro pasado. Se cambió una variable, por así decirlo, se reprogramó y que debido a esto, un mundo alternativo se ramificó y se actualizó en lugar del anterior y que de hecho literalmente estamos viviendo nuevamente este segmento particular de tiempo lineal.
Dijo que la CIA y el FBI habían tomado su trabajo años atrás. Fue entonces cuando al parecer habló más de la cuenta.
En marzo del 74, la CIA abrió mi correo. El FBI tenía un archivo sobre mí. He visto ambos, pero los policías estaban observando todo lo que hacía y tenía razón. Y me dijeron que la casa estaba vigilada y que eventualmente mi casa sería asaltada, mis archivos serían abiertos, mis papeles serían confiscados. Y así sucedió cuando llegué a casa y encontré que mi casa no era más que escombros, ruinas, caos, ventanas rotas, pomos de puertas destrozados y archivos abiertos.
Unos años más tarde murió repentinamente, justo antes del estreno de Blade Runner en junio de 1982, la adaptación cinematográfica de su novela Sueñan los androides con ovejas eléctricas. Sus seguidores decían que era extraño que el autor, quien había predicho tantos temas modernos sobre la inteligencia artificial, la identidad y la realidad, nunca llegara a ver la película que finalmente lo haría mundialmente famoso. Pero lo verdaderamente extraño es que él solo escribía ciencia ficción y aún así el FBI y la CIA comenzaron a vigilarlo. Para mí eso significa que estaba tocando información que nunca debió llegar al público. Eso fue lo que llamó mi atención, así que escucha con atención lo que viene a continuación. Sé que hoy la atención dura poco, pero confía en mí. Este video te pondrá la piel de gallina.
Estamos acostumbrados a suponer que todo cambio ocurre a lo largo del eje lineal del tiempo, del pasado al presente y al futuro. El presente es una acumulación del pasado y es diferente de él. El futuro se acumulará a partir del presente y será diferente también, que pudiera existir un eje temporal ortogonal o perpendicular, un dominio lateral en el que ocurre el cambio, procesos que suceden de forma lateral en la realidad, por así decirlo. Esto es casi imposible de imaginar. ¿Cómo percibiríamos esos cambios laterales? ¿Qué experimentaríamos? ¿Qué pistas? Si intentamos poner a prueba esta extraña teoría, deberíamos estar atentos a encontrar, en otras palabras, ¿cómo puede ocurrir un cambio fuera del tiempo lineal en cualquier sentido, en cualquier grado?
Philip trató de hacer comprensible esta idea con una imagen sencilla.
Imaginemos un cuadro colgado en una pared. En lugar de reemplazar toda la pintura, los sirvientes cambian pequeños detalles en el mismo lienzo. Eliminan un árbol, añaden una figura, mueven ciertos elementos. Cuando el propietario la observa, ve algo nuevo, aunque familiar.
Su mente lucha por entender. Es el mismo cuadro, pero también no lo es. Dick utiliza este ejemplo para sugerir que la realidad podría ser alterada de formas sutiles sin ser completamente reemplazada.
Contemplando esta posibilidad de disposición lateral de mundos, una pluralidad de tierras superpuestas cuyo eje de conexión permite a una persona moverse y viajar misteriosamente de lo peor a lo bueno, a lo excelente.
Contemplando esto teológicamente, quizás podríamos decir que así desciframos de repente las expresiones elípticas que Cristo pronunció sobre el reino de Dios, específicamente dónde se encuentra.
Él conectó su teoría de los mundos paralelos con las palabras de Jesús, quien dijo, "Mi reino no es de este mundo, pero también el reino está dentro de ti o entre vosotros." Dick sugiere que esas afirmaciones no pretendían confundir, sino describir algo más profundo. Tal vez Jesús hablaba de esos reinos superpuestos, de esas múltiples realidades a las que los seres humanos pueden acceder en vida, algunas oscuras, otras luminosas y en el nivel más alto, el reino justo de Dios. ["Hay muchas moradas en el reino de mi Padre", dijo Jesús]
Yo en mis relatos y novelas a menudo escribo sobre mundos falsificados, mundos semirreales, así como mundos privados trastornados, habitados a menudo por una sola persona, mientras que los demás personajes, o bien permanecen en sus propios mundos todo el tiempo, o de alguna manera son atraídos a uno de los peculiares. Este tema aparece en el corpus de mis 27 años de escritura. Nunca tuve una explicación teórica o consciente para mi preocupación por estos mundos pseudopluriformes, pero ahora entiendo. Lo que percibía era el conjunto de realidades parcialmente actualizadas. Fue en febrero de 1974 cuando regresaron mis recuerdos bloqueados de la pista A y fue en febrero de 1974 cuando mi novela Flow My Bears: The Policeman Seed fue finalmente publicada después de 2 años de retraso. Era casi como si la publicación de la novela que había sido retrasada tanto tiempo significara que, en cierto sentido, estaba bien que yo recordara, es decir, recordar que el libro no era ficción, el libro estaba basado en recuerdos subliminales que yo tenía de un mundo así. Después de conectar su libro con esos recuerdos subliminales, profundizó más en lo que le ocurrió a comienzos de ese año. Contó que todo comenzó tras una cirugía dental mientras se recuperaba en casa. Una tarde, una joven repartidora llamó a su puerta. Llevaba un collar con el símbolo cristiano del pez. Cuando la luz del sol se reflejó en el colgante, Dick vio un destello repentino de luz rosada. Desde ese momento comenzó a experimentar una serie de visiones abrumadoras.
Aseguraba que aquel rayo rosado transportaba información directamente a su mente. No imágenes imaginadas, sino conocimiento estructurado. De pronto supo que su hijo pequeño padecía una peligrosa afección médica no diagnosticada.
Cuando los médicos lo examinaron, lo confirmaron y le salvaron la vida. Para Dick, aquello demostraba que su experiencia no era una fantasía. En las semanas siguientes las visiones se intensificaron. Decía vivir en dos realidades superpuestas, California en1974 y la Roma antigua del primer siglo. A veces creía ser él mismo y, al mismo tiempo, un esclavo cristiano bajo el dominio romano. Lo describía como si el tiempo se hubiera plegado con dos líneas de historia corriendo en paralelo y su conciencia pudiera desplazarse entre ambas. Philip también contó que comenzó a recibir enormes cantidades de información, descargas completas de filosofía, teología y ciencia, tan complejas que resultaban imposibles de inventar. Decía que era como si una inteligencia externa, a la que más tarde llamó BALIS, sistema de inteligencia viva y activa, transmitiera conocimiento directamente a su cerebro. Para él, eso explicaba por qué muchas de sus novelas ya contenían temas de realidades falsas, poderes ocultos y mundos superpuestos.
Creía que esas historias eran recuerdos subliminales que emergían mucho antes de que pudiera entenderlos conscientemente.
Las realidades corales sí existían superpuestas unas sobre otras, como tantas transparencias de película. Sin embargo, lo que aún no comprendo es cómo una realidad entre muchas llega a materializarse en contraposición a las demás. Es más probable que el mundo matriz, aquel con el verdadero núcleo del ser, sea determinado por el programador. Él o eso articula, imprime, por así decirlo, la elección de la matriz y la fusiona con la sustancia real.
El núcleo o la esencia de la realidad, aquello que la recibe o la alcanza y en qué grado, está dentro del ámbito del programador.
Esta selección y reselección es parte de la creatividad general, una construcción de mundos que parece ser su tarea. Como puedes imaginar, algunas personas del público se rieron mientras hablaba.
Recuerda, esto fue en 1977. En aquella época, las ideas sobre realidades múltiples o programadores ocultos sonaban completamente insensatas. Hoy hablar de simulaciones, mundos paralelos o líneas de tiempo alternas ya no es algo nuevo.
Científicos y filósofos lo discuten abiertamente, pero lo que aún me inquieta no es la teoría en sí, sino el hecho de que la CIA y el FBI realmente abrieron su correo, guardaron archivos sobre él, allanaron su casa y confiscaron sus documentos. Esa parte sigue levantando preguntas. Si solo era un escritor de ciencia ficción que inventaba historias, ¿por qué llegar tan lejos? Tal vez había dicho demasiado. Y para hacer su concepto más fácil de entender, dio un último ejemplo. Comparó la realidad misma con una partida de ajedrez.
Imagina a dos jugadores. Uno representa una fuerza oscura y destructiva y el otro la inteligencia guía detrás de la realidad. En la superficie puede parecer que el jugador oscuro está ganando movimientos, capturando piezas y tomando el control del tablero, pero en realidad el juego ya está estructurado de tal forma que la victoria final pertenece al jugador superior. Según esta visión, la inteligencia que guía todo, lo que Philip Dick a veces llamaba el programador, ya ha elegido las variables de antemano.
Cada pérdida aparente es solo una parte de una secuencia mayor que conduce a la victoria final. Las personas perciben esto instintivamente, por eso rezan para ser incluidas en ese camino ganador, pidiendo no quedarse atrás en el juego. Quedarse fuera significa permanecer bajo la influencia de la fuerza destructiva, atrapado en una versión más oscura de la realidad. Pero incluso cuando esa fuerza parece astuta, incluso cuando aparenta ganar a corto plazo, ya está derrotada.
Es ciega ante el patrón completo del juego. El jugador superior ve todo el tablero, ve cada movimiento posible y por eso el resultado ya está decidido.
La fuerza constructiva siempre prevalecerá y la única pregunta es si seremos movidos junto con ella o quedaremos atrapados en el lado perdedor de la partida. Les propongo que tales alteraciones, la creación o selección de esa llamada presencia alternativa están ocurriendo continuamente.
El simple hecho de que podamos tratar conceptualmente esta noción, es decir, considerarla como una idea, es el primer paso para discernir estos procesos en sí mismos.
Dick dio algunos ejemplos muy simples de cómo estos desplazamientos podrían manifestarse en la vida cotidiana.
Podrías, por ejemplo, extender la mano para encender la luz del baño y de pronto darte cuenta de que siempre había estado en otro lugar.
O podrías intentar ajustar la rejilla del aire acondicionado en tu coche solo para descubrir que nunca existió allí.
Estos son reflejos residuales de otra versión del presente, hábitos de una línea temporal que ya no existe, pero que aún persiste en tu memoria a un nivel subconsciente. A veces incluso soñamos con personas o lugares que nunca hemos visto y, sin embargo, se sienten familiares y vívidos como si realmente los hubiéramos conocido. La mayoría de las veces lo descartamos y seguimos con nuestra vida. Pero una de las sensaciones más poderosas que muchos experimentan es el déjà vu. Esa extraña e innegable sensación de estar reviviendo el momento presente exactamente como ya ocurrió antes.
Escuchamos las mismas palabras, decimos las mismas palabras y estamos seguros de haber estado aquí antes. Dick sostenía que esto no era un simple truco de la mente. Para él, el déjà vu era una evidencia. Creía que era una pista de que en algún punto del pasado una variable había sido cambiada, como si la realidad hubiera sido reprogramada y una nueva línea temporal se hubiese ramificado de la anterior. En otras palabras, no lo estamos imaginando.
Estamos literalmente reviviendo el mismo segmento de tiempo nuevamente, solo que en una versión ligeramente alterada de la realidad. Se había producido una brecha, una manipulación, un cambio, pero no en nuestro presente, sino en nuestro pasado. Evidentemente, tal alteración tendría un efecto peculiar en las personas involucradas. Ellos serían movidos hacia atrás una o varias casillas en el tablero de juego que constituye nuestra realidad. Es concebible que esto pudiera ocurrir cualquier cantidad de veces, afectando a cualquier número de personas a medida que se reprogramaban variables alternativas. Tendríamos que vivir cada reprogramación a lo largo del eje de tiempo lineal subsiguiente.
Pero para el programador, a quien llamamos Dios, para Él los resultados de la programación serían evidentes de inmediato.
Nosotros estamos dentro del tiempo y Él no.Vivimos en una realidad programada por computadora y la única pista que tenemos de ello es cuando alguna variable cambia y ocurre alguna alteración en nuestra realidad.
Dick creía que cada vez que la realidad se desplazaba, un nuevo mundo lateral era generado, y, con cada cambio, la inteligencia guía, el programador alcanzaba una especie de victoria. Cada nueva versión de la realidad no es perfecta, pero es ligeramente mejor que la anterior. En su visión, el universo está siendo constantemente refinado etapa por etapa a través de este proceso.
Según lo describía, el viejo universo no desaparece, se convierte en materia prima, una especie de reserva utilizada para construir el nuevo.
Lo que parece caos, o fragmentos rotos en una línea temporal, podría en realidad ser la base de la siguiente. Esto significa que la realidad no se está moviendo hacia el colapso, sino hacia la mejora. Incluso si no siempre podemos ver cómo el proceso continúa avanzando, generando mundos alternativos uno tras otro, cada uno impregnado con un poco más de orden y estructura que el anterior. En este punto, lo que necesitamos ahora es localizar, presentar como evidencia a alguien que haya logrado conservar recuerdos de un presente diferente, impresiones latentes de un mundo alternativo, diferente en algún aspecto significativo de este, el que en esta etapa se ha actualizado.
Según mi perspectiva teórica, casi con toda seguridad serían recuerdos de un mundo peor que este, ya que no es razonable pensar que Dios, el programador y reprogramador, sustituiría un mundo por otro peor en términos de libertad, belleza, amor, orden o salud, según cualquier estándar que conozcamos.
Si lo que Philip Dick describía es cierto, que la realidad puede desplazarse lateralmente y que versiones alternativas del mundo aparecen una y otra vez, entonces tal vez ya hemos visto señales de ello sin darnos cuenta.
Uno de los ejemplos más claros es lo que ahora llamamos el efecto Mandela.
Millones de personas alrededor del mundo comparten el mismo recuerdo de algo que no coincide con la versión oficial actual de los hechos. El nombre proviene de personas que recuerdan que Nelson Mandela murió en prisión durante la década de los 80. Recuerdan los informes de noticias, las reacciones públicas, incluso las lecciones escolares sobre su muerte. Sin embargo, en esta línea temporal, Mandela fue liberado, se convirtió en presidente de Sudáfrica y vivió hasta el año 2013
Para quienes tienen la memoria anterior, es como si la historia hubiera sido reescrita. Y no termina allí. La gente recuerda a los Berenstein Bear, escritos como Berenstein con e. Recuerdan al hombre del Monopoly con un monóculo cuando en realidad nunca lo tuvo. ¿Recuerdan la famosa frase de la película El imperio contraataca, "Luke, yo soy tu padre", cuando la línea real es "No, yo soy tu padre". No se trata de un simple puñado de errores. Son recuerdos compartidos, consistentes entre millones de personas, como si realmente hubiéramos vivido en una versión ligeramente diferente de la realidad.
La teoría de Philip Dick ofrece una posible explicación. Si las variables pueden ser cambiadas, si un programador puede desplazarnos lateralmente de una línea a otra, entonces el recuerdo ilusorio, los falsos recuerdos o el efecto Mandela podrían ser errores en absoluto. Podrían ser huellas de presentes anteriores, fragmentos de líneas temporales que una vez habitamos pero que ya no ocupamos. Y aquí es donde las cosas se vuelven aún más extrañas, porque no se trata solo de recuerdos personales. La propia cultura popular a veces parece revelar conocimiento de eventos mucho antes de que ocurran. Uno de los ejemplos más famosos es Los Simpson. Durante más de tres décadas, la serie animada ha hecho bromas que luego resultan reflejar eventos reales con una precisión inquietante. Años antes de que se inventaran los relojes inteligentes, Los Simpson mostraron personajes usando dispositivos de muñeca para hacer llamadas telefónicas.
Bromeaban sobre una función defectuosa de autocorrección en un dispositivo portátil, mucho antes de que los teléfonos inteligentes hicieran de esa frustración una realidad cotidiana. Incluso representaron que Disney acabaría comprando 20th Century Fox, una fusión que en su momento parecía absurda, pero que se concretó en el año 2019. En otro episodio mostraron un rascacielos con un diseño casi idéntico al Shar de Londres, dibujado más de una década antes de que comenzara su construcción. También incluyeron una pizarra de predicciones del Premio Nobel que coincidió con el ganador real anunciado años después. Y en otra historia presentaron un pez de tres ojos que vivía cerca de una planta nuclear, seguido años más tarde por noticias de un pez de tres ojos descubierto en Argentina, en aguas contaminadas por una instalación nuclear. En algún punto, la lista se vuelve demasiado larga para ignorarla. Ya no son simples casualidades ni coincidencias disfrazadas de humor, son señales, fragmentos de un rompecabezas que parecen hablarnos desde el otro lado del tiempo. Detalles tan precisos, tan imposibles de prever, que hacen que uno se detenga y se pregunte, ¿de verdad todo esto es solo una serie animada o algo o alguien nos está tratando de decir algo más? Algunos se ríen y lo descartan como pura coincidencia, pero otros sienten algo distinto, una vibración en el fondo del alma, una intuición que susurra que nada ocurre al azar, que quizá los guionistas, sin saberlo, tocaron las mismas cuerdas invisibles que conectan todas las realidades, las mismas que Philip K. Dick describió hace tantas décadas cuando habló de mundos paralelos, de capas del tiempo superpuestas, de una realidad que se desdobla y se vuelve a escribir una y otra vez. Y entonces lo entiendes. Tal vez no estamos viendo el futuro predecirse, sino recordándose. Tal vez estamos presenciando cómo las líneas del tiempo se rozan, cómo la historia se repite con ligeros ecos, como si alguien o algo nos invitara a despertar.
Porque cuando empiezas a mirar con el corazón, ves que la realidad no es tan sólida como parece. Es un sueño compartido, una película que todos proyectamos juntos y al notarlo surge la gran pregunta, ¿cuántas veces ya hemos vivido este momento sin darnos cuenta?
Gracias por quedarte hasta aquí. Que la luz te acompañe y que Dios te bendiga siempre.
Un alto cargo del CNIO denuncia el robo de 25 millones de la lucha contra el cáncer en contratos públicos durante 18 años, en El Mundo, por Quico Alsedo Madrid, domingo, 16 noviembre 2025
Dos empresas de ex cargos de la entidad se habrían lucrado con contratos que se fraccionaban, inflaban o en los que ni había prestación real con la protección del gerente, Juan Arroyo, según los directores de Operaciones y 'Compliance'
En diciembre de 2007 R. M., jefe de Personal del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), la institución pública española líder en la lucha contra el cáncer, contrata con la empresa Gedosol SL la digitalización de un simple expediente y le paga 3.000 euros. Nada noticioso, excepto por un detalle: Gedosol casualmente había sido fundada dos meses antes por su propia pareja, J.C.. La directora de Administración se lo afea y R. M., "protegido" por el gerente, Juan Arroyo, contesta "a gritos".
En los dos años siguientes, por orden de R. M., el CNIO contratará a Gedosol 43 veces, por valor de 250.017 euros. En ocasiones para cosas aparentemente absurdas, como esos 6.000 euros por "apoyo recepción seminarios". Él, R. M., controla los pagos.
A finales de 2009 la cosa ya es insostenible: R. M. abandona el CNIO y se incorpora a Gedosol, que sigue contratando a tope con el centro. Dos años después, empleados del CNIO descubren que él es el "Jose" con el que comunican por email para gestionar los contratos con Gedosol: R. M. se oculta, pero sigue facturándole a la casa.
Gedosol cobrará en los años siguientes 15,1 millones de euros públicos a la institución, que es además su único cliente. Si R. M. antes era jefe de Personal en el CNIO, desde la empresa de su pareja comienza a gestionar una suerte de caja B de empleados fijos del centro, con los que genera, además, un sobrecoste millonario a la entidad. Gedosol acaba detrayendo fondos de la institución de forma, a veces, burda: el CNIO le paga centenares de miles de euros por desarrollos SAP... Que en realidad no hace personal de Gedosol, sino del propio CNIO y otros proveedores.
En 2009 abandona la entidad otra figura importante en el escalafón: M. R., director técnico desde 1998, se va y funda Zeus SL. También "amigo íntimo" del gerente Arroyo, M. R. había implantado el soporte SAP desde su cargo en el centro. En cuanto se va y monta Zeus, sorpresa: su empresa comienza a llevar "todos los contratos de gestión SAP" del CNIO.
Pero todos, todos: hasta hoy, gana todos los contratos: 15 de 15. Factura 5,2 millones de euros, "a pesar de su escasa solvencia económica y técnica", y de no tener ninguna experiencia más: hasta hoy, su único cliente, al 98%, es el propio centro público.
Lo anterior es sólo el impactante arranque de la denuncia presentada el pasado 27 de junio en la Fiscalía Anticorrupción por quien fuera nada menos que director de Compras (2022-2025) y también de Operaciones (2024-2025) del CNIO, a la que ha tenido acceso EL MUNDO.
Tras casi 20 años con diversos cargos en la casa, a excepción de seis (2012-2018) como asesor del ministro de Economía Luis de Guindos, el alto cargo ahora denunciante es nombrado primero director de Compras (2022), y luego director de Operaciones (2024). Es ahí, al implantar una nueva normativa de control de gasto, cuando halla "cosas sospechosas".
Junto con la jefa de Cumplimiento Normativo, también alarmada por años de presuntos dispendios, y cuatro técnicos de confianza, se lía la manta a la cabeza y audita la ejecución real de las compras de la institución durante la década previa. Investiga contratos, comprueba albaranes, halla inesperados vacíos y toma declaración a varios trabajadores, alguna de las cuales queda registrada en audio.
Así descubre, tal y como se describe en las 120 páginas de la denuncia, ya en manos de la Fiscalía de Madrid, un presunto torrente de microcorrupción que desemboca, según sus cálculos, en todo un océano: entre 20 y 25 millones de euros robados a la lucha contra el cáncer en la institución oncológica puntera de España, que desde 2011 recibe anualmente unos 21 millones públicos de presupuesto.
Una gigantesca operativa de contratos -sobre todo administrativos, logísticos e informáticos- que de pronto se descubren amañados, fraccionados, inflados (a veces al 400%) o directamente sin contraprestación, o con una de "nulo valor añadido". Todo girando en torno, según la denuncia, al actual vicedirector de Asuntos Económicos de la entidad, y gerente hasta enero pasado, Juan Arroyo.
Arroyo fue destituido como gerente a principio de 2025, tras la polémica salida de María Blasco, la directora científica (2011-2025) que cesó acusada de malversación, y a la que el entonces gerente se había enfrentado. Ella se fue, pero él, presunto epicentro de la trama ahora denunciada, no: hoy, incluso con la nueva dirección impulsada por el Ministerio de Ciencia de Diana Morant tras la Crisis Blasco, Arroyo continúa ostentando una responsabilidad clave en los gastos del centro, y potencialmente en el presunto entramado descubierto por los directores de Operaciones y Cumplimiento. Quienes, dos meses después de denunciar en Anticorrupción -con 500 ficheros de análisis, contratos y correos como prueba-, fueron despedidos el 31 de agosto pasado, un día antes del nombramiento de la nueva dirección.
Sería el precio de descubrir que Gedosol, ganando en 18 años 48 de 52 licitaciones de personal y 37 de 37 de informática, se habría llevado 3,3 millones públicos de más y habría generado 4,5 de sobrecoste laboral, siempre según la denuncia. A través de Zeus se habrían detraído 1,4 millones, en esas 15 licitaciones ganadas de 15 presentadas en personal SAP. Alaos se habría llevado 1,3 millones de más y el 100% de concursos de almacenamiento.
Todo con impunidad total -el sindicato CSIF presentó hace años una denuncia que quedó en nada por falta de pruebas- garantizada por el control del gerente Arroyo, a quien se acusa incluso de llevar "personalmente" todo lo relativo a los contratos informáticos hasta 2012. El CNIO, preguntado por este periódico, se ha limitado a manifestar su "respeto" y "disposición" a los "procedimientos judiciales".
La denuncia arranca con algunos de los cobros inflados en favor de Gedosol, la mercantil de su ex jefe de Personal, en 2010: 16.900 euros por la mera "digitalización" de un documento, 17.750 por la simple impresión de otro, 16.100 por el "escaneado" del expediente de un concurso público...
En 2011, por ejemplo, el CNIO le concede a Gedosol numerosos contratos justo por debajo de 50.000 euros para eludir la obligación del concurso, y sin apenas explicación de detalle. Se contrata a un trabajador, ocultando su nombre, al que en vez de remunerarle con los 30.000 euros de valor de mercado se le pagan 142.000. Se abonan 134.500 euros a Gedosol por una trabajo que ya hace Zeus. Y otros 82.600 por desarrollos realizados, en realidad, por trabajadores del CNIO.
Se le encarga a Gedosol una "migración" de datos que en realidad se hace "automáticamente": 44.400 € públicos al zurrón. Kafkiano: siempre según la denuncia, se le pagan a Gedosol 78.000 € para desarrollar una herramienta que termina haciendo el CNIO... Para uso de la propia Gedosol.
Trabajos que llevan un mes se cuantifican en seis para engordar la factura. En total, por labores que en realidad hacían los desarrolladores del CNIO y otros proveedores, Gedosol cobra, según la denuncia, 840.000 €.
Un goteo imparable. Le pagan a Gedosol 18.500 € por localizar telefónicamente o por mail a varios ex empleados del CNIO. O 17.200 por realizar una "tabla con incidencias informáticas que se puede hacer en 30 minutos y sin contenido alguno", reza la denuncia. Gedosol, además, ni tenía objeto social como para realizar muchos de esos trabajos.
El comité de empresa pone el grito en el cielo: hasta 34 trabajadores de Gedosol llegan a realizar tareas "estructurales" en el centro como "trabajadores de segunda". La empresa gana esos concursos de personal con «presiones expresas del gerente» y, sigue la denuncia, asumiendo exigencias durísimas que echan a los demás concursantes... Y que luego a Gedosol, una vez elegida, no se le exigen.
En cuanto la empresa gana el concurso del personal de recepción, la contraprestación que se le pagaba a la anterior contratista se infla, de golpe, en un 38%. En cuanto gana el de personal de informática se le dejan de exigir horas. Siempre que se necesita personal de administración Arroyo pide que sea haga "a través de Gedosol". Para almibarar el presunto enjuague, blindándose como "agencia amable de colocación", reza la denuncia, llegan al CNIO a través de Gedosol hermanos, hijos, esposas y hasta "vecinos" de funcionarios del centro. Para justificar todos esos gastos administrativos, a veces realizados por triplicado, se multiplican tareas fraccionando mensualmente pedidos, facturas y pagos como "no se hace en ningún otro centro de Europa", explican fuentes del sector al director de Operaciones. Se llega a pagar por servicios que se ofertan gratis online.
Cuando Gedosol realiza las traducciones, se demanda tanto que se le llegan a pagar 30.000 euros anuales -sobre todo las pide el propio Juan Arroyo, en ocasiones de folletos publicitarios sin interés alguno-. Cuando pierde la adjudicación ante una firma especializada por insistencia del ahora denunciante (en una de sus escasas derrotas administrativas), las tareas pasan de requerir 20.000 euros al año a sólo 800. El reguero parece, por momentos, ridículo: Gedosol cobra 90.000 € por pasar a PDF la lista de presencia de los trabajadores del CNIO durante 10 años -labor que desde 2018 hace una máquina-. Según la denuncia, se multiplica artificialmente la actividad administrativa "por 4 o por 5" sólo para que Gedosol pueda cobrar.
Tras la suspensión de pagos de Arturo Cantoblanco, se abre concurso para la cafetería y lo gana una firma, Maruvimo, con igual domicilio social que Gedosol, y cuya oferta llega presentada "en mano" por el entonces presidente del comité de empresa... Que es la persona que termina adjudicándole el contrato: nadie más de la mesa lo quiere firmar. Además, Maruvimo "exige" mínimos: facturar al menos 250 menús diarios, cuando lo que se venían facturando eran 170. Perjuicio para el centro: 16.000 euros.
Sobre Zeus, que se lleva el 100% de contratos informáticos, pende una sombra aún mayor: su sede social está en la misma dirección que otras firmas de un hermano del gerente Arroyo. Los auditores hallan "trato de favor" hacia Zeus al ganar los concursos SAP. Registran cómo al responsable del CNIO se le presiona en ocasiones para que valore otras ofertas a la baja.
El CNIO contrata a un empleado SAP de Zeus pero Zeus sigue facturando por su actividad. Se nombra para otra a un empleado de Zeus que apenas posee un curso SAP y experiencia como «mozo de almacén y crupier de casino», cuando se requerían 10 años de trayectoria. Se contrata a presuntos gestores SAP que en realidad son administrativos (medio millón público de perjuicio). Muchos de las adjudicaciones a Zeus, reza la denuncia, se gestionan en "un buzón atendido en exclusiva por el gerente Arroyo". A veces las ofertas son de una sola línea, tan genéricas que sólo Zeus se presentaba: ninguna otra empresa podía comprender de qué iban.
También habría, con Zeus, sobrecoste en contrataciones, esta vez de personal SAP: hasta 2,5 millones. Los gastos de la dirección técnica también resulta ser tal pozo de dinero que una presidenta del comité de empresa denuncia al gerente, sin consecuencias. Entre 2010 y 2018 se fraccionan tantos contratos a 49.900 euros -por debajo del límite de 50.000- que la directora de Administración se queja... Sin consecuencias -entre 2018 y 2024 se contabilizan 1.102.000 euros en fraccionamientos-.
Y llega la denuncia a Alaos ITL SL, propiedad de un ex compañero de dos altos cargos del CNIO en una firma anterior. En 2007 el centro decide que necesita un almacén fuera del complejo, hace una licitación con unas medidas extremadamente rigurosas... Y curiosamente Alaos gana el concurso con una nave en San Agustín de Guadalix de las exactas dimensiones pedidas. Algo parecido sucede con el servicio de "lavado y esterilización", que gana Alaos, en la misma fábrica. Presunto perjuicio público por sobrecostes: 1,3 millones.
La Fiscalía de Madrid deberá ahora valorar la denuncia. Las tres empresas mencionadas no han querido hacer comentarios a este diario.
De María Delgado, auxiliar de enfermería:
Durante el 20 de mayo de 1999, en Tromsø, norte de Noruega, Anna Bågenholm, de 29 años, estaba esquiando cuando el hielo se rompió bajo sus pies. Atrapada bajo el agua helada, encontró una diminuta burbuja de aire… y logró respirar durante 40 minutos. Luego, su corazón se detuvo. Permaneció bajo el hielo durante 80 minutos. Cuando los rescatistas finalmente la sacaron, su cuerpo tenía una temperatura de 13,7 °C. Sin pulso. Sin respiración.
Pero los médicos se negaron a rendirse. Dijeron una frase que quedaría grabada en la historia: “Nadie está muerto hasta que está caliente y muerto.” Conectaron su cuerpo a una máquina corazón–pulmón. Hora tras hora, su sangre se fue calentando lentamente… como debe hacerse, no rápida y súbitamente. Y a los 30 °C, su corazón volvió a latir. Contra toda lógica, Anna volvió a la vida. Su cerebro quedó intacto. Aprendió a caminar de nuevo, terminó sus estudios y se convirtió en radióloga. Hoy trabaja en el hospital de Tromsø, el mismo lugar donde fue salvada.
Clínicamente muerta. 80 minutos bajo el hielo. Y, sin embargo, viva. Porque a veces, la ciencia y la determinación humana se niegan a rendirse. Un recordatorio de que incluso cuando todo parece congelado… la esperanza aún puede volver a latir.
Aniversario del 20N. Por qué con Franco no se vivía mejor: cuando el Régimen creía que el papel de la mujer era “encontrar a quién someterse” en El País, por Natalia Junquera, Madrid - 16 NOV 2025:
Pese al revisionismo histórico y el discurso de la extrema derecha, el desmontaje de la legislación de la dictadura ha llevado a España a la época de mayor libertad y progreso.
“Si quieres identificar una dictadura, es muy sencillo: Todo lo que no es obligatorio está prohibido”. La frase del periodista Iñaki Gabilondo ilustra con lucidez casi cuatro décadas de franquismo, pero la desmemoria, el desconocimiento y el revisionismo histórico que practica y difunde la extrema derecha han provocado que esa distinción no parezca tan evidente para más de un 21% de la población que considera, según una encuesta reciente del CIS, que esos años fueron “buenos” o “muy buenos” para el país. La idea de que con Franco vivíamos mejor se ha expresado en el Parlamento —“Este es el peor Gobierno en 80 años”, declaró el líder de Vox, Santiago Abascal—, y también fue en la sede de la soberanía nacional donde un diputado —Manuel Mariscal, del mismo partido— se jactó de que “gracias a las redes sociales”, los jóvenes están “descubriendo que la etapa posterior a la Guerra Civil no fue una etapa oscura, sino de reconstrucción, progreso y reconciliación”.
La historiadora Carmina Gustrán, comisionada del Gobierno para la celebración de los 50 años de España en Libertad, el programa estatal relacionado con el aniversario de la muerte de Franco, explica que “todos los actos diseñados [más de un centenar] buscan ampliar el conocimiento sobre la dictadura, su miseria económica y moral” y, al tiempo, festejar la “gran transformación” desde la reconquista de la democracia. “Hemos pasado de ser un país que reprimía, encarcelaba y aplicaba terapias de conversión a los homosexuales, a ser un referente mundial en políticas LGTBIQ+. Hemos pasado de la dote para que las mujeres dejaran sus trabajos al casarse, a altas tasas de empleabilidad femenina, con mujeres ocupando cada vez más puestos de responsabilidad en empresas e instituciones. De ser un país de emigrantes, con miles de personas que salían del país cada año, a ser uno de acogida...”.
Estos son algunos de los hitos de esa gran transformación:
“Hágase la ciega, la sorda y la muda”
“Si la mujer es habitualmente de carácter apacible, dulce y bondadosa”, escribía Antonio Vallejo-Nágera, psiquiatra de cabecera del franquismo, “débese a los frenos que obran sobre ella, pero como el psiquismo femenino tiene muchos puntos de contacto con el infantil y el animal, cuando desaparecen los frenos que contienen socialmente a la mujer, entonces despiértase en el sexo femenino el instinto de crueldad”. Amparado en esos estudios que pedían “reformas sociales indispensables para restar adeptos a la causa marxista”, el Régimen se puso manos a la obra en la fabricación de frenos para contener socialmente a las mujeres después de los “excesos” de la República. Como primera medida, “la salud de la raza”, explica el historiador Paul Preston en El holocausto español, “exigía separar a los niños de sus madres rojas” en las cárceles. Las disparatadas teorías eugenésicas de Vallejo-Nágera “se emplearon para justificar el secuestro de niños republicanos” y que no germinara en ellos el peligroso “gen marxista”.
En 1942 se creó el Patronato de Protección a la Mujer para, según el decreto franquista, “apartarlas del vicio y educarlas con arreglo a las enseñanzas de la religión católica”. La llamada Liga Española contra la Pública Inmoralidad; la Sección Femenina; el consultorio de Elena Francis... todo estaba orientado a sepultar los derechos y libertades alcanzados en la República y recluir a las mujeres en cocinas y paritorios. Curiosamente, la única con poder en las instituciones del Régimen, Pilar Primo de Rivera, al frente de la Sección Femenina, y hermana de José Antonio, fundador de Falange, decía cosas como estas: “La vida de toda mujer, a pesar de cuanto ella quiera simular o disimular, no es más que un eterno deseo de encontrar a quién someterse”; “Las mujeres nunca descubren nada; les falta el talento creador reservado por Dios para inteligencias varoniles”.
En esa reeducación también jugó un papel determinante un consultorio radiofónico ideado como una especie de policía moral que sirvió, durante décadas, para legitimar el franquismo. El libro Las cartas de Elena Francis (Cátedra) recoge cuantiosos ejemplos. A una madre con cuatro hijos que confiesa la infidelidad de su marido, la locutora le aconseja: “Es mucho mejor que se haga la ciega, la sorda y la muda. Procure hacer lo más grato posible su hogar...”. A otra mujer que le habla de las palizas que recibe en presencia de su hija de 10 años, le recomienda: “Sea valiente, no descuide un solo instante su arreglo personal. Y cuando él llegue a casa, esté dispuesta a complacerlo en cuanto le pida...”.
Y la prueba del algodón, el Código Civil y el Código Penal. Con Franco, España volvió a la legislación de 1889. “Artículo 60: ”El marido es el representante de su mujer"; “Artículo 61: ”Tampoco puede la mujer, sin licencia o poder de su marido, adquirir por título oneroso ni lucrativo, enajenar sus bienes, ni obligarse, sino en los casos y con las limitaciones establecidas por la Ley". Es decir, un sistema de tutela similar al de países como Arabia Saudí o Qatar. Además, en mayo de 1942, el franquismo recuperó el delito de adulterio, pero con diferencias según quien lo cometiera porque, aunque “idéntico en su esencia” era “diverso por la gravedad del daño, mucho mayor en la infidelidad de la esposa”. Así, según el Código Penal, cometía adulterio “la mujer casada que yace con varón que no sea su marido y el que yace con ella sabiendo que está casada, aunque después se declare nulo el matrimonio”. Si el adúltero era el hombre, se hablaba de “amancebamiento”. La mujer era culpable siempre; el hombre, solo si tenía a su amante en la casa conyugal.
En 1958, y gracias a la presión de una abogada falangista, Mercedes Formica, conmocionada por el asesinato a puñaladas de una mujer a manos de su marido, se introdujeron algunas reformas en el Código Civil —los cambios fueron conocidos como “la re-formica”—. Como recuerda el historiador Nicolás Sesma en Ni una, ni grande, ni libre, “se equiparó la consideración jurídica del adulterio y se redujo la unilateralidad en la disposición del patrimonio inmobiliario y el régimen de gananciales. Se mantenía, sin embargo, la necesidad de contar con el permiso del marido para la participación en procedimientos legales, la aceptación de herencias y el ejercicio de la función de albacea”. Ya en 1975, el trabajo incansable de otra jurista, María Telo, favoreció nuevos cambios para que las españolas casadas pudieran abrir cuentas en el banco, trabajar y disponer de su salario sin permiso del marido.
La ley del divorcio se aprobó en 1981. La de igualdad, en 2007 (con la abstención del PP). El 3 de diciembre de 1986 se practicó el primer aborto legal en España —se había despenalizado para algunos supuestos—; en 2010 entró en vigor la ley de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo. En 2022, la modificación del Código Penal que castiga con prisión de tres meses a un año o con trabajos en beneficio de la comunidad a quienes acosen a las mujeres que deciden abortar. Hoy hay más universitarias (56,8%) que universitarios. En el Gobierno de la nación tres son vicepresidentas y ocho, ministras. En los Ejecutivos regionales hay cinco presidentas; en el Congreso, las mujeres son el 44% del hemiciclo. Una bióloga molecular de León, Sara García, astronauta de reserva, investiga sobre nuevos fármacos contra el cáncer. En 2007, una almeriense de 26 años, Rosa María García-Malea, se convirtió en la primera mujer piloto de caza del Ejército...
A la cárcel por homosexual
En 1954, el Régimen franquista incluyó a los homosexuales en la ley de vagos y maleantes, junto a “los mendigos profesionales y a los que vivan de la mendicidad ajena, exploten menores de edad, enfermos mentales o lisiados”. La norma permitía, como “medida de seguridad”, internar a gais en “instituciones especiales, y, en todo caso, con absoluta separación de los demás”. En 1970, cinco años antes de la muerte de Franco, la ley fue sustituida por la de “peligrosidad y rehabilitación social”. La dictadura los consideraba ahora una especie de enfermos a los que había que “curar” y los separaba en “pasivos” o “activos”. Las lesbianas eran enviadas al manicomio. Entre los represaliados del colectivo, Rampova relataba a este periódico a punto de cumplir 50 años: “En la prisión de Barcelona me enviaron a un pabellón de invertidos para menores. Los presos pagaban a los vigilantes para colarse y violarnos. Luego nos pegaban palizas para demostrar que ellos no eran gais. Venían cinco, seis veces al día. A veces hasta ocho. He tenido más violaciones que relaciones consentidas”. Después de la cárcel, llegaba el destierro. De uno a dos años.
El pasado julio se cumplieron 20 años de la entrada en vigor de la ley del matrimonio igualitario. España fue el tercer país del mundo en aprobarlo.
Ya en 1938, durante la Guerra Civil, el BOE publicó la ley de prensa que estableció un sistema de censura previa “frente al libertinaje democrático”. De acuerdo a la norma, correspondía al “jefe del servicio de prensa de cada provincia”, elegido por el ministro, ”ejercer la censura de acuerdo con las orientaciones que se le dicten". El Ministerio podía “castigar gubernativamente todo escrito que tienda, directa o indirectamente, a mermar el prestigio de la Nación o del Régimen, entorpezca la labor de Gobierno en el Nuevo Estado o siembre ideas perniciosas entre los intelectualmente débiles”. Los mecanismos se fueron perfeccionando para que en España nadie leyera, oyese o viese algo que no fuera del gusto de las autoridades franquistas.
En 1966, siendo ministro de información Manuel Fraga, se aprobó una nueva ley de prensa que pretendía ser más aperturista, lo que no impidió cierres de periódicos como el diario Madrid. Dos años después de la muerte de Franco un decreto estableció: “La libertad de expresión y el derecho a la difusión de informaciones por medio de impresos gráficos o sonoros no tendrá más limitaciones que las establecidas en el ordenamiento jurídico con carácter general”.
Recientemente, sin embargo, en Ayuntamientos gobernados por el PP y Vox se han producido episodios de censura, como la cancelación en Briviesca (Burgos) de la obra El mar: visión de unos niños que no lo han visto nunca, que narra, precisamente, la historia de un maestro republicano, Antonio Benaiges, torturado, fusilado y arrojado a una fosa común en 1936.
Una de las charlas del programa España en libertad, titulada Del milagro a la realidad: dictadura, transición y democracia desde la historia económica, desmontó varios mitos alrededor de Franco. “Los países de la Europa Occidental”, explicó Vicente Pinilla, catedrático de historia económica, “tardaron cinco años en recuperar el PIB per cápita previo a la guerra. A España le costó 17″.“En 1975, el gasto público suponía el 11,7% del PIB mientras que la media europea estaba entre el 40% y el 50%”, añadió. Margarita Vilar, doctora en Economía, recordó que en los años sesenta, un trabajador de la misma industria, cualificación y cargo “ganaba tres veces más en Suiza y dos veces más en Alemania” y explicó cómo la ley de bases de seguridad Social, que entró en vigor en enero de 1967 y por la que algunos atribuyen falsamente a Franco la creación del Estado del bienestar, no tenía “nada que ver con las medidas que se aprobaron en democracia para reducir la desigualdad y tratar de cubrir universalmente a la población”. “En aquella ley”, aclaró, “el coste de pago era mucho mayor para el asalariado que para los empresarios”.
Paula Rodríguez, doctora en Economía, se refirió a los engañosos datos de paro durante el franquismo “a costa de expulsar del mercado de trabajo a las mujeres [solo los hombres cuyas esposas no trabajaran fuera de casa podían acceder al llamado subsidio familiar] y por la emigración española”. Después de la primera etapa del exilio, que supuso una mutilación cultural e intelectual (Luis Buñuel, Rafael Alberti, Federica Montseny, Clara Campoamor...), aproximadamente dos millones de españoles abandonaron el país entre 1960 y 1975. La emigración, como recuerda Arturo Lezcano en El país invisible (Libros del KO) fue una especie de Plan Marshall privado [del real España fue excluida por su régimen político]. La dictadura, que en 1941 había llegado a prohibir la emigración por decreto, luego agradeció la generosa aportación de sus remesas.
Sobre la supuesta inteligencia económica de Franco, una anécdota: a principios de los cuarenta fue estafado por un austriaco, Albert Edward Wladimir Fülek Edler von Wittinghausen, que le convenció de que tenía la fórmula para convertir agua, extractos de plantas y otros ingredientes secretos en un combustible superior a la gasolina, la fikelina, como la llamaba cariñosamente el dictador. En su biografía, Paul Preston relata que Franco se apresuró a anunciar que España sería autosuficiente en energía y un país rico exportador de petróleo. Ignacio Martínez de Pisón explica en El estafador que engañó a Franco que la primera ley de protección de la industria nacional durante la dictadura fue precisamente para favorecer el desarrollo de la fikelina, incluyendo la expropiación de unos terrenos a las afueras de Madrid para instalar una fábrica y la construcción de unos tanques subterráneos para almacenar la nueva pócima. Descubierto el engaño, el timador fue encarcelado discretamente y en 1946, deportado a Alemania.
“La dictadura”, resume la historiadora Carmina Gustrán, “fue especialista en tergiversar la realidad. Franco celebró en 1964 sus ’25 años de paz’ cuando lo que se había sufrido en España desde 1939 era fundamentalmente unas políticas de la venganza por las que los franquistas sistemáticamente encarcelaron, asesinaron y robaron a los republicanos y sus familias. Presumió de desarrollo económico sin hablar de los altísimos costes sociales, ni del éxodo rural, ni de las remesas de los emigrantes; ni de la construcción sin planificación en la costa, ni de los barrios de chabolas a las afueras de grandes ciudades sin agua, luz, alcantarillado, escuelas o transporte público”. La historiadora pone un ejemplo más de “los bulos que se repiten de un modo sistemático y con fines políticos”: “Los proyectos de pantanos no son una invención del franquismo. La II República ya tenía un Plan Nacional de Obras Hidráulicas en 1933, promovido por Indalecio Prieto. Franco continuó con el desarrollo de infraestructuras que ya estaban planificadas y para ello utilizó, en muchos casos, mano de obra esclava, de presos mayoritariamente políticos. En la construcción de pantanos, además, se enriquecieron las grandes empresas vinculadas al régimen con prácticas profundamente corruptas y el uso de esa mano de obra esclava”. “El franquismo”, concluye, “fue una máquina de crear infelicidad”.
Hoy, España es un país receptor de emigrantes. Este año ha superado el millón de afiliados latinoamericanos a la Seguridad Social de un total de 21,8 millones de cotizantes. El diario británico Financial Times acaba de describir la economía del país como “la de mayor crecimiento de Europa y una de las más sólidas del mundo desarrollado”.